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Carlos Lasarte Álvarez, principios de Derecho Civil VII, editorial Marcial Pons.
CARLES CALAFORRA.
Partiendo del artículo 33.1 CE, el cual dispone: se reconoce el derecho a la propiedad
privada y a la herencia, actualmente, es natural que la sucesión hereditaria se encuentra
garantizada constitucionalmente. Admitida pues, la sucesión mortis causa o por causa
de muerte, es obvio que deben existir unas reglas que regulen el destino de los bienes y
derechos pertenecientes a los que han fallecido y que el conjunto de tales reglas
constituye el denominado Derecho de sucesiones.
La ubicación del fenómeno sucesorio se halla recogido en el libro III del Código Civil,
bajo el epígrafe “ De los diferentes modos de adquirir la propiedad”. Ubicación en este
libro debido a que se configura como un corolario de la preexistencia de la propiedad
privada, identificándose con su transmisión mortis causa.
Hay que tener presente que el testador lo puede todo, es decir, puede dejar sus bienes a
quien le venga en gana, pero, eso sí, existen una serie de disposiciones legales de
carácter imperativo, las legítimas, consistente en la reserva de una parte de la herencia a
favor de ciertos familiares por imperativo de la ley.
Vistas las formas de sucesión posibles, queda por determinar cuál es la ley personal del
causante. Habrá de determinarse la ley personal de la persona fallecida que ostente la
nacionalidad española. Según la postura defendida por la profesora Dña. María
Fernanda Moretón Sanz, en atención a lo dispuesto en el artículo 14.1 CC: la sujeción al
derecho civil común o al foral o especial se determina por la vecindad civil.
3.LA HERENCIA.
La pregunta que se nos plantea al hablar de herencia en un sentido objetivo sería ¿qué es
lo que se hereda? A esta pregunta responde el artículo 659 CC << la herencia
comprende todos los bienes, derechos y obligaciones de una persona, que no se extingan
por su muerte>> Se heredan pues las deudas.
4.SUCESIÓN A TÍTULO UNIVERSAL Y A TÍTULO PARTICULAR.
Según lo establecido en el artículo 660 CC: el heredero sucede a título universal, el legatario, a
título particular.
Por su parte, el articulo 668 CC: el testador puede disponer de sus bienes a título de herencia o
de legado.
Dice el artículo 1006CC que: por muerte del heredero sin aceptar ni repudiar la herencia
pasará a los suyos (refiriéndose a los herederos de este segundo causante) el mismo
derecho que él tenía.
Por tanto, se conoce como ius transmissionis a la transmisión hereditaria del ius
delationis que tenía el heredero a quien se le había deferido una herencia para aceptarla
o repudiarla, pero que ha fallecido sin poder pronunciarse sobre ello.
Se da la existencia de una relación triangular en la que intervienen tres sujetos, que son:
a) Causante inicial.
b) Transmitente o 2º causante.
c) Transmisario o heredero del transmitente (ostenta un derecho subjetivo que el
transmitente recibió pero no usó, se le hizo el ius delationis a su favor, por el
cual pudo el transmitente aceptar o repudiar).
La solución más razonable es decir que sucede al transmitente, y ello en base a dos
motivos. El primero, atendiendo a consideraciones de índole fiscal (evitar la doble
imposición), el segundo, dada la retroactividad del fenómeno sucesorio, la aceptación
del transmisario se conecta así con la propia apertura de la sucesión del transmitente,
pues, el transmitente opera como un mero vehículo. En definitiva, no hay una doble
transmisión sucesoria en el ius delationis.
Por su parte, el artículo 982.2 CC establece que: la vacancia en una de las porciones de
la herencia ha de producirse a causa de que uno de los llamados muera antes que el
testador, o que renuncie a la herencia, o que sea incapaz de recibirla. A ejemplo
ilustrativo y aplicando la analogía: se podría dar el caso del que el llamado sea un
nasciturus, que, sin embargo, no llega a ser efectivamente persona.
Dispone el artículo 985CC que << entre los herederos forzosos el derecho de acrecer
solo tendrá lugar cuando la parte de libre disposición se deje a dos o más de ellos, o a
alguno de ellos y a un extraño>> (cuando hay llamamiento conjunto que recaiga sobre
el tercio de libre disposición). Sin embargo, añade el 2º párrafo del artículo 985CC que
si la parte repudiada fuere la legítima , sucederán en ella los coherederos por su derecho
propio y no por el derecho de acrecer (Vg. Luis, Eva y Natalia son hermanos. Luis
repudia su parte de la legítima, por tanto la parte de Eva y Natalia habrá aumentado tras
la repudiación por parte de Luis. En este caso Eva y Natalia suceden a la parte de Luis
por su condición de legitimarios y no por el derecho de acrecer).
Llámese derecho de representación el que tienen los parientes de una persona para
sucederle en todos los derechos que tendría si viviera o hubiera podido heredar
(924CC).
Presupuestos de aplicación:
a) Premoriencia.
b) Incapacidad.
c) Desheredación.
Los requisitos que deben cumplir los parientes del que no ha podido heredar para la
aplicación del derecho de representación y, por tanto, representarle en la herencia son:
1) Que sean descendientes del que no ha podido heredar (solo opera en línea recta
descendente).
2) Que sea hijo de uno de los hermanos del causante, en concurrencia con sus tíos
(su aplicación solo en línea colateral con hijos de hermanos).
Dispone el artículo 929CC que no podrá representarse a una persona viva sino en los
casos de desheredación o incapacidad.
Dado que solo se puede desheredar a quienes tienen la condición de legitimarios, ¿cabe
el derecho de representación en la legítima? La respuesta es afirmativa en base a los
artículos siguientes:
El artículo 857CC establece que <<que los hijos o descendientes del desheredado
ocuparán su lugar y conservarán los derechos de herederos forzosos respecto a la
legítima.
Por su parte, el artículo 761CC dispone que << si el excluido a la herencia por
incapacidad fuera hijo o descendiente del testador y tuviere hijos o descendientes,
adquirirán estos su derecho a la legítima.
Por último, el artículo 814 dice que << los descendientes de otro descendiente que no
hubiere sido preterido, representan a este en la herencia del ascendiente y no se
considerarán preteridos>>.
El profesor Albadalejo afirmó que los descendientes del desheredado suceden por
representación a éste en la legítima, y los del incapaz también por representación en la
misma o en lo dejado por el incapaz.
El principio general para suceder lo establece el artículo 744CC, según el cual: podrán
suceder por testamento o abintestato los que no estén incapacitados por la ley.
( eso y nada es lo mismo, dado que la restricción para suceder viene configurada a lo
largo del Código y otras leyes como la LEC-2000).
a) Las criaturas abortivas ( es decir, las que no reúnan los requisitos del artículo
30CC).
b) Las asociaciones o corporaciones no permitidas por la ley.
(vivir más que aquél al que tengo que suceder, lo que en expresión de tiempo sería de al
menos un yactosegundo).
Así lo pone de manifiesto el Código en sus artículos 959 y ss, de cuyo tenor << De las
precauciones que deben adoptarse cuando la viuda queda encinta>>, cuyo fin es
suspender la partición hasta que se produzca el nacimiento de éste, pues, recordamos
que la personalidad se adquiere en el momento de nacimiento con vida, una vez
producido el entero desprendimiento del seno materno (30CC).
3.2 EL LLAMAMIENTO AL CONCEPTURUS.
El concepturus es aquél que puede llegar a nacer (Vg. cuando Alfredo se refiere al hijo
de mi hijo, y el hijo de Alfredo todavía tiene 14 años de edad).
Cabe afirmar que sí puede el testador instituir heredero u ordenar un legado a favor de
una asociación, en relación LO 1/2002.
a) Los ministros religiosos: según el artículo 752CC << no producirán efecto las
disposiciones testamentarias que haga el testador durante su última enfermedad
en favor del sacerdote que en ella le hubiese confesado, de los parientes del
mismo dentro del cuarto grado, o de su iglesia, cabildo, comunidad o
instituto>>, no debiéndose excluir la aplicación analógica a ministros de otras
confesiones religiosas.
b) Tutores o curadores: dice el artículo 753CC que << tampoco surtirá efecto la
disposición testamentaria en favor de quien sea tutor o curador del testador,
salvo cuando se haya hecho después de aprobadas definitivamente las cuentas o,
en el caso en que no tuviese que rendirse éstas, después de la extinción de la
tutela o curatela. Serán, sin embargo, válidas las disposiciones hechas en favor
del tutor o curador que sea ascendiente, descendiente, hermano, hermana o
cónyuge del testador>>.
5. LA INDIGNIDAD.
5.1 INTRODUCCIÓN.
5.2. CAUSAS.
1) El que fuera condenado por sentencia firme por haber atentado contra la vida, o
a pena grave por haber causado lesiones o por haber ejercido habitualmente
violencia física o psíquica en el ámbito familiar al causante, su cónyuge, persona
a la que esté unida por análoga relación de afectividad o alguno de sus
descendientes o ascendientes.
2) El que fuera condenado por sentencia firme por delitos contra la libertad, la
integridad moral y la libertad e indemnidad sexual, si el ofendido es el causante,
su cónyuge, la persona a la que esté unida por análoga relación de afectividad o
alguno de sus descendientes o ascendientes. Asimismo el condenado por
sentencia firme a pena grave por haber cometido un delito contra los derechos y
deberes familiares respecto de la herencia de la persona agraviada. También el
privado por resolución firme de la patria potestad, o removido del ejercicio de la
tutela o acogimiento familiar de un menor o persona con la capacidad
modificada judicialmente por causa que le sea imputable, respecto de la herencia
del mismo.
3) El que hubiese acusado al causante de delito para el que la ley señala pena grave,
si es condenado por denuncia falsa.
4) El heredero mayor de edad que, sabedor de la muerte violenta del testador, no la
hubiese denunciado dentro de un mes a la justicia, cuando ésta no hubiera
procedido ya de oficio. Cesará esta prohibición en los casos en que, según la ley,
no hay la obligación de acusar. El que, con amenaza, fraude o violencia, obligare
al testador a hacer testamento o a cambiarlo.
5) El que por iguales medios impidiere a otro hacer testamento, o revocar el que
tuviese hecho, o suplantare, ocultare o alterare otro posterior.
6) Tratándose de la sucesión de una persona con discapacidad, las personas con
derecho a la herencia que no le hubieren prestado las atenciones debidas,
entendiendo por tales las reguladas en los artículos 142 y 146 del CC.
El CC permite que el ofendido las remita o perdone. Por tanto, la incapacidad sucesoria
del indigno es disponible por el causante, cosa que no ocurre en los supuestos de
incapacidad relativa.
