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EL TIEMPO COMO ISOMORFISMO EN LA AUTOCONCIENCIA

HEGELIANA

Resumen

El articulo tiene como tópico la reflexión sobre el concepto de tiempo en el


sistema hegeliano, que es fundamento del pensamiento para concebir la realidad. El
motivo que atañe este problema es presentar la raíz del tiempo como un instante que
hace parte de la construcción racional desde la autoconciencia. Por tal motivo, la
finalidad del trabajo se enmarca en la anulación del tiempo en Hegel, y nace de la
necesidad en la autoconciencia como fundamento del tiempo para el conocimiento de la
realidad. Así pues, para tener un desarrollo coherente de la tesis es necesario examinar
tres puntos. El primero, examinar la constitución del tiempo a través de la lógica
hegeliana; segundo, presentar el tiempo como isomorfismo en la autoconciencia, que
incorpora el infinito y el tiempo; por último, el fundamento de la autoconciencia como
magnitud del tiempo, que busca la resolución de la tesis a partir de lo uno y lo múltiple.

Palabras clave: Devenir, infinito, tiempo, autoconciencia, aufhebung.

TIME AS ISOMORPHISM IN HEGELIAN SELF-AWARENESS

Abstract

The article has as a topic the reflection on the concept of time in the Hegelian system,
which is the foundation of thought to conceive reality. The reason for this problem is to
present the root of time as an instant that is part of the rational construction from self-
consciousness. For this reason, the purpose of the work is framed in the annulment of
time in Hegel, and arises from the need in self-consciousness as the foundation of time
for the knowledge of reality. Therefore, to have a coherent development of the thesis it
is necessary to examine three points. The first one, to examine the constitution of time
through Hegelian logic; second, present time as isomorphism in self-consciousness,
which incorporates infinity and time; finally, the foundation of self-consciousness as a
magnitude of time, which seeks the resolution of the thesis from the one and the
multiple.

Key words: Becoming,time, infinity, self-consciousness, aufhebung.

Introducción

Este artículo se propone presentar cómo el concepto de infinito desarrolla el


aufhebung en el tiempo desde el apartado de la doctrina del ser en la Ciencia de la
lógica (2013). Se inicia por establecer que no hay una configuración del tiempo en el

1
desarrollo ontológico hegeliano porque aún no existe el fundamento que lo soporte, de
tal manera, que la necesidad para la construcción del tiempo se manifieste a partir del
devenir que muestra las transiciones del ser y crea la existencia del mismo a partir de
las figuraciones conceptuales que fundamentan el infinito con la superación del ser que
ya se ha determinado y ya tiene una existencia en la realidad subjetiva (realität) pero
¿Qué papel juega el tiempo en la razón? Para ello es necesario proponer qué efecto tiene
la implicación del tiempo, el cual, se debe entender como un isomorfismo del devenir en
la autoconciencia; y la presentación de lo uno y lo múltiple como resolución en la razón,
siendo consecuencia del comportamiento del aufhebung 1 en el tiempo. Esto con el fin,
de explicar cómo funciona el tiempo en el individuo cuando la estructura de la
existencia del entendimiento es dada en una formación dinámica, es decir, el devenir da
la capacidad racional desde la construcción subjetiva del tiempo a partir de la necesidad
de sobrevivir en el mundo. Por tanto, el tiempo no puede existir a menos de que no sea
un proceso autoconsciente de construcción racional por el individuo para darle
ubicación a una impresión de un fenómeno representado en la realidad, que debido a la
forma de presentarse se da como un recuerdo de la esencia del fenómeno. De tal
manera, la construcción conceptual del tiempo se deriva de la metafísica con la que
inicia Hegel para dar fundamento a la teoría del conocimiento, ya que es necesaria para
conocer la realidad a través de las categorías de lo individual, particular y universal. Por
lo tanto, todo concepto determinado tiene como fin universal su idea en la
autoconciencia.

I.1) El tiempo en la lógica de Hegel

La forma de entender el tiempo ha sido presentada más como costumbre o


intuición intelectual que como explicación propiamente fundamentada. Pensadores
como Newton, o Kant, hacen del tiempo un factor indispensable para fundamentar el
conocimiento humano en las diferentes representaciones o fenómenos que se dan en la
realidad. Las intuiciones puras de espacio y tiempo que Kant en un momento dio por
sentadas cuando formuló su sentido interno en el desarrollo de la apercepción en la
Critica de la razón pura (2010), fue la base para entender el mundo desde su sistema.
Newton por su lado presentaba el espacio y el tiempo en los Principios de la naturaleza
humana (2008) como un concepto al que todo individuo tiene conocimiento directo
gracias a la experiencia; la ciencia adopta el concepto de tiempo y espacio para colocar
sus bases de conocimiento y añade además que la forma de hacer ciencia es a través de
la demostración objetiva de un fenómeno en particular. Hegel se diferencia de ellos
porque agrega el devenir como método y con esto propone lo siguiente.
El tiempo, en cuanto unidad negativa del ser-fuera-de-sí, es igualmente algo simplemente
abstracto e ideal. – Es el ser que siendo, no es, y que no siendo, es; es el devenir intuido, es decir,

