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IN FLUENCIA DEL CRISTIANISMO EN LA EVOLUCION

DEL DERECHO ROMANO HACIA EL DERECHO


NATURAL, EN MATERI A DE RELACIONES
DE FAM IUA

Mario Cornea B.

El desarrollo del cristianismo y su extensi6n y penetraci6n en e1 Im-


perio Romano coincide non la evoluci6n del dereeho romano hacia e1
derecbo natural.
Esta ‹xiincidencia es especialmente notoria en materia de relaciones
de familia.
Se ha discutido mucho acerca de si se trata de una mera coincidencia
o st, en ca ibio, e1 cristianismo influyb directa o indirectamente en la
referida evolucifin.
Six pretender decidir en forma definitiva esta controversia, es nuestra
intenci6n en alguna medida a su esclarecimiento.
_8

os No Szñon Jzsuceirro
NuestTo Señor Jesucristo nace en circunstaneias que Judea se encuen-
tra bajo la dominaci6n romana, siendo Emperador y Pontifice Mtximo,
Octavio Augusto.
El gobierno de Augusto se caracteriz6 por una gran cantidad de re-
formas de tipo pol tieo y social, entre las que cabe destacar la reestruc-
tumeibn del Senado, cons'mente en su depuraci6n y reduccibn del nu-
mero de sus miembros.
En e1 plano social, Augusto defini6 las clases sociales y estableci6
un orden de importancia de las mismas, encabezado, comb era l6gico,
por la clase de los senadores; en segundo lugar, se ent›ontraba el orden
de los eaballerfi, que no era hereditario, sino que requeria de una pa-
tente otorgada por el principe a quienes poseian, entre otros requisitos,
como mkiimo, 4t)fl.000 sectercios; en un plano inferior se encuentran los
romanos y los italianos que poseian la ciudadania romana con anterio-
ridad o la guerra social; y por ultimo, los ciudadanos roaianos de fecha
inâs reciente y los que se encontraban dispersos por las provincias.
Efecbia también reformas en la estructura familiar, a1 limitar las era-
niimisiones; y en el piano polltico, a1 restringir la corrcesi6n de la ciu-
dadania a los libertos manumitidos por medios no so1emne.s.
1980] IF jORNADAs CMILENAS DE DRRRfIIO NATURAL

En el âiiibito de to moral, efectu6 numerosgs refor ias, tendientes a


evitar los excmos.
Es ask como en el año 18 a.C., pmmulg6 la Lex Julia de Maritandis
Ordinibus, oiediante la cual prohibi6 eiertas uniones; suprimi6 la inca-
pacidad de la mujer casada st tenia tres hijos; neg6 a los solteros el dere-
cho de heredar, y someti6 al pago de impuestos a las aiujeres célibes.
De la misma época es la Lex Julia de adulteriis, que restaurñ el tri-
bvinal familiar; y si la familia no sancionaba a la mujer reo de adulterio,
este deIito se Warisformaba en erimen publico y cualquiera podla per-
seguirlo.
Asimismo prohibit la inscripci6n de los bastardos.
Por ultimo, en eI año 9 d.C., promulg6 la Lex Papia Poppea, median-
te la cual se preocup6 de los ehsamientos estériles; prohibit el matrimo-
nio para los hombres mayores de 60 años y las mujeres mayores de 50,
y piiv6 de la disposici6n de parte de su herencia a los matrimonios sin
hijos.
Hey que precisar que estas leyes s6lo se referian a los ciudadanos ro-

Por oWa parte, cabe resaltar la ruorganizaci6n del ejército y las finan-
zas; y e1 ordenamiento de la administraci6n de jusdcia y de los servicios
publicos.
En e1 plano de la politics exterior, Roma domina gran parte de la
peninsula ibérica y las Galias, y Augusto pretende anexarse Germanic,
aun cuando non un éxito relativo, extendiendo sus dominion hasta el
ri‹y Weser, gracias a las acciones militates de Druso y Tiberio, coovir-
tiendo parte de Germania en provincia estipendiaria; por otra parte, en
las proximidades del Danubio, se anexa la Panonia —boy parte de Aus-
tria, Croacia y parte de Hungrfa—, la Dacia —hoy Rumania—, llegando
hasta Moravia —hoy Checoslovaquia—, y se intenta la imi6n de los terri-
torios cereanos aI Rhin con aquéllos cercanos a1 Danubio. En e1 Orien-
te se obtiene una unificaci6n temporal de Crimea y Ponto; la Judea pa-
sa a ser gobernada por el legado de Siria, Sulpicio Quirino. En general,
e1 auge de las relaciones comereiales con los territorios orientales liml-
trofes trae como consecuencia un auge de todas las ciudades romanas
en Oriente.
El unico fracaso en ins intenciones de expansi6n del imperio to tuvo
Augusto al no prosperar su campaña para la anexi6n de Bohemia.
En e1 plano religioso, Augusto favorece el culto de Apolo, el Sol, y é1
mismo aparece revestido de una naturaleza sobrehumana. Posteriormen-
te, este eulto al Sol serf e1 principal opositor de la teologta oristiana.
RKWSTA CMILSNA DR DINW€HO [Vdl, 7

