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Escuela Secundaria N° 570

"Julieta Lanteri"

Educación Tecnológica
Segundo Año
HISTORIA DE LA TECNOLOGÍA

Analizando la Historia, podemos determinar cambios en lo que respecta


a la realización, construcción o elaboración de productos tecnológicos
y como éstos se intercambiaban (trueque) o se comercializaban en
diferentes épocas de la humanidad.
Con la información sobre las distintas etapas tecnológicas en función a
los cambios en los procesos productivos y de comercialización, realizá una
narración explicando la etapa actual teniendo en cuenta la automatización y
robótica como eje central de la producción y la virtualización como forma de
comercialización que predomina.
Para realizar esa descripción, tené en cuenta los materiales, las
herramientas, las maquinarias que se utilizaban, la energía necesaria
para llevar a cabo dichos procesos, como se transmitía el conocimiento.
Mano de obra artesanal

Las técnicas de trabajo en la prehistoria fueron desarrolladas en


función a las necesidades del hombre, se basaban en su supervivencia e
instintos. Nacen de la necesidad de subsistencia, de adaptarse al medio que
nos rodea aplicando el ingenio.
La prehistoria está dividida en dos grandes etapas o edades, según la
aplicación de la tecnología, que son: La edad de piedra antigua, la edad de
piedra nueva y la edad de los metales.

La edad de piedra es la etapa tecnológica de la prehistoria en la que se


empieza con el uso de la piedra hasta el descubrimiento de los metales.
La edad de los metales es la etapa en la cual se comienza a trabajar
fabricando objetos con los metales más comunes de la zona geográfica.
Las principales técnicas de trabajo durante las edades de piedra y la
edad de los metales

Son el conjunto de recursos que aparecen en respuesta a una necesidad


específica, en el caso de la prehistoria esa necesidad era la de obtener el
sustento en el medio que rodeaba al individuo.
De allí nacen una serie de técnicas de trabajo que detallaremos a
continuación:

La caza

Es la primera actividad a la que se dedicó el hombre como medio de


vida. Ejercer la cacería se convirtió en una de las grandes pasiones del hombre
prehistórico.
Cazando se obtenían carne para el sustento, pieles para el abrigo y
algunos recuerdos de batalla.

La pesca

La presencia de vida en lagos, ríos y mares, despertó en el hombre el


interés de buscar formas de atrapar esos seres vivos para su alimentación.
Se usaban palos y piedras al inicio. Luego se desarrollan los anzuelos,
puntas de lanzas, redes, cestas, entre otros.

La recolección y el cultivo

La recolección de frutos y tubérculos era realizada a mano o con la ayuda


de palos y piedras, las cuales fueron usadas para sacar las raíces del subsuelo.
Herramientas como la azada y el plantador nacieron con el
descubrimiento de la talla de piedra.

La fabricación de tejidos y uso de la madera

Surge la fabricación de tejido a través de la utilización de fibras de


plantas y pieles de animales.
Se tienen indicios de fabricación de redes para la pesca, cestas y algunas
piezas de vestir usadas para dar abrigo.
El uso de la madera en la elaboración de herramientas y utensilios se
hizo posible al descubrir su dureza y maleabilidad.
El tallado en piedra

La técnica del tallado se evidenció en los primeros hallazgos que datan


de la era prehistórica.

El tallado era realizado a través de la percusión, bien sea directa o


indirecta de la piedra con otros objetos más o menos sólidos.

Algunos de los artículos encontrados que datan de la prehistoria son:


puntas de lanzas, dardos, puntas flechas, cuencos, raspadores y herramientas
de excavación, entre otros. Todas talladas en piedra.

El tallado del hueso

El hueso fue utilizado como herramienta en su forma natural pero con


el tiempo fueron tallándolo para lograr otras herramientas y utensilios, tales
como: agujas, punzones, puntas de armas, espátulas, anzuelos, entre otros.

La piedra pulida

El descubrimiento de la técnica del pulido se dio a través de la frotación


de la piedra contra un objeto más duro o abrasivo.
Este tipo de trabajo da inicio a la fabricación de objetos con superficie
cortante como cuchillos y lanzas.

