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Las 5 dimensiones de la sexualidad.

Hoy en día tanto hombres como mujeres se preguntan si el sexo no es algo


más que el puro alivio de una tensión física. Pareciera haber un anhelo de
conexión y de significado a la experiencia sexual, más allá del sexo genital
o del juego de excitación sexual.

En nuestro mundo occidental el análisis del sexo está relacionado con


asuntos de “actuación” tales como si alcanzas el orgasmo, cuánto duras
penetrando, y con quién y con cuánta gente lo haces en una semana.

En lo que respecta a la mujer, vive inmersa en un mundo de dobles


mensajes. De ahí que para ella experimentar la sexualidad plena sea
realmente un desafío.

Es ampliamente reconocido que a las niñas decentes no les gusta el sexo.


Que el sexo es sucio a menos que sea con la persona que amas. Es un
doble mensaje.

A esto se agregan las imágenes explícitamente sexuales que nos


bombardean a través de la cultura mediática, que nos incitan a la
excitación sexual y al romance asociado a un producto comercial.

Nos incitan a parecernos a las mujeres sensuales, a mostrar el cuerpo, a


desear sexo y cuando lo hacemos nos califican de “fáciles”, “poco serias”,
“cualquiera”, etc.

Los médicos buscan fórmulas para incrementar el deseo sexual y luego si


disfrutamos del sexo nos condenan.

Los hombres no se quedan atrás víctimas de toda la manipulación de


mensajes. Su hombría depende exclusivamente de su erección, su razón de
vivir depende de su potencia sexual, su éxito con las mujeres del tamaño o
la capacidad de penetración. Y luego son condenados por las mujeres por
no ser sensibles, por no cultivar una sexualidad no genital, más sutil, más
del sentir.

Hombres y mujeres persiguen el orgasmo como fin último de la conexión


sexual, y se pierden de disfrutar la conexión, la intimidad y el disfrute del
placer solo por placer.
Cuando comenzaron a hacerse los primeros estudios científicos sobre la
sexualidad humana en el mundo occidental, se comparaban hombres con
mujeres y la mujer aparecía como menos interesada en el sexo que el
hombre y menos funcional.

Estos resultados se obtenían porque se hacía una interpretación de la


sexualidad femenina como si fuera igual a la masculina.

La energía sexual masculina es fogosa, es intensamente instintiva e


indiscriminada. La mayoría de los hombres sienten deseo sexual casi
diariamente en su etapa adolescente y de adulto joven y está asociado con
los niveles de testosterona acorde a la edad.

La mujer en general (considerando excepciones) tiene una fuerza de


apareamiento más suave, menos intensa, que la lleva a desear la conexión
sexual con menor frecuencia que el hombre.

La mujer por diseño es emocional, sentimental e intuitiva. Por esa razón su


deseo sexual abarca otros elementos diferentes al del alivio de tensión.
Para la mujer lo más satisfactorio del sexo es la sensación de placer
expandida en todo el cuerpo, la conexión apasionada con la pareja, la
aceptación, la belleza, el alivio de la relación con el otro.

Cuando surgieron los estudios de Masters y Johnson se hizo la primera


descripción de la respuesta sexual en 4 fases. Excitación, Meseta,
Orgasmo y Resolución. Esta interpretación fisiológica es real y aplicable a
hombres y mujeres, pero ha demostrado con el tiempo haberse quedado
corta en la descripción de lo que es la sexualidad humana.

En el caso de las mujeres, si no entran en este patrón fácilmente son


calificadas de “disfuncionales” por su pareja, por el médico y por sí misma.
Sin embargo, hay aspectos de satisfacción emocional y espiritual que
algunas mujeres consideran que es lo más importante para ellas de la
conexión sexual, que no son medibles con ese modelo, y que por lo tanto
no habían sido tomadas en cuenta hasta ahora.

Si una mujer tiene una relación sexual con una pareja que la haga sentir
muy querida, muy tomada en cuenta, donde esa pareja le habló, la miró a
los ojos, la acarició con sutileza y dedicándole tiempo, lo cual le permitió a
ella expandir su placer y luego la penetró y ella sintió placer en su vagina,
pero no alcanzó una descarga orgásmica, lo más seguro es que esa mujer
se considere plena, satisfecha, emocionalmente expandida por toda la
conexión emocional y espiritual con su pareja, aunque no haya descargado
orgasmo.

