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ENTENDIENDO

LA BIBLIA POR
COMPLETO
“EL REY, EL REINO Y EL NUEVO PACTO”
Dr. Jonathan Welton


Traducción por Selene Amador
ENTENDIENDO LA BIBLIA POR COMPLETO

Este libro de texto es un extracto del curso de diecinueve semanas llamado
“Entendiendo la Biblia por completo, de Génesis a Apocalipsis”, enseñado por el
autor y doctor en teología Jonathan Welton.


Si quieres devorar la Palabra, ¡este libro te dará el cuchillo, el tenedor y hasta
incluso la servilleta y las golosinas, y te enseñará cómo comer!

TEMAS INCLUIDOS:


Diferencias entre Teología Las promesas cumplidas del Pacto.
Sistemática y Bíblica.
Dios no es un monstruo del Antiguo
¿De dónde salió la Biblia? Pacto.

Traducciones y herramientas de Entendiendo el Sacrificio.
estudio.
Teología del Nuevo Pacto.
Libre albedrío Vs. Predestinación.
La Transición del Mejor Pacto.
Dispensacionalismo y Teología del
Pacto. El fin del Siglo.

Cesacionismo y Sobrenaturalismo. La revelación de Jesús.

Los Cinco Pactos Mayores: Noé, La única ley del Nuevo Pacto.
Abraham, Moisés, David, y el Nuevo
Pacto.



EL DOCTOR JONATHAN WELTON (VISION INTERNATIONAL) ES EL PROFESOR
FUNDADOR DE LA WELTON ACADEMY SUPERNATURAL BIBLE SCHOOL. ES UN
AUTOR PROLÍFICO, CUYOS TRABAJOS INCLUYEN DOS BEST SELLERS: “THE
SCHOOL OF THE SEERS” Y “RAPTURELESS”. EL DR. WELTON ES EL PADRE DEL
SISTEMA DE INTERPRETACIÓN CONOCIDO COMO TEOLOGÍA DEL NUEVO
PACTO (BETTER COVENANT THEOLOGY). HA MINISTRADO ALREDEDOR DEL
MUNDO Y ES MUY ACTIVO CREANDO ARTÍCULOS DE GRAN VALOR EN LAS
REDES SOCIALES.

Este libro de texto ha sido revisado y aprobado por:
Dr. Martin Trench
Dr. Stan DeKoven
Dr. Stan Newton.

DEDICATORIA

Con gran amor dedico este trabajo a mis padres, Jim y Carolyn Welton. Ustedes
me dieron un amor apasionado por la Palabra de Dios, que es raro en mi
generación, y ser su hijo ha sido el honor más grande de mi vida. Sé que están
orgullosos de mí, pero yo tengo el mismo orgullo hacia ustedes. Nuestro Padre
tendrá una gran celebración en honor a su fidelidad el día en que lleguen a Su
regazo. Estaré muy triste cuando ese día llegue, pero su legado vivirá por
siempre por causa del amor por el Señor que ustedes han contagiado en mi
corazón, y que tengo el honor de desperdigar a través del mundo a través de mis
libros.

Le doy las gracias a mi esposa, Karen Hannah Welton, por ser mi pilar a través de
las tormentas. Amo compartir mi vida contigo. Me has traído gran ánimo,
confianza, y aceptación. Me has amado, me has valorado y me has animado en
mis incontables horas de estudio, en las compras de libros, y en mis
conversaciones nerd de la Biblia. No sería ni de cerca el hombre que soy hoy si no
hubiese sido por tus constantes enseñanzas y desafíos para que abra el corazón.
¡Te amo!

A mi primer hija, Hannah Elizabeth Welton. Tú me hiciste padre, y haciendo eso,
me has mostrado cómo se siente el Padre respecto a mí. La alegría que tu vida
trae a mi vida es indescriptible. Eres una de las principales motivaciones en todo
lo que escribo. Escribo con el deseo de que tu generación vea claramente el
corazón de Jesús y que por causa de eso, se vean a sí mismos correctamente. Eres
mi luz de sol, mi adorable luz de sol.

CONTENIDOS

PARTE UNO
CIMIENTOS Y FILTROS

1. ENTENDIENDO TEOLOGÍA
Teología sistemática. Teología Bíblica. Exégesis y Eiségesis. Hermenéutica.
Formas de estudio.

2. ENTENDIENDO LA BIBLIA
La historia del Canon. ¿Por qué hay sesenta y seis libros? La autoridad de la
Biblia. Cristianismo Académico Vs. Cristianismo Popular.

3. TRADUCCIONES BÍBLICAS Y HERRAMIENTAS DE ESTUDIO
Traducciones bíblicas. Herramientas de estudio. Cómo usarlos.

4. FILTROS: CALVINISMO
La historia del Calvinismo. Inmutable, Impasible, y Atemporal. Arminianismo.
Teísmo Abierto. Molinismo. TULIP (O “Los cinco puntos del Calvinismo”). La
soberanía de Dios.

5. FILTROS: DISPENSACIONALISMO, TEOLOGÍA DEL PACTO, Y TEOLOGÍA DEL
NUEVO PACTO.
Dispensacionalismo. Teología del Pacto. Teología del Nuevo Pacto.

6. FILTROS: CESACIONISMO Y TEOLOGÍA LIBERAL.
Cesacionismo. Otras influencias. Teología liberal. El peso de la evidencia.


PARTE DOS
LOS CINCO PACTOS

7. CRONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS CINCO PACTOS.
La organización del Antiguo Testamento. Una Cronología Revisada de la
Cronología del Nuevo Testamento. Los Cinco Pactos Mayores y Cánones.

8. EL PACTO NOÉTICO.
El Jardín del Edén. Caín y Abel. El Linaje. El diluvio. El Pacto. La torre de Babel.

9. EL PACTO ABRAHÁMICO.
Comienza el Viaje. Melquisedec. Pacto de Corte. Agar e Ismael. Confirmando el
Pacto. Sodoma y Gomorra. El Nacimiento de Isaac. El Sacrificio. La importancia
de Sara.

10. EL PACTO MOSAICO. PARTE UNO.
El Peor Momento de Israel. De un Pacto de Concesión a un Pacto Monárquico. El
Becerro de Oro. El Resultado. La Tierra Prometida. Los Cuarenta Años.

11. EL PACTO MOSAICO. PARTE DOS.
De un Pacto Monárquico a un Pacto de Vasallaje. La Maldición de la Ley. Su
Fracaso Profetizado. No Demasiado Difícil. En Defensa de Dios. La Canción de
Moisés.

12. EL PACTO DAVÍDICO.
Una Casa para Dios. Las Cuatro Promesas Mayores. Comparación con otros
Pactos. Su Conexión con el Nuevo Pacto. La Naturaleza del Reino. La
Resurrección.

13. EL CUMPLIMIENTO DEL PACTO ABRAHÁMICO.
Jesús como Mesías. Jesús: Mayor que Abraham. La Importancia de la
Circuncisión. La Circuncisión del Corazón. La Ley y la Fe.

14. TEORÍA DEL SACRIFICIO.
Tres Perspectivas del Sacrificio. Perdón o Castigo. Los Tipos y Figuras. Dios en
Ambos Lados del Pacto. Algunas Objeciones. El Concepto de la Ira.

15. PREGUNTAS FRECUENTES ACERCA DEL SACRIFICIO.
¿Por qué Jesús tuvo que sufrir? ¿Puede un Dios que perdona el pecado ser justo?
¿Por qué Dios pidió sacrificios de animales? ¿Qué hay del chivo expiatorio?
¿Cuándo terminó realmente el Antiguo Pacto? ¿Qué parte tuvimos en la muerte
de Jesús?


PARTE TRES
TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO


16. ANUNCIANDO LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO
El Canon del Nuevo Pacto. El Problema de las Teologías Actuales. Los Pilares de
la Teología del Mejor Pacto. La Ley del Amor. Las Cinco Esferas.

17. HEBREOS: LA TRANSICIÓN DEL PACTO.
Los Principales Temas. Un Bosquejo de Hebreos. Christus Victor. El Reino
Inconmovible. El Siglo Venidero y Los Últimos Días. La Inminente Transición.
Melquisedec.

18. DANIEL 9: UNA DEMOSTRACIÓN DEL NUEVO PACTO DE AMOR.
El Reino Ahora. Creencias Populares de los Últimos Tiempos. El Entendimiento
Histórico de Daniel 9. Los Últimos Tres Años y Medio. La Abominación de la
Desolación. Embajadores de Amor.

19. MATEO 24: EL FIN DEL SIGLO.
Cuatro Perspectivas Básicas de la Escatología. Carismáticos, Teología del Pacto, y
Sionismo. Preterismo Parcial, Total y Kik. Doble Cumplimiento. Solo Un
Cumplimiento. Los Paralelos. Cuatro Diferencias. Tres Términos Importantes.
Mateo 25. Conclusiones.

20. APOCALIPSIS: EL FIN DEL PACTO MOSAICO
El Desafío de Apocalipsis. Apocalipsis como una Pintura. La Revelación de
Jesucristo. El Corazón de Dios en Apocalipsis. Un Estudio de Apocalipsis.

PARTE UNO

CIMIENTOS Y FILTROS

CAPÍTULO UNO:

ENTENDIENDO TEOLOGÍA

Mucha gente se sienta en la iglesia todos los domingos, año tras año, para
escuchar un breve mensaje, pero aun así se sienten insatisfechos. Tienen un
deseo en marcha de aprender y comprender la Biblia, pero un sermón dominical
tópico de media hora realmente no les permite “entender el libro”. Quizás
aprendan acerca de determinados temas, dependiendo de la iglesia a la que
asistan, pero ese sano deseo de un mayor entendimiento de las Escrituras sigue
aún sin cumplirse. Algunas personas, para satisfacer este deseo, van a la escuela
para aprender más. Quizás vayan a una escuela de ministerio, en donde
aprenderán cómo ministrar a las personas (evangelismo urbano, profecía, orar
por los enfermos, etc.). O quizás elijan asistir a un seminario o a una escuela de
teología, en donde aprenderán teología sistemática. Una tercera opción para
aprender las Escrituras es una escuela de Biblia, en donde la gente aprende un
enfoque teológico diferente llamado teología bíblica. Este libro de texto
presenta una teología bíblica, o estudios bíblicos que ayudan a comprender la
Biblia.

La siguiente tabla provee una simple explicación de las diferencias entre
teología sistemática y teología bíblica:

Teología Sistemática Teología Bíblica
Soteriología Estudio del Antiguo Testamento
Pneumatología Estudio del Nuevo Testamento
Teorías del Sacrificio Hermenéutica
Angeología/Demonología
Escatología
Eclesiología
Canonicidad


TEOLOGÍA SISTEMÁTICA

Los estudiantes de teología sistemática aprenden, como mínimo, estas
siete áreas de estudio. La Soteriología es el estudio de la doctrina de la
Salvación; la Pneumatología es el estudio del Espíritu Santo. Las Teorías del
Sacrificio se refieren a las varias teorías y entendimientos del sacrificio, que los
teólogos estudian y debaten. Angeología y Demonología son los estudios de
ángeles y demonios. Escatología es el estudio de los últimos tiempos.
Eclesiología es el estudio del entendimiento de la Iglesia. Canonicidad es el
estudio de la conformación de la Biblia. La forma en la que estos temas son
enseñados varían grandemente dependiendo del seminario, pero todos serán
cubiertos en una escuela de teología sistemática.

Nosotros vamos a usar Teorías del Sacrificio como un ejemplo de cómo la
teología sistemática funciona. Uno de los libros más conocidos de teología
sistemática es Teología Sistemática de Wayne Grudem. Tiene acerca de 1290
páginas y se han impreso más de 400.000 copias. Grudem es muy abierto al
Espíritu Santo, así que cubre todos los temas que se enlistaron anteriormente
desde esa perspectiva. En comparación, Thomas F. Torrence, un teólogo muy
reconocido, ha escrito un libro de 500 páginas titulado Sacrificio, cubriendo solo
uno de los temas de la teología sistemática, teorías del sacrificio. Pero el libro de
Torrence muestra solo una de perspectivas del sacrificio, entre muchas. Lo que
esto nos muestra es que los teólogos pueden tomar el libro de Grudem, Teología
Sistemática, y literalmente multiplicarlo en quince o más libros de 500 páginas,
dada la variedad de puntos de vista existentes. El resultado final son muchos
libros extensos y apasionados desacuerdos. De esta manera, la teología
sistemática aparenta ser un estudio interminable.

Los estudiantes de teología sistemática aprenden muchísima
terminología. Como en el campo médico, los teólogos tienen una jerga específica
respecto a la Biblia, que el cristiano promedio no entenderá. Esto puede ser útil
por causa de la precisión que involucra, pero también puede arribar a distintos
caminos que no llevan a ninguna conclusión verdadera de lo que un pasaje
bíblico en particular significa. La teología sistemática crea una red con una gran
habilidad de capturar ciertas ideas pero también tiene huecos, y uno de los más
grandes es la falta de conocimiento acerca de versículos bíblicos específicos, las
historias, y el contexto histórico de la Biblia. Para llenar algunos de esos huecos,
muchos seminarios han añadido Estudios del Nuevo Testamento y Estudios
del Antiguo Testamento como cursos, que proveen una visión en conjunto del
Antiguo y Nuevo Testamento. El propósito de estas clases es ayudar a los
estudiantes a entender, generalmente, la historia, los personajes principales y la
geografía de la Biblia. Casi siempre estos cursos ocupan solo una pequeña parte
del estudio de la teología sistemática.

Por causa de este énfasis en las ideas teológicas, los teólogos sistemáticos
tienden a aproximarse a la Escritura con el fin del debate. Ven a la Biblia de
acuerdo a las categorías teológicas que se estudian, y la usan para probar sus
posiciones en cada una de ellas. Este es un entendimiento bíblico con el que la
mayoría de las personas no se puede identificar, y es por eso que deja
insatisfechos a aquellos que están hambrientos por mayor entendimiento de la
Biblia. Cuando estos cristianos hambrientos por conocer más de la Biblia van al
seminario, van a aprender los temas que se enumeraron anteriormente, y sabrán
en dónde están los versículos para defender sus opiniones personales dentro de
los mismos. También van a aprender cómo debatir con otros respecto a estos
temas, usando la jerga teológica. De todas maneras, cuando vuelven a la vida
normal de iglesia, siguen sintiendo la misma frustración que los condujo al
seminario. Siguen sintiendo que aún no entienden la Biblia. O quizás vayan al
seminario esperando ser pastores, pero eventualmente se dan cuenta de que la
mayoría de las cosas que aprendieron allí no es de ayuda para la persona
promedio de la iglesia, que espera enseñanzas prácticas sobre cómo vivir la vida
cristiana y ser un buen empleado y madre o padre. La pieza perdida en la
teología sistemática es que no prepara a los pastores para darle a la gente
instrucciones prácticas de la Biblia.


TEOLOGÍA BÍBLICA

En contraste, el segundo enfoque, la teología bíblica, es una combinación de
estudios del Antiguo y del Nuevo Testamento, como así también de
hermenéutica, que es simplemente la aplicación de métodos para interpretar la
Biblia. En la teología sistemática, la gente se aproxima a la Biblia con un filtro,
usando uno de los temas enlistados anteriormente. Por ejemplo, cuando la gente
estudia la Biblia usando el filtro de la Soteriología, comienzan por delimitar los
varios puntos de vista al respecto, y los versículos utilizados para respaldar a los
mismos. Es por esto que decimos que es un filtro, porque no están simplemente
leyendo la Biblia. Comienzan con presuposiciones que determinan cómo van a
leerla. Por otro lado, la teología bíblica no comienza con nada sino con la Biblia.
Los estudiantes de teología bíblica simplemente leen la Biblia paso a paso,
procurando entender el texto desde las perspectivas del lector y escritor
originales. Haciendo eso, muchas veces llegan a conclusiones completamente
diferentes que aquellos que usan la teología sistemática.

EXÉGESIS Y EISÉGESIS

Dos términos muy importantes para entender cómo estudiamos la Biblia,
son la exégesis y la eiségesis. Exégesis significa acercarse a la Biblia y entender
de ella lo que realmente quiere decir. Nosotros estamos tratando de entender lo
que la Biblia realmente dice y significa, sacando conclusiones que ya están ahí
mismo. En contraste, la eiségesis se da cuando nos acercamos a la Biblia y le
insertamos lo que pensamos, o lo que pensamos que quiere decir.

Por ejemplo, una exégesis de Mateo 24 significa leer también los capítulos
que le preceden. En los mismos, encontramos a Jesús declarando y soltando
juicio sobre Jerusalén. Con este fundamento, es fácil entender lo que los
discípulos quisieron decir cuando le preguntaron, en Mateo 24, cuándo esas
cosas acontecerían. Es claro que se estaban refiriendo al juicio del que Jesús
había hablado en los capítulos anteriores. Esto es lo que quiere decir “sacar”
conclusiones de la Escritura basándose en el contenido y el contexto de la misma,
sin ideas preconcebidas.

En contraste, muchos puntos de vista modernos de Apocalipsis son un
buen ejemplo de eiségesis. Por ejemplo, cuando la gente lee en Apocalipsis
acerca del águila que vuela y declara ayes (en Apocalipsis 8:13), se asume que el
águila debe ser un símbolo de los Estados Unidos dado que este animal es el
símbolo nacional. Eso es eiségesis porque claramente no es a lo que Juan se
estaba refiriendo. Los Estados Unidos no existían en los días del apóstol, así que
no pudo hacer mención a este país.

La raíz de este error es la manera en la que se interpreta la Biblia. El
problema con decir cosas como, “El Espíritu Santo me dijo que esto es lo que
Juan quiso decir en Apocalipsis…” es que 1 Pedro 20-21 dice que las Escrituras
no son de interpretación privada. Pensar que podemos descubrir por nosotros
mismos lo que la Biblia quiere realmente decir, puede llevarnos a lugares
peligrosos. Eventualmente, hacer esto nos puede guiar a interpretarla sin probar
adecuadamente lo que nosotros pensamos contra lo que el resto de la Biblia dice.
Esto es un camino rápido a una eiségesis hecha y derecha… y sucede de manera
muy habitual, sobre todo cuando se ponen en juego factores culturales: si una
iglesia está localizada en una cultura o en un país en donde es aceptable oprimir
a las mujeres, generalmente la iglesia hará lo posible para justificar la opresión
con la Biblia. La iglesia americana de antes y durante la Guerra Civil es otro
ejemplo del poder de la eiségesis. En ese momento, muchas iglesias en Estados
Unidos predicaban a favor de la esclavitud. Para ello, sacaban de contexto
algunos versículos y decían, “Ven, es escritural”. Prácticamente podemos hacer
que cualquier versículo de la Biblia diga lo que nosotros queremos que diga si
empezamos a leerla con preconceptos en lugar de leerla con un entendimiento
dispuesto a sacar de la misma lo que Dios quiso expresar. Darse cuenta de esto,
puede llevar a la gente a preguntarse, “¿Cómo sé si estoy interpretando la Biblia a
partir de mis preconceptos, o si estoy entendiendo lo que debería de entender?”
Aquí es donde la hermenéutica entra en escena.


HERMENÉUTICA

Hermenéutica es una palabra cuya raíz proviene del griego y significa
“interpretar”. Por lo tanto, la hermenéutica no solo está relacionada con la
teología sino también con cualquier estudio literario o histórico que requiera de
interpretación, tal como los escritos de Platón o Aristóteles. Es el arte o la ciencia
de la interpretación. Cuando leemos algo de Aristóteles, necesitamos una
hermenéutica para ser capaces de interpretar lo que él quiso decir. La
hermenéutica que muchos estudiosos consideran ser la más efectiva es la
llamada hermenéutica histórica y contextual. En la misma, la primer pregunta
que se hace es “¿Qué es lo que esto significó para el autor?”. La segunda pregunta
es, “¿Qué es lo que esto significó para el lector original?”

Estas preguntas implican el concepto de la relevancia del lector. Cuando
la gente leyó el libro de Apocalipsis en el siglo primero D.C., no estaban pensando
en los Estados Unidos cuando leyeron del águila. Esa interpretación no tiene
relevancia del lector alguna, así que no puede ser lo que ese texto significa. Es de
importancia crucial que, cuando se lee la Biblia, nos pongamos en el lugar del
autor y del lector originales. Para muchos de nosotros, esto es todo un desafío
porque venimos de culturas muy diferentes de las de los escritores bíblicos.
También tenemos una brecha temporal muy importante, y esta afecta al lenguaje
y al entendimiento, porque el uso y significado de las palabras cambian con el
tiempo. Las palabras, de hecho, cambian de significado por causa de la influencia
de la cultura. Un ejemplo muy común es la palabra gay, que hasta hace unos
cincuenta años atrás significaba feliz (en inglés). Ahora se le ha dado un nuevo
significado por la cultura y significa homosexual. Así de rápido y de drástico el
significado de las palabras puede cambiar. Por lo tanto, no solo estamos lidiando
con nuestro propio lenguaje que cambia todo el tiempo, sino con los cambios
dentro de los lenguajes de la Biblia (hebreo, griego y arameo). Esto puede crear
un gran desafío cuando queremos interpretar.

Otro ejemplo de esto está en 2 Pedro 3:7, y es la frase cielo y tierra
pasarán… usualmente entendido como literalmente cielo y tierra pasando. El
cristiano promedio lee ese versículo y cree que el cielo y la tierra están
reservados al juicio con fuego. Pero, si interpretamos el pasaje con una
hermenéutica histórica y contextual, descubriremos que la frase original
traducida como “cielo y tierra” se utilizaba para referirse al templo. Dentro del
templo estaba el Lugar Santísimo, donde se ubicaba el arca del pacto y en donde
el querubín había sido cosido a las paredes. Para los judíos, ese cuarto
representaba el cielo. El área secundaria del templo tenía un piso de tierra, los
candelabros, la tabla con los panes, y significaba la tierra. En los atrios, el
recipiente grande de bronce representaba el mar. Por esto, el templo se dividía
en los cielos, la tierra, y el mar.

Como sea, más de 2000 años después, es fácil malinterpretar lo que Pedro
y Jesús quisieron decir cuando hablaron del cielo y la tierra, por causa de la
brecha temporal y cultural. Gracias a nuestra interpretación literal, pensamos
que ellos estaban diciendo que los cielos y la tierra literalmente pasarían. En
lugar de eso, ellos estaban hablando en el lenguaje vulgar de su cultura y sus
oidores originales entendieron que estaban describiendo al templo. De hecho,
Pedro estaba escribiendo acerca de la destrucción con fuego del templo apenas
unos años antes que fuese consumido por el fuego. Pero si no sabemos eso,
pensamos que el cielo y la tierra serán quemados con fuego en alguna clase de
explosión nuclear. Y en un abrir y cerrar de ojos, hemos errado por lejos el
significado original del texto y hacemos lugar para un montón de falsas
enseñanzas.

Una teología bíblica sana comienza con dos presuposiciones. La primera
es una hermenéutica histórica y contextual. La segunda es entender que Dios se
revela progresivamente a través de la Biblia. Esta segunda presuposición es
muchas veces olvidada, especialmente en la teología sistemática. La Biblia fue
literalmente escrita en el curso de 1500 años por más de cuarenta autores. Ahora
la tenemos compilada en un solo volumen y el enfoque sistemático tiende a sacar
versículos de aquí y allá, en lugar de entender que tenemos que comenzar desde
el principio y leer cronológicamente. De esta manera, leemos las Escrituras de
acuerdo a la revelación de Dios que la gente tenía cuando estaban escribiendo.
Por ejemplo, Noé no sabía nada acerca de la Ley o de los Diez Mandamientos. No
sabía nada respecto a adorar a Dios en el Tabernáculo o de la nación de Israel. Él
nació antes de todo eso, y tenemos que entender esto si queremos comprender
su historia adecuadamente.

Job es otro ejemplo de esto. La mayoría de los estudiosos creen que el
libro de Job es el primero de la Biblia, aunque no obstante en nuestra versión
actual lo encontramos más bien en el medio. El resultado de esto es que la gente
lee este libro y asume que Job tenía una revelación más grande de Dios de la que
en realidad tenía. Parte de este problema es que nuestra Biblia fue organizada
según categorías: libros históricos, poéticos, proféticos, etc., lo que quiere decir
que todo está fuera de orden. Nuestra Escritura no tiene cronología, lo que crea
mucha confusión. Job, en realidad, debería estar insertado luego de Génesis
capítulo 3, pero en lugar de eso sigue al libro de Ester, que cuenta la historia del
exilio de los israelitas. Claramente, nuestra cronología es un lío.

Los libros de Esdras y Nehemías también están completamente fuera de
lugar, lo que causa que el entendimiento histórico de la Biblia muy difícil y
confuso. Esdras y Nehemías en realidad deberían estar al final del Antiguo
Testamento, pero en cambio le siguen a 2 Crónicas, que cuenta la historia de
Salomón y los reyes de Judá hasta que la nación cae en cautividad.

Aquí está la cronología del Antiguo Testamento: el Jardín del Edén; Noé y
la inundación; Abraham, Isaac, y Jacob; los doce hijos de Jacob (Israel),
incluyendo a José; Israel permanece en Egipto por 430 años; Israel se escapa de
la esclavitud de Egipto bajo el mando de Moisés; la Ley para Israel; los 40 años en
el desierto; el liderazgo de Josué hacia la Tierra Prometida; el reinado de los
jueces en Israel; el Rey Saúl; el Rey David; el Rey Salomón. La mayoría de los
cristianos familiarizados con la Biblia conocen estas historias del Antiguo
Testamento, pero luego de Salomón, la línea histórica se vuelve confusa y la
mayoría no la conoce muy bien.

En el tiempo que le siguió al reinado de Salomón, la nación se dividió en
dos naciones y muchos reyes distintos (algunos buenos, pero la mayoría,
malvados) quienes tomaron el trono de Israel o Judá. Este fue el período de Acab
y Jezabel, y de Elías y Eliseo. Eventualmente, Babilonia y Asiria vienen y toman
posesión de las dos naciones. La mayoría de los israelitas sobrevivientes caen en
cautividad, incluyendo a Daniel. Este oró lo que Jeremías había profetizado: el
profeta Jeremías había hablado de la cautividad, diciéndole a la gente que
habrían de estar en cautividad por setenta años. Cuando Daniel lee el libro de
Jeremías, él oró: “Señor, ¿qué es lo que va a suceder?” (Ver Daniel 19:2). Los
sueños proféticos y las visiones en su libro fueron una respuesta a esa pregunta.
Finalmente, la gente vuelve a la tierra, Nehemías reconstruye los muros de la
ciudad, y Esdras reconstruye el sistema del templo. Es por esto que Esdras y
Nehemías deberían aparecer al final del Antiguo Testamento, no antes de los
libros poéticos.

La organización de la Biblia por temas ha creado muchísima confusión al
cristiano promedio que trata de entenderla. De muchas maneras, el resultado de
esta organización tiene el mismo resultado que la teología sistemática. En lugar
de ser presentado de manera progresiva, el material es agrupado de manera
arbitraria. Por eso, los libros poéticos (Salmos, Proverbios, Cantar de los
Cantares y Lamentaciones) se ubican y se leen todos juntos, aunque quizás no
tengan relación alguna entre sí y cuando algunos se escribieron en diferentes
períodos históricos. Incluso dentro de Salmos hay algunos de Moisés y David,
que tienen períodos históricos completamente distintos. Este tipo de
organización simplemente no tiene sentido. Cuando leemos así, no tomamos en
cuenta el hecho de que Dios se revela progresivamente en la Biblia.

Vemos claramente esta revelación progresiva en los nombres de Dios en
la Biblia, que fue una de las primeras maneras en las que se reveló a sí mismo y a
Su naturaleza a los israelitas. De hecho, uno de los significados del nombre
personal de Dios es Jehová (YHWH), que significa “que se revela a sí mismo”. En
otras palabras, Él se revela a sí mismo a través de la adición de atributos a Su
nombre. Entonces, Jehová Jiréh significa “Dios Proveerá”. Como no leemos la
Biblia progresivamente, fácilmente podemos perder cuán significativas fueron
estas revelaciones del nombre de Dios. Cada vez que Dios reveló un nuevo
nombre, reveló un nuevo aspecto de quién es como Dios. Antes de que Dios se
llame a sí mismo como Jehová Jiréh, nadie sabía que Él proveería para ellos.

A través de estos ejemplos, podemos ver la importancia de leer la Biblia
con una hermenéutica histórica y contextual y con un entendimiento de la
naturaleza progresiva de la Escritura. Cuando estudiamos la Biblia de esta
manera, ya no comprenderemos las historias de una forma en la que los
personajes jamás la hubiesen entendido. Ya no agregaremos ideas o significados
que originalmente no estaban ahí. En lugar de eso, vamos a ser capaces de dar un
paso atrás y observar, sabiendo que entendemos lo que Dios estaba haciendo,
pero que Abraham y Noé no lo entendían. Por causa de nuestra perspectiva,
somos capaces de ver ciertas cosas que ellos no. Sabemos cómo terminaron sus
historias, pero ellos no lo sabían. Podemos ver más de lo que ellos podían, pero
no podemos inyectar lo que nosotros sabemos a sus pensamientos.

Ahora que hemos examinado las diferencias entre la teología sistemática
y teología bíblica y las dos claves para entender la Biblia con la teología bíblica,
miraremos las maneras en las que podemos estudiar la Biblia, o métodos de
estudio.


MÉTODOS DE ESTUDIO

La pregunta natural que sale luego del tema anterior que se vio en este
capítulo es, “¿Cómo se supone que debo entender este libro?”. Como aún no
existe una buena Biblia cronológica1, ¿cómo leemos la Biblia con una
hermenéutica histórica y contextual y un entendimiento progresivo de la
revelación de Dios en las Escrituras? Para responder a esta pregunta, debemos
mirar las maneras en la que la gente ha estudiado la Biblia, o métodos de
estudios comunes. Esta tabla nos muestra una simple lista de los mismos.

Métodos de estudio
Devocionales Estudio basado en una lectura pequeña
lectura diaria de la Escritura (ejemplo:
1 Timoteo 1).
Estudio temático Estudio basado en un tema en
particular (ejemplo: morir a uno
mismo) y los pasajes relacionados.

1 Buena es un término relativo, y para la opinión del autor aún no existe una

buena Biblia cronológica. Welton Academy está en el proceso de crear tal trabajo.
Estudio Expositivo Estudio de un pasaje con su debido
contexto histórico.


1. Devocionales

El término devocional ha salido de la creencia moderna entre los cristianos,
que dice que debemos leer al menos un capítulo diario de la Biblia para ser
buenos cristianos. Mucha gente ha sido criada con esta idea y sienten mucha
culpa si no leen la Biblia a diario, pero esta idea tiene problemas graves, que
analizaremos a continuación. La idea de devocionales diarios es, en sí misma,
defectuosa cuando consideramos que la mayor parte del Nuevo Testamento está
compuesta de epístolas (también conocidas como cartas). En la vida, no
leeríamos una carta de un amigo en pequeñas porciones diarias. Eso haría
innecesariamente difícil la tarea de seguir el flujo del mensaje y de comprender
su contexto. Aun así, esto es lo que muchos hacen con las cartas del Nuevo
Testamento.

La carta de 1 Timoteo es un gran ejemplo de esto, especialmente porque los
lugares en donde los cortes de los capítulos fueron insertados en el texto, son
algunas veces horriblemente confusos. La primera carta de Timoteo se compone
en seis capítulos, pero los cortes de los capítulos deberían estar en lugares
diferentes. En 1 Timoteo 1:15 dice, “Palabra fiel y digna de ser recibidas por
todos…”. Luego, en 1 Timoteo 3:1 dice, “Palabra fiel…”. Luego, en 1 Timoteo 4:9
dice, “Palabra fiel es esta y digna de ser recibidas por todos”. En estos tres
versículos, Pablo destacó los tres temas que les estaba escribiendo a Timoteo en
su carta.

Si fuésemos a escribir 1 Timoteo como un blog, el comienzo (1 Timoteo 1:1 –
14) sería la introducción, ya que establece el fundamento. Luego insertaríamos
un subtítulo, quizás en letra negrita, que diga: Palabra Fiel #1. Luego del texto de
ese punto (1 Timoteo 1:15 – 2:15), insertaríamos el subtítulo Palabra Fiel #2 (1
Timoteo 3:1 – 4:8), y luego Palabra Fiel #3 (1 Timoteo 4:9 – 6:11). El texto
restante sería la conclusión, el encargo final a Timoteo (1 Timoteo 6:12 – 21).
Esta es una manera sensata de dividir a 1 Timoteo, ya que fluye con la intención
del autor y el entendimiento tópico. En lugar de eso, los quiebres de los capítulos
no fluyen con el contenido de la carta.

Esto, por supuesto, no es un problema si leemos la carta entera de una sola
vez, pero si leemos solo un capítulo por día nos puede crear todo un desafío para
nuestra habilidad de entender el contexto. Cuando dejamos de leer en la mitad
de un capítulo, en realidad nos detenemos en una de las conclusiones de Pablo, y
cuando volvemos a leer al día siguiente probablemente ya hayamos olvidado lo
que leímos hace un día. Vemos los capítulos y los separamos, y es por eso que no
entendemos lo que Pablo quiso decir. Debemos leer las cartas como una sola
cosa y entender la idea entera.

Tenemos que leer la carta por completo, siguiendo lo que el autor estaba
diciendo como un sobre-arqueo, y permitiendo que los quiebres naturales salgan
a la superficie. De otra manera, terminaremos con un acercamiento devocional
desarticulado. Leeremos nuestro primer capítulo, pero no entenderemos el
contexto o lo que se quiso decir como idea general. Como resultado, no recibimos
la revelación que necesitamos.


2. Estudio Bíblico Temático.

En segundo lugar, el método de estudio temático es lo que muchos
cristianos en todo el mundo experimentan en las reuniones de iglesia de
domingo. Si el pastor Bob elige el tema “Morir a uno mismo” como el tema para
enseñar el domingo, él elegirá muchos pasajes clave a partir de los cuales
desarrollará la enseñanza. Seguramente él empezaría con 1 Corintios 15:31, que
en la versión Reina Valera 1960 dice, “…cada día muero”. El pastor Bob, de
acuerdo a sus estudios de teología sistemática, tomará este versículo, sin leerlo
en contexto, y luego predicará por media hora respecto a cómo todos
necesitamos morir a nosotros mismos (a nuestros deseos, pasiones, sueños, y
visiones). Él tomará otros versículos que parecen apoyar a su idea, como Lucas
14:27, en donde Jesús le dice a Sus discípulos “Y el que no lleva su cruz y viene en
pos de mí, no puede ser mi discípulo” (RVR1960). Por causa de la forma en la que
el pastor Bob une a estos versículos, pareciera que la conexión entre ellos es
natural… hasta casi resulta lógico que Jesús y Pablo estén hablando de lo mismo.
Pero este acercamiento a la Escritura contiene problemas graves.

Primero, un estudio bíblico temático no da un entendimiento histórico y
contextual. Los pasajes son utilizados por fuera del contexto en el que
originalmente fueron escritos, sin mencionar las fallas en la comprensión en las
realidades históricas de esos tiempos. Si el pastor Bob leyese los versículos
anteriores y posteriores de 1 Corintios 15:31, su sermón se caería por completo.
El versículo 30 dice, “¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?”. Esto muestra
claramente que la muerte diaria mencionada, se refiere a una muerte física. Se
vuelve más claro si leemos 1 Corintios 15:31 en versiones diferentes a Reina
Valera 1960, que no ha traducido adecuadamente el significado de estos
versículos. La versión Traducción en Lenguaje Actual dice:

Ustedes bien saben que todos los días estoy en peligro de muerte. Esto es tan
cierto como la satisfacción que tengo de que ustedes creen en Cristo. En Éfeso
luché con hombres que parecían fieras salvajes. Pero, si es verdad que los
muertos no vuelven a vivir, entonces ¿qué gané con eso? Mejor hagamos lo que
algunos dicen: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.» (1 Corintios
15:31-32)

Claramente, Pablo estaba hablando acerca de la persecución física y a la
amenaza de muerte que los primeros cristianos enfrentaban todos los días. Esa
no es la realidad de todos, pero era la realidad cuando escribió la letra a los
corintios. Pablo podía decir que se había enfrentado con fieras salvajes porque
eso era parte de su historia, pero no es parte de la historia de la mayoría de las
personas. En otras palabras, no es algo universal. Esto significa que no es
permisible aplicarlo para todos. Muchas veces citamos la Escritura como parte
de nuestra historia personal cuando no lo es. Eso no es un uso aceptable o exacto
de la Escritura. Así podemos ver el peligro de sacar un versículo o frase por fuera
de su contexto y usarlo para probar un punto que en realidad no se está
probando en el mismo.

Este mismo principio aplica al pasaje que rodea al mandamiento de Jesús de
tomar nuestra cruz (Lucas 14:27). Mirando los versículos que le anteceden, esto
es lo que encontramos:

“Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí,
y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas,
y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su
cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.” (Lucas 14:25-27)

Para entender este pasaje apropiadamente, tenemos que recordar la
segunda clave de la teología bíblica: leer progresivamente. Cuando Jesús dijo
esas palabras, no había sido crucificado aún. Nuestro entendimiento de la
crucifixión de Jesucristo no puede ser inyectado en el entendimiento de aquellos
que estaban escuchando a Jesús en Lucas 14. Estaría mal hacer eso. Ellos no
entendían lo que nosotros entendemos acerca de la muerte de Jesús en la cruz.
Por eso, tenemos que pensar lo que la palabras de Jesús significaron para
aquellos que lo estaban escuchando en ese momento, que eran gente que no
tenía idea de que Jesús iría a morir en una cruz en el futuro. Otro factor
importante para recordar es que Jesús no le estaba hablando a cristianos, a la
Iglesia, o a la gente que había estado con él por años. Él les estaba hablando a
grandes multitudes de no creyentes. Es por esto que Él dice, “Si quieres ser mi
discípulo…”. Él estaba diciendo, “Si vas a tomar la decisión de ser mi seguidor,
tienes que saber el costo que conlleva tomar tu propia cruz, y luego seguirme”.
Les estaba diciendo esto a incrédulos y no a creyentes. Esto significa que no
podemos aplicar este mensaje a grandes rasgos a la Iglesia, como muchos hacen.

Si seguimos leyendo este pasaje, obtendremos una idea general de lo que
esta cruz, o costo, al que Jesús se estaba refiriendo:

“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta


primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No
sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los
que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a
edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro
rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al
que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía
lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo.
Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni
para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos
para oír, oiga.” (Lucas 14: 28 – 35)

Aquí Jesús da dos imágenes diferentes para explicar lo que quería decir:
Un rey yendo a la guerra y un constructor construyendo una torre. Él dijo, “No
vayan hasta mitad de camino y abandones cuando tengas las cosas construidas
por la mitad, porque luego todos alrededor tuyo se burlarán y se reirán. No seas
el rey que se va a la guerra sin suficiente gente, o la gente se reirá de ti”. Dicho
más simplemente, su punto era: Si vas a ser un discípulo, no seas medio
discípulo. Les estaba diciendo a los seguidores en potencia que no comiencen a
seguirlo si luego iban a dar media vuelta y marcharse porque sus amigos y
familia se burlarían. Cuando entendemos esto, entendemos porque Jesús habló
de menospreciar a madre, padre, esposa, hijos, hermanos y hermanas, en incluso
la propia vida. Él no les estaba diciendo a los cristianos que deberían odiar a
todos los que los rodeaban. Lo que estaba diciendo es que aquellos que querían
seguirlo, no debían seguirlo a medias.

Esto comienza a tener más sentido cuando nos damos cuenta, en el
contexto más grande de la historia, que en ese momento la cruz era un terrible
castigo reservado solo para rebeldes y para la peor clase de delincuentes. Los
romanos crucificaban a los insurgentes, usando esta forma específica de muerte
como un signo de advertencia para los demás, diciendo “si ustedes también se
rebelan, terminarán así”. Esta conexión entre el término crucifixión y hacer un
escarmiento público de alguien, permanece en nuestro lenguaje hasta hoy. Se
suele decir, por ejemplo, “Este político hizo un error, y los medios lo
crucificaron”. La gente no dice, “Este político se equivocó y los medios le dieron
una inyección letal”, porque no se está hablando de muerte sino de humillación
pública. La crucifixión siempre ha significado hacer un show público de alguien
para mostrarles a aquellos que hagan lo mismo que serían destruidos de la
misma manera. Por eso, en lo que Jesús dijo vemos que usó este término como
una metáfora que indicaba la humillación que los judíos de aquel tiempo
experimentarían si elegían seguirlo. Tenían que tomar en cuenta el riesgo de
manera muy tangible, porque se arriesgarían a sufrir el rechazo de sus familias y
amigos, y persecución política y religiosa. La decisión de seguirlo literalmente
significaba darle la espalda a todo lo que anteriormente habían tenido como una
fuente de identidad y reputación. Si queremos tener una interpretación
hermenéutica correcta de este pasaje, no podemos decir que Jesús les estaba
hablando a los cristianos respecto a cómo vencer la tentación. Aún así, muchos
pastores hacen esto. Sacan versículos de contexto para crear enseñanzas
temáticas o tópicas.

Por supuesto, es importante aclarar aquí que los sermones tópicos no son
necesariamente malos. El problema radica en cuando la gente saca versículos de
contexto para crear un mensaje tópico sin considerar lo que esos versículos en
realidad significaban en su contexto. Cuando la gente hace eso, fuerzan múltiples
versículos que no tienen nada que ver entre sí con el solo fin de armar un sermón
de un tema en particular (como vimos con el ejemplo de morir a uno mismo).
Como resultado, enseñan mensajes no bíblicos que tienen la apariencia de serlo
para aquellos que no tienen estudios, causando mucha confusión respecto a lo
que la Biblia realmente quiere decir. Esto es lo que nosotros no queremos. De
todas maneras, podemos crear un excelente y bíblicamente correcto sermón de
un tema en particular si usamos una hermenéutica histórica y contextual para
analizar todos los versículos de un tema en particular, tales como la ira de Dios.
(Vamos a ver este tema en profundidad en el capítulo 3). Los mensajes temáticos
pueden ser maravillosos si somos cuidadosos al respetar el contexto de los
versículos que usamos. Si usamos un versículo sin tener en cuenta su contexto,
es importante aclararlo a nuestra audiencia, diciendo algo así: “Sé que este
versículo en contexto se refiere a esto, pero el Espíritu Santo me ha estado
hablando a través del mismo y quiero compartírselos sin ignorar el significado y
contexto originales”. Esta clase de aclaración es crucial, y le da lugar a mensajes
nuevos del Espíritu Santo sin dejar de honrar (y sin contradecir) el mensaje
original de la Escritura.


3. Estudio Bíblico Expositivo.

Por causa de que el cristianismo moderno occidental está basado en
sermones temáticos dominicales y devocionales diarios personales, mucha gente
ha llegado a conclusiones erradas de la Escritura. La pregunta es, ¿qué podemos
hacer? ¿Cómo leemos la Escritura y nos direccionamos en nuestro caminar
cristiano de una manera que el camino sea exacto y vivificante? Una palabra
describe la respuesta a nuestro dilema, y es expositivo. Un estudio bíblico
expositivo y una predicación expositiva simplemente expone lo que la Biblia está
diciendo en su contexto. Esto es exactamente lo que hicimos con los versículos
que analizamos anteriormente: expusimos lo que los versículos realmente
significan en contexto. Un estudio expositivo mira a un pasaje y ve su contexto, el
lugar histórico, y considera a quién se le está escribiendo y el contexto del autor.
De esta manera, el estudio expositivo puede tomar un pasaje para ayudarnos a
entender un tema en particular en su ubicación apropiada.

Algunas veces esto puede sonar muy parecido a una enseñanza tópica, pero la
diferencia es que el estudio expositivo respeta el contexto, el fluir, el lugar
histórico, la progresión, la audiencia original del pasaje, y la relevancia para el
lector moderno. En un estudio bíblico expositivo, tomamos un pasaje y
estudiamos su contexto mediante las preguntas: ¿Por qué se escribió? ¿A quién
se le escribió? Y ¿Cuáles fueron los propósitos, el valor, y las intenciones del
pasaje? Solo cuando nos hacemos esas preguntas es que estamos listos para
arribar a conclusiones precisas.


PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuál es la diferencia entre exégesis y eiségesis?
2. La hermenéutica más confiable para trabajar es llamada
____________________. La pregunta que siempre hay que hacer es,
“________________________________________________________________?” La segunda
pregunta sería “_________________________________________________?”
3. En 1 Timoteo, la carta se divide en ____ capítulos. La localización de estos
tres temas o palabras fieles de Pablo a Timoteo se encuentran en
_____________________________________________
4. La teología sistemática crea una ___________, que tiene una gran capacidad
de capturar ciertas cosas, pero que también tiene algunos ______________, en
donde terminas no sabiendo cómo responder ciertas preguntas.


PALABRAS CLAVE

Escuela de ministerio Canonicidad
Seminario Estudio del Antiguo Testamento
Escuela de teología Estudio del Nuevo Testamento
Teología sistemática Hermenéutica
Escuela de Biblia Exégesis
Teología bíblica Eiségesis
Soteriología Hermenéutica histórico-contextual
Pneumatología Relevancia del lector
Teorías del sacrificio Devocionales
Angeología/Demonología Estudio bíblico temático
Escatología Estudio bíblico expositivo
Eclesiología


MATERIALES RELACIONADOS

Gordon D. Fee and Douglas Stuart, How to Read the Bible for All Its Worth.
Wayne Grudem, Systematic Theology.
Peter J. Leithhart, A House For My Name: A Survey of the Old Testament.
Peter J. Leithhart, Deep Exegesis: The Mystery of Reading Scripture
James Stuart Russell, The Parousia
Milton Spenser Terry, Biblical Hermeneutics.



CAPÍTULO DOS

ENTENDIENDO LA BIBLIA

En nuestra cultura moderna, la gente generalmente conoce que la Biblia
es un libro que muchas personas creen que es la Palabra de Dios. Nosotros
estamos de acuerdo con esta apreciación. Creemos que la Biblia es la Palabra de
Dios y que necesita ser entendida, estudiada y enseñada como verdad absoluta.
Hasta el advenimiento del movimiento postmodernista, estas verdades eran
generalmente aceptadas por todos los cristianos. Hoy, en cambio, muchos dicen
cosas como “No hay tal cosa como la verdad” o “La verdad es debatible”. Con este
cambio cultural, uno de los ataques principales del postmodernismo en contra
del cristianismo ha sido en contra de las Escrituras en sí. La gente dice, “La Biblia
es simplemente algo escrito por hombres, y si fue escrita por el hombre, puede
ser manipulada por ciertos sectores políticos y ser usada para oprimir a la
gente”. La gente se pregunta, “¿Cómo entendemos el valor y la integridad de la
Escritura si no conocemos su origen?”. Esa es realmente la cuestión. ¿De dónde
salió nuestra Biblia?

¿Cuál es su fuente, por qué tiene la forma que tiene, y cómo sabemos que
tenemos los libros correctos de la Biblia? La Biblia se compone de 66 libros que
fueron seleccionados de un canon más grande de escritos, incluyendo libros
como el Evangelio de Tomás y otros evangelios gnósticos, como así también
libros apócrifos y pseudoepigráficos. Si vamos a tratar a la Biblia como la Palabra
de Dios y como fuente de verdad absoluta, es importante para nosotros que
entendamos por qué estos sesenta y seis fueron escogidos de entre los demás y
considerados como inspirados por Dios. Una vez que entendemos esto, también
seremos capaces de tener una perspectiva apropiada de los libros que no
pudieron entrar al canon bíblico.


LA HISTORIA DEL CANON

El Canon Bíblico son los sesenta y seis libros que la Iglesia entera, a
través de la historia de la Iglesia, ha aceptado como la Palabra de Dios. Esto
incluye todas las ramas del cristianismo (griegos ortodoxos, católicos romanos, y
protestantes). Todos aceptan la misma lista de libros desde que fueron
agrupados por primera vez en el siglo cuatro. La Biblia Católica Romana contiene
algunos libros extras, llamados apócrifos, pero los católicos no los consideran
como Escritura canonizada. Éstos son libros importantes a nivel histórico, que
complementan a la Escritura pero que no están al mismo nivel.

Uno de los padres de la Iglesia, Eusebio, escribió un libro llamado Historia
Eclesiástica, que relata la historia de la Iglesia primitiva. Eusebio vivió entre el
263 al 339 D.C. y esencialmente escribió lo que se considera la continuación del
libro de los Hechos, ya que el relato comienza cuando Hechos termina. En el
mismo, Él cuenta cómo los libros de la Biblia fueron aceptados, cuáles fueron
debatidos, y cuáles fueron rechazados. En el siglo IV los líderes de la Iglesia
dividieron a los libros en cuatro categorías: libros aceptados, libros en disputa,
libros rechazados, y libros heréticos. La primer categoría incluía a la mayoría de
los libros que tenemos actualmente en el Nuevo Testamento. La categoría de
libros en disputa incluía los libros de Judas, Segunda de Pedro, Segunda de Juan,
Tercera de Juan, y Santiago. El único libro del Nuevo Testamento incluido en la
lista de rechazados fue Apocalipsis, con una nota que decía que muchos, no
obstante, lo consideraban un libro aceptado (Eusebio mismo creía esto).
Finalmente, la categoría de libros heréticos incluía a libros pseudoepigráficos,
que explicaré con detalle más adelante.

Los libros en disputa eran todos cuestionados por una razón. Judas fue
puesto en disputa porque citaba al libro de Enoc, que no es aceptado como parte
del Canon del Antiguo Testamento. Segunda de Pedro fue debatido porque la
manera de escritura del griego que utiliza es muy diferente que la de Primera de
Pedro. Los eruditos aún debaten si Segunda de Pedro fue escrita por el mismo
Pedro que escribió Primera de Pedro2. Segunda y Tercera de Juan también
fueron debatidos (hasta el día de hoy) porque la persona que los escribe se
presenta como “el anciano”. ¿Quién era el anciano? Mucha gente ha asumido que
es Juan, pero también esto ha sido fuente de muchos debates.

El libro de Santiago también fue disputado. Técnicamente hablando, el
libro de Santiago es probablemente el primer libro escrito del Nuevo
Testamento. A pesar de esto, se debate por causa de que Santiago habla acerca de
que nuestra fe es probada a través de las obras. Alguna gente ha tenido
dificultades para entender cómo este libro complementa perfectamente lo que el
apóstol Pablo escribe en Romanos (que la fe debe evidenciarse, y que nuestra fe
establece y completa todo). Incluso Martín Lutero, más de mil años después de
que el canon bíblico fue formado, cuestionó si Santiago debía o no estar en la
Biblia. El debate sigue hasta el día de hoy. De todas maneras, cuando es
entendido adecuadamente, el libro de Santiago y de Romanos se complementan
muy bien el uno al otro.

El libro de Apocalipsis aún sigue siendo muy debatido, y algunos dicen
que no debería estar en la Biblia por causa de que fue escrito más adelante. Estas
personas creen que el libro de Apocalipsis fue escrito en el año 96 D.C., mucho
tiempo después que el resto del Nuevo Testamento. Algunos también dicen que
Mateo, Marcos, y Lucas deben haberse escrito en el año 90 D.C. por causa de los
pasajes paralelos de la destrucción de Jerusalén (Ver Mateo 24, Marcos 13, y
Lucas 21). Ellos piensan que son demasiado perfectas para ser profecías. Si estos
libros fueron escritos antes del año 70 D.C., dicen, significaría que Jesús profetizó
de manera demasiado perfecta, lo que validaría al don de profecía. Por causa de
que algunos estudiosos, profesores, y académicos no creen en lo sobrenatural, le
han cambiado la fecha de escritura a los libros y claman que fueron escritos


2 El estudioso altamente respetado, Peter J. Leithart, ha escrito un libro, The

Promise of His Appearing, que demuestra que Segunda de Pedro, de hecho, fue
escrita por el mismo Pedro que escribió la primer carta.
luego del año 70 D.C. para hacer que Jesús no luzca como un profeta
extraordinario.

Cuando se decidió respecto a cuáles serían los libros aceptados de la
Biblia, la Iglesia primitiva usó dos criterios principales. El primero se desprendió
del edicto del emperador romano Diocleciano (284 – 305 D.C.), que decía que los
cristianos debían ser sacrificados a los dioses. Además, este edicto les ordenaba a
los cristianos quemar sus libros. Por esta razón, la Iglesia primitiva tuvo que
decidir cuáles eran los libros por los que estaban dispuestos a morir. ¿Qué libros
esconderían y protegerían incluso si les costase sus vidas? Esos son los libros
que luego fueron incluidos en el Santo Canon que tenemos hoy. Los sesenta y seis
libros de la Biblia actual son los libros que la Iglesia primitiva literalmente estaba
dispuesta a defender con sus vidas.

El segundo criterio fue el asunto de la autoría. Aquí encontramos el
problema de la pseudoepigrafía, o libros que en realidad no fueron escritos por
la persona que dice que los escribió. Esta es la razón por la que algunas personas
cuestionan la validez de Segunda de Pedro. Piensan que alguna otra persona que
no era Pedro escribió el libro, y que aunque está firmada con su nombre, Pedro
no es el autor. Este asunto es importante porque si no fue escrito por él, entonces
lo hizo un impostor y no tiene el mismo valor. Todos los libros del Nuevo
Testamento fueron escritos por los apóstoles del siglo primero (Marcos y Lucas
no eran apóstoles pero escribieron lo que vieron para los otros apóstoles. Marcos
esencialmente escribió para Pedro, y Lucas lo hizo para Pablo). Si un libro dice
que fue escrito por uno de los apóstoles pero en realidad no lo fue, entonces se
considera que hubo pseudoepigrafía. No tiene el valor suficiente para incluirse
dentro del Canon Bíblico. Estos fueron los dos criterios que los primeros
cristianos usaron para decidir qué libro incluir: ¿Fue escrito por un apóstol? ¿Era
un libro por el que valía la pena morir?

La primera lista oficial de libros aceptados de la Biblia fue agrupada por
primera vez en el Concilio de Cartago en el año 397 D.C. Desde la formación de la
Biblia en este año, ha mantenido la misma composición básica de estos sesenta y
seis libros. Por supuesto, no obstante, ha cambiado con las traducciones.
Recibimos a la Biblia en el año 397 D.C., pero ha sido entendida de muchas
maneras diferentes a través de los años por causa de las traducciones.


¿POR QUÉ SESENTA Y SEIS LIBROS?

Hasta ahora, hemos visto algunos de los criterios utilizados para
categorizar y aceptar o rechazar libros con el potencial de estar en la Biblia.
Ahora vamos a mirar específicamente a la cantidad de libros (sesenta y seis).
Mientras podemos aceptar que la cantidad fue así por voluntad divina, sin que
los hombres tuviesen participación, también es bastante posible que los líderes
de la Iglesia primitiva usasen un patrón del Antiguo Testamento para ayudarse a
llegar a sesenta y seis libros. Esto es simplemente una teoría, no algo que
podamos probar de alguna manera, dado que ninguno de nosotros conoce lo que
los líderes de la Iglesia de ese momento estaban pensando.

Debajo hay un dibujo de un candelabro, que fue tomado de Éxodo 25, en
donde Moisés recibió la descripción de lo que debía construir para el tabernáculo
y los artículos que el mismo debía incluir.

ÉXODO 25


39 27


Comenzando en el versículo 31 dice:

Haz un candelabro de oro puro labrado a martillo. Su base, su tallo y sus
copas, cálices y flores, formarán una sola pieza. Seis de sus brazos se abrirán
a los costados, tres de un lado y tres del otro. Cada uno de los seis brazos del
candelabro tendrá tres copas en forma de flor de almendro, con cálices y
pétalos. El candelabro mismo tendrá cuatro copas en forma de flor de
almendro, con cálices y pétalos. Cada uno de los tres pares de brazos tendrá
un cáliz en la parte inferior, donde se unen con el tallo del candelabro. Los
cálices y los brazos deben formar una sola pieza con el candelabro, y ser de
oro puro labrado a martillo.

Como explican estos versículos, los brazos del candelabro tenía copas,
cálices, y pétalos. Este patrón se repite a lo largo de los brazos, de manera tal que
cada brazo del lado izquierdo tenía nueve de esos ítems (tres copas, tres cálices,
y tres pétalos). Esto da un total de nueve copas, nueve cálices, y nueve pétalos en
uno de los lados del candelabro. Del otro lado, había la misma cantidad. También,
si se iba hacia abajo y llegábamos al brazo del medio, o lámpara, había cuatro
copas, cuatro cálices y cuatro pétalos.

Así que, en total, contando los ítems del lado derecho e izquierdo,
tenemos nueve, nueve, nueve (ítems en los brazos izquierdos); doce (ítems en la
lámpara misma); y nueve, nueve, nueve (ítems en los brazos derechos).
Encontramos el significado de la lámpara en el Salmo 119:105, que la conecta
con la Palabra de Dios, siendo fuente de iluminación y de guía: “Tu palabra es una
lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”. Esta era la mentalidad hebrea
respecto a lo que entendían por lámpara. Por lo tanto, no sorprende que si
agregamos los números, encontremos la misma cantidad de libros del Antiguo y
del Nuevo Testamento. El lado izquierdo y el tallo medio del candelabro (9 + 9 +
9 +12), nos da un total de treinta y nueve, mientras que el costado derecho (9+ 9
+ 9) da un total de veintisiete. Las decoraciones del lado izquierdo de la lámpara
y las decoraciones de la lámpara misma representan los treinta y nueve libros
del Antiguo Testamento. Las decoraciones de los brazos del lado derecho
representan los veintisiete libros del Nuevo Testamento.

La siguiente figura muestra al candelabro como la Palabra de Dios, con
treinta y nueve libros en el Antiguo Testamento y veintisiete libros en el Nuevo
Testamento.


























Es también importante notar que el candelabro era hecho de oro puro, lo
que habla de su integridad y pureza. El Salmo 12:6 dice, “Las palabras del SEÑOR
son tan puras y verdaderas como oro o plata terrenales que han sido fundidas y
purificadas siete veces en el horno”. En otras palabras, es puro. También ha sido
formado de una pieza entera de oro. No son dos piezas unidas. No es una
lámpara “antigua” y una “nueva”, es una sola lámpara. De la misma manera,
tenemos una Biblia. Aunque tenga dos lados, es una unidad inseparable. Por
último, la parte del medio de la lámpara es entendida como un simbolismo de
Cristo. Por esta causa, Gálatas 4:4 dice que Jesús nació como hombre “bajo la ley”.
El bastón del medio está también ubicado en la parte que simboliza al Antiguo
Testamento. Jesús apareció como hombre bajo la Ley y se movió con las leyes del
Antiguo Testamento, cumpliéndolas para llevarnos a lo nuevo. Los paralelos
entre la lámpara y la Palabra de Dios son llamativas, y es muy posible que los
cristianos primitivos usasen la lámpara para determinar el número de libros del
Nuevo Testamento incluidos en la Biblia. (Interesantemente, si se cuentan los
accesorios de los seis brazos junto con los del bastón principal, la lámpara
terminaría teniendo 73 accesorios, que es el número de libros aceptados por la
Biblia Católica Romana).

Esta es otra posibilidad: la Iglesia primitiva haya, quizás, también
considerado la estructura del libro de Isaías en las decisiones respecto al canon
del Nuevo Testamento. En nuestra Biblia, Isaías es un solo libro, pero en las
Escrituras hebreas, se divide en Isaías 1 (del capítulo 1 al 39), e Isaías 2
(capítulos 40 al 66). Es importante recordar que la división de capítulos y
versículos no ocurrió hasta cientos de años más tarde. La división de capítulos
corresponde a la cantidad de libros de la Biblia en el Antiguo Testamento y
Nuevo Testamento.

Esto parece una coincidencia, hasta que miramos al texto de Isaías 40, que
es el comienzo del segundo libro, que dice: “Voz que clama en el desierto:
Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”
(Isaías 40:3). Esta era una profecía acerca de Juan el Bautista, y es citada en el
primer libro del Nuevo Testamento, Mateo, en donde dice: “Pues éste es aquel de
quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.” (Mateo 3:3). Por lo tanto,
Isaías 40, o el primer capítulo del segundo libro de Isaías, se corresponde con
Mateo.

Isaías 66, el capítulo final, reafirma la idea del paralelo. En Isaías 66:22
leemos: “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago
permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y
vuestro nombre”. El último libro de Isaías habla de cielos y tierra nueva, justo
como el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis. Juan, el escritor de
Apocalipsis, estaba citando a Isaías cuando usó esa imagen. “Vi un cielo nuevo y
una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existía más.” (Apocalipsis 21:1). Algunas versiones ponen entre comillas simples
a la expresión utilizada en Apocalipsis, cielo nuevo y tierra nueva, porque es una
cita de Isaías 65 y 66. Por lo tanto, podemos ver estos paralelos entre Isaías y el
Nuevo Testamento:

1. Isaías (primer libro): Capítulos 1 al 39.
2. Isaías (segundo libro): Capítulos 40 al 66.
3. Isaías 40 corresponde a Mateo 3.
4. Isaías 65 y 66 se corresponden con Apocalipsis 21.

Los paralelos son muy fuertes para ser accidentales. Increíblemente, tanto la
imagen de la lámpara y los libros de Isaías son patrones que los líderes de la
Iglesia primitiva pudo haber usado para determinar el número de libros en el
Nuevo Testamento. No solo ambos patrones dan el mismo número al dividirlos
en dos mitades (treinta y nueve y veintisiete), sino que el patrón de Isaías
también provee el sentido del orden. El efecto no sería el mismo si Mateo no
fuese el primer libro de la Biblia y Apocalipsis, el último. Estos paralelos son una
figura muy fuerte de cómo Dios usa patrones y símbolos a través de la historia
(incluso si los humanos involucrados eran conscientes de esto no). Como una
gran parte de los primeros cristianos eran judíos que tenían un conocimiento
muy profundo de la historia de sus creencias, es altamente posible que los
líderes de la Iglesia hayan participado intencionalmente con Dios al crear estos
paralelo, aunque también es probable que hayan estado completamente
inconscientes de lo que Dios estaba haciendo. De cualquier manera, los paralelos
nos proveen imágenes interesantes.

Hebreos 8:5 habla acerca del poder de los símbolos en la Biblia:

…los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le
advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas
las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Colosenses 2:16-17 también muestra que el propósito de gran parte de la Ley
del Antiguo Testamento, junto con las prácticas religiosas, eran simbolizar al
Cristo real:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta,
luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero
el cuerpo es de Cristo.

Cuando miramos a la vida de Jesús en la Tierra, vemos cumplidas muchas de
las sombras y figuras del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Jesús recibió
bautismo en aguas, que 1 Corintios 10:2 nos dice que era una figura de Israel
atravesando el Mar Rojo. Como Israel, Jesús fue a través del Mar Rojo, llegó al
otro lado, fue bautizado en el Espíritu Santo, y luego estuvo en el desierto por
cuarenta días. Allí se encontró con un enemigo, el diablo, y en lugar de
intimidarse, Él se paró en Su identidad y Su relación con el Padre y lo resistió,
caminando fuera del desierto en victoria. En contraste, los israelitas caminaron
cuarenta días en el desierto, fueron intimidados, dudaron de Dios, se alejaron de
Él, y comenzaron a quejarse. Como resultado, tuvieron que pasar cuarenta años
en el desierto. Muchas veces, las acciones de Jesús en los Evangelios cumplieron
o imitaron una sombra del Antiguo Testamento que apuntaban a Él.

Claramente, el Antiguo Testamento contiene muchas sombras de la realidad
que ahora tenemos en Cristo. Esto es claramente lo que vemos en la lámpara o
candelabro, y el libro de Isaías. Son sombras muy claras de la Biblia, antes de que
la Biblia se convirtiese en el libro que hoy tenemos entre nuestras manos. La
realidad de Dios involucrándose íntimamente en la formación de la Biblia nos
muestra el nivel de autoridad que carga.


LA AUTORIDAD DE LA BIBLIA

Cuando la gente habla de la Biblia como un libro y de su formación, a
menudo usan palabras como autorizada, inspirada, o inequívoca para describir lo
que piensan de la Biblia. Antes de terminar este capítulo, vamos a ver muchos de
estos términos y lo que significan. Cuando la gente dice que la Biblia es
autorizada, significa que la misma tiene autoridad como la Palabra de Dios, y
que por eso se someten a los mandamientos que ésta dice. La idea de que la
Biblia es inspirada simplemente hace referencia a que Dios le habló a ciertos
hombres para escribir la Escritura. Esto significa que deberíamos elevarla por
sobre nuestro entendimiento humano, ya que no es de inspiración humana sino
divina. Cuando la gente clama que la Biblia es inequívoca, quieren decir que no
tiene errores. Similarmente, algunos usan también el término infalible para
decir que la Biblia no contiene errores o que es incapaz de estar errada.

Primero, cuando hablamos de Palabra autorizada, queremos decir que la
intención de la misma es la enseñanza, el crecimiento, la exhortación, el
entrenamiento, y todo lo que está enlistado en 2 Timoteo 3:16-17, y esto es
producto de la autoridad de la Biblia. Esto mismo dice 2 Pedro 1:19, en donde
nos dice que la Biblia es algo “completamente confiable” y la “palabra profética
más segura”. Lo que esto quiere decir es si la gente cree haber oído algo de parte
de Dios, pero contradice a la Escritura, entonces están oyendo mal. La Biblia es la
palabra profética más segura. Tiene la autoridad máxima para determinar lo que
Dios está diciendo, y debemos siempre probar lo que creemos oír de Dios con la
Palabra.

Segundo, para entender lo que significa que la Biblia sea la Palabra
inspirada de Dios, podemos mirar a 2 Pedro 1:20-21, que nos dice cómo los
humanos recibieron la Escritura:

…entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad
humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo.

En otras palabras, lo que dice es que aunque los autores eran humanos, no
estaban escribiendo su propia interpretación privada, sino lo que el Espíritu
Santo los inspiró. Es una realidad mística el entender que fue el Espíritu Santo
quien escribió a través de los autores de las Escrituras. Sí, fue escrita por
personas, pero fue inspirada por el Espíritu Santo de una manera en la que otros
documentos no. 2 Timoteo 3:16-17 añade a este concepto:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

Esto dice claramente que la Biblia fue inspirada, como así también es
autorizada. Por supuesto, debemos mantener en mente que cuando Pedro y
Pablo escribieron esos pasajes, no sabían que estaban escribiendo parte de la
Biblia. Las Escrituras a las que ellos se estaban refiriendo eran a los 39 libros del
Antiguo Testamento, lo que era llamado la Septuaginta, o la versión griega del
Antiguo Testamento. Ésta fue escrita 300 años A.C., cuando setenta estudiosos
hebreos trabajaron juntos para traducir las Escrituras hebreas al griego. La
Septuaginta, que en algunos lugares difiere del Antiguo Testamento hebreo, era
la Escritura de la Iglesia primitiva. Esto explica por qué en nuestras versiones en
español a veces vemos diferencias entre pasajes del Antiguo Testamento (que
han sido traducidos del hebreo), y citas del Antiguo Testamento en el Nuevo
Testamento (que han sido traducidas de la Septuaginta). A pesar de las pequeñas
diferencias entre el Antiguo Testamento hebreo y griego, era la versión griega la
que la Iglesia primitiva leyó y citó pasajes.

De todas maneras, encontramos en el Nuevo Testamento signos de que
incluso durante el siglo I, los cristianos habían comenzado a reconocer escritos
que ahora forman parte del Nuevo Testamento. Uno de los primero de esos
signos se encuentra en 2 Pedro 3:15-16, en donde Pedro habla de las cartas de
Pablo:

Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación;
como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha
sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de
estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los
indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su
propia perdición.

En este pasaje, Pedro alude a algo impresionante. Cuando escribe que los
inconstantes e indoctos tuercen las cartas de Pablo “como hacen con las otras
Escrituras”, él está poniendo las cartas del apóstol a la par de los escritos del
Antiguo Testamento. Es tan sutil que muchas veces se pasa por alto, pero Pedro
estaba diciendo claramente que la misma gente que distorsionada las Escrituras
del Antiguo Testamento estaban ahora también distorsionando a las Nuevas
Escrituras, que serían las cartas de Pablo. A pesar de que el Nuevo Testamento
no sería formalizado hasta cientos de años después, incluso en ese entonces ellos
tenían la sensación de que lo que estaban escribiendo también eran palabras
autorizadas e inspiradas por el Señor, con las del Antiguo Testamento.

Tercero, algunas personas usan términos como inequívoca e infalible para
describir a la Biblia, pero los conceptos que encierran esos términos son
problemáticos. Por ejemplo, si decimos que la Biblia es la Palabra inequívoca de
Dios, tenemos que ir a los documentos originales inspirados en hebreo y en
griego. Cuando vayamos al Nuevo Testamento, encontraremos cinco mil
manuscritos en griego que son casi idénticos, aunque algunos de ellos contienen
pequeñas diferencias. Eso fue lo que los traductores usaron para nuestras Biblias
modernas. De todas maneras, los humanos no fueron inspirados para traducir la
Biblia de la misma manera en la que los escritores originales lo fueron. Los
traductores hacen los mejor posible, de acuerdo a su entendimiento, pero están
operando con entendimiento humano y no divino. Son eruditos brillantes, pero
inclusive así a veces pasan por alto ciertas cosas. Es por esto que, desde una
perspectiva académica, no podemos decir que la Biblia es inequívoca, ya que
incluso las copias de los originales tienen ciertas diferencias, y las traducciones
modernas que leemos son a veces muy diferentes. Un buen ejemplo de esto es
Romanos 8:1. La traducción al español del griego dice: “Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús”, pero las traducciones
modernas le han añadido a esta oración: “…los que no andan conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu.” (RVR1960). Las variantes entre las traducciones al
español hace difícil decir que la Biblia es inequívoca o infalible. No solo eso, sino
que tal declaración da como resultado ver a la Escritura de manera muy rígida,
evitando que la gente excave más profundo en la búsqueda de ganar mayor
entendimiento de lo que la Biblia realmente quiere decir. Algunos cristianos
están tan atascados en las palabras literales de sus traducciones al español, que
terminan apartándose a sí mismos de encontrar un mayor significado de la
Palabra de Dios. Describir a la Biblia como la Palabra autorizada e inspirada es
suficiente. Fue divinamente inspirada, y tiene la mayor autoridad.


CRISTIANISMO POPULAR VS. CRISTIANISMO ACADÉMICO

Conectado a la idea del origen y formación de la Biblia, está la manera en
la que los cristianos piensan y discuten acerca de su sistema de creencias. Antes
de mirar a sistemas de creencias específicos y enseñanzas de la Biblia, debemos
considerar la diferencia entre las dos subculturas más prominentes en la cultura
cristiana: el cristianismo académico y el cristianismo popular.

Desde una perspectiva antropológica, todas las culturas contienen dos
divisiones principales: una cultura de elite y una cultura popular. La cultura de
elite está compuesta típicamente por los sectores más ricos y eruditos de la
población. Esta gente aprecia las cosas finas: vinos caros, cena costosa, música
clásica, atuendos formales, etc. La cultura de elite es una minoría de la cultura en
general, pero carga un mayor poder e influencia. En contraste a la misma, existe
la cultura popular (o cultura pop), que incluye a la mayor parte de la población y
determina lo que es popular en la misma. Aquellos que están inmersos en la
cultura popular, suelen escuchar la música que suena en la radio e ir a ver las
últimas películas que están en la cartelera del cine. Comen en restaurantes
baratos, y compran en tiendas económicas. Un tercer grupo, llamado la cultura
folk, a veces emerge como reacción a la cultura popular. Pero en lugar de unirse a
la cultura de elite, se separan de la norma e implementan sus propias
costumbres. Se enorgullecen de hacer elecciones contra-cultura. Por ejemplo,
quizás sean veganos, tengan los partos de sus bebés en sus casas, decidan no
vacunar a sus hijos, escuchen música independiente y vean películas que
raramente lleguen al cine. Las diferencias entre estos tres grupos son enormes,
pero todos son parte de la cultura en general.

Dentro de la Iglesia, también vemos estos tres tipos de cultura. El
cristianismo popular es la cultura de la mayor parte de los cristianos. En los
Estados Unidos, esta cultura incluye cosas como los Cuentos de Vegetales,
pulseras de WWJD3, y música cristiana pop. La cultura folk, a diferencia de la
cultura popular, prefiere música menos famosa y hace pequeños intentos por
alejarse de la cultura predominante, pero para los propósitos de nuestro estudio
diremos que la cultura folk es esencialmente una subcategoría del cristianismo
popular. Cuando hablamos de teología y de la Biblia, el cristianismo popular
toma una visión muy rígida de la verdad.

En contraste, el cristianismo académico, que está compuesto
principalmente de teólogos e intelectuales, tiene un gran valor por las
conversaciones teológicas y el debate. Algunos reconocidos teólogos modernos,
como N.T. Wright y Gordon Fee han cruzado hasta el círculo de la cultura popular
y están siendo leídos por no académicos. Cientos de otros teólogos de los círculos
académicos, hablan y escriben en lenguaje técnico, y sus materiales nunca llegan
a la cultura popular. No es de sorprender que los miembros de estos dos grupos
se alejen de los miembros del grupo contrario, pero es importante entender el
valor de ambas culturas.

Uno de los riesgos potenciales del cristianismo académico se describe en
la declaración de Pablo de 1 Corintios 8:1: “El conocimiento envanece”. El
conocimiento es bueno, pero debe siempre ser templado con amor, que no es
algo que los seminarios siempre enseñen. Si entendemos toda la teología y
sabemos todas las palabras griegas, pero como cristianos tenemos grandes
problemas con nuestras familias y amigos, entonces tenemos un gran problema.

Como sea, una de las fortalezas del cristianismo académico se encuentra
en la diferencia de estos dos conceptos: no estar de acuerdo y faltar el respeto. El
cristianismo popular no sabe manejar muy el no estar de acuerdo. Cuando los
líderes disienten, tienden a tratarse el uno al otro con un grado muy alto de falta
de respeto, usando etiquetas como hereje, falso maestro, blasfemo, o incluso
anticristo. Generalmente, tales líderes no están dispuestos a discutir sus
diferencias de una manera tranquila y abierta, sino que prefieren hacer
declaraciones difamatorias y a apuntar con el dedo. Tiene miedo de que sus
seguidores sean atrapados por alguna falsa enseñanza, así que tratan
activamente de persuadir a aquellos que están bajo su influencia para que no
digan ninguna falsa doctrina. Como resultado, influencian a sus seguidores para
que también le falten el respeto a tal persona o movimiento. En otras palabras,
esta falta de respeto es un sistema que comienza con un líder que no está de
acuerdo con algo, y que se replica en las personas bajo su influencia.

En contraste, los cristianos académicos tienen una gran apreciación por el
debate y la discusión de ideas sin faltar el respeto. Esto es importante para todos
los que quieren estudiar teología, porque necesitamos ser capaces de examinar
lo que las otras personas creen y opinan sobre ciertos temas, mientras que los
respetamos como personas y cristianos. Los académicos valoran el defender su

3 WWJD es una sigla que significa “What Would Jesus Do?” (¿Qué haría Jesús?)

que se volvió popular en los Estados Unidos en los años ’90. Es un recordatorio
que usaban los sectores evangélicos para recordarse que siempre deben actuar
como Jesús.
propia opinión, que se basa en sus propios estudios, y por eso dicen algo como,
“Creo en esto y en esto por estas razones…”. Esto es simplemente una
declaración de una opinión personal y no tiene notas negativas. Para el
cristianismo académico está bien no estar de acuerdo y no ve a la disensión como
una razón para faltar el respeto. Está bien que la gente tenga opiniones
diferentes y así y todo, seguir siendo amigos.

La gente en la cultura del cristianismo académico hace declaraciones
personales si no están de acuerdo con algo, pero éstas no tienen el fin de ejercer
influencia en otros. En contraste, los líderes del cristianismo popular hacen
declaraciones difamatorias en contra de los líderes y de los movimientos,
provocando una red de falta de respeto que se replica rápidamente.

La mejor manera de acercarse a la teología es con una predisposición a no
estar de acuerdo muchas veces, pero estando abierto a aprender de los demás. El
cristianismo académico ha hecho muy bien esta parte, y sería muy sabio de
nosotros el imitarlos en esto. Pensar como un académico significa creen que
necesitamos oír todas las distintas opiniones sobre un tema para decidir
racionalmente nuestra posición. En esta cultura, somos libres de oír todos los
diferentes entendimientos y arribar a nuestras propias conclusiones, incluso si
las mismas son diferentes de aquellas que tienen nuestros amigos o líderes. Esta
es la razón por la que, en el cristianismo académico, encontramos muchos libros
que presentan diferentes perspectivas sobre un tema en particular. Estos libros
no están escritos por un autor que tiene una opinión de antemano y escribe
mostrando cierta inclinación. En lugar de eso, son una compilación de escritos
elaborados por teólogos que explican sus propias creencias4. Otro tipo de libro
común en el cristianismo académico es un libro en respuesta, en donde un
teólogo escribe un libro en respuesta a los escritos de otro teólogo.5

Parte de lo que significa disentir de manera respetuosa es citar aquello
con lo que no se está de acuerdo, en una manera en la se presente
adecuadamente lo que la otra persona dijo, sin sacar de contexto. Los académicos
son muy cuidadosos al hacer esto, pero desafortunadamente, muchos líderes del
cristianismo popular tergiversan a aquellos con los que no están de acuerdo.
Sacan sus palabras fuera de contexto y hacen presunciones acerca de lo que los
otros quisieron decir y lo que realmente dijeron. Estas clases de
tergiversaciones, malentendidos, y ataques a los demás son muy populares en
ciertos sectores, pero no es honroso o de ayuda el hecho de expresar la disensión
de esta manera. En lugar de eso, necesitamos aprender cómo no estar de acuerdo

4 Por ejemplo, el libro The Nature of the Atonement: Four Views contiene

contribuciones de cuatro teólogos con diferentes opiniones sobre el Sacrificio de


Jesús. De la misma manera, Four Views on the Book of Revelation y God and Time:
Four Different Views presentan perspectivas que difieren entre sí, pero sobre un
mismo tema.
5 Un gran ejemplo de esto es el libro de Kenneth Gentry, The Charismatic Gift of

Prophecy: A Reformed Response to Wayne Grudem. En el, Gentry difiere


fuertemente pero de manera respetuosa con las creencias de Grudem sobre el
Espíritu Santo, desde una perspectiva académica.
con algo o alguien sin faltar el respeto y sin deformar la realidad. A través de este
curso, nuestro objetivo será entender claramente las creencias de los demás para
poder sacar nuestras propias conclusiones.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Tenemos los 66 libros de la Biblia porque la Iglesia primitiva decidió que
por algunos de los libros que están en nuestro canon valía la pena… ¿qué
cosa?

2. ¿En qué año se estableció la primera lista oficial de libros mediante un
Cónsul?

3. El candelabro o lámpara de Éxodo 25 está decorada desde la izquierda
hasta el medio con un patrón de nueve, nueve, nueve, doce, lo que da un
total de treinta y nueve decoraciones. Desde el medio a la derecha hay
nueve, nueve, nueve, que da un total de veintisiete decoraciones. ¿Qué
representan el treinta y nueve de la izquierda y el veintisiete de la
derecha?

4. Términos como autorizada e inspirada son adecuadas descripciones de la
Biblia, pero, ¿qué otros términos deberían ser removidos a la hora de
describir a la Palabra?

5. ¿Cuál es la diferencia entre un entendimiento académico y un
entendimiento popular?

6. Tanto Hebreos 8:5 como Colosenses 2:16-17 hablan de que el Antiguo
Testamento contiene ________________________, pero que ahora en Cristo
tenemos ______________________________________


PALABRAS CLAVE

Septuaginta Canon Bíblico
Teólogos liberales Apócrifo
Autorizada Pseudoepigrafía
Inspirada Cristianismo Académico
Inequívoca Cristianismo Popular
Infalible

MATERIAL RELACIONADO

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement: Four Views, con
colaboraciones de Gregory A. Boyd, Joel B. Green, Bruce R. Reichenbach, y
Thomas R. Schreiner

Eusebio, Historia Eclesiástica

Gregory E. Ganssle, Ed., God and Time: Four Views, con contribuciones de Paul
Helm, Alan G. Padgett, William Lane Craig, y Nicholas Wolterstorff.

Stanley N. Gundry y C. Marvin Pate, Eds., Four Views of the Book of Revelation, con
colaboraciones de Kenneth L. Gentry Jr., Sam Hamstra Jr., C. Marvin Pate, y
Robert L. Thomas.

Peter J. Leithart, The Promise of His Appearing.


CAPÍTULO TRES

TRADUCCIONES BÍBLICAS Y
HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

Antes de comenzar a estudiar la Biblia, uno debe entender la variedad de
traducciones de la misma y de herramientas de estudio disponibles. En este
capítulo, vamos a estudiar brevemente algunos de las más prominentes
traducciones bíblicas y herramientas de estudio, y luego vamos a usarlas para
examinar algunos de los temas más controversiales de la Escritura.


TRADUCCIONES BÍBLICAS

La versión en uso más antigua de la Biblia en los Estados Unidos es la
versión King James (KJV)6. Algunos cristianos, como los integrantes del
Movimiento King James7, defienden a la Biblia KJV como la única traducción
bíblica válida y creen que las traducciones más recientes fueron escritas para
incorporar enseñanzas y prácticas de la Nueva Era a la Biblia. Esto es
particularmente cierto en el sudeste de los Estados Unidos. La Biblia KJV se
remonta a 1611, y el lenguaje que emplea refleja la brecha histórica entre ese
tiempo y la actualidad. Mucha gente encuentra a la Biblia KJV difícil de leer, pero
otros creen que su antigüedad la vuelve más confiable, especialmente dado que
muchas copias dicen “Traducida desde los lenguajes y dialectos originales”, pero
esto, de hecho, no es cierto. La Biblia KJV está precedida por dos traducciones: La
Biblia de Ginebra8 y la Biblia Bishop9. La decisión de crear esta nueva
traducción fue de un movimiento político inspirado por ciertas transiciones de la
historia de la Iglesia de Inglaterra. Por esta causa, los líderes políticos y
religiosos le dieron a los traductores once lineamientos que en realidad
buscaban cambiar la manera en la que la Biblia sería traducida. Además, el 75%
de la Biblia KJV fue tomada directamente de la Biblia Bishop. Fue literalmente
copiada en la nueva traducción sin volver a los manuscritos originales.


6 Nota de traducción: En español, la Biblia King James Version (KJV) es conocida

como “Biblia del Rey Jacobo” y no es de uso popular en el habla hispana. Para
fines prácticos, diremos que el equivalente en español de la versión King James
en inglés, es la versión Reina Valera 1960 (RVR1960). Afirmamos esto solo y
únicamente por su popularidad y extensión. No se está diciendo, de ninguna
manera, que King James Version y Reina Valera 1960 sean la misma traducción
de la Biblia.
7 Grupo de cristianos de los Estados Unidos, que declara que la versión King

James es superior y la única traducción que se debería leer de la Biblia.


8 En inglés, Geneva Bible (GNV)
9 Bishop Bible, en inglés.
Es por esto que la pretensión de la versión KJV al decir que fue traducida
de los lenguajes originales, es falsa. En algunos pasajes, los traductores sí
recurrieron a los originales, pero no en la mayoría. Esto quiere decir que la Biblia
KJV no es la traducción más correcta, porque no fue traducida de los manuscritos
originales, a diferencia de muchas traducciones modernas. 10

Recientemente, la versión KJV fue modernizada en la versión New King
James Version (NKJV). Los traductores de la versión NKJV tampoco consultaron
a los manuscritos originales, y solo cambiaron alrededor de cuarenta mil
palabras en la actualización de KJV a NKJV. Principalmente, esto sirvió
simplemente como una actualización de la versión antigua. Suavizó el lenguaje
de la KJV y facilitó su entendimiento para el lector moderno.

Luego de las versiones KJV y NKJV, la traducción más usada es la Nueva
Versión Internacional (NVI), que fue creada en 1980. Mucha gente prefiere
esta versión simplemente porque es más fácil de leer. La versión NVI y otra
versión similar, la English Standard Version (ESV), traducida en el año 2000,
tomaron las cartas y libros en sus lenguajes originales y tradujeron el texto idea
por idea. En otras palabras, cuando los traductores tradujeron las oraciones de la
Palabra del griego al español e inglés, pusieron su prioridad en que sea fácil de
leer.

En comparación, una Biblia literal, tal como Young Literal Translation
(YLT) o la Weymouth Literal Translation (WYT), han sido traducidas del
griego al inglés palabra por palabra, siguiendo el orden original de las palabras,
sin importar que el resultado sea fácil de leer o entender. La gente raramente lee
las traducciones literales porque son bastante difíciles de comprender. La
estructura de las oraciones en el griego y en el inglés son muy diferentes, y es por
eso que una traducción siguiendo el orden literal a veces resulta caótica. No
obstante, las traducciones literales son una buena herramienta de estudio.

Otro tipo de Biblia son las llamadas Biblias parafraseadas. El ejemplo más
prominente de este tipo es la versión The Message11, que fue escrita por Eugene
Peterson en la década de los 90’. Las versiones parafraseadas por lo general
traducen desde los lenguajes originales, sino que toman la versión KJV y
parafrasean en lenguaje moderno lo que los autores querían decir. Estas
versiones pueden ser útiles para los recién convertidos que no se sienten
cómodos leyendo ni siquiera la versión NVI. A veces las versiones parafraseadas
también pueden brindarnos una nueva perspectiva de un versículo con el que ya
estamos familiarizados. No obstante, las paráfrasis no son herramientas de
estudio útiles, dado que la opinión personal del autor está implícita todo el
tiempo.

10 Un pequeño libro de Harold Eberle, Living and Dying with the King James Bible,

explica la historia detrás de la versión KJV y algunos de los problemas


principales con la misma.
11 Nota de traducción: si bien hasta el momento no existe una traducción de la

versión The Message en español, las versiones parafraseadas más comunes en el


habla hispana son Dios Habla Hoy (DHH) y Traducción en Lenguaje Actual (TLA).

Finalmente, tenemos otras dos traducciones, la Biblia de las Américas (LBLA) y
la Traducción Wuest del Nuevo Testamento, que le dan muchísima importancia
a los tiempos verbales. Muchas traducciones de la Biblia tienen tiempos verbales
incorrectos, lo que puede marcar una gran diferencia en el significado del texto.
Considera la diferencia entre decir que uno se corrompe todos los días, a que uno
fue corrompido. De esta manera, estas traducciones pueden ser muy útiles para
ayudarnos a determinar el tiempo verbal correcto de varios versículos bíblicos.
Existen muchas otras traducciones de la Biblia, pero las mencionadas son las más
prominentes. 12

Versión de la Biblia Enfoque de la traducción
KJV Principalmente copiada de la Biblia
Bishop, con mínimas referencias al
lenguaje original.
NKJV Principalmente una modernización de
la KJV, con mínimas referencias a los
idiomas originales.
NVI, ESV Traducidas idea por idea de los
lenguajes originales.
YLT, WLT (Y demás Biblias literales) Traducidas palabra por palabra de los
lenguajes originales.
The Message (Y demás Biblias Paráfrasis (no traducciones) de una
parafraseadas) Biblia más antigua, como la KJV, en un
lenguaje moderno, basadas en la
interpretación del autor.
LBLA, Traducción Wuest Traducidas de los lenguajes originales.
Les dan especial atención a la
traducción de los tiempos verbales.


HERRAMIENTAS DE ESTUDIO

Ahora consideremos algunas de las más importantes herramientas de
estudio de la Biblia. Una Biblia paralela contiene múltiples traducciones de la
Biblia comparadas en columnas, para hacer más fácil para el lector comparar
traducciones. Una Biblia interlinear contiene las palabras en el griego o hebreo
originales, junto con la traducción en español debajo. Muchas veces también va a
tener el número de referencia de la palabra en la Concordancia Strong, la
transliteración (la conversión del texto al alfabeto español), y el análisis
sintáctico. Por ejemplo, aquí está la palabra “Jesús” de Mateo 1 de la Biblia
interlinear de Biblehub.com:

2424 Número de referencia Strong

12 La mejor herramienta para explorar las distintas versiones de la Biblia es el

sitio web http://www.BibleHub.com. Es actualizado periódicamente y es


gratuito (La versión completa del sitio web está disponible únicamente en inglés.
Existe una versión en español pero es parcial).
Iēsou Transliteración
Ἰησοῦ Palabra griega original
de Jesús Traducción al español
N-GMS Análisis sintáctico (Sustantivo – Masculino – Singular)

Esto puede ser útil para la búsqueda del significado original de palabras
en particular mientras van apareciendo en la Biblia. El compañero infaltable de
una Biblia interlinear es la Concordancia Exhaustiva Strong, que contiene una
gran lista de la aparición de todas las palabras, haciendo diferencia entre el
lenguaje original (griego o hebreo). Junto con la concordancia, también
necesitamos un diccionario. Los dos más reconocidos son el Diccionario Bíblico
Vine y el Diccionario Bíblico Mounce. Por muchos años, el diccionario Vine ha
sido el más conocido, pero el más reciente, el diccionario Mounce, dice ser más
exacto y detallado.

