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El lóbulo frontal tiene funciones que son aun de estudio para muchos neurocientificos y
neuropsicologolos; según Damacio y Ardenson (citados por Clark, Boutros y Mendez,
2010) “Este tiene un desarrollo impresionante en los seres humanos, forma más de una
tercera parte de toda el área cortical” y sus áreas motoras controlan las acciones de nuestro
cuerpo (p. 84). El lóbulo frontal es la única parte de la corteza capaz de integrar
información sensorial interna y externa, se encuentra ”conectado de manera recíproca con
las cortezas temporal, parietal y occipital, asi como también con estructuras del sistema
límbico, hipocampo y la amígdala; participa activamente en los procesos de aprendizaje y
memoria, tono afectivo y emocional, regulación automática, impulsos y motivaciones”
(Kaufer y Lewis, 1998) también se encuentra involucrado con los procesos psicológicos
básicos y superiores. Se encuentra dividido en dos, la parte frontal que maneja la
motricidad del cuerpo y prefontal que es “el encargado de la coordinación y selección de
múltiples procesos y las diversas opciones de conducta para la obtención de metas que solo
se pueden conseguir por medio de procedimientos o reglas” (Miller y Cohen, 2001)
conocido esto como las funciones ejecutivas. Aunque son procesos independientes, las
funciones ejecutivas se conectan e interactúan para lograr un objetivo y hacen referencia a
un extenso desarrollado conjunto de capacidades adaptativas, que nos permiten analizar
qué es lo que queremos, como lograr y cuáles son los pasos a seguir para obtener el logro,
dirigen nuestra conducta (autorregulación) y nuestra actividad cognitiva y emocional.
La corteza pre frontal es la estructura cerebral más compleja y más desarrollada en los
seres humanos. Se encuentra dividida en distintas regiones corticales, cada una a cargo de
una función específica, pero al final todas trabajan al unísono. Por un lado se encuentra “la
corteza dorsolateral más con actividades puramente cognitivas, como la memoria de
trabajo, la atención selectiva, la formación de conceptos o la flexibilidad cognitiva. Por otro
lado, el circuito ventromedial o prefrontal media, se asocia con el procesamiento de señales
emocionales que guían nuestra toma de decisiones hacia objetivos basados en el juicio
social y ético” (Tirapu y Luna, s.f). Luego se encuentra “la corteza cingulada, la cual se
relaciona con el control de las funciones ejecutivas, también con la valoración de los
resultados de los comportamientos, se involucra en la acción razonada que dirige a un
objetivos y la corteza orbito frontal conocida como la red más compleja del cerebro que lo
apoya en la toma de decisiones, recibe información sensorial tanto externa como interna, se
relaciona con el sistema límbico (emoción) y el hipocampo (memoria). De acuerdo con
Perugache (comunicación personal, 2015), la corteza orbitofrontal al estar relacionado con
el sistema límbico y el hipocampo permite conectar un hecho o una situación con un
recuerdo y darle un significado emocional.
La memoria no reside en una parte concreta del cerebro, sino que es el resultado de un
trabajo en equipo realizado por neuronas, que se comunican mediante sinapsis y sustancias
neurotransmisoras. Está claro que cuando se conoce o se recuerda, algo cambia en el
cerebro, se crean nuevas conexiones, esto se conoce como plasticidad. “La consolidación
de la memoria depende del hipocampo, esta estructura está por debajo de los lóbulos
temporales, se encuentra cerca del sistema límbico” ( Ostrosky , 2001).
