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IV ENDUC

Comisión I. 7
LA PERSONA EN POSESIÓN DEL CONOCIMIENTO.
VERDAD VS. RELATIVISMO.

PONENCIA:

LA FALACIA DEL RELATIVISMO MORAL

Sandra Teresa Brandi de Portorrico, abogada, Doctora en Ciencias


Jurídicas, doctoranda en Ciencias Políticas, sabrandi@hotmail.com; Pontifica
Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”, Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas; “Introducción al Derecho” y “Formación del
pensamiento jurídico-político”, Alicia Moreau de Justo 1500, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, fax:

RESÚMEN:

La sociedad posmoderna propone elaborar una nueva jerarquía de


valores que no sea jerárquica y que además no tenga valor, propone, en
definitiva, una vida sin valores y valores sin vida.
“Vivir bien”1 ¿implica una relación directa con la verdad o se puede
alcanzar sin ella? ¿el deseo de alcanzar la verdad está directamente
relacionado con nuestra naturaleza racional o es un objetivo inalcanzable?
En esta época supuestamente post-filosófica la certeza es una idea
denigrada e incluso “discriminatoria”. En este mundo relativista el escepticismo
se ha vuelto “dogmático”2.
En efecto, el dogmatismo es la posición gnoseológica que acepta, como
principio evidente en sí mismo, que la razón humana puede conocerlo todo. El
término “dogmatismo” significa etimológicamente “aquel que afirma como
principios innegables, una serie de proposiciones”3. ¿Y no se ha transformado
el escepticismo en un principio innegable según el cual la opinión predomina
como una proposición indubitable, en cuanto no hay verdades universales y
todo “depende” de las circunstancias?
La disconformidad y la desesperanza de la humanidad es evidente con
este estado de cosas. La racionalidad, que es lo específico de nuestra
naturaleza, requiere de una moral objetiva a pesar de la falacia del relativismo.

INTRODUCCIÓN:

1
Aristóteles(Ver referencias Bibliográficas)
2
Sobre el tema del dogmatismo y el escepticismo ver, Hessen, entre otros (Referencias
Bibliográficas)
3
Diccionario Enciclopédico Espasa.
Una falacia4 , según el Diccionario5, es un “engaño, fraude o mentira con
que se intenta dañar a otro. Hábito de emplear falsedades en daño ajeno”. En
Lógica es la base falsa en la que se funda el sofisma. El sofisma (paralogismo,
o falacia) es un razonamiento que parece llegar a una conclusión verdadera,
pero que es falso. Encontramos una apariencia de verdad, pero hay error y se
induce a tomar como verdadero lo que es falso. Nos enseña Santo Tomás en
De Fallaciis, que en una falacia o sofisma hay una verdad aparente y un error
oculto que nos lleva a una conclusión falsa. Este error oculto puede provenir
de la ambigüedad de un concepto que por su amplitud, y dada nuestra
debilidad intelectual, nos “atrapa” y seduce.
El relativismo moral, ese “endiosamiento” de la opinión se ha convertido
en algo de lo que todos hablan pero muchos desconocen a ciencia cierta
cuáles son las consecuencias para la dignidad de la persona humana. Se ha
convertido en un elemento retórico, en un verdadero “lugar común” o tópico
dialéctico-argumentativo. Ha pasado de ser un fenómeno percibido en la
experiencia cotidiana a ser un tópico usado como argumento de discusión y
aún de valoración de situaciones.
De este tópico se ha hecho uso y abuso, en nombre de la tolerancia, la
democracia, la convivencia, y un resultado inevitable de la “multiculturalidad”,
dejando en el fondo de muchas mentes que sólo el relativismo moral es base
sobre la cual construir la paz.
Desde esa convicción difusa, basada en meros discursos provenientes
de los medios de comunicación y las ideologías “progresistas”, llegamos a la
terrible paradoja de encontrar una “situación de hecho” en la cual los hombres
creen haber alcanzado la comprensión y la aceptación mutua y lo único que
encuentran ante sí es una insidiosa intolerancia, un desasosiego profundo y
una gran angustia existencial totalmente acorde con nuestra naturaleza, ya que
sólo la Verdad nos hará libres.

