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Rafael Quirosa-Cheyrouze
y Mónica Fernández Amador (Eds.)
H
istoria
Poder y Transición
¡Viva la inteligencia! El legado de la cultura
sus primeros trabajos a la etapa de la crisis
en España
En el corazón de una república amenazada. la Transición, publicando junto a Mónica
Francisco Pérez Carballo, memoria y biografía continuador de otros títulos, publicados también en Biblioteca Nue- Fernández libros como Parlamentarios de Al-
José Galán Ortega mería en la transición a la democracia (2004) y
va, que se ocupan del proceso en general, el papel de los medios de
Europa y los tratados de reparto de la Monarquía Poder local y transición a la democracia en Es-
de España, 1668-1700
comunicación, los movimientos sociales y los partidos políticos, con
paña (2010), y editando obras como Prensa
Luis Ribot y José María Iñurritegui (eds.) aportaciones de los especialistas más reconocidos. Las instituciones políticas y democracia. Los medios de comunicación en
Ni iglesias ni tabernas. Republicanismo y escuelas la Transición (2009) y La sociedad española en la
de ciudadanía en Jaén (1849-1923) En esta ocasión, Rafael Quirosa-Cheyrouze, catedrático de la en el proceso democratizador Transición. Los movimientos sociales en el proceso
Santiago Jaén Milla Universidad de Almería y editor de toda la serie, y Mónica Fer- democratizador (2011).
Rutas nacionalistas. La sociedad vasca en el siglo XXI nández Amador reúnen a un grupo de expertos procedentes de Mónica Fernández Amador es profesora
9 788416 938681
BIBLIOTECA NUEVA
PODER Y TRANSICIÓN
E N E S PA Ñ A
Las instituciones políticas
en el proceso democratizador
B I B L I O T E C A N U E VA
Este libro ha sido realizado en el ámbito del Grupo de Investigación «Estudios del Tiempo Presente»
(PAI HUM-756) y del Centro de Investigación «Comunicación y Sociedad» de la Universidad de Al-
mería (CySoc), y forma parte del proyecto I+D «Las izquierdas, el poder local y la difusión de valores
democráticos en la Andalucía rural», financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (Ref.:
HAR2013-47779-C3-2-P).
ISBN: 978-84-16938-68-1
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tutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., Código Penal. El Centro Espa-
ñol de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.
Primera parte
Planteamientos generales y otros escenarios
[7]
Segunda parte
INSTITUCIONES CENTRALES DEL ESTADO
Capítulo 6.— Las Cortes durante la Transición: retrato en tres tiempos, Miguel
Ángel Giménez Martínez . .......................................................................................... 117
Las Cortes orgánicas .................................................................................................. 119
Las Cortes constituyentes .......................................................................................... 123
Las Cortes constitucionales . ...................................................................................... 128
Conclusiones .............................................................................................................. 131
Capítulo 9.— ¡Balmes tenía razón! El fin del poder militar en España (1975-1986),
Roberto Muñoz Bolaños . ........................................................................................... 163
Transición, transición paralela y transición militar . .................................................. 163
Tiempo de incertidumbre: el proyecto de reforma Arias-Fraga . ............................... 167
El reformismo preconstitucional (1976-1977): del consenso al disenso ................... 169
El consenso constitucional (1977-1979): el control civil de las FAS. El origen de la
Transición Paralela . ............................................................................................ 172
[8]
Tercera parte
LOS ÁMBITOS AUTONÓMICO, PROVINCIAL Y LOCAL
Capítulo 12.— Régimen, Estado y Transición: los gobiernos civiles y el cambio polí-
tico local, Julio Ponce Alberca ................................................................................ 211
La Transición desde lo local: sugerencias para un enfoque ....................................... 211
Funcionarios: un régimen que se va, un Estado que permanece . .............................. 215
Los delegados de la reforma ante las provincias ....................................................... 218
Llevar la democracia a las provincias ........................................................................ 222
[9]
El cambio político que tuvo lugar en España entre 1976 y 1986 estuvo marcado por tres
procesos paralelos e interrelacionados que se desarrollaron en este período de tiempo.