Si medimos el éxito de la sexualidad de acuerdo a la capacidad de obtener


un orgasmo, esa mujer quedaría como alguien “disfuncional”, como una
mujer con problemas sexuales, aunque ella no se considere de esa forma.

El modelo médico de interpretación de la sexualidad ya no llena


suficientemente la comprensión de la misma.

En los últimos 100 años se han realizado aproximadamente 750 estudios


sobre la respuesta sexual en los Estados Unidos y en prácticamente todos
se define sexo en términos de coito y/o orgasmo, y ninguno de ellos le
preguntó a las mujeres cómo se sentían con respecto al sexo o lo que el
sexo representa para ellos.

Habiendo estudiado la cualidad de las energías sexuales masculina y


femenina y la forma de responder en la sexualidad es fácil entender que
cuando se mide el éxito sexual en función de frecuencia, duración y
orgasmo, los resultados están viciados.

Imaginemos una mujer que es encuestada sobre cuántas veces a la


semana desea tener sexo y cuántas veces obtiene orgasmo. Su deseo
sexual dependerá de tantas variables que no se puede dar un resultado
lineal. Dependerá de su ciclo menstrual, de la conexión de intimidad que
tenga con su pareja, de su nivel de estrés, de cuán cansada físicamente
esté. La obtención del orgasmo dependerá de su nivel de relajación, de la
capacidad de entrega, de cuán excitada sexualmente llegó al momento de
la genitalidad. Es decir, se sacan conclusiones muy grandes con preguntas
demasiado simples.

Esta forma de evaluar la sexualidad deja de lado las emociones, los


significados y el contexto de la vida. Entonces cómo podemos conocer la
diferencia entre función y disfunción, satisfacción y no satisfacción. ¿Qué
significan realmente esas etiquetas?

Es muy común que cuando una mujer es preguntada sobre lo que significa
la sexualidad para ella, sepa nombrar sus problemas, pero le cueste
articular una idea profunda sobre el tema.
Estamos bombardeados por presión de las empresas farmacéuticas a
combatir la falta de deseo sexual o baja líbido, cuando ni siquiera podemos
comprender el aspecto multidimensional que tiene la sexualidad. La
búsqueda es de una crema, un parche o una pastilla, sin considerar que no
han preguntado a las mujeres qué es lo que desean de la sexualidad.

Por ejemplo: porqué tendría que tener deseo de sexo una mujer cuyo
esposo no logra mirarla a los ojos ni crear un momento de intimidad?, Por
qué desearía sexo una mujer cuya pareja está más preocupada de qué tan
macho es que de los sentimientos de ella? Por qué tendría ganas de hacer
el amor una mujer que pasó el día trabajando, recogió a los niños de la
guardería, llegó a bañarlos, hacer tarea y hacer comida y está agotada al
llegar a la cama?

Este tipo de falta de conexión, de cansancio extremo, de falta de intimidad


no se curan con una pastilla, ni con una crema o con una nueva técnica.
Los juguetes sexuales, las noches románticas son un intento de
incrementar el deseo, pero como espuma se desvanecen cuando la falta
del cultivo de la intimidad y conexión a través de la sexualidad vuelven a la
superficie.

Lo que las mujeres desean del sexo es amor, pasión, cercanía, empatía,
respeto, cuidado mutuo, placer, una sensación renovada de energía, una
sensación de conexión con la pareja y una sensación de conexión consigo
mismas.

Estos no son atributos de la mujer como género, son cualidades o anhelos


de la energía sexual femenina. En la medida que el hombre ha ido
integrando su cualidad femenina ha empezado a desear las mismas cosas
que ha deseado siempre la mujer.

Ya la mujer pasó por actuar su energía masculina a través del sexo casual,
el sexo del trabajo, el sexo para aliviar tensión. Ahora viene su turno de
revalorar una sexualidad que ha sido descalificada, de la que se han
burlado, de la que se ha sentido avergonzada y desorientada.

La visión de la sexualidad bajo la óptica masculina del comportamiento y el


orgasmo ha incomprendido la visión femenina y la ha ridiculizado, pero en
la medida que el hombre ha ido conectándose con sus emociones, abriendo
el corazón y desarrollando su intuición, ha comenzado a tener un anhelo de
este tipo de conexión para encontrarse con una mujer que no lo entiende y
que está más enfocada en la acción y los resultados.
La verdad es que el coito y el orgasmo es la forma como el sexo ha sido
definido para nosotros, sin embargo eso es solo una parte de ser una
persona sexual.