DESARROLLO:

La Verdad

En sentido amplio la verdad en la adecuación de la mente a lo que las


cosas son (“adaequatio mentis et rei”). Ahora bien, la verdad presenta dos
aspectos. En efecto, podemos distinguir verdad ontológica (trascendental) y
verdad lógica. La verdad ontológica se dá cuando existe adecuación entre lo
que la cosa es y lo que está en la mente, en el espíritu (adaequatio rei ad
mentem), La verdad lógica, la verdad del pensamiento se halla evidentemente
en el espíritu, cuya perfección normal constituye. La verdad lógica es aquella
en que la mente mediante el juicio afirma de la cosa tal como esta es, por ello
es llamada también verdad formal, porque es como la forma, la perfección del
espíritu hecho para la verdad (adaequatio mentis ad rem).6
Se dice que una cosa es verdadera ontológicamente cuanto:

4
Macchi L.
5
Diccionario Enciclopédico Espasa.
6
No perdamos de vista que la verdad es una de las propiedades del ser y que es inseparable
como tal, de la noción de ser por ello es un trascendental. Por estas consideraciones el ser
considerado respecto al entendimiento es verdadero.
a)Hay conformidad con el entendimiento (ontológicamente formal, por
ser éste su causa eficiente; b) Puede ser comunicada a otros entendimientos y
la es verdad como adecuación a las cosas en sí (verdad ontológica causal). Así
todo ser es ontológicamente verdadero (ens et verum convertuntur).
Nuestro entendimiento pasa a ser al punto verdadero con verdad lógica
si se conforma con el objeto conocido, afirmando de él mediante el juicio lo que
es en realidad. Por lo que hace al lenguaje, es verdadero ontológicamente si es
conforme con el pensamiento de la inteligencia que lo produce.
La falsedad se define como ”inadaequatio mentis et rei” esto es no hay
adecuación entre lo pensado y la cosa pensada. No puede haber falsedad
ontológica en los seres (en cuanto tales) pero podría darse falsedad ontológica
secundaria en las obras de las causas inteligentes creadas, como
consecuencia de las imperfecciones, de las faltas de ser de su actividad
eficiente. Una cosa sólo puede llamarse falsa (respecto a nosotros) en cuanto,
a causa de un parecido accidental, es naturalmente a propósito para engañar a
nuestro entendimiento: así la pirita y el oro. Esto de ningún modo es contrario al
principio de que todo ser es verdadero, ya que tales cosas se denominan
falsas, no por lo que son, sino porque no son lo que se las cree ser.
Si hablamos del error lógico, consiste en que la mente afirma con su
juicio que una cosa es aquello que no es en realidad. La verdad lógica sólo
puede hallarse formalmente en el juicio del espíritu, que afirma de un objeto
pensado lo que es realmente y que, por lo mismo, se considera (“in actu
exercito”) conforme con lo que es. Ahí solamente se realiza esa conformidad de
una identificación (de dos objetos pensados hecha por la afirmación) con una
identidad (realizada en la cosa) que para el entendimiento humano abstractivo
es la verdad lógica: ”adaequatio mentis ad rem””.
En el decurso de los diversos actos que constituyen el proceso del
conocimiento puede haber formalmente verdad o falsedad cuando el
entendimiento juzga. Mediante la afirmación o la negación –componendo aut
dividendo, para el entendimiento humano-, le atribuye o le niega el tipo de ser
significado por el predicado; así “cree” y ¿no es la creencia el principal aspecto
psicológico del acto de juzgar?7Por supuesto hay en el espíritu verdad si “dice
que es aquello que es, y que no es aquello que no es”(SG I, 59). Puede tener
legítima certeza de ello si sólo afirma (o niega) lo que ve que hay (o no hay) en
la cosa, lo que se ve en ella, lo que en ella es “evidente”. Gracias a su
inmaterialidad, tiene una conciencia concomitante de la verdad de su juicio; la
conoce in actu exercito, incluso mientras juzga, y puede asegurarse de ella,
verificarla, conocerla in actu signato en un acto subsiguiente de reflexión sobre
su juicio en el que compara a éste con el dato percibido.
La verdad como tal tiene caracteres que le son propios a saber:
Unidad. Todo juicio determinado, afirmativo o negativo es verdadero o
falso, conforme o no a la cosa de la que pretende decir lo que es; no hay
término medio. Dos proposiciones contradictorias determinadas no pueden ser
a la vez ambas falsas o verdaderas o se violaría el principio lógico de
contradicción.