En este ambiente poIGticio nace Jes6s, en Galilea, product&idose des.-


de ese mismo momento una interrelacihn entre el cristianismo y e1 iin-

. II, PASTOR nm. n O DOM.A2'fO EN MATTfRlñ. DE Hff ' CJONP-•S DF•


FAMILIA, AUTOS DR LA PBEDICACI N DE N sT£tO ENOR JEStJCRISTO

Las relaciones de familia en esta época pueden resumirse en un po-


der cast irrestricto del pater sobre todos los que komponen su familia,
tornado este concepto en su acepcibn mâs extensa. Aii, la patria potes-
tad incluia el derecho de vida y muerte sobre los hijos; e1 derecho de
exposici6n de los oiisroos; y el domioio pleno sobre los bienes adquiri-
dos por ellos. Por su parte, la potestad marital daba al marido plenos
poderes sobre su mujer.
Ulpiano, en el siglo III d.C., en una cita recogida posteriormente en
el Digesto 50, 18, 195, 2, nos presenta los alcances de la atitoridad del
pater: ‘Se llama pater —o cabeza— de familia at que tiene &› iinio en
la casa, y se Ie llama asi propiamente aunque no tenga hijo, pues el tér-
a:iino no es s6lo de relaci6n personal, sino de posicidn de dereeho . , .".
Habrla que incluir entre los derecbos del pater, e1 de veoder a los hijos y
el de. abandonarlos mediante la entrega noxal para liberarse de
la responsabilidad por los hechos delictivos del hijo.
En otro orden de relaciones, la adopei6n, baJo las formas de arroga-
tio o de adoptio, s6lo es comiderada en favor del adoptante, tenieBdo
como principal ob}etivo la subsistencia de la religi6n familiar. Como con-
secuencia de ella, el adoptado salla de su familia de origen y no podla
ser reclamado por quien to habta dado en adopci6n. Se incluyen en la
adopci6n, pasando al dotriinio de1 adoptante, los bienes que pudiera ha- ber
tenido el adoptado; y pasan a formar parte de la faaiilia del adop- tante
quienes se enmntraban bajo la potestad del adoptado.
Finalmente, cabe hacer presente que los hijos saturates no tenth un
status, de manera que quedaban fuera de la familia de sus padres, para
todos los elector, salvo que podlan heredar por testamento, al igual que
cualquiera otra persona.

III. Pne‹CIPIOS GENEfIALES DEL D '•REGHO NATURAL SOBRE £A MATERIA

Aun cuando no es el objéto de este trabajo, y cuando durante estas


jomadas se ha profundizado acerea de ello, aparece como necesario re-
señar brevemente los prineipios del derecho natural en materia de re-
laciones de familia.
En primer lugar, diremos que el derecho natural nos enseña que las
relaciones de familia nacen del matrimonio, cuyo consecuencia es Fla
A /ORNADAS CHILRNAS DS D&HECHON*rURAL 505

sociedad natural de un hombre con una mu]er, por la cual se establece


entre ellos una amistosa uni6n general y ‹x›nstante, true se ordena, como
a objeto espeelfico, a la conveniente propagaci6n de1 género humano.
Gomo coosecuencia del contrato de matrimooio, nacen obligaciones
y derechos entre k›s cbnyuges, entre los que cabe resaltar como mâs
importantes: a) Mutuo dorrcinio sobre los euerpm; b ) La cohabita-
ci6n; c) La fidelidad de hecho y afecto, y d) La asistencia mutua
en las necesidades espirituales y materiales.
Estos derechos reseñados precedentemente, eorresponden a los cbn-
yuges mirados individualmente, como mietribros de la sociedad conyu-
gal. Pero hay derechos y obligaciones que se deducen del regimen quo la
propia naturaleza impone en la sociedad ‹onyugal. Y el primero de ellos
es la necesidad de una autoridad que, ante posibles diferencias de criterio,
decida ou£les son los medios mâs adecuados para la consecu- ci6n de( fin
que es propio a esta sociedad. Esta autoridad ha sido asu- mida desde
tierapos inmemoriales por el var6n, de lo cual se deduce que ese es el
orden natural sobre este respecto.
Sin embargo, eita primaela de que se ve revestido el marido, y a la que
se ha llaniado potestad marital, no es un derecho de dominio, sino quo
una autoridad que debe ejereerse con miras al bien comun d'é am- bos
socios, marido y mujer, lo cual lleva hoplicita la necesidad de que las
ei£s importantes decisiones deban ser tornados previa partieipaei6n de la
mujer en las deliberaciones; y que, sdemâs, la mujer debe tomar IN
decisiones en todas aquellas iiiaterias respecto de las cuales Ia na- turaleza
la ha dotado de aptitudes especiales.
Ahora bien, efeeto y complements de la sociedad conjugal es la rela-
ci6n que existe entre padres e hi}os, que cor o exteosi6n de la sociedad
conjugal se ha denominado sociedad familiar o sociedad paterna.
Esta sociedad tiooe por ob{eto la educaci6n de los hijos por los padres,
mediante la entrega de éstos a aquéllos de todos los medios necesarios
para el desenvolvimiento flsieo, lntelectual y moral.
El fundamento de esta sociedad familiar se encuentra en la naturale-
za, la cual une a los hijos con k›s padres, imponiendo a éstos la obliga-
cihn de educar a los primeros.
También en la sociedad familiar hay obligaciooes y derechos recipro-
cos entre sus miembros. AU, los padres deben suministrar a los hijos,'
mientras éstos no puedan valerse por st mismos, todo lo neceario para
su conservaci6n y pedecci6n. Ello comprende proporcionar elementos
materiales para atender a }a subsistencia de la prole, y, por otra parte,
la educaci6n e instrucci6n adecuada a las necesidades propias de su con-
dicidn. Y, como señalara ml respeeto Don Rafael Fernandez Concha en
su obra sdbre el Derecbo Natural, los padres deben, “principalmente con
RRYfiTA CTDLENA’ DE DKRFCHO [Vol. 7