El primero, que definimos como Transición Institucional, estuvo conformado por el
conjunto de cambios legislativos y decisiones políticas que permitieron transformar el ré-
gimen dictatorial franquista en un sistema democrático homologable con los existentes
en el mundo occidental2. Fue un proceso complejo, cuyo origen hay que situarlo en los
cambios socioeconómicos que habían tenido lugar en nuestro país desde los años 60 del
Sobre la primacía de los factores políticos en los procesos de transición a la democracia, véase D. A. Rus-
2
tow, «Transitions to democracy: Toward a dynamic model», Comparative Politics, núm. 2, 1970, págs. 337-363,
[163]
y G. O’Donnell, P. Schmitter y L. Whitehead (eds.), Transiciones desde un gobierno autoritario, Buenos Ai-
res, Paidós, 1988.
3
Véase I. Sánchez-Cuenca, Atado y mal atado, Madrid, Alianza, 2014, págs. 17-19.
4
Véase R. Muñoz Bolaños, 23-F: Los golpes de Estado, Madrid, Última Línea, 2015, págs. 68-71.
5
Véase J. Gil Pecharromán, El Movimiento Nacional (1937-1977), Barcelona, Planeta, 2013, págs. 82-87, y
J. L. Recio, O. Uña y R. Díaz-Salazar, Para comprender la transición española. Religión y política, Estella, Verbo
Divino, 1990.
6
A. Cassinello, La huella que deja el viento al pasar, memorias inéditas, vol. I, págs. 39-56.
[164]
Cuando las Leyes Fundamentales encomiendan a las Fuerzas Armadas la defensa del
orden institucional, no las interponen como barrera frente a toda reforma, sino que deposi-
tan en ellas la garantía extrema de que el natural perfeccionamiento y la necesaria adapta-
ción de las normas que lo configuran, respondan al sentir auténtico de los gobernados y se
alcancen por los cauces que las propias leyes establecen.
Con este párrafo, el marino se estaba refiriendo a la capacidad única de las FAS para
frenar cualquier proceso de cambio político que se pusiera en marcha si no era de su agrado,
estando legalmente legitimadas para ello por el artículo 37 de la Ley Orgánica del Estado
(LOE), que establecía11:
Las Fuerzas Armadas de la Nación, constituidas por los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire
y las Fuerzas de Orden Público, garantizan la unidad e independencia de la Patria, la inte-
gridad de sus territorios, la seguridad nacional y la defensa del orden institucional.
7
Véase J. Izquierdo, J. R. Ortiz de Zárate y A. Aparicio, La Academia General Militar. Crisol de la oficiali-
dad española, Zaragoza, Institución Fernando El Católico, 2002.
8
La Ley 12/1961, de 19 de abril, sobre declaración de aptitud para el ascenso y ascensos en régimen ordinario
de los Oficiales Generales y particulares en el Grupo de Mando de Armas y sus asimilados de la escala activa del
Ejército de Tierra. Boletín Oficial del Estado (BOE), 22-4-1961. Puntualmente modificada por la Ley 15/1973,
de 19 de diciembre (BOE, 20-12-1973), y vigente en ese momento, establecía, en su art. 3: «Serán condiciones
indispensables para obtener la declaración de aptitud para el ascenso en los distintos empleos las siguientes: Pri-
mera. Estar bien conceptuado en la hoja de servicios. Segunda. Haber cumplido el tiempo mínimo de efectividad,
de destino y de mando que para cada empleo se determina en el artículo quinto de la presente Ley. Tercera. Haber
superado las pruebas de aptitud que convenga exigir para garantizar una adecuada utilización de los medios y
procedimientos propios de cada empleo, surgidos como consecuencia de la evolución de la técnica militar». Esta
ley quedará definitivamente derogada por la Ley 48/1981, de 24 de diciembre, de clasificación de mandos y regu-
lación de ascensos en régimen ordinario para los militares de carrera del Ejército de Tierra. BOE, 11-1-1982.
9
Órganos consultivos que agrupaban a todos los tenientes generales y almirantes con mando, y que tenían un
importante papel en la política de ascensos y de destinos de las FAS.
10
El País, 11-5-1976.
11
BOE, 10-1-1967.
[165]
12
S. Juliá Díaz, «La política militar del presidente Suárez», El legado del general Gutiérrez Mellado, Madrid,
IUGM, 2013, pág. 24.
13
Véase L. Maside Miranda, «Panorámica de Derecho Comparado sobre la organización de la Jurisdicción
Militar», Anuario da Facultade de Dereito da Universidade da Coruña, núm. 9, 1997, págs. 361-369; J. Rial (ed.),
La justicia militar: Entre la reforma y la permanencia, Buenos Aires, RESDAL, 2010.
