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La primera cafetería de la historia

La primera cafetería de la historia abrió sus puertas en Constantinopla, en 1475,


después de que los musulmanes introdujeran el café en Persia, Egipto, África
Septentrional y Turquía. Por aquel entonces, estos locales eran exclusivos y solo
admitían a diplomáticos e intelectuales.

Siglos después, en 1645, se abrió el primer café europeo en Venecia.| 

Las primeras cafeterías comenzaron a abrirse en Estambul en el año 1550, cuyo


número rápidamente creció. Dichos establecimientos eran puntos de encuentro
para los turcos quienes se reunían a discutir temas de hombres y de esta manera
poder escapar de la vida cotidiana. Si bien los sultanes intentaron en muchas
ocasiones prohibir las cafeterías, no lograron obtener resultados positivos, puesto
que eso hubiese perjudicado el alto impuesto que obtenía del comercio del café en
Europa y los territorios del Imperio otomano. Pronto la costumbre de las cafeterías
exclusivamente para turcos se extendió por los territorios de los balcanes
ocupados por ellos, y se presume que el concepto entró a la Europa cristiana a
través del Reino de Hungría, puesto que éste fungía constantemente de mediador
entre el Sacro Imperio Romano Germánico y el Imperio otomano.
 
Entre una de las primeras cafeterías europeas establecidas en base a las turcas
fue en 1624, en Venecia, conocida como La Bottega del Café. Posteriormente el
concepto se extendió ampliamente por Europa y en 1652 fue instalada en París la
primera de las posteriormente famosas cafeterías parisinas con el nombre de Café
Procope, frecuentada por hombres ilustres como Voltaire, Diderot, Rousseau y
Benjamín Franklin entre otros. En 1692 se abre la primera cafetería en la ciudad
de Londres. Luego ocurriría lo mismo en Berlín, en Viena y Budapest.
 
Las cafeterías se convirtieron en lugares de reunión de filósofos e intelectuales,
donde se discutía y se intercambiaban ideas. El carácter de las cafeterías como
lugar de contacto humano y de conversación se mantiene hasta nuestros días. En
España, a finales del siglo XIX y principios del XX, también los intelectuales
comenzaron a reunirse en cafeterías, algunas de las cuales a día de hoy son
auténticas instituciones: Café Zurich (Barcelona,1862), Café Gijón (Madrid, 1888),
Cafè Iruña (Pamplona, 1888,3 y Bilbao, 19034 ), Café Novelty (Salamanca, 1905)
o el Café de Fornos (Madrid, 1907) entre otros.

Las cafeterías en Europa: Redes de comunicación


Desde su consumo en los países árabes en el siglo XV, el café asumió el papel de
bebida social ingerida en las cafeterías que, antes del surgimiento en Europa,
fueron descritos análogos a tabernas. Allá si podía beber, conversar e informarse
de las novedades. Así, el café no se popularizó apenas por paladar pero por las
prácticas e ideas juntas a su consumo.
En Inglaterra, las cafeterías empezaron a surgir a eso de 1650, justamente como
una opción más sobria a las tabernas, y se volvieron lugares de discusión, debates
políticos e intrigas.
Mientras, en Europa el café también fue objetivo de críticas, muchas de ellas
fomentadas por productores de sus rivales comerciales – como la cerveza y el
vino -, grupos conservadores o políticos, que culpaban el consumo de café por
maleficios a la salud y a la moral, al frecuentarse a las cafeterías. Hasta mismo su
gusto fue criticado algunas veces. Considerándose que a la época el café era
preparado de antemano, estoqueado frío en barriles y después calentado, es
posible que su gusto realmente no si aproximase a lo que se conoce hoy.
Las críticas no consiguieron contener la expansión de las cafeterías públicas,
numerosas en Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y en otros países europeos.
Constituían una red de comunicación utilizada por mercadores, políticos,
científicos, académicos, filósofos y poetas. En ellas circulaba todo tipo de
información, de panfletos de carácter político a precios de mercaderías y
repercusiones sobre obras artísticas.
En el siglo XVIII, las cafeterías eran frecuentadas por los pensadores del
Iluminismo y fueron hasta mismo centros de fomento revolucionario, donde se
discutía y discursaba sobre los conflictos políticos que resultarían en la Revolución
Francesa, en 1789. Las propiedades químicas de la bebida y la característica
social de la práctica de su consumo hicieron del café la bebida de la razón.
Las cafeterías en Brasil
Es escasa la información que se tiene de los establecimientos que vendían la
bebida en los tiempos coloniales. Las pocas fuentes son de almanaques
históricos, de relatos de viajantes y, posteriormente de revistas comerciales.
Denominados “casas de café”, “tiendas de casas de café” o “casas de café y
licores”, eran lugares simples, que ofrecían el café con algún alimento, en general
panes. A veces tenían mesa de billar y eran frecuentados principalmente por la
mañana por todo tipo de gente.
A eso de 1820 empiezan a aparecer en Rio de Janeiro las primeras cafeterías
propiamente dichas, como el Café del Estevam y lo popularmente conocido
Braguinha, cuyo nombre oficial era “La fama del café con leche”. Braguinha –
nombre atribuido a causa de su dueño, un portugués conocido como Braga – fue
muy mencionado por los cronistas de la época, asiduos frecuentadores que hacían
su divulgación y registro de la vida urbana. Localizadas en puntos nobles de la
ciudad, las cafeterías eran frecuentadas diariamente por médicos, abogados,
hombres de letras y de teatro.
En São Paulo, así como la caficultura, las cafeterías aparecieron más tardíamente.
Es en la década de 1850 que se tiene noticia de la primera cafetería, el Café de
Maria Punga. Instalado en la casa de su dueña, Maria Emília Vieira, era un
establecimiento simple, con pocas jícaras y mesas, frecuentado principalmente por
estudiantes de la Facultad de Derecho, que se quedaba a su frente.
En 1876 era inaugurado el Café Europeo, el primero de los establecimientos
lujosos de la ciudad. Cafeterías simples como la de Maria Punga convivirían con
casas más sofisticadas, con balcones de mármol, mesas redondas, sillas de
esterilla, dulces y panes hechos de materia prima importada.
En la Belle Époque carioca, período en el que se importaba arte, inclinaciones y
hábitos europeos, especialmente de Londres y Paris, empezaron a surgir las
pastelerías como la Confitería Colombo. Más requintadas que las tradicionales, no
tenían los bohemios como frecuentadores, sino personas de la alta sociedad,
incluso mujeres, que eran un público atípico de los cafés.
Tanto en Rio de Janeiro como en São Paulo, las cafeterías y pastelerías se
volvieron el centro social de la ciudad, frecuentadas por artistas, escritores,
políticos, periodistas y estudiantes. Lugares de charlas, negocios, debates y hasta
de movimientos políticos, como la propaganda republicana.
Desde la década de 1930, sin embargo, las cafeterías fueron perdiendo espacio
como lugares de socialización, “medio casa de familia, medio gremio, media
oficina”, como describió el cronista Luiz Edmundo. Fueron desapareciendo,
quedándose anticuadas. El ritmo de vida más acelerado exigía una permanencia
más rápida, como en el caso de las cafeterías donde el café es servido en el
balcón. Más recién, algunas cafeterías quisieron rescatar esas formas de
ocupación de sus espacios, buscando ofrecer una atmósfera literaria y artística,
con exposiciones y atracciones musicales.
 
