Sei sulla pagina 1di 58

!

COMITÉ EDITORIAL
Tomasz Bogdanski
E. Pamela Santana Elizalde
Alma Delia Portillo Arvizu

Rodolfo Martínez Padilla


Autor


EDU © UNID 2015
www.unid.edu.mx

El contenido de este material es propiedad de la Editorial digital UNID,


por lo que no podrá distribuirse y/o difundirse por ningún medio sin la
previa autorización escrita de los editores. La editorial no se hace
responsable por el mal uso que se le pueda dar al contenido. Se
prohíbe su utilización total o parcial para cualquier fin.

© Universidad del Tercer Milenio, S.C. Av. Gustavo Baz No. 2160-4

Col. La Loma Tlalnepantla, Estado de México

C.P. 54060 Tel.: 5362-1500
Mtro. Carlos Güereca Lozano
Rector del Sistema UNID

Mtra. Caroline Mendoza Leclere
Directora General Académica del Sistema UNID

Mtro. Tomasz Bogdanski
Subdirector General Académico

P.h.D. Dante R. Ramírez Ramírez
Coordinador General de Formación y Recursos Digitales

Lic. E. Pamela Santana Elizalde
Diseño y producción de Editorial Digital UNID

Lic. Jadira Baldelamar Trejo

Editora y diseñadora de Editorial Digital UNID


© EDU © UNID 2014
www.unid.edu.mx

Fue la primera vez en la que realmente sentí que no quería soltar a mi papá, deseaba dejarlo ir,
anhelaba que me repitiera que me quería muchas veces y que estaba orgulloso de mi, que todo iba a
esta bien, que nunca me dejaría.
El tiempo se detuvo, mi corazón palpitó sin control, todos se acercaron a mamá, la abrazan ella llora,
mis tíos lloran y en ese instante a lo lejos logro captar lo que está decidiendo, leyendo en sus labios… es
cáncer.
“Un guerrero nace, un guerrero lucha, un guerrero vence”
Fu otro de esos momentos impactantes, momentos que van picando poco a poco y cada vez más
profundo en el corazón. Mi sobrino tan solo llevaba seis meses de edad y también lucharía por su vida.

Dedicado a mi familia:
Mis Guerreros

Prólogo

Por Tania María Campos Canseco

Leer Guerrero ha sido como una bocanada de aire fresco, cuando vivimos inmersos en una
cultura en la que todo es fácil, rápido y desechable, ser confrontados como familia con una
enfermedad tan terrible como el cáncer no es un reto sencillo.
Rodolfo a través de estas páginas nos lleva de la mano a recorrer junto con él y su familia el
penoso y a la vez venturoso camino que comenzó con “una bolita” en un riñón, y terminó
como una historia de sanación, crecimiento, unión, amor, todo esto con una omnipresente fe
en Dios Nuestro Señor.
No cabe duda que ante las dificultades es cuando nos doblegamos, ponemos las rodillas en el
piso y suplicamos a ese Padre del Cielo que nos bendiga con la salud del cuerpo y del alma. Y
aunque para algunos el pasar por tan duras pruebas podría suponer que Dios les ha
abandonado, la realidad es que está ahí, templando nuestra armadura, preparándonos para
salir victoriosos una vez más en las batallas.
La vida es un campo de batallas, algunas las ganamos, otras las perdemos, pero no debemos
olvidar que nuestra mirada debe estar en el cielo pidiendo fortaleza para vencer, y que
habremos conquistado la victoria no cuando no caigamos, sino cuando seamos capaces de
levantarnos una vez más de las que caemos.
Todos enfrentamos diferentes batallas en el camino de la vida, algunas las ganamos de
manera fácil y rápida, otras nos cuestan muchas lágrimas, dolor y sufrimiento, pero soy una
convencida de que si nos tomamos de la mano de Dios, seremos capaces de vencer cada vez,
sin importar lo grande del reto que estemos enfrentando.
Rodolfo es un joven que ha recibido una excelente educación por parte de su familia, es todo
un caballero de los de antes, aunque sea un muchacho de hoy. Sin duda el amor con que fue
educado y la presencia de Dios en su vida han hecho de él un ser humano sensible que sabe
reconocer en cada momento, en cada lugar, en cada circunstancia el amor de Dios que nos
guía.

A lo largo de estas páginas te verás reflejado en distintos momentos, su ágil narrativa te


llevará a reír, a reflexionar, y en ocasiones también a derramar una que otra lágrima, y si te
dejas envolver por el mensaje, estoy segura de que tocará tu corazón.
Gracias Rodolfo por uno de los mejores regalos de reyes que he recibido en mi vida.

Tania
Enero 2014


1
“Valentía ante todas las cosas es la primer
cualidad de un Guerrero”

Carl von Clausewitz

El clima de esa noche era perfecto, el aroma navideño se seguía respirando y con aroma
navideño me refiero a ese peculiar olor que se crea con comida por montones, pasteles y el
hedor de aquella marca de cerveza americana que solo mi tío Antonio solía comprar.

Algunos de mis primos jugando con sus obsequios navideños, mis tíos charlando, mientras
degustaban deliciosos platillos. Todos lucíamos nuestras mejores galas para recibir un nuevo
año.

Brillantes, radiantes, cambiaban de color, giraban en círculo, prendían y luego se apagaban,


así lucían las luces del árbol de navidad que tenían mi completa atención en ese instante, justo
como uno de esos momentos que todo parece dar vueltas en tu cabeza y tú estás perdido
pensando en otra cosa o quizá volando en otro mundo. Yo suelto un suspiro tan profundo
justo cuando comenzaban todos a gritar…
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
¡FELIZ AÑO NUEVO 2011!
Todos se abrazaban, pedían deseos, mientras yo me preguntaba por qué mi familia no estaba
unida.
Horas antes de la cena de víspera de año nuevo mis papás tuvieron una discusión que nos
llevó a celebrar este “importante” día completamente separados. Mis papás en un lado, yo y
Jenny en casa de tía Lucía con los hermanos de mi papá y Tania, mi hermana mayor, no
recuerdo bien pero creo que se fue con sus amigos.
– Rubén ¡feliz año! – Mi tía Raquel se acercaba para darme un fuerte abrazo.

2
– ¡Feliz año tía! – regresé la felicitación de una manera antipática.
No me sentía nada bien, se suponía que sería una noche para pedir deseos y agradecer por
cada bendición, pero lamentablemente no era así.
Aguanté el llanto el resto de la noche y me dispuse a pasar el rato hasta que llegara la hora de
irnos a casa.
Regresamos a casa en el auto y no pude evitar cuestionar a Jenny.
– ¿Se van a divorciar? – agachando la cabeza con gran temor a escuchar una respuesta que
no fuera de mi agrado.
– No hermano, son discusiones que los adultos tienen, ya se les pasará
Es simpático como a la edad de 17 aun sigo preguntando cosas “tontas”, pero ciertamente
nunca es tonto cuando el futuro en la estabilidad de tu familia está borroso. Observaba por la
ventana del auto, la calle fría y solitaria, ya con las familias dentro de sus hogares, quizá a
punto de dormir, había restos de pólvora en las banquetas lo cual me hizo recordar como con
mis primos quemábamos “palomitas” y “cebollitas” en estas fiestas. La policía rondando por
las colonias para encontrar todo en orden, es sorprendente que cada año era igual, cada año
era genial sentir esa sensación de que al despertar un nuevo año estaría ya comenzado, cada
año había esperanzas de un nuevo comienzo y nuevas oportunidades, este año era igual, sí lo
era, con la pequeña diferencia de que la “unión” fue un concepto desconocido esa noche.

Llegué a casa, subí a mi habitación y me recosté para caer en un profundo sueño esperando
mañana fuera un día mejor después de todo un año nuevo comenzó, un año lleno de alegrías
y tristezas, un año que sin duda y sin aún saber, cambiaría mi vida y la de mi familia por
completo.

Mover la almohada de lado es lo máximo para sentir como la parte que previamente estaba
hacia el colchón está más fresca, las persianas seguían cerradas y en mi reloj marcaban las
10:23 am lo cual indicaba que debía levantarme y arreglarme para ir a casa de mi tía Lucía a
pasar el primer día del año pero preferí mantenerme acostado viendo hacia el techo mientras
reflexionaba como el 2010 dejó huella en mí.
Los meses se fueron volando y diciembre llegó con todo cuando comencé una relación con
Adriana una chica muy linda que vivía en el vecindario y que por extrañas razones jamás la
había visto por mi calle hasta que la conocí en el colegio donde ella estudiaba, en el mes final
del año tuve la oportunidad de interpretar un rol protagónico en un musical y me encantó la
manera en que mi novia me apoyó a cada momento y me hacía realmente muy feliz. Cabello
negro, ojos café claro, estatura media, en fin ella era muy bonita y me volvía loco el aroma a
sandía y frutas tropicales que emanaba de su larga cabellera, sin mencionar su perfume que
creaba una maravillosa fusión con cada parte de su ser, quizá exagero pero Adriana era mi
chica ideal.

3
Cada detalle en nuestra relación era como sacado de un cuento, las miradas coquetas, el
primer beso, reuniones familiares, los mensajes de texto que se metían cada vez más en el
corazón, en fin, ella me tenía por los cielos.

El año no comenzó muy bien, todos los hermanos de mamá y sus respectivas parejas viajarían
a Chiapas por una semana a partir del 2 de enero, no sé si fue porque estaban distanciados o
por otra razón pero mi papá optó por que fuera Tania la que viajara junto a mamá.
Partieron y nos quedamos en casa Jenny, papá y yo; estaba aún de vacaciones y normalmente
en mis tiempos libres me dedicaba a grabar videos graciosos y subirlos a internet, esa semana
vi a mi papá bastante consternado y no podía ni imaginarme lo que pasaba por su mente.

Un día nos visitó Ricardo un viejo amigo de papá, gordito, de lentes, canoso, simpático,
agradable, la típica persona que con el simple hecho de verlo te caía bien. Ricardo era
psicólogo y aunque lo veíamos muy pocas veces por su apretada agenda teníamos muy
estrecha relación con él, incluso recuerdo que asistió un par de veces a mi colegio a darnos
pláticas sobre superación personal y siempre me pasaba al frente y me ponía de ejemplo para
sus ejercicios psicológicos.

Comimos en casa y al terminar la comida subimos a la habitación de mis papás donde


Ricardo me pidió que le enseñara los famosos videos que grababa para la red. Vimos unos
cuantos y quedó sorprendido por mi ingenio para echar chistoretes y ocurrencias frente a una
cámara.
– Grabemos un video – dijo Ricardo realmente emocionado.
– ¿En serio? – pregunté esperando que respondiera que solo fue un comentario al aire pero
estaba equivocado.
– ¡Sí! Grabemos algo para tu mamá y tu hermana que no están y lo subimos, incluso Rubén –
refiriéndose a papá –... y yo participaremos en él.

La idea me parecía sumamente agradable sobre todo por el hecho de que mi papá
participaría y eso era algo irreal que jamás creí pudiera pasar. Acordamos que el video sería
una parodia de cómo estábamos celosos de que mamá y Tania estuvieran en Chiapas y
nosotros aquí.

Bajamos las escaleras fui por mi cámara y nos adentramos a grabar lo que hasta ahora es “El
mejor video que pude haber grabado y subido a internet”.

Primero grabamos como si estuviéramos en la tirolesa colgando ganchos desde el tendedero


del patio e imitando la acción de deslizarnos sintiendo la adrenalina, cosa que ellos harían
allá, también grabamos como si estuviéramos en los rápidos introduciendo nuestros pies en

4
botes y abrimos la manguera para que el agua corriera mientras que imitábamos los remos
con unas escobas.

– ¡¡Ahí va el agua!! – gritó papá mojándonos con la manguera.

Avanzando con nuestro maravilloso proyecto audiovisual Jenny y yo parodiamos videos


caseros de cuando éramos pequeños y viajamos al zoológico de Guadalajara. Para cerrar con
broche de oro fue Ricardo el de la idea de bailar la clásica canción “No Rompas Más”
mientras mi papá hacía como que la cantaba. Fue en verdad un día maravilloso pasando el
rato con papá y pareciera como si el objetivo de Ricardo fuera ese, acercarnos más a papá.

El resto de la semana me dediqué a editar el video y finalmente lo publique con el título “Yo
también fui a Chiapas” e inmediatamente mis amigos y familiares al verlo comentaron sobre
el video y lo impresionados que estaban por la participación de mi papá en él.

Siempre comenzando el año es como si todo lo empezáramos desde cero y nuestros


propósitos fueran como una nueva vida y en cierto caso es cierto ya que permanece la
esperanza de que haya nuevas oportunidades y cumplimientos de metas. Entre mis propósitos
se encontraban:

• Primero que nada tener salud.


• Pasar Cálculo diferencial :S
• GRADUARME ¡Por favor!
• Viajar Mucho.
• Seguir haciendo lo que más amo.

Creo que mis propósitos no eran muy rebuscados ni complejos, es lo que quizá cualquier
adolescente de 17 años con un gusto extremo por el arte y resultados no muy favorables en el
colegio escribiría.

Este año sin duda sería decisivo más porque termina una etapa muy importante y que al
finalizarla todo ya se convierte en independencia, la verdad el futuro nunca me había
asustado hasta que veía venir mi vida profesional y ciertamente tenía un inmenso miedo por
tomar la decisión equivocada en cuanto a mis estudios profesionales, después de todo decidí
no preocuparme y disfrutar de mi último semestre en el colegio.

5
Mi clase favorita era Psicología no solo porque era una clase en la que la vulnerabilidad de las
personas está latente y suelo ser una persona muy vulnerable sino también porque mi maestra
Brenda era amiga de la familia, una persona tan agradable, tan simpática que solía hacer
cada clase más y más divertida, así sí esta padre ir a la escuela.

– Harán equipos de 5 para la feria científica el próximo mes – exclamó Miss Brenda en el
aula.
Inmediatamente organicé mi grupo que era el mismo con los que me juntaba en el receso, la
miss otorgó a cada equipo su tema a desarrollar para la muestra científica, a nosotros nos tocó
“La Neurona” llegamos a un acuerdo de que haríamos un pastel en forma de neurona y le
pondríamos quizá con gomitas o dulces cada parte que la conforman para posteriormente
exponer nuestro “Neuropastel” en la feria.

Biología era una clase muy interesante y se me hacia aun más interesante como el Profe José
Vielma tenía estrictas instrucciones para desarrollar cada tema, con encuadres en rojo,
imágenes, anexos y realmente tendrías que asistir a cada una de sus clases o sino fácil te
perdías de 3 temas para el examen, incluso admiraba a Vielma por su manera de enseñanza
nos encaminaba a ser responsables, disciplinados y sobre todo administrar nuestro tiempo.

En ese aspecto me ayudó bastante, ya que al tener múltiples actividades extracurriculares


tenía que tener todo organizado para lograr cumplir con todas y cada una de ellas en su
respectivo horario.
Mi educación fue muy pareja pues siempre asistí a colegios con enfoque católico y los hábitos
y valores con los que te formaban ahí permanecían en mi núcleo familiar.

Los días en la vida de Rubén Macías, un servidor, transcurrían de la siguiente manera.

