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Literatura Española
Influencia y legado de la cultura
árabe en El Conde Lucanor, de Don
Juan Manuel
Prof. Pablo Martínez Gramuglia
Alumno: Rodolfo M. Gordillo
Segundo Cuatrimestre de 2018
Introducción
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Cano Aguilar dice al respecto que “Al-Ándalus fue una sociedad bilingüe árabo-románica, al menos hasta el
siglo XI o XII”, y luego agrega que “los musulmanes lograron imponer su organización y sus modos de vida y
atraer a ellos a los indígenas: la arabización cultural fue intensa…”(1988; pg. 44)
también comprender cómo llega la influencia árabe a ser tan importante en toda la actividad
cultural española por venir y en el propio autor en cuestión.
No es, sin embargo, El Conde Lucanor [...], un seco y árido tratado
doctrinal, sino una obra de amenos ejemplos con una intención didáctica
moral. Don Juan Manuel -dirá Gracián- "redujo la filosofía moral a
gustosísimos cuentos". Su arte narrativo hace que sus ejemplos adquieran
valor artístico propio, independientemente de su contenido doctrinal. (1984;
pg. 37)
Indudablemente, el hecho de que Don Juan Manuel perteneciera a la clase alta, sin
ser un erudito2, y además se interesara prioritariamente en su tarea literaria, hicieron que se
viera influenciado por el contexto de época. Pero no sólo esto es notable de observar a lo
largo de toda su producción, sino además la idea de que, como suele discutirse entre teóricos
del tema, el escritor se nutría provechosamente del acontecer de su propia vida, algo que
queda plasmado particularmente en El Conde Lucanor. Respecto a esto dice Deyermond:
Acerca del enxiemplo XXI, por caso, este autor menciona una afirmación de
Giménez Soler que dice que "se ve con una simple lectura que [este enxiemplo] esconde la
vida de Alfonso XI y los deseos de Don Juan de que se enmendase tomándole a él por
privado" (Ib.; pg. 231). Existe en cuanto a esto una polémica entre partes y posiciones:
Alfonso I. Sotelo afirma en su prólogo a El Conde Lucanor que "No hay porqué pensar, como
2
Marín afirma al respecto que “no era hombre libresco sino un gran señor feudal metido de lleno en las
turbulencias político-militares de su tiempo; que sabía poco latín y menos árabe [...]” (1955; pg. 1)
quiere Giménez Soler", puesto que "El tema del ejemplo es el del buen consejero, del que
Don Juan Manuel destaca el arte de persuadir y la necesidad de su presencia frente al rey
moço. El ejemplo viene a ser una especie de justificación de todo el libro [...]" (1984; p. 154).
Sin embargo, Deyermond parece finalmente sentar una posición mediadora al respecto:
De una u otra forma, Don Juan Manuel parece exponer sus propias vivencias en
algunos enxienplos a la vez que prioriza la función didáctica de los mismos; de hecho, en
referencia a lo que sostiene Giménez Soler y reconsidera Deyermond, es conocido que Don
Juan Manuel fue tutor de Alfonso XI en su niñez, hecho importante de contrastar inclusive al
momento de leer todo El Conde Lucanor. De cualquier manera, de lo que no caben dudas ya
es de que Don Juan Manuel no sólo es creador sino también continuador de la antigua
tradición literaria oriental, heredero de una tradición narrativa milenaria. En cuanto a esto
último, el estudio preliminar de Foix y León de Tedesco echa luz sobre el tema:
En este punto del análisis resulta a su vez interesante considerar el papel central que
cumple España en la introducción de otras culturas al Occidente, algo también remarcado por
estos autores y que le da a la pluma de Don Juan Manuel una relevancia aún mayor en la
evolución de las letras castellanas:
[...] dado que D. Juan Manuel no lleva nunca esta técnica tan lejos
como los autores orientales, [...] sólo se insertan dos cuentos secundarios en
el marco general de “Lucanor y Patronio”: el cuento del “rey, el hijo y el
filósofo” y, dentro de éste, el de “las cornejas”. (Ib; pg. 3).
Para Marín, la trascendencia de la escritura de Don Juan Manuel va más allá incluso
del legado del cual se alimenta; El Conde Lucanor es una obra auténtica e innovadora que
recoge la tradición sólo en su justa y necesaria medida, y no una reescritura de algo
proveniente de otras culturas. La técnica a la cual refiere Marín, no obstante, puede
observarse con claridad en este relato y otros, en tanto el autor la define de la siguiente
manera:
Respecto a la forma literaria, el principal elemento estilístico que
D. Juan Manuel debe a los árabes es la técnica del “arco lobulado”, con una
historia que sirve de marco general dentro del cual se insertan, como arquitos,
menores, narraciones subsidiarias para ilustrar los consejos o doctrina moral.
