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EL SALVADOR

LA HISTORIA DE SUS BILLETES


Y LOS BILLETES EN SU HISTORIA
CONTENIDO

6 Dedicatoria

7 Mensaje

8 Introducción

14 Historia del desarrollo bancario en El Salvador


Fundación del primer banco en El Salvador
Fundación del Banco Particular del Salvador
Fundación del tercer banco en El Salvador
Surgimiento del Banco Salvadoreño
Surgimiento del colón
Fundación del Banco Agrícola Comercial
Hacia una crisis sin precedentes
Hacia un banco central como único emisor
44 Capítulo I
Los bancos de emisión privada
Banco Internacional del Salvador
Banco Particular del Salvador
Banco Occidental
Banco Salvadoreño
Banco Agrícola Comercial
Banco del Salvador / Banco Industrial
Banco Nacional del Salvador
Banco de Nicaragua / London Bank of Central America
Banco de Ahuachapam

158 Capítulo II
Otras emisiones de deuda pública en El Salvador del siglo XIX

170 Capítulo III


Un banco único emisor: el Banco Central de Reserva de El Salvador

222 Agradecimientos

224 Fuentes consultadas


Junta Directiva
Banco Citibank de El Salvador, S.A.
Período: del 01 de octubre de 2012 al 01 de octubre de 2015

Constantino Gotsis
Director Presidente/Director Externo

Juan Antonio Miró Llort


Director Vicepresidente/Director Ejecutivo

Jaime Ricardo Pérez Arana


Director Secretario

Francisco Ernesto Núñez Lavanigno


Primer Director Coordinación general: Diana Rocío Espinosa C.

Alberto Benjamín Federico Vides Déneke Investigador y redactor: Carlos Cañas Dinarte
Segundo Director/Director Externo Independiente
Diseño gráfico y diagramación: Florencia Vides de Nosthas
Robert Alan Coons
Tercer Director Fotografía artística: Víctor Manuel Nosthas B.

Álvaro Jaramillo Escallón Corrección de textos: Carlos Javier Camacho C.


Primer Director Suplente
Digitalización de imágenes
Esteban Andrés Mancuso y producción digital: Víctor Manuel Nosthas B.
Segundo Director Suplente
Impresión: Albacrome, S.A. de C.V.
José Eduardo Luna Roshardt
Tercer Director Suplente

Vincenzo Mauro Bizzarro Rodríguez


Cuarto Director Suplente
332.404.4
C235e Cañas Dinarte, Carlos Manuel, 1971-
Luis Alberto Marín
El Salvador, la historia de sus billetes y los billetes en su
Quinto Director Suplente sv historia / Carlos Manuel Cañas Dinarte ; comp. Diana Rocío Espinosa
Campos ; diseño gráfico y diagramación Florencia María Vides de
Patricia Elizabeth Dorosz Nosthas ; fot. y digitalización de imágenes Víctor Manuel Nosthas
Sexto Director Suplente Bonilla. -- 1a ed. -- San Salvador, El Salv. ; Seguros e Inversiones
(SISA), 2012.
224 p. : il. ; 33x24 cm.

ISBN 978-99923-998-0-3

1. Billetes de banco-El Salvador--Historia. 2. Papel moneda-El


Salvador--Historia. I. Título.
Junta Directiva
Seguros e Inversiones, S.A. BINA/jmh
Período: del 23 de julio de 2010 al 23 de julio de 2013

José Eduardo Montenegro Palomo


Director Presidente

Patricia Elizabeth Dorosz Copyright 2012. Seguros e Inversiones S.A. SISA. Derechos reservados
Director Vicepresidente Queda prohibida, como establece la ley, la reproducción parcial o total de
Francisco Ernesto Núñez Lavanigno este libro sin previo permiso por escrito del propietario de los derechos
Director Secretario de autor.

Álvaro Gustavo Benítez Medina


Impreso en El Salvador
Segundo Director Suplente

José Eduardo Luna Roshardt Seguros e Inversiones S.A., y Filial


Tercer Director Suplente Edificio SISA, km.10 ½ Carretera a Santa Tecla, La Libertad, El Salvador, C.A.
DEDICATORIA
E ste año 2012 es de gran importancia para Citi, pues cumplimos 200
años de estar apoyando muchas de las ideas más productivas de la
historia moderna. Durante dos siglos, la misión central de la compañía ha
sido contribuir al progreso económico y consolidar la trayectoria de nuestros
clientes, desde sus ambiciones hasta sus logros. En 1964, cuando iniciamos
nuestras operaciones en El Salvador, el país pasó a formar parte de esa
misión, permitiéndonos escribir historia juntos, lo que ha representado un
privilegio y un orgullo a la vez. A nuestra celebración mundial, y como primer
grupo financiero de los salvadoreños, se suma nuestra aseguradora SISA, que
cumple 50 años de brindar protección y evitar preocupaciones a nuestros
clientes. Por todos estos motivos queremos compartir con ustedes este libro
conmemorativo, parte del legado de la historia de nuestro país.

Como salvadoreño, para mí es un orgullo el poder presentarles esta parte


única de nuestra historia. Hemos reunido en este libro “El Salvador, la
historia de sus billetes y los billetes en su historia”, escrito por el investigador
salvadoreño Carlos Cañas Dinarte, nuestra colección de billetes que incluye
desde los billetes emitidos por bancos privados hasta las primeras emisiones
del Banco Central de Reserva, con el fin de dejar un testimonio del aprecio
que tenemos por la historia de este país, del orgullo que sentimos de participar
en la cultura y en su evolución económica. Estos son motivos que nos dan la
certeza de que juntos seguiremos progresando.

Espero que disfruten esta parte apasionante de la historia de El Salvador y


que sirva de testimonio del legado del desarrollo de nuestro país para los
próximos 200 años.

Juan Miró Llort


Director Ejecutivo
Banco Citibank de El Salvador

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
MENSAJE
A l conmemorar los primeros 50 años de SISA, nos complace aportar al
acervo cultural y a la memoria histórica del país, este libro que recoge
no solo las bellas imágenes de la colección más importante de billetes de
El Salvador, sino la historia de nuestro sistema financiero, que remonta sus
orígenes a la segunda parte del siglo XIX.

Además, como miembros del Grupo Financiero Citi, también celebramos sus
200 años haciendo propios sus principios: liderazgo, ingenio, responsabilidad
financiera y un equipo con un objetivo común: el servicio.

La importancia de la colección está en sus valores histórico y numismático.


La condición de los billetes es en general extraordinaria. La mayoría tiene
el primer número de serie de la emisión, ya que fueron conservados como
“especímenes” por las casas emisoras para sus archivos privados. Hay piezas
raras, en algunos casos únicas, y otras inéditas, que nunca han sido catalogados.
Incluso, varios de ellos se salvaron de los daños causados a la casa emisora,
por los bombardeos en Londres durante la segunda guerra mundial.

El arte gráfico y la simbología en cada billete, nos ayuda a entender los valores
e idiosincrasia de los bancos y la sociedad salvadoreña en esos tiempos.
La investigación ad hoc hecha por el investigador Carlos Cañas Dinarte,
complementa las bellas imágenes de la colección.

En nuestro 50 aniversario, agradecemos a nuestros clientes su preferencia


y lealtad y les invitamos a conocer más de la historia de nuestro querido
El Salvador, de sus billetes y de los billetes en su historia.

Eduardo Montenegro Palomo


Presidente
SISA

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INTRODUCCIÓN
Nuestra historia en los bolsillos
Durante el siglo XIII y como parte de sus viajes por el Extremo Oriente, Marco
Polo reseñó el uso que los chinos daban a ciertos trozos de papel impresos y
sellados, los cuales empleaban como dinero desde 600 años antes.

En el hemisferio occidental, los primeros billetes fueron puestos en uso en


1483, durante el reinado de sus majestades católicas Isabel de Castilla y
Fernando de Aragón, debido a las limitaciones de circulante metálico derivado
de su guerra de reconquista contra las tropas musulmanas de Al Andalus, a
las que derrotarían nueve años después y expulsarían de la Península Ibérica.
En ese sentido, esos billetes iniciales utilizados en tierras europeas fueron
obsidionales o de necesidad.

Varias centurias después, a lo largo del siglo XIX y durante los procesos
de independencia de las diversas provincias, intendencias y virreinatos de
España en tierras americanas, muchos de esos países emergentes decidieron
acuñar monedas metálicas y emitir billetes, todo con el afán de fijar no solo
sus instrumentos económicos y financieros, sino también con el objetivo
de establecer elementos nacionalistas dentro de la población usuaria de
esos rectángulos de papel. Fueron impresos tanto en Estados Unidos como
en Inglaterra, consideradas naciones alejadas de la esfera de la antigua
metrópolis ibérica y que contaban con diversas empresas expertas en diseño,
grabado e impresión de papel moneda desde el siglo XVII.

Desde entonces, los billetes de banco se han debatido entre el equilibrio y


la belleza de sus elementos estéticos diseñados y grabados, la exposición de
elementos clásicos y nacionalistas en sus anversos y reversos, la seguridad y
confiabilidad frente a las falsificaciones y el deterioro por el uso constante,
los accidentes o los desastres naturales.

La fabricación de los billetes de banco también ha implicado el desarrollo


de múltiples técnicas de diseño, grabado e impresión sobre diversos tipos de
papel, entre los que han triunfado aquellos hechos de desecho textil (algodón)
y ciertas variedades del plástico. Para poder realizar verdaderas obras de arte
sobre esos soportes, el diseño de cada billete se ha hecho a mano, por lo que
cada trazo, guilloche, cartucho, letra y número es realizado como parte de una
labor personal muy minuciosa y que implica mucho tiempo por parte de los
dibujantes y grabadores encargados.
9
Como fruto de ese intenso trabajo es que fueron surgiendo los especímenes, pruebas o
prototipos de los billetes, que eran presentados ante las juntas directivas de cada banco
emisor para sus observaciones o su aprobación total, tras la cual se procedía a hacer la
impresión de la emisión completa de esa familia de billetes. La impresión de los billetes
también entrañaba –y aún lo hace- el desarrollo constante y la aplicación más feliz y
oportuna de diferentes adelantos tecnológicos. Una de las áreas más favorecidas con ellos
ha sido la de la impresión tipográfica, ya que abarca desde la impresión en letras prensadas,
la hecha en intaglio o altorrelieve (sensible al tacto, fundamental en otorgarle seguridad al
billete), la litografía offset en seco y la impresión arcoiris, que juega con muchas opciones
de color, más allá de las cuatro opciones básicas cromáticas empleadas en el pasado.

Desde el último cuarto del siglo XIX, El Salvador cuenta con billetes de banco. Los
primeros fueron encargados y emitidos por bancos privados autorizados por el gobierno,
que desde 1934 les retiró dicha facultad y la concentró en el Banco Central de Reserva
hasta el primer día del año 2001, cuando la Ley de Integración Monetaria, puso en vigencia
la circulación del dólar estadounidense dentro del territorio nacional a la par del colón,
moneda adoptada en octubre de 1892.

Todo billete emitido en El Salvador tiene alguna historia que contar. Cada uno de ellos
que se emitió y manoseó en el pasado fue el resultado de la intervención de muchos
profesionales y de diversos diseños y experimentos de impresión. Cada cual fue pensado
en su valor nominal, tamaño y formato, estética en grabado, colores y demás elementos en
su anverso y reverso. De esa manera, el billete cobró no solo una importancia dentro de
los sistemas económicos y financieros del país, sino que adquirió una identidad propia y se
volvió una pieza histórica atractiva para los ojos de las generaciones posteriores a aquella
que utilizó ese billete en sus más normales y cotidianas operaciones comerciales.

Especímenes o pruebas, billetes usados o con errores, todo resulta ahora atractivo a los
ojos de los coleccionistas o del público en general, que se siente atraído por la belleza de
esos objetos interesantes que alguna vez circularon de mano en mano, de banco en banco
o dentro de carteras y bolsillos.

Gracias al importante acervo constituido por la colección de Citi, al esfuerzo editorial de


SISA y a un hermoso trabajo de diseño, los billetes emitidos en la historia de El Salvador
retornan hoy con nueva vida, a la que se une una buena dosis de información acerca de
sus detalles técnicos, sus imágenes y el contexto sociohistórico en el que fueron emitidos.
De esa manera, la lectura de las páginas de este libro –al que me une mi propio trabajo
investigativo y de redacción- se constituirá, sin duda alguna, en un tiempo útil, educativo y
apasionante para cada persona que desee acceder a nuestra historia, esa que alguna vez
circuló dentro de los bolsillos de nuestros abuelos y padres y que hoy se actualiza ante
nuestros ojos para mostrarnos una ventana activa hacia el pasado.

Carlos Cañas Dinarte

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
HISTORIA DEL
DESARROLLO BANCARIO
EN EL SALVADOR

Tiangue dominical frente a la última Iglesia Parroquial y primera Catedral


de San Salvador. Intervención digital sobre un grabado francés de mediados
del siglo XIX. Imagen cortesía de la Academia Salvadoreña de la Historia.

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Más allá de los metales:
los primeros bancos en El Salvador
y el surgimiento del papel moneda

La lucha de las provincias del Reino y Capitanía General de Guatemala


por conquistar su autonomía administrativa de las autoridades de la
ciudad de Guatemala y la independencia de España y México (1811-
1823) tuvo, además de fundamentos políticos, ciertas causas de orden
económico, ya que los altos impuestos y las estrictas regulaciones del
comercio externo a que estaban sometidas les restaban posibilidades
para progresar, por lo cual se encontraban arruinadas la industria,
la agricultura y las riquezas individual y pública, que tuvieron tanta
prosperidad entre 1780 y 17901.

Pese al estado deprimido de la economía y a que, por ende, la población


no tenía el hábito del ahorro ni la capacidad económica para hacerlo,
el Poder Ejecutivo de la República Federal tomó la decisión, el 26 de
septiembre de 1826, de establecer el Banco Nacional de Guatemala,
con facultades suficientes “para crear y emitir billetes o papel moneda
[sobre el 33% del capital social de dos mil acciones de cien pesos cada
una, compradas por personas de diferentes estratos sociales], en
proporción a la existencia efectiva que conserve en dinero, sin que la
Dirección ni los Gobiernos de los mismos puedan disponer de dicho
1. Monterrey, Francisco, J. Historia de
El Salvador. Anotaciones cronológicas fondo para otros fines por urgentes que parezcan”2, funciones a las
1810–1871, San Salvador, Editorial que se sumaban las operaciones de crédito a corto plazo y personales,
Universitaria, 1977 y 1997, tomo II, pág. 94.
descuentos, créditos de avío, mineros y de seguridad marítima.
2. Guerra Borges, Alfredo. Gestación del
sistema bancario, en Historia general de Sin embargo, las condiciones jurídicas, institucionales y militares
Guatemala, Guatemala, Asociación de predominantes en aquellos años dieron al traste con ese intento de
Amigos del País- Fundación para la Cultura
fundar un banco, el primero registrado en los anales históricos de la
y el Desarrollo, 1995, tomo IV, pág. 615.
región centroamericana.

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Nueve años más tarde, en la ciudad de San Salvador, capital del Estado de
El Salvador, surgió la Casa Bancaria, institución privada de préstamos abierta
en la calle capitalina de Colón (ahora cuarta avenida sur), que fue propiedad
del ciudadano costarricense Yanuario Blanco, quien en tierra salvadoreña llegó
a desempeñar funciones de diputado y diplomático. Esa primigenia institución
bancaria salvadoreña ejecutaba tres clases de transacciones comerciales
-depósitos, giros centroamericanos y descuentos-, que podían convertirse en
efectivo en establecimientos asociados en las principales ciudades del país,
Guatemala, Nicaragua y Panamá. El personal administrativo estaba compuesto
por el socio, director y gerente Manuel Ruperto Trigueros3, el cajero Ricardo
Trigueros y el tenedor de libros Manuel Mencía4. Esa primera entidad bancaria
cerró sus puertas en medio de los vaivenes políticos de ese tiempo, marcado
por los enfrentamientos constantes entre las autoridades y fuerzas militares
de la República Federal con los caudillos nacionales.

Tras esa experiencia financiera inicial en San Salvador, las condiciones


para la creación de los bancos comenzaban a hacerse aún más propicias
en Centroamérica y se percibía la necesidad de contar con este tipo de
instituciones para potenciar el comercio, tal como sucedía en Europa y en
Estados Unidos de América. Por entonces, las pestes, las plagas, la falta de fuerza
productiva por los muertos habidos en las guerras regionales y el empuje de
la fiebre del oro en California, habían causado que las manufacturas y los
productos agrícolas y animales salvadoreños tuvieran una amplia demanda en
el puerto de Panamá.

3. Futuro codueño del Portal Blanco y Con el paso de las décadas, se fue haciendo necesario contar con instituciones
Trigueros, erigido en 1861 al occidente financieras que facilitaran la obtención de créditos para compra de tierras,
de la Plaza Mayor (ahora Plaza
Libertad), una de las más pujantes creación de plantaciones de café y su mantenimiento, compra de maquinarias,
zonas comerciales del centro capitalino pago de trabajadores y recolección de las cosechas del que, con el paso de
en la segunda mitad del siglo XIX,
las décadas, llegó a ser denominado el grano de oro. Con la transferencia de
donde desde 1916 se alza el hermoso
Portal de Occidente. Cañas Dinarte, tierras del estado y de las propiedades ejidales a manos de los caficultores,
Carlos. Historia del Poder Legislativo de la prosperidad de los cultivos transformó a la Nación en un atractivo lugar
El Salvador 1824-2003, San Salvador,
Órgano Legislativo, 2006, tomo I, pág. 96.
para extranjeros que experimentaron diversos métodos de cultivo, nuevas
4. González Sol, Rafael. Complemento variedades de cafetos, identificaron y combatieron enfermedades y plagas,
necesario a ‘Nuestros bancos de
inventaron equipos secadores, aceleraron la fermentación y abrieron nuevos
antaño’, La Prensa Gráfica, San Salvador,
año XXVIII, N° 10,158 del martes 6 de y competitivos mercados en el exterior. Entre ellos había personas con
octubre de 1942, pág. 5. apellidos que ahora forman parte de las identidades culturales y sociales de El
Salvador, quienes con sus inversiones y experiencias ayudaron al país a obtener

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
mejor calidad en las cosechas, precios más beneficiosos
en las operaciones comerciales internacionales y a
posicionarse como república cafetalera.

Para el tercer cuarto del siglo XIX, no había mayor


experiencia con medios de pago fuera de las monedas
acuñadas en metales, a los que se sumaban los títulos
que emitía el Estado para cubrir el financiamiento de
sus déficits fiscales. Estos títulos, emitidos por la Tesorería
General de la República como vales, libranzas y bonos,
tenían características de billetes, aunque con poder
liberatorio limitado, ya que sólo servían para el pago de
impuestos. Por si eso fuera poco, en el país tampoco
había experiencia en el uso de papel moneda, que se
introdujo, por primera vez, mediante un decreto ejecutivo del 13 de junio Tesorería General de la República

de 18775, durante la administración presidencial del Dr. Rafael Zaldívar, con (después sede de los Correos
Nacionales). El edificio fue demolido
el objeto de facilitar las transacciones comerciales y subsanar las frecuentes
en 1985, bajo el alegato de que esa
molestias y dificultades que causaba el transporte de fondos en dinero. Esos
acción serviría para ampliar la avenida
billetes, al portador y convertibles en metálico, podían ser empleados en el España, en el centro histórico de San
pago al fisco. La contabilidad sobre su emisión estaba a cargo de la Contaduría Salvador. Imagen cortesía de Jorge de
Mayor, que debía publicar la información en el periódico oficial del gobierno, Sojo Figuerola y “Nuestro El Salvador
para informar al público y ejercer una efectiva contraloría. de antaño”.

La primera emisión de billetes tuvo lugar un día después de la entrada en


vigencia del decreto, aunque después hubo una segunda emisión, hecha el
27 de junio de 1878. Desde ese momento, la circulación de billetes fue un
novedoso instrumento de pago, que logró muy buena aceptación para hacer
los pagos fiscales y las transacciones comerciales. Así, las tiendas y negocios
comenzaron a aceptar los billetes, por lo que aparecieron avisos comerciales
en el Diario Oficial, donde se anunciaba su aceptación6, aunque siempre bajo
la desconfianza por parte del público.

Desde 1867, se habían producido seis intentos fallidos para la fundación de 5. Gaceta Oficial del Salvador, San Salvador,
tomo 2, N° 132 del 14 de junio de 1877,
un banco en El Salvador y las casas comerciales de América y Europa que pág. 537.
proliferaban y le ofrecían al gobierno opciones para fundar un banco, pusieron 6. Diario Oficial, San Salvador, tomo 6, N°
presión en el poder formal. Frente a eso, la Asamblea Nacional Constituyente 59 del 9 de marzo de 1879, pág. 367.
7. Diario Oficial, San Salvador, tomo 8, Nº.
dio amplias posibilidades al Poder Ejecutivo, mediante un decreto emitido el 58 del 7 de marzo de 1880, pág. 235.
23 de febrero de 18807, para que entrara en las negociaciones concernientes
a la fundación de una institución bancaria.
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Fundación del primer banco en El Salvador

El 5 de abril de 1880, el gobierno salvadoreño y el nicaragüense José


Francisco Medina8 suscribieron un contrato que autorizaba la creación del
Banco Internacional del Salvador9, el primer banco formal de El Salvador,
cuya fundación se constituyó en un notable aliciente para la naciente
economía cafetera, debido a la posibilidad de adquirir grandes préstamos
a plazos e intereses razonables. La apertura oficial del establecimiento fue
el viernes 20 de agosto del mismo año10, con un capital suscrito de 1.5
millones de pesos, distribuidos en capital llamado (750 mil pesos), fondo de
reserva (200 mil pesos), fondo extraordinario (33,209.16 pesos) y fondo
para dividendos (75 mil pesos), pero con una significativa cifra sobrante
cuyo destino no fue especificado11.

Varios de los socios del Banco Internacional estaban vinculados por


consanguinidad y matrimonios con la familia argentino-nicaragüense Medina.
Tuvo su sede central en San Salvador, pero pronto inauguró agencias en
otras localidades del país, en especial en zonas vinculadas con la caficultura
Arriba: Auguste Buineau. y otras actividades agrícolas. Toda esa expansión de operaciones se
Abajo: Dr. Manuel Gallardo, en un encontraba dirigida y supervisada por el propio José Francisco Medina y
retrato al óleo que le hiciera en París el otros miembros de su familia12.
pintor salvadoreño Francisco Wenceslao
Cisneros (1823-1878). Imagen cortesía
de Fundación Dr. Manuel Gallardo.

8. José Francisco Medina Salazar nació en Chinandega (Nicaragua), en 1842. Fue hijo de Crisanto Medina y Blanco (Córdoba, Argentina, 1814-¿ciudad de
Guatemala?, 22 de diciembre de 1868) y de Mercedes Salazar Montealegre (León, Nicaragua, 1813- Granada, Nicaragua, 1848). Su padre fue un empresario,
comerciante, agente de vapores, consignatario de café e involucrado en otros negocios, que llegó en 1845 a Costa Rica acompañado por su grupo familiar. Audaz
en los negocios y celoso defensor de sus propiedades, Crisanto Medina firmó, el 2 de junio de 1857, un contrato con Rafael G. Escalante, ministro de Hacienda
y Guerra del gobierno costarricense, mediante el cual se le otorgó la concesión exclusiva y el consentimiento para la creación de una entidad de capital mixto
denominada Banco Nacional de Costa Rica, que inició sus operaciones el 15 de junio de 1858 y las cerró el 31 de marzo de 1859. Fue el primer banco de la
región centroamericana. José Francisco Medina y otros miembros de su familia fueron fundadores de varios bancos privados en la región centroamericana, como
los Bancos Internacionales de Guatemala (1877) y El Salvador (1880) y el Banco de Nicaragua (1888). Contrajo nupcias con Ana Wheelock D’Osambella
(nacida en Lima, Perú, hija del nicaragüense Tomás Wheelock Carazo), con quien tuvo a sus hijos Tomás Francisco, Liliam, Frank, Cecilia, Beatriz, Miriam, Gladys
y María Teresa Medina Wheelock. Falleció en Londres (Inglaterra), en una fecha no determinada. Fuentes consultadas: Arellano, Jorge Eduardo. La moneda en
Nicaragua: Reseña histórica. Managua, Banco Central de Nicaragua, 2000, págs. 38-40 y De la Rocha Hidalgo, Guillermo. El enigmático don Crisanto Medina
Blanco y su genealogía biográfica, San José de Costa Rica, Revista Electrónica de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, no.15, julio-diciembre de
2009, págs. 63-97.
9. Diario Oficial, San Salvador, tomo 9, N° 207 del 5 de septiembre de 1880, págs. 741-742.
10. Diario Oficial, San Salvador, tomo 9, N° 194 del 21 de agosto de 1880, pág. 691. Esta publicación revela que la fecha exacta de inicio de operaciones del
Banco tuvo lugar el 20 de agosto y no el 21, como lo reporta, de manera errada, ese mismo periódico gubernamental, tomo 9, N° 199 del 27 de agosto de
1880, págs. 709-710.
11. González Sol, art. cit. y Silva L., Isidoro. Directorio general de la ciudad de San Salvador, San Salvador, Tipografía La Luz, 1893.
12. Historia de la banca, Guatemala, Asociación Bancaria de Guatemala, tomo 9, N° 199, 1991, págs. 12-13.

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Esa primera institución bancaria
formal del territorio salvadoreño
abrió sus puertas en la calle de
Colón, contigua a la casa de Manuel
Ruperto Trigueros y en la manzana
inmediata al occidente del Palacio
Municipal, ahora ocupada por el
Centro Comercial Libertad, erigido
en fechas recientes frente a la esquina
suroeste del parque Libertad13. A ese banco se le otorgaron facilidades para
que fuera constituido con capitales nacionales y extranjeros, y quedaron Vista panorámica de San Salvador,
exentos “de toda contribución o impuesto ordinario o extraordinario de a fines del siglo XIX e inicios del
cualquiera naturaleza que sea y no quedarán sujetos a represalias en caso siglo XX. Fotografía en tarjeta postal
de guerra”. Además, se le brindaron exenciones en la importación de las proporcionada por el coleccionista
cajas de hierro y enseres de escritorio y los metales en barra o acuñados salvadoreño Jorge de Sojo Figuerola
y su sitio de Facebook “Nuestro El
exportados o importados por el Banco, aparte de que se le concedió uso
Salvador de antaño”.
libre de los telégrafos de la República para sus negocios y a los empleados
del Banco la exención de todo servicio obligatorio militar o civil.