La alfarería

El modelado y cocción de masas formadas por la mezcla de arcilla con


agua da vida a la alfarería.
La creación de vasijas, envases, platos y vasos se logran gracias a la
necesidad de recoger el agua o servir los alimentos en forma más limpia.

La metalurgia

Con el descubrimiento de minerales como el cobre, el oro y la plata, así


como de sus diferentes aleaciones, se da inicio a la metalurgia en el periodo
neolítico.
El hombre descubrió que tenían una dureza y brillos diferentes. Este
descubrimiento da inicio a la edad de los metales.
Golpeándolos se lograba aplanarlos en forma de láminas, y
posteriormente le fueron aplicadas las mismas técnicas de la alfarería.
Al someterlos al fuego se descubre que cambian su estado a líquido y
empieza a emplearse en la de herramientas con la ayuda de moldes.

La comercialización y el trueque

La comercialización de los productos era a partir del trueque

Para que ocurra la práctica del trueque es necesario que la producción


de productos genere excedentes. En los inicios de la humanidad, esta
actividad era prácticamente nula, ya que el ser humano cazaba para satisfacer
sus necesidades inmediatas. De igual manera, la conservación de los
productos era casi imposible por las formas de vidas existentes.

Con el paso del tiempo, ya en la era del neolítico, aparece la agricultura


y la ganadería y con ello, una actividad productora que dejaba
excedentes. Este exceso de bienes de consumo reducía la jornada de trabajo
ya que era posible el intercambio de productos. Es así como en las sociedades
del momento se intercambiaban un jarrón de vino por un poco de trigo o pieles
por carne.

Por consiguiente, en la línea del tiempo se establece que el origen del


trueque se remonta al año 6000 a.C en Mesopotamia. Las tribus que allí
residían lo usaban como actividad comercial. Posteriormente,
los fenicios adoptaron el sistema y lo establecieron con personas de otras
ciudades. Para los babilonios, este procedimiento fue por demás interesante
ya que permitía el intercambio de productos por prendas de vestir, especias,
alimentos e incluso armas.

En Europa, las personas viajaban con el fin de comercializar productos


de elaboración propia, como las pieles y las artesanías, e intercambiarlos por
seda y perfumes. Un producto básico de intercambio fue la sal, ya que cumplía
diversas funciones, especialmente en la conservación. Incluso, el pago por el
trabajo de una persona podía ser con este importante elemento.

Mercado y trueque en el puerto

El trueque surge como una manera de dar uso al excedente de


productos. Con ello, era posible que otro grupo de personas trabajaran en las
actividades del momento, como era la cerámica, elaboración de pieles,
joyerías y otros productos de consumo. De esta manera, existía la posibilidad
de que ocurriera el intercambio de bienes según las necesidades de las
personas.

Las consecuencias de esta actividad fueron inicialmente la propiedad


privada y la riqueza. El excedente o sobrante de una actividad productiva es
el inicio de la riqueza lo que se permite consolidar con la aplicación de técnicas
específicas según el tipo de actividad. Además, aparece lo que se conoce como
división del trabajo, lo que era necesario para conseguir una actividad que
fuera fructífera.

El comienzo del fin para el trueque


A pesar que el trueque en su momento dio solución a los excesos de
productos, con el paso del tiempo se dejó de ver como una práctica viable.
Básicamente desaparecería por:
Una persona no necesitaba lo que la otra persona disponía para el
cambio. Un ejemplo de esto es que, si un artesano de collares necesitaba
trigo, debía encontrar a una persona productora de trigo que quisiera collares.
En su defecto, debía buscar cambiarlo por un bien que el productor necesitara
para cambiarlo y poder hacer el trueque.

Establecer el valor de los productos. Otra de las cosas que dificultaban


esta actividad era saber el valor de las cosas, por ejemplo qué cantidad de
lana se daba por un jarrón de vino.