Las funciones ejecutivas están en constante relación con el resto de funciones que se
desempeñan no solo en la corteza prefrontal sino también en otro tipo de estructuras
cerebrales, pues estas funcionan como mecanismo de control de sus propias funciones y
las demás, las funciones ejecutivas guardan una relación con algunas de estas funciones,
con las que comparte circuitos neuroanatómicos cercanos que sustentan estas mismas, entre
los más importantes se encuentra una estrecha relación con “ la atención, la memoria, las
actividades sensorio-perceptivas, el lenguaje o los procesos afectivos y emocionales”
(Blanco y Vera, 2013), “en este sentido, las funciones ejecutivas son responsables tanto de
la regulación de la conducta manifiesta como de regular los pensamientos, recuerdos y
afectos que promueven un funcionamiento adaptativo” (Verdejo y Berchara, 2010). Las
funciones ejecutivas permiten la regulación y control afectivo, emocional y de la
personalidad posibilitando el tener mayor flexibilidad mental adaptando cambios a
diferentes contextos ejm una persona está enojada con su mejor amigo pero al llegar a la
casa puede que se comporte de una manera cordial y amorosa con su madre, también
permite la actualización de información esta parte se relaciona con la memoria de trabajo,
esta se modifica en base a la comprensión y análisis en el ejm anterior se puede observar
como una persona realiza el desarrollo de separación de información y de esta un
razonamiento pues sabe que su mejor amigo hizo algo que no le gusto y por esto está
enojado el por el contrario su madre no protagonizo ninguna circunstancia que lo lleve
asentir esa misma emoción, y por ultimo encontramos la inhibición, acá podemos tomar la
eliminación de una emoción negativa esta a su vez es remplazada por una positiva
(Perugache comunicación personal, 2015), de acuerdo a esto las emociones dentro del
campo neuropsicológico, cumplen dos funciones, la primera es informar sobre el estado del
organismo y sobre la marcha o cumplimiento de los deseos y expectativas en su
confrontación con la realidad, la segunda es motivacional, pues cada emoción incita a un
comportamiento por ejm la Rabia impulsa a la agresión, el miedo a la huida (Marina,
2014).
En la corteza prefrontal se distinguen distintas
regiones corticales a las que se les ha atribuido una
función significativa relacionada con la experiencia
y la expresión emocional, Según Vicente (2004), el
Cortez dorsolateral está relacionado con las
emociones pues una de sus funciones es participar
en la iteración inicial entre la información sensorial
y la información procedente del sistema límbico y el
córtex paralímpico, esta interacción implica la
relación y el feedback entre las sensaciones y el
humor, la forma en que las emociones influyen en la
interpretación de la información sensorial y la forma
en que el procesamiento y los aprendizajes previos
pueden modificar los estados de ánimo.
Según Sanchez y Roman (2004), el Córtex orbital se relaciona con el control emocional
inhibitorio, se le atribuye un significado a todo suceso echo o acción y desde el aspecto
emocional nos permite tener un cambio de conducta en respuestas a tareas complejas, este
procesamiento emocional implica la participación de la memoria, activación del
hipocampo y la atención, que ayuda a recuperar información pasada, en este proceso se
van desarrollando influencias emocionales donde se adquiere diferentes opciones para
responder a una acción, en el corteza orbital se complementa con el conocimiento
relacionado a sentimientos y experiencias previas a las que se les ha entrelazado o anclado
una emoción a través de un refuerzo de esta manera también se encontraría ligado con el
aprendizaje, siendo de esta manera una de las cortezas que recibe gran cantidad de
información por parte de la amígdala “constituyendo una zona de convergencia de la
estimulación exteroceptiva e interoceptiva” (Derryberry y Tucker Citados por Sánchez y
Roman,2004), por la involucración de estímulo-recuerdo de emoción con suceso, una
lesión puede causar reducción en los niveles de agresividad de un sujeto o la producción de
respuestas emocionales inapropiadas. Hecaen y Albert (citados por Sánchez y Roman,2004)
señalan que la lesión órbitofrontal produce un síndrome de desinhibición, caracterizado por
un aumento dela impulsividad y la aparición de un comportamiento social inapropiado.