14
BOE, 22-9-1939. Esta independencia era reconocida en el art. 2 de la Ley Orgánica del Estado, donde po-
dría leerse: «La Jurisdicción Militar se regirá por las leyes y disposiciones que privativamente la regulan», BOE,
10-1-1967.
15
La Influence es una forma de intervención militar en política propia de países con una cultura política
desarrollada. Consiste en que las FAS tratan de influir en el Gobierno siguiendo los cauces legales normales, con
objeto de atraerlos a su propia forma de pensar, pudiendo incluso llegar a la rivalizar con las autoridades civiles, y
discutir con ellas, pero sin pasar nunca los límites de la legalidad. S. E. Finer, Los militares en la política mundial,
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1969, pág. 187.
16
Órgano corporativo del régimen franquista creado por el art. 4 de la Ley de Sucesión en la Jefatura del
Estado (1947), su función era asesorar al jefe del Estado en la toma de decisiones de su exclusiva competencia.
BOE, 9-6-1947.
17
Órgano corporativo creado por el art. 3 de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947), constituido
por el presidente de las Cortes, el prelado de mayor jerarquía y antigüedad, consejero del Reino y el capitán ge-
neral o, en su defecto, el teniente general en activo y de mayor antigüedad de los ejércitos de Tierra, Mar o Aire
y por este mismo orden, cuya función es asumir los poderes del Estado cuando estuviera vacante su Jefatura. El
presidente de este Consejo era el de las Cortes. BOE, 9-6-1947.
[166]
Tras la muerte del general Franco, Juan Carlos I confirmó al Carlos Arias Navarro como
presidente del Gobierno a cambio de que su mentor Torcuato Fernández-Miranda y Hevia
se convirtiera en presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, y de que le permitiera
participar en la conformación del nuevo Ejecutivo. Así, de la mano del rey entraron en el
Gobierno importantes personalidades de talante reformista como Manuel Fraga Iribarne,
vicepresidente segundo para Asuntos del Interior y ministro de la Gobernación; José María
de Areilza, ministro de Asuntos Exteriores; Antonio Garrigues y Díaz-Cañabate, ministro
de Justicia, y Alfonso Osorio, ministro de la Presidencia. Pero también lo hicieron cuatro
ministros militares: el monárquico teniente general Fernando de Santiago y Díaz de Men-
dívil, vicepresidente primero del Gobierno para Asuntos de la Defensa y ministro sin car-
tera19; el teniente general Félix Álvarez-Arenas y Pacheco, ministro del Ejército; el «azul»
almirante Gabriel Pita da Veiga, ministro de Marina20, y el teniente general Carlos Franco
Iribarnegaray, ministro del Aire. Esta fuerte presencia de militares dotaba a las FAS de un
gran poder en el proceso de toma de decisiones políticas en un momento en que se iniciaba
la reforma política.
El nuevo Gobierno puso en marcha un complejo proceso de liberalización del siste-
ma político, que fue conocido como reforma Arias-Fraga, pues fue el entonces ministro
de la Gobernación el verdadero artífice del proyecto. Sin embargo, aunque según Ignacio
Sánchez-Cuenca, la reforma Arias-Fraga apenas se distinguía de la posterior realizada por
Adolfo Suárez y Fernández-Miranda, presentaba dos grandes problemas. El primero, su
carácter confuso, ya que se basada en una reforma de las diferentes leyes fundamentales
del franquismo, lo que hacía muy complicado percibir el resultado final21. El segundo, la no
implicación de las FAS en el proceso, lo que comenzó a poner nerviosa a su elite; máxime
cuando su puesta en marcha coincidió con un aumento exponencial de las movilizaciones
sociales, que si bien tenían su origen en las condiciones económicas de la clase obrera, qui-
sieron ser aprovechadas por la oposición para provocar la ruptura democrática22.
En estas difíciles circunstancias, se produjeron cuatro hechos en relación con los ejér-
citos de enorme trascendencia.
18
Así lo definió el inolvidable Javier Tusell en Tiempo de incertidumbre. Carlos Arias Navarro entre el fran-
quismo y la transición (1973-1976), Barcelona, Crítica, 2003.
