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MÓDULO 3: Orientador/ra en sexualidad y diversidad funcional

Lic. María Elena Villa Abrille Prof. Silvina Peirano

MÓDULO 3
Introducción
Sexualidad y Diversidad Funcional

"La piel"
Bertolt Brecht

La piel, de no rozarla con otra piel


se va agrietando...
Los labios, de no rozarlos con otros labios
se van secando...
Los ojos, de no mirarse con otros ojos
se van cerrando...

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El cuerpo, de no sentir otro cuerpo cerca


se va olvidando...
El alma, de no entregarse con toda el alma
se va muriendo.

Sexualidad y diversidad funcional


¿De qué hablamos cuando hablamos de diversidades y sexualidades?.

Iniciaremos este segundo módulo preguntándonos y preguntándoles: ¿De qué


hablamos cuándo hablamos de DIVERSIDADES Y SEXUALIDADES?.

Comenzar este viaje a partir de la pregunta del millón: ¿qué es lo normal?, no


parece un buen comienzo. Sin embargo, a partir de éste interrogante podremos
desmontar el constructo de la “normalidad” en un área como la que nos convoca, es
decir; la sexualidad en diversidad funcional, destacando la importancia del deseo y
la subjetividad, como fuente de independencia personal, empoderamiento y
reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de todos y todas.

Intentando deconstruir algunos conceptos que parecen enquistados en la teoría y la


práctica sexual de las personas o parejas con diversidad funcional, veremos que la
temática focaliza las representaciones, roles y también; similares límites en el
ámbito educativo y social, tal como sucede ante las expresiones sexuales de
personas sin diversidad funcional. Podríamos afirmar, sin temor a sonar
discordantes; que un sinergismo negativo nos iguala: la falta de derechos sexuales
y reproductivos.

Se ha tendido a creer que dado que “ésta sexualidad” (la de “los discapacitadxs”) es
tan compleja, que mejor será dejarla tal como está: inmóvil, limitada, enferma,
asexuada, paralizada, ciega y sorda. Tal como afirma Printz, la cuestión se puede

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resumir sentenciando que la sexualidad de estos monstruos no puede ser otra cosa
que bestial.
La situación se presenta como demasiado compleja para la ética social. Al respecto,
Asun Pie Balaguer, escribe: “Nos damos cuenta, por lo tanto, que el tema de la
sexualidad es una cuestión ética. Es decir, está relacionado con el reconocimiento
que este <otro-discapacitado> pueda vivir según sus deseos y, está relacionado
también, con el hecho de reconocer al otro su estatuto de sujeto. En este sentido
detrás de cada una de las negaciones y represiones sexuales dirigidas a las
personas con discapacidad está en juego el reconocimiento de dicho estatuto de
sujeto.
No es exagerado afirmar que posiblemente a través del deseo y los
comportamientos sexuales de las personas con retraso mental toda la democracia y
la modernidad quedan interrogadas. Se trata de un tema relacionado con el área
social, ética, moral y familiar en la que trabajadores y educadores sociales se
encuentran en el centro de todo debate.

...podríamos pensar que si bien las personas con discapacidad entraron ya hace
dos siglos en el registro de lo humano, actualmente continuamos preguntándonos
<qué hacer> con su sexualidad”.

De ésta concepción, que plantea la sexualidad de las personas con diversidad


funcional como un problema, surgen intervenciones tendientes a enfrentar, dirigir,
encausar, reconducir o normalizar las escasas manifestaciones sexuales permitidas,
bajo el lema: “conductas o aprendizajes socioafectivos esperables”. Entonces, no se
brinda educación sexual, sino que se “educa la sexualidad” del otro/a. Se enseña a
familiares y profesionales cómo debe reaccionarse frente a dichas expresiones, por lo
que la lucha (en tanto ENFRENTAMIENTO) continúa; esta vez bajo el manto de la
educación sexual entendida como adoctrinamiento. Si todas las conductas son
previsibles, controladas y encausadas, desaparece mágicamente el temor ante el
crecimiento y desarrollo físico y sexual de las personas con diversidad funcional; que
"justifica" las medidas adoptadas para garantizar la protección y control.
Se suele considerar a la persona con diversidad funcional, como el centro de tres
sistemas: la familia, la escuela y la asistencia. Esta visión refuerza no sólo la idea de
dependencia, sino que además suma el trauma ante lo inalcanzable, un despertar de la
angustia por dar “satisfacción” a un estímulo sexual, que implique la desaparición del
“síntoma”.

La respuesta cultural frente a la discapacidad revela la influencia del cuerpo de


creencias de la cultura judeocristiana. Las ideas sobre el castigo, la culpa, la prueba de
fe, el sufrimiento; siguen estando presentes frente a la explicación de la diversidad y el

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“padecer” que ésta supone. La Teoría de la tragedia personal se impone por sobre la
opresión social. Se depositan todas las culpas en el “discapacitado” y se avala el
constructo social de impedimento displacentero.
Nada más lejano al placer placer sexual; que el dolor....

La existencia de mujeres y varones con diversidad funcional, parece estar signada por
la forma universal del sufrimiento. ¿De qué manera estos rótulos, supuestos,
creencias, concepciones sociales, etc., han influenciado a través del tiempo el mundo
de la discapacidad?. En este sentido: ¿cuáles son los verdaderos mecanismos que
intervienen al legitimar la problemática de la discapacidad?. ¿Cuál es el rol de la ética
social a partir del nacimiento y desarrollo de un sujeto con discapacidad?.

El problema ético parece estar dado por “el establecimiento del grado de discapacidad
que como sociedad, estamos dispuestos a aceptar” convirtiendo la aceptación, en un
rasgo de personalidad de muchas personas con diversidad funcional.

Prof. Silvina Peirano

DIVERSEXUALIDADES*
La diversidad como valor.

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*(término propuesto desde SEX Asistent Catalunya)

¿Existe una sexualidad específica propia de las personas con diversidad funcional?. A
estas alturas no hay ninguna duda que la respuesta ante dicha cuestión es negativa.
Entonces: ¿por qué dedicarle un espacio específico a las sexualidades diversas?. Sin
duda porque todavía constituye un problema, no porque la sexualidad en sí misma lo
sea, sino por las herencias recibidas y sostenidas.

“Las personas con diversidad funcional experimentan deseos o son objeto de deseo o
de represión del mismo modo que el resto. A lo sumo, realizan actos ordinarios en
contextos, situaciones o modalidades que se convierten en inapropiadas. Cabe afirmar
que de hecho muchos de los comportamientos inadecuados son fruto de una negación
y represión sexual y no un síntoma de una sexualidad perversa o monstruosa” (1)

Se plantean al menos dos errores claves en todo este andamiaje: uno, es no ver (o no
querer ver) la sexualidad de las personas con discapacidad y otro, es verla como si
todas las “discapacidades” fuesen iguales. Si ya es un error utilizar recursos infantiles
con personas adultas con diversidad intelectual: ¡más aún con personas con otro tipo
de diversidad!

Pensar y considerar cada diversidad funcional, es sólo una parte de una propuesta
necesariamente integral a la hora de sumar TODAS las sexualidades dentro del gran
abanico que ofrece la sexualidad humana.

Las DIVERSEXUALIDADES demandan una ÉTICA personal y social dinámica, que


acompañe los procesos de cada ser humano, en sus distintos momentos vitales,
enfrentándonos (en más de una ocasión), con nuestras propias limitaciones para
comprender de manera inclusiva e incluyente la sexualidad de un otro/a. En tanto la
diversidad funcional continúe anclada en cuestiones relacionadas con la monstruosidad
y la anormalidad resultará casi imposible lograr una concepción amplia y respetuosa de
este tema, por lo que seguiremos hablando de una sólo sexualidad VÁLIDA.

Desde este curso, reivindicaremos la importancia radicada en el hecho genuino de que


cada persona escriba y construya su muy particular biografía sexual y erótica, y
desarrolle desde ésta; sus propias técnicas amatorias; su propio ARS AMANDI o arte
de amar.
Y es que en esto, como en todo lo que tiene que ver con el universo de la erótica, lo
peculiar es precisamente la diversidad.

(1) “Sexualidad y discapacidad: buenas prácticas desde la experiencia” y

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Deconstruyendo la dependencia”, de Asun Pie Balaguer.

MITOS RELACIONADOS CON LA SEXUALIDAD DE


LAS PERSONAS CON DIVERSIDAD FUNCIONAL
La mayoría de los mitos tienen en común la negación del hecho sexual en los varones
y mujeres o parejas con diversidad funcional, basados en la falsa creencia que “la
sexualidad sólo puede ser compatible con individuos sanos; física y psicológicamente.”