1
aufhebung es un concepto que debe permanecer en su forma natural, es decir, en su idioma, alemán. La
deliberada traducción del concepto desarticula su contenido, y deja desprovisto el rico manejo que Hegel
brinda en el sistema, puesto que el lo presenta como el eliminar y lo eliminado. Hegel acusa que éste
“representa uno de los conceptos mas importantes de la filosofía, una determinación fundamental, que
vuelve a presentarse absolutamente en todas partes, y cuyo significado tiene que comprenderse de manera
determinada, y distinguirse especialmente de la nada” (Hegel, 2013, p. 135)

2
que las diferencias precisa y simplemente momentáneas o que inmediatamente se superan, están
determinadas como exteriores, como exteriores a sí mismas. (Hegel, 2018, [§258] p. 465)

El devenir es puesto como aquel que articula las determinaciones para construir
el tiempo, por ende, concuerdo con lo que dice Porfirio Miranda cuando afirma que
“Por experiencia sólo conocemos tiempos concretos, sucesos reales. Al igual que el
espacio absoluto, el tiempo absoluto es una construcción mental enteramente desligada
de la experiencia. (2002, p. 114). El tiempo, hace parte de la formación de la unidad del
sujeto en el sistema hegeliano, dando gran importancia a la estructura de la Ciencia de
la lógica (2013). En el apartado de la doctrina del Ser, que corresponde al inicio de los
fundamentos que trazan la teoría del conocimiento, Hegel da cuenta de un razonamiento
y un gran esquema antes de que se produzca la determinación de la subjetividad o una
determinación por sí mismo (Noël, 1995). Por ende, la forma en la que actúa el tiempo
como inquietitud determinada es el resultado que tiene el traspaso entre el ser y la nada
al generarse el tercer término, que es el devenir, pero ¿El tiempo cómo actúa en la
superación del ser? Los presupuestos que brinda la lógica hegeliana bastarían para
dilucidar que el tiempo actúa en el ser como movimiento, no obstante, Hegel presenta la
disertación entre el sentido interno de Kant, con su postura del tiempo, deja que el
resultado de la anulación del tiempo se revele con la formación de infinito (Nöel,1995),
sin embargo, la anulación del tiempo no se debe dar como una serendipia hegeliana.
Mostrar porque el tiempo es anulado es tarea que le corresponde a la Ciencia de la
Lógica cuando muestra la escisión que tiene su sistema con la tradición del tiempo
absoluto que maneja Aristóteles y Galileo. Empero, Hegel no descarta el tiempo porque
es necesario para la razón; lo muestra como un isomorfismo que se da en el yo a partir
de una construcción racional, que tiene la función de representar los conceptos

(…) no sólo hay que comenzar por concebir el pensamiento mismo como ser totalmente
indeterminado, sino que también debemos realizar nuestro propio examen de pensamiento sin
asumir que debería tomar algún curso en particular o seguir ninguna regla particular del
procedimiento.2 (Houlgate, 2006, p. 32)

Hegel desarrolla la teoría del conocimiento a partir de la pregunta “¿Cuál debe ser
el comienzo de la ciencia?” (2013) Con el fin de presentar el fundamento del
conocimiento a través de la demostración del yo como pilar de la razón humana. Por
ende, la ciencia debe ser un consenso general, en la que se llega a un acuerdo por medio
de la demostración, pues es necesario obtener una respuesta certera del problema para
que así, este mismo coadyuve a dilucidar la dialéctica del sistema hegeliano que
enmarca La ciencia de la lógica3, la cual llega a un juego de “deducciones” dialécticas
de las formas lógicas (Nuzzo, 2011). La dialéctica como movimiento le permite a Hegel

2
“We will look at the beginning of Hegel’s Logic in more detail later in this study. What I now wish to
draw attention to is another important—and potentially rather disturbing—consequence of Hegel’s
commitment to radical presupposition lessness. Not only must we begin by conceiving thought itself as
wholly indeterminate being, but we must also conduct our own examination of thought without
assuming that it should take any particular course or follow any particular rule of procedure” (Houlgate,
2006:32) tr. Sebastian Zuluaga Salazar
3
No se utiliza la traducción de Félix Duque porque no se adhiere al texto original, y traduce según su
interpretación del texto, ocasionando la pérdida de la esencia misma de la obra.

3
afirmar que la unidad como puro saber, permite a través de un proceso mediado la
manifestación del concepto, el cual es concebido para desarrollar la construcción del
tiempo como un concepto dotado de cualidades y determinaciones. De esta manera, El
devenir es la forma armónica de la unidad como saber puro, que con todo

la lógica ha vuelto, en la idea absoluta hacia aquella simple unicidad que es su comienzo:
la pura “inmediación” del ser en que al principio toda aparición aparece extinguida o apartada por
la abstracción; es la Idea que, por vía de la “mediación” es decir, por vía de la eliminación de la
“mediación” ha alcanzado su correspondiente igualdad consigo misma. El método es el concepto
puro, que se refiere sólo a sí mismo; por consiguiente, es la simple relación consigo mismo, que es
el ser. Pero ahora es también un ser lleno, o sea el concepto que se concebí a sí mismo, el ser como
la totalidad concreta, y al mismo tiempo absolutamente intensiva. (…) el concepto se ha
convertido en el propio contenido de esta ciencia. (Hegel, 2013, p. 582)