Otro libro de consulta es el Compact Bible Handbook13, que hace una
revisión de todos los libros de la Biblia y da un resumen compacto, incluyendo al
autor, la fecha de escritura, y la historia que rodeaba al libro en cuestión. Este
libro es más confiable que muchos de los resúmenes disponibles en internet
porque el autor, Thomas Nelson, ha investigado y editado la información para
estar seguro de que es lo más exacta posible.


CÓMO USARLOS

Ahora miraremos a muchos ejemplos que nos mostrarán cómo usar estas
herramientas de estudio.

Ejemplo: La ira de Dios.

Para nuestro primer ejemplo, vamos a comenzar con la Concordancia
Strong. Para buscar la palabra “ira” vamos a ir al índice y buscaremos la letra I, y
al ir bajando por la columna encontraremos la palabra ira. Debajo,
encontraremos varias oraciones como “y mi i se encenderá, y os mataré…”,
seguido por el versículo bíblico de referencia, Éxodo 22:14. Aquí se enlistarán las
partes de la Biblia que contienen la palabra que estamos buscando. La i en la
oración es por ira, y la referencia nos dice dónde se puede encontrar ese
versículo en particular. La Concordancia Strong originalmente estaba basada en
la versión KJV, pero ahora también se basa en otras traducciones. Cuando
buscamos palabras, es importante saber exactamente lo que estamos buscando.
Un versículo que dice “Dios está enojado”, no es lo mismo que un versículo que
hable de la ira de Dios, porque no se tradujeron de la misma palabra.

Al final de la lista de Strong, luego del versículo y de la referencia
escritural, hay un número que se corresponde con la sección del diccionario.
Para el versículo anterior, el número es 639. Al seguir ese número, llegaremos a

13 Nota de traducción: al momento de la traducción, este libro no se encuentra

disponible al español.
la sección hebrea (el Antiguo Testamento es hebreo y el Nuevo Testamento es
griego), en donde descubrimos que la palabra hebrea traducida como ira en
Éxodo 22:24 es aph. Ahora podemos buscar esa palabra en un diccionario bíblico
y tener una definición de lo que quería decir en hebreo.

Ejemplo: El fin del siglo.

Ahora consideremos Mateo 24:3, en donde los discípulos le hacen tres
preguntas a Jesús que muchas veces se citan como referencia al fin del mundo o
de los tiempos finales. La versión NVI dice, “…¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la
señal de tu venida y del fin del mundo?”. De acuerdo a esta versión, estas
preguntas parecieran estar refiriéndose al fin del mundo. Pero la versión
RVR1960 lo traduce de manera diferente: “…Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y
qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Esto nos hace preguntarnos: ¿Es
lo mismo el fin del siglo que el fin del mundo? Para saber la respuesta, tenemos
que investigar quién tradujo esta palabra correctamente. Para hacerlo, debemos
buscar la palabra mundo (NVI) o siglo (RVR1960) en su lenguaje griego original.
Descubriremos que la palabra utilizada aquí es aion. Al buscar esta palabra en un
diccionario bíblico, veremos que significa “período de tiempo”. En otras palabras,
está hablando de un lapso de tiempo específico, no del final del planeta.

Cuando miramos al contexto de este versículo, vemos que en Mateo 21-
24, Jesús había estado declarando destrucción venidera. En Mateo 24,
específicamente dice que el templo sería destruido. Esto es de lo que Él estaba
hablando justo antes de que los discípulos le hiciesen esas tres preguntas.
Lógicamente, podemos ver que le estaban preguntando acerca de cuándo esos
eventos que mencionó iban a pasar. No le estaban preguntando acerca de Su
regreso, porque en ese momento, los discípulos ni siquiera entendían que Él los
habría de dejar. Leer este pasaje como referencia al fin del mundo simplemente
no tiene sentido de acuerdo al contexto y a la definición de la palabra aion. Esto
tiene un impacto impresionante de acuerdo a la manera de interpretar el pasaje.

Por eso es importante estudiar la Biblia. Muchos cristianos están
contentos con simplemente aceptar lo que sus pastores o maestros les dicen sin
estudiar por sí mismos. En lugar de eso, debemos ser creyentes que sepan cómo
usar las herramientas de estudio de la Biblia y hacer una investigación de las
palabras originales por sí mismos. Luego, estaremos mejor equipados para
entender la Biblia y también para saber cómo reaccionar ante las enseñanzas de
los demás.

Ejemplo: El ministerio de la mujer.

Ahora consideraremos otro ejemplo en mucho más detalle: el problema
de las mujeres en el ministerio. La mayoría de las enseñanzas en contra del
ministerio de la mujer están basados en tres versículos problemáticos porque
parecen contradecir lo que el resto de la Biblia enseña. Cuando encontremos
versículos que parezcan contradecir los mensajes generales de la Biblia, es un
buen momento para sacar nuestras herramientas de estudio y comenzar a
excavar más profundo. Aquí haremos eso con los versículos problemáticos
relacionados con la mujer en la Iglesia.

Primero, para establecer el contexto adecuado, consideraremos el rol de
la mujer en la Biblia desde el comienzo. En el Jardín del Edén, Dios creó a Eva
como su compañera. Se han hecho muchos estudios respecto a esta palabra, pero
para ponerlo simple, se refiere a una posición igualitaria. Adán y Eva fueron
creados iguales, pero luego pecaron. Como resultado de la Caída, parte de la
maldición a Eva dice: “…tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”
(Génesis 3:16). En otras palabras, su deseo sería ser igual que su marido, pero él
se enseñorearía de ella. Es importante notar que esta maldición fue entre la
relación entre la mujer y el hombre, y no entre la mujer y Dios. La maldición no
hizo que Dios cambiase la manera en que Él veía a la mujer. El no la veía menor
que los hombres, pero como resultado de esta maldición, el hombre la vería de
esta manera. Esta es una diferencia muy sutil, pero es importante darse cuenta
que la maldición afectó las relaciones humanas entre hombres y mujeres, no
entre las mujeres y Dios.

Se puede ver esta realidad en el trato de Dios a la mujer en el Antiguo
Testamento. Por ejemplo, Miriam, la hermana de Moisés, era profeta (Ver Éxodo
15:20). Hulda fue nombrada profeta (Ver 2 Reyes 22:14). Débora era tanto
profeta como jueza (líder político de la nación. Ver Jueces 4:4). Incluso en el
sistema del Antiguo Testamento, Dios colocó a las mujeres cómo líderes políticas
y espirituales. Esto nos dice algo acerca de cómo Él ve a la mujer y acerca de si
está de acuerdo o no con las mujeres en el ministerio.

Encontramos un ejemplo pequeño respecto a la diferencia entre los
ideales de Dios y los ideales del hombre en la historia de Noé. Cuando Noé y su
familia entraron al arca, entraron en un orden específico que reflejaba los ideales
de la cultura en la que habían crecido. Para entrar, hicieron una sola fila. Primero
estaba Noé, luego sus tres hijos, luego su esposa, y luego las esposas de sus hijos
(Ver Génesis 7:13). Los hombres precedían a las mujeres. Como sea, mientras
estaban en el arca, Dios le habla específicamente a Noé respecto a cómo debían
salir del arca: “Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos
contigo.” (Génesis 8:16). En otras palabras, Él les dijo que saliesen juntos como
parejas, no separados por género. Así era cómo Dios quería comenzar el planeta
nuevamente, con igualdad entre el hombre y la mujer. No obstante, Noé
desobedece la orden, y él y su familia salen del arca de la misma manera en la
que habían entrado: los hombres primero, y las mujeres después.

El Nuevo Testamento también nos da ejemplos de mujeres que tuvieron
importantes posiciones en el liderazgo. La viuda Ana es nombrada como profeta
(Ver Lucas 2:36), lo que es muy significativo, ya que un profeta es el segundo
nivel más alto de autoridad dentro de la Iglesia: “Y a unos puso Dios en la iglesia,
primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…” (1 Corintios
12:28). En la Iglesia, los apóstoles tienen el nivel más alto de autoridad, seguido
por los profetas y luego por los maestros. Los otros dones dentro del ministerio
quíntuple, pastores y evangelistas, ni siquiera están en esta lista (Ver Efesios
4:11). Es importante tomar nota de que la autoridad bíblica no significa control.
Para decirlo simplemente, tener autoridad significa tener una responsabilidad
para servir. Cuando uno tiene mayor autoridad, tiene más pies para lavar. De
acuerdo a este sistema, los apóstoles y los profetas tienen más autoridad que los
pastores. A pesar de que a muchas personas les preocupe la idea de que las
mujeres puedan ser pastoras, la Biblia nos muestra que hubo mujeres profetas, e
incluso una mujer apóstol, Junias.
Romanos 16:7 dice, “Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis
compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que
también fueron antes de mí en Cristo.” Uno de esos dos apóstoles era una mujer.
El nombre Junias deriva de la diosa griega Juno, que se creía que dilataba el útero
de la mujer durante el embarazo. En otras palabras, era claramente un nombre
muy femenino. Algunas traducciones han cambiado el nombre y le dieron una
raíz masculina porque la teología de los traductores no permite a una mujer
apóstol. Junias era una apóstol, y muy estimada entre los mismos. Como tenemos
un ejemplo de una mujer apóstol, y los apóstoles son la posición más alta de
autoridad dentro de la Iglesia, la conclusión lógica es que las mujeres también
pueden ocupar las posiciones que están debajo.

A lo largo de la Biblia encontramos historias de mujeres en autoridad que
tenían posiciones altas dentro del liderazgo, y vemos que Dios no tiene problema
alguno en poner a las mujeres en el liderazgo. Todo esto suena genial, hasta que
vemos tres pasajes problemáticos, 1 Corintios 14, 1 Timoteo 2, y 1 Pedro 3.

1 Corintios 14:34-35 dice:

…vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido
hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren
aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que
una mujer hable en la congregación.

Muchos artículos académicos y libros se han escrito para explicar estos
versículos, que parecen tan diferentes a la visión de la mujer que se muestra a lo
largo de la Biblia (y que ya hemos observado). En resumen, la explicación más
simple de estos versículos es que son una cita de una carta que los corintios le
habían escrito a Pablo14. En otras palabras, esta no era la palabra de Pablo.
Estaba citando lo que los corintios le habían dicho. La prueba de este argumento
es lo que sigue. El primer paso para entender las cartas del Nuevo Testamento
adecuadamente, como hemos discutido en el capítulo 1, es leerlas de comienzo a
fin, no en pequeños segmentos. Entonces, para entender lo que Pablo dice en el
capítulo 14, tenemos que leer comenzando desde el capítulo 1. Esto nos da el
contexto completo.

Leyendo de esta manera, cuando llegamos a 1 Corintios 7:1, que dice: “En
cuanto a las cosas de que me escribisteis…”, entendemos que los capítulos que
siguen son la respuesta de Pablo a la carta que los corintios le habían enviado. Si
seguimos leyendo, llegamos al capítulo 11. Allí Pablo habla del velo en la cabeza,
y como parte de la misma discusión, él dice que las mujeres pueden profetizar

14 Grady, 10 Lies the Church Tells Women, página 57.
mientras tengan sus cabezas cubiertas. Dejando de lado la pregunta respecto a la
cobertura de la cabeza, que la mayoría de los estudiosos están de acuerdo que
era un mandato cultural que no aplica para nosotros hoy, el punto aquí es que
dice que las mujeres pueden hablarle a la Iglesia. Pero, un par de capítulos
después, dice, “… le es deshonroso a la mujer hablar en la Iglesia”. Si hemos estado
leyendo desde el capítulo 1, reconoceremos que esto pareciera ser una
contradicción con lo que Pablo dijo apenas tres capítulos antes. Como sabemos
que es una carta en respuesta, y reconocemos la significante inconsistencia entre
gran parte del capítulo 11 y estos dos versículos del capítulo 14, comenzamos a
hacernos preguntas. Empezamos a excavar en búsqueda de una explicación en
lugar de aceptar estos versículos como nos los enseñaron, porque reconocemos
que hay algo que no encaja.

Al final del capítulo 14, encontramos otra pista, si es que estamos
familiarizados con el Nuevo Testamento y el mensaje general del apóstol Pablo.
El versículo 34 dice, “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les
es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.”
Cualquiera que esté familiarizado con los escritos de Pablo, se dará cuenta que
esto no suena como él. Pablo fue el campeón de la gracia, no de la Ley. Escribió la
carta a los gálatas para reprender a los cristianos que se estaban volviendo a la
Ley, y la mayoría de sus escritos son anti Ley, dado que esta estaba relacionada
con el Antiguo Pacto. De hecho, Pablo se refiere a la Ley como “el ministerio de
muerte…” (2 Corintios 3:7). Por lo tanto, la dura frase “como también la ley lo
dice” debería tener grandes banderas de advertencia. Es un indicador claro de
que estos dos versículos no son la voz de Pablo. Además, si vamos a la Ley, vamos
a encontrar que no dice nada respecto a las mujeres permaneciendo en silencio.
Simplemente no tiene sentido. Como sabemos que esto es una carta en
respuesta, es fácil ver que estos versículos han sido citados de la carta de los
corintios a Pablo.

Esto se vuelve más claro cuando leemos los versículos que le siguen a este
pasaje, en los cuales Pablo, de hecho, reprende a las ideas expresadas en los
versículos 34-35:

¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha
llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os
escribo son mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore. Así que,
hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero
hágase todo decentemente y con orden.

Aquí, en contraste con el dicho “como también la ley lo dice”, Pablo dice
“reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor”. Él también incluyó
a las mujeres en su mandato de profetizar y hablar en lenguas. Termina con un
llamado al orden, que se refiere en realidad nuevamente al versículo antes de
esta cita de los corintios: “pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
Como en todas las iglesias de los santos” (1 Corintios 14:33). Estas dos
declaraciones, los versículos 33 y 40, son delimitadores de la exhortación de
Pablo. La esencia de esa exhortación, en un lenguaje moderno, podría ser algo
así: “Esto es lo que ustedes están diciendo: ‘Oprimamos a las mujeres para que
nuestros servicios sean buenos’. ¡No! No lo hagan. ¿Quiénes se piensan que son?
¿Ustedes escribieron la Palabra de Dios? No. Están fuera de lugar. En lugar de
eso, tienen que hacer lo que les digo, que es un mandamiento del Señor:
Permitan que todos profeticen, hombres y mujeres, y no prohíban el hablar en
lenguas, asegurándose que todo sea hecho con orden.”

Todo esto es claro cuando leemos el pasaje en contexto, sin la necesidad
de hacer un estudio demasiado profundo. Cuando miramos al griego, solo
confirma estas conclusiones. En el griego, encontramos una marca al comienzo
del versículo 34. Esta marca, llamada eta en griego, indica una pregunta retórica
o una cita de lo que otra persona dijo. Claramente, los versículos 34 y 35 son una
cita de lo que los corintios le habían escrito a Pablo, y como tal, no debería ser
tomado como mandado para nosotros. En lugar de eso, deberíamos aprender del
error de las declaraciones de los corintios, que Pablo reprendió fuertemente:

El segundo pasaje problemático es 1 Timoteo 2:11-15:

La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la
mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado,
sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se
salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con
modestia.

Este pasaje es muy extraño, especialmente la parte que dice “(la mujer) se
salvará engendrando hijos”. Esto debería provocarnos cuestionamientos, ya que
claramente contradice el mensaje del evangelio. Para encontrar nuestras
respuestas, debemos comenzar leyendo la carta desde el comienzo hasta el fin.
Esto es especialmente importante en 1 Timoteo, porque los capítulos están
divididos arbitrariamente y no siguen los cortes lógicos del texto. 1 Timoteo está
compuesta de una introducción, tres “palabra fiel es esta”, y una conclusión. De
todas maneras, la división de los capítulos no se alinean con esas partes. Este es
el bosquejo básico:

Introducción 1:1- 1:14
Palabra Fiel #1 1:14-2:15
Palabra Fiel #2 3:1-4:8
Palabra Fiel #3 4:9-6:10
Conclusión 6:11-21

El pasaje que estamos estudiando está al final de la parte de la palabra fiel
#1, que dice:

Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al
mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por
esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el
primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él
para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único
y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Este es el contexto de la declaración que analizaremos. Luego de decir
“Palabra fiel”, Pablo se dirige específicamente a Timoteo (Ver 1 Timoteo 1:18-
20). Luego le da instrucciones a toda la iglesia (Ver 1 Timoteo 2:1-7). Más tarde,
le habla específicamente a los hombres (Ver 1 Timoteo 2:8), y luego a las mujeres
(Ver 1 Timoteo 2:9-10). Luego, en los últimos cinco versículos de esta sección,
Pablo deja de hablar en plural (todos, los hombres, las mujeres), y pasa a hablar
en singular: una mujer en particular. En otras palabras, en los versículos del 11 al
15, él no le está hablando a todas las mujeres sino a esta mujer en particular.

Los comentaristas que han estudiado a este pasaje al detalle, dicen que
Timoteo recibió esta carta cuando comenzó a ser el líder de la iglesia de Éfeso.
Pablo había estado enseñando todos los días durante dos años en la escuela de
Tiranno (Ver Hechos 19:9). Ahora Timoteo era el apóstol principal aquí, y estaba
teniendo algunos inconvenientes dado que Éfeso era la casa de culto a Diana (o
Artemisa). Una de las enseñanzas del culto a Diana era que Eva, como pináculo
de la creación, había sido creada primero, y que Adán había sido el engañado en
el Jardín del Edén. Por eso, usaban esta creencia para culpabilizar a los hombres.
El problema era que, cuando esas mujeres adoradoras de Diana fueron salvas,
tenían esta dura teología acerca de la historia de la creación, que les había dado
una actitud negativa en torno a los hombres. Muchos estudiosos creen que había
una mujer en particular que le estaba causando problemas a Timoteo15. Es por
eso que Pablo dice, “no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre”. Este era el contexto histórico.

Si miramos a la palabra griega traducida como autoridad, tendremos
incluso mayor claridad. La palabra griega usada aquí es authentian, y no es la
palabra común para autoridad. Authentian significa violenta usurpación de la
autoridad. Mientras que la autoridad es algo bueno, authentian nunca lo es. Pablo
no estaba implicando que les iba a permitir solo a los hombres ejercer la violenta
usurpación de la autoridad. En otras palabras, el género no es el problema en
este asunto. En lugar de eso, lo que en esencia estaba diciendo es “No voy a
permitirle a esa mujer que siga usurpando tu autoridad irrumpiendo lo que está
pasando en tus servicios”. Pablo estaba señalando el comportamiento
inapropiado de esta mujer, y el problema no estaba en su género sino en sus
acciones. La gente estaba, literalmente, gritando en el medio de las reuniones
para tratar de tomar el control con sus propias enseñanzas anti bíblicas. Esto es
de lo que Pablo está hablando. Y es por esto que él clarifica el orden de la historia
de la creación, para corregir las enseñanzas que esta mujer estaba esparciendo.

Todo esto es muy valioso, pero no explica el versículo 15: “Pero se salvará
engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.” Para
un mejor estudio de este pasaje, necesitamos ir a una Biblia interlinear. Así es
como la Biblia interlinear analiza esta parte del versículo:

4982 [e] 1161 [e] 1223 [e] 3588 [e] 5042 [e]
sōthēsetai de dia tēs teknogonias

15 Cunningham y Hamilton, Why Not Women?, Páginas 205-216.
σωθήσεται δὲ διὰ τῆς τεκνογονίας
Ella será salva Además A través ------ alumbramiento
V-FIP-3S Conj Prep Art-GFS N-GFS

La traducción literal aquí es, “Ella será salva además a través (espacio en blanco)
alumbramiento”. La versión NVI traduce esta parte del versículo como, “Pero la
mujer se salvará siendo madre…”. Lo que la traducción deja afuera es la palabra
tēs, que es el artículo “el”. Lo dejaron afuera porque parecía no tener sentido.
¿Qué quiere decir el versículo con el alumbramiento? Las traducciones a veces
omiten artículos porque los traductores piensan que algunos versículos tienen
más sentido sin ellos. Algunas versiones de la Biblia incluyen el artículo “el”, pero
la mayoría lo omiten. Esto es muy desafortunado, porque esta pequeña palabra
clarifica el significado de la oración de manera rotunda. El alumbramiento se
refiere a que la salvación viene a través del niño que fue nacido, Jesús. Las
mujeres (y todos nosotros) son salvas a través del alumbramiento, que
finalmente cumplió la profecía de Génesis 3:15 respecto al diablo: “Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá
en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Cuando Jesús vino, Él aplastó para
siempre la cabeza del enemigo. Este es el verdadero significado del pasaje.

El tercer pasaje problemático es 1 Pedro 3:7:

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la
mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida,
para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Mucha gente usa este versículo para relegar a la mujer a una posición
menor. Este es uno de los versículos en donde la versión RVR1960 tiene la
traducción más adecuada: “vaso más frágil.” Si miramos a la palabra que se
tradujo como “vaso” o “compañera”, en otras versiones, descubriremos que se
refiere a porcelana: vasos, platos, recipientes. Así que cuando Pedro estaba
hablando de un vaso más frágil, estaba comparando a las mujeres a porcelana
frágil, como fina porcelana china. Esto cambia por completo la manera en la que
leemos esto si insertamos este significado en el versículo:

Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la
mujer como fina porcelana china, y como a coherederas de la gracia de la
vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.

Pedro estaba haciendo una declaración acerca de la calidad de las
mujeres, y aclaró que por causa de la misma necesitaban ser tratadas con
consideración y respeto. No estaba diciendo que las mujeres tenían menos valor
al ser un más débiles. La idea de ser considerado y respetuoso con las mujeres
porque son más débiles ni siquiera tiene sentido. En términos modernos, él
estaba diciendo que las traten como fina porcelana china. La porcelana fina no se
mete al microondas o al lavavajillas, porque necesita un cuidado especial.
Necesita ser lavada a mano y ponerla en una vitrina para que todos puedan ver
lo hermosa que es. Si las mujeres son porcelana fina, los hombres pueden ser
comparados con porcelana Corelleware16, que no se rompe fácilmente. La
manera en la que las mujeres necesitan ser tratadas es distinta que a los
hombres, y Pedro estaba simplemente recordándoles que traten a sus esposas
con respeto y coherederas en Cristo.

En estos ejemplos, vemos cuán simple es usar las herramientas de estudio
de la Biblia y excavar más profundo en la Escritura. Si lo hacemos, mucha
información y revelación nos estará esperando.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Algunas Biblias transmiten “idea por idea”, mientras que otras también lo
hacen ______________ ________ ____________.

2. “Y mi i se encenderá, y os mataré…” ¿Qué palabra significa la letra i si
está en itálica en una Concordancia Strong?

3. Si los hombres son porcelana Corelleware, ¿qué son las mujeres?
_______________.


PALABRAS CLAVE

King James Version Weymouth Literal Translation
New King James Version Parafraseo
Biblia Geneva Biblia The Message
Biblia Bishop Biblia de las Américas
Nueva Versión Internacional Traducción Weust
English Standard Version Biblias Paralelas
Biblia Literal Biblias Interlineares
Young’s Literal Translation Concordancia Exhaustiva Strong
Diccionario Bíblico Vine Diccionario Bíblico Mounce
Compact Bible Handbook


MATERIAL RELACIONADO

Harold L. Eberle, Living and Dying with the King James Bible.

George Knight y James Edwards, Eds., Compact Bible Handbook.

William D. Mounce, Mounce’s Complete Expository Bible Dictionary of Old and New
Testament Words.

James Strong, Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible.


16 Corelleware es un tipo de porcelana americana muy resistente.
W.E. Vine, Vine’s Complete Expository Bible Dictionary of Old and New Testament
Words.


CAPÍTULO CUATRO

FILTROS: CALVINISMO

Como personas que estamos viviendo muchos años después del comienzo
de la Iglesia, culturalmente hemos heredado algunas percepciones y creencias
acerca de Dios y la Biblia, formando un filtro subconsciente o lente a través del
que miramos cuando leemos la Biblia. Esto es una realidad para todos nosotros,
sin importar nuestro trasfondo: nuestras experiencias y lo que hemos oído de
otros nos han moldeado de maneras particulares que afectan la manera en la que
leemos y entendemos la Biblia. Estos filtros provocan que miremos todo desde
una perspectiva particular. La pregunta para estudiantes serios de la Biblia es:
¿Cómo podemos estudiar este libro, sabiendo su historia y contexto, sin todos los
filtros que interfieren en nuestro entendimiento? A pesar de que es imposible
evadir nuestros filtros por completo, si examinamos algunos de los más comunes
seremos más capaces de descubrirlos, mientras leemos y entendemos la
Escritura.

Parte de esto incluye liberar la creencia de que ya tenemos un
entendimiento completo de Dios y la Biblia, o de que Éstos nunca cambiarán y
nunca deberían ser cuestionados. Como la base del cristianismo es una relación
con el Dios viviente, tenemos que entender nuestra amistad con Dios y nuestro
entendimiento de Él a través de la Biblia de la misma manera en que entendemos
una relación matrimonial. La misma siempre debería estar creciendo y
profundizándose. Un marido nunca debería llegar a un punto en donde diga,
“Esto es lo que entiendo de mi esposa. Es todo lo que necesito conocer, así que
por favor no cuestiones ninguna de mis percepciones de ella.” Por el contrario, el
marido y la esposa están constantemente evolucionando en la relación con el
otro. De la misma manera, mientras más estudiamos la Biblia, más nos damos
cuenta que contiene algo más de lo que hemos oído a lo largo de nuestras vidas.
Vemos verdades que nunca antes vimos, y descubrimos que algunas cosas que
hemos creído quizás estén erradas. Examinar nuestros filtros nos ayudará a esto:
a dar un paso por fuera de nuestros supuestos y mirar a la Escritura de una
nueva manera.


LA HISTORIA DEL CALVINISMO

Uno de nuestros más antiguos y prominentes filtros en el cristianismo es
el Calvinismo. Naturalmente, cuando oímos la palabra calvinismo, pensamos en
John Calvin o Juan Calvino en 1500, pero a pesar de que el sistema se formalizó
con este nombre, se originó muchos años antes que él. Cuando observamos la
historia de la Iglesia, vemos que el calvinismo estuvo presente desde siempre. No
sobresalió especialmente durante la Reforma, y no es necesariamente
protestante. De hecho, la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) también ha
sido influenciada profundamente por el calvinismo porque el creador del sistema
era católico. Calvino obtuvo sus ideas de San Agustín, quien vivió entre los años
354-430 D.C., en el mismo período que Eusebio, en los primeros años de la
historia de la Iglesia. San Agustín era un filósofo destacado en sus días, incluso
antes de convertirse en cristiano, y estaba altamente influenciado por la filosofía
griega. El mentor de San Agustín en sus comienzo, Plotino, era un seguidor de
Platón, y antes de que San Agustín se convirtiese al cristianismo, éste adoptó las
ideas de Plotino, basadas en obras de Platón. Así que en un sentido muy real, lo
que ahora conocemos como calvinismo fue, en realidad, originado por Platón.

Por causa de la longevidad de este sistema de creencias, ha influenciado a
casi todas las ramas del cristianismo, incluso a aquellas que dicen no ser
calvinistas. La dificultad con esto, es que hoy en día muy pocos cristianos
entienden filosofía griega y no reconocen cuando sus ideas están tomando lugar
por encima de las Escrituras para interpretarlas de cierta manera. Estas ideas
son filtros subconscientes de nuestra mente, que provocan que creamos e
interpretemos de cierta manera, sin entender el porqué. Por esta razón, es
importante para todos los cristianos entender las creencias y presunciones del
calvinismo para reconocer cómo el filtro ha influenciado sus perspectivas de la
Biblia.


INMUTABLE, IMPASIBLE, Y ATEMPORAL.

El calvinismo yace sobre el fundamento de tres ideas acerca de la
naturaleza de Dios, inmutable (que no cambia), impasible (sin emoción), y
atemporal (sin tiempo). Los filósofos griegos Platón, Aristóteles y Sócrates,
quienes vivieron entre los años 500 y 300 A.C., se hicieron la pregunta: “Si hay un
dios creador que ha creado todo, ¿cómo tendría que ser?”. Respondiendo esta
pregunta solo con la perspectiva filosófica, arribaron a la conclusión de que el
dios creador debía tener tres atributos: inmutable, impasible, y atemporal. Este
es el origen del fundamento del calvinismo.

El calvinismo es una teología sistemática, un brillante pensamiento
filosófico, y un sistema de interpretación. No está basado directamente en la
Escritura, sino en ideas filosóficas acerca de Dios que son usadas para
interpretarla. Puede alardear de algunas de las mentes más brillantes de la
historia del cristianismo, e incluso hoy en día tiene algunos de los más
respetables líderes, como R.C. Sproul, pero el hecho de que mentes brillantes
adopten al calvinismo, no significa que tenga sentido con la Escritura.
Aproximadamente un 80% de la Biblia encaja bien con el calvinismo, pero luego
los calvinistas tienen que hacer que el otro 20% restante encaje en su sistema.
Vemos esto claramente en los tres conceptos fundacionales del calvinismo.

Calvinismo
Inmutable
Impasible
Atemporal


Inmutable
La creencia de que Dios no cambia es prominente a través de la historia
de la Iglesia. Después de todo, Hebreos 13:8 dice, “Jesucristo es el mismo ayer,
hoy, y para siempre.” La idea de que Dios no cambia es muy confortante. Él
siempre será amoroso, bueno, y justo. La Biblia deja esto muy en claro. De todas
maneras, es importante notar la diferencia entre decir que Dios no puede
cambiar y decir que Dios no puede cambiar de parecer. La Biblia sí nos dice que
Dios no cambia Su carácter e integridad, pero no nos dice que Él no cambie de
parecer. Como sea, mucha gente, incluyendo a muchos maestros y teólogos
prominentes a través de la historia, que creen que Dios no cambia en lo absoluto,
ni siquiera de parecer. Esta es la posición calvinista. Por ejemplo, el clásico libro
de A.W. Tozer, Los Atributos de Dios, Vol. 2, contiene un capítulo entero hablando
de la inmutabilidad de Dios. El problema con esta idea es que en el Antiguo
Testamento dice en muchos lados que Dios cambió de parecer (Ver Éxodo 32:14;
33: 1-3; 14; Números 16:20-35; 41-48; Deuteronomio 9:13-29; 1 Reyes 21:21-
29; 2 Crónicas 12:5-8; Jeremías 26:2-3; Amós 7:1-6; Jonás 3:10).

¿Cómo se entienden esos versículos a la luz de la inmutabilidad? Aquellos
que se acercan con el filtro del calvinismo, asumirán que esos versículos no
pueden significar que Dios cambió de parecer, porque creen que Él no cambia. Es
por eso que, cuando leen la historia de Dios decidiendo matar a los israelitas
hasta que Moisés discute con Él y lo convence de que se arrepienta, ellos dirán
que este versículo no significa que Dios cambió de parecer, incluso cuando el
texto claramente dice, “Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que había
de hacer a su pueblo.” (Éxodo 32:14). Cuando esto es leído a través del sistema
calvinista, la única conclusión lógica es que Dios estaba jugando un juego con
Moisés. Dirán que Dios no cambió de parecer, sino que orquestó que Moisés iba a
tener esta discusión con Él y que el resultado fuese que Él no matase a Israel. De
la misma manera, cuando ellos leen Génesis 6:6, en donde dice “Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.”, manifiestan
que esto no puede significar que Él realmente se arrepintió de algo porque Él es
un Dios que no cambia.

Esta clase de racionalización de una escrito para hacer que encaje con
determinado filtro se llama antropomorfismo, una explicación humana para lo
divino. De esta manera, la gente dice que la Biblia no puede realmente significar
lo que aparenta significar , porque eso violaría sus creencias racionales acerca de
la naturaleza de Dios. Esto es algo muy común entre los calvinistas, porque están
trabajando con un sistema basado en filosofía humana, no en la Biblia. Es la
filosofía la que les ha dicho que Dios es inmutable y que no puede cambiar de
parecer, no la Palabra de Dios.


Impasible

Lo mismo sucede con impasible, el concepto de que Dios no experimenta
emoción. Los filósofos griegos tenían al estoicismo en alta estima y consideraban
a la emoción como parte de alguien de naturaleza menor, algo para ser
suprimido y superado, y por eso trataban de vivir sus vidas en completo
desapego emocional. Por esta razón, creían que un dios perfecto no podía tener
emociones. Pero al mirar a la Biblia, nos damos cuenta cuánto tendríamos que
cambiar la Escritura para creer que Dios no experimenta emoción. La Biblia está
llena de declaraciones acerca de las emociones de Dios (ira, placer, amor, alegría,
etc.). Por ejemplo, de acuerdo al lenguaje original, Jesús saltó y remolineó de
alegría cuando los discípulos volvieron de su salida misionera y le dijeron que
todos los demonios habían sido echados fuera y que los enfermos habían sido
sanados (ver Lucas 10:21). Jesús es la representación exacta del Padre (Ver
Hebreos 1:3) y Él mostró muchas emociones durante Su vida en la tierra.
Claramente, la idea de un Dios impasible no está representada en la Escritura.

En consecuencia, para creer que Dios es impasible, la gente tiene que
hacer toda clase de explicaciones (antropomorfismos) para decir que la Biblia en
realidad no puede estar describiendo a un Dios emocional. Como este concepto
es tan ilógico, muchos calvinistas son inconsistentes en este punto. Creen que
Dios es impasible, pero también hablan de Su ira. Por eso, algunos creen que Dios
puede experimentar algunas emociones negativas, pero ninguna positiva. Es fácil
ver cómo esta creencia puede inhibir nuestra habilidad de entender a Dios como
nuestro Padre. Si Él no tiene emociones, o solo emociones como la ira o enojo,
eso da como resultado una relación fría y negativa con Él.


Atemporal

Las ideas de inmutabilidad e impasibilidad están ligadas muy
íntimamente con el tercer fundamento del pensamiento calvinista, la
atemporalidad. Platón pensaba que si existía un dios del universo, entonces
debía ser impasible por causa de su atemporalidad17. Si Dios está por fuera del
tiempo, entonces lógicamente nunca cambiaría y no experimentaría emoción.
Dios nunca estaría enojado o sorprendido acerca de los eventos en la tierra
porque siempre sabría de los mismos. Este concepto es muy popular entre los
cristianos. Suena realmente espiritual y parece lógico decir que Dios vive en un
plano en donde no hay tiempo. Comenzando con esta idea, podemos extrapolarla
usando Escrituras que la prueban, tales como la promesa de que Él ve desde el
fin hasta el comienzo (Ver Isaías 46:10), para aplicarla a cada detalle de nuestras
vidas. Así, concluimos que Él conoce cada pequeño detalle de todo lo que sucede,
todo el tiempo. El famoso escritor cristiano C.S. Lewis escribió acerca de la
atemporalidad de Dios, diciendo que si comparamos a la historia de la
humanidad con una línea de tiempo que midiese literalmente una pulgada,
entonces Dios estaría por fuera, mirando a la pulgada entera al mismo tiempo. 18

Pero, otra vez, la Biblia nos muestra algo diferente. Por ejemplo, en la
historia de Sodoma y Gomorra, los ángeles, incluyendo al Ángel del Señor, fueron
a visitar a Abraham. El Señor le dice a Abraham que Él había oído las oraciones
que habían subido desde Sodoma y Gomorra, y que había venido a investigar
para ver qué estaba pasando, para ver si era realmente tan horrible como le
habían reportado:

17 Platón, Timaeus, 7.38
18 C.S.Lewis, Mere Christianity, 168.

Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se
aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo,
descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha
venido hasta mí; y si no, lo sabré. (Génesis 18:20-21)

Si pensamos en Dios como atemporal, tenemos que preguntar: ¿Por qué
Dios descendería en forma del Ángel del Señor, junto con otros dos ángeles, para
investigar? ¿No debería haberlo sabido? No encaja con la idea de Él estando por
fuera del tiempo. Una vez que el Ángel del Señor juzgó a Sodoma y Gomorra y
decidió que las ciudades debían ser destruidas, Él vuelve para decirle a Abraham,
y éste se pone a negociar con Dios respecto a cuántos justos serían suficientes
para salvar a las ciudades. Si leemos la historia con el lente de un Dios atemporal,
la única conclusión lógica es que Dios estaba jugando con Abraham, no
discutiendo con Él de verdad. En otras palabras, de acuerdo a esta perspectiva,
Dios sabía que Abraham se detendría al llegar a diez, y Él sabía que no había diez
justos en esas ciudades, pero le permitió a Abraham negociar con Él para que
éste se sintiese mejor acerca de la decisión de Dios de destruirlas. De esta
manera, la gente explica lo que Biblia en realidad quiere decir para proteger sus
doctrinas. El resultado final de la idea de un Dios atemporal, es un Dios que es
mucho menos relacional, porque Él ya sabe todo y tiene todo resuelto, y nosotros
pasamos a ser simplemente peones en Su plan. Pero si examinamos lo que la
Escritura realmente dice, veremos que esta historia en realidad nos muestra que
Dios no está por fuera del tiempo y que no está al tanto de todo lo que irá a pasar.

Vemos esto claramente en otra historia. Cuando los israelitas estaban
sacrificando en el fuego a los niños en culto al ídolo Moloc, Dios les dice a través
del profeta Jeremías cuán sorprendido estaba por causa de lo que habían hecho:

Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están en el valle del hijo de
Hinom, para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc; lo cual no
les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen esta abominación, para
hacer pecar a Judá. (Jeremías 32:35)

Aquí Dios dice claramente que Él nunca siquiera pensó que harían algo
así. En otras palabras, Él no lo sabía de antemano.

Junto con la idea de que Dios está por fuera del tiempo, está la idea de que
el cielo también lo está. No obstante, la Biblia nos muestra claramente lo
contrario. El apóstol Juan, cuando estaba relatando su visión en el libro de
Apocalipsis, dice que el cielo estuvo en silencio por media hora (Ver Apocalipsis
8:1). De la misma manera, un ángel le dice a Daniel que peleó contra el ángel de
Persia en el plano espiritual por veintiún días (Ver Daniel 10:12-13). Ambas
historias indican alguna especie de tiempo en el plano espiritual. No solo eso,
sino que la Biblia nos dice que la cruz cambió la realidad, tanto en lo natural
como en lo espiritual. Esto significa que el plano espiritual experimentó un
cambio. Si el plano espiritual realmente no tuviese tiempo, nada podría jamás
cambiar, porque el cambio indica progresión, que requiere tiempo. Además, la
Biblia nos dice que en algún punto en el futuro el diablo será arrojado en el lago
de fuego (Ver Apocalipsis 20:1-3, 7-10). Este es un evento espiritual que sucede
en un lugar espiritual (el lago de fuego); no es una realidad aún pero lo será en el
futuro. En otras palabras, el plano espiritual tiene una línea temporal. Quizás
luzca diferente de nuestra concepción del tiempo, pero eso no quiere decir que el
tiempo no exista en lo absoluto en el plano espiritual.


ARMINIANISMO

Calvinismo Arminianismo
Inmutable
Impasible
Atemporal Atemporal

Ninguna discusión del calvinismo estaría completa sin considerar al
arminianismo, una reacción al calvinismo desarrollada por Jacobus Arminius o
Jacobo Arminiano. El arminianismo no es lo opuesto al calvinismo: es una
respuesta y un reto para el mismo. El arminianismo, de hecho, tiene algunas de
las mismas fundaciones que el calvinismo. También dice que Dios es atemporal,
pero es más flexible respecto a si Dios puede o no cambiar de parecer y a si tiene
emociones o no. En respuesta al énfasis calvinista sobre la soberanía de Dios, el
arminianismo hace hincapié en el libre albedrío que Dios le dio a la humanidad. A
pesar de que el arminianismo no sea un sistema bien desarrollado como el
calvinismo, tiene la habilidad de llenar los huecos que éste no puede.19


TEÍSMO ABIERTO

Otra posición es la llamada teísmo abierto, también a veces llamado
Visión Abierta de Dios, la Visión Abierta del Futuro, la Visión Abierta, o la Abertura.
Uno de los líderes más conocidos del teísmo abierto es Gregory Boyd, un pastor y
teólogo altamente respetado. Antes de Boyd, el representante más famoso fue
Clark Pinnock (1937-2010), quien fue un pionero del teísmo abierto.20

El teísmo abierto está en la otra punta del espectro, siendo lo opuesto al
calvinismo y al arminianismo como respuesta al calvinismo, pero aun así no
desafía por completo a todos los fundamentos de estos sistemas. En contraste, el
teísmo abierto es otro sistema como el calvinismo, pero es completamente
diferente en sus conclusiones. El rasgo de Dios que los calvinistas más destacan,
es Su soberanía, o que Él está en control de todo. Los arminianistas dicen que Su
rasgo más distintivo es el libre albedrío que le ha dado a la humanidad,

19 Un buen ejemplo de esto puede encontrarse en el libro de Dave Hunt, What

Love Is?: Calvinism’s Misrepresentation of God. En algunos de sus otros libros,


Dave Hunt ataca a lo sobrenatural, a la escatología victoriosa, y a otro montón de
ideas bíblicas de maneras que no son útiles, pero en este libro él manifiesta una
crítica muy útil del calvinismo.
20 Dos libros excelentes que explican la posición del teísmo abierto son God of the

Possible, de Gregory Boyd, y Who Is God?, de Harold Eberle.


permitiéndoles hacer elecciones. En contraste con estos dos énfasis, el teísmo
abierto destaca como rasgo distintivo el hecho de que Dios es relacional.

Como resultado, los teístas abiertos dicen que Dios tiene emociones; que
no puede cambiar Su naturaleza, pero sí de parecer; y que Dios camina en el
tiempo. El teísmo abierto no es tan antiguo como el calvinismo, sino que es un
concepto nuevo que no es ni una respuesta a otro sistema, ni es nacido de una
filosofía. El teísmo abierto trata de leer la Biblia sin un filtro. Esto es algo
completamente diferente a la manera en la que los calvinistas leen la Escritura, y
es por eso que muchos calvinistas y arminianistas llaman al teísmo abierto una
herejía, porque llegan a conclusiones que contradicen a sus tres puntos
fundacionales. Como sea, en los últimos años el teísmo abierto ha ganado mucha
más credibilidad y un creciente número de maestros y líderes han comenzado a
enseñarlo.

Calvinismo Arminianismo Teísmo Abierto
Inmutable Cambia de Parecer
Impasible Emocional
Atemporal Atemporal Camina en el tiempo

El teísmo abierto no solo desafía a la creencia calvinista de un Dios sin
emociones, sino que también cuestiona la validez de la inmutabilidad de Dios.
Para expresarlo simplemente, lo que el teísmo abierto dice es, “No puedo sacar
conclusiones desde antropomorfismos. Dios quizás sí tenga emociones, y a veces
quizás sí cambie de parecer. El carácter de un esposo no cambia si él decide
tomar una decisión diferente. Somos la Esposa de Cristo, y si nuestro esposo,
Jesús, toma una decisión diferente, no cambiaría la naturaleza de Su carácter.”
Esto desafía directamente a la idea de la inmutabilidad.

Por último, el teísmo abierto contradice la creencia calvinista de que Dios
está por fuera del tiempo, y cree que, en realidad, Él camina dentro del tiempo.
Esta es una perspectiva muy diferente. Si creemos que Dios camina dentro del
tiempo, entonces tendremos un entendimiento sorprendentemente diferente de
Su naturaleza. Fuera del tiempo implica distancia; no tiene la misma cercanía
relacional implicada en la idea de un Dios caminando dentro del tiempo. En lugar
de pensar en Dios como alguien caminando por ahí, que sabe todo mientras
nosotros tratamos de descubrir a los tropezones qué es lo que Él querrá hacer, el
teísmo abierto piensa que Dios camina dentro del tiempo de una manera
relacional. El teísmo abierto apunta a los problemas de la idea de la
atemporalidad a través de pasajes como Génesis 22, en donde Dios prueba a
Abraham ordenándole que sacrifique a Isaac. Para la mente calvinista, la idea de
probar a alguien no tiene sentido, dado que Dios ya sabe todo. Él ya ha visto todo,
y si Él sabe lo que la gente va a hacer, no necesitaría probarlos. Lo mismo sucede
con Deuteronomio 8:2, en donde Moisés le dice a los israelitas:

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos
cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo
que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Aquí claramente dice que Dios necesita probarlos para saber lo que había
en sus corazones, lo que es muy difícil de entender a través de una perspectiva
calvinista.

En contraste, el teísmo abierto ve al conocimiento de Dios desde el fin
desde el comienzo, pero de una manera direccional, de la misma manera que un
GPS sabe la dirección desde el comienzo de un viaje hasta el final. Si nos salimos
del camino indicado, iremos en una dirección incorrecta y el GPS tendría que
recalcular para volvernos a encaminar al destino indicado. En otras palabras, de
acuerdo a los teístas abiertos, Dios sabe el final desde el principio. Sabe el
proceso desde el comienzo del viaje hasta el fin, y camina con nosotros. Él es el
auto que nos lleva por el camino. Cuando comparamos esta idea con la Escritura,
veremos que esta visión de Dios caminando dentro del tiempo realmente encaja
muy bien. Una y otra vez vemos a Dios caminando dentro del tiempo con la
gente, mientras que, al mismo tiempo, ciertas cosas parecieran estar
predeterminadas. La Biblia claramente nos muestra que algunos eventos están
predeterminados, como la Segunda Venida de Cristo. La muerte de Jesús en la
cruz también estaba predeterminada, como vemos en las claras profecías en la
Biblia acerca de cuándo y cómo sucederían. Al mismo tiempo, las cosas pueden
cambiar, y Dios puede cambiar de parecer respecto a cómo enfocarnos en algo o
qué camino tomar.

Para alguien que viene de un trasfondo calvinista, un cambio tan drástico
puede ser difícil de aceptar. Mucha gente mira con sospecha a las ideas nuevas.
Creen que deben seguir aferrados a las ideas que los padres de la Iglesia
primitiva tenían, pero este temor está basado en un concepto errado respecto a
cuánto la gente en el pasado realmente entendía. Consideremos algunos hechos:

• El Nuevo Testamento no fue canonizado hasta casi el 400 D.C., lo que
significa que muchos cristianos primitivos solo tuvieron acceso al Antiguo
Testamento por muchos siglos.

• La Biblia no fue traducida a lenguajes comunes hasta casi el final del siglo
XIV; anteriormente estaba escrita y era leída únicamente en latín. Esto
significa que la gente no entendía ni tenía acceso a la misma.

• La Biblia existía solo en copias manuscritas y fue, por la misma razón,
muy impopular hasta el siglo XVI, cuando la Imprenta Gutenberg fue
inventada. Este invento permitió la distribución e impresión de Biblias en
múltiples lenguajes.

• En el siglo XVI, Martín Lutero trajo a la luz nuevamente el entendimiento
básico de salvación por gracia a través de la fe de la Iglesia.
Anteriormente, este concepto había estado perdido por cientos de años
en gran parte de la Iglesia.

• Hasta comienzos del siglo XX, la Iglesia había perdido, casi en su totalidad,
la revelación del bautismo del Espíritu Santo. Esto fue apenas cien años
atrás.

Considerando que la mayor parte del cristianismo hasta el siglo XVI no tenía
acceso a la Biblia o ni siquiera entendía el mensaje básico de la Salvación, no
podemos decir que ellos tenían más entendimiento de las Escrituras o del
Evangelio que nosotros. Es cierto que parte del liderazgo de la Iglesia primitiva
tenía gran revelación de la Escritura, y que deberíamos aprender de ellos, pero el
punto es que la Iglesia tiene un entendimiento del Evangelio que va en aumento.
Aprendemos de aquellos que estuvieron antes que nosotros, pero colectivamente
nuestra revelación de Dios va en progreso. Esto significa que nuevas ideas y
entendimientos no son malos, siempre y cuando no contradigan a la Biblia.

No nos olvidemos de que un niño de octavo grado de hoy en día sabe, en
promedio, más acerca de geografía, política, economía y ciencia que lo que
Calvino sabía en su momento más brillante. En este momento de la historia,
tenemos un acceso al conocimiento significativamente mayor al que tenía
cualquier otra generación anterior. Aquellos que vivieron en otros tiempos
hicieron lo mejor que pudieron en el tiempo en el que vivieron, pero no tenían el
mismo grado de acceso a la información que nosotros tenemos. Podemos tomar
lo que hicieron y, así sea que estemos de acuerdo con ellos o no, se puede
aprender. Es nuestra responsabilidad decidir por nosotros mismos si queremos
seguir avanzando, o si preferimos quedarnos con lo que las generaciones
anteriores tenían. Las creencias diferentes siempre existirán, e incluso Juan
Calvino tenía a Jacobo Arminiano como contemporáneo para discutir con él y
aguzar hierro con hierro (Ver Proverbios 27:17). En otras palabras, esta clase de
diálogo y examinación de ideas nos ayuda a crecer. Aceptar ciegamente lo que
otros dicen sin examinarlo a la luz de las Escrituras no ayuda a nadie.


MOLINISMO

Por supuesto, existen muchos puntos de vista diferentes respecto a las
tres ideas básicas de la naturaleza de Dios, según el calvinismo. A continuación
mencionaremos solo una más: el molinismo.

Calvinismo Arminianismo Teísmo Abierto Molinismo
Inmutable Dios cambia de
parecer
Impasible Emocional
Atemporal Atemporal Dios camina en el Dios conoce todo
tiempo camino potencial

Uno de los mejores maestros del molinismo es el filósofo y teólogo
William Lane Craig. De cierta forma, el molinismo es similar al teísmo abierto, ya
que representa a Dios caminando con nosotros (como lo que cree el teísmo
abierto), pero también dice que Dios conoce cada posibilidad de lo que podría
pasar. Usando la analogía previa de un GPS, la perspectiva del molinismo es que
Dios sabe todos los caminos que existen. Él sabe todo camino posible para llegar
de un punto al otro. Esto pareciera ser una posibilidad alentadora. En contraste,
el teísmo abierto dice que Dios está al tanto de cada posibilidad, pero al mismo
tiempo se limita a sí mismo para vivir en el presente con nosotros, aunque sabe
de ciertas cosas que inevitablemente pasarán en el futuro.


T.U.L.I.P. (O “LOS CINCO PUNTOS DEL CALVINISMO”)

Ahora que hemos visto las ideas fundacionales del calvinismo, como así
también diferentes puntos de vista de esas ideas, vamos a examinar los cinco
puntos del calvinismo, que pueden resumirse en el acrónimo TULIP21.

Los Cinco Puntos del Calvinismo
Depravación Total
Elección Incondicional
Sacrificio limitado
Gracia Irresistible
Constancia de los Santos

Si la gente cree que Dios es inmutable, impasible, y atemporal, van a
terminar siendo calvinistas. Esa es la base fundamental. Sobre ese fundamento,
están estos cinco principios, que vamos a examinar brevemente. 22

1. Depravación Total.

El concepto de depravación total dice que todos nacemos con algo llamado
pecado original, o pecado que es transmitido por la línea sanguínea desde Adán
a todos los seres humanos. De acuerdo a esta perspectiva, el pecado está en el
corazón humano inherentemente, y las personas no tienen habilidad para
controlarlo. Este concepto fue originado por San Agustín, quien tenía un gran
asunto con el pecado sexual, como enseñó en su trabajo The City Of God (“La
Ciudad de Dios”)23. San Agustín explicó su creencia de la depravación total
diciendo que el pecado original se transmitía a las generaciones a través del
contacto sexual, que él creía que era pecaminoso y malvado. Por eso, para San
Agustín, la creación de un niño para otra generación requería necesariamente un
acto pecaminoso que le trasmitía el pecado al bebé, provocando que éste
también creciera con el pecado original. Claramente, él no tenía un gran
entendimiento respecto a la intimidad sexual, y no veía al sexo como un regalo
de Dios dentro del matrimonio. Su entendimiento se basaba es su estilo de vida
inmoral antes de ser cristiano, y en su lucha para superar la tentación, de los

21 Nota de traducción: El acrónimo TULIP tiene sentido solamente en el idioma

inglés. No obstante, se ha decidido mantener el nombre TULIP debido a que


muchos libros de teología en español han decidido conservarlo, y por esta causa,
el acrónimo también es usualmente utilizado en el habla hispana para referirse a
los cinco puntos fundamentales del calvinismo.
22 Una explicación más detallada del TULIP desde una perspectiva calvinista

puede encontrarse en un libro reciente, publicado por tres calvinistas. “The Five
Points of Calvinism: Defined, Defended and Documented”, por David Steele, Curtis
Thompson, y Lance Quinn.
23 San Agustín, The City of God, 14:16-26
cuales derivó la doctrina que ahora conocemos como depravación total. Este
concepto ha sido enseñado generación a generación, y, en gran parte, ha hecho
del sexo un tema tabú en muchas iglesias. También, ha influenciado
negativamente la percepción que los cristianos tienen del sexo. Por eso, muchas
personas hasta hoy en día ven al sexo como una clase de “mal necesario”,
provocando que muchos tengan dificultades para hablar de eso, o para ser libres
de disfrutarlo en el matrimonio.

Aquellos que no están de acuerdo con el punto de la depravación total,
apuntan a Génesis 4, en donde Dios habla con Caín luego de que el sacrificio de
Abel fuese aceptado y el suyo, rechazado. Caín se enoja, y Dios le dice: “… el
pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes
dominarlo.” (Génesis 4:7. NVI) Lo que los conceptos de pecado original y
depravación total enseñan es que el pecado está en nuestros corazones
inherentemente, y no tenemos la habilidad para dominarlo; pero en este pasaje,
Dios se refiere al pecado como una fuerza exterior buscando dominar a Caín.
Dios le dice que tenía la habilidad para dominarlo, por lo que siempre fue una
decisión de él el dejar entrar el pecado en el corazón o mantenerlo afuera. Este es
un pensamiento opuesto, que dice que los seres humanos nacemos inocentes,
pero como vivimos en un mundo en pecado y tenemos una naturaleza
pecaminosa, en algún punto todos vamos a elegir el abrirle la puerta al pecado.
Algunos se refieren a esto como el paso a la edad de imputabilidad.

Por causa de que los calvinistas creen que los seres humanos son
inherentemente pecaminosos desde el nacimiento, muchas iglesias calvinistas
practican el bautismo de infantes. Les preocupa la idea de que los infantes
puedan llegar a morir antes de ser suficientemente mayores como para confesar
su fe en Jesús y, como resultado, vayan al infierno. En contraste, aquellos que
creen que los bebés nacen inocentes, pero luego le dan lugar al pecado,
usualmente no bautizan a la gente hasta que son suficientemente maduros para
tomar una decisión por sí mismos de seguir a Cristo. De acuerdo a este punto de
vista, los humanos eligen hacer el mal porque quieren hacerlo, y no porque la
naturaleza pecaminosa fluya de ellos inminentemente.

2. Elección Incondicional.

El segundo punto, la elección incondicional, que también a veces es llamada
doble predestinación, enseña que Dios ha elegido quiénes van a ir al cielo y
quiénes van a ir al infierno. Ninguno de nosotros sabe quién se salvará y quién
no, pero Dios ya lo sabe y Él hará todas las cosas conforme a Su voluntad. De
acuerdo a esta perspectiva, como Dios sabe el final y el principio y está por fuera
del tiempo, nuestra responsabilidad es simplemente alinearnos con lo que Él ya
sabe y caminar en eso. Dicen “Dios ya ha elegido a Su gente, y ya ha rechazado al
resto”. Esta idea socava el ímpetu por el evangelismo, aunque los calvinistas
siguen haciéndolo porque no saben cuáles son los escogidos, y porque todos
tenemos el mandato de ir a evangelizar. En otras palabras, lo hacen únicamente
por obediencia.

3. Sacrificio Limitado.

El tercer punto del calvinismo es el sacrificio limitado. Enseña que la sangre
de Jesús fue únicamente derramada para aquellos que son incondicionalmente
elegidos. En otras palabras, cuando Jesús murió en la cruz y derramó Su sangre,
no se desperdició ni una sola gota, sino que murió solo por los escogidos y no por
aquellos que están predestinados a ir al infierno. Muchos calvinistas han
decidido alejarse de este punto, diciendo que creen en un sacrificio ilimitado, es
decir, que Jesús murió por todos, pero no todos son escogidos. Tales calvinistas
se refieren a sí mismos como “calvinistas de cuatro puntos”.

4. Gracia Irresistible

Cuarto, el principio de gracia irresistible enseña que los escogidos, es decir,
aquellos por los que Jesús murió, no pueden resistir a la Salvación. No podrán ser
capaces de escapar de la misma, sin importan cuán grave su pecado es o cuán
duros sus corazones puedan ser. Sin importar su situación, se convertirán al
cristianismo porque Jesús derramó Su sangre por ellos y son incondicionalmente
elegidos. No tienen posibilidades de morir en pecado.

5. Constancia de los Santos

Por último, el concepto de constancia (o perseverancia) de los santos
puede ser resumido por la frase, “una vez salvo, siempre salvo”. El versículo
comúnmente citado para apoyar a esta posición es 1 Juan 2:19:

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se
manifestase que no todos son de nosotros.

Prácticamente hablando, esto significa que si un individuo ha estado en la
iglesia por años y pareciera ser un verdadero creyente, pero luego decide
alejarse de Dios, esa persona nunca ha sido verdaderamente salva. Como los
calvinistas creen que los cristianos son incondicionalmente elegidos para recibir
el sacrificio limitado de Cristo y están bajo la influencia de la gracia irresistible,
entonces también creen que es imposible para un verdadero cristiano alejarse de
Dios. En Juan, Jesús dice que Él tiene a Su pueblo en Sus manos, y que Dios tiene a
Jesús y a Su pueblo en Sus manos (Ver Juan 3:35-36; 10:29). Generalmente, esto
se usa para alentar a los creyentes, diciéndoles que no necesitan preocuparse por
caer en pecado y alejarse de Dios.

Puntos de vista diferentes indican que la intención de Dios para Su Hijo es
una Esposa (la Iglesia), que está igualmente unida con Él de la misma manera
que leemos en 2 Corintios 6:14. Para que Cristo esté unido con Su Esposa, ambos
necesitan tener cierto nivel de libertad en la relación, hasta el punto en que la
Esposa podría alejarse si lo desea, o tener un corazón endurecido, porque
necesita libertad de elección. Dentro del calvinismo, no obstante, la gente no
puede elegir el alejarse, porque esa decisión indicaría que no serían verdaderos
cristianos.


LA SOBERANÍA DE DIOS

Las implicaciones de lo que acabamos de estudiar concluyen en la
cuestión de la soberanía: ¿Está Dios en control, o está Dios a cargo? Los
calvinistas, los arminianistas, y los teístas abiertos están de acuerdo con que Dios
es soberano. No obstante, los calvinistas tienen una posición llamada soberanía
absoluta, que no solo dice que Dios está en control, sino que también Él tiene
dominio total sobre los eventos del mundo. Del lado positivo, esto significa que
los creyentes pueden reposar en la soberanía de Dios porque creen que todo
operará para bien. Creen que como Dios tiene un propósito detrás de todo, se
hará cargo también de los problemas de sus vidas. Los calvinistas hacen un
fuerte énfasis en el reposo en Dios porque creen que Él está en absoluto control.

No obstante, esa línea de pensamiento implica que incluso cuando una
tragedia tiene lugar, Dios está en control. La gente explica las cosas diciendo,
“Los caminos de Dios son misteriosos” o “Todo pasa por una razón”. La
conclusión lógica de tales declaraciones es que esa tragedia fue el juicio de Dios.
El problema con la doctrina de la soberanía absoluta es que si Dios está al control
de todas las cosas, entonces cuando lo malo pasa, Él tuvo el control, también.
Esto crea una imagen de Dios muy oscura y confusa. Dios pasa a ser quien
bendice, provee, protege, sana, etc., pero también está detrás del aborto, las
violaciones, los asesinatos, el incesto, el genocidio, la guerra, y toda otra clase de
mal. El calvinismo se justifica diciendo que como Dios tiene soberanía absoluta y
vive fuera del tiempo, incluso la tragedia y el mal son parte de Su plan
preexistente. Asimismo el diablo, el padre de la maldad, se ve como un títere del
plan soberano de Dios. Esto implica que resistir al diablo sería esencialmente lo
mismo que resistir a Dios. En otras palabras, los calvinistas lógicamente no
pueden luchar contra principados, poderes, potestades y gobernadores de los
lugares celestes (como dice Efesios 6:5), si es que creen que Dios es el que
orquesta todo estos eventos malvados.

Además de la confusión que crea acerca del carácter de Dios, el problema
con la doctrina de la soberanía absoluta es que es difícil de encontrarla en la
Escritura. En lugar de la idea de que Dios está en control de todo y detrás de cada
evento, la Biblia nos muestra que Dios está a cargo. Estas palabras son similares,
pero la diferencia conlleva grandes implicaciones. Cuando decimos que Dios está
a cargo, queremos decir que Él es todopoderoso y que tiene autoridad sobre el
universo y todo lo que en el hay. Pero esto no quiere decir que Él está al control
de toda situación. En otras palabras, si Dios está a cargo (pero no en control),
entonces la gente puede actuar en contra del plan de Dios. La gente puede ser
influenciada por el mal para hacer el mal, y Dios no tiene parte en eso. Si Dios
está a cargo, quiere decir que Él es como un rey sentado en el trono mientras
muchas cosas, buenas y malas, suceden en la tierra. La tierra está llena de
embajadores, con gente que tiene una relación con Él, pero también rebeldes,
demonios, y Satanás mismo. Él se sienta en el trono como autoridad final, y es
todopoderoso, pero no es el que causa todas las cosas que tienen lugar en la
tierra. Esta es la diferencia entre estar en control y estar a cargo.

Si Dios controla todas las cosas, esto quiere decir que los humanos no
somos libres para hacer elecciones. La libertad implica la habilidad de tomar una
decisión. Ésta puede ser buena o mala, pero es según la voluntad de la persona, y
no porque sea algo que esté predestinado. Las implicaciones lógicas de la idea de
que Dios controla todo son un sólido argumento en contra de la doctrina. Por
ejemplo, si una persona está predestinada a pecar, eso significa que Dios es el
que causó el pecado. Si eso es verdad, esa persona difícilmente asumirá la
responsabilidad por el pecado, aunque, según el calvinismo, será enviada al
infierno por los pecados que Dios predestinó que cometiera. En pocas palabras,
el problema con la soberanía absoluta es que no tiene lógica, y ha causado que
muchos se conviertan en ateos, porque no pueden aceptar a esa clase de Dios.

Aquellos que creen que Dios está a cargo pero no en control, arriban a una
conclusión completamente diferente respecto al mal, comúnmente denominada
cosmovisión de guerra. Cuando ven al mal en el mundo, creen que es el
resultado de gente que está influenciada por Satanás para tomar malas
decisiones en contra de la voluntad de Dios. Pero como creen que Dios está a
cargo y que son Sus embajadores, creen que tienen la autoridad para hacer algo
con el mal. Pueden sanar a las personas, calmar tormentas, resucitar muertos,
etc. Esta línea de pensamiento cambia la pregunta “¿Por qué Dios dejó que esto
pase?” por “¿Por qué dejamos que esto pase?”. Esto crea una responsabilidad
personal basada en la creencia de que el cielo es del Señor, y que Él le ha dado la
tierra a la humanidad (Ver Salmo 115:16). Él también le dio a Su gente el
dominio y propiedad para ser embajadores, y traer el cielo a la tierra.

En este escenario, el diablo es un agente rebelde que actúa en contra de la
voluntad de Dios, pero podemos resistirle y hacer que se someta Su voluntad.
Esto se alinea con el patrón escritural, en donde Jesús entrenó a Sus apóstoles
para que, a su vez, entrenasen a la Iglesia para sanar a los enfermos y echar fuera
demonios. De una manera muy real, los humanos están involucrados
activamente en este proceso, y no son solamente marionetas de Dios esperando
que se cumpla la voluntad de un Dios soberano. Se les fue dada autoridad para
actuar. Las implicaciones de esta autoridad es que Dios en realidad le ha dado a
Su pueblo una porción de control, lo que quiere decir que Él no puede estar en
control de todas las cosas. De acuerdo a esta cosmovisión de guerra, somos
embajadores, nuestros enemigos siguen aquí, y estaremos en guerra hasta que
toda rodilla se doble ante Cristo en el algún punto en el futuro. 24

Otra implicación de este debate entre el control y el cargo, es el problema
de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Si creemos que Dios es un Dios
controlador, vamos a preguntarnos continuamente si lo que estamos haciendo es
la voluntad de Dios para nuestras vidas. Si Jesús es la puerta y las pasturas en Su
reino, cuando entramos a Sus pasturas como Sus ovejas, esperaríamos que Él
arranque cada trozo de pasto predestinado para que nosotros comamos, uno por
uno. En contraste, aquellos que ven a Dios a cargo, se ven a sí mismos teniendo

24 Gregory Boyd ha escrito muchos libros respecto a los problemas con la

soberanía absoluta: Satan and the Problem of Evil; The Bible and Spiritual
Conflict; y Is God Blame?: Beyond Pat Answers to the Problem of Suffering.
libertad de elección y autoridad para hacer decisiones, siempre y cuando las
mismas se alineen con la naturaleza y propósitos del Reino de Dios. Ellos creen,
como ovejas en las pasturas del Reino de Dios, que Él les dice que pueden comer
cualquier pasto dentro de la pastura. En otras palabras, la gente legítimamente
toma decisiones, y quizás no lleguen a las mismas esperando que Dios les
responda preguntas una por una. De acuerdo a esta perspectiva, la voluntad de
Dios no es un plan rígido paso a paso, sino una manera de vivir y relacionarse
con Dios. Vemos esta realidad de la manera en que la Biblia habla de la voluntad
de Dios. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 5:16-18, Pablo escribe: “Estad siempre
gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios
para con vosotros en Cristo Jesús.” Aquí, la voluntad de Dios es explicada en
principios generales que pueden ser aplicados a todos los escenarios de la vida
de uno. No se trata de a dónde moverse o con quién casarse, sino con las
actitudes y prácticas que deberían ser parte de cada temporada de la vida. En
estos versículos, Dios está diciendo que quiere que seamos felices, en
comunicación con Él, y que estemos satisfechos. Estos son las mismas tres cosas
que un esposo desearía para su esposa.

Similarmente, 1 Pedro 2:15 dice, “Porque esta es la voluntad de Dios: que
haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos.” En otras
palabras, la voluntad de Dios para nosotros es que vivamos con tal integridad y
carácter que siempre silenciemos a los insensatos. En Filipenses 2:13, que dice
“…porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad.”, aprendemos que Dios en realidad está en nosotros, trabajando
para que estemos en Su voluntad. Esto no tiene solo que ver con acciones y
elecciones, sino con lo que Él está creando dentro de nosotros. Romanos 12:2
dice al respecto:

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación
de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta.

Aquí, nuevamente vemos que la voluntad de Dios es a nivel macro, no
detallista. Su voluntad para nosotros es que tengamos la mente renovada. Esta
perspectiva de la voluntad de Dios está apoyada por Santiago 1:5, que dice, “Y si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Este versículo no está hablando
acerca de conocer la voluntad de Dios, sino de la necesidad de sabiduría para
hacer nuestras propias decisiones. Cuando vivimos dentro de la voluntad de Dios
entendiéndola como un estado de ser, podemos encontrar sabiduría para hacer
nuestras propias decisiones. Los discípulos y cristianos primitivos ciertamente
modelaron esta manera de vivir. Ellos no se preocuparon por tomar la decisión
correcta, sino que operaron bajo el principio de la luz verde. En otras palabras,
usando la figura de un semáforo, la luz es verde, a menos que se vuelva roja.

Vemos esto en Hechos 16:6:

Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el
Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;

El viaje misionero fue bloqueado por el Espíritu de Jesús. No comenzaron
su viaje preguntándole a Dios a dónde deberían ir, sino que decidieron ir a algún
lado, y si Él intervenía, irían a otro. Dios les había dicho que prediquen el
evangelio, y eso estaban haciendo. Vivieron desde la perspectiva de la voluntad
de Dios a nivel macro, sin tener en cuenta los detalles de dónde. En el medio de
ese estilo de vida, Dios a veces les dio direcciones específicas, como con la
historia que sigue más adelante en el mismo capítulo:

Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en
pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.
Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando
por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.
(Hechos 16:9-10)

Tenían la confianza de que si iban a dar un mal giro, Dios podía detenerlos
o redireccionarlos. Nosotros podemos vivir con la misma confianza. Este
conocimiento nos habilita a vivir de acuerdo al principio de la luz verde e ir por
ello, confiando en que Dios nos detendrá si estamos yendo a la dirección
equivocada.


PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Qué significa el término antropomorfismo?

2. La teología arminianista no es lo opuesto al calvinismo, es una
_______________ al calvinismo.

3. El calvinismo no se originó con Calvino; en realidad viene de un padre de
la Iglesia primitiva llamado _______________________, quien adaptó las ideas de
su mentor, Plotino, quien a su vez fue un estudiante de las enseñanzas del
filósofo _____________________.

4. ¿Qué tres palabras forman el fundamento del calvinismo?
___________________ significa que Dios no tiene emociones; ___________________
significa que Dios no cambia; y asumir que Él es _______________________ lo
vuelve mucho menos relacional con nosotros.

5. Verdadero o falso: El teísmo abierto dice
Dios tiene emociones _________
Dios no cambia de parecer _________
Dios camina dentro del tiempo con nosotros _________

6. ¿Cuáles son los cinco puntos del calvinismo? (Acrónimo TULIP)
______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________
______________________________________

7. En lugar de esperar que Jesús arranque cada fibra de pasto y nos alimente
como Sus ovejas, un pasto a la vez, ¿cuál debería ser nuestra manera de
pensar al entrar a las pasturas de Su reino?

8. La voluntad de Dios para nosotros es un estado de ser, que puede ser
resumido por tres cosas que un esposo quiere para su esposa en un buen
matrimonio. ¿Cuáles son?


PALABRAS CLAVE

Calvinismo Pecado Original
Inmutable Edad de Imputabilidad
Impasible Elección Incondicional
Atemporal Sacrificio Limitado
Antropomorfismo Gracia Irresistible
Arminianismo Constancia de los Santos
Teísmo Abierto Soberanía Absoluta
Molinismo Cosmovisión de Guerra
Depravación Total


MATERIAL RELACIONADO

Gregory Boyd, God at War: The Bible and Spiritual Conflict.

Gregory Boyd, God of the Possible.

Gregory Boyd, Is God to Blame?: Beyond Pat Answers to the Problem of Suffering.

Gregory Boyd, Satan and the Problem of Evil.

Harold Eberle, Who is God?

Dave Hunt, What Love Is This?: Calvinism’s Misrepresentation of God.

David Steele, Curtis Thompson, y Lance Quinn, The Five Points of Calvinism:
Defined, Defended and Documented.


CAPÍTULO CINCO

FILTROS: DISPENSACIONALISMO,
TEOLOGÍA DEL PACTO, Y TEOLOGÍA
DEL NUEVO PACTO.

Ahora que hemos examinado el calvinismo, el segundo mayor filtro que
tenemos que entender es el dispensacionalismo, junto con las perspectivas de
la teología del pacto y la teología del nuevo pacto. Cada uno de esos filtros
presenta un punto de vista diferente de la historia de la humanidad y de cómo
Dios interactúa con la misma a través de la historia.


DISPENSACIONALISMO

El dispensacionalismo se originó mucho más recientemente que el
calvinismo, pero su impacto ha tenido mucho alcance. En primera instancia, fue
creado y sistematizado por John Darby en la década de 1830 y se expandió a
través de la Biblia de Estudio Scofield. En este capítulo, vamos a estudiar al
dispensacionalismo desde una perspectiva académica para poder entender cómo
los dispensacionalistas ven al mundo y cómo su visión ha afectado e influenciado
nuestras percepciones de la Biblia.

La premisa principal del dispensacionalismo es que la Biblia puede ser
entendida al dividirla en períodos de tiempo, llamados dispensaciones,
comenzando con el Jardín del Edén y continuando hasta el Milenio en
Apocalipsis. De esta manera, la historia de la humanidad se divide en siete
dispensaciones mayores: el Jardín; la Caída; la Inundación; Abraham; Moisés; la
Iglesia; y el Milenio.

Las Siete Dispensaciones
El Jardín
La Caída
La Inundación
Abraham
Moisés
La Iglesia
El Milenio

Estas dispensaciones se basan en un patrón percibido estudiando la
historia de la humanidad: Dios crea un plan, el ser humano comienza a caminar
en él, pero eventualmente falla, y como resultado, Dios debe comenzar
nuevamente con una nueva dispensación. De esta manera, el dispensacionalismo
es, en parte, un sistema fatalista, porque pone su lente sobre la Escritura que
siempre le da un tinte negativo en el sentido que inevitablemente el hombre
terminará equivocándose.

En resumen, el entendimiento histórico dispensacionalista es algo así:
Dios crea un increíble Jardín lleno de inocencia, pero los humanos
eventualmente pecan. Luego de la Caída del hombre, Él los restaura, les da ropas
para que se cubran, e instituye un sistema de sacrificios. Para los
dispensacionalistas, esto es conocido como la era de la conciencia. Ahora los
humanos comienzan a vivir con conocimiento del bien y del mal, lo que los llevó
a un mayor mal. El planeta se volvió tan malvado, que Dios tiene que eliminar a
casi toda la humanidad con la Inundación. Luego de eso, Él vuelve a crear el
sistema, esta vez volviéndose a una era de gobierno civil. Debajo de este
sistema, Dios le dice a Noé que no permita que los asesinos se queden sin culpa.
La sangre clamaba desde el suelo, y la justicia era requerida. Eventualmente,
dentro de este mundo oscuro, nació Abraham y Dios lo usó para introducir una
nueva era de fe que abarcó el período de los patriarcas. Esta dispensación falló
cuando los israelitas terminaron en cautividad en Egipto por cuatrocientos años
y, producto de eso, perdieron la revelación de Dios que habían tenido sus
antepasados. Para remediar este problema, Dios levanta a Moisés, quien liberó a
Israel de Egipto e introdujo la era de la Ley, que duró por 1300 años. De todas
formas, como Israel era muy mala para cumplir la ley, fueron eventualmente
exiliados a Babilonia y Asiria.

Luego de un período de cuatrocientos años de silencio (entre el Antiguo y
Nuevo Testamento), Dios envío a Jesús para instituir la era de la Iglesia o la era
de la gracia. Esta era, que comienza con la primera venida de Jesús, culminará
con su Segunda Venida. De acuerdo a este sistema, dentro de la historia de la
humanidad nosotros estaríamos en la era de la Iglesia. Dado que no estamos aún
al final de esta era, no hemos corrompido completamente este sistema, pero
como con toda otra dispensación previa, equivocarse sería inevitable. Esta
perspectiva ve a la falla y a la corrupción de la Iglesia como una señal de que
estamos cerca del final de la era (y, por lo tanto, del mundo). Muchos
dispensacionalistas han dividido a la era de la Iglesia en siete subcategorías de
acuerdo a las siete cartas a las iglesias en Apocalipsis 2-3. De esta manera, la
primer carta describiría a la Iglesia primitiva, y así sucesivamente, hasta que
llegamos a la carta a la iglesia de Laodicea, que se dice describiría la parte final
de la era de la Iglesia. Este último período es llamado por algunos como la era de
Laodicea. Como esta iglesia era tibia y se había deslizado, esto encajaría con la
expectativa dispensacionalista de que la Iglesia al final de la era será débil, no
una Iglesia levantándose en victoria.

Al final de la era de la Iglesia, los dispensacionalistas esperan un breve
período conocido como últimos tiempos, que incluiría al rapto, a los siete años de
tribulación, y al anticristo. No todos los dispensacionalistas tienen la misma
visión respecto a cómo esos eventos de los últimos tiempos serán, pero todos
están de acuerdo en que estos eventos tendrán lugar al final de la era de la
Iglesia. Como la historia en su momento más oscuro, la era de la Iglesia llegará a
un fin, y Jesús volverá para establecer Su Reino Milenial, o la era del reino. Por
causa de esta división entre la Iglesia y el Reino, todas las partes del Nuevo
Testamento en donde se habla del Reino de Dios, son asignadas a la era del reino,
no a nuestros tiempos modernos. Como resultados, los dispensacionalistas
típicamente no esperan ver milagros o eventos sobrenaturales, porque tales
cosas estarían reservadas para el Reino. Ciertamente, no esperan que la Iglesia
crezca como un grano de mostaza, hasta ser un gran árbol, o como levadura
estirando toda la masa (Ver Lucas 13:18-21; Mateo 13:31-33). Solamente
esperan señales falsas de falsos profetas de los últimos tiempos, y ver la maldad
aumentando.

En aquellos que no han estudiado completamente el sistema de creencias,
pero han sido influidos por él, el dispensacionalismo los guiará a una escatología
negativa. Gracias a este filtro, mucha gente tiene problemas con la idea de un
Reino que avanza. Muchos creyentes carismáticos han adoptado porciones del
pensamiento dispensacionalista sin darse cuenta de que es teológicamente
inconsistente ser, al mismo tiempo, un creyente del Reino lleno del Espíritu y un
dispensacionalista. Esto se debe a que los dispensacionalistas creen que la Iglesia
está debilitándose, lo que es lo contrario a creer que el Reino está avanzando.
Sorprendentemente, algunos grupos carismáticos tratan de reconciliar estas dos
ideas opuestas de avanzar el Reino por un lado, y por el otro, tener una
expectativa de ver a una Iglesia debilitada en los últimos tiempos. La realidad es
que ambos conceptos son completamente incompatibles entre sí.

Mientras que el dispensacionalismo enseña que la maldad del mundo será
cada vez peor hasta que Cristo vuelva por segunda vez, aquellos que creen que el
Reino está siempre avanzando enseñan que el Reino de Dios va siempre en
aumento. Ellos miran a Daniel 2, en donde se profetiza a una roca (Cristo) que se
convertiría en una montaña (el Reino de Dios) y crecería hasta llenar toda la
tierra (ver Daniel 2:34-35;45). De acuerdo a esta imagen, el Reino está en
continuo avance y crecimiento. Si ese es el caso, entonces es muy difícil creer que
estamos yendo hacia una Iglesia debilitada y que nos convertiremos en la Iglesia
tibia de Laodicea. También es difícil de creer que estamos en la era de la Iglesia y
que el Reino no está disponible para nosotros… ¿Cómo vamos a poder hacer
extender un Reino al que ni siquiera podemos acceder? El dispensacionalismo es
un verdadero desafío, pero para seguir creciendo, es otro de los filtros que
debemos eliminar. Solo cuando el lente del dispensacionalismo sea removido, la
gente será capaz de abrazar por completo la idea de un avance progresivo del
Reino en este tiempo en que vivimos.


TEOLOGÍA DEL PACTO

La perspectiva opuesta al dispensacionalismo es la teología del pacto. En
lugar de dividir a la historia en dispensaciones, la teología del pacto ve a la
historia como una línea continua, y cree que Dios ha interactuado con la
humanidad de la misma manera a través del tiempo y que cada pacto se
construye en la cima del pacto previo. Por eso, un teólogo que crea en esta
teología diría que en nuevo pacto revelado en el Nuevo Testamento es una
renovación del antiguo pacto. Es el mismo pacto, pero solo actualizado y
mejorado.

Un teólogo del pacto también divide a la Ley del Antiguo Testamento en
tres partes: ceremonial, civil, y moral. Las leyes ceremoniales se relacionan con
las ceremonias del templo (cómo hacer un sacrificio, cómo matar a los animales,
cómo derramar la sangre, etc.) Las leyes civiles se corresponden con las acciones
que merecían un castigo civil. Por ejemplo, si un joven maldecía a sus padres,
tenían que juzgarlo y lapidarlo hasta la muerte (ver Levítico 20:9). Las leyes
morales estaban relacionadas al incesto, la homosexualidad, la fornicación, y
demás asuntos morales. Al dividir las leyes en tres categorías, el teólogo del
pacto es capaz de decir que las leyes morales aún aplican bajo en nuevo pacto,
pero no las ceremoniales y civiles. Entonces, Jesús no habría removido la Ley de
Moisés por completo sino solo un segmento de la misma. En otras palabras, el
nuevo pacto es simplemente una nueva adición al antiguo pacto, que permanece
intacto.

Como la Biblia en realidad no hace una división de la Ley en tres partes
(esta división recién aparece en la Iglesia en el siglo XIII), esta teoría puede llevar
a algunas malinterpretaciones de la Escritura. Dentro de la teología del pacto, la
pregunta es siempre, “¿Qué conservamos, y qué removió Jesús?”. Como la Biblia
no contiene ninguna línea divisoria en la Ley, estas líneas deben necesariamente
ser trazadas, y en dónde deberían estar es algo que lleva a continuos y
acalorados debates. Los seguidores de la teología del pacto siempre están
preguntando cosas como, “¿Puedo hacerme tatuajes?”, o “¿Puedo comer tocino?”.

El verso clave que socava este punto de vista es Hebreos 8:7-10, en donde
el autor se refiere con claridad al nuevo pacto:

“Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se
hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He
aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la
casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el
día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice
el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel. Después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su
corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por
pueblo.”

Aquí Dios claramente dijo que el nuevo pacto no sería nada igual al pacto
que Él había hecho con sus ancestros. En otras palabras, Él no estaba renovando
al antiguo pacto, sino creando algo completamente diferente.


TEOLOGÍA DEL NUEVO PACTO

Una tercera perspectiva es la teología del nuevo pacto (TNP). A diferencia
de la teología del pacto, la teología del nuevo pacto reconoce un claro quiebre
entre en nuevo pacto y el antiguo pacto. Los teólogos del nuevo pacto postulan
que éste es un sistema completamente nuevo y que no tiene nada en común con
el antiguo. De todas maneras, ellos ven al nuevo pacto como uno basado en la ley,
lo que ha causado que lean el Nuevo Testamento buscando mandamientos
nuevos y catalogándolos como leyes del nuevo pacto. Por eso, mientras el
antiguo pacto tenía solo 613 leyes, el nuevo pacto tiene 1050. Los teólogos del
nuevo pacto no creen que esto sea un problema porque, como personas nacidas
de nuevo y llenas del Espíritu Santo, tenemos una habilidad extra para mantener
todas estas leyes. 25

Mientras que es cierto que vivimos en un nuevo pacto que es
completamente diferente del antiguo, en ninguna parte de la Biblia encontramos
un fundamento para decir que se trata de un pacto basado en la ley. En lugar de
eso, en el Nuevo Testamento Jesús lo dejó claro al decir que la ley del nuevo
pacto es la ley del amor: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros,
como yo os he amado.” (Juan 15:12). Bajo el antiguo pacto, a la gente se le
ordenaba amar a su prójimo como a ellos mismos. En otras palabras, solo podían
amar a los demás en la misma medida que se amaban a ellos mismos. El nuevo
pacto levantó esta medida. De acuerdo a Juan 15:12, nuestra medida no es
cuánto nos amamos a nosotros mismos, sino el amor que Jesús tuvo por
nosotros. La ley del nuevo pacto es simplemente amar. Por supuesto, aquellos
que están caminando en amor no serán llenos con ira, amargura, falta de perdón,
malicia, ni ninguna otra clase de pecado que se muestra en la Escritura. De esta
manera, el amor cumple la ley, haciendo la lista de 1050 leyes completamente
innecesaria.

Mirando a estas tres perspectivas de la relación de Dios con la humanidad
a través de los diferentes períodos históricos, podemos ver que la Biblia en
realidad sí contiene diferentes períodos de tiempo en donde las realidades
espirituales cambiaron. Como sea, la manera en que estos tres sistemas dividen a
la historia y explican la diferencia entre el antiguo y el nuevo pacto no encaja con
la explicación que da la Escritura respecto a los pactos. Esto es algo que
examinaremos con mayor detalle en los siguientes capítulos.


PREGUNTAS DE REPASO

1. John Nelson Darby creó un sistema fatalista que divide a la Biblia en siete
categorías según el momento histórico de la Iglesia. ¿Cómo se llama este
sistema?

PALABRAS CLAVE


25 Algunos libros escritos desde la perspectiva de la teología del nuevo pacto

incluyen New Covenant Theology, de Tom Wells y Fred Zaspel; In Defense of Jesus,
The New Lawgiver de John Reisinger; y New Covenant Theology: Questions
Answered de Steve Lehrer.
Dispensacionalismo Era de la gracia
Dispensaciones Era de Laodicea
Era de la consciencia Teología del Pacto
Era del gobierno civil Teología del nuevo pacto
Era de la fe Leyes del nuevo pacto
Era de la Ley


MATERIAL RELACIONADO

Steve Lehrer, New Covenant Theology Questions Answered.

John Reisinger, In Defense of Jesus, the New Lawgiver.

Charles Ryrie, Dispensationalism.

Tom Wells y Fred Zaspel, New Covenant Theology.
CAPÍTULO SEIS

FILTROS: CESACIONISMO Y
TEOLOGÍA LIBERAL

El último filtro que vamos a examinar es el cesacionismo, o la creencia de
que los dones del Espíritu Santo no son para hoy en día. De hecho, este término
es una abreviatura para cesacionismo de los dones. Los cesacionistas creen que
los dones espirituales existieron durante el tiempo en el cual la Biblia estaba
siendo escrita, pero hoy por hoy han cesado de estar en operación. Este filtro
cruza muchas líneas denominacionales, incluyendo a los presbiterianos,
luteranos, bautistas, metodistas, etc. También está íntimamente conectado con el
calvinismo y el dispensacionalismo. A pesar de que el calvinismo se originó
mucho tiempo antes, ganó popularidad en el siglo XVI, y el dispensacionalismo se
extendió recién en el siglo XIX. No mucho tiempo después, como una adición al
dispensacionalismo, el cesacionismo llegó a escena y fue popularizado por
líderes como B.B. Warfield, quien escribió un libro llamado Counterfeit Miracles
(Milagros Falsificados). Desde entonces, se ha hecho muy popular.

El opuesto teológico a este creencia es el continuacionismo. Este es un
término académico. En el cristianismo popular, aquellos que creen que los dones
del Espíritu siguen en operación hasta hoy en día se llaman carismáticos, o
supernaturalistas. Un tercer grupo está compuesto por los teólogos liberales,
quienes ni siquiera creen que los milagros pasaron alguna vez. Mientras que la
teología liberal está primariamente confinada a los círculos académicos, el
cesacionismo es mucho más común para el cristiano promedio.


CESACIONISMO

Gran parte del debate que ronda alrededor de los dones del Espíritu se
centra en 1 Corintios 13, que usualmente es conocido como el Capítulo del Amor.
En el capítulo 12, Pablo le da instrucciones a los corintios acerca del uso correcto
de los dones, continuando con las mismas en el capítulo 14, pero justo en el
medio hace una pausa para hablar de la importancia del amor. El capítulo 12
lleva la discusión en torno al amor en este versículo: “Procurad, pues, los dones
mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.” (1 Corintios 12:31).
Este camino más excelente es el camino del amor. El amor es más grande y es
más importante que los dones sobrenaturales. Esto es algo importante de
recordar, porque sin amor los dones no tienen ningún fin. Cuando actuamos en
amor, seremos capaces de usar los dones de una manera que honre a Dios y
beneficie a los otros. Luego de enlistar todos los atributos del amor, Pablo dice:

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte
profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se
acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño,
juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos
es el amor. (1 Corintios 13:8-13)

Los cesacionistas tienden a tomar estos versículos, especialmente el
versículo 10, que dice, “mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte
se acabará.”, para probar que los dones han cesado. Ellos postulan que “lo
perfecto” (RVR1960) que se menciona en este pasaje, hace referencia a la Biblia.
Entonces dicen que, cuando lo perfecto (la Biblia) fue establecido, los dones, que
fueron “en parte”, se acabaron. Como ahora tenemos la Biblia, ya no tenemos
necesidad de la profecía, la revelación, los sueños, y cosas así. Todo lo que
necesitamos saber sobre Dios ya está en las Escrituras. Esa es la perspectiva
cesacionista.

Como sea, esta línea de razonamiento viola completamente a la
hermenéutica. Los corintios, quienes fueron los destinatarios originales de esta
carta, no entendieron que Pablo estaba hablando de la Biblia. De hecho, ellos ni
siquiera tenían idea de que habría una Biblia además del Antiguo Testamento. La
primera lista de libros de la Biblia no aparecería hasta cientos de años después.
En realidad, esta idea fue inyectada al texto más de mil años después de que
Pablo escribiese la carta. Claramente, el apóstol no estaba hablando de la Biblia.
No estaba profetizando, sino enseñando de una manera lógica, que estaba
conectada con las secciones anteriores y posteriores. En un contexto más amplio
de su punto respecto a la profecía, él estaba diciendo que profetizamos “en
parte” y que en algún punto, lo parcial se completaría. Él también compara a “lo
parcial” con ser como un niño. Cuando llega la madurez, lo parcial es dejado
atrás.