SÍMBOLO Y “SEXUALIDAD ESPECIAL”


Lo que llamamos símbolo es un término que representa algo vago, desconocido u
oculto para nosotros. Así es que una palabra o una imagen es simbólica cuando
representa algo más que su significado inmediato y obvio. Cuando la mente explora el
símbolo, se ve llevada a ideas que yacen más allá del alcance de la razón.
Dado que existen innumerables factores más allá del alcance del entendimiento
humano, usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que
no podemos definir o comprender totalmente. Esta es una de las razones por las
cuales todas las religiones utilizan un lenguaje simbólico o de imágenes. Cuando
leemos los mitos de los antiguos griegos o las narraciones populares de los indios
americanos, en general no somos capaces de relacionarlos con nuestra actitud
respecto de los sucesos de la actualidad. Sin embargo, hay relación; y los símbolos
que la representan no han perdido su importancia para la humanidad.

La mente del hombre moderno conserva la capacidad de crear símbolos que en otros
tiempos encontró en las creencias y ritos del hombre primitivo.
Este vínculo existente entre mitos primitivos y arcaicos, y los símbolos producidos por
el inconciente, son de inmensa importancia práctica para el análisis de la historia
mitológica de la sexualidad de las personas con diversidad funcional.

Un hombre con ataxia dice haber experimentado una metamorfosis de su persona:


"Poco a poco creo que me he convertido en un símbolo ... Un símbolo de la lucha, el
coraje. El símbolo de la vida ... Lo digo con toda sencillez, con humildad".
Uno de los primeros pasos para desafiar a la imagen social asociada a un ángel, es
darse cuenta de la transformación de carácter que ésta exige; para continuar siendo el
héroe que ese grupo social demanda. Se requiere el sacrificio de la sexualidad y la
adopción de la figura asexuadas, que simboliza la pureza y la lucha contra el mal,
prometiéndoseles la felicidad a cambio de su sexualidad (Ej: una plaza en una
residencia).
En un estudio sobre la de-sexualización de personas con diversidad psíquica, se llegó

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a la conclusión que el entorno les animó a despojarse de su sexualidad y también a


proyectar una imagen de pureza, aboliendo el deseo erótico.

Sin embargo, existen muchas personas con discapacidad que se niegan a convertirse
en seres asexuados, rechazando el estado angélico que degrada; y se oponen a un
mundo que los desprovee de su identidad sexual, reclamando el derecho a una vida
sexual satisfactoria. ¿Por qué se impide que las personas con diversidad funcional
puedan acceder a un estatus de adulto mediante la "prevención" de la sexualización?.

Quienes se rebelan contra la angelización, son los fundadores de una nueva identidad
sexual. Su reivindicación del derecho al deseo y al placer sexual es la búsqueda de
una suprema libertad y autonomía, y este crédito está respaldado por el deseo sexual
como emancipación: un requisito previo e indispensable para el desarrollo individual y
social.

Examinaremos ahora algunos de los mitos o símbolos más importantes de todos los
tiempos, y veremos en qué forma son análogos al material simbólico que perdura en la
actualidad; impregnando la sexualidad de las personas con diversidad funcional.
El mito más grande de todos, es creer que las personas con discapacidad son
todas iguales, y que se puede hablar de ellas como un solo grupo, unidas
fundamentalmente por la condición que se supone; “los invalida”.

La falsedad de estas afirmaciones prejuiciosas, olvida (o no tiene en cuenta); un


concepto imprescindible: no todos tienen/tenemos las mismas experiencias vitales o
las mismas perspectivas. Con o sin diversidad funcional, todas las personas somos
seres sexuales y sexuados; independientemente de la forma en que expresemos
nuestra sexualidad. Por ello, muchas personas con discapacidad son tratadas de la
misma manera por el mundo sin discapacidad, de allí la importancia de hablar de
sexualidades y diversidades o de DIVERSEXUALIDADES.

Son estas actitudes prejuiciosas junto con las barreras físicas, emocionales y
psicológicas; el mayor obstáculo para la expresión sexual completa que perpetúan en
la actualidad, gran parte de la mitología que puntualizaremos a continuación:

·Suele presentarse a las personas con discapacidad, como ángeles o niños


eternos: carentes de sexualidad o ésta se limita a las primeras etapas del desarrollo
infantil. El arquetipo asexuado ha sido frecuentemente descrito en relación a las
personas con discapacidad. A partir de un proceso bastante complejo, la persona con
discapacidad llega a adoptar un estilo de vida donde el sexo fue limpiado e incluso
suprimido.

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El primer mecanismo es la infantilización. Es bien sabido: los niños no tienen


relaciones sexuales. Un segundo mecanismo consiste en la angelización medicalizada,
para transformarlo en un cuerpo a sanar. Así, las zonas eróticas del cuerpo se
convierten en áreas terapéuticas. No es sólo el accidente el que desexualiza el cuerpo;
sino también el proceso de rehabilitación.
La angelización se sostiene en la actualización del destino simulado que les es
impuesto. Se les pide que acepten su condición mediante la limitación de sus propios
deseos y aspiraciones en términos de discapacidad, para integrarse en el mundo de lo
"normal", mediante el fomento de la mayor censura posible, componiendo un personaje
que sea posible controlar. Sexualmente, se les exige no usar la sexualidad como un
elemento de identificación con los demás, ni como canal para maximizar su “capacidad
residual”. (Ver: “El sexo de los ángeles”, Alfredo Fierro)

Una visión general de las representaciones culturales de la sexualidad de las personas


con discapacidad en la literatura y el cine nos ha permitido descubrir que el proceso de
des-sexualización está ligado a un proyecto social de sacralización. Nuestra intención
es captar, a través del concepto de lo sagrado, las representaciones culturales que
sostienen formas angelicas en la discapacidad.
La idea de relacionar a las persona con diversidad funcional con los ángeles; puede
parecer trivial e incluso sorprendente: algunos verán una burla hacia la religión o la
discapacidad. Sin embargo; la representación social de la discapacidad angelizada,
refleja la suerte reservada a su sexualidad: la "irrelevancia".

Centrando nuestro análisis en las personas con discapacidad física o amputaciones,


veremos que las mismas evocan el estado de los ángeles incorpóreos. Privados de sus
miembros inferiores, el cuerpo debe confiar en sus cabezas aladas. En esta ilustración
se contribuye a elevar el personaje principal del ángel, un puro espíritu inteligente. La
ausencia de las piernas hace hincapié en la parte opuesta del cuerpo: la cabeza. La
belleza de una persona sin piernas, nos hace centrarnos principalmente en su cara.
Durante toda su vida, las personas sin piernas siguen siendo seres que provocan
curiosidad. Queremos verlos y hacerles preguntas. Despiertan el deseo de aprender
más sobre el origen de su discapacidad. En general, cuando aparecen en público, todos
los ojos están puestos en ellos, son examinadas con el fin de extraer unos trozos de
misterio. Por su condición de ser sagrado, una persona sin piernas inspira reverencia. La
solemnidad dada a la revelación de su cuerpo incompleto refuerza el tabú al que
cualquier persona está sujeta.
Sin brazos ni piernas, las personas no tienen opción: están obligados a desarrollar sus
cualidades espirituales para sobrevivir. Su cuerpo despierta la curiosidad, pero rara
vez el interés sexual.

En la película "No somos ángeles", la protagonista relata que muchas personas le

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preguntan si puede tener relaciones sexuales, aunque ella no tenga piernas. Como si la
falta de piernas significase falta de sexo o la castración de forma automática. La
persona sin piernas parece ser una reminiscencia de los ángeles sin sexo ya que, a los
ojos de muchos, se trata de un antierótico ser.
Veamos por qué: el pie y la pierna tienen un poder de atracción que no suele atribuírsele
necesariamente a la persona privada de sus miembros inferiores. El arte de la
sensualidad es caminar exhibiendo hermosas piernas, mover las nalgas y los pechos de
una manera voluptuosa. Según Rossi (1978), el pie es un cuerpo erótico y los zapatos;
el vestir sexual. Los pies deformes y las piernas torcidas connotan la disminución de la
libido en la persona de edad avanzada o con discapacidad. Quienes no tienen piernas
provocar en la gente que los ve, la neutralidad sexual y la pérdida de poder erótico. (Ver
blog Erotómanas)

.De la figura angelical y aniñada, se desprende el rol del “discapacitado asexuado”,


carente de “intereses sexuales por no poder entender aquello de la sexualidad”.
Es una creencia popular que la persona con discapacidad pierde, o lo que es peor,
nunca tuvo; función sexual. Este hecho entorpece su proceso de descentralización de la
sexualidad, limitando la expresión de la misma al autoerotismo rígido, no por elección o
gratificación personal, sino como parte del proceso de aislamiento que requiere la
asexualición.
Nuestra cultura produce modelos de ángeles asexuados, cuya función es la de darnos el
camino correcto a través del control de la sexualidad. Los medios de comunicación
enseñan a menudo la castidad y la soledad, como el inevitable destino que le espera a
la persona con discapacidad. Esta representación no sólo está conectada a una
declaración derrotista que indica su incapacidad para realizar ciertas funciones
sociosexuales: sino que la tendencia a "angelizar" a la persona con discapacidad, refleja
el deseo de exorcizar el dolor y la muerte.

La “abstinencia” se asocia a la discapacidad como la opción heroica del ángel. La


principal distinción entre el ángel y la persona, se centra en la virginidad divina que debe
sostener; aún en contra de su decisión.