Con lo anterior Hegel muestra que la Idea retorna al comienzo y se presenta como
un ser más completo, por ende, cuando se utiliza la dialéctica busca convertirse en la
contradicción y superación del ser. En consecuencia, la idea parte de algo vital dentro
del armazón correspondiente a los tres estadios del sistema hegeliano, teniendo claro
que tal sistema tiene sus cimientos en el ser mediante el método dialéctico y la
superación. Por esto, la dialéctica hegeliana en su unidad primaria muestra el yo, como
un conjunto de estadios donde su estructura es un espiral esférico en la que ya hay un
continuo devenir que busca la Verdad y cumple con su deber-ser (deontología), de ahí
que “la filosofía se propone conocer lo que es inmutable, eterno, lo que existe en y para
sí” (Hegel, 2013, p. 198). La superación de la inmediatez a través del devenir se da
como desarrollo del fundamento de la ciencia que enmarca el concepto del yo. Es decir,
del pensamiento humano. Hegel se encarga de involucrar “mínimamente el orden de un
conjunto de categorías de tal forma que el análisis [evidencia] paso a paso la
justificación de cada categoría, [para que] puedan darse de acuerdo a un conjunto de
principios básicos” (Pinkard, 1981, p.453)4.

El ente que se ha determinado en el yo termina como nacimiento del mismo


concepto que nace del reconocimiento del vacío en la unidad primaria del puro saber.
Cuando se llega al desarrollo de la conciencia a partir de un ser-para-sí que ha pasado
por una mediación y como tal es parte de una unidad que tiene su ser-por-sí, se erige a sí
misma con su movimiento gracias a la multiplicidad que se da en la predicación y
determina el ente con la eliminación de este. La conciencia que es el elemento al que
pretende llegar, debe estar dotada de varias herramientas que obtiene a partir del
devenir. Así pues, la única forma que presenta Hegel para no quedarse en el camino y
poder superar todos los momentos de la unidad es eliminando las intuiciones puras del
espacio y tiempo que plantea Kant, para que esto le dé la posibilidad de tener la libertad
de crear una unidad representada en un ente que tenga una determinación, es decir,
existencia.

4
“Hegel attempts to provide the underpinning for the rest of his philosophy. His program involves
minimally the ordering of a set of categories in such a way that a step by step analysis and justification
of each category can be given according to a small set of basic principles.” (Pinkard, 1981, p. 453) tr.
Sebastian Zuluaga Salazar.

4
Hegel parte del yo como existencia, en consecuencia, da la posibilidad de mostrar
que desde la autoconciencia se recrea la esencia efímera penetrada en el tiempo como
un conjunto infinito que se basa desde la transformación del entendimiento y la razón
subjetiva mental hasta las facultades que lo vinculan con momentos del pensamiento en
una realidad efectiva. El ser determinado que se propone es en el yo como unidad
existente, sin embargo, es un “Ser” carente de reflexión; un Ser que se fundamente a sí
mismo y vincule lo uno y lo múltiple en el tiempo

La congruencia del sujeto/objeto, sin embargo, no es la simple homogeneidad del


esquematismo kantiano; es la unidad del concepto y sus objetividades –no solo debe acordar
mundos objetivos y subjetivos aparentes, no solo puede aparecer de acuerdo en cuanto a una
tercera cosa o criterio externo de la verdad; sino más bien, ellos mismos son la congruencia del
concepto y realidad. (Hass, 2000, p. 216)

El pensamiento se manifiesta en el ser determinado o cualidad para la formación


del ser-para-sí, esto es, que después de concebir la esencia del pensamiento mediante la
unidad inseparable de la nada (Hegel, 2013), la propuesta no fenece solo en una
demostración conceptual hegeliana, sino por el contrario, pretende llevar la presentación
de los conceptos que marca Hegel en la determinación para mostrar cómo nace la
existencia del infinito a través del movimiento. A su vez señala el camino para concebir
el concepto de la necesidad del tiempo que se determina desde el yo en el isomorfismo 5.
La necesidad de presentar el desarrollo de la teoría del conocimiento es la piedra
angular del concepto de infinito como consecuencia del devenir que busca dilucidar el
giro temporal que se da en Hegel.
El devenir fundamenta el sistema filosófico hegeliano, porque es la guía para
explicar el desarrollo del concepto de infinito (Hegel, 2013) Pero es la idea a la que se
busca llegar por medio del concepto, y ¿cómo se llega a demostrar que la determinación
o cualidad del tiempo en el yo es una idea? Se puede acaso comprobar con la identidad
¿Cómo se dilucida el tiempo en el ser y la nada? A ello se suma ¿si hay diferencia entre
tiempo y devenir? se encuentra con que el ser es algo inteligible, abstracto, donde se
muestra lo inmediato en sí mismo, un ejemplo de ello es mostrar al ser como un vaso
vacío que se va llenando poco a poco de conceptos, pero que, por medio del saber
mediato, se puede indagar sobre él.

