Vivimos épocas de profundos cambios en Latinoamérica, hace algunos siglos
que logramos escapar de la dominación española, en la actualidad, los hechos parecen reproducirse no de una manera fiel, pero al fin y al cabo ahí están, presentes en cada una de nuestras vidas, insultando a cada momento el alma revolucionaria, de un pueblo que exige la libertad. Ahora el tirano lleva nuestra sangre americana; y esto es sumamente triste.
Este es el estúpido pensamiento que sacudía mi mente hace ya varios años
y del que finalmente me pude despojar. Antes estaba en mi alma un sentido revolucionarios, que hoy en día repudio, pues reconozco que la revolución de la que tanto se habla está formada por: mentiras, engaños, tiranos, y lo que más me desagrada el uso del pueblo como material para la causa. La causa que por lo general se persigue, es la de algunas personas que se escudan en personas inocentes para cumplir sus propósitos, los que eventualmente disfrazan como nuestros cuando representan una escasa minoría.
José Martí, escritor y patriota cubano, muestra de manera dramática, como
desde el siglo XIX Estados Unidos, nos acechaba, como ave de presa a las nacientes repúblicas suramericanas, un ejemplo de ello es México, que en cierto momento en el cual había conflictos internos, conflictos que aprovecho a su beneficio U.S.A. determinaron la perdida de territorio ante el imperio. Igual suerte parece correr Centroamérica, confusiones que el resto del continente padecería durante largo tiempo. Pese a nuestra situación adversa, no hemos perdido ese ímpetu, ese afán por destacarse en la historia, características nuestras, que vieron San Martín, Bolívar y Martí, aunque nuestras democracias sean nuevas y hallan surgido en medio del caos no podemos, o mejor tenemos la obligación de mantener nuestras ilusiones. Como le hizo en su momento Guatemala estrenando su nuevo código, esto último lo describe con lujo de detalles Martí. Menciono algunos de sus elementos, y enfatizo en alguno por que no veo la necesidad, de repetir en su extensión la ya satisfactoria descripción de Martí.
La mayoría de su vida la paso en el exilio, en España, en estados Unidos y en
algunos países latinoamericanos, no obstante nunca perdió su amor por la tierra natal, en sus escritos esta constantemente ese anhelo y esperanza por futuro para los países del sur aquellos situados en la periferia, mal llamados tercermundistas, siempre sostenía que aunque se estuviese en el extranjero nunca podía olvidarse la tierra amada, si se estaba en estados Unidos debería aprenderse el inglés, sin olvidar el español.