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La aplicación del artículo 59° del Código Penal: comentarios a la sentencia recaída

en el Exp. N° 04649-2014-HC/TC (caso Fajardo Nizama)

Carlos Abel Villarroel Quinde


Abogado por la PUCP

1. Introducción

La suspensión de ejecución de la pena es una institución jurídica reconocida en los


artículos 57 al 61 del Código Penal vigente, y permite, ante determinados casos, evitar la
aplicación de la pena efectiva de prisión mediante el cumplimiento de reglas de conductas
por un periodo de tiempo determinado. Entre los diversos aspectos comprendidos en este
régimen especial, el Código Penal en su artículo 59° regula las medidas que establece el
legislador ante situaciones de incumplimiento de las reglas de conducta por parte de los
condenados.

Esta figura ha merecido un extenso desarrollo por parte de la jurisprudencia


constitucional, siendo un ejemplo de ello la sentencia recaída en el Exp. N° 04649-2014-
HC/TC. No obstante, la posición adoptada por el Tribunal Constitucional (y a la que
después se ha acoplado también la Corte Suprema de Justicia de la República) no está
exenta de críticas, que serán enunciadas en el presente trabajo.

A tal efecto, en primer lugar se realizará un recuento de la posición que tiene el máximo
intérprete de la Constitución sobre el tema, para luego de ello exponer la evolución que ha
tenido la opinión del Poder Judicial sobre la materia. Posteriormente, expondremos
brevemente las razones por las que nos consideramos críticos de dicha opción, para
finalmente dar paso a las conclusiones correspondientes.

2. Resumen del caso

El caso citado es como sigue:

 Don Juan José Fajardo Nizama fue condenado por el delito de omisión a la
asistencia familiar mediante sentencia de fecha 25 de mayo del 2012, a 3 años de
pena privativa de libertad. Sin embargo, dicha condena fue suspendida en su
ejecución por el mismo periodo de tiempo, exigiendo el pago de la reparación civil
(ascendente a S/ 3,750, pagaderas en 18 cuotas a partir de junio del 2012) y al
cumplimiento de reglas de conducta (concurrir cada 30 días al juzgado a justificar
sus actividades y firmar un libro de control).

 Asimismo, en dicha sentencia se señaló que, ante el incumplimiento de cualquier


regla de conducta impuesta (incluyendo el pago de la reparación civil) se revocaría
la pena suspendida y se la haría efectiva, de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 59 inciso 3 del Código Penal.

 A solicitud del Ministerio Público, se llevó a cabo con fecha 7 de agosto del 2013
una audiencia para revocar la suspensión de la pena, a cargo de la titular del
Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria de Tumbes. Finalmente, mediante
resolución N° 13 de la misma fecha, se adoptó dicha decisión, ordenando la
ubicación y captura de Fajardo Nizama.
 El señor Fajardo Nizama presentó recurso de apelación contra la resolución N° 13,
pero fue declarada inadmisible por la Sala superior. Es contra dicha resolución que
Fajardo Nizama presentó una demanda de hábeas corpus, que dio paso, luego de
las instancias correspondientes, a que el máximo intérprete de la Constitución
declara infundada la misma, mediante resolución que es materia de análisis.

3. Delimitación del problema

Lo que nos interesa analizar concretamente en esta resolución es el criterio adoptado por
el Tribunal Constitucional referido a la aplicación del artículo 59 del Código Penal.

Dicho artículo señala lo siguiente:

Artículo 59.- Si durante el período de suspensión el condenado no cumpliera con las


reglas de conducta impuestas o fuera condenado por otro delito, el Juez podrá, según los
casos:
1. Amonestar al infractor;
2. Prorrogar el período de suspensión hasta la mitad del plazo inicialmente fijado. En
ningún caso la prórroga acumulada excederá de tres años; o
3. Revocar la suspensión de la pena.

Como se advierte, dicho artículo presupone previamente que el órgano jurisdiccional haya
suspendido la aplicación de una pena privativa de libertad y paralelamente haya
determinado la imposición de reglas de conducta para el caso concreto, a partir de las
previstas en el artículo 58° del Código Penal.1

Sobre la aplicación de este artículo, la sentencia bajo comentario señala que: “(…) el
Tribunal, en reiterada jurisprudencia, ha precisado que dicha norma no obliga al juez a
aplicar tales alternativas en forma sucesiva, sino que ante el incumplimiento de las reglas
de conducta impuestas, la suspensión de la ejecución de la pena pueda ser revocada sin
necesidad de que previamente sean aplicadas las dos primeras alternativas”.2 Es decir, no
es necesario que, ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un caso de
suspensión de la pena privativa de libertad, el órgano jurisdiccional previamente amoneste
al condenado que incumplió con ello, o le prorrogue el plazo de suspensión de la pena,
sino que puede elegir directamente revocar la suspensión y ordenar el cumplimiento
efectivo de la pena, de acuerdo a su discrecionalidad y atendiendo a las circunstancias
del caso concreto.