Encontramos una pista de lo que es, para Pablo, una progresión de lo
parcial a la madurez en el versículo 12: “Ahora vemos por espejo, oscuramente;
mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido”. En otras palabras, él estaba hablando de algo que él
no tenía en el presente: una interacción cara a cara con el Amor mismo. El tema
de 1 Corintios 13 es el amor, y la perfecta personificación del amor es Dios.
Ahora solo vemos y experimentamos a Dios de manera parcial, o
incompletamente, en nuestros cuerpos humanos. Pero cuando lo veamos a Él
cara a cara, vamos a conocerlo completamente, porque tendremos al perfecto
amor. En otras palabras, cuando muramos y veamos al Señor cara a cara,
entonces vamos a conocer cómo fuimos conocidos, de manera completa. En el
cielo, las profecías personales no serán necesarias. Si la profecía personal tiene
que ver con ayudarnos a alcanzar nuestro llamado o identidad, entonces no
necesitaremos nada de eso cuando muramos y estemos en la presencia del
Señor.

Algunos comentaristas ofrecen otra posible interpretación para este
pasaje, y dicen que “lo perfecto” será cuando Jesús regrese. Aquí opera el mismo
principio. Si Jesús aparece y todos lo vemos cara a cara, nuestra necesidad de
profecía o de otros dones espirituales se desvanece, porque estamos en la
presencia del Amor personificado. Esto se conecta con lo que Juan escribió:

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que
hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es. (1 Juan 3:2)

Aquí, otra vez, se muestra la idea de un conocimiento parcial que será
hecho perfecto cuando veamos a Cristo cara a cara. Cuando lo veamos, ya sea en
nuestra muerte o en Su Segunda Venida, vamos a ser como Él. En un momento,
seremos transformados para vivir en el plano sobrenatural, y, en ese punto, ya
no vamos a necesitar a los dones del Espíritu. Claramente, 1 Corintios 13 no
indica una cesación de los dones en la actualidad.

Más allá de la evidencia de 1 Corintios 13, una de las principales razones
por las que el cesacionismo no puede ser verdad, es encontrado en Efesios 4:11-
13:

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,
a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

La expresión “hasta que” es un indicador que muestra claramente que la
temporada de necesidad de los dones espirituales no se acabó. Los apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores, y maestros, serán hasta que “todos lleguemos a la
unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo.” David B. Barrett, George T. Kurian, y Todd
M. Johnson han escrito la Enciclopedia Cristiana Mundial, que enlista más de
33.000 denominaciones. ¡Claramente, aún no hemos alcanzado la unidad de la fe!

La unidad de la fe puede ser entendida de esta manera: cada
denominación contiene fortalezas y debilidades. La unidad será alcanzada
cuando todos comencemos a honrar las fortalezas de los demás. En otras
palabras, la unidad no significa conformismo. Tampoco significa que todos
estemos de acuerdo o tengamos la misma doctrina, porque, en realidad, eso no
pasará hasta que Cristo vuelva y nos dé Su perfecta teología. La gente
usualmente se refiere a Amós 3:3, que dice, “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren
de acuerdo?” (RVR1960). Algunos interpretan este versículo para decir que dos
grupos no pueden trabajar juntos si no están de acuerdo en su doctrina. Como
sea, si consideramos este versículo a nivel relacional, nos vamos rápidamente a
dar cuenta de que no tiene sentido. Si necesitásemos que nuestros amigos estén
de acuerdo con nosotros en absolutamente todo, entonces no tendríamos
amigos. Un esposo y una esposa no siempre están de acuerdo, pero están
dispuestos a caminar juntos. Esto es porque su acuerdo no se basa en sus ideas,
sino en una decisión de caminar juntos en amor. La versión NVI traduce este
versículo como: “¿Pueden dos caminar juntos sin antes ponerse de acuerdo?”. En
otras palabras, el acuerdo se basa en una decisión de caminar juntos, no en la
doctrina. La unidad de la fe significa elegir caminar juntos por causa del amor, no
por causa de un acuerdo doctrinal. En resumen, la Iglesia no está ni siquiera
cerca de caminar en esta realidad. Esto significa que los dones del Espíritu deben
seguir en operación, y que el cesacionismo no puede ser verdadero.


OTRAS INFLUENCIAS

Como sea, el cesacionismo no está únicamente basado en 1 Corintios 13
sino en el lente del dispensacionalismo, que ya hemos analizado en el capítulo
anterior. Muchos cesacionistas son también dispensacionalistas. Esto es
significativo porque el dispensacionalismo enseña acerca de siete dispensaciones
históricas, ubicando al momento histórico actual en la sexta dispensación, o la
era de la Iglesia. Como los cesacionistas dispensacionalistas esperan que la
Iglesia actual sea tibia como la iglesia de Laodicea, las únicas señales que en
realidad están buscando son falsos milagros y señales, que apuntarían al fin del
mundo: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el
espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo
advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios
mentirosos.” (2 Tesalonicenses 2:9). Por causa de esta mentalidad, cuando ven
algo milagroso, inmediatamente su respuesta es que es parte del engaño de
Satanás. Esto pone en las personas un filtro que los hace nunca esperar algo
milagroso de parte de Dios. En esta era de la Iglesia, todo lo que esperan es
debilitamiento y apostasía hasta que Jesús regrese para establecer Su reino.

La séptima y última era, la era del reino, no sucederá hasta que Jesús
regrese. Solo entonces experimentaremos las realidades del Reino que la Biblia
menciona (incluyendo a los dones del Espíritu). Los dispensacionalistas creen
que Jesús ofreció el Reino a los judíos durante sus tres años y medio de
ministerio, pero como lo rechazaron a Él y a Su reino, todas las cosas buenas del
mismo fueron quitadas y reservadas para el Milenio. De todas maneras, como
Jesús había entrenado a sus doce apóstoles y les impartió Su Espíritu, mientras
éstos vivieron la presencia del Reino reposó sobre la tierra. Una vez que los
apóstoles murieron, los dones cesaron. Este período a veces se denomina como
la era apostólica.

No obstante, ¡la historia no nos da ninguna evidencia de que los milagros
se detuvieron con la muerte de los apóstoles! Primero, el Nuevo Testamento
muestra un total de veintidós apóstoles, no solo a los doce apóstoles originales, y
es claro que esos otros apóstoles también se movieron en milagros. El apóstol
Pablo es un buen ejemplo. A pesar de que Él no fue uno de los discípulos de Jesús
durante Su vida en la tierra, Pablo se trasformó en un siervo que se movió en
milagros luego de su conversión. No solo eso, sino que también personas que no
eran apóstoles también operaron en lo sobrenatural. Esteban, el primer mártir,
vio en visión al cielo abierto y a Jesús, y él era solo un diácono (Ver Hechos 7:55-
56). Felipe, que tampoco era un apóstol, causó un avivamiento masivo en la zona
de Samaria a través de la predicación del Evangelio y de los milagros y sanidades
(Ver Hechos 8:5-8). Esta realidad se alinea con lo que Pedro dijo en Hechos 2:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán
sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. (Hechos 2:16-18)

En otras palabras, el Espíritu ya fue derramado sobre todos, y todos los
creyentes en Jesús se moverán en milagros, no solo los apóstoles.

Segundo, Eusebio de Cesarea, el historiador de la Iglesia primitiva,
escribió en el año 367 D.C. la continuación de los milagros sobrenaturales de la
Iglesia. Y no solo él, sino que muchos, muchos milagros fueron registrados a lo
largo de la historia, incluyendo la resucitación de los muertos. Por ejemplo, cerca
del año 400 D.C., San Patricio resucitó a un joven de la muerte.26 De hecho, San
Patricio resucitó a más de 33 personas.27 El hecho de que los miembros de la
Iglesia siguieron operando en milagros a lo largo de la historia continuó
mostrando que los dones no cesaron con los apóstoles.

Una segunda influencia al cesacionismo es el calvinismo. Acerca de los
dones del Espíritu Santo y lo sobrenatural, los calvinistas dirían: “Si Dios quiere
sanar a alguien, Él lo haría soberanamente. No tenemos que orar por las
personas. No estamos en guerra con el diablo. Dios puede hacer lo que Él quiera
porque es Dios, y si Él quiere sanar a alguien, lo hará.” En resumen, ellos
removieron el involucramiento humano en lo sobrenatural y pusieron la
responsabilidad únicamente en Dios. Si Dios, en su soberanía absoluta, quiere
hacer un milagro, entonces puede y lo hará, pero para ellos no tiene sentido
creer que podemos colaborar con Dios para que eso pase. Ya hemos discutido los
problemas con esta creencia en el capítulo anterior, pero, en resumen, el
problema con esta perspectiva de soberanía absoluta es que no deposita
responsabilidad alguna en el creyente. Nos vuelve robots que no tienen nada que
decir ante los eventos del mundo, previniéndonos de hacer lo que Jesús nos
mandó que hagamos (predicar el evangelio, orar por enfermos, echar fuera
demonios, etc.). La verdad es que Dios está buscando embajadores que quieran
ser Sus compañeros en esta tarea. Está buscando a una esposa que esté
igualmente equipada que Él. Esto significa que Dios no quiere controlarnos, sino
trabajar a través de nosotros al pararnos en nuestra identidad, autoridad, y
dignidad, como representantes del Rey.

Cuando examinamos la evidencia histórica a la luz de la Escritura, el
sistema de creencias del cesacionismo se derrumba rápidamente. A
continuación, examinaremos brevemente otro punto de vista que también se
opone a lo sobrenatural.



26 Pychtes, 231-232
27 Hebert, 191-192
TEOLOGÍA LIBERAL

La teología liberal es otra escuela teológica de pensamiento que no cree
en lo sobrenatural, pero por razones completamente diferentes a las del
cesacionismo. Los cesacionistas creen que los dones existieron en tiempos
bíblicos; y es por eso que leen las historias de Moisés, Abraham, David, y los
apóstoles del Nuevo Testamento, y creen que los milagros fueron absolutamente
ciertos. Creen que los dones espirituales fueron parte de la Iglesia del Nuevo
Testamento para confirmar la verdad del Evangelio predicado, pero no creen que
tales cosas sucedan en la actualidad.

En contraste, los teólogos liberales dicen que los milagros en la Biblia no
sucedieron en la manera en la que fueron escritos. Por ejemplo, cuando leen
acerca de las diez plagas de Egipto, buscarán por razones naturales por las cuales
esas diez plagas tuvieron lugar. Es un hecho histórico que un volcán entró en
erupción en el Nilo en ese momento, y por eso los teólogos liberales dicen que
esa erupción derramó cenizas rojas en el agua, de tal manera que cuando el
caudal llegó a Egipto, tenía un color colorado. Para ellos, no fue un episodio
sobrenatural, sino simplemente agua roja, no sangre. De esta manera, la teología
liberal trabaja para explicar las historias sobrenaturales y darles una explicación
lógica y natural. Leen la Biblia con una actitud como la siguiente, “En la historia
antigua, la gente escribió cosas como sobrenaturales porque no tenían otra
explicación, pero en realidad fueron cosas naturales. Simplemente, la gente que
escribió la Biblia no tenía otras herramientas. Ahora nosotros podemos
explicarlas porque tenemos a la ciencia.”

Por ejemplo, tratan de explicar la huida de Israel cruzando el Mar Rojo diciendo
que en realidad no cruzaron el Mar Rojo28 sino Mar de Cañas29, que solo tiene
ocho pulgadas de profundidad (aproximadamente, veinte centímetros). El
problema obvio con este cambio es que luego se nos pide que creamos que la
armada egipcia entera se ahogó ¡en solo veinte centímetros de agua! Un grupo de
estos estudiosos liberales formó algo llamado el Jesus Seminar, en el cual estos
individuos inteligentes y muy bien educados debaten cuál de los milagros de
Jesús fue, en realidad, un verdadero milagro. Por ejemplo, estas personas han
dicho que la historia de la multiplicación de los panes y los peces no pudo haber
sido sobrenatural, así que debió haber sido un derramamiento de generosidad: si
el muchacho compartió su pan y los discípulos comenzaron a pasarlo, otra gente
debió también tomar sus bolsas para comenzar a compartir su pan, un pan que
se habían olvidado que tenían. Y así esto continuó, hasta terminar con doce
cestas de sobras de comida.

La teología liberal es prominente en algunas de las universidades de Ivy
League, tales como Yale, Harvard, y Princeton, como así también en cualquier
otro seminario teológico asociado con la que a veces se denomina alta crítica.
Para ponerlo simplemente, el término alta crítica se refiere a la idea de que no

28 Red Sea, en inglés.
29 Reed Sea, en inglés. Claramente se ve un juego de palabras que no se aprecia en

el idioma español.
podemos leer la Biblia literalmente. Es cierto que no podemos entender la Biblia
literalmente, en el sentido que requiere una interpretación. Por ejemplo, no
podemos leer un poema de la Biblia y volverlo algo literal, porque es un poema. Y
no deberíamos leer una profecía sin interpretarla a través del simbolismo de ese
momento, porque necesitamos entender qué significó para la audiencia original.
Esto es parte de la hermenéutica. De todas maneras, eso no significa que se
deban racionalizar los hechos históricos presentados en la Escritura, pero eso es
exactamente lo que la teología liberal y la alta crítica hacen. Todo es
reinterpretado a través de un lente científico moderno, pero esto no es una
hermenéutica confiable: la Escritura no puede significar algo diferente ahora,
que lo que significó para la audiencia y escritor originales. Esto no quiere decir
que deberíamos descartar todo lo que dice este ámbito, pero es de gran ayuda
estar al tanto respecto al lente que utilizamos para interpretar.


EL PESO DE LA EVIDENCIA

Considerando la cantidad significativa de bases bíblicas para creer en lo
sobrenatural, el peso de la evidencia yace en los liberales y cesacionistas, que
dicen que esto no es para hoy. Bíblicamente, no tienen pruebas para hacer tal
declaración. En lugar de eso, la realidad es que la Biblia nos ofrece un mejor
pacto con mejores provisiones. Hebreos 7:22 dice, “… Jesús es hecho fiador de un
mejor pacto.” Comparado con el antiguo pacto, tenemos un mejor pacto, y por eso
tenemos mejores problemas y un mejor fiador. Esto incluye a todas las cosas
buenas que tenía el antiguo pacto, y más. En otras palabras, dado que el antiguo
pacto contiene milagros y eventos sobrenaturales, el nuevo pacto
verdaderamente no sería mejor si no los tuviera.

No obstante, y por causa de estos filtros, mucha gente está bloqueada
para entender el mensaje general de la Escritura. Estos tres filtros en particular
(calvinismo, dispensacionalismo, y cesacionismo) trabajan juntos de una manera
que limita la habilidad de entender la Biblia y caminar en el llamado del creyente
como embajador del Reino. En última instancia, estos filtros nos paralizan de
vivir en lo que la Biblia dice. Es por esto que debemos entender los filtros
engañosos antes de examinar la Biblia en contexto. Removerlos nos ayudará a
leer la Escritura con un entendimiento nuevo.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Si alguien dice que en realidad Israel cruzó el Mar de Cañas en lugar del
Mar Rojo, ¿cuál sería una buena pregunta para rebatir tal planteo?

2. El cesacionismo cree que lo perfecto de 1 Corintios 13 ya ha venido y que
los dones del Espíritu Santo han cesado. De acuerdo a esta interpretación
errada, ¿qué es lo perfecto?

3. En el Nuevo Testamento, hubo veintidós ______________________.

4. Un base bíblica para creer que tenemos sanidad disponible para hoy en
día está en Hebreos 7:22, que dice que tenemos ¿qué cosa?


PALABRAS CLAVE

Cesacionismo Teología Liberal
Continuacionismo Alta Crítica
Carismáticos Era apostólica
Supernaturalistas


MATERIAL RELACIONADO

David B. Barrett, George T. Kurian, y Todd M. Johnson, Enciclopedia Cristiana
Mundial.

B.B. Warfield, Counterfeit Miracles.
PARTE DOS

LOS CINCO PACTOS



CAPÍTULO SIETE:

CRONOLOGÍA BÍBLICA Y LOS CINCO
PACTOS

En el Capítulo 1 hablamos brevemente de la dificultad de la cronología
bíblica. Muchos libros del Antiguo Testamento no están organizados
cronológicamente, lo que le ha causado una gran confusión al cristiano
promedio, especialmente cuando se llega a la segunda mitad del Antiguo
Testamento. Como sea, las Biblias cronológicas no son de mucha ayuda, tampoco,
por una variedad de razones. Por ejemplo, muchos estudiosos dicen que Job
estuvo en algún momento histórico entre Noé y Abraham (en el libro de
Génesis). Si se coloca el libro de Job antes de Génesis, entonces lo tendríamos
antes de la historia de la Creación, pero si se lo coloca después de Génesis,
entonces estaría entre el pueblo de Israel como esclavo en Egipto y el Éxodo, lo
que tampoco es el lugar correcto. La solución más correcta, quizás, sería dividir
Génesis en la mitad, e insertar el libro de Job luego de la historia de Noé. Hacer
cambios tan significativos, no obstante, haría a esa Biblia muy difícil de usar, por
ejemplo, en un sermón de domingo en la iglesia. Claramente, no es un problema
fácil de resolver.

El mejor método para superar este problema es simplemente estar
conscientes de la debilidad de la organización de la Biblia y del tiempo histórico
al que cada libro pertenece.


LA ORGANIZACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El primer gran problema que existe en la cronología del Antiguo
Testamento es que está organizada en cuatro categorías mayores: libros
históricos, libros poéticos, profetas mayores, y profetas menores. La siguiente
tabla muestra los libros que se encuentran en las categorías mencionadas:

LIBROS LIBROS PROFETAS PROFETAS
HISTÓRICOS POÉTICOS MAYORES MENORES
Génesis a Ester Job a Cantar de los Isaías a Daniel Oseas a Malaquías
Cantares

De cierta forma, esta organización funciona, en la manera en la que
categoriza a los libros según su tipo. Toda la historia está por un lado, junto con
la poesía. Además, todos los profetas mayores están separados de los profetas
menores. El desafortunado resultado, no obstante, es la confusión que produce
en la línea de tiempo. ¿En dónde encajan los libros proféticos en la historia, y de
qué eventos están hablando? Esto es especialmente importante de entender
cuando nos damos cuenta, como vimos en el capítulo 1, que Dios se revela
progresivamente a sí mismo a lo largo de la historia. Así que entender en dónde
encaja un libro en la historia es importante para saber el grado de revelación que
el escritor tenía de Dios.

Brevemente, estudiaremos la organización de cada libro y luego
consideraremos en dónde encajaría más adecuadamente. El principio de la
Biblia, desde Génesis hasta el Primer y Segundo libro de Samuel, es bastante
exacto. Estos son libros históricos, y línea temporal es bastante acertada.

• Génesis: desde la historia de la Creación, hasta la esclavitud de Israel en
Egipto.

• Éxodo: desde la historia del escape de Israel de Egipto, hasta el viaje a la
Tierra Prometida.

• Levítico: instrucciones para los sacerdotes dadas durante el éxodo.

• Números: la historia de los cuarenta años de Israel en el desierto.

• Deuteronomio: la renovación del pacto, que fue heredado desde Moisés
a su sucesor Josué.

• Josué: la historia de la entrada de Israel a la Tierra Prometida.

• Jueces: las historias de los jueces que guiaron a Israel luego de Josué.

• Ruth: un pequeño libro acerca de la historia de una mujer.

• Primer y Segundo libro de Samuel: las historias de Samuel, el Rey Saúl,
y el Rey David.

Estos libros son bastante fáciles de leer, sin confusión respecto a su ubicación
en la línea temporal. Los libros que le siguen son otra historia:

• Primer y Segundo libro de Reyes: la historia del Rey Salomón y la
división de la nación en dos diferentes reinos, Judá e Israel. Luego le
siguen las historias de los reyes de ambos reinos hasta que ambos son
exiliados a Asiria y Babilonia.

• Primer y Segundo libro de Crónicas: las historias del Rey Saúl, el
Rey David, del Rey Salomón, y de los reyes de Judá (esto es, el linaje de
David), hasta el exilio a Babilonia.

En estos últimos cuatro libros encontramos muchísimas historias
repetidas y paralelos. Tanto el Segundo libro de Reyes y el Segundo libro de
Crónicas terminan con la nación de Judá siendo exiliada a Babilonia. Luego están
Esdras y Nehemías, dos libros que cuentan la reconstrucción de Jerusalén. Este
es un salto importante hasta adelante en la línea de tiempo, pero no hay
explicación alguna de lo que ha pasado entremedio. Luego de Nehemías está
Ester, la historia de una muchacha durante la cautividad, y no pareciera encajar
con el resto. Ester está al final de los libros históricos. Después está Job, una
historia contemporánea a los días de Noé, seguido por los Salmos, que fueron
escritos por una variedad de personas en diferentes períodos históricos. Le
siguen Proverbios, Eclesiastés, y Cantar de los Cantares. Este último fue escrito
completamente por Salomón, y es contemporáneo al Primer Libro de Reyes.
Los libros poéticos fueron escritos en momentos históricos muy
diferentes, y por eso mismo tendemos a perder el sentido del tiempo al leerlos de
corrido. Se tornan libros aislados de su contexto histórico, que es justamente lo
que nosotros no queremos.

Luego de los libros poéticos están los profetas mayores: Isaías, Jeremías,
Lamentaciones (también escrito por Jeremías), Ezequiel, y Daniel. Los primeros
cuatro profetizaron el futuro exilio de Israel y Judá durante el período histórico
del Segundo Libro de Reyes y el Segundo Libro de Crónicas. Estos cuatro
profetizaron la destrucción, de la que luego Esdras y Nehemías profetizaron la
reconstrucción. No obstante, estos cuatro libros históricos están situados después
de Esdras y Nehemías, creando un caos en el entendimiento del lector promedio
de la Biblia, porque es poco claro cómo estas profecías encajan con la historia.
Daniel, el último profeta mayor, profetizó en un momento histórico diferente que
los otros profetas mayores, como podemos ver por el hecho de que él se refiere a
la profecía de Jeremías (Ver Daniel 9:1). Daniel era un muchacho cautivo en
Babilonia, y se volvió un hombre de influencia y profeta durante el exilio. Sus
profecías tomaron lugar al final del exilio babilónico, y algunos de ellas hablaban
del regreso de su gente a sus tierras. En otras palabras, las profecías de Daniel
hablaban de lo que está registrado en los libros de Esdras y Nehemías.

Siguiendo a los profetas mayores, están los profetas menores. La mayoría
de ellos eran contemporáneos a Isaías, Ezequiel, y Jeremías, y son similares en la
manera en la que todos ellos profetizan la destrucción de Israel y Judá por Asiria
y Babilonia. Las excepciones son Hageo, Zacarías, y Malaquías, quienes
profetizaron durante el tiempo de la reconstrucción de Jerusalén y declararon
una gloria postrera mayor que la primera.

En la anterior exposición de los libros del Antiguo Testamento, podemos
ver la potencial confusión causada por ubicar los libros proféticos, que hablaban
del año 586 A.C. y la destrucción de Jerusalén y el exilio a Asiria y Babilonia,
después de los libros acerca de la reconstrucción de Jerusalén. La línea histórica
de nuestra Biblia está completamente dañada.


UNA CRONOLOGÍA REVISADA

Debajo hay una tabla que muestra una organización bíblica que
funcionaría mucho mejor. No es perfecta, pero al menos da mayor sentido de
cómo la historia muestra lo escrito en los libros proféticos.


Historia Pre-Exilio Regreso Post-Exilio
Génesis – Segundo Isaías – Sofonías Daniel, Esdras, y Zacarías, Hageo,
Libro de Crónicas Nehemías Malaquías.
(Ester como
contemporánea a
Ezequiel)


Aquí, la profecía se divide en dos porciones, una antes del exilio y otra
después. Al final de la Historia, en donde los reinos se han dividido y los reyes se
están volviendo cada vez más malvados, están los profetas del Pre-Exilio
(exceptuando a Daniel) y los profetas menores. Por eso, las profecías que hablan
del exilio en manos de Asiria y Babilonia están ubicados más cerca de los
momentos históricos. Finalmente, el Antiguo Testamento concluiría con la vuelta
de un remanente de Judá a Jerusalén para reconstruir la ciudad y el templo, como
está escrito en Daniel, Esdras, y Nehemías, seguidos por los tres libros proféticos
del Post-Exilio. Esto nos daría una imagen cronológicamente más exacta del
Antiguo Testamento.
Los libros poéticos podrían ser agregados de muchas maneras diferentes.
Podríamos dividirlos, ubicando los salmos escritos por Moisés luego de
Deuteronomio, los salmos escritos por David luego del Primer Libro de Samuel, y
el material escrito por Salomón luego del Segundo Libro de Samuel. También
podrían ser agregados en una sección solo para libros poéticos. La pregunta de
Job, por supuesto, es capciosa. Quizás se podría insertar una nota en el medio de
Génesis en donde Job debería aparecer cronológicamente, guiando a los lectores
a Job, que podría aparecer inmediatamente después de Génesis. Quizás falte
mucho tiempo para que los libros de la Biblia sean reorganizados de esta
manera, pero tener esta organización en nuestras mente nos puede ayudar a que
el texto tenga sentido mientras leemos. Será de gran ayuda recordar que Isaías
estaba profetizando sobre la destrucción que tuvo lugar al final del Segundo
Libro de Reyes, no de algo en nuestro futuro. Desafortunadamente, hay mucha
confusión respecto a las profecías del Antiguo Testamento, y esto se debe a la
falta de entendimiento respecto al momento histórico, a los eventos a los que se
estaban refiriendo, y a cuándo estos eventos tuvieron lugar en Israel.
Simplemente entender la cronología bíblica nos ahorrará de caer en
malentendidos.


CRONOLOGÍA DEL NUEVO TESTAMENTO

La cronología del Nuevo Testamento está muy lejos de ser tan
problemática. La organización realmente no importa tanto en el Nuevo
Testamento porque todos los veintisiete libros transcurren en el lapso de
cuarenta años. En comparación, solo Génesis relata 2417 años, y el resto del
Antiguo Testamento, otros 1300 años. Si consideramos eso, entonces cuarenta
años son solo un punto en la línea histórica. En otras palabras, el Nuevo
Testamento fue escrito solo en una generación por autores que vivieron en el
mismo ambiente social y político. Como mencionamos previamente, algunos
estudiosos hacen hincapié en probar que algunos de los libros del Antiguo
Testamento fueron escritos en el año 80 D.C. o después. Como sea, John A. T.
Robinson, un prominente teólogo y académico, ha escrito un libro llamado Re-
Dating the New Testament, en donde ha demostrado por qué todos los libros del
Nuevo Testamento deben haber sido escritos entre el año 30 D.C. y el 70 D.C.
Kenneth Gentry también escribió su doctorado, Before Jerusalem Fell, que aún no
ha sido refutado, en donde prueba que Apocalipsis fue escrito bajo el reinado de
Nerón en algún momento de los años 60 D.C. Como lo demuestran estos autores,
hay pruebas suficientes para decir que en Nuevo Testamento ha sido escrito en
su totalidad entre el 30 y el 70 D.C., en solo cuarenta años. Por esta razón, la
cronología del Nuevo Testamento no es demasiado importante.


LOS CINCO PACTOS MAYORES Y LOS CÁNONES

Ahora que hemos discutido respecto a la cronología de la Biblia, y
particularmente el Antiguo Testamento, vamos a considerar la trama de la
misma. Obviamente, entender la cronología es muy importante a la hora de
entender la trama. La historia de la Biblia no es solamente una historia de una
religión, es la historia de los pactos de Dios con la humanidad. Las historias
yacen en el fundamento de los pactos de Dios con la gente a lo largo del tiempo, y
no podemos entenderlas completamente si no comprendemos los pactos y los
cánones que les corresponden.

En el mundo antiguo, cuando dos partes hacían un pacto juntos, lo
escribían y lo firmaban, y eso era algo legal que había que cumplir. Luego, sobre
el curso del cumplimiento de ese pacto, las dos partes agregarían algo llamado
un canon, o la historia de cómo las dos partes habían cumplido ese pacto. Esto
incluía poesía, música, arte, y cultura formada durante el mismo. Un canon es un
cuerpo literario. Lo que encontramos en la Biblia son cinco pactos mayores entre
Dios y un humano (o una nación), y el canon que los rodeaba:

1. Pacto de Dios con Noé.

2. Pacto de Dios con Abraham.

3. Pacto de Dios con Moisés.

4. Pacto de Dios con David.

5. Nuevo Pacto de Jesús.

Cada uno de estos pactos tiene un canon que lo rodea. El canon para el
Nuevo Pacto es el Nuevo Testamento entero, pero los otros cuatro pactos y sus
cánones están dentro del Antiguo Testamento. El siguiente diagrama representa
a los pactos como círculos grises, con un círculo blanco que los rodea, en
representación del canon de ese pacto.


Basados en el tamaño del canon de literatura que rodea cada pacto, el
círculo que rodea el pacto Noético debería ser, incluso, más pequeño. El pacto
Mosaico es realmente muy grande. El pacto Davídico es un poco más pequeño,
mientras que el Nuevo Pacto, el Pacto de Jesús, tiene el canon más extenso
(veintisiete libros).
Si no entendemos que el Antiguo Testamento en realidad posee cuatro
pactos y cánones, no vamos a tener una idea clara de los eventos que tuvieron
lugar y de sus porqué. Por ejemplo, todo lo que sucede entre Génesis 1 a Éxodo
19, tiene lugar del pacto con Moisés, que comienza en el Monte Sinaí en Éxodo
20. Interesantemente, antes de Éxodo 20, Dios nunca les dice lo que le provocaba
ira. La primera vez que Dios les dice lo que le provocaría ira, aparece en Éxodo
22, y está relacionado a la negligencia hacia los huérfanos y viudas. Si la gente
quería hacer enojar a Dios, esa era la manera de hacerlo. Antes de eso, Sodoma y
Gomorra habían sido destruidos, y el Diluvio había traído destrucción, pero la
Biblia no menciona la palabra “ira de Dios”. En lugar de eso, en el Diluvio el
corazón de Dios estaba dolido, y en Sodoma y Gomorra, Él respondió en justicia a
los actos horrorosos que le habían llegado de esas dos ciudades. Pero solo dos
capítulos después del establecimiento de la Ley, la ira de Dios hace su primera
aparición. Esto tiene más sentido cuando leemos en Romanos 4:15, que dice, “La
ley produce ira…”. En otras palabras, la ira de Dios vino con la Ley. Esto no era
parte de los pactos o cánones anteriores, lo que es de consideración a la hora de
entender la trama. Incluso con una cronología adecuada, vamos a malinterpretar
gran parte del Antiguo Testamento si lo leemos como una sola gran cosa, sin
entender las diferencias entre cada pacto y su canon correspondiente. No están
interconectados, sino que son diferentes pactos, y sus cánones cuentan
diferentes historias de la relación de Dios con la gente.
El problema viene cuando nosotros, creyentes del Nuevo Pacto, tratamos
de aplicar para nosotros mismos aspectos de un viejo pacto que no fue escrito
para nosotros. El libro de Job no tiene nada que ver con nuestro pacto y canon, y
no podemos leer como si hubiese sido escrito para nosotros. Sí, podemos
aprender de él, pero estamos viviendo un nuevo pacto, con diferentes
circunstancias y una relación diferente con Dios. Por eso, tenemos que entender
las diferencias entre los pactos y cuáles aplican para nosotros hoy. Esto es, a
veces, complicado, por el hecho de que algunas de las promesas en los cánones
de los antiguos pactos están cumplidos en el Nuevo Pacto.
Leer la Biblia desde la perspectiva de los pactos y sus cánones cambia
completamente nuestra perspectiva. En lugar de empezar en Génesis 1 y leerlo
como una simple historia, nos damos cuenta de que Génesis 1 y los capítulos que
le siguen son parte de un canon que está contando la historia del pacto de Dios
con Noé. Está dando el contexto mostrando cuán malvado era el mundo, y cuán
necesaria era un Diluvio. Lo mismo aplica para el pacto de Dios con Abram
(Abraham), un hombre de Dios elegido para hacer pacto con Él. Israel aún no
existía, y la gente de ese momento no sabía casi nada respecto a Dios. Abram
creció como un adorador de ídolos, como sus vecinos, pero Dios lo llamó y
comenzó una relación con él. El despliegue de la historia rodea al pacto.
Luego, años después, encontramos a Moisés y a los israelitas en esclavitud
en Egipto. Dios los llama y crea un pacto completamente nuevo con la nación,
creando un sistema concreto de alabanza y la Ley. Todas las leyes y las historias
son parte del canon de este pacto. Muchos años después de eso, David aparece en
escena y quiere construir una casa para el Señor. Dios le dice que Él no habitaría
en casas creadas por el ser humano, pero le dice que le daría a David una casa
para establecer un pacto con él y su linaje sanguíneo. Luego, finalmente, cuando
Jesús vino, estableció un Nuevo Pacto a través de Su muerte y resurrección30.

Cuando se trata de entender la trama de la Biblia, los cristianos han usado
tradicionalmente unos de los tres filtros analizados en el capítulo 5:
dispensacionalismo, teología del pacto, y teología del nuevo pacto. Pero ninguno
de esos filtros funciona. La Biblia no puede encajar en ninguno de esos tres
sistemas. En lugar de eso, se compone de cinco pactos diferentes y cánones que
los rodean. En los siguientes capítulos, examinaremos cada uno de esos pactos y
sus cánones en mucho más detalle. Mientras los analizamos en orden
cronológico, vamos a ver cómo se conectan, lo que sucedió, la transición hacia el
siguiente pacto, y cómo algunas de las promesas anteriores se cumplieron.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Génesis a Ester, Job a Cantar de los Cantares, Isaías a Daniel, y Oseas a
Malaquías, representan la división actual de la Biblia dentro de cuatro
categorías. ¿Cuáles son?


30 Este sistema de interpretación está tomado, en gran parte, del libro de Scott

Hahn, Kinship by Covenant. Hahn es un académico católico brillante y muy


respetado, y en este libro examina los cinco pactos y sus cánones. También
examina las tres clases de pactos, porque no todos los cinco pactos son iguales, y
el tipo de pacto marca una diferencia significativa.
2. Génesis abarca _________ años, y de Éxodo a Malaquías se abarcan _______
años. El Nuevo Testamento, no obstante, abarca ______ años en su
totalidad.


PALABRAS CLAVE

Pacto Canon


MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

Scott Hahn, Kinship by Covenant.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.
CAPÍTULO OCHO


EL PACTO NOÉTICO

Luego de haber establecido un fundamento en los primeros siete
capítulos, comenzaremos a estudiar el texto bíblico. Vamos a leerlo de una
manera diferente a lo que muchos teólogos y seminarios lo hacen, ya que no
vamos a hacer un curso del Antiguo y Nuevo Testamento, estudiando algunas de
las tramas principales. En lugar de eso, vamos a leer la historia desde la
perspectiva de los cinco pactos y sus cánones, comenzando por el primero: el
pacto Noético.

El pacto con Noé tiene lugar en Génesis 9, pero su canon comienza en
Génesis 1:1 y va hasta el final de Génesis 11. Génesis 1 nos da un resumen de la
historia de la Creación, diciéndonos que todo fue creado en siete días (creándose
la humanidad en el día sexto), y terminando con el descanso del Señor. Luego, en
Génesis 2 la historia de la creación de la humanidad se cuenta en mucho más
detalle, incluyendo aspectos del Jardín del Edén. En Génesis 3, se relata la Caída
del hombre. La serpiente engaña a Adán y a Eva, y desobedecen a Dios. Como
resultado, en Génesis 4 son echados fuera del Jardín, y comenzamos a leer las
historias de Caín, Abel, y Set. Génesis 5 cuenta el linaje de Adán a Noé. Génesis 6
habla acerca de la maldad del hombre, que llenaba la tierra, y se introduce a Noé.
A éste, Dios le cuenta respecto al futuro Diluvio y le promete hacer pacto con él.
Génesis 7 cuenta el viaje dentro del arca durante el Diluvio. Génesis 8 encapsula
el desembarque y cuenta la historia de Noé enviando al cuervo y a las palomas.
En Génesis 9, como prometió, Dios hace Su pacto con Noé. Este capítulo también
cuenta la historia de éste emborrachándose. En Génesis 10, se muestra el linaje
de los tres hijos de Noé, Sem, Cam, y Jafet. Génesis 11, relata la historia de la torre
de Babel, y otro linaje desde Sem a Abram. Este es el fin del canon que rodea al
pacto de Noé, y Génesis 12 comienza con la historia de Abram.

El Pacto Noético en Génesis
Génesis 1 Siete días de Creación.
Génesis 2 La creación de la Humanidad en detalle, el Jardín del Edén.
Génesis 3 La Caída del Hombre.
Génesis 4 Caín y Abel.
Génesis 5 El linaje, desde Adán a Noé.
Génesis 6 Maldad del Hombre, Noé, la promesa del Pacto.
Génesis 7 Dentro del arca.
Génesis 8 Desembarque en tierra.
Génesis 9 Pacto de Dios con Noé, Noé se emborracha.
Génesis 10 El linaje de Sem, Cam, y Jafet.
Génesis 11 La torre de Babel, el linaje desde Sem a Abram.

En este capítulo, vamos a resaltar algunas de las partes del pacto con Noé
junto con su canon, que nos brindarán un entendimiento general. Nuestra meta
con este libro es entender la Biblia entera, lo que no significa saber todas las
palabras. Vamos a saltear muchísimo material, pero, al mismo tiempo, vamos a
construir un fundamento para comprender el cuadro entero. Cuando tengamos
eso, seremos capaces de estudiar dentro del cuadro y descubrir que el texto tiene
sentido de una manera en la que no habíamos entendido anteriormente.


EL JARDÍN DEL EDÉN

Para entender el pacto de Noé apropiadamente, debemos primeramente
mirar al contexto o a la historia que contienen los primeros ocho capítulos de
Génesis. El primer capítulo de Génesis, nos cuenta la historia de la Creación en
siete días; Génesis 2 relata una versión detallada de la creación de la Humanidad,
y nos cuenta acerca del jardín del Edén, lo que observaremos en mayor detalle:

Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a
la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y
el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el
huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón;
éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de
aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. El nombre del
segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. Y el nombre
del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río
es el Éufrates. (Génesis 2:8-14)

La primera pieza importante de información aquí, es que el río fluía desde
Edén hasta el jardín y luego continuaba. La gente a veces se refiere a este jardín
como el Jardín del Edén, pensando que Edén era el nombre del mismo. En
realidad, Edén era el nombre de la tierra, y dentro de esa tierra, había un jardín.
Entonces, el río fluía desde Edén hasta dentro del jardín.

El agua del jardín venía desde Edén. Mientras fluía hacia fuera del jardín,
se dividía en cuatro brazos: Pisón, Gihón, Hidekel, y Éufrates. El siguiente
diagrama nos da una vista aérea. El pasaje no nos dice hacia qué direcciones los
ríos fluían, así que están ubicados arbitrariamente:



Otra manera de describir al jardín sería como un oasis en la tierra de
Edén. Un gran río fluía hacia él, y luego se dividía en cuatro ríos más pequeños.
En el lugar de esta división, una acuosa, pantanosa, y fértil área se creaba, en
donde crecían toda clase de árboles y cultivos. Este era el jardín. Desde aquí, los
ríos se expandían, el Gihón hacia la tierra de Cus; el Pisón hacia la tierra de oro,
bedelio y ónice; el Hidekel (o Tigris) hacia el oriente de Asia; y el Éufrates. A
través del resto de la Biblia, el Tigris y el Éufrates son mencionados, pero nunca
más oímos del río Pisón o Gihón, y ni siquiera sabemos dónde se localizaban.
Incluso el Tigris y el Éufrates que se mencionan más adelante en la Escritura,
quizás no tuviesen la misma dirección de antes debido al Diluvio e inundación
que aconteció apenas unos capítulos después.

A menudo, cuando consideramos al Jardín del Edén, pensamos en él como
un concepto teológico, no como un mapa. Cuando pensamos en un mapa, nos
damos cuenta de que Edén debería haber estado en un lugar más alto que el
jardín, que estaba ligeramente hacia el este del Edén, y que el paisaje debajo del
jardín debería estar muy bien regado. Con esto en mente, el siguiente diagrama
nos mostrará algo muy importante:




El círculo en el medio representa al jardín. Dentro del círculo hay dos
árboles, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. A Adán
y Eva se les permitió comer del fruto del primer árbol, pero no del segundo.
Hacia el este del jardín, había un ángel con una espada. Cuando Adán y Eva
desobedecieron a Dios, dice en Génesis 3:24, “Echó, pues, fuera al hombre, y puso
al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía
por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.” Dios los envío hacia
el este cuando los echó, para que no pudiesen regresar al jardín. Este detalle
direccional nos muestra un importante patrón que se repite a través de la
Escritura:


Cuando, en la Biblia, los humanos van hacia el este, es algo malo. Cuando
se mueven hacia el oeste, es algo bueno, porque se dirigen hacia la dirección del
jardín y eso es algo bueno. Este simbolismo continúa a través de la Escritura. Por
ejemplo:

• Cuando Caín fue echado de la tierra, deambuló en una tierra llamada Nod,
al este de Edén (Ver Génesis 4:16).

• Lot se movió hacia el este y se asentó cerca de Sodoma (Ver Génesis
13:11).

• Cuando Israel dejó Egipto, en realidad fueron alrededor de Moab y
cruzaron el Jordán yendo de este a oeste. Lo hicieron así para poder
cruzarlo desde el oeste, ya que ir hacia la Tierra Prometida, era, en
esencia, volver al Jardín (Ver Josué 5:1).

• Cuando Israel fue al exilio en Babilonia, muchos años después, fueron
hacia el este.

• Cuando Israel salió del exilio y fue a reconstruir Jerusalén bajo Nehemías
y Esdras, se movieron en dirección al oeste, yendo en dirección al Jardín.

• Cuando los reyes magos fueron a ver a Jesús de bebé, fueron de este a
oeste (Ver Mateo 2). Fueron hacia el oeste para encontrar el Jardín y el
árbol de la vida en Jesús.

Encontramos otro ejemplo de esto en el campamento de Israel mientras vivía
en el desierto. Donde sea que la luna se movía, el campamento se levantaba y la
seguía. Cuando se detenía, asentaban un campamento siguiendo un orden
específico establecido en Números 2. El siguiente diagrama muestra el
tabernáculo en el medio del campamento, con tres de las doce tribus
(representadas con las líneas) en cada dirección:



La disposición que el tabernáculo debía tener, decía que el cuarto hacia el
oeste, el Lugar Santísimo, debía contener al arca del pacto. El cuarto del medio
era el lugar intermedio, y el cuarto hacia el este eran los atrios. De esta manera,
el lugar del tabernáculo mostraba que mientras más al oeste uno fuese, más
cerca estaba de Dios. El sacerdote entraba desde el lado este y avanzaba en
dirección oeste hacia el Lugar Santísimo. Cuando dejaba el tabernáculo, tenía que
hacerlo yendo hacia el este.
De todo esto podemos ver que el Jardín del Edén fue el símbolo original
de la presencia de Dios en la tierra, seguido por el arca del pacto, Jesús, y ahora
cada creyente. Y dentro de este símbolo tenemos el concepto del este a oeste
como una progresión en dirección a la presencia de Dios.

Mirando al diagrama del campamento de Israel, encontramos otro hecho
interesante. Las tribus hacia el oeste del tabernáculo eran las más pequeñas,
mientas que hacia el este la tribu más alejada del tabernáculo era la de Judá, que
tenía un campamento más grande que las demás. Las tribus hacia el norte y hacia
el sur eran iguales en tamaño. El resultado era que el campamento tenía forma
de cruz, con la parte de arriba de la misma estando hacia el extremo oeste del
campamento.



Una foto aérea de las doce tribus acampando alrededor de la presencia de
Dios, que más tarde sería Jesús, nos daría una foto de una cruz. En todo esto
podemos ver los llamativos símbolos incrustados en los detalles del Jardín del
Edén. Es importante aclarar que si seguimos avanzando en la lectura de la Biblia
con esto en mente, nos daremos cuenta de que los pequeños detalles pueden
contener un gran significado que el que originalmente le dábamos. 31


CAÍN Y ABEL

Luego del Jardín del Edén, en Génesis 3, llegamos a la historia de la Caída
de la humanidad. Como resultado de la misma, Adán y Eva tienen que dejar el
Jardín y se asientan hacia el este, en donde tienen dos hijos, Caín y Abel.

En Génesis 4:6-7, el Señor le dice a Caín:


31 Un excelente recurso en este tema son los materiales del autor Kevin Conner,

quien ha escrito una serie de libros basados en el tabernáculo de Moisés, el


tabernáculo de David, y el templo de Salomón.
Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído
tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el
pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te
enseñorearás de él.

Como ya hemos mencionado en el capítulo 4, respecto a la discusión del
pecado original, este pasaje crea un gran contraste para la visión popular del
pecado. Aquí, Dios le dice a Caín que el pecado estaba fuera de él, pero que puede
dominarlo, lo que nos muestra que enseñorearse sobre el pecado es posible. En
ese momento de la historia, nadie había sido jamás asesinado. El pecado que
conocían era haber comido la fruta del jardín. No se habían movido demasiado
de esa realidad, y Dios pone las cosas simples para Caín: haz lo que es correcto, y
serás aceptado. En ese momento, no existían ni la ley ni los pactos, pero como
vemos que Dios le dice a Caín que haga lo que es correcto, se deja entrever que
tenían un código inherente respecto a lo que estaba bien y a lo que estaba mal. El
asesinato claramente estaba mal.

Algunos todavía se preguntan si, hasta ese momento, Caín realmente
sabía lo que era la muerte, dado que era miembro de la primer familia de la
tierra. No obstante, vemos que Dios mata a un cordero para vestir a Adán y Eva,
por lo que podemos asumir que ellos continuaron con ese método para vestir a
sus hijos; por lo que el concepto de la muerte en animales, existía. Algunos
cristianos creen que la muerte no existía antes de la Caída, pero lo que Dios le
dice a Adán y Eva: “Cuando coman del fruto de este árbol, de cierto morirán”, no
quiere decir que la muerte existía. De hecho, la ecología básica y biología
muestran que este mundo necesita del ciclo de la vida y la muerte de plantas y
animales para funcionar. Incluso el hecho de comer una panta es una forma de
muerte para la misma, así que el ciclo de la vida en el jardín incluía la muerte de
animales y plantas, pero la humanidad estaba exenta de este ciclo hasta la Caída.
Originalmente, teníamos una única forma de vida, diferente del resto de la
creación, que estaba libre de la muerte, pero Adán y Eva renunciaron a ese
privilegio cuando eligieron pecar.

Como sea, la decisión de pecar no hizo a la descendencia inherentemente
pecaminosa (como la doctrina del pecado original enseña). Esta es la razón por la
que Dios le dice a Caín que él tenía que elegir si elegía pecar o no. Muchos
teólogos usan Romanos 5:12 como base para apoyar la idea del pecado original.
El mismo dice:

Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán), y por
el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto
todos pecaron.

Adán pecó, y a través del pecado, la muerte entró al mundo, que fue
heredada a toda la humanidad. Todos después de Adán tienen muerte por causa
del pecado de Adán. No obstante, el siguiente versículo nos da un detalle muy
importante:

Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se
inculpa de pecado. (Romanos 5:13)

La Ley es el antiguo pacto o el pacto mosaico. En Romanos 5, Pablo estaba
señalando al pasado, para decir que el pecado estaba en el mundo desde antes
del pacto mosaico. Históricamente, hubo 2847 años desde Adán hasta el éxodo
de Egipto, cuando los israelitas recibieron la Ley. Esto es casi 3000 años sin la
Ley. Es un tiempo muy largo, comparado con los 1300 años de duración que tuvo
el pacto mosaico. El pasaje continúa:

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no
pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que
había de venir. (Romanos 5:14)

En otras palabras, a pesar de que la Ley no existía, la muerte aún reinaba
incluso sobre aquellos que no habían pecado al no romper ningún mandamiento.
En ese momento, no había mandamientos, así que no había pecado por el cual
ser inculpado. Luego Pablo hace un salto de mil años en el tiempo, y se refiere a
la muerte y resurrección de Jesús, y compara a Jesús con Adán:

Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de
aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la
gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Y con el don
no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque ciertamente el
juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el don vino a
causa de muchas transgresiones para justificación. (Romanos 5:15-16)

De la misma manera que Adán causó que todos después de él recibieran la
muerte, Jesús vino a distribuir gracia sobreabundante para muchos. El don de la
gracia en Jesús triunfó sobre la maldición del pecado, que vino a través de Adán.
La condenación vino después del pecado, pero el don fue capaz de anular el
impacto de millones de pecados sobre el curso de miles de años en la historia.
Pablo termina con esta triunfante declaración:

Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán
en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y
del don de la justicia. (Romanos 5:17)

A través de Adán, a la muerte le fue dada el poder para reinar, pero a
través de Cristo, recibimos el regalo de la justicia y la habilidad para reinar en
vida. ¡Qué verdad más maravillosa!

Romanos 5 contiene un detalle importante que a menudo es leído para
apoyar la idea del pecado original, pero que en realidad significa justamente lo
contrario. El concepto del pecado original dice que el pecado es pasado al ser
humano desde la concepción, como un linaje sanguíneo, como el siguiente
diagrama muestra:



Pero, Romanos 5 nos muestra una imagen muy diferente:



El versículo 12 nos dice que el pecado entró al mundo a través de un
hombre. Entró al mundo, no a la familia mundial o al linaje sanguíneo de la
humanidad. En lugar de eso, literalmente entró en la creación. En el diagrama
anterior, se muestra que los humanos están colocados sobre la tierra, mostrando
el mandato a enseñorearse sobre el planeta que habían recibido del Señor. Los
humanos eran, literalmente, los guardianes del planeta tierra, y podían elegir si
dejaban que el pecado entrase en la atmósfera o mantenerlo afuera. Cuando
pecaron, invitaron a la muerte al mundo. Como guardianes, Adán y Eva
permitieron que el pecado entrase al mundo, lo que trajo muerte. De esta
manera, “la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Este
siguiente diagrama muestra a Adán permitiendo el pecado entrar en la atmósfera
del mundo:



Por causa de la elección de Adán, cada persona, en algún momento de su
vida, elegirá voluntariamente rebelarse contra Dios, y pecar. El momento en la
historia de cada persona es cuando el pecado entra en la vida de la misma. No
entra al nacer, sino como elección voluntaria de rebelarse como Adán. Esta es la
imagen que Romanos 5 muestra. Adán, como soberano sobre la creación, abrió la
puerta y le dio el permiso al pecado para dominar la tierra, trayendo con él, a la
muerte. Ahora el pecado está en la atmósfera, y como resultado, la gente crece y
eventualmente elige pecar. Abren la puerta como Caín lo hizo.32

La teoría del sacrificio es un tema muy amplio y complejo que no
podemos desarrollar aquí (pero que examinaremos detalladamente en los
capítulos 14 y 15). En resumen, por los primeros mil años de cristianismo, la
mayor parte de los cristianos tenía un solo punto de vista respecto al sacrificio,
llamado Christus Victor. Esta perspectiva establece que a Adán y Eva les fueron
dadas las llaves para reinar sobre el planeta tierra, para sojuzgarla, llenarla, y
multiplicarla. Cuando cayeron en tentación, les dieron las llaves (su autoridad) al
diablo. El diablo luego reinó bajo el poder del pecado y de la muerte hasta que
Jesús vino como hombre, como el “nuevo Adán”, para vivir como un segundo
Adán y recuperar las llaves bajo el dominio de la muerte y del diablo, y que
estaban en el Hades. Entonces, Cristo es victorioso (Christus Victor). Hoy en día,
hay muchas perspectivas respecto al sacrificio. El concepto desarrollado


32 El libro de Harold Eberle, Precious In His Sight: A Fresh Look at the Nature of

Man, provee una buena discusión de la conexión entre Romanos 5, la creación, y


la doctrina del pecado original.
anteriormente, de Adán sobre la tierra permitiendo que el pecado entre a la
atmósfera, se alinea con la perspectiva Christus Victor del sacrificio o expiación.

Luego de la historia de Caín y Abel en Génesis 4, encontramos la breve
historia del descendiente de Caín, Lamec. La Biblia no nos dice mucho acerca de
él, pero nos dice que “Lamec tomo para sí dos mujeres…” (Génesis 4:19). Esta es la
primera vez que la poligamia es mencionada en la Biblia. La tentación en el
Jardín y la pelea entre Caín y Abel fueron inspirados por la envidia, pero aquí la
tentación sexual, en forma de poligamia, aparece por primera vez. Un par de
versículos después, la Escritura dice:

“Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec,
escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi
golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete
lo será.” (Génesis 4:23-24)

Lamec, como se describe a sí mismo, poseía un gran nivel de amargura y
de enojo. ¡Había matado a alguien por haberlo herido! Eso es extremo. Lo que
vemos aquí es una conexión entre la amargura y la poligamia. Jesús también se
refiere a esto en los evangelios, cuando les dice a los judíos que Moisés había
dado el permiso de divorciarse por causa de la dureza (amargura) del corazón
(Ver Mateo 19:8). Esta es una buena imagen de por qué los divorcios suceden. Si
ambos tienen corazones suaves serán capaces de trabajar con sus problemas,
pero si uno o ambos tienen corazones endurecidos, será imposible arreglar el
matrimonio. Similarmente, Lamec estaba extremadamente amargado y enojado,
y también fue la primer persona en tener dos esposas. Por causa de la dureza de
su corazón, una mujer no era suficiente para satisfacerlo. Esta es una pieza
significativa en el problema del pecado sexual. Cuando las personas retienen
amargura y enojo y permiten que sus corazones se endurezcan, tienen tendencia
a necesitar más de una esposa. En tiempos modernos, esto suele traducirse en
tener amantes o volverse adictos a la pornografía.


EL LINAJE, DE ADÁN A NOÉ

Cuando la mayoría de las personas llega a Génesis 5, la primer genealogía
de la Biblia, suelen pasar de largo hasta el siguiente capítulo. Allí, se escribe la
genealogía de Adán. Uno de los más famosos miembros del linaje de Adán fue
Enoc, quien caminó con el Señor. Génesis 5:22-24 dice:

Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos
años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos
sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le
llevó Dios.

La gente generalmente entiende esto como un rapto de una persona, en
donde Enoc fue llevado directamente al cielo sin experimentar la muerte. Un
hecho importante a destacar de Enoc es que caminó con Dios pero también tuvo
hijos e hijas. En otras palabras, no era un místico ermitaño viviendo en una
cueva. Era un hombre casado y tenía una familia mientras caminó fielmente al
lado del Señor por trescientos años. Como un padre de familia, se encomendó tan
profundamente al Señor que fue trasladado en el espíritu y simplemente no se
cuenta más. Esto contradice las ideas místicas que muchas personas tienen, que
para ser verdaderamente santo uno no debe tener una vida normal, debe
mantener una cierta dieta mística, y vivir en reclusión. Pero Enoc, uno de
nuestros más grandes ejemplos de una persona en santidad, era claramente un
padre de familia viviendo en el medio de su cultura, pero aun así caminaba
íntimamente con Dios.

Como sea, hay más en esta genealogía que una simple lista de nombres. Lo
que muchos pasan por alto, por causa de nuestra cultura y lenguaje moderno, es
la significancia de los nombres enlistados en la misma. El capítulo 5 nombra a los
siguientes individuos: Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc,
Matusalén, Lamec, y Noé. Si miramos los significados de estos nombres en orden,
encontraremos un mensaje secreto:

Adán: Hombre
Set: Determinación
Enós: Mortal
Cainán: Pena
Mahalaleel: El bendito Dios
Jared: Descender
Enoc: Enseñanza
Matusálen: Su muerte traerá
Lamec: Fatigado
Noé: Descanso

En conjunto, dice: “El hombre determinó mortal pena. El bendito Dios
descenderá con enseñanza. Su muerte traerá al fatigado descanso”. Esto es una
profecía mesiánica. Cuando los hebreos leen este mensaje en la Torá ven este
mensaje profético, porque leen el hebreo original y entienden la importancia
detrás del significado de los significados de los nombres. 33

Es interesante meditar en qué debieron haber pensado los hombres
acerca de esta genealogía mientras iba avanzando. Obviamente, no podían ver la
imagen más grande, como lo hacemos nosotros, pero quizás hayan notado el
significado de los comienzos del mensaje. Matusalén, quien fue la persona más
anciana de la que haya registro en la historia, vivió 969 años. Su nombre significa
“Su muerte traerá”. Además del significado mesiánico, que Matusalén no conocía,
su nombre también profetizaba un evento mucho más próximo. Quizás la mayor
parte de su vida Matusalén se haya preguntado qué era lo que su muerte traería,
y luego, en el mismo año que murió, el Señor cerró la puerta del arca de Noé. Noé
nació muchas generaciones después que Matusalén, pero como éste vivió tanto
tiempo, aún estaba vivo durante los años que Noé estuvo construyendo el arca.

33 Tomado de Chuck Missler, en “Meanings of the Names in Genesis 5”. Missler, de

la iglesia Koinonia Chapel, ha hecho un gran trabajo en la investigación de los


nombres del Antiguo Testamento y su significado según las raíces originales.
Uno se pregunta si él conectó los puntos y creyó lo que Noé dijo respecto a una
futura inundación. Quizás Noé también haya notado la importancia del
significado del nombre de Matusalén y se haya preguntado si la muerte de éste se
alinearía con la inundación que Dios le dijo que estaba por venir.


EL DILUVIO

Génesis 6, que cuenta la historia de Noé, comienza con este muy
interesante pasaje:

Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre,
porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.
(Génesis 6:3)

Mucha gente usa este pasaje para definir lo que llaman como “la edad del
hombre”, y dicen que después del Diluvio, Dios limitó la vida de los seres
humanos a 120 años. Como sea, esto no es en lo absoluto lo que Dios estaba
diciendo. Sabemos esto porque luego del Diluvio cada individuo enlistado en la
genealogía entre Noé y Abram en Génesis 11 vivió más de 120 años. En lugar de
eso, Dios estaba declarando el tiempo que quedaba hasta la inundación, cuando
Él destruiría a los humanos que vivían en ese tiempo, para comenzar de nuevo
con la familia de Noé. Él estaba diciendo, “serán sus días (hasta que los mate),
ciento veinte años”. Podemos ver que esto es verdad basándonos en la edad de
Noé, el tiempo del Diluvio, el momento en el que recibió la orden de construir, y
cuánto tiempo le llevó construir el arca. 34

El punto al comienzo de los versículos de Génesis 6 es que Dios estaba
dolido con la humanidad. Era tiempo de un cambio.

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su
corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que
he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del
cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Pero Noé halló gracia ante los
ojos de Jehová. (Génesis 6:6-8)

En otras palabras, Dios se estaba diciendo a sí mismo, “Esto no está yendo como
debería. Esta gente está siendo completa e increíblemente malvada los unos con
los otros y con este planeta que creé, y me arrepiento de esto”. Su corazón estaba
“dolido” o “con mucho dolor” (DHH). Lo que estamos viendo aquí es, en la historia

34 Noé se tomó menos de ochenta años, no ciento veinte años, para construir el

arca. Sabemos esto porque el texto dice que Noé concibió tres hijos cuando tenía
500, y también dice que tenía 600 años cuando entró al arca. Cuando Dios le
ordena a Noé construir el arca, incluyó a sus hijos y a las esposas de sus hijos, lo
que significa que al comienzo de la construcción todos sus hijos debían ser
suficientemente mayores como para estar casados. Por eso podemos decir que,
como mínimo, cuando Noé comenzó a construir el arca tenía 520 y concluyó
cuando tenía 600.
del Diluvio, una imagen de lo que estaba pasando, desde la perspectiva de Dios.
El Diluvio no había sido motivado por un furioso, enojado e iracundo Dios. Había
sido motivado por el dolor de Dios al ver cuán malvada la gente se había
transformado y se dio cuenta de que debía ponerle un fin a eso. La gente a veces
lee historias de Génesis, como el Diluvio, la Torre de Babel, y Sodoma y Gomorra
a través de los lentes del antiguo pacto (pacto mosaico). Ven estos eventos como
un acto de la ira de Dios, pero esa es una interpretación errada, como lo deja en
claro Génesis 6:6-8. Como se mencionó previamente, la ira de Dios ni siquiera se
menciona en la Biblia hasta la instauración del pacto mosaico. La historia del
Diluvio no es producto de la ira de Dios, sino de Su gran dolor ante la increíble
maldad humana. Como resultado, Dios decidió limpiar la tierra y comenzar de
nuevo con Noé, quien había hallado favor ante Sus ojos.

Así que Dios le reveló Su plan a Noé:

Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu
mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda
carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo;
macho y hembra serán. De las aves según su especie, y de las bestias según
su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie
entrarán contigo, para que tengan vida. Y toma contigo de todo alimento
que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. Y lo
hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó. (Génesis 6:18-22)

Esta es la primera vez que oímos del pacto, y no se menciona otra vez
hasta que Dios establece Su pacto con Noé en Génesis 9:9. Mientras tanto, en
Génesis 7-8, Noé construye y entra al arca, y el Diluvio viene y destruye todo lo
que está fuera del arca. Luego de cuarenta días y noches, la lluvia termina, y
eventualmente Noé, su familia y los animales pueden salir del arca y caminar en
la nueva tierra.

Hay mucha discusión respecto a en dónde en realidad ocurrió el Diluvio.
Algunos teólogos dicen que fue una inundación local que mató todo en una gran
región del Medioeste. La gente de esa época no se había desperdigado mucho
más lejos del Jardín del Edén, así que una inundación mundial no era necesaria
para barrer con toda la humanidad.35 Aquellos que se aferran a esta posición,
dicen que el lenguaje original indica más bien una región local de tierra, no el
mundo entero (no muy diferente de lo que sucede con la palabra usada en Mateo
24:15, que ya hemos discutido previamente)36. La otra posición dice que hubo
una inundación a nivel mundial, y se basan en la evidencia fósil que dan prueba
de una inundación de este tipo. Geológicamente, están las evidencias para hablar
de una inundación mundial. Esta postura también dice que hubo un solo
continente, Pangea, que luego se dividió en todos los demás continentes,
explicando así lo que la Biblia dice, que “fueron rotas todas las fuentes del abismo”
(Génesis 7:11)37. Mucha gente se debate en estas posiciones, pero ninguna es

35 Collins, “Yes, Noah’s Flood May Have Happened”
36 Concordancia Exhaustiva Strong, Hebreo #776
37 “Pangea in the Bible?”
plausible. Claramente, todos fuera del arca murieron, y ese es el punto que nos
interesa. Luego, si las aguas se extendieron por todo el mundo o solo en una
determinada zona geográfica, es debatible.

También, otro resultado importante del Diluvio es la desaparición del
Jardín del Edén. Hasta la inundación, el Jardín del Edén aún permanecía,
custodiado por un ángel, pero luego del Diluvio, desapareció. Los cuatro ríos que
fluían desde el jardín, o desaparecieron o tuvieron un nuevo cauce. Dos de los
ríos, el Tigris y el Éufrates, se mencionan nuevamente en la Biblia, pero es
probable que no estuviesen localizados en el lugar de los ríos originales por
causa del impacto masivo del Diluvio en la geografía.


EL PACTO CON NOÉ

En Génesis 9, luego de que Noé y su familia salen del arca, Dios cumple su
promesa de hacer pacto con él. Comenzó con una orden, “…Fructificad y
multiplicaos, y llenad la tierra.” (Génesis 9:1). Esto se parece mucho a Génesis
1:28, en donde Dios les da un mandato similar a Adán y Eva. La diferencia es que,
mientras en ambos mandamientos menciona el fructificarse y el llenar la tierra,
esta vez no le da a Noé el mandato de sojuzgar la tierra, como les había dicho a
Adán y Eva. Esto se debe a que Adán ya había entregado la autoridad de la
humanidad de reinar sobre la tierra. La muerte ya estaba reinando sobre la
atmósfera, y la victoria de Jesús aún no se había manifestado. Noé no tenía la
autoridad que tenía Adán. Simplemente se le ordenó llenar la tierra, no
sojuzgarla, como debía hacer el primero. El pacto que Dios hace con Noé era una
promesa de nunca jamás volver a destruir la tierra para comenzar nuevamente:

He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros
descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con
vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros,
desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.
Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con
aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. (Génesis 9:9-
11)

Para entender el impacto de este pacto, tenemos que considerar lo que
Noé y su familia acababan de experimentar. Nunca antes en la historia de la
tierra había llovido, pero por cuarenta días y cuarenta noches no había cesado de
llover, y todos el mundo, excepto ellos, se había ahogado en la inundación que
había causado el Diluvio. Imagina el miedo con el que el corazón de Noé se llenó
cada vez que comenzaba a llover, luego de haber vivido el Diluvio. Mientras
todos sus amigos y familia extendida estaban muriendo, la familia de Noé estaba
encerrada en el arca con un gran número de animales, tratando de alimentarlos y
tranquilizarlos. El estrés de esa situación, junto con el desconocimiento de lo que
habría de pasar, debió haber sido inimaginable. Además, cuando todos se
bajaron del arca y pisaron la tierra seca, el paisaje de la tierra había cambiado
significativamente, y todo lo que conocían se había ido. Es difícil para nosotros
imaginar esta clase de trauma en sus vidas. No hay dudas de por qué Noé
construyó un viñedo y se emborrachó (Ver Génesis 9:20-21). Habían pasado por
un momento muy difícil, y el pacto de Dios con ellos y con la nueva tierra
mencionaba el trauma que acababan de experimentar. “Nunca más”, dijo Dios,
“haré lo mismo.” Esta no solo es una gran promesa para la humanidad, sino
también un gran consuelo para el corazón de Noé. No debía preocuparse cada
vez que lloviese. No debía construir otro arca jamás. Esta promesa fue esencial
para la habilidad de la familia de Noé de cumplir el mandato de Dios de
fructificarse. Solo cuando se sintiesen seguros serían capaces de asentarse y
comenzar a tener niños. El pacto les permitió comenzar de vuelta.

La señal del pacto fue el arcoíris. Cuando Noé y su familia lo veían,
recordaban la promesa de Dios de nunca jamás enviar otra inundación para
destruir la tierra. Esto implicaba que, en el futuro, Dios trataría con la maldad
humana de una manera diferente, como profetizó en la genealogía de Génesis 5.

Luego de que Dios hace Su pacto con Noé, leemos que éste construye un
viñedo y se emborracha. Mientras estaba ebrio y desnudo en su tienda, su hijo
Cam lo ve y les dice a sus hermanos, aparentemente para burlarse de su padre.
Pero los otros dos hermanos, Sem y Jafet, encuentran una capa y la colocan en la
espalda de su padre para cubrirlo de manera honorable. Cuando Noé se
despierta y descubre lo que pasó, maldice a Cam, pero bendice a Sem y Jafet.

Y dijo: Maldito sea Canaán (Cam); siervo de siervos será a sus hermanos.
Dijo más: Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo.
Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su
siervo. (Génesis 9:25-27)

Los descendientes de Cam fueron conocidos como los cananitas, quienes
luego se convirtieron en enemigos de Israel. Sem fue el ancestro de Abram, quien
fue el padre de la nación de Israel. De él, deriva la palabra Semita, que se refiere
al grupo de personas descendientes de la zona del sudoeste de Asia, incluyendo
árabes y judíos. Estos son los descendientes de Sem. Cuando sus descendientes
en la nación de Israel entraron a la Tierra Prometida, pelearon contra los
descendientes de Cam y tomaron la tierra que éstos habitaban. En otras palabras,
la profecía de Noé se cumplió.

En Génesis 10 encontramos la genealogía de los tres hijos de Noé
mientras sus descendientes se esparcían alrededor de la tierra.


LA TORRE DE BABEL

Génesis 11 es el capítulo final del canon del pacto noético. En él,
encontramos la historia de la misteriosa Torre de Babel. La historia comienza
con un grupo de gente yendo hacia el este, que es un simbolismo de apartarse de
Dios. Esta es la primer pista para pensar que lo que va a acontecer será
problemático. La segunda, es que esta gente establece un plan para ir a Sinar, lo
que nos dice quiénes son: descendientes de Cam, quien había sido maldecido por
Noé: “Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar.”
(Génesis 10:10). Habían sido maldecidos por Noé, quien tenía una relación con
Dios, así que marcharon hacia el este para construir algo como rebelión en
contra de Dios. El texto continúa:

Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y
les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y
dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue
al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de
toda la tierra. (Génesis 11:3-4)

Esto nos dice tres cosas muy importantes: primero, esta gente no quería
esparcirse sobre la faz de la tierra, justo lo contrario del mandato de Dios a Adán
y Eva, que luego también les dio a Noé y sus hijos. Segundo, esto también
significa que querían convertirse en una nación poderosa con grandes ejércitos
con la habilidad de oprimir a las personas. Tercero, construyeron una torre con
el fin de alcanzar el cielo. Debido a la manera en la que está redactado, algunas
personas leen este versículo y se imaginan un edificio muy alto que llegó a tocar
al cielo, de manera tal que incomodó a Dios. Claramente, esto no pudo ser así
porque ninguna torre podría ser jamás tan alta como para incomodar a Dios. Una
mejor manera de traducir esta frase sería, “una torre para honrar al cielo”. En
otras palabras, estaban construyendo un templo de culto a la astrología, o a
algún tipo de creación. Este tipo de edificios antiguos eran llamados zigurats, y
eran de construcción común en el mundo antiguo. Este fue el primero de esta
clase. El zigurat más elaborado de la historia estaba localizado en Babilonia, que
fue el nombre posterior para el lugar conocido aquí como Babel. En otras
palabras, era la misma locación, y la torre estaba específicamente conectada con
el culto a la astrología y al ocultismo.

También, es importante notar aquí el nivel de habilidad y de inteligencia
que la gente tenía. Habían inventado ladrillos, algunos de los cuales quizás sigan
estando de pie en las ruinas del zigurat de Babilonia. Esto fue solo un par de
generaciones después del Diluvio, pero las personas ya habían desarrollado esta
habilidad increíble para la construcción. El punto aquí es que esta gente no era
menos inteligente que nosotros: habían unificado el lenguaje y fueron capaces de
organizarse para construir una torre enorme con materiales que acababan de
inventar. Desde el comienzo, la raza humana ha sido increíblemente creativa e
inteligente. No hemos cambiado de seres humanos menos inteligentes a más
inteligentes, porque desde el comienzo hemos sido creados a imagen de Dios. En
esta instancia, la gente estaba usando sus propias habilidades para exaltarse a sí
mismos. No obstante, el versículo 5 nos dice, “Y descendió Jehová para ver la
ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.” Esta idea suena extraña,
pero está expresada de esta manera para mostrarnos algo: no importa cuán
grande o cuán magnífica la torre era, aún así estaba tan lejos de Dios que Él tuvo
que “descender” para verla. De la misma manera en la que Adán y Eva trataron
de engrandecerse sin Dios, los descendientes de Cam estaban tratando de
construir un imperio alejados de Él. Como veremos en el siguiente capítulo, las
acciones de estas personas estaban contrastadas con Abram, a quien Dios le
prometió: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás de bendición.” (Génesis 12:2). Por causa de que el poder de
Abram venía de Dios, sería de bendición. Por el contrario, los constructores de la
Torre de Babel intentaron usar su propio poder para engrandecerse. Si Dios
hubiese permitido que Babel se hiciese un nombre grande para sí misma, no
hubiese sido de bendición para la tierra. Así que después de confundir a los
constructores de Babel, Dios hizo algo diferente llamando a Abram diciéndole,
“engrandeceré tu nombre.”

En respuesta al intento de la gente de crear su propio imperio, Dios
confunde su lenguaje y provoca que se esparzan por toda la tierra:

Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje;
y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han
pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua,
para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció
Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la
ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió
Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de
toda la tierra. (Génesis 11:6-9)

El texto dice que Babel indica confusión; pero también tienen un
significado literal en hebreo: Babel se compone de dos palabras, bab, que
significa “puerta” y el, que significa “Dios”. Por lo tanto, Babel significa “puerta de
Dios”. La gente estaba tratando de construir un zigurat, que serviría como una
puerta entre el cielo y la tierra. Los historiadores creen que el uso práctico de los
zigurats era establecer una plataforma en las alturas, en donde se creía que el
dios de la ciudad descendería del cielo, aterrizaría en la plataforma, y le hablaría
al sacerdote. El zigurat era, literalmente, entendido como una puerta entre los
dioses de los cielos y la tierra. 38 De esta manera, la torre era una copia burda del
Jardín del Edén, en donde el cielo y la tierra originalmente se encontraban el uno
al otro. Dios descendía y caminaba con Adán y Eva allí. Ahora, la gente estaba
tratando de replicar un lugar de encuentro entre el cielo y la tierra, pero en sus
propios términos y con sus propios dioses. A pesar de que la gente de Babel
intentó que la torre sea “la torre de la puerta de dios”, Dios la renombró y la
llamó, “la torre de la confusión”. Luego, en Génesis 28, cuando Dios desciende y
se encuentra con Jacob, Éste no le muestra la puerta de Dios (Babel), sino la casa
de Dios (Betel). Esto nos muestra la diferencia entre el dios de Babel, con un gran
templo y rituales meticulosos, y el Dios de Betel, quien simplemente encontró a
un humano en un lugar desconocido, cuando Jacob ni siquiera lo estaba
buscando.

La respuesta de Dios para Babel, fue confusión. Pero, un día en un distante
futuro, Él revertiría lo que había pasado en Babel. Esto fue profetizado en
Sofonías 3:9-10:

En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos la pureza de labios, para que

38 Hamblin y Peterson, “Ziggurats are temple platforms of ancient Mesopotamia”

(Los zigurats son tamplos y plataformas de la Mesopotamia antigua); Alemán,


“Ziggurat of Ur”
todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común
consentimiento. De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicarán;
la hija de mis esparcidos traerá mi ofrenda.

Esta profecía se cumplió en Hechos 2:6-12, en el día de Pentecostés:

Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque
cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?
¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la
que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en
Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y
Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos
aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos
hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos
y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

En el plano natural, en la Torre de Babel, Dios esparció a la gente hacia
muchas naciones, tribus, subculturas, y lenguajes; pero lo que Sofonías profetizó,
y lo que sucedió dentro del nuevo pacto, es que Dios los volvió a juntar. A través
del don de lenguas, Él atrajo a la gente de vuelta en el Espíritu. Esto no significa
que todos hablamos todos los lenguajes, pero el lenguaje espiritual del amor que
nos ha sido dado, cruza todas las barreras idiomáticas de la tierra. El don de
lenguas es un vistazo de la reversión completa de la confusión que trajo la Torre
de Babel, que sucederá en el cielo. En Génesis 11:6, Dios notó el poder de hablar
un solo lenguaje, diciendo, “nada les hará desistir de lo que han pensado hacer”.
Esto, también, fue restaurado en Pentecostés, y en el nuevo pacto Dios declaró
que nada sería imposible para la gente en Su Reino (Ver Mateo 17:20). El poder
que Dios le quitó a la gente de Babel, nos ha sido entregado a nosotros
gratuitamente.


PREGUNTAS DE REPASO

1. El río fluía desde la Tierra de ____________ hasta el Jardín, y luego continuó
desde allí.

2. Moverse hacia el este es algo _____________; cuando la gente iba hacia el
oeste era algo _____________, porque en esencia estaban volviendo hacia el
__________________________

3. ¿Qué forma tiene una imagen aérea de las doce tribus acampando
alrededor del Tabernáculo?

4. ¿Cuál es el nombre de la perspectiva que dice que a Adán y Eva les había
sido entregada autoridad, y que se la dieron a la serpiente hasta que Jesús
vino como hombre y recuperó las llaves?

5. ¿Quién tenía un gran nivel de amargura, que estaba relacionada con su
poligamia?

6. En la genealogía de Génesis 5, si escribes el significado de los nombres de
Adán a Noé, ¿qué oración se forma, que comienza con la palabra hombre y
termina con la palabra descanso?

7. En Génesis 6, Dios no estaba limitando la vida humana a 120 años, sino
que estaba diciendo que quedaban 120 años para, ¿qué evento?

8. ¿Qué evento en Hechos 2 fue lo contrario de lo que sucedió en Génesis 11?


PALABRAS CLAVE

Christus Victor Zigurats


MATERIAL RELACIONADO

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Revealed in the Tabernacle.

Kevin Conner, The Tabernacle of David: The Presence of God as Experienced in the
Tabernacle.

Kevin Conner, The Temple of Solomon: The Glory of God as Displayed Through the
Temple.

Harold Eberle, Precious in His Sight: A Fresh Look at The Nature of Man.
CAPÍTULO NUEVE

EL PACTO ABRAHÁMICO

El pacto abrahámico es el segundo de los cinco pactos mayores de la
Biblia. El pacto con Abraham y su canon es mucho más extenso que el pacto
anterior y, por lo tanto, contiene más material que el pacto noético. Está
contenido primariamente en Génesis 15-25, pero en realidad se extiende hasta
Génesis 50. Incluso solo el resumen de los capítulos 15 al 25 ocuparía mucho
más espacio del que se dispone para este capítulo; y es por eso que solamente
vamos a resaltar las partes clave y lo esencial para entender este pacto en rasgos
generales.

El pacto con Abraham es significativo para el nuevo pacto y mencionado a
menudo en el Nuevo Testamento. No obstante, nuestro objetivo aquí es
analizarlo aisladamente, quitando nuestro lente de personas viviendo miles de
años después bajo en nuevo pacto. En el capítulo 13, examinaremos el pacto
abrahámico dentro del Nuevo Testamento, pero para nuestros propósitos aquí
trataremos de analizarlo como lo hubiese hecho Abram, dentro de lo posible.


EL VIAJE COMIENZA

El pacto comienza con la historia de Abram y su esposa Sarai, que se
relata inmediatamente después de la historia de la Torre de Babel, y la
genealogía de Sem hasta Abram. En Génesis 12, Dios le dice a Abram que deje la
casa de su padre porque le daría una gran bendición:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la
casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; y haré de ti una nación
grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:1-3)

Esencialmente, Dios llamó a Abram y le prometió engrandecer su nombre
incluso cuando no era algo que Abram estuviese buscando; fue algo que el Señor
simplemente le dio. A veces pensamos en Abram como el padre de la fe, pero en
realidad él no fue llamado por Dios para empezar una nueva religión. En lugar de
eso, fue llamado para comenzar una nueva nación, la misma que eventualmente
se convertiría en Israel. Es fácil olvidar esto si leemos con el lente del nuevo
pacto, pero Abram entendió este llamado simplemente como una comisión para
comenzar una nueva nación. Sabía que Dios había prometido bendecirlo,
engrandecer su nombre, hacer grande a esta nueva nación, y bendecir a toda la
tierra a través de él. Abram no entendió este llamado como Dios separándolo del
resto de las personas para crear una nueva religión. Si no entendemos esto,
partes de la historia de Abram no van a tener sentido. De la misma manera, no
podemos leer eventos de su vida a través del lente del pacto mosaico, porque el
pacto y La Ley aún no existían. Como Noé, todo lo que Abram tenía era la
conciencia.

Cuando Abram y Sarai se fueron de la casa del padre de Abram, se
llevaron a su sobrino Lot, como así también a sus sirvientes y bienes. Uno de los
primeros lugares en los que se detuvieron fue cerca de Betel, en donde Abram
construyó un altar a Dios. Como hemos discutido en el capítulo anterior, Betel es
“la casa de Dios” (en contraste con Babel, “la puerta de Dios”). Betel, la casa de
Dios, se menciona una y otra vez en Génesis.

Cerca del final del capítulo 12, leemos de la gran hambruna que causó que
Abram lleve a su familia a Egipto. Aquí es importante ubicar la historia de Abram
en la línea de tiempo. Las personas a menudo imaginan que las pirámides de
Egipto fueron construidas por los esclavos hebreos durante los cuatrocientos
años de cautiverio. No obstante, la historia indica que las pirámides habían sido
construidas 500 años antes de que Abram arribe a Egipto.



Cuando Abram y Sarai entraron a Egipto, algunos eventos interesantes
tomaron lugar:

Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer:
He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; y cuando te
vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán
la vida. Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por
causa tuya, y viva mi alma por causa de ti. (Génesis 12:11-13)

Por causa de su inseguridad, Abram tuvo miedo de que los egipcios lo
matasen para tomar a su esposa, así que pensó en esta mentira. Como resultado,
Faraón, creyendo que Sarai era la hermana de Abram, la llevó a su palacio para
que fuese parte de su harén. No obstante, la Escritura sigue diciendo: “Mas Jehová
hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.”
(Génesis 12:17). Al final, Abram y Sara se van de Egipto. Incluso cuando Abram
había mentido, Dios protegió a su esposa a través de las plagas que le envió a
Faraón. Esto no quiere decir que la mentira estuvo bien, pero el punto es que
Abram no tenía un mandamiento que le dijese que mentir estaba mal. En lugar
de eso, como Pablo escribió en Romanos 1, antes de La Ley Dios lidiaba con las
personas de acuerdo a su conciencia. Como la conciencia de Abram estaba llena
de miedo, pensó que la respuesta correcta para esta situación era engañar a los
egipcios.

En el próximo capítulo, Génesis 13, Abram y su sobrino Lot se separan
porque ya no tenían espacio suficiente para todas sus posesiones. Lot eligió ir
hacia el este, en dirección a Sodoma. En este momento, Sodoma no era como la
malvada Sodoma que Dios luego destruyó, pero como sabemos que ir hacia el
este simboliza apartarse de la presencia de Dios, entendemos que este era un
símbolo de algo malo.

En Génesis 14, los reyes de la región comienzan una guerra, peleando y
tomando cautivos. Uno de esos reyes tomó cautivos a Lot y a su familia, así que
Abram llamó a sus criados y a los nacidos en su casa, formando una armada de
318 hombres. El propósito era atacar a estos reyes y rescatar a Lot y su familia.
Esto se convierte en un patrón en la vida de Lot: es una víctima que necesita todo
el tiempo ser rescatado.


MELQUISEDEC

Luego de que Abram derrotó a los reyes enemigos y liberó a los cautivos, el rey
de Sodoma y el rey de Salem, Melquisedec, salió a su encuentro.

Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él
estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle
del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo,
sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que
entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.
(Génesis 14:17-20)

Melquisedec es una persona misteriosa, de quien no sabemos mucho, y en
torno al cual circulan diversas teorías. Discutiremos su importancia en mucho
más detalle en el capítulo 17. Lo que sabemos aquí es que Melquisedec era el rey
de Salem, que fue el primer nombre para la ciudad que luego se llamó Jerusalén;
como así también que fue el primer sacerdote de Dios que se menciona en la
Escritura. También, de Hebreos 7, capítulo que habla de este personaje, sabemos
que Melquisedec no era un nombre propio sino un título. Jesús fue un sacerdote
según el orden de Melquisedec. Este fue un título que significaba “rey de justicia”
o “el justo”. Luego de que Melquisedec bendice a Abram, éste le da el diezmo de
los botines de la guerra, siendo esta la primera vez que aparecen los diezmos en
la Escritura.

Luego, el rey de Sodoma, cuyo pueblo y bienes habían sido rescatados por
Abram, le dice que él se llevaría a su gente, pero también le dice a Abram que se
quedase con los bienes en honor por haberlos rescatado. No obstante, Abram
responde:

Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios
Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta una
correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas:
Yo enriquecí a Abram; excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la
parte de los varones que fueron conmigo, Aher, Escol y Mamre, los cuales
tomarán su parte. (Génesis 14:22-24)

Este fue un momento intenso. El rey de Sodoma quería bendecir y
recompensar a Abram por la pelea que había librado, pero Abram duramente lo
rechaza. Dios le había dicho que no tomase nada del rey de Sodoma, y él
obedeció. Lo más probable es que él ya hubiese discernido del corazón malvado
del rey de Sodoma. Aceptar un regalo de él los hubiese puesto en una relación de
pacto, que era justamente lo que Abram y Dios no querían.

En el capítulo 15, inmediatamente después de esto, Dios confirma la
obediencia de Abram: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram
en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será
sobremanera grande.” En otras palabras, Dios estaba alentando a Abram
diciéndole que Él era su verdadero galardón, mejor que cualquier recompensa
del rey de Sodoma, y que también era su verdadero protector. Ninguna
recompensa o alianza con el rey de Sodoma se comparaba con el galardón y
protección del pacto con Dios. Cuando Abram tomó la decisión de obedecer, al
rechazar al rey de Sodoma, Dios inmediatamente vino y tomó el lugar que Abram
había apartado para Él.


PACTO DE CORTE

No obstante, Abram le responde a Dios señalándole su falta de heredero:

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin
hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? Dijo también
Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un
esclavo nacido en mi casa. (Génesis 15:2-3)

Antiguamente, si un hombre no tenía herencia, el sirviente que había
estado en su casa por el mayor tiempo recibía la herencia. Mientras Abram
escuchaba la promesa del Señor de ser su escudo y galardón, él seguramente se
preguntó de qué le serviría todo eso si no tenía a quién heredárselo.
Esencialmente le estaba diciendo a Dios: “¿Y qué hay de tu promesa de que me
ibas a convertir en una gran nación? ¿Qué sentido tiene recibir recompensa si no
tengo heredero y termino dándole todo a mi siervo Eliezer?” El mismo Eliezer
sería, muchos años después, el siervo fiel a quien Abram le encomendase la tarea
de encontrarle esposa a su hijo Isaac. Eliezer seguramente estuviese expectante
ante la idea de recibir toda la herencia de Abram una vez que éste muriese, pero,
no obstante, cuando el niño del milagro nació a una edad muy avanzada de
Abram, Eliezer permaneció fiel a la familia. Aquí hay una importante actitud en
su carácter para tener en cuenta.

Dios no culpabilizó ni castigo a Abram por sus quejas, sino que le
respondió con esperanza para su futuro:

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un
hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los
cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu
descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. (Génesis 15:4-
6)

Luego, en Génesis 15, Dios viene a Abram y le dice que tome ciertos
animales, los corte a la mitad, y que hiciese un camino poniendo las mitades una
enfrente de la otra. En la antigüedad, esta era una forma habitual de hacer un
pacto. Cuando se hacían esos “pactos de corte”, ambas partes caminaban a través
de los animales cortados a la mitad, declarando, “Si no cumplo las obligaciones
del pacto, que sea hecho conmigo lo mismo que se ha hecho con estos animales.”
En otras palabras, este era un ritual de pacto muy sangriento e intenso. Abram
siguió las instrucciones de Dios; pero luego, mientras él esperaba por Dios, las
aves de rapiña descendieron para comer los cuerpos muertos. Hasta donde
sabemos, Abram no sabía exactamente las intenciones de Dios, así que esperó
hasta que Él apareciera. Eventualmente, llegó la tarde y Abram se durmió
profundamente. El Señor finalmente aparece mientras estaba durmiendo, y dice:

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará
en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas
también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán
con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serán sepultado en
buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha
llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. (Génesis 15: 13-16)

Luego, en la oscuridad, mientras Abram seguía durmiendo, un horno
humeando y una antorcha de fuego pasó por entre los animales cortados a la
mitad. Y así Dios hizo pacto con Abram:

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia
daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; la
tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los
refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos. (Génesis
15: 18-21)

Mientras Abram dormía, Dios le dice lo que les sucedería a sus
descendientes en el futuro distante y le promete la tierra de los amorreos una
vez que estos se hayan vuelto tan malvados que Él debiese castigarlos. En otras
palabras, Dios le da a los amorreos cierto tiempo mientras los israelitas crecían
como nación bajo el yugo egipcio. No obstante, para el final de esos cuatrocientos
años, Dios sabía que los amorreos alcanzarían un punto en donde necesitarían
ser castigados por su maldad. La conquista de la tierra de los amorreos por parte
de Israel sería un castigo de Dios para el primer pueblo, pero antes de eso,
recibieron misericordia de Dios porque aún no habían llegado al límite de su
maldad.

Dios confirmó su promesa apareciéndose como horno humeando y
antorcha de fuego, y pasando por entre los animales. Interesantemente, Abram
no pasó por entre los animales puesto que estaba dormido. En otras palabras,
Dios estaba declarando cumplir Su parte del pacto con Abram, pero no presiona
a éste a cumplir su parte. De hecho, si Abram hubiese tenido que cumplir algo,
hubiese estado despierto (o Dios lo hubiese despertado) y hubiese caminado
entre los animales como había hecho Dios. Esto nos muestra el tipo de pacto que
Dios hizo con Abram. En aquellos días, había tres tipos comunes de pacto:

1. Pacto de Concesión (o Subvención): es un pacto en donde una de las
partes es mayor, más importante, o más poderosa; y la otra es menor,
o menos poderosa. La más poderosa tomaba todas las obligaciones. El
menor solamente necesitaba tomar lo que el mayor le otorgaba.

2. Pacto de Parentesco: es un pacto en donde dos partes iguales se
unen, como sucede en el matrimonio. Este tipo de pacto tenía una
pequeña lista de obligaciones, que se dividía igualmente entre las dos
partes. El pacto de parentesco es también conocido como pacto de
paridad.