Hegel hace chunga a las propuestas ontológicas realizadas por varios pensadores que han
desarrollado diferentes teorías, tal como se ve reflejado por un común denominador que muestra al
Ser en un hecho empírico o real. Lo que me lleva a estar de acuerdo con lo dicho por José Porfirio
Miranda, cuando afirma que, muchos pretenden tomar al “ser” como dato empírico, lo que resulta
algo erróneo, ya que “los sentidos no aprehenden el ser en cuanto tal y tampoco es posible definir
realidad como lo sensible” (Miranda, 2002, p-103).

II.2) - El tiempo como isomorfismo del devenir en ser y la nada

5
El isomorfismo, lo utilizo para asignarle una cualidad al tiempo de la autoconciencia. Se utiliza como
herramienta para tener claridad la forma en la que actúa la unidad determinada como yo del ser y la nada.
Se muestra como una idea que tiene la misma estructura a través de la dialéctica hegeliana, es decir, que,
gracias a un flujo constante de movimiento, el devenir le da una determinación (existencia) para ser
puesto como concepto.

5
Este apartado debe empezar por aclarar que el tiempo al que apelo es una
construcción racional enteramente desligada a la experiencia, así pues, la temporalidad
que voy a desarrollar tiene lugar en el devenir autoconsciente. Esto tiene un dinamismo
en el traspaso del ser y la nada, que es el resultado de una actividad de un proceso de
reflexión y movimiento que da vida a un concepto. El tiempo debe encontrar su unidad
en el devenir y la autoconciencia, que será entonces un isomorfismo, para que así se
acceda al concepto. Por tanto, el movimiento es una evidencia que da lugar a una acción
en el ser y la nada, dado que ellos por sí mismos no pueden generar una subsistencia.
Cabe aclarar que, si bien no tomo el tiempo como un principio de la filosofía de la
naturaleza o intuición pura en términos kantianos, sí lo acojo como un inexistente ahora
cósmico porque en la medida que hay cambio en el ser determinado como unidad, es
porque hay reflexión desde la autoconciencia. Pero ¿cómo se llega a evaluar la
construcción temporal en el dinamismo que tiene el devenir? Hay que partir del hecho
que desde que haya movimiento o acción, hay cambio en el concepto. De manera que, la
autoconciencia posibilita el conocimiento de los conceptos, y nace a partir del proceso
de reflexión que vincula los tres infinitos. Lo anterior, permite avanzar y encontrar un
camino para la construcción del tiempo como concepto racional en el pensamiento
humano.
-En los sistemas orientales y esencialmente en el budismo, la nada, el vacío es notoriamente el
principio absoluto-. El profundo Heráclito destacó contra aquella abstracción sencilla y unilateral
el concepto más alto y total del devenir y dijo: el ser existe tan poco como la nada, o bien: todo
fluye, vale decir, todo es devenir. (Hegel, 1982, 109)

En esta cita de la Ciencia de la lógica, da cuenta de un esbozo del devenir como


una abstracción que adopta la posibilidad de generar un movimiento que alberga dos
opuestos, descubre en sí mismo la capacidad para ser mediador entre el ser y la nada,
siendo la copula que une ambos opuestos y que se ve a sí mismo como un tercero, es
decir, una unidad que se repele a sí misma. La explicación del cuadro de relaciones
entre Heráclito y Hegel, parte del hecho de asumir el desarrollo del devenir en el ser
como un objeto de contradicción absoluta de la entera autosuficiencia de lo plural dado
su falta total de autosuficiencia (véase Hegel, 2008, p. 272). Aunque el devenir no
declare su objetividad, su propia actividad ofrece la contradicción a una unidad absoluta
plural tal como lo es el ser y la nada.
De nuevo, como con el movimiento original, entre el ser y la nada, por lo que la cualidad y
cantidad tienen cada uno a su vez, se convierten en el otro y su verdad se encuentra en un tercer
momento, que Hegel llama medida. En la medida, [que] tenemos una "cantidad cualitativa" - una
determinación externa (algo que es más o menos) que es al mismo tiempo [lo que] refleja en sí
mismo. (Speight, 2008, p. 62)

En lo mencionado por Speight, se muestra cómo el movimiento hace su labor de


transformar el ser y la nada, permitiendo que el devenir determine la unidad que se ha
dado a partir del ser y la nada. Sin embargo, el concepto de medida es necesario tocarlo
debido a su implicación que tiene con el tiempo. Dicho esto, se evidencia cómo el
devenir se presenta como isomorfismo del tiempo. Mi argumento acerca del
isomorfismo como autoconciencia se fundamenta y se contempla en la distinción que