7:00 am – 2:20 pm Asistir a la preparatoria. (No me quedaba de otra)


2:20 pm – 4:30 pm Asistir al taller de teatro (era obligatorio pero me agradaba ir)
6:00 pm – 8:00 pm Asistir a la compañía de teatro musical (era lo mejor de mi día)
8:30 pm – 10 pm Visitar a Adriana (en algunos casos este horario se veía eclipsado en
estudiar o hacer tarea)
11:00 pm – 6:00 am Descansar (Porque es necesario)

Mi vida era perfecta, yo era muy feliz, mis papás habían mejorado su relación, mi relación
con Adriana mejoraba cada día. Todo estaba bien, y seguiría bien, no es que como si algo
que lograra cambiar en su totalidad mi vida fuese a ocurrir.
Todo estaba en calma.

6
“Cuando un guerrero tiene por fuerza que creer, lo
hace porque así lo escoge, como expresión de su
predilección más íntima... Un guerrero no cree;
un guerrero tiene que creer.”

Carlos Castaneda

MARZO 2011

Las persianas ondeaban lentamente con la brisa que entraba por la ventana de mi habitación.
Ya se sentía la primavera llegar. Sonó la alarma a las 6:00 AM e inmediatamente la apagué,
duré acostado un momento más anhelando quedarme en cama el resto de la mañana pero
me dispuse a prepararme para otro aburrido día en la prepa, por suerte ya era mi último
semestre y en cada instante se disputaba el graduarme o reprobar materias, pensé en
ausentarme el día de hoy ya que mi mamá estaba de viaje en Cancún y usualmente ella es la
que me reprende por faltar a la escuela, pensé en los exámenes que se aproximaban y decidí
ir al colegio.

Tomé una ducha, me puse el uniforme y ya casi listo bajé las escaleras.

– ¿Qué haces despierto? – pregunté a papá que ya desde temprano estaba metido en su
computadora portátil.
– Pues estoy comprando un vuelo para que tu mamá se regrese ya de Cancún.
– ¿Qué no regresaría hasta el domingo por la tarde? – contesté.
– Dice que trae un dolor de muelas – contestó enseguida.

Que aburrida mi mamá, pensé, solo por un dolor de muelas piensa regresarse de ese paraíso
a parte ya solo le quedaba un día de su estancia allá y no veía diferencia o más bien urgencia
para que adelantara su llegada. Me dirigí a la cocina cerca del comedor donde mi papá
permanecía sentado atento al computador, tomé un poco de leche fresca y un pedazo de pan
y al poco tiempo mi papa exclamó.

– ¡Ah, es que no te dije! Me van a operar el martes – no me extrañaba que no supiera de esa
intervención quirúrgica puesto que siempre soy el que se entera al último de todo en la

7
familia, tal vez sea porque me la paso en la escuela y ensayando teatro por las tardes que no
presto atención a lo que sucede en mi hogar. ¡MUY MAL!
– ¿A operarte? – contesté asombrado.
– Sí, es algo simple, traigo una bolita en el riñón, no es de cuidado – mi hermana Jenny la de
en medio que cursaba el 5 semestre de la carrera de Educación bajó la escalera abrió la
puerta y se dispuso a subirse a su coche para llevarme al colegio, la seguí quedándome
tranquilo con la respuesta de mi papá.

– El examen será en parejas así que acomódense – entró el Profesor Luis repentinamente. Su
clase era cálculo diferencial, en pocas palabras mi pesadilla, yo permanecía en calma al saber
que si sobreviví a trigonometría, álgebra I y álgebra II, de alguna manera pasaría esta
materia, después de todo los extraordinarios ya eran muy comunes en mí. Aún recuerdo el
primero en secundaria, me sentía muy mal, no podía creer que mi “no inteligencia” hubiera
llegado a tal grado de reprobar una materia, pero claro, siempre fue algo que tenía que ver
con esa ciencia exacta llamada Matemáticas que me taladra el cerebro.

La segunda vez fue en primer semestre de bachillerato, cómo olvidarlo, pues ese año mis
papás escondieron todos mis regalos navideños hasta que lograra pasar la materia en enero,
gracias a Dios la pasé y lo primero que hice fue llamarlos para que me dijeran el escondite y
ahí estaban un par de discos compactos y las 10 temporadas de mi serie de televisión favorita.

Otra de esas fallas fue en cuarto semestre, en esta ocasión pedí a la profesora que me aplicara
el examen antes ya que viajaría a la ciudad de San Luis Potosí a grabar una película, así es,
grabé una película y fue una experiencia extraordinaria.

En fin, contesté mi examen de cálculo y oré para que mi resultado fuese gratificante. Llegue a
casa después de mis tareas cotidianas para toparme con la sorpresa de que mi mamá llegaría
el sábado por la mañana, 24 horas antes de lo especulado por su viaje. Ese viernes notaba a
mi papá un poco raro, su semblante era algo triste, se veía muchísima preocupación en su
rostro.

Todo el fin de semana me la pasé en ensayos para una obra musical que presentaríamos en
junio, como la compañía ya era un tanto profesional los sábados y domingos ensayábamos un
mínimo de 5 horas para cerciorarnos de que todo estuviese a la perfección.

Amaba estar en ensayos, comenzábamos con arreglos vocales para después pasar a
coreografías y finalmente ensamblábamos ambas cosas y el resultado era maravilloso. Me
sentía feliz.

8
El sábado por la mañana después de haber recogido a mamá del aeropuerto bajé las escaleras
y me dirigí a la cocina donde estaba mi mamá, logré ver que tenía lágrimas en sus mejillas.

– ¿Por qué lloras ma’? – pregunté enseguida.


– Pues me preocupa la salud de tu papá – contestó con miedo.
– Pero él dijo que solo es una bolita.
Mamá se volteó evitando mi cuestión. Me retiré de la cocina y fui a mi cuarto.

Entré a un buscador de internet tratando de investigar el porqué de esas bolitas en el riñón,


en uno de esos sitios donde la gente hace preguntas y otros usuarios responden encontré que
muchas veces esas bolitas eran tumores que se desarrollaban de diferentes maneras
mostrando una serie de síntomas que se tienen que atender al instante, pero claro, no iba a
llegar con mi papá a preguntarle qué síntomas presentaba.

Empecé a preocuparme demasiado y más aun cuando mamá llamó a mi puerta y me dijo
que al día siguiente iríamos a casa de mi tía, donde se reunirían todos los hermanos de papá
para orar en conjunto y pedir que la intervención fuera exitosa, fue ahí cuando me empecé a
imaginar lo peor, lloré por horas hasta que finalmente caí dormido.

Al despertar para ir al colegio me sentía muy extraño, de esas veces que sabes que algo en ti
no está bien, estaba desganado, preocupado y por ende no puse atención en ninguna clase.
Salí y les notifiqué a mis maestros de teatro que no asistiría al ensayo de ese día, les explique
la situación y de inmediato comprendieron.

Comimos en la mesa todos juntos y mi mamá nos comentó que en estos días tendríamos que
acercarnos más a Dios y no perder la fe. Yo daba por hecho que al asistir dominicalmente a la
iglesia estaba cerca de EL, pero no era así.

Llegamos a casa de tía Lucía y todos lucían diferentes, nadie hablaba solo se saludaban y
permanecimos en silencio hasta que comenzamos a orar, nos tomamos de la mano, yo no
tuve el valor de ponerme junto a mi papá, era muy difícil para mí tenerlo a mi lado, me
debilitaba con solo verlo, me sentía frágil, muy frágil.
– Señor en este día decretamos que Rubén está completamente sano y serán tus manos las
que operen el día de mañana – fueron algunas de las palabras con las que mi tía Cecilia,
hermana de mamá nos alentaba a creer y confiar en que Cristo sanaría totalmente a mi papá.

9
Simplemente todo lo que decían en el círculo de oración me parecía fanatismo ¿Cómo sería
posible que con solo orar y decretar la sanación de una persona esto sucediera? Es como si un
mago con decir “abracadabra” lo lograse.

Me desconocía en ese momento, siempre fui a misa, toda mi vida he estudiado en colegios,
tenía buena relación con las religiosas, no ingería drogas ni bebía alcohol, pero en ese instante
la palabra Fe y todo lo que se me inculcó de pequeño no tenía validez en mí, estaba frío, que
digo frío, congelado por dentro. Con cadenas, atrapado justo como uno de los fantasmas del
novelista Charles Dickens.
Mi mente volaba por todo el universo, suplicaba a mí mismo privarme ya de esa austeridad
que me mataba por dentro y de pronto, sin aviso, se acerca a mí, extiende sus brazos, me
aferra a él, me abraza fuertemente y susurra a mi oído “Te amo hijo”.

“Después de la propia sangre, lo mejor que el hombre puede dar de sí mismo es una lágrima”
– Alphonse de Lamartine.

Mi rostro en breve se llenó de lágrimas y como niño pequeño en los brazos de su padre,
también me aferré a él y recordé el cuchicheo de mamá, el nerviosismo de papá y el silencio
de mis hermanas y fue donde me di cuenta que no era una simple “bolita”, sino, algo más
grave, algo que me ocultaron y rogaba a Dios que me dieran respuestas.
Fue la primera vez en la que realmente sentí que no quería soltar a mi papá, no deseaba
dejarlo ir, anhelaba que me repitiera que me quiere muchas veces, deseaba que me dijera que
estaba orgulloso de mi y que todo iba a estar bien, que nunca me dejaría.

Todos mis tíos me abrazaban, me decían que todo estaría bien, ellos también lloraban y me
daban palabras de aliento.

Cuando la oración terminó, suplique a mi mamá contarme todo el procedimiento y en lo que


realmente consistía la operación.

Sé que quizá era algo muy fuerte y por eso lo ocultaban pero ya estaba suficientemente
grande como para comprender el porqué mi papá estaba pasando tan inmensa prueba.

– Tu papá tiene un tumor en el riñón y se lo tienen que extirpar para que no se haga más
grande, los médicos dicen que mide tres veces más que el mismo riñón por lo cual se puede
deducir que el riñón ya no está en funcionamiento y se tiene que quitar de inmediato.

10
– ¿Entonces estará bien, solo lo quitarán y estará bien? – pregunté rápidamente. – Tengamos
fe de que así será.

Recordé que al abrazar a papá su estómago se sentía muy duro como si algo monstruoso
estuviera viviendo dentro suyo.

Fe, fe, de un momento a otro esa palabra comenzó a tener un significado enorme en mi vida,
tengo fe, la tengo porque no quiero que se vaya mi papá.

Adriana me llamaba insistentemente pero le dije que solo quería estar con mi familia, que se
acercaban días muy difíciles y que aunque sé que quiere apoyarme prefiero estar pegado a mi
mamá y a mis hermanas, lo tomó bien.
– Te amo – dijo Adriana al teléfono.
– Yo también princesa – colgué.

Regresamos a casa y descansamos en espera de un día lleno de dificultades, pero aunque


temíamos, estábamos ya preparados con nuestra armadura hecha de oro para luchar en esta
batalla juntos.

“El hombre ha nacido para luchar, y es como se


le define mejor diciendo que es un guerrero nato y
que su vida desde el principio al fin no es sino
una batalla.”

Thomas Carlyle

Miércoles 9 de Marzo de 2011 (Miércoles de Ceniza)

Me desconocía, así de simple, solo me dejaba llevar por la vida como un robot que sigue
órdenes de la máquina que le fue previamente asignada para su manejo, saltando al
precipicio, ese era mi sentir en esos momentos.

Tan sensible como cristal al caer, evitaba constantemente el derramar lágrimas, no es que esté
mal llorar, al contrario es de mucha ayuda para desahogar cada sentimiento escondido en lo

11
más recóndito de las profundidades de mi ser pero extrañamente parecía que me forzaba a mí
mismo a no saberme frágil.
Me consideraba una persona con extrema sensibilidad, tanto que lloraba con programas
televisivos o con cualquier película que tocara algún tema de “Amor Perfecto” o en la mayoría
de los casos “Desamor”, pero esto era diferente, el miedo que crecía incansablemente dentro
de mí me hacía sentir más y más débil.

Antes de dirigirnos al sanatorio, entré a mi Facebook, fui hacia el perfil de mi papá y


simplemente le publiqué. “TE AMO PAPÁ, DIOS NUNCA NOS HA DEJADO SOLOS Y
HOY TAMPOCO”

Entre al lugar, el frío que se siente hasta los huesos, los pasillos tan blancos que llegan a ser
insípidos, la comida de la cafetería que te sabe a “No es lo mejor pero es lo que hay”.

Rostros y rostros de personas que esperan ansiosos, leyendo el periódico o distrayéndose con
la pequeña televisión que se puede encontrar ahí, como si de verdad les importase lo que leen,
ven o escuchan en los medios cuando lo que realmente desean es saber que su paciente se
encuentra estable y que pronto irán a casa a disfrutar quizá de sus paredes coloridas con
decorados rústicos, a degustar comida “Deliciosamente casera” y ver tus películas favoritas en
el cómodo sofá de la sala de televisión.

Eso ansiaba yo, pero mi estancia en ese lugar apenas comenzaba.

Mis familiares no cesaron en llegar al sanatorio a unírsenos en esta desgastante travesía,


entraba de uno en uno, o de dos en dos, familias enteras, con monotonía se repetía la misma
escena.

– ¿Ya lo metieron a quirófano? – preguntaba quien fuese el visitante.

– ¡No ya no tardan! – contestaba mamá enseguida.

Creo que sería más fácil darle un pizarrón a mi mamá y que ahí notifique momento a
momento lo que ocurre, me partía por dentro verla repitiendo la frase tantas veces como si
eso fuese a acelerar el proceso.

Veo un desierto, veo cadenas, veo angustia, veo miedo, mucho miedo, me veo gritando en
silencio como si fuese a ser escuchado. “Despiértenme cuando todo esto haya acabado”.

12
La gente sigue llegando, los temores aumentan, mientras yo me remonto a mi pasado, un
pasado que pocos saben, críticas, burlas y cabe mencionar que yo fui una de las víctimas del
famoso “bullying”, mis compañeros hacían lo imposible por dejarme en ridículo, llegaron al
punto de ponerme el pie varias ocasiones para que tropezara, incluso una de esas veces casi
termino inconsciente por golpearme la nuca pues cuando tenía 4 años caí de la camioneta
andando de mi papá y me diagnosticaron fractura de cráneo y a partir de ahí tenía que
cuidarme demasiado de esas caídas o terminaría en algo trágico.

Realmente a mi corta edad creo que he experimentado suficientes situaciones que me han
marcado la vida, la pérdida tan consecutiva de mis abuelos, numerosos accidentes, depresión
a causa del “bullying” que me llevó a tener vergüenza, inseguridad y odio por mí mismo y
todo empeoró cuando una pequeña navaja se convirtió en mi mejor compañera y comencé a
castigarme cortándome en partes visibles y algunas veces no tan visibles, no me aguantaba ni
yo, nunca nadie se percató de ello, pero definitivamente lo que estaba viviendo mi familia
creaba una herida en mi interior que se profundizaba a cada respiro.

Se acercaban algunos primos hacia mi rincón, así que detuve mi llanto aunque aún me
quedaban muchas lágrimas por derramar.