19
«De buena formación militar; inteligente; enérgico; carece de ideas políticas; partidario del príncipe. Tiene
algún prestigio en el Ejército». Fundación Universitaria Española (FUE), Archivo Pedro Sainz Rodríguez, La
situación de las Fuerzas Armadas en 1975.
20
Archivo Personal del Autor (APA), Testimonio escrito del coronel de Artillería DEM, José Ignacio San
Martín López. Madrid, 26-4-1998.
21
I. Sánchez-Cuenca, Atado y mal atado, ob. cit., pág. 110.
22
Ibíd., págs. 37-100.
[167]
23
F. Puell de la Villa, La transición militar, Documento de Trabajo número 6, Madrid, Fundación Transición
Española, Madrid, 2012, págs. 21-22.
24
I. Sánchez-Cuenca, Atado y mal atado, ob. cit., pág. 140.
25
APA, Causa 250/75, Sentencia del Consejo de Guerra, f. 1.
26
Ya, 13-1-1976. El teniente general Iniesta Cano no incluye esta reunión en sus memorias. C. Iniesta Cano,
Memorias y recuerdos, Barcelona, Planeta, 1984.
27
L. López Rodó, Memorias IV. Las claves de la Transición, Barcelona, Planeta, 1993, pág. 212.
28
J. M. de Peñaranda, Desde el corazón del CESID, Madrid, Espasa-Calpe, 2012, pág. 263.
29
R. Martín Villa, Al servicio del Estado, Barcelona, Planeta, 1985, págs. 26-30.
30
J. Tusell, Tiempo de incertidumbre…, ob. cit., págs. 279-281.
[168]
Menos de tres meses después, el 1 de julio, Carlos Arias Navarro era cesado por Juan
Carlos I. Algunos autores afirman que este acontecimiento fue producto de su incapacidad
para sacar adelante su proyecto de reforma32, y también por el deterioro de su imagen pú-
blica, ocasionada por la dura represión ejercida sobre las movilizaciones sociales, que im-
pidió que la oposición pudiera poner en marcha un proceso de ruptura democrática33. Pero,
tampoco hay que desestimar la influencia de las FAS en la decisión del jefe del Estado, ya
que la elite militar había perdido su confianza en el jefe del Ejecutivo. Dos días después,
el político abulense Adolfo Suárez González era elegido por el rey como su sustituto. Se
iniciaba un nuevo período en la Historia de España.
31
J. M. de Areilza, Diario de un ministro de la monarquía, Barcelona, Planeta, 1997, pág. 104.
32
Véase A. Soto Carmona, «De las Cortes orgánicas a las Cortes democráticas», Ayer, núm. 15, 1994,
págs. 111-112, y M. A. del Río Morillas, De la extrema derecha neofranquista a la extrema derecha conserva-
dora: Los orígenes de Alianza Popular (1973-1979), Tesis Doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, 2013,
pág. 305.
33
I. Sánchez-Cuenca, Atado y mal atado, ob. cit., pág. 47.
34
A. Soto Carmona, «La transición a la democracia en el sur de Europa. La historia como instrumento para su
comparación», Estudios Internacionales, núm. 162, 2009, págs. 17-18.
[169]
1. Acabar con el poder político de las FAS, lo que implicaba también destruir la unidad
que existía en su elite —tercera base del primero, segundo y cuarto pilar del poder
militar—.
35
Sobre esta reunión, véase R. Muñoz Bolaños, «Las Fuerzas Armadas y la legalización del PCE», Rubrica
Contemporánea, núm. 4, 2013, págs. 104-108.
36
F. Silva Muñoz, Memorias políticas, Barcelona, Planeta, 1993, pág. 72.
37
G. Fernández de la Mora, Río arriba: Memorias, Barcelona, Planeta, 1995, pág. 270.
38
I. Sánchez-Cuenca, Atado y mal atado, ob. cit., págs. 271-272.
39
Ibíd., págs. 304-305.