6
hay entre contigüidad y continuidad, porque “la verdadera continuidad del punto no
tiene prioridad respecto a la línea, sino que la línea debería tener prioridad respecto al
punto” (Poincaré, 1907, p.30); la autoconciencia como continuidad deja que el tiempo
se adhiera al isomorfismo en su devenir, donde muestra su contigüidad con el concepto,
ya que, si bien Hegel ha empezado por contemplar el fundamento de éste, muestra que,
aunque aún no hay una idea total sobre el concepto, el sujeto tiene posibilidad de
conocerla mientras su autoconciencia tenga la medida de poder abordar el concepto en
su magnitud.
El movimiento dialéctico, tal como lo concibe Hegel, es claro: se trata de descubrir en cada uno de
los términos opuestos –en este caso, el de la religión como fenómeno objetivo, histórico y cultural,
y como experiencia subjetiva de la conciencia. (Aurelio, 2008, p. 225)

Según lo anterior, cuando se asume el individuo como unidad que busca generar
atracción con otras unidades externas a él y que en su atracción se encuentran como
opuestas, nace la pregunta de José Porfirio Miranda con el tiempo, “¿Y durante los
instantes en que no piensa ni es consciente, el espíritu no existe?” (Porfirio Miranda,
2002, p. 112). De entrada, es preciso aclarar que el tiempo no se puede dar como un
dato empírico, ya que sólo se conoce por vía de la autoconciencia debido a que siempre
va unido a un movimiento o una acción. La búsqueda de la autoconciencia es lo que
permite llegar al infinito para tener más claridad acerca de la idea de tiempo. Más no
hay que dejar de lado lo que ya se ha dicho, el isomorfismo del tiempo es dado en la
autoconciencia porque tiene la necesidad de ubicar un concepto que se dio en un
momento del sujeto. El tiempo debe estar desligado de toda experiencia conceptual
externa al individuo que la percibe, porque en el tiempo no se halla una fluctuación
constante e indeterminada, ya que lo único que evidencia es el momento esencial de un
concepto que se ha aprehendido en el devenir.
El devenir presenta la unidad que se reviste de existencia gracias a su
determinación, siendo así una serie de contradicciones que se disuelven en ella misma
dejando que aflore el aufhebung, es decir, la superación. Cuando se da la determinación
de esa unidad desplaza el vacío y genera la necesidad de expresar que “la existencia
contiene la diferencia real entre el ser y la nada” (Hegel, 2013, p. 114); porque su
diferencia no reside en la concepción de tomar el ser y la nada como determinación en
una existencia, sino de ser una forma conceptual ayudada por el entendimiento
subjetivo. Esto se da gracias al movimiento, pues es claro, que sin movimiento no hay
afecciones sobre los conceptos, lo cual lleva a que tome más fuerza el argumento del
fundamento sobre el isomorfismo autoconsciente. Dicho de otra manera, lo que se
entiende por espacio-tiempo es una contradicción en que encuentra su unidad en el
isomorfismo autoconsciente.
En esta vía, la lógica de la reflexión y la lógica de la esencia en su conjunto, sirve para demostrar
que la verdad del ser no es sólo esencia o reflexión después de todo, sino el concepto (y
eventualmente la idea). (Houlgate, 2011: 155)6

6
“In this way, the logic of reflexion, and the logic of essence as a whole, serve to prove that the truth of
being is not just essence or reflexion after all but the concept (and eventually the Idea)”. (Houlgate, 2011:
155), tr. Sebastian Zuluaga Salazar.

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A la contradicción espacio-tiempo, es necesario añadir que los datos empíricos no
tendrían cabida si se habla de un isomorfismo, ya que habría que acudir a un sujeto que
tenga una reflexión sobre sí mismo cuando se utiliza la autoconsciencia, porque el
tiempo se evidencia gracias a la autoconsciencia que presenta la idea reconocida en su
experiencia. Por tanto, el tiempo, que es tomado como isomorfismo, busca quedar
imbricado en el devenir que debe desligarse de toda experiencia espacial para quedar
solo en el plano de lo ideal. Así pues, el ser y la nada, como factores indeterminados que
no subsisten por sí mismos, hacen que el devenir se observe como un ente temporal que
los transforma y los cambia, pero, en realidad el devenir es la necesidad del proceso
figurativo de la reflexión. De manera que la reflexión de la idea se hace a través de la
autoconciencia y el tiempo, que quedan vinculados a la idea como una de las formas
objetivas para lograr esa reflexión.
El desarrollo del pensamiento reflexivo, donde se hacen los juicios que se toman
de los conceptos de la realidad, están ligado a un devenir constante que une las
figuraciones que se encuentran en la reflexión, es decir, a un movimiento que se
comporta de acuerdo con las determinaciones e indeterminaciones que se desvanecen en
el aufhebung, tal como lo dice Béatrice Longuenesse: “el pensamiento es dirigido
constantemente a admitir nuevas determinaciones que tienen la misma fuerza de
evidencia como las anteriores, y así sucesivamente hasta el infinito” (2008, p.40). Esto
sucede cuando en la nada nace el ser y cuando del ser germina la nada, formando un
ciclo donde “la nada es el fundamento del ser, o bien, el ser es el fundamento de la nada,
la nada es causa del ser” (Hegel, 2013, p. 133). Así pues, se muestra que ninguna
determinación es completa, lo que conlleva a tomar el devenir como una unidad que se
encuentra incrustada en el ser y la nada, resultando una característica natural en él. La
temporalidad no se encuentra en la composición que ocupa el devenir, o en la
proposición del ser y la nada, ya que “de acuerdo con la definición de Hegel, el Dasein
es un "resultado quieto" de la "inquietud incesante "del devenir, que apela a la intuición
concreta y que, por lo tanto, no puede realmente ser llamado un argumento” (Cfc.
Miranda, Wandschneider, 2011, p. 39). El devenir debe leerse como una transición
conceptual entre la relación metodológica de la dialéctica, que al formar una triada entre
la proposición del ser y la nada, conforma una unidad donde se encuentra incrustado el
tiempo. Por tal motivo Hegel busca darle forma y moldear la infinitud, a través de
algunas preguntas realizadas por Jacobi:
¿Qué hay que lleve en aquellos tres infinitos la finitud? ¿Qué hay que fecunde el espacio y el
tiempo a priori con el número y la medida y los transforme en un puro múltiple? ¿Qué hay que
lleve la pura espontaneidad (el yo) a la oscilación? (Hegel, 2013, p.124)