Desde su apertura, el Banco Internacional ofreció al público los siguientes


servicios bancarios: (i) recepción de depósitos, (ii) otorgamiento de
créditos, (iii) descuentos de documentos de comercio, (iv) emisión de vales
al portador y (v) compra y venta de letras. Además, en forma explícita
se le otorgó la exclusividad de monopolio de la emisión monetaria por
25 años, por una cuantía igual a dos veces su capital suscrito. Los billetes
emitidos debían ser pagaderos al portador a la vista, por lo cual al banco
se le exigió mantener un respaldo en metálico en las cajas, sucursales y
agencias que tenía en el país, en una proporción de por lo menos 40 por
ciento del total de billetes en circulación. Además, se estableció que todos
los billetes emitidos debían ser aceptados por las oficinas del gobierno
13. Ubicación a partir de una tabla
a la par del metálico. Aparte de estas disposiciones se procedió a retirar comparativa contenida en Herodier,
de la circulación las otras monedas de oro y plata que tuvieran orígenes Gustavo. San Salvador, el esplendor
de una ciudad 1880-1930, San
coloniales o de otros países contemporáneos. Con la concesión exclusiva
Salvador-Miami, Fundación “María
para este banco de emisión, se inició un corto período de concentración de Escalón de Núñez”- Aseguradora Suiza
la emisión privada de billetes fiduciarios en El Salvador. Salvadoreña, 1999.

19
Durante los primeros años de gestión
presidencial del Dr. Rafael Zaldívar, el
gobierno salvadoreño hizo diversos esfuerzos
para ordenar e institucionalizar el sistema
monetario nacional. Eso llevó a la Cámara
de Diputados –dentro del sistema legislativo
bicameral existente entonces- a aprobar, el 20
de febrero de 1883, la ley mediante la que
se estableció la Casa Nacional de Moneda
y se definió como unidad monetaria de la
República el peso fuerte, dividido en cien
centavos, del que se autorizó su acuñación en monedas de oro, plata y
Casa Blanca o Palacio del Ejecutivo cobre14. Las monedas de oro se acuñarían con valores de veinte, diez y cinco
(ahora predio del excine Libertad, pesos y de dos pesos cincuenta centavos, debiendo llenarse con precisión
al sureste de la plaza Libertad). las condiciones que se estipularon de manera exacta. Esas monedas de oro
Construido en 1866 como sede del llevarían en el anverso el escudo nacional de armas, con la frase República
Colegio Militar, dos años más tarde
del Salvador, mientras que en el reverso se dispuso que llevaran el busto de
fue cedido al Poder Ejecutivo para
una joven que, representando a Centro América, apareciera con la cabeza
que fuera despacho y residencia del
adornada de laureles, rodeada por el texto América Central. Por su parte, las
Presidente de la República. Ocupado
sucesivamente también por la Corte monedas de plata se acuñarían con un valor equivalente a un peso fuerte,
Suprema de Justicia (1898), la Escuela unidad monetaria que se dividiría en dos piezas de cinco reales o cincuenta
Politécnica (1900) y la Dirección centavos, en diez de un real o diez centavos por pieza y en veinte y medio
General de Correos (1911), este reales o cinco centavos cada una.
edificio se incendió el 21 de marzo
de 1918. Tarjeta postal (iluminada
Como los legisladores salvadoreños estaban conscientes de que la instalación
con crayones) proporcionada por el
de la Casa Nacional de Moneda y la acuñación efectiva de monedas tomarían
coleccionista Jorge de Sojo Figuerola.
algún tiempo en su ejecución efectiva, mantuvieron dentro de la Ley Monetaria
la facultad de circulación de diversas monedas extranjeras que, hasta entonces,
se utilizaban de forma libre en El Salvador. Para hacer viable el uso de las
monedas extranjeras de manera ordenada, se estableció de forma oficial su
valor en el mercado o tipo de cambio, mediante una tabla de equivalencia
para las de oro y de plata.

Entre las de oro destacaban las monedas estadounidenses de 50 dólares, el


águila doble de 20 dólares, el águila sencilla de 10 dólares, la media águila de
14. Diario Oficial, San Salvador, tomo 14, N° 5 dólares, el cuarto de águila de 2.5 dólares y el dólar. Bajo la designación
63 del 15 de marzo de 1883, pág. 273. de monedas de fusil –por las imágenes en sus anversos- también circulaban

20
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el águila mexicana de 20 pesos, monedas guatemaltecas de oro de diversas
denominaciones, el cóndor chileno y el colombiano, el soberano inglés, francos
franceses, monedas de oro alemanas, belgas, italianas, suizas y españolas de
diversas denominaciones, así como de otros países latinoamericanos, con
excepción de las monedas de Costa Rica. Además, en el país se contaba con
dinero circulante extranjero, de plata, casi todo procedente de los países
citados y del Perú. Esa fue la primera legislación de ese tipo dentro de la
historia de El Salvador, con la cual se tendió a ordenar y regular la diversidad
monetaria que existía, lo que se conjugó con el régimen de emisión de billetes
por parte de los bancos privados, en una búsqueda de la institucionalización
de un sistema monetario que respondiera a las crecientes necesidades
económicas y financieras de esta República que, por entonces, se encontraba
en franco ascenso gracias a sus actividades cafetalera y agroexportadora.

A mediados de la década de 1880 a 1890, los precios del añil y del café en el
mercado europeo tendían a la baja. Ello golpeó al sector agroexportador, que
proveía alrededor del 90 por ciento de los ingresos del comercio externo
y la economía entonces se expandió a un ritmo menor que el esperado.
Además, el devenir económico de ese tiempo se vio empañado por las
disputas políticas que hacían incierta la estabilidad institucional, lo que hizo
más difícil el progreso nacional y, en lo particular, cerró las posibilidades para
establecer un nuevo banco en El Salvador. Por ello, la expansión de la banca
no fue fácil, aunque la iniciativa privada fue estimulada por la apertura del
Banco Internacional y el amplio ambiente de libertad económica otorgado
por la filosofía liberal y su práctica política.

Fundación del Banco Particular del Salvador

En ese contexto, las condiciones socioeconómicas y comerciales que


presionaban la creación de un segundo banco no lograron materializarse
de manera exitosa sino hasta el 5 de enero de 1885, cuando un acuerdo
ejecutivo autorizó la contrata firmada por Adán Mora, ministro de Fomento
del Gobierno de El Salvador, con J. Maurice Duke y Francisco Camacho, con lo
15. Diario Oficial, San Salvador, tomo 18,
que se le dio vida legal al Banco Particular del Salvador15, la segunda institución N° 12 del 14 de marzo de 1885, págs.
financiera creada dentro del territorio nacional. 45-46.

21
Las bases legales del Banco Particular
del Salvador fueron similares a las del
Banco Internacional del Salvador, con
sede en San Salvador, 25 años de
plazo, un capital mínimo para operar
y la posibilidad de abrir sucursales o
agencias en otros puntos del país16.

Al otorgársele la concesión al
Banco Particular para emitir billetes
Por su importancia económica en el pagaderos a la vista al portador por un valor igual al capital suscrito, se le
cultivo y exportación del café, Santa fijó el requerimiento de mantener en sus cajas respaldo metálico del 40 por
Ana fue una de las primeras ciudades ciento de la emisión en circulación. Para dirimir la facultad de ser monopolio
de El Salvador en contar con servicios de emisión de billetes, otorgada por el Banco Internacional, en una de las
bancarios. Tarjeta postal iluminada partes del artículo 12º, se estableció que, teniendo el exclusivo privilegio
proporcionada por el educador y
de que sus billetes se admitieran en las oficinas públicas, el Banco Particular
coleccionista estadounidense Dr.
debía obtener permiso para que sus billetes fueran admitidos a la par de los
Stephen Grant.
del Internacional. Así se terminó con el monopolio privado de la emisión de
billetes y se inició un período de desconcentración de la misma facultad17

Bajo las sucesivas administraciones presidenciales del doctor Rafael


Zaldívar y del general Francisco Menéndez, El Salvador vivió un rápido
despertar financiero que se debía hacer compatible con los diversos
medios o instituciones financieras no bancarias que ya operaban en esos
tiempos. Para esas fechas, aún no se habían establecido regulaciones a las
instituciones bancarias, por lo que las que fueron surgiendo se guiaron por
16. De forma específica, el sitio era donde las cláusulas establecidas en sus respectivas contratas. El 12 de enero de
antes estuviera la residencia de la 1885 se publicó un acuerdo ejecutivo del ramo de Hacienda que estableció
familia colombiana Álvarez Lalinde, en
la calle de Morazán, frente al parque
algunas disposiciones para los bancos de emisión que -junto con la emisión
homónimo (que fue inaugurado en de la Ley Monetaria de 1883 y la Ley de Préstamos o Montepíos de 1885-
1882 sobre los cimientos de lo que constituyeron instrumentos legales que generaron condiciones para la
fue la casa original de la Compañía
de Jesús, hasta la expulsión de sus progresiva configuración de un marco legal que contribuyó a institucionalizar
integrantes jesuitas, en junio de 1872). al sistema bancario salvadoreño en el siglo XIX, que vio su panorama legal
17. Diario Oficial, San Salvador, tomo 18,
complementado con la aprobación de la leyes de Emisión de Billetes (1885),
N° 12 del 14 de marzo de 1885, julio
de 1886, pág. 46-47. de Instituciones de Crédito (1898) y de Bancos (1899).

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Fundación del tercer banco en El Salvador

En1889, el país volvería a encontrar una adecuada posición de estabilidad


económica, lo que facilitó que el inversionista judío francés León Dreyfus y
el médico y caficultor colombiano Dr. Emilio Álvarez Lalinde vieran factible
invertir la mayor parte del capital necesario para fundar el Banco Occidental
el 14 de noviembre de ese mismo año, institución domiciliada en Santa Ana,
ciudad occidental salvadoreña cuya actividad caficultora la hizo poseedora
de una fuerte concentración demográfica. A ese nuevo banco se le dieron
facultades para establecer sucursales y agencias donde la junta general lo
estimara conveniente18. El capital mínimo para entrar en operaciones se le
fijó en medio millón de pesos, obtenido entre inversionistas nacionales y
extranjeros. Similar a las concesiones de los otros bancos fundados, al Banco
Occidental se le autorizó a descontar documentos de comercio, recibir
depósitos, emitir vales al portador, comprar y vender vales al portador,
comprar y vender letras, prestar dinero sobre hipotecas. Además, fue Benjamin Bloom,banquero estadounidense
autorizado a emitir billetes pagaderos a la vista y al portador hasta por radicado en El Salvador, fue uno de los
doble cantidad de su capital suscrito19. propietarios del Banco Occidental. Sus
donativos hicieron posible la fundación
y puesta en marcha de un nosocomio
El establecimiento del Banco Occidental respondió a la importancia agrícola
infantil en 1928: es el Hospital de Niños
y mercantil que había alcanzado la zona occidental del país y como un medio
que aún lleva su nombre.
que le diera mayor impulso a la actividad de esas poblaciones, donde se
esperaba que el banco pudiera llenar el vacío que se hacía sentir en la esfera
de los negocios, impulsando el movimiento comercial y contribuyendo a que
la riqueza nacional de entonces, fundada en la agricultura, llegara a su completo
desarrollo. La presión de los agricultores era cada vez mayor, pues esperaban
que el Banco Occidental se inspirara en las necesidades del país y en su
propia conveniencia, para generar un sistema económico que le permitiera
“proporcionar fondos al agricultor mediante la garantía de la propiedad raíz,
18. Diario Oficial, San Salvador, tomo 27,
lo mismo que calificar el crédito y responsabilidad de la gente de negocios, N° 270 del 19 de noviembre de 1889,
lo cual mediante, pueda acordar créditos en blanco a personas responsables pág. 1331.
19. Diario Oficial, San Salvador, tomo 27,
que hagan uso de él sin garantía de segunda firma”20. Tras su primera década N° 270 del 19 de noviembre de 1889,
de funciones, el Banco Occidental creció muchísimo, por lo que el 18 de julio pág. 1331.
de 1899 optó por trasladar su sede central a la ciudad de San Salvador, desde 20. Memoria de Hacienda, Crédito Público,
Guerra y Marina. Diario Oficial, tomo
donde condujo sus operaciones como la mayor institución bancaria hasta 26, N° 106 del 7 de mayo de 1889,
1934, cuando entró en un período de liquidación voluntaria. págs. 537-543.

23
Surgimiento del Banco Salvadoreño

Otro acontecimiento importante dentro del ámbito


bancario nacional se produjo el 12 de diciembre de 1891,
cuando el Banco Particular del Salvador –fundado por una
serie de socios, entre quienes se encontraban Emeterio
S. Ruano, Ángel Guirola de la Cotera, J. Maurice Duke,
Francisco Camacho, J. M. Alexander- cambió su nombre
comercial por el de Banco Salvadoreño.

Por tanto, no resulta extraño que el Banco Salvadoreño


registre, en la actualidad (y ya como parte del conglomerado
financiero internacional HSBC), su origen desde la fecha
en que empezó a operar el Banco Particular del Salvador, el 5 de enero de
Edificio del Banco Occidental (ahora
parqueo del Banco Hipotecario,
1885, aunque lo cierto es que sus raíces institucionales bien podrían afincarse
en la manzana al sur de la plaza unos cuantos años más atrás, al momento mismo de fundación del Banco
Barrios, San Salvador). El 7 de junio Internacional del Salvador, debido a que el Banco Salvadoreño absorbió a
de 1917, ese edificio y casi toda la ese primer banco nacional a partir del 11 de mayo de 1898. Por eso, en la
capital salvadoreña fueron dañados primera década del siglo XXI, el Banco Salvadoreño/HSBC es el decano de
por la erupción del volcán de San las instituciones bancarias de El Salvador21.
Salvador. En ese texto se destacan las
conexiones comerciales y telegráficas
Pese al cambio de nombre, los negocios del Banco Particular del Salvador
que el Banco Occidental tenía con
otras firmas del mundo. Imagen del
continuaron realizándose de manera normal, en el sentido de darle
Libro azul de El Salvador (1916), por continuidad a sus operaciones de “descuento, giros, adelanto de fondos,
cortesía del coleccionista y empresario cuentas corrientes, hipotecarias y de los demás compatibles con los negocios
Lic. José Panadés Vidrí de banca”. El capital inicial se fijó en un millón de pesos, dividido en mil
acciones de un mil pesos cada una y el domicilio en la capital de la República
(o donde residiera el gobierno, como ya había ocurrido en algunas épocas del
siglo XIX, cuando la capital del país se asentó en Soyapango o Cojutepeque)
21. Diario Oficial, San Salvador, tomo 43,
y se le otorgó la facultad para establecer sucursales y agencias dentro o fuera
N° 299 del 29 de diciembre de 1897 de la República, donde la Dirección lo estimara conveniente. Desde sus inicios,
y Menéndez, Carlos. Memoria de
el Banco Salvadoreño tuvo la facultad de usar los billetes emitidos por el
Hacienda correspondiente a 1934,
págs. 142-143. Banco Internacional, con la obligación de cambiarlos por moneda efectiva22.
22. Diario Oficial, San Salvador, tomo 31,
N° 295 del 17 de diciembre de 1891,
págs. 713-714.
El rendimiento del Banco Salvadoreño fue muy positivo para sus accionistas,
23. Diario Oficial, San Salvador, tomo 32, de modo que el segundo dividendo de 1891 alcanzó quinientos pesos por
N° 4 del 5 de enero de 1892, pág. 16. acción, que fueron pagados contra presentación de las acciones respectivas23.

24
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El 23 de enero de 1892, la junta directiva de la entidad decidió aumentar su
capital, para lo que autorizó la emisión de otras doscientas acciones de mil
pesos cada una, con cincuenta pesos de prima24.

Surgimiento del colón

En medio de las discusiones para adoptar o no el patrón oro, dado que estaba
próximo al aniversario de los cuatrocientos años en que naves españolas
arribaron a la zona insular del continente americano y considerando que
Centro América fue la primera tierra continental descubierta por Cristóbal
Colón, el 4 de octubre de 1892 se reformó la Ley Monetaria del 20 de
febrero de 1883 y se dejó establecido que “el peso de plata de 25 gramos y
de la ley de 0,900 milésimos de fino se denominará colón y así será designado
[de ahora en adelante] en los documentos oficiales”. Además, se instruyó a
la Casa de Moneda para que preparara los troqueles necesarios para que el
primero de enero de 1893 comenzara la acuñación de la nueva moneda25 y
se estableció que el reverso de las monedas de un peso y las de 50 centavos
tendrían en bajorrelieve el busto del Almirante de la Mar Océana rodeado de
una leyenda que debía presentar el nombre completo del Descubridor y, en la
parte de abajo, América Central y el valor de la pieza en números arábigos26.
Si bien se denominó colón a la moneda nacional a partir de entonces, por
costumbre se continuó empleando el concepto peso en todas las contabilidades
oficiales y privadas, por lo que el signo monetario de uso común continuó
siendo “$”. No fue hasta ya entrado el siglo XX que el colón fue usado como
unidad de cuenta y como signo monetario (¢), el cual tuvo vigencia hasta el
último día de diciembre de 2000, cuando se dolarizó la economía salvadoreña.
El colón aún mantiene su vigencia virtual, por disposición emanada de la Ley
de Integración Monetaria.
24. Diario Oficial, San Salvador, tomo 32,
N° 31 del 5 de febrero de 1892, pág. 144.
25. En la actualidad, uno de esos escasos
Fundación del Banco Agrícola Comercial troqueles puede verse en la valiosa
colección numismática del ingeniero
salvadoreño Roberto Jovel, quien reside, de
La presión por contar con medios más eficaces para el fomento de la industria forma alternada, entre las ciudades de San
agrícola –que demandaba la fundación de Bancos Hipotecarios, como forma Salvador (El Salvador) y Santiago (Chile).
26. Diario Oficial, San Salvador, tomo 33,
de otorgar capitales a los agricultores a plazos largos e intereses módicos- fue N° 233 del 5 de octubre de 1892,
lo que condujo a la Asamblea Nacional Legislativa a emitir el decreto del 17 pág. 365.

25
de mayo de 1895, mediante el cual se autorizó a José González Asturias y
Rodolfo Duke la fundación del Banco Agrícola Comercial del Salvador, cuya
oficina central se ubicó en San Salvador, pero con la autorización para abrir
agencias y sucursales en todo el país. A esta nueva institución bancaria se
le otorgó la facultad de emitir billetes pagaderos a la vista y al portador,
con una concesión extensiva a tres décadas. El capital bancario fue fijado
en cinco millones de pesos plata, aunque recibió autorización para iniciar
sus operaciones cuando tuviera suscritos dos millones de pesos y, en caja,
quinientos mil pesos.
Grabado en metal del primer edificio
del Banco Agrícola Comercial, situado
Según su plan original, ese nuevo banco orientaría sus operaciones principalmente
a escasos 50 metros al oriente de la
a “hacer préstamos sobre primeras hipotecas hasta por la mitad del valor de
Catedral de San Salvador.
las propiedades gravadas; descontar documentos de comercio, abrir créditos,
cuentas corrientes con garantías, admitir depósitos, negociar giros, emitir billetes
al portador, y […] toda clase de operaciones bancarias”. Por ello, se le estableció
como requisito para el pago de los préstamos hipotecarios plazos no menores
a diez años. Como ya era costumbre, el banco podía emitir billetes hasta por el
doble del capital llamado y requería tener en dinero, en sus cajas, por lo menos
un 40% del valor de los billetes en circulación.

Al Banco Agrícola Comercial se le concedieron las mismas exenciones


tributarias y uso libre de telégrafos y de teléfonos que se dieron a todos los
bancos proyectados o fundados en esos años, así como las exenciones a sus
empleados de todo servicio obligatorio, fuera civil o militar. Además, se estipuló
el requerimiento de que efectuara dos arqueos anuales, los cuales podía
supervisar el Ministerio de Hacienda, aunque no se especificó la necesidad de
hacer reservas ni de publicar sus balances. Los estatutos que regirían la gestión
del Banco Agrícola fueron aprobados por la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, Fomento y Beneficencia el 28 de diciembre de 189527.

Para los meses finales de 1895 había seis bancos privados operando en
El Salvador, de los cuales cinco podían emitir billetes (Banco Internacional,
Banco Salvadoreño, Banco Occidental, Banco Agrícola Comercial y Banco
Industrial). A ellos se sumaba una sucursal del Banco de Nicaragua,–que
27. Diario Oficial, San Salvador, tomo 39, no formaban un sistema bancario integrado, pero que ya comenzaban
No 307 del 31 de diciembre de 1895, a configurar sus elementos y componentes futuros-. Mediante diversas
págs. 1774-1775.
sucursales y agencias, esos bancos tenían presencia en localidades del interior

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del país, en especial en aquellas zonas en las que era necesario brindar apoyo
con créditos suficientes para potenciar la agricultura, la ganadería y demás
actividades agroexportadoras. Ya se encontraban en proceso de iniciar sus
operaciones los bancos locales de Sonsonate y Ahuachapán.

Ya para entonces se presentaban algunas dudas entre el público usuario


y se había establecido un debate en el país sobre los riesgos que podía
conllevar la concesión de emitir billetes por parte de los bancos de manera
desconcentrada. Si bien se reconocía que tal proceso de emisión no había
causado ningún perjuicio, sino que había puesto en juego un capital de
tal forma que se había producido una “ventaja para todos de abaratar el
interés del dinero y de prestar alientos al trabajo en los diferentes ramos de
especulación”, también era clara la aprehensión que se tenía sobre el cuidado
necesario para no incurrir en errores lamentables, que pudieran acarrear,
en un momento dado, un gran conflicto. Esa aprehensión comenzó a crear
presión al Poder Ejecutivo, para que dictara medidas de precaución, que lejos
de atacar el crédito de los bancos tendieran a darle todo tipo de garantías28.

Esas condiciones generaban dudas y temores gubernamentales y sociales


acerca de cómo lograr la estructuración, consolidación y expansión del sistema
financiero, ya que también existía el peligro de caer en una crisis financiera que
golpeara al país, como ya había sucedido en otros lugares del mundo. Ante
esto, el gobierno reconoció la necesidad y “conveniencia de establecer una
Bolsa donde los valores públicos y privados [obtuviesen] una justa apreciación,
[sustentada] en una competencia provechosa a los intereses generales”, instancia
que se observaba como medio que permitiera evitar una regulación menos
arbitraria de los instrumentos financieros que existían en esos años.

Para entonces, la situación económica nacional tendía a enfrentar el problema


de que las exportaciones de café cayeron de 431,233.0 quintales en 1895 a
252,903.7 en 1896. Otro cambio importante en la forma de desarrollar las
operaciones bancarias, y que modificó las reglas del juego de la aún joven
banca salvadoreña, fue la eliminación de la exención del pago de impuestos
sobre sus operaciones, incentivo que les fuera otorgado el 5 de abril de 1880,
con la fundación del Banco Internacional. Esa decisión llevaba, de manera
28. Diario Oficial, San Salvador, tomo 42,
implícita, la alta necesidad que tenía el gobierno de aumentar sus ingresos No 71 del 23 de marzo de 1896, 31
tributarios, por lo que no resulta extraño que en el considerando del decreto de diciembre de 1895, págs. 342-343.

27
ejecutivo del 19 de mayo de 1896 se justificara la derogación de dicha
exención por considerar que no generaba un beneficio directo a los bancos,
pero sí un perjuicio a las rentas nacionales29.

Hacia una crisis sin precedentes

Si bien el mercado bancario salvadoreño se había expandido de manera


notable en sus primeros 17 años de vida, aún era relativamente pequeño
en el volumen de sus operaciones. Además, por condiciones de las contratas
para el establecimiento de esas entidades privadas o a causa de la precaria
situación que mostraban las finanzas públicas, los bancos establecidos dentro
de las fronteras nacionales estuvieron sometidos a una fuerte presión por
parte del gobierno, que demandaba recursos para financiar su progresivo
déficit. Por otra parte, toda operación financiera tuvo que desenvolverse
entre la debilidad e inconsistencia del sistema monetario, lo que tendía a
lanzar al alza las tasas de interés. A la presión que ejercía el gobierno en
el mercado financiero nacional se sumaba el riesgo de pago a que estaba
sometida la deuda interna, contrario a la situación de la deuda externa, para
la cual se procuraban pagos puntuales. En su conjunto, eso hacía que toda
solicitud de crédito del gobierno constituyera, para los bancos, un asunto de
alta preocupación30.

En ese contexto, entre 1897 y 1898 se produjo un grave deterioro en la


situación fiscal de El Salvador, como resultado de una fuerte caída del precio
del café en el mercado internacional, originada por la sobreproducción del
grano en el ámbito mundial y porque la demanda no creció de acuerdo con
lo esperado. La conjugación de esos adversos fenómenos se transformó en la
razón fundamental de la primera gran crisis económica de la historia republicana
de El Salvador31. Los estragos de esa crisis cafetera se propagaron con rapidez
29. Memoria de los Ramos de Hacienda
y Crédito Público de 1896, en Diario a todas las actividades del país, por lo que se generó un ambiente de fuerte
Oficial, San Salvador, tomo 42, N° 50 incertidumbre que produjo una demanda preferente por el dinero metálico,
del 11 de marzo de 1897, pág. 399.
con lo que se redujo rápidamente el volumen de dinero en circulación y se
30. Diario Oficial, San Salvador, tomo 42,
N° 117 del 25 de mayo de 1897, dio origen a otros problemas concurrentes, que pusieron al sistema bancario
pág. 716. en el centro de una adversa opinión pública. La crisis redujo la credibilidad y
31. Memoria de Hacienda y Crédito Público
correspondiente a 1913, San Salvador,
aceptación de los billetes bancarios, dado que el oro y plata provenientes de
Imprenta Nacional, 1914, págs. 14-15. las exportaciones de café eran requeridos para respaldar los billetes de banco

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que facilitaban el comercio interno. Por eso, cuando se comenzó a manifestar
la escasez de metálico, el público comenzó a demandar los pagos en ese tipo
de monedas o en metálico convertible, mientras que hizo uso de ingeniosas
maneras para proveerse de elementos intercambiables para las transacciones
más comunes y cotidianas, como los huevos y las candelas. Así, como lo
reseñó en su libro Burla burlando32 el ingeniero, general y escritor festivo José
María Peralta Lagos (1873-1944), durante esos “días negros de la crisis del
[año 18]98, escasos ya de huevos, pusimos en circulación las candelas. […].
La antigua fábrica [de candelas] de Pérez y Párraga se convirtió en cuño”.
De allí surgió una expresión que aún se usa en El Salvador (“Por huevos o
por candelas”), debido a que ambos productos fueron usados como medio
circulante en sustitución de las monedas y los billetes.