40
S. Juliá Díaz, «La política militar del presidente Suárez», ob. cit., pág. 18.
[170]
A partir de estos ejes, Gutiérrez Mellado tomó en este período tres importantes
medidas:
1. Poner en marcha una nueva política de ascensos —que sería la clave de toda la
reforma militar—, donde los criterios objetivos utilizados hasta entonces —anti-
güedad y hoja de servicios— serían sustituidos por otros subjetivos —lealtad a la
política reformista del Gobierno—. La consecuencia de este cambio sería que el alto
mando de las FAS —especialmente el del Ejército de Tierra— perdiera su unidad
corporativa, rompiéndose así la posibilidad de una intervención institucional de las
FAS en el proceso político —tercera base del primer pilar del poder militar—41. La
primera manifestación de esta política tendría lugar poco después de la aprobación
de la LRP. El entonces general de división Jaime Milans del Bosch y Ussía, consi-
derado uno de los militares más prestigiosos del Ejército, pero también uno de los
más reacios al proceso de cambio político, fue postergado en su ascenso al empleo
de teniente general por Antonio Ibáñez Freire, más moderno que él, pero de total
confianza de Gutiérrez Mellado. Este hecho provocó una fuerte tensión entre Milans
del Bosch y el vicepresidente del Gobierno, que obligó a intervenir al propio jefe
del Estado42.
2. La creación de los cargos de jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME) —el 23 de
diciembre de 197643—, y de jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire (JEMA)
—el 8 de febrero de 197744—, que junto al de almirante jefe del Estado Mayor de la
Armada (AJEMA) —creado el 12 de septiembre de 197045— cobraron una impor-
tancia trascendental, pues se convirtieron en los jefes operativos de los tres ejércitos.
Con esta decisión, comenzó un proceso de vaciamiento de competencias de los mi-
nistros de los tres ejércitos, cuya desaparición era indispensable para poner fin a la
autonomía orgánica de las FAS —tercer pilar del poder militar—.
3. La desvinculación de las FAS del proceso de toma de decisiones políticas —segun-
do y cuarto pilar del poder militar—, que se manifestaría con la legalización del
Partido Comunista de España (PCE), el 9 de abril, donde no se tuvo en cuenta la
opinión de los ministros militares y donde, a pesar de las tensiones militares que este
acontecimiento produjo, se demostró que la elite de las FAS, y más concretamente
41
R. Muñoz Bolaños, «Las Fuerzas Armadas…», ob. cit., pág. 104.
42
R. Muñoz Bolaños, «Un incidente militar en la Transición: la elección del general Gabeiras como jefe del
Estado Mayor del Ejército (1979)», Historia Contemporánea, núm. 50, 2015, págs. 272-273.
43
BOE, 11-1-1977.
44
BOE, 9-2-1977.
45
BOE, 12-10-1970.
[171]
Sin embargo, esta política militar puesta en marcha por Gutiérrez Mellado tuvo una
contraprestación: la prohibición de reingreso en las FAS de los condenados por pertenecer
a la UMD47 —rechazada por la casi totalidad de los militares—; como así reconoció uno de
sus miembros, Fernando Reinlein: «Fue el precio que tuvo que pagar para sacar adelante su
reforma y, sobre todo, para evitar una fractura en las Fuerzas Armadas»48. Esta prohibición
suponía la aceptación de un cierto grado de autonomía interna en el funcionamiento de los
ejércitos, algo que el entonces vicepresidente segundo del Gobierno consideró necesario.
Tras las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977, que supusieron el
triunfo del partido de Suárez, la Unión de Centro Democrático (UCD), y unas Cortes equi-
libradas entre los partidos de la derecha y la izquierda, se inició un proceso constituyente en
España, que iba a estar presidido por el consenso, cuyo resultado final sería la aprobación
de la Constitución de 1978.
A la vez, el Ejecutivo —cuyas relaciones estaban rotas con las FAS desde la legaliza-
ción del PCE— iba a tomar una serie de medidas tendente a acabar definitivamente con la
autonomía orgánica de las FAS —tercer pilar del poder militar—, subordinándolas al poder
civil49. El primer paso en este proceso fue la creación del nuevo Ministerio de Defensa, que
sustituía a los tres ministerios militares anteriores y que fue creado por el Real-Decreto
1558/77, de 4 de julio50. El segundo, y fundamental, sería la aprobación del Real Decreto
836/1978, de 27 de marzo de 197851, por el que el máximo órgano militar, la Junta de Jefes
de Estado Mayor (JUJEM) —integrada por los jefes de Estado Mayor (EM) de los tres ejér-
citos, más el presidente de la misma (PREJUJEM)— pasaba a depender del presidente del
Gobierno, a través del ministro de Defensa. Este planteamiento quedaría también plasmado
en las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, ya que, si bien el artículo 2 establecía
la jefatura regia de las Fuerzas Armadas, el 11 recogía el acatamiento de los ejércitos al or-
denamiento constitucional52. Y precisamente la Constitución de 1978 volvería a ratificarlo.
