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1Urbanismo sostenible

Enfoque de los ecobarrios a las ecociudades

Rodrigo Calvache & Diego Fernando Aragón.


Mayo 2019.

Fundación Universitaria de Popayán.


Facultad de Arquitectura.
Electiva Profesional IX.
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Tabla de contenido
1.Introducción..................................................................................................................................1
1.1. Consideraciones Iniciales......................................................................................................1
2.Ecobarrio-Ecociudad....................................................................................................................3
1.1. En la actualidad.................................................................................................................4
1.2. Enfoque Urbano-Sostenible..............................................................................................4
3.Conclusión....................................................................................................................................8
Bibliografía......................................................................................................................................9
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1.Introducción

Un proyecto de ecociudad debe consolidarse con objetivos reales e ineludibles ya que su meta

debe tener una transformación de su entorno globalizado, solo así será un fenómeno urbano,

además debe tener enfoques precisos y rigurosos en la sostenibilidad dentro del ámbito urbano

que identifique todos los aspectos claves que configuran la realidad urbana con una formulación

clara y detallada de los objetivos generales y particulares o específicos. Es por ello que la

concepción de una ecociudad como una meta viva, debe tener constantemente una

retroalimentación, basada en una evaluación colectiva de todos y cada uno de los resultados, con

sus diferentes aspectos como cartografía que es un proceso importante que las etiquetas sobre

medidas.

Es por eso que, hoy en día más que atender a núcleos urbanos exclusivamente es más

relevante llevar un análisis de lo que puede ocurrir en contornos no definidos que carecen de

nombres extendidos entre las consolidadas ciudades.

1.1. Consideraciones Iniciales

La consolidación progresiva que se ha dado en la última década relaciona los conceptos

de ecociudad y ecobarrio a la sugerencia sobre la capacidad del simple prefijo: “eco” que

interpretado desde la conciencia de una crisis del medio ambiente, la economía y la sociedad

actual sintetizan un conjunto de cualidades que necesitan de adjetivos más específicos que han

sido difundidos a través de estos años en los entornos consolidados como las ciudades

ecológicas, sostenibles, con sus parques verdes para hacer de ellas más habitables y saludables,

con acceso a lugares agradables donde se pueda pasear, sus gentes sean solidarias e inteligentes
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en la convivencia, en resumen una ciudad para todos. Es así como dentro del conjunto de

etiquetas se ha ido consolidando un árbol  de ideas sobre la sostenibilidad del ámbito urbano,

cuyo consenso es cada vez mayor y mejor en cuanto a lo académico, profesionalismo,

instituciones avanzadas donde la mezcla de usos, movilidad, vitalidad del espacio público,

aplicación de energías renovables, los servicios de agua, la consideración de los residuos como

recursos, la inserción urbana de la biodiversidad y los ciclos naturales, la cohesión y la justicia

social, la atención prioritaria a las cuestiones de género y generación, la salud, la participación

ciudadana en democracia, y en general la realidad física del entorno urbano donde la participación

de los ciudadanos es más ineludible. Puesto que se tiene la seguridad que se ha avanzado mucho en

la articulación y desarrollo de ideas de sostenibilidad en el medio urbano, donde la literatura, la

profesionalidad y lo académico han jugado un papel importante dentro de la institucionalidad en el

momento que se requiere de incorporar nuevas ideas en los diversos ámbitos. Prueba de ello es el

documento pionero “El Libro Verde” que en 1990 se edita como una investigación sobre ecociudad

y ecobarrio.

En definitiva, se debe ser cauto con los conceptos excesivamente sintéticos, pues cuando

más prestigio adquiere corren el riesgo de experimentar decadencias y se convierten en documentos

vacíos y engañosos que se aplican a realidades vanas y en el peor de los casos en contenidos

opuestos y divergentes al original. En la historia del urbanismo se acuña un ejemplo de “Ciudad

Jardín” obra de Ebenezer Howard, que terminó despojado de sus elementos estructurales a pesar de

ser considerados potentes, considerado como una alternativa real de la ciudad industrial del S XlX,

pero quedó reducido a la banalidad que ha consumido al suelo rural europeo desde la postguerra.  
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2.Ecobarrio-Ecociudad

Es el caso de los ecobarrios y las ecociudades, que en los últimos años

comienza a vislumbrarse un riesgo similar por intervenciones urbanísticas donde parecen

escudarse detrás de cualquiera de las dos etiquetas para ofrecer desarrollos urbanos

convencionales en los que el prefijo “eco” sólo es justificable por la presencia de algún elemento,

generalmente relacionado con aspectos exclusivamente metabólicos, muchos de los cuales, por otra

parte y gracias a la extensión ineludible del paradigma ambiental, empiezan a ser de carácter

obligatorio, pero conviene ser preciso que el proceso impulsado por el afán de apropiarse han

terminado por acabar con las palabras ecobarrio y ecociudad y se ha impulsado la incorporación

aspectos innovadores a prácticas convencionales y lo cierto es que solo corresponden al afán

publicitario de intenciones y objetivos que a una realidad con resultados.