Este es el criterio que será sometido a análisis en las páginas que siguen.

1
Artículo 58. Reglas de conducta
Al suspender la ejecución de la pena, el juez impone las siguientes reglas de conducta que sean aplicables al caso:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer mensualmente al juzgado, personal y obligatoriamente, para informar y justificar sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago fraccionado, salvo cuando demuestre que está en
imposibilidad de hacerlo;
5. Prohibición de poseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro delito;
6. Obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas o alcohol;
7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos, organizados por la autoridad de ejecución penal o
institución competente; o,
8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre que no atenten contra la dignidad del
condenado.
2
STC. Exp. N° 04649-2014-PHC/TC, fundamento 3.
4. Análisis

4.1. Opinión del Tribunal Constitucional

A continuación se realizará un recuento de algunos pronunciamientos del Tribunal


Constitucional sobre el mismo tema, a fin de verificar si existe una respuesta uniforme
sobre el tema o si, por el contrario, existen posiciones variadas.

4.1.1. Jurisprudencia

De acuerdo a la revisión que pudimos realizar, en efecto, la respuesta del Tribunal


Constitucional sobre el tema es uniforme: la revocatoria de la suspensión de la pena, tal
como se encuentra prevista en el artículo 59 del Código Penal, no requiere previamente
amonestar al reo condenado que incumple con las reglas de conducta, o le prorrogue el
plazo de la suspensión de la pena, sino que el órgano jurisdiccional puede acudir
directamente a la revocación de la suspensión de la pena y, por ende, la aplicación de la
pena efectiva (STC. Exp. N° 02826-2011-HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 01584-2012-
HC/TC, fundamento 5; Exp. N° 01837-2011-HC/TC, fundamento 6; Exp. N° 01820-2011-
HC/TC, fundamento 13; Exp. N° 02926-2004-HC/TC, fundamento 1; Exp. N° 01191-2005-
HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 04897-2011-HC/TC, fundamento 5; Exp. N° 00741-2010-
HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 05303-2006-HC/TC, fundamento 5; Exp. N° 02076-2009-
HC/TC, fundamento 5; Exp. N° 01770-2010-HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 02193-2005-
HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 05597-2008-HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 00992-2009-
HC/TC, fundamento 4; Exp. N° 03974-2005-HC/TC, fundamento 7; Exp. N° 03313-2009-
HC/TC, fundamento 4; Exp. N° 03883-2007-HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 03603-2007-
HC/TC, fundamento 5; entre otros).

En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha señalado que “(…) constituye una facultad
del juez determinar, de acuerdo a su criterio y las circunstancias del caso particular, las
acciones previstas en el artículo precitado (Art. 59).”3 Igualmente, afirma que “(…) es
facultad del juzgador optar por cualquiera de las tres alternativas después de efectuar el
estudio de caso por caso, y dependiendo del grado de renuencia del condenado a acatar
las normas de conducta impuestas, en virtud del principio de independencia de la función
jurisdiccional”.4

Adicionalmente, sobre la revocatoria de la suspensión de la pena el Tribunal


Constitucional ha señalado criterios adicionales que se deben tomar en cuenta:

 En caso de procederse a la revocatoria de la suspensión de la pena, ésta en


principio debe tener lugar mientras dure el período de la suspensión o el período
de prueba mediante resolución debidamente motivada, previo requerimiento al
interesado de que en caso de incumplimiento procederá la revocatoria de la
suspensión de la pena. Porque, sostener lo contrario, equivale a señalar que la
revocatoria de la suspensión de la pena por incumplimiento de las reglas de
conducta procede en todos los casos una vez que ha vencido el período de
prueba, lo cual resultaría un contrasentido.5

3
STC. Exp. N° 00926-2012-HC/TC, fundamento 3
4
STC. Exp. 02193-2005-HC/TC, fundamento 3.
5
STC. 01584-2012-HC/TC, fundamento 6; Exp. N° 00992-2009-HC/TC, fundamento 5.
 La reparación civil impuesta en la sentencia condenatoria constituye una condición
de la ejecución de la sanción penal, cuyo incumplimiento faculta al juez penal a
que pueda ordenar la efectividad de la privación.6