La idea de que el sexo puede ser mucho más de lo que sabemos puede
resultar excitante pero también puede ser atemorizante, ya que el sexo
puede tocar el alma de una persona y puede transformar su vida, y eso
puede dar mucho miedo.

La Dra. Gina Ogden es una terapista sexual e investigadora. Fueron sus


años de experiencia escuchando los testimonios de las mujeres pacientes
la que la llevaron a comprender que la experiencia sexual es mucho más
que lo que pasa en la habitación. Puede afectar toda nuestra existencia y
puede ser un poderoso camino de crecimiento y sanación.

Sexo es más de algo que se hace. La energía sexual es parte de lo que


somos, aunque la mayoría del tiempo no estamos conscientes de ello.

Muchas mujeres hablan del sexo como un viaje que cambia la forma como
responden ante el mundo que las rodea. Las historias van desde uniones de
cuerpo, corazón y alma en éxtasis hasta crónicas de heridas, desencantos
y abuso. También mujeres que se frenan, solo experimentando una fracción
de su verdadero deseo sexual y su potencial.

En la búsqueda de integrar la Sexualidad con la Espiritualidad la Dra.


Ogden diseñó un cuestionario llamado “Integrating Sexuality and
Spirituality” cuyas siglas son ISIS. No por casualidad el diseño del trabajo
invoca a través de su nombre la presencia de la fuerza cósmica femenina a
través del nombre de la Diosa Isis.

Recibió 3810 respuestas, con lo que ISIS se convirtió en una de las


encuestas científicas sobre sexo más grandes de los Estados Unidos. Fué
contestado por una variedad enorme de mujeres, desde adolescentes hasta
ancianas, de diferentes razas, religiones, nivel de educación, político,
trabajo, localización geográfica, y actitudes sexuales.

La población que contestó el cuestionario incluyó personas creyentes y


ateos, conservadores y liberales, pro-aborto y contra el aborto, maestros,
médicos, enfermeras, personas de la iglesia, constructores, estudiantes,
artistas, personal de oficina y trabajadores manuales. Lesbianas, gays,
bisexuales, transexuales, personas que habían ofendido sexualmente y
personas que habían sido abusadas sexualmente, adictos, sobrevivientes
de cultos religiosos, prisioneros, trabajadores sexuales y trasvetistas.
Solteros, casados, divorciados, viudas. Personas en relaciones sin sexo, en
relaciones clandestinas, en relaciones de poliamor, en relaciones de más
de una pareja sexual.

Esta encuesta preguntaba sobre cómo experimentaban el sexo y lo que el


sexo significaba en sus vidas. Este era el primero y quizás el único hasta
ahora que ha preguntado ese tipo de cosas a ese nivel de profundidad.

Algunas preguntas fueron:

Aquí hay algunos comentarios que la gente hace sobre el sexo y la


espiritualidad. Marca aquellos que reflejen tu experiencia:

Sexo generalmente significa coito


Para mi el sexo es más que el coito, involucra todo lo que yo soy --cuerpo,
mente, corazón y alma
Yo asocio la espiritualidad principalmente con ir a la iglesia
Cuando me abro a la calidez, el deseo, la profundidad, la expansión y la
confianza, no hay separación entre sexo y espíritu
Sexo es para procrear y tiene muy poco que ver con la espiritualidad
Es a través de mis sentidos que experimento a Dios
Toda mi vida he escuchado que las personas a quienes les gusta mucho
el sexo irán al infierno
Para mi sexo significa principalmente conexión con mi pareja
El sexo es físico, pero también involucra amor, romance e inclusive unión
mística
Para personas que han sufrido decepciones con su sexualidad o han sido
heridas, el dar y recibir placer de forma consciente puede ser muy sanador

Las preguntas clásicas de otras investigaciones eran a qué edad te vino la


menstruación, qué tan seguido te masturbas, qué tan seguido practicas el
coito y si alcanzas el orgasmo.
Todo eso se puede medir y ayudar a entender la fisiología del sexo. Pero no
nos ayuda a entender el propósito más profundo del sexo en nuestras vidas
o el poder que tiene el sexo de cambiar nuestra mente, nuestras relaciones
y nuestros cuerpos.

En la encuesta era posible escribir una carta que explicara más


ampliamente algo que el participante quisiera decir. Se recibieron 1500
cartas que son documentos asombrosos, espontáneos, que sorprenden y
conmueven. Ellas son la primera prueba de que las mujeres sienten por el
sexo mucho más que lo que los investigadores hasta ahora han creído y
nos han hecho creer.