Intenté fingir que me sentía estable y comencé a charlar pero había ratos en los que no podía
evitar soltar unas cuantas gotas de mis ojos.
– ¿Y Adriana qué dice?– preguntó un primo.
– Pues está preocupada, anda viendo si la traen un ratito.
– Su compañía te vendría bien– contestó, yo asentí con la cabeza.

El montón de gente se puso de pie de repente y caminaron hacia la habitación en la que se


encontraba. Ya meterían a papá a quirófano.

Me acerqué lo más rápido que pude, mis tíos y tías me abrían el camino para que llegara
hacia él y fue justo el momento en que estábamos los cuatro alrededor de la camilla cuando
papá sacó un reemplazo del anillo de compromiso que mamá había perdido.

– Quédate siempre a mi lado y nunca me abandones – dijo papá entregándole el anillo. Mi


mamá envuelta en lágrimas pero a la vez sonriendo le contesta.
– Aquí estaré, estaremos siempre, tú tampoco nos dejes, no nos dejes.

Todos nos conmocionamos con tan emotivo momento mientras yo veía la mirada de Papá, lo
notaba decidido, se profundizaban sus ojos con un toque retador como diciendo “Estoy listo

13
para luchar, mi armadura está lista, mi corazón ardiente, SOY UN GUERRERO y den por
victoriosa esta batalla”.

Le creía, creía su mirar, confiaba en su fortaleza, y la fe en Dios se acrecentaba al tenerlo


cerca.

Llegó el momento en que lo meterían a cirugía, no pude evitar pensar que quizá era la última
vez que me despedía de él.

No soy muy bueno con las despedidas, simplemente seguía la corriente de lo que mis
hermanas hacían cuando en verdad tenía todo un escrito el cual necesitaba decirle, nunca se
lo dije, pero aquí esta:

Querido Papá:

No sé por dónde comenzar por agradecerte todas y cada una de las cosas que has hecho por mí, la
fuerza que me dabas cuando no encontraba otra salida, cuando estuviste ahí en situaciones tan simples
o tan difíciles como mis múltiples y bobos accidentes de pequeño, por llevarme a Disneylandia que
como sabes es el sueño de muchos infantes, por enseñarme que en el mundo hay que ser valiente, por
aplaudirme en cada presentación que hago, por comprar todo un equipo de sonido para compartir tu
gusto por la música y el canto conmigo, porque yo sé que tú notabas cómo me sentía excluido cuándo tu
y mis hermanas hablaban en la mesa de futbol o ciencias exactas y teóricas que nunca han sido de mi
agrado, gracias por brindarme una excelente educación que comenzaba desde mi cálido hogar. Sobre
todo gracias por decirme “Te Quiero Mucho”, no sabes lo fantástico que es oír esa frase de tu boca.
Muchas Gracias por ello y por todo lo que está por venir. Esta no es una despedida, estarás bien, eres
mi héroe, eres un guerrero y vencerás esta batalla.

Te ama, tu hijo Rubén

Mis hermanas y yo le dimos un beso, dijo que nos quería mientras le tomábamos la mano y
que todo estaría bien y se alejaba cada vez más en la camilla ingresando al quirófano.

La espera comenzó, la audiencia formada por familiares tanto del lado de papá como del de
mamá regresó a la normalidad, tomaron asiento y algunos optaron por bajar a la cafetería a
tomar un café.

14
Me dispuse a sentarme en una pequeña sala cerrada por unos pequeños cristales en la cual
había cómodos sillones y un par de plantas artificiales que aligerarían mi exhaustiva espera,
opté por esta ya que a diferencia de las demás sentía la sensación de estar un poco más
aislado y pensar en privado.

Montones de cosas se venían a mi mente y justo elegí este momento para recordar lo
maravillosa que fue mi infancia como lo mucho que me encantaban las celebraciones de las
fiestas decembrinas, eran geniales aunque monótonas, pero esa monotonía me agradaba, o la
vez que me llevaron al sanatorio a un dizque “chequeo” y salí sin amígdalas, me causaba risa
como me la jugaban mis papás para que aceptara ir al hospital que cabe mencionar es el
mismo en el que me encuentro ahora.

Entró una llamada a mi celular, era Kass una de mis mejores amigas.
– Hola Rubén, ¿cómo estás? – dijo como siempre en su tono simpático.
– Pues bien – contesté.
–Aquí esta Adriana, ¿te la paso? – respondí que sí, me vendría bien hablar con mi novia.
– ¡Hola amor!
– ¡Princesa! Hola – contesté sonriendo al escucharla.
– ¿Cómo está tu papi?
– Acaba de entrar a quirófano, durará de 3 a 5 horas dentro.
– ¡Ten fe Amor! Estará bien, Kass y Paola te mandan muchos saludos.

Me despedí de ella y colgué.

Voltee a ver mi celular, me di cuenta de que después de hablar con Adriana ya no tenía ganas
de hablar con nadie, así que lo apagué.

Entré a la habitación 114 que era donde más tarde permanecería mi papá en recuperación,
intenté distraerme un par de horas viendo la televisión pero nada me agradaba o más bien
nada podía extinguir esa constante preocupación que me poseía con un sinfín de incógnitas.

Saliendo del cuarto rumbo a mi sala de espera favorita, me tope con mi tío Luis que minutos
antes había tenido una conversación con su esposa mi tía Élida sobre que él también se haría
estudios para descartar algún posible suceso parecido al de papá.

Rápidamente me dio un fuerte abrazo y me repetía constantemente al oído.

15
– ¡Tienes que ser fuerte! Tú debes ser fortaleza para tu mamá y tus hermanas. ¡Ya no llores! –
devolví el abrazo y continúe mi camino.

¡¡¡Quería gritar!!! Quería contestarle, hacerle saber que para mí era inconcebible pensar en
fortaleza en ese momento, también como me pueden pedir que deje de llorar, ¡acaso no
entienden que estoy en la espera de saber que papá aún sigue con vida! ¿Qué pasa si no gana
la batalla?, ¿Qué va a pasar?, ¿QUÉ VA A PASAR?

Los doctores salieron y anunciaron que la intervención había sido exitosa y que papá se
encontraba en reposo para que el efecto de la anestesia pasase. Nos enseñaron una foto del
tumor, era verdaderamente impresionante, era horrible, era gigante, era un monstruo.
Los datos médicos fueron los siguientes:

• El “Monstruo” estaba en un riñón, pero el riñón ya no existía, el tumor lo cubrió.


• Pesaba 3 kilos y medio
• Media 17x15 cm, tres veces más que el mismo riñón.
• Tuvieron que quitar dos medias costillas para lograr que saliera.

Los médicos dijeron que en un momento más nos informarían a qué enfermedad se debía
dicho “Monstruo”.

Quedé un poco tranquilo pero sorprendido por lo que nos dijeron, una lluvia de incógnitas
llegó a mí. ¿Cómo pudo eso estar dentro de mi papá? ¿En qué momento sucedió todo esto?
¿Ya se lo quitaron, ahora estará bien?

Continuaba mi espera en aquella sala, esta vez estaba acompañado por algunos primos que
hacían lo imposible porque mi mente se despejara y sonriera un instante.
Fingía que mi estado de ánimo mejoraba pero en verdad yo estaba atento a una conversación
entre mi mamá y ciertos miembros de la familia, ella les contaba que los doctores antes de
dejarla pasar para que viera el “Monstruo” le advirtieron que era algo muy fuerte y temían
que se desmayara, les decía que los doctores y todo el personal médico del sanatorio estaban
sorprendidos por el caso tan insólito que acababan de presenciar, no se lo creían. Ni nosotros
tampoco.

Justo cuando yo me acercaba al grupito que estaba con mamá para oír claramente los
doctores salieron y llamaron a mi mamá para que entrara junto con dos hermanos de papá al
quirófano. Imaginé lo peor, me ordenaba a mi mismo dejar de pensar en negativo y me
repetía una y otra vez “Estará bien, estará bien”.

16
Suplicaba a Dios que fueran buenas noticias, quería que me dijeran que en cuestión de
minutos mi papá estaría como si nada en la habitación 114.

Yo permanecí a lo lejos en la sala. Momentos después salieron.

El tiempo se detuvo, mi corazón palpitó sin control, todos se acercaron a mamá, la abrazan,
ella llora, mis tíos lloran y en ese instante a lo lejos logro captar lo que está diciendo, leyendo
en sus labios…
– Es cáncer.

“Un Guerrero solo debe de cuidar


que su espíritu no esté roto”

Shissai

Esa palabra hacía un interminable eco en mi cabeza “Cáncer, Cáncer, Cáncer...”


Se suponía que después de esto mis dudas se acabarían pero ahora se sumaban más
incógnitas a la fila interminable de cuestionamientos. ¿Por qué a él si no toma, no fuma y
mucho menos consume drogas? ¿Por qué a mi papá si el siempre cuidó su alimentación? ¿Por
qué?

Había visto muchas películas sobre enfermos de cáncer y en todas morían, en ninguna
sobrevivían, cómo creer que en este caso sería diferente. Me destroza por dentro estar
viviendo esto, quiero verlo, no paraba de llorar y mis hermanas intentaban consolarme
diciéndome que estaba vivo y que en cuestión de minutos estaría en su habitación junto a
nosotros.
Finalmente mi papá salió del quirófano, nos acercamos a la camilla y él de inmediato
comenzó a hablarnos.
– ¡Estoy en el cielo! – dijo. Todos nos quedamos extrañados.
– No amor, estas aquí con nosotros– replicó mamá.
– No, sí estoy en el cielo, porque estoy viendo a mis cuatro angelitos.
– Cinco papá, somos cinco, no te habíamos dicho, Tania está embarazada – contestó Jenny.
Reímos por la broma que Jenny le había hecho a mi papá pero era mentira, Tania no estaba
embarazada. Mi hermana se atrevió a hacer ese comentario por que días antes él nos dijo que
no quería morirse sin conocer a sus nietos, pero para ese entonces nosotros veíamos muy
lejana la posibilidad de que mis papás se convirtieran en abuelos.

17
Desde ese momento en que papá ganó esa batalla, se convirtió en otra persona, era extraño
ver cómo con la gente que iba a visitarlo comenzaba a predicar, cómo se aferró
inmensamente al poder de Dios, era otro, en pocas palabras volvió a nacer.

“Un día orando le dije a mi Señor


tú el alfarero y yo el barro soy
moldea mi vida a tu parecer haz como tú
quieras hazme un nuevo ser.

Me dijo no me gustas te voy a quebrantar


y en un vaso nuevo te voy a transformar
pero en el proceso te voy hacer llorar
porque por el fuego te voy hacer pasar
Quiero una sonrisa cuando todo va mal
quiero una alabanza en lugar de
tu quejar, quiero tu confianza en la tempestad
y quiero que aprendas también a perdonar”

Eso era papá, UN VASO NUEVO.


Yo estaba más tranquilo, aunque era agotador estar casi todo el día en el hospital, mi papá
estaba vivo y no necesitaba más.
Al día siguiente, de vivir dentro de mi sala favorita del hospital me mudé a la habitación 114
para atender junto con mis hermanas cualquier cosa que mi papá necesitase.

El decorado del cuarto era igual de insípido que todo el sanatorio, blanco y aburrido, la cama
al centro, con una cabecera rústica, el baño a un lado y una televisión por cable acompañada
de un reproductor de DVD, en mi opinión deberían hacer los cuartos mas acogedores así de
perdido no sería tan desgastante la estancia.

Mi tarea era presionar el pequeño botón que llamaba a las enfermeras en caso de que el
suero y medicamento que lo mantenían sin dolor se terminara.
– ¿Te duele mucho?– pregunté.
– A ratitos, es porque me quitaron una costilla – contestó quejumbrosamente.

18
No soportaba verlo sufrir pero aun así lo veía tan valiente, yo en mi caso no aguanto un
simple dolor de gastritis y ni hablar de las aftas que me salen seguido en la boca por falta de
defensas, esas sí que son un tormento, pero bien, nada se compara a lo que él está sintiendo
en estos momentos.

Al terminar el horario de visitas mis hermanas y yo regresábamos a casa y por la mañana


volvíamos al hospital y así era día con día.
Ya tenía cuatro días sin asistir a la escuela y justo cuando me estaba preguntando qué tan
atrasado iba a estar cuando volviera llamaron del colegio.

– Bueno – contesté.
– ¿Quién es? ¿Rubén?– asentí – Habla Olivia, del colegio, solo queríamos saber cómo sigue
tu papá.

Realmente me sorprendió que ya supieran sobre lo sucedido, yo no le había contado a


ninguno de mis compañeros, pero recordé que tal vez haya sido la Miss Brenda quien se
enteró de todo por parte de algún familiar, ya que ella es muy cercana y se lo notificó a las
religiosas de mi colegio.
– Pues ya está en cuarto, esperemos y pronto lo den de alta.
– Bueno Rubén, acá todos están muy preocupados y claro que estamos orando por la salud de
tu papi, esperamos tenerte pronto de vuelta.

Le di las gracias por la llamada y colgué. Llegamos al sanatorio y me dispuse a saludar a


todos y cada uno de los visitantes que estaban en las salas de espera, ya que casi todos los
asientos estaban ocupados por familiares y conocidos de nuestra familia.

Entré al cuarto de papá y fue maravilloso ver que tenía otro semblante, se veía tan fuerte,
tanto que la gente entraba y salía, unos tras otros, amigos, familiares, compañeros de trabajo
y esperaban encontrarse con un Rubén acabado, con dolor, frágil, débil, carente de fuerza y
parecería que habían preparado un “speech” para brindarle apoyo y palabras de ánimo, pero
resultaba ser al revés, era papá el que les daba una lección, les explicaba cómo es que ya tiene
otra percepción de la vida, les hablaba de Dios e incluso en ocasiones formaba círculos de
oración alrededor de su cama, salían todos anonadados por lo bien que veían a papá y por lo
distinto que era su forma de hablar.

Yo estaba feliz viendo lo que sucedía y fue ahí donde entendí que papá a partir de esta batalla
y al salir victorioso tendría una tarea de ahora en adelante, ser evangelizador de las maravillas
y milagros que Dios nos concedía

19
Fue ahí donde comprendí que la medicina ciertamente es sabia y no es por desprestigiarla
pero el que tiene la última palabra es Dios. Tal y como Jesús le responde a Marta al resucitar
a Lázaro: “¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?” Así mismo fue como papá junto a
nosotros, creyó en su gloria y sin pensarlo se convirtió en un guerrero de Dios.
De repente entró el doctor que opero a papá y dijo las palabras que ansiaba escuchar.
Regresaremos a Casa.

Mi papá podrá tener un riñón menos, una costilla menos, heridas, cicatrices. Podrá estar roto
físicamente, pero su espíritu no está roto.

Ahora soy un guerrero, ahora mi piel es más


gruesa, mi armadura es de hierro y no me podrás
herir nunca más.”

Demetria Lovato

Sonó la alarma a las 6:00 am, mantuve mi mirada hacia el techo imaginando que lo que
había sucedido la semana pasada fuera solo una mala pesadilla, terrible pesadilla, pero no era
así, todo había sido real y después de mi larga ausencia el despertador anunciaba mi regreso
al colegio, los exámenes parciales se aproximaban y no podía darme el lujo de no ponerme de
inmediato al corriente. Me duché y en punto de las 6:40 ya estaba camino a la prepa.