<<Las causas de indignidad dejan de surtir efecto si el testador las conocía al tiempo de
hacer testamento, o si habiéndolas sabido después, las remitiere en documento
público<<. (artículo 757CC).
Según lo dispuesto en el artículo 760 CC: <<El incapaz de suceder, que, contra la
prohibición de los anteriores artículos, hubiese entrado en la posesión de los bienes
hereditarios, estará obligado a restituirlos con sus accesiones y con todos los frutos y
rentas que haya percibido>>.
Por tanto, su tratamiento es el mismo que un poseedor de mala fe en la liquidación del
estado posesorio. En caso de ocupar bienes hereditarios, indigno e incapaz serán
herederos aparentes.
A su vez, el artículo 762 dice que <<no puede deducirse acción para declarar la
incapacidad pasados cinco años desde que el incapaz esté en posesión de la herencia o
legado>>. La petición de la herencia habría de considerarse prescrita por transcurso del
período de caducidad.
7. INDIGNIDAD Y DESHEREDACIÓN.
Aunque las causas sean muy similares, no son coincidentes. Tampoco su
funcionamiento ni significado, pues las causas de desheredación solo permiten
desheredar al legitimario.
CARLES CALAFORRA.
TEMA 4: EL TESTAMENTO.
1.1. CONCEPTO.
La noción de testamento la ofrece el artículo 667CC <<El acto por el cual una persona
dispone para después de su muerte de todos sus bienes o de parte de ellos, se llama
testamento>>. Concepto criticado por ser incompleto, innecesario e inexacto.
1.2. CARACTERÍSTICAS.
1.3 CONTENIDO.
a) SU PREPARACIÓN Y REDACCIÓN.
- Su redacción compete a los notarios, pues según dispone el artículo 695CC
<< el testador expresará oralmente o por escrito su última voluntad al
notario>>.
- El notario procederá a extender por escrito el testamento, conforme a las
instrucciones que haya recibido por parte del testador, y en su momento,
convocará al testador para el otorgamiento y lectura del testamento. En
notario será el responsable en caso de nulidad por defectos formales
(705CC).
b) SU OTORGAMIENTO.
Expresa el artículo 695CC que <<Redactado por éste el testamento con arreglo a ella y
con expresión del lugar, año, mes, día y hora de su otorgamiento y advertido el testador
del derecho que tiene a leerlo por sí, lo leerá el Notario en alta voz para que el testador
manifieste si está conforme con su voluntad. Si lo estuviere, será firmado en el acto por
el testador que pueda hacerlo y, en su caso, por los testigos y demás personas que deban
concurrir>>.
Si transcurren más de 2 meses desde que el testador haya salido del peligro de muerte o
cesado la epidemia, devendrá el testamento ineficaz.
En lo posible, el testamento se escribirá, de no serlo, valdrá igualmente aunque los
testigos no sepan escribir.
Ha de decirse que en ambos casos (sin autorización notarial), los testamentos devendrán
ineficaces sino se elevan a escritura pública y se protocolizan según en la forma
prevenida en la legislación notarial (LJV).
3. EL TESTAMENTO OLÓGRAFO.
Requisitos:
a) Mayoría de edad ( 688.1 CC).
b) Autografía del testamento (escrito todo él y firmado por el testador).
c) Fecha del testamento (con expresión del año, día y mes).
d) Firma o rúbrica (Dos STS. La primera de 1918, donde fue considerado válido
como testamento ológrafo una carta de amor, cuya firma era “Matilde”. La
segunda, STS de 1942, donde el TS consideró una firma ineficaz, debido a que
la testadora firmó como “vuestra tía Mariana”).
Adveración y protocolización.
Debe de ser escrito, su redacción puede llevarse a cabo de las siguientes maneras:
a) Escrito de su puño y letra del testador, incluida la firma al final. (el artículo 715
establece la conversión del cerrado en ológrafo si cumple los requisitos de
aquél).
b) Escrito por medio mecánico u otra persona a ruego del testador (sino hay
autografía debe firmar el testador en todas sus hojas y al pie del testamento).
c) Caso de que el testador no sepa o no pueda firmar, lo hará otra persona a su
ruego en todas las hojas, expresando la causa de la imposibilidad.
Se otorgará ante notario, el cual extenderá el acta de otorgamiento sobre la cubierta o
sobre que contenga el testamento
a) No pueden hacer testamento cerrado: los ciegos y los que no sepan o no puedan
leer.
b) Los que no puedan expresarse verbalmente, pero sí escribir, podrán otorgar
testamento cerrado, observándose lo siguiente:
1. INTRODUCCIÓN.
2. EL TESTAMENTO MILITAR.
La caducidad:
Dispone el artículo 717CC que: también podrán las personas mencionadas en el artículo
anterior (refiriéndose a los militares o los que sigan al ejército y las personas ante
quienes se otorga, ya vistas) otorgar testamento cerrado ante un Comisario de guerra,
que ejercerá en este caso las funciones de Notario, observándose las disposiciones de los
artículos 706 y siguientes (acerca de las reglas seguidas en el testamento cerrado). Se
debe otorgar ante el oficial y 2 testigos, mismas reglas que para el abierto se exigen,
debiendo firmar estos el acta de otorgamiento, así como el testador, si pudiere.
La tramitación es la misma que para el abierto, siguiendo la regla del artículo 718CC.
Respecto a la caducidad, dice el artículo 719CC que caducarán a los 4 meses después de
que el testador haya dejado de estar en campaña.
3. EL TESTAMENTO MARÍTIMO.
Ya sea a bordo de buque mercante o de guerra, se aplicarán las normas recogidas para el
testamento abierto o cerrado.
En caso de peligro de naufragio, establece el artículo 731CC que <<Si hubiera peligro
de naufragio, será aplicable a las tripulaciones y pasajeros de los buques de guerra o
mercantes lo dispuesto en el artículo 720>> (mismas reglas que para el caso del
testamento otorgado en peligro de muerte bélica).
Las formas y solemnidades de los testamentos se rigen por las leyes del país en que se
otorguen (de aplica el principio locus regit actum).
La aplicación de la ley personal cuando los actos referidos sean referidos por
funcionarios diplomáticos o consulares de España en el extranjero, se observarán en su
otorgamiento las solemnidades establecidas por las leyes españolas ( el español que
teste en el extranjero podrá testar en forma ológrafa, pero no mancomunada, establezca
lo que establezca la ley extranjera al respecto). Una precisión, los cónyuges gallegos
podrán otorgar testamento mancomunado, aun fuera de Galicia, según el artículo 137 de
la ley 4/1995 de 24 de mayo.
Los españoles podrán testar fuera del territorio nacional con sujeción a las leyes del país
en que se hallen.
A) La legislación decimonónica
El Código no regula el legado de la parte alícuota, aunque lo mencione el art.
655. Aun así, no es extraño para la Ley Hipotecaria o para la LEC de 1881:
- La Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 - art. 1038.3º: considera legitimado
para promover el juicio de testamentaría a “cualquiera de los legatarios de la
parte alícuota del caudal”, frente a cualquiera otro legatario.
- La Ley Hipotecaria – art. 42.7º: niega a los legatarios de parte alícuota la
facultad de solicitar anotación preventiva en su favor, mientras la otorga a los
demás legatarios. Al mismo tiempo, otorga a ambos (heredero-legatario) la
facultad de solicitar la anotación preventiva de lo llamado en derecho hereditario
en abstracto (art. 146.3º).
B) La LEC de 2000
La nueva LEC es similar, ya que reconoce la figura del legado de parte alícuota
en varios artículos (arts. 782.1 – 783.2 – 792.2º, 3º, 5º - 795.2º y 4º) y,
consolida, la asimilación de heredero-legatario de parte alícuota.
C) El legado de parte alícuota impropio o pars hereditaria
Existe un legado de parte alícuota impropio y un legado de parte alícuota propio,
aunque no se utilice generalmente por la doctrina, sino puramente instrumental.
- Legado de parte alícuota impropio: cuando la parte alícuota del legatario se
refiere a la herencia o al conjunto de la herencia, comprendiendo sus aspectos
pasivos y activos y el legatario es verdaderamente heredero en la cuota
designada por el causante.
Si la institución en cosa cierta se entiende como legado (art. 768) se concluye
que estamos frente a un heredero, siendo una cuestión de interpretación
testamentaria.
De modo que estaremos ante legado de parte alícuota impropio, donde el
“legatario” es realmente heredero y serán aplicables íntegramente las normas
relativas a los herederos.
D) El legado de cuota propiamente dicho o pars bonorum
Cuando el legado de la parte alícuota no se refiere a la herencia, refiriéndose a
los bienes o al valor del remanente de la herencia, una vez se hayan liquidado las
deudas y cargas hereditarias (el art. 1038 de la LEC 1881 habla de “legatarios
de la parte alícuota del caudal”).
- Legado de parte alícuota propio: cuando el testador instituye el legado hecho
en favor de una persona sobre la vigésima parte de sus bienes, deseando que éste
resulte beneficiado con una importante cuota de sus bienes, pero al mismo
tiempo no desea que sea considerado como “heredero”.
Tal legado será admisible ya que el testador ordena su herencia según guste,
independientemente de aquellos problemas interpretativos. Puede acarrear un
problema al determinar el régimen jurídico del legatario de la cuota, pues no
contiene nuestro código norma sobre legados de cuota.
El problema práctico surge porque el Código no contiene preceptos de legatario
de cuota o la negación de la facultad de solicitar anotación preventiva específica
(ello no constituyen suficientes elementos para determinar los derechos y
facultades del legatario de parte alícuota).
La jurisprudencia niega la identidad entre la posición de heredero y legatario de
parte alícuota. Se llega a la conclusión de que el legatario de parte alícuota
“deben serle aplicables determinados preceptos legales relativos al heredero
sucesor del patrimonio en el que ha de participar, su cuantía y composición,
donde el parecido entre este legatario y el heredero aparece más destacada”
(RDGRN de 4 de noviembre de 1935).
Las características del legatario de parte alícuota según la LEC y la Ley
Hipotecaria son:
- El legatario no responde de las deudas y cargas hereditarias (porque no es
heredero) pero esas cuantías le afectan ya que el “caudal restante” disminuirá
correlativamente a la existencia de aquéllas.
- En la liquidación de la herencia, el legatario de la parte alícuota no podrá
reclamar a los herederos el pago de su legado hasta que se termine la fase
liquidatoria y se haya determinado el caudal restante.
- En lo que respecta a la partición, el legatario de la parte alícuota será
considerado como un miembro más de la comunidad hereditaria. Podrá instar la
partición y dará su consentimiento en el cuaderno particional que exija el
acuerdo de los interesados.