Estas cartas se introducen en los misterios de la conexión sexual, estas


cartas enseñan cómo abrir los corazones y el alma, cómo dejar que
nuestras parejas sepan aquello que es nuestro deseo más profundo, cómo
sostenerse de no ser sobrepasado cuando se siente mucho, cuando hay
demasiada confianza, demasiada luz, demasiado amor.

Las cartas y las notas al margen que escribían quiénes contestaron el


cuestionario expresaban temas que eran universales al bienestar de la
mujer: la necesidad de autoestima, el anhelo por el tacto humano, por la
nutrición, por la intimidad, y el amor, el deseo de significado en la vida y de
continuidad, y el disfrute en la deliciosa conexión del sexo y el espíritu.

La energía sexual está en nosotros desde que nacemos y nadie sabe


cuándo se termina. La Dra. Ogden dice haber visto el brillo en los ojos de
un hombre cuando su esposa le puso una música de baile a horas de morir,
y él mostró la ilusión y el reconocimiento a través de sus ojos y movió un
hombro en señal de baile, y la esposa se acostó a su lado y se movió con el
en una danza íntima que unió sus corazones hasta que él murió.

La energía sexual está siempre con nosotros, deseemos o no actuarla


genitalmente. No es solo acerca de coito y orgasmo.

Es acerca de movimiento y receptividad. Es acerca de nuestras emociones


más profundas y de cómo nos ponemos en contacto con otros. Es acerca
de cómo pensamos, sentimos y amamos.

Afecta cada aspecto de nuestra vida y está potencialmente en nosotros


hasta que dejamos el planeta.
“Sexo no es todo, pero es parte de todo” (escrito por una mujer de la
encuesta ISIS).

El hallazgo más trascendental de la encuesta ISIS fue mostrar que el sexo


era algo más que una experiencia física. Las mujeres ISIS dijeron que el
sexo tocaba sus cuerpos, sus mentes y su corazón, y algunas hablaron de
tocar el alma. Para algunas de ellas el sexo era la entrada a un reino de
revelación y gracia, “la puerta a más amor, a más asombro, a mayores
dimensiones de la experiencia espiritual”.

Otras mujeres hablaron de que la energía sexual las abrió a un universo


vibrante de colores y luz, de sanación espontánea, de memorias de vidas
pasadas y de encuentros directos con la Divinidad --Dios o Diosa y otros
seres de Luz.

Mujeres ISIS

¿De qué forma el Sexo es algo más que Físico?

86% dijeron que el sexo involucra amor, romance y unión mística.


79% dijeron que el sexo alivia la tensión emocional
75% dijeron que el sexo intensifica su vitalidad interna
67% dijeron que el sexo tiene que ser espiritual para que sea satisfactorio
59% dijeron que sus creencias espirituales los ayudan a atraverse a mayor
intimidad
47% dijeron que habían experimentado a Dios durante un estado de éxtasis
sexual
45% dijeron que habían experimentado energía sexual durante un estado
de éxtasis espiritual

De acuerdo con estos número podemos ver que las mujeres ISIS coinciden
en que los sentimientos, las emociones y el significado espiritual son
aspectos cruciales para la experiencia y satisfacción sexual.

¿Cuántas mujeres del mundo se sienten así? Nadie lo sabe porque no se ha


hecho una encuesta de este tipo globalmente, lo interesante es que 15%
de las personas nunca habían pensado en la conexión entre la sexualidad y
la espiritualidad hasta que contestaron el cuestionario.

Mujeres ISIS

¿Qué aspectos de la relación hacen más profunda la satisfacción sexual?


86% dijeron amor y aceptación
83% dijeron estar enamorado
81% dijeron compartir sentimientos profundos
80% dijo honestidad
73% dijo reírse juntos
63% dijo preocuparse por otros
63% dijo soltar el control
61% dijo sentirse seguro

Las mujeres ISIS coincidieron en que el amor entre los integrantes de la


pareja es el catalizador más poderoso para que el sexo sea significativo y
satisfactorio. 9 de cada 10 mujeres contestaron que el amor era esencial
para la satisfacción sexual.