– ¿Rubén cómo está tu papá?– fue la pregunta inmediata que recibí de Karina apenas entre
al salón de clases.
– Muy bien, gracias a Dios, tal vez esta semana lo den de alta – le respondí mientras
ordenaba los libros y cuadernos de mi mochila en mi casillero. – Te encargo por favor que me
pongas al tanto de apuntes y trabajos, ya no quiero llevarme más materias – agregué.

No me puedo quejar de algunos de los compañeros que tenía, que estuvieron en Facebook
siempre al pendiente de cualquier dato sobre la salud de mi papá.

Ese día estuvo lleno de preguntas, palabras de aliento y sobre todo de darme cuenta de
quienes eran mis verdaderos amigos que siempre estaban cuando se les necesitaba.

– A ver tomen sus lugares, tendremos que ponernos de acuerdo para la fiesta de graduación
que ya se aproxima – exclamó Miss Estela al entrar al aula.

20
Todos comenzaron a opinar sobre qué música preferían en nuestro baile de graduación,
elegían qué comeríamos, votaban por el salón donde podríamos hacer el evento, las chavas
comentaban sobre el hermoso vestido que usarían ese gran día, todos se enfocaban en
distintas cosas y yo, yo solo me preguntaba si mi papá aún estaría para mi graduación,
cuestionándome si se cumpliría su sueño de ver a sus tres hijos vistiendo toga y birrete.

Clase tras clase luchaba contra la atención desmedida que tenían los profesores ante mí,
contestaba lo que podía forzándome a no llorar y cuando terminaba mi respuesta miraba
hacia abajo y fingía estar entretenido apuntando la tarea, todo con el fin de poder derramar
las pequeñas gotas que se me escapaban.

Solo observé como caían una tras otra, chocaban con las líneas del cuaderno y la tinta se
corría poco a poco y posteriormente tuve que arrancar varias hojas, inundadas en pequeños
cristales de agonía. Era débil y se me notaba.

Pasaron dos días, fue el miércoles cuando papá regresó a casa, claro tenía que permanecer en
cama con la serie de catéteres y sueros que lo mantenían sin dolor.

El resto de la semana en la escuela fue más llevadero ya que era agradable regresar a casa y
que papá ya estuviera ahí y más aún porque día a día lo visitaban muchos familiares y era
hermoso ver como a todos hacía testigos del maravilloso milagro que Dios había depositados
en nosotros. Digamos que todo regresó a la normalidad, reanudé de igual manera mis
ensayos para el ensamble musical y por supuesto visitaba a Adriana por las noches.

Cuando llegaban visitas prefería salir del cuarto de mis papás para que no estuviera tan
concurrida la habitación, una de esas veces me quedé cerca de la puerta y escuché algo que
no sabía y no quería saber, yo pensaba que ya todo estaba bien, que la batalla se había
ganado y ya solo disfrutaríamos de la victoria, pero alcancé a escuchar que mamá les contaba
a los visitantes que en el otro riñón aun quedaban pequeños tumores que tenían que ser
retirados más adelante.

Cuando parecía tener las respuestas, cambiaron todas las preguntas. Ahora ¿qué haremos?
¿Otra semana más en el hospital? ¿Qué pasa si el otro riñón deja de funcionar?, una persona
no puede vivir sin riñones y en estos días es difícil encontrar un trasplante y en caso de que
pudiese trasplantarse tendría que esperarse cuatro años según lo que escuché.

Pero había esperanza, recordé que estando en el sanatorio hubo un momento en el que
Mamá, mi tía Paty, Ricardo el amigo de papá y el doctor que lo había operado platicaron un
buen rato y al día siguiente habían mandado todos los expedientes del caso de mi papá a

21
Monterrey y ahora al escuchar tras la puerta las piezas del rompecabezas terminaron de
encajar. Existía un tratamiento llamado “neutralización” que consistía en congelar los
pequeños tumores del otro riñón para que poco a poco se vayan disminuyendo y
posteriormente retirarlos y ese día el doctor les comentó sobre ello, pero era necesario que
papá fuera candidato para que se le diera tal tratamiento por lo que se enviaron dichos
documentos a Monterrey.

Gracias a Dios mi papá resultó ser candidato y en cuestión de días viajarían a Nuevo León
para llevar a cabo este proceso.
Cumplía muy apenas con mis tareas cotidianas, ya que la situación actual tenía mi cabeza
dándole vueltas a demasiadas cuestiones.
Ya era 18 de marzo y mi hermana Jenny y yo iríamos a Puerto Vallarta a la boda de un
primo, el viaje me agradaba ya que me despejaría un tanto de los eventos recientes y pasaría
un rato con mi prima/mejor amiga/confidente Daniela, ella siempre estuvo, ha estado y
estará al pendiente de todo lo que me ocurra, verdaderamente es uno de esos ángeles que te
cuidan a cada instante. Miriam es su mejor amiga y casualmente Miriam también es mi otra
mejor amiga, nos uníamos cada vez más y cuando entraba a Facebook en estos días difíciles
siempre encontraba publicaciones y mensajes de ambas.

Durante toda mi estancia en Puerto Vallarta, intenté distraerme y divertirme un rato, grabé
uno de mis videos en la playa y lo colgué en línea, pase un muy buen rato en la boda pero
siempre estaba atento al celular en caso de que sonara y fuera mamá, cuando por fin sonó no
tarde en contestar.

– Hola hijo, ¿Cómo se la están pasando?


– Pues bien ma’, ¿cómo está mi papá? – pregunté rápidamente.
– Muy bien, ustedes diviértanse, no se preocupen, todo va a estar bien, pásame a Jenny – Me
despedí de ella y pase el teléfono a mi hermana y lo siguiente fue huir a mi habitación y llorar
un poco.
Muchas veces he llorado enfrente de las personas, pero sabía que si mi hermana o Daniela
me veían llorando me dirían que me distrajera, pensara en otras cosas, que intentara sonreír,
y lo estaba, realmente estaba intentando.

El 21 ya estábamos de regreso en la ciudad y me di cuenta que el viaje me ayudó bastante en


estos momentos difíciles.

Poco a poco me puse al corriente de mis materias ya que los exámenes parciales eran la
siguiente semana y por lo mismo no podría irme a Monterrey con toda mi familia.

22
Mis papás partieron a la ciudad de Monterrey el 27 de marzo acompañados de mi tía Raquel
hermana de papá que siempre ha estado al pendiente de todo, al igual que sus demás
hermanos que días más adelante se irían para allá.

Yo estaba en plenos exámenes y me era difícil concentrarme sabiendo que papá sería
intervenido por segunda vez y yo no estaría ahí, estudiaba mis materias pero parecía tener un
bloqueo mental y nada se me quedaba en la memoria.

El día 31 yo ya estaba solo en casa, toda mi familia ya estaba en Monterrey en espera de que
comenzara la cirugía a las 10 am, con fuerzas que no sé de donde saqué, me levanté y me fui
al colegio, presenté mi examen de cálculo a las 8:40 y básicamente contesté lo que pude,
estaba consciente de que lo reprobaría, pero en ese momento era lo que menos me
importaba. Se llegó la hora del receso a las 9:30 y yo solamente salí del salón y me senté en
una banca del patio de la preparatoria.

– ¿Qué tienes Rubén? – preguntó mi amiga Nancy sentándose junto a mí.


– Pues todos están en Monterrey a las 10 meterán a quirófano a mi papá – contesté sin
levantar la cabeza.

Poco a poco se siguieron acercando Karina, Itzel, Lilia, Carlos y otros amigos de los que
siempre tenía su apoyo en el salón de clases. Charlamos durante un rato y me esforcé como
nunca para no llorar.

Se oyó el timbre y regresamos al aula, teníamos clase de Valores y Formación integral con
Miss Yolanda, fui a mi casillero y logré fingir que sacaba mis libros pero realmente estaba
llorando ya que no aguantaba más, esas lágrimas rogaban por salir.

La clase comenzó y mi atención permanecía dispersa, entre más avanzaba la mañana más
impotencia había en mi interior, fijaba mi mirada en un libro y cubría mi rostro con mis
manos mientras lloraba una vez más. Ya no aguantaba, tenía que hacer algo, no soy de los
que se quedan con los brazos cruzados. Me levanté de mi asiento y caminé hacia el escritorio
y le comenté a la maestra lo que sentía y que necesitaba hacer una oración y me aproximé a
mis compañeros.

– ¡Chavos! En este momento están operando a mi papá por segunda vez y me vendría bien
que todos nos tomemos de las manos y oremos por un instante para que todo salga bien.

Claro al leerlo se escucha fluido pero no podía ni hablar, temblaba y no paraba de llorar.

23
De inmediato Karina y Nancy fueron las primeras en ponerse de pie, tomaron cada una de
mis manos e hicieron la iniciativa para el círculo y en un abrir y cerrar de ojos todo el salón
de clases estaba unido en una misma cadena de oración, sentía ese nudo en la garganta, de
esos que te dan ganas de gritar, llorar, pero conforme íbamos rezando al compás de miradas
profundas de parte de mis compañeros que exclamaban “Sé fuerte”, “Ánimo”, me calmaba
poco a poco y pude durante el resto de la mañana antes de saber los resultados de la
operación estar en calma.

Ese día por la tarde llamó mi hermana mayor y me dijo que la cirugía había salido bien y que
al día siguiente 1 de abril mi tío Mario pasaría por mí y me iría con ellos a Monterrey.

Con ansias esperé que me recogieran para viajar y ver a papá, todo el camino me distraje
jugueteando con mis primos José Mario y Mariana, siempre me ha gustado viajar en
carretera pero esta vez mi alegría se incrementaba, no era un simple viaje, mi destino era mi
familia y mi papá ya sano.

Cuando por fin llegamos a la ciudad de Monterrey, fuimos directamente al hospital CIMA
donde estaba casi toda la familia de parte de mi papá, la sección de cuidados intensivos estaba
al fondo, entramos y a la derecha había una sala mediana con una pequeña recepción que
nos separaba de la entrada hacia las habitaciones de terapia intensiva, la sala era muy
cómoda pero éramos tantos los visitantes que llegaba a parecer pequeña.
La entrada hacia el cuarto donde estaba él era muy restringida y normalmente era mi mamá
o alguna de sus hermanas las que entraban pero la mayor parte del tiempo mi papá no quería
que mamá se separara de él.

El primer día no tuve oportunidad de verlo y al terminar el horario de visitas nos dirigimos al
hotel donde nos quedaríamos un par de días, llegamos a dormir y al día siguiente a primera
hora estábamos de vuelta en el hospital, era muy cómico como salíamos a comprar comida
para todos y estábamos en la sala comiendo juntos.

Por la tarde nos dejaron pasar a verlo por unos momentos de uno por uno y en el instante en
que fue mi turno sentí un frío terrible en mi pecho, tenía miedo de verlo, no sabía por qué,
abrí la puerta que daba paso a un corredor largo y blanco, incluso más blanco e insípido que
los pasillos del sanatorio donde estuvo papá antes, me puse la bata y tapabocas obligatorios
para entrar y tomé un poco de gel antibacterial en mis manos. El trayecto del pasillo a la
habitación se me hizo eterno ya que iba pensando en lo que le iba a decir, nunca se me ha
dado el don de la palabra en estos casos.

Entré y ahí estaba él, lleno de mangueritas, aparatos y demás cosas que realmente no supe
cuál era su función en la recuperación a papá.

24
– ¡Hola pa’! – le dije acercándome – ¿Cómo te sientes?
– Bien – me contestó.

La charla llegó hasta ahí, ambos sabíamos que no era necesario hablar, lo que nos importaba
es que estábamos juntos y lo demás sobraba, además no sabía qué más preguntar, no quería
decirle que le echara ganas por qué sabía que lo estaba haciendo. Era un guerrero y cada
batalla su armadura se hacía más fuerte.

Mi momento a su lado fue breve y ya me encontraba de regreso por el insípido pasillo,


aguantándome las ganas de llorar, aunque era llanto de felicidad por haberlo visto vivo.

Mis tías se turnaban con mamá para unas cuidarlo y las otras ir al hotel y descansar, la última
noche antes de regresarme, mamá regresó al hotel con nosotros, mis hermanas, primos y yo
nos metimos a la piscina del hotel por la noche, no habíamos durado mucho cuando subimos
a nuestras habitaciones para dormir.

El Domingo 4 de abril por la tarde ya estaba de regreso a casa con mi tío Mario, nuestros
deberes nos esperaban, mi mamá, mi tía Raquel y Tania mi hermana se quedarían unos días
más a esperar que dieran de alta a papá.

Regresaron a casa el sábado siguiente 9 de abril. Recibimos a papá en casa con mucha alegría
y le di gracias a Dios por tan increíble milagro, esta pesadilla había acabado y estábamos
consientes que batalla que llegase lucharíamos todos juntos, unidos como familia.

Acostado en mi cama, con un silencio tan profundo que hasta podía escuchar mis latidos y el
respirar de mi cuerpo, caí dormido con la seguridad de que papá ya estaba en casa.

En el transcurso de la noche, escuché ruido, me percaté de que abrían la cochera y encendían


el auto, a pesar del barullo seguí dormido.

Temprano por la mañana salté de la cama, corrí hacia la habitación de mis papás y confirmé
lo que temía fuera a ocurrir, el cuarto estaba vacío y mis hermanas tampoco estaban. Papá
había regresado al hospital.

25
“Pero te juro que al final, solo me voy a levantar
como un rascacielo.”
Demetria Lovato

“Ánimo hermanos, esto es solo el comienzo, tenemos que estar unidos” fue lo que Tania nos
publicó en Facebook a Jenny y a mí.

Tenía razón, esto apenas comenzaba, empecé a sentir miedo una vez más, ya era la tercera
batalla y rogaba a Dios porque fuera victoriosa.

Horas más tarde me reuní con todos los demás en el campo de batalla, mi guerrero se
aproximaba a luchar una vez más.

Mis pasos eran lentos, no podía creer que me encontraba una vez más en este lugar insípido;
lentamente vuelvo a adentrarme en mi sala favorita en la cual viví la primer batalla, parecía
como si al entrar los muebles que estaban ahí me susurraran “Nos volvemos a ver” y en mi
mente contesté “Pero esta será la última”.

Me senté en el cómodo sofá y saqué mi laptop y me distraje viendo algunos capítulos de una
serie de televisión.

Cuando fui a la habitación en la que estaba papá, mamá me dijo que duró toda la noche
quejándose, que sentía mucho dolor y pensaron que tal vez fue contraproducente que se
regresaran de inmediato al darlo de alta en Monterrey.

Papá tenía un hematoma gigante en el costado de su estómago y esto se debía a que había
gran cantidad de líquido acumulado en su interior, lo más viable era abrir y drenar todo ese
líquido que ocasionaba este intenso dolor.