Para solventar esta situación, se tomó un producto como valor


referencial, un elemento que sirviera para regular los intercambios.
Inicialmente, se usó el ganado y el trigo para establecer el valor de los
artículos, por ejemplo, una vaca se podía conseguir si se ofrecía una cantidad
de trigo estipulado. Aunque seguía siendo trueque, el sistema era más sencillo
y justo.

Sin embargo, surge la necesidad de hacer divisible el producto, es decir,


debía fragmentarse para hacer intercambios por cantidades más reducidas.
También, debían ser fáciles de transportar y almacenar. Es allí, donde los
objetos de intercambios eran más pequeños, un ejemplo claro fueron las
bolsitas de sal. En algunas sociedades se utilizaban barras de oro, bronce,
plata y hierro para llevar a cabo el trueque.

Con la llegada de estos elementos, las preferencias cambiaban, ya que


eran productos que no se dañaban y se podían almacenar, especialmente la
plata y el oro. Con estos métodos, se dio inicio al uso de la moneda como
factor principal de las transacciones comerciales.

Aparición de la moneda

Para el siglo VIII a.C apareció la primera acuñación de la moneda, un


objeto de valor identificado que sirve para el pago de bienes y servicios. Según
los historiadores, esto fue una propuesta del rey para simplificar el cobro de
los impuestos reemplazando el ganado, trigo y otros productos, por monedas
elaboradas entre una mezcla de oro y plata.

El desarrollo de las actividades económicas, especialmente en el Imperio


Romano, hizo posible que esta se extendiera en las partes conocidas en el
mundo para ese momento. Desde entonces, los estados se encargan de la
producción de las monedas, que por lo general cuentan con una imagen que
los representan.

Monedas Imperio Romano en la Antigüedad

Sin embargo, aunque la moneda se extendió a muchas partes, en


algunas sociedades pobres el trueque se mantuvo durante varios años. Entre
las razones que se consideran, se encuentran los altos tributos o impuestos a
pagar y un excedente de producción muy bajo, en comparación con otras
civilizaciones. Con el paso del tiempo, se implementaron los dos sistemas de
comercialización hasta que se eliminó por completo el trueque.
Taylorismo

El taylorismo (término derivado del nombre del estadounidense


Frederick Winslow Taylor), en organización del trabajo, hace referencia a la
división de las distintas tareas del proceso de producción. Fue un método de
organización industrial, cuyo fin era aumentar la productividad y evitar el
control que el obrero podía tener en los tiempos de producción. Está
relacionado con la producción en cadena.

Principios de la organización científica del trabajo

Taylor elaboró un sistema de organización racional del trabajo,


ampliamente expuesto en su obra Principles of Scientific Management (1911),
en un planteamiento integral que luego fue conocido como “taylorismo”. Se
basa en la aplicación de métodos científicos de orientación positivista y
mecanicista al estudio de la relación entre el obrero y las técnicas modernas
de producción industrial, con el fin de maximizar la eficiencia de la mano de
obra, máquinas y herramientas, mediante la división sistemática de las tareas,
la organización racional del trabajo en sus secuencias y procesos, y el
cronometraje de las operaciones, más un sistema de motivación mediante el
pago de primas al rendimiento, suprimiendo toda improvisación en la actividad
industrial.
Frederick W. Taylor intentó eliminar por completo los movimientos
innecesarios de los obreros con el deseo de aprovechar al máximo el potencial
productivo de la industria. Hizo un estudio con el objetivo de eliminar los
movimientos inútiles y establecer por medio de cronómetros el tiempo
necesario para realizar cada tarea específica.