.En contrapartida a la asexuación, aparecen los seres hipersexuados: lindantes casi


con agresores sexuales, que no pueden controlar sus impulsos, por lo que se les debe
proveer de sedantes que aplaquen el deseo sexual.
La sociedad occidental ha desarrollado una férrea desconfianza hacia la sexualidad en
general, y en particular hacia aquellas sexualidad que aparecen claramente “fuera de la
norma”. Desde ésta concepción, el deseo sexual es un instinto o fuerza peligrosa que
podría alienar aún más a la persona con discapacidad.

Aparece la figura opuesta al ángel: los demonios hipersexuados, sátiros, pomberos,

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etc, conforme a cada cultura. Cómo veremos, este rol de hipersexuación es el que
suele justificar políticas intervencionistas, represivas, medicamentosas y, desde luego:
justifica la inoperancia familiar, social e institucional en educación sexual.
“Si les hablamos del tema, esto será un descontrol”, suele oírse con más frecuencia de
la imaginada, y no sólo en los ámbitos “especiales”. La sexualidad se presenta como
algo a resolver (problema!), por un experto, que traerá la cura mágica a las conductas
disolutas e inadecuadas a nivel sexual; técnicas para dirigir o educar las
manifestaciones sexuales y, fundamentalmente: el modo de sostener y justificar el
modelo imperante.

.No necesitan privacidad: El sexo es algo privado, pero no si usted vive en una
institución, o no es capaz de controlar las respuestas de su propio cuerpo, allí la
intimidad es una cosa muy diferente asociada a el concepto de “capacitismo” (Ej:si no
tienen capacidad motriz, no tendrán capacidad sexual y por ende: la intimidad es
innecesaria).
Si no somos capaces de bloquear las puertas o tenemos que solicitar permiso para
poder disfrutar de nuestro tiempo, aún así conservamos el derecho a ser sexuales, y
esperar que los que nos rodean nos faciliten la privacidad que nos pertenece.

Una de las mayores barreras para el desarrollo de una sexualidad positiva es la falta
de privacidad. Esto es más evidente en instituciones como hospitales de rehabilitación,
hospicios, hogares o centros de día. La mayoría de las instituciones niegan
sistemáticamente a los residentes el derecho a ser sexual. No hay cerraduras en las
puertas, no existe un concepto arquitectónico que priorice los sitio de privacidad, y se
sustenta el supuesto derecho a tratar a las personas como objetos para ser
acarreados, hablados y controlados. (Ver película: “Bailo por dentro”, 11 vídeos).

Deseamos sumar a este concepto de intimidad, la óptica que Erving Goffman propone
respecto del individuo estigmatizado, y de la invasión que sobre éste se realiza, desde
la palabra. Una persona a la cual los extraños pueden dirigirse a voluntad a fin de
formularle cualquier pregunta para entablar conversación, verá agravada su posibilidad
de sostener espacios afectivos y físicos independientes. La forma de traspasar los
límites de la intimidad de las personas con discapacidad no es la manera más eficaz de
romper las barreras entre unos y otros, entendiendo por esto un signo de supuesta
camaradería, sino que por el contrario; agudiza aún más la distancia relacional.
Ejemplo de ello es la clásica pregunta hacia las personas adultas con diversidad
intelectual: -¿tenés novia/vio-, o dirigida hacia el campo de las respuestas sexuales: -
¿pero vos; podés?, si se trata de un hombre con diversidad física.

.Suele decirse: “Las personas con diversidad funcional tienen preocupaciones

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más importantes que el sexo” ya que tienen asuntos inmediatos a tratar -ninguno de
ellos relacionados con la sexualidad y el placer-, desde el nacimiento y durante toda su
vida; por lo que el sexo es un lujo que parecen no pueden permitirse.

“La discapacidad en sí misma, es anónimamente asexuada”, dice Estevan Levin.


(“Cuando la discapacidad es el féretro de la sexualidad”).
El proceso de sexuación, no parece “atravesar” a los hombres y mujeres con
diversidad funcional. Si bien para la mayoría de las personas el sexo es lo más
importante en sus vidas; esta no es una regla incluyente para los cuerpos diversos, por
lo que la negación del hecho sexual no sólo se sostendrá por quienes rodean al
“discapacitado/da”, sino incluso por los propios integrantes de dicho colectivo.

Se recurre al rito para alejar del propio sistema de vida, todo lo que se aparte de las
reglas rígidas que han impregnado los aprendizajes de las personas con discapacidad.
Se ha escrito: “Un discapacitado es un individuo sin adolescencia”.
Cuando una persona debe pasar de un estadío social a otro (nacimiento, niñez,
adolescencia, etc.), tienen lugar rituales que cumplen al menos,dos finalidades: por una
parte, unificar todo lo que se ha sido anteriormente, y por otra; reproducir de manera
simbólica el paso de un estado al otro, permitiendo a la sociedad realizar aquellos
cambios que de otra manera causarían ansiedad.
Quien es tabú, queda excluido de estos rituales que garantizan el pasaje de un rol
social a otro. Quien tiene una discapacidad es tabú, así como quien tiene contacto con
dicho tabú. La enfermedad y la discapacidad se vinculan a la noción de
contaminación y tabú. El estigma de la discapacidad se sobrepone al propio
individuo. La persona con discapacidad deja de SER para devenir en “el
discapacitado”.

Las personas con diversidad funcional no son sometidas a las pruebas que acompañan
a los ritos de tal pasaje (Ej: niñez-adolescencia), sino que permanecen en una
condición de limbo, de eterno niño.

Jean Cazeneuve, escribe en “La sociología del rito”: “Quien no ha sido iniciado queda
marginado. No está ni siquiera provisto de una naturaleza humana profana. Ni siquiera
es un hombre. No supera la iniciación del nacimiento. Esta es la condición del
disminuído, y le son prohibidos también los otros ritos, principalmente el de la
pubertad, con las consiguientes prohibiciones sexuales”.

La sexualidad de las personas con discapacidad es vivida como un trauma, un


despertar de la angustia y en consecuencia ha de ser negada; cancelada, así como el
crecimiento del niño. La angustia lleva a pensar que dar “satisfacción” a un estímulo
sexual implica la disminución del mismo, por lo que sí se ha creído que la sexualidad

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de la persona con discapacidad no ha constituido un problema durante mucho tiempo;


la solución a su dolencia puede estar dada también por un rito: “ pedir al Señor que lo
calme con una benigna polución nocturna”.

.No son atractivos/vas sexualmente. El atractivo sexual, y el sólo poder acceder


a una relación con otra persona con “iguales características” es consecuencia de
relacionar un cuerpo perfecto con el interés en materia sexual, que hace mención
al conocido lema “mente sana en cuerpo sano”, lo que supone que las dificultades
física o intelectuales, generan indefectiblemente incapacidad sexual. ¿Sentirse
sexualmente atractivo es diferente entre personas con discapacidad y sin ella?. La
respuesta es sencilla: no.
Lo que nos convierte en "sexualmente deseables", es único para cada individuo.
Ninguno de nosotros suele cumplir con estos estándares, y el deseo se sustenta
con una mezcla imprevisible de factores (mirada, personalidad, valores, etc.).
Puesto en nuevos y contemporáneos altares (televisión, cine, libros, etc), se
presentan en un movimiento para amplificar el efecto deseado: identificar e
internalizar las normas propuestas en una conmovedora historia.
Si bien los ángeles simbolizan la belleza, no es esta una belleza erótica sino de
simple observación fraternal y asexuada. Es un intento por negar la DIVERSIDAD
como un hecho positivo, se intenta “superar” la discapacidad con el desarrollo de
una intensa vida espiritual. Desde la “espiritualidad” impuesta, se forma la
vergüenza y la culpa; estableciendo la devaluación de la persona con discapacidad
y su descalificación sexual. El mensaje oculto propone: “Mírenlos: ¿no son seres
maravillosos y perfectos a pesar de las imperfecciones físicas, mentales o
sensoriales?”. Muchas personas con discapacidad llegan a odiar su cuerpo y lo
ocultan, por lo que los intereses sexuales que sienten, corren la misma suerte.
Descubren que sus cuerpos diversos plantean tanto la atracción (por ser vistos)
como el rechazo (al ser mirados).

Un hombre que tuvo la polio a la edad de 8 años, cuenta la difícil conquista de la


identidad sexual en estos términos: "Mi aprendizaje de la sexualidad, no sólo lo he
tenido que hacerlo solo, sino que estuve rodeado de un mundo decidido a ignorar
el hecho de que la enfermedad no me había castrado! ".
.Hay una manera correcta y una manera incorrecta de tener relaciones
sexuales, por lo que las personas con discapacidad; no acceden al sexo:
Suele pensarse que el sexo debe ser espontáneo y genital y que por ello las
personas con discapacidad no pueden tener un “sexo real”.
Si bien es cierto que no todas las persona o parejas con diversidad funcional
pueden correr por la playa, rodar en la arena con música de fondo y tener un
jugueteo sexual sin despeinar su cabello, es igualmente cierto cierto que no todos

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desean manifestarse sexualmente de ésta manera. La mayoría de nosotros


tenemos relaciones sexuales incómodas y torpes. Por lo tanto, pretender que hay
un "verdadero" tipo de relaciones sexuales, y de lo contrario, no se puede jugar el
juego: esto es simplemente falso.