Esto debe ser comprendido evolutivamente. La mujer es la responsable de


elegir un hombre que la fecunde y es responsable de la “calidad” de ese
nuevo ser. Hay un instinto en ella que la lleva a quererse aparear con
alguien que tenga empatía por ella. Además de que energéticamente la
plantilla que atraerá las partículas para formar al nuevo ser será de mayor
frecuencia vibracional de acuerdo a la experiencia de amor y éxtasis al
momento de la fecundación.

Entonces, ese aspecto de la psicología femenina que tanta descalificación


le ha ganado de parte del mundo masculino, es un mecanismo
inteligentemente diseñado para el mantenimiento de la especie y la
seguridad que la mejor clase de oportunidad se le dará al nuevo ser.

Está reflejado en las respuestas de la encuesta.

Es interesante notar en las respuestas de la encuesta que la honestidad y


el poder compartir sentimientos profundos intensifica la sensibilidad
erótica.

Quiere decir que el sexo tiene más significado cuando hay mayor
comunicación con la otra personal y puedes compartir lo que piensas,
sientes y sabes. Quiere decir que la intimidad emocional hace posible
explorar dimensiones más profundas del sexo físico.

Reírse juntos y poder dejar ir el control sugieren que la mujer puede


permitirse ser sexual sin ser juzgada.
Queda preguntarse ¿cómo contestarían estas mujeres que se ríen, que son
emocionales, que también son espirituales una encuesta sobre coito,
orgasmo y número de parejas?
¿Entrarían en las estadísticas estas mujeres como aquellas a quienes no
les gusta el sexo?

Esto nos permite darnos cuenta cuánto se aclara el panorama acerca de la


sexualidad de la mujer cuando hacemos preguntas sobre el significado de
la relación sexual versus la frecuencia de la relación sexual.

Finalmente mencionemos el tema de la espiritualidad.

A través de la sanación sexual y de la profundidad espiritual de la


sexualidad logramos comprender la conexión con la otra persona y la
conexión con todo lo que es. La sexualidad permite experimentar con
intensidad y consciencia el contraste entre placer y dolor, empatía y
control, amor y odio, ocuparse y descuidar, dar y recibir, justicia y
violencia bruta.

El análisis de la encuesta ISIS mostró que la plantilla de nuestra relación


más íntima es el modelo para todas nuestras relaciones, con nosotros
mismos, con nuestros compañeros, con la comunidad, con el entorno y con
el mundo espiritual.

Conectar el sexo y el espíritu es una “herramienta asombrosa para


trascender lo mundano y comunicarse con la fuente de todo poder y vida”.

Comenzando el viaje por la rueda de ISIS

El modelo ISIS busca englobar los diferentes aspectos de la sexualidad.

La respuesta sexual comienza antes de que nos excitemos sexualmente.


Está asociada con nuestros sueños, con nuestras actividades diarias, por
nuestra historia de vida. Si fuimos atendidos de pequeños y nos dieron
placer, nutrición, cariño, confianza.

Si fuiste adorado y consentido de pequeño lo más seguro es que te sientas


adorablemente sexual como adulto. Cada célula y sinapsis recuerda estas
experiencias tempranas y alimenta mensajes positivos directamente en tu
respuesta adulta al estímulo sexual.

En cambio, memorias de rechazo y abuso alimentan miedo y aversión por la


respuesta sexual del aquí y del ahora.

Estas memorias positivas son tan poderosas como las negativas, pero
nunca se exploran. Aún no rompemos el paradigma de que no está bien que
las mujeres sean sexuales.

Sin embargo el placer es la fuente primaria de poder, belleza y sentido de


pertenencia.

Nosotras las mujeres aún no nos permitimos experiencias sexuales que


vuelen la mente, que sean auto afirmadoras, emocionalmente jugosas y
transformacionales.

Una experiencia sexual rica y abundante sobrepasa la habitación e influye


en cada aspecto de la vida, pasada, presente y futura.

Un testimonio: “Esto no fué crecimiento, esto fue transformación. Yo


comencé a aprender y a practicar sobre amor incondicional y fue mágico.
Mi espiritualidad explotó y abarcó todo. Todos los aspectos de mi vida
cobraron un significado de totalidad, no había separación entre
espiritualidad y amor, entre espiritualidad y sexo, entre espiritualidad y
relación, espiritualidad y la vida cotidiana. Yo comencé a ver todo con
nuevos ojos, nada era lo mismo. Soy ahora como un bebé, fresco y nuevo,
que no sabe nada y tiene que comenzar de nuevo. Es difícil encontrar
palabras para explicar esta experiencia, casi imposible es responderlas en
un cuestionario”.

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