La organización científica del trabajo en la revolución industrial

Al taylorismo como método de trabajo, se lo denominó organización


científica del trabajo o gestión científica del trabajo, entendida como forma de
dirección que asigna al proceso laboral los principios básicos del método
científico, indicando así el modo más óptimo de llevar a cabo un trabajo y
repartiendo las ganancias con los trabajadores. Se basa en la división del
trabajo en dirección y trabajadores, la subdivisión de las tareas en otras más
simples y en la remuneración del trabajador según el rendimiento.
El sistema de Taylor bajó los costos de producción porque se tenían que
pagar menos salarios, las empresas incluso llegaron a pagar menos dinero por
cada pieza para que los obreros se diesen más prisa. Para que este sistema
funcionase correctamente era imprescindible que los trabajadores estuvieran
supervisados y así surgió un grupo especial de empleados, que se encargaba
de la supervisión, organización y dirección del trabajo. Este proceso se
enmarcó en una época (fines del siglo XIX) de expansión acelerada de los
mercados que llevó al proceso de colonialismo, que terminó su cruzada
frenética en tragedia a través de las guerras mundiales. Su obsesión por el
tiempo productivo lo llevó a trabajar el concepto de cronómetro en el proceso
productivo, idea que superaría a la de taller, propia de la primera fase de la
Revolución Industrial.
La organización del trabajo taylorista transformó a la industria en los
siguientes sentidos:
 Aumento de la destreza del obrero a través de la especialización
y el conocimiento técnico.
 Mayor control de tiempo en la planta, lo que significaba mayor
acumulación de capital.
 Idea inicial del individualismo técnico y la mecanización del rol.
 Estudio científico de movimientos y tiempo productivo.
 La división del trabajo planteada por Taylor efectivamente reduce
los costos y reorganiza científicamente el trabajo, pero encuentra
un rechazo creciente del proletariado, elemento que sumado a la
crisis de expansión estructural de mercado (por velocidad de
circulación de la mercancía) lo llevaría a una reformulación
práctica en el siglo XX que es la idea de fordismo.
Según el propio Taylor, las etapas para poner en funcionamiento su
sistema de organización del trabajo eran las siguientes:
 1. Hallar diez o quince obreros (si es posible en distintas empresas
y de distintas regiones) que sean particularmente hábiles en la
ejecución del trabajo por analizar.
 2. Definir la serie exacta de movimientos elementales que cada
uno de los obreros lleva a cabo para ejecutar el trabajo analizado,
así como los útiles y materiales que emplea.
 3. Determinar con un cronómetro el tiempo necesario para realizar
cada uno de estos movimientos elementales y elegir el modo más
simple de ejecución.
 4. Eliminar todos los movimientos mal concebidos, los lentos o
inútiles.
 5. Tras haber suprimido así todos los movimientos inútiles, reunir
en una secuencia los movimientos más rápidos y los que permiten
emplear mejor los materiales más útiles.
La aplicación del sistema de Taylor provocó una baja en los costos de
producción porque significó una reducción de los salarios. Para estimular a los
obreros a incrementar la producción, muchas empresas disminuyeron el
salario pagado por cada pieza. Hacia 1912 y 1913 se produjeron numerosas
huelgas en contra de la utilización del sistema de Taylor.
Quedaba atrás, definitivamente, la época en que el artesano podía
decidir cuánto tiempo le dedicaba a producir una pieza, según su propio
criterio de calidad. Ahora, el ritmo de trabajo y el control del tiempo de las
tareas del trabajador estaban sujetos a las necesidades de la competencia en
el mercado.
Los principales puntos del modelo de organización de Taylor fueron
determinar científicamente trabajo estándar, crear una revolución mental y
un trabajador funcional. A finales del s. XIX, principios del XX nos encontramos
dos esferas sociales diferenciadas: el campo y la fábrica. Hay una tendencia a
la mayor división social del trabajo: tareas cada vez más simples, parcelación
progresiva de las tareas. Los fines del modelo consistían en aumentar la
productividad, consiguiendo más por menos, cuestión que desemboca en la
descualificación de los obreros. Con la división del trabajo se eliminan costos
y el trabajo artesanal, se consigue que el conocimiento pase a los ingenieros,
los oficios dejan de tener la posición preferente y negociadora que tenían
hasta el momento, así el trabajador pierde ese poder negociador como
resultado de la conversión a tareas simples. La fragmentación del trabajo
produce una descualificación al destruirse los antiguos oficios,
fragmentándolos y descomponiéndolos, aumentando la eficiencia y bajando
los costos ya que al trabajador que lleva a cabo tareas simples se le paga
menos. Este sistema conlleva un problema: el monopolio del conocimiento,
interés en que ese conocimiento no trascienda para así lograr mantener aquél
régimen.