3. Pacto de Vasallaje: es un pacto que contiene, al igual que en el pacto
de concesión, un mayor y un menor. La diferencia es que el pacto se
basa en la habilidad del mayor de destruir al menor. En lugar de
destruirlo, el mayor le ofrecía seguridad al menor, y a cambio recibía
impuestos y tributos, servidumbre, etc. Se daba típicamente cuando
un reino conquistaba una nación y le concedía a la gente de esa región
el derecho a seguir viviendo, a cambio de un nivel de servicio. Como
resultado, en este pacto el mayor tiene todo el poder, y el menor tiene
que cumplir un gran número de obligaciones. El pacto de vasallaje
también es conocido como pacto de soberano. 39

Claramente, un pacto de concesión es el mejor, seguido por el pacto de
parentesco. Un pacto de vasallaje es completamente indeseable. En esta lista de
cinco pactos bíblicos mayores, tanto el pacto noético como el abrahámico son
pactos de concesión. Dios simplemente se les aparece a Noé y a Abraham y les
hace promesas que Él mismo cumpliría, sin ninguna estipulación u obligación de
las otras partes. Cuando Dios pasa a través de los animales, prácticamente estaba
diciendo, “Me estoy amenazando de muerte a mí mismo para probar que
absolutamente voy a cumplir mi pacto contigo.” A esto es a lo que se refiere el
libro de Hebreos cuando dice: “Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham,
no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (Hebreos 6:13). A pesar de
que es obviamente imposible que Dios recibiera la misma suerte que los
animales, Él usa esta imagen para comunicar Su nivel de compromiso con Abram,

39 Hahn, Kinship By Covenant, 29
y mientras éste dormía, Dios toma todas las obligaciones. Este es un pacto de
concesión. No tuvo ningún tipo de especulación sobre Abram. Dios no le dijo a
Noé, “Nunca más enviaré una inundación para destruir la tierra, excepto que tú…”
Tampoco le dijo a Abram, “Le daré esta tierra esta a tu descendencia, pero sólo si
tú…” No. Dios hizo grandes promesas que no requerían nada de la otra parte.


AGAR E ISMAEL

En Génesis 16, Abram y Sarai deciden tomar la promesa de Dios en sus
manos y tratan de cumplirla por sí mismos:

Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que
se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha
hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de
ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. (Génesis 16:1-2)

Esta era una costumbre común en aquellos tiempos, pero no era el plan
de Dios para ellos. Como resultado de sus propias maquinaciones, Agar queda
embarazada y el conflicto entre Sarai y Agar se comienza a generar. Llegó a tal
punto que, incluso cuando esta fue originalmente una idea de Sarai, ésta maltrata
a Agar tan severamente que se ve obligada a huir al desierto. No obstante, el
Señor encuentra a Agar, le dice que regrese y se sujete a su ama, y le hace una
promesa en torno a su hijo.

Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto
a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de
dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai
mi señora. Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa
bajo su mano. Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu
descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud. Además le
dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y
llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. (Génesis
16:7-11)

Aquí Agar se convierte en la primera de las únicas cuatro personas en las
Escrituras a quienes Dios les revela el nombre de sus hijos mientras aún están en
el vientre. Ismael fue el primero, y luego Isaac. Luego no vuelve a suceder
nuevamente hasta el Nuevo Testamento, primero con Juan el Bautista, y después
con Jesús. Solo estos cuatro fueron nombrados por Dios en el vientre. Ismael
significa “Dios escucha”, y para Agar fue una promesa de que Dios había oído su
aflicción y de que no la olvidaría. En respuesta, Agar llama al Señor “el Dios que
me ve”, y luego regresa a Abram y Sarai, en donde eventualmente da a luz a su
hijo Ismael. Este mismo Ismael luego sería el padre de las naciones arábicas de
esa región, mientras que Isaac se convierte en el padre de los israelitas.


CONFIRMANDO EL PACTO

El siguiente capítulo retoma la historia trece años después, cuando Abram
tenía 99 años. El Señor nuevamente se le aparece y le dice, “Yo soy el Dios
Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y
te multiplicaré en gran manera.” (Génesis 17:1-2). Esto le debió haber parecido
algo raro a Abram. Después de todo, Dios ya había hecho pacto con él en Génesis
15. Aquí Dios menciona el pacto como algo que debía pasar en el futuro, y algo
muy similar dice en Génesis 22. Con las traducciones modernas, esto puede
parecer muy confuso. Puede sonar como Dios diciendo, “Haré un pacto contigo”,
cuando lo cierto es que ya había hecho un pacto con Abram. Lo que Dios en
realidad estaba comunicándole era esto: “Voy a confirmar mi pacto contigo”. No
quiere decir que Él no había hecho el pacto aún, sino que estaba viniendo para
confirmar un aspecto en particular del mismo. Aquí hay una pequeña guía del
proceso del pacto en la vida de Abram:

1. En Génesis 12, Dios le promete cinco cosas a Abram: Te bendeciré;
engrandeceré tu nombre; a quien te bendijese, bendeciré; a quien te
maldijese, maldeciré; y tu descendencia será una bendición a toda la
tierra.

2. En Génesis 15, Dios hace pacto con Abram.

3. En Génesis 17, Dios comienza a confirmar el pacto al cambiar el nombre
de Abram a Abraham, y al introducir la señal de la circuncisión.

4. En Génesis 22, Dios finaliza la confirmación de su pacto a través de la
prueba a la que somete a Abraham en el Monte Moriah.

Por esta razón, no podemos señalar solo a un único capítulo para hablar del
pacto abrahámico. Fue explicado y confirmado a lo largo de una serie de años.

En Génesis 17, Dios se aparece ante Abram para confirmar el pacto y le dice:

He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. Y no se
llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he
puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera,
y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y
tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser
tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia
después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad
perpetua; y seré el Dios de ellos. (Génesis 17:4-8)

Dios continúa y menciona la circuncisión. No vamos a discutir este tema en
profundidad, pero es importante notar que la práctica de la circuncisión era
común entre los pueblos de la antigüedad. No fue un concepto nuevo introducido
por Dios; y por eso Abram sabía exactamente lo que Dios le estaba pidiendo. Dios
solamente introduce esta práctica dentro del pueblo israelita y también les da un
nuevo nombre a Abram y Sarai. Abram (“padre enaltecido”) fue llamado
Abraham (“padre de naciones”), y Sarai (“contenciosa”) fue llamada Sara
(“princesa”). 40


SODOMA Y GOMORRA

En Génesis 18, tres visitantes (ángeles) vienen a Abraham y Sara en su
camino a Sodoma y Gomorra para ver si la maldad de estos pueblos era tan malo
como lo que se oía de ellos, y si lo era, soltar juicio. Cuando se detienen para
visitar a Abraham, ellos le dan esta palabra: “De cierto volveré a ti; y según el
tiempo de la vida, he aquí que Sara tu mujer tendrá un hijo.” (Génesis 18:10)
Mientras tanto, Sara, que estaba escuchando en la tienda, se ríe, pensando que la
promesa era algo imposible dado que ya era de edad muy avanzada. No obstante,
el Señor la reprende, diciéndole:

Entonces Jehová dijo a Abraham: ¿Por qué se ha reído Sara diciendo: ¿Será
cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa
difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara
tendrá un hijo. (Génesis 18:13-14)

Luego el Señor anuncia Su plan de ir a comprobar la maldad de Sodoma y
Gomorra, y Abraham empieza a discutir con Dios respecto a cuántos justos eran
necesarios para salvar a las ciudades de la destrucción. Éste le dice a Dios:

Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?
Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no
perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?
(Génesis 18:23-25)

Dios le responde, y siguen discutiendo respecto a 50 justos, 45, 40, 30, 20,
10. Abraham estuvo satisfecho con diez, pensando que habría al menos diez
justos en las dos ciudades. Como la Ley aún no existía, debemos preguntar lo que
Abraham entendía por justos. No había aún un concepto estructurado de lo que
significaba ser justo, más que vivir de acuerdo a la conciencia de uno mismo y
honrar a Dios. La única calificación para justicia enlistada en las Escrituras hasta
ese entonces era: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” (Génesis 15:6)
En otras palabras, la gente que creía a Dios era considerada justa. No obstante,
incluso con esos estándares, solo encontraron seis justos: Lot, su esposa, sus dos
hijas, y sus dos yernos. Si Abraham le hubiese preguntado a Dios solo una vez
más y hubiese disminuido la cantidad necesaria de justos hasta llegar a cinco,
quizás hubiese salvado a Sodoma y Gomorra. Pero el resultado final fue que las
ciudades fueron destruidas, y en Génesis 19, dos ángeles descienden para
advertir a Lot y a su familia, para que huyesen de la ciudad. No obstante, sus dos
yernos no le creen a Lot cuando éste les dice que un juicio estaba viniendo.


40 “Sarah, Sarai, Sara.” Elsdon C. Smith sugiere que Sarai puede haber significado

“contenciosa” o “enfadadiza”, pero fue cambiado a Sara, no accidentalmente, por


Dios mismo para que sea una señal de Su propósito. Este nuevo nombre
significaba “princesa, o fuente de naciones y reyes.”
Los ángeles le dicen a la familia de Lot: “Y cuando los hubieron llevado
fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura;
escapa al monte, no sea que perezcas.” (Génesis 19:17) Le dicen que eviten ser
atrapados en esta destrucción. No obstante, Lot les dice que él ya era muy viejo
para ir hacia la montaña y les pregunta si pueden ir, en cambio, a otra ciudad. Los
ángeles están de acuerdo con esto, y Lot y su familia huyen. Cuando habían
alcanzado la ciudad de Zoar, Dios hace llover azufre y fuego del cielo sobre
Sodoma y Gomorra, destruyendo por completo las ciudades y todo lo que en ellas
había, incluyendo las plantas.

A pesar de esto, la esposa de Lot mira hacia la destrucción y se convierte
en estatua de sal. Mientras muchos tienden a pensar en este hecho como una
especie de juicio divino sobre la esposa de Lot, la mayoría de los comentaristas
apuntan a causas naturales. Cuando Dios hizo llover azufre, destruyó
absolutamente todo; y es por esto que les dice a los ángeles que huyan y no
miren atrás. Literalmente, la destrucción estaba aconteciendo a sus espaldas
mientras ellos corrían, y la esposa de Lot comete el error de detenerse y mirar
atrás, quedando atrapada en la lluvia de azufre y fuego. De acuerdo a muchos
comentarios, es muy posible que la mujer hubiese estado suficientemente cerca
del azufre ardiente que se había cristalizado por el calor. Al tomar contacto con
ella, la mujer debió cristalizarse también. En esencia, se cristalizó tomando la
apariencia de un fósil de sal, creencia que es substanciada por los hallazgos
arqueológicos encontrados en esta región.

La historia de la esposa de Lot se vuelve incluso más interesante cuando
miramos a dos tárgums, o documentos escritos religiosos que a veces incluyen
historias y linajes no hallados en la Escritura. Tanto el Tárgum de Jonathan y el
Tárgum de Jerusalén indican que la esposa de Lot (cuyo nombre no se
menciona en la Escritura), se llamaba Aedith y era nativa de Sodoma. Es muy
interesante considerar esa posibilidad. Muchos años antes del juicio a las
ciudades, cuando Abram y Lot vivían juntos, Lot decide ir hacia el este hacia
Sodoma y casarse con una mujer de esta región. Si esto es cierto, significa que
Aedith tenía una relación emocional a la ciudad, lo que pudo haber causado que
no quisiese huir y, en lugar de eso, mirar hacia la destrucción que estaba
tomando lugar a sus espaldas.

También, es muy importante entender que la sal es un elemento de pacto.
Vemos esto en Números 18:

Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel
ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas
contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová
para ti y para tu descendencia contigo. (Génesis 18:19)

En aquellos días, muchos pactos eran como tratados entre las personas,
que podían ser cambiados y transformados a través del tiempo, cuando los
individuos renovaban el pacto. Como sea, un pacto de sal era diferente.41 Era un
pacto eterno, que no podía cambiar. En el mundo antiguo, la gente usaba una
pequeña bolsa con sal en la cadera. Cuando dos hombres hacían un pacto de sal
entre ellos, uno tomaba un poco de sal de su bolsa y la ponía en la bolsa del otro,
y viceversa. Esto significaba, “Si puedes alcanzar mi bolsa de sal y tomar
únicamente los granos de sal que tú has puesto, entonces podrás cambiar o
romper tu pacto conmigo.” Obviamente, esto era imposible, lo que hacía que el
pacto de sal fuese permanente. Es por esto que, anteriormente, Abram se había
negado tan rotundamente al rey de Sodoma cuando éste le ofreció todas las
riquezas. Él no quería una obligación de pacto con Sodoma.

En la esposa de Lot encontramos una situación completamente opuesta.
Era nativa de Sodoma y no pudo dejar atrás su tierra. Estaba conectada a través
de un pacto con la ciudad y por eso no podía dejarla atrás, incluso a expensas de
su propia vida. La esposa de Lot es mencionada solo una vez más en la Escritura,
en Lucas 17:31-32, cuando Jesús estaba profetizando de la destrucción de
Jerusalén en el año 70 D.C. Mientras hablaba respecto a lo que habría de pasar,
Jesús se refiere a la mujer de Lot y dice:

En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a
tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás. Acordaos de la
mujer de Lot.

No sean como la esposa de Lot, quien se volvió atrás porque su corazón
estaba conectado a la ciudad y a las posesiones que tenía allí. De acuerdo a la
declaración de Jesús, parte de la conexión de la esposa de Lot con Sodoma estaba
basada en su materialismo. No podía dejar ir sus cosas, incluso cuando le costó
perder su propia vida.


EL NACIMIENTO DE ISAAC

Génesis 20 comienza con una historia similar a otra, en donde Abraham
miente respecto a Sara, y dice que es su hermana en vez de su esposa, pero esta
vez se lo dice a Abimelec. Otra vez, a Abraham le preocupaba la idea de ser
asesinado por causa de su bella esposa. Esta vez, también, Dios protege a Sara,
volviendo estériles a todas las personas de su casa. De repente, nadie era capaz
de tener hijos.

Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus
siervas, y tuvieron hijos. Porque Jehová había cerrado completamente toda
matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham. (Génesis
20:17-18)

41 H. Clay Trumbull estudió los pactos antiguos del Noreste y escribió

muchísimos libros sobre este tema: The Salt Covenant (El Pacto de Sal); The
Blood Covenant (El Pacto de Sangre); y The Threshold Covenant (El Pacto Límite).
Esto nos da una perspectiva de los diferentes tipos de pactos durante ese
momento histórico.

Este escenario en nuevamente desconcertante. ¿Por qué Abraham
miente? ¿Por qué aunque mintió Dios lo respaldó? Encontramos la respuesta a
esto en Génesis 17:18-21, en donde Abraham le pregunta a Dios si Ismael podría
ser el hijo prometido. En esencia, Dios le dice: “No. Solo haré Mi pacto con el hijo
que Sara te dará.” En otras palabras, el pacto no solo era con Abraham sino
también con Sara, por eso Él declaró que ella sería madre de naciones, así como
Abraham sería padre de naciones. Por esta causa, Dios no aceptaría el hijo de
Abraham nacido de Agar. Cuando entendemos la importancia de Sara para el
pacto podemos comprender por qué Dios protegió tanto su pureza, incluso
cuando su esposo se equivocaba. Dios necesitó protegerla para cumplir su pacto
a través de ella.

En el capítulo siguiente, esto es exactamente lo que Dios hace. Cuando
Abraham tenía cien años, Sara queda embarazada y da a luz al hijo prometido,
Isaac. En el octavo día después de su nacimiento, lo circuncidan tal como Dios
había mandado. Este es un detalle interesante que tiene muchísima importancia.
Abraham no sabía por qué Dios le había dicho que debía circuncidar a su hijo en
el octavo día, pero fue obediente. No obstante, hay una razón científica para esto:
cuando los bebés nacen, su nivel de vitamina K, que ayuda con la coagulación de
la sangre, aumenta progresiva y significativamente durante los primeros siete
días de vida. No obstante, en el octavo día de vida, los niveles de vitamina K
aumentan por sobre el cien porciento… ¡dándole a los bebés, en ese día, más
vitamina K que en cualquier otro momento de sus vidas!

Es por esto que Dios le dice a Abraham que circuncide a Isaac en su
octavo día de vida. Si lo hubiese hecho antes, hubiese arriesgado la vida de su
hijo, dado que la habilidad de Isaac de coagular la sangre era muy baja durante la
primer semana. En la actualidad, la comunidad médica usualmente les da a los
bebés varones una gran dosis de vitamina K y practican la circuncisión dentro de
los dos días de vida. Abraham no sabía nada de esto, lo que nos muestra la
increíble bondad de Dios escondida en sus mandamientos. Más tarde, algunas de
las leyes de Dios tendrían como objetivo proteger a los israelitas de las
enfermedades de Egipto. 42

Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto
delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus
estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti;
porque yo soy Jehová tu sanador. (Éxodo 15:26)

Dios otorgó leyes específicas acerca de lo que podían o no podían tocar o
comer, y cómo purificarse. Las mismas estaban conectadas directamente para
prevenir la enfermedad en ese momento histórico, cuando la higiene era muy
extraña y las enfermedades prevenibles, muy comunes. Él prometió que si
cumplían Su Ley, no tendrían ninguna de esas enfermedades, y ahora, con la

42 S.I. McMillan ha escrito un libro llamado None of These Diseases (Ninguna de

Estas Enfermedades), en donde estudia la ciencia médica que hay detrás de


muchas de las leyes que Dios le dio a Israel.
ayuda de la ciencia médica, sabemos por qué esto era cierto.
Otro aspecto interesante de la historia es el nacimiento de Isaac desde la
perspectiva musulmana. Éstos también se refieren a Abraham como su padre,
pero dicen que Ismael fue el hijo prometido, diciendo que en realidad fue Isaac el
hijo de la esclava. Cuando Abraham lleva a su hijo a la montaña para sacrificarlo,
los musulmanes dicen que llevó a Ismael, no a Isaac. 43 Es importante para
nosotros entender esto si llegamos a hablar con un musulmán, dado que su
historia ha dado vuelta los personajes para hacer de Ismael y de los árabes el
pueblo escogido por Dios.

Luego de que Isaac fue destetado, Sara vio a Ismael burlarse de hijo, y les
demandó a él y a su madre que se fuesen porque no quería que compartiesen el
legado de su hijo. Abraham, como un buen padre, se entristeció porque amaba a
sus dos hijos. No obstante, Dios lo confortó diciéndole que Él cuidaría de Agar e
Ismael. Dios le prometió a Ismael una nación, también, por ser hijo de Abraham.
Éste le creyó a Dios y envió a Agar e Ismael al desierto con agua y comida.
Cuando se les acaba el agua, Agar le dice a Ismael, quien en este punto tendría
catorce o quince años, que se recueste debajo de un arbusto. Luego ella se apartó
un poco de él y comenzó a llorar, porque creyó que ambos iban a morir y no
quería ver morir a su hijo. Mientras ella lloraba, Dios la llama:

Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el
cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del
muchacho en donde está. Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu
mano, porque yo haré de él una gran nación. (Génesis 21:17-18)

Luego Dios le abre los ojos para ver una fuente de agua. Agar llena su odre
y le da de beber a Ismael. Desde entonces, Dios estuvo con Ismael mientras
creció. Con el pasar de los años, éste se convirtió en un arquero y se casó con una
mujer egipcia. De esta manera, Dios cumplió su promesa de darle protección y
cuidado a Ismael. Es importante para nosotros recordar esto mientras leemos la
historia de Abraham. Él ya tenía una relación afianzada con el Señor, mostrando
siempre su confianza de que Él le proveería en situaciones difíciles.


EL SACRIFICIO

Génesis 22 cuanta la historia del sacrificio del sacrificio de Isaac, que debe
ofrecer Abraham en el Monte Moriah. Esta historia es frecuentemente
malentendida porque en ella Dios le pide a Abraham que mate a su hijo, algo que
luego Él prohibió bajo la Ley Mosaica. Muchos han acusado a Dios de ser cruel,
pero esto es porque están leyendo la historia desde la perspectiva moderna y no
desde la perspectiva de Abraham, como alguien que no tenía la Ley. Todo lo que
Abraham conocía, es que todas las religiones que había visto demandaban el
sacrificio de niños a los dioses. Ahora, este Dios que él estaba conociendo el

43 Faisal Malick, un exmusulmán que es ahora un líder cristiano, ha escrito acerca

de esto en su libro The Destiny of Islam in the End Times (El Destino del Islam en
los Últimos Tiempos)
pedía hacer lo mismo, excepto que Él lo interrumpió para evitar que sacrifique a
su hijo. Puede ser difícil, desde nuestra perspectiva, ponernos en los pies de
Abraham para entender su experiencia, pero debemos intentarlo especialmente
en historias desafiantes como esta.

Para hacer esto, empezaremos desde el primer versículo: “Aconteció
después de estas cosas, que probó Dios a Abraham.” (Génesis 22:1). Esta es
nuestra primera pista: lo que estaba pasando era solo una prueba. No fue una
expresión del deseo de Dios. Para probar a Abraham, Dios le dice: Y dijo: “Toma
ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí
en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.” (Génesis 22:2). En español,
esto suena como un mandato, pero algunos estudiosos han señalado que en
realidad esta frase, en hebreo, implica un tono de súplica, sonando casi como si le
agregásemos las palabras por favor. 44 Podría haberse negado, y Dios lo hubiese
aceptado. En un parafraseo moderno, la esencia de lo que Dios quería comunicar
sería algo así: “Mira, sé que tu hijo significa muchísimo para ti. Es tu único hijo y
aquel a quien amas. Lo entiendo. Pero, ¿harías lo que te pido?” En otras palabras,
Dios estaba pidiendo algo, y Abraham podía escoger. Dios ya había hecho un
pacto de concesión con Abraham, así que las promesas no estaban en juego.
Abraham simplemente necesitó escoger si honraría el pedido de su compañero
de pacto. Esta fue una prueba difícil, no solo porque Abraham amaba a Isaac, sino
porque éste era el único hijo que le quedaba. Ismael ya se había ido porque él
había confiado que Dios lo tendría en Sus manos. Abraham, el hombre de la fe,
decidió confiar en Dios con este hijo, también.

Abraham le dijo que sí a Dios y se preparó para irse con Isaac. Hizo esto
con la esperanza de que Dios resucitaría a Isaac, dado que era el hijo de la
promesa. Es por esto que le dice a sus sirvientes, “Entonces dijo Abraham a sus
siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y
adoraremos, y volveremos a vosotros.” (Génesis 22:5). Esto era lo que Abraham
creía. El escritor de Hebreos medita sobre esta historia: “Pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado,
también le volvió a recibir.” (Hebreos 11:19). Leyendo esto cuatro mil años
después, podemos ver que el escenario entre Abraham e Isaac no es más que una
sombra de Dios enviando a Su Hijo para morir en la cruz y resucitar. No es una
figura perfecta, en el sentido que Isaac en realidad nunca muere, pero sí es una
sombra de la muerte de Cristo porque Abraham entendió que Isaac moriría y
resucitaría de entre los muertos. Abraham nunca antes había oído de una
resurrección, y es por esto que se lo llama el padre de la fe. Él creyó la promesa
de Dios para hacer de él una nación grande a través de Isaac, y sabía que Dios
cumpliría la misma, incluso si implicaba resucitar a alguien de la muerte.

Al llegar a la montaña, Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac
cuando Dios lo detiene y le provee un carnero para que sea el sacrificio. Luego, él

44 Copan, Is God a Moral Monster? (¿Es Dios un Monstruo Moral?), 47. Copan

estudia esta historia en detalle, demostrando que el mandato en realidad estaba


formulado como una pregunta, dándole a Abraham la oportunidad de decir que
no.
y su hijo vuelven juntos de la montaña, tal como él había esperado. Abraham
había pasado la prueba. Poco tiempo después, Dios le habla a Abraham
nuevamente y le dice:

Y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto,
y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y
multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena
que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus
enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por
cuanto obedeciste a mi voz. (Génesis 22:16-18)

Esto parecería ser una repetición del mismo pacto, pero es la
confirmación de lo que había mencionado previamente. Dios estaba diciendo que
la decisión de Abraham de ofrecer a Isaac le había asegurado una descendencia
infinita. Previamente, Dios había confirmado parte del pacto al pasar entre los
animales muertos; y luego otra parte a través de la introducción de la
circuncisión; y aquí confirma el resto con la prueba de Abraham. Lo que
Abraham recibió de Dios a través de este pacto de concesión fue tan grande y
significante, que Dios eligió confirmarlo en tres partes, entre Génesis 12 y
Génesis 22. En Génesis 12 le da una lista de promesas. Luego, en Génesis 15, 17, y
22, consecutivamente confirma porciones del pacto. Esta era la confirmación
final.


LA IMPORTANCIA DE SARA

Génesis 23 nos cuenta la historia de la muerte de Sara. El hecho de que la
Biblia dedique un capítulo entero a su muerte, su edad, y su lugar de sepultura
nos muestra la importancia de esta mujer. El primer versículo de este capítulo
nos dice que Sara vivió 127 años. Esta es la única vez, en toda la Biblia, que la
edad de una mujer aparece registrada. Luego de que Abraham lloró a su esposa,
va a los hititas para negociar y comparar un sitio para su sepultura. Inicialmente,
los hititas simplemente querían darle cualquier parte de la tierra que él quisiese
por causa del gran respeto que sentían hacia él, pero Abraham insistió en pagar.
Lo que esta historia nos muestra no es solo el amor que Abraham sentía por su
esposa, sino el amor de Dios hacia Sara.

Usualmente se lee la historia de Abraham centrada primariamente en él,
dándole a Sara un rol mínimo. La realidad es que Dios hace Su pacto con
Abraham y Sara como matrimonio. Vemos esto, como se mencionó
anteriormente, en el hecho de que Dios no aceptó el hijo que éste tuvo con otra.
El hijo de la promesa debía venir únicamente de Sara y de Abraham, y éstos
debían unirse para que la promesa comenzase a fructificar. Esta es una verdad
poderosa, y muestra, nuevamente, el deseo de Dios de igualdad entre el hombre
y la mujer. Abraham no lo entendió, pero el anhelo del Señor era cambiar el
entendimiento humano de la relación entre el hombre y la mujer. No fue que
luego de Jesús cambió el corazón de Dios respecto a la igualdad entre los sexos.
Sara es una figura que muestra que Dios quiso la igualdad desde el comienzo. Él
no ignoró a Sara o la dejó de lado. En lugar de eso, la honró igualmente junto con
Abraham como su compañera de pacto, como la madre de naciones (Ver Génesis
17:16). El Nuevo Testamento confirma esta perspectiva de Sara en muchas
partes. En Gálatas 4, Pablo honra a Sara usándola como una figura del nuevo
pacto. Luego, en Hebreos 11, Sara es una de las pocas mujeres incluidas en la
lista de los héroes de la fe. Tenemos una tendencia natural a minimizarla, pero
Dios la pone junto a Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés. Ella es la madre
de la fe. Por último, en 1 Pedro 3, Pedro les dice a las mujeres cristianas que
imiten a Sara, y que sean hijas como ella (Ver 1 Pedro 3:6). Ningún otro
personaje femenino del Antiguo Testamento fue exaltado con el mismo nivel de
consideración que Sara. No debemos menospreciar su importancia en la historia
del pacto.

Luego de que Sara muere, la Biblia registra solo un evento significativo
antes de la muerte de Abraham. En Génesis 24, Abraham envía a su siervo Eliezer
a buscarle esposa a Isaac, quien estaba en mucho dolor por la muerte de su
madre. Eliezer encuentra a Rebeca y vuelve con ella, e Isaac la amó y fue
confortado luego de la muerte de su madre. Luego, en Génesis 25, leemos la
muerte de Abraham y el linaje de algunos de los hijos de Ismael, como así
también de los hijos de Isaac, Jacob y Esaú. Este es el fin de la historia primaria
que rodea el pacto abrahámico, a pesar de que el canon continúa hasta el éxodo
de los israelitas desde Egipto y el establecimiento del pacto mosaico. El énfasis
principal de esta historia del pacto entre Dios y Abraham es simplemente el
caminar por fe. Abraham comenzó oyendo la voz de Dios, caminó en pos de Sus
promesas, y obedeció lo que Él decía. No tuvo reglas, ni Ley, ni condiciones; él
simplemente caminó en fe y como le creyó a Dios, fue considerado justo. Este
entendimiento tan simple de la relación con Dios es el que el libro de Romanos
trata de señalarnos al hablar del nuevo pacto. Por esta causa, el pacto
abrahámico tiene más en común con el nuevo pacto que el pacto mosaico. Es por
esto que Hebreos 8:8-9 se refiere a que la promesa de Dios de crear un nuevo
pacto con Su pueblo no sería como el pacto que había hecho con Sus ancestros
que salieron de Egipto (Ver también Jeremías 31:31-32). El nuevo pacto no es
como el pacto mosaico, es más como el abrahámico. El nuevo pacto tiene que ver
con caminar con Dios por la fe, y con ser justos simplemente por causa de la fe en
Dios. Esta es la figura que obtenemos de Abraham.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Antes de que fuese dada la Ley, Dios lidiaba con la gente de acuerdo a…
¿qué cosa?

2. ¿Era Melquisedec un nombre o un título? ¿Qué significaba? (Ver Hebreos
7:2).

3. Nombra los tres tipos de pacto.

4. ¿Dónde se menciona, en la Biblia, la frase “pacto de sal”?

5. Dios le dice a Su pueblo que circunciden a los infantes en el octavo día
porque en este día los bebés tienen más alto el nivel de… ¿qué cosa?

6. Solo se menciona la edad de una sola mujer en la Biblia. ¿Cuál era su
nombre y cuántos años tenía cuando murió?


PALABRAS CLAVE

Pacto de concesión Tárgums
Pacto de parentesco Tárgum de Jonathan
Pacto de paridad Tárgum de Jerusalén
Pacto de vasallaje Pacto de sal
Pacto de soberano


MATERIALES RELACIONADOS

H. Clay Trumbull, The Salt Covenant.

H. Clay Trumbull, The Blood Covenant.

H. Clay Trumbull, The Threshold Covenant.

S.I. McMillan, None of These Diseases.

Faisal Malick, The Destiny of Islam.

Paul Copan, Is God a Moral Monster?: Making Sense of the Old Covenant God.
CAPÍTULO DIEZ


EL PACTO MOSAICO
PARTE UNO

El pacto mosaico es un tema muy largo. Como muestra la tabla que sigue,
el pacto mosaico se divide en dos partes, no solo por su extensión sino también
por su contenido.

Estudio de los Pactos y los Cánones
Noético (Génesis 1 – 11)
Abrahámico (Génesis 12 – 50)
Mosaico Parte 1 (Éxodo 1 – 45; Números; Levítico)
Mosaico Parte 2 (Deuteronomio)

La primera parte del pacto mosaico es un pacto de parentesco o paridad,
pero la segunda parte es un pacto de vasallaje. En otras palabras, el pacto de Dios
con Moisés y la nación de Israel cambió con el tiempo. La segunda parte será el
tema de estudio del próximo capítulo. En este capítulo, vamos a examinar la
primera parte del pacto mosaico, enfocándonos primariamente en el libro de
Éxodo.

Por causa de la extensión del canon que rodea este pacto, saltearemos
Éxodo 1-18, incluyendo los primeros años de Moisés, las plagas, y el escape de
Egipto. Vamos a retomar la historia en el monte Sinaí, cuando los israelitas
cometen el peor error en la historia de su nación.


EL PEOR MOMENTO DE ISRAEL

El pacto de paridad registrado en Éxodo se desprende del peor momento
de Israel como nación. En Éxodo 19, los israelitas alcanzan el pie del monte Sinaí,
guiados por la nube de la presencia de Dios. En los capítulos 19 y 20, Dios da la
Ley a los israelitas. En los 2847 años de historia humana anteriores, no existía la
Ley. Luego de que la Ley fue dada, pasaron alrededor de 1300 años hasta que
Jesús vino. Hubo más de la mitad del tiempo sin la ley, que con ella. Con el
advenimiento de la Ley, vino el drástico cambio que Pablo menciona en 2
Corintios 3:6: “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,
no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” En
otras palabras, cuando la letra de la Ley fue dada, trajo muerte. Por eso
encontramos un patrón de muerte y castigo luego de Éxodo 19 y 20 que no
existían anteriormente. Considera estos ejemplos:


Antes de que la Ley fuese dada:

• Éxodo 15:22-26: las quejas de los israelitas al comienzo de su viaje no
trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:1-15: las quejas de los israelitas respecto al maná y las
codornices no trajeron ningún castigo.

• Éxodo 16:27-30: la violación del Sábado trajo como resultado una
reprimenda.

• Éxodo 17:1-7: las quejas de los israelitas sobre el agua no trajeron ningún
castigo.

Luego de que la Ley fue dada en el monte Sinaí:

• Números 11:1-3: las quejas de los israelitas llevaron a la destrucción con
fuego.

• Números 11:33-34: las quejas de los israelitas acerca del maná y las
codornices llevaron a una plaga mortal.

• Números 15:32-36: la violación del Sábado resultó en muerte por
lapidación.

• Números 21:4-6: las quejas de los israelitas sobre la comida y el agua
trajeron como consecuencia que el Señor envíe serpientes venenosas
sobre la gente.

En otras palabras, algo cambió radicalmente en el monte Sinaí con la
entrega de la Ley. Para entender lo que pasó, necesitamos comenzar desde el
principio, cuando Dios inició Su pacto con los israelitas.

Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a
la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que
hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a
mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros
seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la
tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son
las palabras que dirás a los hijos de Israel. (Éxodo 19:3-6)

Aquí, Dios comenzó el pacto con una maravillosa oferta, proponiéndoles
un pacto de concesión. Él les prometió protección divina y el privilegio de ser
una nación de sacerdotes para Él. En otras palabras, todos tendrían libre acceso a
Dios. Esta era una oferta increíble. En el versículo 8, la gente sabiamente acepta
esta oferta, diciendo: “Haremos todo lo que el Señor ha dicho.”

Luego, en los versículos del 9 al 13, Dios le da a Moisés las instrucciones
mostrándole cómo debían prepararse para la ceremonia del pacto. Les dijo que
se consagren y se laven por tres días, ya que al tercer día Dios descendería a la
montaña en una densa nube. Les dijo que no debían tocar la montaña o acercarse
a ésta hasta que oyesen el largo sonido de una bocina. Luego de este sonido,
debían acercarse. Estaban invitados a acercarse, pero solo después del tercer día.
La gente hizo lo que Dios le pidió. En los versículos 16-17, en la mañana del
tercer día, una densa nube descendió sobre la montaña, con relámpagos, truenos,
y un fuerte sonido de bocina. Todos en el campamento, temblaron. Moisés los
guió a encontrarse con Dios en el pie de la montaña. La historia continúa:

Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en
fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se
estremecía en gran manera. El sonido de la bocina iba aumentando en
extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. (Éxodo
19:18-19)

Este es el punto de la historia en donde necesitamos más información. En
Deuteronomio 5 vemos el detrás de escena de lo que sucedió cuando la gente oyó
a Dios hablar en Éxodo 19:19.

Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y
visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de
vuestras tribus, y vuestros ancianos, y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios
nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio
del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive.
Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos
consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos.
Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla
de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? Acércate tú, y
oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que
Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos. (Deuteronomio
5:23-27)

La gente se asustó y le dijo a Moisés que ya no querían oír a Dios, y que
fuese él en nombre de todos para simplemente recibir las reglas que
obedecerían. Por causa de la mentalidad de esclavos, temieron, y sacrificaron la
relación pidiendo, en cambio, reglas. Ahora podemos entender el resto de la
historia en Éxodo 19.

Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó
Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. Y Jehová dijo a
Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a
Jehová, porque caerá multitud de ellos. Y también que se santifiquen los
sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos
estrago. Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí,
porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo.
Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los
sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que
haga en ellos estrago. Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
(Éxodo 19:20-25)45

Podemos ver de esto que el Señor se ajustó al pedido de los israelitas. Por
eso, en lugar de que toda la nación fuese a tener una relación con Dios, solo
Moisés y Aarón subieron para obtener las reglas.

Este fue el momento más trágico de Israel, porque cuando Dios descendió
y habló audiblemente a toda la nación en Éxodo 19:19, ellos decidieron, incluso
cuando ya habían oído su voz y habían vivido, que no querían oírlo nunca más.
En lugar de eso, escogieron a Moisés como intermediario por causa del temor
producto de su mentalidad de esclavos. Estaban tan aterrados por la
majestuosidad de Dios que se presentó frente a ellos, que eliminaron la
posibilidad de una relación con Él. Dijeron, “Tenemos miedo de morir en Su
presencia”, incluso cuando Dios ya les había demostrado que nadie moriría. Por
eso, le pidieron a Moisés que hablase con Dios para saber lo que Él quería, y ellos
se limitarían a obedecer. Este fue un terrible punto de giro.

Es interesante notar que esta es la primera instancia en la Biblia donde se
registra que la gente estaba tan aterrada de Dios que eligieron escaparse y
rechazar la interacción con Él. Incluso Adán y Eva, quienes se escondieron de
Dios, vinieron ante Él cuando los llamó. No podemos saber a ciencia cierta por
qué los israelitas respondieron de esta manera a Dios, como nunca nadie había
hecho. Lo más probable es que, luego de 430 años de esclavitud, su perspectiva e
imagen de Dios haya sido alterada, y simplemente no supieran quién era su
padre. Los únicos dioses que conocían eran los de Egipto, que luego fueron
derrotados de una manera muy dramática por el Dios de sus ancestros. Quizás
esto pudo haber creado preocupación y temor en los israelitas. Más allá de la
razón de su miedo, Dios intentó mostrarles que no debían estar atemorizados.
Tal como Dios había probado a Abraham con el mandamiento de sacrificar a
Isaac para mostrarle que Él era diferente de otros dioses, Dios también probó a
los israelitas aquí, así como Moisés les señaló en Éxodo 20:20. Dios estaba
probándolos para mostrarles cuál era Su verdadera identidad, pero los israelitas
se aferraron al espíritu de temor en lugar de permitir la prueba y caminar hacia
la nube, en donde Dios les iba a mostrar cuál era Su verdadera apariencia.

Esto puede ser difícil de aceptar para algunas personas, pero en la
Escritura muchas veces Dios usa la ofensa. Jesús hizo cosas ofensivas muchas
veces en Su ministerio. Le dijo a un cojo que se levante y camine. Hizo barro con
saliva y lo untó sobre los ojos de un hombre ciego. Luego le dijo al ciego que
caminase a cierto estanque para que pudiese quitarse el barro. Esto debió haber

45 Aquí es importante señalar que cuando Dios menciona a los sacerdotes, no se

está refiriendo a los sacerdotes que vinieron después de la Ley, porque la Ley no
había sido dada aún. En lugar de eso, se está refiriendo al entendimiento que
había en el antiguo Noroeste, en donde el miembro varón más viejo de cada casa
era automáticamente el sacerdote de esa familia. Así era como el sistema de
patriarcado funcionaba. Así que, cuando Dios se refiere a los sacerdotes en este
pasaje, se estaba refiriendo a las cabezas de las casas, asegurándose de que
conocieran que el mandamiento de la consagración también aplicaba para ellos.
sido terriblemente ofensivo, pero el hombre superó la ofensa que Jesús había
hecho, y como resultado recibió sanidad. El Señor usa estos abordajes ofensivos
como pruebas, para ver si perseveramos en la relación con Él, o si decidimos
echarnos atrás por causa de la misma. Esto es exactamente lo que Dios hizo con
los israelitas, y, lamentablemente, ellos decidieron que no querían relación.
Habían visto a Dios hacer cosas maravillosas. Había destruido a sus captores,
abierto el mar para que pudiesen pasar caminando sobre la tierra seca, los
protegió de los enemigos, le había dado a Miriam una extensa canción profética,
los había alimentado con codornices y maná, etc. Todas estas cosas eran signos
que ya les habían mostrado qué clase de persona era Dios, y si debían o no
confiar en Él. Aun así, cuando Él probó su entendimiento para ver si confiaban en
Su carácter y Su verdad, fallaron rotundamente. Rechazaron Su oferta de un
pacto de concesión en donde cada persona sería un sacerdote, y eligieron a
Moisés como mediador. En otras palabras, eligieron las reglas por sobre la
relación, e iniciaron un pacto de paridad o parentesco en lugar del pacto de
concesión que Dios les había propuesto.


DE PACTO DE CONCESIÓN A PACTO DE PARIDAD

Así es como, en el peor momento de Israel, cambiaron su pacto con Dios
de un pacto de concesión a un pacto de paridad. En Éxodo 19:3-6, Dios propuso
un pacto de concesión, pero en Éxodo 19:19 y en pasaje paralelo de
Deuteronomio 5:23-27, los israelitas respondieron a Dios en temor y le pidieron
a Moisés que sea el mediador (esto se reitera en Éxodo 20:18-19).
Inmediatamente a esto, sigue el otorgamiento de los Diez Mandamientos, en una
ceremonia de un pacto de paridad. A diferencia de lo registrado en Éxodo 20,
mostrando que Dios quería hacer de todos sacerdotes, una nación santa, un
especial tesoro, se registra una ceremonia de un pacto de paridad. Cualquier
persona del mundo antiguo que hubiese leído lo sucedido, hubiese entendido el
cambio de la ceremonia de un pacto de concesión a uno de paridad.

Esta es la manera en la que una ceremonia normal de un pacto de paridad
se desarrollaba: si dos grupos de personas querían hacer un pacto, se ponían de
acuerdo, como iguales. Juntos, harían una lista de reglas que ambos grupos
debían obedecer. Esta lista de reglas sería el cuerpo del pacto que acordarían.
Esto es lo que sucedió en la historia de los Diez Mandamientos.

No obstante, nuestras ideas modernas de los Diez Mandamientos se han
convertido en un velo que nos impiden entender lo que en verdad eran.
Generalmente, nos imaginamos dos tablas redondeadas hechas de piedra con los
mandamientos numerados con números romanos, cinco en una tabla y cinco en
otra. Pero, en el mundo antiguo, esto se hubiese considerado un gran desperdicio
de materiales. En lugar de eso, las tablas eran rectangulares, con los
mandamientos del 1 al 5 al frente, y del 6 al 10 en el revés. Es en Éxodo 32:15
cuando se nos dice que las tablas estabas inscriptas en ambos lados: “Y volvió
Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio,
las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas.” En otras
palabras, en ambas tabletas estaban los Diez Mandamientos.


La segunda tableta era una copia, un duplicado, lo que era una práctica
normal en el mundo antiguo (como lo es al día de hoy). De esta manera, cuando
las dos partes se reunían para hacer la lista de reglas que compondrían el pacto,
cada parte se podía llevar consigo una de las copias del acuerdo del pacto. Esta
era una práctica normal en una ceremonia de pacto de paridad.



Cuando los delegados de las naciones que habían hecho pacto volvían a
sus pueblos, llevaban las copias del pacto al templo o tabernáculo, en donde lo
ponían dentro de una caja llamada “arca”. Israel no fue la primer nación en tener
un arca; esto era una práctica común en esos tiempos. Era únicamente utilizada
para contener las copias de los acuerdos del pacto. Por eso, era llamada “el arca
del pacto.”



En el diagrama anterior, vemos al delegado 1 volviendo a su tribu y
colocando la tableta en el arca de su dios (dios 1). El delegado 2 hace lo mismo,
colocando la tableta en el arca de su dios (dios 2). El entendimiento era el
siguiente: si la tribu 1 viola el pacto con la tribu 2, el dios de la tribu 1 los
castigaría por la violación. En otras palabras, su propio dios los castigaría por
violar el pacto, porque era el dios en quien creían, y no creían en el dios de la otra
tribu. Por lo tanto, cuando estas tribus hacían un pacto de paridad, ellos
prácticamente acordaban: “Si violamos nuestro pacto con ustedes, entonces
nuestro propio dios nos castigará.” Este era el concepto normal de un pacto de
paridad, pero en el caso de Israel y Dios, no funcionó de la misma manera. Esto se
debe a que, como muestra el siguiente diagrama, Dios se estaba representando a
Sí mismo.



Del lado derecho, Dios estaba solo. No tenía un pueblo o tribu, ni ningún
Dios sobre Sí mismo. No tenía un templo para guardar Su copia de la tableta. Por
eso, cuando el Señor va al encuentro con Moisés y éste le comunica el deseo de
Israel de tener un pacto de paridad, Moisés guarda ambas copias de las tablas del
pacto. Israel tenía que construir un tabernáculo, y Dios les dice cómo debían
hacerlo porque nunca antes habían tenido uno. Eran una nación de exesclavos
que nunca antes habían tenido una religión. Todo esto puso a Dios en una
posición bastante extraña, porque no había ninguno sobre Él para asegurarse de
que Él mantuviese Su palabra, y es por esto que se dice de Él, “has engrandecido
Tu nombre, y Tu palabra sobre todas las cosas” (Salmos 138:2b). En otras
palabras, Él eligió ponerse a Sí mismo bajo Su Palabra como una promesa de que
Él cumpliría Su pacto, sin importar qué.


COMPAÑERO Y CASTIGADOR

La parte más incómoda del arreglo era que Dios tenía que cumplir los
roles del dios 1 y del dios 2 en la ecuación. Él era aquel que estaba haciendo el
pacto, poniéndose a Sí mismo como garante de cumplir Su Palabra, pero también
debía ser el garante de Israel, su compañero de pacto, para asegurarse de que
también lo cumpliese. Esto lo puso en una posición horrible como el castigador
de Su compañero de pacto, cuando éste violaba la Ley. Es importante para
nosotros entender que esta no era la idea de Dios sino la de Israel. A través de
este pacto de paridad propuesto por los israelitas, se puso a Dios en una posición
que Él nunca quiso, forzándolo a castigarlos.

Dios quería una nación de sacerdotes que tuvieran un acceso directo a Él
y lo representaran en el resto del mundo. Él quería un especial tesoro y una
nación santa. En lugar de eso, le pidieron este arreglo de paridad, que se parecía
más a lo que habían visto en Egipto. Realmente, el pacto de concesión tenía
demasiadas bendiciones para que la gente con mentalidad de esclavos lo
comprendiese o aceptara. Por eso, eligieron un pacto de paridad que
inicialmente sonaba como algo que suponía igualdad, pero que luego se
comprobó que estaba destinado a fallar. Incluso cuando Dios reconoció que esto
era una mala idea, Él acordó hacerlo a la manera de los israelitas.

Este es el pacto con el que vivieron por cuarenta años, mientras
estuvieron en el desierto. Estaba compuesto por los Diez Mandamientos, como
así también las instrucciones para construir el tabernáculo, el arca, y los
elementos para el tabernáculo. También incluía una guía que le mostraba a los
sacerdotes la manera en que debían tomar cuidado del tabernáculo. Dios
solamente les dio estas instrucciones básicas. Pero incluso los simples Diez
Mandamientos ponían a Dios en una posición en donde Él tenía que castigar a
Israel cada vez que violaban el pacto, lo que sucedía muy frecuentemente. Esto
explica la diferencia entre las respuestas de Dios antes y después del monte Sinaí
ante las quejas de Israel. Antes del Sinaí, Dios los corregía sigilosamente, porque
Él anhelaba que se convirtiesen en una nación de sacerdotes; pero después del
Sinaí, estuvo forzado por el pacto a castigarlos por violar la Ley. Esta fue una
situación horrible para el Señor.

El otro aspecto del pacto de paridad es que puso a Dios en conflicto con
todos los enemigos de Israel. Él ahora estaba obligado por el pacto a hacer llover
juicio contra los cananeos, hititas, ferezeos, y cualquier otro pueblo que estuviese
en contra de Israel. Bajo un pacto de concesión, Él no hubiese tenido que hacer
esto porque Su gente hubiese sido sacerdote para representarlo a Él ante la
humanidad. Pero bajo el pacto de paridad en el que estaban, Dios era el
compañero de Israel y debía unírsele y pelear en contra de los enemigos de
Israel, algo que Él nunca quiso.



En otras palabras, Dios no solo tuvo que ser el castigador que nunca
quiso, sino que también tenía que ser un aliado en las peleas que Él nunca deseó
o eligió. Es por esto que 2 Corintios 3-4 Pablo dice que el pacto mosaico, o el
antiguo pacto, puso un velo sobre Dios. Solo en Cristo el velo es quitado. Es por
esta causa que el pacto de concesión que Dios ofreció en Éxodo 19 vino de Su
corazón, mientras que el pacto de paridad de la Ley provino del corazón de la
gente. Ese pacto no lo representaba ni a Él ni a Su corazón en torno a la
humanidad. No presentaba Sus intereses o Sus deseos para el planeta. Por eso, el
pacto de paridad y la Ley pusieron un velo sobre Dios, disfrazando los verdaderos
deseos de Su corazón. Como resultado, por los siguientes 1300 años, la gente
estuvo confundida respecto a Dios. Muchos aún lo están, porque miran hacia la
Ley, lo que oscurece la imagen real del Padre.

Esto es lo que debemos recordar: la Ley es un velo. Es algo que Dios nunca
pidió o deseó, y no vino de Su corazón. Pero incluso en la Ley, Dios hizo lo mejor
que pudo para mostrar Su corazón. Por ejemplo, los israelitas recién habían
salido de la esclavitud de Egipto, en donde hacían ladrillos bajo circunstancias
muy difíciles, siete días a la semana. No tenían descanso. Por eso, en el medio de
los Diez Mandamientos, Dios incluyó un día para que lo tuviesen libre del trabajo
y se dediquen solamente a descansar. En otras palabras, Él estaba tratando de
inyectar Su corazón incluso en este arreglo horrible, pero Su gente no podía
verlo. Es por eso que en lugar de tomar el Sábado como una bendición, se les
volvió una carga agobiante. Es por esto que Jesús, reflejando lo que la gente había
hecho con el Sábado, dijo: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa
del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.” (Marcos 2:27)

Encontramos otra muestra del corazón de Dios en Éxodo 23:28-30,
cuando Él le dice a Moisés Sus planes de vaciar la Tierra Prometida para que los
israelitas pudiesen poseerla:

Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al
heteo, de delante de ti. No los echaré de delante de ti en un año, para que no
quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo. Poco a
poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión
de la tierra.

En otras palabras, Él iba a usar las fuerzas naturales (no la guerra) para
echarlos fuera. Él iba a causar que se fuesen por sus propios medios en lugar de
hacer que Israel los atacase para preservar muchas vidas, tanto de Israel como
de las otras naciones. No obstante, y desafortunadamente, la gente que había
sido echada por causas naturales comenzó a atacar a Israel, lo que llevó a un
ataque en respuesta y demandó la intervención del Señor para salvar a Israel.
Más tarde, en el libro de Josué, la situación había cambiado, lo que discutiremos
luego cuando hablemos sobre Deuteronomio. Pero inicialmente, el plan de Dios
no era hacer la guerra.

Es también interesante notar que luego de que Dios le habló los Diez
Mandamientos audiblemente a la nación, en la ceremonia de paridad, fue la
última vez en la que Dios habló de esta manera a un grupo de personas en el
Antiguo Testamento. Dios dejó de hablar corporativamente porque la gente
había pedido un mediador, así que desde entonces, Él solo le habló a Moisés. Es
por esto que, inmediatamente después de que los Diez Mandamientos fueron
otorgados, Moisés se dirige a la oscura y densa nube en donde Dios estaba, para
hablar con Él y recibir más mandamientos para la gente (Ver Éxodo 20:21). Esta
fue la transición oficial del deseo original de Dios, al deseo de la gente de tener
un mediador entre ellos y el Señor. Desde entonces, la voz audible no volvió a
escucharse corporativamente hasta Jesús. Moisés estuvo en la nube por cuarenta
días recibiendo las instrucciones de Dios. Cuando volvió a la gente, descubrió que
habían hecho un becerro de oro.


EL BECERRO DE ORO

Mientras Moisés estuvo en la montaña hablando con Dios, dejó a Aarón a
cargo. Luego de un tiempo, la gente empezó a razonar: “No sabemos lo que ha
pasado con Moisés. Probablemente esté muerto. Hagámonos un dios.” Acababan de
oír a Dios audiblemente hablar con ellos y darles los Diez Mandamientos,
incluyendo el mandamiento en contra de los ídolos, pero casi inmediatamente
después se hacen uno. Menos de cuarenta días después del pacto, la gente ya
había violado los primeros dos mandamientos. Claramente, el pacto de paridad
no iba a funcionar muy bien para ellos. En una violación directa al pacto, la gente
hace que Aarón le construya un becerro de oro para ellos.

Cambiaron al creador del universo por un pequeño becerro dorado del
tamaño de un becerro real. Algunos se han imaginado esta figura como una
estatua enorme, pero esto no es lo que el texto nos muestra. El mismo dice que
Aarón hizo un becerro de un molde y que lo moldeó con una herramienta (ver
Éxodo 32:4). Esto nos muestra que la figura necesitó ser lo suficientemente
pequeña como para poder hacer un molde para ella. Esta imagen es obviamente
muy inferior al Dios que los había sacado de Egipto, pero ellos estaban
dispuestos a atribuirle el milagroso escape a este becerro: “Entonces dijeron:
Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.” (Éxodo 32:4). Le
dieron al becerro el crédito por lo que Dios había hecho.

Luego, después de que el becerro fue construido, adoraron en la manera
que habían aprendido en Egipto:

Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y presentaron
ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a
regocijarse. (Éxodo 32:6)

Muchas versiones de la Biblia traducen la última frase como “regocijarse”
o “alegrarse”, pero lo que estaba pasando aquí era algo mucho más serio. Lo que
la gente estaba ofreciendo, en realidad, eran orgías. De esta manera, la gente
entró en una ceremonia de un sacrificio pagano, incluyendo sacrificios a este
ídolo y participando en prácticas sexuales a modo de ofrenda. Los traductores
realmente han usado palabras muy suaves para presentar la grave situación de
Éxodo 32:6. Esto es importante porque ayuda a entender la severidad del juicio
de Dios contra ellos.

Luego de que Dios le dice a Moisés lo que la gente había hecho, Él dice:

Dijo más Jehová a Moisés: Yo he visto a este pueblo, que por cierto es pueblo
de dura cerviz. Ahora, pues, déjame que se encienda mi ira en ellos, y los
consuma; y de ti yo haré una nación grande. (Éxodo 32:9-10)

De acuerdo al pacto que la gente había escogido, este hubiese sido el
castigo merecido. Dios estaba listo para cumplirlo, porque el pacto de paridad no
estaba funcionando. No obstante, Moisés hizo algo extraordinario:

Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por
qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de
Egipto con gran poder y con mano fuerte?¿Por qué han de hablar los
egipcios, diciendo: Para mal los sacó, para matarlos en los montes, y para
raerlos de sobre la faz de la tierra? Vuélvete del ardor de tu ira, y
arrepiéntete de este mal contra tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac
y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho:
Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a
vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por
heredad para siempre. Entonces Jehová se arrepintió del mal que dijo que
había de hacer a su pueblo. (Éxodo 32:11-14)

Aquí Moisés suplicó a Dios en base al pacto de concesión con Abraham, no
a Su pacto de paridad con Israel. El pacto de paridad hubiese supuesto una gran
razón para matarlos a todos inmediatamente, así que Moisés apeló a las
promesas de Dios hacia Abraham, Isaac y Jacob, y hacia la descendencia que
tendrían. Se aferró al pacto de concesión que tuvo en un tiempo anterior para
que Dios mostrase misericordia hacia el pacto de paridad. Dios estuvo de
acuerdo con Moisés y decidió no destruir a la nación, pero sí a aquellos que
estuvieron involucrados en el culto a los ídolos. Cuando Moisés descendió de la
montaña, destruyó las tabletas del pacto que Dios había escrito para él. Luego:

Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada
sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y
matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de
Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel
día como tres mil hombres. Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado
a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para
que él dé bendición hoy sobre vosotros. (Éxodo 32:27-29)

El mandamiento de matar suena muy arbitrario a menos que uno
recuerde la orgía que estaba tomando lugar. Entonces cuando Moisés liberó a los
levitas para matar, éstos mataron a aquellos involucrados en la adoración y en la
orgía para los ídolos.46 Esto terminó arrojando un total de 3000 personas. En el
mismo día en que la Ley fue finalizada a través de la escritura de las tabletas, tres
mil personas murieron. En contraste, en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu
del Señor fue dado, 3000 personas fueron salvas. Es por esto que el apóstol Pablo
escribió: “La letra mata, pero el espíritu vivifica” (2 Corintios 3:6). Este es el
contraste entre el antiguo pacto y el nuevo pacto, entre el pacto que las personas
desearon y el pacto que Dios deseaba.


EL RESULTADO

Ahora que los adoradores de ídolos había sido destruidos, Dios tuvo que
decidir lo que seguía. ¿Cómo podía manejar este pacto de paridad de la mejor
manera posible? Por eso le dice a Moisés:

Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la
tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob,
diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y
echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al
jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti,
porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
(Éxodo 33:1-3)

En otras palabras, Él estaba diciendo: “Mantendré Mi pacto, pero Yo voy a
tomar un paso al costado aquí y en cambio voy enviar al ángel con ustedes,
porque son tan testarudos que quizás termine matándolos a todos.” Esto quizás

46 Edersheim, Bible History: Old Testament, 218.
suene duro, pero era la valoración de Dios respecto a la situación y a la
incapacidad de los israelitas de ser buenos compañeros de pacto. De esta
manera, Él estaba tratando de ser misericordioso con ellos, a pesar de la traición
que habían cometido. Esto era serio, y causó que los israelitas se lamentasen y
llevasen luto. Luego, Moisés tomó una tienda y la ubicó en las afueras del
campamento como un lugar en donde la gente pudiese encontrarse con el Señor.
Luego Dios vino a él en un pilar de nube y habló con él cara a cara, como un
amigo. Moisés habló con el Señor acerca de la situación, pidiéndole que fuese con
ellos. Le rogó a Dios que reconsidere la situación y que siguiese con ellos,
basándose en el hecho de que él había hallado favor ante Sus ojos y que lo
conocía por nombre. El Señor estuvo de acuerdo con su pedido.

Luego Moisés le pide al Señor que le muestre Su gloria. Este es un pasaje
muy conocido, pero muchas veces se pasan por alto algunos detalles. Cuando
Moisés le pide a Dios que le muestre Su gloria, aún estaban juntos en la tienda de
reunión. Moisés aún no estaba en la montaña, en donde Dios lo escondió en la
hendidura de una roca. En respuesta al pedido de Moisés, Dios dice:

Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; y
cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te
cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y
verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro. (Éxodo 33:21-23)

Esta era una promesa de Dios para Moisés, que aún no se había cumplido.
Inmediatamente después, Dios le dice a Moisés que prepare dos tablas de piedra
como las que había roto, para que Él pudiese escribir los mandamientos otra vez.
Entonces, la primera vez Dios preparó las tabletas y escribió en ellas, y la
segunda vez, Moisés prepara las tabletas pero Dios las escribe. Moisés hizo tal
como Dios le dijo que hiciese, y lleva las tabletas hacia la montaña para el Señor.
Allí, Dios pasó frente a él, como prometió:

Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre
de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !!Jehová! !!Jehová!
fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia
y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la
rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado;
que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los
hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose,
bajó la cabeza hacia el suelo y adoró. Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado
gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un
pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y
tómanos por tu heredad. (Éxodo 34:5-9)

En los siguientes cuarenta días, Moisés nuevamente recibió todas las
instrucciones del Señor para la gente en torno al tabernáculo, la consagración de
los sacerdotes, los festivales, etc. Cuando descendió a las personas, habían
pasado ochenta días desde que el pacto de paridad fue creado. El resto de Éxodo
dice cómo comenzaron a caminar en las instrucciones de Dios. De Éxodo 35 al
37, juntan los materiales y comienzan a construir el arca, el tabernáculo, la tabla,
el altar del incienso, y el candelero. De Éxodo 38 al 39, hacen los adornos
sacerdotales y construyen el lavabo. Éxodo 22 al 30 da las instrucciones para
estos ítems, y ahora los israelitas las estaban siguiendo. Para Éxodo 40, todo
estaba terminado y el tabernáculo estaba acomodado de acuerdo a las
instrucciones de Dios. Luego de esto:

Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová
llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión,
porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. Y cuando la
nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus
jornadas; pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella
se alzaba. Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el
fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus
jornadas. (Éxodo 40:34-38)

Aquí vemos que los israelitas sabían que la presencia del Señor estaba ahí,
con ellos, y sabían que Dios estaba con Moisés. Tenían una prueba tangible de Su
presencia, pero habían rechazado la relación y Él ya no interactuaba con ellos
personalmente. A pesar de que podían ver la presencia de Dios con sus ojos,
eligieron escoger la distancia. Este fue el trágico punto de giro en la historia de
Israel, y las cosas solo empeoran desde entonces. Cuando apartaron a Dios, todo
comenzó a declinar. No podemos saber a ciencia cierta qué hubiese pasado si
Israel hubiese aceptado el pacto de concesión que Él había propuesto. Si el Señor
iba a crear un sacerdocio divino, como dijo en Éxodo 19:6, todo indicaría que Él
hubiese inaugurado lo que nosotros conocemos como nuevo pacto allí mismo, en
el monte Sinaí. Obviamente, Dios hubiese tenido que hacer algo respecto al
nuevo nacimiento de la gente, pero si hubiesen aceptado Su pacto de concesión,
Él seguramente hubiese tenido un plan respecto a cómo restaurar sus
identidades de pecadores. En lugar de eso, la Ley fue creada y perduró por 1300
años.


HACIA LA TIERRA PROMETIDA

Luego de Éxodo viene el libro de Levítico, que es una guía para el
sacerdocio, para que éstos supiesen cómo manejar el tabernáculo de Dios que
Moisés acababa de establecer. Levítico también incluye instrucciones respecto a
qué animales eran considerados limpios o inmundos para comer.47 Esta lista de
animales inmundos no era algo únicamente pertinente a Israel o a los patriarcas,
sino que era una creencia común en las personas que vivían en el mundo antiguo.
Si podemos ubicar la Biblia dentro de la cultura en donde fue escrita, tendrá
mucho más sentido. Por ejemplo, el concepto de animales limpios e inmundos
era muy conocido, y se originó en los días de Noé (dado que él supo dividir a los
animales entre limpios e inmundos). Para decirlo simplemente, los animales que

47 El libro de Mary Douglas, Purity and Danger, es un libro de antropología que

analiza a las civilizaciones antiguas y los conceptos de los rituales, los animales
inmundos, y otros factores pertinentes a nuestro entendimiento del mundo
antiguo.
se alimentaban de la basura eran considerados inmundos, y el resto de los
animales eran limpios. Esto nos muestra que este concepto no se originó con la
Ley, y que la intención de Dios nunca fue ser restrictivo sino protector. Él estaba
afirmando el entendimiento de esos días de que los animales que se alimentaban
de la basura eran, verdaderamente, inmundos (no aptos para ser consumidos), y
que debían ser evitados. A pesar de que esta gente del mundo antiguo no tenía
un entendimiento científico de los animales saludables, como lo tenemos
nosotros, la dieta que Dios les dio era muy sana.48

La línea de tiempo de los israelitas se resume en el libro de Números, que
comienza con un censo. Luego leemos de los israelitas celebrando las primeras
Pascuas, lo que significaba que habían estado al pie del monte Sinaí por un año.
En Números 10, comienzan su viaje desde el monte Sinaí hacia la Tierra
Prometida. En Números 11, la gente se queja respecto al maná, entonces Dios
envía codornices, pero con la queja vino también una plaga. Como se mencionó
previamente, esto era porque ahora estaban viviendo bajo el pacto de paridad
que ellos habían pedido. En Números 12, Miriam y Aarón se revelan contra
Moisés, y como resultado, el Señor vuelve leprosa a la mujer. No obstante,
Miriam fue sanada a través de la intercesión de Moisés.

En Números 13, Dios le dice a Moisés que envíe doce espías a la Tierra
Prometida: “Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a
los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno
príncipe entre ellos.” (Números 13:2). El concepto aquí es que uno de los
compañeros del pacto le estaba pidiendo al otro que envíe a un equipo a mirar la
tierra que el primer compañero estaba a punto de darle al segundo. En otras
palabras, Dios no les pidió que fuesen a evaluar si podían tomar la tierra o no;
simplemente les pidió que fuesen a mirarla. Así es como Moisés les da esta orden
a los doce espías:

Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid
de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo
que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra
habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son
campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril,
si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el
tiempo de las primeras uvas. (Números 13:17-20)

Dios ya había prometido darles la tierra, pero aun así diez de los doce
líderes malentendieron la misión y pensaron que debían obtener la tierra por sus
propios medios. Por eso, se centraron en los gigantes de la tierra, y, al final de los
cuarenta días, volvieron con gran temor, desperdigando un reporte desfavorable
respecto a la Tierra Prometida por todo el campamento. Solo Caleb y Josué
tuvieron un reporte positivo. Como resultado, en Números 14:1-10, la gente
planea una conspiración para matar a los líderes y volver a Egipto. Esto era algo
ridículo, sobre todo considerando cuántas pruebas Dios les había dado desde que
habían salido de Egipto. Todos los días Él les daba comida del cielo. Más de un

48 Rubin, The Maker’s Diet.
año después, Su nube seguía estando en el tabernáculo de reunión. Además,
cuando Moisés se encontraba con Él, su rostro comenzaba a brillar por causa de
la gloria de Dios. Pero a pesar de esta revelación de la gloria y del poder de Dios,
¡los israelitas se preocupan tanto por causa de los gigantes que querían matar a
Moisés y regresar a la esclavitud de Egipto! No es de sorprender que Dios
amenace con matarlos a todos y comenzar todo de cero con Moisés, como ya
había considerado hacer en Éxodo 32 y 33.

Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta
cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?
Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre gente más
grande y más fuerte que ellos. (Números 14:11-12)

Una vez más, Moisés interviene, diciendo:

Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque de en
medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder; y lo dirán a los habitantes
de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de
este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube estaba
sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche
en columna de fuego; y que has hecho morir a este pueblo como a un solo
hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo: Por
cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había
jurado, los mató en el desierto. Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado
el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo: Jehová, tardo para la ira y
grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de
ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los
padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. Perdona ahora
la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como
has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. (Números 14:13-19)

Aquí Moisés apeló no solo a la reputación que tendría Dios con las otras
naciones, sino también a Su amor. A pesar de que la gente había amenazado con
pecar al planificar matar a los líderes y volver a Egipto, Moisés le pide a Dios que
los perdone nuevamente y continuase con el plan. Como tenían un pacto de
paridad, Dios tenía todo derecho a destruirlos, basándose en la rebelión en
contra del pacto, pero Moisés apela a Su naturaleza de perdón. Es por esto que
vemos a Dios extender Su perdón y Su gran amor sobre gente que ni lo merecía,
ni lo apreciaba. Como compañero de Su pacto, Israel era terrible, pero Dios
continuó perdonándolos. En lugar de destruirlos, Dios decide castigarlos
causando que deambulen en el desierto por cuarenta años antes de entrar a la
Tierra Prometida. Por cada día que los espías habían estado en la tierra, la gente
tendría que deambular por un año en el desierto (Ver Números 14:34). Los diez
espías que habían dado reportes negativos, fueron asesinados inmediatamente.
Aun así, los cuarenta años en el desierto eran, en realidad, una sentencia de
muerte, como Dios revela en Números 14:29-30:

En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron
contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han
murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la
cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb
hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.

Para el final de los cuarenta años, Israel estaba compuesta de una nueva
generación, la que finalmente entró en la Tierra Prometida.


LOS CUARENTA AÑOS

Por esta misma razón, Israel tuvo que estar cuarenta años caminando en
el desierto cuando podrían haberlo cruzado en aproximadamente once días. Para
el final de los cuarenta años, los de veinte años tendrían sesenta, y todos aquellos
con mentalidad de esclavos de la generación anterior estarían muertos, excepto
por Josué y Caleb. Esto marca otro cambio muy significativo en la historia y en la
manera de pensar israelita. Antes, cuando se habían rebelado contra Dios,
incluso bajo el pacto de paridad, Él había respondido primariamente con
misericordia, solo castigando a aquellos directamente responsables de la
rebelión. Ahora la generación completa debía pagar las consecuencias, y habían
aprendido el significado de las palabras de Dios: “Cuarenta años llevarán a
cuestas su maldad, y sabrán lo que es tenerme por enemigo” (Números 14:34.
NVI). Luego de perdonarlos una y otra vez, Dios se había dado por vencido con
esa generación. Esta es la primer experiencia como esta en la historia de Israel.

Aquí es importante mencionar que el Antiguo Testamento no nos da la
misma claridad respecto al cielo y al infierno como lo da el Nuevo Testamento, y
esta historia no dice que la generación entera se fue al infierno. En lugar de eso,
simplemente dice que Dios los hizo a un lado porque no podía seguir trabajando
con ellos, y por eso esperaría a la siguiente generación para cumplir Su promesa.
Cuando los israelitas establecieron el sistema de sacrificios, durante sus años en
el desierto, creían que el Mesías vendría en el futuro, y el hecho de que fueron
excluidos de la Tierra Prometida en la tierra no quiere decir necesariamente que
fueron excluidos del cielo. Incluso a Moisés no se le permitió entrar a la Tierra
Prometida.

Números desde el capítulo 15 al 36 contiene la historia del viaje de los
cuarenta años. Durante este tiempo, los cananeos comenzaron a venir al desierto
para atacar a Israel, lo que significó que Dios tuvo que defenderlos como su
compañero de pacto. En Éxodo 23, Dios había prometido echar a los cananeos a
través de causas naturales, y esto es lo que Él hubiese hecho si los espías no
hubiesen esparcido un reporte negativo. Ahora, los israelitas estaban atrapados
en una deambulación sin sentido en el desierto por cuarenta años, y durante este
tiempo, los cananeos se volvieron agresivos en torno a ellos. Esto estableció un
escenario entre los israelitas y cananeos que se resolvería en la conquista de la
tierra de Canaán años después. No obstante, esta no era la intención original de
Dios. Cuando los israelitas llegaron al final de los cuarenta años, experimentaron
otro cambio significativo en el pacto. El mismo pasó de ser un pacto de paridad a
un pacto de vasallaje, lo que analizaremos en el próximo capítulo.

PREGUNTAS DE REPASO

1. “La letra _____________ pero el Espíritu ________________” (2 Corintios 3:6)

2. ¿Cuál fue el peor momento en la historia de Israel?

3. En el mundo antiguo del Noroeste, ¿quién era considerado un sacerdote
en cada casa?

4. Moisés apeló a la misericordia de Dios hacia Israel apoyándose en un
pacto anterior… ¿Cuál era ese pacto y quién era su compañero de pacto?


MATERIAL RELACIONADO

Mary Douglas, Purity and Danger.

Jordan S. Rubin, The Maker’s Diet.
CAPÍTULO ONCE


EL PACTO MOSAICO
PARTE DOS

Como mencioné en el capítulo anterior, el libro de Deuteronomio marca
un cambio en el pacto mosaico, de un pacto de paridad a un pacto de vasallaje.
Por eso, el libro comienza con la proclamación de Moisés a los israelitas en el
primer día del mes once del año cuarenta en el desierto. Ahora que los cuarenta
años estaban terminando, era tiempo para el Libro de la Ley, también conocido
como Deuteronomio. Hasta entonces, las leyes primordiales que los israelitas
tenían eran aquellas mencionadas en Éxodo y Levítico, que hablaban respecto a
qué comer, cómo manejar las enfermedades, las funciones de los levitas y
sacerdotes, etc. Moisés ahora tenía 120 años, y estaba listo para morir. No le fue
permitido entrar a la Tierra Prometida, y por eso necesitó pasarle el liderazgo de
la nación a Josué. Hacer eso dentro de un pacto de paridad, requería una
renovación del pacto. Moisés, en representación de Israel, y Dios, eran
compañeros de pacto. Ahora que Moisés estaba listo para morir, Dios estaba
pronto a perder a su compañero. Es por esto que Israel tuvo que suplirse de un
nuevo representante, Josué. La entrada en escena de este nuevo compañero
requirió una renovación del pacto, lo que también necesitó un informe de cómo
el pacto había funcionado hasta el momento.


DE UN PACTO DE PARIDAD A UN PACTO DE VASALLAJE

Si dos reyes estaban juntos en un pacto de paridad, pero uno de ellos era
un compañero de pacto horrible, cuando ese rey moría se hacía una renovación
del pacto con su sucesor. El otro rey sería el que pediría un cambio en el pacto,
dado que anterior no había funcionado bien. No podía cambiarlo mientras
estuviese aún en un pacto con el primer rey, pero cuando su sucesor entraba en
escena, entonces podía hacerlo. Esto es exactamente lo que pasó entre Dios y
Josué. Mientras Dios estaba en un pacto con Moisés, no podía cambiarlo, y es por
esta razón que Él nunca amenazó con destruir a Moisés junto con el pueblo. Él
era su compañero de pacto. Si Dios hubiese destruido la nación, Él hubiese
podido comenzar de nuevo con Moisés.

No obstante, cuando Josué entra en escena, Dios instituye un nuevo pacto
con él en el libro de Deuteronomio, en donde el pacto fue bajado de categoría a
uno de vasallaje. Mientras que un pacto de paridad se daba entre dos iguales, un
pacto de vasallaje se daba entre un gran rey y un rey de menor importancia. En
otras palabras, entre personas que no estaban en situación de igualdad.
Encontramos la prueba de que Deuteronomio es un pacto de vasallaje en su
estructura, que se separa en las mismas cinco partes usadas en los pactos de
vasallaje, como era costumbre en el mundo antiguo.49 Así es cómo las cinco
partes de un pacto de vasallaje se cumplen en el libro de Deuteronomio:

1. El Preámbulo: Deuteronomio 1:1-5

Cada uno de estos pactos de vasallaje y sus arreglos comenzaban con un
preámbulo que indicaba la fecha cuando el pacto tuvo lugar, y quién era el
mediador del pacto. Servía como una introducción.

2. Prólogo Histórico: Deuteronomio 1-4

A continuación sigue la historia del pacto, o la historia de cómo los dos
compañeros habían caminado juntos en el pacto anterior, incluyendo si alguno
de los mismos había faltado al pacto.

3. Estipulaciones/Obligaciones: Deuteronomio 5-26

Esta sección enlista lo que era requerido para vivir dentro del pacto de
vasallaje. Siempre era la parte más larga de las cinco que componían al pacto. Es
por esto que Deuteronomio contiene capítulos y capítulos llenos de reglas. Estas
son las estipulaciones del pacto.

4. Sanciones Finales/Ratificación del Pacto: Deuteronomio 27-30

Este es el arreglo del pacto, en donde el rey menor llega a un acuerdo con las
estipulaciones del rey mayor.

5. Continuidad del Pacto/Sucesión de la Dinastía: Deuteronomio 31-34

Aquí es donde se indica quién será el sucesor del pacto. Enlista quién era
el rey que estaba por morir, y quién sería la persona que ocuparía su lugar.

Hacia el final de Deuteronomio, luego de que Moisés escribe la Ley, Dios le
dice que la ubique junto al arca del pacto como testigo contra Israel (Ver
Deuteronomio 31:26). Anteriormente, las dos tabletas del pacto de paridad (los
Diez Mandamientos) estaban ubicados dentro del arca, pero el libro de Ley
estaba afuera. En otras palabras, era un apéndice. El pacto de paridad era el
pacto real que habían recibido en la piedra, pero por causa de que Israel había
hecho un muy mal trabajo cumpliéndolo, esta adición cambió el pacto con un


49 Ancient Near Eastern Thought and the Old Testament de John H. Walton

muestra pactos de vasallaje entre otras naciones contemporáneas a Israel,


encontrados en excavaciones arqueológicas. Todos contienen la misma
estructura de cinco partes. Otro libro excelente en este tema es Treaty of the
Great King, de Meredith G. Kline, quien fue una de las personas más eminentes en
el estudio de los pactos antiguos. Este libro es un comentario a través del libro de
Deuteronomio y explica cómo las cinco partes del pacto funcionan.
arreglo de vasallaje. Como resultado, todas estas nuevas obligaciones fueron
añadidas. Esto muestra el peso extra que trajo el libro de la Ley sobre Israel.


LA MALDICIÓN DE LA LEY

A continuación echaremos un vistazo más de cerca de la ratificación de la
Ley. Dios estableció el formato de esto en Deuteronomio 27:14-15.

Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz: Maldito el
hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová,
obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá
y dirá: Amén.

El resto de Deuteronomio 27 toma este ritmo, en donde los levitas
declaran una maldición para la desobediencia, y la gente debía responder
“Amén.” En otras palabras, las estipulaciones de Dios y las consecuencias de la
desobediencia debían ser declaradas en voz alta, y la gente debía responder en
afirmación. Esto nos muestra que el pacto ya no era entre iguales, sino que un
rey mayor (Dios) les estaba dando una lista de reglas, y a ellos les era requerido
obedecer. Esto se basaba en el hecho de que Israel había violado su pacto de
paridad con Dios en repetidas oportunidades, lo que le dio a Él el derecho de
esencialmente decirles: “Ustedes deben obedecer estas estipulaciones, o
morirán.” Dicho de otra manera, Él estaba teniendo misericordia al ofrecerles
otra chance, en lugar de simplemente lanzar el castigo que se merecían por sus
violaciones al pacto de paridad.

Este concepto continuó en Deuteronomio 28, que contiene las
bendiciones por la obediencia y las maldiciones por la desobediencia. Las
bendiciones de Deuteronomio 28 son aplicables para nosotros, en el sentido de
que fueron sombras y figuras de las mayores bendiciones que serían reservadas
para nosotros en el nuevo pacto. Es por esto mismo que podemos tener más
bendiciones que las que se enlistan en Deuteronomio 28 si las reclamamos para
nuestras vidas. No obstante, es importante notar que las maldiciones no aplican
en el nuevo pacto, porque ahora tenemos perdón cuando pecamos. Ya no
podemos ser maldecidos, porque nuestro compañero de pacto no utiliza estos
métodos bajo el nuevo pacto. Esto no significa que no experimentemos las
consecuencias por nuestras acciones. El principio bíblico de la siembra y la
cosecha aún aplica, y si sembramos pecado, cosecharemos de acuerdo a ese
género. Ese no es Dios poniendo una maldición sobre nosotros. Eso es
simplemente las consecuencias de nuestras decisiones estúpidas. Todos tenemos
la libertad para tomar decisiones que no nos harán bien, pero no es
recomendable. La diferencia entre el nuevo y el antiguo pacto es que Dios no nos
maldice por nuestras pobres decisiones. A diferencia de nosotros, los israelitas
vivían bajo el peso de una realidad en la que, si desobedecían al pacto, Dios los
maldeciría.


EL FRACASO PROFETIZADO
En Deuteronomio 29, cuando Moisés renovó el pacto, él profetizó el
fracaso y la destrucción de Israel. Esta es solo una parte de esta profecía:

Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después
de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las
plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho
enfermar (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni
producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción
de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó
en su furor y en su ira); más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo
esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? Y
responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres,
que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, y fueron y
sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y
que ninguna cosa les habían dado. Por tanto, se encendió la ira de Jehová
contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en
este libro; y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con
grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.
(Deuteronomio 29:22-28)

Aquí Moisés está mostrando una figura de la destrucción que tendría
lugar durante los exilios de Asiria y Babilonia. Toda la gente había terminado de
ratificando el pacto al decir amén a todas las maldiciones por la desobediencia.
Luego Moisés profetizó el fracaso. Él les recordó, “Esto es lo que ustedes
pidieron. Traté de hacerlos una nación de sacerdotes, pero ustedes no lo
quisieron. Ustedes optaron por un mediador. Luego dudaron de su mediador y
trataron de volver a Egipto. Este pacto es un resultado de sus propias decisiones,
y sé que fallarán porque son gente testaruda.”

Luego, en Deuteronomio 30, Moisés les dice que regresarían a la tierra
luego de la destrucción:

Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la
bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en
medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te
convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que
yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y
volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más
lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá
te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus
padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.
(Deuteronomio 30:1-5)

Esto profetiza el regreso del exilio bajo el mando de Nehemías y Esdras,
cuando los judíos volvieron y reconstruyeron Jerusalén y el templo. No se refiere
a los últimos tiempos, como algunos enseñan. Sabemos esto porque el versículo
seis nos dice el período histórico:

Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia,
para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a
fin de que vivas. (Deuteronomio 30:6)

Esta es la primera vez que la Biblia menciona la circuncisión del corazón,
y es una de las primeras menciones de un futuro nuevo pacto. En otras palabras,
a través de Moisés, Dios estaba profetizando que luego de que los israelitas
volviesen del exilio a su tierra, Él instituiría un nuevo pacto. Esto significa que
este pasaje se refiere a un período histórico anterior al nuevo pacto, y no hay
posibilidad de que se refiera a los últimos tiempos. Luego de que Moisés
profetizara sobre el fracaso de Israel y el exilio, Él también prometió el futuro
advenimiento de un nuevo pacto, uno diferente que incluiría la circuncisión del
corazón. Así, escondida en la mala noticia de su situación actual, estaba la
promesa de algo mucho mejor para el futuro.


NO DEMASIADO DIFÍCIL

Es importante notar aquí que incluso a pesar de que Moisés profetizó el
fracaso de Israel, era completamente posible para ellos tener éxito. Mucha gente
dice, “No podemos cumplir la Ley porque es demasiado difícil. Es humanamente
imposible.” No obstante, Deuteronomio 30 dice exactamente lo contrario:

Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para
ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por
nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni
está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el
mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?
Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que
la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y
el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus
caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para
que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la
cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no
oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo
os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre
la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A
los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he
puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues,
la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios,
atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y
prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová
a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. (Deuteronomio
30:11-20)

Hay muchísimo para analizar en este pasaje. Primero, debemos
considerar lo que algunas personas consideran un narcicismo implícito. Par
algunos, el mandamiento de amar a Dios suena arrogante y narcisista de Su
parte. Pero este es un malentendido cultural. El mandamiento de amar al rey
mayor era simplemente parte del pacto de vasallaje, porque lo contrario del
amor es el odio, y ese sentimiento hubiese movido a las personas a romper las
leyes del pacto. Por esto, se utiliza el mandato de “amar” a la obediencia y a un
servicio fiel. Algunas personas también han malinterpretado las sanciones de
Dios contra la idolatría, y creen que se trata de narcisismo. Pero la realidad era
que, dentro de un pacto, adorar a otros dioses era equiparable al adulterio. Como
ellos estaban en un pacto con Dios y lo aclamaban como su Señor, cuando
adoraban a otros dioses estaban engañando a su compañero de pacto. Dios fue
un compañero fiel a Israel. No hizo pactos con otras naciones, y Él deseaba que
Israel lo honre de la misma manera al no adorar a otros dioses. Es por esto que,
en un mundo politeísta, los israelitas fueron llamados a adorar al único Dios de
Israel.

Segundo, estudiaremos el mito de que la Ley era demasiado difícil de
cumplir para los humanos. El siguiente diagrama ilustra lo que Dios dijo de ellos
respecto a la accesibilidad de la Ley:



En otras palabras, “La Ley no está en el cielo, lejos de tu alcance. No está
del otro lado del mar, para que nades una gran distancia para alcanzarla. En
realidad, está cerca: en tu corazón y en tu boca.” Esto es muy diferente de lo que
normalmente se piensa. Mucha gente cree que Jesús vino a cumplir la Ley al pie
de la letra porque ningún hombre lo había hecho antes. Ese pensamiento no solo
contradice la Biblia, sino que tampoco tiene sentido porque Jesús no vino a ganar
las bendiciones de la Ley, que eran bendiciones materiales. Él no compró las
bendiciones de Deuteronomio 28 al cumplir Deuteronomio a la perfección. En
lugar de eso, vino a establecer un nuevo pacto completamente diferente.
Desarrollaremos más a fondo este tema más adelante, pero el punto aquí es que
Jesús no fue la primer persona en obedecer el antiguo pacto.

Si ese hubiese sido el caso, y si hubiese sido imposible para una persona
cumplir la Ley, hablaría muy mal de Dios. ¿Realmente creemos que Él podría
darle una Ley que nadie podría cumplir y condenar a los israelitas a fallar? Eso
está muy lejos de la verdad, como el pasaje mostrado anteriormente indica. Lo
que debemos recordar es que el antiguo pacto estaba basado en bendiciones y
maldiciones, y el resultado de obedecer el pacto eran bendiciones para la vida.
Cuando leemos el Antiguo Testamento, y pensamos que al seguir la Ley
obtendremos salvación, estamos obviando algo muy importante: ni la salvación,
ni la vida eterna se mencionan en la Ley. La recompensa por la obediencia era
simplemente bendición para la vida. La Ley no tenía nada que ver con la vida
eterna, así que si incluso la gente la obedecía perfectamente, debía ser
reemplazada al ser un pacto inferior al nuevo pacto. Es crucial que entendamos
esto. Por supuesto, la Ley sí revela la maldad de los corazones de las personas,
como Pablo señala en Romanos 3:20: “(…) porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado.” También 1 Corintios 15:56 dice: “ya que el aguijón de la
muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.” La Ley revela el pecado, pero
eso no significa que es imposible de cumplir.

Vemos esto en Filipenses 3, en donde Pablo escribe acerca de su propia
experiencia antes de su salvación:

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y
nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo
tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué
confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel,
de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en
cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la
ley, irreprensible. (Filipenses 3:3-6)
Aquí, Pablo claramente dice que él era justo conforme a la Ley, y que la
obedeció irreprensiblemente. Respecto a Zacarías y Elizabeth, Lucas 1 dice:
“Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los
mandamientos y ordenanzas del Señor.” (Lucas 1:6)

La gente a veces obtiene la idea de que no podemos cumplir la Ley de
Santiago 1, en donde dice que si violamos una sola parte de la Ley, la rompemos
por completo. En otras palabras, requiere un 100% de consistencia. Esto es
verdad, y eso hace a la Ley dificil, pero no la vuelve imposible. Santiago y los
otros apóstoles predicaron en contra de la reinstauración de la Ley, no porque
fuese imposible cumplirla, sino porque ahora había un pacto mejor. Le estaban
diciendo a la Iglesia que no se volvieran a la Ley, y que permanecieran en el
nuevo pacto. En otras palabras, les decían, “Incluso si sigues la Ley sin falta, ¿cuál
es el punto? Ganarías bendiciones en tu vida, pero te perderías las mejores
promesas del nuevo pacto.” Es mucho mejor vivir en el nuevo pacto (un pacto de
concesión), en donde nuestros corazones están circuncidados y no necesitamos
preocuparnos por cumplir la Ley para evitar la muerte. El nuevo pacto es muy
superior al antiguo, así que la idea de volver a la Ley es ridícula. Esto es lo que los
apóstoles querían decir. No indicaban que la Ley era imposible de seguir.
Encontramos otros ejemplos de la accesibilidad de la Ley en la historia del
joven rico, quien aclamó que había cumplido los mandamientos desde que era un
niño. Jesús no lo reprende por tal declaración, diciendo que tal cosa era
imposible. Él aceptó lo que el joven había dicho, y lo invitó a vender todo y a
seguirlo si quería obtener vida eterna (Ver Mateo 19:16-21). Este concepto
contradice lo que le fue enseñado a muchos cristianos: que Dios dio una Ley
imposible de cumplir.

Como padre, pedirle a mi hija de dos años que lleve una piedra de veinte
kilos en la cabeza mientras camina a través del patio (porque si no lo hace, no la
alimentaré), haría de mí un psicópata que necesita ser encerrado cuanto antes.
La idea de Dios pidiéndole a los israelitas que siguiesen algo imposible de
cumplir haría que Dios se vea como un padre terrible.

Algunos han dicho que el nuevo pacto es una renovación del antiguo, y
que ahora somos capaces de cumplir la Ley porque somos nuevas creaciones y
tenemos al Espíritu Santo dentro de nosotros. Eso contradice completamente lo
que dice la Ley: “Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado
difícil para ti, ni está lejos.” (Deuteronomio 30:11). La Ley era posible de cumplir
para ellos, incluso sin ser regenerados por el Espíritu.


EN DEFENSA DE DIOS

Ahora vamos a estudiar a la falsa imagen de Dios que muchas personas
han obtenido de los libros de Levítico y Deuteronomio. Estos dos libros
probablemente han provocado un mayor número de ateos que cualquier otro
libro de la Biblia. Mucha gente lee las leyes y piensan que nos muestran cómo es
Dios. Por ejemplo, piensan que para Él está bien la esclavitud, maltratar a las
mujeres, y toda esa calse de cosas que suenan horribles para nosotros. Por esta
causa, han comenzado a desarrollar una imagen errónea de Dios.

Muchos líderes modernos del ateísmo, tales como Christopher Hitchens,
Sam Harris, y Richard Dawkins, leen la Escritura a través de los lentes de
Deuteronomio. Sacan esas leyes raras, que son estipulaciones del pacto de
vasallaje entre Dios e Israel en Deuteronomio 5-26, y las usan para decir, “Tu
Dios es un loco. Mira a estas leyes. ¿Por qué para Él está bien esto?” Por ejemplo,
Richard Dawkins, uno de los más reconocidos ateos del mundo, escribió:

Podría decirse que el Dios el antiguo pacto es el personaje más
desagradable de toda la ficción: celoso y orgulloso de serlo; un
quisquilloso; un injusto; un rencoroso maníatico del control; un
reivindicativo, hambriento de sangre; un discriminador; un misógino; un
homofóbico, racista, genocida, pestilente, megalomaniático; un
sadomasoquista; y un abusivo caprichoso y malevolente.

