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LA UNIVERSIDAD QUE
VENCIÓ LA MUERTE
Jhon Diego Domínguez,
Estudiante de Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional y
Ferney Quintero Ramírez,
Docente CEDID Ciudad Bolívar
S
e engendró un hijo monstruoso, un sidiado de salud o los contribuyentes, los campesinos, los
frankestein, entre regímenes autoritarios y el universitarios, los clientes de bancos, en últimas, los secto-
modelo neoliberal. Comprendieron que para res populares. Quienes han tenido que organizarse y salir
implementar el modelo era necesario aumentar a la calle a defender los derechos que les han sido o preten-
las de inyección de políticas económicas den ser usurpados. La respuesta del Estado ha sido buscar
(algunos atrevidamente las han denominado “políticas otro camino de tramitar las reformas que necesita y apagar
sociales”), valorando la Universidad Pública con el nuevo las protestas, llamando a la mesa con una mano y con la
lente: se puede intervenir para ponerla en función del otra mandando el bolillo, la bala y el gas. Legitimando a los
interés privado, hacerla auto-sostenible, rentable y de que protestan, en la mesa de negociación, para excluirlos
alta ‘calidad’. Apretándole el cinturón con medidas después.
comparativas y evaluativas de índole internacional. “La
educación ese gran negocio por explotar”. Adquiere sentido entonces preguntar por la concep-
ción de la democracia. Si la constituyente de 1991 inau-
El aumento de las medidas autoritarias es directamente guró la vieja democracia representativa por el sendero
proporcional a los costos sociales que ocasionan las polí- de la participación ¿Qué implicó ese tránsito? ¿Acaso
ticas neoliberales. Los costos los asumen los trabajadores, se reconoce como trasfondo de la democracia a la sobe-
los estudiantes y sus familias, los usuarios del régimen sub- ranía popular? Lo que no sólo significaría que los repre-
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sentantes políticos reciben el mandato del pueblo sino Mucho es lo que habremos ganado pues para la com-
que por medio de mecanismos de participación pueden prensión del fenómeno de la violencia en la universidades
modificar, adoptar o complementar decisiones crucia- públicas cuando hayamos llegado a la intelección lógica
les. No obstante, los proceso de paz con las guerrillas de la universidad con el país que está alrededor de sus
a finales de los ochenta, por los cuales se fortalecieron muros y rejas. Esa democracia en guerra o democracia res-
e impulsaron movimientos sociales y políticos (Unión tringida, inherente al Estado colombiano, una herencia
Patriótica, Frente Popular y A luchar), y los hechos del añeja, presentó su singularidad entre el 2002-2010. En las
11 de septiembre del 2001, sirven de ventana para evi- universidades públicas esto se vivió como un malestar uni-
denciar una estrategia militar del Estado colombiano, versitario inducido: políticas externas (como la “revolución
que denota una vieja concepción subrepticia de la de- educativa”), ejecutadas puntualmente por administracio-
mocracia: si las visiones políticas e ideológicas de la nes complacientes y sectores minoritarios que hicieron la
oposición, “legal o ilegal”, presenta similitudes, es natu- tarea neoliberal; una estrategia militar para alcanzar la paz
ral relacionarlos y tratarlos como la misma cosa. Ojalá que se convirtió en una persecución política contra posi-
esta afirmación nos permita entender por qué se califica ciones ideológicas opuestas al gobierno, que costo cárcel
a la protesta social como “terrorista” o bajo el supuesto y vidas de miembros de las comunidades universitarias;
de “infiltración de las guerrillas” en los movimientos un sistema de gobierno universitario que no posibilitaba
políticos, sociales y culturales; a los defensores de dere- la participación y construcción colectiva de la universidad
chos humanos y periodistas como “el bloque intelectual pública.
de las Farc”; mientras los profesores o estudiantes uni-
versitarios se presentan, judicializan, sancionan y persi- No queremos dejar en el ambiente un olor a animal des-
gue como “miembros de la guerrilla”. compuesto, en lo que a universidad pública nos referimos.
Cierto es que ésta, en particular la Universidad Pedagógica
El gobierno de Álvaro Uribe Vélez nos deja un sabor que Nacional (UPN), que se constituye en nuestro tema de
nos recuerda al estado de sitio y al paramilitarismo, prác- reflexión, se presenta por los medios como la universidad
ticas defectuosas, enfermizas y violentas del estado y la problema. Esta imagen obedece a la idea unilateral de que
sociedad que aparentemente se superan pero en realidad somos víctimas y agentes seducidos por el terrorismo. La
se sofistican cada vez más. El fantasma del estado de sitio estigmatización recurrente por la cual “todo estudiante de
que aun anda en las “políticas públicas de seguridad”. Ello universidad pública es un terrorista en potencia”. Cambie-
aparece claro en la exactitud con la que se hacen leyes que mos esa noción: empezando por reconocer que la Univer-
reproducen el sentido de esos fenómenos violentos en de- sidad Pedagógica Nacional ha buscado siempre resolver
mocracia y la existencia de nuevos grupos: ¿cómo hemos sus conflictos y es un paraíso tropical de diversidad. Es así
de denominarlos? ¿Neo-paramilitares? ¿Bandas crimina- como ha podido vencer la muerte.