2) Término final. Considerar un día cierto o un plazo donde los efectos propios de
la institución hereditaria se darán por concluidos en el momento que ocurra la
condición resolutoria. Entrará así como sucesor el heredero abintestato, salvo
que el testador hubiera dispuesto otra cosa (art. 805.2).
C) El sustituto
Será el heredero designado por el ascendiente que haya llevado a cabo la
sustitución pupilar o la sustitución cuasipupilar. Según sentencias del TS, el
sustituto hereda al sustituido, y no al sustituyente.
Si el sustituto designado por los sustituyentes fuera una misma persona (el
único primo hermano del menor, o la tía monja o el tío sacerdote cercanos a él),
tal problema desaparece.
ITZIAR BELVER
3.2. Temporalidad
Los desempeños de las funciones al albacea exigen, según el art. 898, que se
pronuncie con celeridad sobre la aceptación cuanto que la ejecución
testamentaria ha de ser llevada a cabo dentro de un plazo razonable, como
regla general, es de un año (art. 904).
3.3. Renunciabilidad
El albacea no está obligado a aceptar el cargo y puede renunciarlo según el art.
899, donde a efectos de renuncia, el designado “alegue causa justa al prudente
arbitrio del Juez”.
La falta de desempeño del cargo manifiesta la quiebra de la confianza del
testador en el albacea y, según el art. 900 “perderá lo que le hubiese dejado el
testador, salvo siempre el derecho que tuviere a la legítima”. Así, el albacea que
no desempeñe su función –si es legitimario– conservará su derecho.
3.4. Gratuidad
El cargo de albacea es gratuito (art. 908). Pero el testador podrá señalar alguna
remuneración que tenga por conveniente; sin perjuicio del derecho que les
asista para cobrar lo que “les corresponda por los trabajos de partición u otros
facultativos”.
En la práctica, es frecuente atribuir al albacea una cantidad determinada o cierta
asignación en concepto de legado. Si el nombramiento del albacea contiene
facultades concretas a la partición de la herencia, se aplicará lo previsto en el
Código y el albacea podrá reclamar sus honorarios de partidor o contador-
partidor a los herederos.
El art. 908.2 dice que “si el testador lega o señala conjuntamente a los albaceas
alguna retribución, la parte de los que no admitan el cargo acrecerá a los que lo
desempeñen”.
3.1. Aragón
La legítima se caracteriza por ser global y sólo a favor de los descendientes
3.2. Cataluña
Lo destacable de la legislación catalana es la libertad de testar y en particular, la
importancia de la institución de heredero. La legítima asciende únicamente a una
cuarta parte de los bienes hereditarios y se configura como un mero derecho de
crédito del legitimario frente a la herencia,
3.3. Galicia
En Galicia, regía en materia de legítimas el Código Civil, pues como disponía el
art. 146.2 de la Ley 4/1995 de Derecho Civil de Galicia, “son legitimarios los
herederos forzosos determinados en el Código Civil y en la cuantía y proporción
que, en los distintos supuestos, establece dicho cuerpo legal. Había que entender
que, en caso de modificaciones, dicha norma contenía una remisión a lo
establecido por el Código Civil en el momento de la apertura de la sucesión de
que se tratase.
Junto a ello, en dicha Ley se regulaba el usufructo voluntario de viudedad, el
pacto de mejora de tercio y quinto y la mejora de labrar y poseer.
Resultaba necesario además hacer una referencia al apartamiento o a la
apartación, especial característica del sistema galaico que consiste en adelantar
en vida y mediante escritura pública al legitimario su herencia, de manera que al
fallecimiento del causante quedará “apartado”, excluido de la sucesión. Sin
embargo, este panorama ha sido profundamente modificado con la nueva Ley
2/2006 de Derecho Civil de Galicia, entre cuyas líneas fundamentales podemos
destacar:
3.5. Navarra
No existe legítima en Navarra, pues se considera únicamente en sentido formal y
por tanto, basta con no preterir a los hijos, pero haciéndoles exclusivamente
atributarios de una disposición de carácter simbólico. Actualmente, rige en
términos materiales la libertad de testar.
Como se decía, uno de esos dos tercios puede destinarse a mejora, por lo que resulta
necesario distinguir entre legítima larga y legítima corta:
En cualquier caso, no cabe duda de que los hijos adquieren la condición de legitimarios
por sí mismos, mientras que otros descendientes (nietos bisnietos) adquirirán en su caso
tal condición respecto de la legítima corta o de la legítima larga en virtud del derecho de
representación. Es de destacar también la igualdad en el trato entre hijos matrimoniales
y no matrimoniales.
1.2. La reforma del artículo 808 por la Ley 41/2003
2. LA MEJORA
Establece el artículo 823 CC que “El padre o la madre podrán disponer en concepto de
mejora a favor de alguno o algunos de sus hijos o descendientes, ya sean por
naturaleza, ya por adopción, de una de las dos terceras partes destinadas a la
legítima”
Lo fundamental del sistema de la mejora radica en que la Ley permite al causante (inter
vivos o mortis causa) distribuir desigualmente entre sus hijos o descendientes uno de los
dos tercios de los que representan la legítima larga. Así, la decisión de mejorar es una
facultad atribuida al causante que, ad nutum o sin necesidad de justificarlo, prefiera que
sus legitimarios le sucedan en forma desigual.
Por lo tanto la mejora tiene tres características fundamentales: La primera es que parte
de la voluntad del causante. La segunda es que existen una pluralidad de descendientes
y la tercera es que la mejora puede comprender como máximo un tercio de los bienes de
la herencia. Sin embarho, ninguna norma obliga al causante a agotar dicho tercio en sus
disposiciones sobre mejora, por lo que evidentemente el conjunto de las mejoras
realizadas puede dejar vacante una porción de dicho tercio ideal, que, en caso de existir,
habrá de sumarse o adicionarse al tercio de legítima corta o legítima estricta.
Tratándose de una facultad que puede ejercer el causante, parece natural que el CC
adopte como punto de partida el principio de que la mejora ha de ordenarse o
establecerse de forma expresa. Así se deduce de los artículos 825 y 828. El primero de
ellos, al referirse a la mejora realizada a través de una donación entre vivos, exige que el
donante haya declarado de una manera expresa su voluntad de mejorar. En un sentido
parecido se pronuncia el artículo 828 al regular el caso del legado hecho a un
legitimario, que “no se reputará mejora sino cuando el testador haya declarado
expresamente su voluntad”. Sin embargo, el inciso final de este mismo precepto,
haciendo quebrar la regla general de la voluntad expresa de mejorar, viene a indicar que
el legado hecho al legitimario habrá de reputarse mejora cuando no quepa en la parte
libre. La mera existencia de la referida excepción, pone de manifiesto que, si bien como
regla, la mejora ha de ordenarse expresamente por el causante, cabe igualmente la
admisibilidad de la mejora tácita.
La mejora participa de las características propias del testamento, de las cuales conviene
resaltar el carácter revocable, y ello aunque la mejora se haya verificado con la entrega
de bienes.
A) La mejora en cosa determinada: Establece la primera parte del art. 829 que la
mejora podrá señalarse en cosa determinada, aludiendo a los supuestos en que el
propio testador designa un bien concreto del caudal hereditario, que habrá de
entregarse al destinatario de la atribución en concepto de mejora. Sin embargo,
naturalmente, no puede entenderse que la mejora haya de referirse
necesariamente a una cosa o a una sola cosa, pues una misma disposición
testamentaria puede comprender diversas cosas ciertas atribuidas en concepto de
mejora. Dependerá también de la voluntad del causante la determinación de si la
mejora en cosa determinada ha de considerarse un legado de cosa específica y
determinada, regulado en el art. 882 o si por el contrario, la mejora integra la
institución de heredero en favor del legitimario mejorado. En todo caso, el
señalamiento de la cosa determinada objeto de la mejora es una facultad
personalísima del causante. Por lo demás, el art. 829 en su segundo apartado,
pretende afrontar el problema de que el objeto o las cosas sobre las que recae la
mejora alcance un valor superior al que, por legítima y por mejora, podría
corresponder al legitimario mejorado, estableciendo que si el valor de la mejora
excediere del tercio destinado a la mejora y de la parte de la legítima
correspondientes al mejorado, deberá éste abonar la diferencia en metálico a los
demás interesados.
Naturalmente, si el testador al mejorar en cosa determinada, establece
expresamente que tal exceso habrá de imputarse al tercio de libre disposición, es
obvio que este tercio se verá afectado, pero el problema viene cuando el testador
no ha dispuesto nada expresamente. La mayor parte de la doctrina piensa que el
tercio de libre disposición no debería resultar afectado en tal caso y que por
tanto, aun cuando haya de mantenerse la adquisición de la cosa objeto de mejora
en favor del legitimario que se haya visto beneficiado por su designación, éste
habría de soportar con cargo a su patrimonio, los correspondientes suplementos
en metálico en favor de los restantes legitimarios. Otros autores en cambio,
concluyen que la interpretación conjunta de los arts. 821.2, 828 y 829 avala la
afectación del tercio de libre disposición en caso de que el valor de la mejora en
cosa cierta superara el correspondiente a la suma resultante de la legítima corta y
de la mejora del legitimario beneficiado.
B) La mejora de cuota
Cuando la mejora no hubiese sido señalada en cosa determinada, será pagada con los
mismos bienes hereditarios, atendiendo a las reglas establecidas en los arts. 1061 y 1062
para procurar la igualdad de los herederos en la partición de bienes. Existe cierta
concordancia doctrinal en que el precepto se encuentra referido a la mejora de cuota,
bien se encuentre ésta establecida en relación con el conjunto de la herencia, o respecto
del propio tercio de mejora. Si la mejora lo comprende íntegramente, obviamente no
caben otras mejoras. Por el contrario, si la cuota fijada es una tercera, cuarta o quinta
parte del tercio de mejora, el resto de éste permitirá otras mejoras o, de no haber otras,
engrosará la legítima corta que, en tal caso, se verá ampliada.
En definitiva, sea por referencia al tercio de mejora o al conjunto del caudal hereditario,
la mejora no señalada en cosa determinada se convierte en una parte alícuota de la
herencia que, a veces, será un legado de parte alícuota, aunque en otros casos puede ser
una atribución patrimonial que integre la institución de heredero hecha en favor del
legitimario beneficiado.
EL art. 832 se limita a indicar que en el caso de mejora de cuota, el mejorado tiene
derecho a ser retribuido in natura con bienes hereditarios.
El segundo párrafo del 831 se establece que “si no se hubiere señalado plazo, el viudo o
la viuda tendrá el de un año, contado desde la apertura de la sucesión o desde la
emancipación del último de los hijos comunes. Transcurrido dicho plazo, se entiende
caducada la delegación en la mejora.