Todos esos conceptos están tomados de las leyes de Deuteronomio.
Desafortunadamente, cuando se encuentran con declaraciones como esta, la
mayoría de los cristianos no saben cómo explicar el propósito de la Ley y cómo
es (y cómo no es) la naturaleza de Dios.

Encontramos otros ejemplos, este más gracioso, en una carta escrita a la
Dra. Laura Schlessinger, una personalidad radial. Un escritor anónimo le envió la
siguiente carta basada en sus intentos de ser consistente como una persona
ortodoxa judía de acuerdo a la Ley. Él le responde frente a su declaración que,
para un ortodoxo judío y de acuerdo a Levítico 18:22, la homosexualidad es una
abominación y no está permitida.

Querida Dra. Laura:

Gracias por lo mucho que hace para educar a las personas respecto a la Ley de
Dios. He aprendido muchas cosas de su programa, y trato de enseñarles ese
conocimiento a la mayor cantidad de personas que puedo. Cuando alguien trata
de defender el estilo de vida homosexual, por ejemplo, yo simplemente le
recuerdo lo que dice Levítico 18:22, y le digo que eso es una abominación. Fin del
debate.

No obstante, necesito algunos consejos de usted respecto a algunos otros
conceptos de la Ley de Dios y cómo cumplirlos:

1. Levítico 25:44 dice que puedo tener esclavos, tanto hombres como
mujeres, que provengan de naciones vecinas. Un amigo mío dice que eso
aplica para los mexicanos, pero no para los canadienses. ¿Puedes
aclararme esto? ¿Por qué no puedo obtener canadienses?

2. Me gustaría vender a mi hija a la esclavitud, como dice en Levítico 21:7.
En este tiempo y cultura, ¿cuál cree usted que sería el precio justo por
ella?

3. Sé que no puedo estar en contacto con ninguna mujer mientras ésta esté
menstruando porque está “inmunda”, como dice Levítico 15:19-24. El
problema es, ¿cómo me doy cuenta? Intenté preguntarles, pero la mayoría
de las mujeres se ofende.

4. Cuando quemo un toro en el altar como sacrificio sé que crea un olor
fragante para el Señor, como dice Levítico 1:9. El problema son mis
vecinos. Me dicen que el olor no es fragante para ellos. ¿Debo golpearlos?

5. Tengo un vecino que insiste en trabajar en el día Sábado. Éxodo 35:2
claramente dice que debería ser asesinado. ¿Estoy moralmente obligado a
matarlo yo mismo, o debería pedirle a la policía que lo haga?

6. Un amigo mío siente que comer de manera egoísta es una abominación,
como dice Levítico 11:10, y que ésta es una abominación menor que la
homosexualidad. Yo no estoy de acuerdo. ¿Podría aclarar esto? ¿Hay
diferentes grados de abominación?

7. Levítico 21:20 dice que no me acerque al altar de Dios si tengo un defecto
en la vista. Tengo que admitir que uso lentes de lectura. ¿Mi visión tiene
que ser 20/20 o estoy bien así?

8. La mayoría de mis amigos varones tienen cabello corto, incluyendo el de
alrededor de sus sienes. Levítico 19:27 lo prohíbe expresamente. ¿Cómo
deben ser puestos a muerte?

9. Sé de Levítico 11:6-8 que tocar la piel de un cerdo muerto me hace
inmundo. ¿Puedo seguir jugando con la pelota si uso guantes?

10. Mi tío es un granjero. Viola lo que dice en Levítico 19:19 al plantar
diferentes cultivos en el mismo campo. Su esposa también lo hace al usar
prendas de vestir que tienen diferentes géneros (poliester y algodón). Él
también maldice y blasfema mucho. ¿Es realmente necesario que
juntemos a toda la ciudad para que sean apredreados? (Como dice
Levítico 24:10-16). ¿No podemos quemarlos de manera privada, como se
hace con la gente que duerme con sus cuñados y cuñadas? (Levítico 20:4).
Sé que usted ha estudiado mucho sobre estas cosas, así que estoy seguro
de que usted podrá ayudarme. Gracias otra vez por recordarnos que la
Palabra de Dios es eterna y que no cambia.

Su discípulo y su fan.
AJC

P.D: Realmente es terrible no poder comprar canadienses.

El punto aquí, obviamente, es que debemos pensar mejor las cosas de lo
que muchas veces hacemos. Si decimos que parte de la Ley aplica para nosotros,
debemos ser consistentes. No tiene sentido decirle a alguien que no puede
tatuarse mientras que sí puede comer tocino. Es inconsistente. Pero lo que es
más importante, debemos recordar que no estamos bajo la Ley sino bajo Jesús.
Somos parte del nuevo pacto, no del antiguo. La realidad es que algunas leyes
son muy difíciles de comprender debido a nuestro manera de pensar moderna.

En el año 144 D.C., un líder de la Iglesia primitiva llamado Marción creó
un sistema de creencias que luego se denominó como Marcionismo. No tenemos
copias de sus escritos, pero Tertuliano, un reconocido padre de la Iglesia,
escribió una serie de cinco volúmenes refutando a Marción. De esto podemos
deducir que este personaje fue de gran influencia en aquellos tiempos. De las
refutaciones de Tertuliano, podemos entender qué era lo que Marción creía. El
concepto central detrás de su enseñanza era que el Dios el Antiguo Testamento
no era el padre de Jesús. Esto se basa en el razonamiento de que Jesús, el reflejo
de Dios el Padre, no es como el Dios el Antiguo Testamento. Basándose en las
leyes del Antiguo Testamento, ese Dios era diferente del padre de Jesús. Por eso,
decía, había dos dioses en la Escritura. Claramente, la disparidad entre el Dios
del Nuevo y del Antiguo Testamento es algo que ha inquietado a la Iglesia desde
sus comienzos. Los cristianos modernos han ofrecido toda clase de respuesta a
este problema, muchas de las cuales tienen una falta de entendimiento de los
pactos bíblicos.

Por ejemplo, algunos maestros dicen que Satanás no fue mencionado
muchas veces en el Antiguo Testamento porque la gente de ese entonces le
atribuía todo a Dios, tanto el bien como el mal. Entonces, cuando los israelitas
morían por causa de las plagas u otros “juicios”, se lo atribuían a Dios, pero en
realidad era obra de Satanás. Esto requiere que uno lea la Escritura con un filtro
que malinterpreta lo que el texto en realidad dice. Otros maestros intentan hacer
encajar a Jesús en cada parte del Antiguo Testamento, incluyendo la Ley. Esto
requiere ser realmente amplios de mente. Ciertamente, el Antiguo Testamento
está lleno de sombras y figuras, pero la Ley no es una de ellas. No apunta a Jesús
excepto en la promesa de que Dios eventualmente circuncidaría sus corazones
en un nuevo pacto. La idea de hacer que todo apunte a Jesús es muy popular,
pero la realidad es que la Ley apuntaba a la situación de Israel y al problema en
que ellos mismos se habían metido al rechazar la oferta de Dios de un pacto de
concesión, y luego no ser fieles al pacto de paridad con Él. Solo entenderemos
esto adecuadamente cuando estudiemos la Escritura a la luz de los cinco pactos
mayores y sus cánones.

La clave para entender la rareza de las leyes en Levítico y Deuteronomio
es el patrón de leyes popular en esos tiempos. Muchos otros países alrededor de
Israel también tenían libros de leyes que servían como un intento temprano de
ley civil . Uno de los más conocidos libros de leyes de ese período es el Código de
Hammurabi, que contiene 282 leyes. Siguiendo el mismo patrón, Dios le dio a Su
gente un libro de leyes llena de reglas que podían obedecer. Lo que la mayoría de
los cristianos no sabe es que las leyes que Dios le dio a Su pueblo eran muy
similares a las leyes antiguas de los pueblos vecinos, con la excepción de que la
Ley de Dios era mejor que las otras leyes. Por ejemplo, si los hititas tenían que
juzgar a un ladrón, le hubiesen cortado la mano. En Israel, el mismo ladrón
hubiese tenido que pagar cuatro veces el valor de lo que había robado (pero
conservaría su mano). En aquellos tiempos, la mutilación era un castigo muy
común, y el Código de Hammurabi incluye al menos dieciséis castigos que
involucraban mutilaciones. En contraste, ninguna de las leyes en Levítico y
Deuteronomio instituían la mutilación como parte de la Ley. De esta forma, la
Ley fue mejor que las otras leyes que tenían las naciones vecinas a Israel. 50


Esta es la desconexión que a veces le sucede al lector moderno. Pensamos que
estas leyes representan el corazón de Dios o lo ideal de Dios, pero eso está muy
lejos de la verdad. El ideal de Dios es la forma en la que las cosas eran en el Jardín
del Edén. En el nuevo pacto, Su Jardín está al final de Apocalipsis para guiarnos a
la ciudad del Jardín, que es Su ideal. Pero la Ley del Antiguo Testamento no era
acerca de que los israelitas volviesen al Jardín. Simplemente fue una adición en la
Ley para llegar a un arreglo y estar en un pacto de vasallaje. Como parte del

50 Copan, Is God a Moral Monster?, 121. Aquí Copan muestra cómo las malas

traducciones han hecho que la Ley en algunas partes suene como si incluyese
mutilaciones en algunos lugares, pero en realidad no es así.
pacto de vasallaje, tenían que tener leyes. Aun así, en la bondad de Dios, les dio
una Ley que era mejor que las que tenían las naciones vecinas. No obstante, no
era el ideal del Edén. No reflejaba Su corazón. 51

La existencia de la exclavitud no está en el corazón de Dios. No está en Su
corazón que los padres vendan a sus hijos a la esclavitud. Ni siquiera está en el
corazón de Dios que los ladrones tengan que pagar cuatro veces el valor de lo
que robaron. El corazón de Dios tiene perdón, anhela ver a la gente restaurada,
regenerada, y cambiada. Pero dentro de una sociedad civil sin gente regenerada
por el Espíritu, Él tuvo que darles leyes. En su sabiduría y bondad, les dio leyes
que eran superiores a cualquier otra en ese tiempo. No obstante, debemos
entender que este código de la ley no era, de ninguna manera, el ideal de Dios. No
reflejaba Su corazón porque Israel había escogido otro estilo de vida. Habían
rechazado la regeneración y un pacto de concesión, así que Él les dio lo mejor
que pudo dentro de esa situación, pero no era el Jardín del Edén. Algunas
personas dicen que necesitamos poner la Ley Mosaica en nuestros gobiernos
para que los gobernantes puedan aplicar los “ideales de Dios” en nuestras
naciones… ¡Pero la Ley del antiguo pacto no era el ideal de Dios! Era
simplemente una mejora de una situación horrible que Israel había escogido.

En el nuevo pacto, encontramos el ideal de Dios en el mandamiento de
Jesús: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.”
(Juan 15:12). Un par de versículos más adelante, Él dice de nuevo: “Esto os
mando: Que os améis unos a otros” (Juan 15:17). La medida del antiguo pacto era
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18), que estaba basado en amor
condicional. En otras palabras, era amar a otros basándose en una medida
propia. Jesús subió la medida en el nuevo pacto cuando Él mandó a amar como
Él ama, lo que supone un tipo de amor incondicional. ¡Existe una gran diferencia
entre el amor condicional del antiguo pacto y el amor incondicional del nuevo
pacto! Su ideal no se reveló en el antiguo.

Como se ha mencionado en el capítulo anterior, el antiguo pacto en
realidad veló a Dios. A pesar de que las leyes eran ligeramente mejores que
aquellas que tenían los pueblos vecinos a Israel, no estaban ni siquiera cerca de
mostrar el corazón o los ideales de Dios. Por ejemplo, Él no estaba diciendo que
aprobaba la esclavitud, sino algo como lo siguiente: “Si van a tener esclavos por
causa de esta horrible situación como gente sin regeneración, y yo estoy en un
pacto con ustedes y sé que no están haciendo las cosas bien, no voy a darles una
ley tan difícil que sea imposible para ustedes de cumplir. Voy a darles una ley
que está muy cerca de ustedes. No voy a darles una ley basada en Mis ideales, en
donde todos somos libres e iguales, en donde el racismo y la misoginia no
existen, y todos somos iguales… Tal ley los mataría, y nunca podrían cumplirla
porque no están regenerados. En lugar de eso, voy a bajar a su nivel, y voy a
darles una ley que es similar (pero mejor) a la que tienen los otros pueblos que
los rodean, para que puedan cumplirla.” Esa es la Ley que Él les dio, pero no fluyó

51 El libro de Jason Meyer, The Enf of the Law: Mosaic Covenant in Pauline

Theology muestra el contraste entre el nuevo pacto y el pacto mosaico dentro del
Nuevo Testamento.
de Su corazón. No lo representa ni muestra quién realmente Él es. En lugar de
eso, nos muestra cómo el descendió al nivel de los israelitas para darles una ley
con la que pudieran identificarse y obedecerla.

Desafortunadamente, mucha gente ha leído la Ley como una descripción
de quién es Dios. Esto ha puesto un velo sobre los ojos, que no los deja ver Su
corazón, y todo lo que ven es leyes locas. Tres mil años después, no podemos
entender esas leyes en lo absoluto por causa de que nuestras actuales leyes en
los códigos civiles modernos del mundo occidental son significativamente
mejores que el Código de Hammurabi u otras leyes del mundo antiguo,
incluyendo la Ley de Dios. La civilización, en general, no ha parado de mejorar.
La gente promedio del mundo actual vive muchísimo mejor que los israelitas del
mundo antiguo, y esto a veces nos confunde porque no nos damos cuenta de que
Ley fue un reflejo de un período histórico y no del corazón de Dios.


LA CANCIÓN DE MOISÉS

Luego de que el pacto fuese ratificado y de que el fracaso de Israel fuese
profetizado, Dios le dice a Moisés que escribiese una canción profética sobre eso:

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo
se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para
estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado
con él; y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y
esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos
muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos
males porque no está mi Dios en medio de mí? Pero ciertamente yo
esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho,
por haberse vuelto a dioses ajenos. Ahora pues, escribíos este cántico, y
enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico
me sea por testigo contra los hijos de Israel. Porque yo les introduciré en la
tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se
saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me
enojarán, e invalidarán mi pacto. Y cuando les vinieren muchos males y
angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues
será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que
se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré
darles. Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de
Israel. (Deuteronomio 31:16-22)
La canción entera está registrada en Deuteronomio 32. Moisés recita las
palabras de la canción desde el principio hasta el final mientras la asamblea de
Israel oía. Él terminó con estas palabras en Deuteronomio 32:46-47:
…y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico
hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir
todas las palabras de esta ley. Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y
por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde
vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

Inmediatamente después, en Deuteronomio 32:48-52, se registra la
muerte de Moisés. En Deuteronomio 33, Moisés bendice a las tribus. Esto está un
poquito fuera de orden, pero esto se debe a que fue él quien escribió la mayor
parte de la Ley. Luego, su sucesor, Josué, añadió el hecho de la muerte de Moisés.
Este era el procedimiento estándar cuando alguien renovaba los votos y le
pasaba los derechos a su sucesor. Deuteronomio 34 nuevamente registra la
muerte de Moisés. Esto, también, debió haber sido algo que añadió Josué para
completar el pacto de vasallaje de Deuteronomio.
Luego de esto, la Biblia no menciona otras renovaciones de este pacto.
Una vez que el pacto de paridad fue cambiado por un pacto de vasallaje, no
necesitó renovarse cuando cambiaba el sucesor. Simplemente pasaba de
generación en generación. Luego de Josué vino una serie de Jueces. Luego Israel
tuvo una sucesión de tres reyes, Saúl, David, y Salomón. Luego de Salomón, el
reino se divide, y comienza una sucesión de distintos reyes que gobernaron
sobre Israel y Judá hasta que cayeron en cautividad. Durante la historia de Israel,
y hasta que Jesús vino con un nuevo pacto, el pueblo vivió bajo el pacto de
vasallaje que se registra en Deuteronomio. Esencialmente, este pacto se extiende
desde Números 1 hasta el final del Antiguo Testamento, con un pequeño cambio
durante el reinado de David (tema que estudiaremos en el capítulo que sigue.)

PREGUNTAS DE REPASO

1. El libro de Deuteronomio está basado en la misma estructura de los
antiguos pactos de vasallaje, y por eso se divide en… ¿cuántas partes?


2. En un pacto de vasallaje, el rey mayor establecía las reglas y esperaba que
el rey menor dijiese “amén”; esta parte del arreglo del pacto era llamada
______________________

3. Verdadero o Falso: Dios dio una Ley que era imposible de cumplir,
haciendo a Jesús el único que capaz de cumplirla.

4. ¿Cuáles son los dos libros de la Biblia que han causado el mayor número
de ateos?

PALABRAS CLAVE

Marcionismo


MATERIAL DE REPASO

Pablo Copan, Is God A Moral Monster?: Making Sense of The Old Covenant God.
Scott Hahn, Kinship By Covenant.
Meredith G. Kline, Treaty of the Great Kings.
Jason Meyer, The End of The Law: Mosaic Covenant in Pauline Theology.
John H. Walton, Ancient Near Eastern Thought and the Old Covenant.
CAPÍTULO DOCE

EL PACTO DAVÍDICO

Muchos años después de la inauguración del pacto mosaico, Dios hace un
pacto especial con David en el medio del mismo. Era muy distinto, como
veremos, al pacto con Moisés. Luego de establecer un pacto de vasallaje con
Josué, los israelitas conquistaron la Tierra Prometida. Al final de su vida, Josué no
levantó a un sucesor, lo que resultó en una serie de jueces que gobernaron sobre
Israel. Estos están registrados en el libro de Jueces, que cuenta la historia del
ciclo de Israel alejándose de Dios, hasta que la calamidad venía y Dios enviaba a
un juez para rescatarlos. Cuando un juez moría, el ciclo se repetía.
Eventualmente, el profeta Samuel comienza a liderar la nación como un juez, y
unge al primer rey de Israel, Saúl. A pesar de que éste comenzó bien, se apartó de
Dios y necesitó ser reemplazado por el rey más grandioso de Israel, David.

A pesar de que algunas personas debaten respecto a si Dios quería o no
que Israel tuviese reyes, vemos que en las promesas de Abraham Dios menciona
que futuros reyes vendrían de su linaje (Ver Génesis 17:6). Él le repite esta
promesa de futuros reyes al nieto de Abraham, Jacob (Ver Génesis 35:11). Aquí
no vemos que el problema era necesariamente con los reyes. En lugar de eso,
cuando estudiamos la historia de Saúl, vemos que el problema era que la gente
había apartado sus corazones de Dios, rechazándolo y buscando el favor de un
rey terrenal. Como resultado, obtuvieron a Saúl. No obstante, si hubiesen
esperado a que Dios estuviese listo para darles un rey, quizás David hubiese sido
su primer rey, y no hubiesen tenido que soportar los cuarenta años de liderazgo
déspota de Saúl.

Cientos de años después de Josué y el cambio del pacto de paridad a uno
de vasallaje, llegamos al rey David y su pacto, que se encuentra en 2 Samuel 7 y
en el Salmo 89. El canon para el pacto davídico incluye 1 Samuel, 2 Samuel, 1
Crónicas, 2 Crónicas, 1 Reyes, 2 Reyes, Cantar de los Cantares, Proverbios,
Eclesiastés, y algunos de los Salmos. No todos los 150 salmos son parte del canon
porque tuvieron diferentes autores y fueron escritos en distintos tiempos
históricos. Por esta razón, no todos encajan dentro del pacto davídico.


UNA CASA PARA DIOS

En 2 Samuel 7, vemos que David era un líder adulto y maduro, que había
pasado la mayor parte de su liderazgo como un maravilloso adorador de Dios.
Ahora había decidido construir una casa para Dios. Él ya había construido su
propia casa, y sentía cierta condenación respecto al hecho de que Dios tuviese
que vivir en una tienda (el tabernáculo), mientras él estaba viviendo en un
palacio. Cuando David le comenta al profeta Natán respecto a su idea de
construir una casa para Dios, éste le responde: “Haz lo que sea que esté en tu
corazón.” Esta fue la respuesta intuitiva de Natán, porque no había pasado
ningún tiempo orando al respecto. Sabemos esto porque en la mitad de la noche,
Dios le habla a Natán y le dice que Él no quería que David le construyese una
casa, y también le hace muchas promesas a David.

Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa
en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que
saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda
y en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel,
¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya
mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis
edificado casa de cedro?

Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre
mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y
delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre
grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Además, yo
fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y
nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,
desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré
descanso de todos tus enemigos.

Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean
cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu
linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará
casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le
seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con
vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no
se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y
será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu
trono será estable eternamente. Conforme a todas estas palabras, y
conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. (2 Samuel 7:5-17)

Este es el pacto que Dios hace con David. En respuesta, éste entra en la
presencia del Señor y, en el versículo 19, dice: “Y aun te ha parecido poco esto,
Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es
así como procede el hombre, Señor Jehová?” Las versiones actuales de la Biblia no
han traducido fielmente lo que este versículo en verdad muestra. De hecho,
algunas traducciones ponen una nota al pie y cambian “el hombre” por “con la
raza humana”. Eso no da un sentido más real de lo que David estaba
comunicando. En el lenguaje original, se ve que es claro que David estaba muy
entusiasmado acerca de lo que Dios acababa de decirle, y producto de este
sentimiento, dice: “Esto es tan grande, que no es solo para mí, sino para toda la
raza humana.” Estaba declarando una poderosa verdad y promesa para el futuro.
Este es en verdad el núcleo del pacto davídico. Pero completamente se pasa por
alto si leemos sin prestar atención al lenguaje original.

David sigue diciendo en los versículos 28-29:
Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has
prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu
siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú,
Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu
siervo para siempre.

Los estudiosos de la Biblia han debatido largamente respecto a si Dios
hizo o no pacto con David, o si simplemente éste tuvo promesas. En el Salmo 89,
que fue escrito por Etán, uno de los tres videntes que sirvieron en la tienda de
adoración de David. Acerca de este evento, Etán escribió:

Hice pacto con mi escogido; Juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre
confirmaré tu descendencia. Y edificaré tu trono por todas las generaciones.
(Salmo 89:3-4)

Aquí vemos que durante ese período histórico, la gente no veía a las
promesas de Dios a David como simples palabras, sino como un pacto.


CUATRO PROMESAS PRINCIPALES

Este pacto entre David y Dios contiene cuatro promesas principales:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.


1. Engrandeceré tu nombre.

Esto repite la promesa de Dios a Abram en Génesis 12. En contraste a lo
que la gente anhelaba al construir la Torre de Babel para hacerse un nombre
grande para sí mismos, Dios elige a Abram y le promete engrandecer su nombre.
Aquí, Él hace lo mismo con David. Él resume la historia de Su relación con David
(Ver 2 Samuel 7:8-9), y luego le ofrece este pacto que repetía algunas cosas del
pacto con Abraham: “Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y por ti he
aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más
grandes de la tierra.” (2 Samuel 7:9. NVI) Como el pacto abrahámico, este era un
pacto de concesión. Aparentemente, Dios siempre quiere hacer pactos de este
tipo. Hizo pactos de concesión con Noé y Abraham, y trató de hacer uno así con
Israel, pero lo rechazaron y pidieron uno de paridad, que eventualmente llegó a
ser un pacto de vasallaje. En el medio de este sistema de vasallaje, David se erige
como un hombre que genuinamente quería honrar al Señor, y, en respuesta, el
Señor lo honra. Así que la primer parte de la promesa de Dios a David es hacer su
nombre grande o famoso.
2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

En la segunda parte de la promesa a David, Dios habla de Su relación con
el hijo de David, el primer sucesor de su línea familiar. Acerca de él, Dios dice:

Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su
reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le
castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres. (2 Samuel
7:13-14)

Estos versículos hablan del hijo de David, Salomón.

3. Te construiré una casa.

En su deseo de honrar a Dios, David quería construirle una casa, así que
Dios en respuesta quiere construirle una casa a David, o un linaje.

…desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré
descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te
hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo
levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas,
y afirmaré su reino. (2 Samuel 7:11-12)

En el mundo antiguo, si la gente hablaba de “la casa de David”, se referían al
linaje y a los sucesores que seguían con el reinado. Así que la tercera parte de la
promesa de Dios a David fue un linaje.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

La cuarta promesa que Dios le hace a David se encuentran en los
versículos 13 y 16: “…y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.”, “Y será
afirmada tu casa (linaje) y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono
será estable eternamente.” En otras palabras, Él le promete a David un linaje
eterno.


COMPARATIVA ENTRE LOS PACTOS

Como este pacto era un pacto de concesión, tiene muchas similitudes con
el pacto abrahámico. Como cualquier pacto de concesión, no tiene la cláusula “a
menos que te equivoques y arruines todo”. Era incondicional. También, ambos
pactos prometían una bendición de todas las naciones a través de una simiente.
Estamos más familiarizados con este término con el pacto abrahámico porque
Pablo lo interpretó en Gálatas 3-4 para ayudarnos a entender que Dios estaba
hablando de Jesús. La simiente que le fue prometida a Abraham no fue
simplemente Isaac, sino también Jesús. Así que, cuando Abraham recibió el pacto
de que sería de bendición para todas las naciones de la tierra, significaba que
bendeciría a todos, lo que tuvo lugar en el nuevo pacto. El diagrama que sigue
muestra el efecto del pacto abrahámico:

El mismo concepto existe en 2 Samuel 7:12-14:

Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré
después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y
afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para
siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si
él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de
hombres

Aquí, Dios estaba hablando de Salomón, el hijo de David en el contexto
inmediato, pero también estaba hablando en un contexto más amplio de Su Hijo
Jesús, quien claramente era tanto Hijo de Dios como descendiente de David. Este
lenguaje habla de una distancia futura y de promesas mucho más grandes de las
que cualquier otro rey terrenal había jamás experimentado. Esto se confirma en
Hebreos 1:5, en donde el escritor cita este pasaje en referencia a Jesús: “Porque
¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y
otra vez: Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo?” Al citar directamente de la
promesa a David, el escritor de Hebreos nos está mostrando que la misma en
realidad se cumplió de una manera más amplia en Cristo. Jesús, el Hijo de Dios e
hijo de David, fue en realidad el cumplimiento perfecto, no solo Salomón.

De hecho, la promesa en 2 Samuel 7:14: “Yo seré su padre, y él será a mí
hijo…” se refiere más bien a Jesús que a Salomón. No obstante, la segunda parte
del versículo muestra que este versículo no habla únicamente de Jesús. La
promesa sigue diciendo: “Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y
con azotes de hijos de hombres” obviamente, eso no encaja con Jesús, porque Él
no hizo el mal (Ver Hebreos 4:15). Esta parte está dirigida a Salomón, quien hizo
el mal al final de su reinado. También, algunas versiones (como la NVI) traducen
esta frase como “cuando haga mal”, y otras versiones dicen, “si hiciera el mal”,
mostrando en realidad el carácter condicional. Salomón no estaba predestinado
a hacer el mal, sino que tenía opciones. En el caso de optar por hacer el mal, Dios
había prometido corregirlo.

Vemos una similitud significativa entre los pactos abrahámico y davídico,
como se ilustra en el diagrama que sigue a continuación. El pacto de Dios con
David fue una bendición para David en ese momento; y el pacto de Dios con
Abraham también fue una bendición para Abraham, pero ambos, cuando el
nuevo pacto llegó, se volvieron una bendición para la humanidad. Dios le
prometió a Abraham que su simiente algún día sería de bendición para todas las
naciones, y lo mismo hizo con el linaje de David.


Esto muestra un contraste con el pacto mosaico, que jamás tuvo la
intención de ser de bendición para todas las naciones. De hecho, en realidad se
convirtió en un horrible peso sobre Israel. Como hemos discutido previamente,
Dios también quería bendecir a Israel con un pacto de concesión. Vemos en Su
ofrecimiento que Él quiso extender la promesa de ser de bendición para toda la
tierra, también. Esto es lo que significaba ser una nación de sacerdotes. Como
una nación cuyos individuos tuviesen una relación directa con el Señor, Israel
hubiese sido la representante de Dios en la tierra. A través de ellos y de su
relación con Él, Dios quería bendecir a la tierra entera al atraer a las personas a
Su presencia. Esa fue la intención de Dios, pero Israel la rechazó. Como resultado,
el pacto mosaico no fue una bendición para todo el mundo. Podía bendecir a
Israel solo si cumplían su parte del pacto y no traían maldiciones sobre sí
mismos. No obstante, eso no pasó muy a menudo.

Otra similitud entre los pactos con Abraham y David, es la mención de
Melquisedec. La Escritura solo menciona a Melquisedec en tres lugares. La
primera es en Génesis 12, cuando Abram lo conoce. La segunda, en el Salmo 110,
cuando David escribe sobre él. La tercera, está en el capítulo 7 de Hebreos. En
otras palabras, en el Antiguo Testamento, Melquisedec solo se menciona en el
contexto de Abraham y David. Significativamente, el Salmo 110 es el pasaje del
Antiguo Testamento más citado en el Nuevo Testamento (citado más de 30
veces). Es un salmo increíblemente importante dentro del Nuevo Testamento,
que fue escrito por David y que menciona a Melquisedec. La tercera mención, en
el libro de los Hebreos, es en el contexto de la transición del antiguo pacto al
nuevo pacto. Vamos a ampliar este tema en detalle en el capítulo 17. Por ahora, el
hecho importante es que a través del Antiguo Testamento, solo Abraham y David
se refirieron a Melquisedec.

Luego de la muerte de David, en las siguientes generaciones la nación se
divide en dos y declinan hacia la maldad. A través de esos años de apostasía, los
profetas regularmente hablaban de la restauración de la casa de David,
refiriéndose al cumplimiento del pacto davídico. En Isaías 9, 11, y 55; Jeremías 3
y 23; Ezequiel 34 y 37; Miqueas 5; y Amós 9, Dios habla a través de Sus profetas
acerca de un futuro levantamiento del “tabernáculo caído de David”, que es una
referencia a la casa o dinastía de David. Una y otra vez, Dios promete restaurarlo
y cumplir Su promesa a David. El pasaje más famoso de los anteriores es Amós 9,
que se cita en Hechos 15 para probar que el Reino de Jesús es la restauración del
tabernáculo caído de David. En contraste, ninguno de los profetas habló de la
restauración o del cumplimiento del pacto mosaico. En ningún momento
profetizaron respecto a Dios atrayendo a la nación para volver al pacto mosaico.
De hecho, no se profetizó nada positivo respecto a la Ley en lo absoluto. En lugar
de eso, los profetas hablaban de la restauración del pacto davídico. Esto es una
diferencia significativa entre ambos pactos.

De esta manera, el pacto davídico se situaba en una postura muy diferente
respecto a la naturaleza del pacto mosaico imperante en aquellos días. En el
medio del pacto de vasallaje de Dios con Israel, David recibe un pacto de
concesión simplemente porque su corazón fue recto. Él amó al Señor y quiso
honrarlo, y por eso el Señor pudo darle un pacto de concesión mientras que el
resto de Israel aún vivía bajo el sistema del pacto de vasallaje de Deuteronomio.
El resto de Israel veía a Dios a través de este velo, porque habían entenebrecido
Su identidad, pero David de alguna manera fue capaz de ver a través del velo y
amar al Señor de una manera en la que no se había visto hasta entonces. De esta
manera, el pacto davídico se separa del contexto más amplio que se estaba
viviendo en ese entonces, y se convierte en una pieza clave del nuevo pacto.


LA CONEXIÓN CON EL NUEVO PACTO

Mateo 1:1 marca el comienzo del Nuevo Testamento con estas palabras:
“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” Este es el
comienzo del canon del nuevo pacto, y comienza con una referencia a David y a
Abraham, los únicos dos que tuvieron pactos de concesión en el Antiguo
Testamento. El nuevo pacto comenzó entre la Última Cena y la muerte de Jesús
en la cruz, pero Mateo 1:1 marca el comienzo de la historia del nuevo pacto,
mostrando una conexión entre el pacto davídico y el pacto abrahámico al decir
que Jesús, el Mesías, era hijo de David e hijo de Abraham. En otras palabras, Él es
el cumplimiento de las promesas hacia Abraham y David. Luego Mateo detalla la
genealogía desde David hasta Jesús para mostrar que, literalmente, era del linaje
de David. No era un hijo simbólico de David, sino que tenían la misma sangre.
Lucas también demuestra esto en su genealogía. Jesús es el hijo de David
profetizado y prometido.

En Lucas 1, cuando el ángel Gabriel visita a María, él específicamente
menciona al pacto davídico en su declaración:

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de
Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su
nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor
Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob
para siempre, y su reino no tendrá fin. (Lucas 1:30-33)

2 Samuel 7 contiene cuatro promesas específicas, que ya enlistamos al
comienzo. Cuando Gabriel apareció, declaró el cumplimiento de cada una de esas
promesas hechas a David. No hay dudas de por qué María quedó sorprendida
ante sus palabras. No solo le estaba diciendo que ella iba a tener un hijo siendo
virgen (lo que ya es sorprendente) sino que también su hijo sería el
cumplimiento del pacto davídico que todo Israel había estado esperando. Esta es
la lista de las promesas y su cumplimiento en Jesús:

Promesas del pacto davídico:

1. Engrandeceré tu nombre.

2. Yo seré su padre, y él será Mi hijo.

3. Te construiré una casa.

4. Tu casa, tu reino, y tu trono no tendrán fin.

Cumplimiento en Jesús en Lucas 1:32-33:

1. Este será grande.

2. Será llamado Hijo del Altísimo.

3. Dios le dará el trono de su padre David.

4. Reinará para siempre y Su reino no tendrá fin.

Aquí, las mismas cuatro promesas del pacto davídico se repiten en el
Nuevo Testamento, pero la mayoría de los cristianos no están al tanto de esto.

A través del Nuevo Testamento, Jesús es llamado el Hijo de Dios. Esto, por
supuesto, hace referencia a Su identidad como miembro de la Trinidad. Pero en
realidad es más que eso. La referencia a Jesús como Hijo de Dios hace referencia
a la promesa que David recibió, cuando Dios dijo “Seré Su padre, y él será a mí
hijo” (2 Samuel 7:14). Cuando la gente llamaba a Jesús como Hijo de Dios, se
estaban refiriendo al pacto con David. En otras palabras, el razonamiento era:
“Jesús es el Hijo de Dios que le fue prometido a David.” Él es el Hijo de Dios y el
Hijo de David. Ambos términos son usados para referirse a este concepto. Por
eso el ciego Bartimeo clamó, “Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!”
(Marcos 10:47). Él estaba llamando a Jesús identificándolo como Aquel que había
cumplido la promesa dada a David. Esto quiere decir que cuando leemos Hijo de
Dios en el Nuevo Testamento, tenemos que ponerlo en un contexto apropiado
para entender su correlación con el pacto davídico.

De la misma forma, cuando la gente llamaba a Jesús como Hijo de Dios o
Hijo de David, en contexto se referían al hijo prometido que tomaría el trono de
David y cuyo trono no tendría fin. Decirle a Jesús Hijo de Dios o Hijo de David era
lo mismo que decirle Rey. Por eso, cuando Jesús menciona al Reino, estaba
hablando acerca de tomar el pacto con David como el rey que tomaría el reino y
se sentaría en un trono que no tendría fin. La diferencia está, por supuesto, en
que lo que fue prometido a David en lo natural fue cumplido por Jesús en el reino
del Espíritu. Esto explica la confusión que tuvieron algunos de los seguidores de
Jesús. Ellos sabían que Él era el cumplimiento del pacto davídico, pero no
entendieron que el Reino sería espiritual. Ellos pensaron que Él se sentaría en un
trono terrenal en Jerusalén y reinaría sobre Jerusalén. Jesús trató de cambiar sus
pensamientos con declaraciones como, “…El reino de Dios no vendrá con
advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está
entre vosotros.” (Lucas 17:20-21) Es fácil entender ahora por qué todos estaban
tan confundidos cuando incluso Jesús mismo trazó una comparación entre Él y
Sus discípulos y David y su compañía:

Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus
discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. Y
algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer
en los días de reposo? Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído,
lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo
entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no
es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que
estaban con él? Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de
reposo. (Lucas 6:1-5)

Durante el tiempo en que estuvieron con Él, los discípulos pensaron todo
el tiempo respecto a Jesús y Su Reino en términos naturales. No fue hasta
después de la muerte y resurrección de Jesús que se dieron cuenta de que Su
Reino era, en realidad, un reino espiritual que también impacta el plano natural.
Lo que es importante que nosotros entendamos es la perspectiva del pacto
davídico a través de todo el ministerio de Jesús, como así también cuando hizo
referencias al Reino de Dios, y de todas las veces que la gente lo llamaba Hijo de
Dios o Hijo de David. Ocasionalmente, también fue llamado Hijo de Abraham. Así,
es incluso más claro entender que Jesús vino como un cumplimiento tanto el
pacto davídico como abrahámico.

No obstante, Él no vino a cumplir el pacto mosaico o antiguo pacto, sino a
reemplazarlo. La Ley no tenía promesas que necesitasen ser cumplidas en el futuro,
como los pactos con Abraham y David. En lugar de eso, fue un sistema temporal
con promesas de las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la
desobediencia. Como vemos en Deuteronomio, Dios le dice a los israelitas que
fallarían y que irían a un exilio, pero también les dice que Él los traería de vuelva
y circuncidaría sus corazones. En otras palabras, Él comenzaría un nuevo pacto.
El punto es que, así como el nuevo pacto es el cumplimiento de los pactos
davídico y abrahámico, también es la destrucción del pacto mosaico.52 Esto
marca un cambio muy fuerte en la manera de pensar de muchas personas, que
ven a todos los pactos como similares e interconectados. En realidad, son
completamente diferentes y separados de los otros. Los pactos davídico y
abrahámico se cumplieron en Jesús y continuaron a través de Su Reino eterno.
Pero el pacto con Moisés no continúa. Fue un arreglo temporal, y ya no aplica.
Nunca tuvo la intención de ser algo eterno. Este tema se estudiará más en detalle
en los últimos capítulos.


LA NATURALEZA DEL REINO

Vemos una conexión más profunda entre el pacto davídico y el nuevo
pacto en el libro de los Hechos, que continúa la historia de Jesús y Sus discípulos
que comienza en el libro de Lucas. El libro comienza refiriéndose a la historia de
Jesús que se cuenta en Lucas. Nos dice que luego de que Su resurrección, Jesús se
aparece a Sus discípulos y les enseña del Reino de Dios por cuarenta días (Ver
Hechos 1:13). El único tema del que Jesús enseñó antes de dejar la tierra, fue del
Reino. Durante este tiempo le dio a Sus discípulos este mandamiento:

Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días. (Hechos 1:4-5)

La orden es muy importante. Primero, Él les enseñó del Reino; luego des
dice que esperen la promesa del Padre de darles el Espíritu Santo. La primera
respuesta de los discípulos fue preguntar si ya había llegado el tiempo en que
Jesús cumpliría la promesa de David al restaurarle un reino terrenal a Israel.
Claramente, aún no entendían del Reino. Habían estado oyendo todas las
enseñanzas del Reino, y cuando Jesús les habla de la promesa del Padre, lo
interpretaron en un contexto de un reino natural. Aún pensaban que Jesús sería
un rey terrenal. Jesús les responde diciéndoles: “Y les dijo: No os toca a vosotros
saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos
1:7). En otras palabras, Él les dijo que no les diría cuándo sucedería. Luego
agregó: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra.” (Hechos 1:8) Inmediatamente después, la Escritura sigue: “y
habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le
ocultó de sus ojos.”(Hechos 1:9)

Lo que los discípulos no se dieron cuenta en ese momento es que esta
promesa del Espíritu Santo era, en realidad, la respuesta a sus preguntas

52 Una prueba sólida de esta declaración se encuentra en el libro de Don Preston,

Torah to Teleos: The Passing of the Law of Moses. A pesar de que Preston sea un
preterista total, es muy significante su estudio respecto al fin de la Ley en el año
70 D.C.
respecto a la restauración del Reino. Jesús les dijo, “No voy a decirles
exactamente cuándo, pero sí les diré cómo: Recibirán poder cuando el Espíritu
Santo venga sobre ustedes.” Esto es incluso más claro cuando miramos el texto
en el griego original. En el versículo 6, cuando los discípulos le preguntan:
“…Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”, la palabra reino viene de
la palabra griega basileia, que significa autoridad (también realeza y reinado)53.
Le estaban preguntando cuándo le devolvería la autoridad a Israel, pero Jesús les
responde: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso
en su sola potestad (basileia). Pero recibirán poder (dunamis54)…”, para
contrastar la diferencia entre lo que los discípulos esperaban y la naturaleza de
Su Reino. Él les estaba diciendo, “No voy a restaurar una estructura de autoridad.
Voy a darles el poder para que sean mis testigos o delegados”

Un erudito escribió esto:

Respecto a la pregunta de los discípulos en torno a la restauración del
reino a Israel y los tiempos y sazones, Jesús inmediatamente establece:
“Pero recibirán poder con la venida del Espíritu Santo sobre ustedes y
sean mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la
tierra.” Esta es una pista muy grande respecto a su pregunta. Ellos le
estaban preguntando acerca de la restauración de la autoridad o dominio,
y Jesús responde que recibirían autoridad o poder cuando el Espíritu
Santo viniese sobre ellos. Cuando Jesús estuviese reinando en Su Reino,
en la verdadera Israel en el Cielo, Él les enviaría Su autoridad y poder
para dominar el Israel de Dios en la tierra a través de sus creyentes, por
medio del Espíritu Santo. Así comenzó la restauración del Reino.55

Esto expresa, en parte, el cambio al que Jesús los estaba guiando. Él los
estaba desafiando a que dejen de pensar en un reino natural y comenzasen a
entender el poder sobrenatural necesitado para operar y reinar sobre Su Reino.

Otro ángulo sobre este tema puede verse claramente en Lucas 20, un poco
antes en la historia:

Entonces él les dijo: ¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David? Pues el
mismo David dice en el libro de los Salmos (citado del Salmo 110): Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por
estrado de tus pies. David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?
(Lucas 20:41-44)

Los fariseos le habían hecho a Jesús la pregunta antagónica a la que le
habían hecho los discípulos, y Él les da una genial respuesta que los deja callados.
Luego Él les hace esta pregunta, para la que ninguno tuvo respuesta. De hecho,
Su respuesta fue abrumadora para ellos. Él estaba estableciendo, “Como el
Mesías, voy a sentarme en la diestra del Padre mientras todos Mis enemigos son

53 Concordancia Strong, Griego #932
54 Ibid., #1411
55 McLarty
puestos bajo Mis pies.” Los fariseos estaban sorprendidos e incluso amenazados
por la respuesta de Jesús. Dos capítulos después, Jesús reintroduce esta idea en
la Última Cena, cuando dijo:

Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que
comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las
doce tribus de Israel. (Lucas 22:29-30)

Algunas traducciones usan la palabra pacto en lugar de la palabra reino.
Puede ser traducida de ambas maneras, dependiendo del contexto. En realidad,
significaba ambas: Él les estaba dando el Reino del pacto, o el Reino que le había
sido pactado a David. El Padre había llamado a Jesús como Su Hijo y le había
dado un Reino como heredero de las promesas de David. Ahora Jesús, al final de
Su ministerio, impartió ese Reino a Sus seguidores. Él se refirió a ellos como el
nuevo liderazgo sobre la tierra, de la misma manera en la que el Padre lo había
hecho el primer líder de la tierra. Los discípulos no entendieron lo que Jesús
había querido decir, y es por esta razón por la que Él les enseñó del Reino por
cuarenta días luego de resucitar. Él les estaba dando el gobierno del Reino sobre
la tierra.


LA RESURRECCIÓN

En Lucas 24, Jesús explica las promesas del pacto a los dos discípulos
camino a Emaús. Cuando Jesús aparece y comienza a caminar con ellos, no lo
reconocen. Cuando Él les pregunta respecto a su desánimo, ellos le dan su
entendimiento respecto a la muerte de Jesús, incluyendo esta declaración: “Pero
nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además
de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.” (Lucas 24:21) Esta era
la imagen que ellos tenían de Jesús: un gran profeta, poderoso en Sus palabras y
frente a las personas, pero que ahora los fariseos lo habían entregado y había
sido crucificado. Ellos estaban esperando que Él cumpliese el pacto davídico en
el plano natural y redimiese a Israel. Claramente, no tenían ni idea de lo que en
verdad estaba sucediendo. Luego le dicen a Jesús respecto a la mujer que había
dicho que había resucitado. Cuando ellos terminaron, Jesús “comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo
que de él decían.” (Lucas 24:27) Como ellos no entendían, Jesús los llevó a las
Escrituras y les mostró cómo todas apuntaban a Él, y a Su muerte y resurrección,
que tendría como resultado el ser glorificado. Jesús les explica la importancia de
la resurrección, algo que es importante entender hasta el día de hoy.

Bajo el sistema mosaico, un cordero debía morir para cubrir los pecados
de la gente. Por causa de la dispersión de sangre, Israel era perdonado por otro
año. Luego llegó Jesús como el cordero perfecto y sin pecado, con sangre
perfecta, y murió por nuestros pecados. Pero, en su muerte, Él emitió perdón. Si
Él hubiese muerto pero no hubiese resucitado, todos estaríamos, igualmente,
perdonados. Ninguno de los corderos del Antiguo Testamento resucitó jamás, así
que en Su muerte, Él ya había cumplido esa sombra y figura. ¿Cuál es, entonces,
la importancia de Su resurrección? La respuesta es simple. A través de Su
muerte, Él nos dio perdón; y a través de Su resurrección, Él hizo una nueva
creación. Es por esta razón que Jesús es llamado la primicia: Él fue el primero en
ser levantado de la muerte. Y ahora, como Él y por el poder de Su muerte y
resurrección, nuestros viejos hombres mueren y son resucitados como nuevas
criaturas, que son empoderados para vivir justificados por la gracia. Por esta
razón, salimos de nuestras vidas de muerte y pecado, que Él ha perdonado y
limpiado, y caminamos en una nueva vida. En otras palabras, si Jesús solamente
hubiese muerto, seríamos perdonados, pero no seríamos empoderados para
vivir de una manera diferente. Esto es muy importante pero a veces lo pasamos
por alto en el mensaje del Evangelio. A través del libro de los Hechos, los
apóstoles pusieron un mayor enfoque en la resurrección de Jesús, en la
ascensión, y en la entronización a la diestra del Padre. Esta era lo más importante
en su mensaje de salvación. Sin eso, la promesa de David no hubiese podido ser
cumplida.

Esto es evidente en el sermón de Pedro en Hechos 2, en el día de
Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de Jesús. Cuando el
Espíritu Santo se derramó en los creyentes, los que los miraban estaban
confundidos y pensaron que estaban borrachos. Por eso, Pedro tiene que
explicar que lo que estaba sucediendo era el cumplimiento de la profecía de Joel
2:

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda
carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán
visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y
sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y
fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre,
antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que
invocare el nombre del Señor, será salvo. Varones israelitas, oíd estas
palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él,
como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo
y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte,
por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. (Hechos 2:22-24)

Aquí vemos la doctrina de Christus Victor: Jesús no sufrió la ira del Padre,
sino que el Padre y el Hijo planearon juntos enviar a Jesús a la tierra para morir y
quitarle el poder a la muerte. Esto es claramente evidente por la declaración:
“era imposible que fuese retenido por la muerte.” Cristo vino y la venció. Luego de
establecer esto, Pedro comienza a predicar desde el Salmo 16, escrito por David:

Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a
mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi
lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi
alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste
conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia.
(Hechos 2:25-28)

Desde el versículo 25 en adelante, el sermón tiene un foco muy davídico,
ya que Pedro comienza a comparar a David con Jesús, mostrando cómo Jesús
cumplió las promesas del pacto de Dios con David.
Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que
murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.
Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que
de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se
sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo…
(Hechos 2:29-31)

¿Cómo se sentó Jesús en el trono de David? De acuerdo a Pedro, la
promesa de que David tendría una descendencia en el trono se cumplió con la
resurrección de Jesús. El sermón continúa:

…que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este
Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que,
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa
del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David
no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a
mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. (Salmo
110) Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a
quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. (Hechos 2:31-
36)

En otras palabras, Jesús no solo fue el Mesías, sino también el rey, el rey
que habían estado esperando que se sentase en el trono de David para
restablecer su reinado. Él era el cumplimiento de la profecía del Salmo 110,
porque Él había ascendido al cielo y se había sentado a la diestra del Padre. La
ascensión de Jesús cumplió la promesa hecha a David, aquella que decía que él
tendría una descendencia que reinaría en un reino eterno que no tendría fin.

Cuando la gente oyó esta verdad, la que decía que ellos mismos habían
crucificado al verdadero rey que habían estado esperando durante tanto tiempo,
se compungieron de corazón. En respuesta, Pedro les dice que se arrepintiesen y
que sean bautizados en el nombre de Jesús, para el perdón de los pecados. Luego,
recibirían al Espíritu Santo. El tema central del mensaje evangelístico de Pedro
fue el pacto davídico. De eso se trata el nuevo pacto, del cumplimiento de las
promesas hechas a Abraham y a David.

En esos dos pactos, vemos las dos caras del nuevo pacto: Jesús como rey y
como Mesías. En cumplimiento del pacto davídico, Jesús era ahora el rey que
reina sobre todo y cuyo Reino no tiene fin. Ante este Reino, todos estamos
subyugados.

Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. (Filipenses 2:10-11).

En cumplimiento del pacto abrahámico, Jesús es también el Mesías: el
perfecto cumplimiento de la figura dada en la historia de Abraham e Isaac como
hijo crucificado. Esta es la manera en la que los primeros cristianos predicaban el
evangelio. En ese contexto, los judíos de ese tiempo lo entendían. Muchos
cristianos modernos pasan por alto este tema central por causa de la falta de
entendimiento respecto a los pactos davídico y abrahámico, pero aquellos que
oyeron el mensaje predicado el día de Pentecostés entendieron exactamente lo
que Pedro quiso decir. Como resultado, tres mil personas se convirtieron al
Señor, en lo que fue el primer mensaje luego de la ascensión de Jesús y la
inauguración del nuevo pacto (en contraste a los tres mil que habían muerto con
la inauguración del antiguo pacto). Verdaderamente, la Ley mata, pero el Espíritu
da vida (ver 2 Corintios 3:6).

Desafortunadamente, los cristianos modernos no entienden cómo Jesús
ya cumplió los pactos con Abraham y David al ascender y sentarse a la diestra de
Dios el Padre, y es por esto que muchos creen que Jesús volverá en algún
momento a la Jerusalén terrenal y se sentará en el trono de David para establecer
Su reino en el futuro. La Biblia no enseña eso. Hay muchísima confusión respecto
al tema del reino de mil años que se menciona en Apocalipsis 20. No obstante,
ese pasaje en ninguna manera indica un reinado físico en la tierra desde
Jerusalén. Esa idea ha sido insertada por personas que no entienden que Jesús ya
se ha sentado en el trono de David en el cielo. Han malinterpretado Hechos 2, y
como resultado, han creado algunos entendimientos erróneos acerca del futuro y
del reinado de Jesús. Irónicamente, los discípulos también esperaban que Jesús
volviera y se sentase en un trono terrenal en Jerusalén, y también estaban
completamente errados. No fue hasta el día de Pentecostés que entendieron
cómo Dios cumplió las promesas a David. Por causa de que esta realidad fue el
foco del primer mensaje evangelístico luego de la ascensión de Jesús, no
podemos pasarlo por alto.

El resultado final es este: el pacto davídico está consumado. Ya se ha
cumplido en su totalidad en Cristo, y ahora estamos viviendo dentro del Reino
del Rey Jesús como Sus embajadores en la Tierra. El pacto davídico ha hecho de
Jesús un rey, y Su Reino nos ha sido otorgado a nosotros, Sus representantes. Una
de las maneras en las que podemos demostrar Su Reino es a través de lo
sobrenatural, porque Su Reino no es uno terrenal sino uno espiritual, pero que
ejerce influencia sobre la tierra.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Cuando el Señor dice que Él le construiría una casa a David, Él no estaba
hablando literalmente de una casa, sino que le daría un l__________ y que
haría su nombre grande.

2. ¿Qué clase de pacto son tanto el pacto abrahámico como davídico?

3. Verdadero o Falso: El pacto mosaico eventualmente se convirtió en una
bendición para la humanidad.

4. ¿Qué versículo nos muestra que Jesús era tanto el Hijo de David como el
de Abraham?

5. Bajo el antiguo pacto, tres mil personas ____________________ en un día;
mientras que en el nuevo pacto, tres mil personas fueron ________________
en un día

6. El tema principal del primer mensaje evangelístico de Pedro en el día de
Pentecostés fue el cumplimiento del pacto ___________________.

CAPÍTULO TRECE

EL CUMPLIMIENTO DEL PACTO
ABRAHÁMICO

En el capítulo 9, hablamos del pacto abrahámico desde la perspectiva del
Antiguo Testamento. En este capítulo, vamos a examinarlo desde la perspectiva
del Nuevo Testamento. Como se mencionó en el capítulo anterior, la introducción
al Nuevo Testamento es: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo
de Abraham.” (Mateo 1:1) De esto se trata todo el Nuevo Testamento. Es el
cumplimiento de los pactos davídico y abrahámico, y el cierre de la Ley de
Moisés. En el capítulo anterior hemos visto cómo esto aplica para el pacto entre
Dios y David; y en este estudiaremos a fondo cómo también aplica para el pacto
entre Dios y Abraham.


JESÚS COMO MESÍAS

Vamos a comenzar con Mateo 1:17, que termina la genealogía de esta
manera: “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son
catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la
deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.” Aquí, en esta división,
encontramos cuatro personajes o temas: Abraham, David, el exilio, y el Mesías.
Todos estos se relacionan con el pacto de una manera muy directa. Abraham y
David recibieron sus pactos del mismo Dios. El exilio fue parte del pacto mosaico
al final de Deuteronomio, cuando Dios dice:

“Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la
bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en
medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te
convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que
yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y
volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido
Jehová tu Dios. Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más
lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá
te tomará; y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus
padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. Y
circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia,
para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a
fin de que vivas.” (Deuteronomio 30:1-6)

En otras palabras, incluso cuando Dios envía a Israel al exilio, seguía
estando en pacto con ellos. Por último, el Mesías viene a inaugurar un nuevo
pacto, circuncidando los corazones de la gente.
Lucas 1, que cuenta la historia del nacimiento de Jesús y de Juan el
Bautista, también arroja importante información respecto a este tema. Luego del
nacimiento de Juan, su padre Zacarías fue lleno del Espíritu y comenzó a
profetizar:

Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos
levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por
boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de
nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron. (Lucas
1:68-71)

Aquí, no estaba hablando de su hijo Juan sino del Mesías, quien vendría de
la casa de David. Luego, en los siguientes versículos, profetizó respecto a cómo el
Mesías también cumpliría el pacto con Abraham:

Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo pacto;
del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de
conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en
santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. (Lucas 1:72-75)

Finalmente, Zacarías comienza a profetizar respecto a su hijo Juan, quien
anunciaría el camino al Mesías. Es muy significativo que en estos dos evangelios,
la historia de Jesús es introducida con referencias a Su cumplimiento de los
pactos davídico y abrahámico. Este es un fundamento sumamente importante
para un entendimiento adecuado del mensaje del evangelio: el Nuevo
Testamento se trata del cumplimiento de estos pactos previos. Es por esta razón
que los autores del Nuevo Testamento con frecuencia se refieren a las Escrituras
(el Antiguo Testamento). Incluso Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a
vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí.” (Juan 5:39) Cuando la gente de aquel tiempo leía el Antiguo
Testamento, leían las promesas de Dios a Abraham y David acerca de una
simiente que algún día vendría y bendeciría al mundo entero. Ese era el Mesías
que ellos estaban esperando. Cuando Mateo, Marcos, Lucas y Juan testificaron al
escribir los Evangelios, se estaban embarcando en algo muy arriesgado para su
cultura. Estaban declarando que lo que todo el mundo había anticipado y estaba
esperando, ya había sucedido. El Mesías ya había venido.

Como hemos discutido en el capítulo anterior, en Hechos 2, Lucas cuenta
la historia del día de Pentecostés y el sermón de Pedro, que revela a Jesús como
el cumplimiento de las promesas a David. Hechos 3 cuenta la historia de Pedro y
Juan sanando a un hombre cojo en las puertas del Templo La Hermosa. Luego de
que el hombre es sanado, Pedro y Juan comienzan a predicar, pero esta vez fue el
turno del pacto abrahámico.

Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros
padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las
familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a
su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de
su maldad. (Hechos 3:25-26)
Este es el fin del segundo sermón registrado luego de la ascensión, que
enfatiza el cumplimiento del pacto abrahámico. En el siguiente capítulo, leemos
que muchos de los que escucharon el mensaje, creyeron, y como resultado el
número de creyentes aumentó a 5000. Este mensaje del Evangelio, basado en el
cumplimiento de los pactos, es muy diferente del típico mensaje de Salvación
moderno. Esencialmente, ellos predicaban: “Esta persona que ustedes
crucificaron es el cumplimiento de las promesas de estos dos pactos. Ahora Él
está entronizado a la diestra de Dios, y necesitan arrepentirse, entregarle sus
vidas a Él, y creer que Él es el cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham
y David.” Esto es también lo que vemos en Romanos 10:9-10, cuando Pablo dice
que “Crean con todo su corazón que Jesús es el Señor” y que “Dios le levantó de
entre los muertos” para ser salvos. Este es el mensaje básico del Evangelio: crean
que Jesús es el Señor y que Dios le levantó de entre los muertos para recibir
Salvación.

Esas dos creencias están conectadas con los pactos hechos a David y
Abraham. Como se mencionó en el capítulo anterior, el hecho de que Jesús es el
Señor cumple el pacto de David, y el hecho de que fue levantado de entre los
muertos se conecta con el pacto de Abraham. En Génesis 22, Abraham pone a su
hijo de la misma manera en la que Dios el Padre estaba dispuesto a enviar a Su
Hijo para morir por nosotros. Esos eran los elementos del evangelio que tenían
que entenderse, de acuerdo a la Iglesia primitiva.


JESÚS: MAYOR QUE ABRAHAM

En Juan 8 encontramos un debate entre Jesús y algunos de los judíos que
habían creído en Él:

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de
Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú:
Seréis libres? (Juan 8:31-33)

Aquí estos judíos responden de manera muy literal y completamente
malentendiendo el punto. Habían oído la promesa de Jesús (“La verdad os hará
libres”) a través de una perspectiva natural, y por eso respondieron: “¡Pero
nosotros no somos esclavos! No necesitamos ser libres. Somos descendientes de
Abraham.” Entonces, Jesús les explica lo que había querido decir:

Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace
pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para
siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero
procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. (Juan
8:34-37)

Jesús le estaba hablando a gente que creía en Él, pero no obstante
procuraban matarlo porque no podían tolerar ni recibir Su mensaje de su
esclavitud espiritual. No le dieron cabida a Su palabra. Esta es la palabra que Él
había oído de Su Padre (Dios), que Él contrastó con lo que estas personas habían
oído de su padre.

Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído
cerca de vuestro padre. (Juan 8:38)

Ellos decían ser hijos de Abraham su padre, pero Jesús los trae a la
realidad:

Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si
fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora
procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he
oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro
padre (…) (Juan 8:39-41)

Si ellos realmente hubiesen sido hijos de Abraham, no hubiesen estado
deseando matar a Jesús. Como Jesús les había demostrado que no eran hijos de
Abraham, ellos enseguida dijeron que eran hijos de Dios, diciendo: “Nosotros no
somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.” (Juan 8:41).
Finalmente, Jesús les dice quién era su padre:

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí
mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no
podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo (...)
(Juan 8:42-44)

Jesús continuó con declaraciones muy fuertes respecto a sus verdaderas
intenciones y deseos, pero también les mostró que la solución estaba en Él:

(…) y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el
principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él.
Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de
mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me
redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me
creéis? El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís
vosotros, porque no sois de Dios. (Juan 8:44-47)

En otras palabras, Él les dice que ser descendientes naturales de Abraham
no importaba si no tenían la misma fe que él. El linaje natural no significa,
necesariamente, tener el mismo linaje espiritual. En lugar de ser como Abraham,
ellos eran como su verdadero padre, el diablo. Los judíos, sorprendentemente, se
ofendieron y le respondieron: “¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano,
y que tienes demonio?” (Juan 8:48).

La discusión entre ellos continuó así:
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros
me deshonráis. Pero yo no busco mi gloria; hay quien la busca, y juzga. De
cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.
Entonces los judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio.
Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guarda mi palabra, nunca
sufrirá muerte. ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual
murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo? Respondió
Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que
me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le
conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso
como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra. Abraham vuestro
padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le
dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió
del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. (Juan 8:49-59)

En resumen, lo que Jesús les dijo es que no importaba la descendencia
sanguínea, sino que creyesen en Sus palabras, porque Él es Dios. Es fácil para
nosotros pasar por alto este hecho, pero en este pasaje los judíos claramente
entendieron que Jesús estaba diciendo ser Dios. Cuando Él les dijo “Antes de que
Abraham fuese, yo soy.”, Él estaba repitiendo la declaración de Dios de Su nombre
a Moisés desde la zarza ardiente: “YO SOY EL QUE SOY” (Éxodo 3:14). Hacer una
declaración como tal, merecía, para los judíos, ser lapidado hasta la muerte. Es
por esta razón que tomaron las piedras. Ellos entendieron lo que Él estaba
queriendo decir, y no estaban dispuestos a aceptarlo. Encontramos otro ejemplo
de esto en Juan 5:18: “Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no
sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio
Padre, haciéndose igual a Dios.” Es tan cierto hoy en día como lo fue en ese
momento: declarar que Jesús es Dios molesta y ofende a la gente. A nadie le
ofende decir que Él fue un gran profeta o un santo, pero decir que Jesús es Dios
requiere una sumisión a Él. Muchas personas, como los judíos, no están
dispuestos a aceptarlo. Al declarar ser mayor que Abraham, Jesús claramente
dijo, “Yo soy Dios. Soy la palabra que estaba con Dios, y que era Dios.” Los
verdaderos descendientes de Abraham, el padre de la fe, reconocerían a Jesús
como el Mesías prometido.

Esta creencia fundamental del nuevo pacto, que dice que Jesús es mayor
que Abraham, se desarrolla más ampliamente en el libro a los Hebreos, donde se
muestra la interacción de Abraham con Melquisedec (Ver Hebreos 6:13-7:3). En
este pasaje, el autor a los Hebreos primero habla de la promesa de Dios a
Abraham. Luego comienza una transición para hablar respecto a Jesús como
sacerdote según el orden de Melquisedec, un tema que se extiende hasta el
capítulo 7. La posición de Jesús en el orden de Melquisedec es importante por la
relación entre Abraham y este personaje. Cuando Abraham le da el diezmo de
todo el botín de guerra, declaró que Melquisedec era más grande que él. Por eso,
si Jesús es según el orden de Melquisedec, y éste era más grande que Abraham,
entonces Jesús también es mayor que él. Como Jesús era según este orden, está
por encima de Abraham. Esto es lo que Jesús dijo en Juan 8, y fue una declaración
muy fuerte para esta cultura, en donde Abraham era el padre y el héroe de su fe.
De esta manera, Jesús declaró que Él era el cumplimiento de las promesas de
Abraham.


LA IMPORTANCIA DE LA CIRCUNCISIÓN

El cumplimiento del pacto abrahámico en el nuevo pacto también se ve
con el problema de la circuncisión. Cada uno de los pactos del Antiguo
Testamento vino con una señal que sirvió como un símbolo o recordatorio de
que ambas partes estaban juntas en un pacto. Entonces, cada vez que Moisés veía
un arcoíris, era un recordatorio de que Dios no enviaría otra inundación mundial.
Abraham tenía la circuncisión como un recordatorio diario de su pacto con el
Señor. Moisés y los israelitas tenían la celebración de la Pascua como un
recordatorio de su pacto con Dios, como también de la liberación de la esclavitud
de Egipto. El símbolo de David es menos certero, porque aunque él vio las
promesas de Dios como un pacto, no hubo una ceremonia de pacto. Entonces, el
símbolo del pacto pudo haber sido el trono, pero también es posible que este
pacto no tuviese un signo como los otros. El punto es que, para Abraham, la
circuncisión era una señal del pacto con Dios. Todos los hombres de su familia
eran circuncidados como signo de que eran parte del pacto de Abraham y Dios.

Cuando la Ley fue introducida años después, la misma decía que los
varones debían ser circuncidados al octavo día después de nacer. De esta
manera, la circuncisión pasó de ser un signo del pacto abrahámico a ser parte de
la Ley. Luego, como ya no fue un signo, se fue convirtiendo en un peso. Con el
paso del tiempo, el concepto de la circuncisión cambió. Cuando Jesús estuvo en la
tierra, la importancia de la circuncisión era la siguiente: “Somos hijos de
Abraham. Somos mejores que el resto de las naciones del mundo. Tenemos un
pacto con Dios porque hemos sido circuncidados.” Este es un cambio sutil pero
muy significativo. Estaban confiando más en la señal del pacto en lugar de
confiar en el pacto en sí. Habían cumplido con la circuncisión porque la Ley así lo
decía, pero la misma no era más que una señal del pacto abrahámico y la relación
entre Abraham y Dios el Padre. Mientras Abraham confió en su pacto con Dios,
los judíos comenzaron a confiar en la circuncisión (la señal) en lugar de en la
relación. Esto sería como poner tu confianza en tu anillo de casamiento, que es
una señal de tu matrimonio, en lugar de desarrollar una relación matrimonial. El
Bautismo también es una señal, pero la relación es lo que trae Salvación. Este era
el problema que estaba teniendo lugar en el tiempo en que Jesús estuvo
caminando en la tierra.

Luego de la muerte y resurrección de Jesús, la circuncisión se volvió un
tema de debate en la Iglesia primitiva. Muchos se preguntaban, “¿Tenemos que
seguir enseñando la circuncisión?” De acuerdo a las enseñanzas de los apóstoles
Pablo, Pedro, Santiago, y Juan, la circuncisión que Jesús trajo fue la del corazón, lo
que quería decir que los hombres ya no necesitan un signo en su carne como un
signo del pacto. El nuevo pacto es un pacto interior y espiritual a través del cual
Dios pone un nuevo corazón (un nuevo espíritu) en nosotros. Él nos hace
participantes de la naturaleza divina, y hace cambios invisibles dentro de
nuestros corazones. Esto significa que ya no necesitamos el signo exterior de la
circuncisión. No obstante, por muchos años este tema fue de gran debate en la
Iglesia primitiva, porque la gente aún se estaba ajustando a las realidades del
nuevo pacto. Muchos de los judíos convertidos al cristianismo querían que los
nuevos cristianos fuesen circuncidados al convertirse, porque pensaban que la
misma era un necesario signo del pacto.56

Pablo hace una declaración muy fuerte en contra de aquellos a favor de la
circuncisión en Gálatas 5:12: “¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!” Pablo
estaba muy disgustado con el movimiento a favor de la circuncisión, porque él lo
entendía como lo que era: un paso atrás hacia el antiguo pacto. Pablo veía la
insensatez de aquellos que vivían en el nuevo pacto, pero aun así cumplían y
enseñaban la Ley. No obstante, no muchos lo entendían, tal como hasta el día de
hoy muchos siguen sin entenderlo. Para probar este punto, Pablo se refirió a la
historia de la circuncisión bajo el pacto abrahámico y dijo, “Porque en Cristo Jesús
ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación”. (Gálatas
6:15). En otras palabras, dijo: “Este signo ya no tiene importancia. Lo que
importa es ser una nueva creación, a través de una circuncisión del corazón.” Al
decir esto, Pablo estaba diciendo que nada del antiguo pacto tenía importancia
ahora que había llegado el nuevo pacto. El nuevo pacto había dejado obsoleto al
antiguo pacto. De esta manera, puso fundamento respecto al sistema de la Ley en
el nuevo pacto.


LA CIRCUNCISIÓN DEL CORAZÓN

Esta idea fue un golpe para la religión judía del siglo I, como vemos en la
historia de Esteban, quien en realidad fue lapidado hasta morir por hablar del
tema de la circuncisión. En Hechos 6, Esteban estaba ante un tribunal por
predicar el Evangelio. Los judíos habían traído un testigo falso para hablar en
contra de él. En respuesta, en el capítulo 7, Esteban comienza a dar un discurso
maravilloso que fue esencialmente un resumen bíblico de los pactos mayores,
comenzando con Abraham y culminando con Jesús. Luego de eso, él reprende a
los judíos por su rechazo a Jesús como el Mesías prometido:

¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís
siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. ¿A
cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que
anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis
sido entregadores y matadores; vosotros que recibisteis la ley por
disposición de ángeles, y no la guardasteis. Oyendo estas cosas, se
enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban,
lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y

56 Algunos pasajes importantes respecto al debate de la circuncisión incluye

Romanos 2:25-3:1; 4:11; 1 Corintios 7:19; Gálatas 2:12; 5:6-12; 6:11-15; Efesios
2:11; Filipenses 3:3; Colosenses 2:11; Tito 1:10. La cantidad de pasajes muestra
cuán grande era el debate en ese momento.
al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando
grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y
echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus
ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. (Hechos 7:51-58)

No fue únicamente lo que dijo respecto a Jesús lo que los ofendió. Lo que
en realidad les molestó a los judíos fue la declaración en contra de ellos: “¡Duros
de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos!” En la misma, él se estaba
refiriendo a Deuteronomio 30:6, que profetizó que luego del exilio a Babilonia la
gente sería nuevamente reunida por Dios y sus corazones serían circuncidados.
Esteban los estaba acusando de rechazar el cumplimiento de esa profecía al
rechazar el nuevo pacto y a Aquel que había sido enviado a circuncidarles el
corazón. Esto, nuevamente, nos muestra la realidad de que lo que la Iglesia
primitiva predicaba era únicamente el cumplimiento de los pactos hechos a
David y a Abraham. A través del Nuevo Testamento, este énfasis es claro.
Justamente, ese mensaje fue lo que causó que los judíos apedreasen a Esteban
hasta la muerte acusado de blasfemia. Los judíos rechazaron aceptar la
posibilidad de que Jesús había sido el Mesías y de que no habían podido
identificarlo. Esta es la importancia de la circuncisión en el Nuevo Testamento.
La transición de un signo físico a través de la circuncisión, a uno interno e
invisible a través de la circuncisión del corazón fue la piedra angular de la
transición del antiguo pacto al nuevo. La eliminación del mandato de circuncidar
significaba la eliminación por completo del antiguo pacto.


LA LEY Y LA FE

Hay un debate en el Nuevo Testamento conectado profundamente con el
tema anterior, y es la discusión entre la Ley y la fe, diferencia central entre el
antiguo pacto y el nuevo pacto. Puede ser resumida de la siguiente manera: “¿Vas
a vivir de acuerdo a tu habilidad de cumplir la Ley, o vas a caminar en la fe de
Abraham, que fue considerado justo?” En Gálatas 3:1-2, Pablo deja en claro esta
división:

¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a
vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre
vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis
el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

Él le estaba preguntando a los gálatas si habían recibido al Espíritu por
seguir la Ley o por haber creído (fe). Pablo continúa:

¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar
por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente
fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas
entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe? (Gálatas
3:3-5).

Ahora les está preguntando si los milagros de Dios con ellos habían
provenido como resultado de la Ley o de la fe. La respuesta obvia es la fe. Esto es
muy importante. Mucha gente se enoja cuando un ministro conocido que se
mueve en milagros y señales, termina cayendo en pecado o en corrupción
financiera, y dicen cosas como: “¿Cómo pudo Dios obrar milagros en su ministro
cuando éste estaba cometiendo tantos pecados?”, o “No debió ser Dios el que
hizo esas señales, porque había pecado oculto en su vida.” Ambos declaraciones
son erróneas. Los milagros suceden por causa de la fe, no por causa de la Ley. Lo
que eso significa es que una persona puede ser un desastre total, pero tener una
enorme cantidad de fe. Por esta misma razón, los milagros pueden suceder a
través de esa persona. Eso sucede a pesar del hecho de que esa persona esté
emocionalmente enferma, o sea inmadura, o esté lidiando con el pecado. Sansón
es un buen ejemplo de esto. De hecho, muchos de los héroes del Antiguo
Testamento fueron usados poderosamente por Dios a pesar de sus problemas
personales. En el Nuevo Testamento, Pedro sanaba a las personas con su sombra,
pero seguía siendo un racista. Hasta que Dios no cambió su corazón, Pedro tenía
un racismo muy arraigado que afectaba la manera en la que trataba a los
gentiles. No obstante, por causa de su fe en Jesús, él obró en milagros
extraordinarios en su ministerio. El punto es que la fe es lo que causa los
milagros, no las obras de justicia hechas para cumplir la Ley.

Muchos creyentes tienen la falsa percepción de que los milagros son una
señal de la justicia y rectitud de una persona, y cuando ven milagros que
acontecen a través de la misma, asumen que esa persona debe ser un cristiano
increíble con un carácter impecable. La verdad es que los milagros sucederán a
través de cualquiera que crea, es decir, a través de cualquiera que tenga fe.

En Gálatas 3:6-7, Pablo continúa hablando de Abraham, el padre de la fe:
“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los
que son de fe, éstos son hijos de Abraham.” En otras palabras, Abraham fue justo
por causa de su fe, no por seguir la Ley, que ni siquiera existía en ese entonces.
Cuando vivimos según la fe y no según la Ley, somos hijos de Abraham. El
versículo 8 sigue: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a
los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán
benditas todas las naciones.” Todas las naciones no recibieron bendición a través
de la Ley, pero todas las naciones sí recibieron bendición a través de la fe de
Abraham. La Escritura sigue: “De modo que los de la fe son bendecidos con el
creyente Abraham.” (Gálatas 3:9). Si tenemos fe, somos bendecidos como lo fue
Abraham, no en base a nuestras obras sino en base a nuestra fe.

En contraste, la Ley trae una maldición: “Porque todos los que dependen de
las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que
no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”
(Gálatas 3:10). ¡Aquellos que dependan de la Ley serán malditos, pero el que
dependa de la fe será bendito! Pablo lo dejó en claro para que no quede lugar
para la duda: “Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente…”
(Gálatas 3:11). No solo aquellos que estén bajo la Ley serán malditos, sino que
tampoco serán justificados. Pablo hizo su comparación entre la Ley y la fe de la
siguiente manera:
La ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que
en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de
que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. (Gálatas 3:12-14)

En otras palabras, Cristo removió la maldición de la Ley para que
podamos ser benditos con Abraham. No solo Cristo nos justifica, sino que
también lanzó bendición sobre nosotros. Al remover la maldición de la Ley de
Moisés, abrió la puerta para que heredemos la bendición de la fe de Abraham,
que es ser de bendición para todas las naciones de la tierra. Las bendiciones de
Deuteronomio 28 estaban limitadas a aquellos que estaban circuncidados y
seguían la Ley dentro del pacto de vasallaje. Jesús no nos ofreció una bendición
minúscula, sino que removió la maldición que colgaba del mandamiento de
obedecer, y abrió la puerta de la bendición a través de la fe. Luego de esa
comparación, Pablo sigue con un ejemplo que era muy claro para los lectores de
la época: “Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de
hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.” (Gálatas 3:15) Para los
lectores originales, esto era perfectamente entendible, pero no es claro para
nosotros, miles de años después. A lo que Pablo se estaba refiriendo era al
entendimiento de que una vez establecido, un pacto no podía ser cambiado.
Vemos esto en el comentario de Pablo respecto al pacto abrahámico:

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice:
Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu
simiente, la cual es Cristo. (Gálatas 3:16)

A Abraham le fueron hechas ciertas promesas, y estas no decían “tus
simientes” (sus descendientes físicos, Israel), sino “tu simiente” (Cristo). Por
esto, la promesa de Abraham no fue para una nación de descendientes, sino para
su simiente, Jesús. Pablo continúa:

Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la
ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para
invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la
promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. (Gálatas
3:17-18)


La Ley no desvaneció las promesas hechas a Abraham. No las invalidó, ni
tampoco las reemplazó. Simplemente apareció como un pacto diferente. Esto
significa, como dijo Pablo, que la Ley no cumplió las promesas a Abraham. En
lugar de eso, la promesa fue antes de la Ley y estuvo basada en la fe. Luego, Pablo
señala el propósito de la Ley:

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones,
hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada
por medio de ángeles en mano de un mediador. Y el mediador no lo es de
uno solo; pero Dios es uno. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de
Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia
fuera verdaderamente por la ley. (Gálatas 3:19-21)

Podría decirse que, según estos versículos, este fue un gran intercambio.
El punto de Pablo aquí fue contrastar la Ley la fe. La primera no fue dada para
justificarnos, porque no era posible. La Ley no vino para traer justicia, sino como
resultado de la trasgresión. Esos son dos propósitos muy diferentes. Por eso, en
los años entre Moisés y Jesús, los israelitas vivieron bajo la sombra de la Ley,
esperando el tiempo cuando la promesa de Abraham (anterior a la Ley) se
cumpliese. La promesa de una simiente, el Cristo, finalmente se cumplió con la
llegada de Jesús.

Pablo continuó:

Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es
por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la
fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a
ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a
Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no
estamos bajo ayo. (Gálatas 3:22-25)

La traducción más reveladora del versículo 22 es la versión Dios Habla
Hoy (DHH), que dice: “Pero, según lo que dice la Escritura, todos son prisioneros
del pecado, para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha
prometido.” En otras palabras, durante el tiempo entre la Ley hasta Jesús, los
israelitas estuvieron bajo un ayo o guardián, o bajo la custodia de la Ley.
Literalmente, eran prisioneros de la Ley. Algunos usan estos versículos para
decir que la Ley nos conduce a Cristo, por causa del uso de la palabra ayo o
guardián, pero ese no es el significado de este versículo. El significado es un
carcelero. La Ley los mantuvo prisioneros hasta que la simiente prometida vino.
Hasta entonces, estuvieron “encerrados”, como muestra el versículo 22.

Pablo describe el resultado final de esta manera:

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que
habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío
ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente
linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa. (Gálatas 3:26-29)

En otras palabras, aquellos que le pertenecen a Cristo, quien es la
simiente de Abraham, son hechos herederos de acuerdo a la promesa. Ya no
somos esclavos sino hijos de Dios y, por lo tanto, herederos de la misma promesa
del Hijo de Dios. Pablo lo resume de la siguiente manera:

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del
esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores
hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos
niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando
vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a
vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre! Así
que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por
medio de Cristo. (Gálatas 4:1-7)

En estos versículos, es importante notar que Cristo nació bajo la Ley (ver
Gálatas 4:4). Dicho de otra manera, la Ley seguía en operación. No terminó con
Su nacimiento, sino que vivió y ministró bajo la Ley hasta que la Ley terminó con
la cruz. A través de Su muerte en la cruz, Jesús liberó a los israelitas de la Ley al
remover el sistema del pacto mosaico. Él les dijo, “Ya no son esclavos sino hijos
de Dios, para que ahora puedan heredar las promesas de Dios.” De esta manera,
Cristo los liberó de la Ley para que pudiesen vivir y ser justos, como Abraham,
por la fe. Pablo establece el mismo contraste entre la Ley y la fe en Romanos 4.

Algunos han tenido problemas para aceptar esta realidad por causa de
Santiago 2; misma causa que casi provocó que la Iglesia primitiva eliminase la
carta de Santiago del canon bíblico. Algunos vieron un conflicto entre este pasaje,
con el mensaje claro de Gálatas 3-4 y Romanos 4. Por esta razón, debemos
considerar el pasaje antes de terminar nuestra discusión del debate entre la Ley
y la fe. Santiago 2 dice:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene
obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están
desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de
vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas
que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si
no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo
tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a
su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus
obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que
dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado
amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las
obras, y no solamente por la fe. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue
justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro
camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe
sin obras está muerta. (Santiago 2:14-26)

La declaración de Santiago, “…el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe” ha molestado a muchas personas. Otros la han aceptado, y es
por eso que el debate entre la Ley (obras) y la fe continúa. Hoy en día, gran parte
de este debate se centra en Obras vs. Gracia. Aquellos del lado de la gracia dicen
que las obras que los cristianos hacemos no son necesarias porque el Evangelio
es acerca de la gracia y de lo que ya hemos recibido en Cristo. Pero, de hecho, el
Evangelio no se trata de la gracia. La gracia es parte de él, porque es el
empoderamiento que viene con el Evangelio, pero el mensaje central es el nuevo
pacto, del cual la gracia es solo una parte.

La confusión respecto a estos temas provienen de un pensamiento de “un
solo lente”, en donde grupos y movimientos enteros toman solo un aspecto del
Evangelio y lo transforman su enfoque central, hasta el punto en que pierden
otros aspectos de la vida en el nuevo pacto. Por ejemplo, algunos se han centrado
tanto en su enfoque en la gracia, que no hacen ningún tipo de obra. La verdad es
que la obras nunca te justificarán, pero el fruto de la fe son las obras. Esto es lo
que Santiago quería explicar en este pasaje. Él estaba viendo cristianos que
decían vivir por fe, pero que no ayudaban a sus hermanos y hermanas en
necesidad, y estaba señalando que eso estaba mal. Santiago no estaba diciendo
que la Ley (obras) nos justifican, sino que si tenemos fe la misma debería
evidenciarse porque la fe da frutos de buenas obras. Las mismas, si nacen de
nuestra fe, son la prueba evidente de que efectivamente la tenemos. Ambas van
juntas, y cuando nos centramos solamente en un aspecto y eliminamos el otro,
perdemos la esencia del mensaje del nuevo pacto.

En resumen, es muy bueno salir del sistema de la Ley para ir a la fe. El
mensaje del nuevo pacto es libertad, y cuando nos movemos en pos de la fe, la
gracia de Dios nos empodera para caminar en fe, lo que nos hace dar frutos, que
son buenas obras. El movimiento moderno de la hipergracia le ha recordado a
muchas personas la importancia de la gracia en nuestras vidas, pero ha
enfatizado por demás a la gracia y a la fe, que nos hace hijos de Dios. Como
Santiago claramente establece, la fe, si es verdadera, nos hará dar fruto. No
podemos tener fe sin frutos, y la gracia es el empoderamiento que nos hace
caminar en el fruto de nuestra fe. La división bíblica no es entre la Ley y la gracia,
sino entre la Ley y la fe. Si estamos caminando en la fe de Abraham y creemos
que la simiente prometida (Jesús) ha venido para liberarnos de la Ley, entonces
deberíamos tener evidencia de esa fe fluyendo de nuestras vidas. Si
verdaderamente somos hijos de Dios, vamos a tener la evidencia en nuestra
vidas porque, como Jesús, haremos las mismas obras que hace nuestro Padre.
Vamos a heredar los rasgos de nuestra familia.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Era muy importante que Jesús fuese del orden de Melquisedec, porque
éste era más importante que, ¿qué personaje bíblico?

2. Cada uno de los pactos vino con un signo. Enlista los signos
correspondientes a estos tres pactos: Noé, Abraham, y Moisés.

3. Confiar más en la señal más que en el pacto y la relación con Dios equivale
a una pareja casada que confía más en sus _______________ , que en su
relación.

4. ¿Qué versículo de Deuteronomio 30 citó Esteban?

5. Los milagros suceden por causa de la ______________.

6. ¿Cuál fue el carcelero desde el tiempo de Moisés hasta Jesús?





CAPÍTULO CATORCE

TEORÍA DE LA EXPIACIÓN

En este capítulo y en el siguiente, estudiaremos un fundamento de la
teología, llamado la expiación. Una definición simple explica que la expiación es
una relación que se restaura entre dos compañeros. Cuando la teología cristiana
se refiere a este término, se refiere a lo que tuvo lugar en la cruz. Existe una gran
cantidad de perspectivas respecto a este tema debido a que los pensadores
cristianos lo han estado estudiado por casi dos mil años. El Antiguo Testamento
contiene muchas sombras y figuras respecto a lo que sucedió en Cristo. No
vamos a enfocarnos en los tipos de expiación del Antiguo Testamento, pero
necesitamos entenderlos para comprender la realidad en Cristo. Como ya hemos
estudiado los diferentes pactos del Antiguo Testamento, ahora nos enfocaremos
en el nuevo pacto, mientras que ocasionalmente volveremos a las sombras y a
las figuras del viejo pacto.


TRES PERSPECTIVAS DE LA EXPIACIÓN

Vamos a estudiar este tema de manera histórica, analizando los puntos de
vista principales de la expiación según el período histórico, desde la cruz hasta el
presente.

1. Teoría Christus Victor

Desde la cruz hasta el año 1100 D.C., solo existió una sola perspectiva de
la expiación llamada Christus Victor, que son las palabras en latín para “Cristo es
Victorioso.” Otro nombre para esta creencia es perspectiva de la redención.
Christus Victor es el nombre oficial, pero “Perspectiva de la redención” y
“Perspectiva del rescate” también son usadas para referirse a la misma.



De acuerdo a Christus Victor, Dios le dio la autoridad sobre la tierra a
Adán y Eva. No obstante, el diablo los engañó y ellos le dieron su autoridad a él.
Como resultado, el diablo tomó autoridad sobre la tierra. Para remediar esto, el
Rey Jesús vino y tomó las llaves del mismo infierno y luego se las volvió a dar
sobre la humanidad. Este es el concepto de Christus Victor, que como humano,
“segundo Adán” que es sin pecado, Jesús vino para tomar la autoridad sobre la
tierra que Adán y Eva habían perdido. Atravesó toda clase de tentaciones y
pruebas, murió, pero también resucitó. Al morir, liberó a los cautivos, y, con las
llaves (la autoridad), vació el infierno. En otras palabras, recuperó todo lo que el
enemigo había robado de Adán y Eva, y se lo devolvió a la humanidad. Esto se ve
en Lucas 22, en la Última Cena, cuando Jesús le dijo a sus discípulos: “Yo, pues, os
asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí.” (Lucas 22:29). Por eso cuando
le dijo a Pedro “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:19), le
estaba mostrando Su intención de volver a darle el Reino a la humanidad. Esta es
la idea fundamental que plantea la teoría Christus Victor, que la Iglesia primitiva
creyó por lo primeros 1100 años de historia, junto con los padres de la Iglesia.


2. Teoría de la Satisfacción

Alrededor de 1100 D.C., un hombre llamado Anselmo era el reverendo de
Canterbury, una posición altamente estimada en la Iglesia. Él planteó una nueva
teoría respecto a lo que sucedió en la cruz, que se conoce como la teoría de la
satisfacción. En lugar de centrarse en la devolución de la autoridad a la
humanidad, esta teoría se centró en el hecho de que la humanidad había
deshonrado a Dios, creando una gran pared divisoria entre la gente y el Señor. En
otras palabras, de acuerdo a esta teoría, el pecado era el foco de la expiación, y no
el haberle devuelto la autoridad e identidad a la humanidad. Entonces, planteó
que Jesús vino a morir por el pecado, por causa de la deshonra que la humanidad
le había provocado a Dios. Esta idea fue tomada de Romanos 6:23, que dice:
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.” Por eso el pecado, que se había vuelto tan grande,
necesitó como paga que alguien (Jesús) volviese y satisficiese a Dios para traer
justicia. Alguien tenía que venir a pagar la deuda que había generado el pecado,
porque Dios es un Dios justo.

Cuando Anselmo presentó este concepto en el año 1100 D.C., no dijo que
alguien necesitaba ser castigado por el pecado. En cambio, dijo que Dios había
sido deshonrado y que alguien tenía que volverlo a honrar, pero como ninguna
de nuestras obras era suficientes para honrarlo, Jesús vino a la tierra y vivió una
vida como hombre para hacerlo.


3. Teoría de la Sustitución Penal

En el año 1500, Juan Calvino agregó una tercera teoría de la expiación. Él
planteó que el pecado había deshonrado a Dios, y que el mismo requería castigo.
Esta teoría, conocida como sustitución penal, cambió bastante el entendimiento
de lo que en realidad sucedió en la cruz.



De acuerdo a Juan Calvino, cuando Jesús murió, tomó el lugar de la
humanidad. El ser humano necesitaba ser castigado por causa del pecado, y Dios
debía enviar un juicio sobre nosotros. En lugar de eso, decidió enviarlo sobre
Jesús. Por eso, Jesús tomó nuestro lugar y recibió el castigo para que pudiésemos
ser libres. En otras palabras, el foco de esta perspectiva es que el pecado
demandaba justicia.

A pesar de que esta teoría no existió durante los primeros 1500 años del
cristianismo, hoy en día está muy expandida y muchos cristianos creen que esta
perspectiva es la teoría “normal” de la expiación: que Jesús necesitó venir y ser
castigado en nuestro lugar. Junto con esto, Calvino también planteó la idea de
una expiación limitada, que hemos estudiado en el capítulo 4. Para explicarlo
simplemente, la expiación limitada dice que Jesús tomó el castigo de ciertos
cristianos (los escogidos), pero no los del resto de la humanidad, lo que significa
que éstos recibirán el juicio. Esto es lo que muestra el siguiente diagrama. Los
cristianos están protegidos del juicio de Dios por la “burbuja” de Jesús, pero los
no cristianos no, y son castigados. Los elegidos están protegidos por Jesús, pero
aquellos que no, no están protegidos del juicio.



