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Parashat Vaetjanán - Shabat Najamú

Devarim (Deuteronomio) 3:23 - 7:11


Haftará: Yeshayahu (Isaías) 40:1 - 40:26

En su extenso discurso, Moshé recuerda al pueblo de Israel los sucesos vividos por los padres
de la actual generación, vuelve a relatar con profundos matices el mensaje de Har Sinai y
sienta las bases del monoteísmo ético, que permearía nuestra civilización y definiría nuestra
Historia para siempre.
La creación de conciencia y la forja de la identidad parecieran acciones naturales luego de vivir
un proceso libertario como la salida de Egipto por parte de los hijos de Israel, pero nada más
lejano a la realidad. Durante la travesía de cuarenta años, una y otra vez Moshé tuvo que lidiar
con un pueblo que no creía en su proyecto, que no dejaba atrás la mentalidad esclava y que no
era capaz de comprender en profundidad la Torá y el monoteísmo. Aquí, justo antes de que el
pueblo cruce el Yardén, sabiendo que él no podrá pasar sino que morirá de este lado, todavía
hace esfuerzos y guarda esperanzas para que el pueblo hebreo alcance su desarrollo nacional
y espiritual.
De esto se tratan sus discursos finales, de alentar a un pueblo, de motivar a la generación
nueva para que construyan su sociedad basada en los elevados principios éticos y morales que
HaShem les dio en el Sinai, que ellos deberán poner en práctica, haciendo conocer la Torá "a
tus hijos y a los hijos de tus hijos" (Dt 4:9).
Es muy interesante la visión del propio Moshé sobre el mensaje del libro fundacional del
judaísmo. Sabe que es un mensaje de vida, cuando dice: "Pero ustedes, los que están
adheridos a HaShem su D's, están vivos todos ustedes hoy" (4:4). Entiende también el alcance
intelectual de la Torá, cuando advierte "Observarán y pondrán en práctica, ya que ella es
vuestra sabiduría y vuestro discernimiento ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos
estos estatutos y dirán: 'un pueblo sabio e inteligente, una gran nación es esta" (4:6). Y
preocupado, reconoce el peligro de que el pueblo olvide su identidad, que deje de valorar la
Torá y camine en pos de ilusiones idolátricas (4:15). En resumen, ama la Torá y sabe que de
ella fluye la identidad judía, valora profundamente el mensaje y está preocupado por la
potencial pérdida de esa identidad y aquel mensaje eterno.
La preocupación de Moshé no era infundada. Era un profundo conocedor del actuar humano y
en específico, de la sociedad hebrea que tuvo que dirigir y encaminar hacia la libertad. Vio
cómo el pueblo adoró al becerro de oro, escuchó a los diez merraglim con su mensaje negativo
y a los hombres que propusieron otro líder que los llevara de vuelta a Mitzraim. Aún así el amor
por un proyecto más grande que él lo motivaba hacia la esperanza y a divisar en el horizonte
un futuro donde la ética de la Torá permeara una sociedad justa, con equidad y paz.
Él no vio la agresiva y sangrienta conquista de Quenaán. No vivió la época de los Shoftim,
donde las tribus confederadas a menudo olvidaron el culto monoteísta. No supo de la
unificación de las tribus en un gran reino con capital en Yerushalaim. Tampoco tuvo noticia de
la división del imperio de David en dos reinos, Israel en el norte y Yehudá en el sur, ni de los
reyes de estos reinos, en su mayoría idólatras y sanguinarios, que como a menudo dice el
Tanaj, "hicieron lo malo ante los ojos de HaShem". No supo de los asirios y la devastación de
Israel ni conoció a los profetas que advirtieron de los babilonios y la destrucción de
Yerushalaim y su Beit Hamikdash, el Gran Templo. No oyó hablar de la deportación y cautiverio
en Babilonia, ni de Ciro el grande y la reconstrucción del país en ruinas.
No supo nada de esto, pero tuvo esperanza de que su mensaje sería como una semilla que
daría frutos. Y miles de años después, así sucedió. Conocemos por evidencias arqueológicas
que antes de la destrucción del Templo el 9 de Av del 3174, el 586 a. e. c. a manos de
Nebujadnetzar y el ejército babilonio, Israel y Yehudá nunca habían dejado completamente de
ser politeístas, y se han encontrado estatuillas datadas en esta época, de dioses como Baal y
Astarté, entre otros nombres conocidos en el Tanaj, como nos relatan los libros de Shoftim
(Jueces) y Melajim (Reyes), entre otros. Los esfuerzos de los profetas de Israel y Yehudá,
como Eliahu, Yeshayahu, Yirmiahu u Oshea así como también los que profetizaron en el exilio,
como Yejezkel, dan cuenta del constante llamado de D's hacia el pueblo hebreo a interiorizar el
mensaje de la Torá y a adoptar de una vez por todas el monoteísmo y a la ética judía para
construir una sociedad justa.
Solo después de la destrucción del Templo de Yerushalaim y del cautiverio en Babilonia, la
semilla de Moshé en el Sinai germinó. El larguísimo proceso cultural vivido por Israel desde la
salida de Egipto y la traumática destrucción de la sociedad israelita y judaita por los asirios y
babilonios respectivamente, produjo un efecto de autoconciencia que se ve reflejado en la
inexistencia de vestigios arqueológicos vinculables a la idolatría, como estatuillas e ídolos, en el
Eretz Israel después del exilio. La comprensión del monoteísmo que comenzó a permear aquí
ha continuado a través de la Historia con todas sus vicisitudes, en Am Israel primero y luego en
la civilización occidental.
Y el proceso que iniciara Moisés enseñando una y otra vez, y que repitieran a lo largo de la
Historia nuestros profetas, nuestros sabios y rabinos, nos alcanza el día de hoy. En palabras
del Rab Marcos Edery "muchos jóvenes de nuestra generación están desligados de esa
memoria colectiva, histórica, que nos retrotrae a los pies de Sinai y las riberas del Mar de los
Juncos, recordándonos el logro de nuestra libertad y la elevación espiritual por la recepción de
la Torá. Los conductores espirituales de esta última parte del siglo XX deberán reconstruir
inexorablemente esa memoria colectiva en la mente de nuestros jóvenes, so pena de asistir a
una asimilación galopante. Hay que intensificar el estudio de la Torá".
Esta reconstrucción que nos recuerda desde el siglo pasado Rab Edery es en aras de valorizar
un mensaje tan gigante como el de nuestra Torá. Un judío diciendo el Shemá Israel, hoy, es un
‫עד‬, (ed, con ayn y dálet, las letras escritas más grandes en el Shemá Israel) un testimonio de
una historia de miles de años y un llamado a la conciencia de que somos responsables de su
continuidad. Como dicen nuestros sabios en el Talmud: "todo aquel que escucha Torá de boca
del hijo de su hijo, es como si la hubiere escuchado desde el Monte Sinai"
Que el consuelo en este Shabat Najamú sea que nuestros oídos escuchen la voz de las
siguientes generaciones recitando el Shemá Israel y haciéndose cargo de un camino de miles
de años.