Frederick Taylor
Fordismo

El término Fordismo se refiere al modo de producción en cadena que


llevó a la práctica Henry Ford; fabricante del famoso modelo T. Este sistema
que se desarrolló entre fines de la década del 30 y principios de los 70, creo
la cadena de montaje, maquinaria especializada y usó un número elevado de
trabajadores con altos salarios.

El Fordismo apareció en el siglo XX promoviendo la especialización, la


transformación del esquema industrial y la reducción de costos. Esto último,
a diferencia del taylorismo, se logró no a costa del trabajador sino que a través
de una estrategia de expansión del mercado. La razón que esgrimía Henry
Ford en su idea es que si hay mayor volumen de unidades, debido a la
revolucionaria tecnología de ensamblaje y su costo es reducido, habrá un
excedente que superaría numéricamente a la élite tradicional y única
consumidora de tecnologías en la modernidad.
Aparece, también, el obrero especializado con un status mayor al
proletariado de la industrialización y también surge la clase media del modelo
norteamericano que se transformará en la cara visible del arquetipo del estilo
americano. La idea de sumar la producción en cadena a la producción de
mercancías no sólo significó las transformaciones sociales antes mencionadas
sino también transformaciones culturales.
Como prototipo se puede hablar de la creación de automóviles en serie,
luego esto giraría al aumento de las ciudades, autopistas y bienes como
televisores, lavadoras, etc.
Esto se entiende a través de la expansión interclasista del consumo que
deviene en nuevos estímulos y códigos culturales mediados por el capital.
En resumen, podemos contar como elementos centrales del modelo
fordista:
 Organización del trabajo diferenciado.
 Profundización del control de los tiempos productivos del obrero.
 Reducción de costos y aumento de la circulación de la mercancía.
 Políticas de acuerdo entre obreros organizados y el capitalista.

Posteriormente en los años 70 viene lo que se denominó la caída del Fordismo.


La primera y más evidente razón de la crisis apareció "del lado de la
demanda". La competitividad se iguala entre EE.UU., Europa y Japón. La
búsqueda de economías de escala inducía a una internacionalización de los
procesos productivos y de los mercados entre países desarrollados. El
crecimiento del precio de las materias primas importadas del Sur (sobre todo
el petróleo) animó la competencia en las exportaciones a comienzos de los
años setenta. En fin, las empresas de los países fordistas buscaron cada vez
más evitar las reglas salariales subcontratando la producción en los países no
fordistas, "socialistas" o "en vías de desarrollo". La regulación del crecimiento
de los mercados interiores a través de la política salarial quedaba entonces
comprometida por la necesidad de equilibrar el comercio exterior.
Frente a esta crisis del "lado de la demanda", la primera reacción de las
élites internacionales fue claramente keynesiana. La idea principal era
coordinar el mantenimiento de la demanda mundial. Sin embargo, a finales
de los años setenta, aparece un límite mayor: la caída de los beneficios. Se
debió a una pluralidad de causas del "lado de la oferta": disminución de la
productividad, crecimiento del precio total del trabajo (incluido el salarlo
directo del Estado de Bienestar), crecimiento de la relación capital/producto,
crecimiento del precio relativo de las materias primas. De donde se deriva el
giro hacia las políticas de la oferta... es decir, hacia las relaciones
capital/trabajo.
Estos problemas del "lado de la oferta" están sujetos a dos
interpretaciones. Unos consideran el crecimiento del precio relativo del trabajo
como resultado del gran boom de la edad de oro (profit squeeze: Itoh (19901,
Armstrong, Glyn, Harrison [19841) y este análisis se convierte en la
explicación oficial a finales de los años setenta. Los beneficios eran demasiado
bajos porque los trabajadores eran demasiado fuertes; era así porque las
reglas del juego se mantenían demasiado "rígidas". Se pusieron en marcha
políticas de flexibilidad iaboral por parte de los gobiernos del Reino Unido y
después por EE.UU., y finalmente fueron seguidas por muchos países de la
OCDE. El rechazo de los antiguos compromisos sociales alcanzó diferentes
grados y se llevó a distintos frentes: desde las reglas de aumento salarial
hasta el alcance y profundidad de la cobertura social, desde la liberalización
de los procedimientos de despido hasta la proliferación de empleos precarios.
Pero la experiencia de los años ochenta no giró en favor de las tentativas
más consecuentes de la flexibilización: EE.UU., Reino Unido, Francia,... Por el
contrario, estos países conocieron al mismo tiempo la desindustrialización y
el incremento del déficit de su balanza comercial en bienes manufacturados.
A finales de los años ochenta, los vencedores en la competición (Japón,
Alemania occidental) parecen caracterizarse por otra solución a la crisis de la
oferta.
Volvamos a la explicación teórica de la crisis del fordismo del "lado de
la oferta". Una explicación alternativa se basa en la erosión de la eficacia de
los principios taylorianos. El pleno empleo puede dar cuenta del declive del
beneficio a finales de los años sesenta, pero no ha habido continuidad en esta
tendencia desde entonces. Más en detalle, la eliminación de toda implicación
de los trabajadores directos en la puesta en marcha de los procesos de
producción parece hoy día irracional. Es un buen método para asegurar a los
directivos el control directo sobre la intensidad del trabaj o (Friedman, 1977).
Pero más autonomía responsable por parte de los trabajadores directos puede
conducir a un principio de organización superior, sobre todo cuando se trata
de poner en marcha nuevas tecnologías o métodos de gestión del circuito
productivo de "flujo tenso", lo que supone la implicación de toda la inteligencia
de los productores directos y su cooperación benévola con los directivos y los
ingenieros. Y tal fue precisamente la vía alternativa escogida por numerosas
grandes empresas de Japón, Alemania y Escandinavia. Allí, la presión de los
sindicatos y otras tradiciones organizativas promovieron la elección de la
solución por implicación negociada a la crisis del fordismo (Mahón [19871).