Es fácil desterrar esta teoría basándonos en 1 Juan 2:2, que dice: “Y él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también
por los de todo el mundo.” Por causa de este versículo, incluso muchos calvinistas
han rechazado la idea del sacrificio o expiación limitada. Aun la sombra y figura
de la expiación no encaja con la idea de la limitación. En el Día del Sacrificio, el
cordero era sacrificado por todo Israel, y eso incluía a los buenos israelitas y a los
malos israelitas. Todos en Israel recibieron el beneficio del sacrificio.


PERDÓN O CASTIGO

Esto trae a la luz una pregunta muy importante que muestra la diferencia
entre la perspectiva original (Christus Victor) y las dos más modernas (Teoría de
la Satisfacción y Sustitución Penal): El pecado, ¿fue perdonado o fue pagado?




Algunas personas dicen que fue pagado y que fue perdonado al mismo
tiempo, pero debe ser una de las opciones o la otra. Si una persona tiene una
hipoteca con el banco, esa persona tiene dos opciones para pagar su casa. O
puede pagar completamente el valor, o el banco puede perdonarle la deuda. Si la
persona paga la hipoteca, no es lo mismo que el banco se la haya perdonado. Lo
mismo aplica para el debate entre el castigo y el perdón. O nuestros pecados
fueron pagados, y Jesús llevó el castigo que merecíamos, o fueron perdonados,
sin castigo.

Desde el año 1100, el énfasis había cambiado respecto al concepto
original del perdón, por uno de castigo. Esto se vio mucho más desde la
formalización del calvinismo en el año 1500. Por eso, la Iglesia ha adoptado este
concepto de sala de justicia, en donde un Padre Dios enojado juzga y demanda
paga por la deuda del pecado. Jesús interviene, como hombre perfecto, y dice,
“moriré en su lugar por sus pecados.” Los historiadores se han referido a este
concepto como la “legalización del cristianismo”. El mismo fue inventado por
Juan Calvino, quien había trabajado como abogado. Por causa de su trasfondo en
las leyes, Calvino vio al Padre como un juez en lugar de como un papá, y percibió
el mensaje del Evangelio a través de lentes de legalismo en lugar de lentes de
relación57. Este fue el origen de la sustitución penal.

Conectado muy de cerca a este concepto, está la idea de un Dios enojado.
Si el pecado necesitó de un castigo, entonces Dios debió haber estar muy enojado
por causa de que su santa Ley estaba siendo violada continuamente. Por eso,
durante los años en que la humanidad rebelde pecó contra Dios, habían
provocado que Dios acumule mucha ira, que culminó en la cruz, donde Jesús
sufrió la ira de Dios en nuestro lugar. Como aquellos beneficiarios del
sufrimiento de Jesús, deberíamos estar tristes de que Él haya sufrido la ira de
Dios, pero también agradecidos de que haya sido sobre Él y no sobre nosotros.
Jesús tomó nuestro lugar frente al arbitrario y enojado Padre, y tomó el castigo
que nos merecíamos. Esta idea es especialmente fácil de aceptar para las
personas que han tenido un padre enojado en lo natural, por causa de que encaja
con su experiencia respecto a cómo es un padre. Incluso para aquellos que tienen
padres terrenales buenos, este concepto de un Dios enojado les provoca una
distancia emocional entre ellos mismos y Dios. Por eso, ellos pueden leer una
historia como la del hijo pródigo (ver Lucas 15) y pensar: “Eso no tiene sentido


57 Calvino, Institución, III, xi, 2.
para mí. Me identifico con el hijo, pero, ¿es el Padre realmente así?” De esta
manera, la imagen de Dios como un juez enojado sirve como un lente que colorea
la forma en la que la gente lee y entiende la Biblia. Ven la relación con Él ligada al
sufrimiento de Jesús en nuestro lugar. Jesús pagó la deuda para que podamos
tener una relación con el enojado y justo Padre.

De hecho, esta enseñanza también está conectada con el Movimiento de la
Gracia. Algunos de sus maestros son tan pro-gracia, que enseñan la perspectiva
de la sustitución penal.58 En otras palabras, Dios el Padre derramó toda Su ira en
Jesús en la cruz, lo que significa que Dios ya no tiene ira en contra de nosotros. La
derramó por completo en Jesús, y por esa misma razón, ya nunca está enojado
con nosotros. Esta es la conclusión lógica y fundamento del Movimiento de la
Gracia. El problema con el mismo es, obviamente, que cuando leemos el Nuevo
Testamento descubrimos que hay más ira. El tema de la ira de Dios aparece
repetidamente en el Nuevo Testamento, lo que no tiene sentido si Dios derramó
toda Su ira sobre el cuerpo de Jesús. En lugar de eso, si miramos lo que dice el
Evangelio y nos preguntamos, “¿en dónde vemos que Dios derramó ira en la
cruz?”, la respuesta será que no encontraremos ninguna evidencia. El Nuevo
Testamento no conecta la ira con la cruz. La ira de Dios no estuvo presente ni tuvo
que ver, de manera alguna, con la crucifixión del Hijo.

Soy consciente de que tal declaración es muy fuerte, pero es demostrable,
como veremos en este capítulo. Como sea, eliminar la idea de la ira no responde
la pregunta de si los pecados son perdonados o pagados. Técnicamente, Dios
podría haber castigado sin ira, o sin sentir ninguna emoción. Por lo tanto, no
podemos usar la eliminación de la ira para probar que Dios no castiga el pecado.
No obstante, en la Escritura veremos que es evidente que el pecado fue
perdonado, y no pagado. Todos teníamos una deuda con el pecado, pero en lugar
de castigar a Jesús en nuestro lugar, el Padre eligió simplemente perdonar la
deuda sin un pago sustitutorio. Comprobaremos que esto es cierto a través de la
examinación de las sombras y figuras de la expiación que Jesús vino a cumplir.


LAS SOMBRAS Y FIGURAS

Lo que las ideas modernas sobre la expiación pasan por alto es un buen
lugar en donde comenzar. Muchos estudiosos solo toman las perspectivas
históricas de las teorías de la expiación en la Iglesia, y tratan de determinar cuál
estaba más acertada. ¿Fue Calvino? ¿Fue Anselmo? ¿Fueron los padres de la
Iglesia? Se debaten entre estas tres perspectivas que comenzaron después de la
cruz, en lugar de ir a las sombras y figuras que hacían referencia a la cruz. Si
queremos entender la expiación adecuadamente, esta es la verdadera pregunta
que deberíamos hacernos: ¿A dónde apuntaban las sombras y figuras, al perdón
o al castigo?

El Antiguo Testamento contiene tres tipos principales de sombras y
figuras de la expiación:

58 Prince, Destined to Reign, 49-60.
1. Abraham e Isaac.

2. El Cordero de la Pascua.

3. El día de la expiación o el cordero expiatorio.

Estas tres imágenes fueron dadas a los judíos como tipos y figuras, de
manera tal que cuando el año 30 D.C. llegase y estuviesen parados frente a la
cruz, entendiesen perfectamente lo que estaba sucediendo.


1. Abraham ofrece a Isaac

En la historia de Abraham e Isaac, vemos tres personajes principales.
Isaac fue con su padre y estaba inmovilizado. Abraham estaba a punto de
sacrificarlo, pero el ángel lo detiene, mostrándole un carnero a quien sacrificar
en lugar de a su hijo. De acuerdo a Gálatas 4:21-31, Isaac, como la simiente
prometida y el hijo de la promesa, era una figura del nuevo pacto y Jesús. El otro
hijo, Ismael, era la figura del antiguo pacto. Por eso, Hebreos 11:17-19 habla de
cómo Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo, creyendo que si moría
Dios podía levantarlo de entre los muertos. Claramente, este es un paralelo del
Padre y el Hijo. Por eso, podemos ver que Isaac (no el carnero) fue la sombra y
figura de Jesús en la historia. El cordero no cumplió una parte predominante en
la historia.

Ahora debemos considerar la dinámica de esta situación y por qué
ocurrió. Como una sombra y figura de la expiación, ¿qué nos dice respecto a la
naturaleza de la misma? Primero, es importante notar, como hemos discutido en
el capítulo 9, que Dios le pidió a Abraham que sacrifique a Isaac para probarlo.
No fue porque Él estuviese enojado con Abraham, o porque Abraham tuviese una
deuda con el Señor. De hecho, al final de la historia, Abraham fue declarado justo
por su fe, y tuvo a la simiente prometida, Isaac, junto con las promesas del pacto.
En otras palabras, Isaac no estaba muriendo en lugar de otra persona para pagar
una deuda. En lugar de eso, Abraham fue probado, como el compañero de pacto
de Dios, y Él también le estaba probando a Abraham que Él era diferente a otros
dioses (porque no requería el sacrificio de un niño). Por eso, el sacrificio de Isaac
fue una ofrenda del pacto. En aquellos días, esa era una parte normal de mostrar
lealtad a un dios, que demandaba la vida de un primogénito como prueba de que
la otra parte estaba comprometida con el pacto. Así que, recordando las normas
de los días de Abraham, Dios le pidió que sacrifique a Isaac como una prueba de
lealtad. No obstante, Dios interrumpió el sacrificio y proveyó un carnero como
sustituto, en lugar de Isaac. En otras palabras, Él estaba declarando que no era
como los otros dioses, y que estaba en contra del sacrificio de niños.

En resumen, en esta primera sombra y figura del pacto, tenemos dos
lecciones muy importantes. La primera, que no fue un castigo por el pecado, y
que Isaac no fue un sustituto de lo que en realidad merecía Abraham. La segunda,
se relaciona con la aprobación de la relación de Abraham e Isaac dentro del pacto
con Dios.
2. La Pascua

La siguiente sombra y figura de la expiación es la Pascua. En el diagrama a
continuación, Dios está de un lado, y Moisés e Israel del otro, con la gran nube
oscura en medio de ellos, representando el ángel de la muerte. Debajo de la nube,
está el cordero de la Pascua, que es la figura de Jesús en esta historia. Vemos esto
claramente en el Nuevo Testamento, en la declaración de Pablo: “Limpiaos, pues,
de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” (1 Corintios 5:7)
Jesús también le dejó esto en claro a sus discípulos cuando usó la cena de la
Pascua para profetizar sobre Su muerte y resurrección, en lo que se convirtió en
la Eucaristía o Cena del Señor (ver Lucas 22:19-20). Jesús fue el cordero de la
Pascua.



Otro rol importante en esta historia, no mostrado en el diagrama, fue
Egipto. Israel había estado cautivo en Egipto, y, a través de Moisés, Dios había
soltado nueve plagas sobre este lugar. El ángel de la muerte fue la décima y final
plaga, en donde todos los primogénitos y animales murieron. No obstante, Dios
había protegido a los israelitas, para que sus primogénitos no muriesen. Para
hacer que el ángel de la muerte pasase sobre ellos59, las familias israelitas debían
matar un cordero, poner la sangre en la puerta, y comer juntos una cena del
pacto. Vemos la importancia de la comida en el mandamiento de que aquellos
con familias pequeñas debían sumarse a los demás para que haya
suficientemente gente para disfrutar de la comida. El punto de todo esto fue
mostrar que aquellos que tenían la sangre, tenían una relación con Dios. Aquellos
que no tenían la sangre, no tenían una relación con Él. Dios estaba marcando a

59 Pésaj, la palabra hebrea para Pascua, literalmente significa “pasar por alto”, en

referencia a que el ángel de la muerte pasó sobre Israel.


los israelitas como Su gente a través de esta cena, y la sangre en las puertas era
un símbolo de que la muerte no podía tocarlos y de que Dios los protegía. Lo que
no vemos aquí es ira, o justicia, o venganza. El cordero moría para poder tener
una cena del pacto, lo que muestra la relación que la gente tenía con Dios.

Cuando la gente trata de forzar la sustitución dentro de la imagen, dicen
que el cordero murió en lugar del primogénito. No obstante, lo que vemos aquí es
un rito ancestral llamado cena del pacto. La relación de Dios con los israelitas no
tenía nada que ver con el castigo. En cambio, los estaba rescatando de la
esclavitud y protegiéndolos sobre las plagas que fueron sobre sus opresores. La
ira de Dios en torno a los israelitas, como ya hemos mencionado previamente, no
entró en escena hasta Éxodo 20, con la iniciación del pacto de paridad. Dios no le
dijo a Israel, “¡Estoy muy ofendido contigo, así que mejor matas a un cordero y
derramas la sangre sobre las puertas, porque si no, te mataré!” Ni Dios estaba
mostrando ira para con Israel, ni el cordero de la Pascua tuvo que ver con el
castigo del pecado. Todo esto tuvo que ver con la relación.


3. El cordero expiatorio.

En tercer lugar, está el cordero expiatorio, explicado en Levítico 16. Bajo
un pacto de paridad con Él, Dios le da a Israel estas indicaciones para la
expiación. El sumo sacerdote, Aarón en ese momento, debía sacrificar un toro
como una ofrenda por sus propios pecados. Luego él debía tomar dos corderos,
uno que sería inmolado, y otro que sería dejado en libertad. El sumo sacerdote
luego debía cortar el cuello del cordero inmolado y desangrarlo. Luego, debía
tomar la sangre del cordero y llevarla al Lugar Santísimo, al arca del pacto, y
salpicar el arca con la sangre, que expiaba los pecados de Israel del año anterior.
En otras palabras, era un día al año en donde se hacía el sacrificio de la expiación.
Luego de esto, Aarón debía salir del Lugar Santísimo, y, con sus manos todavía
llenas de sangre del cordero inmolado, debía tomar al segundo animal y declarar
el resto de los pecados e iniquidades de Israel, poniendo las manos sobre su
cabeza. Luego el cordero debía ser llevado al desierto y puesto en libertad.
Ambas ofrendas, el cordero inmolado y el que era puesto en libertad, debían
hacerse en el día de la expiación. De esta manera, un cordero era el sacrificio del
pacto que cubría los pecados de la gente, mientras que el otro debía cargar los
pecados de estos. Ambos animales representaban cosas diferentes. 60

Hay muchas cosas que suceden aquí. Primero, Hebreos 10 muestra que
Jesús cumplió los dos roles en su sombra y figura de la expiación. Él es el sumo
sacerdote, pero, a diferencia de Aarón, no necesitó ser limpiado por la sangre de
un toro antes de poder entrar al Lugar Santísimo. No solo es un sumo sacerdote
más grande, sino que también es el cordero de la expiación. Entonces, como el
Sumo Sacerdote que ya no debía ser limpiado por la sangre de un toro, tomó Su
propia sangre, como el cordero inmolado, al tabernáculo celestial y puso Su

60 El libro de Kevin Cooner, The Tabernacle of Moses, estudia este proceso con

mucho detalle. A pesar de que tenga algunas enseñanzas calvinistas, el mensaje


simbólico de este libro es excelente.
sangre en la cima del arca que está en el cielo (ver Apocalipsis 15). Jesús es muy
diferente de Aarón, porque Él es perfecto y pudo tomar ambos roles, como
sacerdote y como sacrificio.

Segundo, el cordero no era un sustituto de un sacrificio humano. En otras
palabras, el significado no fue: Aarón debe morir, pero el cordero tomará su
lugar. De hecho, el cordero ni siquiera era un sacrificio por Aarón; era la ofrenda
de un toro lo que lo había limpiado para que pudiese llevar la sangre del cordero
al Lugar Santísimo. La idea de un sacrificio en sustitución simplemente no tiene
lugar en esta figura. En lugar de eso, lo que vemos aquí es un sacrificio del pacto.
Este sacrificio proveía perdón de pecados, no castigo por los mismos. Ni castigo
ni ira eran derramados sobre el cordero. No se golpeaba ni se torturaba al
animal; simplemente cortaban su garganta. Por eso, vemos que Jesús, como el
sumo sacerdote y cordero inmolado, fue ofrecido como un sacrificio del pacto
para restaurar la relación entre Dios y la humanidad.

Cuando un cordero expiatorio se sacrificaba cada año, era una ceremonia
de renovación, que restauraba y renovaba la relación entre Israel y Dios. El
centro nunca estuvo en que el animal estaba muriendo en lugar de ellos. Por el
contrario, era una reafirmación y un volver a empezar del pacto que habían
estado rompiendo todo el año. Era una renovación, un restablecimiento, un
regreso a la relación. Por eso, la sangre, el símbolo de la relación de Dios con
Israel, era salpicada en el arca del pacto, que contenía los Diez Mandamientos (el
arreglo del pacto que habían violado durante todo el año). Cuando Aarón entraba
al Lugar Santísimo, ponía la sangre en el arca como un símbolo del Mesías que
vendría en el futuro. Hacían esto en fe, creyendo que Dios los perdonaría. En
respuesta a esta fe, Él recibía el sacrificio y perdonaba los pecados. De esta
manera, la sangre cubría el pecado y permitía la restauración de la relación entre
las dos partes del pacto.

Mucha gente cree que la expiación significa que Jesús estaba pagando por
nuestros pecados. No obstante, esto contradice completamente los tipos y figuras
respecto a la expiación que se encuentran en el Antiguo Testamento. Israel no
hubiese podido nunca pagar la deuda de sus pecados. Como compañeros de
pactos con Dios, hubiesen y debiesen haber sido aniquilados, pero esto no fue así
por causa de que el perdón de Dios se extendió sobre ellos año tras año. El
sacrificio del cordero no servía para satisfacer la ira de Dios por el pecado. Por
eso, el sacrificio del animal era un acto de fe hacia Dios y sus promesas,
esperando que los perdonase. Dentro del pacto temporal que Israel había
demandado, Dios creó para ellos una manera de hacer este sacrificio de fe para
que recibiesen perdón, basándose en lo que haría Jesús en el futuro. Los
israelitas podían cumplir la sombra y figura de la expiación, yendo en fe hacia Él
como su compañero de pacto, y recibir el perdón del Señor año tras año. De esta
manera, Dios continuamente perdonó en respuesta a la fe de Israel, demostrada
en el día de la expiación, hasta que eventualmente Su Hijo se ofreció como el
cordero inmolado, cuyo sacrificio permite que Dios perdone de manera
permanente.
Jesús no solo cumplió la sombra y figura del antiguo pacto. Esta sombra y
figura fue implantada en el antiguo pacto, que la gente demandó, pero el mismo
veló a Dios y no representaba Su corazón. Incluso dentro de este sistema
espantoso, Dios implantó una sombra y figura -el día de la expiación- que
apuntaría a Su Hijo. Por eso, la cruz en sí, la muerte de Jesús como el cordero
inmolado, fue el establecimiento del nuevo pacto. Jesús se volvió Isaac, el cordero
de la Pascua, y el cordero inmolado del nuevo pacto. Su Sangre fue derramada
para sellar un trato completamente nuevo, en el cual Él cumplió las promesas a
David y a Abraham, y destruyó el antiguo pacto. Hebreos 8:13 declara
claramente: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por
viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” Él destruyó el antiguo pacto e
inauguró el nuevo pacto en su lugar.


DIOS EN AMBOS LADOS DEL PACTO

Consideremos lo siguiente: Dios el Padre siempre ha estado en uno de los
lados del pacto. En el otro lado del antiguo pacto estaban Moisés e Israel. Ahora,
en el otro lado del nuevo pacto está Jesús. Cuando Israel y Moisés estaban del
otro lado, nunca pudieron cumplir el arreglo del pacto. Continuamente
necesitaban renovar el pacto en el día de la expiación, recibiendo perdón por sus
errores una y otra vez. Aun así, Israel siempre falló. Por eso, bajo el nuevo pacto,
Jesús se hizo hombre y fue el compañero del pacto con Dios el Padre. En otras
palabras, ahora Dios está en ambos lados del pacto. Jesús no hubiese podido
hacer eso como Dios; tenía que hacerlo como humano. Es por eso que Jesús es
tanto hombre como Dios, lo que es una doctrina muy bien cimentada en la
Iglesia, llamada unión hipostática. Jesús es completamente hombre y
completamente Dios. Como Dios hecho hombre, Jesús está en uno de los lados
del pacto, como Dios y como hombre (el Hijo de Dios/el Hijo del Hombre), para
poder cumplir perfectamente ese lado del pacto.

Jesús es el sumo sacerdote para toda la humanidad, no solo para Israel. No
solo eso, sino que Jesús también es el perfecto cordero inmolado en el medio del
pacto. Por eso, las dos partes pueden juntarse, Dios el Padre y Dios el Hijo. Jesús
es también el cordero que sella el nuevo pacto. Esta es la razón por la que Él
puede ser el sumo sacerdote que lleva Su propia sangre al tabernáculo celestial y
llevarla hasta el trono de misericordia, limpiando y proveyendo perdón y
limpieza de pecados de manera permanente, para toda la humanidad. (Ver
Hebreos 9)




1 Juan 2:2 declara: “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” En otras
palabras, Jesús estuvo en lugar de la humanidad ante Dios, y perdonó pecados
del pasado, del presente, y del futuro. Esto ha confundido a la gente, provocando
que se vuelvan Universalistas, creyendo que todos van al Cielo. No obstante, lo
importante es esto: Jesús ha perdonado los pecados de todos, pero necesitamos
recibir ese perdón para estar reconciliados con Dios.

Este es el punto: Dios, en ambos lados del pacto, ha hecho todo lo posible
para reconciliar al mundo consigo mismo. Él ha hecho un perfecto pacto dentro
de la Trinidad. El nuevo pacto no es entre la Iglesia y Dios de la forma en la que el
antiguo pacto fue entre Israel y Dios. El nuevo pacto es entre el Padre y el Hijo. Es
por esta razón que el Hijo no pudo haber sido simplemente un buen profeta o un
buen hombre que nunca pecó. ¡Él es, literalmente, la encarnación de Dios! El
Señor está en las dos partes del trato, como un ser eterno, para crear un pacto
perfecto y sin fin consigo mismo. Aquí claramente vemos que la cruz no tuvo que
ver con la ira de Dios, y que el Padre no estaba en desacuerdo con el Hijo sino
que estaba con Él. 2 Corintios 5:18-19 nos da una mejor perspectiva de lo que
estaba sucediendo entre el Padre y el Hijo:

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo,
y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo en Cristo. Dios el
Padre estaba en uno de los lados de la ecuación, y Dios el Hijo estaba en el otro.
En este versículo, vemos que el Padre entró dentro del Hijo. Dios mismo estuvo
en Cristo reconciliando a la humanidad entera consigo. En otras palabras, el
Padre no abandonó al Hijo, ni lo castigó con ira. El Padre estaba por completo en
el Hijo, y juntos, reconciliaron al mundo con Dios. Colosenses 2:9 repite esta idea
cuando dice que en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.
Jesús tenía en Sí mismo al Espíritu Santo, a Sí mismo por completo como la
segunda persona de la Trinidad, y al Padre. ¡Esa es la Deidad que Jesús cargó! Son
tres en uno solo.

Como ahora estamos en un nuevo pacto, la humanidad ahora está o “en
Cristo”, o aún sigue viviendo “en Adán.” Esas son las únicas dos opciones
disponibles. Si estamos “en Cristo”, recibimos todas las bendiciones del nuevo
pacto. Esto es lo que dice Efesios 1:3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo.” Cuando esto pasa, estamos unidos con Él, y nos volvemos
uno solo. “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.” (1 Corintios 6:17)
Como Su Esposa, recibimos todo lo que está en Él. Cuando la fusión toma lugar,
recibimos todas las bendiciones del nuevo pacto. En contraste, aquellos que aún
están en Adán viven bajo la realidad de la Caída.


ALGUNAS OBJECIONES

Dos pasajes en la Biblia, en particular, le han dificultado a las personas el
aceptar la perspectiva Christus Victor, pero esto se debe simplemente a que han
sido interpretados erróneamente bajo el lente calvinista. Ahora estudiaremos
esos pasajes brevemente para mostrar que en realidad apoyan la teoría Christus
Victor.

El primer pasaje conflictivo es la cita de Jesús del Salmo 22 mientras
estaba en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo
27:46). Este pasaje frecuentemente ha sido enseñado como un juicio en donde
Jesús sufrió la completa separación del Padre mientras que todo el pecado de la
humanidad era sobre Él. Como el Padre no podía mirar al pecado, tuvo que
apartarse del Hijo, y Éste experimentó una completa desconexión de una manera
que nunca había vivido hasta entonces. Es una idea espantosa. Afortunadamente,
eso no fue para nada lo que pasó. Cuando Jesús clamó, “Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?”, estaba citando la primera línea del Salmo 22, que es
un salmo mesiánico. Para los judíos de los tiempos de Jesús, citar una sola línea
de un salmo era lo mismo que citar el salmo entero.61 Ese era el entendimiento
judío de la época, y sabían lo que el salmo entero decía porque debían
estudiarlos y memorizarlos. Citar solo una línea era una especie de resumen.
Esto significa que Jesús se estaba refiriendo a la totalidad del Salmo 22, no solo a
la primera frase. Cuando leemos este salmo, descubrimos que no habla de una
separación entre el Padre y el Hijo, sino de Christus Victor.


61 Kruger, 58-62
El salmo 22 comienza con la famosa línea, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has desamparado?” (Salmo 22:1), luego de lo cual habla de la dolorosa
experiencia de Jesús de ser traicionado y crucificado. No obstante, la separación
del Padre no fue parte de Su experiencia, como vemos en el versículo 24: “Porque
no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, ni de él escondió su rostro; sino
que cuando clamó a él, le oyó.” El salmo en realidad llega a la conclusión opuesta
de lo que la mayoría de las personas cree al leer la primera línea. Comenzando en
el versículo 27, el salmo claramente apoya a la perspectiva Christus Victor:

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra, ytodas
las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque de Jehová es el
reino, y él regirá las naciones. Comerán y adorarán todos los poderosos de
la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, aun el
que no puede conservar la vida a su propia alma. La posteridad le servirá;
esto será contado de Jehová hasta la postrera generación. Vendrán, y
anunciarán su justicia; a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.
(Salmo 22:27-31)

Esto explica por qué la Iglesia primitiva podía leer esto e interpretarlo
como Christus Victor, mientras que los lectores posteriores, que están mucho
más alejados del contexto original, pueden llegar a una conclusión
completamente opuesta. Cuando los judíos y los creyentes presentes en la
crucifixión, como así también los primeros cristianos que leyeron esto después,
oyeron la cita de Jesús del Salmo 22:1, entendieron que Él estaba equiparando Su
experiencia en la cruz con la historia del Salmo 22.

El segundo pasaje conflictivo es Isaías 53, en donde habla de Jesús como
el siervo sufriente. Lo que debemos entender primeramente respecto a Isaías 53
es que ha sido manipulado en la traducción a través de los años, basándose en las
diferentes teorías de la expiación. Esto significa que muchas de las traducciones
modernas han sido gravemente influenciadas por el pensamiento calvinista. Esto
no solo es cierto con este pasaje, sino con la Biblia entera; sin embargo, es
especialmente relevante en este pasaje. Por causa de que nuestras Biblias tienen
influencia calvinista, debemos ir mucho más atrás para ver lo que el texto en
realidad decía. La mejor opción es la Biblia Septuaginta LXX, que es la traducción
que Jesús hubiese leído, ya que se produjo alrededor del año 200-300 A.C. Era la
Biblia más común de la época.

Si estudiamos la versión LXX y algunas de las traducciones literales de
Isaías 53, llegaremos a conclusiones muy diferentes que a las que llegamos con
nuestras Biblias modernas. Esencialmente, la diferencia principal es que la Biblia
moderna parece encajar mejor con la teoría de la sustitución penal, en donde el
Padre derrama su ira sobre Jesús; mientras que mejores traducciones muestran
que Jesús tomó el pecado sobre sí mismo como si fuese una plaga, y luego el
Padre lo limpió de la plaga del pecado:

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
(Isaías 53:5. RVR1960)

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras
iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus
heridas fuimos sanados. (Isaías 53:5. NVI)

Pero él fue herido por nuestros pecados, y enfermo está por nuestras
iniquidades; la enseñanza de nuestra paz fue sobre él; con su herida
nosotros fuimos sanos. (Isaías 53:5. LXX)

La gran diferencia entre estas traducciones se encuentran en que el
pecado Lo enfermó para que nosotros seamos sanos. No tenía que ver con
derramar ira sobre el Hijo; sino de proveer sanidad para el pecado y para la
enfermedad de la humanidad. Luego en Isaías 53:6, leemos: “Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros.” 62Esa es la parte de expiación de la historia, no
que Dios lo molió a los golpes por causa de Su ira, Su enojo, y Su castigo. En lugar
de eso, el sufrimiento, la iniquidad, la transgresión, y toda la maldad fue puesta
sobre Jesús como cordero expiatorio. Esa es una idea muy diferente de Jesús
siendo castigado por Dios por nuestros pecados.

Si seguimos adelante, en el versículo 8 leemos:

Por la rebelión de mi pueblo fue herido. (Isaías 53:8. RVR1960)

Por la transgresión de Mi pueblo, él fue infestado (Isaías 53:8. YLT63)

La traducción RVR1960 sugiere sustitución, mostrando que nosotros
debimos haber sido aquellos que debíamos recibir el castigo. Una mejor
traducción, como es la YLT, dice que por causa de la transgresión, Él fue
infestado, como si hubiese sido una enfermedad. En otras palabras, la infestación
se refiere a lo que significó para Él cuando, como el cordero perfecto, saludable, y
sin pecado, la enfermedad (pecado) de Israel fue puesta sobre Él. Por su
transgresión, Él fue infestado.

El pasaje continúa:


62 De acuerdo a los comentarios Barnes de la Biblia, “La palabra no

necesariamente denota castigo, a pesar de que a menudo se usa en ese sentido…


Aquí no puede propiamente significar castigo, porque no hay castigo donde no
hay culpa, y el Redentor no había cometido pecado, sino que significa que él
tomó sobre sí mismo los sufrimientos que asegurarían la paz para aquellos por
quienes Él murió. Éstos, si hubiesen podido soportar por sí mismos, hubiesen
efectuado las paces con Dios. La palabra paz significa evidentemente su paz con
Dios, reconciliándose con su Creador.” El comentario completo está disponible
en Biblehub.com
63 Young Living Translation. Esta versión de la Biblia no se encuentra disponible

en español al momento de la traducción, pero se ha traducido este versículo por


fines prácticos.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento…
(Isaías 53:10. RVR1960)

Y el Señor quiere purificarle de la plaga… (Isaías 53:10. LXX)

Dos versículos atrás, dice que la plaga o enfermedad fue puesta sobre Él, y
ahora aquí dice que Dios quería purificarlo de la misma. Para reafirmar esto, en
este pasaje se refiere al pecado como una enfermedad que la humanidad tenía, y
que el cordero expiatorio, Jesús, el siervo sufriente, vino y tomó esta enfermedad
sobre Sí mismo, cargando nuestros pecados, penas, cargas, y toda esa clase de
plagas en la cruz. A través de su muerte y resurrección, Él llevó la plaga a la
tumba, y cuando salió de la misma, dejó toda plaga dentro. Como resultado, Él
inauguró una nueva creación y una nueva raza, diferente del primer Adán.
Obtenemos una imagen muy diferente de este pasaje cuando lo vemos traducido
sin el lente de las teorías modernas de la expiación, que proponen un Padre y un
Hijo enfrentados.


EL CONCEPTO DE LA REDENCIÓN

Otro problema que ha tenido la perspectiva Christus Victor es un sobre-
énfasis sobre el tema de la redención. Como se mencionó anteriormente, esta
perspectiva a veces es llamada la perspectiva de la redención o teoría del rescate,
porque en Marcos 10:45 dice: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate (redención) por muchos.” Las
implicaciones de la palabra rescate ha causado confusión a algunas personas,
porque se hacen esta pregunta: “¿Quién tenía el dinero?” Dado que Jesús murió
para vencer al enemigo, ¿eso quiere decir que Él le pagó para liberarnos? Esto
nos lleva de vuelta a la imagen original de Dios, la humanidad, y el diablo, en
donde la humanidad estuvo sujeta al enemigo hasta que Jesús vino y recuperó las
llaves que tenía, para devolvérselas a la humanidad. Algunos de los padres de la
Iglesia primitiva tomaron esto de manera muy literal, en un sentido errado,
diciendo que la muerte de Jesús fue un pago de un rescate al enemigo, para
recuperar a la humanidad. Obviamente, esta idea no tiene mucho sentido, lo que
ha provocado que eventualmente algunas personas miren a otras teorías para
explicar la expiación. La idea del rescate había comenzado a tener demasiado
énfasis, a diferencia de la perspectiva original que propone Christus Victor.
Esencialmente, es por esta razón que Anselmo desarrolló la teoría de la
satisfacción, porque desenfatizaba al diablo. Fue una respuesta a la perspectiva
del rescate, que lo sobre enfatizaba

Un libro de 1931, Christus Victor, de Gustaf Aulen, un teólogo luterano
sueco, nos da una clave muy importante para entender el elemento de la
redención o rescate de la perspectiva Christus Victor. Gustaf Aulen colaboró con
la teología de una manera extraordinaria, estudiando a los primeros padres de la
Iglesia, lo que dijeron y lo que creían. Su libro cubre la progresión desde la Iglesia
primitiva hasta Anselmo de Canterbury, explicando la teoría de la satisfacción y
por qué cambió. Luego estudia a Calvino y a los cambios que le hizo a su
perspectiva de la expiación. Finalmente, explica por qué estamos donde estamos
(refiriéndose a las teorías modernas de la expiación), y llamando a una vuelta a
la perspectiva Christus Victor. También destaca muchas de las diferentes cosas de
las que Jesús nos liberó. El concepto original de Christus Victor, con un énfasis
sobre el concepto de la redención o rescate, se enfocaba demasiado en el diablo,
diciendo que Dios envió a Jesús a rescatarnos del diablo, quien había tomado
nuestra autoridad. Cuando Jesús vino, recuperó las llaves que tenía el diablo y
nos la dio para que echemos al diablo de este mundo. La clave que Gustaf Aulen
arroja aquí es que Jesús vino a librarnos del pecado, de la carne, de la muerte, del
diablo, y por último, de la Ley. En otras palabras, no nos liberó solamente del
diablo. En un momento, Aulen señala que el apóstol Pablo en realidad
argumentaba desde esta teoría, pero enfatizando la victoria de Jesús sobre la Ley,
en lugar de sobre el diablo. En otras palabras, lo que Jesús hizo en la cruz
estableció un nuevo pacto de victoria que reemplazó al antiguo pacto de
muerte.64

En las epístolas del apóstol Pablo, Christus Victor se centra en la Ley,
porque Jesús vino y cumplió la Ley, volviéndose victorioso y estableciendo un
nuevo pacto. No se centró en el pago de un rescate al diablo por nuestras vidas.
En lugar de eso, Cristo vino y tomó la maldición del antiguo pacto, muriendo
como un sacrificio del nuevo pacto para reemplazarlo. Por esta razón, Él mismo
es la paga que nos liberó del antiguo pacto. La paga no fue dada al diablo. Fue el
pago de la deuda que se le debía al antiguo pacto. Su muerte creó un nuevo pacto
de perdón. Al mismo tiempo, Él fue un pago, pero no dado al diablo para rescatar
a la humanidad, sino para rescatar a su propia gente que estaba viviendo bajo un
carcelero (la Ley). Entonces, el carcelero (la Ley) recibió el pago. La mayoría de
la gente no sabe dónde poner el elemento del rescate o redención dentro de este
rompecabezas de la expiación, pero Gustaf Aulen nos dio una pista, a pesar de
que no tenía un concepto muy claro. Cuando leemos la Escritura a través de los
cinco pactos mayores, tiene sentido que el rescate haya sido pagado a la Ley.

En resumen, la única perspectiva de la expiación que encaja con las
imágenes bíblicas, es que Jesús cumplió las sombras y figuras al convertirse en el
sacrificio del pacto para crear un nuevo pacto. Mucho de lo que la Iglesia ha
creído en los últimos años respecto a la expiación, está errado:

1. Jesús no murió en nuestro lugar como un sustituto.

2. Jesús no pagó la “penalidad” por nuestros pecados.

3. Jesús no recibió la ira de Dios.

En lugar de eso, lo que sucedió en la cruz fue el establecimiento del nuevo
pacto de perdón y la remoción del antiguo pacto y el viejo sistema. Él causó que
se volviese viejo y obsoleto, y lo removió para establecer e introducir el nuevo
pacto. Entonces, Jesús murió para establecer un nuevo pacto de perdón, para
redimirnos de la Ley, que se había vuelvo una maldición para la humanidad, y
para cancelar nuestra deuda con el antiguo pacto.

64 Aulen, Christus Victor, capítulo 4, sección 2.

PREGUNTAS DE REPASO

1. Dentro del cristianismo, ¿a qué se refieren los cristianos cuando usan la
palabra expiación?

2. ¿Qué versículo refuta rápidamente la teoría de la expiación limitada?

3. El pecado, ¿fue perdonado o fue pagado? ¿Qué ejemplo ilustra por qué no
puede ser ambas?

4. Enlista tres sombras y figuras de la muerte de Jesús.

5. ¿Qué restauraba el cordero expiatorio ofrecido en sacrificio?

6. El nuevo pacto es entre el __________________ y el _____________________


PALABRAS CLAVE

Christus Victor Sustitución Penal
Teoría de la Satisfacción


MATERIAL RELACIONADO

Gustaf Aulen, Christus Victor.

James Beilby y Paul R. Eddy, Eds., The Nature of the Atonement: Four Views.

Kevin Conner, The Tabernacle of Moses.
CAPÍTULO QUINCE


PREGUNTAS FRECUENTES ACERCA
DEL SACRIFICIO

En el capítulo anterior examinamos las teorías básicas del sacrificio o
expiación, y las sombras y figuras que se encuentran en el Antiguo Testamento,
concluyendo que la perspectiva Christus Victor es la que mejor encaja con lo que
expone la Biblia. En este capítulo, vamos a responder algunas preguntas acerca
de la perspectiva Christus Victor respecto al sacrificio, y sus implicaciones.


¿POR QUÉ JESÚS TUVO QUE SUFRIR?

Si Jesús no tuvo que ser castigado por nuestros pecados, ¿por qué tuvo
que ser golpeado brutalmente y morir de una manera tan horrible? Muchos
cristianos han respondido esta pregunta diciendo que fue la ira de Dios
derramada sobre el cuerpo de Jesús en la cruz, pero, como ya hemos visto, la ira
de Dios no estuvo presente en la cruz, y Jesús no fue castigado. Además, ninguna
de la sombras y figuras de la expiación presentes en el Antiguo Testamento
(Isaac, el cordero de la Pascua, o el cordero expiatorio) implicaban un castigo,
burla, o tortura. A ninguna de estas sombras se las golpeó mientras otras
personas se burlaban. A ninguna de ellas se les arrancó el pelo o se les hizo llevar
una corona de espinas. Ninguna de ellas murió de una manera lenta y tortuosa.
Tampoco ninguna de ellas fue crucificada. Por el contrario, los corderos morían
de una manera muy rápida y simple, cortándoles el cuello. Esta falta de
consistencia entre las sombras y figuras, y el cumplimiento de las profecías en
Jesús debería provocarnos cuestionamientos.

Para encontrar la respuestas a estas preguntas, debemos primero
considerar esta realidad: si Jesús hubiese muerto de la misma manera en la que
morían los corderos, también hubiésemos sido perdonados. De acuerdo a las
sombras y figuras, era la muerte de un cordero y el derramamiento de su sangre
lo que provocaba el perdón de los pecados. En otras palabras, Él no tuvo que ser
castigado para alcanzar perdón para nosotros. A Jesús simplemente se le pudo
haber cortado el cuello, y hubiese cumplido con las sombras y figuras de manera
perfecta, dando como resultado el perdón de los pecados; pero Él fue más allá. La
horrible tortura que sufrió tuvo el propósito de comprar lo que llamaríamos, en
términos modernos, “el paquete de beneficios.” En otras palabras, estaba
comprando todos los beneficios del nuevo pacto: no solo quiso darnos perdón
permanente, sino que quiso darnos realidades maravillosas, como la sanidad. Es
por esta razón que Isaías 53:5 dice que “por sus heridas fuimos sanados.”

El sistema de sacrificios del antiguo pacto solo garantizaba el perdón de
los pecados. No incluía sanidad, aunque a veces Dios sanó a algunos por causa de
su naturaleza de Jehová Raffa, el Señor nuestro Sanador. La sanidad era una
bendición extra al que la gente podía acceder mediante la fe en Dios. En el nuevo
pacto, no obstante, Dios decidió hacerlo de manera diferente, y puso sanidad del
arreglo del pacto, de manera tal que la sanidad es parte del mismo como lo es el
perdón, todo gracias a este “paquete de beneficios.”

Isaías 53 dice que Él cargó nuestra vergüenza, lamento, y dolor. Hebreos
2:9-10 dice que Jesús sufrió “a fin de llevar muchos hijos a la gloria.” Aquí vemos
un intercambio tomando lugar. Él tomo nuestra vergüenza y nos dio gloria. En
Juan 17, Jesús oró para que sus discípulos fuesen glorificados como el Padre lo
había glorificado a Él. En el nuevo pacto, Jesús se llevó nuestra vergüenza y nos
dio Su gloria. Él también experimentó la muerte para darnos vida, y se volvió
maldición para darnos bendición (Ver Gálatas 3 y Efesios 1:3). Mientras que en el
sistema del antiguo pacto la gente era bendecida o maldecida de acuerdo a sus
obras, en el sistema del nuevo pacto somos bendecidos antes de hacer algo por
causa de que Jesús murió por nosotros. No podemos ser maldecidos por Dios
bajo el nuevo pacto, porque no hay maldición, solo perdón. Esta es una diferencia
muy drástica. Muchos cristianos han mezclado ambos pactos, y aunque se
consideran cristianos del nuevo pacto, basan su vida de acuerdo a sus obras. La
gente que vive la vida buscando hacer obras para agradarle a Dios, cree que será
bendecida cuando obre bien. La realidad del nuevo pacto es que ya somos
bendecidos, y por esa misma causa, hacemos obras porque somos nuevas
criaturas. Somos capaces de vivir sin pecado porque somos justos. No obstante,
muchas personas sabotean esta realidad en sus vidas porque aún están tratando
de vivir en el sistema del antiguo pacto, haciendo obras para agradarle al Señor,
y no entienden la gloriosa verdad de la nueva creación.

La verdad es que, desde el momento en que aceptamos el regalo de Jesús
del nuevo pacto, ya somos nuevas criaturas. Esta es nuestra realidad actual.
Ahora, como nuevas creaciones, tenemos que aprender cómo caminar en nuestra
nueva realidad. Es un proceso de crecimiento. Desde el día uno somos nuevas
criaturas que tienen Su santidad y no tienen mancha, justos, glorificados, y sin
arruga. Pero en el día uno, no tenemos ni idea de cómo caminar en esas
realidades. ¡Eso es un proceso! Esto es lo que Filipenses 3:16 dice: “Vivamos de
acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.”

En 2 Corintios 8:9 vemos que el sufrimiento de Jesús hizo un intercambio
a nuestro favor: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por
amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos.” Parte del “paquete de beneficios” del nuevo pacto es que
Jesús se humilló para hacer un intercambio. Nos proveyó sanidad en intercambio
de nuestra enfermedad; nos dio prosperidad en intercambio de nuestra pobreza;
nos dio bendición en intercambio de nuestra maldición; y alegría en intercambio
de nuestra pena y dolor. Él sanó a los quebrantados de corazón y liberó a los
cautivos. Todos esos intercambios pueden tomar lugar porque Él tomó el lugar
del sufrimiento y humillación. En lugar de sustitución, se ve un intercambio. La
encarnación significa que Jesús vivió como humano de una manera completa. A
través de su encarnación, Él hizo estos intercambios. Ese fue el propósito de
Jesús sufriendo en la cruz.

Cuando no experimentamos este intercambio en nuestras vidas, es
porque estamos creyendo mentiras. Cualquier experiencia que sea menor que lo
que el pacto declara, no es de parte de Dios. Jesús fue avergonzado para que
nosotros no lo seamos. Cargó la enfermedad para que nosotros no lo hagamos.
En realidad, está mal que carguemos cualquier cosa que Él ya cargó por nosotros.
En el nuevo pacto, ser un buen compañero de pacto significa recibir lo que Él nos
dio y darle a Él todo lo que vino a tomar. Debemos darle nuestra vergüenza,
enfermedad, pena, etc. y en intercambio recibiremos todos los beneficios del
pacto.65


¿POR QUÉ JESÚS RESUCITÓ?

Como hemos discutido en el Capítulo 12, el en capítulo del pacto davídico,
el propósito de la resurrección de Jesús fue hacer una nueva creación. Por causa
de Su muerte, fuimos perdonados, incluso si no hubiese resucitado. No obstante,
no seríamos nuevas criaturas. Es por esta razón que Jesús es llamado la
“primicia”: a través de Su resurrección, Él nos dio una nueva naturaleza que nos
permite vivir como justos. Cuando Jesús murió en la cruz, Él lanzó perdón para
aquellos que éramos viejas criaturas. Cuando resucitó, nos transformó en algo
completamente nuevo. Si Él no lo hubiese hecho, nosotros seguiríamos atrapados
en nuestra naturaleza pecaminosa. Afortunadamente, a través de Su
resurrección, Jesús nos hizo participantes de la naturaleza divina (Ver 2 Pedro
1:4)

A través de Su resurrección, Él también limpió nuestras conciencias. Bajo
el sistema del antiguo pacto, incluso aunque los pecados de la gente eran
perdonados en el día de la expiación, las conciencias seguían sintiéndose
culpables, y la ofrenda servía como un recordatorio del pecado (Ver Hebreos
10:1-4). En contraste, bajo el nuevo pacto nuestras conciencias son limpias, y
podemos experimentar libertad.


¿CÓMO PUEDE SER JUSTO UN DIOS QUE PERDONA EL PECADO?

Si Dios perdonó el pecado (en lugar de castigarlo), ¿cómo puede ser justo?
Para muchas personas, la idea del perdón parece ser contradictoria con la
imagen de un Dios justo. Si hubo perdón, pareciera que no hubo justicia. El
primer paso para entender que Dios perdonó, es comprender que Él no decidió
simplemente perdonar a la gente: creó un nuevo pacto de perdón. Este pacto era
necesario para que el perdón de los pecados no violase la identidad del Padre

65 Relacionado a esta idea del intercambio hay un libro excelente, Stricken by

God?: Nonviolent Identification and the Victory of Christ, editado por Brad Jersak y
Michael Hardin. Es una compilación de escritos de muchos teólogos, quienes
destierran a la sustitución penal, y los conceptos que encierra.
como un Dios justo. Algunas personas ven al perdón como una clase de varita
mágica, pero el nuevo pacto de perdón de Dios va de la mano de una nueva
creación, que intercambia nuestra humanidad pecaminosa por la naturaleza
divina. Por eso, no implicó solo perdón sino también empoderamiento para vivir
de manera justa. Él creó un nuevo sistema que le permitió tanto perdonar, como
hacer una nueva creación. Este nuevo pacto era necesario para que un perdón
permanente fuese posible.

Lo que esto significa es que al perdonar, Dios no pasó por alto ni
desobedeció a la Ley, porque creó una nueva ley en un nuevo pacto que permitió
el perdón. Lo que cualquier juez justo hace, al tomar el dominio de un territorio
nuevo, es crear leyes y ordenar que se cumplan. Esto es exactamente lo que Dios
ha hecho en el nuevo pacto. Él perdonó el pecado al cambiar la ley y establecer
un nuevo pacto. Hebreos 7:12 dice: “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es
que haya también cambio de ley.” La Ley del antiguo pacto cambió, y la ley bajo la
que ahora vivimos es un nuevo pacto de perdón. Esto significa que, para ser un
juez justo, Dios debe perdonar. Si Él tratase de aplicar el antiguo pacto con
nosotros, estaría siendo injusto porque ya no estamos bajo la Ley. Dios vive
dentro del pacto que establece, y será fiel al mismo, porque Él es justo y siempre
opera dentro del pacto en el que está. Cumplir el nuevo pacto en el que estamos,
significa que siempre hay perdón, bendición, prosperidad, sanidad, y gloria.


¿POR QUÉ DIOS PIDIÓ SACRIFICIOS DE ANIMALES?

Cuando se mira al tema de la expiación desde lejos, incluyendo a las
sombras y figuras de Antiguo Testamento, algunas personas se preguntan por
qué Dios requería sacrificios de animales. Esta pregunta primariamente se
desprende de la idea detrás de la palabra propiciación, que se usa cuatro veces en
el Nuevo Testamento, dependiendo de la traducción (Ver Romanos 3:25;
Hebreos 2:17; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10) La palabra griega que a veces se traduce
como propiciación es hilasmos66. En el siglo primero, el entendimiento popular
de esta palabra era llevarle un sacrificio a un rey o dios enojado, para aplacarlo.
Esta idea, obviamente, encaja muy bien con el pensamiento calvinista, y ha
contribuido grandemente a la malinterpretación de la expiación y de la
naturaleza de Dios. En las culturas paganas del siglo primero (y de siglos
anteriores, también), la gente le llevaba granos, animales, y hasta incluso niños
como sacrificios a sus dioses para aplacar su enojo. Este no era el concepto
encerrado en el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, pero cuando el
Antiguo Testamento fue traducido al griego, la palabra hilasmos era la única
palabra disponible para expresar el concepto hebreo de la expiación, incluso
cuando la connotación cultural de la palabra era muy diferente. De esta manera,
cuando los setenta estudiosos tradujeron la Biblia Septuaginta LXX, usaron la
mejor palabra que pudieron encontrar. No obstante, por causa de que estaban
traduciendo a un lenguaje basado en la cultura pagana, la palabra no expresaba
correctamente el significado hebreo. Simplemente no describe a las sombras y
figuras del Antiguo Testamento, o la realidad en la cruz.

66 Concordancia Strong. Griego #2434, 2435

Aplacar la ira nunca ha sido parte del concepto bíblico de la expiación, ni
siquiera con los sacrificios del sistema del antiguo pacto. A través de los
sacrificios de animales, los israelitas no estaban tratando de “pagarle” a Dios
para aplacar su enojo y sus juicios hasta el año siguiente. La idea de que un
cordero o un toro hubiese sido pago suficiente para el pecado humano es casi
cómica. Claramente, tales sacrificios no pagaban, de ninguna manera, la deuda de
los israelitas con el pecado. En lugar de eso, el concepto detrás del sacrificio de
animales era una comida del pacto.

Para el lector moderno, la presencia de tanta sangre y sacrificios en el
Antiguo Testamento pueden hacer que Dios parezca un Dios sediento de sangre.
Después de todo, vivimos en una cultura esterilizada en donde nosotros casi
nunca matamos a los animales que comemos, y ni siquiera los vemos en una
forma que se asemeje al animal del que nos estamos alimentando. Estamos muy
desconectados de esa idea, pero era algo muy normal dentro de la vida de los
israelitas (como lo sigue siendo en algunas partes del mundo). El mundo antiguo
era agricultor. Su existencia se basaba en plantar cultivos y criar ganado. Por eso,
cuando los visitaba un invitado, la mejor manera de honrarlo era tomar lo mejor
del ganado (un cordero, un chivo, o una oveja, por ejemplo), y sacrificarlo para la
cena. Este sacrificio del animal honraba al invitado y facilitaba la relación entre
las dos partes.

Este era el contexto en el que Dios le pedía a los israelitas que le
sacrificasen animales. Estos sacrificios del pacto no tenían que ver con la idea de
un Dios enojado que necesitaba sangre para aplacarse. Por el contrario, era la
forma de honrar a Dios y de renovar la relación del pacto entre ellos. Era como si
Dios les dijese: “Soy su compañero del pacto. Ustedes son el otro compañero de
esta relación. Cuando nos reunimos en el día de la expiación, tenemos que tener
una comida del pacto juntos. Entonces, van a sacrificar un animal y van a poner
la sangre sobre el arca del pacto, porque dentro de esta están las tablas de piedra
que traen muerte. La sangre salpicada allí representará una renovación de
nuestra relación y nuestra comida del pacto juntos, y como resultado, perdonaré
sus pecados del año pasado.” Como hemos discutido previamente, Dios podía
perdonar sus pecados basándose en la fe manifestada en el sacrificio de un
cordero en el día de la expiación. Esta fe era un acto profético en torno al Mesías,
quien vendría a circuncidar los corazones. Incluso bajo el sistema del antiguo
pacto, los pecados eran perdonados por la fe. No eran perdonados por causa de
que la sangre del cordero era especial, sino porque al esparcir la sangre del
animal los israelitas mostraban que creían que Dios era su compañero del pacto,
quien los perdonaría. A través del sacrificio, restauraban y renovaban la relación
incluso cuando la gente había pecado todo el año anterior. De la misma manera,
Dios no instituyó los festivales para perpetuar el derramamiento de sangre sino
para tener relación con Su gente.


¿QUÉ SIMBOLIZABA EL CORDERO QUE QUEDABA LIBRE?

En el día de la expiación, que fue una sombra y figura del sacrificio
cumplido en Cristo, había dos corderos. Uno, como ya hemos discutido, era
asesinado, y su sangre era salpicada en el arca del pacto. El otro, el cordero que
escapaba, era dejado en libertad en el desierto, para cargar los pecados de la
gente, en donde se asumía que sería devorado por las bestias. Literalmente, la
palabra original significa “el cordero que partía.”67 Los israelitas ponían la sangre
(simbolismo del pecado) en la cabeza de ese cordero, y debía ser dejado en
libertad. El primer cordero (el cordero inmolado) era figura de Cristo. No
obstante, los teólogos se debaten respecto a dónde encaja la figura del segundo
cordero. ¿Cómo se cumplió la sombra y figura del cordero que escapaba en el
nuevo pacto? Mucha gente ha tratado de decir que Jesús es ambos corderos, pero
esa interpretación no encaja con la figura bíblica. En ningún lugar del Nuevo
Testamento se hace referencia a Jesús como el cordero que escapaba. Este es un
problema teológico que se sigue debatiendo hasta hoy en día.

No obstante, podemos encontrar una pista para responderlo al mirar más
de cerca al concepto de la ira. En la línea de tiempo que se muestra a
continuación, Génesis 1 es el comienzo del tiempo. Éxodo 22, en donde la ira de
Dios se menciona por primera vez, está un poco más adelante en el tiempo. La
cruz se localiza cerca del final de la línea de tiempo, en el año 30 D.C., seguido por
la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C.



Como se mencionó previamente, Dios no expresa lo que le provoca ira
hasta Éxodo 22, con la institución del pacto mosaico. Como Pablo dijo en
Romanos 4:15, “la Ley trae ira.” De Éxodo 22 a la cruz en el año 30, la ira de Dios
continuó. Como sabemos, ésta no se derramó sobre Jesús en la cruz, sino que
estableció una nueva realidad, una opción dos, que es el perdón. El nuevo pacto
es la opción 2.




67 Concordancia Exhaustiva Strong, hebreo #5799
No obstante, por causa de que la ira de Dios no fue derramada en la cruz,
el antiguo pacto continuó por un tiempo más. La cruz estableció un nuevo pacto,
pero el antiguo pacto continuó hasta el año 70 D.C. Hebreos 8:13 hace referencia
a esto cuando dice: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se
da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” En otras palabras, cuando
Jesús estableció el nuevo pacto en la cruz, Él volvió obsoleto al antiguo pacto,
pero no hizo que desapareciera. Al momento de la escritura de Hebreos, el
antiguo pacto aún existía, pero Dios no tenía interacción con él y no estaba
honrándolo como un pacto real. Aquellos que eligieron seguir bajo el antiguo
pacto ya no eran Sus compañeros, y por eso Él los entregó a la destrucción que
tuvo lugar en el año 70 D.C.

Es por esta razón que el Nuevo Testamento contiene tantas menciones de
la ira de Dios luego de la cruz. Los escritores se estaban refiriendo a “la ira
venidera” (el fin del sistema del antiguo pacto en la destrucción de Jerusalén,
cuando todos los sacerdotes fueron asesinados y los registros genealógicos de
los linajes sacerdotales fueron quemados). Los judíos nunca podrán restablecer
el sistema sacerdotal sin los registros genealógicos, lo que significa que el
antiguo sistema nunca podrá volver. No solo eso, sino que en la destrucción total
de Jerusalén, fueron asesinados más de 1.1 millones de judíos. Este fue un punto
decisivo en la historia, pero aconteció tiempo después de que la Escritura
terminó de escribirse. La Biblia no habla sobre la destrucción del año 70 D.C.
(excepto proféticamente), porque fue escrita en su totalidad antes de este año.
Todas las referencias del Nuevo Testamento de la ira venidera hablan de este
episodio que puso un fin al sistema del antiguo pacto.

En Mateo 23, cuando Jesús profetizó la destrucción venidera de Jerusalén,
hizo una declaración muy interesante:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado
sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías
hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23:35-36)

Aquí, Jesús estaba declarando que la sangre por los pecados de las
generaciones anteriores, sería derramada en esa generación. No mucho tiempo
después, cuando Jesús fue entregado, Pilato realizó un intento de salvar a Jesús
de la demanda de los judíos de una crucifixión. Lavó sus manos, diciendo: “Soy
inocente del derramamiento de la sangre de este hombre… Es su
responsabilidad” (Ver Mateo 27:24) En respuesta, todos los judíos respondieron:
“Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25) En estos
versículos se ve que es muy probable que aquella Jerusalén, la del siglo primero,
sea el cordero que era dejado en libertad, el animal sobre quien eran todos los
pecados del pueblo. Jesús, como el cordero inmolado, creó un nuevo pacto en el
año 30 D.C., y Jerusalén fue el segundo cordero, que era dejado en libertad en el
desierto (lejos del nuevo pacto con Dios), que eventualmente fue devorado por la
bestia (Roma) en el año 70 D.C. Este es un paralelo muy importante con
Apocalipsis 17, en donde se habla de una ramera con blasfemias escritas sobre
ella, que está en el desierto y que eventualmente es asesinada por la bestia.

De esta manera, pareciera que la sangre de Jesús, como la sangre del
antiguo pacto y de la Ley, fue sobre la cabeza de la gente del antiguo pacto. En el
año 70 D.C., cuando Dios destruyó y removió el antiguo pacto, Él no estaba
actuando en ira contra individuos en particular, sino contra el antiguo pacto.
Aquellos que se aferraron al antiguo pacto, cuando éste era como una nave que
se hundía, se ahogaron junto con él. Algunas personas se preguntan cómo un
Dios de amor pudo hacer algo así. La respuesta simple es que Él no quiso, pero
que fue obligado a hacerlo por el sistema del antiguo pacto. Estuvo obligado a
hacerlo para que el sistema desapareciera completamente (Ver Deuteronomio
32 y Apocalipsis 15:3). La canción de juicio de Moisés tenía que cumplirse. Por
eso, todo la maldición del antiguo pacto recayó sobre una sola generación. Dios
no se estaba vengando de aquellos que habían matado a Jesús, sino que estaba
destruyendo el antiguo pacto. Él les pidió a los judíos que abracen Su nuevo
pacto, y esperó cuarenta años (desde la muerte y resurrección de Jesús hasta la
destrucción de Jerusalén) porque Él “es paciente… no queriendo que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9) Jesús había
profetizado que la destrucción vendría sobre “esta generación” (Mateo 23:36), lo
que en terminología bíblica significan cuarenta años. Por eso, a pesar de que Dios
podría haber traído la destrucción en cualquier momento dentro de esos
cuarenta años, decidió esperar hasta el último momento para que más judíos
pudiesen ser salvos y evitar la destrucción. Fue hasta el final de esa generación
que Él finalmente destruyó al sistema del antiguo pacto, como a aquellos que
prefirieron aferrarse a él.

Asumiendo que el libro de Apocalipsis fue escrito antes de la destrucción
de Jerusalén en el año 7068 , podemos ver en Apocalipsis 15:1 cómo todo esto se
relaciona con la ira de Dios: “Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete
ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ella se consumaba la ira de
Dios.” Aquí claramente dice que la ira de Dios fue consumada, y que la
destrucción de Jerusalén fue el último derramamiento de la misma, y por eso
nunca se repetirá. Esto tiene sentido, porque si “la Ley trae ira” (Romanos 4:15),
entonces el razonamiento es que cuando la Ley fue destruida, la ira también lo
fue. Por eso, cuando Jerusalén y el sistema del antiguo pacto fueron dejados en
libertad en el desierto, como el segundo cordero, y fueron destruidos por la
bestia, se llevaron los pecados de las generaciones anteriores, asociados con la
Ley. Sobre ellos se derramó la ira de Dios por completo, y finalmente, nunca más
volverá a aparecer. Cuando el antiguo pacto fue destruido, la ira se destruyó
también, lo que significa que no hay ira asociada al sistema del nuevo pacto.
Entonces, no solo vivimos en un pacto de perdón, sino que vivimos en un pacto
sin ira.

¿CUÁNDO TERMINÓ EL ANTIGUO PACTO?

Cuando hablamos del sacrificio de Jesús desde una perspectiva Christus
Victor, una de las preguntas lógicas es: “¿Cuándo terminó el antiguo pacto,

68 Para más información y una explicación más extensa de este tema, ver el libro

de Gentry, Before Jerusalem Fell.


entonces?” Sabemos que la muerte de Jesús estableció un nuevo pacto, pero no
es tan fácil ver cuándo fue el final del antiguo pacto, especialmente si sabemos
que Dios no derramó su ira en la cruz. La respuesta a esta pregunta se conecta
con la pregunta en sí, porque como hemos visto, entre la muerte de Jesús en el
año 30 D.C. y la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C., hubo un período de
coexistencia entre ambos pactos, a pesar de que el antiguo pacto estaba
muriéndose. Este período de cuarenta años fue el momento en el que todo el
Nuevo Testamento fue escrito. Todas las historias que se cuentan allí hacen
referencia a este momento. Esto explica todos los debates entre los creyentes y
algunos elementos y creencias del antiguo pacto. Los mismos se debían a que los
cristianos primitivos estaban tratando de entender el cambio del antiguo al
nuevo pacto. No entendían cómo aplicar el nuevo pacto de una manera práctica.
Por eso, se debatían respecto a la circuncisión, la autoridad de la mujer, la
posición de los gentiles, si debían comer o no ciertos animales inmundos según la
Ley, entre otras cosas. Este período de transición duró cuarenta años, lo que es
un número bíblico significativo, a menudo relacionado con una transición de algo
malo a algo bueno. Por ejemplo:

1. Saúl fue rey de Israel por cuarenta años antes de que David lo fuese (Ver
Hechos 13:21). Por causa del corazón rebelde de Saúl, Dios lo rechazó
como rey al comienzo de esos cuarenta años. En ese mismo año, el profeta
Samuel ungió a David como el futuro rey elegido por Dios. Aun así, fue
cuarenta años después cuando David finalmente tomó el trono de Israel.
Esto es un paralelo con lo que sucedió con los pactos antiguo y nuevo.

2. Los israelitas tuvieron que vivir como nómades en el desierto por
cuarenta años, luego de lo cual entraron a la Tierra Prometida. Durante
esos cuarenta años, la generación sin fe tuvo que morir para que la
generación nueva pudiese acceder a la promesa.

3. Luego en Gálatas 4, Pablo compara al antiguo pacto con Agar e Ismael, y al
nuevo pacto con Sara e Isaac. En la historia de Abraham, esos dos hijos
(simbolismo de los pactos) coexistieron por un período. Ismael tenía trece
cuando Isaac nació, y el niño mayor se burlaba del menor, hasta que Sara
ordenó que fuesen enviados al desierto. De la misma manera, el antiguo
pacto (los fariseos, el sistema del templo, el Sanedrín) persiguió al nuevo
pacto hasta que el antiguo fue destruido. Pablo trazó este paralelo en
Gálatas 4, y es una figura muy exacta de la transición.

Muchos cristianos no reconocen este período transicional entre los dos
pactos, sino que asumen que hay una línea divisoria clara que indica cuándo
empezó un pacto y terminó el otro. Algunos incluso dicen que el antiguo pacto
termina al final del Nuevo Testamento (con Malaquías). Esta presunción está
claramente errada, dado que Jesús nació bajo la Ley (Ver Gálatas 4:4), y fue Su
muerte, no Su nacimiento, lo que introdujo al nuevo pacto. Otra teoría que otros
proponen respecto a este tema es que el antiguo pacto terminó con la muerte de
Juan el Bautista, dado que Jesús se refirió a él como el más grande de los profetas,
pero el menor en el Reino. Otros sugieren que el Monte de la Transfiguración
marcó el momento en que el antiguo pacto terminó, porque Moisés (la Ley) y
Elías (los profetas) aparecen junto con Jesús. Ninguna de estas teorías encajan
con el texto del Nuevo Testamento. La Ley claramente siguió presente. Sí, esos
fueron eventos de gran importancia que apuntaban al período de transición,
pero ninguno de ellos marcó la transición en sí.

Por último, muchos otros han adoptado una perspectiva del quiebre entre
los pactos antiguo y nuevo en algo que los teólogos llaman “el Evangelio Paulino.”
Ellos dicen que como Jesús nació bajo la Ley (Ver Gálatas 4:4), Él operó
completamente bajo el antiguo pacto, y que incluso sus enseñanzas y
predicaciones son parte del antiguo pacto. Ellos sitúan la línea divisoria entre el
nuevo y el antiguo pacto en la cruz, y proponen que por eso mismo debemos
prestar atención únicamente a lo que sucedió después de la cruz. Es por eso que
se llama el Evangelio Paulino, porque recae mayormente en los escritos de Pablo
y los otros apóstoles después de la cruz. Esta es una perspectiva peligrosa,
porque excluye a Cristo del Evangelio. Ciertamente, Jesús estaba cumpliendo
partes del antiguo testamento, como así también citando algunas partes de la Ley
para mostrarles el verdadero significado escondido en las leyes. Pero decir que
Jesús fue un predicador del antiguo pacto es perder completamente la transición
entre los pactos. Uno de los principales problemas al decir que la línea divisoria
es la cruz, es el hecho de que siguieron apareciendo problemas respecto a la Ley
después de la muerte de Jesús. Esto crea un montón de dilemas en la gente que
cree que el antiguo pacto culminó con la cruz, porque el Nuevo Testamento está
lleno de historias muy similares a las del antiguo pacto, como la de Ananías y
Safira (Ver Hechos 5), la muerte del rey Herodes (Ver Hechos 12), y el libro de
Apocalipsis.

El punto clave es que no existe una clara línea divisoria, y cuando la gente
trata de encontrar una, terminan pasando por alto ciertas partes de la Escritura
para hacer que sus teorías funcionen. Eso no es lo que nosotros queremos hacer.
En lugar de una línea divisoria clara, lo que se ve en el Nuevo Testamento es que
estos cuarenta años fueron un período de transición, donde la gente estaba
aprendiendo cómo caminar en el nuevo pacto. Es por esta razón que la Iglesia
primitiva enfrentó tantos desafíos teológicos y prácticos: estaban aprendiendo
cómo era la transición entre el antiguo y el nuevo pacto. Por eso, el Nuevo
Testamento registra para nosotros el proceso de la transición a la libertad.
Cuando entendemos que tanto el antiguo como el nuevo pacto estaban en
operación en el Nuevo Testamento, podemos comenzar a entender lo que pasaba
en aquellos pasajes que a veces son tan problemáticos.

Quizás el pasaje problemático más prominente en el Nuevo Testamento
es la historia de Ananías y Safira, en Hechos 5. La gente piensa que, como esto
sucedió después de la cruz, el perdón debió gobernar ese día, no el juicio. No
obstante, dado que sabemos que ambos pactos coexistieron y estaban en
operación, entendemos que eso no es necesariamente cierto. Para entender la
historia de Ananías y Safira, tenemos que prestar atención al momento en que
Santiago y Juan quisieron que lloviese fuego del cielo sobre Samaria (Ver Lucas
9:54-56) En respuesta, Jesús los reprendió, diciéndoles, “…Vosotros no sabéis de
qué espíritu sois.” (Lucas 9:55) Él no dijo que no podían hacerlo. Los discípulos
hicieron esta pregunta con Elías en mente, recordando cómo él había hecho
descender fuego del cielo en diferentes ocasiones para matar a los soldados que
lo estaban persiguiendo. En otras palabras, estaban tratando de aplicar un
concepto del antiguo pacto. Es por esto que Jesús habló del espíritu que tenían. Él
se estaba refiriendo al espíritu del antiguo pacto, y estaba diciendo que no iban a
operar en él.

El punto es que los discípulos tenían el poder para orar dentro del antiguo
pacto, lo que explica cómo Pedro tuvo el poder de lanzar muerte sobre Ananías y
Safira. En otras palabras, Pedro actuó en el espíritu errado en Hechos 5. Estaba
actuando de acuerdo el juicio del antiguo pacto, no en el perdón del nuevo pacto.
Esta no fue la única vez que Pedro actuó así. Es notable notar que Pedro se
mantuvo siendo racista durante años luego del advenimiento del nuevo pacto,
como se evidencia en su renuencia a predicarle a los gentiles (Ver Hechos 10), y
en la exhortación de Pablo en Gálatas 2. A pesar de su racismo y de su
idiosincrasia propia del antiguo pacto, Pedro tenía una autoridad y un poder
increíbles, por eso cuando descubrió el pecado de Ananías y Safira y declaró
muerte sobre ellos, estos murieron. El hecho que tuviese poder no significa que
sus acciones expresasen el corazón de Dios. En ningún lugar en Hechos dice que
las acciones de Pedro estuvieron bien, o que fue Dios el que los mató. Hechos es
simplemente el registro de lo que sucedió, pero no significa que todo lo que pasó
fue voluntad de Dios. La historia de Ananías y Safira se vuelve más clara cuando
la estudiamos a la luz del período transicional entre los pactos. De una manera
muy real, Pedro tenía un pie en cada pacto. Luego, Pablo lo corrige, y mientras la
transición continuó, los discípulos aprendieron más respecto a cómo caminar
por completo en el nuevo pacto.

Ahora, en el otro lado del año 70 D.C., no deberíamos tener nada del
antiguo pacto mezclado sobre el nuevo pacto. Durante el período de transición,
mucho del pensamiento del antiguo pacto continuó, pero ya no debería ser un
problema en nuestros días. No deberíamos repetir los errores de la Iglesia
primitiva solo porque esos errores están registrados en la Escritura. Por ejemplo,
el hecho de que los mártires en Apocalipsis orasen violentamente (maldiciendo y
pidiendo juicio contra sus enemigos), no significa que debamos hacer lo mismo.
En el nuevo pacto, no tenemos derecho de lanzar juicio sobre otras personas. No
obstante, durante el período único de transición entre los pactos, los cristianos
oraron por juicio en contra del sistema del antiguo pacto que los estaba
persiguiendo y matando. Ahora que el antiguo pacto desapareció y estamos por
completo en el nuevo pacto, no estamos llamados a hacer esta clase de cosas.

Todos los debates respecto a los diferentes aspectos del antiguo pacto,
terminaron en el año 70 D.C., porque la destrucción de Jerusalén y el templo
terminó para siempre con el judaísmo del antiguo pacto. Por causa de que la
religión judía dependía en el templo y en el sistema sacerdotal, la destrucción de
estos elementos marcó un cambio permanente en el judaísmo. Ya no pueden
ofrecer sacrificios, lo que significa que no pueden cumplir la Ley del antiguo
pacto. Su mundo entero ha sido destruido, y, literalmente, el antiguo pacto ha
muerto, porque es imposible seguir cumpliendo con la Ley. Esto marcó el
comienzo del judaísmo rabínico, o judaísmo moderno, que se centra en las
sinagogas y en el rabí.69


¿QUÉ PARTE TUVIMOS EN LA MUERTE DE JESÚS?

Mucha gente presenta el Evangelio como “Jesús murió para que tú no
tengas que morir” o “Jesús tomó la muerte que nosotros merecíamos.” En otras
palabras, lo presentan como una sustitución… pero ese es un concepto que está
completamente errado, porque cuando Él murió, nosotros morimos con Él. 2
Corintios 5:14-15 lo deja muy en claro:

Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió
por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que
viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

En otras palabras, estamos unidos con Él en su muerte. En lugar de
sustitución, es identificación. Cuando Él murió, nosotros morimos. El pasaje
continúa:

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios,
quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a
nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en
nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en
nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él. (2 Corintios 5:17-21)

A través de la muerte con Cristo, también resucitamos con Él para una
nueva vida como una nueva creación. Lo nuevo ha venido, y lo viejo se ha ido.
Esto también está muy claro en Romanos 6:

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él
para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida
nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su
muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que
nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo
del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el
que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo,
creemos que también viviremos con él. (Romanos 6:3-8)

69 El libro History of the Jewish Nation: After the Destruction of Jerusalem Under

Titus, de Alfred Edersheim, es un estudio exhaustivo de los cambios que tuvieron


lugar como resultado de la destrucción del año 70 D.C. y del fin del antiguo pacto.
Nuevamente, es claro que Jesús no vino a tomar nuestro lugar, sino que
nosotros morimos con Él, no físicamente sino a través de la identificación.
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, se produce una unión en la
que espiritualmente vamos a la tumba y somos resucitados junto con Él. Como
resultado, estamos unidos con Él en Su resurrección y podemos vivir como
nuevas criaturas.

Uno de los más famosos versículos respecto a este tema es Gálatas 2:20:

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó a sí mismo por mí.

La segunda mitad de este versículo puede sonar como sustitución si nos
salteamos la primera parte, pero es claro, leyendo el versículo entero, que Jesús
no murió para que nosotros no tengamos que hacerlo, sino que Él murió para
que podamos ser resucitados espiritualmente junto con Él y tener una nueva
vida. Jesús nos ha dado el poder que Él mismo tiene sobre el pecado y la muerte,
porque resucitamos junto con Él. No solo somos perdonados, sino que también
recibimos el poder de la gracia. Como Pablo dijo en Romanos 5:17, “Pues si por la
transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno
solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la
justicia.” A través de la identificación con su muerte y resurrección, recibimos su
gracia abundante para vivir como justos. Esta es una perspectiva muy diferente
de la historia de la sustitución que cuentan muchas iglesias, pero es lo que la
Biblia enseña. Es también la manera en la que la Iglesia primitiva, por muchos
siglos, entendió el sacrificio.

Clemente de Alejandría, uno de los padre de la Iglesia primitiva, describió
la expiación de esta manera: “El Logos de Dios se ha hecho hombre para
podamos aprender de un hombre cómo un hombre puede convertirse en Dios.”70
Similarmente, el teólogo del siglo tercero, Orígenes, escribió: “En Cristo comenzó
la unión de lo Divino con lo humano, para que el humano, en comunión con lo
Divino, pueda también volverse Divino.”71 Atanasio de Alejandría, un padre
dentro de la Iglesia Occidental Ortodoxa, tuvo un entendimiento de Dios lejos del
platonismo, que se manifestó a través de San Agustín. Respecto a la encarnación,
éste escribió: “La Palabra se hizo hombre para que podamos ser hechos Dios.”72

Citas como las anteriores pueden asustar a muchas personas. Suena como
demasiado, quizás, el reclamar ser como Dios. No obstante, para nuestra
participación en la naturaleza divina es realmente importante nuestra
identificación como la Esposa de Cristo, porque Cristo necesitó casarse con un
igual. Esto, por supuesto, no significa que nosotros nos volvemos Dios. La
Trinidad, la Deidad, es divinidad sin un comienzo, eterna, siempre omnipresente
y omnipotente. La Deidad es única y nunca será replicada. No obstante, como la

70 Jersak y Hardin, Stricken by God?, 49.
71 Ibid.
72 Ibid.
Esposa de Cristo, nos volvemos “divinidad creada.” Dios encarnó para ayudar a
que los humanos se encarnen en Él. Por eso, Él no nos deja cuando pecamos sino
que nos exalta y nos da el poder para reinar en la vida. Él nos permite estar
sentados en Cristo en lugares celestiales a la diestra de Dios el Padre. De esta
manera, nos podemos convertir en una digna Esposa de Cristo.

Pedro habló de nuestra divinidad cuando escribió:

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,
para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina,
habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la
concupiscencia (2 Pedro 1:4)

En Colosenses 2:9, Pablo escribió, “Porque en él habita corporalmente toda
la plenitud de la Deidad.” Luego, en Efesios 3:17-19, él agrega que, como Cristo,
seamos llenos de la plenitud de Dios:

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que,
arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender
con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la
altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

De esta manera, nos volvemos participantes de la naturaleza divina. Este
es el significado completo de la nueva creación. Es mucho más que simplemente
ser capaces de vivir por sobre el pecado. A través de la revelación y el
conocimiento de Su amor (una revelación que sobrepasa el entendimiento),
podemos ser llenos de la plenitud de Dios. Esto es realmente algo impresionante.
Es por esto mismo que Pablo reprende a los corintios al decirles, “Dejen de
actuar como si fuesen simplemente humanos.” (Ver 1 Corintios 3:3) Luego, en la
misma carta, él los reprende nuevamente al decirles, “¿O no sabéis que hemos de
juzgar a los ángeles?” (1 Corintios 6:3). Básicamente, los estaba reprendiendo por
no entender quiénes eran realmente, por no comprender el nivel que habían
alcanzado a través de ser nuevas criaturas. Ya no eran simplemente humanos.

Mucha gente tiene miedo de esta idea por causa del desbalance y de la
herejía que a veces se desprende de esta verdad. Por eso es siempre importante
aclarar que no somos Dios, pero que Él nos ha hecho participantes de Su
naturaleza divina. Él está dentro de nosotros, y de la misma manera en que se
encarnó en Jesús, somos encarnaciones de Dios en esta tierra. Por causa de la
misma, Dios vive en nosotros. Somos Sus templos, los portadores de Su presencia
en la tierra, porque hemos muerto con Cristo y fuimos resucitados con Él para
tener vida divina.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Verdadero o Falso: Toda la Biblia es aplicable para hoy en día. Por
ejemplo, es posible que tengas una experiencia como la que tuvo Job.

2. La mayoría de las personas que rechazan el Evangelio lo hacen porque
han recibido una _________________ del antiguo y del nuevo testamento.

3. Dado que la ira de Dios no tuvo lugar en la crucifixión y en el sufrimiento
de Jesús, porque la tortura no era parte del sacrificio de los corderos ni de
las sombras y figuras, ¿por qué Jesús tuvo que sufrir una muerte tan
horrible?

4. Verdadero o Falso: Jesús no tuvo que resucitar para que recibamos
perdón.

5. El “paquete de beneficios” incluye: Jesús toma tu enfermedad y te da
____________; toma tu deshonra y te da _______________; toma tus maldiciones
y te da ________________; y se vuelve pobre para que a través de Su pobreza
puedas ser __________________.

6. A pesar de que no hay sustitución, hubo un gran i_______________. La
encarnación no es simplemente una celebración en Navidad, fue Jesús
siendo un _____________ por completo.

7. Los sacrificios de sangre no tuvieron el fin de aplacar a un Dios sediento
de sangre, sino que fueron una c_______________ del p_______________. A través
de misma, se producía una renovación en la r_________________. Es por esta
misma razón que los festivales fueron instituidos.

8. Romanos 8:25; 1 Juan 2:2; 1 Juan 4:10; y Hebreos 2:17 son cuatro
referencias en el Nuevo Testamento en donde encontramos qué palabra
para referirse a la expiación.


MATERIAL RELACIONADO

Brad Jersak y Michael Hardin, Eds., Stricken by God?: Nonviolent Identification
and the Victory of Christ.

TERCERA PARTE


TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO

CAPÍTULO DIECISÉIS


ANUNCIANDO LA TEOLOGÍA DEL
MEJOR PACTO

Ahora que hemos estudiado a la transición del antiguo al nuevo pacto y
cómo afecta a la forma en la que creemos, tenemos que considerar las
implicaciones de este sistema de creencias. Por causa de que la mayor parte de la
Iglesia sigue viviendo en ambos pactos, vivir y pensar acorde al nuevo pacto
propone un cambio significativo a la norma.


EL CANON DEL NUEVO PACTO

Lo primero a considerar es el rol del Nuevo Testamento. Como hemos
discutido en el último capítulo, los cuarenta años entre la muerte de Jesús y la
destrucción de Jerusalén fueron un período de coexistencia entre ambos pactos.
Volviendo a los cinco pactos mayores que hemos nombrado en este libro, en los
cuales cada uno está rodeado por un canon; vemos que el Nuevo Testamento por
completo, escrito en esos cuarenta años de transición, compone el canon del
nuevo pacto. El mismo cuenta la historia de cómo se estableció el nuevo pacto,
registra los primeros pasos de los primeros cristianos, y cómo éstos aprendieron
a caminar en esta nueva relación con Dios. También profetiza la destrucción del
antiguo pacto, en el año 70 D.C., pero no incluye registros de ese final, que tuvo
lugar después de que el canon del nuevo pacto fuese escrito.

El Nuevo Testamento es el canon del nuevo pacto. Como tal, contiene lo
que necesitamos saber del pacto que rodea. A través del mismo, deberíamos ser
capaces de entender apropiadamente lo que es el nuevo pacto y cómo vivir en él.
Por eso, el Nuevo Testamento es el fundamento de una teología adecuada basada
en el nuevo pacto.


EL PROBLEMA CON LAS TEOLOGÍAS EXISTENTES

Por supuesto, como se mencionó en el capítulo 5, hay muchos filtros
teológicos que “contaminan” la manera en la que muchos leen y entienden el
Nuevo Testamento. Examinaremos tres filtros: teología dispensacionalista,
teología del pacto, y teología del nuevo pacto. Sin repetir todo lo que ya se
mencionó en el capítulo 5, vamos a hacer un pequeño repaso.


1. Teología Dispensacionalista
Los dispensacionalistas dividen la Biblia de esta manera: el Antiguo
Testamento, desde Moisés a Jesús, como la Dispensación de la Ley. De la misma
manera, desde la cruz hasta nuestros días y nuestro futuro inmediato compone
la Dispensación de la Gracia. Como resultado, terminan con un gran debate entre
la Ley y la gracia. No obstante, como ya hemos visto en el capítulo 13, el debate
escritural es, en realidad, entre la Ley y la fe.

2. Teología del Pacto

La teología del pacto quita el énfasis entre la diferencia entre el antiguo y
el nuevo pacto. Trata de conectarlos de tal manera que, para ellos, el nuevo pacto
es un pacto “renovado” en lugar de un pacto completamente diferente. Ese es el
error fatal de la teología del pacto, porque el Nuevo Testamento deja en claro
que el nuevo pacto no es como el antiguo (Ver Hebreos 8:9)

Uno de los movimientos más significativos que se ha desprendido de la
teología del pacto es el Movimiento Mesiánico. El mismo depende de este tipo
de teología porque la misma plantea que no hay desconexión entre el antiguo y el
nuevo pacto. Esto es muy importante, porque una vez que la gente ve la
desconexión entre ambos, no pueden volver atrás y traer cosas del antiguo pacto
al nuevo, por ejemplo, re-implementando las festividades judías, guardando el
Sábado, y cumpliendo muchas leyes del antiguo pacto. Los cristianos mesiánicos
dicen algo como, “Esto es parte de nosotros, también.”, pero la realidad es que el
Nuevo Testamento deja en claro que no hay punto de comparación entre ambos
pactos. De esta manera, la teología del pacto mantiene a la gente viviendo tanto
en la ley del espíritu de vida y en la ley de la muerte. Vivir con un pie en cada
pacto, es estar vivo a medias.

Otro movimiento basado en la teología del pacto se llama Teonomía o
Teonómica. El concepto del mismo es que nosotros, como la gente de Dios del
nuevo pacto, tenemos que instaurar el reino de Dios en la tierra exactamente de
la misma manera en la que Moisés instauró la Ley en el gobierno civil de Israel.
En otras palabras, los teonómicos son partidarios de un ley civil basada en el
nuevo pacto para el mundo, en donde se implementen todas las leyes de
Deuteronomio en nuestra sociedad moderna. Sin la teología del pacto, la
teonomía no tiene sentido, porque es fácil ver que el antiguo pacto no provino
del corazón de Dios. Tratar de instaurar las leyes del antiguo pacto en un
gobierno moderno, no representaría correctamente a Dios porque ese pacto vela
quien realmente Él es.

La teología del pacto también divide a la Ley en tres partes: civil,
ceremonial, y moral, diciendo que las primeras dos divisiones no aplican, pero
que la parte moral, sí. No obstante, esta no fue la manera en la que el antiguo
pacto funcionó. Nadie dividió la Ley de esta manera, porque el entendimiento era
que si una persona rompía solo una parte de la Ley, había violado la Ley en su
totalidad. Nadie contemporáneo al antiguo pacto lo dividió de esa manera. La
Escritura deja en claro que no podemos elegir y seleccionar solo parte de la Ley:
o la cumplimos en su totalidad, o la desechamos. Este es uno de los principales
errores de la teología del pacto, pero aun así ha contaminado gran parte de la
doctrina de la Iglesia. Es por esta razón que mucha gente piensa que no puede
tatuarse (entre muchas otras cosas), basándose en la Ley de Deuteronomio.

3. Teología del Nuevo Pacto

La Teología del Nuevo Pacto básicamente dice que Jesús vino como un
nuevo Moisés. Como resultado, los teólogos del nuevo pacto han estudiado el
Nuevo Testamento buscando cuáles son las leyes que se deben cumplir en el
nuevo pacto. En lugar de encontrar 613 leyes, como en el antiguo pacto, han
encontrado 1050 nuevas leyes del pacto. Nuevamente, el problema es que pasan
por alto el hecho de que el nuevo pacto no se parece en nada al antiguo pacto
(Ver Hebreos 8:9) No es un pacto basado en leyes. Es completamente diferente.


Estas son las tres principales corrientes teológicas al momento de
estudiar la Biblia, pero cada una tiene un error fatal cuando se compara lo que
proponen con lo que dice la Escritura. Por eso, en esta siguiente sección,
introduciremos algo que hemos estado estudiando en todo este libro: una nueva
corriente para estudiar la Biblia, llamada Teología del Mejor Pacto.


LOS PILARES DE LA TEOLOGÍA DEL MEJOR PACTO

El nombre de este sistema de creencias se basa en Hebreos 8:6, que dice:
“Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor
pacto, establecido sobre mejores promesas.” A continuación se presentarán los
diez pilares o puntos fundamentales de la Teología del Mejor Pacto. Los
razonamientos detrás de la mayoría de cada uno de estos puntos ya han sido
explicados en los capítulos anteriores; pero la explicación para el punto 8 y 10 se
desarrollará en los siguientes capítulos. Con el propósito de definir esta nueva
teología, se presentarán sus fundamentos en una lista sencilla y fácil de entender,
que muestra las bases de la Teología del Mejor Pacto.

1. El nacimiento de Jesús fue el cumplimiento del pacto abrahámico.

2. La muerte de Jesús creó un nuevo pacto.

3. El nuevo pacto es entre el Padre y el Hijo.

4. La ascensión de Jesús y el hecho de que esté sentado el en Trono
Celestial, marcaron el cumplimiento del pacto davídico.

5. La destrucción del año 70 D.C. removió el antiguo pacto para siempre
y cumplió Hebreos 8:13.

6. Entre la cruz y el año 70 D.C. existieron cuarenta años de transición
para la Iglesia.

7. Durante el período de transición, el antiguo pacto y el nuevo pacto
coexistieron.

8. El fin del siglo y los últimos tiempos fueron referencias que los líderes
del siglo primero usaron para referirse a los últimos días del antiguo
pacto y al final de la era del antiguo pacto.

9. Ningún tipo de aplicación del pacto mosaico (ni de paridad, ni de
vasallaje) es válida hoy en día: los festivales, Sábados, leyes civiles,
leyes ceremoniales, y leyes morales, dejaron de aplicar con la
destrucción del antiguo pacto.

10. La ley del nuevo pacto es: “Ámense los unos a los otros como yo los he
amado.”

Estas son las diez características principales de la Teología del Mejor
Pacto. Son rasgos grandes y amplios, pero si los entendemos, la Biblia entera
comenzará a tener sentido, porque comenzaremos a entender la línea histórica,
las transiciones, y el porqué de Dios actuando tan diferente según el período
histórico. Este sistema de creencias es la culminación de todo lo que hemos
estudiado en este libro.


LA LEY DEL AMOR

El punto número 10 de este sistema de creencias habla de la ley del amor
del nuevo pacto, y está basado en la declaración de Jesús a Sus discípulos: “Un
mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros.” (Juan 13:34) Para tener un entendimiento
apropiado de este mandato de amar, debemos primero entender los dos grupos
que existieron en el siglo primero: los judaizantes y los antinomianos. Los
judaizantes del siglo primero eran los teólogos del momento. Querían arrastrar
costumbres del antiguo pacto al nuevo pacto. Pablo escribe el libro entero de
Gálatas en respuesta al error de los judaizantes, porque batalló contra sus falsas
enseñanzas durante todo su ministerio. Del lado opuesto a los judaizantes,
estaban los antinomianos, quienes decían que no había ley. Anti significa “en
contra”, y nomia significa “ley.” Literalmente, este grupo estaba en contra de
cualquier tipo de ley. Creían que la gracia significaba que podían pecar cuanto
quisieran. Pablo escribe en contra de este grupo en Romanos.

