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0. Abstracto
La hermenéutica sacra ha tenido un desarrollo análogo a las distintas
tendencias teológicas que han surgido a lo largo de la historia. En este
marco, naturalmente la Reforma protestante del siglo XVI desempeña un
papel fundamental como momento en el cual la Escritura volvió a ser
estudiada con la libertad debida. Para los cristianos del presente siglo que
intentamos seguir con fidelidad el mensaje bíblico primigenio, nos resulta
elemental rememorar el espíritu reformado que, con ayuda y dirección
divina, logró recuperar los principios de interpretación bíblica que más se
ajustan a las demandas del Libro de Dios.
2. El concepto de hermenéutica
Podemos denominar hermenéutica, en términos sencillos, a los principios y
reglas que deben regir la correcta exégesis o interpretación. El término
proviene del verbo griego hermeneuo usado en pasajes como Juan 9:7:
“díjole: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que significa, si lo interpretares,
Enviado) […]”. La hermenéutica, así entendida, constituyó una herramienta
importantísima que ayudó, a la iglesia cristiana primitiva, a disminuir las
diferencias y ambigüedades existentes al momento de acercarse a la
Escritura. Si fue útil en aquellos tiempos, cuánto más lo será en la
actualidad, a quienes procuramos aproximarnos a la Biblia, el sagrado libro
escrito en lenguas antiguas (dos de las cuales se extinguieron), en épocas
remotas, en circunstancias culturales divergentes de las nuestras y por unos
cuarenta escritores, todos muy diferentes entre sí. A modo de ejemplo, si
leemos de manera atomista las palabras de Pablo en la primera carta a los
Corintios (15:19): “Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más
miserables somos de todos los hombres”, fácilmente podríamos llegar a
conclusiones equivocadas acerca de la fe en Jesús. La ambigüedad de esta
expresión queda absolutamente clara al leer los versículos antecedentes y
consecuentes al señalado, los cuales indican que la fe en un Jesús no
resucitado es vana. Es decir, el versículo 19 se trata de una suposición irreal,
introducida por el si condicional. Al proceder así, nos hemos apoyado en
principios hermenéuticos valiosos, que nos libraron de torcer las Escrituras,
concluyendo que efectivamente de nada aprovecha esperar en Jesús, lo cual
es falso.
5. Exégetas reformados
5.1 Lutero
Aparte de traducir la Biblia al alemán, destacó por defender el sentido literal
y por oponerse al método de interpretación alegórico. Además alegó a favor
del derecho al juicio privado; enfatizó la necesidad de considerar el contexto
y las circunstancias históricas del pasaje estudiado; procuró interpretar
cada porción de la Biblia en relación con Jesucristo y destacó la fe y visión
espiritual que debe tener el exégeta.
5.2 Melanchton
Melanchton destacó por sus brillantes capacidades intelectuales. Su vasto
dominio de la lengua hebrea y griega le permitió desarrollar una exégesis de
calidad. Los dos principios que priorizó fueron los siguientes: (1) las
Escrituras deben ser entendidas gramaticalmente primero antes que
teológicamente y (2) la Escritura tiene tan solo un sentido simple y cierto.
5.3 Calvino
Calvino ha sido considerado como el más grande intérprete de la Reforma. A
parte de su monumental obra teológica, se ha destacado por los
comentarios que escribió de casi todos los libros de la Biblia. Al igual que
Lutero, rechazó el método alegórico, pero a diferencia de éste, tuvo cuidado
en no hallar apriorísticamente a Cristo en cada porción de la Biblia. Por lo
mismo, redujo el número de salmos mesiánicos. También enfatizó la
necesidad de considerar el contexto histórico en el que fueron escritos los
libros y mostró gran celo en afirmar que la Biblia es su propio intérprete.
7. Bibliografía