7
Recordemos aquí que la creencia en el sentido objetivo designa el objeto, la materia de la
afirmación mas en sentido subjetivo significa el asentimiento, la adhesión del espíritu a lo que él
afirma.
Inmutabilidad. La verdad de un juicio es inmutable si su sujeto es bien
determinado en todas sus circunstancias. Las nuevas circunstancias que se
produzcan pueden dar lugar a otros tantos distintos juicios verdaderos, lo que
no quita que sean inmutables y verdaderos sobre el sujeto considerado en tal
momento (principio de contradicción
Indivisibilidad. Considerado formalmente el juicio se conforma o no a la
cosa, no hay término medio, no hay más ni menos. Pero considerada
materialmente, cuanto a lo que ella atribuye al sujeto, una proposición puede
ser más verdadera que otra: a)extensivamente, decimos de ese objeto
cualidades más numerosas; 2) intensivamente, cuando lo da a conocer bajo un
aspecto más esencial, más importante o más preciso. Por el contrario, la
falsedad –a lo menos en las proposiciones afirmativas- admite grados, aun
tomada formalmente, por cuanto en su afirmación puede alejarse más o menos
de lo que es la cosa.
Ahora bien el hombre, por sus facultades cognoscitivas presenta un
entendimiento especulativo y práctico. Por ello la verdad es especulativa y
práctica. La verdad propia del entendimiento especulativo es la adecuación del
entendimiento a la cosa, así, llegará la potencia intelectiva a la perfección de su
acto. La verdad del entendimiento práctico es la conformidad con lo recto o
debido u ordenado al fin, establecido éste con fundamento inmediato en la
verdad del entendimiento especulativo, debiendo existir conformidad con el
apetito recto.
La verdad del entendimiento práctico se determina no por conformidad
con la realidad sino con el apetito recto. La rectitud del apetito es la ordenación
de éste al fin, que, a su vez, constituye la regla próxima de éste. Así el hombre,
a través de la práctica de la virtud de la prudencia8 dirige la acción del apetito
de acuerdo a los principios de la recta razón ordenados a un fin verdadero.
Por lo expuesto aquí brevemente surge claro que el hombre puede
conocer todo lo que es, en cuanto es. Puede conocer tanto la verdad teórica9
como la práctica y así alcanzar su fin último.

Relativismo

El escepticismo en todas sus formas y particularmente el relativismo


moral no son una novedad, existían ya en la Grecia Clásica y, durante el
transcurso de los siglos, se han manifestado como ideas de un reducido grupo
de autores10. En el Tercer Milenio se han convertido en una característica de la
sociedad actual.
El relativismo es la forma del escepticismo en cuanto a la imposibilidad
del hombre de conocer los valores éticos. Para poder responder a los errores
del mismo es que hemos tratado de precisar la naturaleza de la verdad lógica,
su certeza y los estados del espíritu vinculados a ella.
El relativismo en sumamente peligroso en diversos sentidos y campos,
pero el más deletéreo es el vinculado a la persona humana. Desarrollemos
brevemente sus errores en el tema teórico para pasar luego a la praxis.
En primer término niegan las propiedades de la verdad.