La ausencia del pensamiento se desarrolla a partir de lo inmediato y lo


indeterminado que es el primer movimiento del ser y la nada. En primer lugar, el
problema que se dilucida allí es que de la nada nace del ser, por ende, la nada debe
convertirse en un movimiento puramente lógico e inexpresable para que, en el momento
que el devenir se inserte en la proposición, pueda generar el movimiento que permite el
traspaso de la nada al ser. En segundo lugar, el movimiento de la nada se debe a que
“tal movimiento es inmanente a causa de su autosuficiencia lógica” (Nuzzo, 2011, p.

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20), su indeterminación y su inmediatez se hallan en una pureza que dejan que el
movimiento se exprese; sin embargo, éstas no pueden dar subsistencia de la negatividad
de la nada. La ausencia de pensamiento influye en el movimiento, dado que la nada se
mueve sin un porqué, ya que ella presenta un cambio que se produce en la lógica del
entendimiento y no acepta la amenaza de verse frágil a causa de sin sentidos.
La confluencia de las frases silogísticas que se hallan en Ciencia de la Lógica –
conformadas por un sujeto y un predicado conectados por el verbo ser, donde el sujeto
es lo particular y el predicado es lo general (De Moura, 2010)-, si bien el ser es aquel
que permite la conexión entre el sujeto y el predicado, Hegel elabora la formación
ontológica que se expresa por medio de formulaciones matemáticas en las que se
manifiesta el cómo se dará el desarrollo del tiempo. El devenir se convierte en una
herramienta que coadyuva al tránsito que ocurre en la proposición en la que contiene la
conexión que hay entre el sujeto y el predicado, siendo el ser el responsable de
convertirse en el motor de todo el proceso.
Angelica Nuzzo sugiere que “el movimiento de la nada no es aún un movimiento
dialéctico (no al menos en el sentido que la dialéctica tiene un desarrollo lógico
sucesivo)” (2011, p. 20); no obstante, la construcción y el papel influyente que tiene el
devenir en el desarrollo mismo de los movimientos dialecticos, hacen que la
proposición del ser y la nada obtenga una característica de este tipo, pues la misma
proposición no carece de dialéctica. Ahora bien, la nada se debe identificar como
unidad junto al ser, pues ambos son lo mismo, la consecuencia que trae consigo es que,
si no hay una dialéctica en el Ser y la nada, es producto de la falta de reconocimiento
del devenir. La proposición junto con el devenir es, entonces, la que contiene el germen
de la dialéctica “inicial”, pero que no se ha expresado a causa de la falta de
reconocimiento del devenir, ya que éste es el encargado de dinamizar la dialéctica del
ser y la nada, que propende por una razón lógica. Si se toma solamente la nada
indeterminada, como inmediatez se encuentra que en ella no hay mediación, ni relación
alguna que pueda evidenciar algún tipo de dialéctica; entonces Hegel toma la nada
como punto de partida, de la cual se sujeta para obtener sucesivas determinaciones
negativas, provocando dicha dialéctica.
La dialéctica va dando forma al pensamiento lógico que tiene en los tres infinitos;
empero, si bien ya se hablaba del tiempo como categoría, no se ve expresado porque el
sujeto tiene una conciencia; paralelamente, las intuiciones de espacio y tiempo se ven
reflejadas cuando ya hay un sujeto consciente, en el que acude a sus recuerdos dados
por la experiencia. El tiempo, entonces, ha de tomarse al igual que el devenir donde se
muestra como “[…] una inquietud carente de firmeza, que cae en un resultado de
reposo” (Hegel, 2013, p.137). Por tanto, el Ser y la nada no se pueden concebir como
temporalidad debido a la misma carencia de pensamiento que se encuentra aún en ellas:
sólo con la ayuda del devenir, es plausible que el sujeto consciente alcance tales
formaciones figurativas en el concepto.
Al ir avanzando con todo el proceso dialectico, se va dilucidando todo lo que
atañe en el ser en cuanto tal, dado que al volverse cada concepto un espiral en sí mismo

