Sei sulla pagina 1di 1

ARGÁN. - (Sentado ante una mesa, repasa las cuentas de su boticario, utilizando unas fichas.

Mientras
tanto sostiene consigo mismo el diálogo siguiente). Tres y dos, cinco, y cinco, diez, y diez, veinte. Tres y 21
dos, cinco. "Además, del día 24, una lavativa para refrescar las entrañas”. ¡Treinta monedas una lavativa!
Además, ese mismo día por la noche, unos somníferos, preparados para hacer dormir al señor, treinta y
cinco monedas". De esto no me quejo, porque me hizo dormir bien. "Día 25, una buena medicina
purgativa, según receta del Doctor Purgón, para expulsar y evacuar la bilis del señor, cuatro monedas.
Además, los días 26 y 27, una poción para estimular la evacuación y expulsar, del cuerpo todos los malos
humores; cinco monedas". Cobrando así, ¿quién va a querer estar enfermo? ¡Cuatro monedas! (Suma).
Tres y dos, cinco, y cinco, diez, y diez, veinte. Sesenta y tres monedas, cuatro sueldos y tres dineros. Así
que este mes he tomado una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y doce lavativas.
iAh!, pero el mes pasado, fueron doce medicinas y veinte lavativas. ¡Claro, no me extraña que este mes
ande peor que el anterior! Se lo diré al doctor Purgón para que ponga orden en este asunto. ¡Venga, que
me quiten de aquí todo esto! (Viendo que no acude nadie y que ninguno de sus sirvientes está en la
habitación). ¿No hay nadie? Por más que digo que no me dejen sólo, les da igual. (Hace sonar una
campanilla). ¡Nunca me oyen cuando les llamo!, y encima esta campanilla apenas suena. Tilín, tilín, tilín.
¿Estáis sordos? ¡Toñeta! ¡Tilín, tilín, tilín! ¡Nada, como si no me oyera, maldita vieja!, ¡bribona! ¡Me
desespera (Grita)! ¡tilín, tilín tilín! ¡A ver si os lleva el diablo! ¿Será posible sabiendo lo enfermo que estoy
me dejen solo? Tilín, tilín, tilín. ¡Esto es un pitorreo! Tilín, tilín, tilín ¡Me dejarán aquí hasta que me muera!
¡Tilín, tilín, tilín! Pues lo hago yo mismo ¿Habrá obrado bien mi lavativa de hoy? ¿Habré evacuado mucha
bilis? Mmm dentro de un momento tendré que ponerme otra lavativa.
Menos mal que pienso casar a mi hija con un médico. Mi mujer, su madrastra, insiste en meterla a monja y
a mi hija Luisita también. No sé por qué, continuamente, mi mujer se empeña en ello. Mi razón, es que,
viéndome lo achacoso y enfermo que estoy, quiero un yerno y unos allegados médicos, quiero tener en mi
propia familia la fuente de los remedios que necesito, y, además, poder contar con consultas y recetas
gratis. Le doy un médico para mí; y como buena hija debe sentirse encantada de casarse con quien va a ser
útil para la salud de su padre. No tendré valor para hacerlo. Lo tendré. El amor paterno me lo impedirá.
No me lo impedirá. Una o dos lágrimas, un abrazo, un "mi papaíto querido, susurrado con cierta ternura,
serán suficiente para reblandeceros. Eso no servirá de nada. ¡Pamplinas! Cálmese, Argán. Parece que se te
olvida que estás enfermo. Se me ocurre una idea. Yo mismo me haré médico. Me tendría a mí mismo para
todo lo que necesitara. Esa sería la mejor manera de que me curase pronto. No hay enfermedad que se
atreva a jugársela con un médico en persona. Cuando me pongan la toga y el birrete de médico, lo sabré
todo. Llevando esta indumentaria, se conocen las enfermedades.

Remedios que aplicaría Para asmas, pulmonías, Para tisis y malarias: Lavativa

Remedios que aplicaría Contra una hidropesía: Lavativa

Estoy tan emocionado, La naturaleza me hizo humano y yo mismo me he doctorado. Gracias por este
honor que llevaré en el corazón. Que los años sean buenos para nuestra economía y que desaparezcan La
fiebre, la pleuresía, La peste, ni la viruela... ¡Ah!, y la hidropesía.

Potrebbero piacerti anche