(1955; pg. 11)
Don Juan Manuel plantea en este ejemplo uno de los temas que
más le preocupan: ruégovos que me consejedes en quál manera podré mejor
encresçentar e levar adelante e guardar la mi fama. (1984; pg. 269)
A partir de esta preocupación personal sobre este tema en sí, Sotelo concluye,
citando a Diego Marín, en que el tema original de fondo es “el de las malas compañías” (Ib.;
pg. 269). En ese mismo motivo, Marín ve finalmente el origen árabe del mismo, puesto que
dicho tema es “un asunto que roza en lo escatológico, muy raro en nuestro autor pero normal
en la tradición árabe de la que procede”(1955; pg. 3): lo que conecta el enxiemplo en
particular con el elemento oriental es, en opinión de Marín, esa “atmósfera árabe [que] está
preservada y tratada con simpatía.” (Ib.; pg. 3)
Indudablemente, el tratamiento del tema remontará fácilmente a cualquier avezado
lector a una temática y atmósfera muy conocida en el mundo árabe: el erotismo. Aquí recala
Marín finalmente para dar una explicación concreta a porqué atribuye a la tradición literaria
oriental este enxiemplo en particular, al afirmar que existe una “omisión deliberada y
sintomática de todo motivo erótico en las obras del infante.” (Ib.; pg. 12). De hecho, compara
a Don Juan Manuel con otros autores contemporáneos:
En realidad, lo mismo que distingue a Don Juan Manuel de los demás autores
mencionados por Marín es lo que en realidad intertextualiza sus relatos con el mundo árabe;
la negación del erotismo lo conecta a su vez con la raíz oriental que se esconde detrás de los
enxiemplos:
Cuando el tema roza algún deseo carnal, como en el Exemplo L
(Saladin y la mujer de su vasallo) lo emplea precisamente con el austero fin
de hacer triunfar el self-control o "vergüenza" sobre la pasión sexual. Y en
los Exemplos XXXVI, XLVI, únicos que encierran sugerencias impúdicas, el
autor mantiene su decoro impecable y hace resaltar la pureza de las víctimas
contra las sospechas maliciosas. (Ib.; pg. 12)
Definitivamente El Conde Lucanor de Don Juan Manuel resulta una obra mucho
más compleja de lo que en primera instancia parece. El compendio de relatos se convierte,
apropiadamente, en un objeto simbólico resistente a múltiples análisis y desde múltiples
perspectivas; en particular, el elemento árabe parecería flotar en la atmósfera de los
enxiemplos mencionados y analizados y en otros que no se abordaron en este trabajo (según
Diego Marín, al menos los enxiemplos XX, XXIV, XXV, XXX, XXXII, XXXV, XLI y
XLVII tienen también influencia oriental -Id., pg. 2-), pero indudablemente sus aportes en el
aspecto temático y también en el aspecto técnico-narrativo (como la técnica del arco
lobulado) dejaron huella indeleble y significativa en la tradición literaria castellana.
Es absolutamente imposible, además, no asociar la influencia y herencia de la
cultura árabe, particularmente en El Conde Lucanor, con la preponderancia del aspecto
religioso en esta etapa de la historia española; éste parece ser el canal a través del cual se
reafirmaba, por aquel entonces, el ideal didáctico de época. Afirma Marín al respecto que:
*Alonso, Amado (1943). Castellano, español, idioma nacional. Buenos Aires; Losada.
*Bajtín, M. (1982). "El problema de los géneros discursivos", en Estética de la creación
verbal. México; Siglo XXI Editores.
*Cano Aguilar, Rafael (1988). El español a través de los tiempos. Madrid; Arco Libros S.A.
*Curtius, Ernst R. (1993). Literatura europea y Edad Media latina. Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica.
*Deyermond, Alan (2001). "Cuentística y política en Juan Manuel: El Conde Lucanor", en
Funes, Leonardo y José Luis Moure (eds.), Studia in honorem Germán Orduna. Alcalá de
Henares, Universidad de Alcalá.
*Don Juan Manuel (1961). El Conde Lucanor. Buenos Aires; Ed. Kapelusz.
*Don Juan Manuel (1984). El Conde Lucanor. Madrid; Cátedra.
*Funes, Leonardo (2007) "Excentricidad y descentramiento en la figura autoral de don Juan
Manuel", en eHumanista, vol 9. Santa Bárbara, California; UCSB.
*Funes, Leonardo (1998) "Legitimación, tecnología y producción verbal en la Baja Edad
Media castellana” en Reflejos, 7. Buenos Aires; Universidad Hebrea de Jerusalén..
*Lacarra, María Jesús (1993). “Introducción”, pg. 9-42, en Don Juan Manuel, El conde
Lucanor. Buenos Aires; Espasa Calpe.
*Maravall, Antonio (1983). La cultura del Barroco. Análisis de una estructura histórica.
Barcelona; Ariel.
*Marín, Diego (1955). “El elemento oriental en El Conde Lucanor”, disponible en
http://www.jstor.org/stable/1769057 . Oregon, EEUU; Duke University Press.
*Ong, Walter J. (1993). Oralidad y escritura. México; FCE.
*Petrucci, Armando (1999). “Leer en la Edad Media”, en Alfabetismo, escritura y sociedad.
Barcelona; Gedisa.
*Várvaro, Alberto (1993). Literatura románica de la Edad Media. Estructuras y formas.
Barcelona; Ariel.