Los doctores mantenían al tanto a mamá de lo que tenían que hacer para
a) Drenar el líquido del hematoma y la más importante
b) Mantener a papá con vida.
Mamá les rogó a los médicos que fueran humildes y se dejaran guiar por el doctor de
Monterrey ya que esta vez mi papá tenía un peligro de muerte a gran escala y comenzaron a
tener contacto directo con él y les decía que si abrían iban a deshacer lo logrado en la
intervención anterior y que lo que tenían que hacer era meter un catéter con muchísimo

26
cuidado e hicieran el proceso por medio de un sistema que les permitía ver por dónde iba la
aguja para evitar un error que podía dejar sin vida a mi papá.

Al principio se negaban, temían que en el proceso al ser tan riesgoso papá muriera, mamá les
decía que ella confiaba en ellos así como en Dios y dio luz verde para que se llevara a cabo lo
dicho. Fue la tercera vez que metieron a papá a quirófano, la segunda que yo estaba presente,
el temor se acrecentaba a cada segundo y ya estaba harto de sentir esa sensación de no saber
qué ocurriría, las posibilidades de que papá venciera esta batalla eran casi nulas, según los
médicos.

En ese instante recordé mi maravillosa infancia, no es que tenga una memoria excelente sino
que tenemos una serie de videos caseros de nuestros viajes cuando éramos pequeños.

En ellos se encontraban recuerdos tan bonitos como la vez que fuimos al zoológico y papá me
llevaba aún en brazos y mis dos hermanas se acercaban y entre los tres lo apapachábamos
mientras mamá grababa. Verme de pequeño es como ver a alguien más, no recuerdo lo que
sentía o lo que veía pero quisiera regresar a esa edad en la que nada me preocupaba, solo me
encargaba de vivir y ser feliz.

Los recuerdos eran tan vivos, era pequeño y salía corriendo a los brazos de papá, un lugar
seguro, un hogar. Aunque ansiaba repetir esa acción, no lo podía hacer pues él estaba ahí
dentro, luchando por nosotros, luchando por verme graduándome, luchando por ver su
descendencia, luchando por vivir.

– ¡Rubén! ¡Rubén! – gritaba Tania de una sala a otra.


– ¿Mande? – contesté acercándome a ella.
– Ven – dijo mientras yo me imaginaba lo peor.

Temblaba conforme me acercaba a donde estaban mis hermanas, mamá y los hermanos de
papá reunidos, levanté mi mirada y juro que en ese momento vi una luz resplandeciente
emergiendo desde el quirófano y de ahí salían los enfermeros moviendo una camilla en la que
venía mi guerrero, con su armadura cada vez más fuerte y al vernos sonrió y dijo:

– La plancha en la que me acostaron estaba bien fría y yo sin ropa – todos reímos, yo
continuaba sonriendo por tenerlo aún con vida, voltee hacia arriba y repetía muchas veces
“Gracias Dios eres grande”.

27
Al día siguiente con mi papá ya en recuperación decidí que debía reincorporarme a mis
clases de teatro, eran lo que más me hacia bien y después de tanta agonía necesitaba una
escapatoria ya que temía que al entrar una vez más en depresión regresara a lo de antes.

Algunos de mis tíos se enojaron porque me fui del hospital a mis clases, pero yo me conozco
muy bien y sabía que si seguía ahí encerrado iba a ser peor para mi estabilidad emocional.

Ensayé como nunca, disfrutaba tanto cantar y hacer lo que más amo, me di cuenta de que así
como papá sanó yo también lo hice en conjunto, me sentía vivo, y así como lo mencioné
anteriormente, el espíritu de mi guerrero no estaba roto y el mío tampoco.

Al día siguiente cambiaron a papá de habitación, era cómico ya que el nuevo cuarto era parte
de pediatría y tenía estampados infantiles a todo su alrededor, “Al menos ya no está tan
insípido” pensé.
Mi papá de algún modo volvió a nacer al obtener un milagro tan grande que Dios había
depositado en él así que la habitación de un niño era lo más apropiado para él, quizá lo
veamos como una metáfora pero nuestra fe no nos impedía nada. A partir de ese momento
decidimos y decretamos que papá ya estaba sano por lo que queríamos impedir que la gente
que lo visitara cambiara el ánimo de papá mencionando algo sobre su enfermedad.

Así que hicimos un cartel donde expusimos lo anterior y de esta manera los visitantes se
limitaban a ver el gran milagro en él y se encargaban de decirle que se veía muy sano, que se
veía fuerte, lo cual era cierto.

¿Qué más prueba necesitábamos?, papá comenzó su lucha el 9 de marzo (Miércoles de


Ceniza) y el 17 de abril fue su ultimo día en el hospital. Justo los 40 días la cuaresma.

Papá regresó a casa el 18 de abril en semana santa, él estaba como nunca, todos los días
cantaba alabanzas al Señor y cualquiera que lo visitase salía de mi casa con un semblante
totalmente diferente a como llegaban.

Viernes 22 de abril 2011 (viernes Santo)


La familia de mi papá fue a casa a comer, celebrábamos las victorias no las batallas, esas ya
quedaron atrás. Papá conectó un par de bocinas y un micrófono y se dispuso a interpretar
como todo un ganador, la canción que hasta ese momento relataba lo que él vivió:
“Sumérgeme”.

28
“Luché como soldado y a veces sufrí, y aunque la lucha he ganado mi armadura he
desgastado, vengo a Ti”.

Todos lloramos, pero era un llanto de felicidad, un llanto sanador y cada lágrima aligeraba el
peso en nuestro corazón.

El mes de junio había llegado y veía mi futuro muy cerca, regresé a la normalidad y ensayé
intensamente para la puesta en escena que estrenamos el 10 de junio, fue increíble ver a mis
hermanas, a mamá, Adriana y sobre todo a papá en el público apoyándome como siempre.

Los exámenes semestrales pasaron muy rápido y de la nada como por arte de magia ya estaba
entrando al compás de “Las Golondrinas” al auditorio del colegio vestido en toga y birrete, lo
había logrado, ya estaba graduándome de la prepa y papá estaba presente. Fue un día
maravilloso sobre todo por el discurso que la Miss Brenda dijo agradeciendo a Dios el que mi
papá estuviera presente con nosotros. Volaban por el aire un aproximado de 65 birretes que
por cierto, después nos fue difícil encontrar el que nos pertenecía a cada quien.

Una etapa terminaba y yo estaba muy agradecido con Dios de que papá estuviera a mi lado.
A principios de julio mi cantante favorita estrenó una nueva canción en la que expresaba su
camino sobre los problemas alimenticios y emocionales que vivió y meses antes terminó en
rehabilitación para atenderse por ello. Fue sincera y abierta con el público y reveló todo lo
que había sucedido en su vida, la admiraba aún más por su honestidad y por su similitud
hacia mí con el “Self–Harming” ya que ella también se hacía pequeñas cortadas a causa de
su inseguridad, justo como yo. Pero esta canción movió muchísimas cosas en mí y llegó a
convertirse en un himno que sanaba todas y cada una de las heridas.

Cada verso me inspiraba por su parecido a nuestra situación.


“Llora el cielo y en mis manos veo sus lágrimas caer” El llanto siempre estuvo presente en
este proceso.
“El silencio me hace daño” La agonía de no saber nada cada vez era peor.
“Mis ventanas se han quebrado, mas no me voy rendir” Aunque haya heridas el corazón
sigue sano.
“Vete a volar yo estoy mejor así, muy lejos de ti” Alejando al cáncer del ser de papá.
“No vuelvas más que ya lo decidí, sin tu recuerdo aprenderé a vivir” El cáncer no volverá.
“Como a un cristal, que se cae al suelo” La fragilidad no impidió la fortaleza.
“Pero te juro que al final, solo me voy a levantar como una rascacielo” La metáfora que usa del
“rascacielo” es por el hecho de que los rascacielos de lo más bajo se elevan hasta tocar el
cielo. Mi papá era mi héroe, mi rascacielo.

29
“Nunca detengas tu mirada hacia cada sueño,
enfócate en la justicia de los oprimidos y
conocerás cómo combate un buen Guerrero de la
mano de Dios.”

Pedro Pantoja Santiago

La alegría de una madre comienza cuando una nueva vida se agita en su interior, cuando
escuchas su corazón por primera vez, y cuando una patadita juguetona te recuerda que ya no
estás sola. El saber que un bebé viene en camino siempre es una bendición. A mediados de
julio mi hermana me dio la gran noticia, seré tío. Aunque aún no estaba casada y su
embarazo parecía precipitado, para nosotros después de lo vivido era un símbolo de luz que
venía a sanar todas las heridas.

La relación de Tania y Martin era muy estable y planearon boda para los últimos meses del
2011, era sorprendente como en un momento mi familia se veía más sólida y todo
comenzaba a caer en su lugar.
– ¡Mi amor voy a ser tío! – le dije a Adriana por teléfono.
– Amor, aun no es día de los inocentes – me contestó
– Es en serio, Tania está embarazada. – Le emocionó demasiado la noticia y también
mencionó que era un regalo de Dios después de cada batalla que vivió papá.

Después de mi graduación tenía la inquietud de comenzar a trabajar y decidí ir al colegio en


el cual estudie prácticamente toda mi vida y pedir el puesto para impartir las clases de teatro
musical, pasaron solo dos días cuando recibí la llamada y a finales del mes de agosto comencé
a dar clases. Empezar a instruir no me fue tan difícil ya que algunos miembros del grupo
habían sido anteriormente mis compañeros en el mismo taller de teatro. 53 alumnos tenía, sus
edades oscilaban entre los 12 y 17 años, yo con apenas cumplida mi mayoría de edad. Jamás
imaginé que me fuera a encantar tanto dar clases, me motivaba ver cómo iban creciendo
artística y personalmente frente a mis ojos. Mi objetivo era lograr que para ellos esa hora y
media que duraba la sesión se convirtiera en lo mejor de su día y parece que lo logré.

En el mes de septiembre ingresé a la universidad mi carrera siempre me llamó la atención y


me fascinaba la idea de producir programas de radio, grabar cortometrajes y grabar mis
propias canciones en un estudio. Sinceramente la licenciatura no era mi pasión pero papá
hizo bien en inculcarme que antes de lanzarme a la aventura en busca de mis sueños dejara
algo seguro como lo es un título profesional.

30
“Soy Rubén Macías y estás viendo Disney Channel” Toda mi adolescencia soñaba con que
algún día sería el conductor de algún programa juvenil y el simple hecho de tener una cámara
frente a mi me parecía sumamente atractivo. Recordé que cuando era niño papá tenía una
videograbadora que aun usaba esos pequeños casetes, me apropiaba de ella, me encerraba en
mi habitación y hacia mis propios videos caseros en los cuales yo interpretaba a todos los
personajes. Mis papás siempre estuvieron conscientes que mi asombrosa sensibilidad por el
arte no era juego o un simple hobby, bastaba con ver algunas de esas cintas o quizá aquellas
grabaciones de navidad, viajes o fiestas de cumpleaños donde siempre me aseguraba de estar
a cuadro en la cámara y muchas veces rogaba a papá que me dejara grabar por mi cuenta. Su
apoyo en cualquier cosa artística fue constante, siempre y cuando cumpliera con mis
obligaciones escolares.

Mis ocupaciones cada vez eran más y con el trabajo, universidad, tareas y ensayos me era casi
imposible visitar a Adriana, después de un par de peleas y en vista de lo sucedido en mi
familia y que me encontraba un tanto desubicado por la situación, decidimos dar por
terminada la relación.
A pesar de que fue decisión de ambos, me dolió mucho dejarla ir, aún la amaba y ella una
semana después ya estaba saliendo con otro chico. Mi historial sentimental es realmente
corto; no es que no sea material de noviazgo pero no he tenido buenas experiencias y aprendí
que debía enfocarme y encontrar prioridades en mi vida y ciertamente tener una novia no
había sido una prioridad, pero aun así tanto a Adriana como a Vanessa mi anterior ex novia
les guardaba un cariño muy especial.

Se llegó la boda de Tania y yo tenía mis emociones al borde después de todo lo que habíamos
pasado, después de saber que un angelito venía en camino. Verla vestida de blanco me
parecía irreal y cuando sonó el vals para familiares y amigos, pasé a bailar y no pude evitar
llorar. Ni siquiera yo sabía por qué razón estaba envuelto en llanto solo que realmente nunca
tuve la oportunidad de llorar junto con ella cuando más lo necesitaba y en ese momento me
desahogué, yo lloraba cuando en verdad quería decirle todo un discurso.

“Tú siempre estuviste ahí, aunque solo hay cinco años de diferencia entre tú y yo, para mí
eres como mi segunda madre, deberías de ver tu rostro en los momentos difíciles, tan fuerte,
tan inquebrantable y sabía que aunque por dentro sentías caer, hacías lo imposible por seguir
con la frente en alto. Te admiro, realmente te admiro; problema que llega, problema que
enfrentas cara a cara y si me pidieran definir “Mujer” en tres palabras yo diría “Tú y mamá”.
En tu vientre ya se escucha un susurro de lo que será una hermosa bendición y sé que sin
duda ese pequeño cambiará nuestras vidas totalmente.”

El año 2011 casi acababa y yo me aproximaba a cumplir el gran sueño de audicionar para la
“American Musical & Drama Academy” la escuela más prestigiada en Artes Escénicas en la
ciudad de Nueva York.

31
A principios de año recibí un correo electrónico donde me anunciaban que había sido elegido
dentro de los 55 de 1240 aplicantes para audicionar en la Ciudad de México y de inmediato
preparé lo necesario y todo el mes de noviembre ensayaba con un pianista la canción que
cantaría en la audición.

El 1 de Diciembre tuve una pequeña presentación en el teatro y saliendo me fui directo a la


central de autobuses y me dirigí al Distrito Federal. Todo el camino iba pensando en cómo
sería mi audición porque tenía una pequeña característica sería “All English”; es decir, todo
en inglés y no es que sea algún impedimento para mí pues me consideraba una persona con
un conocimiento suficiente del idioma pero era algo completamente nuevo para mí. Junto con
la canción preparé un monólogo de Shakespeare que sería necesario para el segundo filtro de
la prueba.

Llegué a la ciudad y me dispuse a tomar un taxi que me llevaría a la dirección de mi prima


Indy que fue previamente apuntada por mamá en un pedazo de papel. Era viernes por la
noche y la chica que vivía en el mismo departamento que mi prima me invitó a cierto club
nocturno, la oferta era muy llamativa pero le contesté:
– Me encantaría pero el domingo tengo una audición y quiero concentrarme al 100% en ello,
después de todo a eso vine.

Dijo que no había problema y se marchó. El sábado por la tarde fuimos a un centro
comercial ya que necesitaba un par de cosas que requerían los de “AMDA” para mi audición.
Amaba la ciudad, me encantaba ver tantos edificios y cada vez deseaba más vivir ahí.

El 4 de diciembre me levante muy temprano, me citaron a las 9 am en el hotel donde se


harían las pruebas para llevar a cabo el papeleo para el proceso de audición.

– Hi, good morning. What´s your name? – inmediatamente los recepcionistas de la academia
me preguntaron mi nombre. Llené una serie de formatos y me tomaron un par de fotos y me
dijeron que esperara a que dijeran mi nombre para ensayar con el pianista profesional que
me habían asignado, lo cual era emocionante, ¡PIANISTA PROFESIONAL!