doctrinas, exhortaciones, eorrecciones y castigos y con e1 ejemplo, hacer


que —los hijos— cooozoan y cumplan sus deberes y se ejerciteo en obras
de virtud, y, sobre todo, velando por el bien sumo e iroperecedero de
ellos, les han de enseñar las verdades necesarias de la religi6n y criarlos
en el temor, amor y servicio de Dios”.
Como contrapartida, los hijos deben amar, reverenciar y socorrer a
sus padres en sus necesidades, y obedecerlos en todo lo que concierne
al orden doméstioo y a las medidâs que aquéllos adopten tendientes a
la edueaci6n de la prole.
También esta sociedad, como sociédad que es, requiere de una autori-
dad que la naturaleza lo ha conferido a los padres, raz6n por la cual
se ha deoominado patria potestad. Y es claro que ha sido coñferida a
los padres la autoridad en esta sociedad, por cuanto es la educaci6n uno
de los objetos principales de la sociedad I iliar o paterna. Aliora bien,
esta autoridad corresponds tanto al padre como a la madre, aun cuandp
en vida del primero, y como una derivaci6n de la autoridad del marido
en la sociedad conjugal, es éste quien debe asumir la jefatura de la
sociedad paterna.
Ahora bien, la medida de las atribueiones propias de la potestad pa-
terna este dada por su misma finalidad, de manera que alcanzan s6lo
basta donde sea necesario para proporcionar educaci6n a los hijos y man-
tener el orden inferno en la familia. Dentro de estas atribuciones, se en-
cuentra la de castigar las faltas de los hijos, ernpleando, incIuso, la coac-
cibn y el castigo flsico para veneer su résistencia y rebeldla; sin embargo,
este poder no alcanza por su naturaleza a1 extremo de products la muti-
laci6n o la muerte del hijo. Ello se opone a la naturaleza, porque por una
parte pugna con los vfnculos de sangre y los sentimientos de familia, y
por otra, porque para los fines de la sociedad familiar no es oecesazio,
toda vez que at cometer e1 hijo una falta tan grave que pudiera justificar
una pena tan rigurosa, basta con separarlo de la familia para prevents los
daños que ese hijo podria causar a esta sociedad,
Por oWa parte, la patria potestad debe decrecer a medida que los hijos
van desenvolviéndose fisica, intelectual y moralmente.
Es oportuno analizar someramente las razones por las cuales corres-
ponde precisamente a los padres la potestad paterna,
En primer lugar, porque repugnarla al buen raeiocinio que la naturaleza
permitiera procrear sin proporcionar los medios necesarios para asegurar
la pedecci6n ,del ser al cual se ie ha dado la vida,
En segundo lugar, porqiie los hijos son una continuaci6n del ser de
los padres, de manera que el arnor a los hijos es una consecuencia del
ainor que deben tenerse los padres a st mismos.
IV JORNADAS I •HTLENM› DE DE¥tECHO hfATURAL 507

Por ultimo, porque la educaci6n del hijo requiere de ta1 cuidado y ab-
negaci6n que s6lo e1 amor puede evitar una falta de constancia en esta
labor que, muchas veces, no es f£cil ni agradable, y ese amor s61o to pue-
den tener los padres.
En consecuencia, las facultades que el derecbo romano entregaba at
pater, tanto en sus relaciones respecto de la mujer como de los hijos eran
excesivas y contrarias al derecho natural, en muchos aspectos, al perniitir
el derKho de vida y muerte, exposici6n, aha dono noxal y venta de los
hijos; y el poder, también amplisinio, aun cuando mâs restringido del
inarido respecto de su mujer.
Todo ello, sin perjuicio de que muchas veces esas amplias facultades
no eran ejercidas en todo su vigor, y de que, otras veces, la intervenci6n
de los magistrados, y especialmente los pretores, atenuaban mediante la
resoluci6n de los asuntos que les eran entregados a su conocimiento, la
estrictez de la legislaci6n.

IV. Enszñartz»s nE Nuimeo SKOR JESUGRISTO


in x›s Seas Evm‹smaos
Los principios que antes hemos señalado como de derecho natural son
confirmados pot Nuestro Señor en lbs Sagradas Escrituras, para demos-
trarlo nos permitiremos citar algunos pasajes de los Evangelios.

A ) Respeto critic los cdnyuger:


I. Mt. XIX, 0-9: ‘Se les acercaron unos fariseos con prop6sitos de
tentarle, y Ie preguntaron ¿Es llcito repudiar a la mujer per cualquier
causa? El respondi6: JNo habéis letdo que a1 principio el Creador los
hizo varbn y hembra? Y dijo: Por esto dejarâ el hombre al padre y a la
madre y se uniré a la mujer, y serân los dos una sola carne. Por tanto, lo
que Dios uni6 no In separe e1 hombre. Ellos le replicaron: Entonces, (c6-
mo es que Moisés orden6 dar libelo de divorcio al repudiar? Dijoles El:
Por la dureza de vuestro coraz6n os pertriiti6 MOlSés repudiar a vuestras
mujeres, pero al principio no fue asi. Y yo digo: que quien repudia a su
muJer (salvo caso de adulterio) y se casa con otra, adultera”.
R In ñfc. X 2-11. se repite la mrs aa escena; pero en e1 verslculo l2
se agrega: ‘. . , y st la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete
adu)terio”. Lo mismo se reitera en W. XVI, 18.

B) Refectories crime padres e hi(os:


1. Mf, XV, 4-9: “Pues Dios dijo: Honra a tu padre y a tii madre, y
quien maldijere a su padre o a su madre sea muerto, Pero vosotros decis:
Si alguoo dijere a sir padre o a su madre: Cui}nto de mi pudiere apro-
QUO). 7

veoharte, sea ofrenda, ése no tiene que honrar a su padre; y habéis anula-
do. la palabra de Dios pot vuestra tradici6n. | Hip6cr•tasl Bien profetiz6
de vosotros Isafas cuando dijo: Este pueblo me honra con los labios,
pero su coraz6n este lejos de cii; en vano me rinden culto, ensefiando
doctrines que son preceptos hiiiiianos”. La inisma admonicibn se encuen-
tra en Le. VII, 8-13.