46
R. Muñoz Bolaños, «Las Fuerzas Armadas…», ob. cit., págs. 109-119.
47
Informe general I/76 del Ejército de Tierra. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:IUGM-
DocGGM-19760901&dsID=Transcripcion_del_documento.pdf
48
F. Reinlein, Capitanes rebeldes. Los militares españoles durante la transición: de la UMD al 23-F, Madrid,
La Esfera de los Libros, 2002, pág. 209. Sobre la UMD en la Transición, véase R. Muñoz Bolaños, «La última
trinchera. El poder militar y el problema de la Unión Militar Democrática durante la transición y la consolidación
democrática, 1975-1986», Historia del Presente, núm. 25, 2015, págs. 151-162.
49
F. Puell de la Villa, Gutiérrez Mellado. Un militar del siglo XX (1912-1995), Madrid, Biblioteca Nueva,
1997, págs. 205-207.
50
BOE, 7-7-1977.
51
BOE, 29-5-1978.
52
Ley 85/1978, de 28 de diciembre, de Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas. BOE, 12-1-1979.
[172]
53
El art. 3 de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas también recogía entre las misiones de las FAS,
la defensa del orden constitucional.
54
F. Fernández Segado, «La posición constitucional de las Fuerzas Armadas en España. Reflexiones en tor-
no al artículo 8 de la Constitución de 1978», Derecho PUCP: Revista de la Facultad de Derecho, núm. 49,
1995, págs. 23-78.
55
Véase, por ejemplo, el art. 87a.4 de la Constitución alemana. Ley Fundamental de la República Federal de
Alemania, Berlín, Deutscher Bundestag, 2010, pág. 78.
56
M. Herrero y Rodríguez de Miñón, El valor de la Constitución, Barcelona, Crítica, 2003, pág. 441
[173]
a) Cuyo objetivo era presionar al rey para que forzara la dimisión de Suárez y eligiera
como su sustituto a un miembro del grupo —se barajaron los nombres de los tecnó-
cratas Gregorio López Bravo y José María López de Letona, y también los de Carlos
Pérez de Bricio y Juan Miguel Villar Mir—.
b) Con el objetivo de sustituir a Gutiérrez Mellado por López Bravo, para que este,
desde la Vicepresidencia del Gobierno, sustituyera posteriormente a Suárez.
Ambos planes fracasaron por la oposición del propio presidente del Gobierno60. Sin
embargo, esto no significó la desaparición de este sector, que siguió activo.
El consenso que había presidido el período anterior desapareció tras el referéndum para
la aprobación de la Constitución, que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1978, y las elecciones
legislativas del 1 de marzo de 1979, donde volvió a vencer la UCD. Esta victoria permitió
a Suárez conservar la Jefatura del Ejecutivo. Sin embargo, este tercer período de Gobierno
del político abulense no iba a ser especialmente fructífero, por la confluencia de cinco
factores:
57
R. Muñoz Bolaños, «“Operación Galaxia”: primera intentona golpista de la Transición», Historia del Pre-
sente, núm. 20, 2012, págs. 119-142.
58
J. M. de Peñaranda, Desde el corazón del CESID, ob. cit., págs. 301-324.
59
El testimonio de Ansón en F. Mediana, Memoria oculta del Ejército. Los militares se confiesan (1970-
2004), Madrid, Espasa-Calpe, 2005, págs. 319-320.
60
J. M. de Peñaranda, Desde el corazón del CESID, ob. cit., pág. 267.
61
E. Attard, Vida y muerte de la UCD, Barcelona, Planeta, 1983, pág. 128.
[174]
62
H. Roldán Barbero, Los GRAPO. Un estudio criminológico, Madrid, Comares, 2008, pág. 30; P. Gutiérrez,
«Todas las víctimas de ETA», http://www.elmundo.es/eta/victimas/
63
Diario 16, 11-3-1980.
64
Diario 16, 22-3-1980.
65
Real Decreto 1165/1979, de 18 de mayo. BOE, 19-5-1979.