 La aplicación de las medidas previstas en el artículo 59, que incluye la revocación


de la condicionalidad de la pena, no requiere ningún requisito de procedibilidad
previo, por lo que bastaría que se configuraran los hechos previstos en la norma
(es decir, la falta del cumplimiento de las reglas de conducta o la condena por la
comisión de otro delito) para proceder a la revocación. En otros términos, el
órgano jurisdiccional no se encuentra obligado de apercibir al sujeto inculpado que
incumpla con las reglas de conducta o que haya sido condenado nuevamente para
imponer las medidas previstas en el mencionado artículo 59 del Código Penal.7

 No se puede pretender que el Tribunal Constitucional evalué la pertinencia o no de


las reglas de conducta impuestas y/o de la revocatoria de la suspensión de la pena
ante el no cumplimiento por parte del sentenciado dentro del período de prueba o
ante el cumplimiento posterior a la revocatoria de la suspensión de la pena, ya que
no es una suprainstancia jurisdiccional.8

4.1.2. ¿Doctrina jurisprudencial?

De acuerdo a lo analizado, se advierte pues que el Tribunal Constitucional mantiene un


criterio uniforme respecto de la aplicación que deben hacer los jueces penales del artículo
59 del Código Penal, en el sentido de que, en caso de incumplimiento de las reglas de
conducta, el juez puede o amonestar al infractor, prorrogar el plazo de ejecución
suspensiva o, directamente, revocar la suspensión y aplicar la pena efectiva. Lo único que
establece el Tribunal Constitucional que la medida adoptaba deberá responder al caso
concreto.

Ahora bien, es importante advertir que este criterio constituye “doctrina jurisprudencial”, de
acuerdo a lo señalado en el artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.9

En efecto, dicha norma señala lo siguiente:

Artículo Vl.- Control Difuso e Interpretación Constitucional

6
STC 9613-2005-PHC/TC, fundamento 4; Exp. 1837-2011-HC/TC, fundamento 5.
7
STC Exp. N° 06307-2008-HC/TC, fundamento 5; Exp. N° 02825-2010-HC/TC, fundamento 3; Exp. N° 04897-2011-
HC/TC, fundamento 5.
8
STC. Exp. N° 02076-2009-HC/TC, fundamento 9.
9
Artículo Vl.- Control Difuso e Interpretación Constitucional
Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior jerarquía, el Juez debe preferir la
primera, siempre que ello sea relevante para resolver la controversia y no sea posible obtener una interpretación conforme
a la Constitución.
Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso de
inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según los preceptos y
principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por
el Tribunal Constitucional (resaltado nuestro).
Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior
jerarquía, el Juez debe preferir la primera, siempre que ello sea relevante para resolver la
controversia y no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución.
Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido
confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los
reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la
interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el
Tribunal Constitucional (resaltado nuestro).

De acuerdo a la doctrina, el tercer párrafo de la norma citada hace referencia a una


pluralidad de sentencias de las cuales se desprendería una interpretación común. En ese
sentido, la expresión “doctrina jurisprudencial” no podría utilizarse para hacer referencia a
una única sentencia constitucional (como sí ocurre con el caso del precedente vinculante),
sino a una pluralidad de ellas, de las que se pueda desprender –por reiteración-
determinada interpretación común de los preceptos y principios constitucionales.10

Por ende, no queda duda que el criterio utilizado en la sentencia bajo comentario
-respecto a la aplicación del artículo 59°- es doctrina jurisprudencial, porque constituye un
criterio uniforme que se viene aplicando desde hace varios años atrás (existen sentencias
con dicho criterio desde el año 2004).

4.2. Jurisprudencia Corte Suprema

También es importante determinar qué criterio maneja el Poder Judicial sobre la


aplicación del artículo 59° del Código Penal. Esto es, si coincide con lo señalado por el
Tribunal Constitucional, o acaso varía notoriamente de dicha posición.

4.2.1. Circular para la debida aplicación de la suspensión de la ejecución de la pena


privativa de libertad (Resolución Administrativa N° 321-2011-P-PJ)

Con fecha 8 de setiembre del 2011, la presidencia del Poder Judicial publicó la “Circular
para la debida aplicación de la suspensión de la ejecución de la pena privativa de
libertad”, aprobada por Resolución Administrativa N° 321-2011-P-PJ.11 El fundamento
Quinto de dicha circular señala expresamente lo siguiente:

(…) Que en caso de que durante el periodo de suspensión –régimen de prueba- el


penado incumpla con las reglas de conducta fijadas en la sentencia, el Juez deberá
aplicar de manera correlativa lo dispuesto en el artículo 59° del Código Penal –salvo lo
reglado en el artículo 60°-. Esto es, primero amonestará al infractor. Luego, si persiste en
el incumplimiento, prorrogará el periodo de la suspensión hasta la mitad del plazo que se
fijó inicialmente. Finalmente, si el agente hace caso omiso a las sanciones precedentes,
revocará la suspensión de la ejecución de la pena.