V. ExszñaNZAS 8 m mS EPJTOLAS DE So Pa

z
Las enseñ as de Nuestro Sehor se ven mrroboradas y profundizadas
por el Ap6stoI San Pablo en sus diversas eplstolas, de las euales hemos
seleceionado algunos textos:

1. I Cer. Vtl 3-14: Al aiarido pague a la mujer, e iguahnente la mu-


jer al manido. La mujer no es dueña de su propio cuerpo: es del xnarido;
e igualmente el marido no es dueño de su propio cuerpo: es de la mujer.
No os defraudéis uno a1 otro a no ser de comñn acuerdo por algñn
timnpo, para daros a la oraci6n, y de nuevo volved al mismo orden de
vida, a fin de que os tiente Sataiuis de incoatinencia. Esto os lo digo
condescendiendo, no mandando. Quisiera yo que todos los hombres fue-
ran mmo yo; pero cada‘ uno tiene de Dios su propia gracia: éste una,
aquél, oha. Sin embargo, les digo a los no casados y a las viudas que les
es mejor permaneeer como yo. Pero si no pueden guardar continencia,
câsense, que es mejor casarse que abrasarse. Cuanto a los casados, pre-
oepto es no mIo, sino del Señor, que la mujer no se separe del marido,
y de separarse, que no vuelva a casarse o se reooncilie con e1 marido y
que el marido no repudie a su mujer. A los deviâs les digo yo, no e1
Señor, que st alg n hermazro tiene mujer infiel, y 6sta mnsienta en ooha-
bitar con é1, no la despida. Y si una mujer tiene marido infiel, y éste
eoosiente en cohabitar con ella, no la abandone. Pues se santifica el ma-
rido lnfiel por la mujer y se santifica la mujer infiel por el bermano”.
2. I for. VJf, R-2?: ‘Creo, pues, que por la instante necesidad es
bueno que el hombre quede ask: ¿Estâs ligado a mujer? No busques la
separaci6n. ¿Estiis libre de muJer2 No busques mujer”.
3. / Cor. YJf, 39: °La mujer esté ligada por todo el tiempo de vida
del marido ...”
4. E|. V, M-33: has casadas estân sujetas a sus maridos como al
Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza
de la Iglesia y salvador de su euerpo. Y como la Iglesia estâ suJeta a
CristO, asl las mujeres a sus maridos en todo, Vosotros, los maridos, amad
a vuestras mujeres, corno Cristo am6 a la Iglesla y se entreg6 por ella
J980] rv JowvxDAS C£iem DE DERECHO NATURAL

para santificarla, purificândoia, mediante el lavado de1 agua, con la po-


labra, a fin de presentârsela asi gloriosa, sin mancha o arruga o cosa
semejante, sino saata e intachable. Los maridos deben amar a sus mu-
jeres como a m propio cuerpo, El que aura a su mujer, a st mismo se
ama, y nadie aborrecs jamâs a su propla came, silo que la alimenta y la
abriga, como Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.
‘Por esto dejarâ el hombre a su padre y a su madre y se unirâ a su mu-
jer, y serân dos en una came”, Gran misterio éste, pero entendido de
Cristo y de su Iglesia. Por to demils, ame cada no a su mujer, y émela
aomo a st mismo, y la mujer reverencie a su marido‘.

B) Refectories critic yadres e ht|os:


1. I{. VI, J-d: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, por-
que es justo. “Honra a tu padre y a tu madre , Tal es el perrier manda-
miento seguido de promesa, para que semis felices y tengâis larga vida
sobre la tierra”. Y vosotros, padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y en la eoseñanza del Señor”.
2. Col. III, 18-21: ’ins mujeres estén sometidas a los maridos, oo-
mo convlene, en eI Señor. Y vosotres, maridos, amad a vuestras mujeres
y no seâls dures con ellas. Hijos, obedeeed a vuestros padres ed todo,
que esto es grato al Señor. Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos
por que no se Hagan pusilénimes”.

Los padres de la Iglesia, date todo el periodo en que se mantuvo


la antigua legislaci6n, fueron predicando la necesidad de suavizar la
autoridad del pater families, tanto en lo que se relieve a la situaci6n de la
mujer como de los hijos.
Es asf oomo vemos que los padres sostienen que la mujer tiene la mrs-
ma dignidad moral que el hombre; que debe trabajar al igual que el
hombre en el servicio del Sefior; y eilos la incitao a participar en la vida
publica y a transformarse en héroes y mârtires de la fe.
Por otra parte, van a brindar un concepto nuevo de la patria potestad.
Ask, por ejemplo, Tertuliano, oontrapone el “dominium”, entendido co-
mo poder absoluto, a “patria potestas”; sostiene que, para el padre ... para
e1 padre afeetuoso ... para el padre de autoridad afable , , . para
el padre que debe optar por el afecto, es mé apropiado el nombre de
“pietas” —afecto o piedad— que el de postestad o poder.
Lactancio, en sus Institueiones Divines, afizma que el derecho de vida
y muerte concieme s6lo a Dios, mjentras el padre debe ser tolerante,
porque es padre; el poder, la potestad, se ixianiflests siempre necesaria,
510 REVISTA CIDLEMA DE DERECHO [VOl. 7

pero s61o para el fin educacional, “¿pues, quién puede eduear a los hi-
jos st no tiene poder sobre egosT’.
Son Ambrosio: estima que es deber de los padres “amar a los hijos
con dulziira y dedicarse a amar triuy dulcemente”. Por otra parte, lamen-
ts e1 triste espectâculo de la venta de los hijos, efectuada con la autori-
dad que Ie es propia al pater; pero, autoridad ésta, que se ve desprovista
de la piedad, del afecto paternal.
Son Agmtiri, por su parte, relaeiona y compara, considerando potes-
tades skñilares la del pater en su hogar con la del obispo en su di6cesis.
Son /erhnimo: habla de potestad oioderada.
Y asf, sucesivament'e, prâcticamente todos los escritores cristianos de
los primeros siglos, considerados Padres de la Iglesia, abogan por la
inWoducci6n de un trasfondo ético en las instituciones jurtdicas que ri-
gen las relaciones entre los miembros de una familia.
Y, del mismo modo que reclaman del pater un trato mâs benigno ha-
cia los miembros de su familia, exigen de éstos un mayor respeto hacia
los padres.
A modo de ejemplo, podemos reproducir una carta de San Cipriano a
Yubayano, que , al respecto expresa: ‘¿Para qué estén enforces los pre-
ceptos divines de la ley que señalan: Honrarâs a tu padre y a tu madre?
A no ser que el tftulo de padre, que es de ley honrar entre los homi›res,
se pueda ultraJar en Dios. ¿En qué vendrâ a param lo que dice e1 mismo
Cristo en el Evangelio: Quien ultrajare al padre o a la madre, serf cas-
tigado con la muerteT’.