Igualmente también se pueden detectar maniobras encaminadas a lubricar o pintar de verde

una maquinaria inmobiliaria que se quedó atorada en el tiempo luego de funcionar en forma

descontrolada, corriendo unos riesgos donde sería inútil aunar esfuerzos para la defensa académica

del uso de neologismos que se remontan a su origen intentando hallar palabras nuevas con más

precisión para sustituirlas, el reto, por ende, está en aprovechar esta lubricación de las palabras

ecociudad y ecobarrio para avanzar en reflexiones sobre temas mencionados y que se han

consolidado en los últimos treinta años con unos fundamentos y bases sólidas en cuanto a la

sostenibilidad de las redes urbanas para afrontar los numerosos elementos que causan incertidumbre

a la hora de aplicar  un concepto claro de sostenibilidad en la escala interurbana, rural y territorial.

El espacio donde conviene plantear esta reflexión para que sea operativa debe ser de debate

abierto, lejos de falsas convergencias. Recordemos que hace una década, hubo un momento donde

la eclosión del paradigma ecológico dentro de la arquitectura y el urbanismo era fácil identificar
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corrientes diversas y contradictorias que se desarrollaban bajo un techo de lo ecológico con efectos

ilustrativos de cartografías con esquemas donde el trazo de un arco representaba en sus dos

extremos la regeneración ecológica del denominado: eco-tech.

1.1. En la actualidad

En la actualidad, la relación entre ecobarrio y ecociudad, son términos que se aplican

indistintamente a un barrio como un tejido consolidado que se ha remodelado con criterios de

participación en ecología, es el caso del Ecobarrio Trinitat Nova localizado en Barcelona o del

mismo Ecobarrio Vauban localizado en Friburgo, Alemania, donde el desarrollo comercial ex_novo

ha sido realizado mediante procesos convencionales de gestión en un suelo virgen cuyos criterios de

eficiencias tienen una exclusividad energética, de estas podemos citar la Ciudad Solar de Linz, la

Ecociudad de Bad Ischl, ambas localizadas en el país austriaco. Pero se puede dar el caso de

contraponer un modelo de ecociudad bioclimática, para muchos el actual paradigma de la ciudad

mediterránea compacta con una excelente sostenibilidad, dispersa, exenta y autosuficiente, que ha

sido difundido por los pioneros del urbanismo ecológico como Richard Register en California,

Roger Johnson en Australia, que están más relacionados con ideas de eco polis o ecoaldeas, aunque

afortunadamente luego de tres décadas, son tan numerosas y heterogéneas los ejemplos que

merecen ser reconocidos y mencionados que sería injusto hacer una lista donde cada vez habría que

añadir más y más propuestas que van naciendo, y las recopilaciones de proyectos adscritos a estas

denominaciones dan cuenta palpable de esta heterogeneidad.

1.2. Enfoque Urbano-Sostenible

El fin es situar reflexiones y debates con unos términos y conceptos operativos, que resultan

mejor que plantear confrontaciones entre modelos contrapuestos, por ello conviene comenzar a
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formular las divisiones específicas que emergen de un panorama heterogéneo. Ahora bien, en estas

divisiones es necesario mencionar aquellas que han atravesado el lumbral de las construcciones  de

su hábitat a lo largo del último siglo, entre lo urbano y arquitectónico, su contexto de la función y

forma; la tradición y el progreso, el diagnóstico ad-hoc y el modelo preconcebido, la sociedad civil

y mercadeo, el derecho a la vivienda y derecho a la ciudad sin solución de progreso o continuidad, y

así se puede seguir con este listado de muchas subdivisiones que aunque presentes en cada debate

cobran un protagonismo gracias al enfoque ecológico que plantean entre una ciudad compacta y una

ciudad dispersa, su diferenciación de funciones y la combinación de sus usos, los ciudadanos