8
Tomás de Aquino
9
Sobre el tema de la verdad y la ciencia, ver SANGUINETTI (1988 y 1991)
10
Ver las Referencias Bibliográficas.
En efecto, niegan la Unidad de la verdad pues colocan la verdad en la
conformidad del espíritu no con las cosas, sino con las variables
representaciones subjetivas de cada uno.
Niegan la inmutabilidad de la verdad ya sea porque confunden verdad y
conocimiento de la verdad (evidentemente progresivo) proposición verdadera y
proposición conocida como verdadera, y también porque –siguiendo estos
conceptos ya indicados- afirman que nada es verdadero o falso sino que
dependerá del estado de ánimo, circunstancias históricas, sociales,
psicológicas, económicas, anímicas, etc. etc.
Y niegan el principio de contradicción y lo que es más perverso: actúan y
piensas como si éste no existiera, negando así la indivisibilidad de la verdad.
Estos errores tienen su fundamente teórico en ideas expresadas por
Kant según el cual “el pensamiento revela la constitución del espíritu que
piensa, no la naturaleza real de las cosas”. Así las cosas son a manera de un
más allá del pensamiento, no pudiendo ser alcanzadas por nosotros ni, en
consecuencia, comparadas con nuestras representaciones subjetivas; de que
conocer una cosa, no es aprehenderla en sí misma, sino percibir tan sólo una
especie de calco subjetivo de la misma, cuya conformidad con un pretenso
original inaccesible a nuestra vista jamás podremos verificarla. Afirmar
semejante postulado –contrario al análisis de nuestra actividad cognoscitiva y
que no es sino una petición de principio, hace imposible cualquier discusión,
suprimiendo todo punto de partida común.

3)Democracia y relativismo

Una nueva etapa histórica se abrió después de la caída del Muro de


Berlín, y con él, de la “cortina de hierro”, y el sistema democrático surge como
el único con capacidad de resolver los conflictos de manera pacífica y en clima
de diálogo.
Esa convivencia dialogada y democrática lograría, en teoría, el
irrestricto respeto a las diferencias y, por ello, garantizaría la pervivencia del
sistema. Y todo esto gracias a la tolerancia.
Para algunos el paradigma de la convivencia actual es el sistema
democrático con relativismo moral fundado en las diferencias.
En este sentido afirma Cisneros:

“... para analizar los desafíos producidos por la heterogeneidad es


necesario tener presente el nexo indisoluble entre el relativismo y la
democracia. Esta relación tiene un carácter ético-político que se expresa en
una doble dirección en su camino para establecer una coexistencia pacífica
entre distintos tipos de culturas. Desde la perspectiva de la democracia, el
relativismo de los valores aparece como un componente fundamental de la
convivencia humana en un momento como el actual, de grandes
contraposiciones ideológico-políticas; mientras que desde la perspectiva del
relativismo de los valores la democracia representa un ámbito institucional
favorable al desarrollo de la tolerancia.”11

Para Cisneros, el sistema democrático debe ser tolerante aceptando el


relativismo ético para lograr ayuda mutua, unidad y respeto por los demás.
11
Ibíd. p. 138.
En este sentido plantea la antinomia “universalismo-relativismo”12.
El universalismo es el reconocimiento de principios universales
evidentes que rigen la conducta humana en todo tiempo y en todo lugar. Estos
principios evidentes por sí mismos son: el primerísimo principio de la razón
práctica “se debe hacer el bien y evitar el mal” y los derivados de éste, el
derecho a la vida, a la procreación y a la búsqueda de la verdad.
El relativismo plantea la reivindicación del derecho de los individuos a
fijar sus propias reglas sin límite ni medida. Quien no acepta esto rechaza la
democracia y la tolerancia. Mezclan ideas diversas en un discurso
contradictorio, pues niegan los principios evidentes que rigen la conducta
humana y fundamentan la dignidad de la persona, pero también aceptan
principios que denominan “absolutos”.
Así Cisneros sostiene:

“El relativismo reafirma el necesario respeto que nos merece el otro,


quien es diferente justamente porque sostiene puntos de vista que no son los
nuestros. En este caso, la tolerancia aparece como un deber moral que permite
la afirmación de la libertad interior. El tolerante sostiene: creo firmemente en mi
verdad, pero también creo que debo obedecer a un principio moral absoluto
que está representado en el “respeto a los demás”... El régimen democrático
es el que más consistentemente ha evidenciado su carácter abierto e
incluyente hacia valores diferentes y comunes de la humanidad”13

Más el magisterio demuestra el profundo error de esta afirmación:

Una auténtica democracia no es sólo el resultado de un respeto formal


de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores
que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona
humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del « bien común
» como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso
general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se
compromete su estabilidad.
La doctrina social individúa uno de los mayores riesgos para las
democracias actuales en el relativismo ético, que induce a considerar
inexistente un criterio objetivo y universal para establecer el fundamento y la
correcta jerarquía de valores: « Hoy se tiende a afirmar que el agnosticismo y
el relativismo escéptico son la filosofía y la actitud fundamental
correspondientes a las formas políticas democráticas, y que cuantos están
convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son
fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad sea
determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios
políticos. A este propósito, hay que observar que, si no existe una verdad
última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las
convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de
poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un
totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia ». La democracia
es fundamentalmente « un “ordenamiento” y, como tal, un instrumento y no un
fin. Su carácter “moral” no es automático, sino que depende de su conformidad
12
Relativismo y Convivencia Paradigma cultural de nuestro tiempo, 2006.
13
Ob. cit, p. 148.
con la ley moral a la que, como cualquier otro comportamiento humano, debe
someterse; esto es, depende de la moralidad de los fines que persigue y de los
medios de que se sirve ».14

Y en el mismo sentido:

“... el riesgo de la alianza entre democracia y relativismo ético, [...] quita a la


convivencia civil cualquier punto seguro de referencia moral, despojándola más
radicalmente del reconocimiento de la verdad. En efecto, «si no existe una
verdad última —que guíe y oriente la acción política—, entonces las ideas y las
convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de
poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un
totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia»15.

4)LA FALACIA DEL RELATIVISMO

Afirmar que en el mundo actual la convivencia sólo se logrará gracias al


relativismo es una falacia.
Ya vimos que la falacia es un “engaño, fraude o mentira con que se
intenta dañar a otro. Hábito de emplear falsedades en daño ajeno”.16 En Lógica
es la base falsa en la que se funda el sofisma. El sofisma (paralogismo, o
falacia) es un razonamiento que parece llegar a una conclusión verdadera, pero
que es falso. Encontramos una apariencia de verdad, pero hay error y se
induce a considerar verdadero lo que es falso. El razonamiento según el cual
afirmamos algo en materia moral no sólo puede tener orígen en un error
“teórico, sino también en las pasiones vinculadas a los apetitos. Así lo explica
Tomás de Aquino,

“... alguna vez las pasiones o los hábitos de la facultad apetitiva impiden
en casos particulares el uso de la razón.”17 “... las pasiones, ... deforman el
juicio,...”18

Para evitar que las pasiones deformen nuestro juicio se hace necesario
conducirnos conforme a nuestra naturaleza racional, y en particular a Dios.
Pero,

“... esta obediencia no siempre es fácil. Debido al misterioso pecado del


principio, cometido por instigación de Satanás, que es «mentiroso y padre de la
mentira» (Jn 8, 44), el hombre es tentado continuamente a apartar su mirada
del Dios vivo y verdadero y dirigirla a los ídolos (cf. 1 Ts 1, 9), cambiando «la
verdad de Dios por la mentira» (Rm 1, 25); de esta manera, su capacidad para
conocer la verdad queda ofuscada y debilitada su voluntad para someterse a
ella. Y así, abandonándose al relativismo y al escepticismo (cf. Jn 18, 38),
busca una libertad ilusoria fuera de la verdad misma.”19