VII. Evo UCIQN DEL DEflECH,O ROMANO;

Paralelamente a las enseñanzas de los Padres de la Iglesia a que nos


hemos referido precedentemente, fue evolucionarido el derecho romano
en materia de relaciones de familia, en la forma que pasa a consigparse,
siguiendo el orden cronol6gico de los emperadores romanos:
I. Augusto. a) to señalâramos anteriormente, mediante las le-
yes Julia y Papia Poppea, de los aiios 18 a.C. y 9 d,C„ respectivamente
se declar6 exenta de la tutela que les era obligatoria a las mujeies in-
gcnuas madres de tres hijos, como minimo; y a las libertas que hubieran
procreado, por lo menos, cuatro hijos.
b) También Augusto reglamenta el “peculio castrense”’, que permite
a1 hijo de familia, disponer libremente de los bienes adquiridos con oca-
si6n del servicio de las armas. ( D, 49, 17, 11: Es peculio castrense lo
donado por los ascendientes o parientes a1 que sirve en e1 ejército o lo
que eI mismo hijo adquiriñ en el servicio, y no adquiriria si no fuere mi-
1980] iV jORNADAS CHILENAS DE DERECHO NATURAL sii
litar, pues to que hubiera adquirido, aunque rio estuviera en e1 ejército,
eso no es suyo como peculio castrense) .
2. Nerixi y Tca(ano: Sucesores inmediatos de Augusto confirmaron
su legislaci6n referente a1 peculio castreose, que permiti6 al hijo dispo-
ner de bienes por él adquiridos, en las situaciones descritas precedente-
mente.
3. Cbudio: Aboli6 la tutela legitima de los agoados sobre las mu-
jeres ingenuas.
4. Adrlano.- Segun atestigua Marciano ( 14, inst ), estableci6 limites al
dereeho de vida y muerte que se zeconocla a1 pater enWe las atribu- ciones
que Ie concedla la patria potestad. ( D. 48,9,5: ‘Se dice que Adria- no, de
consagrada memoria, una vez que alguien habfa matado yendo de
cacerla a un hijo suyo c6mplice en el adulterio de )a madrastra, lo conden6
a deportaci6n, por haberlo matado mâs como un bandido que en uso de
su derecho paterno, pues la patria potestad debe consistir en el afecto y
no en la fiereza” ).
5. Cerocatfa: Declara cosa ilfcita y deshonesta la venta de los hijos.
8. W}andro Senero,- Homologa en las leyes, lo que ya era una cos-
tumbre, en lo referents at derecho de vida y iuerte del pater respecto
de los hijos, al limitar este dereeho a la facultad de impartir correeciones
moderadas a los mismos.
7. Dkirfeciono: En el año 28d d.C., asimila al delito de Bobo de es-
clavos, y le impone las penas que a éste corresponden, a quien proponga
la venta de niños ingenuos.
8. Consfntitino: Claramente influido por el cristianismo, al cual se
convierte, es el primer Emperador que conscienteinente emprende una
reforma de la legislaci6n referente a las relaciones de faznilia, abarcan-
do east todas las- materias que se eomprenden en ella:
a) Err el año 313, y después, en kis años 329 y 331, dicta diversas le-
yes y rescriptos que regulan la venta de los hijm. Pcimeramente se trata
de evitar que el hijo ingenuo por medio de la venta caiga en la esdavi-
tud; pero no se prohibe .la venta que tiene por objeto la mancipatio del

Mâs tarde, permite la venta de los recién nacidos, pero ello no porque
lo considere llcito desde un punto de vista ético, sino s6lo para evitar su
muerte, ante los graves problemas econ6micos que debfa afrontar el Im-
perio, que traian como conseoueocia, en muc1›os casos, la imposibilidad
de que eI padre pudiera rnantener a los hijos.
b ) En e1 año 315, dicta su primera ley tendiente a evitar e1 uso del
derecho a vida y muerte del padre sobre el hijo, en que dispone que el
padre que comete el homicidio de su hijo incurre en parricidio; posterior-
512 REVJSTA CIfILEl4A DE DERECHO
mente, en el año 319, precisa aun mls las sanciones para
[Vol. 7