El art. 812 establece que los ascendientes suceden con exclusión de otras personas en
las cosas dadas por ellos a sus hijos o descendientes muertos sin descendencia, cuando
los mismos objetos donados existan en la sucesión. SI hubieran sido enajenados,
sucederán en todas las acciones que el donativo tuviera con relación a ellos, y en el
precio si se hubiesen vendido, o en los bienes con que se hayan sustituido, si los
permutó o cambió. Es decir, en cuanto a la primera parte del artículo, un descendiente
que ha recibido una donación de cualquiera de sus ascendientes, fallece sin
descendencia. Ergo, en concepto de heredero abintestato o de legítima, habrán de ser
llamados sus ascendientes. Pongamos un ejemplo: un joven muere con su madre en un
accidente y no tiene otro bien que un inmueble donado por su abuelo materno. En este
caso, el existir progenitor, sería el padre quien se quedaría con el inmueble. Sin
embargo, no sería un supuesto razonable ni justo, por lo que crearon este artículo para
impedir eso y para que en este caso, el inmueble volviese al abuelo materno. Así pues,
los bienes donados han de considerarse como una especie de patrimonio separado
dentro del caudal hereditario, pues el ascendiente donante tiene derecho a detraerlos de
la masa hereditaria.
El art. 834 dispone que el cónyuge que al morir su consorte no se hallase separado de
este legalmente o de hecho, si concurre a la herencia con los hijos o descendientes,
tendrá derecho al usufructo del tercio destinado a mejora. Conforme a nuestro CC,
únicamente es heredero forzoso el cónyuge supérstite, siempre que además no se
encuentre separado. Por tanto, el conviviente supérstite no tiene la condición de
legitimario.
- Se trata de una cuota usufructuaria, frente al resto de las legítimas vistas, en que
la cuota correspondiente en cada caso presupone la atribución de bienes
hereditarios en propiedad. En principio, este usufructo tiene carácter vitalicio, si
bien los herederos tienen la facultad de proceder a su conmutación.
- El cónyuge supérstite puede concurrir indistintamente con los descendientes y
con los ascendientes
- Dependiendo de quiénes sean los restantes legitimarios, la cuantía de la legítima
del cónyuge supérstite es de carácter variable.
- La cuota legitimaria es la misma trátese de sucesión testamentaria o abintestato,
pues, dada la incompatibilidad de suceder abintestato entre descendientes o
ascendientes y cónyuge viudo, a éste ha de reservársele en todo caso la cuota
viudal en usufructo que la Ley le atribuye: En caso de inexistencia de parientes
en línea recta, sin embargo, a título de heredero intestado, el cónyuge viudo
sucederá en todos los bienes al difunto, según el art. 944.
Dado que dicha cuantía no tiene carácter fijo, sino que depende de quiénes sean los
legitimaros que concurran a la herencia con el cónyuge viudo, hay que distinguir entre
varios supuestos:
1. LA PRETERICIÓN
En castellano, preterir significa “hacer caso omiso”. Aplicadas tales ideas al ámbito
sucesorio, la preterición ha de identificarse con el olvido de uno de los herederos
forzosos en el testamento del causante.
2. EFECTOS DE LA PRETERICIÓN
El apartado 3º del art. 814 CC establece que “los descendientes de otro descendiente
que no hubiese sido preterido, representan a éste en la herencia del ascendiente y no se
consideran preteridos”
4. LA ACCIÓN DE PRETERICIÓN
5. LA DESHEREDACIÓN
Desheredar en nuestro CC implica privar de la legítima, mediante una previsión
testamentaria del causante, a cualquiera de los que el propio CC denomina herederos
forzosos, es decir, a los legitimarios. En este sentido, dispone el art. 848 CC que “la
desheredación sólo podrá tener lugar por alguna de las causas que expresamente
señala la Ley”, al tiempo que el artículo siguiente impone que “la desheredación sólo
podrá hacerse en testamento, expresando en él la causa legal en que se funde”.
Así, la desheredación se caracteriza por requerir que el legitimario haya incurrido en
una de las causas legales previstas, sin que la voluntad del causante sobre la conducta
reprobable del legitimario tenga en otro caso eficacia alguna. De existir causa legak, se
requiere además que el causante asuma una actitud de carácter positivo, dedicando una
de las cláusulas testamentarias a ratificar que desea que el legitimario sea privado de
cuanto por Ley le corresponde.
6. CAUSAS DE DESHEREDACIÓN
6.1. En General
Son causas para la desheredación los arts. 853, 854 y 855, las de incapacidad por
indignidad para suceder en el art. 756.
- El que fuera condenado por sentencia firme por haber atentado contra la vida, o
a pena grave por haber causado lesiones o por haber ejercido habitualmente
violencia física o psíquica en el ámbito familiar del causante, su cónyuge,
persona a la que esté unida por análoga relación de afectividad o alguno de sus
descendientes o ascendientes
- El que fuera condenado por sentencia firme por delitos contra la libertad, la
integridad moral y la libertad e indemnidad sexual, si el ofendido es el causante,
su cónyuge, la persona a la que esté unida por análoga relación de afectividad o
alguno de sus descendientes o ascendientes. Asimismo el condenado por
sentencia firme a pena grave por haber cometido un delito contra los derechos y
deberes familiares respecto de la herencia de la persona agraviada. También el
privado por resolución firme de la patria potestad, o removido del ejercicio de la
tutela o acogimiento familiar de un menor o persona con la capacidad
modificada judicialmente por causa que le sea imputable, respecto de la herencia
del mismo.
- El que hubiese acusado al causante de delito para el que la ley señala pena grave,
si es condenado por denuncia falsa.
- El heredero mayor de edad que, sabedor de la muerte violenta del testador, no la
hubiese denunciado dentro de un mes a la justicia, cuando ésta no hubiera
procedido ya de oficio. Cesará esta prohibición en los casos en que, según la ley,
no hay la obligación de acusar
- El que, con amenaza, fraude o violencia, obligare al testador a hacer testamento
o a cambiarlo.
- El que por iguales medios impidiere a otro hacer testamento, o revocar el que
tuviese hecho, o suplantare, ocultare o alterare otro posterior.
- Tratándose de la sucesión de una persona con discapacidad, las personas con
derecho a la herencia que no le hubieren prestado las atenciones debidas,
entendiendo por tales las reguladas en los artículos 142 y 146 del Código Civil.
- El que fuera condenado por sentencia firme por haber atentado contra la vida, o
a pena grave por haber causado lesiones o por haber ejercido habitualmente
violencia física o psíquica en el ámbito familiar del causante, su cónyuge,
persona a la que esté unida por análoga relación de afectividad o alguno de sus
descendientes o ascendientes
- El que fuera condenado por sentencia firme por delitos contra la libertad, la
integridad moral y la libertad e indemnidad sexual, si el ofendido es el causante,
su cónyuge, la persona a la que esté unida por análoga relación de afectividad o
alguno de sus descendientes o ascendientes. Asimismo el condenado por
sentencia firme a pena grave por haber cometido un delito contra los derechos y
deberes familiares respecto de la herencia de la persona agraviada. También el
privado por resolución firme de la patria potestad, o removido del ejercicio de la
tutela o acogimiento familiar de un menor o persona con la capacidad
modificada judicialmente por causa que le sea imputable, respecto de la herencia
del mismo.
- El que hubiese acusado al causante de delito para el que la ley señala pena grave,
si es condenado por denuncia falsa.
- El que, con amenaza, fraude o violencia, obligare al testador a hacer testamento
o a cambiarlo.
- El que por iguales medios impidiere a otro hacer testamento, o revocar el que
tuviese hecho, o suplantare, ocultare o alterare otro posterior.
- Haber perdido la patria potestad por las causas expresadas en el artículo 170.
- Haber negado los alimentos a sus hijos o descendientes sin motivo legítimo.
- Haber atentado uno de los padres contra la vida del otro, si no hubiere habido
entre ellos reconciliación.
a) Desheredación justa: Dispone el art. 849 CC que “la desheredación sólo podrá
hacerse en testamento, expresando en él la causa legal en que se funde”. Ello implica
que el testador ha de al menos nombrar la causa por la que deshereda al legitimado,
aunque no significa que tenga que probarla. Sin embargo, el art. 850 establece que “la
prueba de ser cierta la causa de la desheredación corresponderá a los herederos del
testador si el desheredado la negare”
b) Desheredación injusta: Art. 851 “La desheredación hecha sin expresión de causa, o
por causa cuya certeza, si fuere contradicha, no se probare, o que no sea una de las
señaladas” Ello no obsta a que la causa justa de desheredación haya existido, sino que
basta con que no haya sido expresada por el testador o que, cuando la niegue el
desheredado, una vez abierta la sucesión, los herederos no pudieran probarla.
c) El alcance de la desheredación: Algunos autores piensan que la manifestación
testamentaria de desheredación puede tener carácter parcial respecto de la cuota
legitimaria de la persona que se trate. Otros en su mayoría piensan que no procede la
desheredación parcial, es decir, el causante puede desheredar o no, pero si lo hace, ha de
entenderse que la desheredación alcanza a la íntegra cuota legitimaria que podría
haberle correspondido.
7.3. La reconciliación
Dice el art. 818 CC: “para fijar la legítima se atenderá al valor de los bienes que
quedaren a la muerte del testador, con deducción de las deudas y cargas, sin
comprender entre ellas las impuestas en el testamento”. Así, el punto de partida de la
fijación de la legítima viene representado por el conjunto de los bienes relictos, a cuyo
valor debe deducirse la cuantía de las deudas y cargas, siempre y cuando no se
consideren como tales cargas las impuestas en el testamento. Este último inciso indica
que para la fijación de la legítima no han de tomarse en consideración los legados o
cualesquiera otras cargas que el causante hubiere impuesto testamentariamente.
Si se parte de la base de que, conforme al art. 806 CC, la legítima es una porción de
bienes, el conjunto de los bienes atribuidos al legitimario por el testador o de la forma
que proceda, una vez que se lleve a efecto la partición, debería equivaler a la cantidad
líquida que al heredero forzoso corresponda en concepto de legítima. Sin embargo, la
cuestión es más compleja porque al legitimario se le puede haber dejado cuanto le
corresponda por cualquier título y por tanto, puede habérsele donado en vida cuanto le
correspondiera, o por el contrario, atribuírselo en cuanto legatario o en concepto de
heredero. En todo caso resulta necesario preguntarse si el conjunto del sistema trae
consigo que el pago de la legítima haya de realizarse de forma necesaria con bienes
hereditarios o si cabe la posibilidad de que a un legitimario se le satisfaga cuanto le
corresponda mediante recurso al pago en metálico. La reforma de 1981 ha permitido el
pago en metálico de la legítima siempre y cuando la adjudicación de los bienes
hereditarios se realice en favor de alguno de los legitimarios, y no de cualquier extraño.