10
INDACOCHEA PREVOST, Úrsula. La doctrina jurisprudencial y el precedente constitucional vinculante: una
aproximación a la jurisprudencia constitucional desde la teoría de las fuentes del derecho. Pág. 317. En: THEMIS-Revista
de Derecho N° 67, 2015.
11
Las circulares emitidas por la Presidencia del Poder Judicial, al amparo de los artículos 73 y 76 del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, establecen criterios para interpretar diversas normas jurídicas. Sin
embargo, estas circulares solo han sido emitidas entre los años 2011 y 2013. Para mayor información, ver en:
https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/CorteSuprema/s_cortes_suprema_home/as_poder_judicial/as_corte_suprema/as
_presidencia/as_Resoluciones_Circulares_de_Presidencia/ (consultado el 19 de enero del 2017).
Como se advierte, esta circular propone una aplicación distinta del artículo 59° del Código
Penal a la establecida por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional; en el sentido de
que, ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un caso de pena suspendida, el
juez aplicará de manera sucesiva las medidas de amonestación, prórroga del plazo de
suspensión y, luego de todo ello, la revocatoria de la suspensión y, por ende, la aplicación
de la pena efectiva. Asimismo, señala expresamente que las medidas previstas en el
artículo 59 son sanciones, que responden al incumplimiento de las reglas de conducta por
parte del condenado.

Adicionalmente, la circular señala que la revocación automática (esto es, de suspensión a


aplicación efectiva de la pena de manera directa) se dará en el supuesto del artículo 60°,
es decir, “si dentro del plazo de prueba el agente es condenado por la comisión de un
nuevo delito doloso cuya pena privativa de libertad sea superior a tres años”. En este
escenario, el Código señala que se ejecutará la pena suspendida condicionalmente y la
que corresponda por el segundo hecho punible.

Finalmente, el artículo 4 de la parte resolutiva de la circular señala lo siguiente:

Artículo 4° PRECISAR que el Juez debe cuidar la debida aplicación tanto de los alcances
de las reglas de conducta y del periodo de prueba, como de los criterios legalmente
fijados para la revocación del régimen de suspensión de ejecución de la pena privativa
de libertad.

Este artículo puede interpretarse en el sentido de que la circular establece de manera


imperativa cuál es el criterio de aplicación de las sanciones previstas en el artículo 59° del
Código Penal, por lo que no constituye solo una exhortación. Esta conclusión es
importante, porque daría a entender que mediante una norma de carácter administrativo
como es una circular, se pretende establecer un mandato general que debe ser acatado
por todos los órganos jurisdiccionales a nivel nacional, e inclusive fiscales, tal como se lee
además del artículo 5 de la parte resolutiva de dicha norma.12

4.2.2. Casación N° 656-2014-ICA

En el mes de octubre del 2016, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de


Justicia de la República publicó la Sentencia de Casación de fecha 18 de mayo del 2016,
que declaró fundado el Recurso de Casación N° 656-2014-ICA, interpuesto por el
Ministerio Público en el proceso por omisión a la asistencia familiar que se entabló a
Domingo Antonio Tantachuco Uchuya, en agravio de su menor hija Melchorita Tantachuco
Lurita.

Cabe precisar que esta sentencia casatoria se emitió excepcionalmente, al plantearse una
errónea interpretación del artículo 59° del Código Penal, y con el fin de desarrollar
doctrina jurisprudencial:

 Por un lado, se cuestionó que la Sala Penal Superior competente en el proceso


penal por omisión a la asistencia familiar afirme en su resolución de segunda
instancia que, ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un caso de
pena suspendida, el juez debe aplicar de manera correlativa o sucesiva las

12
ARTÍCULO 5°.- TRANSCRIBIR la presente Resolución-Circular a las Salas Penales de la Corte Suprema de Justicia
de la República, las Corte Superiores de Justicia del Perú, la Sala Penal Nacional, la Fiscalía de la Nación y del Centro
de Investigaciones Judiciales.
medidas de amonestación, prórroga del plazo y, por último, la revocatoria de la
suspensión y la aplicación de la pena efectiva, previstas en el artículo 59° del
Código Penal. En ese sentido, la Sala Superior utilizó los criterios establecidos en
la mencionada “Circular para la debida aplicación de la suspensión de la ejecución
de la pena privativa de libertad”, aprobada mediante Resolución Administrativa N°
321-2011-P-PJ.