de

c) En el año 321, Goostantino cre6 lo que posteriormente se ilamh


peculio cuasicastrense, permitiendo al hij disponer de los bienes adqui-
ridos en los 9ficios del palacio del principe.
Sobre esta misma matéria, en el año 334, Gonstantino atribuy6 a1 hijo
sometido a patria potestad la propiedad de los bienes dejados per su
madre, concediéndole al padre tan s6lo e1 dereeho de usufructo de por
vida, Si e1 padre volvfa a casarse no conservaba el usufrueto, sino du-
rante la menor edad del hijo. En caso de que el padre emancipase al hijo
después de deferirse la herencia matema, tendria mmo beneficio el do-
tnonio de un tercio de los bienes, pasazrdo eI resto de ellos a1 dominio
del hijo. A esto se llainh peculio adventicio.
d) En el año 329 se preocupa Goostantino de la situaci6n de los hi-
jos que han sido expuestos y recogidos por otra persona (nutritor), e
impide al padre que los ha expuesto la posibilidad de recuperarlos, sin
indemnizar al “nutritor”.
Err el año 331 dicta una nueva ley, por la cual niega toda pmibilidad
de recuperaci6n del hijo exp6sito, y pennine e1 nutritor determinar la ca-
lidad jurldica que el exp6sito por él secogido tendrâ, esto es, la calidad
de hijo suyo o de esclavo.
e) En el año 338, Constantino Wata, por primera vez en la hlstoria
del dert›cho romano, acerca de la situaci6n de los hijos natumles, mani-'
festando su hostilidad a este tipo de descendencia, que altera el orden
de las f amiljas y de la sociedad. Como una manera de evitar la filiaci6n
natural y, al mismo tiempo, de paliar la situaci6n en que quedaban esos
hijos ante la ley, puesto que carecfan de todo derecho frente al padre,
contempla la legitiniaci6n por subsecuente iatrimonio de krs padres.
9. Votentlntono f: a) En el ano 385 dicta la abolicibn del derecho
de vida y muerte del padre sobre los hijos, fieclarando competentes a los
jueees para castigar a los hijos de familia por faltas gravas.
b ) Gonjuntamente con Valente y Graciano, en e1 año 371, favorecen a
los hijos naturales y a la concubina, permitiéndoles heredar '/,t si el padre
ha dejado hijos legitimos o ascendientes; o "/p, si no los ha dejado,
contribuyendo a la humanizaei6n del derecho r&pecto de los hips na-

c) Gonjuntamente oon Graeiano, asimilaron al peculio adventicio,


tornado por los bienes dejados en la sucesi6n de la madre, a los bienes
provenientes de la fa iilia materna, y que fueron donados o legados

10. Yofentiniono If: Err e1 año 391 permite la venta de los hijos,
pero sin que éstos pierdan el car£cter de ingenuos. Si el padre desea re-
1980] 513

cijperarlos, debe indernnlzar at nutritor, a nienos que éste se hubiera fa-


vorecido con el trabajo del hi]o vendido, por iin tiempo suficiente como
para que dicho “nutritor” se resareiera de los gastos que le habla deman-
dado la alimentaci6n y cuidado del mismo.
11. Honorio y Arcodio: a) Declaran que el hijo nacido de una uni6n
prohibida o incestuosa no tiene ning n derecho hereditario.
b ) Confirman la legislaci6n de Valentiniano I y Valente, en cuanto
a incorporar dentro del pqculio adventicio todo bien que el hijo recibs a
titulo gratuito, proveniente de la familia matema.
12. Valeriti no Inf: Mediante una novela del año 451, en materia
de venta de los hijos, si bien am consiente en ella, adeixiâs de garanti-
zar la libertad y la dignidad bumana del hijo enajenado, exige como
un requisito de ñpo juridico que el padre que enajena se encueotre en estado
de extrema necesidad.
13. Zendn: Se pronuncia en materia de filiaci6n natural, mnfirman-
do la legislaci6n de Constantino, en cuanto permite la legitimaci6n del
hijo concebido fuera del matrimonio, mediante el subsecuente matrimo-
nio de los patlres; y prohibe la adopci6n del hijo natural. Sin embargo,
a1 aceptar la legitiinacibn, la hace regir s61o para el pasado, para legiti-
mar los hijos ya nacidos, negando la posibilidad de legitimar a los hiJos
nacidos fuera del matrimonio, con posterioridad a la promulgaci6n de
la ley, puesto que q ere que el matrimooio precede a la procreaei6o.
14. Annstosin J. En el a0o 517 admite la adrogaeidn, una forma de
adopci6n, de los hijos natura)es, que permite, pr8cticamente, legitimar-
los sin matrimonio posterior de los padres. Esta adrogaci6n se hacia me-
diante un rescripto imperial.
15. /tisfino: En el año 539, viendo la corisecuencia de la ley prece-
dentemente analizada, de Anastasio I, en uiateria de adrogaci6n del hi-
jo natural por rescripto imperial, deja subsistir las a‹irogaciones anterio-
res; pero las prohibe para e1 futuro, para tmpedir las faltas contra la eas-
tidad.
l8. / stiriiono.' a ) En materia de abandono noxal, ki aboli6 formal-
mente en Inst. 4,8,7, ipvocando el pudor para la hija, que para los paga-
nos, en esta materia, in› era considerado; y enunciando el principio cris-
tiano de la identidad corporal entre al padre y eI hijo, puesto que con-
sidera que e1 abandono noxal era una pena corporal m£s para e1 padre
que para el hijo.
b ) En materia de la tutela para la mujer, ésta habla caido en desuso,
siendo abolida expresarnente por Constantino en el 321. Justiniano va
mls ally, al permitir a las madres y a las abueles ser ellas tutoras de sus
hijos o nietos, respeetivamente.
514 REVWEA CBILBNA DE DERECBO [Vci1. 7