Un análisis retrospectivo de la crisis económica de 1897-1898 permite


identificar como posibles causas fundamentales de la caída del precio
internacional del café, la falta de previsión que tuvieron los productores
nacionales en los años anteriores y el desorden fiscal que tenía el gobierno
salvadoreño, situaciones que concurrieron, de manera adicional, para generar
una crisis sistémica de la banca, a raíz de la cual los ataques y críticas contra
los bancos arreciaron, en busca de encontrar un culpable específico sobre
el cual descargar la frustración de tanta pérdida económica y financiera.
Para culminación, la desafortunada decisión de no aceptar los billetes de
los bancos en concepto de pago de los créditos fue el detonante que dio
fuerza a esos ataques.

Frente a tan grave crisis económica, se generaron condiciones propicias


para establecer un marco legal que regulara la gestión bancaria. El 4 de
enero de 1898, la Asamblea Legislativa discutió una Ley de Instituciones
de Crédito, que no quedó aprobada ni registrada de manera formal
en acta legislativa o en el Diario Oficial. Pese a ese vacío legal, ese
documento definió como instituciones de crédito a aquellas que tenían
en común el carácter de intermediarios en el uso del crédito, clasificadas
en dos grandes categorías: (i) los bancos de emisión y (ii) los bancos 32. San Salvador, Imprenta “Rafael Reyes”,
hipotecarios, que estarían sujetos a sus disposiciones, mientras que los agosto de 1923. Fue reeditado por el
Departamento Editorial del Ministerio
demás establecimientos en que se practicaban operaciones de crédito,
de Cultura, 1955 y Dirección de
seguirían dependiendo de las leyes generales o sujetos a las concesiones Publicaciones del Ministerio de
que les hubiera otorgado el Poder Público. Educación, 1977.

29
El 11 de mayo de 1898, bajo las condiciones que establecía la dudosa Ley de
Instituciones de Crédito, el Ministerio de Fomento aprobó la fusión del
Banco Internacional del Salvador –primer banco establecido en el país, el 5
de abril de 1880– con el Banco Salvadoreño, según quedó consignado en el
decreto ejecutivo del 15 de abril de ese año, rubricado por el general Rafael
Antonio Gutiérrez, Presidente de la República, y Antonio Mencía, ministro de
Hacienda. Por decisión de sus propietarios, el nombre adoptado tras la fusión
fue el de Banco Salvadoreño, por lo que dicha institución, que fue fundada el
5 de enero de 1885, cuando se estableció el Banco Particular del Salvador, se
convirtió en el decano de los bancos33.

Segundo edificio del Banco Salvadoreño,


Durante los meses siguientes, la economía salvadoreña siguió sumergida en
construido en el mismo predio que su
una de las mayores crisis de su historia, durante la cual se mantuvo en precarias
sede original.
condiciones la hacienda pública y comprometió su capacidad de pago de los
compromisos adquiridos. La crítica situación económica que prevalecía a fines de
1898 fue recordada por Samuel Luna, Ministro de Hacienda y Crédito Público en
la Memoria de gestión de 1902, presentada a la Asamblea Legislativa, en la que
el funcionario señaló: “Conocido de todos es el estado en que se encontraba
el país antes del 14 de noviembre de 1898: en el orden administrativo, la
confusión y el desaliento; el crédito público en la más lastimosa postración; el
comercio casi nulificado; la agricultura languidecía; las clases obreras sin trabajo,
y la desconfianza y el temor ejerciendo por doquiera su perniciosa influencia
todo por efecto de la crisis económica que por entonces atravesábamos y de
la cual aún se conservan las huellas”. Además, se lamentaba de que “la deuda
pública consolidada había aumentado por haberse suspendido el pago de los
intereses y la amortización de una parte de la misma, y otro tanto pasaba con
los sueldos de empleados, pensiones, subvenciones, etc.”34.

En el campo bancario, si bien se había dado como aprobada la Ley de


Instituciones de Crédito del 4 de enero de 1898, la Asamblea Legislativa, a
iniciativa del Poder Ejecutivo y oído el parecer de la Corte Suprema de Justicia,
aprobó un nuevo cuerpo legal el 29 de abril de 1899, que denominó Ley
sobre Bancos de Emisión, y que derogó la primera ley, aunque el considerando
expuso, de manera explícita, que no existía “una ley que reglamente de una
33. Diario Oficial, San Salvador, tomo 44, N° manera positiva el establecimiento de [un] banco de emisión en el país”,
112 del 12 de mayo de 1898, pág. 935
34. Diario Oficial, San Salvador, tomo 54, N° desconociéndole así toda capacidad formal a la primera ley bancaria de El
51 del 28 de febrero de 1903, pág. 345.. Salvador. Esta nueva legislación dio la potestad al Poder Ejecutivo para otorgar

30
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concesiones especiales para
el establecimiento de Bancos
de Emisión, hasta por 20 años,
previo cumplimiento de las
condiciones y requisitos que
determinaba la ley35.

En general, esa nueva ley


bancaria mantuvo la mayor
parte de las condiciones
establecidas en las diferentes
contratas individuales de cada
banco, aunque en algunos
casos contribuyó a estandarizar
ciertos criterios, como el
requisito de capital mínimo para
la constitución de un banco de
emisión, que se fijó en un millón de pesos enteramente suscrito, del cual, Tarjeta postal iluminada en la que se
por lo menos la mitad, debía ser en moneda de oro o plata de curso aprecian los detalles del edificio de

legal. En esa legislación es importante destacar la novedosa imposición del la Tesorería General de la República.
Imagen porporcionada por Jorge
requisito de mantener en metálico, por lo menos, el equivalente del 20
de Sojo Figuerola y “Nuestro
por ciento de los depósitos a la vista y a un plazo determinado, ya que
El Salvador de antaño”.
esto significó introducir -en el naciente sistema bancario salvadoreño- una
herramienta de similares resultados y que más tarde se convertiría en lo
que, en lenguaje técnico, se denomina encaje legal, mediante el que se limita
o expande la capacidad de creación de dinero de los bancos, reduciendo
o incrementando su capacidad de expansión del crédito. Sin embargo, esta
herramienta se introdujo por razones de prudencia, para que los bancos
contaran con una cantidad mayor de respaldo en metálico en caso de una
corrida de depósitos, como la que se dio entre 1897 y 1898, pero en ningún
caso como herramienta de política monetaria, algo que no fue de dominio
técnico generalizado hasta ya entrado el siglo XX.

Para los años finales del siglo XIX, la serie de reformas institucionales que
impulsó la administración del general Tomás Regalado, sustentado por el
movimiento liberal, contribuyó a conformar la institucionalidad y visión 35. Diario Oficial, San Salvador, tomo 46, N°
socioeconómica y política que fundamentó el devenir de El Salvador durante 120 del 24 de mayo de 1899, pág. 941.

31
las siguientes cuatro décadas. Además, esas reformas también intentaron
generar las condiciones propicias para la recuperación de la economía y
vencer obstáculos que nacen en el período de una crisis que amenazó la
total destrucción de la riqueza del país36. Si bien con medidas de ese tipo se
ordenó el gasto público y se incrementaron los ingresos corrientes, no se
avanzó de manera significativa, debido a que las condiciones internacionales
continuaron adversas, sobre todo en relación con los bajos precios del
café y la depreciación de la plata. Envuelto en esas circunstancias fue como
concluyó el año 1899, que marcó el cierre de los primeros 19 años de
existencia de la banca en El Salvador.

Entre el 18 de septiembre de 1867 -cuando se otorgó la primera


autorización para constituir un banco- y diciembre de 1899 hubo 24
intentos de fundar instituciones bancarias. De ellos, siete fueron para
establecer un banco hipotecario -todos se vieron frustrados por diversas
razones- y 17 iniciativas para organizar bancos comerciales, algunas de
General Tomás Regalado, en una
fotografía hecha en San Salvador, en el ellas con diversas características. La creación del primer banco y luego
estudio fotográfico de los sucesores del la expansión del sistema bancario fueron difíciles, en gran par te por
editor, escritor, periodista y fotógrafo la incertidumbre política interna, la inestabilidad económica y las altas
costarricense Próspero Calderón. exigencias de capitales. De esos 24 intentos registrados, sólo seis –uno de
cada cuatro– prosperaron. Uno salió del mercado y otro se fusionó, de
modo que a fines de 1899 había cuatro bancos privados operando (de
ellos, tres eran emisores -Banco Salvadoreño, Banco Occidental y Banco
Agrícola Comercial-, a los que se sumaba el London Bank of Central
America, que no era emisor).

Durante ese tiempo, el conjunto de bancos en el territorio nacional debió


establecerse, desenvolverse y ganar la confianza del público, en un entorno
caracterizado por fuertes y costosos enfrentamientos militares, significativas
disputas políticas y levantamientos armados, diversas crisis del sistema
monetario que no lograba enrumbarse y una de las mayores crisis económicas
de la historia del país como nación independiente. Esto contribuyó a poner
a El Salvador en una grave situación financiera, ya que diversas políticas
gubernamentales terminaron devastando la hacienda pública, al tiempo que
36. Diario Oficial, San Salvador, tomo 43,
el marco institucional no lograba fortalecerse y era irrespetado incluso por las
N° 182 del 11 de agosto de 1897,
págs. 1281-1282 propias autoridades de gobierno.

32
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Para salir de la crisis y superar el riesgo de una quiebra del sistema bancario,
con muchas dificultades el gobierno nacional logró mejorar el marco
institucional general y el de la banca en particular, de la que también logró el
apoyo financiero que requería, tanto para proveer recursos a los productores
privados como para encontrar medios de financiamiento a las necesidades
del sector público.

La Primera Gran Crisis Económica fue de tal magnitud que, durante


esos aciagos años, los bancos vieron reducidas sus tenencias de respaldo
en metálico de $3.10 millones en 1896 a $0.63 millones en 1899, lo que
representó un desplome de 79.7 por ciento en menos de cuatro años. Ello
se debió en gran parte a la fuerte conversión de billetes a metálico, que fue
retenido como provisión de ahorro en posesión de su dueño o exportado
como medio de pago para las importaciones, que requerían más plata para
pagar por el producto cotizado en dólares, contribuyendo así a crear una
grave incapacidad de respaldo a la emisión en metálico en medio de la crisis.
En consecuencia, el valor total de los billetes en circulación se contrajo de
$4.69 a $1.05 millones.

En esas dos primeras décadas de funcionamiento bancario, el banco de mayor


expansión y presencia en el mercado fue el Banco Salvadoreño, cuyos activos
totales representaban 50.2 por ciento del total de activos de todos los bancos
al 31 de diciembre de 1899, seguido por el Banco Occidental (21.1 por
ciento), el London Bank of Central America (18.2 por ciento) y con la menor
proporción el Banco Agrícola Comercial (10.46 por ciento).

En la primera década del siglo XX, la dura lección que recibieron los bancos al
no contar con el respaldo requerido por la demanda causada por la situación
de crisis e incertidumbre económica, llevó a los banqueros a elevar sus
tenencias de metálico de $630,561.99 en diciembre de 1899 a $2,727,958.50
al cierre de 1904, lo que significó un incremento de 332.6 por ciento en cinco
años, que elevó el respaldo en metálico de los billetes en circulación del 81.8
por ciento al 108.7 por ciento en sólo cinco años de operación. Si bien esto
demuestra el esfuerzo que hicieron los banqueros por crear condiciones que
permitieran acelerar la emisión de billetes con amplio respaldo para restituir
la confianza que existía hasta antes de la crisis, aún estaban 23.4 por ciento
por debajo de lo que tenían a inicios de marzo de 1896. Como reflejo del
aumento en el respaldo, la circulación de billetes también aumentó.

33
Proceso de
Nombre del banco Fecha de fundación Autorizado por acuerdo Liquidación Observaciones
transformación
Contrato de fundación
entre Ministerio de
Se fusionó con el Banco
Banco Internacional Hacienda y sociedad
21 de agosto de 1880 Salvadoreño, el 11 de Fue banco emisor
del Salvador fundadora, 5 de abri1880.
mayo de 1898.
D. O., tomo 9, N°. 207 del
5 de septiembre de 1880.
Banistmo compró a
Inversiones Financieras
BancoSal el 17 de febrero
Contrato de fundación
de 200637. HSBC compró
entre Ministerio de Aún funciona, bajo
17 de septiembre de a Banistmo en julio de Banco emisor
Banco Salvadoreño Hacienda y Sociedad la denominación
1894 2006 y, por consiguiente, hasta 1934
fundadora, 5 de abril internacional de HSBC.
a BancoSal38. En febrero
de 1880
de 2012, el HSBC fue
adquirido por el banco
colombiano Davivienda.
Se convirtió en Banco
Acuerdo de fundación del
Salvadoreño el 12 de Banco emisor
Banco Particular del Ministro de Fomento. D.
5 de enero de 1885 diciembre de 1891 D. O., hasta diciembre
Salvador O., tomo 18, N°. 12 del 14
tomo 31, N° 295 del 17 de 1891
de enero de 1885.
de diciembre de 1891.
No existe
Acuerdo del Ministro de
certidumbre de
Banco Territorial del Fomento. D. O., tomo 21,
21 de julio de 1886 que haya entrado
Salvador N° 168 del 21 de julio
en operaciones.
de 1886.

Concesión del Poder


14 de noviembre de Banco emisor
Banco Occidental Ejecutivo. D. O., tomo 27. 3 de mayo de 1934
1889 hasta 1934
N° 270 1889.

Contrato del Poder El 27 de noviembre de


Sucursal del Banco de
27 de abril de1893 Ejecutivo, 27 de 1893 se convirtió en Bank
Nicaragua
noviembre de 1893. of Nicaragua Ltd.

En 1896 se convirtió en Tuvo la


Bank of Nicaragua Contrato del Poder
9 de junio de 1896 London Bank of Central autorización de
Ltd. Ejecutivo
America Ltd. ser banco emisor.
El 30 de mayo de 1902 fue
London Bank of Contrato del Poder
24 de abril de 1893 subsumido por el Banco
Central America Ltd. Ejecutivo
Salvadoreño
El 12 de septiembre
de 1933, el gobierno
Banco Agrícola Concesión otorgada por Se convirtió en Banco Banco emisor
16 de mayo de 1895 salvadoreño compró
Comercial decreto legislativo. Central de Reserva en 1934 hasta 1934
las acciones al socio
mayoritario Rodolfo Duke
Cambió su nombre por
Acuerdo del Ministro de el de Banco Industrial
Banco emisor
Fomento. D. O., tomo 3. N° del Salvador el 25 de
Banco del Salvador 25 de junio de 1895 11 de abril de 1898 hasta abril de
166 del 17 de julio de 1895, septiembre de 1895. D. O.,
1898
págs. 1097-1098. tomo 39, N° 225 del 25-IX-
1895, págs. 1473-1474.
D. O. Tomo 60. N°. 124 del Banco emisor
Se otorgó la concesión
Banco Nacional del 29 de mayo de 1906 y D. hasta diciembre
28 de mayo de 1906 de acuerdo con la Ley de 4 de diciembre de 1913
Salvador O. Tomo 6. N° 129 del 4 de 1913
Bancos de 1899
de junio de 1906
El Fiscal de Hacienda y J.
Se convirtió en The South
A. Cormack suscribieron
The Commercial American Bank, con casa
23 de diciembre el convenio de fundación,
Bank of Spanish matriz en Londres. D. O.,
de1924 de acuerdo con la Ley de
American Ltd. tomo 100, N° 57, 10 de
Compañías Anónimas
marzo de 1926, pág. 437.

37. La Prensa Gráfica, San Salvador, año XC, N° 31,826 del 7 de febrero de 2006, pág.36
38. La Prensa Gráfica, San Salvador, año XCI, N° 31,991 del 21 julio de 2006, pág. 40.

34
EL SA LVA DO R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Sin embargo y pese a que los bancos habían recuperado en gran parte su
credibilidad y solvencia originales y el volumen de operaciones se expandía con
rapidez, su situación financiera interna mostraba algunas debilidades. A la vez
que buscaban superar los efectos de la gran crisis nacional, algunos debieron
enfrentarse a otro tipo de emergencias más de corte doméstico e institucional.
En la noche del 22 de octubre de 1905, un incendio que destruyó el edificio
original del Banco Agrícola Comercial, lo obligó a entrar en un acuerdo con los
Bancos Occidental y Salvadoreño, para así pagar “todos sus billetes” por medio
de esas instituciones colegas. Estableció oficinas provisionales en el edificio que
ocupaban J. Maurice Duke e hijos, para recibir toda entrega que sus clientes
efectuaran y proceder con el pago de los cheques que se giraran contra él39.
De ese modo, el Banco Agrícola Comercial solventó la emergencia y así pudo
mantener sus operaciones sin mayores trastornos.

Poco a poco la actividad bancaria fue creciendo en El Salvador. Los bancos


daban servicios financieros tanto a sectores privados como gubernamentales,
creció el nivel de depósitos, signo de la fuerte recuperación en el grado de
confianza del público tan sólo diez años después de la gran crisis económica.

Si bien la expansión del circulante en esos años fue muy dinámica, la monetización
de la economía salvadoreña era aún baja, lo cual explica en buena parte la
práctica de emplear los depósitos en cuenta corriente como garantía de un
crédito. Esta aún baja monetización también fue una razón importante que
indujo a la proliferación del pago de salarios a trabajadores en los cafetales
mediante fichas o monedas no oficiales -acuñadas en metales viles y con
textos breves o dibujos estilizados-, que tenían circulación restringida sólo
dentro de las fincas o pueblos aledaños a los negocios relacionados con ellas.

Para inicios de la segunda década del siglo XX, los bancos no estaban en
condiciones de responder, de manera adecuada, a la presión que existía en el
mercado por aumentar los billetes en circulación, de cara a la demanda que
generaban las cosechas de café, añil, azúcar y otros productos agrícolas de
temporada, debido a que, por lo general, a esa altura del año las instituciones
emisoras ya no contaban con el suficiente metálico para poder emitir en
mayor cantidad. La situación se tornó más grave debido a que el mercado
39. Diario Oficial, San Salvador, tomo 59,
internacional no presentaba condiciones favorables para obtener ese metálico, N° 248 del 23 de octubre de 1905,
dado que la plata había alcanzado un alto precio en los mercados europeos pág. 2106.

35
y, en consecuencia, con el tipo de cambio que prevalecía en El Salvador no
era posible la introducción de moneda acuñada en cantidad suficiente para
llenar necesidades imperiosas, sustentando la política de control de cambios
que prevalecería hasta 1920.

En medio del inestable contexto sociopolítico nacional e internacional, la banca


salvadoreña enfrentaba una peligrosa y complicada situación, ya que, por un
lado, se hacía ineludible la necesidad de generar una mayor cantidad de dinero
circulante para apoyar la actividad económica, mientras que, por otro, no podía
satisfacer esa necesidad sin caer en la ilegalidad por incumplimiento del requisito
Imagen del segundo edificio del Banco
de respaldo en metálico. La situación que enfrentaban los bancos entonces era
Agrícola Comercial, tras el incendio de
difícil, ya que se agregaba el hecho de que -en buena parte, como reflejo de la
1905. A su lado figura la edificación
original del almacén París Volcán,
fuerte expansión del crédito en el primer semestre de 1913- se comenzaban
de los hermanos Bernheim. Ambas a evidenciar dificultades entre los deudores, por lo que se incrementaban los
estructuras junto con los almacenes niveles de riesgo, ya que el factor de incumplimiento de pago conllevaba una
Lion D’or y Goldtree Liebes, así como marcada incapacidad para mejorar su posición de liquidez y amenazaba con
buena parte de esa manzana, fueron provocar una crisis en las instituciones. Ese entorno sistémico se agravó con
consumidos por las llamas en la rapidez por el rumor propalado contra el Banco Nacional, en tanto que se
noche del 22 de julio de 1920. Fotos
vulneró uno de los principios básicos de la actividad bancaria: la confianza. Por
originales del incendio se conservan
tanto, se generó un ambiente propicio para el contagio y la propagación del
en el archivo de La Prensa Gráfica.
Imagen proporcionada por Jorge
temor entre los depositantes, lo que nuevamente amenazaba con otra crisis sin
de Sojo de su colección “Nuestro precedentes. Por eso, en 1913 y ante la demanda desbordada de conversión de
El Salvador de Antaño”. sus depósitos y billetes en plata, los bancos tuvieron grandes dificultades para
responder en metálico y el Banco Nacional cerró sus operaciones.

Pese a ello, los Bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola Comercial,


amparados por el decreto del 7 de noviembre de 1913, continuaron operando
y haciendo esfuerzos por aumentar su respaldo en metálico, a la vez que
continuaban apoyando a los agricultores y caficultores, en especial cuando
se daban bajas anormales en el precio internacional del café. La crisis en
que se vio inmerso el sistema bancario fue grande, aunque de proporciones
mucho menores a la de 1897-1899, debido a que las medidas que adoptó el
gobierno evitaron que se produjera un desastre.

Hacia un banco central como único emisor

A raíz de esta segunda crisis, el 27 de noviembre de 1913, el ministro de


Hacienda y médico Dr. Ramón García González envió una dura misiva a los

36
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola Comercial, en la cual esbozó, de
manera oficial y por primera vez, la idea de concentrar la facultad emisora:
“Estas consideraciones han sugerido al gobierno la idea de proponer la
fusión de los bancos existentes, tanto para mayor capacidad del capital como
para que solamente exista una institución emisora de billetes al portador,
adelantándose así a los propósitos del legislador, que ya tiene fijado el
término fatal en que deben caducar los diversos privilegios otorgados a
los actuales establecimientos”. A esto agregó que “la emisión y circulación
de sus billetes estaría limitada a las necesidades del país y bajo el control
y garantía del Estado. Como garante, el Estado disfrutaría de un tanto por
ciento de las utilidades, quedando el Banco siempre responsable por la Proyecto de la fachada, planta y
efectividad del valor de sus billetes”. sección lateral del nuevo edificio del
Banco Agrícola Comercial, diseñado en

El secretario Dr. García González apuntó su análisis hacia el crédito otorgado la segunda década del siglo XX por
el arquitecto italiano Augusto César
de manera excesiva, debido a que tendía a sobrepasar los límites de la
Baratta del Vecchio. Aunque algunos
prudencia y generaba problemas. En ese contexto, el funcionario asoció las
detalles fueron retomados para la
dos crisis bancarias que había vivido el país (las de 1897-1899 y 1913), con fachada, el edificio fue construido
el abuso del crédito, demandando “buscar soluciones más adecuadas, que con muchas modificaciones para esta
proporcionen bases sólidas y estables, de modo que el crédito no se halle propuesta. Imágenes retomadas de
expuesto a contingenciales movimientos, que, a veces, no son más que el Narváez, María Elena. Vida y obra
resultado de maliciosas combinaciones de especuladores sin conciencia”40. del arquitecto Augusto César Baratta,
trabajo de graduación para optar
al grado de arquitecta, Universidad
Pero ese argumento era contradictorio, en tanto que en El Salvador se
“Albert Einstein”, Antiguo Cuscatlán,
manifestaba, de manera constante, la preocupación por lo limitado que se
marzo de 2000.
hacía el crédito y la sentida necesidad de contar con mayores recursos a
largo plazo, lo que servía para sustentar la demanda hecha desde el siglo
anterior para contar con un Banco Hipotecario. El trasfondo del análisis
del Dr. García González sugiere que las autoridades gubernamentales -por
desconocimiento de lo que se convertiría en uno de los pilares de la teoría
monetaria en el primer cuarto del siglo XX- confundían la emisión de
dinero con la creación de dinero que se da con la multiplicación del crédito,
al tiempo que se obvió la incapacidad de los bancos y del gobierno para
contener los rumores entre la población.
40. Memoria de Hacienda y Crédito Público
Así, durante los últimos días de julio y los iniciales de agosto de 1914, los correspondiente al año de 1913, Diario
Oficial, San Salvador, tomo 76, N° 59
bancos se vieron obligados a pagar grandes cantidades de moneda de plata, del 12 de marzo de 1914, pág. 556.
en gran medida debido a las difíciles condiciones económicas que se preveían
por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Ante eso, surgió el temor

37
del gobierno de que, durante esa situación de incertidumbre e inestabilidad
económica, el público demandara a los bancos (que estaban obligados a pagar
en dinero efectivo sus compromisos) la conversión de los billetes a plata, con
lo que se crearía una condición favorable para que ese metal emigrara al
exterior, con grave daño de las transacciones generales y sin poderse reponer,
por el estado de guerra41. Por ello, emitió un decreto que estableció un
régimen de excepción o Ley Moratoria, por el que se eximió a los bancos de
la obligación de pagar en moneda efectiva y acuñada todas sus obligaciones
y los billetes que tuvieran en circulación, franquicia que tendría vigencia hasta
un año después de firmada la paz entre las naciones europeas beligerantes.
Dr. Ramón García González
Por su parte, los bancos quedaron en la obligación de no ejecutar a sus
deudores, mientras ellos cumplieran estrictamente con pagar los intereses de
sus créditos, de conformidad con los contratos respectivos.