 Por el contrario, para el Ministerio Público –quien interpuso el recurso de casación-


la interpretación realizada por la Sala Superior sobre la aplicación de las sanciones
previstas en el artículo 59° es contradictoria con diversos pronunciamientos del
Tribunal Constitucional sobre la materia que -como señalamos anteriormente-
indica más bien que las medidas previstas en dicho artículo se aplican de manera
indistinta, de acuerdo al caso concreto.

La Sala Penal Permanente considera que, conforme a la ley penal, la correcta


interpretación del artículo 59° es “(…) la señalada en reiterada jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, pues se adecua cabalmente a una interpretación gramatical, sistemática y
funcional.” De allí concluye lo siguiente:

DÉCIMO QUINTO: A modo de conclusión se puede establecer que la aplicación de los


efectos del incumplimiento de reglas de conducta, previsto en el artículo 59 del Código
Penal, deberá darse conforme a la propia norma de manera discrecional por el Juez. Es
decir, según el caso concreto está en la decisión del Juez Penal optar por cualquier de
los tres supuestos, sin la necesidad de que siga una secuencia prelativa. No se puede
exigir al Juez Penal a imponer dichos efectos de manera correlativa, cuando es algo
expresamente contrapuesto a la norma, y más aún que se contrapone con el sentido de
ésta. No todos los casos e imputado son iguales; así, habrá algunos que abiertamente y
sin mayor culpa incumplan las reglas de conducta impuestas, a los cuales conforme una
debida motivación podrá corresponder prima facie la imposición de la revocación de la
suspensión de la pena.

Finalmente, la Sala Penal Permanente establece este criterio como doctrina


jurisprudencial. Así, se tiene entonces que tanto el Tribunal Constitucional como la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia apuestan por una aplicación
inmediata y discrecional de las medidas previstas en el artículo 59° del Código Penal,
dirigidas a sancionar el incumplimiento de las reglas de conducta en el marco de una
suspensión de la pena privativa de libertad.

4.3. Posición sobre el tema

4.3.1. Fundamento constitucional de la suspensión de la ejecución de la pena

Luego de evaluar los diversos pronunciamientos, tanto del Tribunal Constitucional como
de la Corte Suprema sobre la aplicación del artículo 59° del Código Penal, a continuación
emitiremos una opinión sobre el mismo, que pretende ir más allá de la decisión adoptaba
sobre el tema.

En primer lugar, es necesario partir del hecho que existe una posición uniforme: la
amonestación, la prórroga del plazo de suspensión de pena, así como la revocatoria de la
suspensión y la aplicación de la pena efectiva son medidas que se imponen de acuerdo al
caso concreto y de forma indistinta, según la evaluación que realice el juez sobre las
circunstancias particulares. Inclusive, en la Casación 656-2014-ICA se señala que esta
forma de interpretación la aplicación del artículo 59° del Código Penal se infiere de su
propio tenor literal:

DÉCIMO SEGUNDO: (…) Nótese, que en la redacción de la norma, no se precisa que


ésta será de aplicación correlativa y tampoco deja margen de error o interpretación en
dicho aspecto, pues señala textualmente que de incumplirse las normas de conducta
“(…) el Juez podrá, según los casos (…)” aplicar los efectos citados en la norma.

Dicho argumento, sin duda, es persuasivo y sencillo: la propia norma señala que la
aplicación dependerá, según los casos. No obstante, consideramos que no es la única
interpretación posible, e inclusive podemos afirmar que no es la más adecuada desde un
punto de vista constitucional.

En efecto, el Tribunal Constitucional en su jurisprudencia (STC. Exp. N° 03953-2004-


HC/TC, fundamento 9; Exp. N° 05303-2006-HC/TC, fundamento 2) ha señalado que el fin
del instituto jurídico de la suspensión de la pena es evitar la aplicación de las penas
privativas de libertad de corta duración, a fin de salvaguardar los fines de resocialización
consagrados en el artículo 139°, inciso 22, de la Constitución, correspondiendo aplicar
penas menos traumáticas. Por tanto, la suspensión de la ejecución de la pena es una
institución acorde con la Constitución y la imposición ineludible de reglas de conducta que
lleva aparejada es la correspondencia necesaria para la plena operancia de dicha
institución, con los efectos legales que las normas penales prevén.