les? ¿Herederos del paramilitarismo? ¿Bandas emergen-
tes? O simplemente “paramilitares”. Crónica del problema universitario
En noviembre del 2008 ya sabíamos las dimensiones del
Así como en el estado de sitio la seguridad era políticas di- problema. Los representantes profesorales del período
rectas de represión contra las iniciativas de organización de habían recogido con sistematicidad los datos desde el
los sectores sociales y la búsqueda del cambio, eliminando 2003, cuando comenzó la rectoría de Oscar Armando
la oposición para mantener el dispositivo institucional y el Ibarra. Los investigadores plantearon análisis tentativos
orden vigente, en el paramilitarismo hay un trasfondo legal del dilema que sacudía al país y a la universidad. Luego
que se supone partió como medidas de seguridad. aparecieron las primeras hipótesis para relacionarlos,
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se concluyó que el aumento del gasto en defensa fue que generó crisis de salubridad. El bienestar universitario
desproporcionado en comparación con el gasto público reducido a su mínima expresión. Lo que en bloque resu-
y social del Estado. No era entonces que no hubiera plata mía un representante profesoral en el 2008 en forma lacó-
sino que toda la absorbía la esponja de las fuerzas armadas. nica: “la tugurización acelerada, la caída libre de la calidad
Las cifras llegaban a demostrar que $5662 millones de académica y el empeoramiento de las condiciones para
pesos costaba al Estado combatir a un insurgente, mientras estudiar y trabajar”2.
que 8 millones sostener a un estudiante por año1. Era el
tiempo de la seguridad democrática, gobierno que dio un Pecaríamos por inocentes al ignorar que aquel rector ham-
empujón cerril al fortalecimiento progresivo de las fuerzas briento tenía ideas. Una que se hizo muy popular fue la de
armadas. Pero también era el tiempo de la “revolución autofinanciar la crisis, entonces llegamos a poner el 44%
educativa” donde el gobierno nacional se comprometió a de los recursos propios para sostenernos a través de la venta
ampliar en 700.000 cupos la educación superior del país. de servicios educativos y el aumento de las matrículas. Pero
la más famosa fue la que se le ocurrió para financiar Val-
Llegamos a poner el ojo en el problema fue también por maría: buscar donaciones internacionales, vender las sedes
otras razones, pero esas políticas nacionales las sufrimos de la 72, del Nogal y el IPN a través de una Fiducia; en-
en carne propia. La población estudiantil de la universi- deudarse y lograr una estampilla en el Congreso. Con esta
dad aumentó un 60% en cinco años, pasamos de 5563 propuesta se alcanzaba escasamente a recoger la mitad de
alumnos a 9195 con el mismo régimen de presupuesto lo que cuesta provisionar de una nueva infraestructura a
decreciente a que se tienen sometidas a las universidades la Universidad. La única viable era gestionar la estampilla,
públicas desde que apareció la Ley 30. La universidad se pero hubo un error técnico en su trámite que la hundió3.
encontraba atrapada entre si ejercer la autonomía univer- Otra idea genial fue hacerse reelegir, lo logró echándose a
sitaria o acatar la obligación de ampliar la cobertura. Y a muchos en el bolsillo. Aumentó desproporcionadamente
la UPN había llegado un lobo hambriento con la mirada el sueldo de algunos administrativos y creó una nómina
perdida en las cuevas del ministerio de educación. paralela de contratistas que llegó a 15.853 millones de
costo4. También ilegalizó los sindicatos.
Entonces se hizo palpable un ambiente, un olor y un sabor
a privatización. Fueron cambios cotidianos que cargaban El lobo académico, el lobo administrador de empresas, el
el peso de cruciales decisiones, el pomposo “salón de los lobo doctor honoris causa, el lobo pedagogo, el lobo con-
espejos” convertido en microondas fue un cambio premo- sejero de asuntos educativos, el lobo político, el lobo rector
nitorio. El ocaso del Fondo Editorial llenó de angustia a de la Universidad Pedagógica Nacional. Fue el lobo co-
toda la pléyade de estudiosos dedicados a la producción rrupto. Esta imagen no es gratuita ni infundada, comenzó
de conocimientos pedagógicos. La aparición de nuevos a parecernos clara cuando sacaron los estados financieros
programas y sedes nacionales abandonadas a la intem- maquillados en el 2005 y 2007 ¿Qué trataba de esconder?
perie. Arrendamientos de nuevas sedes administrativas y El hueco presupuestal ocasionado por el despilfarro de
los convenios con universidades-garajes. La restricción de 24.000 millones de superávit que tenía la universidad a su
las salidas de campo y la carestía de fuentes bibliográficas. llegada y el déficit de 8.000 millones que al 2008 le urgían.