La posición de la Teología del Nuevo Pacto no es ninguna de esas dos, ni
tampoco toma una postura de balance, ubicándose en el medio de ambas. Es algo
completamente nuevo, porque la ley de Cristo no encaja con ninguna de esas dos
ideas. No es la Ley del antiguo pacto, y no es un rechazo a cualquier tipo de ley,
como plantean los antinomiamos. Es una idea completamente diferente, llamada
la ley de Cristo. Cuando decimos que la ley de Cristo es el amor, es un resumen
bastante acertado, pero es solo un resumen. La gente puede escuchar eso y llegar
a conclusiones muy diferentes, y hasta puede guiar a algunos a tomar decisiones
inmorales. La pregunta que yace en el fondo de toda esta cuestión es: ¿Quién
define lo que el amor es? En otras palabras, la ley del amor puede ser muy
subjetiva.

Por esa misma razón, aclararemos lo que la ley del amor del nuevo pacto
es, según el Nuevo Testamento. Para comenzar, vamos a estudiar lo que
típicamente se conoce como el Gran Mandamiento. En Mateo 22, un letrado se
acerca a Jesús y le pregunta: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”
(Mateo 22:36) En otras palabras, le estaba preguntando a Jesús cuál era el
mandamiento más importante del antiguo pacto. Jesús le responde:

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)

Aquí es importante notar que Jesús no dijo, “Esta es Mi norma para
ustedes.” Él simplemente resumió el antiguo pacto en dos mandamientos. Eso
está muy claro en Su declaración, “De estos dos mandamientos depende toda la ley
y los profetas” Este es un resumen del antiguo pacto, no un mandamiento del
nuevo pacto.

Si entendemos eso, podemos entonces ir a Juan 13:34-35, en donde Jesús
dice a Sus discípulos:

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he
amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

Su mandamiento no fue “amen a su prójimo como a ustedes mismos.”,
sino “ámense los unos a los otros como yo los he amado.” En otras palabras, Él
dijo que debemos amar a los demás de la misma manera en la que Él los ama.
Jesús ama a todo el mundo de la misma manera, perfectamente, e
incondicionalmente. Esta es la medida, el nuevo mandamiento que debemos
seguir. Si buscamos la palabra mandamiento en la Concordancia Strong, lo que
vamos a encontrar es que este mandamiento es el único mandamiento que Jesús
dio. Por ejemplo, más tarde en Juan Él dice, “Este es mi mandamiento: Que os
améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12) y, “Esto os mando: Que os
améis unos a otros.” (Juan 15:17)

Cuando Jesús le dio a Sus discípulos lo que ahora llamamos la Gran
Comisión, Él les dice que le enseñen a los nuevos discípulos a “que guarden todas
las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20). A los discípulos no se les fue dicho
que “enseñen todo lo que hice o dije”, sino que “enseñen a obedecer todo lo que
he mandado.” ¡La única cosa que Jesús mandó fue a amar como Cristo los había
amado!

Vemos otra mención del mandato de Jesús de amar en la segunda carta de
Juan, donde éste escribe:

Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento,
sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y
este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el
mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el
principio. (2 Juan 1:5-6)

Por esto mismo, en 1 Juan 3:23 dice: “Y este es su mandamiento: Que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo
ha mandado.” Justo unos versículos antes de esto, en el verso 16, Juan da una
definición del amor: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por
nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” (1
Juan 3:16). En otras palabras, Jesús es la definición de amor; y estamos llamados
a amar como Él ama. Esto, de hecho, es la prueba que Juan considera que
muestra que somos salvos: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a
vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en
muerte.” (1 Juan 3:14) Somos verdaderamente cristianos si amamos como Jesús
amó. Jesús hizo la misma declaración cuando dijo: “En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:35) Vivir en el
amor de Cristo es la evidencia de nuestra fe. Como estamos unidos con Él, el
amor fluye en nosotros de la misma manera en la que fluyó en Él.

Pablo también afirma esto en 1 Timoteo 1:5: “Pues el propósito de este
mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe
no fingida.” Luego, en la misma carta, Pablo continúa con este razonamiento al
decir:

Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la
piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Te
mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio
testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el
mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro
Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo
Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad,
que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni
puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. (1 Timoteo
6:11-16)

El mandamiento de Pablo se estaba refiriendo a, como dice el versículo
11, una versión extendida de la ley del amor: “perseguir la justicia, la piedad, la fe,
el amor, la paciencia, la mansedumbre.” Es esencialmente el mismo mandamiento
de amar que había dado Jesús, que es el que encontramos una y otra vez en el
Nuevo Testamento. El mandamiento siempre habla del amor.

Pablo hace un contraste en 1 Corintios 7 entre los antiguos mandamientos
y el nuevo. Hablando de la circuncisión a la Iglesia, él dice:

Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así
haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo
circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso?
No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el
guardar los mandamientos de Dios. (1 Corintios 7:17-19)

Su mención de la circuncisión es una referencia a la Ley del antiguo pacto,
en donde la señal del pacto era la circuncisión. La señal del nuevo pacto es, “En
esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros.” (Juan 13:35) Vivir en el amor de Cristo es la señal de que estamos en
Cristo, caminando en el nuevo pacto. El punto de Pablo fue que la Ley ya no
interesa; lo que importa ahora es cumplir el nuevo mandamiento de Dios (la ley
de Cristo). Pablo específicamente menciona esta ley cuando dice, “Sobrellevad los
unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2).
Cumplimos la ley de Cristo al amar a los demás. Aquí, Pablo le da una aplicación
práctica a este tipo de amor: sobrellevar las cargas de los demás.

Pablo también menciona la ley de Cristo en 1 Corintios 9:21, cuando dice,
“A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios,
sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.” Pablo estaba
diciendo que cuando él estaba con los gentiles (la gente sin Ley), él se hacía como
ellos, no porque no tuviese ley sino porque su ley era la ley de Cristo, que incluye
libertad para ministrar a los gentiles de una manera en la que ellos se puedan
identificar. Él estaba libre de la Ley (el antiguo pacto), pero no libre de toda ley,
porque estaba bajo la ley de Cristo, la ley del amor.

En los pasajes bíblicos sobre el mandamiento del nuevo pacto, a veces se
usa la palabra en singular (el mandamiento) y a veces en plural (los
mandamientos). La razón de esto es que el mandamiento básico, amar como
Jesús, se materializa en muchos mandamientos periféricos que caen dentro del
gran mandamiento de amar, lo que es la ley de Cristo. Entonces, a través del
Nuevo Testamento, Pablo y otros apóstoles expusieron lo que el mandamiento
de Cristo significaba de una manera concreta, adhiriendo mandamientos más
específicos para darle un fin práctico a la ley del amor.

Por ejemplo, Pablo escribió: “Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (1 Corintios 9:14) Haciendo eso,
él estaba mostrando que una de las maneras de cumplir la ley del amor es
ocupándose financieramente de aquellos a quienes el Señor había llamado al
Cuerpo para equipar y servir a la Iglesia. En otras palabras, dar dinero para
apoyar a ministerios del Evangelio es parte de la ley del amor. De la misma
manera, la igualdad de género es parte de la ley del amor, como se evidencia en
la represión de Pablo a los corintios por tratar a las mujeres como “inferiores.”
Cerró su argumento al decir, “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que
lo que os escribo son mandamientos del Señor.” (1 Corintios 14:37) Al utilizar la
palabra mandamiento, Pablo estaba diciendo que la igualdad de género era parte
de la ley del amor. Otro ejemplo es la igualdad racial, que Pablo toca en Efesios
2:14-16:

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la
pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la
ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo
de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz
reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades.

Algunas personas enseñan que esto se cumplirá en algún momento en el
futuro, pero el pasaje claramente dice que Jesús ya lo ha hecho. Él ya ha creado
una nueva humanidad y, por lo tanto, declaró ilegal el racismo dentro de la ley
del amor. Mientras que la Ley del antiguo pacto trae división y racismo entre los
grupos y los géneros, la nueva ley de Cristo trae igualdad. Esto significa que
podemos amar a todos de igual manera.

La ley de Cristo es la ley del amor, que tiene muchas diferentes
manifestaciones y aplicaciones. Otra manera en la que podemos expresar esto es
que la ley de Cristo es la ley del Espíritu y la ley de la libertad. Pablo mostró la
conexión entre el nuevo pacto y el Espíritu cuando escribió: “El cual asimismo nos
hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu;
porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6) La naturaleza de
esta nueva ley, es espiritual. No está escrita ni en letra, ni en piedra. Da vida, no
muerte. De manera similar, Romanos 7:6 dice: “Pero ahora estamos libres de la
ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que
sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”
En otras palabras, la ley del Espíritu no está escrita en una serie de reglas. En
Gálatas 6:15, Pablo también dice: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale
nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” En el nuevo pacto, siendo una
nueva creación, no estamos guiados por una serie de reglas sino por la
naturaleza de Cristo viviendo en nosotros y por la ley del amor. Pablo a veces se
refiere a este estilo de vida como la vida en el Espíritu: “Si vivimos por el Espíritu,
andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos
unos a otros, envidiándonos unos a otros.” (Gálatas 5:25-26) En lugar de vivir de
acuerdo a una serie de reglas, vivimos caminando en el Espíritu. Es por esto que,
“si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.” (Gálatas 5:18) Cuando somos
guiados por el Espíritu, estamos siguiendo la ley de Cristo, que se recapitula en lo
que Pedro llamó “el santo mandamiento” (2 Pedro 2:21): el mandato de amar
como Dios ama. Esta es la esencia del nuevo pacto, que es el pacto de la vida y el
perdón, no de muerte y juicio.

Una pregunta que la gente muchas veces hace respecto a la realidad del
nuevo pacto de perdón y amor, es: ¿Qué pasa cuando pecamos? Claramente, a
pesar de que no estamos bajo la Ley del antiguo pacto, estamos bajo la ley de
Cristo, que nos manda a vivir de cierta manera (amando como Él ama). Dado que
Dios ya nos ha perdonado permanentemente en la cruz, ¿cuál es la consecuencia
del pecado en nuestras vidas? La ira de Dios ya no existe, lo que significa que Él
no se enoja cuando pecamos. Somos pre-perdonados y eternamente amados, lo
que quiere decir que Él nos perdonará siempre por cualquier cosa que hagamos.
No obstante, cuando pecamos, contristamos al Espíritu Santo, tema que Pablo
trata en Efesios 4. Cuando elegimos pecar, no estamos viviendo de acuerdo a
nuestra verdadera identidad en cristo, y no estamos amando a los demás en la
manera en la que deberíamos. Eso contrista al Espíritu Santo, porque Él conoce
nuestro potencial, y se hiere cuando ve que Sus hijos se lastiman los unos a los
otros. No es un asunto de que deje de perdonarnos o de amarnos; es un asunto
de que debemos caminar en luz, conforme a nuestra identidad. Parte de caminar
con el Espíritu Santo es ser vulnerables y transparentes, viviendo con un corazón
abierto. Cuando hacemos esto, cada vez es menos y menos probable que
contristemos al Espíritu Santo con nuestras acciones y actitudes.


LOS CINCO PLANOS

Ahora que hemos establecido con exactitud lo que la Teología del Nuevo
Pacto es, vamos a terminar este capítulo mostrando cómo esta revelación
transformará a la Iglesia para que sea una Esposa de Cristo más madura. Para
hacer esto, vamos a considerar la realidad desde la perspectiva de los cinco
planos. Cada persona sobre la tierra vive en alguno de estos planos, y dentro de
cada uno de estos planos hay una progresión, porque la gente está diseñada para
ir avanzando de uno a otro a lo largo de sus vidas.

1. El plano del Mundo

Este el punto de inicio. Aquellos que viven en el mundo no son cristianos.
No caminan con el Señor.

2. El plano de la Iglesia

Cuando las personas se convierten en creyentes de Jesús, entran al plano
de la Iglesia. En el mismo, aprenden de compañerismo, de la Cena del Señor, del
bautismo, y el mensaje básico del Evangelio. Algunos viven toda su vida en el
plano de la Iglesia, con un entendimiento muy básico de la Palabra.

3. El plano Sobrenatural

Otra gente en el plano de la Iglesia comienza a darse cuenta de que debe
haber algo más, y hacen una transición al plano de lo sobrenatural. Quizás
comiencen a escuchar a Sid Roth, a Patricia King, a las enseñanzas de Bill Johnson
y Bethel, o a cualquier otro ministro carismático reconocido; lo que hace que
comience el hambre por lo sobrenatural en ellos. Comienzan a pensar, “No puedo
simplemente ir a sentarme en la iglesia. Tiene que haber algo más.” Como
resultado, comienzan su búsqueda por lo sobrenatural. He notado que
típicamente el período de transición que se necesita para pasar del Plano de la
Iglesia al Plano Sobrenatural funciona así: por cada diez años que la persona
haya pasado en el Plano de la Iglesia, necesitará de a uno a dos años de reajuste
para entrar al Plano Sobrenatural. Eventualmente, luego de este período de
transición, lo sobrenatural se vuelve parte de su vida, y parte de su vida de
iglesia, porque, además, esta gente buscará llevar lo sobrenatural a las
actividades de la iglesia.

4. El Plano del Reino

Una vez que la gente se ha aclimatado al Plano Sobrenatural, suelen
moverse a otro plano llamado el Plano del Reino. Esto es lo que pasa cuando la
gente comienza a decir, “Estamos sanando a la gente en la iglesia, pero quiero ver
a mi ciudad transformada. Quiero ver a mi vecindario, a mi familia, a mi negocio,
a mi gobierno local, a todos estos siendo transformados.” Es un paso más allá de
lo sobrenatural, para expandir el Reino. El concepto de Lance Wallnau de las
siete montañas se conecta con este plano, como también las enseñanzas de la
iglesia Bethel de Redding, California.73 En el Plano del Reino, el pensamiento de
la gente es: Esto es más grande que mi grupo local o que la iglesia sanando gente
en el púlpito los domingos a la mañana. Tenemos que impactar a la ciudad.
Necesitamos estar involucrados en algo mayor. Por eso, el Plano del Reino es más
grande que el Plano Sobrenatural, y el Plano Sobrenatural es más grande que el
Plano de la Iglesia. Cada plano expande la experiencia de cada persona mientras
que la perspectiva de la misma, progresa.

5. El Plano del Nuevo Pacto

Finalmente, tenemos el Plano del Nuevo Pacto, que es la actual reforma
de la Iglesia. En los últimos cincuenta años, la Iglesia se ha vuelvo más
balanceada y más bíblica respecto al entendimiento de la expansión del Reino, y
respecto a lo que significa traer el cielo a la tierra. Esto es muy importante. Pero
el Plano del Nuevo Pacto es otro paso en la dirección a la que estamos yendo.
Parte de lo que la gente se pierde si no viven el Plano del Nuevo Pacto es que no
conocen el corazón de Dios el Padre respecto a ellos. Una de las evidencias más
obvias es la forma en la que la gente que vive en cualquiera de los planos
anteriores responde a la tragedia o a los desastres naturales. Cuando pasan estas
cosas terribles, esta gente no sabe si fueron causadas por Dios, por el diablo, o
por el pecado de los seres humanos. Se preguntan, “¿Fue eso un juicio, ira, o algo
más?” La razón por la que no entienden esto es porque no entienden que Dios
actúa en correspondencia al pacto en el que está. Como no entienden la
progresión de los pactos, no saben cómo diferenciar entre la manera en la que
Dios obraba en el antiguo pacto y en la que actúa en el nuevo pacto.

Esta es la razón por la que la gente hace declaraciones tontas como, “Dios
tiene una manera de actuar misteriosa.” Eso no es verdad. Él no actúa de manera
misteriosa. De hecho, cuando el Nuevo Testamento habla de misterio, está
hablando del misterio de quitar el velo de Cristo, lo que ya no es un misterio,
dado que todo velo ha sido quitado. Lo que una vez fue misterioso, está ahora
revelado para nosotros en el nuevo pacto:

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le
aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu
todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. (1 Corintios 2:9-10)


73 Johnson, 92-108.
La primera parte de este versículo es una cita de Isaías 64:4, del antiguo
pacto. Pablo está diciendo que lo que había estado escondido, ahora ha sido
revelado por el Espíritu. Dios ya no lo está escondiendo de nosotros. Como Dios
siempre actúa en correspondencia al pacto en el que está, ahora sabemos lo que
Él va a hacer. ¡Y también sabemos lo que Él no va a hacer! Esa es nuestra relación
dentro del pacto que tenemos con Dios. Si sabemos que tenemos este tipo de
relación con Él, entonces sabremos lo que está en Su corazón. Entonces, cuando
algo trágico suceda, sabremos Su corazón y su posición respecto a ese evento,
porque estamos conectados con el mismo. Todas esas preguntas se responden al
entender el pacto en el que estamos.

A la inversa, una falta de entendimiento de los pactos previos puede
velarnos la imagen de Dios. Si no entendemos el antiguo pacto, se vuelve un velo
que nos impide ver Su corazón y Su personalidad. Por eso mismo, a veces
algunos ven al antiguo pacto y viven con temor, incluso cuando ya no estamos en
ese pacto. El hecho importante que la gente pasa por algo, y que ya hemos
mencionado anteriormente, es que el antiguo pacto no salió del corazón de Dios,
sino de la gente. La gente lo pidió y Dios cumplió, incluso cuando el pacto que
pedían era horrible. La Ley fue un pacto temporal, que Dios desde el principio
prometió destruir y reemplazar con la circuncisión del corazón, que es el nuevo
pacto. Por eso el Plano del Nuevo Pacto nos ayuda a entender cómo el Rey se
siente respecto a nosotros. Muchos cristianos tratan de expandir el Reino, pero
ni siquiera saben cómo es el corazón de Dios respecto a ellos.


Es importante que entendamos estos cinco planos para que cuando
hablemos con otros podamos determinar en qué plano están. Aquellos que están
en Plano Sobrenatural son los que más fácilmente pueden ser llevados al Plano
del Nuevo Pacto. Su posición está muy cerca, y por eso muchas veces entenderán
y abrazarán rápidamente la progresión (ciertamente mucho más rápido que
alguien en el Plano de la Iglesia). Mientras empezamos a comunicarles a los
demás todo lo que hemos aprendido acerca del nuevo pacto, es importante
determinar primeramente en qué lugar están. Si tenemos esta división en mente,
será más fácil saber cómo comunicarnos con cada persona.

De todos los planos mayores, probablemente el Plano del Nuevo Pacto sea
el que se comunique mejor con el Plano del Mundo. En Hechos, el Evangelio es
presentado como el Evangelio del nuevo pacto. Por ejemplo, la palabra ministro
aparece siete veces en el Nuevo Testamento en conexión con el Evangelio. En
seis de estos lugares, dice “ministro del Evangelio de Jesucristo.” Eso es tanto
muy sencillo como increíblemente impreciso. 2 Corintios 3:6 dice, “el cual
asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto...” Esto nos lleva a la
pregunta, “¿Cuál es el Evangelio que predicamos?” ¿De qué mensaje somos
hechos ministros? El Evangelio que predicamos es el Evangelio del Reino. Como
hemos aprendido previamente, este Evangelio es el cumplimiento de las
promesas a David de un reino y un trono eternos. Entonces, el nuevo pacto es el
evangelio del Reino. Son sinónimos. El Evangelio del nuevo pacto es también el
Evangelio de la fe de Abraham, que se cumplió en la simiente, Jesús. El nuevo
pacto cumple tanto la promesa del reino a David, y de la simiente de Abraham.
En otras palabras, el nuevo pacto es el Evangelio que le presentamos a la gente.

No obstante, a través de los años, la Iglesia ha perdido de vista del
mensaje del nuevo pacto y presentó a la Biblia entera como la Palabra y la
voluntad de Dios. Así es como la gente comienza a creer que todo lo que está en
la Biblia es aplicable para todo el mundo, en todo momento. Eso no es verdad,
porque algunas de las cosas que están en la Biblia pertenecen al antiguo pacto,
en el cual nadie vive en la actualidad. Podemos leer y aprender de esos pasajes,
pero no son aplicables para nosotros de la misma manera en la que lo fueron
para los receptores originales. Como Pablo dijo, “Y estas cosas les acontecieron
como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han
alcanzado los fines de los siglos.” (1 Corintios 10:11) Podemos aprender de estos
ejemplos, pero no aplicamos la Ley o alguna situación del antiguo pacto para
nuestras vidas. Algunas personas han tratado de decir que la Biblia es un libro en
el que todo aplica de la misma manera; y que todo lo que dice es voluntad de
Dios. Esto está muy lejos de la verdad del nuevo pacto, presentada en el Nuevo
Testamento. Es por esta misma razón que el Plano del Nuevo Pacto tiene el
potencial de ser el mejor de los planos para evangelizar al mundo, porque en este
plano la gente no mezcla los pactos en su presentación.

Mucha gente rechaza el evangelio porque el mensaje que reciben de la
Iglesia es una mezcla del antiguo y del nuevo pacto, y no pueden aceptarlo. Un
mensaje del nuevo pacto sin diluir causará una aceleración en las conversiones y
cambiará vidas. Desafortunadamente, tenemos esta mezcla que ha sido un
problema desde los tiempos de la Iglesia primitiva. De hecho, Pablo pasa la
mayor parte de su ministerio luchando en contra de la mezcla en el mensaje del
Evangelio, particularmente de los judaizantes, quienes estaban tratando de
arrastrar a la gente del nuevo pacto y llevarlas nuevamente al antiguo pacto.
Todo Hebreos y Gálatas, y una gran parte de otras cartas, hablan de este
problema. El mismo problema de la mezcla entre los pactos existe hoy en día, y
se ha infiltrado en muchísimas áreas diferentes dentro de la Iglesia, causándole
problemas en sus razonamientos. Es por esta razón que el Plano del Nuevo Pacto
es tan importante. La reforma que Dios está trayendo sobre la Iglesia tendrá que
lidiar con todo este pensamiento del antiguo pacto, para establecer las mentes de
la gente en un pensamiento del nuevo pacto. Demolerá el temor, la paranoia con
los últimos tiempos, el legalismo, la desigualdad de género, el racismo, y todas
aquellas áreas en las que la Iglesia aún está en falta. Hacia allí es donde la Iglesia
mundial está yendo. Esto lo que el Espíritu Santo está haciendo en nuestros días:
una reforma.


PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Desechar el antiguo pacto es lo mismo que desechar el Antiguo
Testamento? Sí o No

2. Nombra tres sistemas de teología con los que el autor no está de acuerdo.

3. Basándose en Hebreos 8:6, ¿cuál es el nombre de este nuevo
entendimiento teológico?

4. ¿Cuál es la ley del nuevo pacto?

5. Nombra a aquellos dos grupos del siglo primero: 1. Aquellos que querían
mezclar el antiguo pacto con el nuevo. 2. Aquellos que decían que no
había ley, y que por lo tanto se podía pecar tanto como queramos.

6. Mateo 22:34-40; Juan 13:34; 15:12; 15:17; Mateo 28:20b; 1 Timoteo 1:5;
y 1 Corintios 7:17b-19, son todas referencias que nos dan una idea de
cómo debemos obedecer la ley de Cristo. Este mandamiento dice que
hagamos, ¿qué cosa?

7. ¿Qué cinco planos debemos entender?

8. Generalmente, por cada diez años que uno haya pasado en el Plano de la
Iglesia, ¿cuántos años le lleva aclimatarse al Plano Sobrenatural?

9. Verdadero o Falso: Dios tiene una manera de actuar que es misteriosa.

10. Si miras a la palabra ministro en el Nuevo Testamento, verás que aparece
siete veces, de las cuales seis son similares. ¿En dónde se puede encontrar
en la Biblia el versículo que dice algo diferente?


PALABRAS CLAVE

Movimiento Mesiánico Judaizantes
Teonomía Antinomianos
Teología del Mejor Pacto


MATERIAL RELACIONADO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the Destruction of Jerusalem
Under Titus.
CAPÍTULO DIECISIETE

HEBREOS: LA TRANSICIÓN DEL
PACTO

En este capítulo, vamos a examinar la transición del pacto a partir del
libro de Hebreos. Más que ningún otro libro del Nuevo Testamento, Hebreos
conecta lo que estaba sucediendo en el sistema del antiguo pacto con los cambios
que tuvieron lugar gracias a la instauración del sistema del nuevo pacto.
Desafortunadamente, muchos cristianos no han prestado demasiada atención a
Hebreos. Esto sucede porque a menudo no entienden la importancia de los
pactos y Hebreos habla todo el tiempo de los mismos. Para muchos, Hebreos es
tan misterioso como el libro de Apocalipsis. No obstante, si entendemos Hebreos,
vamos a entender Apocalipsis. Se complementan bastante bien, a pesar de estar
escritos de una manera muy diferente. No sabemos a ciencia cierta quién
escribió Hebreos, pero hay mucha similitud en el contenido de ambos libros. Uno
de los principales temas de ambos, es la transición que tuvo lugar hasta el
establecimiento por completo del nuevo pacto y la destrucción del antiguo pacto.

El siguiente diagrama ilustra la transición del pacto:



Como hemos discutido previamente, los pactos abrahámico y davídico se
cumplieron en Jesús y se expandieron para ser de bendición e impactar toda la
tierra. Pero el pacto mosaico, o la Ley, fue diferente. En lugar de continuar dentro
del nuevo pacto, éste tuvo un final marcado. Por eso, cuando en el diagrama el
antiguo pacto se intersecta con el advenimiento del nuevo pacto, continúa una
corta distancia hasta que se detiene. Llegó a un fin en su totalidad en el año 70
D.C.
LOS TEMAS PRINCIPALES

Es importante entender que el libro de Hebreos fue escrito cerca del año
65 D.C., justo unos años antes de la destrucción de Jerusalén. En ese tiempo, los
cristianos a quienes se les escribió esta carta estaban volviéndose al antiguo
pacto. Este es el trasfondo histórico, como vemos en Hebreos 6:4-8:

Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del
don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo
gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y
recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de
nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. Porque la
tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba
provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios;
pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser
maldecida, y su fin es el ser quemada.

Mucha gente ha tomado este pasaje fuera de su contexto original y lo usa
de una manera muy condenatoria. Pero una vez que lo leemos entendiendo el
trasfondo histórico, tiene sentido. No podemos aplicarlo para nosotros mismos, y
esta frase nos dice el porqué: “gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes
del siglo venidero…” Este es un indicador histórico que nos muestra que el autor
se estaba refiriendo a una realidad del siglo (o era) que estaba por venir, que se
establecería en el año 70 D.C. En otras palabras, como fue escrito en el período
de transición, con la esperanza puesta en el establecimiento total del nuevo
pacto, no puede ser aplicado para nosotros, porque ya no vivimos en ese período
histórico de transición entre los dos pactos. El siglo venidero, de acuerdo al
pensamiento judío, se refería a la creencia popular de los dos siglos (o eras): la
era antigua (o el siglo antiguo), y la nueva era (o el siglo venidero). La era antigua
era el pacto mosaico, y ellos esperaban el día en que la nueva era llegase para
establecer un Reino Mesiánico. Esta es la era (o siglo) al que el autor se está
refiriendo. Viviendo en ese período, en donde el antiguo pacto seguía en vigencia,
el autor esperaba el momento en que el antiguo pacto fuese destruido. Por eso,
se habla acerca de aquellos que pusieron un pie atravesando la línea y probaron
lo que vendría después del año 70, solo para después echarse atrás.

Él agrega esto: “Crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios…”
Cuando Jesús fue crucificado, sucedió porque los judíos lo rechazaron como
Mesías. Muchas de las personas a las que esta carta estaba dirigida, habían sido
parte del rechazo original de Jesús en el año 30 D.C. Al rechazarlo nuevamente,
se estaban volviendo a identificar con el sistema del antiguo pacto, que había
literalmente matado a Jesús. De esta manera, estaban, metafóricamente
hablando, “crucificando de nuevo” a Jesús. Viviendo dos mil años después, es
imposible para nosotros volver a identificarnos con el antiguo sistema, porque
no hemos vivido en ese período histórico. No obstante, algunas personas han
interpretado este pasaje para referirse a las personas, cada vez que estas pecan.
Claramente, eso no fue lo que el lector original entendió.

El peligro principal para la Iglesia de ese momento histórico, justo antes
del año 70, era caer en la tentación de echarse atrás y volver a atarse al sistema
del templo, que estaba a punto de ser destruido. Por esta causa, el autor de
Hebreos se concentró en estos tres temas principales:

1. Estaban viviendo los últimos tiempos, y el antiguo pacto estaba a punto
de desaparecer.

2. El sacrificio se trató de Christus Victor.

3. Jesús y el nuevo pacto son mejores que el antiguo pacto.

Algunas personas que no han entendido la importancia de los pactos
bíblicos, discuten respecto a si Hebreos es simplemente una interpretación de las
sombras y figuras. Estas mismas personas aún ponen un pie en el antiguo
sistema y en el nuevo. Mientras que es cierto que Hebreos habla de las sombras y
figuras, la realidad más grande se centra en la superioridad de Jesús y el nuevo
pacto. Este fue el mensaje del autor, con el propósito de desalentar a las personas
que se estaban volviendo al antiguo pacto.


UN BOSQUEJO DE HEBREOS

Hebreos tiene 13 capítulos, así que para tener una idea general del libro,
tenemos que considerarlo en un bosquejo. Primero, el libro puede ser dividido
en tres grandes secciones:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

Una versión más detallada del bosquejo, sería así:

1. Hebreos 1-7: Jesús es mejor

a) Hebreos 1-2: Jesús es completamente hombre y completamente
Dios, y es superior a los ángeles.

b) Hebreos 3-4:13: Jesús el apóstol es superior a Moisés.

c) Hebreos 4:14-6:12: Jesús el sumo sacerdote es superior que Aarón.

d) Hebreos 6:13-7: Jesús es superior que Melquisedec.

2. Hebreos 8-10: El nuevo pacto es mejor

a) Hebreos 8: El nuevo pacto se basa en mejores promesas.

b) Hebreos 9:1-10: El nuevo pacto tiene un mejor santuario.

c) Hebreos 9:11-28: El nuevo pacto tiene un mejor sacrificio.

d) Hebreos 10:1-18: El nuevo pacto tiene mejores resultados.

3. Hebreos 11-13: La fe es nuestra respuesta

a) Hebreos 10:19-39: La fe es la respuesta natural a las “cosas
mejores” del nuevo pacto, y nos conectamos a él a través de la fe.

b) Hebreos 11: Adam, Noé, Enoc, y muchos otros nos dieron el
ejemplo de cómo conectarnos por fe.

c) Hebreos 12: La fe es la base de una mejor relación.

d) Hebreos 13: La fe es una mejor manera de vivir.


CHRISTUS VICTOR

Uno de los más importantes mensajes de Hebreos es la afirmación de la
perspectiva Christus Victor del sacrificio. Vemos esto en el comienzo de Hebreos
2, que habla de la superioridad de Jesús respecto a los ángeles. En este contexto,
dice:

Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos
hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el
hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites?
Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra,
y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies.
Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él;
pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Pero vemos a
aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de
gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la
gracia de Dios gustase la muerte por todos. (Hebreos 2:5-9)

Todo este pasaje habla de Christus Victor. Resume cómo Dios sujetó todas
las cosas a la humanidad en la Creación, y cómo luego perdieron esa autoridad.
En respuesta a esto, Jesús vino, como hombre, sufrió la muerte y fue resucitado
con gloria y honor. En otras palabras, Él recuperó la autoridad sobre la tierra,
que la humanidad había perdido. Jesús no murió como una víctima, sino que
cuando murió, en realidad fue exaltado. Salió victorioso.

Es importante notar el versículo 8, en donde dice, “pero todavía no vemos
que todas las cosas le sean sujetas.” La realidad es que Cristo es victorioso, pero
aun así, no todas las cosas están viviendo bajo victoria. Esto no significa que la
victoria esté fuera de nuestros límites o de nuestro alcance. En lugar de eso,
apunta a la realidad de nuestra lucha con el enemigo. La batalla continúa hasta el
día de hoy, y algunas cosas todavía necesitan ser puestas bajo los pies de Jesús.
Algunas personas han adoptado la postura Christus Victor de una forma
desbalanceada y extrema, hasta el punto de negar esta realidad en nuestras
vidas. Sí, Jesús obtuvo la victoria, pero todavía estamos aprendiendo cómo
caminar en esa victoria aquí en la tierra. Es por esta razón que aún hay
enfermedad, daños emocionales, y derrota en la vida de muchas personas. En Su
victoria, Él proveyó victoria para nosotros. Nos hemos sentado con Él en lugares
celestiales y fuimos constituidos hijos de Dios (Ver Hebreos 2:10-11) Aun así, no
todo está sujeto a Él; está en proceso, y nosotros somos parte del mismo.

Somos participantes en la extensión del nuevo pacto. Él sigue siendo
victorioso; y sigue estando sentado a la diestra del Padre… ¡pero aún nos queda
mucho trabajo por hacer! Tenemos que poner nuestras vidas en alineación con
Su victoria. No se trata de nuestras obras, sino de nuestra participación en
expandir el efecto de la victoria de Jesús en la tierra.

Siguiendo por el versículo 14, vemos Christus Victor otra vez:

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también
participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor
de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque
ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia
de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para
venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere,
para expiar los pecados del pueblo. (Hebreos 2:15-17)

Aquí, el autor resalta la encarnación, mediante la cual Dios se volvió
humano para ser capaz de estar en ambos lados del pacto. Así es como el Padre
hizo un pacto con su Hijo, quien era completamente humano y completamente
Dios. A través de la encarnación, Cristo se metió dentro de la humanidad para
ganar la victoria y recuperar la autoridad que se había perdido en el Jardín del
Edén. En Hebreos, este concepto de la encarnación y de Christus Victor aparecen
una y otra vez.


UN REINO INCONMOVIBLE

Ahora consideraremos otro mensaje principal de libro de Hebreos: el
reino inconmovible. Para hacer esto, vamos a comenzar en Hebreos 12:

Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en
fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la
trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no
se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun
una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan
terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando.
(Hebreos 12:18-21)

Aquí, comenzando con lo negativo, el autor comienza con la escena del
Monte Sinaí en Éxodo 19-20, donde los israelitas estuvieron asustados y como
resultado, rechazaron la oferta del pacto de Dios. El autor está contrastando el
nuevo pacto con el antiguo pacto de Éxodo, diciendo, “Este viejo pacto en la
montaña, lleno de temor y penumbras, no es para lo que ustedes han venido al
mundo.”

…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo,
Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la
congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el
Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el
Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de
Abel. (Hebreos 12:22-24)

La palabra mejor aparece una y otra vez en Hebreos, y aquí se usa al decir.
“la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” La sangre de Abel se refiere al
asesinato de éste en manos de su hermano Caín, y a la declaración de Dios al
respecto: “Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a
mí desde la tierra.” (Génesis 4:10) La implicación es que la sangre de Abel
hablaba una palabra de juicio, condenación, justicia, venganza, o vindicación. En
contraste, en el nuevo pacto tenemos “a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la
sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” La sangre de Jesús habla de algo
mejor: perdón, no condenación. Por esta causa, el autor de Hebreos dice:

Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que
desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si
desecháremos al que amonesta desde los cielos. La voz del cual conmovió
entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y
conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. Y esta frase: Aún
una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para
que queden las inconmovibles. Así que, recibiendo nosotros un reino
inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor. (Hebreos 12:25-29)

Su conclusión al contraste entre el tenebroso Monte Sinaí de Éxodo 19 (el
viejo pacto y Jerusalén) y el alegre Monte de Sión (el nuevo pacto y la Jerusalén
celestial) es que una vez más “Dios va a conmoverlo todo”, y luego de eso, solo las
cosas inconmovibles permanecerán. Esta es una imagen de la destrucción del
antiguo pacto y Jerusalén, luego de la cual lo único que quedó fue la gente de Dios
y el Reino inconmovible. En otras palabras, esta es otra figura de los cuarenta
años de transición cuando ambos pactos (montañas) coexistieron, y termina con
una profecía de la destrucción del viejo y movible pacto, para que solo el nuevo e
inamovible permanezca. 74

El pasaje sigue diciendo, “conmoveré no solamente la tierra, sino también
el cielo”, que es una frase usada para referirse al templo en el Nuevo Testamento.
El templo tenía tres compartimientos principales: el Lugar Santísimo, el patio
interior, y el patio exterior. El Lugar Santísimo, que contenía el arca del pacto y el
velo cubierto con un querubín, era una representación del cielo. El patio interior,
o el Lugar Santo, representaba la tierra. Finalmente, el patio exterior, que
contenía la vasija de bronce (un gran tazón de agua utilizado en el ritual de
limpieza), representaba el mar. Esta era la imagen del templo entendida en el
mundo en esos momentos, como registran Josefo, Maimónides, y otros.75

Esto nos da una pauta de lo que Jesús quiso decir en Mateo 5, cuando dijo:
“Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” (Mateo 5:18) Es obvio que
Jesús no pudo estar refiriéndose a un fin del mundo literal, porque luego del año
70 fue imposible cumplir cualquier aspecto de la Ley, dado que ni el sacerdocio
ni el templo existían. Por eso, la Ley desapareció cuando “el cielo y la tierra” (el
sistema del templo) desaparecieron. Conocer la historia de esta frase nos
ayudará a entender a lo que Jesús se refirió. Jesús utilizó el mismo concepto más
tarde en Mateo 24, cuando profetizó la destrucción del templo. Cerca del final de
la discusión, Él dice, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
(Mateo 24:35) En otras palabras, el templo y el sistema del antiguo pacto se
presentan junto con la idea de que pasarán, pero, no obstante, Su palabra y el
nuevo pacto permanecerán para siempre. La gente que lo escuchó, hubiese
entendido exactamente lo que Él quiso decir.

De esta manera, Hebreos 12 hace un contraste entre las dos montañas y
las dos ciudades (como figuras de los pactos), y concluye con una profecía de la
destrucción de unas y con la permanencia de otras. Un contraste similar sucede
en Gálatas 4, en donde Pablo habla de dos ciudades y dos mujeres (como figuras
de los pactos). El contraste es tan similar que vale la pena leer este pasaje:

Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley? Porque
está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la
libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la
promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el
uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.
Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén


74 Cuando en el Antiguo Testamento se hablaba de algo siendo conmovido o

sacudido, era un simbolismo de la destrucción de la ciudad. Ver el libro


Raptureless (Sin Rapto) de este mismo autor, para ejemplos bíblicos. Por esta
razón, en este pasaje lo que es conmovido es Jerusalén y el sistema del antiguo
pacto, y lo único que permanece es el nuevo pacto y el Reino, que son
inconmovibles.
75 Welton, Raptureless, 129-131.
actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. (Gálatas 4:21-
25)

De un lado tenemos la imagen de la Jerusalén actual, el Monte Sinaí, y
Agar, la mama de Ismael. Estos representan al antiguo pacto, en donde la Ley
traía esclavitud. Luego Pablo describe el otro lado en comparación, en donde
están la Jerusalén celestial, el nuevo pacto, y Sara, la madre del Isaac prometido:

Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en
júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de
la desolada, que de la que tiene marido. Así que, hermanos, nosotros, como
Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido
según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también
ahora. (Gálatas 4:26-29)

Ismael, quien tenía trece años cuando nació Isaac, se burlaba de Isaac y lo
perseguía. En la misma manera, el antiguo pacto persiguió al nuevo pacto
durante el período de cuarenta años de coexistencia entre los pactos. Esta es la
conclusión de Pablo:

Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no
heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, hermanos,
que no somos hijos de la esclava, sino de la libre. (Gálatas 4:30-31)

En otras palabras, los dos pactos no son compatibles, y por eso el antiguo
necesitaba ser demolido. Necesitó ser desechado, como la esclava y su hijo.
Interesantemente, el libro de Apocalipsis también habla de dos mujeres (la
ramera y la novia), dos ciudades (Jerusalén terrenal y celestial), y dos pactos. Es
muy importante que entendamos estos contrastes entre Hebreos, Gálatas, y
Apocalipsis, porque de otra manera no comprenderemos adecuadamente la
transición entre los dos pactos, ni la razón por la que el antiguo pacto necesitó
ser destruido y el nuevo pacto, permanecer para siempre.


EL SIGLO VENIDERO Y LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Una parte fundamental de la descripción en Hebreos del período
transicional, se resume en dos frases muy malentendidas a lo largo del tiempo: el
siglo venidero (o era venidera) y los últimos tiempos. Del primer término, hemos
hablado brevemente al comienzo del capítulo. A continuación estudiaremos
estos términos al detalle, para desenmascarar el mito popular que dice que los
mismos se refieren al fin del mundo.

El comentador William Barclay escribió acerca del concepto judío de los
dos siglos o eras:

Los judíos dividieron todo el tiempo en dos eras: estaba, por un lado, la
era o el siglo presente (la era mosaica). Ésta representaba todo lo malo,
porque estaba fuera de la redención. No podía ser reformada, porque para
la misma solo había un solo destino: destrucción y obliteración. Los
judíos, entonces, esperaban el final de esta era. Por otro lado, también
estaba la era venidera o el siglo venidero (la era mesiánica). La misma
sería buena y justa; el siglo dorado de Dios. La gente de Dios sería
vindicada, y recibiría el lugar que era suyo por derecho. 76

Incluso antes de que Jesús viniese al mundo, los judíos ya sabían que
estaban viviendo en una era de oscuridad que no podía ser salvada. Por lo tanto,
su esperanza estaba en la era venidera, en donde todo sería muchísimo mejor.
Entender esto nos ayudará a comprender por qué los escritores del Nuevo
Testamento usaban esta frase tan a menudo. Estaban comunicándole el mensaje
a los judíos de sus días, usando un concepto que éstos entendían y que para esta
cultura tenía implicaciones poderosas.

De manera similar, la frase últimos días (o últimos tiempos, y también
postreros días) se refería al tiempo de transición precedente a la destrucción de
Jerusalén. Por eso, Hebreos comienza:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo
a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el
Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo (Hebreos 1:1-2)

Aquí, la frase es usada en un sentido comparativo, contrastando el pasado
con “estos postreros días” (el presente del autor que estaba escribiendo
Hebreos). La comparación es simple. En el pasado, Dios habló a través de
numerosos profetas bajo el antiguo pacto; pero ahora Él ha hablado a través de
Su Hijo en el nuevo pacto. Esta es la introducción del autor, como premisa de
todo el libro: lo nuevo es mejor que lo anterior. Les dejó en claro que en esos
últimos tiempos, habían recibido un Reino eterno.

El período de transición es el único período histórico, pasado o futuro,
que puede llamarse como últimos días, porque eran, literalmente, los últimos
días del antiguo pacto. Indicaban que la era en la que vivían estaba a punto de
acabarse. Por esto, no podemos aplicar el término últimos tiempos para nuestro
futuro, porque ningún escritor del Nuevo Testamento estaba escribiendo con esa
intención. El Nuevo Testamento fue escrito como en canon del nuevo pacto; no fue
escrito para predecir nuestro futuro. No obstante, dentro del mismo se hablaba
del fin del antiguo pacto y el establecimiento completo del nuevo pacto. Estas
predicciones fueron para su futuro inmediato, no para dos mil años después. Por
eso, el término últimos días no puede aplicar para nuestro futuro, porque vivimos
en un Reino que no puede ser conmovido. Es un pacto eterno.

Por supuesto, como hemos aprendido en Hebreos 2, no todo está de la
manera en la que debería; no todo está bajo Sus pies. Efesios 1:10 habla de unir
todo lo que está en la tierra con el cielo, bajo el reinado de Cristo. Esto sucederá

76 Barclay, The Revelation of John, Vol 1, 3-4.
en nuestro futuro, mientras el Reino continúe creciendo y expandiéndose. No
obstante, es a lo que se referían los autores con el término últimos días. Ésta era
una frase siempre usada para referirse al fin de la era mosaica. Eso aplica para
cada vez que esta expresión aparece en la Biblia. En 1 Juan 2:18, dice: “Hijitos, ya
es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han
surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” ¡Esta es
una declaración para el tiempo presente de los lectores originales, no para
nosotros! Juan no está diciendo “El último tiempo será en algún momento, dos
mil años más adelante.” De la misma manera, en 2 Tesalonicenses 2:7 dice: “ya
está en acción el misterio de la iniquidad.” En ningún lugar dice que ese poder
duraría por más de dos mil años. En lugar de eso, fue una realidad por un corto
período de tiempo, durante el entrecruzamiento entre el antiguo pacto y el
nuevo pacto, que culminó con la destrucción de Jerusalén.


LA INMINENTE TRANSICIÓN

Para los escritores del Nuevo Testamento (y para los lectores originales),
el sentido de una transición estaba inminentemente claro. Sabían que el fin del
antiguo pacto estaba próximo. Hebreos 8:13 es uno de los indicadores más
obvios de esta transición: “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” En este momento,
el antiguo pacto era obsoleto y estaba envejeciendo, pero no había desaparecido
por completo. Sobrevivió hasta su remoción total en el año 70 D.C. Este concepto
se repite una y otra vez en el Nuevo Testamento. Los siguientes son apenas
algunos ejemplos:

Pablo, en 2 Corintios 3:10-11, habló de la gloria del nuevo pacto, que
traería más gloria que el antiguo pacto. Muchas versiones de la Biblia no han
hecho una buena traducción, porque usan el tiempo verbal incorrecto. Una
traducción más certera, tendría los verbos en tiempo presente. 77

Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo
(tiene) gloria, mucho más glorioso será (es) lo que permanece.

En otras palabras, Pablo estaba indicando que, en aquel tiempo, la gloria
del antiguo pacto aún se estaba desvaneciendo, pero no había desaparecido por
completo. Durante esos cuarenta años, la gloria del antiguo pacto estaba
desvaneciéndose. No obstante, también aclaró que la gloria sin fin del nuevo
pacto era mucho mayor.

De la misma manera, Hebreos 9:26 dice:

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el
principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se

77 Algunas traducciones más modernas, como la versión Young Living

Translation, traduce ambos verbos en presente.


presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de
en medio el pecado.

En esta frase, la consumación de los siglos, el autor nos da, por un lado, una
imagen de la era de Moisés y el antiguo pacto, por el otro, la era del nuevo pacto.
Entre ellos, en el lugar en donde ambas eras coexistían, estaba la consumación o
culminación de los siglos.



La transición era, entonces, la culminación de las eras; en la que el antiguo
pacto desaparecía para siempre, y el nuevo pacto se levantaba para ser
completamente establecido.

Encontramos otra prueba de la transición en Hebreos 10:8-9:

Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el
pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la
ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad;
quita lo primero, para establecer esto último.

La última oración es muy clara. Jesús quita lo primero, para establecer lo
último. Luego, en el mismo capítulo, dice:

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas
obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:24-25)

Con la frase “aquel día”, el autor se está refiriendo a un día muy específico.
En otras palabras, estaba hablando acerca de cómo debían vivir a la luz de la
destrucción próxima de Jerusalén y el sistema del viejo pacto. En aquella
realidad, le estaba pidiendo a las personas que no se aíslen. Debían seguir con
sus reuniones, porque un peligro muy grande estaba a la vuelta de la esquina, y
necesitaban estar preparados y prestar atención a las señales para escapar del
juicio que venía a Jerusalén. Vivían en una época de constante desorden, guerras,
rebeliones, y revueltas. Por eso, necesitaban estar en comunidad para darse
cuenta, juntos, cuándo era el tiempo de dejar Jerusalén. Sabemos que los
cristianos oyeron esta advertencia, y la cumplieron, porque la historia dice que
todos escaparon cuando vieron que las fuerzas romanas rodearon Jerusalén.
Eusebio, el primer historiador de la Iglesia (300 D.C.), registró que ningún
cristiano murió en la destrucción de Jerusalén. 78 Dado que Hebreos fue escrito
cinco años antes de las destrucción de Jerusalén, fue un recordatorio importante
de la destrucción venidera para los creyentes de ese tiempo.

Hebreos 13:14 vuelve a repetir esta realidad cuando dice: “porque no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.” Este es un claro
pronóstico de la inminente destrucción de Jerusalén y de la transición entre
ambos pactos, que culminaría con el establecimiento final de “la ciudad por
venir”, que es la Jerusalén celestial. Por supuesto, ya eran parte del mundo del
nuevo pacto y de la Jerusalén celestial, pero estaba a punto de ser
completamente develada cuando fuese lo único que permaneciese luego de que
todas las cosas fuesen conmovidas. En estos pasajes vemos el constante
trasfondo, en el libro de los Hebreos, de los últimos días y la transición entre los
pactos. Ese era el período histórico en que vivieron, justo antes del año 70.
Nuestra realidad es muy diferente, y el antiguo pacto ya ha sido completamente
removido.


MELQUISEDEC

Otro personaje muy importante en el libro de los Hebreos es el misterioso
Melquisedec. Lo hemos estudiado brevemente en el capítulo 9 y en el 13. Ahora,
examinaremos la importancia de Melquisedec a la luz de la transición entre
ambos pactos.

Como se dijo previamente, Melquisedec solo se menciona tres veces en la
Escritura (Génesis 14; Salmo 110; y Hebreos 6-7). El Salmo 110, que dice de
Jesús: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” (Salmo
110:4), es citado en el Nuevo Testamento más que ningún otro salmo. Lo que es
importante considerar es que Jesús no estaba calificado para ser sumo sacerdote,
porque no era levita. Él no descendió de la tribu del sacerdocio de Israel. Esta es
una característica importante de Melquisedec, porque no era del orden de Aarón.
Implicado en esto, está que Él es superior a Aarón, dado que Melquisedec era
mayor que Abraham, quien es el padre de los israelitas. Melquisedec fue anterior
y superior que el sacerdote levítico. A pesar de que Jesús no fue levita, Él pudo
convertirse en el más grande de los sumo sacerdotes por Su asociación con
Melquisedec. Esto es también muy importante, como se mencionó previamente,
porque la idea de Dios no era tener simplemente una tribu de sacerdotes. Él
quería una nación entera de sacerdotes para Él; entonces, si Jesús hubiese sido
sacerdote según el orden de Aarón, hubiese sido de un orden defectuoso. Por eso,
Él fue bajo el sacerdocio de Melquisedec, que estaba alineado con el diseño de
Dios.

Cuando Abram se encontró con Melquisedec, éste era tanto rey como
sacerdote, y Abram decidió darle el 10% de su botín de guerra. Esto genera

78 Eusebio, The Church History (Historia Eclesiástica), Capítulo 5, Sección 3.
muchos interrogantes. Primero, ¿cómo es posible que fuese tanto rey como
sacerdote? La respuesta se encuentra en la historia y cultura: el hombre más
anciano de cada familia, era considerado sacerdote de esa casa. Melquisedec,
entonces, debió haber sido el patriarca de su familia, lo que lo volvió sacerdote.
El segundo interrogante que sale de este escenario confuso es el siguiente: ¿Por
qué Abram, quien hacía poco tiempo que era seguidor de Dios (dos capítulos
atrás), le dio el diez porciento de su botín de guerra a un sacerdote de cualquier
familia? La respuesta es que Melquisedec no era un sacerdote cualquiera. De
hecho, la única manera de que esto tenga sentido es que Melquisedec tuviese un
lazo sanguíneo con Abram y, por eso, como hombre más viejo de la familia, fuese
el sacerdote de la misma. De otra manera, Abram le hubiese dado el diezmo a un
sacerdote pagano de otra familia, y eso no fue lo que sucedió. ¡No lo quiera Dios!
Increíblemente, en un mundo pagano, este Melquisedec era un sacerdote del
Dios Altísimo, y servía la mismo Dios que Abram. ¿Quién pudo haber sido este
pariente de Abram? Algunos estudiosos creen que Melquisedec era, en verdad,
Sem, el hijo de Noé, de quienes los israelitas (o semitas) descendieron. 79

En la genealogía de Génesis 5, de Noé a Abraham, encontramos que Sem
era doce generaciones más viejo que Abram. Esto pareciera hacer imposible el
hecho de que estos personajes se cruzasen; pero si comparamos el tiempo que
vivió Sem con lo vivió Abraham, ¡descubriremos que Sem en realidad vivió
treintaicinco años más que Abraham! Sem era doce generaciones más viejo que
Abram y había estado en el Diluvio. Conocía al mismo Dios que Abraham conocía,
porque había visto cómo este había salvado a toda su familia. Considerando esto,
¿por qué la Biblia se refiere a Sem como Melquisedec? La respuesta es simple. Su
nombre era Sem; Melquisedec era su título. Los judíos entendían esto y sabían a
quién Abram le había dado su dinero. Podemos ver esto en Hebreos 7:2, que
dice: “a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz.” Él era
el rey de Salem (que significa paz), y su gente le había dado el título Rey de
Justicia, lo que traducido es Melquisedec. Por eso, Melquisedec fue un título, no
un nombre.

Algunas personas tienen dificultad para aceptar esta idea por el siguiente
versículo en Hebreos 7, que dice: “sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni
tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios,
permanece sacerdote para siempre.” (Hebreos 7:3) Usan este versículo para decir
que Melquisedec debió haber sido una especie de Cristo pre-encarnado, o incluso
un extraterrestre. No obstante, este versículo no significa lo que nosotros, dos
mil años después, creemos que significa. En lugar de esto, este versículo marca
un contraste entre Melquisedec y el sacerdote según el orden levítico. A los
sacerdotes levíticos les era requerido comenzar su ministerio a los treinta años,
y retirarse a los cincuenta. También, se les pedía que llevasen sus registros
genealógicos todo el tiempo con ellos, para probar quiénes eran sus padres y su
legitimidad como sacerdotes levíticos. Este era el procedimiento estándar en los
tiempos de Jesús. Entonces, cuando el autor de Hebreos dice que Melquisedec
era “sin padre, sin madre, sin genealogía”, estaba diciendo que Melquisedec

79 Hahn, Kinship by Covenant, 132.
precedía al sacerdocio levítico y no era parte del mismo. Él no tenía registro
genealógico que lo calificase como levita. Jesús, tampoco los tenía. Por eso, no fue
sacerdote según el orden establecido, sino según el de Melquisedec.

De la misma manera, la declaración “ni tiene principio de días, ni fin de
vida” creó otro contraste con los levitas, quienes tenían un tiempo establecido
para cumplir su ministerio. Melquisedec no comenzó su ministerio a los treinta y
lo terminó a los cincuenta, como los levitas, y tampoco lo hizo Jesús. En lugar de
eso, Melquisedec duró mucho más que veinte años, y Jesús, siguiendo el orden de
Melquisedec, fue establecido como el Gran Sumo Sacerdote para siempre. En
otras palabras, este versículo no está diciendo que Melquisedec es eterno, sino
que está comparando la duración de su ministerio con los rígidos requerimientos
del sacerdocio levítico.

El autor de Hebreos señala todo esto para indicar que Jesús no estaba
sometido a los requerimientos del sacerdocio levítico. En el versículo 14, dice:
“Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada
habló Moisés tocante al sacerdocio.” Esta era la pregunta en la mente judía del
primer siglo: “¿Cómo puede Jesús ser un sacerdote siendo de la tribu de Judá?”
Por eso, el autor de Hebreos hace esta maravillosa explicación para mostrar que
el sacerdocio de Jesús es más grande que el levítico por ser según del orden de
Melquisedec: sin padre, sin madre, y sin genealogía; y sin comienzo y fin de su
ministerio.

Esta información trae mucha claridad a este pasaje que ha confundido a
muchas personas por tanto tiempo. Abram honró a Sem (el rey llamado
Melquisedec) por ser el más anciano y por lo tanto, el sacerdote de su familia, al
darle el diez porciento del botín de guerra. Lo que es más asombroso de este
hombre, quien sería utilizado como sombra y figura del futuro Rey de Justicia
(Jesús), le trajo a Abram pan y vino, los elementos de la comunión o cena del
Señor. Este evento fue miles de años antes de la Última Cena de Jesús con Sus
discípulos, pero marcó una sombra y figura de lo que Jesús haría como Gran
Sumo Sacerdote, según el orden de Melquisedec. Verdaderamente, Melquisedec
es una gran figura profética de Cristo, quien fue tanto el Gran Sumo Sacerdote
como el Rey de Justicia , quien reina para siempre sobre la ciudad de la paz (la
Jerusalén celestial). Esta es la importancia de Melquisedec.

Es importante que entendamos esto por causa de la conexión entre el
sacerdocio y el pacto. Hebreos 7:12 deja esto en claro: “Porque cambiado el
sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley.” En otras palabras, si
Jesús hubiese sido un sacerdote según el orden de Leví, el antiguo pacto no
hubiese sido abolido. Por eso, Él vino según el orden de un sacerdocio diferente y
con un nuevo pacto. Jesús comenzó un sistema completamente nuevo de
sacerdocio, conectado con Melquisedec, quien no tenía la Ley. Por eso, como el
sacerdocio había sido cambiado, la Ley debía cambiar también. De esta manera,
la conexión de Jesús con Melquisedec muestra la necesidad de terminar con el
antiguo pacto y establecer el nuevo pacto de una manera eterna. Este versículo
claramente prueba que el antiguo pacto no puede continuar coexistiendo con el
nuevo. De la misma manera, en Romanos 7:1-4, Pablo habla acerca de estar
casado con la Ley, diciendo que cuando nosotros morimos en Cristo, ya no
estamos atados a la Ley del antiguo pacto y somos libres para casarnos
nuevamente. En otras palabras, cuando llegamos al nuevo pacto, nuestra
conexión con el antiguo pacto es eliminada. Hemos terminado con ese
matrimonio a través de la muerte, y ahora somos libres para estar unidos con
Cristo.

Esta es la maravillosa realidad escondida en la figura de Melquisedec. El
sacerdocio de Jesús sobrepasa por mucho al sacerdocio levítico, y gracias a eso,
Jesús estableció un nuevo pacto. Comparado al antiguo modelo de sacerdocio
levítico, Jesús salva para siempre, vive para siempre, es un sacerdote para
siempre, y nos limpia para siempre.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Si entiendes Hebreos, probablemente entenderás otro libro de la Biblia
que tiene un contenido similar. ¿Cuál es ese libro?

2. Si los pactos estuviesen divididos en líneas, veríamos que los pactos
abrahámico y davídico siguieron teniendo bendiciones extra para la
humanidad cuando el nuevo pacto fue creado en la cruz. Pero, ¿qué pasó
con el antiguo pacto?

3. ¿Quién fue el autor del libro de Hebreos, y cuándo fue escrito?

4. La carta a los Hebreos tiene una estructura que puede ser dividida
simplemente en tres secciones. Nombra las tres secciones que
corresponden a Hebreos 1-7, 8-10, y 11-13.

5. ¿Qué es lo que hablaba la sangre de Abel, y por qué la sangre de Jesús
habla mejor que la de él?

6. Cuando en la Biblia algo es sacudido o conmovido, usualmente se refiere a
la destrucción de… ¿qué cosa? Cuando las cosas son sacudidas, solo las
inconmovibles permanecen. ¿Qué es lo único inconmovible?

7. Los cielos, la tierra, y el mar pasarán. ¿Cómo era entendido el significado
de esta frase en el siglo primero y qué era lo verdaderamente que iba a
pasar?

8. Dado que los últimos días no tienen nada que ver con el fin del mundo, ¿de
qué habla el Nuevo Testamento? ¿Cuándo fueron los últimos días,
entonces?


MATERIAL DE REPASO

Alfred Edersheim, History of the Jewish Nation: After the Destruction of Jerusalem
under Titus.
CAPÍTULO DIECIOCHO

DANIEL 9: UNA DEMOSTRACIÓN DEL
AMOR DEL NUEVO PACTO DE DIOS

La escatología futurista conecta partes del libro de Daniel con el libro de
Apocalipsis, como si hablasen de los mismos eventos en nuestro futuro. No
obstante, ese es una interpretación incorrecta. Daniel y Apocalipsis no tocan los
mismos temas, y ciertamente no relatan eventos que acontecerán en nuestro
futuro. Como hemos aprendido en capítulos anteriores de este libro, tomar
capítulos de libros como Daniel y Ezequiel y unirlos con Apocalipsis, es una
violación a la hermenéutica histórico-contextual. Aun así, mucha gente lo hace
intentando predecir algunos supuestos eventos futuros.


EL REINO AHORA

A menudo esto pasa porque la gente no tiene en claro de la realidad actual
del Reino. Hemos estudiado este tema anteriormente, y es especialmente
importante entenderlo a la luz de nuestro tema a tratar en este capítulo que
hablará de Daniel 9. Trataremos dos perspectivas principales en relación con el
nuevo pacto: la perspectiva dispensacionalista y la perspectiva de pacto dual, en
donde ambas plantean un establecimiento completo del nuevo pacto en algún
momento del futuro.

Primero, estudiaremos la perspectiva dispensacionalista. Hebreos 13:20
se refiere al nuevo pacto como “un pacto eterno”, pero los dispensacionalistas no
creen que el mismo lo sea porque creen que la Iglesia no era parte del plan
original de Dios. De acuerdo a ellos, Dios nunca profetizó a la Iglesia en el
Antiguo Testamento porque la misma, dicen, fue un resultado del rechazo de los
judíos del siglo primero hacia Jesús. Éstos rechazaron a su Mesías, por lo tanto, la
Iglesia sería “el plan B” de Dios cuando Éste tuvo que volverse a los gentiles. De
acuerdo a esta perspectiva, Dios dejó de lado el nuevo pacto para relacionarse
con los gentiles, de manera tal que ahora no viviríamos en el verdadero nuevo
pacto, porque no somos judíos.80 Por eso, los dispensacionalistas plantean que
los cristianos estamos esperando hasta el día cuando la Iglesia sea raptada para
que Dios pueda establecer Su nuevo pacto con Su gente “de verdad”: los judíos de
sangre. Esta creencia de que la Iglesia es un plan B y que Dios aún tiene
preferencia por los judíos (haciendo, de esta manera, cristianos de segunda clase


80 Showers, There Really Is a Difference?, 103-111. Showers, un

dispensacionalista devoto, explica la diferencia entre las dos perspectivas y


demuestra las conclusiones lógicas del verdadero pensamiento
dispensacionalista.
a los gentiles) es una forma de racismo cristiano que es completamente ajena a la
Escritura.

Segundo, un sistema de creencias similar, llamado sistema de pacto dual,
enseña que Dios aún honra, por un lado, Su pacto con Abraham a través de la
gente judía, mientras que por el otro tiene un nuevo pacto a través del Mesías
con los gentiles. Por eso, un sistema de pacto dual entiende que hay dos pactos
en operación, uno para los judíos y otro para los gentiles.81 Esto, no obstante,
divide entre los que recibieron un pacto y el otro cuando, en realidad, tanto
Abraham como David anhelaban el día en que sus pactos se completasen y
expandiesen hacia el mundo entero a través del nuevo pacto. Dentro del pacto de
Abraham, vemos el verdadero corazón de Dios, que quiere bendecir a todo el
mundo. Por eso, un sistema que divide es esencialmente un regreso a las
categorizaciones del antiguo pacto, entre el Israel natural (de sangre) y aquellos
que eran paganos y gentiles. Ese sistema no representa el corazón de Dios.

Algunos llevan estas ideas al extremo de creer que el antiguo pacto se
restablecerá literalmente en Jerusalén luego del rapto (incluyendo sacrificios de
animales, un sacerdocio, y todas las insignias reales) Creen que Dios honrará
otra vez el antiguo pacto por un período de siete años, durante el cual el
anticristo se convertirá en “la abominación de la desolación”, y que se
reconstruirá el templo. Entonces, al final del período de los siete años, Dios
establecerá el nuevo pacto con los judíos.

La verdad es que ya estamos en un pacto eterno (Ver Hebreos 13:20). No
estamos esperando que aparezca en el futuro. No esperamos que se cumplan las
promesas a David y Abraham porque ya se han cumplido (como hemos discutido
a lo largo de este libro)

No estamos esperando por nada. La última vez que la gente tuvo que
“esperar en Dios” fue en Hechos 2. Luego, el Espíritu Santo vino y como
resultado, ya no estamos esperando. Ahora, es Dios quien está esperando a Su
Iglesia. No estamos esperando a Dios, porque ya lo tenemos. No tenemos que
sentirnos desconectados porque Su Espíritu vive dentro de nosotros, y tenemos
un pacto eterno con Él. En otras palabras, tenemos el Reino ahora. Definido
simplemente, el Reino ahora es una frase utilizada para decir que Jesús, el Rey,
trajo el Reino, y que ha estado creciendo siempre desde que Él nos dejó como
embajadores. Es nuestro trabajo trabajar para hacer expandir el Reino, y no
sentarnos a esperar que algún día Él lo traiga. Él nos hizo embajadores del Reino
para traer el cielo a la tierra.

En Mateo 13:31-33, Jesús comparó al Reino con una levadura que se pone
dentro de una masa, y la leuda en su totalidad. También lo comparó con la más
pequeña de las semillas del jardín, la semilla de mostaza, que crece como un
arbusto, luego sigue creciendo hasta ser un árbol, y sigue creciendo hasta ser el

81 Hagee, Final Dawn over Jerusalem, 108-109. El Capítulo 3: Zion’s Christian

Soldiers?, provee una perspectiva de gran ayuda para comprender esta


perspectiva.
árbol más grande del jardín. De esta misma manera, el Reino siempre se
expande. Incluso estadísticamente, vemos prueba de esto en la historia. En el año
100 D.C. una de cada 360 personas era cristiano. Hoy, en la década de 2010,
aproximadamente uno de cada tres personas lo es. 82 El Reino se está
expandiendo, no solo en números sino también en influencia.

Uno de los argumentos que plantean aquellos que dicen que aún no
estamos viviendo en el Reino, es usualmente el siguiente: “Aún estamos
esperando que se cumplan las promesas a Abraham (o a David o Moisés)” Ellos
creen que el antiguo pacto no ha desaparecido por completo porque aún hay
promesas que no se cumplieron. No obstante, un versículo de Josué que a veces
se pasa por alto, deja en claro que no estamos esperando que se cumplan
ninguna de las promesas del antiguo pacto:

De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus
padres, y la poseyeron y habitaron en ella. Y Jehová les dio reposo alrededor,
conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus
enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos
sus enemigos. No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová
había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió. (Josué 21:43-45)

Cada una de las promesas de la tierra y otras promesas asociadas a la
nación de Israel, se cumplieron en la generación que entró a la Tierra Prometida.
Como hemos estudiado anteriormente, las promesas a Abraham y David de una
futura simiente y un futuro reino, se cumplieron en Cristo. En otras palabras, no
estamos esperando que ninguna de las promesas del antiguo pacto se cumplan,
porque ya lo han hecho.


CREENCIAS POPULARES RESPECTO A LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Desafortunadamente, muchos cristianos creen que estamos esperando el
cumplimiento de ciertas promesas del Antiguo Testamento, y esa creencia ha
moldeado su escatología. En lugar de abrazar el Reino ahora, han ubicado al
Reino en algún momento del futuro que seguirá a los “últimos tiempos.” Esta
perspectiva escatológica es comúnmente llamada futurismo. La misma fue
introducida gracias a malinterpretaciones de varias porciones de la Escritura,
incluyendo Daniel 9. Para apreciar la importancia de una correcta interpretación
de Daniel 9, debemos primeramente entender las perspectivas futuristas más
comunes, en donde los eventos relatados en Daniel 9 se juntan con el libro de
Apocalipsis, y se aplican a un futuro distante.

La siguiente línea de tiempo muestra la perspectiva futurista básica del
período de siete años que ellos llaman “la Gran Tribulación”


82 Weigel, “Christian Number-Crunching”


Lo primero que se ve en la línea es el rapto de la verdadera Iglesia,
dejando a los cristianos no-reales en la tierra. Luego de este evento, el sol, la
luna, y las estrellas caerán a la tierra y causarán daño. La marca en los tres años y
medio es significativa, porque antes el templo será reconstruido en Jerusalén.
Durante este nuevo tiempo de templo, por tres años y medio los sacrificios de
animales y el antiguo pacto serán reinstituidos para honrar a Dios.83 De acuerdo
a esta creencia, el templo debe ser reconstruido antes del levantamiento final de
la figura al final de la línea de tiempo: el anticristo, un hombre malvado lleno de
demonios, que traerá terror a la tierra. En la marca del medio de los tres años y
medio, el anticristo se sentará en el nuevo templo, que es la abominación que
causa desolación. Por causa del anticristo, Dios enviará Su ira con una fuerza sin
precedentes a toda la tierra. Finalmente, al final de esta tribulación, Jesús volverá
a Jerusalén, en donde se sentará en el trono por mil años como el rey que
finalmente cumple las promesas del pacto davídico. De acuerdo al futurismo,
todos estos drásticos eventos tendrán lugar en el futuro, y se llevarán a cabo en
siete años.

Este es el entendimiento común del futurismo, aunque claramente
contradice un entendimiento bíblico correcto de los pactos. En los capítulos 12 y
13 se describe la manera en que Jesús cumplió completamente los pactos
davídico y abrahámico. En esos capítulos, también hemos estudiado que no
necesitamos un futuro cumplimiento de esas promesas, ¡porque ya se han
cumplido!

Ahora nos centraremos en solo uno de los aspectos del futurismo: la
tribulación de siete años. Este es el fundamento sobre el cual yace toda la teoría,


83 Originalmente, los futuristas decían que el templo se reconstruiría en su lugar

original, en la Cúpula de la Roca, que es también uno de los lugares más sagrados
para el Islam. No obstante, debido a que la probabilidad de que esto suceda es
muy baja, en los últimos años algunos han sugerido que el templo en realidad se
construiría en un lugar diferente y en una locación menos problemática.
pero ningún período de siete años se menciona en Apocalipsis o en alguno de los
evangelios (incluyendo el Discurso de los Olivos en Lucas 21, Marcos 13, y Mateo
24). De hecho, no se menciona en ninguna parte del Nuevo Testamento. Esta es la
razón por la que, hasta la llegada de la teología de John Nelson Darby en 1800,
aquellos que estaban en la Iglesia y que creían en una futura tribulación, creían
que sería de solo tres años y medio, porque ese es el número registrado en
Apocalipsis. Claramente, hay una pieza perdida muy importante en la creencia
futurista moderna. Entonces, ¿de dónde sacaron los futuristas esta idea de una
tribulación de siete años? Lo hacen de Daniel 9.

Gracias a la influencia de libros futuristas como The Late Great Planet
Earth (La Agonía del Gran Planeta Tierra), de Hal Lindsey, que fue un mega best-
seller en la década de 1970, el futurismo se ha vuelto la escatología dominante en
el cristianismo moderno. La misma, influencia la manera en la que la gente lee y
entiende la Biblia. Por causa de que muchos cristianos no han entendido los
pactos o cómo estudiar adecuadamente la Biblia, la Iglesia moderna está
cimentada sobre el fundamento del futurismo y el dispensacionalismo. Como
resultado, no pueden entrar al plano del Reino porque los dispensacionalistas
creen que todo está empeorando todos los días y que estamos yendo hacia una
gran apostasía. Engranado a este sistema está un evangelismo fatalista, que
espera que los números en las iglesias crezcan, pero no espera impactar la
sociedad, ya que el Reino no vendrá hasta después de los últimos tiempos.

Todo este pensamiento está basado en un entendimiento erróneo de
Daniel 9, que ha llevado a una creencia de una tribulación de siete años y todo lo
demás que ya vimos que sigue. No obstante, Daniel 9 en realidad es una profecía
de la venida del Mesías. Ese era el entendimiento histórico de Daniel 9 antes de
la llegada del Darbyismo. Mientras estudiemos el texto, veremos cómo encaja tan
perfectamente con la historia de Jesús.


EL ENTENDIMIENTO HISTÓRICO DE DANIEL 9

Daniel era un israelita cautivo en Babilonia, luego de la destrucción
babilónica de Jerusalén. Mientras estuvo cautivo, leyó el libro de Jeremías, en el
cual Jeremías había profetizado que el juicio estaba viniendo. Esta profecía se
cumplió con la invasión de Babilonia. En la profecía de Jeremías, Daniel también
vio que los israelitas estarían en cautividad por setenta años. Por eso, él comenzó
a orar cerca del final de los setenta años de cautividad, pidiéndole a Dios que
liberase a Israel para que pudiesen volver a su nación y a su tierra. Esta oración
fue respondida después, como se registra en el libro de Esdras y Nehemías.
Mientras Daniel oraba, tuvo un encuentro angélico:

Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi
pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte
santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel,
a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí
como a la hora del sacrificio de la tarde. (Daniel 9:20-21)

Este ángel, Gabriel, le dio una profecía a Daniel:

Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa
ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la
iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y
ungir al Santo de los santos. (Daniel 9:24)

Gabriel enlista seis actividades y dice que “setenta semanas” habían sido
decretadas para las mismas y para la ciudad santa. El ángel continuó:

Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y
edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta
y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos
angustiosos. (Daniel 9:25)

Al leer esto, cualquiera sin un pensamiento dispensacionalista entendería
la frase el Mesías Príncipe, pensaría en Jesús. Esta es una manera muy común de
referirse a Él en la Escritura, pero Darby interpretó que esta frase se estaba
refiriendo, en realidad, al anticristo. Este es un cambio rotundo y drástico. La
profecía de Gabriel acerca del Mesías Príncipe continúa:

Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no
por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán
las devastaciones. Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la
mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga
la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
(Daniel 9:26-27)

Esto nos muestra una imagen tan clara de Jesús, a quien le fue quitada la
vida y puso un fin al sacrificio y a la ofrenda. No obstante, los futuristas ven el
final del sacrificio y la ofrenda (el antiguo pacto) como algo malo, por lo que
dicen que el Príncipe Mesías debe ser, en realidad, el anticristo, quien haría esto
en el futuro. Es necesario aclarar que casi todo el mundo creía que Daniel 9 era
una profecía que hablaba de Jesús, hasta la llegada de John Darby. Matthew
Henry, un renombrado comentarista, escribió esto de Daniel 9:24-27: “En Daniel
9 tenemos una de las predicciones de Cristo y del Evangelio de la gracia más
destacables de todo el Antiguo Testamento.”84 ¡Es increíble cómo la gente puede
hacer de una de las profecías más impresionantes acerca de Jesús un relato del
levantamiento del anticristo y de los últimos tiempos!

Para entender lo que realmente sucede en este pasaje, debemos ir más
profundo. La primera de las cuestiones es las “setenta semanas” o los “setenta
sietes”. Los teólogos de todos los campos están de acuerdo en que esta frase
significa setenta series de siete, lo que da como resultado 490 (70x7=490). El
entendimiento es que estos sietes indican años. Algunas traducciones usan la

84 Henry, Matthew Henry Commentary, Daniel 9.
palabra semanas en lugar de sietes; pero éstas no significan semanas literales
sino que eran referencias proféticas judías en referencia a los años. Por eso, 490
se refiere a 490 años. Luego, en el versículo 25, dice: “… y edificar a Jerusalén
hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas…” Aquí hay
otra ecuación, en donde 62 sietes se suman a los 7 sietes, el resultado del cual
son 69 sietes (62+7=69). Esto significa que de los 70 sietes (490), 69 sietes ya
habían pasado. Como 69 de los 70 sietes ya habían sucedido, eso nos da un total
de 483 (69x7=483). Eso nos deja con un solo siete. Este es el entendimiento con el
que están de acuerdo todos los teólogos, de todas las diferentes áreas futuristas y
preteristas. Este último siete es el siete de la cuestión. De acuerdo al pensamiento
futurista, aquí es donde la tribulación de siete años comienza.

No obstante, la interpretación histórica de este pasaje es un poco
diferente. Los 490 años fueron un período de tiempo dado a Daniel en el cual
ciertas cosas sucederían. En el versículo 25, Gabriel clarificó que esa línea de
tiempo no comenzaría de inmediato, sino cuando el mandato de restaurar y
reconstruir Jerusalén se emitiera. Desde ese mandato hasta que el Príncipe
Mesías viniese, serían 483 años (69 de los 70 sietes). Ese decreto de restaurar y
reedificar Jerusalén fue más tarde dado a Esdras 7:12-26 por el rey Artajerjes en
el año 457 A.C. Entonces, el período de tiempo comenzó en el año 457 A.C. y
continuó por 490 años. En la línea de tiempo, los 69 sietes iniciales (483 años)
terminan en el año 27 D.C.


Jesús nació en el año 3 D.C., lo que significa que en el año 27 D.C., tenía
treinta años. En otras palabras, Él comenzó Su ministerio público en el momento
exacto en que los 483 años estaban terminando, que fue cuando se profetizó en
Daniel 9 que el Príncipe Mesías entraría en escena. El ministerio de Jesús en la
tierra duró tres años y medio, lo que en la línea temporal sería en el año 30 D.C.
cuando lo terminó y, a través de Su muerte, puso fin al sacrificio y a las ofrendas.
Cuando murió en la cruz, a los ojos de Dios se puso un fin al sacrificio y a las
ofrendas; ya que Jesús había vuelto al antiguo pacto obsoleto, viejo, y próximo a
desaparecer. (Ver Hebreos 8:13)



El versículo 25 dice, hablando de Jerusalén: “Se volverá a edificar la plaza
y el muro en tiempos angustiosos.” Y después continúa: “Y después de las sesenta y
dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe
que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario…” (Daniel 9:26) La primer parte
de este versículo marca la crucifixión de Jesús. La segunda mitad comienza
hablando de otra persona, de un príncipe que ha de venir y destruirá la ciudad y
el santuario. Es importante entender esta línea divisoria en el versículo 26.
Luego de que al Mesías (Jesús) le fuese quitada la vida, el tema lógicamente gira
hacia otro personaje. La profecía respecto al segundo individuo (el príncipe)
continúa: “y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el
santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las
devastaciones.” (Daniel 9:26). Todo esto habla del príncipe que habría de venir en
contra de Jerusalén. A través de toda la historia de la Iglesia, esto ha sido
interpretado como una referencia al General Tito, quien destruyó la ciudad y el
santuario en el año 70 D.C. Luego, en el versículo 27, el versículo vuelve a hablar
de Jesús, diciendo: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad
de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda” Este versículo habla del último
“siete”, durante el cual Jesús confirmó un pacto con muchos a través de Su
ministerio terrenal. En el medio de estos siete años, Él le puso un fin al sacrificio
a través de Su muerte. Como estamos leyendo una traducción al español, puede
que no entendamos la estructura de la profecía, y por eso podemos perdernos
este ida y vuelta entre los dos personajes de la profecía; pero así era como esto
era entendido en la Iglesia hasta la llegada de Darby, quien cambió el sujeto de
esta predicción y dijo que hablaba del anticristo.

Lo que en realidad nos presenta Daniel 9, es una profecía de cinco partes
acerca del Mesías y de los eventos que rodeaban a la introducción del nuevo
pacto:

1. Predice el año de la llegada del Mesías. Literalmente predijo el año
exacto en que Jesús entraría en escena: 27 D.C.

2. Predice la muerte del Mesías.

3. Predice el fin del antiguo pacto. Esto se muestra cuando el texto habla
del “fin del sacrificio y de la ofrenda” ¡Eso es el fin del antiguo pacto!

4. Predice la confirmación de un nuevo pacto. Esto está implicado en el
versículo 27, donde dice: “Y por otra semana confirmará el pacto con
muchos” En otras palabras, el Mesías establecería un nuevo pacto.

5. Predice la destrucción de Jerusalén.


Todo esto se predice en solo cuatro versículos. En resumen, 483 años
(desde el año 457 A.C. al 27 D.C.) pasaron desde el mandato de restaurar
Jerusalén hasta que el Mesías apareció en escena. La primera mitad de los
últimos siete años fueron el ministerio terrenal de Jesús, que culminó en el año
30 D.C., cuando Jesús puso un fin al sacrificio y estableció un nuevo pacto a
través de Su muerte y resurrección. No detuvo el sacrificio de animales, pero sí
puso un fin al antiguo pacto ante los ojos de Dios el Padre. Ahora Jesús es el
perfecto sacrificio, haciendo nulo al antiguo pacto. Luego de eso, quedan otros
tres años y medio, llegando hasta el año 33 D.C.



Antes de estudiar los últimos tres años y medio, vamos a ver una breve
referencia que hizo Jesús respecto a esta profecía de Daniel 9:

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi
hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta
siete, sino aun hasta setenta veces siete. (Mateo 18:21-22)

Este uso de setenta veces siete era una alusión a Daniel 9, que era una
profecía muy conocida y debatida en el primer siglo. Los judíos reconocían que
las 69 semanas de Daniel estaban pasando, y que era tiempo de que el Príncipe
Mesías entrase en escena. Por eso, todos estaban esperando ansiosamente para
ver cuando esto sucediese. Es por esta razón que este período histórico estuvo
tan lleno de falsos mesías. El pensamiento general de estos falsos mesías era:
“estamos cumpliendo el final de la profecía de Daniel 9.” Por eso, Jesús usó esta
profecía para enseñarle a Pedro una lección sobre el perdón. Cuando Jesús le dijo
que debía perdonar “hasta setenta veces siete”, estaba haciendo alusión a los 490
años de gracia que el Padre le había dado a Israel para que se arrepintiese. Él no
estaba, como se enseña popularmente, usando un número grande simbolizando
infinitas veces. En lugar de eso, se estaba refiriendo a una profecía que todos
sabían y estaba enseñando que deberíamos perdonar como perdona Dios, quien le
había dado a Israel 490 años de gracia. En contexto, Daniel 9 era muy conocido.
Los judíos estaban en búsqueda del Príncipe Mesías, pero Lo crucificaron porque
éstos no habían preparado sus corazones para recibirlo a Él y a Su nuevo pacto.


LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS Y MEDIO

Luego de la muerte de Jesús y Su resurrección, de acuerdo a la línea
temporal de Daniel 9, quedaban tres años y medio del período de gracia de 490
años para Israel. Estos últimos tres años y medio nos llevan a la muerte de
Esteban en Hechos 7:

Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes
contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo,
vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí,
veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.
Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a
una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos
pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y
apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi
espíritu. (Hechos 7:54-59)

Esto marcó el fin de los 490 años de gracia, esa temporada en donde los
israelitas estaban preparados para aceptar a Jesús como su Mesías. Con la
lapidación de Esteban, la ventana se cerró. El Padre había abierto una
oportunidad para que Israel entendiese y recibiese al Mesías incluso bajo el
antiguo pacto. Esto es exactamente lo que Esteban explicó en su monólogo ante
el Sanedrín. No obstante, rechazaron el mensaje y decidieron matarlo por hereje.
Esto, por supuesto, no significa que ningún judío fue salvo después de esto.
Simplemente quiere decir que la oportunidad de los judíos para ver a Jesús bajo
el antiguo pacto (antes de su destrucción) había terminado. Con el asesinato de
Esteban, los judíos sellaron su destino, que Jesús había profetizado en Mateo 23:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado
sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías
hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23: 35-36)

Al final del año 33 D.C., los judíos decididamente escogieron el antiguo
pacto y rechazaron al Mesías. No mucho tiempo después, la Iglesia comenzó a
ponerse en marcha desde Jerusalén hacia todas las naciones vecinas, y recibieron
a los gentiles en el Reino. Por eso, el final de los 490 años marcó un cambio de
paradigma significativo. Tres capítulos después, Pedro recibe una visión en
donde Dios le dice que no llame inmundo a lo que él había purificado (los
gentiles). Ahora el Evangelio era para todos. Por supuesto que siempre fue para
todos, pero pudo haber sido para todos incluyendo a Israel, siendo más
grandioso.


LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN

La última parte de Daniel 9 aún necesita explicarse: “la abominación que
causa desolación” (Daniel 9:27). Jesús mencionó esta parte de Daniel 9
específicamente en Mateo 24:

Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que
habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en
Judea, huyan a los montes. (Mateo 24:15-16)

Jesús citó el último versículo de Daniel 9 y esperó que su audiencia lo
entendiese. Incluso el escritor del libro de Mateo añadió, “el que lee, entienda.” En
otras palabras, no era un concepto difícil de entender, y se refería a algo que
aquellos que oyeron a Jesús fuesen capaces de reconocer de manera tal que
pudiesen “huir a los montes.” Tuvo que haber tenido sentido para ellos, y
sabemos que lo tuvo, dado que, de hecho, escaparon de Jerusalén al huir a las
montañas. Para entender esto completamente, también debemos considerar los
versículos que le siguen:

Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la
azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo,
no vuelva atrás para tomar su capa. Mas !ay de las que estén encintas, y de
las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en
invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual
no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.
(Mateo 24:16-21)

Este versículo pone a la abominación de la desolación en un contexto
histórico:

1. “Orad, pues, que vuestra huida no sea… en día de reposo” Hay que recordar
que esto sucedió en el siglo primero, cuando era ilegal para un judío
caminar más de tres cuartos de milla en un día de reposo (Ver Hechos
1:12). Por eso, si tenían que huir un Sábado, hubiese sido difícil llegar
lejos sin ser arrestados por violar el día de reposo.

2. “El que esté en la azotea, no descienda” Esto también habla de algo cultural
del siglo primero, cuando era común que la gente tuviese casas con
azoteas, en donde las personas solían pasar mucho tiempo. Jesús estaba
diciendo, “Si estás en la azotea, no pierdas tiempo yendo a buscar tus
cosas adentro, sino huye pronto.”

3. !Ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! Esto se
refiere a la dificultad de huir desde Jerusalén a las montañas a pie,
mientras se estaba embarazada o cargando un bebé.

4. “Los que estén en Judea, huyan a los montes” Más que en ningún otro
versículo, esto indica que se trataba de un evento local que solo aplicaba
para los que vivían en Judea.

Luego de describir la prisa con la que debía huir, Jesús les cuenta la
ferocidad de lo que habría de ocurrir: “porque habrá entonces gran tribulación,
cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” (Mateo
24:21). Aquí encontramos una gran pista que indica que este evento no puede
tratarse del fin del mundo. Si esos eventos estaban programados para que
sucediesen al final de la historia de la humanidad, Jesús no hubiese tenido
necesidad de decir, “ni la habrá.” Esta frase indica que la historia continuaría
después. Algunos dicen que esto debe pasar al final del mundo porque, en su
opinión, eventos más recientes en la historia fueron peores que la destrucción
del año 70 D.C. Ciertamente, si nos centramos solamente en números, la
destrucción de Jerusalén no fue la peor de la historia. No obstante, Jesús no
estaba diciendo que sería el peor evento jamás registrado, sino que sería el peor
evento en la historia de los judíos. Cuando consideramos no solo el sufrimiento y
el baño de sangre, sino también la implicancia que tuvo para el judaísmo,
podemos decir que sin duda lo acontecido en el año 70 D.C. fue el peor evento de
la historia del pueblo israelita. Luego de la destrucción babilónica, los judíos
reconstruyeron el templo y volvieron a Jerusalén. Pero incluso 1900 años
después de la destrucción romana, los judíos siguen sin tener un templo hasta
hoy en día. Incluso peor, los registros del sacerdocio fueron destruidos, lo que
significa que si incluso reconstruyesen el templo, no podrían restablecer
auténticamente el sacerdocio levítico. Por eso, el judaísmo no podrá volver a ser
jamás el mismo que era antes del año 70. En resumen, más allá de la destrucción,
esto es lo que sufrieron los judíos:

1. Su templo fue destruido.

2. Todo el sacerdocio (8500 sacerdotes) fueron asesinados.

3. Murieron 1.1 millones de judíos, muchos de ellos de maneras horribles.

4. Los registros genealógicos fueron destruidos, lo que significa que nunca
más podrán instaurar un verdadero sacerdocio levítico.

Por eso, el judaísmo tuvo una transición del judaísmo mosaico al
judaísmo rabínico. La versión moderna del judaísmo ni siquiera está conectada
con la versión antigua, porque ya no pueden juntarse en el templo para ofrecer
sacrificios. Por eso, la destrucción de Jerusalén en el año 70 fue verdaderamente
un evento devastador para los israelitas.

No obstante, hasta ahora esto no nos dice a qué se estaba refiriendo Jesús
cuando mencionó la abominación. En el pasaje paralelo, Lucas 21, encontramos
la identificación de Jesús de los eventos que Daniel llamó la abominación de la
desolación:

Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su
destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes;
y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren
en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las
cosas que están escritas. Mas !ay de las que estén encintas, y de las que críen
en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este
pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las
naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de
los gentiles se cumplan. (Lucas 21:20-24)

Aquí Jesús dice que “la abominación que causa desolación” serían los
ejércitos que rodearían a Israel para desolarla. Algunas traducciones usan la
palabra destrucción, pero una traducción más certera es desolación. Los ejércitos
que vinieron y destruyeron Jerusalén eran la abominación. Él claramente les
estaba diciendo, “Cuando ven a los ejércitos, huyan a los montes.” Y esto fue
exactamente lo que hicieron los cristianos primitivos. Aproximadamente 1.1
millones de judíos no cristianos se quedaron en Jerusalén y fueron asesinados,
mientras que ningún cristiano se quedó en Jerusalén. Todos ellos huyeron al
Monte Pella cuando vieron a los ejércitos romanos.85 Esto fue posible porque, de
acuerdo a Flavio Josefo, el General Cestio Galo primero vino en contra de
Jerusalén, pero de repente se detuvo y se retiró por un corto tiempo. Durante
este retiro, los cristianos en la ciudad huyeron rápidamente. Luego de esto,
Cestio Galo volvió y continuó su ataque. Eventualmente, fue sustituido por Tito,
quien redujo la ciudad a cenizas.