En este sentido, el art. 841 establece que el testador o el contador-partidor expresamente
autorizado “podrá adjudicar todos los bienes hereditarios o parte de ellos a alguno de
los hijos o descendientes, ordenando que se pague en metálico la porción hereditaria
de los demás legitimarios”.
Por su parte, en relación con la legítima del cónyuge viudo, el art. 839 CC establece la
facultad de conmutación del usufructo viudal usufructuario por un capital en efectivo.
De tal manera que puede afirmarse que el pago en metálico de la legítima difícilmente
cabe concebirlo en la actualidad.
Es evidente que una vez fijada la cuota legitimaria, el heredero forzoso que sea
beneficiario de ella podrá reclamarla íntegramente en el supuesto en que las previsiones
testamentarias del causante o el conjunto de las donaciones u otros actos a título gratuito
que haya realizado en vida, conlleven a que el legitimario del que se trate no sea
suficientemente satisfecho por no haber bienes suficientes en la herencia. La
intangibilidad cuantitativa de la legítima significa que esta no sólo es inviolable e
indisponible en sentido cualitativo, sino también en sentido cuantitativo.
INDICE
Artículo 968 CC: "Además de la reserva impuesta en el artículo 811, el viudo o viuda
que pase a segundo matrimonio estará obligado a reservar a los hijos y descendientes
del primero la propiedad de todos los bienes que haya adquirido de su difunto consorte
por testamento, por sucesión intestada, donación u otro cualquier título lucrativo; pero
no su mitad de gananciales".
Conforme al art. 969, la obligación de reservar alcanza también a los bienes que por
cualquier título lucrativo hubiera recibido el cónyuge viudo "de cualquiera de los hijos
de su primer matrimonio".
La transmisión gratuita de los hijos al cónyuge viudo, como regla, deberá haberse
realizado antes de la celebración de las segundas nupcias del viudo, pues el art. 970
establece que "cesará la obligación de reservar (...) cuando se trate de cosas dadas o
dejadas por los hijos a su padre o a su madre, sabiendo que estaban por segunda vez
casados".
Considera igualmente reservables el art. 969, los bienes que el viudo "haya habido de
los parientes del difunto por consideración a éste". Comúnmente se afirma que los
parientes del difunto contemplados en el precepto deben restringirse a aquellos que, en
su caso, han de considerarse herederos abintestato.
El mero hecho de que se produzca la disolución del matrimonio por muerte de uno de
los cónyuges no genera la obligación de reservar a cargo del supérstite, sino que es
necesario que se produzcan las circunstancias o eventos que la hacen nacer (segundas
nupcias, hijo no matrimonial, o adopción de otra persona).
Por tanto, resulta aconsejable distinguir entre la fase previa, la fase de pendencia y la
fase de consumación de la reserva.
Además, afirma el artículo 978 CC: "Estará además obligado el viudo o viuda, al repetir
matrimonio, a asegurar con hipoteca:
Como indica el art. 972, "a pesar de la obligación de reservar podrá el padre, o madre,
segunda vez casado, mejorar en los bienes reservables a cualquiera de los hijos o
descendientes del primer matrimonio, conforme a lo dispuesto en el art. 823". Es decir,
el reservista goza también de facultades de atribución de los bienes reservables mortis
causa, a través de la utilización del mecanismo de la mejora.
De otra parte, arrojaría las mismas consecuencias el supuesto de que los reservatarios
sobrevivientes en el momento de fallecimiento del reservista hubieran sido
desheredados o hubiesen incurrido en causa de indignidad (artículo 973 CC).
Según el art. 811 "El ascendiente que heredare de su descendiente bienes que éste
hubiere adquirido por título lucrativo de otro ascendiente, o de un hermano, se halla
obligado a reservar los que hubiere adquirido por ministerio de la ley en favor de los
parientes que estén dentro del tercer grado y pertenezcan a la línea de donde los bienes
proceden".
El mandato del art. 811 se limita a establecer la obligación de reservar, una vez que se
den las circunstancias que requiere el supuesto de hecho, sin desarrollar, en cambio, los
derechos y facultades del reservista y de los eventuales reservatarios.
Conviene señalar que en ciertos supuestos pueden solaparse ambas reservas, la lineal y
la troncal. Así ocurriría en los casos en que el ascendiente reservista, que siendo viudo y
estando ya vinculado por la reserva lineal (por haber heredado abintestato a uno de sus
hijos premuerto, quien, a su vez, habría heredado anteriormente a su progenitor
fallecido), contrajera nuevas nupcias, tuviera un hijo no matrimonial o adoptare a una
tercera persona, pasando así a estar obligado también por la reserva ordinaria.
¿Deben mantenerse simultáneamente ambas reservas? Siendo así que la masa de los
bienes reservables es idéntica conforme a la regulación de ambas reservas, la
compatibilidad entre la reserva viudal y lineal parece que debe desecharse, pues carece
de sentido que una misma persona hubiera de cumplir dos veces las mismas
obligaciones en relación con unos mismos bienes, que además se encuentran, en su
caso, destinados a los mismos reservatarios.
1. LA SUCESIÓN INTESTADA
La sucesión intestada no tiene sólo lugar cuando no hay testamento, sino incluso en los
supuestos en que existiendo disposiciones testamentarias del causante válidas y
efectivas, la voluntad del testador no agota de forma íntegra el caudal hereditario, pues
así se advierte en el art. 658.3: “podrá también deferirse la sucesión en una parte por
voluntad del hombre, y en otra por disposición de la ley”.
En nuestro sistema, la institución de heredero no tiene vocación expansiva al conjunto
de la herencia por el mero hecho de su designación; ni por otra parte, la mera delación
testamentaria excluye necesariamente la entrada en juego de la sucesión intestada, pues
la libertad testamentaria debe respetar las reglas imperativas, así como la propia
voluntad del instituido para aceptar o no la herencia que se le defiere, que pueden
determinar la pérdida de efectos, aunque solo sea parcialmente, de las previsiones
testamentarias establecidas por el causante.
Por ello nuestro sistema se caracteriza por un sistema de pesos y contrapesos entre la
libertad testamentaria, los derechos legitimarios y las propias reglas de sucesión
intestada.
3.2. Llamamientos
Al igual que ocurre en materia de legítima, los descendientes excluyen a los
ascendientes, y por su parte, el cónyuge viudo puede concurrir con ambas clases de
órdenes. En defecto de todos los anteriores, son llamados los parientes colaterales hasta
el cuarto grado, y a falta de estos, en último lugar, el Estado.
5. LOS ASCENDIENTES
Según el art. 935, el llamamiento a los ascendientes tiene carácter subsidiario, pues sólo
se hará efectivo en el supuesto de inexistencia de descendientes. Conviene distinguir:
5.1. Sucesión intestada en favor de los progenitores
Padre y madre heredarán por partes iguales, es decir, por mitad de toda la herencia. Y lo
mismo ocurrirá en el caso de que sobreviva uno solo de los padres o progenitores, pues
también éste sucederá al hijo en toda su herencia (art. 937).
6. EL CÓNYUGE VIUDO
Dispone el art. 944: “En defecto de ascendientes y descendientes, y antes que los
colaterales, sucederá en todos los bienes del difunto el cónyuge sobreviviente.” Así
pues, en cuanto heredero abintestato, el cónyuge supérstite tiene preferencia respecto de
cualquier pariente colateral, habiendo de recibir el consorte sobreviviente la herencia
entera si no existen parientes en línea recta, trátese de descendientes y/o ascendientes.
Sin embargo la condición de heredero abintestato del cónyuge viudo, no tendrá lugar si
el cónyuge estuviese separado judicialmente o de hecho.
7. LA SUCESIÓN DE LOS PARIENTES COLATERALES
1. Sucesión contractual
Dispone el artículo 1271 CC que “sobre la herencia futura no se podrán celebrar otros
contratos que aquéllos cuyo objeto sea practicar entre vivos la división de un caudal y
otras disposiciones particionales”. El testador puede llevar a cabo la partición por sí
mismo, tanto mediante acto entre vivos como por última voluntad. Por tanto, resultaba
necesario admitir la vidente naturaleza contractual de la partición realizada por el propio
testador entre vivos y, en consecuencia, establecer la pertinente excepción al principio
general. A lo largo del articulado del CC existen algunas otras excepciones:
1. Adquisición de la posesión
2. Herencia yacente
3.1 Caracteres
a) Voluntariedad
La voluntariedad de la aceptación y la repudiación de la herencia está resaltada en el
artículo 988, al afirmar que ambas son actos enteramente voluntarios y libres. El
llamado a la herencia es enteramente libre para aceptar o repudiar la herencia,
atendiendo a sus propios intereses.
b) Unilateralidad
El artículo 991 CC determina que “nadie podrá aceptar ni repudiar sin estar cierto de la
muerte de la persona a quien haya de heredar y de su derecho a la herencia”.
c) Retroactividad
d) Indivisibilidad e incondicionalidad
El heredero no solo puede aceptar a beneficio de inventario, sino que, antes incluso de
pronunciarse a favor de la aceptación o la repudiación de la herencia, puede solicitar el
derecho de deliberar.
Sin embargo, una vez formada, la aceptación o repudiación de la herencia son actos
cuyo alcance se encuentra determinado por la propia ley, sin que el heredero pueda
manifestar su voluntad sometiéndola a condición, refiriéndola solo a una parte de la
herencia, etc. En este sentido, establece el artículo 990 que “la aceptación o la
repudiación de la herencia no podrá hacerse en parte, a plazo ni condicionalmente”.
e) Irrevocabilidad
El artículo 997 establece que “la aceptación y la repudiación de la herencia, una vez
hechas, son irrevocables, y no podrán ser impugnadas sino cuando adoleciesen de
alguno de los vicios que anulan el consentimiento, o apareciese un testamento
desconocido”.
Establece el artículo 995 que “cuando la herencia sea aceptada sin beneficio de
inventario, por persona casada y no concurra el otro cónyuge, prestando su
consentimiento a la aceptación, no responderán de las deudas hereditarias los bienes de
la sociedad conyugal”. El consentimiento del cónyuge solo tiene trascendencia en
relación con la eventual responsabilidad de los bienes comunes frente a las eventuales
deudas hereditarias, pudiendo actuar cada cónyuge respecto de las herencias a que sea
llamado con absoluta independencia del otro.
Establece el párrafo segundo del artículo 992 CC que “la aceptación de la herencia que
se deje a los pobres corresponderá a las personas designadas por el testador para
calificar y distribuir los bienes, y se entenderá aceptada a beneficio de inventario”.