!‫שבת שלום ומבורך‬


Shabat Shalom uMevoraj!

TU BEAV
El 15 del mes de Av es recordado en nuestra tradición como el día del amor. Un pequeño
midrash:
Una matrona romana le preguntó al rabino Yosi ben Jalafta: "¿En cuántos días creó D's el
mundo?" Él dijo: "En seis, como dice, 'Porque en seis días hizo el Eterno...' (Ex 20:11) "¿Y qué
ha hecho desde entonces, en su tiempo libre? " Rab Yosi respondió: "D's se sienta y une
parejas".
Bereshit Rabá 68:4.

TISHÁ BEAV

El pasado sábado conmemoramos en nuestra comunidad los acontecimientos más dolorosos y


traumáticos que nuestro pueblo ha vivido a lo largo de su historia, condensados en la fatídica
fecha del 9 de Av.

‫אולפן עברית‬
ULPAN IVRIT
Miércoles 18:30 h

‫תלמוד תורה‬
TALMUD TORÁ
Miércoles 17:00 h

Iortzait

10 de Av
Rabanit Susy Kreiman
Laura Rosen Jones
12 de Av
Marcos Valinsky Libisinsky
13 de Av
Federico Monasterio Goldsack
16 de Av
Sara Jaraj de Weitzman

‫ז"ל‬
Zijronam Librajá

No se puede visitar el cementerio durante:


Shabat.
___
Encendido de las velas de Shabat:
Viernes 16, 18:01 h.
Havdalá:
Sábado 17, 19:02 h.

Servicios Religiosos:

Kabalat Shabat:
Viernes, 19:30 h.
Posterior Kidush.

Shajarit LeShabat:
Sábado, 10:00 h.
Posterior Seudá y Shiur sobre la Parashá.

Shiur, una clase sobre temas de judaísmo:


Sábado, 18:00 h.

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