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Wendy Xilena Martínez Porras

Código: 20182104027.

Análisis de una obra de arte.

- Autor: David Manzur


- Fecha y lugar de nacimiento: 14 de diciembre de 1929 (edad 90 años), Neira-Colombia
- Título de la obra: Bojayá
- Ubicación original y actual: MAMBO

David Manzur es un pintor colombiano, probó diversas formas de expresión que fueron desde la
música, la danza, la actuación y la pintura, campo en el que como creador purista y buscador de la
perfección, se ha situado en la primera fila de los artistas colombianos. En todas sus obras
establece una narrativa y una poesía que construye una realidad. Así hace ver no solo una figura si
no simultáneamente distintas imágenes que se descomponen y se recomponen como en un
calidoscopio, no de la retina, sino de la remota e interior región de los sueños. Y es que Manzur
pinta la piel y el alma de las cosas. 

Una de las cosas por las cuales se identifica la historia colombiana es por el conflicto armado, pues
ha marcado gran parte del territorio del país. Bojayá está inspirado en una de las masacres más
violentas de Colombia ocurrida en esa población del departamento del Chocó hace 17 años y que
costó la vida a cerca de un centenar de personas. El carácter de esta obra está asociado con el dolor
y la injusticia que padecía esta región en ese tiempo  pues el suceso tuvo lugar en el marco de los
enfrentamientos armados que en ese mismo pueblo se desarrollaron entre los guerrilleros de
las FARC-EP y los paramilitares de las AUC, ambas empeñadas en mantener el control de la zona y
el acceso al río Atrato.

El contexto donde la obra se expone es el actual, aquí se clasifica como una pieza monumental que
pertenece a su Obra negra, Manzur renunció a muchos efectos visuales y su obra se volvió escueta,
con un carácter más limpio, menos comprometido. "Me aíslo, creo que por primera vez pinté y
trabajé para mí. Cuando uno tiene la casa en obra negra no la muestra, yo sí la mostré, y al hacerlo
dejo una plataforma para que se pueda comparar con lo que venga, con lo que voy agregando y
cambiando".

Según su forma es  un políptico, que son


varias obras unidas, en donde Manzur parte
ilustrando un hombre anónimo, que no tiene
nombre y que ha sido sacrificado, a quien se
ve en todas partes. Al final, las puertas y los
vestigios de una explosión. Está exhibido con
una luz muy baja, para ser visto en silencio y
en la forma más subjetiva posible y menos
teatral posible. Está conformado por figuras geométricas que componen cuerpos y una estructura en
ladrillo antiguo. Tiene una apariencia de calabozo pues la pintura está constituida por colores
oscuros con poca iluminación, los cuerpos se ven crucificados, la perspectiva los hace ver
desgastados, tristes sin esperanza.

Las formas generan cierto tipo de sentimientos en el espectador ya que se emana soledad; la soledad
de esos seres inermes que resistían el crudo embate de unos guerreros despiadados que
escamoteaban todos los protocolos de la guerra y que silenciaban normas elementales y ancestrales
de la humanidad. Pintada con el pincel de la empatía, se adivina en esta obra toda la crudeza de la
guerra y toda la postración que deja la contienda.

Manzur ha mantenido un diálogo con los antiguos maestros europeos, en pinturas en las que
reverbera el arte de antigüedad así como la esencia del espíritu moderno. Sus pinturas a menudo
parecen representar una escena de algún drama desconocido, cuya acción ha quedado congelada
ante nuestros ojos. Sin embargo, su arte no cae en la trampa facilista de lo literario o lo narrativo.
Por consiguiente las imágenes que de esta pintura se evoca son frías, sin rostro, puertas selladas con
ladrillos que no permiten la salida, figuras religiosas que también fueron víctimas de lo que en ese
lugar ocurrió y que a pesar de su divina murieron sin ninguna esperanza, por ende se genera una
asociación a la muerte por la configuración de las formas; la percepción sobre el cuerpo que
aparenta tener una capa larga impregna la obra de un sentimiento de resignación, en su composición
se ve como un ser que llega a el lugar a llevarse lo que le corresponde, es una especie de muerte
divina.

También la simbolización en esta obra puede ser considerada una especie de ventaba que permite a
uno mirar el mundo imaginario creado por Manzur. Aquí el extraño imaginario del conflicto viene
acompaña de sonidos tristes, lamentos tras los ataques que acabaron con la vida de tantos que
habían ido a buscar resguardo en la iglesia del pueblo. La imagen más significativa fue la de dos
cuerpos posicionados como si estuvieran crucificados. Manzur lo ilustro así en honor al Cristo
mutilado, descompuesto, ultrajado que coronaba el altar del templo donde ocurrió la masacre. Con
esto el artista manifiesta su dolor y quiere que cuando el espectador analice la obra sea testigo de
este acontecimiento histórico, pero más allá de todo lo simbólico es la necesidad de decirle al
mundo que ese crimen, que Bojayá no se vuelva a repetir.

La ideología también se ve reflejada en esta obra puesto a que la religión está presente en la
composición de las imágenes. Según el contexto de esa época, en Bojayá la gente era muy católica
y el hecho de que la masacre ocurriera en una iglesia solo fue una estrategia de los guerrilleros. No
cabe agregar que en este territorio el conflicto por el poder de estos grupos terroristas era muy
violento porque habia intereses económicos y estratégicos en juego: entre otros el tráfico de drogas
y la conexión interoceánica. La región representaba además ventajas para estos grupos por
constituir una vía para el ingreso de armas y pertrechos desde Centroamérica y por ofrecer rutas
favorables para el narcotráfico.

Para concluir, todo lo anterior adquiere sentido cuando la obra y el público genera una
comunicación que va mas allá de la empatía, pues se da un reconocimiento de las problemáticas
sociales que tiene nuestro país, que a pesar de que esta masacre ya fue parte de la historia no está
lejos de volver a repetirse. Este territorio sigue siendo testigo de estos retratos violentos que se
salen de la obra y se vuelven otra vez reales.

El arte tiene el poder de cambiar nuestra historia.

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