expertos y la experiencia tecnológica, aquí cabe hablar de aquellas que han surgido directamente

como resultado de dicho enfoque: entre eficiencia energética y reducción  del consumo; entre suelo

virgen y suelo reutilizado; entre diseño pasivo e incorporación de dispositivos activos; entre

durabilidad y reciclabilidad, entre la naturaleza como ornato y la naturaleza como elemento básico

del ecosistema urbano. Este listado, por lo tanto, no pretende ser minucioso, pero se da  a fin de

reforzar la argumentación, y la existencia  de la patológica deriva la formación que han

experimentado en las tres últimas décadas las disciplinas del espacio físico, es ineludible

completarlo con la formulación de una dicotomía transversal, la que se plantea entre la belleza

como objetivo explícito y obsesivo de búsqueda y la belleza como resultado de un proceso, es

decir, como epifenómeno, es preciso en este punto profundizar que el concepto de dicotomía,

hace referencia a la contraposición intrínseca, hacer las cosas sin necesidad, entre dos extremos

elegidos: una apuesta exclusiva y extrema por la arquitectura y el objeto arquitectónico, como la

que se ha hecho durante casi dos décadas, conduce ineludiblemente a la disolución y la

banalización de la ciudad y a la residualización del contexto; el énfasis extremo en la reciclabilidad

y la versatilidad, entendidas como ligereza y facilidad de desmontaje, introduce inexorablemente


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incompatibilidades intrínsecas con los criterios de durabilidad, según los cuales debe primar la

presencia de masa, materia aglutinada e inercia térmica, por ende  se podría hacer muchas

formulaciones similares para cada dicotomía que se plantee, pero su clave se halla en un amplio

y fructífero recorrido que se encuentra en cada caso entre los extremos donde es precisamente

este amplio terreno intermedio propenso a la adversidad y solapamiento, interacción de

diferentes espacios, donde se debe centrar la reflexión y la práctica, sin caer nuevamente en

ingenuidades ni modelos simplificadores sobre todo en aspectos como; dejarse llevar por el

sentido común pues la virtud no está en término medio, solo en los términos generales se genera

soluciones que otorgan simultáneamente el mismo peso o valor a dos condiciones extremas. La

clave está en descubrir en cada caso el conjunto de posibles soluciones que ofrece una mayor

potencia en todos los aspectos relacionados, esto ocurre siempre en las proximidades de un

extremo más que en las del otro. Así la apuesta de reducir el consumo de suelo virgen es la de

mayor contenido de elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de

ellos debido a los impactos positivos en otros campos como la biodiversidad, movilidad, energía

y demás recursos cuya concepción es rigurosa en la sostenibilidad urbana donde debe primar el

uso e intervención del suelo reciclado lo cual aproxima la idea del ecobarrio al ámbito de la

regeneración urbana.

Son concebibles e incluso deseables en determinadas condiciones

intervenciones unitarias que actúen  sobre los  tipos de suelo, que en algún momento del proceso

hay qué determinar cuál es la proporción  más deseable y para ello hay que fijar criterios y

objetivos que orienten el manojo de decisiones;  este mismo ejercicio puede hacerse atendiendo a

cualquiera de las otras dicotomías, primando, por ejemplo, las soluciones de  diseño pasivo o
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tratando de identificar en qué elementos constructivos es preciso priorizar al máximo la

durabilidad y en cuáles la reciclabilidad.

Las contradicciones se hacen más palpables cuando se interrelacionan las variables entre

sí: la apuesta por la regeneración urbana, por ejemplo, en muchas ocasiones conduce a la

necesidad de priorizar soluciones paliativas frente a las pasivas para conseguir la adecuación

bioclimática, debido a las condiciones ya fijadas de la red urbana existente. 

El segundo aspecto clave a tener en cuenta, y que resulta imposible fijar al mismo tiempo

puntos óptimos para todas las dicotomías planteadas, por el gran número de variables en juego

que deja abierta siempre multitud de incógnitas multiplicando las posibles soluciones sinérgicas.

Desde el punto de vista técnico, esta constatación de la incertidumbre como marco de trabajo

tiene gran relevancia: por una parte, pone en cuestión la mera posibilidad de llegar

a soluciones técnicas óptimas en sí mismas a la hora de abordar la complejidad urbana y, por

otra, lejos de introducir la arbitrariedad, exige un especial rigor técnico a la hora de determinar

umbrales mínimos y máximos deseables para las variables contempladas dentro de cada contexto.