Empresas internacionales como Starbucks han popularizado el concepto y cultura
del café instalando unas 5.000 cafeterías en todo el mundo, inspirados en las
cafeterías más bellas del mundo donde se encuentran en la ciudad de la luz "París
" las más antiguas y famosas. La costumbre de tomar café en el mundo occidental
es relativamente nueva (se remonta tan solo a uno 300 años). Sin embargo, el
café y sus adeptos han existido desde hace mucho tiempo.
 
¿Puede imaginar hace cuánto tiempo se descubrió el café?
 
La primera prueba arqueológica definitiva data del año 800 AC (hace más de 2800
años). Homero y varias leyendas árabes hacen referencia al café, por lo que debe
haber existido desde entonces
Galería de arte
Una galería de arte o museo de arte es un espacio para la exhibición y promoción
del arte, en especial del arte visual, y principalmente pintura y escultura, de forma
similar a un museo (pinacoteca, gliptoteca, etc.).
El concepto también es usado, para designar el establecimiento que además de
exhibir y promocionar obras de arte, se dedica a su venta, siendo entonces por lo
general un espacio más reducido y limitando el periodo de exhibición a un tiempo
determinado, pasado el cual se desmonta la "exposición" y se monta una nueva.
El oficio y técnica de su gestión se denomina galerismo.
También es muy habitual que los museos realicen exposiciones temporales,
especialmente con fondos ajenos.
El uso del nombre galería proviene del idioma italiano, especialmente por
la Galleria degli Uffizi construida en Florencia por Vasari en 1560 para alojar
la colección de arte de los Médici. De forma similar se denominó la Galleria
Borghese para la colección del cardenal Borghese 
En Londres recibieron ese nombre la National Gallery (1824) y la Tate
Gallery (1897).
En Washington D.C. la National Gallery of Art se abrió en 1937.
Las galerías de arte contemporáneo realizan dos clases de muestras: individuales
y colectivas. En las individuales los trabajos de un solo artista son exhibidas al
público. En las colectivas, varios artistas presentan a la vez uno o varios de sus
trabajos según el tamaño de la galería. Las muestras acostumbran a durar quince
o treinta días, según la importancia del artista o los trabajos a exhibir.
Actualmente, la galería de arte contemporáneo más alta del mundo (avalada por el
World Records Guinness)1 denominada Nautilus, se encuentra en el campamento
base del Monte Aconcagua (Argentina) a 4300 m. de altura.
Si se trata de una galería de arte comercial, ésta de acuerdo con el artista
conservará en su stock un número de trabajos para ser ofrecidas al público.

Referencias

http://www.museudocafe.org.br/es/cafeteria-es/la-historia-de-las-cafeterias/

http://www.elcafedecamilo.com/la-primera-cafeteria-de-la-historia/

https://es.wikipedia.org/wiki/Galer%C3%ADa_de_arte

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