Las medidas adoptadas por el gobierno y la estricta supervisión ejercida por


la Junta de Vigilancia, que comenzó a practicar arqueos mensuales -sobre los
cuales se informaba en extenso en el Diario Oficial, con resultados positivos-
permitieron una rápida restitución de la confianza después de la crisis de
1913 y de las dificultades que se vivían como consecuencia de la Primera
Guerra Mundial. Según informe del presidente Dr. Alfonso Quiñónez Molina,
dadas las decisiones adoptadas por el gobierno, los bancos habían logrado
mantener su inventario monetario incólume y fijo, al tiempo que “el papel
fiduciario emitido por los bancos [había] entrado a representarlo […] con
tanta mayor seguridad y eficacia” debido al importante nivel de existencias
metálicas que tenían esos establecimientos, a las cuales se sumaba el respaldo
que provenía de la cartera y los demás haberes de los bancos, las cuales
eran “tan sólidas que ellas por sí solas [habían] hecho del billete de banco la
promesa más firme y segura” de este medio que sustentaba las transacciones
comerciales del país42.

El gobierno, por razones de interés nacional, no podía dejar que los bancos
entraran en una situación de insolvencia, porque otra crisis del sistema, como
la que estuvo a punto de darse a fines de 1915, habría tenido un efecto
41. Diario Oficial, San Salvador, tomo 77,
N° 32 del 11 de agosto de 1914, devastador en la economía nacional y, quizá, habría impactado de manera
págs. 286-287. irreversible en la confianza del público.
42. Diario Oficial, San Salvador, tomo 78,
N° 38 del 15 de febrero de 1915,
pág. 217.

38
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
De esa manera, por una parte, los bancos se transformaron en grandes
proveedores financieros para la consolidación institucional del Estado43, por
otra, en la medida en que el gobierno se transformaba en un gran usuario del
crédito, comenzó a generar un desplazamiento de recursos financieros para
el sector privado, lo que de una u otra forma, tendió a poner presión en las
tasas de interés.

En esos momentos, volvió a considerarse la idea de tener un solo banco emisor,


con un alto capital, aunque sin especificar la posible procedencia de los recursos,
sobre todo en los momentos bélicos que vivía el mundo. Por tanto, el gobierno
se concentró en la necesidad de requerir mayor capital a los bancos, lo que
también era difícil por las mismas causas, que tenían deprimida la actividad
económica nacional. Sin embargo, el trasfondo de esa propuesta quedó sin
decirse: las crecientes necesidades de financiamiento que enfrentaba el sector
público, que en estas circunstancias tomaba recursos crediticios que podrían
haberse destinado a las actividades comerciales del sector privado, reducían las
posibilidades de alcanzar mayores niveles de actividad económica44.

En 1919, el nuevo Presidente de la República, Jorge Meléndez, respaldó las


concepciones monetarias que apuntaban a la adopción del patrón oro, por
considerar que, por su fijeza y estabilidad, ese sistema era garantía de crédito.
En consecuencia, también apoyó la idea de convertir a oro la reserva de las
instituciones bancarias, a favor del bajo cambio que se tenía en esos momentos
y mediante el cobro de impuestos aduaneros en la misma moneda. Ante la
propuesta de algunos sectores de “establecer un Banco del Estado [… para]
llenar las justas exigencias de la agricultura y del comercio, facilitando dinero
a largos plazos y a un interés moderado”, enfatizó que “nunca patrocinaría la
creación de un Banco, sino sobre la base firme y tangible de la existencia de
la reserva en metálico”, ya que “de otra suerte, las mejores perspectivas las
[podía] destruir un porvenir incierto”45. De esa manera, el planteamiento del
presidente Meléndez se apartó y sobrepuso a los tradicionales intereses de
grupos de presión que, por medio de rentas políticas, buscaban que el Estado
se convirtiera en la fuente de última instancia para sobrellevar las pérdidas 43. Diario Oficial, San Salvador, tomo 80,
N° 55 de 7 de marzo de 1916,
productivas y comerciales de personas o entidades privadas. pág. 458.
44. Diario Oficial, San Salvador, tomo 80, N°
55 del 7 de marzo de 1916, pág. 460.
Durante su administración, la Asamblea Nacional aprobó un decreto legislativo,
45. Diario Oficial, San Salvador, tomo 86, N°
el 11 de septiembre de 1919, mediante el cual se estableció el colón como 51 del 1 de marzo de 1919, pág. 413.

39
la unidad monetaria de la República de El Salvador. La racionalidad de esta
medida que daba vida a un nuevo sistema monetario salvadoreño se basó
en la imperiosa necesidad que vivía el país de establecer el Talón de Oro o
un cambio fijo de la moneda de oro sobre la moneda de plata para evitar las
constantes fluctuaciones de los cambios46. El colón tenía varios años de estar
vigente como moneda nacional, aunque sin ser considerado como la unidad
monetaria de El Salvador. No fue hasta esa fecha que se le dio al colón la
calidad de unidad monetaria, dividida en cien centavos y representado por
0.836 gramos de oro de 900 milésimos de fino, quedando como monedas
auxiliares las de níquel de uno, tres y cinco centavos y las de plata de cinco,
diez y veinte centavos. Ese cambio llevó a requerirle a los bancos la sustitución
de sus billetes plata por billetes representativos de oro, según la unidad
monetaria decretada. De forma transitoria, mientras se llevaba a cabo este
cambio, se permitió que el billete bancario que existía continuara circulando
en la relación de un peso por colón47.

El 11 de septiembre de 1919, la Asamblea Nacional emitió también otro


decreto legislativo mediante el cual estableció la libre circulación con poder
liberatorio del dólar estadounidense, como complemento de la nueva unidad
monetaria llamada colón, con una “base de 0.836 gramos de oro de 900
milésimos de fino, representada por billetes de banco […] en circulación”.
Esto daba al colón el peso y la ley de la moneda de oro de los Estados
Unidos de Norte América, con una equivalencia de un dólar estadounidense
por dos colones. Dada esa relación y la necesidad urgente que se tenía de
incrementar, de manera significativa, la circulación monetaria, se consideró
que ese problema podía superarse a la brevedad con la adopción del dólar
como moneda de libre circulación y con poder liberatorio en El Salvador,
aunque sólo por un tiempo limitado48.

Así fue como se decretó la circulación legal de la moneda acuñada de oro


de los Estados Unidos de Norte América. Los billetes de bancos americanos
46. Diario Oficial, San Salvador, tomo 86,
N° 142 del 24 de junio de 1919,
representativos del dólar pasaron a ser de recepción obligatoria en los bancos
pág. 1113. establecidos en el país, en el pago de créditos y en el negocio de letras de
47. Diario Oficial, San Salvador, tomo 87, N° cambio, disposición que no alteraba el derecho de los bancos a cobrar la
208 del 12 de septiembre de 1919,
pág. 1715. comisión usual por la situación de fondos. Además, las “obligaciones contraídas
48. Diario Oficial, San Salvador, tomo 87, N° en moneda extranjera dentro o fuera de la República” quedaban sujetas a ser
208 del 12 de septiembre de 1919,
solventadas entregando el equivalente en oro americano o en colones al tipo de
pág. 1715.

40
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
cambio vigente en el lugar y la fecha del pago. De ese modo, al cierre del tercer
trimestre de 1919 se estableció la institucionalidad que conformó al nuevo
sistema monetario salvadoreño, con el colón como nueva unidad monetaria
con respaldo en oro y anclado al dólar estadounidense, una moneda extranjera
que pasó a complementar la escasez de circulante que se evidenciaba en esos
momentos y con una estabilidad cambiaria que permitía reducir las pérdidas a
las que había estado expuesto el país por las variaciones del tipo de cambio.

En una evaluación de las primeras dos décadas del siglo XX, una vez superada
la crisis del segundo semestre de 1913, el sistema bancario fortaleció su
solidez financiera sustentado en el régimen especial de inconvertibilidad de
sus billetes y en los requisitos de respaldo en metálico. Así pudo expandir sus
operaciones con dinamismo y jugar un papel cada vez más determinante en
el proceso productivo, y como proveedor de circulante en metálico, factor
facilitador de las transacciones comerciales y de pagos internos y en el exterior.
Aunque los balances confirman esta positiva evolución, las necesidades
de una mayor cantidad de circulante, así como de amplio financiamiento
a la actividad económica, en especial la de carácter monoagroexportador,
llevaron a ese importante sector de la vida productiva y a las autoridades
gubernamentales a señalar a los bancos como origen de tales debilidades. Al
mismo tiempo se ignoró la fuga de capitales, el déficit fiscal que restó recursos
para expandir el crédito al sector privado, la incertidumbre política que
vivía periódicamente el país y la fuerte demanda de productos importados,
cuyo volumen y monto no eran reflejados en toda su magnitud debido al
contrabando y subfacturación existentes.

El 8 de enero de 1920, los tres bancos establecidos en el país renunciaron


formalmente a los beneficios que se habían concedido a las instituciones
financieras por medio de la Ley Moratoria del 11 de agosto de 1914, por
encontrarse en aptitud de restablecer el pago normal de sus billetes en
moneda acuñada de oro estadounidense, con arreglo a las determinaciones
del decreto legislativo del 19 de septiembre de 1919. Cuatro meses más
tarde se estableció de manera permanente la Junta de Vigilancia de Bancos.

El año de 1921 estuvo marcado por las celebraciones del primer centenario
de la Independencia Centroamericana y registró una profunda desaceleración
económica en suelo salvadoreño. El comercio externo reflejó una evidente

41
contracción. Ello tuvo un fuerte impacto en la economía interna de El Salvador.
En ese contexto, la necesidad de contar con otro banco de emisión que pudiera
contribuir a resolver la creciente e insatisfecha demanda de circulante, tuvo una
respuesta en el Proyecto de Banco de Emisión en la República de El Salvador,
que fuera presentado a la Asamblea Legislativa el 16 de junio de 1921 por
René Keilhauer49 un contratista que luego sería comisionado para encargarse
de las obras de saneamiento y pavimentación de la ciudad de San Salvador
(1923-1927). El proyecto del Banco de Emisión proponía establecer, con capital
nacional, extranjero o mixto, un banco que se denominaría Banco Central,
que se podía dedicar “a todos los negocios reconocidos como de banco, en
general”, aunque dejaba establecido con claridad, que su principal empeño era
dedicarse “a cooperar y facilitar el desarrollo de la agricultura, de la industria y
del comercio”50. La Comisión de Hacienda de la Asamblea Nacional Legislativa
estudió la propuesta del empresario Keilhauer y recomendó que se aprobara
en lo general y se revisara artículo por artículo para tomar la decisión final. Así
fue como el 24 de junio de 1921, la Asamblea Legislativa emitió un decreto
aprobando “en todas sus partes el proyecto de [ese nuevo] banco de emisión”
denominado Banco Central51, aunque dicha iniciativa no se concretó.

Para entonces, la banca percibía que estaba operando en condiciones de


alta incertidumbre, tanto por los drásticos cambios que había sufrido el
sistema monetario como por los movimientos que se manifestaban para
crear un Banco Central. Sus representantes solicitaron al Poder Ejecutivo
una confirmación legislativa que garantizara la prórroga de sus respectivas
concesiones hasta el 31 de diciembre de 195052. El Poder Ejecutivo y luego
la Asamblea Legislativa reaccionaron de forma favorable ante esa petición de
los bancos Agrícola Comercial, Occidental y Salvadoreño. En consecuencia, el
49. Diario Oficial, San Salvador, tomo 90, 9 de mayo de 1922, la Asamblea aprobó un decreto en el cual declaró “que
N° 143 del 25 de junio de 1921, las respectivas concesiones de los Bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola
pág. 1033.
Comercial, como Bancos de Emisión” caducarían en la fecha solicitada. Además,
50. Diario Oficial, San Salvador, tomo 90,
N° 143 del 25 de junio de 1921, reiteró que durante la vigencia de las concesiones estas instituciones gozarían
pág. 1033. “de los mismos derechos y privilegios […] otorgados o [que] en lo sucesivo
51. Diario Oficial, San Salvador, tomo 90,
N° 143 del 25 de junio de 1921,
se [otorgaran] a otros […] bancos de emisión”53.
págs. 1034.
52. Diario Oficial, San Salvador, tomo 92,
N° 102 del 9 de mayo de 1922, pág. 753.
53. Diario Oficial, San Salvador, tomo 92,
N° 102 del 9 de mayo de 1922, pág. 753.

42
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CAPÍTULO 1

Durante varios siglos, en la Alcaldía Mayor de Sonsonate (hoy departamentos de Ahuachapán


y Sonsonate), una grieta en el suelo había presentado fumarolas que, a partir de 1770,
dieron paso a dos siglos de erupciones constantes que formaron el cono volcánico del Izalco,
llamado Faro del Pacífico, que fue objeto de diversas representaciones en mapas, dibujos,
acuarelas, billetes de banco, sellos postales e ilustraciones de periódicos y revistas, como este
grabado metálico usado como portada de la revista Recreation Supplement to the
Gentleman’s Journal (Londres, no. 4, 1 de febrero de 1870), para el público masculino de
alta sociedad. Imagen proporcionada por el coleccionista salvadoreño Ing. Carlos Quintanilla.

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Los bancos de emisión privada

Desde 1846 hasta 1882, una serie de leyes incentivó el incremento


del cultivo y exportación de café en El Salvador. Para poder comprar
tierras, sembrar y cosechar, cada potencial caficultor necesitaba
importantes sumas de dinero, las cuales no se encontraban disponibles
en un país sometido a vaivenes sociopolíticos y a diversos efectos de
la naturaleza tropical.

Hacían falta créditos y moneda circulante, por eso en el último cuarto


del siglo XIX se procedió a la organización de los primeros bancos
privados, regulados en su capacidad de emitir billetes por medio de
leyes que los obligaban a suministrar balances periódicos al gobierno
de la república. Todo esto se hizo para evitar quiebras que minaran
la confianza del público ante los billetes emitidos por este incipiente
conjunto bancario. Pese a todos los esfuerzos hechos y a la bonanza
que produjo el café por cerca de 35 años, no hubo estabilidad en la
moneda salvadoreña, ya que hizo falta una organización centralizada
que regulara el crédito, el volumen del circulante (respaldados en oro
y plata por cada banco) y que sostuviera el tipo de cambio del peso/
colón ante las monedas internacionales.

Las siguientes páginas narran esa parte de la historia bancaria nacional.

45
Banco Internacional
del Salvador
(1880-1898)

Primer Palacio Nacional, grabado en Gracias al ambiente creado por el decreto constituyente del 23 de febrero de
metal hecho en 1873 por el francés 1880, el Ministro de Hacienda Pedro Meléndez, en representación del Poder
Deroy, digitalizado y proporcionado para Ejecutivo, y el señor José Francisco Medina -representante de un conglomerado
esta publicación por el coleccionista
internacional de socios accionistas54, “que se arriesgaron con recelo a la empresa,
salvadoreño Ing. Carlos Quintanilla.
debido a que estaban acostumbrados a dar préstamos a corto plazo, alto tipo
de interés y haciendo renunciar al acreedor del derecho de vida y hacienda”55-
firmaron el 5 de abril de 1880 un contrato que autorizaba la creación del Banco
54. Entre los que se encontraba su propio
Internacional del Salvador. Mediante ese acto legal56, se le dio vida institucional al
padre, Crisanto Medina, de quien ya
se han ofrecido datos biográficos en la primer banco formal de El Salvador, cuyo establecimiento se constituyó en un
parte introductoria de esta obra. gran acontecimiento nacional y fue destacado en el Diario Oficial:
55. González Sol, Rafael. Nuestros bancos
de antaño, La Prensa Gráfica, San
Salvador, año XXVIII, N° 10156 del 3 “El día de ayer, viernes 20 de agosto del año corriente, se ha instalado el
de octubre de 1942, pág. 5.
Banco Internacional del Salvador, conforme a concesión hecha por el
56. Diario Oficial, San Salvador, tomo 9,
N° 207 del 5 de septiembre de 1880, Gobierno de la República”57. Era regido por una junta de inversionistas y otra
págs. 741-742. de directores (cuyos miembros propietarios eran el oftalmólogo y caficultor
57. Diario Oficial, San Salvador, tomo 9,
N° 194 del 21 de agosto de 1880, pág.
Dr. Manuel Gallardo, Manuel Bustamante y el empresario francés Auguste
691. Esta publicación revela que la fecha Buineau, y como suplentes figuraban L. Goens y A. J. Soundy); una comisión
exacta de inicio de operaciones del Banco
de vigilancia (compuesta por los comisarios propietarios R. Duke, el médico
tuvo lugar el 20 de agosto y no el 21, como
lo reporta, de manera errada, el mismo cirujano Dr. Tomás García Palomo, y los suplentes Eugenio Aguilar H. y Rafael
diario gubernamental, en su edición del 27 Guirola Duke), directores ejecutivos (Encarnación Mejía y Nicolás Angulo),
de agosto de ese mismo año. Cfr. Diario
un gerente interino (Arnoldo Sutter, quien luego fue reemplazado por el
Oficial, San Salvador, tomo 9, N° 199 del
27 de agosto de 1880, págs. 709-710. gerente propietario, W. E. Coldwell) y un cajero (Daniel Domínguez) para

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su sede central en San Salvador, aunque abrió agencias en otras localidades
del país, como Santa Ana (gerenciada por J. W. Paine), Sonsonate (que contó
con Rafael Montis como director y con L. Posse como gerente) y San Miguel
(dirigida por M. Calvo y gerenciada por V. G. Durán)58.

El soporte intelectual y financiero de esa primera institución bancaria formal


de El Salvador, fue proporcionado por la familia Medina, nicaragüenses de
origen argentino, quienes ya poseían experiencia previa en el desarrollo de
actividades financieras en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala, a la vez que
mantenían fuertes vínculos con Estados Unidos e Inglaterra, donde mantenían
abiertas sucursales de sus diferentes negocios bancarios y de exportación.
Es claro que quienes inauguraron la banca en El Salvador no eran personas
carentes de experiencia en el ramo, eran verdaderos profesionales con
profundas relaciones en el ámbito internacional, lo cual permitía prever un
adecuado funcionamiento de sus operaciones iniciadas en el local de la
calle de Colón, situado al lado de la residencia de Manuel Ruperto Trigueros
(vinculado con Yanuario Blanco, quien en 1835 fundara la Casa Bancaria en el
centro de San Salvador), al occidente del Palacio Municipal59.

Debido a las posibilidades que representaba para otorgar grandes créditos


para la naciente agricultura cafetalera y para las operaciones mismas
del aparato gubernamental, el gobierno salvadoreño le otorgó grandes
concesiones al Banco Internacional, como una forma directa de estimular sus
actividades y lograr resultados al más corto plazo. Una de las principales fue
la exención de impuestos para importar sus enseres de trabajo, el uso de
los ferrocarriles y telégrafos nacionales y la importación o exportación de
metales valiosos, en forma de lingotes o de monedas acuñadas. Además, se
le garantizó que sería apoyado en caso de guerra (por saqueos posibles de
las fuerzas enemigas o por la potencial destrucción de su sede principal o de
alguna de sus sucursales), y a sus socios, directivos y empleados, que no tenían
que cumplir con el reclutamiento y servicio militar obligatorios, así como en
la elección de jurados para el sistema legal vigente.
58. González Sol. Rafael. Nuestros bancos
Muchas de las disposiciones para la emisión de billetes por las entidades de antaño, art. cit.
59. Herodier, Gustavo. San Salvador, el
bancarias que, como el Banco Internacional, se estarían estableciendo de
esplendor de una ciudad 1880-1930,
manera progresiva en El Salvador en los siguientes años, fueron discutidas y San Salvador-Miami, Fundación “María
aprobadas en el primer Palacio Nacional, enfrente del parque Central (luego Escalón de Núñez”-Aseguradora Suiza
Salvadoreña, 1999.
parque Bolívar, plaza Cívica y hoy plaza Barrios), que fue inaugurado en 1866 y

47
se incendió, por mano criminal, en la noche del 19 de noviembre de 1889. Ese
edificio fue uno de los campos de trabajo y acción de los socios y directivos
del Banco Internacional, quienes debían realizar constantes visitas para ejercer
cabildeos con los representantes de los Poderes del Estado, en momentos en
que El Salvador aún poseía un sistema legislativo bicameral.

El acceso a los servicios del Banco Internacional era limitado y no estaba a


disposición de toda la ciudadanía. Así, los depósitos y créditos al igual que la
emisión y compraventa de otros títulos, valores y letras, tenían circulación
limitada a los comerciantes y agricultores dedicados a la exportación, quienes
eran los que más requerían de ese tipo de instrumentos para sus operaciones
de créditos a largo plazo o para sus transacciones internacionales.

De manera explícita, el Banco Internacional obtuvo la exclusividad de la


emisión de billetes por los siguientes 25 años, por una cuantía igual a dos
Uno de los anuncios del Banco
veces su capital suscrito. Esos billetes debían ser pagaderos al portador a la
Internacional del Salvador, difundido
vista, por lo que al banco se le exigió mantener un respaldo metálico en las
por el diario La República (San
Salvador, año IV, no. 8, viernes 9
cajas, sucursales y agencias, en una proporción mínima del 40 por ciento del
de enero de 1885, pág. 3). Imagen total de billetes que pusiera en circulación, y que retirara de circulación las
digitalizada en PDF, proporcionada por monedas de oro y plata que tuvieran orígenes coloniales, republicanos o que
el Instituto de Historia de Nicaragua procedieran de otros países contemporáneos.
y Centroamérica (IHNCA) de la
Universidad Centroamericana (UCA, En esos años, las concesiones para el establecimiento de un banco se otorgaban
Managua, Nicaragua).
por medio de contratos o acuerdos del ministro de Hacienda o del ministro
de Fomento o por decreto del Poder Legislativo. La primera institución
comercial privada a la que el Estado le otorgó la condición de monopolio
de la emisión de moneda, fue el Banco Internacional del Salvador. Con la
fundación posterior de otros bancos privados, esta condición desapareció, ya
que también tuvieron la facultad de emitir moneda de circulación nacional60.

Las primeras emisiones de billetes de un peso del Banco Internacional del


Salvador fueron hechas el 1 de diciembre de 1881 y el 1 de junio de 1882.
Entre 1890 y 1895, esa serie fue complementada con emisiones de otros
60. El Banco Internacional de Guatemala,
valores, como los de 5, 10, 25, 100 y 500 pesos (emitidos en 1890-1891 y
fundado el 3 de septiembre de 1877, 1895, al igual que sus pares de 100 pesos).
continúa funcionando en ese vecino
país y también es el decano de la
banca guatemalteca. Pese a su utilidad, la exclusividad de las emisiones privadas de billetes pronto
se vio rechazada por el público, porque, a juicio de algunos conocedores,

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representó un mal contra la economía nacional y
sólo fue “en beneficio de unos pocos capitalistas.
Ellos eran quienes aprovechaban esa protección
económica del Estado, en detrimento de las
actividades económicas del país. Los señores
banqueros, que contaban con un capital de dos
millones de pesos en metálico, podían emitir cinco
millones de pesos en papel para sus negocios; es
decir, podían comprar y adquirir los productos
o energías de todos los salvadoreños, con tres
millones de pesos que no existían. En esa forma legal, pero injusta y atentatoria, Una versión detallada del escudo de

adquirían las cosechas o actividades agrícolas, cuyos productos comprados con armas de la República de El Salvador
(1865-1912), con la bandera de guerra
ese dinero irreal, se transformaban, al exportarlos, en dinero real y efectivo. No
(derecha) y la mercante (izquierda).
contentos con la especulación en contra de los agricultores, vendían los giros
Imagen retomada del mapa del país
recibidos de los comerciantes a un precio superior, acción que llegó a constituir en gran formato, publicado en 1905
lo que actualmente se conoce como usura”61. en Londres (Inglaterra) por el científico
salvadoreño Dr. Santiago Ignacio
Fuera de los barullos producidos por la llegada del papel moneda, es de justicia Barberena. Para la reproducción digital
señalar que la fundación del Banco Internacional significó una innovación en el se usó el ejemplar disponible en la

campo financiero y tuvo alto impacto económico y social: “Y no podía menos Sección de Geografía y Mapas de la
Biblioteca del Congreso (Washington D.
que suceder así, estando en la conciencia de todos que como institución
C., Estados Unidos de Norte América).
económica tiene que prestar importantes servicios al país y producir resultados
provechosos a la sociedad en general […]. La aceptación que ha alcanzado el
Banco Internacional del Salvador es una prueba incontestable de la necesidad
que había de él, y de la conveniencia que reportará a las clases sociales, porque
a todos ayuda con condiciones admisibles […]. Si hay facilidad de adquirir
dinero sin grandes dificultades ni sacrificios, el deudor puede desahogadamente
cumplir sus compromisos […]. Por eso, en los países donde hay establecimientos
bancarios, y otros de índole análoga, es mayor el número de comerciantes, de
agricultores, de propietarios, y mayor también la riqueza particular”62.

En efecto, en la sesión de la Cámara de Diputados del 25 de enero de 1881,


se puso en discusión la aprobación de la contrata del Banco Internacional. 61. González Sol, Nuestros bancos de
Después de un largo debate, fue aprobada su parte resolutiva, según la cual antaño, art. cit.
62. Diario Oficial, San Salvador, tomo
se no se podía anunciar sino cuando el Ministerio del ramo diera cuenta, en 9, N° 199 del 27 de agosto de 1880,
asamblea general del Poder Legislativo bicameral, de la contrata antedicha63. págs. 709-710.
63 Diario Oficial, San Salvador, tomo10,
Esto llevó al ministro de Hacienda, Pedro Meléndez, a plantear una defensa de la
N° 29 del 3 de febrero de 1881, pág. 113.
decisión tomada: “La emisión de billetes al portador [moneda fiduciaria] era una

49
S152. Anverso y reverso del billete de 5 pesos del Banco Internacional,
puesto en circulación el 1 de febrero de 1898. Fue diseñado, grabado en
metal e impreso por la casa londinense Waterlow & Sons, cuyo nombre y
datos en lengua castellana figuran en la parte central baja de ambos lados del
billete. En el anverso se destacan las firmas de los señores Encarnación Mejía
y W. E. Coldwell, altos funcionarios del banco desde el año de su fundación.