Henry Ford

El Crédito

El origen de las tarjetas de crédito se remonta a principios del siglo


XX, cuando en 1914 la empresa Western Union crea una tarjeta para sus
clientes más selectos, que no sólo les permitía acceder a un trato preferente,
sino a una línea de crédito sin cargos.

Hasta finales de los años 40, una gran cantidad de empresas


comenzaron a emitir sus propias tarjetas de crédito, pero que solo tenían
validez en sus establecimientos, como un método para atraer clientes y
facilitar las compras a través del crédito. En 1924, por ejemplo, la General
Petroleum Corporation emite su primer tarjeta de crédito para la compra de
gasolina, y en 1929, la American Telephone & Telegraph emite la tarjeta Bell.

La primera tarjeta de crédito

Sin embargo, la primera tarjeta de crédito tal y como la conocemos


hoy en día, es decir, una tarjeta con la que podemos pagar cómodamente en
múltiples establecimientos sin tener que cargar con la tarjeta de cada uno de
ellos, no surgió hasta 1949, fruto de una combinación de casualidades en un
restaurante de Nueva York, en concreto el Major’s Cabin Grill.

En aquel restaurante estaban cenando Frank X. McNamara, de la


«Hamilton Credit Corporation», Ralph Sneider, su abogado, y Alfred
Bloomingdale, nieto del fundador de «Bloomigndale’s». En la cena hablaron
de un problema de crédito de uno de los clientes de McNamara, que se había
endeudado a causa de su bondad, pues había cedido sus tarjetas de diferentes
establecimientos a vecinos con problemas económicos, y ahora no podía hacer
frente a sus deudas, por lo que había recurrido a la compañía de McNamara.

Casualidades de la vida, aquella noche McNamara se había


olvidado el dinero en casa, algo que descubrió al ir a pagar. Tuvo que llamar
a su esposa para que le trajera dinero con el que pagar la cena, y decidió que
no querría pasar esa vergüenza nunca más. Así, uniendo la búsqueda de un
sistema seguro y personal de pago a crédito junto con la comodidad de pagar
en varios establecimientos con la misma tarjeta, surgió la Diners’ Club,
fundada por los tres socios presentes en aquella cena.