c) En cuanto a lo que se refiere a filiaci6n natural, en el año 528,


pennite a1 padre dejar a )os hljos naturales y a la madre de ellos hasta
la mitad de los bienes de fa herencia, siempre que no deje hijos legltimos
o e6nyuge. Si deja descendencia legitiaia o c6nyuge, no puede legar
mâs de 1/12 a1 hijo y 1/24 a la ooncubina. A falta de hijos legitimos,
c6nyuge y ascendientes podfan disponer del total de la herencia en fa-
vor de los hijos naturales.
Més tarde, sobre la misma materia, permite que los hijos naturales
puedan recibir i/8, si el padre no deJa hijos legltimos ni cdnyuge, stem-
pre que tenga s61o una concubina y viva con ella en la misma casa en
que naeen y oreeen los hijos. Se trata de dar un estatuto similar al ma-
trimonio al concubinato mooogâmico y estable.
Estas dos disposiciones sobre la materia son s6lo una nuestra de la
preocupaci6n de Justiniano por mejorar el estatuto juridico de los hijos
natura)es, atendiendo a que considera que los hijos no tienen la culpa
de la lujuria de sus padres; pero siempre salvaguardando al matrimonio
y a la descendencia legltima, a fin de velar por e1 orden de la familia y
la eastidad, denotando clarainente la influencia que sobre éI ejerce el
cristianismo que profesa.
d) En inateria de adopoi6n, Justiniaao, partiendo de la base de la
adtigua legislaci6n pagana; pero alterando mmpletamente sus fuoda-
mentos, crea toda una nueva legislaci6n, en la forma que pasaremos a
sefialar:
- Mantiene la diferencia entre arrogaci6n y adopci6n, para distinguir
entre la adopci6n de un sui juris y la de un alieni juris.
— En cuanto a la arrogaci6n, los bienes del arrogado pasan a
consti- tuir un peculio, administrado por é1; en consecuencia, ya no pasan al
doaiinio del adoptante
— En cuanto a la adopci6n propiamente tal, distingue entre “adoptio
plena” y “adoptio wiinus plena”, segñn st el adoptado es descendiente
ci›nsanguineo del adoptante o no lo es.
En el caso de la “adoptio plena”, se produce minima capitis deminu-
tio y sumisi6n a la patria potestad de1 adoptante, por parte de1 adoptado.
- En el caso de la “adoptio minus plena”, no hay capitis deminutio y el
adoptado conserva su situaci6n familiar anterior, con la salvedad de que
puede heredar ab intestato al adoptante.
Para Justiniano, en rnateria de adopci6n, el principio fundamental es
que ésta debe imitar a la naturaleza, de manera que lo que prima es
eI aspecto ético afectivo, que va a permitir a quien no ha podido tener
hijos, verter hacia el adoptado su afecto y, eventualinente, su patrimo-
mo.
1980] IV jORNADAS (XIILENAS DE DEIlKCHO NATURAL 515

En cuanto a la forma de la adoptio, Justiniano la limita a una simple


declaraci6n de voluntad de adoptante y adoptado, en lugar de las com-
plicadas ceremonies de la época c1&ica (D.1,7,2; I,7,5; y 1,7,8).
En cuanto a la arrogacidn, se requiere conocimiento de causa para
permitirla, de manera que ella no cause un mal al adoptado. Asi, el ma-
gisWado que la oonoeda deberâ averiguar acerca del motivo de la ario-
gatio; si el mrogante tiene descendencia legitima, a fin de no preterir sus
derechos hereditarios; si era menor de 80 años, caso en el cual debta pro-
curar la procreacibn; o si e1 airogado era mâs ri‹xi que el ‘arrogante, caso
en e1 cual sblo podla concederse si se probaba que el arrogante obraba
por un noble afecto.
Por otra parte, se termite a la mujer adoptar. Y, por si fuera poeo,
para mayor contraste con la adopei6n clâsica, se permite adoptar libertos.
En cambio, subsiste la prohibici6n de adoptar a los promos hijos na- turales,
a fin de propender siempre al matrimonio de los padres, y para
cvitar la corrupcidn de las costumbres.
e) En cuanto a1 derecho del padre sobre los bienes del hijo, Justi-
niano estlm6 que debia considerarse oomo proveniente de la madre y, en
consecuencia, como parte del peculio adventicio, todo aquello que el
hijo adquiria como conseeuencial de su trabajo o por cualquier otra via,
que no fuera proveniente del padre. El padre no tuvo sobre esos bienes
md que e1 usufructo, y en caso de emancipaci6n, el usufructo de la mi-
tad. Si padre e hijo eran llamados a suoeder, conjuntamente, ni siquiera
tenia el padre el usufructo.
Esta es, a grandes rasgos, la evoluci6n del deiecho romano en materia
de relaciones de familia, que va tendiendo hacia el derecbo natural en
la misma medida en que el cristianismo fue expandiéndose por el Impe-
rio Romano, hasta llegar, con Gomtantino, a la cooversi6n del propio
Emperador.
Como puede advertirse, el panorama final del derecho romano a1 res-
peeto se nos presenta, en resumen, de la esanera siguiente:
1. No existe e1 derecho de vida y muerte del padre sobre sus hijos,
siendo reemplazado por un deber de correcci6n moderada, tendiente a
una adecuada educaei6n de la prole, que se mira como fin primordial
del matrimonio.
2. No existe la posibilidad de abandonar a los hijos por causa de deli-
to, para que pasen bajo la potestad o e1 mancipium de un tercero.
3. Desaparece la venta de los hijos.
4. En cuanto a los bienes del hijo, el padre s6lo conserva el dominio de
los bienes que formaban parte del peculio profecticio, es decir, los que él
inismo habla entregado al hijo para su administraci6n.
5lB REV2STA CHILEJSfN ng, DERECHO

5. Desaparece la exposici6n de los hiJos, puesto que Justiniano, al


igual que sus ant ores, coosidera dellto gravlsimo, pudiendo llegar a
imponerse la pena capital, la exposici6n del hijo recién nacido.
8. La adopci6n no este establecida en favor del adoptante, para ase-
gurar la continuidad del culto a los dioses familiares, sino en favor del
adoptado; y del adopante, s6lo en cuanto los beneficios espirituales que
Ie puede reportar e1 hecho de tener alguien en quien ver los afectos,
cuando la naturaleza no te ha dado hijos.
7. La potestad marital, oomo derecho absoluto del marido sobre la
persona de la mujer, va decreciendo, aun ciiando no fue suprimida ex-
presamente.
8. Tampoco existe ya la tutela permanente de la muJer, la que se ri-
ge, en esta materia, por las mismas ormas que los hombres, a menos
que fuera casada,
9. Por iiltimo, se crea toda una legislaci6n para mejorar el estatuto
juridioo y, sobre todo, personal, de los hijos naturales.
En suma, nos enconWamos, con un derecho cast eompletamente ade-
cuado al derecho natural, en que las instituciones que subsisten, consgr-
van su nombre; pero su contenido es completamente diverso al cambiar
los fundamentos mismos de todas las relaciones de familia, lo que se
produce especialmente al modificar la orientaci6n de la autoridad del
pater familia, quien en un principio tenia casi un der bo de dominio
absolutp sobre todos los miembros de su familia, que le permitla, incluso
disponer de sus Vidas; para reemplazarlos a1 final por la responsabilidad
de velar por e1 bienestar y e1 desarrollo material, moral y espiritual de
todos los que viven bajo su autoridad.