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va incluyendo a otros conceptos. El ser es un conjunto de conceptos que se desarrollan
en él mismo y, en consecuencia, logra que estos conceptos se desenvuelvan en-sí y para-
sí. Hegel recuerda que hay un carácter intemporal en el proceso del ser (Lardic,1995),
en donde la proyección que se da de un concepto naciente y que fallece, está
mediatizado por el devenir. Entonces, para entender el tiempo, es preciso hablar del
Quantum, que hace referencia a una magnitud del aufhebung en la unidad superada del
ser y la nada, donde concluye que éste solo se da gracias al isomorfismo de la
autoconciencia reflexiva.
III.3) - El fundamento de la autoconciencia como magnitud en el tiempo.
Este apartado pretende concluir y dar evidencia porqué el infinito muestra una
estructura más profunda en la idea de tiempo. En apartados anteriores se ha visto cómo
opera la determinación y el movimiento desde el ser y la nada hasta la formación del
concepto. Sin embargo, para poder tener un pleno conocimiento del tiempo y su
eventual presentación como un isomorfismo desde la autoconciencia es necesario
presentar, de qué manera se manifiesta la idea de tiempo en la autoconciencia. De tal
manera, es preciso mostrar la magnitud como el proceso que tiene la génesis del tiempo
en su unidad, ya que con ella explica cómo éste no es una categoría de la intuición
humana, sino un concepto racional necesario que es creado por el sujeto para
comprender el mundo.
“El puro ser y la nada son por lo tanto la misma cosa” (Hegel, 2013, p. 108). Así
comienza Hegel a desarrollar el devenir, donde el ser y la nada son contenidos que se
constituyen en el movimiento que hay entre uno y otro, dado que su verdad consiste en
el movimiento inmediato que se resuelve entre dos partes diferentes. La nada, si bien se
entiende como lo determinado por un algo que se opone a ella, se da porque en ella tiene
que surgir algo, es decir, hacer su traspaso al ser. Sucede de la misma manera con el ser,
quien se encuentra contenido en el comienzo, ya que cuando uno perece el otro nace, es
así, que el ser y nada se convierten en el generador de la unidad. Ambos –tanto la nada
como el ser- deben ser tomados como lo indeterminado, pues lo que se quiere expresar
es la nada pura por sí y no solo mostrarla como la negación del no-ser, es verla como
unidad, se ha transformado en determinación para llegar hacer uno. El propósito de
encontrar esa unidad es lo que permite que aparezca el espacio, también, como la
unidad.
Hegel evidencia que la unidad es el resultado del trasegar en las transformaciones
que se dan en el ser y la nada para mostrar cómo se reformula las bases ontológicas en
su sistema a través del devenir. No obstante, el sistema hegeliano elucida el camino que
muestra un renacer a través de la concepción del ser y nada, valiéndose de dicha
proposición para decir que no hay ninguna esfera que se quede estancada, sino que, por
el contrario, con la ayuda del devenir provoca el traspaso del uno al otro. La nada
merece la exaltación en el desarrollo del devenir debido a su oposición, pues es en ésta
donde el devenir hace un proceso de activación, al ubicarse como un tercer factor que
deja de considerar el ser como inmediación y lo propone como un ser mediado; Hegel,

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de esta manera, le asigna el valor de existencia. Es en el traspaso que ocasiona el
devenir deja al descubierto que ambos son lo mismo.
El devenir que se halla en el ser y la nada se acoge como la unidad, pues esta
aparente determinación se proyecta como distinta a lo eventualmente dado. La
contradicción que se encuentra en la proposición entre el ser y la nada, se disuelve para
que se realice en ella misma y revele su contenido; es decir, que mediante el
movimiento que se da en ella se produzca el devenir. Según lo anterior, el devenir que
se da tanto en el ser como en la nada se halla distinto y, por ser distinto, el devenir
existe, consagrándose como un tercero por el cual pueden subsistir tanto el ser como la
nada, puesto que ninguna subsiste por sí misma si se toma meramente desde su pura
inmediatez. En cuanto se concretiza en la existencia el devenir: el tiempo y el espacio,
son factores que afectan la unidad que se ha objetivado en la realidad (wirckelheit),
dando por hecho que se encuentra el devenir en el objeto y el hecho de estar como
inmediatez determinada hace que se afirme la existencia de éste cómo ser, ya que si se
queda solo como lo toma Parménides o Spinoza7, es decir, como principio y fin, no deja
espacio para la mediación y no se puede generar un desarrollo de éste. Hegel llega al
punto de implementar el principio de Fichte que consiste en poner el ejemplo de A=A,
que contrapone lo incondicionado y lo condicionado; en otras palabras, se avanza en
una reflexión que contiene la parte exterior. Sin embargo, aún se gira en torno a una
indeterminación que no encuentra desarrollo en esta reflexión, pero si la encuentra con
la ayuda del devenir. Hegel se ayuda con Jacobi para probar que “la conciencia puede
sin duda, al abstraerse, llenarse también con aquel indeterminado, y las abstracciones
fijadas son los pensamientos del puro espacio y tiempo, de la pura conciencia, del puro
ser.” (Hegel, 2013, p. 128)
El devenir es un componente fundamental para llegar al infinito y cumple un rol
en la transición del ser y la nada, convirtiéndose en el mediador y el encargado de hacer
posible la autoconciencia; de manera que es un puente para la consolidación del sujeto
como unidad, y, a su vez, que la unidad lo refleje como multiplicidad. Hegel recurre al
principio atomístico para explicar cómo la unidad se entiende a sí misma como
identidad abstracta desde su formalización conceptual. No obstante, el momento en el
que se encuentra como unidad vuelve a caer en el reconocimiento de un término que
niega a otro y se afirma ella como unidad. Esto es entonces una autoconciencia que en
primer momento es estoica por su carácter de negación y conocimiento de otro ajeno a
ella, y en segundo lugar una autoconciencia escéptica en tanto niega ser ese otro. El
aufhebung, es la respuesta de la dialéctica hegeliana que se rehúsa a quedarse estático y
en vez de ello hace que ambas unidades en su contradicción encuentren solución, es
decir, que en la diferencia se encuentra su semejanza lo que conlleva a la atracción y a
su debida repulsión.
La atracción y la repulsión entre las unidades es lo que Hegel va a llamar
magnitud, que contiene cantidad y quantum. De un lado, la cantidad como momento de
atracción entre unidades es efímero porque esas unidades diferentes encuentran solución
en lo que las hace diferentes y de ello sale la repulsión como otra unidad. Por otro lado,
7
En ambos toman el ser como principio y fin.

