El presente artículo se inicia con una reflexión alrededor del término
libertad, de su significado y su sentido en nuestro mundo y en nues- tras vidas. Posteriormente vincula dicho término con la Vida Religiosa analizando su papel desde la misma, en aras de la búsqueda de la li- bertad evangélica.
Testimonio 289 2018, 23-30
La Vida Religiosa (en adelante obrar de una manera o de otra, y
VR), junto con la vida monástica, de no obrar, por lo que es respon‑ ha vivido históricamente en la apa‑ sable de sus actos”. La segunda, rente contradicción de ser y apare‑ señala que es el “estado o condi‑ cer, al misto tiempo, como un es‑ ción de quien no es esclavo”. Li‑ tilo de vida libre y no libre. No bertad se opone a esclavitud, que podemos negar esta contradicción puede resumirse como “un estado entre el ideal y la realidad, y deseo de sujeción”. Las dos orientaciones reflexionar sobre ambos, subrayan‑ fundamentales del término liber‑ do las posibilidades de vida libre tad son libertad de y libertad pa‑ y generadora de libertad evangéli‑ ra. ca que es propia de la VR. Todas las definiciones y deli‑ mitaciones lingüísticas son contex‑ tuales e históricas, de forma que Libertad, libertades y sus los contextos, sincrónicos y diacró‑ opuestos nicos, concretan el significado y el alcance de las palabras, de sus sen‑ El diccionario de la RAE cuen‑ tidos y de sus diferentes usos. ta con doce acepciones para defi‑ nir la palabra “libertad”, de las cuales solo dos son negativas. Esta ¿La ilusión de la libertad? riqueza de sentido es indicadora de su polisemia y de ese rasgo elusi‑ La libertad, que constituye uno vo que impide definirla, aunque se de los sueños y proyectos funda‑ la pueda delimitar y describir. Me mentales del ser humano, se ha quedo solo con los dos primeros convertido desde hace largo tiem‑ significados. La primera acepción po en una palabra “talismán”, cu‑ dice que libertad es la “facultad yo uso en los discursos y en las natural que tiene el hombre de prácticas se devalúa y revalúa con‑ 336 tinuamente. Es una palabra de con‑ buen uso de la libertad responsa‑ tenido condensado que, por un la‑ ble, de la libertad de conciencia, do, no puede dejar de utilizarse y, de los libres resultados del discer‑ por otro, necesita explicarse y de‑ nimiento y de los procesos de cre‑ limitarse cuando se utiliza, pues cimiento evolutivo, de la libertad de su uso se derivan consecuencias heroica y humilde que ha condu‑ prácticas. Es indudable que tales cido a muchas personas a dar la vi‑ características dificultan reflexio‑ da. Y, junto a ellas, con ellas a me‑ nar sobre la libertad, aunque, pese nudo, contamos con una parte de a ello, la reflexión es necesaria. la humanidad que, en la cotidiani‑ dad, es interna y externamente li‑ En nuestro mundo globalizado, bre, gente anónima y desconocida bajo la capa de la libertad se es‑ que resulta imprescindible para el conden los manejos de los que apa‑ equilibrio de lo humano: sujetos recen como dueños del mundo, singulares, grupos, comunidades, esos poderes que en nombre de la pueblos... libertad deciden sobre la vida y la muerte, deciden sobre los bienes La VR participa de estos lo‑ de este mundo, deciden sobre el gros, de las contradicciones y am‑ sexo y la convivencia. bigüedades de la libertad, de los anhelos humanos y de mucha de El empleo del término también su resignada pasividad. En la VR hay que ligarlo a las ideas que asu‑ late el pulso de la libertad evangé‑ me la mayor parte de la ciudada‑ lica. Más aún: por tratarse de un nía, una libertad asociada, casi modo de vida profético, implica el siempre, a los derechos y, escasas ejercicio activo, y a veces heroico, veces, a las obligaciones; una li‑ de la libertad. En la realidad coti‑ bertad confundida con múltiples y diana cada religiosa y religioso, ca‑ contradictoras libertades; dispues‑ da institución religiosa vive las ta a ser sacrificada en aras de la se‑ contradicciones de dicho drama, guridad, paralizada a menudo por que a menudo desvelan cuándo se los miedos y poco respetuosa de y intenta seguir la orientación evan‑ con la libertad de los/as otros/as. gélica sin renunciar al clericalismo Una libertad desgajada de su con‑ ni a las seguridades. Estas contra‑ dición responsable, la condición dicciones suelen concluir con el sa‑ que le da sentido humano y huma‑ crificio de la libertad en aras de las nizador. propias conveniencias. Junto a estos vínculos negati‑ Contemporáneamente, la VR vos y ambiguos, destacan los crea‑ muestra su condición libre en su‑ tivos: el crecimiento humano pro‑ jetos concretos, comunidades e, in‑ ducto de una mayor conciencia de cluso, congregaciones. Esta mani‑ la libertad, y la conquista de liber‑ festación abierta de la libertad tades concretas. Nos enorgullece‑ evangélica ha acarreado duros mos de las personas que hacen conflictos con diferentes poderes Para ser libres. Libertad y vida religiosa 337 eclesiásticos