Situando en primer plano la necesidad de incorporar herramientas para la evaluación y monitoreo

de variables consideradas, con el fin de retroalimentar el proceso de conocimiento, sin embargo, la

relevancia de esta constatación es aún mayor en otro aspecto ya que sitúa en primer plano los

mecanismos para la selección entre las posibles soluciones técnicas, es decir, para la toma de

decisiones en el ámbito urbano, introduciendo en su proceso participación política.   Dentro de

esta dimensión, la dicotomía entre saber experto y voluntad ciudadana abre un amplio abanico de

interrelaciones dialécticas fundamentales de cara a una concepción rigurosa de las ideas de

ecobarrio y ecociudad, permitiendo entender mejor por qué la participación ciudadana

constituye una condición básica de sostenibilidad.


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3.Conclusión

Como conclusión esencial que se puede extraer de todo lo anterior es de

carácter metodológico donde  un enfoque riguroso de la sostenibilidad en relación con el ámbito

urbano exige, por una parte, una identificación pormenorizada de todos los aspectos claves que

intervienen en la configuración de la realidad urbana y, por  otra, una formulación clara y

detallada de los objetivos para la sostenibilidad en relación con cada uno de los aspectos, donde su

atención se fija en las diferentes dicotomías.

Con esta perspectiva la ecociudad aparece, no como una modalidad de intervención, como

una posible opción entre otras en el supermercado de las formas, sino como una meta ineludible a

alcanzar  como una meta para transformar globalmente el fenómeno urbano cuya formulación

sería aplicable a todas las ciudades del planeta, de tal modo que el término en sí mismo dejara de

cobrar sentido, convirtiéndose en una redundancia con coherencia entre sí, donde  los ecobarrios

no serían máquinas urbanas de eficiencia metabólica, ni intervenciones aisladas y virtuosas, sino las

unidades básicas de esa red de ecociudades y complementando esta concepción de la ecociudad

como meta viva e interdependiente con una continua retroalimentación en función de la

evaluación colectiva de los resultados que considere la ecociudad como proceso conjunto de

instrumentos para avanzar hacia dicha meta. Y desde esta perspectiva, la idea de ecobarrio no sería

un modelo prefijado ni una etiqueta aplicable a una localización específica dentro o en el entorno

de una ecociudad, sino un programa vivo para la transformación de los barrios realmente

existentes o para su aplicación rigurosa a las nuevas intervenciones. El objetivo, desde este punto

de vista, no sería tanto la excelencia de todos los resultados en relación con todas las variables

planteadas como la coherencia del propio proceso y el autoconocimiento sobre el mismo, pero

saber cartografiar este proceso es más importante que afanarse en aplicarle etiquetas mediáticas.  
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Este es,  sin duda, el camino a seguir para evitar los riesgos de banalización señalados en el

inicio de este análisis donde se juega el hecho de que el cuerpo de propuestas que se han presentado

bajo  etiquetas de ecobarrio y ecociudad está ya, como se ha mencionado,  relativamente

consolidado y el acuerdo al respecto es cada vez mayor a nivel institucional, profesional y

académico, en términos generales, realmente sabemos qué hacer para crear conductos de

sostenibilidad al interior de nuestras ciudades, conociendo de antemano cómo afrontar las

dicotomías emergentes  señaladas sin desconocer que falta mucho camino por recorrer en la

realidad que no podemos desconocer ya que esto sería ingenuo dejar a un lado para generar teorías y

prácticas donde se tracen dentro del mapa una sostenibilidad que abarque la totalidad del territorio.

4.Bibliografía

Verdaguer Viana-Cárdenas, C. (2010). De los ecobarrios a las ecociudades: una formulación


sintética de la sostenibilidad urbana. Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, (111),
77-86.
Rueda, S., de Cáceres, R., Cuchí, A., & Brau, L. (2012). El urbanismo ecológico. Agencia de
Ecología Urbana de Barcelona, Barcelona, 18-20.
Higueras, E. (2009). El reto de la ciudad habitable y sostenible. DAPP.
Ramírez, A., & Sánchez, J. (2009). Enfoques de desarrollo sostenible y urbanismo. Revista
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Torres, P., & Alberto Cedeño, C. (2015). Ecourbanismo y habitabilidad regional. Contribuciones
de América Latina.
Gaja Díaz, F. (2008). Urbanismo Ecológico, ¿sueño o pesadilla?
Ramírez, A. (2002). La construcción sostenible. Física y sociedad, 13, 30-33.
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