De tal forma que, existe una base constitucional para la aplicación de la suspensión de la
pena privativa de libertad: evitar los efectos perniciosos que conlleva la privación de
libertad en casos de mínima gravedad, atendiendo al principio constitucional de
resocialización. En otros términos, a través de la suspensión de la ejecución de la pena –o
también conocida como condena condicional- se busca evitar la carcelería efectiva de
personas que podrían resocializarse a través del cumplimiento de algunas reglas
conductuales,13 por lo que esta figura se fundamentaría en fines preventivo-especiales. 14
Sobre este punto, el profesor HURTADO POZO señala lo siguiente:

“(…) en el Código Penal de 1991, se ha previsto, junto a la suspensión condicional de la


ejecución de la pena, la reserva del fallo condenatorio como excepciones al principio que
el delito debe tener necesariamente como consecuencia el castigo efectivo del
responsable. Asimismo, estos medios de reacción penal han sido considerados, junto a
la pena de multa, para evitar los efectos negativos del encarcelamiento. Con este fin se
busca excluir tanto las penas privativas de libertad de corta duración, como las de
mediana duración”.15

Complementariamente, cabe señalar que la figura de la suspensión de la ejecución de la


pena tiene sus orígenes hacia finales del siglo XIX, en los procedimientos de sursis

13
ARMAZA GALDÓS. Julio. Suspensión del cumplimiento de la pena privativa de libertad de corta duración. Pág. 145.
En: Anuario de Derecho Penal 2009. La reforma del Derecho Penal y del Derecho Procesal Penal en el Perú. Disponible
en: http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2009_07.pdf (consultado el 20 de enero del 2017).
14
En contra se encuentra ARMAZA GALDÓS, para quien dicha figura es positiva en la medida que limita el poder
punitivo del Estado. Ver en: ARMAZA GALDÓS, Julio. Suspensión del cumplimiento de la pena privativa de libertad de
corta duración. Págs. 148-149. En: Anuario de Derecho Penal 2009. La reforma del Derecho Penal y del Derecho Procesal
Penal en el Perú. Disponible en: http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2009_07.pdf (consultado el 20
de enero del 2017).
15
HURTADO POZO, José. Suspensión de la ejecución de la pena y reserva del fallo. Pág. 1. Disponible en:
https://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/anuario/an_1997_10.pdf (consultado el 20 de enero del 2017).
aplicados en Francia y Bélgica, así como en la probation norteamericana e inglesa;16
mientras que en el Perú dicha figura fue incluida por primera vez en el proyecto de Código
nacional en 1916, regulándose posteriormente en el Código Penal de 1924 y en el
vigente.17

Ahora bien, como se señaló, la suspensión de la ejecución de la pena solo opera cuando
se cumplen los siguientes requisitos, de acuerdo al artículo 57 del Código Penal: 1) que la
condena se refiera a pena privativa de libertad no mayor de cuatro años; 2) que la
naturaleza, modalidad del hecho punible, comportamiento procesal y la personalidad del
agente, permitan inferir al juez que aquel no volverá a cometer un nuevo delito; es decir,
un pronóstico favorable sobre la conducta futura del condenado, y; 3) que el agente no
tenga la condición de reincidente o habitual.

Adicionalmente, el artículo 57 contempla determinados casos en donde expresamente se


prohíbe la aplicación de la suspensión de la ejecución de la pena, sin importar si cumplen
o no los requisitos señalados.18

Como se advierte, el Código Penal señala expresamente en qué casos puede proceder la
suspensión de la ejecución de la pena que, como se aprecia, atiende a situaciones de
mínima gravedad, en la que además se complementa con una evaluación del buen
comportamiento futuro del condenado. Finalmente, para garantizar que el proceso de
resocialización se concretice efectivamente, el condenado debe cumplir las reglas de
conducta que imponga el juez, a partir de las previstas en el artículo 58 del Código
Penal.19

4.3.2. ¿Favorece a una efectiva resocialización una revocación inmediata de la


suspensión de la pena?

Señalado lo anterior, ahora podemos definir claramente nuestra posición: consideramos


que la aplicación directa de las medidas previstas en el artículo 59° del Código Penal, que
incluye la revocación directa de la suspensión y, por ende, la aplicación efectiva de la
pena -tal como lo señala el propio Tribunal Constitucional y la Sala Penal Permanente de

16
HURTADO POZO, José y PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Manual de Derecho Penal. Parte General. Tomo II. 4°
Edición. IDEMSA. Pág. 362.
17
Para mayor información sobre el proceso histórico se recomienda revisar: ARMAZA GALDÓS. Julio. Suspensión del
cumplimiento de la pena privativa de libertad de corta duración. Págs. 142-146. En: Anuario de Derecho Penal 2009. La
reforma del Derecho Penal y del Derecho Procesal Penal en el Perú. Disponible en:
http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2009_07.pdf (consultado el 20 de enero del 2017).
18
“(…) La suspensión de la ejecución de la pena es inaplicable a los funcionarios o servidores públicos condenados por
cualquiera de los delitos dolosos previstos en los artículos 384 y 387”.
19
Artículo 58. Reglas de conducta
Al suspender la ejecución de la pena, el juez impone las siguientes reglas de conducta que sean aplicables al caso:
1. Prohibición de frecuentar determinados lugares;
2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del juez;
3. Comparecer mensualmente al juzgado, personal y obligatoriamente, para informar y justificar sus actividades;
4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago fraccionado, salvo cuando demuestre que está en
imposibilidad de hacerlo;
5. Prohibición de poseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro delito;
6. Obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de drogas o alcohol;
7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales o educativos, organizados por la autoridad de ejecución penal o
institución competente; o,
8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del agente, siempre que no atenten contra la dignidad del
condenado.
la Corte Suprema de Justicia- NO es la interpretación más adecuada, por las siguientes
razones:

a. No resulta acorde con el principio constitucional de resocialización del penado a


la sociedad

Los profesores HURTADO POZO y PRADO SALDARRIAGA20 consideran –desde nuestro


punto de vista, acertadamente- que las sanciones previstas en el artículo 59° del Código
Penal -ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un régimen de suspensión de
ejecución de la pena- deben aplicarse de manera gradual y según un orden de prelación
que comienza por la menos severa. Así:

 La amonestación del infractor, que debe ser expresada de manera formal y clara
para que tenga el efecto de intimar al condenado a cumplir con los deberes que se
le han impuesto.

 La prórroga del plazo de prueba, que tiene la finalidad de modificar el primer plazo
en base a un mejor conocimiento de la personalidad del agente -en la medida que
ha demostrado rebeldía al incumplir las reglas de conducta-, y con el fin de darle
una nueva oportunidad para que colabore con su reinserción.

 La revocación de la suspensión de la pena es la sanción más severa, por lo que


debe de aplicarse excepcionalmente y luego de haberse recurrido a las sanciones
de amonestación y de prórroga. Esta medida representa una constatación del
fracaso y, en consecuencia, un mandato para que se haga efectiva la privación de
la libertad. En todo caso, su aplicación debe limitarse al hecho de que el
sentenciado haya cometido un nuevo delito doloso, mereciendo otra condena a
pena privativa de libertad efectiva.

Como se advierte de esta posición, la aplicación progresiva de las sanciones previstas en


el artículo 59° del Código Penal responden al principio resocializador: en la medida que el
condenado incumple las reglas de conductas fijadas por el juez, tiene la oportunidad de
enmendar dicha situación con las sanciones que imponga éste, de manera progresiva
(amonestación y prórroga del plazo de suspensión); y solo cuando se verifique la
renuencia reiterada, se podrá imponer la pena efectiva.

Únicamente en el caso del artículo 60° del Código Penal es que se reconoce la
revocación directa del régimen de suspensión de la ejecución de la pena: cuando el
condenado es nuevamente reprimido con pena privativa de libertad superior a 3 años, por
un delito doloso realizado dentro del periodo de prueba, en cuyo caso el efecto de la
revocatoria implica el cumplimiento total, acumulado y continuo de la pena inicialmente
suspendida y de la correspondiente al segundo hecho punible.21

b. No atiende a una interpretación sistemática entre el artículo 59° y el artículo 61°


del Código Penal

20
HURTADO POZO, José y PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Manual de Derecho Penal. Parte General. Tomo II. 4°
Edición. IDEMSA. Págs. 366 y 367.
21
HURTADO POZO, José y PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Manual de Derecho Penal. Parte General. Tomo II. 4°
Edición. IDEMSA. Pág. 367.
Otro argumento en contra de la postura adoptada por el Tribunal Constitucional y el Poder
Judicial es que la respuesta que se brinde al tema no solo debe basarse literalmente en lo
señalado por el artículo 59° del Código Penal. Al respecto, el artículo 61° del mismo
cuerpo normativo establece que “la condena se considera como no pronunciada si
transcurre el plazo de prueba sin que el condenado cometa nuevo delito doloso, ni
infrinja de manera persistente y obstinada las reglas de conducta establecidas en la
sentencia” (resaltado nuestro).

Más allá que existan discrepancias en considerar si la condena se debe entender como
no pronunciada o más bien extinguida,22 lo interesante de este artículo es que da a
entender, a partir de una interpretación a contrario sensu, que los fines de la suspensión
de la ejecución de la pena surten efectos aunque el condenado infrinja las reglas de
conducta. Solo cuando el condenado cometa delito doloso o infrinja de manera
persistente u obstinada las reglas de conducta es que la condena se entiende
efectiva. Como se advierte, es una cuestión de grado o nivel claramente diferenciable.