EEl artículo 993 establece que “los legítimos representantes de las asociaciones,
corporaciones y fundaciones capaces de adquirir podrán aceptar la herencia que a las
mismas se dejase, pero para repudiarla necesitan la autorización judicial, con audiencia
del Ministerio Público”. Así, los representantes legales de cualesquiera personas
jurídicas podrán adoptar la decisión de aceptar la herencia pura y simplemente o a
beneficio de inventario. En cambio, por sí mismos carecen de capacidad para repudiar la
herencia dejada a las personas jurídicas a las que representan.
Respecto de los establecimientos públicos oficiales, el artículo 994 dispone que “no
podrán aceptar ni repudiar herencia sin la aprobación del Gobierno”.
El artículo 1004 establece que hasta pasados 9 días después de la muerte de aquel de
cuya herencia se trate, no podrá intentarse acción contra el heredero para que acepte o
repudie.
4. Derecho a deliberar
Todo heredero puede hacer uso del derecho de deliberar que le otorga el segundo
párrafo del artículo 1010. La regulación conjunta del derecho de deliberar y del
beneficio de inventario trae consigo que muchos de los aspectos a considerar en relación
con ambas instituciones sean coincidentes. En todos los aspectos relacionados con tales
cuestiones, la intervención ha dejado de ser judicial, para pasar a ser notarial. En efecto,
la LJV modifica también los artículos 1019 y 1020 CC atribuyendo competencia al
Notario para conocer si el heredero acepta o repudia la herencia, o si hace uso del
beneficio de inventario en el mismo plazo.
El ejercicio del derecho de deliberar por parte del heredero no obsta la posible solicitud
posterior del beneficio de inventario en el caso de aceptar la herencia, logrando así
responder de las deudas hereditarias únicamente intra vires hereditatis.
Establece el artículo 998 CC que la herencia podrá ser aceptada pura y simplemente, o a
beneficio de inventario.
El segundo párrafo del artículo 999 establece que aceptación expresa “es la que se hace
en documento público o privado”, exigiendo pues, de forma incontestable que la
aceptación hereditaria tenga lugar de forma escrita, lo que implica la imposibilidad de
que manifestaciones verbales del llamado a la herencia sean hábiles para la adquisición
de la misma.
El tercer párrafo del artículo 999 CC dispone que “tácita es la que se hace por actos que
suponen necesariamente la voluntad de aceptar, o que no habría derecho a ejecutar sino
con la cualidad de heredero”. Dentro de estos últimos, adquiere particular relevancia el
hecho de que el heredero decida apropiarse por sí mismo de bienes hereditarios: “los
herederos que hayan sustraído u ocultado algunos efectos de la herencia, pierden la
facultad de renunciarla y quedan con el carácter de herederos puros y simples, sin
perjuicio de las penas en que hayan podido incurrir”.
Establece el artículo 1010 que el beneficio de inventario puede ser solicitado por
cualquier heredero, ya sea testamentario o abintestato, incluso en el caso de que el
testador haya pretendido excluir dicha facultad en alguna de las estipulaciones
testamentarias.
La solicitud formal del beneficio de inventario solo se podrá realizar ante Notario o, en
el caso de que el heredero se hallase en país extranjero, ante el correspondiente agente
diplomático consular o bien ante cualesquiera de los Jueces que sean competentes para
prevenir el juicio de testamentaría o abintestato (artículo 1011). En los juicios sobre
cuestiones hereditarias, será competente el tribunal del lugar en que el causante tuvo su
último domicilio, y si lo hubiere tenido en país extranjero, el del lugar de su último
domicilio en España, o donde estuviere la mayor parte de sus bienes, a elección del
demandante.
Los artículos 1014 y 1015 CC han sido modificados por la LJV a los efectos de atribuir
competencia al Notario para conocer de la aceptación a beneficio de inventario.
El inventario puede presentarse junto con la propia solicitud del beneficio, si bien dicha
eventualidad será rara, dado que la regla general es que, ante Notario, el heredero ha de
promover la citación de los acreedores de la herencia y de los legatarios para que
acudan a preséncialo si les conviniere.
Los plazos para la realización del inventario se recogen en el artículo 1017 CC: habrá de
comenzarse dentro de los 30 días siguientes a la citación de los acreedores y legatarios y
deberá terminarse dentro de los 60 días siguientes a aquel en que se hubiere iniciado, si
bien el Notario podrá prorrogar este plazo por el tiempo que estime necesario, sin que
pueda exceder de un año.
El artículo 1023 dispone que “el beneficio de inventario producirá a favor del heredero
los efectos siguientes:
Solo cuando hayan sido pagados los acreedores y legatarios, quedará el heredero en el
pleno goce del remanente de la herencia (artículo 1032.1 CC).
Primero han de pagarse las deudas y cargas de la herencia y, solo una vez abonadas, se
atiende al pago de los legados, en caso de haber vienes suficientes para ello:
- El administrador no podrá pagar los legados sino después de haber pagado a
todos los acreedores (artículo 1027).
- Cuando haya juicio pendiente entre los acreedores sobre la preferencia de sus
créditos, serán pagados por el orden y según el grado que señale la sentencia
firme de graduación (artículo 1028). No habiendo juicio pendiente entre los
acreedores, serán pagados los que primero se presenten.
- Si después de pagados los legados aparecieren otros acreedores, éstos solo
podrán reclamar contra los legatarios en el caso de no quedar en la herencia
bienes suficientes para pagarles (artículo 1029).
No existe confusión alguna entre el patrimonio del causante y el del heredero, que se
mantienen perfectamente distintos durante todo el periodo de administración y
liquidación.
El artículo 1034 establece que “los acreedores particulares del heredero no podrán
mezclarse en las operaciones de la herencia aceptada a beneficio de inventario hasta que
sean pagados los acreedores de la misma y los legatarios, pero podrán pedir la retención
o embargo del remanente que pueda resultar a favor del heredero”.
4. Repudiación de la herencia
Dispone el artículo 1008 que “la repudiación de la herencia deberá realizarse ante
Notario y en instrumento público”.
Por tanto, la facultad otorgada por el artículo 1001 a los acreedores del llamado a la
herencia no puede considerarse como una aceptación de aquélla, sino solo como una
medida de protección del crédito.
Quien repudia no puede ser considerado como heredero y, por tanto, no puede asumir la
carga de ser sujeto pasivo del Impuesto de Sucesiones. Por el contrario, el heredero que
acepta y posteriormente renuncia genera una doble transmisión que comportará una
tributación sucesiva.
6.- La posición de los acreedores de la herencia, de los legatorios y de los acreedores del
heredero en la liquidación de la herencia
Una vez acaecida la aceptación, el llamado a la herencia deja de ser tal para pasar a
adquirir la condición de heredero (o coheredero, si son varios), en sentido técnico. Por
regla general, el heredero deviene titular del conjunto de las posiciones activas de las
relaciones patrimoniales que integran el as hereditario y se convierte en responsable del
conjunto de las deudas y cargas de la herencia, con responsabilidad ilimitada, que
alcanza sus propios bienes.
El heredero goza de legitimación activa para ejercitar una acción de carácter universal
(referida al conjunto de bienes y derechos) que se denomina "acción de petición de
herencia".
Artículo 1021 CC: "El que reclame judicialmente una herencia de que otro se halle en
posesión por más de un año, si venciere en el juicio, no tendrá obligación de hacer
inventario para gozar de este beneficio, y sólo responderá de las cargas de la herencia
con los bienes que le sean entregados".
En el caso de que el demandado alegue que la tenencia del bien hereditario encuentra
fundamento en un acto transmisivo que realizara el causante, ha de estimarse
improcedente la acción de petición de herencia.
La identificación del heredero real y la pérdida de la condición sucesoria por parte del
heredero aparente, plantea la necesidad de restituir a aquél el conjunto de los bienes
hereditarios, así como, la sucesión en la posesión de la masa hereditaria.
La aplicación del principio de subrogación real implica que el verdadero heredero puede
reclamar al heredero aparente los bienes y derechos que hayan ingresado en su
patrimonio a consecuencia de las enajenaciones realizadas durante el período de
apariencia hereditaria.
3.4.-Plazo de prescripción
Dada la falta de regulación, el TS establece: "en evitación de que alguno de los derechos
sobre bienes inmuebles pertenecientes a la masa hereditaria pudiera tener un plazo
prescriptivo superior al de la propia acción de petición de herencia, y atendiendo a su
indudable eficacia real, lo más operativo es considerar que prescribe a los 30 años
contados a partir de la muerte del causante"
El art. 1003 establece que "por la aceptación pura y simple, o sin beneficio de
inventario, quedará el heredero responsable de todas las cargas de la herencia, no sólo
con los bienes de ésta, sino también con los suyos propios".
Una recta interpretación del art. 1003 resalta que "las cargas de la herencia" integran al
menos una trilogía de obligaciones:
En sentido técnico, sólo puede afirmarse que existe sucesión respecto de las deudas del
causante, dada su preexistencia a la apertura de la sucesión. En cambio, las cargas de la
herencia, en el sentido antes indicado, y los legados, por principio, sólo pueden tener
virtualidad una vez fallecido el causante y abierta la sucesión.
Recapitulando, el legitimario que sea heredero responderá por los legados, como mucho
y en su caso, sólo hasta donde alcancen los bienes hereditarios que no le correspondan
por legítima. El heredero voluntario, en cambio, habrá de responder de forma ilimitada
frente a los legados establecidos por el causante.
Para buena parte de la doctrina contemporánea parece que puede defenderse que,
incluso una vez aceptada pura y simplemente la herencia, los acreedores de la herencia
tendrían preferencia frente a los legatarios y los acreedores del heredero.
En cuanto a la legitimación, el art. 3.4 permite que tanto los acreedores del deudor
fallecido como los herederos de éste o bien el administrador de la herencia soliciten el
concurso de la herencia, pero no de cualquier herencia sino solamente de aquella que no
haya sido aceptada de modo puro y simple. Por otro lado, el último inciso del art. 3.4
parece crear un nuevo caso de aceptación automática a beneficio de inventario, al decir
que la solicitud formulada por el heredero producirá los efectos de la aceptación a
beneficio de inventario.
INDICE
La existencia de varios herederos trae consigo que, una vez acaecida la aceptación de
diversas personas llamadas a la herencia, tenga lugar una situación conocida como
"comunidad hereditaria".
Se considera que pertenecen a la herencia indivisa no sólo todos los bienes dejados por
el causante al momento de su fallecimiento, sino que incluso los frutos, rentas,
accesiones o cualquier tipo de incrementos que generen los bienes hereditarios ha de
considerarse que pertenecen a la comunidad hereditaria y no al heredero que, en su caso,
los hubiera poseído durante el período de indivisión, como se deduce del artículo 1063
CC.