El aumento desorbitado de los profesores catedráticos y Se esfumaron en el pago de viáticos en dólares, organiza-
ocasionales recibidos en una precariedad infinita. El des- ción de eventos en lugares onerosos, inversión en arreglos
pido de trabajadores oficiales y la llegada de cooperativas de la finca Siete Cueros, contratos a asesores innecesarios
tercereadas. La entrega de la cafetería a una fundación con e improductivos, arriendo de salones y edificios alrede-
ánimo de lucro y su eventual cierre. La ausencia de baños dor de la universidad, construcción ramplona de Valma-
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ría5. La situación de déficit se hizo evidente cuando unos de seguridad. Así, se respondió a la voz de los que plantea-
miembros del equipo de contabilidad tuvieron la osadía de ban una lectura crítica en esa época, tratándoles como una
renunciar por pedírseles mayor flexibilidad en la presenta- amenaza. De otro lado, creo una imagen distractora de una
ción de los informes. Pero lo que mejor esboza la actitud universidad de altura, mostrando los grupos de extensión
de aquella rectoría fueron los millones que no escatimó en cultural y de deportes en diversos espacios, participando
gastos personales, de relajamiento y descanso, que tomó de en prestigiosos y pomposos eventos, cual universidad de
la caja menor de las cuentas de la universidad. En su mo- alcurnia.
mento confirmado por la contraloría y que le mereció una
sanción de algunos meses de la procuraduría después de La respuesta “incómoda” de una década
terminado su segundo período. La juventud universitaria de Bogotá se redimió contra las
cadenas que le ataban. La opresión de una Universidad
La combinación odiosa entre neoliberalismo y corrup- inducida a la decadencia y la corrupción de su dirección
ción, que vivió la universidad, creo un ambiente descom- creó una sensación impoluta para la protesta. Es una
puesto, rancio, lúgubre, desanimado y una sensación de obviedad reconocer que la comunidad universitaria
no futuro. Fue una rectoría que rompió todos los canales intentó dar soluciones, abrir trochas en medio de esa selva
de comunicación con la comunidad universitaria. Que no negra que se extendió sobre el claustro. Pero esas respuestas
aceptó darles la cara a los estudiantes, que le huía con pa- ni fueron homogéneas, ni respondieron a una misma
vor a la rendición de cuentas que se solicitaba con ahínco. lógica, sino, por el contrario, fueron diversas y alegaron
Que prefirió fugarse por una ventana. Que convirtió a la múltiples razones y causas.
administración en una galaxia aparte y puso una puerta de
hierro entre ésta y los otros estamentos. La universidad es una fuente de diversidad. No solamente
porque recibe estudiantes de diferente extracción de clase,
Pero en medio de tantos y tan profundos cambios, la aunque privilegiadamente ingresen jóvenes de los sectores
universidad comenzó a moverse, la universidad se orga- populares de la ciudad. Ni sólo por ser un universo ideo-
nizó y protestó, se enteró acuciosamente de lo que estaba lógico. Sino porque esa juventud que ingresó a la UPN,
ocurriendo y emprendió acciones públicas. No obstante, semestre tras semestre, coincidió en entender el problema
se llegó a plantear como principal problema la figura del que le aquejaba profundamente y relacionarlo con el jar-
rector, lo que personalizó el problema en Ibarra. Y aquel dín florido de conflictos del país. Muchas razones flotaban
respondió creando una imagen criminalizadora de los al aire, podríamos decir que se respiraban razones para ir
estudiantes y de la protesta, similar a la creada por el go- a la protesta y la manifestación. Una invasión de políticas
bierno nacional de la oposición. Entonces la réplica fue nacionales e internacionales, de coyunturas, de problemas
contestar con represión y medidas autoritarias a los recla- locales, de acciones indiscriminadas de los gobiernos, de
mos esforzados que intentaba hacer escuchar la comuni- represión, de las que se pueden dar noticia haciendo un
dad universitaria. Se cerraron las vías democráticas desde balance de cada palabra dicha en la plaza pública, en los
la dirección universitaria y se abrieron procesos disciplina- patios, en las aulas, en los panfletos o las que se han impri-
rios contra algunos líderes estudiantiles y profesorales, se mido en las paredes, tan caras a la rectoría de Ibarra.