En ese sentido, mal se podría entender que el mínimo incumplimiento de una regla de
conducta, a partir de una evaluación que realice el juez, pueda desencadenar de manera
directa la suspensión de la ejecución de la pena y, por ende, su aplicación inmediata –tal
como lo señala el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema-. Esta interpretación no
resulta conforme al sentido del artículo 61°, que establece más bien que los efectos de la
suspensión de la pena se configuran inclusive en casos en los que existen
incumplimientos a las reglas de conducta. Reiteramos, nuevamente, que solo en los
casos en los que el incumplimiento llegue a ser persistente y obstinado (cuya
interpretación literal sería de constante y perseverante) 23 es que se debe concluir en el
fracaso del régimen de suspensión de ejecución de la pena.

Por ende, ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un régimen de suspensión


de ejecución de condena, la solución no puede ir por una interpretación literal y aislada
del artículo 59° del Código Penal, sino que debe atenderse además a lo dispuesto por el
artículo 61° del mismo cuerpo normativo, a partir de una interpretación sistemática.

5. Conclusiones

 La suspensión de la ejecución de la pena constituye una medida que busca evitar


que ante situaciones de mínima peligrosidad se aplique una sanción privativa de
libertad, bajo el amparo del principio de resocialización del penado (Art. 139, inciso
22). En ese sentido, privilegia fines preventivo-especiales.

 Dentro del régimen de suspensión de ejecución de la pena, el artículo 59 del


Código Penal establece que, ante el incumplimiento de las reglas de conducta o la
comisión de otro delito, el juez podrá imponer: i) una amonestación; ii) una
prórroga del plazo de suspensión de ejecución de la penal, y; iii) la revocación de
la suspensión y la vigencia efectiva de la pena privativa de libertad. La duda surge
en el criterio de aplicación de estas medidas: ¿debe ser una aplicación correlativa
–de menor a mayor gravedad-, o más bien corresponde a cada juez aplicar la
medida que mejor considere, de acuerdo al caso concreto?

22
HURTADO POZO, José y PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Manual de Derecho Penal. Parte General. Tomo II. 4°
Edición. IDEMSA. Pág. 367.
23
Ver en: http://www.rae.es/ (consultado el 20 de enero del 2017).
 El Tribunal Constitucional considera que la aplicación debe de darse de acuerdo al
caso concreto y no debe existir ningún tipo de correlatividad. De hecho, este
criterio es uniforme y constante –que se expone en la sentencia recaída en el Exp.
N° 04649-2014-HC/TC bajo análisis-, por lo que califica de doctrina jurisprudencial,
en los términos del artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.

 A su turno, el Poder Judicial no tenía una posición definida hasta el 2011, en el


que mediante “Circular para la debida aplicación de la suspensión de la ejecución
de la pena privativa de libertad” -aprobada por Resolución Administrativa N° 321-
2011-P-PJ- señaló que, ante el incumplimiento de las reglas de conducta en un
caso de pena suspendida, el juez aplicará de manera correlativa o sucesiva las
medidas de amonestación, prórroga del plazo y, por último, la revocatoria de la
suspensión y la aplicación de la pena efectiva, previstas en el artículo 59° del
Código Penal. No obstante, este criterio fue revocado mediante Casación N° 656-
2014-ICA, en el que la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia se
adhirió a la posición adoptada por el Tribunal Constitucional. Una de las
principales razones que sustentan dicha posición atienden a la literalidad del texto
del artículo 59° del Código Penal: en la medida que la norma señala que el Juez
aplicará las sanciones, “según los casos”, se afirma que la imposición de dichas
medidas es discrecional y directa, sin ningún tipo de correlatividad.

 Nosotros no estamos de acuerdo con dicha posición por cuanto: i) la aplicación


progresiva de las sanciones previstas en el artículo 59° del Código Penal
responden al principio constitucional de resocialización del penado a la sociedad
(Art. 139 inciso 22): en la medida que el condenado incumple las reglas de
conductas fijadas por el juez, tiene la oportunidad de enmendar dicha situación
con las sanciones que imponga éste, de manera progresiva (amonestación y
prórroga del plazo de suspensión); solo cuando se evidencia el fracaso del
régimen de la suspensión es que se debe aplicar la medida de revocación de la
suspensión y la aplicación de la pena efectiva, y; ii) ante el incumplimiento de las
reglas de conducta en un régimen de suspensión de ejecución de condena, la
solución no puede ir por una interpretación literal y aislada del artículo 59° del
Código Penal, sino que debe atenderse además a lo dispuesto por el artículo 61°
del mismo cuerpo normativo -que da a entender, a partir de una interpretación a
contrario sensu, que los fines de la suspensión de la ejecución de la pena surten
efectos aunque el condenado infrinja las reglas de conducta; solo cuando el
condenado cometa delito doloso o infrinja de manera persistente u obstinada
las reglas de conducta es que la condena suspensiva debe tornarse efectiva-, a
partir de una interpretación sistemática.

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