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Tabla de contenido
1.Introducción..................................................................................................................................1
1.1. Consideraciones Iniciales......................................................................................................1
2.Ecobarrio-Ecociudad....................................................................................................................3
1.1. En la actualidad.................................................................................................................4
1.2. Enfoque Urbano-Sostenible..............................................................................................4
3.Conclusión....................................................................................................................................8
Bibliografía......................................................................................................................................9
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1.Introducción
Un proyecto de ecociudad debe consolidarse con objetivos reales e ineludibles ya que su meta
debe tener una transformación de su entorno globalizado, solo así será un fenómeno urbano,
además debe tener enfoques precisos y rigurosos en la sostenibilidad dentro del ámbito urbano
que identifique todos los aspectos claves que configuran la realidad urbana con una formulación
clara y detallada de los objetivos generales y particulares o específicos. Es por ello que la
concepción de una ecociudad como una meta viva, debe tener constantemente una
retroalimentación, basada en una evaluación colectiva de todos y cada uno de los resultados, con
sus diferentes aspectos como cartografía que es un proceso importante que las etiquetas sobre
medidas.
Es por eso que, hoy en día más que atender a núcleos urbanos exclusivamente es más
relevante llevar un análisis de lo que puede ocurrir en contornos no definidos que carecen de
de ecociudad y ecobarrio a la sugerencia sobre la capacidad del simple prefijo: “eco” que
interpretado desde la conciencia de una crisis del medio ambiente, la economía y la sociedad
actual sintetizan un conjunto de cualidades que necesitan de adjetivos más específicos que han
sido difundidos a través de estos años en los entornos consolidados como las ciudades
ecológicas, sostenibles, con sus parques verdes para hacer de ellas más habitables y saludables,
con acceso a lugares agradables donde se pueda pasear, sus gentes sean solidarias e inteligentes
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en la convivencia, en resumen una ciudad para todos. Es así como dentro del conjunto de
etiquetas se ha ido consolidando un árbol de ideas sobre la sostenibilidad del ámbito urbano,
instituciones avanzadas donde la mezcla de usos, movilidad, vitalidad del espacio público,
aplicación de energías renovables, los servicios de agua, la consideración de los residuos como
ciudadana en democracia, y en general la realidad física del entorno urbano donde la participación
de los ciudadanos es más ineludible. Puesto que se tiene la seguridad que se ha avanzado mucho en
momento que se requiere de incorporar nuevas ideas en los diversos ámbitos. Prueba de ello es el
documento pionero “El Libro Verde” que en 1990 se edita como una investigación sobre ecociudad
y ecobarrio.
En definitiva, se debe ser cauto con los conceptos excesivamente sintéticos, pues cuando
vacíos y engañosos que se aplican a realidades vanas y en el peor de los casos en contenidos
Jardín” obra de Ebenezer Howard, que terminó despojado de sus elementos estructurales a pesar de
ser considerados potentes, considerado como una alternativa real de la ciudad industrial del S XlX,
pero quedó reducido a la banalidad que ha consumido al suelo rural europeo desde la postguerra.
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2.Ecobarrio-Ecociudad
escudarse detrás de cualquiera de las dos etiquetas para ofrecer desarrollos urbanos
convencionales en los que el prefijo “eco” sólo es justificable por la presencia de algún elemento,
generalmente relacionado con aspectos exclusivamente metabólicos, muchos de los cuales, por otra
obligatorio, pero conviene ser preciso que el proceso impulsado por el afán de apropiarse han
terminado por acabar con las palabras ecobarrio y ecociudad y se ha impulsado la incorporación
una maquinaria inmobiliaria que se quedó atorada en el tiempo luego de funcionar en forma
descontrolada, corriendo unos riesgos donde sería inútil aunar esfuerzos para la defensa académica
del uso de neologismos que se remontan a su origen intentando hallar palabras nuevas con más
precisión para sustituirlas, el reto, por ende, está en aprovechar esta lubricación de las palabras
ecociudad y ecobarrio para avanzar en reflexiones sobre temas mencionados y que se han
consolidado en los últimos treinta años con unos fundamentos y bases sólidas en cuanto a la
sostenibilidad de las redes urbanas para afrontar los numerosos elementos que causan incertidumbre
El espacio donde conviene plantear esta reflexión para que sea operativa debe ser de debate
abierto, lejos de falsas convergencias. Recordemos que hace una década, hubo un momento donde
la eclosión del paradigma ecológico dentro de la arquitectura y el urbanismo era fácil identificar
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corrientes diversas y contradictorias que se desarrollaban bajo un techo de lo ecológico con efectos
ilustrativos de cartografías con esquemas donde el trazo de un arco representaba en sus dos
1.1. En la actualidad
participación en ecología, es el caso del Ecobarrio Trinitat Nova localizado en Barcelona o del
mismo Ecobarrio Vauban localizado en Friburgo, Alemania, donde el desarrollo comercial ex_novo
ha sido realizado mediante procesos convencionales de gestión en un suelo virgen cuyos criterios de
eficiencias tienen una exclusividad energética, de estas podemos citar la Ciudad Solar de Linz, la
Ecociudad de Bad Ischl, ambas localizadas en el país austriaco. Pero se puede dar el caso de
mediterránea compacta con una excelente sostenibilidad, dispersa, exenta y autosuficiente, que ha
sido difundido por los pioneros del urbanismo ecológico como Richard Register en California,
Roger Johnson en Australia, que están más relacionados con ideas de eco polis o ecoaldeas, aunque