El pianista, también americano, se aseguró de que las partituras estuvieran correctas para que
al momento de pasar con el rector de la academia no hubiera error alguno. Me preguntó que
si estaba seguro que iba a cantar una canción con un registro tan alto y que si no deseaba
unas partituras con un tono más bajo. Le respondí que no, que yo ya la había practicado en
su tono original. Interpreté una sola vez la canción, él se quedó sorprendido y yo también
sorprendido por verlo a él sorprendido y me dijo que había sido una lección para él y que
nunca subestimará las voces de chicos jóvenes. “Well, that´s a lesson to me, never underestimate young
guy´s voices” y yo le agradecí “Well, Thanks”

32
Salí del salón y lo siguiente fue una entrevista donde me preguntaron por qué quería estudiar
“Artes Escénicas” y otras cuestiones de rutina. Momentos antes los corresponsales les dijeron
a todos los asistentes que si no sabían inglés que mejor se fueran yendo que no tenían nada
que hacer ahí y de un instante a otro ya solo quedábamos la mitad de aplicantes.

Conocí un montón de chavos y chavas que tenían el mismo sueño que yo y nos comenzamos
a apoyar unos con otros en nuestras audiciones.

– Rubén Macías– anuncio la secretaria del rector, pronunciando mi nombre a duras penas.
Levante la mano. Me dijo que ya estaban listos para mí y entré al salón. El rector me
preguntó que cual canción cantaría y le respondí que “I’m Alive” del musical “Next to Normal” y
una vez más se quedo sorprendió por mi elección.

En el segundo en que termine de cantar como nunca lo había hecho, me miró fijamente y
dijo “Excellent” y me pidió que comenzara con mi monólogo lo cual es bueno porque solo los
que cantan bien pasan al siguiente filtro de actuación. De igual manera al término del
monólogo me dijo “Excellent” y sonrió.

– ¿Cómo se escuchó?– pregunté a mi prima Indy que estuvo siempre cerca de mi


apoyándome en la audición.

–Me encantó, todos aquí afuera se quedaron maravillados con tu voz– yo simplemente no lo
podía creer.

Las pruebas se extendieron hasta las seis de la tarde, en ratos libres charlaba con los demás
chicos e incluso cantamos todos a coro “Tiempos de Amor” del musical “Rent”; era como un
sueño.
Al regresar a casa recibí la carta de los resultados y al ver que necesitaban que volviese a
audicionar pero esta vez en la ciudad de Nueva York supe que quizá las pruebas nacionales
eran un simple negocio y en vista de que un viaje a E.U.A era costoso decidí quedarme con la
experiencia vivida en las audiciones y dejar que se dieran otras oportunidades. Al final todo
sucede por algo, Dios nunca se equivoca.

Yo nunca he dejado de soñar y soy un fiel creyente de que lo que es tuyo ni aunque te quites y
lo que no ni aunque te pongas. Me desanimé pero nunca desistí, sabía que algo mejor
llegaría.

33
Al finalizar el año agradecí a Dios por cada bendición en mi familia y a pesar de que había
sido un año muy difícil, mi familia estaba sana y mi guerrero seguía luchando.

La cuarta batalla fue en enero del 2012 en la ciudad de Monterrey, terminaron por retirar lo
poquito de los restos del cáncer que había quedado en su cuerpo y se cercioraron de que no
hubiera alguna otra célula cancerígena en su cuerpo. Y una vez más Dios nos concedió el
milagro y regresó 100% sano a casa.

Cada batalla implicaba un desgaste económico increíble, pero hubo muchas personas y
familiares que aportaron para que se tratara la enfermedad de papá con la brevedad posible.
Los gastos eran tantos que decidimos hacer un evento a beneficio de papá, vendimos boletos
para una gala donde habría comida y música en vivo, fue impresionante la cantidad de gente
que puso su granito de arena y aportó a nuestra causa, me agradaba saber que cada vez más
personas eran testigo de las maravillas del Señor.

Mis sueños seguían sólidos, el pequeño Martin continuaba creciendo en el vientre de Tania,
papá estaba sano y yo era muy feliz. Mi vida y la de mi familia iban de la mano de Dios y
para él no hay imposibles.

“Un guerrero nace, un guerrero lucha, un


guerrero vence.”

Rodolfo Martínez Padilla

Jamás pensaste que alguien tan pequeñito fuera capaz de dominarte así, nunca creíste que
todo cambiaría al ver su sonrisa que te come el corazón.

Podría pasar un desfile militar del que ni cuenta tú te darás, pero un suspiro un estornudo, un
llanto chiquito y ya de pie tú estás. Es muy cansado es una aventura.
Pero solo a Dios se le pudo haber ocurrido, vacunar el egoísmo con la sonrisa de un niño.

Jamás pensamos todo lo que se aprende del corazón de los niños.


Miércoles 22 de Febrero del 2012 (Miércoles de ceniza)

“¿Hice algo para merecer el nacimiento? Fue un presente. Yo soy. Este es un milagro.” –
Hugh Prather

34
Un milagro ciertamente, mi sobrinito Martin nació justo un miércoles de ceniza después de la
primer batalla de mi guerrero que también fue un miércoles de ceniza.

“No temas, porque yo estoy contigo” – Isaías 41:10 La llegada del pequeño Martin nos llenó de
alegría, la idea de ser tío me parecía fabulosa y tenerlo todos los días en mi hogar lo era aún
más.

Poco antes de que mi hermana entrara en labor de parto, mi cuñado y ella se fueron a vivir a
nuestra casa, se quedaban en mi habitación y yo tenía que dormir en el sofá del cuarto de
televisión, aunque no me agradaba la idea de no estar en mi propio espacio pero cuando llegó
el pequeño Martin se impregnó en todo el cuarto ese peculiar olor a bebé y aprendí a
acostumbrarme a dormir abajo. A los gritos, llantos, también me acostumbré.

Todos los días, llegaba del colegio y subía rápidamente a ver al angelito, algunas veces decidía
saltarme mis clases de teatro y quedarme toda la tarde acostado junto al bebé, observando
cada puchero que hacía, tomaba fotos con mi móvil y grababa algunos soniditos que salían de
vez en cuando por su boquita.

– ¿Me dejas darle de comer? – pregunté a Tania.


– Si, en aquel buró está la leche – contestó.
– Muy bien, ¿cuántas onzas le preparo?
– Solo tres, ya había comido poco hace rato

Preparé su leche, mi hermana lo acomodó entre mis brazos de la manera correcta para que el
bebé estuviera cómodo. En cuanto sintió la mamila comenzó a succionar desmedidamente
como si alguien se la fuera a quitar, era muy entretenido ver como de lo rápido que comía se
cansaba y tenía que hacer pequeñas pausas para respirar. Cuando lo ponía a repetir, siempre
regresaba todo lo que había comido y en ese momento dejo de ser divertido para mí, darle de
comer.

Conforme iba creciendo mes tras mes, ya no era tan frágil y acostumbraba acostarlo sobre mi
pecho y dejar que se durmiera ahí. Duraba horas sintiendo su abdomen subir y bajar al
respirar mientras yo veía televisión.

Uno de mis más grandes sueños era ver en concierto a mi cantante favorita, iba en camino a
Monterrey a hacerlo realidad. Su voz para mi es inigualable, mucha gente me juzga por
admirarla tanto pero muchos no saben que parte de esa admiración radica en que los
problemas por los que ella pasó son muy similares a lo que yo viví, es mi inspiración y la

35
manera tan espiritual y tan católica de cómo ve la vida me hace admirarla cada día mas, no
solo como artista, sino, como persona.

Verla en vivo fue lo máximo y sin mencionar el increíble detalle que ella misma me dio, iba
justo a la mitad del concierto, estaba tocando su guitarra y al término de la canción, me lanzó
la plumilla con la que estaba tocando su guitarra, cayó al piso pero logré recogerla y la tendré
guardada como un excelente recuerdo. Ella también es un “rascacielo”.

Concluía mi primer año dando clases en el colegio. Dijeron tercera llamada y se abrió el
telón, era el estreno de “Broadway Street” el primer musical producido, escrito y dirigido por
mí, fue otro sueño más hecho realidad, a la gente le gustó mi trabajo y cada día me ponía más
y más metas a alcanzar.

En el mes de julio viajamos a la playa toda la familia incluyendo a mi cuñado Martin y el


pequeño Martin, también nos acompañaron mi tío Bernardo, mi tía Raquel y su hija.
Tenía aproximadamente 4 años sin ir a la playa y el descanso ya era necesario. En la
habitación teníamos una vista maravillosa y aunque yo tenía que dormir en un sillón porque
éramos muchos disfrutaba al máximo mis vacaciones.

La primer noche fuimos al muelle a caminar me adelanté un poco y me quedé observando


cómo un grupo de jóvenes se aventaban clavados hacia el mar desde una piedra a lo alto del
muelle, la gente les aplaudía a cada uno de ellos cada vez que hacían alguna acrobacia en el
aire antes de tocar el agua.

Me quede tan atento que mi familia pasó de largo y no los encontraba, cuando por fin a lo
lejos los vi, me percaté que ya no solo éramos cinco como en las vacaciones anteriores y
aparte de mis tíos y mi prima que nos acompañaban, mi familia había sumado dos
integrantes más, recordé que papá ansiaba ver su descendencia y ya estaba aquí, justo frente a
sus ojos y es hermoso imaginar que quizá en un futuro próximo serán otros matrimonios más
y un montón de chiquillos jugueteando y gritando. Ver crecer una familia no es nada más que
una bendición, un milagro del señor.

En el día acostumbraba ir a la piscina a charlar con una chica muy linda, era rubia, ojos de
color, la chica de mis sueños.

Hablábamos de todo un poco y no podía evitar hacer un par de chistecillos para hacerla reír,
no es como si hubiese sido un amor de verano como en “Vaselina” pero me agradó tener
alguien con quien pasar el rato.

36
La última noche antes de regresar observé desde el balcón que Martin, el esposo de Tania,
estaba en la playa viendo a una inmensa tortuga poner huevos; de inmediato tomé el elevador
y me aproximé a la multitud.

El vigía nos contó que es muy común que las tortugas salgan por las noches a depositar a sus
crías, ellas solas hacen un hueco en la arena y los dejan ahí, posteriormente los encargados los
toman y los llevan a un lugar seguro donde nacerán los pequeños galápagos.

Ya de regreso en casa comenzaba a planear los próximos proyectos que llevaría a cabo con
mis alumnos del colegio y escribía las canciones para el musical de verano del año siguiente.

Siempre me he considerado muy disciplinado y organizado, aún más cuando de arte


hablamos, me gustaba tener ya todas mis clases planeadas para poder llegar con tiempo
suficiente para ensayos generales previos a los estrenos.

Septiembre 2012
Los meses pasaban y desde el mes de agosto el bebé comenzaba a tener los típicos problemas
de un recién nacido, el llamado reflujo y a raíz de ello empezó a decaer su salud. Los
pediatras pensaban que era normal por su edad pero eran muy constantes las ocasiones en las
que todo lo que comía lo regresaba al instante.

Optaron por internarlo a mediados del mes para que lo alimentaran por medio de sondas, ya
que se rehusaba a comer, parecía que su salud mejoraba pero aun así aprovecharon que papá
tenía chequeo con el doctor de Monterrey y pidieron una cita con un especialista en
Gastroenterología para encontrar la razón por la que Martincito vomitaba su alimento.
El médico de Monterrey dijo que el bebé tenía una simple infección en el estómago y por eso
era el vómito. Nos tranquilizamos un poco. Ya estando en casa las cosas parecían estar
estables pero ya por la madrugada mamá entró de repente a mi cuarto y me despertó.

– Rubén, Rubén, despierta – decía mamá mientras me descobijaba.


– ¿Qué pasa? – pregunté sorprendido por lo alterado de mamá.
– Pues Martincito siguió malo, lo internaremos en el Hospital Ángeles.
– Pero, ¿por qué? – pregunté aún más sorprendido.
– Sigue Vomitando – salió del cuarto y bajaron las escaleras con el bebé que no paraba de
llorar.

37
Al día siguiente era sábado y yo asistí regularmente a mi clase de teatro por la mañana,
aunque amaba estar ahí, el saber que mi sobrinito estaba internado me tenía bastante
preocupado.

– Rubén, te estás equivocando mucho– exclamó mi maestra de baile.


– Lo siento, es que estoy algo distraído– contesté.
– Pues concéntrate porque vas muy atrasado.
– Perdón – repliqué.
Me enfoqué en mis clases artísticas, siempre era muy bueno y para que algo me tuviera con la
cabeza en otra cosa tendría que ser algo muy importante, y sí lo era. Al salir me fui de
inmediato al hospital.

Al llegar había ya algunos familiares en la sala de espera, los saludé a todos y me senté en un
pequeño sofá justo a un lado de un establecimiento que se dedica a la venta de galletas y
repostería fina, observaba las diferentes golosinas que había en los estantes pero se me iba el
apetito al ver el precio tan elevado que tenían.

Minutos después le pregunté a papá cómo iban las cosas e intenté ponerme al corriente de
todo lo sucedido. Mamá, Tania, Martin y su mamá estaban dentro con los médicos donde le
estaba realizando todos los estudios.

En el hospital decían que el bebé en vez de crecer se estaba encogiendo porque su cuerpo no
recibía nada de nutrientes, así que comenzaron a realizarle una serie de estudios donde
encontraron que Martincito era alérgico a la proteína de la vaca y por eso regresaba toda la
leche que consumía, era tanto el esfuerzo al vomitar que el bebé tenía ya su faringe irritada y
aunque los doctores afirmaban que el diagnóstico radicaba en un problema gástrico, se les
ocurrió hacerle una tomografía para checar al pequeño de forma general.
Momentos más tarde salió mi hermana en silla de ruedas con el pequeño Martin en brazos,
detrás de ella venían mi cuñado, ambos cruzaron rápidamente al área donde se encuentran
las habitaciones y alcancé a ver que Tania tenía lágrimas en su rostro, yo permanecía sentado
y al percatarme de ello de inmediato me puse de pie e intenté acercarme más a la entrada de
radiología ya que no veía salir a mamá.

Fue otro de esos momentos impactantes, momentos que te van picando poco a poco y cada
vez más profundo en el corazón. Ella salió y detrás de ella la suegra de Tania y un par de
doctores que siguieron su camino por la derecha. Mamá avanzaba lentamente, venía
deshecha, me acerqué aún más y esta vez no solo leí sus labios, esta vez lo escuché tan claro,
la misma maldita palabra que escuché meses antes, la misma palabra que iba taladrando en
lo más hondo de mi alma.

38
El pequeño Martin era una inmensa bendición para nosotros.
Él alegraba todos y cada uno de mis días con solo una sonrisa.
Él tan solo llevaba seis meses de vida.
Él tenía un tumor en su cerebro… y era cáncer.

“Basta el instante de un cerrar de ojos para hacer


de un hombre pacífico un guerrero.”