les negó la voz y el voto en las instancias representativas, se
les jugó al fraude y la rapiña de los cargos representativos. Pero una cosa es que nos encontráramos en el discurso
Se terminaron los semestres a su antojo. Pero sobre todo y otra muy distinta que nos metan en el mismo costal a
se popularizó la concepción por la cual el problema de la todos los que pasamos por estos predios. Pues esta uni-
universidad, como lo que sucedía en el país, era un asunto versidad cuenta entre su flora y su fauna diversas formas
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organizativas. Una cosa son las organizaciones estudianti- que funciona como la maquinaria de un reloj, accionada
les nacionales “abiertas”, en su mayoría vinculadas a parti- por administraciones anteriores y por organismos de
dos y movimientos de izquierda; otra cosa es la “expresión seguridad del estado. Todo eso se justifica en la existencia
clandestina”; otra son los colectivos estudiantiles que na- del tropel, pues se entiende a la “expresión clandestina”
cen en el seno de la universidad; así como es distinta la re- como la prolongación del terrorismo, entonces la finalidad
presentación estudiantil; justamente son como la solitaria de la táctica es criminalizar, inhibir, castigar, reprimir y crear
participación del estudiante desvinculado de toda organi- un ambiente de intimidación en donde la comunidad no
zación pero comprometido con su educación, consciente se organice, ni se movilice. Esta afirmación tiene hechos
del valor de la Universidad. verificables y se comprueba en la intención manifiesta de
dejar todo sin esclarecer.
Hay que hacer una lectura de lo que pasa en la univer-
sidad. Convocamos a leer históricamente aquello que Los últimos años (2012-2015) pueden ser los períodos
pasa. Las pintas hablan de alguien que está organizado, más ilustrativos del funcionamiento exacerbado de dicha
es un discurso subversivo y por definición es algo que no táctica. Empezó el 2012 pasando factura de las moviliza-
tiene espacio político, algo que no se escucha. Aunque ciones del 2011 con el asesinato de tres estudiantes de la
los tropeles hoy, a cómo eran en otras épocas, adolecen UPN. El día 25 de marzo de ese año, mueren tres compa-
de recursos y de información y corren el peligro de ser ñeros tras una explosión en la vivienda de uno de ellos, en
tomados como un capricho, como una rutina, como Suba. Pero en ese año se registrarían más explosiones en
una repetición, como una irrupción o una fanfarria y Bogotá, Tunja, Cali y Pasto. La versión común a los todos
no como una expresión organizada. Las estadísticas ha- los casos que han dado los medios (sólo recogen la versión
blan de jornadas desbordadas de tropeles, cada 15 días de la policía) es que la causa es la “fabricación de explosivos
o semanas de tres revueltas en los tiempos del cierre an- por grupos subversivos con presencia en las universidades
ticipado. No se trata de enjuiciar esa acción temeraria, públicas”6. Pero ya existían antecedentes que nos obligan a
sino de regularla, de crear institución como ha ocurrido dudar. El asesinato de Luis Alejandro Concha, Jennifer Pa-
en cada sociedad que atraviesa la violencia. tricia Rivero y Ricardo Ruiz Borja, el 16 de abril del 2006,
en la casa de uno de ellos por una explosión ocasionada
Pero sin duda, la asamblea y la marcha son los escenario por material detonante, en el barrio Samper Mendoza de
privilegiados que encontramos los estudiantes para re- Bogotá (hecho que se explicó a la opinión pública con la
flexionar y emprender acciones, aunque menos visibles y misma versión policiva)7. También la aparición de elemen-
menos valoradas. En su marco se han tomado decisiones tos nuevos que cuestionan la versión dominante. En junio
trascendentales, se ha intentado crear organización y se de ese año, salió una amenaza de las “águilas negras”, donde
han dado mensajes contundentes. Nos podríamos arries- fustigaban a varios miembros de la comunidad y donde
gar a señalar que hubo semestres en los que las asambleas y se atribuyeron el asesinato de los muchachos de Suba8. Y
marchas fueron semanales. peor aún, fue la afinidad que aportó la afirmación de la
rectoría anterior, que mantuvo el espíritu de la versión po-
El estado de sitio universitario liciva. Juan Carlos Orozco, de manera arbitraria y prema-
¿Por qué nos ha costado movilizarnos y actuar tura, realizó graves señalamientos frente a la moral y honra
políticamente? Nos ha costado la consolidación de una de los compañeros y sus familias9.
respuesta militar al ejercicio político de la universidad y
a todo aquello que pasa en el campus. Se ha creado una Esos hechos fueron la ocasión precisa para introducir una
táctica, que consta de diferentes grados y componentes, política interna para la convivencia, a la que había prece-
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