1. En primer lugar, tanto las reglas establecidas por el testador, cuanto los pactos o
acuerdos a que hayan llegado los coherederos.
2. Las disposiciones del Código relativas a la partición de la herencia.
3. Las reglas codificadas de los artículos 392 CC y siguientes, relativas a la
copropiedad por cuotas o comunidad ordinaria, convenientemente adaptadas al
supuesto de hecho característico de la comunidad hereditaria.
Artículo 394 CC: "Cada partícipe podrá servirse de las cosas comunes, siempre que
disponga de ellas conforme a su destino y de manera que no perjudique el interés de la
comunidad, ni impida a los copartícipes utilizarlas según su derecho".
Conviene tener en cuenta que la primera fuente aplicable es la voluntad del causante o
los acuerdos de los herederos. Por tanto, el precepto anterior tendrá vigencia mientras
no exista previsión en contra de aquellos.
La jurisprudencia reitera que cada uno de los coherederos puede ejercitar por sí mismo,
en beneficio de la comunidad hereditaria, cualesquiera acciones que puedan resultar
beneficiosas para la misma, estableciendo igualmente que la sentencia favorable
aprovechará a los demás coherederos, sin que, en cambio, pueda perjudicarles la
sentencia que resulte adversa al heredero accionante.
Artículo 1084 CC: "Hecha la partición, los acreedores podrán exigir el pago de sus
deudas por entero de cualquiera de los herederos que no hubiere aceptado la herencia a
beneficio de inventario, o hasta donde alcance su porción hereditaria, en el caso de
haberla admitido con dicho beneficio.
En uno y otro caso el demandado tendrá derecho a hacer citar y emplazar a sus
coherederos, a menos que por disposición del testador, o a consecuencia de la partición,
hubiere quedado él solo obligado al pago de la deuda".
Artículo 399 CC: "Todo condueño tendrá la plena propiedad de su parte y la de los
frutos y utilidades que le correspondan, pudiendo en su consecuencia enajenarla, cederla
o hipotecarla, y aun sustituir otro en su aprovechamiento, salvo si se tratare de derechos
personales. Pero el efecto de la enajenación o de la hipoteca con relación a los
condueños estará limitado a la porción que se le adjudique en la división al cesar la
comunidad".
Artículo 1067 CC: "Si alguno de los herederos vendiere a un extraño su derecho
hereditario antes de la partición, podrán todos o cualquiera de los coherederos
subrogarse en lugar del comprador, reembolsándole el precio de la compra, con tal que
lo verifiquen en término de un mes, a contar desde que esto se les haga saber".
Sea a título gratuito u oneroso, uno de los herederos puede adquirir la cuota
correspondiente a los demás, extinguiéndose así la comunidad hereditaria por perder su
necesario presupuesto de pluralidad de herederos.
INDICE
1.- La participación
1.1.- Noción general y tipos de participación
1.2.- La cuestión de la naturaleza jurídica de la partición
2.- La partición realizada por el propio testador
2.1.- Características especiales de la partición realizada por el testador
2.2.- Presupuestos y alcance de la partición por el testador
2.3.- La reforma del segundo párrafo del artículo 1.056 por la Ley 7/2003, de 1
de abril
3.- La acción de división hereditaria
3.1.- Características de la acción de división
3.2.- La prohibición o el pacto de indivisión
3.3.- Capacidad y legitimación para partir
4.- La partición realizada por el contador-partidor
4.1.- Las notas características del cargo de contador-partidor
4.2.- El nombramiento del contador-partidor
4.3.- Funciones y facultades del contador-partidor
5.- La parte convencional o realizada por los propios coherederos
5.1.- Cuestiones de capacidad
5.2.- Los principios de unanimidad y de libertad de pacto en la partición
convencional
5.3.- La unanimidad y el contador-partidor dativo
6.- La partición judicial y la partición arbitral
6.1.- La partición judicial
a) Bajo la vigencia de la LEC 1881
b) La regulación en la LEC 2000
6.2.- La prohibición testamentaria de intervención judicial en la testamentaria
6.3.- La partición arbitral
TEMA 22. LA PARTICIÓN Y SUS FORMAS
1.- La partición
Según la tesis sustitutiva, también llamada teoría intermedia, la partición sería un mero
acto de determinación y concreción de los bienes adjudicados a cada uno de los
herederos que sustituye así a la cuota hereditaria en abstracto existente durante el
período de comunidad hereditaria.
Artículo 1056 CC: "Cuando el testador hiciere, por acto entre vivos o por última
voluntad, la partición de sus bienes, se pasará por ella, en cuanto no perjudique a la
legítima de los herederos forzosos".
La partición realizada por el propio testador goza de un régimen especial, por las
siguientes razones:
El segundo párrafo del artículo 1056 CC establece: "El testador que en atención a la
conservación de la empresa o en interés de su familia quiera preservar indivisa una
explotación económica o bien mantener el control de una sociedad de capital o grupo de
éstas podrá usar de la facultad concedida en este artículo, disponiendo que se pague en
metálico su legítima a los demás interesados. A tal efecto, no será necesario que exista
metálico suficiente en la herencia para el pago, siendo posible realizar el abono con
efectivo extrahereditario y establecer por el testador o por el contador-partidor por él
designado aplazamiento, siempre que éste no supere cinco años a contar desde el
fallecimiento del testador; podrá ser también de aplicación cualquier otro medio de
extinción de las obligaciones. Si no se hubiere establecido la forma de pago, cualquier
legitimario podrá exigir su legítima en bienes de la herencia. No será de aplicación a la
partición así realizada lo dispuesto en el artículo 843 y en el párrafo primero del artículo
844".
2.4.- La reforma del segundo párrafo del artículo 1056 CC por la Ley
7/2003 de 1 de abril.
La reforma del segundo párrafo del artículo 1056 CC por la Ley 7/2003 sustituye la
expresión relativa al "padre" por el testador; se abandona la referencia a los hijos y
queda claro que la norma se refiere a los legitimarios; la explotación es ahora
"económica", sin mayores adjetivos, pero lo fundamental es que, en beneficio del
mantenimiento de la explotación o de la sociedad de capital, se amplía el plazo de pago
a los restantes legitimarios hasta los 5 años.
Artículo 1052 CC: "Todo coheredero que tenga la libre administración y disposición de
sus bienes, podrá pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia. Por los
incapacitados y por los ausentes deberán pedirla sus representantes legítimos".
La regla tiene la excepción de que se encuentre llamado a la herencia un nasciturus
(artículo 966 CC) pues ha de entenderse suspendida la eventual división de la herencia.
Con carácter general, rige el mismo trato que las situaciones de cotitularidad o
copropiedad.
Artículo 1965 CC: "No prescribe entre coherederos, condueños o propietarios de fincas
colindantes la acción para pedir la partición de la herencia, la división de la cosa común
o el deslinde de las propiedades contiguas".
Según la opinión doctrinal que estima aplicable el artículo 400 CC, el período de
indivisión no debe exceder de 10 años.
Esto no obstante, será válido el pacto de conservar la cosa indivisa por tiempo
determinado, que no exceda de diez años. Este plazo podrá prorrogarse por nueva
convención".
Artículo 1052 CC: "Todo coheredero que tenga la libre administración y disposición de
sus bienes, podrá pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia.
Por los incapacitados y por los ausentes deberán pedirla sus representantes legítimos".
En cambio, la vigente LEC niega al cónyuge supérstite (cuando no deba ser considerado
simultáneamente heredero) la legitimación para instar la división de la herencia,
considerándolo un mero "interesado" y partícipe en la Junta de herederos regulada ahora
en el artículo 783 de la Ley rituaria actual.
Podrán pedir igualmente la división de la herencia tanto los cesionarios cuanto los
herederos de los propios herederos y/o legatarios de parte alícuota del causante,
atendiendo a lo dispuesto en el artículo 1055 CC, pero "deberán comparecer bajo una
sola representación".
En los casos en que el nombramiento se lleve a efecto mortis causa, parece natural
exigir que el acto a través del cual se efectúe el nombramiento ha de revestir las mismas
formalidades que el testamento. El nombramiento a través de un acto inter vivos puede
realizarse de cualquier manera, sin que existan razones (aparte de las probatorias) que
justifiquen la exigencia del documento público.
En la práctica no suele llevarse a cabo, en sentido estricto, por los propios coherederos,
sino que éstos a su vez, designarán a un experto en Derecho para que lleve a cabo las
diversas operaciones particionales y las adjudicaciones de bienes.
Requiere el artículo 1058 CC que los herederos sean mayores de edad y tengan la libre
administración de sus bienes.
En el caso de que haya sido llamados a la herencia menores de edad que se encuentren
representados por los titulares de la patria potestad, sin que entre los menores y sus
progenitores exista conflicto de intereses, aquéllos estarán representados por sus padres,
quienes en modo alguno necesitarán contar con autorización judicial para llevar a efecto
la partición convencional.
Si entre los progenitores y los menores de edad hubiere conflicto de intereses, será
necesaria la designación del defensor judicial.
Respecto a los menores emancipados, gozan de plena capacidad para intervenir por sí
mismos en la partición convencional.
La partición que, en nombre de los incapacitados, lleven a cabo el tutor o el curador
necesitará autorización judicial previa y aprobación posterior (artículo 271.4 CC).
Igualmente el representante legítimo del ausente.
b) La regulación en la LEC-2000
Los artículos 782 y siguientes LEC-2000 pretenden conseguir que se lleve a efecto las
operaciones divisorias, y a tal efecto, la partición judicial será llevada a cabo por un
contador que ha de contar con el consentimiento o la conformidad de los interesados en
la herencia. Si entre ellos no hubiere conformidad serán concluidas recurriendo a los
trámites del nuevo juicio verbal (art. 787.5), dejando a salvo el derecho de los
interesados a hacer valer cuantos pudieran "corresponderles sobre los bienes
adjudicados en el juicio ordinario que corresponda".
INDICE
Tema 23. La colación
Sin embargo, los bienes no hay que aportarlos a la masa hereditaria, así lo dispone el
art. 1045.1 "no han de traerse a colación y partición las mismas cosas donadas, sino su
valor al tiempo en que se evalúen los bienes hereditarios".
Sin embargo, algunos autores italianos de la primera mitad del siglo XX,
fundamentándose en la igualdad entre los descendientes, consideraban que las
donaciones son anticipos de la herencia.