Samuel Butler

Las palabras quedaron suspendidas en el aire, comencé a llorar y salí corriendo hacia el
estacionamiento del hospital. No lo podía creer, una vez más lucharíamos contra esa
enfermedad, pero ¿Por qué él? Apenas comenzaba a vivir. No podía parar de llorar, la gente
pasaba junto a mí y se me quedaban viendo, ignoraba las miradas y seguía llorando.
Mamá decía que Dios había iluminado a los doctores para realizarle la tomografía pues de lo
contrario no se habrían percatado que el pequeño Martin tenía un tumor en el cerebro.
Recordé lo feliz que me hizo su nacimiento, tanto que estaba en clase en la universidad y de
repente Jenny subió una foto a su cuenta de Facebook y yo la vi, no aguanté más y pedí
permiso al profesor para salirme de clase e ir a conocer a mi sobrino. Tome el autobús y me
dirigí al sanatorio donde casualmente también mi mamá me dio a luz.
Quedé maravillado con su hermosura, sus diminutas manitas, su piel tan suave, su
despreocupación al dormir y esos ojitos que al parecer serían de un azul tan claro como el
cielo.
Los médicos comenzaron a planear una intervención al día siguiente que consistía en poner
un válvula para evitar que con la extracción del tumor al bebé le ocasionara hidrocefalia,
prepararon todo pero al momento de la operación, se dieron cuenta de que el lugar donde
iban a colocar la válvula ya se había cerrado y pospusieron la cirugía al día 3 de octubre.
La fe nos unía aún más, aunque ya Dios nos había mandado muchas pruebas, teníamos muy
firme la frase “Dios no te manda pruebas que no puedas superar” y así era, sabíamos que un
día saldríamos de esta y mi sobrinito estaría sano también.

Solo podíamos entrar unos minutos a verlo y cuando logré entrar, me dolió bastante verlo con
catéteres, vendas y con su cabecita ya rapada para el proceso. A su corta, muy corta edad, él
ya era todo un guerrero y con su armadura tan fuerte se aproximaba a luchar por su vida y a
pesar de todo lo que le estaba ocurriendo él siempre tenía una sonrisa para dar.

39
Llegó el día, metieron al bebé al quirófano, todos teníamos el corazón pendiendo de un hilo,
pero con mucha fe y esperanza de que las cosas iban a salir bien.
Estábamos Jenny, Diana la hermana de Martin y yo recargados en una esquina junto al
acceso a los cuartos del hospital, algunos familiares de Martin se acercaron y empezaron a
preguntarnos por la salud de Martincito.

– ¿Qué es lo que tiene el bebé? – preguntaban.


– Tiene un tumor en el cerebro – contestaba Diana forzándose a no llorar.
– ¿Y es cáncer? – continuaban las cuestiones. Diana no supo responder ya que ella no estaba
presente cuando salieron los resultados de la tomografía.

– Sí, sí es cáncer – contestó mi hermana. Cada vez que escuchaba esa palabra era peor. Los
ojos de Diana se llenaron de lágrimas, me acerqué a ella y la abracé.

Los médicos aseguraron que la operación por su dificultad y al ser el paciente solo un bebé,
duraría ocho horas. Vaya sorpresa, solo cuatro horas habían transcurrido desde que ingresó el
niño a quirófano cuando los doctores ya venían a anunciar cómo había salido la cirugía.

Nunca me ha gustado escuchar a los doctores por que muchas veces no entiendo a lo que se
refieren así que espere un momento y fue a mamá a la que cuestioné.

– ¿Qué les dijeron? – pregunté.


– Que el niño está bien y que el tumor que le sacaron tenía el tamaño de una mandarina.

Cuando el pequeño Martin pasó a su recuperación, lo movieron a terapia intensiva ya que los
cuidados después de semejante operación eran más numerosos.

Se había optado por inducir al niño en coma para evitar que su cerebro derramara sangre
por el trauma pero el bebé despertó de inmediato cuando el efecto de la anestesia pasó.

Los doctores una vez más se quedaban sorprendidos por el avance tan rápido que estaba
mostrando el bebé en su mejoría. Se habían pactado de 13 a 15 días con el bebé en terapia
intensiva y se le pondrían mangueritas al niño para que pudiese respirar.

Martincito demostró su fortaleza y apenas transcurridas un par de horas, comenzó a respirar


por sí solo, dejando a los médicos, enfermeras y a nosotros anonadados.

40
En terapia intensiva está estrictamente prohibido que entren visitantes, pero mi mamá y la
suegra de Tania lograron convencer a las enfermeras, que entre ellas y mi hermana se
turnarían para cuidar al niño, porque no aguantaba estar acostado y quería que siempre lo
estuvieran cargando e iba a ser muy agotador para mi hermana hacerlo ella sola.

El apoyo de todos mis familiares estuvo siempre presente, las hermanas de papá nos llevaban
de comer a diario y mis primos y primas siempre intentaban distraernos y dejar que Dios
fuera acomodando las cosas.

Por la tarde llego Daniela junto con sus papás, sentí una alegría al verla, nos conocemos tanto
que parecía que teníamos una especie de código y ella entendió al momento de verme que no
quería que llegara a abrazarme, a llorar o decirme palabras de aliento como todos los demás,
ella simplemente comenzó a charlar sobre otros temas que no tuvieran nada que ver con la
situación actual, contábamos chistes y como casi siempre nos preguntábamos e
imaginábamos como sería nuestra vida dentro de algunos años; ambos hemos sido unidos
desde muy temprana edad y cada cosa en nuestras vidas es tan importante para uno como
para el otro, compartimos cada alegría, tristeza, enojo, enfermedad y le agradecía a Dios que
en ese instante estuviera ella conmigo.
El pequeño Martin fue mejorando con gran rapidez, ya comía lo suficiente, respiraba solo y
aunque a veces se estresaba y comenzaba a patalear, mamá y Tania lo calmaban cantándole
alabanzas a Dios, funcionaba, eso era lo único que lo tranquilizaba.

Fueron muy pocas las ocasiones en las que vi a mi hermana y a mamá, la mayor parte del
tiempo se la pasaban a lado del bebé.

También tenía muchas cosas que decirles, si antes las admiraba ahora más.

Mamá y Tania:
Creo que Denise de Kalafe escribió su canción “Señora, Señora” por mujeres como ustedes,
“A ti mi guerrera invencible a ti luchadora incansable, a ti mi amiga constante, de todas las
horas.” Es de admirar la valentía con la que ambas han estado a cada momento en estas
batallas que se nos han presentado. Cómo cada día se levantan aún más fuertes como fieras,
con esa fuerza que las caracteriza. Hermana, bien dicen que no hay más grande amor que el
de una madre por su hijo y la principal razón por la que ese pequeño está luchando ahora
por su vida es por la hermosa e incomparable madre que tiene, tú le enseñaste a ser fuerte,
porque tú lo eres; sé que a veces te has sentido con impotencia por ver al pequeño así, pero
Dios solo le manda las batallas más difíciles a sus más grandes guerreros. Mamá, ni cómo
empezar por agradecerte cada enseñanza, cada lección, por ti descubrí que la familia es lo
más importante en la vida y que tenemos que buscar primero el reino de Dios y lo demás se
dará por añadidura. Tu también luchaste junto a Papá, sé que le decías “No te rindas”,

41
“Lucha”, “Échale ganas” y aparte de ser una excelente madre y abuela también nos
enseñaste que el amor puede con todo y sé que algún día encontraré a una mujer que me
ame justo como tú amas a papá. Tan solo míranos ahora, somos cada vez más integrantes en
la familia, hemos pasado momentos tan difíciles pero aquí seguimos, de pie como guerreros
de la mano de Dios.
Las amo con todo corazón, su hijo y hermano Rubén.

Al día siguiente de la operación mi hermana nos dio una noticia que jamás creímos escuchar,
no tan pronto. Mi hermana ya tenía mes y medio de embarazo y aunque la gente
sorprendida nos decía que era muy pronto y más por la situación del pequeño Martin, mamá
les respondía:

– Es una bendición, es como si Dios nos dijera “No están solos”– y claro que le encantó la
idea de ser abuela por segunda vez.

Ahora yo solo imaginaba que en aproximadamente 7 meses, tendría a un bebé más en brazos
mientras mi pequeño guerrero Martin se colgaba de mi pierna para que juegue con él. Esto
de ser tío también es una bendición.
De los 15 días que esperaban que estuvieran en terapia intensiva tan solo duró cuatro días.
Solo cuatro días.

Una vez más Martincito demostró su fortaleza, él luchaba cada día más por su vida y
nosotros agradecíamos a Dios por tan maravilloso milagro.

Lo pasaron a cuarto y comenzamos a pasar de uno por uno, el primero fue papá.

Meses antes cuando el bebé estaba en casa, papá y mamá lo enseñaron a persignarse y a
pesar de la serie de batallas que vivió esa pequeña enseñanza no se le había olvidado, papá se
acercó a él, lo tomó en sus brazos, el pequeño levantó su mano y comenzó a persignar a papá.

Un par de guerreros disfrutando su victoria.

42
“Un guerrero permanece siempre de pie ante
cualquier batalla y se concentra en los pequeños
milagros de la vida diaria”

Rodolfo Martínez Padilla

Caminaba por el angosto pasillo que llevaba hacia la habitación que tenía el nombre de mi
sobrinito en la pequeña pizarra, entré al cuarto y al verlo sonreí de inmediato. Él estaba
bastante agotado pero vivo, se veía muy fuerte y a pesar de todo lo que había pasado, estaba
de humor para jugar, todos intentábamos hacerlo reír y al parecer lo estábamos logrando.

Lo tomé en mis brazos, sentí como todo mi cuerpo se tranquilizaba al sentir sus manitas en
mi cuello, mi corazón también lo hacía.

Pronto estaríamos ya en casa jugando con sus pelotitas de colores, festejando cada gracia que
hiciese al comer o quizá escuchando su risa mientras Jenny le hace caras graciosas. Ansiaba
eso.

El tumor que le extirparon a Martincito había sido estudiado durante 10 días en patología,
estos habían transcurrido y el doctor entró al cuarto con una noticia que esperábamos
escuchar aferrados a la fe en Dios.

– Buenas tardes, doctor – dijo mamá poniéndose de pie.


– Señora ¿pues con quién tiene pacto? – preguntó el médico.
– Pues con el de mero arriba, ¿Por qué? – contestó mamá.
– Salió todo negativo, el tumor es benigno, no es cáncer – el rostro del médico también
parecía sorprendido con la noticia y además estaba feliz.
– Gloria a Dios – replicó mamá.
Mi mente después de 1 año por fin se estaba despejando, al fin sentía tranquilidad dentro de
mí. Tranquilidad que solo Dios te puede otorgar.

“Jesús responde: ‘Regresa a tu casa. ¡Tu hijo ha sido curado!’” – (Juan 4: 43–54)

43
A finales del mes de octubre mis papás, Jenny y yo fuimos al viaje anual con toda la familia de
mamá. Mi hermana Tania y Martin no fueron porque el bebé aún tenía que estar un rato
más en reposo después de tantas batallas, un guerrero también necesita descanso.

Cada año en el viaje asistimos todos a misa y agradecemos por todo lo que recibimos en el
año, éramos una familia muy bendecida, mamá siempre decía que todo lo que nos había
pasado era porque Dios nos quería mucho y por eso habíamos sido los elegidos para que a
raíz de esto, evangelizáramos en su nombre.

Al regresar a casa, mi mamá y Tania se llevarían a Martincito a la Ciudad de México, ya que


el médico que lo atendió aquí nos comento que era favorable que pidiéramos una segunda
opinión sobre el caso del bebé.
En la operación que le hicieron primero, lograron sacarle solo el 95% del tumor, puesto que si
retiraban todo podría repercutir en el tallo cerebral.

En México les dijeron que no había peligro y que el niño podía crecer y vivir perfectamente
con ese 5% ahí, después de todo no era cancerígeno.

Tenían ya un mes fuera de la ciudad y hablamos todos los días para mantenerlos al tanto de
lo que dijeran en el hospital infantil del Distrito Federal.

– Hola mamá, ¿cómo están? – pregunté al teléfono.


– Muy bien, no le pudieron hacer los estudios por que traía resfriado – contestó.
– Entonces, ¿qué harán? – los extrañaba y esperaba que respondieran que ya volverían.
– Pues nos quedaremos aquí otra semana – y se quedaron medio mes más.

Tenía la certeza de que el pequeño Martin, ya estaba sano y los últimos chequeos eran solo
rutina para notificar que su salud va mejorando, pero aun así, sentía cierta impotencia de no
tener ni a mamá, ni a mi hermana, ni a mi sobrinito aquí.

En cuanto a mis aspiraciones y sueños siempre he tenido muy marcada la vida de George
Bernard Shaw un escritor irlandés, ganador del premio nobel y también de un Oscar que
decía: “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora
debes construir los cimientos debajo de él.” Antes de comenzar a luchar por algo, tienes que tener
definidas tus metas y sobre ello construir poco a poco lo que logrará llevarnos a ellas.

44
Desde inicios del 2012 yo traía la inquietud de grabar canciones con un toque más
profesional y hacerlo solo por el simple hecho del amor tan grande que le tenía a la música.

A mediados del año estrené una canción tanto en inglés como en español con sus respectivos
videos musicales que fueron grabados por varias compañeras de la carrera de comunicación.

En vez de buscar algún productor de audio, apliqué mis conocimientos en el tema y yo mismo
grabé la canción y la produje justo como la quería. Una gran amiga decidió involucrarse en el
proyecto y me realizó una sesión fotográfica para obtener la portada del álbum.

Después de varios meses preparando la música y grabando canciones en el estudio, el


12/12/12 saqué a la luz mi primer disco, recopilé algunos temas adaptados a nuestro idioma
y otra serie de canciones interpretadas por varios de mis cantantes favoritos en su mayoría del
idioma anglosajón.

La respuesta a este proyecto, fue muy favorable, a la gente le gustaba mi trabajo y aunque no
gané un disco de oro, o vendí las miles de copias o escuché mis canciones en la radio, me di
cuenta que iba por el buen camino.

Y aunque mi más grande sueño de tener un álbum se había realizado esperaba en un futuro,
ya fuera bajo el sello de una casa discográfica.

“Famoso” no es la palabra que define lo que quiero llegar a ser, simplemente quiero ser ese
alguien que lucha por lo que quiere y lo consigue, ese alguien que inspira a la gente con su
historia, ese alguien que hace lo que ama día a día y de pilón es pagado por ello. Gracias a
Dios he cumplido muchos de mis sueños por mi esfuerzo, dedicación y perseverancia, que es
la clave del éxito.

El nuevo año 2013 había comenzado, ese ser hermoso al que llamaríamos Fernanda, crecía
poco a poco en el vientre de mi hermana y su pequeño hermano vivía su infancia como
cualquier otro niño.

Un día fui a recogerlo a la guardería junto con Jenny, ella se bajó y fue por él a la puerta de la
estancia infantil, el ya caminando por sí solo, se acercó al auto y en cuanto me vio sonrió
como nunca y yo junto con él. Yo podía estar enojado, triste, cansado o enfermo pero él tenía
el poder de cambiar mis días con solo una sonrisa. En casa jugábamos a las escondidas, lo
perseguía y él reía sin parar, veíamos caricaturas juntos y algunas veces hasta se ponía junto a
mi cuando estaba cantando y se enojaba porque no le prestaba el micrófono.