y civiles. En definiti‑ tro ámbito, sabemos hace tiempo va, la libertad inscrita en la VR es que un requisito fundamental de la una realidad cotidiana, evangélica vocación es la libertad. Por tanto, y humana, agridulce, dramática y si existe este inevitable condicio‑ hecha de claroscuros, como suce‑ namiento ¿podemos referirnos los/ de, en general, a todos los huma‑ as religiosos/as al valor y al ejerci‑ nos, pero con la peculiaridad de cio evangélico de nuestra libertad que intenta mostrar públicamente personal y colectiva? ¿A qué alu‑ la libertad evangélica para animar dimos cuando hablamos del desa‑ esa misma libertad en sus diversos rrollo progresivo y transversal de entornos. la libertad? El primer paso para crecer y desarrollarnos como sujetos y co‑ Libertad condicionada munidades libres es, justamente, la y condiciones de libertad toma de conciencia de los condi‑ cionamientos de la libertad en el En Occidente y en contextos propio contexto. Consciencia de lo occidentalizados predomina la pe‑ que hemos recibido y elegimos ligrosa creencia de que somos una aceptar, de cuánto de esa herencia sociedad de sujetos libres, como si decidimos rechazar, o lo que deci‑ la libertad fuera solo la conquista dimos subvertir. Se trata de la to‑ y la condición de la que hablan las ma de conciencia de las razones, Constituciones de cada país y la profundas y superficiales, de nues‑ Carta de los Derechos Humanos. tras elecciones, de la toma de con‑ Es una creencia peligrosa, porque ciencia de los criterios que acepta‑ esconde interesadamente el tras‑ mos para elegir y seguir eligiendo. fondo de esclavitud que el perver‑ Cuanto más crece la consciencia so sistema kyriarcal del capitalis‑ activa, más humana hacemos la mo neoliberal reviste de libertad y humanidad. Cuanto más humani‑ vende como libertades. Tales zamos, más libres, liberadoras y creencias nos hacen conscientes de liberadores somos. los condicionamientos de toda li‑ El segundo factor imprescin‑ bertad, pues no existe la libertad dible para el desarrollo de la liber‑ en abstracto. tad es la conciencia crítica, la El primer e inevitable condi‑ cual, como no está bien vista, nos cionamiento de la libertad provie‑ cuesta aceptar. Tomo la crítica se‑ ne de la cultura en la que nacemos gún su etimología, es decir, como y crecemos. La cultura impregna la capacidad de discernimiento. El los contextos primarios del desa‑ espíritu crítico, ciertamente incó‑ rrollo humano, tales como el pro‑ modo, es el espíritu de discerni‑ pio cuerpo, las capacidades y dis‑ miento. Deberíamos recordar que capacidades, la familia, la escuela, “crítica” y “crisis” provienen de la los grupos de pares, etc. En nues‑ misma raíz y están relacionadas. 338 Mercedes Navarro Puerto El espíritu crítico evangélico no elegir cosas tan básicas como la puede evitar la crisis, pero ella do‑ salud, el alimento, la educación, la ta a las decisiones personales y co‑ vivienda y las conexiones (Inter‑ lectivas, dentro y fuera de la VR, net, telemática...). La limitación de de mucha densidad, nos hace más los medios necesarios decide so‑ humanos y humanas, y por ello, bre el simple hecho de la vida y, en humaniza. todo caso, de las condiciones hu‑ manas del vivir. En el ámbito de La tercera característica de una las necesidades humanas parecería libertad en proceso de crecimien‑ que no pueden plantearse opciones to y desarrollo es la parresía, esa propias del ejercicio de la libertad, forma de audacia evangélica que pues los condicionamientos (po‑ consiste en hablar con libertad y breza) convierten a personas y pue‑ franqueza, hablar con verdad para blos en seres y grupos esclaviza‑ el bien común, incluso cuando pue‑ dos. Pero, si afinamos un poco, da suponer riesgos e incluso peli‑ podemos preguntarnos si no exis‑ gro. ten en ellos resquicios suficientes en que la libertad humana puede pasar al acto, pues lo cierto es que La libertad compañera nunca pude negarse la condición y acompañada libre de ningún ser humano, pese a sus esclavitudes impuestas, e in‑ Los condicionamientos de la li‑ cluso autoimpuestas. Siempre que‑ bertad nos sitúan en la realidad, de da algo, aunque parezca mínimo, forma que partiendo de esta liber‑ donde brilla la humana libertad. tad humana condicionada y, por Podemos afirmar otro tanto de tanto, consciente y humilde ante la esclavitud, de la cautividad, pues los límites, podemos referirnos a quienes nos creemos y sentimos las compañías de la libertad en el más libres no podemos negar as‑ ámbito de la VR. Constituyen un pectos, resquicios, zonas de escla‑ terreno resbaladizo de forma que vitud interna, social, institucional debemos contar con sus ambigüe‑ en relación con el injusto reparto dades y paradojas. de los bienes, ni podemos ocultar Comencemos con la compañía nuestra complicidad con las cauti‑ del poder y de la riqueza. El in‑ vidades propias y ajenas, cuyo fac‑ consciente colectivo cree que las