14
Compendio Doctrina Social de la Iglesia nº 407 (El subrayado nos pertenece)
15
Veritatis Splendor nº 101.
16
Ver la introducción de este trabajo.
17
Tomás de Aquino
18
Tomás de Aquino
19
Veritatis Splendor nº 1.
Si bien, como afirma Aristóteles “el bien es aquello que todos
apetecen”20 y la verdad es el bien de la inteligencia 21 en muchos casos se
puede dar el odio a la verdad pues la verdad contraría algo que el sujeto ama
(desordenadamente) , algo concreto y particular.
Tomás de Aquino verifica esta situación en tres casos:
Cuando se odia una verdad particular que tiene su origen y causa en las
cosas mismas y la verdad repugna al sujeto, pues desearía que fuera de otro
modo, así cuando la madre odia la verdad de la muerte de su hijo, pues toda
madre ama naturalmente a su hijo. Como dice Tomás, cuando el hombre no
quiere que sea verdadero aquello que es verdadero.
Cuando se odia una verdad particular, pues entorpece la concreción de
algo que se ama o desea (desdeñando el uso de la razón), como cuando el
adicto a las drogas odia la verdad del daño que se hace a sí mismo, a los que
lo rodean, y a la sociedad en la que vive.
Y, por último, se odia una verdad particular porque es conocida por otros
y éstos reconocen en la conducta del agente su perversión, como el corrupto
que odia que los demás conozcan verdaderamente su conducta indigna.22
Reconocemos inmediatamente una conducta muy común y generalizada
en estos tiempos: el hedonismo. En efecto, la tendencia a satisfacer en forma
constante los placeres desordenados contrarios a la recta razón unida a una
justificación ilógica fundada en la “libertad” y el “derecho”23, es muy habitual en
nuestros días. Tomás de Aquino recuerda a Boecio en este tema, viejo como el
mundo, quien afirma que si la voluptuosidad y el apetito libidinoso hicieran
felices a los hombres, no habría justificación lógica para negar que los animales
sean felices.24 Más aún, en muchos casos, esa corrupción de la inteligencia
cegada por el placer desordenado, lleva al suicidio o a la absoluta infelicidad
demostrada por la búsqueda de placeres cada vez más brutales.
Por todo esto afirmamos que las críticas de los relativistas a lo que
denominan “universalismo” –que no es más que la ley moral- son interesadas,
carentes de fundamento y revelan odio a la verdad. Y no solo degradan a la
persona humana , sino también a la sociedad política.
Pero, insistimos, la realidad hoy muestra otra cara: el olvido de nuestra
naturaleza racional sometido a principios evidentes e ineludibles. Este “reinado”
de la irracionalidad sería risible si no fuera trágico.