45
Compartir la vida con un niño, es como volver a serlo y yo amaba con locura verlo crecer
cada día.

“Un guerrero no puede lamentarse por nada. Su


vida es un interminable desafío y los desafíos no
son buenos o malos. Los desafíos son simplemente
desafíos.”

Carlos Castaneda

28 de Mayo del 2013


Se siente un palpitar especial, el sol tiene un brillo distinto y las estrellas por la noche
resplandecerán aún más. Ya era tío por segunda vez, nació mi pequeña sobrina Fernanda.

Dios nos había mandado una prueba más en nuestra familia, una llamada de atención para
que nuestra fe y cercanía hacia él siguiera latente. Con más fuerza que nunca, con una
armadura prácticamente invencible nos preparábamos para la siguiente batalla.

Desde los primeros momentos de su vida comenzaba a tener complicaciones, la bebé tenía
que permanecer en observación en los cuneros del hospital en el que la dio a luz Tania.

En los primeros estudios se descartó alguna alergia al alimento y en vista de lo sucedido, la


existencia de un tumor parecido al de su hermano, ya que también presentaba una serie de
síntomas como el reflujo constante.

Pasó todo un día y yo aún no podía ver a la pequeña, en el seguro social consideraban su caso
en estado grave y decían que la bebé estaba muy mal puesto que al realizarle el “Tamiz
Neonatal” – que consiste en un estudio general para encontrar alguna enfermedad o
padecimiento tales como el retraso mental, ceguera, epilepsia y otros trastornos graves, que
bien pueden manifestarse meses más adelante y precisamente este proceso es con la finalidad
de prevenirlo y comenzar un tratamiento de manera oportuna – se encontró que la bebé tenía
una malformación en el intestino. En vista de las circunstancias, mi hermana alterada por la
situación decidió trasladar a la pequeña a una institución privada para que se le tratara de
manera más especializada.

46
Los encargados del seguro social no querían permitir dicho traslado, ya que aseguraban que
eso causaría la muerte inmediata de la bebé. Tania y mamá insistieron y ellos accedieron bajo
ciertas condiciones.
1. Firmarían para quitar cualquier responsabilidad al hospital actual.
2. El traslado sería en ambulancia.
3. Un doctor estaría presente en el camino.

Se hizo tal y como ellos dijeron, la bebé entró directamente a chequeo en el mismo hospital
en el que su hermanito ganó sus batallas y con el mismo pediatra que lo atendió. Sabíamos
que estábamos en buenas manos.

Bastó con un estudio para descartar cualquier enfermedad. La bebé solo tenía un poco de
anemia ya que estaba en ayuno total, comió a la perfección, pues claro pobrecita, no había
comido nada. Sana, estaba completamente sana.

Ya con la princesa en casa, disfrutaba día a día, de tan maravillosa bendición, el tener a dos
pequeños alegrando nuestras vidas.

Martincito ya tenía más de un año y ahora nos divertíamos de diferente manera, algunas
veces yo lo perseguía por todo alrededor del comedor y él reía a carcajadas cada vez que
estaba cerca de alcanzarlo y en esos días se cumplió la profecía, mientras tenía en mis brazos
a Fernanda, Martincito tiraba de mi pierna con un poco de celos porque ahora no lo tenía a
él cargado, suena muy hilarante y me hacía muy feliz.
En el mes de junio, mi hermana recibió una llamada por parte del seguro social donde había
nacido la princesa, ellos aseguraban que el “Tamiz Neonatal” había salido alterado y
arrojaba el mismo resultado de que la bebé tenía un posible caso de Hiperplasia y que era
algo urgente puesto que con cualquier vómito o diarrea podía morirse, también mencionaron
que tendría un extraño desarrollo en sus genitales e incluso podría asemejarse a genitales
masculinos.

La espera fue exhaustiva y en vista de no tener un resultado conciso acudimos una vez más al
Hospital Ángeles donde una especialista en endocrinología que le realizó estudios extrayendo
tres tubos de sangre a la bebé y nos explicó que en el seguro social prefieren crear falsos
positivos en sus estudios a que se les escape un falso negativo que realmente sea positivo.

Los estudios tardarían de 10 a 15 días en dar deducciones pues los enviarían a México y a los
Estados Unidos para una mayor exactitud, así que decidimos irnos todos a visitar a nuestra
familia en Jalisco para distraernos un poco y prepararnos para cualquiera que fuese el
resultado.

47
Tepatitlán, una pintoresca ciudad en el estado de Jalisco siempre ha sido de mis lugares
favoritos, es de esos lugares en los que te reciben con mucha alegría y pasas un rato
encantador en compañía de tan cálida familia. Al viaje poco después se nos unió mi cuñado
Martin, que del Distrito Federal se paso para allá. Amaba estar ahí, mis primos y primas son
tan agradables y jugaba con ellos cual niño pequeño, no me importaba mi edad, solo quería
compartir un momento de calidad con ellos, ya que por la lejanía es difícil verlos. En
Guadalajara visitamos a un tío de papá que también ha pasado por situaciones difíciles pero
igual nos demostró que cuando se quiere, se puede.

– Vaya familia llena de guerreros – exclamé.


– ¡Así es! ¡Cuánta bendición! – contestó mamá.

Cada vez que voy a Tepatitlán no quiero irme de ahí, a veces quisiera que no existieran las
distancias para poder estar cerca de todos los seres a los que amo.

Al regresar de nuestras pequeñas vacaciones nos adentrábamos a conocer los resultados sobre
la salud de Fernanda. Nuestra fe era inmensa como el amor de Dios por nosotros y nos
enteramos de que la pequeña estaba completamente sana y toda la serie de teorías eran
negativas y una vez más Él había hecho de las suyas.

“Un guerrero siempre será un guerrero”



Rodolfo Martínez Padilla

Las cosas suceden por el simple hecho de que tenían que suceder, a cada momento aun si
fuese una caída o una prueba más, agradecíamos por cada bendición.

• Papá se detecto el tumor a principios de 2011


• Su primer batalla fue el 9 de Marzo de 2011, casualmente era miércoles de ceniza y el
inicio de su cuarentena al igual que Jesús.
• Papá gano su batalla en semana santa.
• El pequeño Martin nació el 22 de Febrero del 2012, casualmente también era miércoles
de ceniza.

Mi hermana ahora radica en el Distrito Federal, junto a su esposo y sus hermosos hijos. La
lejanía nos impide estar juntos físicamente pero lo estamos de corazón. Sé que cada vez que
tenga la maravillosa oportunidad de verlos recibiré una inmensa sonrisa de Martincito y un
sinfín de carcajadas de Fernanda. Ver a mi papá con su sueño de ver crecer a su descendencia

48
es algo inigualable, su rostro tiene una paz extrema, sus ojos brillan con el resplandor de su
interminable cariño hacia ellos y hacia nosotros.

Dios habló por medio de nuestras pruebas y tal como están escritas en la biblia (Sirácides 2) las
pruebas son parte de sus maravillas.

• Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba. Conserva recto tu corazón
y sé decidido, no te pongas nervioso cuando vengan las dificultades. Apégate al Señor,
no te apartes de él; si actúas así, arribarás a buen puerto al final de tus días.
• Aceptas todo lo que te pase y sé paciente cuando te halles botado en el suelo. Porque así
como el oro se purifica en el fuego, así también los que agradan a Dios pasan por el
crisol de la humillación. Confía en él y te cuidará; sigue el camino recto y espera en él.
• Ustedes que temen al Señor, esperen su misericordia, no se aparten de él, pues podrían
caer. Ustedes que temen al Señor, confíen en él: no perderán su recompensa.
• Ustedes que temen al Señor, esperen recibir todo lo que vale la pena: esperen
misericordia y alegría eterna. Recuerden lo que les pasó a sus antepasados: ¿quién
confió en el Señor y se arrepintió de haberlo hecho? ¿Quién perseveró en su temor y fue
abandonado? ¿Quién lo llamó y no fue escuchado?

Dios está más cerca de lo que pensamos, está en cada persona, en la sonrisa de un niño, en
cada oportunidad, en cada alegría, en cada llanto, en cada sueño, en cada lugar, en cada
casa, en cada calle, en cada continente, en cada país, en cada estado, en cada ciudad, en cada
colonia, en cada amanecer, en cada anochecer, en cada despertar, en cada susurrar, en cada
caída, en cada tropiezo, en cada recaída, en cada suceso, en cada meta, en cada objetivo, en
cada sorpresa, en cada ser vivo, en cada esperanza, en cada mañana, en cada enseñanza, en
cada frontera, en cada operación, en cada nacimiento, en cada milagro, en cada doctor, en
cada mano, en cada hospital, en cada humano. Dios está en ti, es tu deber aceptarlo. Dios es
el único camino.

Solo existen dos maneras de vivir la vida: una como si nada fuera un milagro, la otra como si
todo fuera un milagro.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que
puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

Cuando todos te abandonan, Dios siempre se queda contigo. De ahora en adelante, vive en
Él, cualquiera que sea tu preocupación, ya sea que tú o algún familiar padezcan de alguna
enfermedad como el cáncer o tal vez están teniendo problemas económicos o si eres joven y
tienes problemas emocionales, inseguridades, miedos o eres víctima de “bullying”, no importa

49
cuán menor o mayor sea tu problema solo mantente fuerte y donde quiera que estés leyendo
este libro alza tu mano en puño al aire y aférrate a Dios, prepara tu armadura y lucha, sé
invencible… como un GUERRERO.

Epílogo
Quizá esta historia te parezca maravillosa, que cabe mencionarlo es 100% real, es nuestra
historia, la familia Martínez Padilla, conocida en este relato como la familia Macías, los
guerreros llegaron a su victoria y están de pie ahora con más fuerza que nunca.

El guerrero mayor, mi papá Rodolfo Martínez Gutiérrez; mi pequeño sobrinito con 2 años a
la fecha Miguel Eduardo Cabada Martínez; la princesa Alessandra Cabada Martínez; la
mujer más luchona y fuerte, mi mamá María Teresa Padilla Martínez, mi hermana mayor y
la mamá de los guerreros más pequeños María Teresa Martínez Padilla, la guerrera de en
medio Jacqueline Martínez Padilla y por último pero no menos importante nuestro cómplice
de batalla y ahora parte de la familia Miguel Cabada Flores que junto a mi hermana creó
una hermosa familia.

Cada momento en esta obra está escrito desde lo más profundo de mi corazón, tal vez los
datos médicos no son tan exactos como deberían pues mi conocimiento sobre el tema es
básicamente nulo, pero gracias a mi queridísima madre que estuvo siempre en el proceso de
escritura pasándome la mayoría de los datos médicos de los cuales no tenía conocimiento y
fue así como logré plasmar cada sentimiento, batalla y victoria.

Comencé a escribir “Guerrero” a mediados de 2012 con la inquietud de llegar al corazón de


las demás personas con una muestra de lo maravilloso que es nuestro Dios. Tal vez y haya
más pruebas en un futuro, la voluntad de Dios es impredecible pero aquí estaremos tan
inquebrantables como siempre, como guerreros. En realidad, todas las cosas, todos los
acontecimientos, para quien sabe leerlos con profundidad, encierran un mensaje que, en
definitiva, remite a Dios.

Esta historia quedará por siempre plasmada, una historia que cambió nuestras vidas y
esperemos cambie la tuya.

Todos los hombres mueren, pero no todos viven, no es obligación, ¡VIVE EL HOY!

50
Agradecimientos
Primeramente a Dios por permitirme despertar día a día y darme a los más excelentes padres
que me han educado y fomentado siempre en Él.
A los doctores que atendieron/operaron a mi papá en sus batallas:
Dr. Ignacio Muñoz Valenzuela (Urólogo)
Dr. Aragón (Anestesiólogo)
Dr. Adán Escott Aguirre (Nefrólogo)
Dr. Juan J. Galán Maraboto (Urólogo/Oncólogo)
Dr. Rafael Hernández (Radiólogo)

A los doctores que atendieron/operaron a mi sobrinito Miguel Eduardo en sus batallas:


Dra. Alma Rosa López (Pediatra)
Dr. Ricardo Acosta Rodríguez (Pediatra/Neonatólogo)
Dr. José Antonio Candelas (Neurocirujano)
Dr. Miguel Ramírez (Gastroenterólogo)
Dr. Murra
Dr. Saúl Garza (Neurocirujano)

A todos los doctores que sin su excelente labor y conocimiento de la mano de Dios, las
batallas hubieran sido más difíciles.
A todo el personal del Sanatorio Español y Hospital Los Ángeles de la ciudad de Torreón
Coahuila por su trato excelente hacia nosotros y específicamente a mi papá y mi sobrino.
A José Luis Padilla por el gran apoyo incondicional a cada circunstancia durante nuestras
batallas, así como a este proyecto.
A mi tía Lupita por adoptarnos cuando nuestros papás no estaban.
A mi tía Lucy por ser como ella dice, una segunda mamá.
A mi tía Paty que me traducía cada dato médico que no entendía.
A mis tíos Mario y Pepe que nos apoyaron en los viajes a Monterrey y estuvieron presentes a
todo momento y pendientes por la salud de papá y de los bebés.
A la familia Cabada Flores que junto con nosotros se convirtieron en guerreros con el
pequeño Miguel’Ed.
A las familias Martínez, Padilla, Martin, Gómez, Reynoso, Gutiérrez, Zúñiga, Torres,
Hernández y otras tantas que de una u otra manera apoyaron en los momentos más difíciles.

51
A Tania Campos Canseco por su magnífico prólogo.
A mis esenciales Daniela Martínez, Miriam Quiroz, Kass Estévez, Mariana Soto y Fernanda
Compeán que estuvieron al pendiente de mí a cada momento y definitivamente sin sus
palabras de aliento, inmenso amor y regaños merecidos yo no sería el mismo guerrero y sin
querer ustedes también se convirtieron en guerreras. Les debo muchas.
A todos en general por adquirir este libro.

Estimado lector o lectora,


Sólo una breve nota para decirte que he registrado este libro en BookCrossing.com, de
manera que se pueda saber por dónde viaja, quién lo lee y qué opinan de él. Por favor, entra
en www.bookcrossing.com, introduce al código del libro 252–12419735 y añade unas líneas
en el diario de este libro, después déjale el libro a alguien más a quien le pueda gustar. ¡Así
todos podremos seguir los viajes de este libro y las vidas que cambie para siempre!
Únete a nuestro ejército lo único que tienes que hacer es entrar a nuestra página de Facebook
en www.facebook.com/LibroGuerrero y compartirnos tu experiencia de vida, queremos ser
testigos de más milagros. Comenta y da testimonio de ser un Guerrero más.

Sobre el autor
Rodolfo Martínez Padilla
23 de agosto 1993

Actor, cantante y bailarín mexicano originario de la ciudad de Gómez Palacio, Durango. Su


más grande pasión es la actuación y la música.
Toda su vida ha mostrado una gran sensibilidad por el arte y desde los 5 años ha participado
en diversas producciones a nivel regional y nacional.

“Guerrero”, una novela basada en hechos reales, es su debut como autor en el género
literario.

Síguelo en Twitter www.twitter.com/MisterRodolfo

52
Esta edición digital fue realizada por Editorial Digital UNID y fue terminada
en 2013.

53

Potrebbero piacerti anche