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ATALAYA 1997

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Por lo tanto, Jesús nos enseña a perdonar “hasta setenta y siete veces”. No cabe duda de que la enseñanza de
Jesús nunca puede obrar en perjuicio nuestro. Todo lo que él enseñó procedía de Jehová, ‘Aquel que nos enseña para que
nos beneficiemos’. (Isaías 48:17; Juan 7:16, 17.) De ello se desprende que perdonar al prójimo debe redundar en nuestro
bienestar. Antes de analizar por qué es necesario perdonar y cómo podemos hacerlo, será útil aclarar primero qué significa
y qué no significa el perdón. El concepto que tengamos del perdón puede influir en nuestra capacidad para otorgarlo cuando
se nos ofende.
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Perdonar una ofensa personal no implica pasarla por alto ni minimizarla; tampoco significa permitir que los demás se
aprovechen injustamente de nosotros. Cuando Jehová nos perdona, de ningún modo trivializa nuestros pecados, y nunca
permite que los seres humanos pecaminosos ‘huellen’ su misericordia. (Hebreos 10:29.) La obra Perspicacia para
comprender las Escrituras, define el perdón como “el acto de disculpar a un ofensor, sin guardarle resentimiento debido a su
ofensa y renunciando a todo derecho de recompensa” (vol. 2, pág. 634). La Biblia ofrece razones sólidas por las que
perdonar a nuestro semejante.

Despertad 2013

AYUDA PARA LAS FAMILIAS | MATRIMONIO


Cómo perdonar

Conclusiones equivocadas. Muchas personas creen que si perdonan (…), saldrán perdiendo. Piensan, por ejemplo:

“Si lo perdono, es como restarle importancia a su falta.”

“Si lo perdono, tendré que olvidar lo que me hizo.”

“Si lo perdono, tendré que soportar que me lo siga haciendo.”

En realidad perdonar no implica nada de lo anterior. Pero aun así puede resultar difícil, sobre todo en una relación tan
íntima como la de pareja.

LO QUE PUEDE HACER

Trate de comprender qué implica el perdón. El término bíblico que se traduce por “perdonar” también puede significar
“abandonar”. Así que perdonar no siempre exige olvidar lo que pasó o minimizar las faltas. En ocasiones simplemente
implica “abandonar” el tema, por el bien de uno y (del otro).
TEXTOS CLAVE
“Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente unos a otros si alguno tiene causa de queja contra
otro.” (Colosenses 3:13)

“Todos tropezamos muchas veces.” (Santiago 3:2)

“El amor cubre una multitud de pecados.” (1 Pedro 4:8)


SI TIENE QUE DISCULPARSE
Si ha herido a su pareja, pida disculpas sinceras. Incluso si no está de acuerdo con la forma en que su cónyuge ve el
asunto, puede pedir perdón por haber herido sus sentimientos. Si se esfuerza por no repetir el error, le dará razones para
creer que sus disculpas fueron sinceras.
Atalaya 1994

Se requiere equilibrio

Cuando se comete un agravio serio contra alguien, el dolor puede ser inmenso, particularmente si uno es víctima
inocente de un pecado grave. Cabe la pregunta: ‘¿Cómo puedo perdonar a alguien que me ha traicionado y perjudicado
cruelmente?’. En el caso de un pecado craso que pudiera merecer expulsión, es posible que la víctima tenga que seguir el
consejo de Mateo 18:15-17.

En cualquier caso, mucho depende del ofensor. ¿Ha habido alguna señal de arrepentimiento sincero desde que se
cometió el mal? ¿Ha cambiado el pecador, intentando incluso remediar realmente la situación? A los ojos de Jehová, ese
arrepentimiento es fundamental para el perdón, incluso en caso de pecados verdaderamente graves. Por ejemplo, Jehová
perdonó a Manasés, uno de los reyes más inicuos de la historia de Israel. ¿Sobre qué base? Dios lo hizo porque Manasés
finalmente se humilló y se arrepintió de sus viles caminos. (2 Crónicas 33:12, 13.)

En la Biblia, el arrepentimiento genuino implica un cambio sincero de actitud, un sentimiento de pesar por los males
cometidos. Cuando es propio y posible, el arrepentimiento debe ir acompañado de un esfuerzo por resarcir a la víctima del
pecado. (Lucas 19:7-10; 2 Corintios 7:11.) Cuando no se produce este arrepentimiento, Jehová no perdona. Es más, Dios
no espera que los cristianos perdonen a quienes en un tiempo estuvieron en la luz espiritual, pero que ahora practican el
pecado voluntariamente y sin arrepentirse. (Hebreos 10:26-31.) En los casos extremos, el perdón incluso puede ser
impropio. (Salmo 139:21, 22; Ezequiel 18:30-32.)

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