.Las personas con diversidad funcional son una mala opción para parejas
románticas: a las personas que forman pareja con otras personas con
discapacidad, se les suele llamar "nobles"...como si el sólo hecho de no presentar
una aparente o visible discapacidad y “aceptar las diferencias de la pareja”, los
convirtiese en un gran partido. Vivir con una discapacidad no significa que se
contribuya menos a una relación, ni mucho menos que se esté en situación de
desventaja o dependencia de ésta.
Las relaciones son difíciles y llenas de compromisos, y una buena relación implica
compromiso de igualdad.

De este mito se desprende el siguiente supuesto igualmente erróneo: Una


persona con diversidad funcional, sólo es atractiva sexualmente para otra
personas en su misma condición:
La persona con discapacidad no es sólo un ángel, sino que también es un ser
admirable y adorable. Hay personas que los cortejan y declaran abiertamente su
afecto. No los quieren sólo para verlos o tocarlos, sino también quieren compartir
su vida desde esta “desigualdad inicial” que supone la discapacidad. Están
dispuestos a vivir un amor extraordinario que les permita llegar a lo sublime.
Una mujer con deformaciones físicas, dice haber recibido declaraciones de amor
cuando ella se exhibía en los parques de feria. Un ejemplo de esta indeterminación
percibida en o hacia las personas con discapacidad, tiene que ver con su
caracterización sexual.
Robert Murphy (1990:127-128), un antropólogo que presentó una paraplejía como
consecuencia de un tumor medular, describió su experiencia al respecto llamando
intencionadamente la atención de una mujer que caminaba por su campus
universitario. En lugar de apartar la mirada, las mujeres la devolvían junto a una
sonrisa. Murphy descubrió que utilizando la silla de ruedas sus relaciones con las
mujeres eran en general más abiertas y relajadas porque “dejó de ser una fuente
de peligro”. La silla lo “invalidaba”.
Aparece el amor platónico y/o fraternal. Por lo tanto, la persona con discapacidad
se siente como un monstruo (sagrado) intocable, una extraña criatura que se adora
de lejos. Su cuerpo es un santuario dedicado al culto de la virginidad.
No se toca con fines eróticos, como no se profanan las cosas santas. La persona
con discapacidad tiene una fascinación que refleja su pertenencia a lo sagrado
como lo prohibido e inviolable.
La persona con discapacidad puede hacerse (construirse) en base a la idea que se

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puede vivir sin "eso" (sexo). Se compara con un “eunuco espiritual” al que las
mujeres/varones confiarán y pedirán consejo, pero nunca erotizarán.

·Las personas con discapacidad no son sexualmente aventureras: se supone


que las personas con discapacidad son sexualmente pasivas y no iniciadoras. Estos
supuestos encajan con el mito general que dice que “lo único que se quiere es ser
como todo el mundo”, así que si eres diferente, seguro que debes querer tener una
vida sexual conservadora o “normalizada”.

Vivir con una DF, no necesariamente tiene un impacto en los gustos sexuales o las
elecciones (a pesar de que puede tener un impacto en lxs otrxs). Se supone que las
personas con discapacidad son sexualmente pasivas y no iniciadoras. El poder de
seducción de la persona con diversidad funcional se pone a prueba no sólo en los
primeros momentos del encuentro, sino también en otras etapas de la relación. Ella
siente que no es un partido atractivo... En la mayoría de los casos, la persona con
discapacidad no plantea el aspecto de la lujuria.
Como mencionó Isabel Auerbach: "Nosotras representamos todo lo que no debería
ser. Nosotras no somos las mujeres de procrear. No estamos en la representación
de la virilidad de los hombres, del dinero y el poder. Estamos más en la
representación de la anti-deseo". La persona con discapacidad pasa a pensar que
no está hecha para el amor.
Pensando en su juventud, Micheline Piotte hace ésta observación: "Yo soy
biológicamente mujer. En mi vida interior tanto como en mi comportamiento externo,
no soy ni hombre ni mujer. Yo soy diferente a mis hermanos. No sé quién soy, yo
soy una especie separada".
El destino del sexo con discapacidad es golpeado por una fatalidad. La gente no
cree que alguien que usa una silla de ruedas desee ser atado y recibir una palmada,
o que un hombre sin piernas guste vestirse como una bailarina.
Estos supuestos son falsos, pero encajan con el mito general que dice que lo único
que se quiere es ser como todo el mundo, así que si eres diferente, seguro que
debes querer tener una vida sexual conservadora.

·Es una creencia popular que la persona con diversidad funcional pierde, o lo
que es peor, nunca tuvo; función sexual; así como que cualquier problema
sexual, casi siempre es producto de su padecimiento físico.
Recurriendo a los orígenes del término latino: SEXO, veremos que ésta palabra ha
ido cambiando su originario sentido. Así hoy; para muchos, “sexo” continúa siendo
sólo lo que con los genitales hacemos; o sea, sexo es sinónimo de conducta genital.
En castellano usamos el mismo verbo (sentir) para referirnos indistintamente a las
sensaciones y a los sentimientos, por lo que visto así, parece que, por ejemplo,
alguien con una lesión medular no siente, y por ello también tendemos a creer que

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existe falta de sentimientos, asociados a una supuesta limitación física.


El juego de palabras supondría algo así como: “Ante la falta de sensaciones
genitales, aparece la falta de SENTIMIENTOS”.
Con todo esto, cada quien lleva el sexo según lo que entienda por él. Cada cual con
sus particularidades, con sus recursos y habilidades, va por la vida y vive su
sexualidad como mejor puede, sabe y quiere; desplegando un amplio abanico de
diversidades sexuadas, sexuales y eróticas, tantas como personas en el mundo.
Pero: ¿qué pasaría con estos abanicos en las personas con diversidad funcional?.
¿Tienen esta posibilidad de independencia en el hacer y aprender en sexualidad?.

Así es como no sólo ponemos precio apreciando o menospreciando; sino que


también ponemos valor valorando, desvalorizando o minusvalorando. De la misma
manera que también confundimos precio con valor.
¿Dónde llevar el sexo?. Porque también el sexo, como la silla, puede llevarse en
varios sitios; y no es lo mismo. Las consecuencias de este llevar son muy diferentes
dependiendo del lugar en el que son llevadas. Unos tienen la silla en la cabeza (lo
cual es un problema), mientras que los otros tienen la silla en la cola (lo que
constituye un recurso que les permite la movilidad que sus piernas no tienen).

·No acceden a la maternidad/paternidad: al vincularse la sexualidad con el


matrimonio y la procreación, y suponer a las personas con diversidad funcional
incapaces de toda responsabilidad respecto de la crianza de un hijo, como así de la
posibilidad de acceder a la vida en pareja; a la genitalidad y la reproducción, se ha
justificado la necesidad de reprimir la sexualidad.
A esto debe agregarse la creencia que dice que la deficiencia es hereditaria y por lo
tanto: “Los discapacitados siempre tendrán hijos con discapacidad” y por lo tanto el
ejercicio de la sexualidad por parte de estas personas contribuirá a lograr la
degeneración intelectual de la especie, concepto que retrotrae a la noción griega de
limpieza de la raza y a la eugenesia practicada por los nazis). “Los discapacitados
siempre tendrán hijos con discapacidad”.

Ejemplo contemporáneas en éste sentido, lo ha dado la Iglesia Católica que en


algunos casos se negó a dar el sacramento del matrimonio a dos personas con
discapacidad. Tal parece que la institución no quiere ser cómplice de la profanación
de los "ángeles".
A los ojos de los puristas, la castidad conyugal de las personas con discapacidad
está representada por el matrimonio. Suele citarse como casos ejemplarizantes, el
“casamiento” de personas con discapacidad, pero no suele hablarse de convivencia,
matrimonio igualitario, amoríos ocasionales; lo que no hace más que confirmar la
regla: la discapacidad (como concepto limitante) nos iguala en falta de derechos.

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·Las personas con diversidad funcional no necesitan intimidad, siempre deben


estar bajo supervisión, por lo tanto la intimidad se entiende como un “riesgo” en la
vida familiar, y más aún en las residencias, por lo que aparecen los sedantes, la
separación por sexo, etc.
Una de las mayores barreras para el desarrollo de una sexualidad positiva es la falta
de privacidad. Esto es más evidente en muchas instituciones en donde por ejemplo,
no hay cerraduras en las puertas.

Las personas con discapacidad no son abusadas sexualmente: la afirmación parte


del supuesto que afirma que las personas con diversidad funcional (en éste caso,
especialmente las mujeres), no son visto como sexualmente deseable, por lo que no
será objeto de abusos sexuales. Las personas con discapacidad física y mental,
suelen ser más propensos a convertirse en víctimas de asalto sexual. Las
estadísticas así lo sugieren. Esto abarca el abuso de poder dominante por el
personal médico y de rehabilitación, o la violación y otras formas de asalto sexual, el
confinamiento forzado, el abuso físico, y mucho más. Por ello es imprescindible el
apoyo para la divulgación del abuso, las acción legal a llevar a cabo y el
asesoramiento que aún suelen ser escasos o nulos. Esto es especialmente cierto en
las instituciones.

