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Predicas Cristianas
«le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y
en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?» Juan 8:4-
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Introducción
El General Dwight D Eisenhower de la segunda guerra mundial comandante en fuerzas
aliadas contra los nazis, estando en función cerca del rio Rin caminando por el
campamento se encontró a un joven soldado nervioso a lo que le pregunto, ¿qué
sucede soldado?
El joven sin poder evitar su sentir, le responde ¡estoy nervioso señor!, con voz
entrecortada su rostro abajo. A lo que el general le responde: No se preocupe soldado,
yo también lo estoy, camínenos juntos esto nos hará bien.
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Una vez Jesús volvía del monte de los Olivos de orar, estando por la mañana en el
templo se encontraba ensenando, mientras lo hacía, un grupo de hombres
acompañado de fariseos le presentaron un asunto muy importante a decidir, una mujer
había sido encontrada en adulterio en el acto y la ley de Moisés decía que debía morir.
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No juzguemos si nos faltan en algo; podrá ser posible que alguien nos ofenda, nos
traicione, nos mienta, nos perjudique inclusive, esto es parte de la vida, no todos
tenemos la capacidad de evitar este trato, pero nuestra responsabilidad cristiana es no
devolver la acción con rencor, odio, indiferencia, debemos saber que la vida en Cristo
nos invita no medir con la vara con la que fuimos medidos, mostremos perdón, amor,
en otras palabras «compasión».
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No juzguemos si nos tratan con justicia; en ocasiones la misma ley laboral, del
gobierno, de alguna tienda, o de la misma iglesia, al nosotros cometer alguna falta,
lógicamente seremos confrontados y ya sea pagar, responder o ser exhortados para
nuestro bien.
Parece que después de esto solo estamos esperando que la persona que nos evidencio
se equivoque para hacer lo mismo «evidenciarlo nosotros» no se trata de mirarnos los
defectos y esperar a la otra parte a que lo haga. Tampoco significa que lo ignoraremos,
pero se trata de la actitud como lo sentimos. es mejor orar unos por otros al fin quien
es bendecido es el cuerpo de Cristo.
«Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en
tierra con el dedo» Juan 8:6
Jesús en una ocasión con una parábola conocida como los dos deudores Mateo 18:23-35 en donde
dejo se nos ensena dos principios claves de cómo debemos actuar en base a la compasión que Él
nos dio.
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El perdón que recibimos departe de Dios es grande, en realidad no hay palabras para medirlo.
«¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No
retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de
nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros
pecados.» Miqueas 7:18-19
Al grado que el pecado del hombre es arrojado al fondo del mar y donde jamás es vuelto a
recordar. Ante todo, nuestro deber como hijos de Dios perdonados, debemos perdonar cualquier
ofensa que recibamos, recuerda, entiendo que existen algunas que puedan doler, molestar, sentir
coraje, querer vengarse, buscar el como «cobrarla» pero la mayor compasión que recibimos de
Dios, no se puede comparar a la mayor ofensa que hemos sido víctimas, por lo tanto, el ser
compasivo es solo un pequeño acto de compasión que hemos recibido de Él.
Debemos mostrar compasión «promoviendo a su vez ánimo»
«Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te
acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te
condeno; vete, y no peques más» Juan 8:10-11
Una vez que los hombres comenzaron a retirarse, Jesús le dijo: ¿Dónde están los que te acusaban?
… después dijo unas palabras impresionantes… «Ni yo te condeno; vete y no peques mas» Parece
que Jesús no solo no juzgo a la mujer como lo esperaban algunos. Mostró compasión y la animo a
no volver a hacerlo, un digno ejemplo de compadecerse y a su vez ayudar.
Nuestro corazón como cristianos se va mas haya de solo perdonar, es también animar, animar a
los que nos ofenden a salir de su error. El Apóstol Santiago dijo: «sepa que el que hace volver a un
pecador del error del camino, salvara su alma de muerte y cubrirá multitud de pecados ¿Está
alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con
aceite en el nombre del Señor.» Santiago 5:14.
Jesús al salvar nuestras vidas, no solo nos perdonó, nos dio una nueva vida, nos restauró, nos
bendijo y, aún así, no sigue guiando por medio del Espíritu Santo. hagamos lo mismo,
perdonemos, sonriamos, animemos aun a quienes se consideran nuestros enemigos.
Conclusión
El corazón de Jesús no es el único que tiene la capacidad de ser compasivo, aun en una cruz dijo:
«perdónalos porque no saben lo que hacen» nuestro corazón tiene a Jesús, como Señor y Salvador
y a través del Espíritu Santo podemos perdonar, olvidar, animar y vivir como Jesús vivió.