Por otra parte la corteza prefrontal media Según Damasio (citado por Sanchez y
Roman,2004) habla acerca de que esta área se encuentra relacionada con la expresión
emocional adecuada en una situación, puesto que esta área relaciona la parte empática en
la medida de que se es capaz de comprender cuando el otro se siete triste o alegre por
alguna situación en pocas palabras es la comprensión de las emociones del otro y la parte
simpática en la capacidad de reaccionar ante una situación con una emoción sea de alegría
felicidad o llanto, las lesiones asociadas a esta área producen un conjunto de “síntomas
que incluye: dificultades en la planificación de actividades cotidianas y en la toma de
decisiones; alteraciones anímicas y disminución apreciable de la competencia social y
además se caracterizan por la pérdida de expresividad facial y generalmente esta se tornara
neutra aunque no es asociada a lo motor, se produce una alteración en la motivación, se
vuelven pacientes indiferentes. La anticipación de hechos y futuros de forma positiva y
negativa se controla desde este lugar Para ello, Damasio propuso la hipótesis de los
marcadores somáticos en la que las emociones influyen en el razonamiento y además que
estas guiaran la respuesta o la toma de decisiones. Esta hipótesis se desarrolló intentando
dar explicación a p dificultades observables en pacientes ya que en estos se presentan
graves dificultades en el dominio personal y social.
Según Vygotsky (citado en Ardila, 2012) “el lenguaje aparece inicialmente como un
lenguaje comunicativo y social, posteriormente egocéntrico y, finalmente, como lenguaje
interno” relacionándose con el aprendizaje de una nueva herrramienta conceptual como lo
es la escritura. La concepción del lenguaje verbal se considera como una “función ejecutiva
que se evalúa mediante pruebas de fluidez que piden la producción de palabras
pertenecientes a un grupo específico dentro de un límite de tiempo” ( Vargas, 2011); se
conocen 2 tipos de fluidez verbal como son : fonológica y semántica estas maduran a
través de la adolescencia y la adultez temprana. En cambio para Ostrosky ( 2001), la
comunicación no verbal tiene más credibilidad que la verbal ya que es una forma primaria
de expresar una emoción, crear , comunicar mensajes y muchas de estas conductas no
verbales ocurren muy rápido y de forma sutil ( p.22-23), vale la pena aclarar que este tipo
de comunicación no verbal se puede identificar en expresiones rostrales y corporales.
De acuerdo con lázaro y shejet (2012) la corteza pre frontal tiene la capacidad de
regular el lenguaje y controlar los procesos psicológicos y cognitivos, esta se desarrolla
principalmente desde niñez temprana permitiendo asi que el niño tenga su propio dominio
tanto de su conducta como de su actividad psicológica , cuando el niño se encuentra en una
edad comprendida entre los 4 y los 5 años , desarrolla su lenguaje como función
inhibidora de su propia conducta, de esta manera se puede observar el desarrollo en
conjunto del lenguaje y neuropsicológico de la corteza pre frontal .
Para vygotsky y Lieberman (citado en Ardila , 2012), postulan que el “desarrollo del
lenguaje y las formas complejas de cognición se relacionan con la programación motora, la
secuenciación y la internalización de las acciones ”. Ardila (2012) ,propone que el lenguaje
se desarrolla en dos fases: “como un sistema léxico-semántico y como un sistema
gramatical”, este último constituye una secuenciación de elementos simbólicos
-lingüísticos es decir “inteorización de las acciones” (Ardila ,2012), suministra estrategias
de pensamiento y se correlaciona con el desarrollo de las funciones ejecutivas meta-
cognitivas.
La localización de las áreas cerebrales del lenguaje se hizo gracias a el estudio de las
afasias en el siglo XIX donde se descubrieron la área de broca ubicada en el lóbulo frontal
quien es responsable de los aspectos motores del habla es decir articurla (Ardila, 2012).
Según Ardila (2012), se han realizado hipótesis sobre la verdadera función central y
básica que ejerce esta área de broca como:
Mariana, J. (2014). La cuarta función ejecutiva: la gestión de las emociones. [En línea].
Recuperado de: http://www.ceide-fsm.com/2014/04/3514/
Vicent, J. (2004). Funciones cognitivas del lóbulo frontal. [En línea]. Recuperado de:
http://www.neurologia.com/pdf/Web/3902/r020178.pdf
Wanda, C. Arocho, R . (s. f). La relación entre funciones ejecutivas y lenguaje: una
propuesta para estudiar su relación. pp 43-50. Recuperado de
http://pepsic.bvsalud.org/pdf/pp/v3-4/v3-4a05.pdf