CONCLUSIONES

Frente a este estado de cosas se hace visible la responsabilidad del


Docente Universitario Católico frente al escepticismo y el relativismo
Todos aquellos que afirmamos ser Docentes Universitarios Católicos25
tenemos una gran responsabilidad en estos días.
Debemos profundizar cada vez más en nuestras convicciones, entablar
un diálogo fecundo con nuestros alumnos muy especialmente a fin de
20
Aristóteles.
21
Aristóteles.Tomás de Aquino.
22
S. Th. I-II q. 29 a. 5 y II-II q. 5 a. 1
23
Juan Pablo II nos insta a desterrar "el presunto conflicto entre libertad y naturaleza", que
"repercute también sobre la interpretación de algunos aspectos específicos de la ley natural,
principalmente sobre su universalidad e inmutabilidad" (Veritatis splendor, 51).
24
Tomás de Aquino.
25
neutralizar el veneno del relativismo que corrompe sus mentes y sus
corazones.
Por supuesto que este apostolado de la Verdad no será fácil y
deberemos ir razonando inductivamente para convencer y mostrar la firmeza
de la verdad que proclamamos. Deberemos ir paso a paso, teniendo presente
que habrá reticencia y muchísimas objeciones.
¿Y cuáles deberían ser los punto de partida en ese diálogo? En primer
término el conocimiento profundo de la Palabra y el Magisterio, luego el estudio
serio y completo de las ideas de los pensadores que más influencia tienen
actualmente a fin de mostrar sus errores, y finalmente, buscar un “lugar común”
del cual partir. Ese “lugar común”, a la luz de los tiempos, es sin duda, la
dignidad de la persona fundamento de los derechos humanos universales.
Por otra parte tendremos que ser pacientes y entusiastas divulgadores
de la Verdad que tan profundamente ilumina la Iglesia para toda la humanidad
y para todos los tiempos.
Deberemos hacer ver lo que muy pocos quieren ver y que viven como si
la Ley moral y la posibilidad de alcanzarla no existieran.
Y este apostolado deberá hacerse desde todas las ramas del saber sin
excepciones.
Somos docentes porque compartimos la pasión por la Verdad que nos
impulsa a compartirla como un tesoro que hemos encontrado y podemos
participar.
Tenemos que acompañar a todos los alumnos que se sientan atraídos
por el resplandor de la verdad, y dar nuestra palabra y ejemplo a los
escépticos, relativistas, y, porqué no a los que han perdido la esperanza de
encontrar “La Verdad”.
Esta tarea debe atravesar toda nuestra existencia.

“Los hombres tienen una especial obligación de tender continuamente


hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente. Vivir en la verdad
tiene un importante significado en las relaciones sociales: la convivencia de los
seres humanos dentro de una comunidad, en efecto, es ordenada, fecunda y
conforme a su dignidad de personas, cuando se funda en la verdad. Las
personas y los grupos sociales cuanto más se esfuerzan por resolver los
problemas sociales según la verdad, tanto más se alejan del arbitrio y se
adecuan a las exigencias objetivas de la moralidad.
Nuestro tiempo requiere una intensa actividad educativa y un
compromiso correspondiente por parte de todos, para que la búsqueda de la
verdad, que no se puede reducir al conjunto de opiniones o a alguna de ellas,
sea promovida en todos los ámbitos y prevalezca por encima de cualquier
intento de relativizar sus exigencias o de ofenderla”.26

Sandra Brandi de Portorrico.