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El billete presenta en su cara
frontal una alegoría femenina de la
agricultura y la abundancia de los
frutos de la tierra, de inspiración
grecorromana, al punto que bien
puede ser identificada con la diosa
Ceres. La figura sostiene el escudo
salvadoreño vigente entre el 28 de
abril de 1865 y el 15 de septiembre
de 1912. Aparece sentada ante
una escena volcánica, en la que al
lado derecho se destaca el paso de
una locomotora que tira de varios
carros de ferrocarril, en alusión
al ramal ferroviario que, en 1882,
una compañía inglesa puso en
Entre las medidas de seguridad usadas
funcionamiento entre el puerto de
se encuentran diversas formas de
Acajutla y la ciudad de Sonsonate.
guilloché o guilloche, una técnica
decorativa de grabado en la que un
Para el diseño de ese escudo
patrón de diseño repetitivo y complejo
de armas se tomó como modelo
se estampaba en los billetes, para hacer
el de la República Federal
más difícil su reproducción si no se
Centroamericana (1823-1841),
contaba con el cliché o plancha metálica
sólo que en lugar de los cinco
original. Además de ese recurso, el
volcanes que representaban a
billete presenta la denominación en
los cinco Estados dentro de la
letras CINCO en castellano e inglés,
Federación, se dejó solo uno, que
ubicada en los extremos dentro de
imitaba al Izalco en erupción, con
cartuchos de color verde.
las estrellas en semicírculo en su
parte superior. En ambos lados
del escudo fueron colocadas dos
versiones del nuevo pabellón:
al lado izquierdo, la bandera
mercante y al lado derecho la
enseña destinada a la guerra.
También fueron incorporados
el gorro frigio de la libertad, dos
cuernos de la abundancia, la fecha
15 de septiembre de 1821 escrita
entre rayos luminosos y una franja
circular en la que se leía “República
del Salvador en la América El reverso del billete de cinco pesos del Banco Internacional del Salvador
Central”, nombre oficial del país exhibe un homenaje a su fundador, el nicaragüense José Francisco Medina,
desde1841 hasta 1915. señala que su fundación (1880) se dio cuando era presidente de El Salvador
el médico Dr. Rafael Zaldívar y presenta las banderas de 6 territorios en los
que el banco y la familia Medina tenían intereses económicos y diplomáticos
(El Salvador, Inglaterra, España, Guatemala, Estados Unidos y Nicaragua).

51
operación equivalente a la acuñación de moneda metálica, cuyo derecho de ponerla
en circulación sólo correspondía al Soberano64. La emisión jamás podía considerarse
como parte integrante de la industria particular garantizada por la Constitución”.
Esto se debía a que el artículo pertinente de la Constitución vigente expresaba:
“Toda industria es libre en la República, estancándole únicamente en provecho de
ella y para administrarse exclusivamente por el Ejecutivo, el aguardiente, el salitre y
la pólvora”65. Por tanto, argumentó que la prerrogativa otorgada al señor Medina no
impedía el derecho que los particulares podían tener, según el crédito que el público
les otorgue, para poner a circular esa clase de valores.

Este planteamiento tenía un sólido respaldo sustentado en las costumbres


comerciales y financieras de la época, ya que algunos establecimientos
trabajaban con vales (ahora denominados quedan), que eran aceptados con
regularidad, a excepción del gobierno. Sobre esto último, expresaba el
ministro Meléndez que “una cosa es dirigirse al Crédito de la Nación y otra
es hacer uso del particular de cada individuo; pues, otorgar esas mismas
franquicias a todos los Bancos particulares, sería destruir el crédito nacional,
volver las propiedades en papel-moneda inconvertible y ocasionar la ruina
del comercio, como sucedió en Chile”. Por tanto, explicaba, el objetivo del
gobierno era centralizar la emisión en un solo Instituto de Crédito, como la
tendencia que se venía notando en la legislación de los países europeos66.
De este modo, la concesión exclusiva de emisión otorgada al Banco
Internacional, no se veía contraria a la posibilidad del Estado de dar concesiones
a otras personas para organizar bancos privados con características específicas
o de servicios sectoriales de tipo agrícola, hipotecario o comercial.

El Banco Internacional del Salvador fue adquirido el 11 de mayo de 1898 por


el Banco Salvadoreño, que fue el decano de los bancos de El Salvador hasta
su conversión, en 2007, en parte del conglomerado financiero internacional
HSBC Holdings, nombre derivado del Hong Kong and Shanghai Banking
64. Entendido como el Estado y su facultad
soberana de tal decisión. Corporation, fundado en 1865 por el escocés Thomas Sutherland para
65. Derechos, deberes y garantías de los financiar el comercio en Extremo Oriente. Luego de abandonar su sede en esa
salvadoreños, artículo 43, título III,
Constitución de la República del
ciudad ahora perteneciente a la República Popular China, desde 1991 tiene su
Salvador, 9 de noviembre de 1872. sede central en la Torre HSBC en Canary Wharf (Londres, Inglaterra), desde
66. Se cita al ministro Pedro Meléndez en
donde administra operaciones en banca personal, comercial, corporativa y de
Menéndez Castro, Carlos. Memoria de
Hacienda correspondiente a 1934, inversión y en el negocio asegurador, con más de diez mil oficinas en 82 países
Diario Oficial, San Salvador, tomo y territorios. En el año 2012, el Banco Salvadoreño-HSBC fue adquirido por
118, N° 47 del 26 de febrero de 1935,
págs. 141-142.
el la entidad financiera colombiana Davivienda, que también compró el resto
de representaciones del HSBC en otros países centroamericanos.

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Banco Particular
del Salvador
(1885-1891)

El 5 de enero de 1885, un acuerdo ejecutivo autorizó la contrata firmada


por Adán Mora, ministro de Fomento del Gobierno de El Salvador, con José
Mauricio Duke (nacido como Joseph Maurice Duke en Kingston, (isla de 67. El surgimiento de la banca en El Salvador
Jamaica, en 1842. Súbdito del Reino Unido, llegó a El Salvador a temprana también coincide con las primeras
incursiones por establecer el ferrocarril en el
edad, procedente de los Estados Unidos de América. Contrajo matrimonio
país (1882), actividades en las que Camacho
con Luz Carazo y falleció en 1922) y Francisco Camacho67, con lo que se le dio estuvo involucrado, en especial en el
vida legal al Banco Particular del Salvador68, la segunda institución financiera establecimiento de los tramos ferrocarrileros
de Acajutla-Sonsonate y Sonsonate-Santa
creada dentro del territorio nacional. La fundación de este banco se originó Ana, pues por entonces se consideraba que
dentro de un período de inestabilidad política y condiciones económicas que esa introducción de tecnología constituía
una visión modernizadora clave para el
comenzaban a empañarse, ya que El Salvador entró en diversos conflictos
progreso y desarrollo del país.
armados -como la guerra con Guatemala en abril y la consecuente revolución 68. Diario Oficial, San Salvador, tomo 18, N° 12
del general Francisco Menéndez, lo que debilitó las finanzas públicas y frenó del 14 de marzo de 1885, págs. 45-46.
69. De forma específica, el sitio era donde
el progreso económico. antes estuviera la residencia de la familia
colombiana Álvarez Lalinde, en la calle
La contrata del Banco Particular del Salvador fue estructurada de una forma de Morazán, frente al parque homónimo
(que fue inaugurado en 1882 sobre los
similar a la que se había empleado para el Banco Internacional del Salvador cimientos de lo que fue la casa original de
y se le dio una concesión por 25 años. Su capital se fijó en cuatrocientos mil la Compañía de Jesús, hasta la expulsión de
sus integrantes jesuitas, en junio de 1872).
pesos y tan pronto los socios lo constituyeran estarían en condiciones de
70. Artículos 2º y 20º del contrato del contrato
iniciar sus operaciones. Su domicilio se fijó en la ciudad de San Salvador69, de fundación suscrito entre el Supremo
aunque se le dio la facultad de poderse trasladar a cualquier lugar de la Gobierno y los señores José Mauricio Duke
y Francisco Camacho, Diario Oficial, San
República, establecer sucursales o fusionarse con cualquier otra institución Salvador, tomo 18, N° 12 del 14 de marzo
bancaria dentro o fuera del territorio nacional70. de 1885, julio de 1886, pág. 46-47.

53
Con mucha sobriedad en SIN NÚMERO DE REGISTRO EN EL CATÁLOGO
el uso del diseño y de los INTERNACIONAL DE BILLETES. Anverso del espécimen,
colores aplicados (negro, prueba o prototipo del billete de cinco pesos que nunca llegó a
salón y verde tenue), la
emitir el Banco Particular del Salvador. Sus dimensiones son de
figura alegórica femenina
es de origen grecorromano 20 por 20 cms. El grabado fue realizado por la casa londinense
y porta una hoz en una de Waterlow & Sons, cuya identificación en lengua castellana
sus manos y unas flores en aparece al calce del documento. Los mecanismos de seguridad
la otra, lo que se une a la
evidenciados son marcas de agua y un grillote en la zona donde
escena del arado de bueyes
y a los dos panales de abejas se colocó la denominación del billete en versión numérica.
para dar la imagen de que
el progreso estaba asociado
a la mera productividad
de la tierra y a la venta
nacional e internacional de
sus productos. Los dos anacronismos evidentes en este espécimen
del Banco Particular del Salvador son la palabra
JERENTE (sic: gerente) y el escudo nacional vigente
entre 1865 y 1912, el cual solo presenta nueve
estrellas como en su primera versión, cuando en
la realidad ya para la década de 1890 estaban bien
definidos los 14 departamentos en los que se divide
de manera administrativa la República de El Salvador.

54
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El Banco Particular quedó autorizado para “descontar, fijar, hacer adelantos,
llevar cuentas corrientes y en las demás operaciones usuales de Banco”.
Además, se le otorgaron exenciones tributarias similares a las establecidas
en otras contratas y se le dejó abierta la posibilidad de efectuar operaciones
con el gobierno, determinándose de antemano la tasa de interés que aplicaría
a los créditos, al dictarse que “podrá efectuar con el Supremo Gobierno,
las operaciones que juzgue convenientes, no pudiendo pasar los adelantos
que haga al gobierno de la cuarta parte de su capital suscrito […] no podrá
cobrar más del uno por ciento mensual por vía de intereses”71.
Así difundió el diario La República (San
Cuando el gobierno salvadoreño le otorgó al Banco Particular la posibilidad Salvador, año IV, no. 13, jueves 13 de enero
de emitir billetes que fueran pagaderos al portador, lo obligó a mantener de 1885, pág. 2) la noticia de la publicación
dentro de sus arcas un respaldo en metálico no menor al 40 por ciento de del contrato para la fundación del Banco
Particular del Salvador. Imagen en PDF,
la emisión que fuera puesta en circulación. Esa medida era idéntica a la que
proporcionada por el Instituto de Historia
se le impuso en su momento al Banco Internacional y constituía una garantía
de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA)
mínima de devolución del dinero depositado por los clientes de las entidades
de la Universidad Centroamericana (UCA,
financieras, dado que entre el público rondaba el rumor constante de quiebras
Managua, Nicaragua).
y bancarrotas que podían poner en riesgo sus inversiones y depósitos.

Pese a esas facilidades, el gobierno salvadoreño debía superar un obstáculo


que él mismo se había impuesto, al haberle otorgado al Banco Internacional
el monopolio para la emisión en el territorio nacional desde 1880 hasta
1905. Para dirimir ese punto espinoso, las autoridades dispusieron que en una
de las partes del artículo 12º de la contrata del Banco Particular, se dejara
establecido que era el Banco Particular la entidad que debía obtener permiso
con el otro banco para que sus billetes fueran admitidos a la par, ante los
usuarios y en las oficinas públicas para el pago de las tributaciones. De esa
manera se dio por finalizado el monopolio privado de la emisión de billetes y
se inició un período de desconcentración de la misma facultad72.

Desde sus inicios, el Banco Particular concentró sus actividades en las principales
71. Artículos 2º y 22º del contrato de
ciudades de El Salvador, en especial en aquellas en las que había mayor actividad fundación suscrito entre el Supremo
en el agro y las exportaciones (café, azúcar y otros productos), así como una Gobierno y los señores José Mauricio
Duke y Francisco Camacho, Diario
incipiente actividad semi-industrial, en especial la desplegada en los ingenios
Oficial, San Salvador, tomo 18, N° 12
azucareros y en los beneficios cafeteros. Por tanto, la actividad financiera estuvo del 14 de marzo de 1885, págs. 46-47.
puesta al servicio de la creación de oportunidades de inversión agropecuaria y 72. Artículo 12º del contrato de fundación
suscrito entre el Supremo Gobierno y los
a la compra de insumos y tecnologías para mejorar la producción.
señores José Mauricio Duke y Francisco
Camacho, Diario Oficial, San Salvador,
Luego de seis años de funcionamiento, el 12 de diciembre de 1891, el Banco tomo 18, N° 12 del 14 de marzo de
1885, julio de 1886, pág. 46.
Particular del Salvador cambió su razón social a la de Banco Salvadoreño.

55
Banco Occidental
(1889-1934)

Grabado en metal del aspecto original


del Palacio Municipal de la ciudad
de Santa Ana, a finales del siglo XIX.
En pequeño formato y junto con tres
vistas más de edificios públicos de
San Salvador, apareció publicado en Desde 1889, las exportaciones de café de El Salvador le permitirían gozar de
la parte inferior izquierda del mapa una adecuada estabilidad económica. Eso motivó al inversionista judío francés
de El Salvador publicado en Londres,
León Dreyfus y al médico y caficultor colombiano Dr. Emilio Álvarez Lalinde,
en 1905, por el científico Dr. Santiago
ambos residentes en París, a decidirse a aportar la mayor parte del capital
Ignacio Barberena. La reproducción de
esta imagen fue posible a partir de una
necesario para fundar una nueva institución bancaria en El Salvador.
de las copias de ese trabajo cartográfico Así, el 14 de noviembre de ese mismo año, fue fundado el Banco Occidental.
conservada en la División de Geografía El gobierno nacional le dio facultades para establecer sucursales y agencias
y Mapas de la Biblioteca del Congreso donde la junta general de socios y accionistas lo estimara conveniente73.
(Washington D. C., Estados Unidos de
Norte América). El capital mínimo para que pudiera iniciar sus operaciones le fue fijado
por el gobierno en medio millón de pesos. Ese monto fue obtenido entre
inversionistas nacionales y extranjeros, quienes en poco menos de un año
73. Diario Oficial, San Salvador, tomo 27,
ya habían logrado emitir acciones de 1000 y 1500 pesos, hasta suscribir un
N° 270 del 19 de noviembre de 1889, capital global de 1.5 millones.
pág. 1331.

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Acción no. 596 del Banco Occidental de El Salvador, fechada en 1890 y tal vez
empleada (como lo revela el puntado metálico que reza ”Pagado” en la parte inferior
del documento), aunque no llevaba firma de ninguno de los funcionarios de la entidad.
En este documento bancario y legal se destacan el escudo del país, el nombre de la
institución bancaria y su lugar de apertura, así como dos imágenes alegóricas y la
cantidad en números grandes y pequeños (resellada en rojo, para anotar que el valor
del capital suscrito pasaba de un millón a 1.5 millones de pesos, con lo que la acción
también dejaba de ser de mil pesos y pasaba a ser de 1500 pesos). Como se lee al
calce, estas acciones fueron diseñadas e impresas en el Homer Lee Bank Note, de la
ciudad de Nueva York, una institución privada fundada en la década de 1870 y que se
especializó en la producción de sellos postales, billetes y demás papelería bancaria.
Fue fundada en Nueva York por el artista, grabador e inventor estadounidense
Homer Lee (1856-1923). Desde 1891, esta prestigiosa empresa fue absorbida por
la American Bank Note Company. Es casi seguro que el papel de seguridad de estas
acciones del Banco Occidental fuera hecho en Dalton (Massachussets, Estados
Unidos) por la casa editora Crane & Company.

57
Como ya había ocurrido con las concesiones
otorgadas a los otros bancos, al Banco
Occidental se le autorizó a descontar
documentos de comercio, recibir depósitos,
emitir vales al portador, comprar y vender
Uno de los clientes de la sucursal vales al portador, comprar y vender letras y prestar dinero sobre hipotecas.
santaneca del Banco Occidental fue
Además, se le autorizó a emitir billetes pagaderos a la vista y al portador hasta
el general Tomás Regalado, Presidente
por una doble cantidad a la de su capital suscrito74. Durante su existencia legal,
de la República (1898-1903) y jefe
del ejército salvadoreño hasta su
el Banco Occidental emitió, al menos, tres familias de billetes diferentes, dos
muerte (1906). Abono manuscrito de las cuales forman parte de la colección de Citi y aparecen dentro de las
perteneciente a la colección privada páginas de este libro.
de Jorge de Sojo Figuerola.
El establecimiento del Banco Occidental respondió a la importancia agrícola y
mercantil que había alcanzado la zona occidental del país. Se le consideró un
empuje necesario para el movimiento comercial y una contribución directa
para la formación de la riqueza nacional de entonces, fundada de manera casi
exclusiva en la agricultura. En ese sentido, se buscaba que el Banco Occidental
fuera capaz de proporcionar fondos al gremio de agricultores mediante la
garantía de la propiedad raíz y que pudiera otorgar créditos a intereses y plazos
razonables, pero sin tener que contar con fiadores o garantías de segunda
firma75, como solía ocurrir entre los agiotistas o prestamistas vinculados con
la máxima usura.

La primera sede del Banco Occidental fue en la ciudad de Santa Ana, uno
Papelería contable del Banco de los puntos neurálgicos del creciente cultivo del café, empresa a la que
Occidental, fechada en la capital la familia Alvarez Lalinde aportaría el lavado del grano, como una forma de
salvadoreña en 1922. Documento mejorar su calidad a la hora del secado y tostado.
perteneciente a la colección privada
de Jorge de Sojo Figuerola.
Tras su primera década de funciones, el Banco Occidental creció muchísimo,
por lo que el 18 de julio de 1899 optó por trasladar su sede central a San
Salvador, a la zona sur del parque Central (luego llamado Bolívar y ahora
Barrios o Plaza Cívica).
74. Diario Oficial, San Salvador, tomo 27,
N° 270 del 19 de noviembre de 1889,
pág. 1331. Debido al rápido despegue que tuvo por sus inversiones en fincas y terrenos
75. Memoria de Hacienda, Crédito Público, cafetaleros, el banco llamó la atención de la sociedad estadounidense Bloom
Guerra y Marina. Diario Oficial, San
Salvador, tomo 26, N° 106 del 7 de Brothers, asentada en Nueva York pero representada en El Salvador por el
mayo de 1889, págs. 537-543. tío David Bloom y su sobrino Benjamin. Esa sociedad neoyorquina adquirió

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la totalidad de acciones del banco y decidió apostarle no solo a la inversión
de corte agropecuario, sino en otros rubros, como la importación y venta Grabado en metal del segundo edificio
del Banco Occidental en San Salvador,
de armas desde Estados Unidos. Uno de sus negocios más exitosos fue el de
construido después del terremoto
patrocinar la fundación de la empresa cervecera La Constancia, establecida
volcánico del 7 de junio de 1917.
en la Santa Ana en 1906 por el empresario guatemalteco Rafael Meza Ayau.
La imagen fue usada como parte
Con el paso de los años, ese negocio cervecero lograría posicionar varias del billete de 50 pesos (sic: colones)
marcas de gran importancia comercial, al grado tal que a inicios del siglo emitido en diciembre de ese mismo
XXI forma parte del poderoso conglomerado mundial SabMiller. año. Esa edificación fue demolida en
la década de 1950, para dar paso a
Desde su sede capitalina, los Bloom condujeron sus operaciones al frente de la sede original del Banco Hipotecario,
al sur de la plaza Barrios, en el centro
la mayor institución bancaria de El Salvador. Gracias a sus recursos, Benjamin
histórico de la capital salvadoreña.
Bloom construyó y equipó el Hospital de Niños que ahora ostenta su
nombre (cuyo edificio original es el actual Hospital 1º de Mayo del Instituto
Salvadoreño del Seguro Social), y edificó la cercana colonia Bloom para que
fuera usada por el personal médico.

En 1934, cuando el gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez


decidió fundar el Banco Central de Reserva, el Banco Occidental y el resto
de instituciones financieras privadas que podían emitir billetes, entraron en
una negociación con el gobierno central. Al final, a cada uno de esos bancos
les fue retirada la autorización para la emisión de papel moneda. Así, los
activos y pasivos del Banco Occidental fueron adquiridos por la naciente
institución central.

59
Primeros billetes del Banco Occidental

S175. Prototipo de un ejemplar de la que debió ser la primera serie de emisión de billetes del
Banco Occidental, fechada en la ciudad de Santa Ana en un año indeterminado de la primera
mitad de la década de 1890. Jamás circuló. Con colores amarillo, naranja y negro, fue grabado e
impreso en metal por el American Bank Note Company, de Nueva York, que incluyó sus medidas
de seguridad en el papel, la trama del diseño y el degradado de los colores.
Llama la atención que aunque en el billete se indica que sería suscrito en Santa Ana, en el semicírculo
gris arriba de la denominación monetaria (cinco pesos oro) se señale que esa cantidad sería
pagada al portador en la sucursal bancaria en San Salvador, lo cual podría indicar que al momento
de hacer esta prueba se estaba en el proceso de abrir las nuevas oficinas en la capital.
Aparte de la figura mitológica de un querubín y de la alegoría de la Justicia (lado izquierdo del
billete, arriba y al centro), lo que se destaca más en el conjunto es el hermoso dibujo y grabado
metálico de las partes norte y oeste de la Casa Blanca o Palacio del Poder Ejecutivo (visto desde
el extremo oriental del parque Dueñas, ahora plaza Libertad), inaugurado en 1868 como Colegio
Militar de El Salvador. Desde la década de 1870 hasta 1911 fue empleado como despacho y
residencia de la Presidencia de la República. Terminó sus días en un incendio, en 1918, cuando era
sede de los Correos Nacionales. El dibujo y grabado fueron hechos antes de 1893, ya que la torre
del edificio no presenta el reloj de cuatro caras que le fue instalado en ese año, importado por
el comerciante francés Auguste Bouineau, residente durante décadas en la capital salvadoreña.

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S171 Este billete de un peso, fue emitido el 30 de septiembre de 1899, en la
ciudad de San Salvador, la segunda ciudad sede del Banco Occidental. La colección
de Citi conserva tanto el espécimen como un billete que fue usado con profusión,
como lo revela el desgaste en el papel de seguridad y en el que se aprecian las
firmas de los funcionarios del banco en ese año.
El billete fue dibujado, grabado en metal e impreso por la casa estadounidense
American Bank Note Company, de Nueva York. En su conjunto se destacan las
líneas del diseño, el nombre del banco y del país (escrito República del Salvador,
como era la usanza nacional e internacional en esos momentos), así como sendos
rostros de mujer (quizá alegorías mitológicas grecorromanas, adornadas en sus
cabelleras con laureles y rosas), uno de ellos de frente y el otro de perfil, encerrados
dentro de sendos círculos y al que acompaña un querubín sentado y pudoroso.

61
Espécimen S171.

La empresa American Bank Note Company fue fundada en 1795 bajo la denominación
comercial de Murray, Draper, Fairham & Company, con la participación de Robert Scott,
quien fuera el primer grabador oficial de los Estados Unidos de Norteamérica. Desde sus
inicios, fue una casa diseñadora, grabadora e impresora para todo tipo de trabajos dentro
de Estados Unidos que requirieran ser plasmados en papeles de seguridad, como billetes,
bonos, certificados, pasaportes y sellos postales. Fortalecida tras el pánico financiero de
1857, en 1862 comenzó su proceso de internacionalización de servicios, en especial
al ofrecer los novedosos cheques de viajero (1891, mismo año en que se fusionó con
el Homer Lee Bank Note Co.). Para el año 1900, sus clientes procedían de 48 países
del mundo, uno de los cuales era el salvadoreño Banco Occidental. En la actualidad, la
American Bank Note Company sigue existiendo y forma parte del conglomerado de
empresas agrupadas en American Banknote Corporation y ABnote Group.
En diciembre de 1910, noviembre de 1912, noviembre de 1914 y mayo de 1917 se
hicieron reimpresiones de ese billete de un peso (aunque la denominación monetaria
nacional era el colón desde octubre de 1892). Así fue emitido el billete catalogado
internacionalmente como S172, con un tamaño ligeramente ampliado, pero con iguales
características técnicas que las de la impresión original. Un ejemplar de esa nueva versión
puede verse dentro de este mismo libro, como parte de la tercera familia de billetes de
esa casa bancaria salvadoreña.

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Segunda emisión del Banco Occidental

Billete S173.

En junio y octubre de 1913, julio de 1916 y junio de 1918, la empresa estadounidense New
York Bank Note Company diseñó, grabó en metal e imprimió el billete de dos pesos catalogado
internacionalmente como S174, seguido en mayo de 1914 por una única emisión del billete
S173, con denominación de un peso. Fueron impresos en tinta negra, con combinación de
color naranja y azul en el caso del de un peso y azul y café en el de dos pesos.
En ambos billetes –conocidos en El Salvador de inicios del siglo XX como “billetes del charro”,
por la figura masculina que aparece a caballo- destacan las firmas del poeta y exvicepresidente
de la república Calixto Velado (Izalco, 1855-San Salvador, 1927) y Benjamin Bloom (nacido en
Healdbury, California, el 27 de septiembre de 1873, llegó a Santa Ana, El Salvador, en 1890, al lado
de su tío David Bloom, con quien le dio impulso al proyecto del Banco Occidental. Casado con
Aline Debow, edificaron una lujosa mansión sobre la avenida España, ahora en estado de abandono,
no tuvieron hijos. Con parte de su fortuna, en 1928 le donó al país el Hospital de Niños que
ahora lleva su nombre. Falleció en San Salvador, el último día de 1951). En los reversos de ambos
billetes se destaca la trama del diseño de seguridad, así como el rostro de una mujer mitológica
con una estrella en la frente, quizá inspirada en una Niké o Victoria de la antigüedad griega. Llama
la atención que el nombre del país apareciera ya escrito como República de El Salvador, pues la
ley correspondiente a esa denominación oficial no entró en vigencia sino hasta en 1915.

63
Billete S174.

En sus anversos, los dos billetes presentan una escena errónea en varios sentidos. Lo que se
aprecia al fondo es el Cerro de La Silla (llamado así porque parece una silla de montar), que es
una montaña de 1820 metros de altura sobre el nivel del mar, que forma parte del sistema de
estribaciones de la Sierra Madre Oriental y se ubica administrativamente dentro del municipio
de Guadalupe, en el estado mexicano de Nuevo León. Para la ciudad de Monterrey, capital del
estado neoleonés, esa elevación es un ícono cultural de esa urbe.