Mientras los cristianos huían, el resto de los judíos se quedaron en
Jerusalén, porque asumieron que Cestio Galo había ido por comida. Pensaron que
Dios estaba de su lado, y que por eso no podían perder. Nunca se imaginaron que
Jerusalén podía ser tomada, saqueada, y destruida; lo que provocó que los judíos
se revelasen incluso más en contra de Roma. Esta rebelión constante causó que
los romanos destruyesen Jerusalén hasta dejar la ciudad en cenizas. Este
contraste entre las acciones de los cristianos y los judíos, fueron la prueba más
grande de que los primeros habían interpretado Mateo 24 correctamente. Jesús
les advirtió todo lo que debía pasar; y los cristianos siguieron Sus instrucciones y
huyeron rápidamente, salvándose de la destrucción. La historia prueba que la
profecía de Jesús fue inmensamente certera.

Por eso, a través de la profecía de Jesús de la abominación de la
desolación, podemos entender lo que Daniel 9 quiere decir: Jesús comenzó su
ministerio en el año 27 D.C. para “confirmar su pacto con muchos.” Jesús incluso
citó este pasaje en Mateo 26:28: “Porque esto es mi sangre, la cual confirma el
pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio para perdonar los
pecados de muchos.” (NTV) Él confirmó su pacto con muchos. Jesús estaba
parafraseando intencionalmente Daniel 9. Luego de confirmar el pacto, puso un
fin al sacrificio a través de Su propia muerte en el año 30 D.C. En el año 33 D.C., la
ventana de 490 años de gracia, se cerró, y la historia comenzó a moverse en pos
del clímax de la profecía de Daniel 9 en la destrucción de la ciudad y el santuario

85 Eusebio, Historia Eclesiástica, Vol 3., Capítulo 5, Sección 3.
a través de la abominación que traería desolación, lo que aconteció en el año 70
D.C. Desde ese punto en adelante en la historia, estamos en un pacto eterno y
vivimos en un Reino inamovible.


EMBAJADORES DE AMOR

Un entendimiento correcto de Daniel 9 y de la lectura apocalíptica del
Nuevo Testamento, nos llevará a darnos cuenta de varias conclusiones:

• La ira de Dios quedó en el pasado.

• El antiguo pacto desapareció.

• Vivimos en un nuevo pacto eterno, y en un Reino inamovible.

• El Reino está avanzando y creciendo, como la levadura que leuda toda la
masa.

• El Reino del nuevo pacto tiene una ley: “Ámense los unos a los otros como
yo los he amado.”

Estas realidades del Reino nos liberan del legalismo, el racismo, el
machismo, la ira, y la creencia de un Dios enojado. Sin esos engaños de la
religión, tenemos el mandato esencial: amar a los demás como Cristo nos amó,
haciendo avanzar el Reino como embajadores de amor.

Con esta misión, nuestro futuro como Iglesia se expresa en Efesios 1:9-10:

dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual
se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los
cielos, como las que están en la tierra.

Nuestro futuro espera la unificación de todo lo que está en el cielo con lo
que está en la tierra. Ahora mismo, el cielo y la tierra no están en unidad, lo que
significa que estamos yendo en pos de la misma. En donde sea que la hambruna,
la guerra, la corrupción política, el adulterio, el abuso, las mentiras, la
enfermedad, la muerte, y toda otra clase de maldad exista, crean desunión entre
el cielo y la tierra. Estamos aquí, como embajadores de Cristo, para establecer
esa unidad. En esto es lo que tenemos que trabajar: en traer el cielo a la tierra.
Contrariamente al pensamiento futurista, no estamos esperando mayor
desunión en la tierra para ser cada vez menos parecidos al cielo. En lugar de eso,
el cielo esta esperando que nosotros comencemos a caminar en nuestra
verdadera identidad y poderosamente lo traigamos a la tierra. Algo está
sucediendo en este momento. No se trata de una diferente teología o una
diferente perspectiva del futuro. Estamos dentro de un nuevo pacto, lo que
significa que ya estamos viviendo como embajadores, bajo la ley del amor.
Podemos ver esta ley del amor muy claramente en la primer carta de Pablo a los
Tesalonicenses:

Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de
vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver
vuestro rostro; por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una
y otra vez; pero Satanás nos estorbó. Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o
gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro
Señor Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo. Por lo
cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, y
enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador
nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a
vuestra fe, a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque
vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. Porque también
estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones,
como ha acontecido y sabéis. Por lo cual también yo, no pudiendo soportar
más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el
tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano. (1 Tesalonicenses 2:17-
3:5)

Aquí Pablo habla con una gran pasión de su gran anhelo de ver a los
cristianos de Tesalónica. Podemos sentir su corazón. A pesar de que no estaba
físicamente con ellos, sus pensamientos estaban continuamente en ellos, y sentía
dolor al estar separado de la iglesia, incluso por un breve tiempo. Por causa de
este profundo e intenso amor, él había hecho esfuerzos para verlos. Esto fue muy
emocional, sincero, y amoroso de Pablo; y es la clase de corazón que empezamos
a desarrollar cuando vivimos en el nuevo pacto. Radicalmente nuestros
corazones se volverán tiernos y llenos de emociones, tal como el de Pablo. En el
nuevo pacto, nuestros corazones no funcionan como nuestros antiguos
corazones lo hacían. Nuestros viejos corazones estaban llenos de inseguridades,
miedos, legalismo, y toda clase de basura que nos impedía vivir amando
plenamente a los demás. Pero nuestros corazones están diseñados para ser
intensos, para anhelar la conexión con los demás, y para sentirse solos cuando
nos alejamos de nuestras relaciones cercanas. Para algunos, eso puede haber
sonado muy extremo, pero la verdad es que estamos llamados a vivir con estos
corazones apasionados del nuevo pacto, llenos de amor a la gente. Y, de hecho,
nuestros corazones del nuevo pacto están programados para amar de esta
manera. No es difícil o complicado; es la maravillosa manera en la que Dios nos
creó.

Cuando abramos nuestro corazón con las personas y mantengamos una
conexión, veremos que incluso cuando seamos heridos o haya desacuerdos,
seremos capaces de superar la situación con una mayor pasión y un mayor amor.
Este amor es la demostración del nuevo pacto. Muchos de nosotros ya hemos
aprendido a demostrar el Reino a través del poder sobrenatural y de la
autoridad. De la misma manera, nuestra demostración del nuevo pacto es el
desarrollo de una familia de la fe, con corazones abiertos, y relaciones
apasionadas libres del legalismo, el miedo, y la inseguridad. Podremos saber que
estamos viviendo en el nuevo pacto cuando la gente pueda mirarse los unos a los
otros a los ojos y hablar de las cosas más profundas, y de sus problemas
personales, porque se habrán encontrado con una verdadera familia. Esta es la
manera en la que el nuevo pacto se demuestra.


PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuándo viviremos en un pacto eterno y en un Reino inconmovible?

2. ¿Qué versículo del libro de Josué demuestra que ya no estamos esperando
que promesas del antiguo pacto se cumplan?

3. ¿En dónde se menciona el período de siete años en el libro de Apocalipsis,
y en dónde se menciona en los evangelios sinópticos? Cita todas y cada
una de las veces en que el Nuevo Testamento mencione a este período.

4. ¿Cuáles son las cinco partes de la profecía de Daniel 9?

5. ¿Por qué fue el año 70 D.C. lo peor que le pudo haber pasado jamás al
pueblo judío?

6. ¿Cuál fue la abominación que causa desolación?








CAPÍTULO DIECINUEVE


MATEO 24: EL FIN DEL MUNDO

En el último capítulo, nos centramos en el estudio de una interpretación
apropiada de Daniel 9 y cómo se relaciona con el nuevo pacto. En este capítulo,
vamos a echarle un vistazo a Mateo 24 a la luz del nuevo pacto.86


CUATRO PERSPECTIVAS BÁSICAS DE LA ESCATOLOGÍA

La escatología es importante porque moldea la manera en la que la gente
entiende el Reino y lo que significa vivir en el nuevo pacto. El tema central de la
escatología es el cambio de pacto, del antiguo al nuevo. La palabra escatología es
una combinación de la palabra eschatos (que significa “lo último” o “las últimas
cosas”) con el sufijo –logia (que significa “el estudio de”). Entonces, la escatología
es “el estudio de las últimas cosas.” Otros términos que también se utilizan a
menudo en la Biblia para definir este concepto son el fin del mundo, el fin del
siglo, o el fin de la era. Como hemos discutido en el Capítulo 17, los últimos
tiempos no están en nuestro futuro. No obstante, un término muy similar, el
último día, sí está en nuestro futuro. Los últimos tiempos tuvieron lugar en el
siglo primero, entre el año 30 D.C. y el 70 D.C. Esos fueron los últimos tiempos,
no del planeta, sino del sistema del antiguo pacto. El día cuando el templo fue
destruido fue el último de los últimos días. El Nuevo Testamento por completo fue
escrito antes de, y para la preparación de la culminación de los últimos tiempos,
mediante la destrucción de Jerusalén y el templo. Esta creencia sobre los últimos
tiempos, que es una creencia central de la Teología del Mejor Pacto, difiere de
muchas de las perspectivas modernas.

Para entender esto, primero examinaremos brevemente cada una de las
principales perspectivas imperantes de la escatología: futurismo, idealismo (o
perspectiva espiritual), historicismo, y preterismo.

El futurismo es la creencia básica de los eventos apocalípticos descriptos
en la Escrituras, que postula que los mismos acontecerán en el futuro. Dentro de
este campo, hay tres divisiones relacionadas a cuándo la Iglesia será raptada:
pre-tribulacion, mediados de la tribulación, y post-tribulación.

El idealismo, también conocido como perspectiva espiritual, entiende el
libro de Apocalipsis y pasajes relacionados como alegorías. En otras palabras, lo
concibe como una historia en donde cada cosa tiene un lenguaje simbólico. Por

86 Para un estudio en profundidad de Mateo 24, se recomienda leer el libro del

mismo autor, Raptureless: An Optimistic Guide to the End of the World (Sin Rapto:
Una Guía Optimista del Fin del Mundo)
eso, de acuerdo a esta perspectiva, el libro de Apocalipsis no fue escrito como
una guía para ser aplicada por individuos específicos dentro de un período
histórico determinado. En cambio, creen que se trata de una colección de
imágenes que siempre significan lo mismo para todos nosotros. Siempre habrá
sistemas bestiales en los gobiernos del mundo, y siempre podemos ser animados
cuando leemos que debemos estar firmes con la palabra de nuestro testimonio y
la sangre del Cordero. Esta es una perspectiva moderna, que tiene
aproximadamente cien años.

El historicismo ubica los eventos del libro de Apocalipsis en los últimos
dos mil años y lo alinea con diferentes personajes históricos. Extiende el libro de
Apocalipsis sobre toda la historia y le asigna diferentes eventos a diferentes
períodos históricos. Por ejemplo, muchos de los pasados historicistas, han
identificado a Napoleón Bonaparte como la Bestia de Apocalipsis 13. Esto
significaría que el material de los primeros 12 capítulos ya se han cumplido en la
historia, pero también que los capítulos que le siguen se cumplirían en el futuro
hasta el fin del libro y el fin del mundo. Como es difícil de apoyar, especialmente
cuando la llamada bestia muere, muchos la han combinado con el idealismo para
decir que algunos personajes históricos, como Napoleón, representan al espíritu
o al principado de la bestia.

El preterismo deviene de una palabra en latín cuyo significado es
“pasado.” En otras palabras, esta es la perspectiva que dice que los eventos
apocalípticos pronosticados en el Nuevo Testamento ya han sucedido en nuestro
pasado, en el año 70 D.C. Por eso, es lo opuesto al futurismo. Dentro del
preterismo existen dos campos principales: preterismo parcial y preterismo
total. Hay una tercera división a la que voy a llamar preterismo Kik (basada en el
nombre de su creador, J. Marcellus Kik.)


CARISMÁTICOS, TEOLOGÍA DEL PACTO, Y SIONISMO.

Los cristianos carismáticos son aquellos que han avanzado del Plano de la
Iglesia al Plano Sobrenatural, y a veces hasta el Plano del Reino. Aun así, muchos
de ellos no pueden seguir avanzando al Plano del Nuevo Pacto por su lente
teológico. Hemos examinado muchas veces las implicaciones del
dispensacionalismo y de la teología del pacto. Sin repetir todo lo que dijimos
antes, ahora vamos a resaltar cómo estos dos grupos se relacionan con el
movimiento carismático.

Primero, los dispensacionalistas por lo general no son carismáticos,
porque éstos creen que vivimos en la era de la Iglesia, y que la era de
sobrenatural está después o durante el milenio. Para ellos, todo lo sobrenatural
está reservado para algún día en el futuro. Los dispensacionalistas usualmente
también creen que cuando el último de los apóstoles originales murió, la era de
los apóstoles culminó, y que los dones sobrenaturales cesaron hasta el milenio.
Algunas variaciones existen respecto a cuándo creen que los dones cesaron, pero
el punto es que no creen que los dones sobrenaturales existan hoy. Por lo tanto,
es muy raro que un dispensacionalista sea carismático porque estos dos se
contradicen el uno al otro.

En contraste al dispensacionalismo, están aquellos que se aferran a la
teología del pacto. Éstos creen que los pactos son una revelación progresiva, y
que cada pacto se construye en la cima del anterior. Basándose en esto, el nuevo
pacto es esencialmente un antiguo pacto renovado. El problema con esto es que,
como hemos discutido largamente en capítulos anteriores, es la falla en
reconocer los distintos tipo de pacto (de concesión, de paridad, y de vasallaje) y
por lo tanto, el importante cambio entre el antiguo pacto y el nuevo pacto. Como
resultado, los teólogos del pacto combinan todos los pactos en uno. Entonces, a
pesar de que vivimos en el nuevo pacto y que el antiguo pacto se ha extinguido,
ellos no creen que ha desaparecido para siempre. De acuerdo a ellos, no tenemos
que hacer sacrificios o ir al templo, ni seguir leyes civiles o alimenticias, pero sí
necesitamos seguir algunas leyes de la Ley del antiguo pacto. La mayoría de los
cristianos carismáticos pertenecen a este grupo. Es la base de su doctrina,
aunque no se la identifique ni se la nombre como tal. Vemos no la prueba de esto,
no obstante, en el nacimiento de movimientos como el Movimiento Mesiánico,
cuyo fin en restablecer algunas partes del antiguo pacto.

Otro trasfondo de gran parte del movimiento carismático está enfocado
en Israel, y se llama Sionismo. El sionismo cristiano es un movimiento en sí
mismo, que está íntimamente relacionado con el movimiento carismático.
Muchos creen que el sionismo cristiano es increíblemente positivo para los
judíos. No obstante, lo que no se menciona es la creencia fundacional de este
movimiento (que tiene una escatología futurista). La misma consiste en la
esperanza de que ciertas profecías de Zacarías se cumplan en el futuro,
incluyendo las promesas que hablan de dos tercios del total de los israelitas
siendo destruidos en algún momento.87 El énfasis en llevar a los judíos de vuelta
a su tierra natal está basado, al menos en parte, en la creencia que de su regreso
iniciaría el tiempo final. Luego, ellos creen, la Iglesia será raptada e Israel será
atacada ferozmente, dando como resultado que solo un tercio del total de judíos
sobrevivan para ver el regreso de Jesús a Jerusalén. Mientras que algunos
cristianos creen que no ser sionista es anti-semita, en realidad es lo opuesto. El
cristianismo sionista es, en su fundamento, anti-semita, porque cree y espera una
destrucción de la mayoría de los judíos. Los cristianos sionistas también han
perpetuado la creencia de que los judíos y los gentiles aún siguen separados, y
que Dios tiene planes diferentes para cada uno.88 Esto contradice directamente la
realidad del nuevo pacto explicada en Efesios 2, en donde dice que la pared de
separación entre los judíos y gentiles ha sido demolida. Como resultado, somos
“una nueva humanidad” en Cristo Jesús (Efesios 2:15)

Esta es una de las creencias fundamentales de gran parte del cristianismo
carismático, causando que muchos de ellos vivan en el antiguo pacto con un foco
en lo que creen que pasará en los últimos tiempos. Si entendemos el cambio de

87 “Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán

cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella.” (Zacarías 13:8)


88 Sizer, 40-73
pacto que estaba tomando lugar en el siglo primero, luego será fácil entender el
tema de la escatología. Aferrándose a una teología del pacto, es casi imposible
entenderla apropiadamente. Para entender el cambio de pacto, necesitaremos
estudiar el preterismo en mayor detalle.


PRETERISMO TOTAL, PARCIAL, Y KIK

El preterismo total está compuesto por muy pocos representantes,
incluso históricamente hablando, pero su influencia se ha incrementado en los
últimos veinte años. Éstos claman que cada una de las profecías de la Biblia se
cumplió en el año 70 D.C., lo que significa que no queda nada por cumplir en
nuestro futuro. En contraste, la mayoría de los preteristas integran el campo del
preterismo parcial, que enseña que la mayoría de las profecías ya se han
cumplido, pero que aún quedan algunas por cumplir en nuestro futuro, por
ejemplo: el regreso de Jesús, la resurrección de los muertos, y el juicio final.
Algunos se refieren a los preteristas totales como hiper-preteristas, obviamente
de manera despectiva. En respuesta, los preteristas totales se llaman a sí mismos
preteristas consistentes. Pero esa clase de terminología no es ni necesaria ni
constituye un lenguaje académico que sea de ayuda.

La creencia de que Jesús volverá en el futuro es una parte fundamental del
preterismo parcial. Se basa, en parte, en 1 Corintios 13:10, en donde dice: “Mas
cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”, hablando de los
dones espirituales. En otras palabras, cuando venga lo perfecto, ya no vamos a
necesitar hablar en lenguas, ni profetizar, ni sanar a los enfermos. La mayoría de
las personas interpretan a “lo perfecto” como el regreso de Cristo, porque
entonces esos dones no serán necesarios. No obstante, los preteristas totales
creen que este versículo ya se ha cumplido, y es por esta razón por la que los
éstos no creen en los dones sobrenaturales. El preterismo parcial encaja mucho
mejor con la creencia carismática de que los dones del Espíritu siguen en
operación hasta hoy. Interesantemente, muchos preteristas parciales son
cesacionistas y no creen que los dones del Espíritu sigan en ejercicio.

Como he mencionado, hay una tercer campo dentro del preterismo, que
yo he llamado preterismo Kik. En 1971, J. Marcellus Kik publicó su excelente
libro, An Eschatology of Victory. En él, se estudia la historia del año 70 D.C. y
conecta los puntos de cómo se cumplieron, pieza por pieza, las profecías de Jesús
en Mateo 24 en este evento. Este libro fue un trabajo importantísimo para el
momento en que fue publicado, y hace un trabajo excelente al mostrar el
cumplimiento de Mateo 24.

La debilidad del preterismo Kik es que divide las tres preguntas de Mateo
24:3, y plantea que se cumplirán en dos períodos diferentes:

1. ¿Cuándo sucederán estas cosas? (70 D.C.)

2. ¿Cuál será la señal de tu venida?89 (70 D.C.)

3. ¿Y del fin del siglo? (Algún día en nuestro futuro)

Al interpretar la profecía de Mateo 24 de esta manera, Kik mostró que no
tenía entendimiento del cambio de pacto que estaba teniendo lugar en el siglo
primero. Kik esencialmente tomó las predicciones de Jesús y las alineó con su
cumplimiento histórico, lo que es de ayuda; pero no tomó en cuenta que Jesús
estaba hablando del fin de la era del antiguo pacto. Por eso, aquellos que siguen
el método de Kik pueden ver las profecías de Jesús tomando lugar en el pasado,
pero no pueden ver el cambio de pacto.

Cuando la gente no reconoce este cambio, no pueden ver que los últimos
tiempos o últimos días eran términos usados para referirse a la transición entre el
año 30 al 70 D.C. Como consecuencia, algunos cristianos “estiran” los últimos
días para que encajen desde la cruz de Cristo hasta el regreso de Cristo… por lo
tanto, dicen, ¡estamos viviendo los últimos tiempos desde siempre! Como
resultado del preterismo Kik, un gran grupo de cristianos creen que en el año 70
D.C. se cumplió Mateo 24, pero no le dan importancia al cambio de pacto. En
lugar de eso, creen que los últimos días han continuado desde la cruz hasta el
presente. Hechos 2 es uno de los pasajes que suelen utilizarse para apoyar a esta
creencia:

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios,
derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán
sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos día
derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo,
y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se
convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor,
grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo. (Hechos 2:16-21)

Ellos no comprenden que este pasaje ya se ha cumplido, porque
interpretan que el cumplimiento de la misma es Dios derramando de Su Espíritu
sobre cada persona sobre el planeta. Por eso, entienden que los últimos días se
extienden hasta nuestro futuro, hasta que en algún momento cercano al fin del
mundo, cada persona tendrá al Espíritu. Los preteristas Kik se aferran
ardientemente a la creencia de que el fin del siglo se refiere al fin del mundo;
pero el hecho es que la Biblia no menciona de ninguna manera al fin del mundo.
Por el contrario, muchos versículos hablan de una tierra que no tendrá fin (Ver
Eclesiastés 1:4; Salmos 78:69; Salmos 104:5) No solo eso, sino que la palabra

89 La palabra venida está conectada, en el pensamiento judío, con Dios viniendo

en juicio sobre una ciudad o nación. Lógicamente, no podían estar preguntándole


a Jesús respecto a su Segunda Venida, porque Él todavía no había muerto y los
discípulos no tenían ningún entendimiento de Su regreso. En lugar de eso,
claramente le estaban preguntando cuándo iba a venir en juicio en contra de
Jerusalén.
traducida como siglo en la frase el fin del siglo (Ver Mateo 24:3) es aion, que
significa “un período histórico.” En contraste, la frase el fin del mundo requeriría
el uso de la palabra griega kosmos, que significa “el mundo, el universo.”
Claramente, esta creencia acerca de que los últimos días o el fin del siglo hablan
del fin del mundo, es problemática es muchos niveles.

En la Teología del Mejor Pacto, entendemos que Hechos 2 se refiere a la
transición del antiguo pacto, en donde solo unos pocos individuos tenían al
Espíritu Santo; al nuevo pacto, en donde todos los creyentes tenemos al Espíritu.
Por esta razón, no habla de algo que se cumplirá en el futuro, sino de algo que
Jesús consiguió en la cruz. Ahora todas las personas pueden tener al Espíritu
derramado sobre ellos, sin importar su edad, su género, o su posición. El
bautismo del Espíritu Santo está disponible para todos, y ese fue el punto del que
estaba hablando Pedro. No se trata de la cantidad (cuántos son llenos), sino de la
inclusión de los gentiles (cuántos pueden ser llenos). En el nuevo pacto, el
Espíritu está disponible para todos de una manera en la que nunca estuvo. El
hecho de que la profecía de Joel se refiera a un tiempo específico entre el año 30
y el 70 D.C., se confirma con el recordatorio de esta profecía, que continúa hasta
predecir el evento que tuvo lugar en el año 70 D.C. Usando el típico lenguaje
apocalíptico que en toda la Biblia se utiliza para referirse a la destrucción de una
ciudad, Joel profetiza:

Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de
humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga
el día grande y espantoso de Jehová. Y todo aquel que invocare el nombre de
Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá
salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá
llamado. (Joel 2:30-32)

Este pasaje habla de lo que sucedió en el año 70 D.C. Esta clase de
imágenes se usan simbólicamente a través del Antiguo Testamento; pero, no
obstante, muchas personas quieren interpretar el mismo lenguaje en el Nuevo
Testamento de manera literal, diciendo que hasta que estos eventos
apocalípticos pasen, las profecías estarán sin cumplirse. El problema con esto es,
por supuesto, que no solo que viola a la interpretación de la Biblia en sí, sino que
también es completamente irrealista. Por ejemplo, imagina si Apocalipsis 6:12-
14 se cumpliese literalmente:

Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol
se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las
estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus
higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como
un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su
lugar.

Eso marcaría prácticamente el fin del planeta tierra. Aun así, el libro de
Apocalipsis continúa por dieciséis capítulos más. La gente judía entendía este
simbolismo, pero miles de años después, muchos cristianos lo han pasado por
alto completamente.


UN SOLO CUMPLIMIENTO

Una táctica común de los futuristas es decir que las predicciones de Jesús
en el año 70 D.C. fueron exactas, pero que en realidad fueron una mera figura de
lo que será el verdadero cumplimiento, que será en el fin del mundo. Para un
preterista Kik, no hay defensa contra este razonamiento. Pero para un verdadero
preterista parcial, la refutación es fácil y obvia. Si entendemos Mateo 24 y el año
70 D.C. a la luz del cambio del antiguo pacto al nuevo pacto, nos daremos cuenta
de que estos eventos jamás podrán suceder nuevamente. Mateo 24 habla del fin
de la era del antiguo pacto, y eso es algo que jamás se repetirá porque ahora
vivimos en un pacto eterno que jamás será reemplazado.

Mirando nuevamente al contexto, vemos cómo claramente Jesús predijo la
destrucción venidera. En Mateo 21, luego de Su entrada triunfal en Jerusalén,
Jesús contó muchas parábolas acerca de la dureza del corazón de los judíos,
incluyendo la parábola de los viñadores (Ver Mateo 21:33). Al final, Él pregunta:
“Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?” (Mateo
21:40) Los fariseos respondieron:

Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a
otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. (Mateo 21:41)

Así, declararon su propio fin. No obstante, un par de versículos después,
dice: “Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron
que hablaba de ellos.” (Mateo 21:45). Ellos claramente entendieron que Él estaba
prediciendo su destrucción. Eso significa que sus discípulos también lo
entendieron. En el siguiente capítulo, Jesús continúa haciendo declaraciones muy
duras sobre los judíos con la parábola del banquete de las bodas, que termina
con estas palabras: “Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a
aquellos homicidas, y quemó su ciudad.” (Mateo 22:7) Luego, en Mateo 23, él
pronunció siete lamentaciones sobre los fariseos. Al final del capítulo, declara:

Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado
sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías
hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación. (Mateo 23:35-36)

Inmediatamente después, declara la destrucción del templo en los
primeros dos versículos de Mateo 24:

Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para
mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto?
De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea
derribada. (Mateo 24:1-2)

En este punto, los discípulos debieron haberse sentido abrumados y
quizás atemorizados por lo que Jesús había dicho. Sabían que eso los afectaría a
ellos y a su mundo en un futuro inmediato, entonces le preguntaron a Jesús
cuándo estas cosas sucederían y qué señales les mostrarían que estaban cerca
del cumplimiento. Claramente, en el contexto de todo lo que Jesús acababa de
decir, no le estaban preguntando respecto al fin del mundo sino acerca de la
destrucción venidera, que marcaría el fin de la era del antiguo pacto.90


LOS PARALELOS

En Mateo 24:3 hay tres preguntas: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal
habrá de tu venida y del fin del siglo?, mientras que en los pasajes paralelos de
Lucas y Marcos solo contienen dos preguntas:

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá
cuando estas cosas estén para suceder? (Lucas 21:7)

Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas
cosas hayan de cumplirse? (Marcos 13:4)

Los preteristas Kik creen que las dos preguntas Marcos y Lucas, como así
también las dos primeras preguntas de Mateo, se han cumplido en el año 70 D.C;
pero plantean que la tercer pregunta de Mateo 24:3 es acerca del fin del mundo.
Llegan a esta conclusión porque piensan que Mateo 24:36-51 profetiza eventos
que no están incluidos en Lucas 21 y Marcos 13. Si ese razonamiento es cierto,
entonces las parábolas de Mateo 24:36-51 no deberían tener paralelos en Marcos
o Lucas, pero como podemos ver en la siguiente tabla, los paralelos sí existen:

Mateo 24: Lucas 21: Marcos 13:
Tres preguntas Dos preguntas Dos preguntas
Mateo 24:36-41 Lucas 17:20-36 ----------

Días de Noé/Dos
hombres en un campo
Mateo 24:42-44 Lucas 21:34-36 Marcos 13:32-37

Estén atentos
Mateo 24:45-51 Lucas 12:39-46 Marcos 13:34-37

Siervo fiel

De acuerdo a Kik, Mateo 24:36-51 se separa y habla únicamente del
regreso de Cristo y del fin del mundo.91 No obstante, lo que Kik pasó por alto es
que estas tres enseñanzas también aparecen en pasajes paralelos en Lucas y
Marcos, a pesar de que éstos no registran la pregunta respecto al fin del siglo y,
por lo tanto, ¡se supone que se cumplió en el pasado! En otras palabras, el

90 Como se mencionó previamente, el concepto del fin del mundo no está en la

Escritura y era una idea completamente extraña para los discípulos.


91 Kik, An Eschatology of Victory, 158-165.
preterismo Kik solo puede seguir en pie si no se examinan los paralelos de
Marcos y de Lucas.

De hecho, cuando comparamos los tres pasajes más de cerca, lo que
vemos es que el orden de las parábolas y de las enseñanzas es completamente
diferente en cada libro. Lucas, por ejemplo, registra estas tres enseñanzas en tres
capítulos diferentes y en un orden diferente que el que aparece en Mateo 24. Es
importante reconocer esto, porque nos muestra que los pasajes profetizaron solo
de un evento: el año 70 D.C. Si solo tenemos un evento en vista, el orden no
importa; pero si tenemos en cuenta el año 70 D.C. y el fin del mundo, el orden es
muy importante. La falta de una clara línea divisoria, cuando se comparan a los
tres evangelios sinópticos, es una prueba más de que Jesús estaba hablando de
un solo evento.

En resumen, de acuerdo a un contexto histórico, todo lo relatado en
Mateo 24 es una profecía de eventos que sucedieron en su totalidad en el año 70
D.C., que fue el fin del siglo. Es cuando nos damos cuenta de esto que finalmente
entendemos que el punto del fin del siglo era el fin del sistema del antiguo pacto.
Esto, si somos honestos, debería hacer que dejemos la teología del pacto a un
lado y que nos demos cuenta de que no podemos seguir haciendo uso de un
pacto que ya no existe. Como Pablo dijo en Romanos 10:4, “Porque el fin de la ley
es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” Cristo marcó el fin. Él es el telos de
la Ley para traer justicia a todos aquellos que creen. El fin no es algo que
sucederá en nuestro futuro, sino algo que Jesús trajo para nosotros: el fin de la
Ley.


CUATRO DIFERENCIAS

Esta es una pequeña explicación de cómo los preteristas Kik difieren de
los preteristas parciales:

1. Los preteristas Kik extienden el período de los últimos días desde la cruz
hasta el fin del mundo, porque no entienden que los últimos días son una
referencia al fin del antiguo pacto.

2. Los preteristas Kik se apoyan en la teología del pacto, y por lo tanto, no
ven diferencia entre el antiguo pacto y en nuevo pacto.

3. Los preteristas Kik asocian el fin del siglo con el fin del mundo, en lugar
de hacerlo con la era mosaica/la Ley.

4. Los preteristas Kik descartan la hermenéutica histórico-contextual a favor
de la teología del pacto. Primariamente, porque no entienden
correctamente el término el fin del siglo.


TRES TÉRMINOS IMPORTANTES

Todo esto nos lleva nuevamente a nuestra interpretación de tres palabras
griegas en el Nuevo Testamento: era o siglo (aion), fin, (telos) y últimos (eschatos).
Estas tres palabras aparecen en muchas partes del Nuevo Testamento, y cómo
las entendamos determinará si entendemos adecuadamente la Escritura. Los
escritores del Nuevo Testamento usaron consistentemente estos términos para
decir que estaban en los últimos días o en el fin del siglo (es decir, que la era del
antiguo pacto estaba por terminar y que la era del nuevo pacto estaba
comenzando) Este es un tema central en el Nuevo Testamento, pero es pasado
por alto por la mayoría de los lectores modernos. En el capítulo 17, hemos
discutido el uso de estas frases para mostrar el período de transición entre los
pactos y la expectativa de los cristianos primitivos en ver el fin del antiguo pacto.
En este capítulo, vamos a estudiar estos términos nuevamente, pero desde una
perspectiva un poco diferente: para demostrar que los cristianos primitivos no
utilizaron estos términos para referirse al fin del mundo.

1. Siglo o Era (Aion)

Como se ha mencionado en el capítulo 17, los judíos del siglo primero
entendían que el tiempo se dividía en dos eras o siglos: la era presente, malvada;
y la era por venir, gloriosa. Lamentablemente, a pesar de que la estaban
esperando, muchos de ellos la dejaron pasar cuando vino. Ese era el trasfondo
con el que los escritores del Nuevo Testamento trabajaron, para que fuese
entendido por los lectores originales. Como el famoso teólogo y escritor, N.T.
Wright, estableció:

Si Jesús y la Iglesia primitiva utilizaron este lenguaje relevante de la
misma manera en la que sus contemporáneos, es muy poco probable que
se hubiesen referido a un fin del mundo literal; y es altamente probable
que se hubiesen referido a eventos dentro del espacio y tiempo en los que
ellos interpretaban como la llegada del Reino. 92

Los judíos de los días de Jesús anticipaban un tiempo cuando la era
presente y malvada terminaría, y la nueva era, a menudo llamada el Reino
Mesiánico, fuese establecida. Claramente, no estaban enfocados en el fin del
planeta sino en el fin de la era malvada de la Ley. Vemos esta creencia de las dos
eras o siglos en muchos pasajes del Nuevo Testamento. en Mateo 12:32, Jesús
dijo:

A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado,
ni en este siglo ni en el venidero.

Aquí, Él claramente se refiere a estos dos siglos. Vemos el mismo concepto
en Marcos 10:

Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya
dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o

92 Wright, Jesus and the Victory of God, 2:321
tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora
en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con
persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.

De la misma manera, en Efesios 1:21, Pablo escribe acerca del dominio de
Jesús, que es “…sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.” Este
fue el comentario de Pablo luego de la cruz, pero durante el período transicional.
Por eso, él aún se refería a la era malvada del presente, porque no se había
terminado con el antiguo pacto. Vemos referencias similares a la malvada era
presente en muchos otros pasajes (Ver Lucas 20:34; Romanos 12:2; 1 Corintios
2:6-8; 3:18; 2 Corintios 4:4; Gálatas 1:4) Estos versículos claramente presentan
un contraste entre la era antigua (presente para el primero siglo), que estaba a
punto de desaparecer con el antiguo pacto, y la nueva era, que había llegado con
Cristo y pronto sería establecida por completo. No obstante, los preteristas Kik
arrastran estos versículos al futuro y dicen que hablan del fin del mundo,
argumentando que estamos en la era malvada. Los preteristas Kik están
confundidos, porque creen que el fin del siglo y la culminación de los siglos
sucederán en el futuro. No obstante, 1 Corintios 10:11 demuestra justo lo
contrario:

Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para
amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

Pablo claramente estableció que la culminación de los siglos había
sucedido entre la gente de su tiempo. De la misma manera, en Hebreos 9:26 dice
que Cristo apareció “…en la consumación de los siglos, se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” Esto ya
sucedió en el primer siglo. La palabra traducida como “consumación” en este
pasaje es una versión de la palabra griega para “fin”, telos.93 Una de las
definiciones de esta palabra es: “no es estrictamente la terminación sino la
consumación o la terminación que marca el comienzo de una nueva época, era, o
edad.” Esto es lo que esta consumación quiere decir en este versículo. La
consumación de los siglos completó a la era antigua y marcó el comienzo de la
nueva era. Claramente, fue un evento del siglo primero.

También, era un evento que los discípulos esperaban, como podemos ver
en su pregunta en Mateo 24:3. Como cualquier otro judío durante ese tiempo,
esperaban que su era presente terminase. Jesús abordó sus expectativas cuando
Él les dijo a los discípulos que Él estaría con ellos siempre y hasta el fin del siglo
(algunas versiones han traducido esta palabra como mundo. Ver Mateo 28:20) Él
estaba respondiendo a su preocupación respecto a la llegada del fin del siglo al
asegurarles que Él estaría con ellos. Esta declaración solo tiene sentido si se
refiere a algo que sucedería en sus vidas.

En Mateo 13, Jesús usó el término el fin del siglo para profetizar los
eventos del año 70 D.C., cuando Jerusalén fue reducida a cenizas:

93 Concordancia Strong, Griego #4930

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los
segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se
quema en el fuego, así será en el fin de este siglo…. Así será al fin del siglo:
saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los
echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo
13:39-40, 49-50)

Muchos cristianos han interpretado esto como el fin del mundo, pero no
es lo que los discípulos entendieron. Ellos interpretaron correctamente porque
estaba en la jerga de sus días, y entendieron que el fin del siglo se refería al fin
del antiguo pacto. Y ellos creyeron que pasaría pronto. Jesús les había dicho que
en el fin del siglo se separaría lo bueno de lo malo, y esto pasó en el año 70 D.C.,
cuando los cristianos huyeron al Monte Pella justo antes de que la ciudad fuese
reducida a cenizas. En un sentido muy real, aquellos que habían aceptado a Jesús
y a Su nuevo pacto se separaron de aquellos que no. En otras palabras, Mateo 13
no aplica para nuestro futuro o para el fin del mundo.

Mateo 13 comienza con la parábola del sembrador. Luego, en el versículo
24, se relata la parábola de las semillas. Los versículos del 31 al 35 hablan acerca
del Reino siendo como una semilla de mostaza y como levadura. Luego,
comenzando en el versículo 36, encontramos la explicación de la parábola de las
semillas. El versículo 44 comienza con la parábola del tesoro escondido y la
perla. Esto culmina con la visión de la separación y el juicio en el fin del siglo:

Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el
mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y
sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin
del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y
los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
(Mateo 13: 47-50)

En conclusión para todo lo que Él había dicho, Jesús luego le pregunta a
Sus discípulos, “Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos
respondieron: Sí, Señor.” (Mateo 13:51) En respuesta, Jesús dice:

Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a
un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
(Mateo 13:52)

Esa es la conclusión para todo Mateo 13. Les estaba diciendo que, en ese
período histórico, si la gente salía del mundo del antiguo pacto e iba al mundo
del nuevo pacto, serían aquellos que podrían ir y obtener los ejemplos escritos
para ellos, (Ver 1 Corintios 10:6,11) como tesoros del Antiguo Testamento para
traerlos dentro del entendimiento del nuevo pacto. En otras palabras, tal gente
sería capaz de entender tanto el antiguo pacto como el nuevo. Serían capaces de
ir al Antiguo Testamento para sacar tesoros de él.


2. Fin (Telos)
Otra palabra en el Nuevo Testamento relacionada como lo que hemos
examinado es la palabra fin (telos). ¿El fin de qué? Los cristianos modernos han
interpretado muchos pasajes y dicen que hablan del fin del mundo, pero esta
palabra en realidad está contextualmente conectada con la frase anterior, el fin
del siglo. Por esta razón, puede ser de ayuda que cuando veamos que se hable del
fin en el Nuevo Testamento, insertemos “del siglo.” Por ejemplo, en Mateo 10:22
dice: “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere
hasta el fin (del siglo), este será salvo.” Si pensamos en lo que este versículo está
diciendo, nos daremos cuenta de que no puede estar hablando de salvación
eterna, ni del fin del mundo. Ya recibimos salvación al aceptar a Jesús como
nuestro Salvador, no por perseverar hasta el fin. Lo que en realidad este
versículo dice, es que aquellos que permaneciesen firmes en su fe y no
regresasen al antiguo pacto, serían salvos de la destrucción venidera del año 70
D.C. De la misma manera, Mateo 24:13 dice, “Mas el que persevere hasta el fin
(del siglo), éste será salvo.”

Similarmente, Jesús se refirió al fin del siglo cuando dijo, “Y oiréis de
guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que
todo esto acontezca; pero aún no es el fin (del siglo).” (Mateo 24:6) y “Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo (oikoumene94), para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin (del siglo).” (Mateo
24:14)

Pablo también usó este término para referirse al juicio venidero hacia el
sistema del antiguo pacto, como podemos ver en Romanos 10:4: “Porque el fin de
la ley (o del fin del siglo) es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” El fin de la
ley y el fin del siglo eran sinónimos, porque era la era de la Ley la que estaba
terminando.

La ira de Dios iba a derramarse sobre aquellos que no creyesen hasta el
fin del siglo, y el fin de la Ley. En contraste con aquellos que estaban yendo a una
destrucción segura, Pablo les promete a los creyentes: “El cual también os
confirmará hasta el fin (del siglo), para que seáis irreprensibles en el día de
nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 1:8) Él no estaba prometiendo que Dios los
mantendría firmes hasta el fin del mundo. Eso no tendría sentido, dado que los
lectores originales murieron hace mucho tiempo, y el mundo sigue existiendo.
Por el contrario, Pablo estaba hablando del fin del siglo, que muchos lectores
originales vivieron para ver. Similarmente, el autor de Hebreos escribió: “Pero
Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme
hasta el fin (del siglo) la confianza y el gloriarnos en la esperanza.” (Hebreos 3:6)
El único fin que los cristianos primitivos tenían en mente era el fin del siglo en el
que estaban viviendo. Estaban enfocados en ver el fin del antiguo pacto, no el fin
del mundo.


3. Último (Eschatos)

94 Concordancia Strong, griego #3625: una región localizada, no el planeta tierra.

La tercer palabra griega, eschatos95, se traduce como “último” o
“postrero.” Muy a menudo aparece en la frase los últimos días o últimos tiempos,
expresiones que aparecen en las cartas del Nuevo Testamento. Por ejemplo, en 2
Timoteo 3:1, Pablo escribe: “También debes saber esto: que en los postreros días
vendrán tiempos peligrosos…” Pablo le estaba declarando esto a Timoteo, quien
era contemporáneo a esos tiempos peligrosos. No estaba haciendo una
declaración acerca de un día en un futuro distante. Esos tiempos horribles
quedaron atrás. De la misma manera, Pedro escribe de los últimos días: “…
sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando
según sus propias concupiscencias.” (2 Pedro 3:3) Los futuristas leen estos
versículos y asumen que los postreros días hacen referencia a algo en el futuro;
no obstante, como dejó en claro el escritor de Hebreos, el tiempo en que los
postreros días tuvieron lugar fue en el siglo primero: “En estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien
asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:2)

Similarmente, el apóstol Santiago le escribe a los cristianos primitivos
acerca del peligro de estar distraídos por cosas materiales en el siglo primero:

Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra
vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis
acumulado tesoros para los días postreros. (Santiago 5:3)

Al final de esta exhortación, él dice: “Tened también vosotros paciencia, y
afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.” (Santiago
5:8) Él estaba hablando de la venida del Señor en juicio contra Jerusalén, no de
su Segunda Venida. Su venida en juicio estaba muy próxima en aquellos tiempos,
y a la luz de eso, Santiago le advirtió a los cristianos primitivos que no debían
abarrotarse de cosas materiales, porque debían huir rápidamente cuando viniese
el tiempo.

En 1 Pedro, Pedro escribe:

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección
de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que
sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
(1 Pedro 1:3-5)

En el versículo 20, agregó: “Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación
del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes.”
(NVI) “Éstos últimos tiempos” se refiere a los días en los que Pedro vivió, el siglo
primero.


95 Concordancia Strong, Griego #2078
El apóstol Juan también testificó de los últimos días. Escribió: “Hijitos, ya
es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han
surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.” (1 Juan
2:18)96 De la misma manera, Judas escribió:

…los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán
según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; los
sensuales, que no tienen al Espíritu. (Judas 18-19)

En tiempo presente, Judas describe a los que estaban causando divisiones
en el siglo primero. Esta gente, decía, eran los que se había profetizado que
aparecerían en los últimos días. De estos versículos, podemos ver que los
apóstoles entendieron que los últimos días hacían referencia al tiempo en el que
ellos estaban viviendo, el tiempo hasta el final del siglo con la destrucción de
Jerusalén. Esto significa, para nosotros, que los últimos días estuvieron en el
pasado, y no estarán en nuestro futuro.


MATEO 25

Una pregunta lógica, como ya hemos estudiado Mateo 24, es “¿y qué pasa
con Mateo 25?” Mateo 25 habla acerca de las ovejas y de los cabritos y del gran
Trono Blanco. De acuerdo a una perspectiva preterista parcial, estos eventos sí
hablan de eventos que sucederán en nuestro futuro. Parte de la razón para esta
creencia es que Mateo 25 no tiene paralelos con otros evangelios. Está
completamente separado. Una segunda razón puede encontrarse en el contraste
entre Mateo 24 y Mateo 25. En Mateo 24:48, el siervo malo se dice, “Mi señor
tarda en venir.”, y comienza a golpear a sus consiervos y a comer y beber con los
borrachos. Pero estaba equivocado: el señor vino inmediatamente (tal como el
juicio del año 70 D.C. era inminente). En contraste, Mateo 25 dice: “luego de un
largo tiempo” el señor vino a sus siervos para ponerse a cuenta con ellos. En
Mateo 25, el tiempo al que se hace referencia es en verdad muy largo, mientras
que en Mateo 24 se pensó que sería muy largo, pero fue un tiempo muy corto.
También, en Mateo 25:5 dice: “Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se
durmieron.” Esto suena mucho más como una referencia a la historia de la Iglesia,
que a la ventana de cuarenta años entre el año 30 y 70 D.C., cuando la Iglesia
estaba activamente esperando Su regreso y Su juicio contra Jerusalén. De
acuerdo a Milton Terry, la mayoría de los comentarios trazan una línea en Mateo
25, diciendo que aquí Jesús comenzó a hablar de un futuro realmente distante.


PENSAMIENTO FINAL


96 El término anticristo solo se usa cuatro veces en el Nuevo Testamento, tres

veces en 1 Juan, y una en 2 Juan. Siempre y únicamente se usa para referirse a


una falsa enseñanza del siglo primero, que clamaba que Jesús no había venido en
carne. Esta era parte de la herejía gnóstica del siglo primero. Welton, Raptureless,
138-141.
A pesar de que muchos líderes usen la terminología que hemos estudiado
en este capítulo y los relacionan con su sistema de creencias basado en una
teología de pacto, la verdad es: No estamos viviendo los últimos tiempos. Los
últimos tiempos hacen referencia a un tiempo horrible en la historia humana que,
gracias a Dios, pasó hace dos mil años. Ahora, estamos viviendo en un nuevo
pacto y en el Reino inconmovible. Estamos haciendo avanzar el Reino, y mientras
lo hacemos, Dios “está haciendo nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 2:15). Aún
estamos haciendo avanzar el Reino, para que cuando Jesús vuelva a la tierra, en
el futuro, el cielo y la tierra se encuentren y se combinen por completo. Ese
evento aún está en nuestro futuro, pero no es la culminación de los siglos. La
culminación aconteció cuando los dos pactos se encontraron en el siglo primero,
y el antiguo quedó obsoleto, para ser finalmente destruido por el nuevo.


PREGUNTAS DE REPASO

1. Los dispensacionalistas típicamente no son carismáticos. ¿Por qué?

2. ¿Cuál es el tema central de la escatología?

3. Los preteristas totales creen que todas las profecías ya se cumplieron,
pero los preteristas parciales creen que todavía hay tres cosas por
cumplirse en el futuro. ¿Cuáles son?

4. ¿Cuáles son las palabras griegas traducidas para último, fin, y siglo?


PALABRAS CLAVE

Escatología Preterismo
Futurismo Preterismo total
Idealismo Preterismo parcial
Historicismo Preterismo Kik


MATERIAL RELACIONADO

J. Marcellus Kik, An Eschatology of Victory
CAPÍTULO VEINTE

APOCALIPSIS: EL FIN DEL PACTO
MOSAICO

El énfasis fundamental de la escatología es el cambio del antiguo pacto al
nuevo pacto. Si realmente queremos entender el libro de Apocalipsis, debemos
reconocer esta verdad.


EL DESAFÍO DE APOCALIPSIS

De alguna manera, el libro de Apocalipsis parece encajar mejor con los
libros proféticos del Antiguo Testamento que con los del Nuevo Testamento. Es
el único libro de este tipo (literatura apocalíptica) del Nuevo Testamento. de
hecho, la típica literatura de este tipo de la época, escrita por los griegos y
romanos, nunca tuvo el fin de ser interpretada. En lugar de eso, algunos escritos
tenían una gran cantidad de símbolos sin interpretación, con el único fin de
mostrar que algo horrible, trágico, y épico había tenido lugar. Esa era la versión
pagana de la literatura apocalíptica, en donde el libro de Apocalipsis en realidad
no encaja demasiado, porque está lleno de símbolos que sí necesitaban ser
interpretados y entendidos.

Muchos estudiosos dicen que el libro de Apocalipsis es el libro más
hebreo del Nuevo Testamento, porque tiene casi el doble de la extensión del libro
de Hebreos y está lleno de citas del Antiguo Testamento. La mayoría de estas
citas vienen del libro de Ezequiel, pero también hay un número significativo de
citas de Isaías y Jeremías. Estos tres profetas profetizaron inmediatamente antes
de la destrucción de Jerusalén en manos de Babilonia. Ese es un factor
importante a considerar, pero que examinaremos en más detalle más adelante
en este mismo capítulo.

Como el libro de Apocalipsis es tan hebreo, no puede ser entendido sin el
trasfondo de la cultura e historia hebrea del Antiguo Testamento. No obstante,
muchos cristianos nuevos se fascinan por este libro por las interpretaciones
sensacionalistas que los medios le han dado. Por eso, se saltean los otros sesenta
y cinco libros de la Biblia y estudian Apocalipsis de lleno. El problema con esto es
que están tratando de entenderlo sin entender apropiadamente a los otros
libros, y eso los lleva a una interpretación errónea e ingenua. Del otro lado del
espectro, tremendos maestros de la Biblia de todas las generaciones, incluidos
algunos reformadores, se han abstenido de comentar el libro de Apocalipsis por
considerarlo demasiado hermoso, profundo, complejo, y misterioso. Creían que
un simple comentario de ellos sobre este libro no le haría la justicia que se
merece, así que no opinaron respecto al mismo.

Es una realidad muy trágica la realidad de que algunos de las mentes más
brillantes del cristianismo no hayan hablado del libro de Apocalipsis, mientras
que novatos se fascinen con él y creen doctrinas extrañas, separando
completamente el libro de su contexto. Algunas de estas doctrinas han impactado
de manera significativa la forma en la que el cristianismo popular entiende el
libro de Apocalipsis y los últimos tiempos en general. Esto hace que sea
fundamental para nosotros entender el libro correctamente, dentro de su
contexto.

A través de este libro, nos hemos referido a los cinco pactos y sus
cánones, o el material que los rodea. El libro de Apocalipsis es parte del canon
del nuevo pacto, pero muchos lo separan del resto, especialmente aquellos que
creen que se está cumpliendo de manera progresiva (historicismo) o que se
cumplirá en el futuro (futurismo). Solo cuando entendamos las intrincadas
conexiones de este libro con el nuevo pacto, seremos capaces de comprenderlo
adecuadamente. Es completamente ilógico asumir que, en el medio una
temporada de gran prueba y persecución, Juan escribiese un libro para la Iglesia
primitiva que contuviese símbolos raros que no ésta no entendiese, sobre un
futuro muy distante. Tal idea no tiene sentido alguno. En cambio, Juan escribió
Apocalipsis, uno de los libros más extensos del Nuevo Testamento, para animar y
consolar a los creyentes que estaban experimentando gran persecución, al
mostrarles lo que estaba pasando en el Reino de Dios y que muy pronto habría
un alivio para su sufrimiento.

El razonamiento lógico, entonces, es que la Iglesia primitiva entendió
exactamente lo que Apocalipsis quería decir. Estaban familiarizados con el
simbolismo y con la historia hebrea, y entendieron acerca de lo que Juan estaba
profetizando. De otras manera, no hubiese sido de aliento ni de consuelo para
ellos. Por causa de nuestra distancia temporal y cultural, tenemos dificultades
para entender esto, pero para ellos tenía sentido. Solo cuando nos tomemos el
trabajo de leerlo desde su perspectiva cultural, tomando en cuenta el contexto
hebreo y la conexión de este libro con el canon del nuevo pacto, seremos capaces
de entenderlo apropiadamente.


APOCALIPSIS COMO UNA PINTURA

Mucha gente quiere acercarse a Apocalipsis con un microscopio,
analizando cada símbolo de manera individual. No obstante, al hacer esto se
apartan del entendimiento más amplio del libro en su totalidad. Es por esto que
debemos estudiar el libro como un crítico de arte se acercaría a una pintura. La
historia de Apocalipsis no es acerca de detalles, tal como el significado de una
pintura no puede ser hallado en un solo aspecto de la misma. Los verdaderos
críticos del arte saben que primero deben dar un paso atrás y apreciar la pieza
de arte desde la distancia. Esta perspectiva les permitirá, entonces, entender
luego los detalles a la luz del contexto en general. Para hacer esto, el crítico de
arte debe primero responder estas preguntas:

1. ¿Cuándo fue pintada la obra?

Si estamos mirando una gran pintura de una escena de batalla, sería
importante para nosotros saber cuándo la obra fue pintada y a qué período
histórico perteneció, para saber acerca de qué evento se trata. Sin ese
entendimiento, sería imposible para nosotros entender muchos de los detalles de
la pintura, ya que éstos están relacionados al evento y al momento histórico.

De la misma manera, es crucial entender cuándo el libro de Apocalipsis
fue escrito. Hay dos opiniones principales acerca de la fecha. Un campo de la
teología dice que fue escrito alrededor del año 65 D.C., justo antes de la
destrucción de Jerusalén. El otro campo lo data después, en el año 96 D.C.,
veintiséis años después de la caída de Jerusalén. La posición historicista ha
adoptado, en su mayoría, la fecha del año 96 D.C. No obstante, la mayor parte de
la evidencia dentro de la Escritura indica que el libro fue escrito antes de la caída
de Jerusalén. A pesar de esto, algunos teólogos modernos apuntan a la fecha del
año 96 D.C. porque el líder de Roma en este año era Domiciano, y el historiados
de la Iglesia, Ireneo de Lyon, quien escribió alrededor del año 120 D.C.,
aparentemente dijo que Apocalipsis fue escrito durante el reinado de
Domiciano.97 El problema con Ireneo de Lyon es que ha perdido credibilidad
entre algunos teólogos porque también escribió que Jesús comenzó su ministerio
a los treinta, y lo terminó a los cincuenta (en lugar de haber sido un ministerio de
tres años y medio)98 El error en esto ha causado que muchas personas
cuestionen la credibilidad de este historiados en torno a las fechas y números.
También es interesante notar un detalle poco conocido, encontrado por Frank
Viola en su libro, The Untold Story of the New Testament Church (La Historia No
Contada de la Iglesia del Nuevo Testamento): Domiciano fue en realidad
emperador de Roma por un período de seis meses en el año 70 D.C.; y luego fue
nuevamente emperador desde el año 81 al 96 D.C. Esto significa que, incluso si
Ireneo de Lyon escribió correctamente, se pudo estar refiriendo al primer
período, que fue antes de la caída de Jerusalén.99

Además de los cuestionamientos respecto a los registros de Ireneo de
Lyon, podemos encontrar sólidas pruebas de que Apocalipsis se escribió antes
del año 70 D.C.:

1. La primera versión del Nuevo Testamento, llamada la Peshitta o Biblia
Siríaca, incluye una oración al comienzo del libro de Apocalipsis que
dice: “Nuevamente, la revelación que fue sobre el santo Juan, el
evangelista de Dios cuando estuvo en la isla de Patmos, mientras
gobernaba el emperador Nerón.” Nerón gobernó el Imperio Romano
desde el año 54 al 68 D.C.

2. Apocalipsis 17:10 dice: “y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno
es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure
breve tiempo.” El primero de cinco emperadores romanos, quienes ya

97 Gentry, Before Jerusalem Fell, 45-67
98 Ibid. 63-64
99 Viola, The Untold Story of the New Testament Church, 176.
habían muerto, fueron Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, y
Claudio. El sexto emperador fue Nerón, quien era el emperador al
momento en el que Juan escribía. Luego de Nerón vendría el séptimo:
“y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve
tiempo.” Después de Nerón, quien había estado en el poder por catorce
años, Galba estuvo en el trono y gobernó solo por seis meses. En otras
palabras, Juan estaba hablando de los pasados emperadores romanos,
del actual emperador (Nerón), y del que iba a venir, quien Juan
profetizó que estaría en el poder solo por un breve tiempo. Esta es una
profecía impresionantemente acertada, que claramente muestra que
el libro se escribió en el reinado de Nerón.

3. Apocalipsis 1:7 dice que “los que le traspasaron” verían la venida de
Jesús. Esto ubica estos eventos (y la escritura de Apocalipsis) dentro
de la esperanza de vida de aquellos que habían sido adultos en el
momento de la crucifixión de Jesús. Aquellos quienes literalmente Lo
habían traspasado, verían Su regreso en juicio.100

4. Apocalipsis 6-7 habla sobre la persecución judía sobre los cristianos,
que también se registra en el resto del Nuevo Testamento y en
registros históricos. No obstante, toda la persecución judía cesó luego
del año 70 D.C., porque su mundo entero había desaparecido.

5. La influencia de la herejía judaizante se menciona en las cartas a las
siete iglesias en Apocalipsis 2-3, y se reprenden en muchos versículos
(Ver Apocalipsis 2:6,9, 15, 3:9). Esto data a Apocalipsis antes del año
70 D.C., porque los judaizantes esencialmente se desvanecieron luego
de la destrucción del templo. Ya no había manera de regresar al
antiguo pacto.

6. Apocalipsis 11 habla acerca de medir el templo en Jerusalén, que ya
obviamente no existía después del año 70 D.C. Si esta visión hubiese
tenido lugar veintiséis años después, el templo hubiese estado
destruido, como ya se mencionó. En cambio, el autor habla de
Jerusalén y del templo como si todavía estuviesen de pie.

7. En Apocalipsis 1:1, y en 1:3; como así también en el 22:10 y en el
22:20, encontramos indicadores temporales que declaran “el tiempo
está cerca”, “estas cosas sucederán pronto”, “Él viene pronto”, y “Mira, Él
viene pronto” Juan claramente indica que el tiempo del juicio estaba
próximo. Esto solo tiene sentido si el libro fue escrito antes de la
destrucción de Jerusalén.


100 La frase “viniendo en las nubes” es usada en Ezequiel, Jeremías, e Isaías en

referencia a Dios viniendo en juicio sobre una ciudad o nación. Ya sea que fuese
sobre Babilonia, Edom, Egipto, o Israel, este idioma significaba que Él estaba
viniendo para traer juicio. Era un lenguaje profético comúnmente entendido en
el siglo primero, y no habla del fin del mundo.
8. Uno de los padre de la Iglesia, San Jerónimo, escribió en uno de sus
libros que “Juan había sido visto en público en el año 96 D.C., y tuvo
que ser ayudado por otras personas para moverse. Solo pudo hablar
unas pocas palabras con la gente debido a su avanzada edad”101 Juan
estaba débil y enfermo por su edad en el año 96 D.C. No obstante, en
Apocalipsis 10:11, Dios le dice a Juan: “Y él me dijo: Es necesario que
profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.”
Esto indica que tendría que haber vivido bastante y estar sano para
viajar y hablar delante de muchos pueblos, lo que nos lleva a concluir
que Apocalipsis fue escrito mucho antes que el año 96 D.C.

9. A Daniel, quien profetizó acerca de eventos que sucederían cientos de
años después, le fue dicho, “Daniel, cierra las palabras y sella el libro
hasta el tiempo del fin…” (Daniel 12:4). En contraste, a Juan le fue
dicho, “…No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el
tiempo está cerca.” (Apocalipsis 22:10). Mientras que a Daniel le fue
dicho que sellase el libro porque faltaba mucho tiempo (alrededor de
500 años), a Juan le fue dicho que no lo sellase porque el tiempo
estaba cerca. En otras palabras, estos eventos hablaban del año 70 D.C.

10. La existencia de solo siete iglesias en Asia Menor (como se ve en
Apocalipsis 2-3) indica una escritura anterior a la gran expansión del
cristianismo en la región, que tuvo lugar después de la caída de
Jerusalén.

Claramente, la evidencia abrumadora muestra que la escritura de
Apocalipsis fue antes del año 70 D.C.102

2. ¿Cómo (con qué elementos) se realizó la pintura?

Ahora que sabemos el período histórico al que pertenece, la siguiente
pregunta que debemos hacernos es cómo, o con qué elementos, se realizó la
pintura. ¿Por qué el artista eligió hacer la pintura de esa manera? En el arte,
siempre hay una razón detrás de los elementos con el que el artista trabaja.
También, se desarrollaron diferentes materiales en diferentes períodos
históricos, entonces la combinación del período histórico y del elemento con que
fue pintada, puede decirnos bastante al respecto. Cuando consideramos el libro
de Apocalipsis según esta óptica, veremos que es obviamente diferente del resto
del Nuevo Testamento. La pregunta es: ¿Por qué Juan escribió de esta manera?
La respuesta para esto puede no ser muy obvia, y esto es porque la mayoría de
los cristianos no comprenden muy bien el Antiguo Testamento, especialmente el

101 Eberle y Trench, Victorious Eschatology, 127.
102 Un libro importante sobre este tema es Before Jerusalem Fell, del Dr. Kenneth

Gentry, el principal líder preterista del libro de Apocalipsis. En él, Gentry analiza
evidencia interna y externa que muestran que el libro se escribió antes del año
70 D.C. Otro libro de gran ayuda en este tema es Re-Dating the New Testament, de
John A. T. Robinson, en donde él concluye que el Nuevo Testamento en su
totalidad fue escrito antes del año 70 D.C.
hilo que va desde Salomón a Mateo. Por esta causa, no reconocemos que en
Apocalipsis, Juan estaba haciendo un paralelo muy parecido al libro de Ezequiel.
Usó las imágenes de Ezequiel (y de Isaías y Jeremías), que hablaba de la
destrucción venidera de Jerusalén en manos de los babilonios, en el año 586 A.C.
Como su materia era muy similar, Juan usó las imágenes y la estructura de
Ezequiel para profetizar la próxima destrucción de Jerusalén. Cuando
comparamos estos libros, encontramos que Ezequiel y Apocalipsis son un
paralelo asombroso. Cada uno de estos elementos está en ambos libros:

CONTENIDO APOCALIPSIS EZEQUIEL
La visión del Trono 4 1
El Libro 5 2 - 3
Las Cuatro Plagas 6:1 – 8 5
Los Muertos bajo el Altar 6:9 – 11 6
La Ira de Dios 6:12 - 17 7
El Sello Sobre la Frente 7 9
de los Santos
Los Carbones del Altar 8 10
No Más Demora 10:1 – 7 12
Comer el Libro 10:8 – 11 2
Medir el Templo 11:1 – 2 40 - 43
Jerusalén y Sodoma 11:8 16
La Copa de Ira 14 23
La Viña de la Tierra 14:18 – 20 15
La Gran Ramera 17- 18 16 - 23
El Lamento sobre la 18 27
Ciudad
La Celebración de los 19 39
Mártires
La Primera Resurrección 20:4 – 9 37
La Batalla con Gog y 20:7 – 9 38 - 39
Magog
La Nueva Jerusalén 21 40 - 48
El Río de Vida 22 47

Los lectores del primer siglo entendieron este paralelo y sus
implicaciones. Hubiesen entendido que Juan estaba profetizando de un evento
muy similar al que Ezequiel había profetizado. La única diferencia fue el
destructor (Roma en lugar de Babilonia), y el resultado final. Mientras que
Ezequiel profetizó un regreso después del exilio y una reconstrucción de
Jerusalén, Juan no profetizó lo mismo. En cambio, profetizó que Jerusalén sería
reemplazada por un cielo nuevo y una tierra nueva, y una nueva Jerusalén
(celestial). Los lectores originales entendieron esta diferencia, también, y el
cambio significativo en la profecía. La realidad de este paralelo está confirmado
por el hecho histórico de que la destrucción de Jerusalén en el 586 A.C., y la
destrucción del templo en el año 70 D.C., tuvieron lugar en el mismo día en el
calendario judío (el noveno día de Av.) El asombroso paralelo entre estas dos
fechas y la ironía profética de que hayan acontecido en el mismo día, confirma
que estas profecías contenían el mismo concepto, excepto que esta vez no habría
reconstrucción y restauración. En lugar de volver al antiguo pacto, iban a hacer
una transición por completo al nuevo pacto. Esta es la razón por la que Juan
escribió de la manera en la que lo hizo. Usando la misma estructura y las mismas
imágenes de Ezequiel, Isaías y Jeremías, hizo una clara comparación entre lo que
había pasado antes, y lo que habría de acontecer nuevamente.

3. ¿Por qué el artista realizó esta pintura?

La tercer pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué el artista escogió
pintar esta pintura? ¿Cuál fue su objetivo? Cuando hablamos de Apocalipsis,
sabemos que Jesús ya lo había profetizado del año 70 D.C. en su Discurso del
Monte de los Olivos, como se registra en Mateo 24, Lucas 21, y Marcos 13. Los
cristianos primitivos ya tenían estos libros, entonces, ¿cuál fue el objetivo de
Juan en escribir el libro de Apocalipsis treinta y cinco años después?

Podemos encontrar la respuesta a esto, primeramente, en el hecho de que
el Evangelio de Juan no tiene declaraciones respecto al año 70 D.C. y a la
destrucción venidera. De alguna manera, entonces, el libro de Apocalipsis es un
paralelo con el Discurso del Monte los Olivos registrado en los tres otros
evangelios. Juan fue una especie de rebelde, en el sentido que no escribió su
Evangelio de la misma manera en que los otros tres lo hicieron. Él tuvo un
enfoque completamente diferente y registró historias arriesgadas (como el
mandamiento de Jesús de comer Su carne y beber Su sangre), que los otros
omiten. Tiene sentido, entonces, que Juan no escribiese el Discurso del Monte de
los Olivos de manera normal, sino que escribiese el altamente simbólico libro de
Apocalipsis, que hacía un paralelo con los profetas del Antiguo Testamento. Esto
encaja mucho más con la personalidad de Juan como escritor, que con cualquier
otro escritor del Nuevo Testamento.

Segundo, cuando Jesús se le apareció a Juan le dio una visión que era un
paralelo de la destrucción de Jerusalén en el Antiguo Testamento, que también
sirvió como una actualización y un estímulo para los cristianos que habían
estado creyendo por los últimos treinta y cinco años que Jesús vendría en juicio
en cualquier momento. Él les estaba recordando que debían seguir estando
alertas porque lo que habían estado esperando, estaba a la vuelta de la esquina.
En este punto, muchos de los compañeros de Juan habían sido asesinados por los
romanos, y Apocalipsis sirvió como una especie de último lamento y un
recordatorio de: “Está llegando. ¡No perdamos la esperanza! ¡Mantengámonos
firmes y perseveremos!” Fue tanto un paralelo de Juan del Discurso del Monte de
los Olivos, como un recordatorio a los cristianos de ese tiempo de que se
mantuviesen firmes.

4. ¿En dónde se hizo la pintura?

La siguiente pregunta es: ¿En dónde se hizo la pintura? ¿A qué locación
hace referencia? La locación hace una gran diferencia en el entendimiento
histórico de la pieza. Lo mismo es cierto para Apocalipsis. Descubrir en dónde
fue escrito geográficamente provee un importante marco de referencia para
nuestra interpretación. Muchos, leyendo desde una perspectiva futurista,
asumen que Apocalipsis habla de una catástrofe a nivel mundial. No obstante, el
texto en realidad habla de un evento regional.

Una y otra vez, el texto habla de tercios (un tercio del césped, un tercio de
los árboles, un tercio de la tierra) Por causa de los errores de traducción, es fácil
para nosotros leer esto en un contexto global. No obstante, la palabra griega a
menudo traducida como “tierra” o “planeta” sería mejor traducida como
“región.” El lenguaje griego tiene dos palabras usualmente traducidas como
tierra en el Nuevo Testamento, kosmos, que significa “el planeta entero”103; y ge,
que significa “una tierra local, tierra poblada, o región.”104 Esta palabra ge es
usada 64 veces en Apocalipsis, mostrando claramente que se trataba de un
evento que afectaría solo a una región, no al planeta entero. En contraste, kosmos
se utiliza solo tres veces en Apocalipsis.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que
decían: Los reinos del mundo (kosmos) han venido a ser de nuestro Señor y
de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 11:15)

Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban
escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el
principio del mundo (kosmos). (Apocalipsis 13:8)

…Y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos
desde la fundación del mundo (kosmos) en el libro de la vida, se
asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será (Apocalipsis 17:8b)

Cada uno de estos versículos usan el término kosmos en referencia al
planeta entero. El recordatorio del libro de Apocalipsis se refiere a los eventos de
un área local. Obviamente, hay una gran diferencia entre decir un tercio del
césped y árboles de Israel serán quemados, que un tercio del césped y árboles
del planeta tierra. Cuando pensamos en el daño que los ejércitos le hicieron a la
región, este número es muy lógico en un contexto limitado. Y es exactamente lo
que sucedió localmente en la zona de Israel.


LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO

Otro aspecto importante de cualquier pintura es el nombre. Lo mismo es
verdad para cualquier otro libro. El nombre del libro es Apocalipsis es “La
Revelación de Jesucristo.” No es el libro de las revelaciones en general, sino la
revelación de algo específico: Jesucristo. Esto debería hacernos preguntar ciertas
cosas. Primero, ¿por qué esto es diferente del nacimiento y muerte de Jesús?
¿Fue completamente revelado en su nacimiento, en su ministerio, en su muerte y
resurrección? ¿O era necesaria otra revelación? Segundo, si Él aún necesitaba ser
revelado, ¿qué lo estaba velando?

103 Concordancia Exhaustiva Strong, Griego, #2889
104 Ibid., Griego #1093
Las ideas escondidas tras estas preguntas parecen contradecir mucho de
lo que hemos aprendido en el cristianismo, pero encajan bien con los escritores
del Nuevo Testamento, quienes escribieron de una inminente revelación o
manifestación de Jesús. Por ejemplo, Pedro escribió:

…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el
cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1 Pedro 1:7)

Un poco más adelante, Pedro vuelve a repetir esta idea cuando dice: “Por
tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado” (1
Pedro 1:13). Como se mencionó previamente, la venida de Jesús era una jerga del
siglo primero usada en la Escritura para referirse a la venida en destrucción.
Pedro no estaba hablando de la Segunda Venida Final de Jesús en este pasaje,
sino de la venida en destrucción sobre Jerusalén.

De la misma manera, en 2 Tesalonicenses 1:6-7, hablándole a la gente que
estaba sufriendo una tremenda persecución, Pablo escribe:

Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,
y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se
manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder

Esto es exactamente lo que pasó en el año 70 D.C., cuando la destrucción
de Jerusalén acabó con aquellos que perseguían a la Iglesia. La persecución judía
hacia los cristianos cesó, y aunque los romanos continuaron persiguiéndolos, la
severidad de los castigos decrecieron luego de la muerte de Nerón en el año 68
D.C. Todo esto sucedió cuando Pablo dijo que sucedería: “… Cuando se manifieste
el Señor Jesús.” En su primera carta a los corintios, Pablo también escribió: “de tal
manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de
nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:7). Estos son solo algunos ejemplos de
un tema prominente en el Nuevo Testamento. Estaban esperando por la
revelación o manifestación completa de Jesús en un futuro cercano, y lo
conectaban con la destrucción de Jerusalén. Entonces, cuando Juan nombró al
libro de Apocalipsis, estaba claro que estaba hablando de la revelación de
Apocalipsis. Este era el evento por el que estaban esperando.

Esto se conecta con la segunda pregunta: ¿Qué estaba escondiendo (o
velando) a Jesús? La respuesta está en 2 Corintios 3, en donde Pablo habla del
antiguo pacto:

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés
a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será
más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de
condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de
justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto,
en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo
gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. (2 Corintios 3:7-11)

La gloria del nuevo pacto era mucho mejor que la gloria del antiguo pacto,
entonces Pablo concluye:

Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como
Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no
fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el
entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando
leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual
por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés,
el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan
al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a
cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu
del Señor (2 Corintios 3:12-18)

En otras palabras, era el antiguo pacto lo que velaba a Jesús. Lo veló
cuando nació, lo veló cuando murió, y lo veló cuando resucitó. No fue hasta el
Apocalipsis, la revelación, que el velo fue quitado. Lo que este libro profetizó se
hizo realidad cuando el templo y el antiguo pacto fueron destruidos. El velo del
juicio de muerte, a través del cual la gente había visto a desde el día del pacto de
paridad, finalmente había sido removido. El antiguo pacto había evitado que la
gente viese la verdadera imagen de Dios, y todo lo que veían era juicio y
condenación. Pero del otro lado del año 70 D.C., el velo se removió, y ahora
podemos ver a Dios como el Padre amoroso que realmente es. Los creyentes del
siglo primero entendieron de qué se trataba Apocalipsis: una profecía de la
destrucción del antiguo pacto, que había velado a Dios, y una revelación
completa de la gloria de Jesús y Su nuevo pacto.


EL CORAZÓN DE DIOS EN APOCALIPSIS

Cuando la gente lee Apocalipsis sin el entendimiento de su trasfondo y su
propósito, puede sonar muy terrorífico, perturbador, trágico y confuso. Los
futuristas viven con miedo de experimentar esos eventos en algún momento de
sus vidas, e incluso algunos preteristas miran a esos eventos históricos con
horror. No obstante, cuando lo leemos con el entendimiento del nuevo pacto y su
canon, comenzamos a ver el corazón de Dios en el libro. Ciertamente, la pérdida
de las vidas fue trágica y terrible. No queremos pasar por alto ese hecho. No
obstante, para Dios los eventos del libro de Apocalipsis fueron hermosos porque
iniciaron el anticipado momento en la historia cuando el velo finalmente se
removió. Dios había sufrido mil quinientos años de ser malentendido y
rechazado, todo por causa del velo que los mismos israelitas habían creado
cuando rechazaron Su ofrecimiento del pacto y pidieron la Ley. Ahora, el velo no
puede prevenir a la gente de relacionarse con Él. Si entendemos esto, veremos
cuán glorioso este evento en verdad fue.
Apocalipsis no se centró en la destrucción de las personas, sino en la
destrucción de un sistema con errores que había velado al Señor por años. Fue la
revelación del nuevo pacto de Jesucristo. Vemos esto en Apocalipsis 11:19, en
donde dice:

Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el
templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

El arca terrenal del pacto se había perdido en la primera destrucción de
Jerusalén en el año 586 A.C. No había sido vista por muchísimos años. Cuando
Jesús murió, el templo se sacudió y el velo se rasgó, mostrando el cuarto vacío en
donde el arca debería estar. Cuando Juan vio el arca del pacto, no estaba viendo
el arca del antiguo pacto, que se había perdido. Él en verdad estaba viendo el
templo en el cielo, en donde Jesús entró y, de acuerdo a Hebreos, salpicó Su
sangre en el arca celestial del pacto. Si Jesús hubiese puesto Su sangre en el arca
del antiguo pacto, Él hubiese sido el perfecto cordero inmolado, y nos hubiese
sellado dentro del antiguo pacto para siempre. Afortunadamente, Él, en cambio,
puso Su sangre en el arca del nuevo pacto en el templo en el cielo. ¡Esta fue una
transición asombrosa y gloriosa, de la carga de la Ley a la libertad de la fe!

Vemos aun más evidencia de Apocalipsis siendo canon del pacto en este
pasaje tan frecuentemente malinterpretado:

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si
alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están
escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta
profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de
las cosas que están escritas en este libro. (Apocalipsis 22:18-19)

El mandamiento de no agregar o quitar palabras, también se encuentra en
otro lado de la Escritura: “No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios
que yo os ordeno.” (Deuteronomio 4:2). De hecho, esta era una frase que era
común en el lenguaje antiguo, que se usaba para “sellar” un pacto entre dos
partes.105 Por eso, tiene sentido absoluto que una declaración como tal selle el
último libro del canon del nuevo pacto. El propósito de Apocalipsis 22:18-19 no
es asustar a la gente, sino demostrar la posición de este libro dentro del canon
del nuevo pacto. Era otra manera de mostrar que el libro entero era un libro del
pacto, uno que era muy importante para los cristianos del siglo primero, quienes
dependían de estas instrucciones para escapar de la destrucción de Jerusalén. Es
por esta razón que era tan importante no agregar ni quitar nada.


UN RESUMEN DE APOCALIPSIS

Ahora que entendemos el trasfondo y el contexto de Apocalipsis, haremos
un pequeño resumen de los contenidos de los capítulos del 1 al 20. El libro de

105 Kline, Treaty of the Great King, 59
Apocalipsis se divide en nueve partes. Comienza con una introducción y termina
con un epílogo; en el medio hay siete visiones.

1. La Introducción

2. Primera Visión: Las Siete Iglesias

3. Segunda Visión: Los Siete Sellos

4. Tercera Visión: Las Siete Trompetas

5. Cuarta Visión: Los Seguidores del Cordero o Los Seguidores de la
Bestia

6. Quinta Visión: Los Siete Cuencos

7. Sexta Visión: La Ramera Babilónica y la Novia

8. Séptima Visión: Cielos Nuevos y Tierra Nueva

9. Epílogo

Por lo que resta de este capítulo, nos centraremos en la séptima visión;
pero antes estudiaremos brevemente Apocalipsis 18-19, que cuenta la caída de
Babilonia.


LA CAIDA DE BABILONIA

En Apocalipsis 18, comenzando con el versículo 9, encontramos una
sección a menudo referida como la “Triple Lamentación sobre la Caída de
Babilonia.” La primera pregunta que debemos hacer es: ¿De qué ciudad estaba
hablando Juan al referirse a Babilonia? La respuesta puede ser encontrada al
examinar el uso de una frase usada a menudo en Apocalipsis: la gran ciudad o la
ciudad fuerte. La identidad de la ciudad se clarifica en Apocalipsis 11:8, en donde
habla de dos testigos: “Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad
que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor
fue crucificado.” En otras palabras, la grande ciudad es Jerusalén. Allí es donde el
Señor fue crucificado. Vemos que Juan estaba usando nombres simbólicos en su
declaración: “en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto” Esto significa que,
cuando vemos los nombres de Sodoma y Egipto en Apocalipsis, son referencias a
Jerusalén. Como Jerusalén se había convertido como Sodoma y Egipto a los ojos
de Dios, las plagas y la destrucción que una vez habían venido sobre estas dos
ciudades, estaban ahora viniendo a Jerusalén. Estos dos nombres son usados
como una imagen de Jerusalén a través del libro.

La otra imagen de Jerusalén es Babilonia. Sabemos esto porque Babilonia
también es referida como la ciudad fuerte. Esta es nuestra pista de que es otro
símbolo de Jerusalén y la destrucción venidera. Vemos este término usado a
través de Apocalipsis 18, en donde habla de la caída de Babilonia:

… parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: !Ay, ay, de la gran
ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!
(Apocalipsis 18:10)

… y diciendo: !Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de
púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de
perlas! Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo
piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan
en el mar, se pararon lejos (Apocalipsis 18:16-17)

… y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era
semejante a esta gran ciudad? (Apocalipsis 18:18)

Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando,
diciendo: !Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en
el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido
desolada! (Apocalipsis 18:19)

Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la
arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia,
la gran ciudad, y nunca más será hallada. (Apocalipsis 18:21)

Juan claramente conectó a Babilonia, la gran ciudad, con la gran ciudad
mencionada en Apocalipsis 11:8: Jerusalén. Por eso, podemos ver en Apocalipsis
que los nombres de Babilonia, Egipto y Sodoma (como así también La Gran
Ramera) están hablando simbólicamente de Jerusalén. Las tres lamentaciones
sobre la caída de Babilonia son, en realidad, lamentaciones sobre la caída de
Jerusalén. En el capítulo 19, encontramos “El Gran Aleluya Sobre la Caída de
Babilonia.” Esta es la perspectiva opuesta sobre le mismo evento. Mientras que
Apocalipsis 18 muestra el lamento de la humanidad sobre la destrucción de
Jerusalén, que era una ciudad comercial muy importante, la ciudad santa, y la
ciudad de los ancestros; Apocalipsis 19 muestra una perspectiva del cielo, que no
fue una lamentación sino un regocijo. El cielo se regocijó con la caída de
Jerusalén, porque marcó el fin para siempre del antiguo pacto y el comienzo de la
gloria del nuevo pacto en su totalidad.


LOS CIELOS NUEVOS Y LA TIERRA NUEVA

Esto nos lleva a la séptima revelación de Apocalipsis: cielos nuevos y
tierra nueva, en Apocalipsis 21-22. Muchos cristianos han pensado que esta debe
ser una imagen del cielo luego del juicio final. El problema con esta idea es, no
obstante, que al final del capítulo 22, Juan dice: “Esto sucederá pronto.” La
pregunta es: ¿La palabra esto incluye todo lo que está en Apocalipsis? ¿Todo lo
que está en el libro sucederá pronto, o solo parte de él?

Cuando estudiamos Apocalipsis 21-22 sin asumir que se está hablando
del cielo, encontraremos algunos paralelos con el nuevo pacto. El Cielo
ciertamente existe como la morada de Dios y de los creyentes después de la
muerte (y después del futuro regreso final de Cristo). Pero este pasaje no
describe solo algo en la eternidad, sino algo que podemos experimentar ahora
mismo. Es la “era por venir”, la era que los judíos creían que reemplazarían a la
era malvada de la Ley. Esto es exactamente lo que Juan describió simbólicamente
aquí. A continuación hay nueve evidencias de que Apocalipsis 21-22 no es una
descripción del cielo sino una descripción del mundo del nuevo pacto:

1. El río de vida (Ver Apocalipsis 22:1). Esto representa la Salvación
de Dios. Jesús habló de esto en Juan 4 con la mujer samaritana.
También habló de esto mismo en Juan 7. Estamos invitados a ir y a
beber de este río.

2. Los doce fundamentos con los nombres de los apóstoles escritos
en ellos (Ver Apocalipsis 21:14). Pablo también escribió que la
Iglesia estaba cimentada sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, en Efesios 2:20. Eso no es solamente para el futuro, sino para
el presente.

3. Jerusalén celestial en un cubo (Ver Apocalipsis 21:16). La ciudad
es descripta como un cubo, en donde cada lado mide 1200 estadios,
que en términos modernos serían aproximadamente 2255 kilómetros.
Si midiésemos desde Roma hasta Jerusalén desde el Este hacia el
Oeste, y desde el borde norte al borde sur del Imperio Romano de
aquellos días, nos daría 2255 kilómetros por 2255 kilómetros, con la
isla de Patmos exactamente en el medio de esa medición.106 Entonces
el mundo del nuevo pacto de aquellos tiempos, medía 2255 kilómetros
cuadrados (o 1200 estadios), y Juan estaba en la isla ubicada en el
medio. También se extiende hasta el cielo, lo que hace que tenga forma
de cubo.

4. La ausencia de templo en la Nueva Jerusalén (Ver Apocalipsis
21:22). El templo no existe en la Nueva Jerusalén porque el trabajo en
la cruz ha removido al necesidad del mismo. Nosotros somos los
templos ahora, de acuerdo a 1 Corintios 3 y 6.

5. Las naciones caminarán a su luz (ver Apocalipsis 21:24). Esto
sugiere que las naciones aún existen como entidades nacionales
separadas, lo que nos lleva a la conclusión de que es una condición
presente, no la eterna, la condición celestial. Jesús también se refirió a
la Iglesia como “la luz de este mundo.” (Mateo 5:14)

6. Las puertas están siempre abiertas (Ver Apocalipsis 21:25). Esto
ilustra la tarea del evangelismo.


106 Mulholland, Revelation, 122.
7. Los inmundos practican abominación y mentira (Ver Apocalipsis
21:27). Aquí nuevamente vemos evidencia de un pre-ajuste del juicio
final. El cielo no admitirá gente de este tipo.

8. El árbol de vida tiene hojas para sanidad de las naciones (Ver
Apocalipsis 22:1-2). Esta declaración indica que las naciones no
habían sido sanadas aún.

9. Los hechiceros, la gente inmoral, los asesinos, los idólatras, y
aquellos que amen y practiquen la mentira están afuera de las
puertas (Ver Apocalipsis 22:15). Esta gente está justo afuera de las
puertas y pueden entrar en cualquier momento. Esto muestra nuestra
realidad presente, no la vida después del juicio final. Siguiendo al
juicio final, esta gente será enviada al lago de fuego. Pero esa no es la
imagen que vemos aquí. En lugar de eso, vemos que detrás de
nuestras puertas se viven toda clase de inmundicias, pero éstas están
abiertas para que las personas puedan ser salvas y entrar en
cualquier momento.

Lo que vemos descripto en Apocalipsis 21-22 es el mundo del nuevo
pacto, con la Nueva Jerusalén, la Esposa de Cristo, los cielos nuevos, y la tierra
nueva, y el nuevo templo. Todo esto describe el mundo del nuevo pacto en el que
vivimos ahora mismo.


LO QUE RESTA

El hecho de que Apocalipsis describa eventos que tuvieron lugar en el
pasado, no lo hace menos relevante para nosotros. Después de todo, los otros
relatos históricos de la Biblia (tales como el nacimiento de Jesús, su muerte, y su
resurrección) aún tienen mucha relevancia para nosotros muchos años después.
La Biblia está llena de información relevante para nosotros, incluso cuando la
mayor parte de la misma no sucederá en nuestro futuro. La relevancia no cambia
solo porque las profecías de Jesús ya se han cumplido. Estamos viviendo en el
maravilloso resultado del cumplimiento de aquellas profecías (el mundo del
nuevo pacto, con una puerta abierta en la que todos pueden entrar)

No obstante, también hay algunas profecías que deben cumplirse en
nuestro futuro. Sabemos que esto es verdad basándonos en Apocalipsis 21:5, que
dice: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las
cosas.” Esto está en tiempo presente. Dios no ha terminado. El mundo aún no es
perfecto. En cambio, Él está en el proceso de hacer todas las cosas nuevas, y
nosotros tenemos la oportunidad de trabajar en la expansión del Reino en la
tierra. Somos sus colaboradores, su Esposa, y estamos sentados en lugares
celestiales con Él. Por eso, podemos hacer todas las cosas nuevas como
embajadores en la tierra. Esto es un proceso gradual que eventualmente llegará a
un punto de perfección en el futuro, que aún no hemos alcanzado.

En conclusión, estas son cinco cosas en la que vemos que entender
Apocalipsis es importante y valioso para nosotros. cuando tenemos un
entendimiento apropiado de este libro, nos damos cuenta de:

1. Hemos sido completamente establecidos en el nuevo pacto con
nuestro Esposo, el Rey Jesús.

2. Toda la ira fue derramada en el sistema del antiguo pacto y nunca
jamás se repetirá. El sistema del nuevo pacto no tiene ira, tiene
perdón.

3. Estamos trabajando con el Rey para hacer nuevas todas las cosas.

4. No tenemos razón para tener miedo de un gobierno único en el futuro,
gobernado por la bestia; ni de ningún otro pronóstico futurista acerca
de los tiempos finales.

5. Jerusalén no debería ser un ídolo del cristianismo moderno. Vivimos
en la Jerusalén celestial y somos parte del mundo del nuevo pacto. El
antiguo pacto quedó en el pasado, y Dios clamó tres veces aleluya
sobre la destrucción de esta ciudad. Jerusalén no debería ser el centro
de nuestra escatología.

Apocalipsis cierra el canon del nuevo pacto porque es la palabra final del
fin del antiguo pacto y el establecimiento del nuevo pacto. Ahora estamos para
siempre en el nuevo pacto, en donde Jesús está revelado y la libertad fue lanzada.
Las puertas están abiertas para todos, y estamos invitados a colaborar con Jesús
para hacer nuevas todas las cosas.


PREGUNTAS DE REPASO

1. ¿Cuándo se escribió el libro de Apocalipsis?

2. ¿Bajo el reinado de qué emperador escribió Juan el libro de Apocalipsis,
según la Peshitta?

3. Juan tomó imágenes y símbolos de tres libros del Antiguo Testamento
para escribir Apocalipsis. ¿Qué libros fueron?

4. ¿En qué día se destruyó el templo, tanto en el año 586 A.C. y en el año 70
D.C.?

5. En el griego, ¿cuántas veces aparece en Apocalipsis la palabra ge
(indicando un evento local) para hablar de un tercio de la tierra siendo
destruida? ¿Cuántas veces en el mismo libro aparece la palabra kosmos
(hablando del planeta entero)?

6. ¿Qué estaba velando a Jesús, de acuerdo a 2 Corintios 3?

7. ¿De qué ciudad hablan los términos Egipto, Sodoma, y Babilonia en el libro
de Apocalipsis?


MATERIAL RELACIONADO

Kenneth Gentry, Before Jerusalem Fell.

John A. T. Robinson, Re-dating the New Testament.

Frank Viola, The Untold Story of the New Testament Church.

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