“Con independencia de la presencia o no de alguna discapacidad, las personas experimentan


un desarrollo afectivo y sexual desde que llegan al mundo. Como ya se ha expuesto siempre;
por lo tanto es esencial contar con orientaciones que permitan ir desarrollándose en este
ámbito, pues son estas las bases de lo que más tarde será el mundo afectivo adulto”
(Barragán, 2005).

Conceptos que entretejen las sexualidades y las


diversidades funcionales.
En el análisis de los procesos de exclusión hacia las personas con diversidad funcional,
las reflexiones en torno a la temática sexual continúan en disputa pendiente, ya que no
se ha conseguido relacionarlas con otros temas sí reconocidos como deudas históricas
y de derecho del colectivo (accesibilidad, integración escolar, sistema de prestaciones,
etc.), y parecen ser interrogantes (los “sexuales”) que como mínimo; se encuentran
ubicados en la categoría de absurdos o innecesario, o para ser considerados en etapas
posteriores (cuáles?).

Tal como lo expresa Finger "la sexualidad es a menudo nuestra fuente de opresión
más profunda; es también la fuente de los dolores más graves. Nos es más fácil hablar

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de discriminación en materia de ocupación, de educación y de alojamiento, que evocar


nuestra exclusión de la sexualidad y la procreación" (1992).

Disidencia, sexualidad y diversidad funcional


//Transformar la
DIScapacidad
en DISidencias//

Resulta imprescindible una visión política de la “discapacidad”, afianzada desde la


perspectiva de lxs propixs disidentes. Partamos de la etimología misma del término
disidencia, que hace mención a quien se ha separado en materia de doctrina de una
comunión, religión, de una escuela filosófica, artística, de un partido político, etc; para
encontrar y marcar el rumbo que deseamos tomar en base al camino ya rodado; del
que deseamos separarnos: las visiones biologicistas y rehabilitatorias de la sexualidad
y la diversidad funcional, y de las prácticas paternalistas que se le atribuyeron
naturalmente.
“La disidencia como práctica antipaternalista”,enuncia Jordi Planella Ribera en el
capítulo final de su libro Subjetividad, disidencia y discapacidad. “Ejercer la
disidencia, retomando esta dimensión política del término, implica partir de una
posición política (que si queréis podemos llamar doctrina oficial de la discapacidad)
para llegar a una posición igualmente política que no es otra que el sujeto en su
plenitud. Las disidencias están cada vez más claras y justificadas, pero no dejan de ser
disidencias, y de vivir en una cierta clandestinidad. Quizás éste es su verdadero
destino: ser disidencias, porque tal como insistía Fernand Deligny, el método, cuando
está instaurado empieza a oler mal" y entonces hay que renovarlo”, sentencia Planella
Ribera.
En la actualidad, gran parte del colectivo de personas con diversidad funcional está
situada en las disidencias activas (frente a la pasividad que se esperaba de ellas) y es
esta una de las claves para potenciar las sexualidades en pensamientos, formas,
actitudes, ideas, modelos, pedagogías y saberes que permitan que estas personas
(todas) sean disidentes del modelo que se les auto-impone. Para ello, resulta
imprescindible que previamente se fortalezca la subjetividad en el ejercicio
contestatario y de ruptura (en distintos niveles sociales e institucionales) hasta llegar a
accionar la disidencia como instrumento; pero fundamentalmente como potencia de
cambio.
Pero: ¿qué es ser disidente sexual en diversidad funcional? Hablar de derechos
laborales, autonomía, de accesos y accesibilidades, educación, inclusión, equidad,
reivindicar identidades; y por todo ello: sexualidades. La disidencia sexual viene a ser,
en muchos de los sentidos, la visibilización de lo invisible, es decir, el salir a la luz de
formas de relacionarse o de expresarse de las personas en relación a sus sexos,

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considerando que las formas normativas que se han impuesto sobre estos; no son LA
(única) forma sino una más; y nunca no una norma.

“La felicidad es subversiva” dice el filósofo italiano Franco Berardi, quien también
se pronuncia en torno a los males que han producido nuestros empecinamientos como
sociedades, al momento de deserotizar la vida cotidiana y por ello subsumirnos en las
dependencias que olvidan que la “Autonomía significa la capacidad de la sociedad para
crear formas de vida independientes del dominio del capital”.

Mi intención es invitarlxs a repensar formas, actitudes, ideas, modelos, pedagogías y


saberes que permitan que las personas con diversidad funcional puedan ser disidentes
deconstructores/ras -en principio- de sus formas de auto-percepción/nominación por
fuera del constructo de la DIS-capacidad y que esta se transforme en DISidencias.
Compartamos en esta primer instancia, algunas puntualizaciones y conceptos de
fundamental importancia para ampliar las perspectivas en sexualidad y diversidad
funcional; propician enriquecidas y necesarias instancias que iremos desarrollando a lo
largo de este curso:

Dependencias-independencias
En una entrevista que se le realizó a Javier Romañach (uno de los iniciadores del Foro
de vida independiente de Divertad); menciona respecto a las dependencias: “Las
situaciones de dependencia creo que están muy minusvaloradas por la sociedad; en
este sentido nadie reflexiona que todos hemos sido bebés y que como tales vivimos en
una situación de dependencia en la que la solución natural es la familia; posteriormente
podemos decir que existe un paréntesis y aún más tarde, en la vejez, volvemos a vivir
situaciones de dependencia. En este sentido, la gente que está en el poder se sitúa en
dicho paréntesis y se olvida que ha sido dependiente y se olvida también que volverá a
serlo (…). El tratamiento desde las políticas sociales se hace como si aquellos que
escriben las leyes fueran ajenos a las mismas; esto es sistemático desde el punto de
vista político y desde el punto de vista ideológico. Es decir, parece que esto sea para
los otros de manera que siempre se construyen las soluciones para dichos otros (…)”.

Respecto a quiénes se construye y/o sostiene como independientes, y cómo los


mecanismos de dependencia se validan sólo para algunos cuerpos, Judith Butler
enuncia:
.Ser víctima no es lo mismo que ser vulnerable.
.Lo conceptualmente revolucionario de la propuesta es pensar la vulnerabilidad como
potencia, como fuerza.
.Los cuerpos vulnerables pueden ser fuertes al unirse en solidaridad.
.Ya no es tiempo de resistir, sino de accionar.

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La propuesta es pensar y pensarnos todxs como seres vulnerables pero no víctimas; y


ver en la representación que actualmente sustentamos de la discapacidad ese
concepto que siempre nos mantendrá de un lado y del otro de la capacidad.
capaces - CAPACIDAD – incapaces/dis-capacitados
por lo que seguiremos fabricando seres más vulnerables que otros y por ello;
revictimizándolos. En éste sentido; recordemos los conceptos de Autonomía moral y
Autonomía física que mencionamos en el Módulo 1.

.Interdependencia Un concepto que resulta clave para repensarnos desde otras


perspectivas no dicotómicas respecto a quienes se sustentan como dependientes
(incapaces) e independientes (capaces).

A. J. Withers, señala en su libro Discapacidad, política y teoría "Otro mito


firmemente sostenido, es que las personas discapacitadas son dependientes, y que las
personas sin discapacidad son independientes. En realidad nadie es independiente.
Este mito se ve perpetuado por el capacitismo e impulsado por el capitalismo- todos
somos interdependientes. Probablemente, con discapacidades o sin ellas [disabled or
not], no cultivas toda tu comida. Probablemente, no fabricaste tu coche, tu bici, tu silla
de ruedas, el metro, tus zapatos, el autobús... que te transportan. Probablemente no
construiste tu casa. Probablemente no cosiste toda tu ropa (ni hiciste la tela ni el hilo
con la que se cose). La diferencia entre las necesidades que tienen muchas personas
con discapacidades [disabled people] y las necesidades de aquellxs que no son
etiquetadxs como discapacitadxs es que las personas sin discapacidades han visto
normalizadas sus necesidades. El mundo ha sido adaptado a algunas necesidades
y, así, llama independientes a lxs que las tienen, mientras que otras necesidades
se consideran excepcionales. Cada unx de nosotrxs depende de terceras personas,
todos los días. Todxs dependemos de otrxs: apoyo, recursos y otras necesidades.
Todxs somos interdependientes. Esta interdependencia no es debilidad; es, más
bien, parte de nuestra humanidad. .".

Cuando ser capaz es sinónimo de “funcionalidad mayoritaria”, algunas capacidades de


los cuerpos se impregnan de un mayor valor que otras, por lo que habrá que ocultar
aquellos segmentos corporales o funciones que se cree; deterioran la identidad
corporal social.
Son esos atributos misnusvalizantes de los que se ase el invalidismo para justificar; por
ejemplo, productos para discapacitados, productos para mujeres, para varones, para
niñas, a los que suele agregárselo un costo adicional, no sólo económico sino
fundamentalmente moral.