Dentro de la misma escena idealizada en el grabado se destaca el edificio de lo que desde


1787 fue el palacio de descanso de Rafael José Verger y Suau (Mallorca, 1722-Monterrey,
1790), Obispo de Linares, quien trasladó la sede eclesiástica de Linares a Monterrey. Por esa
razón, a esa elevación se le conoce como Cerro del Obispado. A partir del 20 de septiembre
de 1956, ese único vestigio arquitectónico de la colonia española en la ciudad regiomontana,
es sede del Museo Regional de Historia en el palacio del Obispado. La ubicación real de esa
edificación dista mucho de ser la que se presenta en el grabado.

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Un tercer error es la de la presencia de un hombre que porta un sombrero de
charro sobre su cabeza y monta a caballo. Los charros (“jinetes” o “conductores
de animales”, por sus etimologías morisca y euskera) son más típicos de la zona
este de México, en la zona de Jalisco, aunque a inicios del siglo XX se popularizaron
mucho en diversos puntos de la geografía mexicana gracias a la figuras icónicas de
Emiliano Zapata y Pancho Villa durante la Revolución Mexicana, al igual que por los
conjuntos de mariachis.

Desde todo punto de vista, la idealización del grabado no corresponde a alguna


escena vinculada con el territorio salvadoreño. Es probable que la casa emisora
haya cometido el error y haya impreso los billetes, que fueron aceptados y puestos
en circulación por el Banco Occidental sin ningún reparo, como lo evidencian las
sucesivas emisiones hechas, en especial las del billete de dos pesos.

Los dos billetes no pertenecen a la colección de Citi, por lo que para ser incluidos
en este libro fueron proporcionados en versiones digitales de los originales
conservados en la colección “Nuestro El Salvador de Antaño” del empresario
salvadoreño Jorge de Sojo Figuerola.

65
Tercera emisión del Banco Occidental

El espécimen S172, de un peso, es una mera reimpresión (con


ligera modificación en el tamaño) de uno de la primera familia
del banco, cuya descripción fue hecha en la página 61.

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El espécimen S176, de cinco pesos, fue emitido originalmente el 20 de marzo de 1895 en Santa
Ana. Tuvo nuevas emisiones desde San Salvador el 31 de enero de 1906, diciembre de 1914
y enero de 1915. Grabado e impreso en metal sobre papel de seguridad tramado por la casa
estadounidense American Bank Note Company, en ese billete fueron empleadas tintas negra y
verde (en al menos dos tonalidades).
Fuera de la firma del banquero californiano Benjamin Bloom, en el anverso se destaca el nombre
del banco emisor, la denominación en letras y números, una escena de recolección de café
hecha por mujeres mulatas (vinculada con la actividad cafetalera en el Caribe) y una bahía con
un muelle, un vapor y una montaña nevada, que no se puede equiparar a la geografía tropical
salvadoreña. Sin embargo, sí se puede señalar que desde1851 se contaba con un servicio regular
de varios vapores, que unió a los puertos del Pacífico desde California hasta Panamá.
El reverso presenta un evidente error, ya que muestra el escudo salvadoreño adoptado en
abril de 1865, con los nueve volcanes que representaban a los departamentos existentes en
aquel momento, pero que ya para 1895 tenía cinco estrellas más que completaban los 14
departamentos del país. En ese sentido, el billete muestra un error de origen que llevó consigo
hasta su última emisión.

67
El espécimen S177, de diez pesos, fue emitido en colores negro y café el 1 de julio de
1893, con una reimpresión en diciembre de 1917, hecha por la misma casa bancaria
estadounidense que realizó toda la serie. En su anverso retoma la escena de la bahía con el
vapor y la montaña nevada, a la que agrega el grabado de una locomotora en movimiento,
en clara representación del servicio ferrocarrilero que una compañía inglesa abrió en 1882
entre el puerto de Acajutla y la ciudad de Sonsonate, desde cuyo ramal se fue expandiendo
hacia el occidente y el centro del país, hasta que en 1901 logró conectar del todo con la
ciudad de San Salvador e inició su expansión hacia las zonas parecentral y oriental.
El reverso presenta un complejo tramado de líneas y figuras geométricas, así como el error
ya reseñado del escudo salvadoreño, errado en cuanto al número de volcanes y fuera de
uso desde septiembre de 1912.

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El espécimen S178, de 25 pesos, fue emitido en Santa Ana el 1 de mayo de 1890, con
tintas negra, naranja y amarilla. Aunque esta prueba impresa de la colección de Citi sugiere
que hubo una reimpresión fechada en San Salvador el 1 de junio de 1918, no se sabe con
certeza que la misma haya circulado.
Aunque repite varios de los elementos ya señalados en sus dos lados, en el caso del primero
aporta el grabado de una embarcación mixta (vapor y vela) y dos figuras de esfinges, pero
sin rostros femeninos como en la mitología griega, ya que estas dos guardianas presentan
rostros de pájaros, conservan las alas y tienen cuerpo y garras de león, características
atribuidas a esos seres imaginarios, popularizados en el mito de Edipo y el acertijo. En el
reverso, el billete presenta el mismo error en el escudo nacional, y evidencia un complejo
tramado de líneas y cartuchos con formas ovaladas en las esquinas del mismo.

69
El espécimen S179, de 50 pesos, se supone que fue emitido en dos ocasiones en las
ciudades de Santa Ana y San Salvador, aunque en la colección de Citi solo se conserva
un espécimen fechado en la capital en diciembre de 1917, impreso en negro, amarillo
y púrpura (color que en esa edición original santaneca era naranja).
A la simbólica bahía con vapor y montaña nevada ya usada en otros billetes de la misma
familia, en el anverso de este prototipo, se unió la denomniación en grandes letras y
números en filigrana y marca de agua, mostrada en la parte inferior.También se destaca
un detallado grabado de una escena de personas, caballos y un carruaje ante el nuevo
edificio del Banco Occidental, construido debido a que la sede anterior fue destruida
por el terremoto volcánico de la noche el jueves 7 de junio de 1917.
En el reverso, el billete vuelve a mostrar los errores ya señalados con anterioridad,
enmarcados en una compleja trama de líneas blancas y figuras geométricas, que junto
con el papel especial constituían parte de las medidas de seguridad.

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Reverso de prueba
impresa S180.

En la colección de Citi se conserva el reverso de una prueba impresa y el espécimen catalogado


internacionalmente como S180, fechado en San Salvador, el primero de junio de 1918, aunque se
supone que hubo una edición original hecha en la sede santaneca en la década de 1890 y una impresión
anterior en febrero de 1916. El billete fue impreso en negro, verde oliva y amarillo.
A las características ya señaladas en los otros billetes de esta misma familia hay que agregar la presencia
del grabado en metal de un grupo de tres mineros en plena actividad, lo que quizá era una idealización
del marcado interés que despertaba en cierto sector de la población las crecientes explotaciones
semiindustriales de oro en departamentos del norte y del oriente, como Cabañas, San Miguel y Morazán.
El reverso es de una enorme belleza, por las formas sinuosas de sus líneas blancas, que enmarcan al
escudo de la república vigente entre 1865 y 1912.
71
El espécimen S181, de 500 pesos, impreso en negro, azul y amarillo, nunca circuló. Fue
suscrito en la ciudad de Santa Ana, en la década de 1890. Presenta en su anverso dos
figuras femeninas alegóricas (la Medicina y la Agricultura, en púdicas versiones originadas
en el clasicismo grecorromano), sentadas y en plena conversación ante una bahía repleta
de barcos de vela, al pie de una montaña.

Esa escena se complementa con la de la simbólica bahía, muelle, vapor atracado


y montaña nevada que se usó en casi todos los anversos de esta familia.
El reverso destaca por su sobrio equilibrio, formado por el detallado tramado con líneas
y formas geométricas, que se destacan de manera especial por el escudo nacional al
centro y por la tonalidad azul de esa parte impresa del billete.

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Cuarta emisión del Banco Occidental

El espécimen S191 en la colección de Citi es un espécimen de un colón, emitido en San Salvador, el 1 de mayo
de 1920. Fue dibujado, grabado e impreso por la American Bank Note Company de Nueva York en negro, azul,
naranja y verde. La denominación figura expresada en números y letras como colones, moneda adoptada en
octubre de 1892, como parte de las celebraciones nacionales del cuarto centenario de la llegada de los barcos
de Cristóbal Colón a tierras americanas.
Con mucha sobriedad y elegancia, el anverso presenta dos cartuchos de color y líneas geométricas, en medio
de los cuales se colocó su valor numérico. En la parte central del conjunto, impresa sobe papel de seguridad de
color blanco, se ve una mujer guerrera en actitud de descanso, con un libro, un ánfora y una esfera terrestre en
la parte derecha y un yelmo en la parte izquierda. Esa alegoría mitológica puede ser comparada con Minerva o
Palas Atenea, una deidad grecorromana vinculada con la guerra y el conocimiento. Ella va a ser la figura central y
simbólica de toda esta familia del Banco Occidental.
En el reverso, con tan solo cambios en el color empleado y en las formas de las líneas y las figuras geométricas,
se destaca un endurecido rostro de perfil del almirante Cristóbal Colón, quien el 12 de octubre de 1492 arribó
con sus dos carabelas y una nao a la isla caribeña de Guanahaní y dio paso a la era de descubrimientos, conquista
y colonización de tierras americanas por parte de las principales potencias europeas de los siglos XV y XVI.

73
El S192 es una reimpresión muy parecida del espécimen
anterior. Fue hecha el 1 de enero de 1929. La diferencia
con la emisión original estriba en que el reverso presenta
guilloches más extendidos desde el centro hacia los lados,
justo donde aparecen los números 1.

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El espécimen S194, de dos colones, presenta iguales
características técnicas que las del resto de esta familia.
Fue emitido en San Salvador, el 1 de mayo de 1920.
Los colores empleados fueron azul, verde y café (sobre
todo, en el reverso). Con los guilloches alargados, se
hicieron nuevas emisiones (catalogadas como S194) el
1 de noviembre de 1926 y el 1 de enero de 1929.

75
El S195, de cinco colones, tiene iguales características técnicas que los del
resto de esta familia, aunque la figura femenina luce desplazada hacia la zona
derecha del conjunto. Fue emitido originalmente en San Salvador, el 1 de mayo
de 1920 (billete S194A), aunque la versión conservada en la colección de Citi
es de la reimpresión del 1 de noviembre de 1926. Presenta los guilloches
alargados hacia los cuatro rumbos cardinales en el reverso, de color verde.
Los colores empleados sobre papel blanco fueron azul, café y verde. De la
versión modificada también se hizo otra reimpresión el 1 de enero de 1929.

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El espécimen S196, de diez colones, fue emitido en San
Salvador el 1 de septiembre de 1925. Los colores empleados
sobre papel blanco fueron azul, café y café/rojo. En el
reverso, llaman la atención los grandes números empleados
y la sobriedad de los cartuchos colocados a ambos lados del
círculo central. No hay constancia de que se haya hecho una
reimpresión de este billete o de alguna de sus dos series.

77
El S197, de veinticinco colones, fue emitido en San Salvador el 1 de enero
de 1929. Los colores empleados sobre papel blanco fueron negro y azul,
los que hicieron que se destacara la enorme elegancia de los guilloches,
cartuchos y demás decoraciones del reverso.

Reverso de prueba
impresa de S171.

78
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El S198, de cien colones, fue emitido en San Salvador el 1 de septiembre
de 1924. Se imprimió en azul, verde oliva/rojo (en la serie A). En esta
oportunidad, la figura femenina fue desplazada a la zona izquierda, y en la
parte derecha se colocó un guilloche de líneas ondulantes y variados colores.
Una reimpresión fue hecha por la American Bank Note Company y quedó
fechada en la capital, el 1 de enero de 1929.

79
Debido a la necesidad creciente que muchos exportadores y comerciantes salvadoreños o extranjeros
residentes tenían de billetes de alta denominación para poder atender fuertes operaciones de
compraventa de café y otros productos de exportación e importación, el Banco Occidental dispuso
poner en circulación un billete de 500 colones (catalogado como S199), que fue emitido en la capital
el primer día de 1925 y reimpreso cuatro años más tarde, el 1 de enero de 1929. Debido al monto del
mismo, en la impresión de este documento se empleó papel de seguridad y en el diseño mucho detalle
en cuanto a los guilloches, cartuchos del anverso (muy coloridos) y del reverso (grandes y repletos de
líneas ondulantes), En esencia se tuvo el cuidado de guardar la línea gráfica básica del resto de la serie.
Junto con el resto de esas emisiones del Banco Occidental, todos estos billetes fueron recogidos en
1934 y llevados a la bóveda del Banco Central de Reserva, donde se procedió a su recuento, clasificación
y destrucción, al cesar las posibilidades de las emisiones de los bancos privados en el territorio nacional.

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Banco Salvadoreño
(1885 hasta el presente)

El 12 de diciembre de 1891, el Banco Particular del Salvador


(fundado por Emeterio S. Ruano, Ángel Guirola de la Cotera,
J. Maurice Duke, Francisco Camacho, J. M. Alexander y otros76)
cambió su nombre comercial por el de Banco Salvadoreño.
El gerente general J. M. Alexander y el director Emeterio S. Ruano
presentaron al Poder Ejecutivo el proyecto de estatutos de la
nueva entidad bancaria, así como la oferta de servicios y productos
financieros y las regulaciones de sus relaciones con el público.
Por eso, no resulta extraño que el Banco Salvadoreño registre,
en la actualidad (ahora como parte del conglomerado financiero
internacional HSBC), su origen desde la fecha en que empezó a
operar el Banco Particular del Salvador, el 5 de enero de 1885,
aunque lo cierto es que sus raíces institucionales bien podrían
Fotografía del edificio original del Banco afincarse unos cuantos años más atrás, al momento mismo de fundación del
Salvadoreño, en la zona oeste de la plaza
Banco Internacional del Salvador (1880), debido a que el Banco Salvadoreño
de Morazán, en San Salvador. La foto,
hecha por un fotógrafo de apellido Chávez,
absorbió a ese primer banco nacional a partir del 11 de mayo de 1898. En
fue publicada en 1896 por la revista los primeros doce años del siglo XXI, el Banco Salvadoreño-HSBC ha sido el
El porvenir de Centro América, dirigida decano de las instituciones bancarias de la República de El Salvador77.
en San Salvador por el impresor y escritor
costarricense Próspero Calderón. Imagen
Pese al cambio de nombre, los negocios del Banco Particular del Salvador-
cortesía del coleccionista salvadoreño
Lic. José Panadés Vidrí.
Banco Salvadoreño continuaron realizándose de manera normal, en el sentido
de darle continuidad a sus operaciones de “descuento, giros, adelanto de
fondos, cuentas corrientes, hipotecarias y de los demás compatibles con los
76. Con tan solo una acción en su poder,
negocios de banca”. El capital inicial se fijó en un millón de pesos, dividido en mil
uno de los propietarios minoritarios acciones de mil pesos cada una. El domicilio se fijó en la capital de la república
de esa entidad bancaria fue el poeta
(o donde residiera el gobierno, como ya había ocurrido en algunas épocas
nicaragüense Rubén Darío, quien residió en
dos oportunidades (1882-1883 y 1889- del siglo XIX, cuando la capital del país se asentó en Soyapango, Cojutepeque
1890) en la ciudad de San Salvador. y San Vicente) y se le otorgó la facultad para establecer sucursales y agencias
77. Diario Oficial, San Salvador, tomo
dentro o fuera de la república salvadoreña, donde la presidencia y dirección
43, N° 299 del 29 de diciembre de
1897; Menéndez, Carlos. Memoria de ejecutiva del banco lo estimaran conveniente.
Hacienda correspondiente a 1934,
págs. 142-143 y Banco Salvadoreño.
110 años de historia 1885-1995, San Desde sus inicios, el Banco Salvadoreño tuvo la facultad de usar los billetes
Salvador, BANCOSAL, 1995. emitidos por el Banco Internacional, con la obligación de cambiarlos por
78. Diario Oficial, San Salvador, tomo 31,
moneda efectiva78. El rendimiento del Banco Salvadoreño fue muy positivo
N° 295 del 17 de diciembre de 1891,
págs. 713-714.

82
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
para sus accionistas, de modo que el segundo dividendo de 1891 alcanzó
quinientos pesos ($500) por acción, que fueron pagados contra la presentación
de las acciones respectivas en formato impreso79. El 23 de enero de 1892,
la junta directiva decidió aumentar su capital con la emisión de otras 200
acciones de 1000 pesos cada una y 50 pesos de prima80.

El 7 de julio de 1892 se logró la aprobación del reglamento interior


del banco, reconocido y autorizado por el gobierno siete días después
por medio de una escueta resolución de la Secretaría de Gobernación
y Fomento 81.

Tres años más tarde, en 1895, se produjo una importante expansión de los
bancos que ya operaban en el país. Como parte de ella, el Banco Salvadoreño
buscaba llegar a un acuerdo con el Internacional para que éste también
recibiera sus billetes. Esas negociaciones no se concretaron según hizo de
público conocimiento el administrador del Banco Salvadoreño, educador
eslavo Sergio Lusky82. Esta negociación fue una de las primeras acciones
que el Banco Salvadoreño emprendió como parte de una estrategia de
expansión y posicionamiento en el mercado bancario nacional. Así fue como
Acciones del Banco Salvadoreño,
el 13 de julio de 1895 estableció una agencia en Zacatecoluca a cargo de
emitidos en 1902, 1919 y 1921.
Rengifo Núñez83, a la vez que anunció que aceptaría giros en Ahuachapán, Cortesía del coleccionista y empresario
Atiquizaya, Santa Ana, Chalchuapa, Cojutepeque, Chalatenango, Jucuapa, San Lic. Jorge de Sojo Figuerola.
Miguel, Sonsonate, Suchitoto, Santiago de María, La Unión, San Vicente y
Zacatecoluca84, a lo que se agregó la apertura de una sucursal en una casa
propia, en la calle de Santa Lucía en Santa Ana, que quedó bajo la gerencia
79. Diario Oficial, San Salvador, tomo 32,
de Cuno G. Mathies85. N° 4 del 5 de enero de 1892, pág. 16.
80. Diario Oficial, San Salvador, tomo 32,
N° 31 del 5 de febrero de 1892,
El 11 de mayo de 1898, bajo las condiciones que establecía la recién pág. 144.
81. Diario Oficial, San Salvador, SanSalvador, tomo
aprobada Ley de Instituciones de Crédito, el Ministerio de Fomento aprobó
33, N° 172 del 21 de julio de 1892, pág. 81.
la fusión del Banco Internacional del Salvador –primer banco establecido 82. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador, tomo
39, N° 158 del 8 de julio de 1895, pág. 1052.
en el país, el 5 de abril de 1880– con el Banco Salvadoreño, según quedó
83. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
consignado en el decreto ejecutivo del 15 de abril de ese año, rubricado tomo 39, N° 165 del 16 de julio de 1895,
pág. 1096.
por el general Rafael Antonio Gutiérrez, Presidente de la República, y por
84. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
Antonio Mencía, ministro de Hacienda. Por decisión de sus propietarios, el tomo 39, N° 168 del 19 de julio de 1895,
pág. 1112.
85. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
tomo 39, N° 199 del 26 de agosto de
1895, pág. 1304.
83
nombre adoptado tras la fusión fue el de Banco Salvadoreño, decisión que
lo convirtió en el decano de los bancos que operaban en El Salvador86. En
86. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
tomo 44, N° 112 del 12 de mayo de adelante, el Banco Salvadoreño pasó a recibir y pagar en moneda efectiva
1898, pág. 935. todos los billetes del Banco Internacional como propios, las cuentas en el
87. Diario Oficial, San Salvador, San
Salvador, tomo 45, N° 160 del 7 de Banco Internacional fueron trasladadas al Banco Salvadoreño, que tomó
julio de 1898, pág. 1284. para sí las atribuciones de cobrar todos los créditos y pagar todas las
obligaciones del Internacional87.

Ese fue un paso muy osado, si bien los efectos de la gran crisis económica entre
1896 y 1898, recayeron también en la banca. Aunque se contrajo de manera
significativa, el conjunto bancario logró sobrevivir con grandes dificultades y
Una carta del Banco Salvadoreño, suscrita no sin dejar la primera clara evidencia del alto costo que absorbe el sistema
por el banquero y poeta Calixto Velado. financiero cuando se genera una profunda crisis económica nacional, aunque
Su lectura permite deducir el tipo de
sus causas hayan sido de índole fiscal y de falta de previsión del sector cafetalero,
actividades de corte internacional que
que fue sorprendido con la caída del precio del grano en el mercado mundial.
desarrollaba el Banco Salvadoreño en
diversas partes del país. El original de esta
comunicación se encuentra en la colección Para 1899, todos los bancos mantuvieron un respaldo en metálico más allá
privada del empresario nacional Lic. Jorge del 40 por ciento que se les requería en sus contratas, así como el 50 por
de Sojo Figuerola. ciento que se les exigió en el último año del siglo XIX, cuando ya había pasado
la parte más aguda de la crisis, aunque persistían sus nocivos efectos. Sin
embargo, no todos los bancos pudieron cumplir con el requisito del
20 por ciento adicional de respaldo en metálico como proporción
de los depósitos a la vista y en cuenta corriente.

La Primera Gran Crisis Económica fue de tal magnitud que, los


bancos vieron reducidas sus tenencias de respaldo en metálico de
3.10 millones de pesos en 1896 a 0.63 millones en 1899, lo que
representó un desplome de 79.7 por ciento en menos de cuatro
años. Ello se debió en gran parte a la fuerte conversión de billetes
a metálico, retenidos como provisión de ahorro en posesión de su
dueño o exportado como medio de pago en las importaciones,
que requerían más plata para pagar por el producto cotizado en
dólares. Se creó entonces una grave incapacidad de respaldo a
la emisión en metálico. El valor total de los billetes en circulación
se contrajo de 4.69 millones de pesos a 1.05 millones, caída de
77.7 por ciento en estos mismos años, que le restó capacidad
al sistema bancario nacional para facilitar el comercio interno.

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Un fenómeno como el descrito difícilmente podría ser soportado
por un sistema financiero moderno sin el apoyo económico
estatal, como les sucedió a los bancos salvadoreños durante esa
gran crisis económica.

Los depósitos del público también se desplomaron de 5.17


millones de pesos a 2.35 millones, equivalentes a una contracción
de 54.6 por ciento, que le restó al sistema bancario capacidad
de intermediación entre 1896 y 1899. Tan aguda fue la crisis,
que los descuentos de letras se redujeron 31.1 por ciento.
Contrasta con la situación negativa, el aumento del 270 por
ciento de los dineros mutuos a plazo, lo que demuestra que
a pesar de la crisis económica y las dificultades que debieron
enfrentar las instituciones financieras, el público mantuvo un
alto grado de confianza en ellas.

El Banco Salvadoreño conservó el 76.7 por ciento de su


respaldo metálico de billetes. Si bien cumplió con mantenerlo
sobre los emitidos a diciembre de 1899 y superó el aumento
de 40 a 50 por ciento exigido en la ley aprobada en abril de
ese mismo año, no le fue posible hacer lo mismo con el nuevo
requisito de respaldo en metálico del 20 por ciento de los
depósitos a la vista y en cuenta corriente. La concentración
en su cartera del 55.7 por ciento de este tipo de depósitos
en todo el sistema bancario nacional, no se lo permitió. Sin
embargo, esa deficiencia no fue denunciada de manera pública
por las autoridades de gobierno y en la Ley de Bancos y no
había un artículo transitorio que definiera el proceso que debían seguir para
Tres vistas del segundo edificio del Banco
cumplir con el requisito; no se estableció tampoco algún tipo de acuerdo. De
Salvadoreño, levantado a inicios del
lo contrario se habría condenado al cierre al banco más grande del país. Ello siglo XX. Se destacan sus dos niveles, la
hubiera generado una nueva crisis, ya no por deficiencias financieras, sino por forja de hierro de los balcones y puertas,
aspectos de la regulación operativa establecida en el régimen legal. la sobriedad en las ventanas y persianas
de madera y la ventilación cenital en
las torres. Esa edificación sufrió severos
daños durante los terremotos y erupción
volcánica del jueves 7 de junio de 1917.
Imágenes por cortesía del educador
estadounidense Dr. Stephen Grant,
Lic. Jorge de Sojo Figuerola e
Ing. Carlos Quintanilla.

85
En esas dos primeras décadas (1880-1900),
el banco de mayor expansión y presencia
en el mercado fue el Banco Salvadoreño.
Sus activos totales representaban el 50.2
por ciento del total de activos de todos los
bancos al 31 de diciembre de 1899, seguido
por el Banco Occidental (21.1 por ciento),
el London Bank of Central America (18.2 por ciento) y con la menor
proporción el Banco Agrícola Comercial (10.46 por ciento). El total de
activos de los bancos equivalía a alrededor de 125 por ciento del total de
las exportaciones del país, lo que, a pesar de las graves dificultades vividas,
demostraba una importante recuperación y consolidación logradas en
esos primeros años de operaciones de la banca.