26
Doctrina Social de la Iglesia nº198 (el subrayado es nuestro)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1
“... Convienen (los hombres) también para vivir y mantienen la sociedad política...
Pero no solamente para vivir, sino más bien para vivir bien... (El Estado) es sociedad
de bien vivir, ... por razón de vida perfecta y suficiente en sí misma... Luego, vivir bien
... es ... vivir felices y virtuosos”. Aristóteles, Política, ( 1278, 1280).
2
Sobre el tema del dogmatismo y el escepticismo ver, Hessen, J. Teoría del
Conocimiento, Bs. As. Ed. Losada S.A. 1975, p.34 y ss., también Ferrater Mora, J.
Diccionario de Filosofía, Bs. As. Ed. Sudamericana, 1958, p. 381-382 y p. 423-425.
3
Diccionario Enciclopédico Espasa, Madrid, Ed. Espasa-Calpe, 1989, Tº VII , p.3854.-
4
Del latín fallacia, fallaciae, engaño, superchería, ardid, artificio, ilusión, error,
encantamiento. (Macchi L. Diccionario de la Lengua Latina, Ed. Don Bosco, 5ª ed.
Bs.As. 1958.
5
Diccionario Enciclopédico Espasa, Ed. Espasa-Calpe S.A., 10ª ed., Tº8, 1989,Madrid-
Barcelona.
6
Ibíd. p. 138.
7
Sobre el sin sentido de esta “antinomia”entre universalismo y relativismo y su
superación, ver “Tendencias particularizantes y universalistas al comienzo del nuevo
milenio: sus bases europeas” de Urbano Ferrer Santos, en Relativismo y Convivencia
Paradigma cultural de nuestro tiempo, Murcia, Quaderna Editorial, 2006, p. 225-246.
8
Ob. cit, p. 148.
9
SANGUINETTI, Ciencia aristotélica y Ciencia Moderna”, Buenos Aires, EDUCA,1988
y Ciencia y Modernidad, Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1991.
10
Del latín fallacia, fallaciae, engaño, superchería, ardid, artificio, ilusión, error,
encantamiento. (Macchi L. Diccionario de la Lengua Latina,Bs. As. Ed. Don Bosco, 5ª
ed. 1958. )
11 No es este el lugar para hacer un estudio más profundo sobre esta corriente. Para
profundizar el tema pueden consultarse las siguientes obras: Hirschberger, J. Historia
de la Filosofía. (2 tomos), Barcelona, Herder, 1974; Outlines of Pyrrhonnism by Sextus
Empiricus; Sobre el pensamiento helenístico en general puede consultarse:A.H
Armstrong, An Introduction to Ancient Philosophy, New Jersey, 1981; A.A.Long,
Hellenistic Philosophy, Berkeley, 1974; E. Zeller, Stoics, Epicureans and Sceptics
trans. O.R. Reichel, New York,1962 ; G.Reale, The Systems of the Hellenistic Age,
trans. J.R.Catan, Albany, 1985; Hellenistic Philosophy: Introductory Readings, trans.
Inwood and Gerson, Indianapolis, 1988;
Diccionario Enciclopédico Espasa, Madrid-Barcelona, Ed. Espasa-Calpe S.A., 10ª
ed.,1989 Tº8, p. 4796.
12 En el mismo sentido explica MARITAIN: “... el Silogismo es contrario a las reglas y,
por lo tanto, peca por la forma, pero sucede al mismo tiempo que en razón de la
materia que disfraza ese vicio de forma parece concluyente.La conlusión es entonces
ilusoria O FALAZ, y el Silogismo es llamado SOFÍSTICO.” El Orden de los Conceptos
Lógica”, Bs.As., Club de Lectores, 1984, p. 318.
13 Corresponde a mi trabajo “La falacia de la Aldea Global” de próxima aparición en el
volúmen “Aproximaciones a la Moral y el Derecho”.
14 S.Th. I-II q. 58 a. 2 respondeo
15 S. Th. I-II q. 58 a5 ad 3.
16 EN 1094 a 2-3.
17. Metafísica, 981a 21; Tomás de Aquino S Th I-II q. 9 a. 1 ad 3, entre muchas otras.
18 S. Th. I-II q. 29 a. 5 y II-II q. 5 a. 1
19 Juan Pablo II nos insta a desterrar "el presunto conflicto entre libertad y naturaleza",
que "repercute también sobre la interpretación de algunos aspectos específicos de la
ley natural, principalmente sobre su universalidad e inmutabilidad" (Veritatis splendor,
51).
20 S.Th. I-II q. 2 a. 6 sed contra.
21 In Sent., IV, d.26, q. 1, a. 1.C.G, III, 128.
22 In Ethic., I, lect. 1.
23 In Politic. I, lect. 1, n. 37.
24 Cfr. In Peri Herm. I, lect. 2, n. 2.
25 II, 61, 5. Aquí sigue la división de Plotino de virtudes ejemplares, purificativas y
políticas vinculando las virtudes cardinales con la condición social del hombre.
26 In Ethic., VII, lect. 6, n. 1391; VIII, lect. 1, n. 1082.
27 I-II, 94, 2.
28 In Polit., Proemium, n. 6.
29 In Polit., Proemium, n. 6.

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