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Pensemos entonces en la industria de la rehabilitación como el engranaje que aceita a


los mecanismos discapacitantes en la que por ejemplo, se apela a la inmediata
necesidad de rehabilitar el movimiento, pero desprovisto de sentido integral para la
persona que vivencia el proceso.

.Capacitismo (se traduce del inglés ableism, así también able-bodiednesses) Es la


creencia que avala algunas capacidades como intrínsecamente más valiosas -y por
ende- quienes las poseen son mejores que el resto; afirmando que existen cuerpos
capacitados y otros no, en tanto algunos presentan discapacidad y otros no, siendo
ésta una división nítida.

El capacitismo está conformado por una noción medicalizada del "cuerpo normal" y un
patrón de belleza normativa que es central para la sociedad capitalista, basada en la
heterosexualidad obligatoria y los valores occidentales de lo aceptable, incluyendo
nociones racistas o de clase sobre el cuerpo racializado.El capacitismo es la
discriminación y opresión sistemática hacia las personas con diversidades funcionales.
Vivimos en una sociedad que otorga privilegios sistemáticos a las personas sin
discapacidades, mientras que oprime a las que presentan algún tipo de discapacidad.

El capacitismo se manifiesta de manera múltiple y diversa en prácticamente todos los


ámbitos de nuestra vida. El estado de las veredas, la inaccesibilidad a los edificios;
resultaría prácticamente imposible redactar todas las muestras (naturalizadas) de
capacitismo que podemos encontrarnos en nuestro día a día.
Llegadxs a este punto, no podemos desconocer las instancias interiorizadas e
igualmente naturalizadas de lo que podríamos denominar el capacitismo internalizado;
en muchas ocasiones confundido moralmente con la mal llamada autoestima o falta de
ésta, de la que suele responsabilizarse - o revictimizarse- a las personas con diversidad
funcional. Esta visión aprehendida del capacitismo, se traduce en discursos y acciones
( o falta de éstas) desde las propias personas con diversidad funcional: no seré capaz,
esto -del sexo- no es para mí, no podré criar a mis hijxs;etc.

.Transversalización del modelo de la diversidad funcional:


capacitismo y sexualidad.
Como ya lo hemos mencionado en el punto anterior; Ableism se refiere a las múltiples
formas en que la sociedades excluyen a las personas con diversidad funcional de la
plena participación en la vida social, negandoles el acceso a los derechos básicos que
otras personas ejercen con mayor libertad.

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Si bien no es lo mismo, el ableismo comparte algunas aristas con el racismo porque es


omnipresente y está detrás de las escenas de cada interacción e influye no sólo en
cómo tratamos a los demás, sino también en cómo pensamos acerca de nosotrxs
mismxs y de lo que creemos posible en el mundo.

La mayoría de las barreras a la expresión sexual de las personas con diversidad


funcional están de algún modo relacionadas o enraizadas en el poder. El capacitismo
crea barreras limitando opciones. Por ejemplo, la suposición de creer que las personas
con diversidad funcional no son sexuales, predetermina quiénes son y por ello no
acceden -por ejemplo- a la educación sexual; así como qué debería y no debería
considerarse en los espacios sociales para la expresión y exploración sexual de las
mismas.

Al concepto de capacitismo, le sumaremos una perspectiva que desarrollaremos en


otras instancias: el Porno inspiracional.

Cómo el Ableism impacta en los ambientes físicos


En/desde la suposición incorrecta de que ser capaz de caminar o correr, ser capaz de
levantarse de una silla, o de soportar el propio peso, es de alguna manera una
definición esencial de ser humano; debemos recordar que hay cientos de personas que
no pueden realizar estas funciones (y vale señalar que si vivimos lo suficiente, todxs
seremos una de esas personas); pero que por ello no son menos humanas, sino que se
movilizan de una manera diferente que alguien que presume hacerlo de una manera
"normativa".
Las personas no son menos sexuales y no tienen menos aportes con los que contribuir
a nivel social; debido a la forma en que sus cuerpos se mueven.

El capacitismo es un constructo multicapa; NO se trata sólo de actitudes. Así la idea de


que sólo las personas que pueden controlar dónde y cómo su cuerpo se mueve son
sexuales; pueden producir barreras físicas que en realidad hacen más difícil moverse o
más difícil participar en la expresión sexual. Un ejemplo simple serían las camillas que
los médicos usan para realizar exámenes pélvicos. Éstas son raramente accesibles, y
están diseñadas sólo para albergar a las personas que pueden levantar y apoyar sus
propios cuerpos con facilidad. ¿Por qué fueron diseñadas de esa manera? Bueno, ya
que las personas que necesitan apoyo con sus cuerpos no son vistos como sexuales,
no tienen necesidad de salud sexual, y así: ¿por qué serían parte de la consideración
de diseño de algo así como una camilla ginecológica?.

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La comprensión de quién es o no es sexual y capaz, también se traduce en los


ambientes y objetos diseñados para el románticismo o o lo sexy están pensados sólo
para las llamadas maneras normales de moverse, sentir, ver y oír. ¿Por qué harían un
bar accesible si entienden que los cuerpos sociales son los que pueden subir escaleras,
ver sin mucha luz, y escuchar en espacios que están llenos de gente hablando y tener
una acústica terrible? ¿Por qué diseñarían un teléfono inteligente atractivo y seductor
para personas cuyas manos y dedos se mueven a veces de maneras impredecibles?
La conexión entre este tipo de espacios "románticos" inaccesibles y el romance mismo
se ha vuelto tan arraigado que podemos sin saberlo definir y diseñar el romance de una
manera que excluye a las personas con diversidad funcional.

.Empoderamiento
“Los que nos desplazamos de forma distinta, los que reciben las sensaciones de otra
forma o los que interpretan el mundo de forma muy diferente, no tenemos por qué estar
enfermos, podemos ser felices, podemos amar y ser amados, podemos aportar cosas,
incluso tomar iniciativas y ser útiles. Nació lo que se conoce como Vida Independiente”.
Manuel Lobato Galindo, Activista en Vida Independiente

El empoderamiento es un anglicismo que significa "capacitar a una persona para


tener responsabilidad". En las personas con diversidad funcional, parte de tres
conceptos fundamentales:
1º La mejora del colectivo debe ser para todos sus miembros. No se debe caer en el
“yocentrismo”. Cada uno sabe mejor que nadie que le pasa, pero el caso individual no
es la generalidad.
2º No todas las personas con diversidad funcional son iguales. Por lo tanto, la forma de
vida no puede ser la misma.
3º La solución debe venir de ellos/ellas mismas, sí. Pero desde una visión global de
colectivo.

La salida que puede aglutinar estos tres puntos es el empoderamiento; y consiste en:
1º Dar poder a aquellas personas con diversidad funcional que puedan ejercerlo.
2º Que estas personas se ocupen de las necesidades de todo el colectivo. De esta
forma, las personas con diversidad funcional, pasarían a ser no solamente objeto de
políticas, sino sujetos de las mismas. Dirigir sus destinos contando con todos.

.Interseccionalidad La interseccionalidad es una teoría sociológica que examina


cómo la interacción de diferentes categorías de discriminación, creadas social y
culturalmente, contribuyen a una desigualdad sistemática. Según la interseccionalidad,
los modelos tradicionales de opresión basados en el racismo, el género, la orientación
sexual, la religión, la nacionalidad, la clase y la discapacidad, están relacionados entre
sí creando un sistema de opresión que refleja la intersección de las diversas formas de

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discriminación.

Raquel (Lucas) Platero, en su libro "Intersecciones. Cuerpos y Sexualidades en la