Para ese mismo período, los depósitos de los bancos representaban


el 20.3 por ciento del total de sus pasivos. El Banco Salvadoreño
concentraba la mayor proporción de los depósitos, con 59.93 por
ciento del total, seguido por el Banco Occidental (21.7 por ciento),
el London Bank of Central America (12.5 por ciento) y el Banco
Agrícola Comercial (con 5.9 por ciento). Los billetes en circulación
sujetos a respaldo88 representaban el 17.3 por ciento del total del
capital pagado de sus instituciones emisoras y contaban con el 100
por ciento del metálico de respaldo requerido por la ley salvadoreña.
Por su parte, los otros pasivos financieros equivalían a 42.2 por
ciento de los otros activos financieros, lo que mostraba una gestión
prudente y conservadora.
Desde 1885 hasta la primera década del
siglo XXI, la plaza de Morazán (1882) A principios del siglo XX, el sistema cambiario fluctuaba, debido a la debilidad del
fue el escenario capitalino ante el que se sistema monetario nacional y al impacto que generaban los ingresos provenientes
desarrollaron las operaciones del Banco de las cosechas de los principales productos de exportación durante los meses
Salvadoreño. En estas tres postales -pro-
de recolección. Esto era observado por los capitalistas como una limitante para
porcionadas por el educador y coleccioni-
sta estadounidense Dr. Stephen Grant- se
proveerle recursos al país, para extender su comercio y encontrar seguridad a
muestran el ambiente de la plaza, sus sus inversiones. El riesgo de pérdidas al que creían estaban expuestos, se convirtió
fuentes y parqueos de automotores, su en una gran dificultad para el desarrollo del país. El Salvador se convirtió en una
monumento central, la segunda Catedral plaza económica de alto riesgo, y muchos comerciantes se retiraron con pérdidas
de San Salvador (1884-1951), la cafetería
considerables89. Uno de los afectados fue el London Bank of Central America
“El Buen Gusto” (de Federico Bengoa) y el
segundo edificio del Banco Salvadoreño.
Ltd., absorbido por el Banco Salvadoreño, mediante una operación suscrita el
30 de mayo de 1902. Esa exitosa transacción comercial fue hecha pública al día

86
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
siguiente, en la sección de anuncios del Diario Oficial. Se destacó que, a partir de
esa fecha, el Banco Salvadoreño quedaba encargado de los negocios de dicha
sucursal y del cambio de sus billetes90.

Poco a poco, la situación económica en general parecía estar mejorando. En ese


contexto, la sección editorial del Diario Oficial presentó el artículo El estado
de los bancos es enteramente satisfactorio, en respuesta a “algunos rumores, con
vistas a conseguir el descrédito de los bancos, y a sembrar alarmas infundadas
en los pueblos”. Como ya se tenía la lamentable experiencia de noviembre de
1913 (cuando este tipo de acciones, en medio de la escasez de circulante que
tradicionalmente se daba en esta época del año por el ciclo agrícola, terminó
generando una crisis sistémica y la disolución del Banco Internacional del
Salvador), el ministro de Hacienda reaccionó con celeridad y dispuso que la Junta
de Vigilancia de los Bancos practicara, sin previo aviso, un arqueo. La Junta estaba
formada en esta ocasión por Manuel López Mencía, Manuel Marín V., Calixto
Velado, Francisco Escobar, Isidro Moncada y Ricardo Sagrera. De ese arqueo
sorpresivo y extraordinario practicado las autoridades concluyeron que el Banco
Agrícola Comercial y el Banco Occidental mantenían metálico en garantía que
excedía lo exigido por la ley, mientras que el Banco Salvadoreño mantenía recursos
suficientes para concluir que la garantía de plata que mantenía era suficiente
para respaldar sus billetes, que había logrado también un aumento de mucha
cuantía y que estaba pronto a recibir trescientos mil pesos plata, que ya estaban
en camino, procedentes del puerto hondureño de Amapala”91 y cuya operación
estaba bien comprobada. El artículo llegó a la conclusión que se examinaba con
espíritu imparcial el estado de los institutos de crédito y que su situación resistía
88. Los billetes del London Bank of Central
las críticas más exigentes, por lo que señaló como infundados los rumores que America no requerían respaldo en metálico
circulaban entre el público contra el crédito de dichos bancos92. en El Salvador, ya que contaban con el
debido respaldo asegurado por la ley inglesa.
89. Quiñónez, Lucio. La cuestión económica.
Si bien el Banco Salvadoreño era la institución financiera más grande del país Contribución al estudio de la reforma
a fines de 1899, dos décadas más tarde el escenario era distinto. Al cierre de monetaria de El Salvador, San Salvador,
Imprenta Nacional, 1919, pág. 60.
1919, el Banco Occidental había logrado convertirse en el número uno, con el 90. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
50.95 de los activos totales, con lo que había relegado al Banco Salvadoreño al tomo 52, N° 129 del 2 de junio de
segundo lugar del ránking. 1902, pág. 1120.
91. Arqueo al Banco Salvadoreño, Diario
Oficial, San Salvador, San Salvador, tomo
El Banco Agrícola Comercial se ubicaba en un distante tercer lugar con el 79, N° 268 del 17 de noviembre de
1915, pág. 2341.
13.30 por ciento del total de activos, como fruto de una conservadora política
92. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
de gestión financiera. De manera similar, el Banco Occidental concentraba el tomo 79, N° 265 del 13 de noviembre
44.49 por ciento de los depósitos, seguido en segundo lugar por el Banco de 1915, págs. 2317-2318.

87
Salvadoreño con 36.33 por ciento
y el Banco Agrícola Comercial con
19.18 por ciento. Así, el Banco
Occidental mantenía la mayor
cantidad de billetes en circulación,
de tal modo que prácticamente dos
de cada tres colones en circulación
le correspondían.

La década de 1920 estuvo marcada


por los esfuerzos internacionales de las mujeres por ser tomadas en cuenta.
Tres postales impresas con sendas
fotografías del tercer edificio del Banco
Querían tener derechos y deberes, con documentos de ciudadanía y empleos
Salvadoreño, erigido a mediados de la más allá de los hogares y dentro de las pujantes empresas que comenzaban a
década de 1920, tras sufrir el impacto llenar diversas ciudades del mundo contemporáneo y a las que empezaron a
de los terremotos de abril y septiem- llegar con el pelo recortado en señal de esa nueva era que iniciaba. En medio de
bre de 1919. En la primera de las foto- la organización de mujeres salvadoreñas que pedían derecho al sufragio desde
grafías se aprecia parte de la fachada 1921, algunas personas comenzaron a ser consideradas para puestos laborales
del Teatro Nacional de San Salvador
novedosos y que rompían con las tradicionales formas sociales de las mujeres
(1917), en la segunda se divisan los
salvadoreñas desde la época de la independencia. Por eso, en 1923, la sede central
dos niveles del Bar Lutecia (1928, hoy
sucursal Centro del Banco de América
de Banco Salvadoreño, situada históricamente frente a la plaza dedicada al general
Central-Credomatic) y las torres de la Francisco Morazán en el centro de la ciudad, dio un paso hacia el progreso nacional
Iglesia de San Francisco (sobre la sépti- e internacional cuando contrató a la señorita Margoth Sifontes, la primera mujer
ma calle, ahora alameda Juan Pablo II) salvadoreña que laboró dentro de una institución del sistema bancario nacional.
y en la tercera se aprecia el ambiente
de la plaza de Morazán y la cúpula y Para entonces, la banca salvadoreña percibía que estaba operando en condiciones
torres de la segunda Catedral de San
de alta incertidumbre. En consecuencia, sus gerentes y ejecutivos solicitaron al
Salvador. Las respectivas imágenes
Poder Ejecutivo una confirmación legislativa que garantizara la prórroga de sus
fueron proporcionadas por los colec-
cionistas Ing. Carlos Quintanilla y Dr.
respectivas concesiones hasta el 31 de diciembre de 1950; tiempo durante el
Stephen Grant. cual gozarían de los mismos derechos y privilegios que se les habían conferido y
otros que en adelante se le confirieran a nuevas instituciones de igual naturaleza93.
El Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa reaccionaron de forma favorable ante
esa petición de los bancos Agrícola Comercial, Occidental y Salvadoreño, por
considerar que era “un acto de justicia y de equidad prestar todo apoyo y seguridad
a los bancos […] que por tanto tiempo [habían] contribuido al desarrollo del país
y […] ayudado de modo eficaz al gobierno en circunstancias difíciles”. Además,
se consideró que no resolver esto de manera favorable “sería perjudicial a los
intereses de la nación y a la seguridad de las transacciones, el hecho de que por la
diversidad de concesiones se estableciera en el medio circulante, y especialmente

88
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
en el billete bancario, una diferencia de valor que produjera un desequilibrio
económico”. Dadas esas condiciones, se consideró que lo más importante era
93. Decreto legislativo, artículos 1° y 2º, Diario
unificar la forma de las concesiones bancarias94. Entonces, el 9 de mayo de 1922, Oficial, San Salvador, San Salvador, tomo 92,
la Asamblea Nacional Legislativa aprobó un decreto en el que declaró que las N° 102 del 9 de mayo de 1922, pág. 753.
94. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
respectivas concesiones de los bancos de emisión Salvadoreño, Occidental y
tomo 92, N° 102 del 9 de mayo de
Agrícola Comercial caducarían el 31 de diciembre de 1950 y que gozarían de 1922, pág. 753.
los mismos derechos y privilegios otorgados o que en lo sucesivo se otorgaran a 95. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador,
tomo 92, N° 102 del 9 de mayo de
otros bancos de emisión95. Al tener mayor certidumbre, los bancos continuaron 1922, pág. 753.
trabajando en estricto cumplimiento del respaldo en metálico, capital y reservas, 96. Meléndez, Jorge. Mensaje a la Asamblea
Legislativa, Diario Oficial, San Salvador, San
lo cual se conjugó con una perspectiva de alza del café, que influyó para que los
Salvador, tomo 94, N° 35 del 12 de febrero
bancos se mostraran menos exigentes con los agricultores a la hora de otorgarles de 1923, pág. 236.
créditos96. Pero esa alegría duró poco, por desgracia.

En enero de 1932, El Salvador se sumergió en la crisis derivada del quiebre de la


bolsa neoyorquina en 1929. Aunque la situación fue caótica e insegura en todas
partes, los bancos de El Salvador hicieron un manifiesto
esfuerzo por mantener sus operaciones y apoyar la
actividad económica. Por ello, en las primeras páginas
del diario capitalino El Día, se publicaban avisos en los
que el Banco Salvadoreño ofrecía pago de intereses
sobre depósitos a plazo fijo en colones, mientras que
ponía, a disposición del público, oro americano acuñado
o giros sobre Estados Unidos, giros por cable, letras a
la vista y cartas de crédito, cobros por cuenta ajena y
toda clase de operaciones bancarias. Esos servicios se
podían lograr en la oficina principal, en las agencias en
Santa Ana, San Miguel, Santiago de María, Ahuachapán,
Cojutepeque, Santa Tecla, Sonsonate y Zacatecoluca, así
como en servicios de corresponsales en las principales
plazas de Europa, Estados Unidos y Centro América.

Como el levantamiento comunista de enero de 1932,


ocurrido en buena parte de la zona occidental y central
de El Salvador, presionó la ya precaria situación financiera
del gobierno, que no contaba con recursos para sufragar
el fuerte gasto que se originó por esta crisis sociopolítica,
debió recurrir al apoyo del sector privado para reunir
fondos extraordinarios. En ese contexto, mediante el

89
decreto ejecutivo del 22 enero de 1932, el régimen encabezado por el general
Maximiliano Hernández Martínez estableció la Corporación Republicana de Orden
y Seguridad Social97, que tuvo la responsabilidad original de recaudar aquellos fondos
necesarios para organizar y realizar la campaña de orden y seguridad contra el
levantamiento de origen comunista. El punto de partida de esa Corporación fue la
recaudación de fondos y provisiones para el ejército. Para generar confianza entre las
personas que aportaran, su Consejo Directivo fue conformado por ciudadanos de
reconocido prestigio y honorabilidad, entre ellos los principales banqueros -Rodolfo
Duke (presidente del Banco Agrícola Comercial) y Ángel Guirola (presidente del
Banco Salvadoreño)- y los empresarios Francisco A. Lima, J. Antonio Vilanova Kreitz
y Mauricio Meardi hijo. La respuesta a este llamado del gobierno no se hizo esperar,
debido a la profunda preocupación que reinaba en una buena parte de la población
centro-occidental del país, ante los estragos y víctimas causados98. Por ello, no resulta
extraño que cada uno de los bancos emisores haya donado cuarenta mil colones
para alimentar a las tropas de búsqueda y exterminio de los focos rebeldes.

Otra importante negociación entre el gobierno nacional y los bancos de emisión,


incluido el Salvadoreño, se sostuvo en 1933 y 1934, en torno a la utilidad neta
que habrían obtenido los bancos por la circulación de 12,388,813 colones en
billetes al 4% anual en los 16 años restantes hasta la caducidad de las concesiones
otorgadas para emitir papel moneda. Para el gobierno, la utilidad neta era de
7,928,840 colones; de la que al Banco Salvadoreño le correspondían 1,295,150
colones por haber tenido, con el 40% de respaldo de oro acuñado, 7,135,516
colones como poder emisor. Sobre esas cifras, el gobierno martinista propuso
una indemnización de 2,103,651.99 colones para los Bancos Salvadoreño y
Occidental, de la que 1,211,628.82 correspondían al Banco Salvadoreño y
892,023.17 al Banco Occidental. Esos montos fueron rechazados por ambos
bancos y las negociaciones entraron en un período muy crítico. Sin embargo,
después de plantearse y estudiarse otras alternativas, el Banco Occidental firmó
el convenio de arreglo y de renuncia de su facultad emisora el 3 de mayo de
1934, mediante el cual se le otorgó una indemnización calculada y convenida al
5%, de modo que ascendió a 953,403 colones, es decir, 61,380 colones más que
97. Diario Oficial, San Salvador, San Salvador, el arrojado por el cálculo original al 4%.
tomo 112, no. 28 del 3 de febrero de
1932 y El Día, San Salvador, año XII,
no. 3703 del 23 de enero de 1932. El 12 de mayo de 1934, el Banco Salvadoreño firmó el respectivo convenio,
98. El Día, San Salvador, año XII, no. 3700 con un reajuste en proporción al aceptado por el Banco Occidental, de modo
del 28 de enero de 1932.

90
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
que la indemnización quedó fijada en 1,295,150 colones, o sea,
83,521.00 más. De esa manera, todo quedaba listo para que el
gobierno, fundamentado en la compra del Banco Agrícola Comercial,
procediera a la centralización de la emisión de papel moneda en
el nuevo Banco Central de Reserva que estaba por fundarse. En
cuanto a las utilidades anuales del poder emisor, se proyectó que
no estuvieran ociosas, sino tan sólo acumuladas: para que a partir
del segundo año dieran rendimientos y porque, además, los dos
bancos (Salvadoreño y Occidental) entregaron el 20% de oro que
garantizaba los depósitos a cambio de billetes al dos por uno. Sólo
el Banco Salvadoreño tenía, por tal garantía, 229,866.67 colones
en oro acuñado. A partir de entonces, el Banco Salvadoreño dejó
de emitir papel moneda de forma privada, lo mismo que el Banco
Occidental y el Banco Agrícola Comercial fusionado con el BCR.

En 1940, en una clara apuesta por la innovación, Banco Salvadoreño


compró máquinas Burroughs para el control de cuentas corrientes, con las que
El Banco Salvadoreño fue una de
introdujo la mecanización de servicios en la banca privada. las primeras instituciones financieras
x que realizó promoción de sus
Tras la Segunda Guerra Mundial y varios movimientos golpistas en suelo servicios nacionales e internacionales
nacional, la década de 1950 le dio a El Salvador la posibilidad real y legal de mediante anuncios publicados en
industrializarse y dar un paso de la producción de materias primas de origen revistas y periódicos del país y la

agropecuario a nuevas formas de fabricación de productos terminados. Los región centroamericana. Esta imagen
forma parte de la agresiva campaña
primeros se generaron en polos de desarrollo abiertos en las cercanías del
publicitaria que desplegó en 1949.
aeropuerto internacional de Ilopango y del puerto de Acajutla. Abrir fábricas,
generar empleos, producir para exportar, vender para consumo local y otros
movimientos en la generación y compraventa de aquellos productos, hizo
necesario contar con nuevas formas de acceso al crédito y financiamiento a
gran escala y a mediano y largo plazo. Por eso, en 1951, el Banco Salvadoreño
también se decidió por apostarle a la modernidad: demolió su edificio anterior
y construyó uno completamente nuevo, de varios pisos de altura y con una
fachada compuesta por grandes planchas de mármol verde jaspeado, que
vinieron a engalanar al sector de la plaza Morazán, donde también se puso en
funciones al estacionamiento para vehículos de varios pisos de altura, edificado
donde en el siglo XIX fue la sede del Senado de la República, en aquellos
tiempos en que El Salvador tenía un Poder Legislativo bicameral.

91
La década de 1960 marcó una apuesta mundial por la tecnología, a partir de
la carrera por la conquista del espacio. Desde las universidades y los grandes
centros mundiales de investigación y pensamiento se pusieron recursos humanos
y financieros al servicio de mejores sistemas de comunicación por medios
tecnológicos, lo que abrió las expectativas mundiales por los transistores, los
circuitos integrados, las pantallas televisivas, las nuevas radios y, sobre todo, por
las novedosas máquinas de escribir y hacer cálculos, a las que se les empezó a
denominar computadoras u ordenadores. Pionero como siempre en muchos
aspectos de la vida nacional, en 1967 el Banco Salvadoreño introdujo en sus
servicios diarios una computadora NCR 500, de 4 kilobytes de memoria, con
la cual se dio inicio a la era informática en el sistema financiero de El Salvador,
casi al mismo tiempo en que máquinas semejantes eran puestas en marcha
dentro de las instalaciones del Banco Central de Reserva, que desde 1934 venía
regulando las actividades de la banca privada y estatal del país.

En 1973 y como una nueva acción pionera en el territorio nacional, introdujo el


uso del número único de identificación de clientes para el manejo de todas las
cuentas de sus ahorrantes y demás créditos.

En la década de 1980, El Salvador se encontraba en guerra; la banca privada


estaba controlada como consecuencia de la nacionalización decretada por la Junta
Revolucionaria de Gobierno y el resto de países centroamericanos se debatía entre
sus propios conflictos internos o su participación en la búsqueda de soluciones a
los graves problemas de sus vecinos. Por eso, continuar operando en medio de una
situación tan adversa era encomiable. en 1985, cuando el Banco Salvadoreño llegó a
su primer centenario, varias instituciones elogiaron aquella fecha y los esfuerzos que
la entidad estaba haciendo por ofrecer sus servicios a las comunidades salvadoreñas
residentes en Estados Unidos, cuyas remesas hacían posible la estabilidad económica
en medio de aquellos años de dolor y tragedia. Así, la Dirección General de Correos
y la Lotería Nacional de Beneficencia le dedicaron a ese suceso bancario una emisión
de sellos postales y el tiraje de los vigésimos de uno de sus sorteos periódicos.

La guerra de El Salvador y el resto de conflictos armados dentro de la región


centroamericana comenzaron a suavizarse en la década de 1990. De hecho, la
paz llegó al territorio nacional a partir de los Acuerdos suscritos en el castillo
mexicano de Chapultepec. Con la paz arribó también el deseo de reconstruir,
de forjar una patria nueva y un horizonte mejor. Para eso, hacían falta recursos,
apuestas integrales por el desarrollo y una banca progresista que tuviera visiones

92
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y misiones claras para enfrentar los retos de los años venideros, en los que la
principal meta sería poner en marcha un nuevo proyecto de nación. Pero eso
requería que la empresa privada retomara el rumbo de muchas de las acciones
que habían quedado en manos estatales durante la década anterior. Por eso, en
1993, mediante una venta pública de acciones, se dio paso a la reprivatización
del Banco Salvadoreño, el cual entrará en una fase acelerada de modernización
y actualización de sus servicios y procedimientos, lo que siete años más tarde
lo llevó a fusionarse con el Banco de Construcción y Ahorro (BANCASA) y
a edificar uno de los más modernos complejos financieros en San Salvador,
ubicado sobre la avenida Olímpica.

El nuevo siglo se perfiló de inmediato como un tiempo marcado por grandes


desastres naturales y mayores expectativas ante la apertura de nuevos frentes
de guerras en diversas partes del mundo. En El Salvador hubo que librar nuevas
batallas frente a la naturaleza, cuya presencia se dejó sentir en los dos terremotos
que asolaron al país en enero y febrero de 2001, justo en momentos en que
la economía nacional entraba en una fase plena de dolarización y apertura a
otras divisas internacionales. La entrada del dólar como moneda de curso legal
hizo posible la internacionalización de los servicios de los bancos de El Salvador,
por lo que diversos grupos financieros del mundo empezaron a interesarse en
adquirir bancos salvadoreños. El Salvadoreño primero fue adquirido por el Grupo
Banitsmo, y en 2006, pasó a manos del Grupo Financiero Internacional HSBC (The
Hongkong and Shanghai Banking Corporation, fundado por el escocés Thomas
Sutherland el 3 de abril de 1865), que estableció al Banco HSBC Salvadoreño S.
A., el que hasta la fecha continua con una larga tradición bancaria.

El 23 de enero de 2012, Davivienda (el tercer banco más grande de Colombia,


propiedad del Grupo Bolívar, con 2,650 millones de dólares de patrimonio y 559
oficinas en suelo colombiano) llegó a un acuerdo con la gerencia latinoamericana
de HSBC, asentada en la capital mexicana, para comprar las operaciones de ese
grupo financiero internacional en Costa Rica, El Salvador y Honduras. El monto
de la operación fue de 801 millones de dólares, cifra pagadera en efectivo y
por la que Davivienda obtendrá 136 sucursales y tendrá 3800 empleados en
la región centroamericana, activos por 4,300 millones de dólares, una cartera
de ahorros estimada en 800 mil clientes y una cartera de crédito de 2,500
millones de dólares. Una vez que esa entidad colombiana asuma el control del
Banco Salvadoreño-HSBC, en el cuarto trimestre de 2012, el decano de la banca
salvadoreña volverá a cambiar de nombre comercial y razón jurídica y social.

93
Primeros Billetes del Banco Salvadoreño

Los especímenes catalogados como S201 de un peso fueron emitidos en serie A (años 1899 a 1903) y los
S202 en serie B (años 1904 y 1905) por la American Bank Note Company de Nueva York. Fueron impresos
en tintas negra, amarilla y naranja sobre papel de seguridad.
Los anversos son muy parecidos y comparten las dos figuras ceñidas de laureles y la alegoría a la Medicina
que, con un pecho desnudo, custodia al anacrónico escudo nacional de nueve estrellas, vigente entre 1864
y 1912, así como la denominación República del Salvador. Sin embargo, en los S202 serie B fueron omitidos
algunos detalles, como el águila calva, un elemento del número 1 colocado en la parte superior derecha de
la pieza y las firmas de los principales funcionarios del banco.

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Los reversos de cada uno de esos especímenes comparten la figura central
femenina, quizá retomada del mascarón de alguna edificación de la antigüedad
grecorromana, aunque sus grandes diferencias se centran en las formas complejas
de los guilloches, cartuchos y volutas que le confieren una notable elegancia.
Hubo emisiones de series C (año 1913), D (año1914) y E (año 1915-1916) de
estos billetes, catalogados como S202, pero no hay ejemplares de ellos dentro
de la Colección de Citi.

95
El espécimen S203, fue impreso por la misma casa neoyorquina en tintas negra y verde sobre
papel de seguridad. Emitido en series A (¿1899?), B (año 1913) y C (año 1916). En el anverso
destacan los grabados metálicos del anacrónico escudo nacional con nueve estrellas (quizá el
único cliché metálico que poseía la American Bank Note Company, pues se repite en la totalidad
de billetes emitidos entonces por esa casa neoyorquina) y la figura alegórica central, de corte
libertario y republicano, que tiene ceñida su cabeza con una corona y sostiene en su mano una
pluma para escribir sobre un grueso volumen. La mujer aparece sentada sobre banderas, un
rollo de tela, un sable envainado, libros, diversos elementos de labranza y agricultura, sobre los
que se ha colocado una corona de laureles. En el reverso, un complejo conjunto de guilloches
y otros detalles enmarcan la cabeza de un querubín y el nombre del banco.

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Entre 1899 y 1918 hubo series A y B de este espécimen S204, impreso en tintas
negra, amarilla y púrpura por la misma casa neoyorquina que diseñó, grabó e imprimió
el resto de billetes de esta primera familia del Banco Salvadoreño. El anverso presenta
el escudo nacional de nueve estrellas, así como los grabados metálicos de tres figuras
femeninas alegóricas: la del extremo derecho a la Abundancia, y las que rodean al
número diez encerrado en un círculo de guilloches, a la Libertad (izq., con un gorro
frigio sobre su cayado) y la Justicia (con una balanza en las manos). Ambas figuras
tienen en la parte de atrás representaciones de picas de combate, una mezcla de
lanzas y hachas. El reverso se destaca por la elegancia extrema de sus guilloches, la
sinuosidad de la parte superior, los cartuchos que rodean a las cifras del valor nominal
del billete y el color púrpura del mismo, que le confiere mucha calidez visual.

97
El espécimen S205, de 25 pesos, fue impreso en tintas negra, café y azul. El anverso
presenta el mismo escudo nacional ya criticado antes, mientras que la figura alegórica
central es una representación femenina de las Artes extendidas por el mundo,
representadas por el globo terráqueo, los libros, la pluma y el ánfora que se exhibe en
este grabado. Además, en el anverso se destaca la abundancia de números para indicar
el valor nominal del billete, uno de los cuales aparece rodeado por laureles en color
marrón. Fuera del agradable conjunto logrado entre guilloches y color en el reverso,
se destaca el uso de formas geométricas redondeadas y romboides.

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El 15 de septiembre de 1913 se emitió la serie A del billete S206 de 100 pesos, impreso en tintas negra,
amarilla y azul. Fuera de exhibir el escudo nacional anacrónico, el anverso aparece decorado con múltiples
detalles, que enmarcan las dos historias separadas representadas por los dos granados de las figuras femeninas.
La del lado izquierdo representa a una joven mujer recostada sobre una hamaca, en actitud de tropical
holgazanería, mientras que la del lado derecho es la imagen de una mujer tejedora, sentada ante una fábrica
y una locomotora humeante, símbolos de la Revolución Industrial.
El reverso, diseñado y grabado con enorme equilibro y buen gusto, se concentra en las cifras del valor nominal
del billete, así como en la exquisita combinación de guilloches y cartuchos que las enmarcan y acompañan.
Este es el billete de más alta denominación conservado en la colección de Citi, ya que la misma carece del
espécimen S207 de 500 pesos.