afortunadamente luego de tres décadas, son tan numerosas y heterogéneas los ejemplos que
merecen ser reconocidos y mencionados que sería injusto hacer una lista donde cada vez habría que
añadir más y más propuestas que van naciendo, y las recopilaciones de proyectos adscritos a estas
El fin es situar reflexiones y debates con unos términos y conceptos operativos, que resultan
mejor que plantear confrontaciones entre modelos contrapuestos, por ello conviene comenzar a
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formular las divisiones específicas que emergen de un panorama heterogéneo. Ahora bien, en estas
divisiones es necesario mencionar aquellas que han atravesado el lumbral de las construcciones de
su hábitat a lo largo del último siglo, entre lo urbano y arquitectónico, su contexto de la función y
así se puede seguir con este listado de muchas subdivisiones que aunque presentes en cada debate
cobran un protagonismo gracias al enfoque ecológico que plantean entre una ciudad compacta y una
expertos y la experiencia tecnológica, aquí cabe hablar de aquellas que han surgido directamente
virgen y suelo reutilizado; entre diseño pasivo e incorporación de dispositivos activos; entre
durabilidad y reciclabilidad, entre la naturaleza como ornato y la naturaleza como elemento básico
del ecosistema urbano. Este listado, por lo tanto, no pretende ser minucioso, pero se da a fin de
experimentado en las tres últimas décadas las disciplinas del espacio físico, es ineludible
completarlo con la formulación de una dicotomía transversal, la que se plantea entre la belleza
decir, como epifenómeno, es preciso en este punto profundizar que el concepto de dicotomía,
hace referencia a la contraposición intrínseca, hacer las cosas sin necesidad, entre dos extremos
elegidos: una apuesta exclusiva y extrema por la arquitectura y el objeto arquitectónico, como la
incompatibilidades intrínsecas con los criterios de durabilidad, según los cuales debe primar la
presencia de masa, materia aglutinada e inercia térmica, por ende se podría hacer muchas
formulaciones similares para cada dicotomía que se plantee, pero su clave se halla en un amplio
y fructífero recorrido que se encuentra en cada caso entre los extremos donde es precisamente
diferentes espacios, donde se debe centrar la reflexión y la práctica, sin caer nuevamente en
ingenuidades ni modelos simplificadores sobre todo en aspectos como; dejarse llevar por el
sentido común pues la virtud no está en término medio, solo en los términos generales se genera
soluciones que otorgan simultáneamente el mismo peso o valor a dos condiciones extremas. La
clave está en descubrir en cada caso el conjunto de posibles soluciones que ofrece una mayor
extremo más que en las del otro. Así la apuesta de reducir el consumo de suelo virgen es la de
mayor contenido de elementos que da como resultado algo más grande que la simple suma de
ellos debido a los impactos positivos en otros campos como la biodiversidad, movilidad, energía
y demás recursos cuya concepción es rigurosa en la sostenibilidad urbana donde debe primar el
uso e intervención del suelo reciclado lo cual aproxima la idea del ecobarrio al ámbito de la
regeneración urbana.
hay qué determinar cuál es la proporción más deseable y para ello hay que fijar criterios y
objetivos que orienten el manojo de decisiones; este mismo ejercicio puede hacerse atendiendo a
cualquiera de las otras dicotomías, primando, por ejemplo, las soluciones de diseño pasivo o
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sí: la apuesta por la regeneración urbana, por ejemplo, en muchas ocasiones conduce a la
necesidad de priorizar soluciones paliativas frente a las pasivas para conseguir la adecuación
El segundo aspecto clave a tener en cuenta, y que resulta imposible fijar al mismo tiempo
puntos óptimos para todas las dicotomías planteadas, por el gran número de variables en juego
que deja abierta siempre multitud de incógnitas multiplicando las posibles soluciones sinérgicas.
Desde el punto de vista técnico, esta constatación de la incertidumbre como marco de trabajo
tiene gran relevancia: por una parte, pone en cuestión la mera posibilidad de llegar
umbrales mínimos y máximos deseables para las variables contempladas dentro de cada contexto.
relevancia de esta constatación es aún mayor en otro aspecto ya que sitúa en primer plano los
mecanismos para la selección entre las posibles soluciones técnicas, es decir, para la toma de
esta dimensión, la dicotomía entre saber experto y voluntad ciudadana abre un amplio abanico de
3.Conclusión
urbano exige, por una parte, una identificación pormenorizada de todos los aspectos claves que
detallada de los objetivos para la sostenibilidad en relación con cada uno de los aspectos, donde su
Con esta perspectiva la ecociudad aparece, no como una modalidad de intervención, como
una posible opción entre otras en el supermercado de las formas, sino como una meta ineludible a
alcanzar como una meta para transformar globalmente el fenómeno urbano cuya formulación
sería aplicable a todas las ciudades del planeta, de tal modo que el término en sí mismo dejara de
no serían máquinas urbanas de eficiencia metabólica, ni intervenciones aisladas y virtuosas, sino las
instrumentos para avanzar hacia dicha meta. Y desde esta perspectiva, la idea de ecobarrio no sería
un modelo prefijado ni una etiqueta aplicable a una localización específica dentro o en el entorno
existentes o para su aplicación rigurosa a las nuevas intervenciones. El objetivo, desde este punto
de vista, no sería tanto la excelencia de todos los resultados en relación con todas las variables
planteadas como la coherencia del propio proceso y el autoconocimiento sobre el mismo, pero
saber cartografiar este proceso es más importante que afanarse en aplicarle etiquetas mediáticas.
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Este es, sin duda, el camino a seguir para evitar los riesgos de banalización señalados en el
inicio de este análisis donde se juega el hecho de que el cuerpo de propuestas que se han presentado
dicotomías emergentes señaladas sin desconocer que falta mucho camino por recorrer en la
realidad que no podemos desconocer ya que esto sería ingenuo dejar a un lado para generar teorías y
prácticas donde se tracen dentro del mapa una sostenibilidad que abarque la totalidad del territorio.
4.Bibliografía