Es posible la colación:
La exigencia del título de heredero replantea también aquí la verdadera naturaleza del
título sucesorio ostentado por el cónyuge viudo, el heredero en cosa cierta y el legatario
de parte alícuota. No podemos, naturalmente, volver sobre dichas cuestiones debiendo
reenviar a cuánto hemos expuesto anteriormente en relación con cada uno de tales
supuestos, pues, a nuestro juicio, no cabe establecer una calificación general e
indiscutible en relación con ninguno de ellos, sino que en cada caso exigirá determinarla
mediante la correcta interpretación testamentaria.
Art. 1039 que "los padres no estarán obligados a colacionar en la herencia de sus
ascendientes lo donado por éstos a sus hijos".
Así, Pedro (ascendiente), sin "parar mientes" ni realizar declaración de colación, dona a
su nieta María (hija), al nacer, un precioso chalé en la Costa del Sol, del que
naturalmente gozan durante muchos años la hija de Pedro, Mercedes (madre, en el
precepto) y el resto de la familia.
Al fallecer Pedro, nombrando herederos por partes iguales a todos sus hijos (Mercedes,
Pedro, Pablo, Ana y Joaquín), los hermanos de Mercedes, al no haberles regalado el
abuelo ningún inmueble a los restantes nietos, pretenden que de la cuota
correspondiente a Mercedes ha de descontarse el valor del chalé, regalado a María.
¿Quid iuris? La colación es improcedente, dado que María carece del carácter de
heredera respecto de su abuelo.
Por su parte, el primer inciso del art. 1040 dispone que "tampoco se traerán a colación
las donaciones hechas al consorte del hijo". Esto es, las atribuciones gratuitas que
benefician a los parientes por afinidad (hijos políticos: yerno o nuera) estarían excluidas
de la colación tanto por disponerlo así este precepto, cuanto por el hecho de que, aunque
fueran designados herederos por el causantedonante, en la medida del tercio de libre
disposición, no unirían a tal condición la cualidad de legitimarios.
Cuanto acabamos de afirmar en este subepígrafe, requiere una precisión en relación con
la eventualidad de que tenga lugar el derecho de representación. Dispone en tal sentido
el art. 1038 que los nietos "colacionarán todo lo que debiera colacionar el padre si
viviera, aunque no lo hayan heredado" e incluso lo recibido en vida del causante "a
menos que el testador hubiese dispuesto lo contrario".
Como regla, cualesquiera liberalidades realizadas en vida del causante y a título gratuito
deben considerarse liberalidades colacionables. En tal sentido, el art. 1035 "... por dote,
donación, u otro título lucrativo". En consecuencia, permite considerar integradas dentro
de las liberalidades colacionables cualesquiera transferencias patrimoniales que, a título
gratuito, hubieren beneficiado o enriquecido al heredero forzoso en vida del causante.
Resulta, indiferente que la transmisión gratuita haya consistido en una donación
propiamente dicha o en cualquier otro acto (ej. pago) o contrato (ej. seguro) que tuviere
como beneficiario al heredero forzoso.
Art. 1043: "serán colacionables las cantidades satisfechas por el padre para redimir a sus
hijos de la suerte de soldado, pagar sus deudas, conseguirles un título de honor y otros
gastos análogos".
En caso de que los herederos forzosos a considerar sean los ascendientes, por
fallecimiento de uno de los hijos, es obvio que habría que adecuar la misma regla a tal
supuesto de hecho.
Tampoco estarán sujetos a colación los gastos realizados por los padres y ascendientes
para cubrir las necesidades especiales de sus hijos o descendientes con discapacidad".
El tercer grupo:
Art. 1037: "No se entiende sujeto a colación lo dejado en testamento (en mortis
causa) si el testador no dispusiere lo contrario, quedando en todo caso a salvo las
legítimas". En efecto, nuestro sistema de colación parte de que han de
colacionarse los bienes o los valores recibidos por el heredero forzoso "en vida
del causante" (arts. 1035).
Los efectos de la colación dependen, ante todo, del sistema instaurado legalmente y que
haya de ser considerado. El Código sigue el sistema "la imputación de carácter
contable", por lo que el donatario/legitimario no habrá de aportar in natura al "as
hereditario" los bienes o beneficios que recibiera en vida del causante a título gratuito.
Por eso desde la publicación del Código el primer párrafo del art. 1045 fue terminante al
afirmar que "no han de traerse a colación y partición las mismas cosas donadas o dadas
en dote, sino su valor al tiempo de la donación o dote, aunque no se hubiese hecho
entonces su justiprecio"; segundo párrafo "el aumento o deterioro posterior a la
donación, y aun su pérdida total, casual o culpable, serán a cargo y riesgo o beneficio
del donatario". Imponía el Código la imputación contable, aunque la valoración o el
evalúo del valor de los bienes donados exigía retrotraerse al tiempo de la donación,
muchas veces, muy alejados de la apertura de la sucesión y, por tanto, del evalúo de los
restantes bienes hereditarios.
El art. 1045, vigente, establece "No han de traerse a colación y partición las mismas
cosas donadas, sino su valor al tiempo en que se evalúen los bienes hereditarios (…)",
sigue manteniendo el sistema de imputación contable, pero modifica el momento
temporal de valoración "sino su valor al tiempo en que se evalúen los bienes
hereditarios".
A tal efecto se refiere el art. 1047 afirmando que "el donatario tomará de menos en la
masa hereditaria tanto como ya hubiese recibido, percibiendo sus coherederos el
equivalente, en cuanto sea posible, en bienes de la misma naturaleza, especie y calidad".
Si los bienes donados fueren inmuebles, los coherederos tendrán derecho a ser
igualados en metálico o valores mobiliarios al tipo de cotización; y, no habiendo
dinero ni valores cotizables en la herencia, se venderán otros bienes en pública
subasta en la cantidad necesaria.
Cuando los bienes donados fueren muebles, los coherederos sólo tendrán
derecho a ser igualados en otros muebles de la herencia por el justo precio, a su
libre elección.
Las imputaciones contables que han de llevarse a cabo para la fijación de la legítima o
para determinar la cuota que corresponda a cada uno de los legitimarios en fase de
partición tienen distinta finalidad y significado.
Así ha tenido ocasión de declararlo la STS 2/2010 en un caso en que el testador, con dos
hijos, atribuye a uno, demandante, la legítima corta y al otro lo designa heredero
universal disponiendo, además, a favor de éste que no se tuviese en cuenta la donación
de un inmueble recibida por él: "todas las donaciones, colacionables o no, deberán
incluirse en el cómputo del donatum al efecto de cálculo de la legítima, como han
declarado las sentencias (...). No hay duda pues que en el cómputo de la legítima se ha
de añadir el valor de las donaciones hechas por el causante: sentencias (...). En
consecuencia, se debe declarar la ineficacia de la cláusula sexta por la razón esencial de
la falta del poder de disposición del causante sobre la fijación de la legítima y por la
imperatividad de las normas que la regulan y en este único sentido se debe estimar la
demanda".
GONZALO CASTRO SÁENZ DEL CASTILLO
LA PARTICIÓN
1. La práctica de la partición
El Código Civil contiene escasas reglas sobre la práctica de la partición, debido a que,
en el tardío momento de su publicación, se consideraban aplicables, con carácter
general, las reglas establecidas en relación con el juicio de testamentaría propias de la
LEC de 1881.
Los artículos 959 y ss. del Código Civil regulan el supuesto característico de que la
viuda del causante haya quedado embarazada o encinta.
Dicha medida precautoria tiene por objeto que la partición no se comience hasta el
momento en que se determine si el nasciturus efectivamente llega a nacer cumpliendo
los requisitos del artículo 30 CC y siendo, por tanto, un heredero más. No obstante, la
viuda ha de cumplir una serie de cautelas:
Inventariar significa solo realizar una enumeración de los bienes que conforman la masa
hereditaria. El avalúo, por su parte, implica atribuir una valoración o estimación a cada
uno de los bienes considerados. Sin embargo, en la práctica el inventario y el avalúo
suelen realizarse conjuntamente.
i) Metálico
ii) Efectos públicos
iii) Alhajas
iv) Semovientes
v) Frutos
vi) Muebles
vii) Inmuebles
viii) Derechos y acciones
3.2 Liquidación
La fase de liquidación implica hallar el neto partible entre los herederos, deduciendo del
activo hereditario el correspondiente pasivo, lo que implica en la práctica atender al
pago de las deudas existentes, tomando o detrayendo parte del metálico existente en la
masa hereditaria o, en su caso, realizando algunos bienes de fácil conversión en
metálico.
Una vez asignados los lotes a los correspondientes herederos, se llega a a la fase de
adjudicación, en la cual se atribuye a cada uno de los herederos los bienes que le han
correspondido, haciéndole entrega en su caso de los títulos de pertenencia conforme a
las reglas establecidas en los artículos 1065 y 1066.
5. La ineficacia de la partición
Habrá nulidad de la partición propiamente dicha cuando falte alguno de los elementos
esenciales que habrían de constituir la base natural de la partición (el testamento es
nulo; falta de consentimiento de alguno de los herederos en la partición; etc.) o cuando
la partición se haya llevado a cabo en contravención de alguna norma imperativa. Así
ocurrirá si el contador-partidor es simultáneamente heredero (en contra de los dispuesto
en el artículo 1057) o si, existiendo algún heredero menor de edad y oposición de
intereses, no ha habido intervención del defensor judicial.
Establece el artículo 1081 que “la partición hecha con uno a quien se creyó heredero sin
serlo, será nula”.
7. La rescisión de la partición
El artículo 1074 ordena que “podrán también ser rescindidas las particiones por causa
de lesión en más de la cuarta parte, atendiendo al valor de las cosas cuando fueran
adjudicadas”.. La idea de lesión se concreta en este supuesto en que uno o varios de los
coherederos han recibido menos del 75% de lo que realmente hubiera debido
corresponderle en las adjudicaciones.
En relación con el plazo de ejercicio, el artículo 1076 establece que la acción rescisoria
por causa de lesión durará cuatro años, contados desde que se hizo la partición, sin que
quepa prórroga o suspensión de dicho plazo.
El artículo 1077.3 CC establece que “si se procede a nueva partición, no alcanzará ésta a
los que no hayan sido perjudicados ni percibido más de lo justo”. Por tanto, la
denominada nueva partición puede ser un mero reajuste parcial de la partición en su día
practicada en el que estarán interesados únicamente los lesionados y los beneficiarios,
pero no los restantes herederos.
El principio general del favor partitionis hace que en tales casos el CC no se incline por
decretar la nulidad o la rescisión de la partición, sino únicamente por instaurar un
remedio de menor alcance, que tiene como objeto exclusivo modificar o complementar
la partición realizada. El artículo 1079 prevé que “la omisión de alguno o algunos
objetos o valores de la herencia no da lugar a que se rescinda la partición por lesión,
sino que se complete o adicione con los objetos o valores omitidos”.