66
R. Muñoz Bolaños, «Un incidente militar…», ob. cit., págs. 276-283.
67
Archivo del general de división Ángel de Lossada y de Aymerich (ALA), Carpeta UMD: «Mi postura en la
reunión con Guillermo Medina (Diputado de la UCD), Javier Calderón y un jurídico (del CESID) y Luis Regalado
(del Gabinete del Ministro) (septiembre de 1980)», f. 1.
68
BOE, 22-1-1980.
[175]
69
Véase R. Muñoz Bolaños, 23-F…, ob. cit., págs. 71-138.
[176]
El fracaso del golpe de Estado del 23-F significó el fin del proyecto de Transición Pa-
ralela, y abrió el camino definitivo para la consolidación de la Transición Institucional y
para culminar la Transición Militar.
El fracaso del golpe de Estado del 23-F, unido al posterior del 27-O, no solo convirtió
el golpismo militar en un fenómeno residual, sino que además fue la causa de una profunda
desmoralización en el Ejército de Tierra y de un inmenso desprestigio de la institución mi-
litar en el seno de la sociedad española72. Aprovechando estas circunstancias, los gobiernos
de Leopoldo Calvo Sotelo y de Felipe González en su primera legislatura iban a realizar un
conjunto de reformas que supondría el fin definitivo de los restos de la autonomía de las
FAS. Los acontecimientos más destacados en este sentido fueron:
70
Ibíd., pág. 193.
71
Ibíd., págs. 263-276.
72
A. Cassinello, La huella que deja el viento al pasar, ob. cit., tomo II, pág. 36.
[177]
Han pasado cuarenta años desde que se iniciara la Transición Militar, y treinta desde
que los antiguos miembros de la UMD reingresaran en el Ejército, con la que finalizó el
proceso de Transición Militar; pues simbolizó el fin del poder militar en España y, por tan-
to, la consolidación definitiva de un sistema democrático estable e irreversible.
Véase R. Muñoz Bolaños, «“A por los golpistas”. El fin de la involución militar y el control de las Fuerzas
74
Armadas durante el primer gobierno socialista (1982-1986)», Historia de la época socialista. España, 1982-1996,
Madrid, UAM-UNED, 2011, págs. 8-10.
75
BOE, 7-1-1984.
76
Ley Orgánica 13/1985, de 9 de diciembre, de Código Penal Militar. BOE, 11-12-1985.
77
BOE, 30-12-1986.
[178]
78
Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, de la competencia y organización de la Jurisdicción Militar. BOE,
18-7-1987. Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, de abolición de la pena de muerte en tiempo de guerra.
BOE, 28-11-1995.
79
Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas para las Fuerzas
Armadas. BOE, 7-2-2009.
80
Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar. BOE, 28-11-2007.
81
El Mundo, 11-6-2015.
82
El Mundo, 6-6-2006.
83
El Mundo, 27-11-2012.
[179]
Poder y Transición
¡Viva la inteligencia! El legado de la cultura
sus primeros trabajos a la etapa de la crisis
en España
En el corazón de una república amenazada. la Transición, publicando junto a Mónica
Francisco Pérez Carballo, memoria y biografía continuador de otros títulos, publicados también en Biblioteca Nue- Fernández libros como Parlamentarios de Al-
José Galán Ortega mería en la transición a la democracia (2004) y
va, que se ocupan del proceso en general, el papel de los medios de
Europa y los tratados de reparto de la Monarquía Poder local y transición a la democracia en Es-
de España, 1668-1700
comunicación, los movimientos sociales y los partidos políticos, con
paña (2010), y editando obras como Prensa
Luis Ribot y José María Iñurritegui (eds.) aportaciones de los especialistas más reconocidos. Las instituciones políticas y democracia. Los medios de comunicación en
Ni iglesias ni tabernas. Republicanismo y escuelas la Transición (2009) y La sociedad española en la
de ciudadanía en Jaén (1849-1923) En esta ocasión, Rafael Quirosa-Cheyrouze, catedrático de la en el proceso democratizador Transición. Los movimientos sociales en el proceso
Santiago Jaén Milla Universidad de Almería y editor de toda la serie, y Mónica Fer- democratizador (2011).
Rutas nacionalistas. La sociedad vasca en el siglo XXI nández Amador reúnen a un grupo de expertos procedentes de Mónica Fernández Amador es profesora
9 788416 938681
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