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la repulsión es la discontinuidad de la cantidad, es decir, el quantum o la medida con la
cual se pueden comparar las unidades. Tanto el quantum como la cantidad son
momentos en los cuales se enmarcan la magnitud, ya que es en la medida donde se
evidencia aufhebung como la conciliación de ambos procesos (Quentin, 2006).
Hegel utiliza la magnitud como la forma en la que mide los grados que se
presentan las esencias, y como esas esencias terminan por unirse con la sustancia, dando
por resultado el fundamento del concepto. Ahora bien, hasta aquí solo he enunciado
ligeramente como se manifiesta el concepto y la forma en la que la magnitud une esas
determinaciones o cualidades para entender la cosa en sí. Así pues, afirma que el
individuo se encuentra en un momento infinito y cada concepto es afectado por ese
momento, porque si bien dice que para que exista el concepto de la idea, el concepto se
debe manifestar desde un mecanismo, un quimismo y una teleología; se sigue que todo
concepto tiene una afección en su sustancia por determinaciones externas, tal como lo
hace saber en el quimismo. Por ende, solo mediante los juicios y los silogismos es que
se puede llegar a conocer la idea universal del concepto y que sea un en-sí y para- sí

Pero es justamente por eso, en tanto yo tengo aquí lo contrario en y para sí, es lo contrario de sí
mismo, o tiene, de hecho, lo otro inmediatamente en él mismo. – Con lo que el mundo
suprasensible, que es el mundo invertido, ha invadido, al mismo tiempo, el otro mundo y lo tiene
en sí mismo; es para sí el mundo invertido, esto es invertido en sí mismo; es, en una única unidad,
él mismo y su contrapuesto. Sólo así es la diferencia en cuanto diferencia interior, o diferencia en
sí misma, o es en cuanto infinitud. (Hegel, 2009, p. 325)

En la afirmación dicha anteriormente por Hegel, en la Fenomenología del espíritu


(2009), propone empezar a buscar el quantum en la determinación del tiempo como un
factor que refleje el aufhebung y se encuentre fusionado con la unidad del concepto
porque es en la autoconciencia que se evidencia el desarrollo de la formación de los
conceptos cuando hay la comunión del sujeto-objeto, y es la configuración que se da en
el pensamiento, en otras palabras, en la razón que estructura Hegel en su sistema. De
hecho, cuando se presenta un conocimiento analítico y posteriormente un conocimiento
sintético de un concepto, este ha quedado en la realidad subjetiva como un universal, es
decir, como un en- sí y para- sí; de manera que lo universal es la negación de la
negación que es vista como el resultado que equivale a un valor positivo. Pero ¿por qué
hay un interés en traer a cuento de nuevo la determinación? El tiempo actúa en cada
conocimiento del concepto, tanto en el analítico como en el sintético, porque es el
tiempo quien se vincula directamente a la esencia que ha sido abstraída desde el proceso
reflexivo del individuo.
En conclusión, la autoconciencia brinda la posibilidad de provocar en el individuo
la doble reflexión de su determinación y poder crear la identidad de sujeto-objeto. Así
pues, al momento de aprehender conceptos se utilizan los dos tipos de conocimientos, el
analítico y el sintético propuesto por Hegel. Es necesario que el resultado que se
obtienen gracias a estos conocimientos se entienda que el tiempo es otra determinación
-como una afección del quimismo- que afecta la unidad o concepto del cual se quiere
conocer a través de la reflexión, porque el momento infinito donde se ha hace el proceso
de mediación para conocer, exige utilizar el tiempo como aufhebung en la
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autoconciencia que guarda el momento infinito, es decir enmarca el tiempo como un
isomorfismo, en el que se tuvo acceso a la esencia del concepto para transformarlo en
idea.
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