tor principal es la carencia de me‑ personas y los grupos económica‑ dios básicos para la vida. mente potentes son más libres que Tomemos ahora a las personas aquellas que no tienen dinero, opo‑ e instituciones ricas, y por ello con niendo polarmente tener/no tener poder e influencia, que desde fue‑ con ser/no ser libres. Es un hecho ra parecen gozar de libertad (des‑ que las personas sin medios o con de dentro habría que matizar). Es medios muy limitados no pueden indudable que los recursos les otor‑ Para ser libres. Libertad y vida religiosa 339 gan libertades en cuestiones bási‑ la repetición compulsiva, ni por el cas de la vida, pero las libertades abismo del caos. En esta compañía no equivalen siempre a la libertad. de libertad, ley y orden, es usual colocar la obediencia, la cual, se‑ La libertad en relación con te‑ gún creo estaría mejor en relación ner o no tener bienes es relativa y con el discernimiento, la crisis y tenemos constancia histórica de el espíritu crítico. Se nos suele ol‑ ello. La libertad asociada a la po‑ vidar la importancia bíblica de la breza que quiere ser evangélica ha desobediencia para la historia de de tener en cuenta el propio con‑ la salvación. Considero que la obe‑ texto, el cual, particularmente pa‑ diencia debe ser tratada con toda ra las mujeres, pide reinterpretar seriedad, según la presenta el evan‑ la libertad acompañada de la po‑ gelio, como hypakoé (poner el oí‑ breza y la pobreza en relación con do, escuchar) referida a la relación la libertad. entre los humanos y Dios, y por lo La libertad en todos los contex‑ tanto buscando los criterios que tos humanos, y en la VR, suele an‑ harían posible discernir lo que se dar en compañía de la ley. El ser escucha. humano no puede ser libre ni de‑ La libertad, además, suele ir sarrollar su libertad más que en es‑ acompañada de los afectos, emo‑ trecha relación con la ley, la norma ciones y sexualidad de los seres y el orden. La ley se convierte en humanos. Los afectos y las emo‑ estructura externa e interna. En ciones impregnan cualquier reali‑ ciertos ambientes, la libertad se dad humana. Es engañoso creer asocia al caos, a momentos en los que la mente racional prescinde de que las exaltaciones y el descon‑ los afectos y las emociones. Afec‑ trol, individuales y colectivos, dan tos, emociones y sexualidad son la sensación de vivir unas condi‑ transversales. Los afectos y las ciones únicas de libertad. No hay emociones impregnan la “libertad que olvidar que el caos tiene su de” y la “libertad para”, unas ve‑ propio orden y que el momento si‑ ces para bien y otras para mal y, a guiente a la exaltación libre ha de menudo, para bien y mal mezcla‑ estar regido por elecciones y esci‑ dos. Se trata de esa libertad que lo‑ siones en las que, después de la “li‑ calizamos con mayor claridad en beración de”, se prueba la libertad el cuerpo y en la sexualidad, en‑ “para”. tendida esta como condición de hu‑ Lo habitual es la convivencia manidad, no solo como instinto. entre libertad y ley, libertad y or‑ De sobras es sabido hasta qué pun‑ den, una convivencia tensa en la to la sexualidad activa y no activa que cada categoría ha de estar en es una fuente tanto de libertad co‑ confrontación continua con la otra, mo de esclavitud. para que la realidad no se precipi‑ La VR ofrece un marco y gran‑ te ni por el abismo de la rigidez y des posibilidades para la realiza‑ 340 Mercedes Navarro Puerto ción de un proceso de liberación En esta línea, deseo esbozar cinco afectiva. La libertad afectiva nun‑ retos. ca está conseguida, pero podemos hablar de ella cuando somos cons‑ cientes de hallarnos en un proceso 1. Promoción humanista de desarrollo continuado. Del mis‑ El carisma de libertad y de mo modo que el marco de la VR amor (misericordia, compasión) es es liberador para los afectos, las promotor de humanidad y de cons‑ emociones y la sexualidad, hay que ciencia humanista, es decir, pro‑ afirmar que también ha sido y es motor potencial de humanismo. un marco para represiones, cauti‑ Este rasgo es valioso para la VR y vidades y perversiones de los mis‑ para la sociedad. La divina Ruah, mos. Por lo tanto, por sí mismo, el como bien sabemos, concede sus marco de la VR no garantiza la li‑ carismas para el bien común. bertad afectivo sexual de cada su‑ jeto; tampoco es por sí un marco opresivo donde se encierran los 2. Ampliación de la consciencia impulsos, las necesidades y los ins‑ tintos que, en este ámbito, nos ca‑ El aumento progresivo y com‑ racterizan a los humanos. Los cri‑ plejo de la consciencia, tanto indi‑ terios evangélicos de la VR son vidual como colectiva, es un rasgo liberadores, pero no se desarrollan que describe hoy a lo humano. Di‑ de forma automática, ni prescin‑ cho aumento requiere libertad su‑ den de la humana complejidad, ni ficiente a la vez que redunda en un están al resguardo de la perversión mayor y más hondo nivel de liber‑ de lo sagrado. tad.