Encrucijada" define magistralmente este necesario concepto: “El término
‘interseccionalidad’ se utiliza para señalar cómo diferentes fuentes estructurales de
desigualdad (como la clase social, el género, la sexualidad, la diversidad funcional, la
etnia, la nacionalidad, la edad, etc.) mantienen relaciones recíprocas. Es un enfoque
teórico que subraya que el género, la etnia, la clase, u orientación sexual, como otras
categorías sociales, lejos de ser “naturales” o “biológicas” son construidas, y están
interrelacionadas. Nuestra tarea de análisis no supone tanto enumerar y hacer una lista
inacabable de todas las desigualdades posibles, superponiendo una tras otra, como de
estudiar aquellas manifestaciones e identidades que son determinantes en cada
contexto y cómo son encarnadas por los sujetos para darles un significado que es
temporal. El uso reiterativo que hacemos del etcétera encierra una multiplicidad de
situaciones interseccionales complejas, que pueden estar invisibilizando las realidades
de muchas personas, así nuestra comprensión de los problemas sociales y las
vivencias de las personas es sólo parcial.
Tratamos de ir más allá de la llamada “doble discriminación” (o triple, o cuádruple, etc.)
que se centra en la descripción de la diversidad. Desafiamos que las vivencias de las
personas se puedan entender como la suma de una serie de desigualdades, o formas
de exclusión. El sexismo, la homofobia, el clasismo, el capacitismo, la xenofobia, y
todas las otras fobias e ismos se construyen siempre en relación. Estas categorías se
encarnan, se vuelven corpóreas, son versátiles, entrelazadas y casi inseparables
analíticamente.
Es decir, no se trata de sumar los efectos de cada forma de exclusión, es más útil
fijarnos en la “discriminación múltiple” y en los efectos exponenciales de la relaciones
recíprocas entre distintas desigualdades. El objetivo es huir de una posible tendencia a
homogeneizar a las personas bajo el paraguas de un término construido socialmente, y
asimilar las diferencias de unos u otros grupos sociales. De hecho, la historia de los
derechos conseguidos en el Estado español muestra cómo diferentes grupos sociales
o problemas sociales han ido entrando en la agenda política para convertirse en
sujetos de derechos. Personas que han sido consideradas como marginales, o incluso
delincuenciales, y cuyas vidas a menudo se significan en una identidad que emerge en
un momento dado. Sin embargo, esta lucha por ser considerados sujetos de derechos
no ha de convertirse en una tarea por listar todas las posibles circunstancias o
procesos identitatarios posibles. No se trata de reconocer cada forma de discriminación
legitimada, sin ni siquiera repensarla, sino de introducir una mirada compleja que
contribuya a evidenciar las estrategias de poder, las normas sociales naturalizadas, los
efectos no deseados del activismo o las políticas públicas, y de escuchar o mejor,
caminar al lado de quienes están en los márgenes, quienes viven en primera persona
los problemas sociales y construyen las respuestas a los mismos.

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.Ciudadanía sexual Comenzamos por afirmar que las personas con diversidad
funcional son ciudadanos/nas de derecho y no objetos de caridad ni sólo territorios
abordables por la medicina. Desde el Foro de Vida independiente, se habla de la
condición de DIS-ciudadanos a la que se ha sometido a estas personas, por lo que
hablar de ciudanías es hablar de derechos, de decisiones sobre la propia vida y el
propio cuerpo y fundamentalmente: hablar de sexualidad desde estas perspectivas es
hacerlo desde el marco de los derechos sexuales y reproductivos de todas las
personas, independientemente de las capacidades que a ésta se le atribuya.

“El concepto de ciudadanía sexual legitima las reivindicaciones en el campo sexual


como asuntos de importancia e interés, no sólo en la esfera personal sino también en
los niveles público, estatal y global. La propuesta de ciudadanía sexual busca integrar
la legitimación social y jurídica de diferentes identidades y prácticas sexuales, y la
aplicabilidad universal de los derechos de las personas, al reconocer:
.La diversidad de las sexualidades y géneros, cuya expresión cambia en forma
dinámica en diferentes tiempos y contextos de la vida de cada persona; y
.Los derechos ciudadanos que corresponden a todos por igual, con el respaldo efectivo
de leyes y políticas, y garantías para la no discriminación.”, dice Susanna Rance en
“Ciudadanía sexual en América Latina”.

.Orgullo con perspectiva en diversidad funcional


“Hay que activar políticamente la noción de tullido, porque, de algún modo, la presión
de los distintos regímenes somatopolíticos que operan sobre nuestros cuerpos y
nuestras subjetividades, nos convierte a todxs en tullidxs potenciales”. Beatriz
Preciado.

Pertenecer al colectivo de personas con diversidad funcional, ha significado varias


instancias y roles a lo largo de la historia humana universal. El sentido de “pertenencia”
ha servido como etapa superadora en la lucha por los derechos de dichas personas,
pero a la vez, ha contribuído a sostener el tan temido “gueto” como forma simbólica y
modernizada de la mitológica invisibilización.

Se ha creído que los cuerpos diversos, violentaban tanto el criterio de belleza como el
“buen gusto” y la sensibilidad de quienes los observaban. Por ello, sencillamente se los
ha “desestandarizado”, quitado de catálogos -no sólo de belleza-, sino de leyes,
convenciones y convivencias. ¿Cómo entender entonces; el orgullo de pertenecer a un
grupo históricamente segregado, sin seguir fomentando los grupos sectarios como
forma de supervivencia de las personas con DF?. ¿Cómo entender entonces; el orgullo

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de pertenecer a un grupo históricamente segregado?. ¿Qué sucede cuando estos


monstruos toman vida propia y deciden independizarse y quebrantar la leyes de
invisibilización?.

El movimiento conocido como Cripples Movement (Teoría de los tullidos) desarrollado


en Alemania en los años 80, fundamenta las bases de “recatalogación” de los cuerpos
desde el reclamo por la equidad de condiciones y trato en consonancia con una
(nueva) ética de la deformidad. De la misma manera que el término "queer" y el
triángulo rosado nazi han sido reapropiados por el movimiento de los derechos de los
colectivos LGBTI, los miembros del movimiento por los derechos de las personas con
diversidad funcional, han reclamado palabras como "lisiado", "crip" y "gimp" como
acción de protesta hacia la autonomía y en confrontación con el asistencialismo.

“En una sociedad que nos educa para la vergüenza el Orgullo es una respuesta
política"; una frase emblemática de Carlos Jauregui en referencia al colectivo LGBTI,
perfectamente aplicable a al colectivo de personas con diversidad funcional.

Tal como pronuncia Beatriz Preciado; se hace inminente “activar la noción de tullido”.
La normalización, -un bien preciado para estas épocas-, no ha logrado más que validar
discursos enquistados en fórmulas tales como somos todos diferentes/somos todos
iguales, en clara adhesión a la hegemonía que se impone y que puede constrarestarse
no sólo con la militancia creativa, sino con una constante lectura crítica del discurso
normativo.

.Vulnerables o vulnerados?
En su conferencia “Cuerpos que todavía importan”, Judith Butler se pregunta: ¿Cómo
emergen estos cuerpos que han vivido bajo la sombra? ¿Tal vez ante la luz más
brillante?. No; tal vez bajo la iluminación más plena sino que emergen gracias a la
solidaridad de individuos heroicos que cuando se juntan están más iluminados.

A partir de la reflexión colectiva y solidaria de Butler, nos propondremos continuar


repensando los constructos en torno a quienes se construye como vulnerables (o
vulnerados?); especialmente a aquellos que son discriminados por su condición de
diversidad funcional.
La propuesta es pensar y re-pensarnos todxs como seres vulnerables (diversos
funcionales) afirmando que sólo algunxs son víctimas -tal como señala Butler en la
conferencia citada- ante esta compartida vulnerabilidad. En tanto sigamos trabajando
en torno al concepto de "discapacidad" siempre habrá unxs más vulnerables que otrxs
y por ello: revictimizadxs.

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¿Puede una condición estigmatizada, negativizada IN-DESEADA ser engranaje de un


verdadero cambio humano?. ¿Incluirse o resistirse?, mejor será transformar el propio
cuerpo y sus funciones en espacio de disidencia que desaprendan el constructo de la
discapacidad de adentro hacia fuera, otorgando sentido al proceso biográfico de los
sexos, en donde las prácticas impregnen a las teorías y destronen las experticias que
se valen de reconstruir identidades que primero deterioraron.

Sexualidad y personas con diversidad funcional


Conviene cuestionar la “normalidad” y los clichés sobre sexualidad (etnocentrismos
y modelo médico-rehabilitador Vs modelo cultural vida independiente).
1. Sexualidad y relaciones amorosas son una centralidad en las esperanzas y los
sueños de las personas.
2. Sexualidad y relaciones amorosas están fuera de las agendas de PDF
(perspectiva biomédica solapa modelo social y enfoque cultural).
3. Desconocimiento de las aspiraciones de PDF.
4. Dificultad para hablar abiertamente de sexualidad y relaciones amorosas.
5. Imaginería sobre PDF: Personas con problemas; devaluación; imagen social e
identidad injustamente elaboradas.
6. ¿Y cuándo PDFs son o desean ser padres? Autonomía moral, conflictos
paternidad, maternidad y dominación de los servicios sociales...
7. Aislamiento, internamiento y exclusión vectores del abuso (alta probabilidad).
8. Jóvenes que hablan de sexualidad probablemente serán adultos con menos
problemas (para relacionarse, tener sexualidad saludable, prevenir abusos…).
9. ¿Sexualidad como relaciones amorosas, genitalidad, reproducción ó también
relaciones afectivas y personales?
10. ¿Y qué hay de orientación sexual diversa y PDFs?
11. Necesidad de “expertos” que escuchen y trabajen mano a mano con PDF y
familias en la comunidad… Objetivo: empoderar PDFs.
12. Derechos sexuales son derechos humanos, luego PDFs tienen derechos
sexuales (de modo implícito en la Convención):
13. Protección contra abuso en toda edad, el género y tipo de diversidad.
14. Sexualidad beneficiosa para la salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y la
autonomía de la persona; que tenga en cuenta las necesidades específicas del
género y la edad.
15. Explotación, violencia y abuso contra PDFs sean detectados, investigados y, en
su caso, juzgados.
16. Dificultades peliagudas para PDF intelectual: Cuestiones relacionadas con el
matrimonio, la familia, la paternidad y relaciones personales entre pares.
Fertilidad.