99
Segunda familia del Banco Salvadoreño

El 1 de junio de 1920, el Banco Salvadoreño emitió la serie A de los billetes


de 1 colón en moneda acuñada de oro, impresos por la American Bank Note
Company en tintas negra, azul, roja y naranja. En el anverso, este espécimen
S211 presenta un grabado metálico de una alegoría femenina a la prosperidad
de la tierra y del quehacer humano, todo representado por el haz de cereales,
la cornucopia, la rueda y otros elementos más dentro de ese conjunto. En
el anverso, entre guilloches y cifras en números arábigos y romanos, aparece
el rostro de perfil de Cristóbal Colón, en cuyo homenaje fue bautizada la
moneda nacional como colón a partir de octubre de 1892.

100
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Espécimen S212, de 2
colones. En el anverso,
la alegoría femenina ha
sido desplazada hacia la
izquierda, mientras que la
cifra del lado derecho ha
sido incorporada dentro
de un artístico cartucho,
formado por sinuosas líneas
y guilloches. El reverso se
destaca por el grave rostro
de perfil del almirante de la
Mar Océana, rodeado del
nombre del banco emisor
y por complejos guilloches
de seguridad.

Espécimen S213. La figura


alegórica femenina está en
la parte central, rodeada
de elegantes cartuchos y
guilloches que enmarcan a
los números arábigos de su
denominación.

101
El espécimen S214 de 10 colones también fue emitido en su serie A el 1 de junio de
1920, por la misma casa impresora neoyorquina. Fue impreso en varias tintas, entre las
que destacaban la negra y la café. Dotado con un anverso elegante, la figura alegórica
femenina sigue ocupando la parte central del diseño, mientras que dos sobrios cartuchos
a sus lados exhiben los números arábigos de la denominación. En el reverso, el rostro del
almirante Colón se muestra dentro de un complejo pero equilibrado grupo de figuras
geométricas y guilloches, en medio de los cuales se muestran numeraciones romana y
arábiga para señalar el valor nominal del billete.
Aunque no forma parte de la colección de Citi, esta familia de billetes también contó con
un billete catalogado internacionalmente como S215, con valor nominal de 25 colones.

102
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Tercera familia del Banco Salvadoreño

Entre noviembre de 1924 y octubre de 1931, el Banco Salvadoreño emitió una nueva serie
de billetes. Las características básicas de anversos y reversos fueron retomadas de las
series emitidas en años anteriores por la American Bank Note Company de Nueva York,
aunque la nueva familia fue diseñada, grabada e impresa por la casa londinense Waterlow
& Sons. En todos estos billetes, la figura femenina en el anverso y el rostro de Colón en el
reverso son características comunes, a las que solo las rodean modificaciones en cuanto
a color de tintas usadas en la impresión y a la forma de los guilloches en los reversos.
Para el caso, el espécimen S221, de 1 colón, es muy parecido a S211, aunque fue emitido
en series A, B y C. La colección de Citi cuenta con 3 ejemplares de este espécimen.

103
El espécimen S222, de
2 colones, fue emitido en
serie A en 1924 y 1929.
Impreso sobre papel de
seguridad con tintas negra,
roja, café y verde, exhibe
una superficie de color
salmón en el anverso, en el
que se destaca el complejo
cartucho dentro del que
se ha colocado el valor
nominal del billete. Como
ocurre en otros billetes
diseñados e impresos por
la londinense Waterlow
& Sons, el reverso exhibe
gran elegancia en su
complejo diseño.

En noviembre de 1924 y
octubre de 1931 fueron
emitidas las series A y B
del billete S223,con valor
nominal de 5 colones. En
esencia, es un espécimen
muy parecido a S213,
en cuanto a características
de diseño.

104
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Hasta el momento, la colección de
Citi no cuenta con ningún ejemplar
de las series A y B del billete S224 de
10 colones, emitidas en noviembre
de 1924 y octubre de 1931 con
características parecidas a las del
S214. Sin embargo, sí cuenta con un
espécimen del ejemplar S225 de
25 colones, emitido en noviembre
de 1924. Tanto en su anverso como
reverso, el espécimen destaca por la
sobriedad y elegancia de su diseño
y su impresión en tinta azul, con
guilloches y figuras fitomórficas, lo
cual permite advertir una evidente
separación entre el diseño original
de la American Bank Note Company
y el desarrollado después por la
londinense Waterlow & Sons.

Impreso en noviembre de 1924 y


enero de 1929, el espécimen S226
de 100 colones, serie A, diseñado por
completo por la casa londinense, que
solo utilizó la figura alegórica femenina
utilizada en emisiones anteriores
por su similar estadounidense. Con
gran belleza y elegancia en el uso de
las líneas y el color, los diseñadores
anglosajones aplicaron tintas negra,
verde, púrpura y naranja para obtener
un conjunto vistoso en el que se
destacan sus elementos fitomórficos y
las líneas tramadas en forma de redes
a los costados del anverso. Por su
parte, el reverso guarda un equilibro
armónico entre el rostro colombino
al centro y lo dos cartuchos de gran
tamaño colocados a los lados para
enmarcar las cifras arábigas de la
denominación del billete.
105
Banco Agrícola
Comercial
(1895-1934)

El fomento de la industria agrícola


de El Salvador –que demandaba
la fundación de instituciones
financieras de corte agropecuario e
hipotecario, para otorgar capitales
a los agricultores a plazos largos e
intereses módicos- fue lo que condujo a la Asamblea Nacional Legislativa a
Tercer edificio del BancoAgrícola Comercial
(ahora sede de la Biblioteca “Luis Alfaro
emitir el decreto del 17 de mayo de 1895, mediante el cual se autorizó a José
Durán”, del Banco Central de Reserva González Asturias y Rodolfo Duke la fundación del Banco Agrícola Comercial
de El Salvador).Tarjeta postal cortesía del del Salvador. Su oficina central se ubicó en San Salvador, con autorización
educador y coleccionista estadounidense para abrir agencias y sucursales en todo el país. Su capital fue fijado en cinco
Dr. Stephen Grant. millones de pesos plata y se le permitió iniciar operaciones cuando tuviera
suscritos dos millones de pesos y, en caja, solo quinientos mil pesos99.

Según su plan original, ese nuevo banco orientaría sus operaciones


principalmente a hacer préstamos sobre primeras hipotecas hasta por la mitad
del valor de las propiedades gravadas, descontar documentos de comercio,
abrir créditos, cuentas corrientes con garantías, admitir depósitos, negociar
giros, emitir billetes al portador y otras clases de operaciones bancarias. Por
ello, se le estableció como requisito para el pago de los préstamos hipotecarios
plazos no menores a diez años.

Como ya era costumbre en las contratas para fundar instituciones financieras


y de crédito, al Banco Agrícola Comercial se le otorgó la facultad de emitir
billetes pagaderos a la vista y al portador, con una concesión extensiva por
tres décadas, hasta por el doble del capital llamado. Debía tener en dinero, en
99. Diario Oficial, San Salvador, tomo 38,
N° 124, 29 de mayo de 1895, pág. 817. sus cajas, por lo menos un 40% del valor de los billetes en circulación.

106
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Al Banco Agrícola Comercial se le concedieron las mismas exenciones
tributarias y uso libre de telégrafos y de teléfonos que tuvieron todos los
100. Diario Oficial, San Salvador, tomo 39,
bancos proyectados o fundados en esos años, así como las exenciones a sus
N° 307, 31 de diciembre de 1895,
empleados, de todo servicio obligatorio, fuera civil o militar. Además, debía págs. 1774-1775.
efectuar dos arqueos anuales que podían ser supervisados por el Ministerio 101. Diario Oficial, San Salvador, tomo 40,
N° 134 del 8 de junio de 1896,
de Hacienda. No se especificó la necesidad de hacer reservas ni de publicar pág. 913.
sus balances. Los estatutos que regirían la gestión del Banco Agrícola fueron 102. Diario Oficial, San Salvador, tomo 59,
aprobados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Fomento y N° 248 del 23 de octubre de 1905,
pág. 2106.
Beneficencia el 28 de diciembre de 1895100. 103. Diario Oficial, San Salvador, tomo 59,
N° 251 del 26 de octubre de 1905,
pág. 2146.
El 10 de abril de 1896, el gerente del Banco Agrícola Comercial hizo una
presentación a la Asamblea Nacional, en la que manifestó la necesidad de
obviar la dificultad que se presentaba a los clientes que estaban obligados,
cuando solicitaban créditos hipotecarios a esa institución, a aceptar un
plazo que no podía ser menor de diez años. El banco argumentó que si
bien se comprendía que el legislador pretendía, al establecer ese largo plazo,
favorecer a los agricultores, tampoco era justo obligárseles, en contra de su
voluntad, a aceptar una concesión tan amplia. Por tanto, la Asamblea Nacional
emitió ese mismo día un decreto que en su artículo único estableció que el
plazo del crédito hipotecario podía ser de menos de diez años cuando así le
fuera conveniente al interesado101. Con acciones como esa, el Banco Agrícola
Comercial pronto se posicionó en el tercer lugar de preferencia de la clientela
salvadoreña en cuanto a créditos y depósitos, solo situado por detrás de sus
homólogos Salvadoreño y Occidental.

Nueve años más tarde, en la noche del 22 de octubre de 1905, un incendio


destruyó el edificio original de dos niveles, ubicado a escasos 50 metros
al oriente de la segunda Catedral capitalina. Esto obligó a esa institución a
entrar en un acuerdo con los bancos Occidental y Salvadoreño, para poder
hacer efectivos sus billetes en circulación por medio de esas instituciones
colegas. Además, estableció oficinas provisionales en el edificio que ocupaba
el despacho de J. Mauricio Duke & Hijos, para recibir toda entrega que sus
clientes efectuaran y proceder al pago de los cheques que se giraran contra
él102. De esa forma, el Banco Agrícola Comercial solventó la emergencia y pudo
mantener sus operaciones sin mayores trastornos103, hasta la construcción de
su nueva sede, diseñada por el arquitecto italiano Augusto César Baratta del
Vecchio, aunque el trazado original sufrió algunos cambios.

107
El 13 de marzo de 1907, Federico Drews, gerente del banco, presentó una
solicitud ante la Asamblea Nacional Legislativa orientada a reformar algunos
artículos de los estatutos, que no sólo debían ser aprobados por el Poder
Ejecutivo. Ello porque algunos implicaban modificaciones a la ley de concesión
del banco, y otros no se amoldaban en la forma a algunas de las disposiciones
del Código de Comercio, por lo que se requería la intervención del Poder
Legislativo. Según la exposición de motivos de esa solicitud, las reformas tenían
“por objeto facilitar el desarrollo del establecimiento, para ponerlo en mejor
aptitud de servir a los intereses económicos del país, y atraer también capital
extranjero que venga a contribuir al fomento del comercio, de la agricultura
y de la industria nacionales”. Y continuaba explicando que, “en este sentido,
el London Bank of Mexico & South America Limited, poderosa institución
financiera de Londres, está dispuesta a inscribirse en las nuevas acciones que
se desea emitir, con la suma de veintinueve mil quinientas libras esterlinas;
y podemos decir que será este el primer paso del movimiento financiero
que hará fluir al país el capital extranjero”. Esa transacción se convirtió en
la primera negociación de un banco comercial salvadoreño con una entidad
bancaria extranjera, para así atraer capitales externos y lograr una participación
accionaria directa de una institución financiera no residente104.

Con las referidas reformas, el Banco Agrícola Comercial buscaba que las “dos
mil cuarenta acciones del valor nominal de un mil pesos105, cada una suscritas
[…] y pagadas en parte, o sea cuatrocientos cincuenta pesos por acción, se
cambiaran dando a los accionistas con tres acciones del valor de cien pesos
cada una totalmente pagadas o sea en todo, seis mil ciento veinte acciones”.
Esta reforma implicaba una reducción de capital, porque las 2,040 acciones
representaban un capital nominal de dos millones cuarenta mil pesos suscritos
con un capital pagado de novecientos dieciocho mil pesos, y con el cambio
104. Diario Oficial, tomo 62, N° 63 del 16
de marzo de 1907, pág. 469.
las 6,120 acciones representaban, a su vez, un capital suscrito y pagado por
105. Aunque la “divisa” salvadoreña era valor de seiscientos doce mil pesos. Con esta modificación se buscó colocar
el colón desde octubre de 1892, al banco en mejores pies, eliminando toda aquella parte del capital que sufrió
la denominación colonial española
“peso” siguió siendo empleada en quebranto por obra de la crisis económica de 1896-1898 y en respuesta “al
transacciones comerciales, documentos deseo expresado por el mencionado banco extranjero, que aporta capital
gubernamentales y en el habla popular
en el negocio, de continuar las operaciones con un capital completamente
durante las primeras tres décadas
del siglo XX. saneado y efectivo”. De esa manera, se fijó el capital social en un millón de
106. Diario Oficial, San Salvador, tomo 62, pesos plata, dividido en acciones de cien pesos cada una106.
N° 63 del 16 de marzo de 1907,
págs. 469-470.

108
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El 12 de julio de 1907, el banco avisó a sus accionistas y al público general que,
“habiéndose llevado a efecto la reorganización del capital de esta institución,
con todas las formalidades que la Ley requiere, [quedaba] abierta desde esta
fecha hasta el 28 del mes en curso, en la Gerencia del Banco, la suscripción
a quinientas acciones de cien pesos plata cada una”, que se emitirían “para
completar el capital de un millón de pesos enteramente pagado, debiendo
hacerse inmediatamente el pago íntegro de las acciones tomadas”107. En
cumplimiento del inciso 7º del artículo 243 del Código de Comercio, el Banco
Agrícola Comercial informó al público de la reducción del capital social suscrito
de $2,040,000.00 dividido en 2040 acciones del valor de un mil pesos cada
una, teniendo pagados 450 pesos por acción, a un millón de pesos, dividido
en acciones de cien pesos cada una totalmente pagadas y al portador108. Esa
operación fue certificada por el Tribunal Superior de Cuentas del Salvador,
el 12 de julio del mismo año, declarando que esa entidad bancaria tenía un
activo de $2,678,445.95 y un pasivo de $1 760,445109.

El 14 de septiembre de 1915 la Junta General de Accionistas del Banco Agrícola


Comercial reformó los estatutos de la institución. Esas reformas fueron
presentadas al Poder Ejecutivo por Federico Drews, gerente y representante 107. Diario Oficial, San Salvador, tomo 63,
legal del banco. La aprobación correspondiente se materializó el 27 de ese N° 162 del 15 de julio de 1907,
pág. 1296.
mismo mes, ya que ellas estaban en conformidad con el artículo 3 de la Ley 108. Diario Oficial, San Salvador, tomo 62,
de Bancos de Emisión, el artículo 240 del Código de Comercio y las demás N° 63 del 16 de marzo de 1907,
pág. 469.
disposiciones reglamentarias y legales del país. En el contexto de esta reforma,
109. Diario Oficial, San Salvador, tomo 63,
que hizo numerosos cambios en el ámbito de gestión de la Junta Directiva y N° 162 del 15 de julio de 1907,
sus atribuciones, se destacó de manera especial el incremento de capital del pág. 1296.
110. Diario Oficial, San Salvador, tomo 79,
Banco Agrícola Comercial a “un millón trescientos mil pesos plata, dividido en
Nº 230 del 4 de octubre de 1915,
trece mil acciones totalmente pagadas, de cien pesos plata cada una”110. págs. 2037-2038.

109
En 1912, al efectuar el arqueo anual de sus cuentas, el Banco Agrícola
Comercial marcó un 119.09 por ciento de respaldo en metálico para sus
billetes, aunque a esta entidad bancaria y al Banco Occidental se les aplicó
el requisito de respaldo en metálico de sólo 40 por ciento, sin que algo
sustentara la reducción del 50 al 40 por ciento de lo fijado por la ley. Si a los
dos bancos se les hubiera aplicado el requisito de 50 por ciento, ninguno de
ellos habría cumplido con el artículo 5 de la Ley sobre Bancos de Emisión de
1899, que demandaba que los debían tener “siempre en la caja de su domicilio,
en metálico, no menos del 50% del valor de los billetes en circulación”, y cuyo
incumplimiento, según el artículo 17, podía causar que el Ejecutivo pudiera
llegar a “suspender todas o algunas operaciones mientras no se [llenaran]
los requisitos o condiciones legales”111. La realidad mostraba que el Banco
Agrícola Comercial tenía sólo 139,414.52 pesos en exceso dado el cálculo
con 40 por ciento de requisito, por lo que el diez por ciento adicional de su
emisión le habría requerido 139,919.00 pesos adicionales, lo cual lo habría
dejado con un déficit de 504.52 pesos por debajo de lo legal.

Dada la distorsión económica que causaba el inicio de la recolección agrícola


–entre septiembre y noviembre de cada año–, desde 1913 comenzó a
acentuarse el rumor de la baja capacidad financiera de los bancos. Aunque
no había mayor fundamento para ello, no dejaba de causar incertidumbre
entre los depositantes y tenedores de billetes de banco. Y el año 1917 no
fue la excepción, lo que obligó a la publicación de un artículo especial en la
sección editorial del Diario Oficial, en el cual se destacaba que “la situación
de los bancos es digna de toda confianza”112. Pese a ello, los rumores de
la población se centraron ese año en el Banco Agrícola Comercial, lo que
causó que algunos comerciantes rehusaran recibir sus billetes, por lo que
se produjo alarma en el público. Entonces el ministro de Hacienda tomó
cartas en el asunto y “excitó a la Junta de Vigilancia, a efecto de que tuviera
una sesión y tomara las providencias necesarias para investigar las causas
111. Diario Oficial, San Salvador, tomo 46, de aquellos rumores”. La Junta de Vigilancia procedió a revisar y comprobar
N° 120 del 24 de mayo de 1899, “que las garantías metálicas del Banco Agrícola Comercial” estuvieran “en un
pág. 941.
112. Diario Oficial, San Salvador, tomo 83,
todo de acuerdo con las prescripciones de la ley”. Concluido ese trabajo de
N° 286 del 15 de diciembre de 1917, supervisión, la junta determinó que no había “ningún motivo de alarma que
pág. 2349.
[pudiera] afectar la circulación de los billetes del aquel banco, y que toda
113. Diario Oficial, San Salvador, tomo 83,
N° 286 del 15 de diciembre de 1917, negativa a aceptarles [era] violatoria del estatuto especial que [regía] a todas
pág. 2349. las instituciones bancarias del país” 113.

110
EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
Se hizo de público conocimiento que “la situación del Banco Agrícola
Comercial [era] merecedora de toda confianza”, con lo que se aseguró
que eran “completamente infundadas las suposiciones desfavorables
que pudieran hacerse respecto de las garantías de dicha institución de
crédito”114. Ese tipo de rumores infundados, que tanto daño causaban a
los bancos y cuyo origen estaba en los desajustes monetarios provocados
por el ciclo agrícola, fueron creando condiciones que luego generaron la
necesidad de cambiar las bases que sustentaron la reforma monetaria, que
tomó cuerpo en 1919.

Una década más tarde, en mayo de 1930, se dio a conocer la posibilidad


de que el National City Bank, la institución bancaria más fuerte de Estados
Unidos, estaba dispuesto a establecer una sucursal en San Salvador, según
información proporcionada a los medios por el capitalista Rodolfo Duke,
director del Banco Agrícola Comercial. La idea era que esa sucursal, única
en Centroamérica, funcionara como agencia pagadora de los trabajos del
Canal de Nicaragua, lo cual se consideraba de gran significación para la
República salvadoreña. Duke encabezó las negociaciones con el National 114. Diario Oficial, San Salvador, tomo 83,
City Bank, con la intención de que esa institución utilizara como base la N° 286 del 15 de diciembre de 1917,
pág. 2349.
organización del Banco Agrícola Comercial. Según el reconocido banquero,
115. La Prensa. San Salvador, año XVII,
primero se intentó dar a conocer “la riqueza pública de El Salvador”, así N°5,699 del 14 de abril de 1930.
como las garantías que presentaban las leyes salvadoreñas y el carácter 116. Esa denominación contractada del
nombre del país se mantuvo durante
emprendedor y tenaz de los salvadoreños de empresa. La expectativa de
buena parte del siglo XIX y perduró
Duke era la de traer nuevas fuerzas económicas, debido a que, si bien los en el ámbito internacional hasta
bancos que operaban en el país habían hecho cuanto estuvo a su alcance, fines del siglo XX. De esa forma, no
resultaba extraño ver que el país
se requerían nuevos elementos para no interrumpir el trabajo y el esfuerzo era designado como “República del
de los empresarios. En el marco de las negociaciones con el City Bank, Salvador”, “Salvador” o “Salvador, El”
en diversas publicaciones, cartas y
Duke presentaba una cartera de solicitudes por un total de un millón de
libros de consulta. Ante ello, el gobierno
colones, de clientes que requerían estos recursos “no para pagar deudas nacional emitió los decretos legislativos
contraídas, sino para atender el ensanche de sus trabajos agrícolas […] para del 7 de junio de 1915 y del 23 de
octubre de 1958 (publicados en el
dar impulso a industrias nacientes que morirían si no se les auxilia con la Diario Oficial, San Salvador, tomo 78,
debida oportunidad”115. El señor Duke consideraba que al tenerse al City N° 133 del 9 de junio de 1915, pág.
1095 y tomo 181, N° 210 del 11
Bank como institución pagadora del Canal de Nicaragua, se presentaban
de noviembre de 1958, pág. 8482),
importantes oportunidades comerciales en la medida que muchos productos los cuales legalizaron la designación
salvadoreños encontrarían “un magnífico mercado en aquellos trabajadores, oficial como República de El Salvador
o sólo El Salvador, sin posibilidad
acarreando al Salvador [sic116], varios millones de dólares” a favor de los
alguna de contractar cualquiera de sus
comerciantes locales en pequeño. Además, preveía que por medio de una elementos lingüísticos componentes.

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institución afiliada al City Bank podrían conseguirse recursos para que el
proyectado Banco Hipotecario pudiera convertirse en realidad, mediante
la negociación de sus cédulas en el extranjero117. Lamentablemente esto no
logró materializarse, al no llevarse a cabo la obra del canal transoceánico en
suelo nicaragüense118.

La transformación del conjunto bancario de emisión desconcentrada a un


sistema de concentración en un solo banco, requería proceder con firmeza,
constancia, prudencia, calma y cordura, para salvar aquellos escollos, sin llevar
al país a un serio trastorno en su economía, ya que se trataba del delicado
problema de la moneda. Así se llegó al bienio 1932-1933, cuando se pensó en
una nueva entidad bancaria, pero pronto se abandonó ese proyecto, cuando
se presentó la oportunidad de adquirir la mayoría de las acciones del Banco
Agrícola Comercial, con fondos provenientes del gremio de caficultores.

A pesar de que el país atravesaba momentos críticos por la caída de las


ventas internacionales de café y los efectos devastadores de un huracán, el
año 1934 fue de importancia estratégica para el desarrollo bancario de El
Salvador, porque marcó el jalón definitivo de la regeneración del gremio en
117. La Prensa, San Salvador, año XVIII, el país, con la fundación del Banco Central de Reserva y la colocación de los
N° 5699 del 11 de mayo de 1930, cimientos del tantas veces soñado Banco Hipotecario. A fines de 1933 había
págs. 1 y 8.
118. La Prensa, San Salvador, año XVIII,
llegado a San Salvador la Delegación Técnica integrada por Sir Frederick
N° 5699 del 11 de mayo de 1930, Francis Joseph Powell y Sir Gordon Victor Richdale, reconocidos expertos
págs. 1 y 8.
que laboraban para el Banco de Inglaterra. Ellos se dedicaron a estudiar la

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EL S A LVA D O R, L A HI STO RI A D E S U S B I L L E T E S Y L OS B I L L E T E S E N S U H I S T OR I A
situación económica del país hasta culminar sus trabajos con la presentación
de un plan para que el Banco Agrícola Comercial quedara convertido en
Banco Central de Reserva. La iniciativa fue apoyada con los proyectos de
la ley constitutiva del Banco y del estatuto del mismo, así como con un
plan de ejecución. La responsabilidad por la emisión de billetes y las otras
obligaciones del Banco Agrícola Comercial fueron traspasadas al Banco
Central de Reserva; incluido el oro y valores calificados como aceptables
según sus Estatutos. A la cuenta Especial Depositaria del Gobierno pasaron
los valores calificados como no aceptables por el Banco Central de Reserva,
todo en cantidad equivalente a la emisión de billetes y a las otras obligaciones
del Banco Agrícola Comercial.

Dada esta situación, la Asamblea Nacional aprobó el decreto Nº 64 el 19


de junio de 1934, que constituyó la Ley del Banco Central de Reserva de El
Salvador, fundado como institución de carácter privado y el decreto Nº 65,
con sus Estatutos o Ley Constitutiva. En el artículo 1º de la Ley del Banco se
estipuló que el Banco Agrícola Comercial se convertiría en el Banco Central
de Reserva de El Salvador, en cuyo carácter asumiría todas las obligaciones del
Banco Agrícola Comercial, que ya tenía 39 años de funcionamiento.

La emisión de billetes de los Bancos Agrícola Comercial, Salvadoreño y


Occidental fue centralizada en el nuevo Banco Central. Para llevar a cabo
el proceso de extinción de las facultades de emisión que tenían los bancos
y proceder con la constitución del Banco Central, se nombró otra comisión
ejecutiva conformada por doctos personajes como Romeo Fortín Magaña
(subsecretario de Hacienda), Emeterio Óscar Salazar, Héctor Herrera, Arturo
Bustamante y Alfonso Rochac (quien se desempeñó como secretario de ese
cuerpo colegiado). Una vez cumplidos los trámites que le dieron origen, esa
comisión procedió a escoger los créditos líquidos y solventes que tomaría el
Banco Central de Reserva para responder por la emisión, luego de lo cual
se procedió al traslado de las reservas de oro desde las sedes bancarias
hacia la del Banco Agrícola Comercial, que funcionaría como primer edificio
del naciente Banco Central de Reserva119. El oro acuñado que se entregó
al Banco Central y con el que empezó sus operaciones fue por valor de 119. En la actualidad, el edificio original de
3.317,685.00 dólares, mientras que los billetes autorizados que quedaron a esa institución bancaria centralizada
sigue siendo parte de los inmuebles
su cargo fueron 21,866,900.00 colones, correspondientes al total de emisión, propiedad del BCR. Es la sede de la
menos los 713,100 colones de billetes sobrantes, que fueron incinerados. Biblioteca “Luis Alfaro Durán”.

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