Santiago, doce de abril del año dos mil dieciocho.
VISTOS Y TENIENDO, ADEMÁS, PRESENTE,
PRIMERO: Que, estos sentenciadores comparten el análisis del
juzgador de primer grado, en el sentido que “BUFFET EXPRESS”, es una expresión genérica para la cobertura que intenta. En este sentido la expresión “buffet”, acepción francesa -de uso común como tal en Chile- y que corresponde a la palabra española “bufé”, significa: “Comida compuesta de una diversidad de alimentos fríos y calientes, dispuestos a la vez sobre una o varias mesas, y ofrecidos generalmente en hoteles y actos sociales” (RAE); en el mismo sentido “express” es una palabra de uso común para hablar de velocidad o rapidez, es decir, la frase que busca ser registrada tiene una denotación que indica los servicios que busca distinguir y la cualidad de los mismos. SEGUNDO: Que, tal como advirtió el juzgador de primera instancia, una expresión que es genérica, puede devenir en registrable si ha adquirido distintividad por medio del uso, aspiración que pretende el solicitante de autos y que llevó al apelante a atacar la sentencia de primer grado imputándole no haber analizado la prueba rendida, que a su juicio prueba el hecho de que su marca ha adquirido distintividad por medio del uso, lo que lleva a estos sentenciadores a hacerse cargo de la prueba rendida, frente a lo cual, este Tribunal si bien está llamado a resolver según la sana crítica, ello no significa que pueda resolver a su arbitrio, ni tampoco olvidando la prohibición de usar su conocimiento personal del asunto para resolver, salvo en lo que dice relación con hechos públicos y notorios. Sobre esta base, no puede pasarse por alto que la prueba rendida en estos autos está compuesta únicamente de fotocopias, sin que su prueba de distintividad por uso cuente con un solo documento auténtico que pueda sustentar la validez y originalidad de las referidas fotocopias, en efecto, simples impresiones y fotocopias son los documentos más febles y fácilmente modificables, por lo que darles valor probatorio por sí y ante sí, a juicio de estos sentenciadores, contraviene los principios de la sana crítica, porque la lógica y la experiencia dicen que estos documentos son moldeables, cortables, coloreables y en general modificables según la personal percepción de quien los aporta. Así pues y solo a modo de ejemplo, para evaluar la fama y notoriedad de una marca, apreciar el rótulo en una revista permite tener una idea de su presencia y relevancia en la misma, lo que es imposible de hacer con una simple impresión. Junto a lo expuesto, si bien los documentos aportados en autos no han sido objetados ni observado de contrario, ello en nada varía el razonamiento efectuado y el valor que se les pueda atribuir según la sana crítica. Conforme a lo anterior, la única prueba que parece ser un original es el Informe “Nivel de Recordación de marca Cadena Buffet Express”, de Septiembre de 2017, el que si bien tiene una firma y timbre en su última página, que parecen ser originales, son solamente una opinión, no es posible evaluar cómo se construye, dónde se obtienen los datos, a quién se entrevista, etc. En el mismo sentido, el apelante explica que este documento se construye consultando a las personas dentro del mall y además segmentando a los entrevistados previamente diferenciados por quienes comieron comida casera, con lo cual, difícilmente podría pensarse que bajo esas circunstancias los consumidores no recuerden las marcas de los restaurantes que están dentro de un espacio limitado donde sólo hay locales de comida. Bajo estas consideraciones, el referido documento no se le puede atribuir más valor que el de un testigo, lo que no parece suficiente para reconocer al rótulo el mérito de desligarse de su significado natural para entender que los consumidores al verlo en el mercado no pensarán en su significado obvio, sino que únicamente en único actor mercantil. TERCERO: Que, en relación con lo anterior y sin que sea contradictorio con ello, este Tribunal en muchos casos ha dado valor probatorio a simples fotocopias, pero cuando coinciden en una proporción importante con otros documentos auténticos, que permiten presumir su contenido y validez, lo que no sucede en autos. CUARTO: Que, otro elemento para considerar y ponderar es la propia genericidad del rótulo que aspira ser marca comercial, puesto que, si bien los casos son muchos y las resoluciones diferentes, el grado que se exige para aspirar a la distintividad adquirida está directamente relacionado con esta genericidad, así pues, si un rótulo se ubica en el límite entre la distintividad y la genericidad, se le exigirá menos para llegar a la distintividad adquirida; no obstante, si el rótulo es directamente descriptivo o genérico y puede llegar a ser un obstáculo en el comercio para otros actores mercantiles, se le exigirá un estándar mucho más alto. QUINTO: Que, el uso de un rótulo genérico es una conducta lícita, tal como lo hace el propio solicitante, sin embargo, ello no conlleva la obligación de transformarse en una marca con distintividad adquirida, puesto que, además de evaluar su nivel de identidad, es necesario considerar que al momento en que se otorgue un registro podrá impedir a terceros actores mercantiles que use la expresión “buffet express”, lo que, especialmente considerando que, tal como declaró el propio apelante, sus locales se ubican en los patios de comida de los malls, donde lo natural es el servicio tipo bufé, lo que acentúa las dificultades para pensar en distintividad adquirida para un signo que se usa en un ambiente en donde naturalmente se alude a su propia denotación. SEXTO: Que, por todo lo expuesto, se desestiman los fundamentos del recurso de apelación interpuesto a fojas 191. Por estas consideraciones, se confirma en lo apelado la sentencia notificada con fecha doce de mayo del año dos mil diecisiete, escrita de fojas 177 a 181 de autos.
Anótese la sentencia y devuélvanse los autos.
Rol TDPI N° 1234-2017
Pronunciada por los Ministros Sr. Juan Cristóbal Guzmán Lagos, Sr, Víctor Hugo Rojas Aguirre y Sr. Marco Arellano Quiroz.