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17. Internet como nuevo espacio de relaciones: intimidad y erotismo (más allá del
porno: oportunidades y riesgos).

VER videos “Realidades ajenas”

Derechos sexuales y reproductivos


Derecho a elegir.

Los derechos sexuales y los derechos reproductivos están recogidos como derechos
humanos fundamentales en los tratados internacionales de la Conferencia de
Población y Desarrollo (1994) , en la Conferencia Mundial sobre las Mujeres
(1995) y en el XIII Congreso Mundial de sexología (1997)
La sexualidad y la reproducción son dos ámbitos de la actividad humana que
determinan la vida y las identidades de las personas, su estado de salud y el grado de
bienestar individual y social. Por tanto, la existencia de derechos reconocidos es una
garantía para disfrutar plenamente de la sexualidad y tener una vida satisfactoria
basada en el respeto a la dignidad, la libertad y la autonomía de las personas.
Bajo el epígrafe de derechos sexuales y de derechos reproductivos se recogen los
establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Así los derechos a:
la igualdad, integridad, autonomía, a la libre decisión, educación, información, a la
privacidad, a la opinión y a la participación, se trasladan y desarrollan en el ámbito de
la sexualidad y la reproducción.
Los derechos sexuales se fundamentan en el derecho a disfrutar de una vida sexual
satisfactoria y placentera en todo el ciclo vital, libre de coerción y discriminación y
respetuosa con la autonomía sexual de las personas. Implica garantizar la salud
sexual, entendida como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en
relación a la sexualidad.

Los derechos reproductivos se basan en el reconocimiento y respeto a la capacidad


de decidir libre y responsablemente, sin discriminación, coerción o violencia, si se
desea o no tener hijas e hijos. Supone garantizar la salud reproductiva, entendida como
un estado general de bienestar físico, emocional y social, y no de simple ausencia de
enfermedad o dolencia, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo
así como sus funciones y procesos.

A todos los derechos que de ellos se derivan son aplicables los siguientes principios:
Principio de universalidad. Todas las personas, sin ningún tipo de discriminación,
tienen el derecho a disfrutarlos plenamente. Su ejercicio se debe guiar por el

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reconocimiento de la diversidad de circunstancias y condicionantes existentes y de las


desigualdades que generan. Garantizar su disfrute en condiciones de igualdad y
dignidad requiere por tanto partir de las situaciones y necesidades particulares, tanto
individuales como colectivas. Esto constituye un imperativo ético.

Principio de inalienabilidad. Ninguna persona puede renunciar a ellos, y para que


esto sea efectivo es necesario que toda la población conozca estos derechos a través
de las acciones informativas necesarias.

Principio de interdependencia. Todos los derechos están estrechamente


relacionados de forma que, por un lado, el pleno ejercicio de cada uno no es posible sin
el desarrollo de los demás y, por otro, cada uno tiene un recorrido propio.

Tradicionalmente los derechos sexuales han quedado subsumidos en los reproductivos


de forma que se han invisibilizado las necesidades y derechos en relación a la
sexualidad. De ahí la importancia de un tratamiento diferenciado e interdependiente.
Por lo tanto, es indispensable que como sociedad toda creemos las condiciones dignas
que propicien el respeto de los siguientes derechos:

● Derecho a la libertad sexual: La libertad sexual abarca la posibilidad de las


personas a expresar su sexualidad y excluye todas las formas de coerción
sexual, explotación y abuso en cualquier periodo y situación de la vida.

● Derecho a la autonomía sexual, integridad sexual y seguridad del cuerpo


sexual: Incluye la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la vida
sexual dentro de un contexto de la propia ética personal y social. También
incluye el control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación y
violencia de cualquier tipo.

● Derecho a la privacidad sexual: Derecho a expresar las preferencias sexuales


en la intimidad siempre que estas conductas no interfieran en los derechos
sexuales de otros.

● Derecho a la equidad sexual: Este derecho se refiere a oposición a todas las


formas de discriminación, por razones de sexo, género, orientación sexual, raza,
clase social, religión o discapacidad física, psíquica o sensorial.

● Derecho al placer sexual: El placer sexual, incluyendo el autoerotismo, es una


fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.

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● Derecho a la expresión sexual emocional: La expresión sexual es más que el


placer erótico en los actos sexuales. Cada individuo tiene el derecho a expresar
su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y
el amor.

● Derecho a la libre asociación sexual: Significa la posibilidad de casarse o no,


de divorciarse y establecer otros tipos de asociaciones sexuales.

● Derecho a tomar decisiones reproductivas libres y responsables: Derecho a


decidir sobre tener descendencia o no, el número y el tiempo entre cada uno y el
derecho al acceso a los métodos de la regulación de la fertilidad.

● Derecho a la información basada en el conocimiento científico: La


información sexual debe ser generada a través de un proceso científico, libre de
presiones externas y difundido de forma apropiada en todos los niveles sociales.

● Derecho a la educación sexual comprensiva: Este es un proceso que dura


toda la vida, desde el nacimiento y debería involucrar a todas las instituciones
sociales.

● Derecho a la atención clínica de la salud sexual: La atención clínica de la


salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos
los problemas, preocupaciones y trastornos sexuales.

Irene Torices Rodarte en su libro La sexualidad en los discapacitados retoma la


Carta de Derechos Sexuales de las Personas con Discapacidad (Sha’ked, 1981),
que expresa los siguientes puntos; íntimamente ligados con los derechos humanos y
sexuales universales:

● Derecho a la expresión sexual


● Derecho a la intimidad
● Derecho a ser informad@ sobre su sexualidad
● Derecho de acceso a los servicios de salud necesarios
● Derecho a escoger el estado civil que más le convenga
● Derecho a procrear o no
● Derecho a tomar decisiones que afectan la vida de cada persona
● Derecho a la oportunidad de desarrollar todo el potencial del individuo

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La contrapartida de los derechos enunciados, está constituída por los mitos sostenidos
en relación a la sexualidad de hombres y mujeres con diversidad funcional; ya
abordados en el Módulo Nº 1; de éste curso.

Finalizando este apartado dedicado a los derechos, mencionamos lo dicho en el


“Tratado de Medicina Sexual”, de Kolodny y colaboradores, donde se vierten estas
sabias recomendaciones a las personas con diversidad funcional:

● Un pene erecto no hace sólida una relación como tampoco una vagina
húmeda
● La incontinencia urinaria no significa incompetencia en la respuesta
sexual
● La ausencia de sensaciones no significa ausencia de sentimientos
● La imposibilidad de moverse no representa imposibilidad de sentir
● La presencia de deformidades no significa ausencia de deseo
● La dificultad para realizar el coito no significa incapacidad de disfrutarlo
● La pérdida de los genitales no representa la pérdida de la sexualidad

Y sumamos “Los Cinco derechos que tiene un ser humano”, de Virginia Satir (Ver
video):

● La libertad de ver y escuchar lo que realmente ocurre, en lugar de lo que


debería ser, fue o será.
● La libertad de decir lo que uno siente o piensa, en lugar de lo que uno
debería sentir y pensar.
● La libertad de sentir lo que uno siente, en lugar de lo que uno debería
sentir.
● La libertad de pedir lo que uno quiere, en lugar de esperar el permiso para
hacerlo.
● La libertad de correr riesgos por nuestra cuenta, en lugar de no arriesgarse
y preferir «lo seguro».

Recomendamos documentarse en el marco de los DERECHOS, a partir del siguiente


enlace: Marco de derechos sexuales y reproductivos de las personas con
diversidad funcional

Ver Documento: Por mi salud y tu tranquilidad, hablemos de sexualidad/


Sexualidad en la discapacidad adolescente. Capítulo 9, página 231

Ver videos:Derechos

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Discapacidad y DERECHOS

MATERIAL COMPLEMENTARIO
MÓDULO 3

DOCUMENTOS DIVERSIDAD FUNCIONAL y SEXUALIDAD

Subjetividad, discapacidad y disidencia… Jordi Planella Rivera


Interdependencia. Del bienestar a la dignidad Txetxu Ausín , Roberto R. Aramayo
El enfoque ético del maltrato a las personas con discapacidad intelectual y del
desarrollo
Repensar la vulnerabilidad y la resistencia Judith Butler
El efecto Pigmalión, el efecto Gólem y su importante influencia en educación.
Para acabar con la masacre del cuerpo
Canguilhem y Foucault: de la normatividad a la normalización
Biopoder y biopolítica
Lo normal y lo patologico
El binomino discapacidad enfermedad
Cuerpos, discapacidad y trayectorias sociales
Cuerpo legítimo y cuerpo alienado de Pierre Bourdieu
El habitus de la discapacidad: la experiencia corporal de la dominación en un contexto
económico periférico
Libros Asun Pie Balaguer
Sexualidad y discapacidad psíquica
La discapacidad es el féretro de la sexualidad
Peculiaridades eróticas
Género genital
La nueva terapia sexológica
DSM-5: No; gracias!

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