Al principio la Diners’ Club (literalmente, club de cenadores) tuvo poca


repercusión. Sólo 14 restaurantes neoyorquinos se adhirieron, y a principios
de 1950 la tarjeta únicamente la poseían unas 200 personas, la mayoría eran
amigos y conocidos. Sin embargo, a finales de ese mismo año, más de 20.000
personas la utilizaban y el número de establecimientos que la aceptaban crecía
exponencialmente.

La Diners’ Club fue la primera tarjeta de crédito como las


actuales. Su modelo de negocio se basaba en hacer de intermediario entre
el establecimiento y el comprador, cobrando una comisión por transacción al
primero y una comisión de mantenimiento (3 dólares anuales en 1951) al
segundo, a cambio de un pago aplazado a final de mes sin intereses.
El Toyotismo

El toyotismo corresponde a una relación en el entorno de la producción


industrial que fue pilar importante en el sistema de procedimiento industrial
japonés y coreano, y que después de la crisis del petróleo de 1973 comenzó
a desplazar al fordismo como modelo referencial en la producción en cadena.
Se destaca de su antecesor básicamente en su idea de trabajo flexible,
aumento de la productividad a través de la gestión y organización (just in
time) y el trabajo combinado que supera a la mecanización e individualización
del trabajador, elemento característico del proceso de la cadena fordista.

El toyotismo y la crisis productiva de los años 70


Cuando el sistema económico keynesiano y el sistema productivo
fordista dan cuenta de un agotamiento estructural en los años 73-74, las
miradas en la producción industrial comienzan a girar al modelo japonés;
modelo que permitió llevar a la industria japonesa del subdesarrollo a la
categoría de potencia mundial en sólo décadas. Los ejes centrales del modelo
lograban revertir la crisis que se presentaba en la producción en cadena
fordista. Estos puntos serían:
 Flexibilidad laboral y alta rotación en los puestos de trabajo/roles.
 Estímulos sociales a través del fomento del trabajo en equipo y la
identificación transclase entre jefe-subalterno.
 Sistema just in time; que revaloriza la relación entre el tiempo de
producción y la circulación de la mercancía a través de la lógica de
menor control del obrero en la cadena productiva y un aceleramiento de
la demanda que acerca al "stock 0" y permite prescindir de la bodega y
sus altos costos por concepto de almacenaje.
 Reducción de costos de planta permite traspasar esa baja al consumidor
y aumentar progresivamente el consumo en las distintas clases sociales.
La manera en que se manifiesta idealmente esa nueva concepción
vinculación/ejecución tiene que ver con una economía que tenga un
crecimiento aceptable y un control amplio de mercados externos. A pesar de
que sólo un pequeño grupo de países cumplen con ese escenario, el toyotismo
también ha manifestado formas híbridas en otros países con el objetivo de
perseguir la reducción de costos y el estímulo social a los trabajadores.

Características del toyotismo


Sin duda, las innovaciones introducidas por el ingeniero Ohno en la
empresa automotriz Toyota, impusieron este modelo al fordista. Estas son sus
características:
 Se produce a partir de los pedidos hechos a la fábrica (demanda), que
ponen en marcha la producción.
 La eficacia del método japonés está dado por los llamados “cinco ceros”:
cero error, cero avería (rotura de una máquina), cero demora, cero
papel (disminución de la burocracia de supervisión y planeamiento) y
cero existencias (significa no inmovilizar capital en stock y depósito, es
decir, sólo producir lo que ya está vendido, no almacenar ni producir en
serie como en el fordismo).
 La fabricación de productos muy diferenciados y variados en bajas
cantidades. (No como el fordismo que producía masivamente un solo
producto).
 Un modelo de fábrica mínima, con un personal reducido y flexible.
 Un trabajador multifuncional que maneje simultáneamente varias
máquinas diferentes.
 La adaptación de la producción a la cantidad que efectivamente se
vende: producir lo justo y lo necesario.
 La automatización, que introduce mecanismos que permiten el paro
automático de máquinas defectuosas, para evitar desperdicios y fallos.

Taichi Ohno

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