VIII. Ixw cix no cms o


Nos queds piir anali la influencia del cristianismo en la evoluoiñn
del derecho romano que hemos nntetizado anteriormeñte.
Mucho se ha discutido acerca de si todas estas reformas legislativas
en materia de relaciones de familia han sido o no consecuenoia del in-
flujo del cristianismo en el mundo romano.
En la presente exposici6n hemos podido observar, por una parte, las
enseñanzas del mismo Cristo y de los Padres de la Iglesia; y por otra,
una coincidente evpluci6n del dereclio romano hacia los principios del
derecho natural en materia de relaciones de flame
Hay quienes sostienen que e1 cristianismo ha influido absolutamente
en todo este movimiento renovador del derecbo romano, hay otros, en
cambio, que Ie asignan una minima importancia, estimando que hay otras
iofluencias, especialmente la griega y la oriental, que realmente infiuye-
ron en mayor medida a lms reformas ds la legtdaci6n.
lR80] IV JOnN 9 ‹ •H22mtAS DR DER£Z2i2D NATURAL 517

Nosotros peosau›os que no es posible generalizar, sino mâs bien dis-


tinguir diversas épocas, en que la influencia del cristianlsmo fue distinm
Asl, creo que debe distinguirse una primers etapa que va desde Au-
gusto hasta Dioclecéano, en que los cristianos oomieozan por ser una mi-
norla insignificante, con pr§cticamente ninguna influencia en Roma. Pos-
teriormene, son perseguidos y, auoque parezca un cootraseniido, ello
trae como oo secuencia una gran expansi6n, ante la admiraci6n que causa
esa gente, dispuesta a aceptar el mart irio writes que renunoiar a la doc-
trina cristiana. Los Padres de la Iglesia exbortan a los miembros de la
misma a resistir la persecuci6n y, at mismo tiempo, imparten nocmas de
conducta en to que se refiere a alas relaciones de famiila, con lo cual
comienza lo que podrtaaios llamas la influencia del ejemplo. Asf, se va
formando un consenso de que el pater faaiiliae, si bien c‹xno jefe, como
detentador de la autoridad de la sociedad familiar, debe ser respetado y
obedecido, no puede disponer de las personas bajo su potestad de un modo
absoluto: no puede disponer ds la vida or de la libartad de las personas
que forman su f Ss forma también un conseoso de amor y respeto
mutuo, que se va expandiendo per todo el Iznperio. Y estimo que no es
aventurado aseverar que, incluso perseguidores de la Iglesia, oomo el mrs-
mo Diocleciano, se vi‹mmi influeneiados e•• • l medio ambiente, por asi
deeirlo, “contaminado" por las ideas renovadoras del cristianismo.
Una segunda etapa, pieoso que este constituida por la legislaoi6n de
Gonstantino.
Gonstantino se encuentra directamente influido por e1 cristianismo;
pero al mismo tiempo, siente un inmeoso respeto por las tradiciones
romanos paganas, en las cuales fue edueado. Como consecuencia de ello,
inicia una serie de r‹doraias, de las que so ier ente hemos hablado, que
denotan, por una parte, una elara tmdencia cristiana, una evidente inten-
ci6n de conducts las diversas instituciones comprendidas en la materia
en estudio hacia los principios y fundameotos contenidos en las enseñan-
zas de la Iglesia; pero, por otra parte, tanto por conservar la estabilidad
politica del Imperio, que se habrla visto afeetada al iastaurar reformas
que ha rtan aparecido oomo demasiado violentas, como por el respeto
hacia la tradici6n que se la ha inculcado por sus ascendientes desde su
infancia, de que hemos hablado, no se atreve a romper definitivamente
con el antiguo esquema. El resultado es una legislaci6n que se acerm
bastante al derecho natural; pero que no llega a adecuarse totalmente a
é1, manteniendo una serie de institueiones que son todavia antagñnicas
con las enseñanzas evangélicas y eelesi eas.
Cabe destacar que Goostantino conclude por eonvertirse al enema-
nismo, siendo e1 primer emperador que profesa este credo.
518 REWSTA CHRANA DE DERECHO [Vol. 7

Un tercer pertodo es el que se lnicla después de Constantino y que


termina con Justiniano.
En esta etapa del desarrollo del derecho Romano, casi todos los em-
peradores son cristianos, y aqui la inf'luencia del oristianismo es patente,
hasta el punto que encmtramos leyes que, prâcticamente, reproducen
las orientaciones impartidas por los Pondfices o tos Obispos.
Este perlodo culmina con Justiniano, quien termina por adecuar casi
totalmente el dereeho romano a1 derecho natural, del cual la Iglesia es
su int8rprete.
Justiniano es un verdadero irmovador en algunas materias, como la
adopci6n, y a otras les inculca ima fundamentani6n ética, que sin alterar
a la instituei6n en si, en cuanto a su nomenclatura, les da una orientaci6n
tan diversa que, prâeticamente, las transforma en otras muy distintas.
Gomo puede apreciarse, la influencia del cristianismo en el dereeho
romano, at crienos desde nuestro punto de vista, va en un crecimiento sos-
tenido desde Nuestro Señor hasta Justiniano, siendo absolutamente inne-
gable desde Gonstantino en adelante; y muy prot›ab1e en el perfodo in-
mediatamente anterior; y el resultado es una apreciable adecuaci6n del
derecho romano al derecho natural, excepci6n hecha, en lo que ooncierne
a la dignidad de la persona, del problems de la esclavitud, que
subsistirâ todavia mucbos siglos antes del desaparecer.

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