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He aquí las siete oraciones misteriosas que se deben decir durante la semana:
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Para el domingo. - Libera-me, Domine, etc. Padre Nosso, etc.
“Libérame, yo os ruego Señor, a vuestro siervo F., de todos los males pasados, presentes y futuros,
tanto del alma como del cuerpo, y por la intersección de la bien aventurada Virgen María madre
de Dios, y de vuestros bien aventurados apóstoles San Pedro, San Palo y San Andrés, con todos
vuestros santos, otorga favorablemente la paz a vuestro siervo F., y la santidad en todos los días de
mi vida, a fin de que siendo ayudado por el auxilio de vuestra misericordia, este siempre libre de la
esclavitud del pecado y de cualquier temor de perturbación. Por el mismo Jesús Cristo vuestro
Hijo, Nuestro Señor, que siendo Dios vive y reina con vos en la unidad del Espíritu Santo por todos
los siglos de los siglos. Amen. Que la paz del Señor este siempre conmigo. Amen. Que vuestra paz
celestial, Señor, que dejasteis a vuestros discuelos, quede siempre firme en mi corazón, y este siempre
entre mí y mis enemigos, tanto visibles como invisibles. Amen. Que la paz de Nuestro Señor Jesús
Cristo, su rostro, su cuerpo o su sangre vengan en mi auxilio, F., pecador que soy, y me sirvan
de una favorable protección y defensa, y consolación para mi alma y para mi cuerpo. Amen. Cordero
de Dios, que os dignasteis nacer de la Virgen María, y cargar en el árbol de la cruz los pecados del
mundo, ten piedad de mi cuerpo y de mi alma. Cordero de Dios, por quien todos los fieles son salvos,
dame, en este siglo y en los siglos futuros una paz eterna. Amen.”
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Para el miércoles.- Oh Emmanuel, ab hoste, etc.
“Oh Emmanuel! Defiéndeme del espíritu maligno y de todos mis enemigos visibles o invisibles, de
todo el mal; el Cristo rey vino en paz; Dios se hace hombre y sufre con clemencia por nosotros;
que Jesús Cristo rey pacifico siempre este entre mí y mis enemigos. Amen †. El Cristo es vencedor
†, el Cristo reina †; el Cristo impera †. Que el Cristo me defienda siempre de todo mal. Amen. Que
Jesús Cristo ordene que salga victorioso sobre mis adversarios. El león de la tribu de Juda venció;
rama de David, aleluya, aleluya, aleluya. Salvador del mundo sálvame y socórreme, por vuestra cruz,
por vuestra preciosísima sangre, me rescataste, ayúdame yo os lo ruego, Oh Dios, Oh Agin,
Oh Theos †, agios ischyros †, agios athanatos †, eleison himas; Dios Santo, Dios fuerte, Dios
misericordioso e inmortal, ten piedad de mí, F., vuestro siervo. Señor concededme auxilio, no me
abandones, no me desprecies, Dios mío saludos, ven siempre en mi auxilio, Señor Dios, mi
Salvador.”
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pena de una muerte eterna, el que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por todos los siglos.
Amen.”
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