Los retos de la libertad 3. Disminución/dominio de los
miedos La libertad y la liberación tie‑ Actualmente, tenemos sufi‑ nen hoy, también, otros nombres ciente conocimiento de la nefasta y necesitan ser miradas en pers‑ influencia del miedo y de los mie‑ pectivas nuevas, renovadoras y dos para el desarrollo de la liber‑ creativas, pero afectan a los hu‑ tad. La fe cristiana supone y gene‑ manos como nunca. Como nunca, ra un suficiente y adulto nivel de por la polisemia del concepto y la libertad, pero la fe y el miedo son manipulación de la que es objeto incompatibles. En la medida en por los poderes de todo tipo, con que transmitimos la fe, es decir, la confusión que genera y, tal vez somos testigos, sugerimos y ofre‑ por ello, la tarea de la libertad y cemos esa fe como Jesús en los de la liberación resultan más com‑ evangelios, posibilitamos un ma‑ plejas y reclaman mayor lucidez. yor nivel de libertad. En nuestro Para ser libres. Libertad y vida religiosa 341 mundo, en el que el miedo es uti‑ dado y lo supuesto, la rigidez de lizado transversalmente como ele‑ los esencialismos y los fundamen‑ mento de control, tenemos el de‑ talismos. safío de afrontarlo y, si es preciso, enfrentarlo. 5. Horizonte de evolución creativa De la mano de la flexibilidad 4. Flexibilidad vital avanzamos hacia la evolución que, La aceleración actual con los junto con la creatividad, precisa de continuos cambios obliga a reali‑ la libertad, de modo que no puede zar un esfuerzo adaptativo en el ser ni desarrollarse sin ella. Mos‑ que a veces se juega hasta la super‑ trar el carisma en este horizonte de vivencia. La vida reclama cambio evolución creativa es implicarse en para ser y desarrollarse, pero no la transformación profunda de todo ni cualquier cambio. Los nuestro mundo, en la conversión cambios han de ser discernidos y, de sus esclavitudes, en los cambios por ello, han de acompañarse de la estructurales para la justicia y la libertad. El discernimiento supone igualdad en la diversidad. Es im‑ una predisposición a la libertad y plicarse a fondo en la interpreta‑ la flexibilidad. La orientación al ción y la recreación del evangelio cambio hace la vida necesariamen‑ liberador de Jesús, humanidad li‑ te flexible y esta flexibilidad desa‑ bre, y del acontecimiento liberador fía continuamente la rigidez de lo de la Pascua.
Condensó: Manu Andueza
Si, a partir del s. XVIII no ha habido verdaderamente teólogos en Espa-
ña, ha sido por el miedo de pasar por sospechoso, de acabar en la hoguera o en la cárcel, o arrastrar el sambenito. Así se fue repitiendo incansablemen- te lo que “no tiene discusión” por insostenible que fuese. Llegó a hablarse de “teología segura”. Segura ¿de qué? Por descontado, no segura de haber lle- gado a conclusiones definitivas. Segura de no ser mal vista, de no compro- meterse a nada. La teología dejó de tener peso en la vida y en la cultura del país (Evangelista Vilanova, Historia de la teología cristiana, II, 375).
Rogelio Triviño Forte en El Panorama de Los Escritores en Habla Popular Extremeña Por Miguel Becerra Pérez en Actas de Las II Jornadas de Historia de Almendralejo y Tierra de Barros, 2011 P. 213-232