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INTRODUCCIÓN

La economía española del siglo XIX no consiguió los niveles de otros países europeos, (excepto País
Vasco y Cataluña), siendo así un país eminentemente agrario. El sistema agrario del antiguo régimen se
caracterizaba por contar con tierras que eran inalienables como las de la Iglesia, los municipios o las
vinculadas a mayorazgos. Por lo que la eliminación de estas trabas era necesario para liberalizar el
mercado de la tierra.
DESARROLLO
Entre las causas que explican el retraso en la industrialización en España destacan:
1. La escasa capacidad de compra de los españoles.
2. La escasez de fuentes de energía.
3. La posición periférica de España.
4. El capital nacional se invirtió más en la compra de tierras desamortizadas.
5. La industria se limitó en la práctica a la industria textil catalana y a la siderurgia vasca.
6. La pérdida de las colonias americanas.
7. Las malas condiciones geográficas.
Cataluña fue la única zona donde la industrialización se originó a partir de capitales autóctonos. El sector
algodonero fue el más dinámico, su prosperidad se debió a la iniciativa empresarial de la burguesía
catalana y la protección arancelaria.
En cuanto a la siderurgia, la inexistencia de buen carbón y la demanda insuficiente explican su desarrollo
accidentado. Durante el reinado de Isabel II se pueden distinguir dos etapas: La etapa andaluza
(explotación del hierro) y La etapa asturiana (cuencas carboníferas). Sin embargo, el verdadero despegue
se inició a finales del siglo en torno a Bilbao y en el eje comercial Bilbao-Cardiff.
La Ley de Bases sobre Minas de 1868 daba importantes seguridades a los concesionarios de minas,
aunque seguían estando en manos de compañías extranjeras.
La construcción de líneas ferroviarias se desencadenó a partir de la Ley General de ferrocarriles de
1855. Esta propiciaba la creación de compañías privadas que se encargarían de la construcción y
explotación de los diferentes tramos de la red. A partir de esta ley se consolidó la estructura ferroviaria
española con centros en Madrid, aunque un aspecto controvertido fue la anchura de las vías que no
coincidía con la mayoría de las líneas europeas.
Como medida para poner fin al atraso del campo español los políticos liberales decidieron erradicar el
sistema de propiedad de manos muertas y vender las tierras para que los nuevos propietarios
modernizarsen el campo. Con tal objetivo adoptar las siguientes medidas:

 La supresión de los mayorazgos, convirtiendo sus bienes en propiedades plenas y libres en


poder del propietario familiar.
 La abolición del régimen señorial, anulando los derechos señoriales de carácter jurisdiccional y
transformando las tierras de los señoríos en propiedades plenas y libres de sus legítimos dueños.
 Las desamortizaciones, consistieron en la expropiación por parte del Estado de las tierras
eclesiásticas y municipales para su subasta. Convirtiéndolas en bienes de propiedad privada.
Las desamortizaciones han constituido una de las tareas más importantes de la revolución liberal
burguesa orientada a transformar el régimen de propiedad feudal. Este proceso se desarrolló a partir de
1836 en dos fases: la desamortización de Mendizábal y la de Madoz. Como medida previa a estas
desamortizaciones, en 1835 se disolvieron las órdenes religiosas.
La desamortización de Mendizábal se inició con un Gobierno progresista durante la regencia de María
Cristina y consistió en la expropiación de las tierras eclesiásticas para su posterior subasta. El decreto
desamortizador de 1836 puso en venta todos los bienes del clero regular, al año siguiente se sacó a la
venta los bienes del clero secular. Sus objetivos eran: sanear la Hacienda a causa de la deuda pública,
financiar la guerra civil contra los carlistas y convertir a los nuevos propietarios en adeptos a la causa
liberal.
La desamortización general de Madoz (1855) se inició durante el bienio progresista del reinado de Isabel II
e incluía todo tipo de tierras amortizadas: las aún no vendidas de la Iglesia y las de propiedad
municipal (bienes de propios y comunes). Esta desamortización pretendía además de reducir la deuda
pública, financiar la construcción de infraestructuras necesarias para modernizar la economía, en
especial la red de ferrocarriles. Tras la subasta el pago de estas propiedades se podía realizar en
efectivo o con títulos de deuda pública.
Las principales consecuencias de las desamortizaciones fueron las siguientes:
a) Se pusieron en cultivo grandes extensiones de tierra.
b) La estructura de la propiedad no varió significativamente tan solo cambio de propietarios ya que
los compradores fueron aristócratas terratenientes, clérigos seculares o burgueses.
c) Se sacrificaron los intereses de un sector importante de campesinos que perdieron su derecho
al uso de los bienes comunales. El clero también se vio perjudicado ya que sus tierras fueron
expropiadas. Su descontento empujó a muchos de ellos al carlismo.
d) En conjunto el proceso desamortizador contribuyó al cambio hacia una sociedad burguesa y la
fusión de la antigua aristocracia feudal con la burguesía urbana para crear una nueva élite
terrateniente.
CONCLUSIÓN
Los procesos de desamortización constituyen uno de los episodios fundamentales de la revolución liberal
en España. Mediante estas desamortizaciones el Estado pudo financiar los gastos de guerra, la
construcción de infraestructuras y reducir la deuda pública. Aunque se perdió parte del patrimonio cultural
y artístico que poseía la Iglesia. Los compradores se convirtieron en aliados al trono consolidando así las
bases del Estado liberal en España. Aunque por otro lado surgió un notable descontento por parte del
campesinado y el clero.

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