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Regulación procesal para los pedidos de restitución internacional de menores

en la provincia de Entre Rios


- Acordada 13/2015, Superior Tribunal de Justicia-
Por Rodrigo Laje[1]con colaboración de Ricardo A. Pintos[2]
Sumario: I. Introducción. II. La vía elegida para la reglamentación. III. Importancia de la
nueva regulación. IV. Acordada General N° 13/2015. V. Consideraciones Finales. VI.
Bibliografía.-

I.Introducción.-

El presente trabajo tiene por objeto analizar la Acordada General N° 13/2015[3], recientemente
dictada por el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos, aplicable a los procesos
de restitución internacional de niños, niñas y adolescentes que en lo sucesivo deban tramitar en
jurisdicción de la referida Provincia.-
Dicho acontecimiento reviste trascendencia, especialmente por el significativo incremento,
verificado los últimos años, de pedidos de restitución provenientes del extranjero.-
Asimismo, y como ya advirtiéramos en su oportunidad en un trabajo de nuestra autoría[4], la
carencia de una legislación (procesal) específica en la materia, tanto a nivel provincial como
nacional, hace necesario implementar procedimientos especiales y abreviados que permitan
resolver, de manera ágil y efectiva, las solicitudes de restitución de niños, niñas y adolescentes en
la Argentina, con miras al cumplimiento de los fines propugnados por las convenciones
internacionales vigentes: el inmediato reintegro de aquellos menores que han sido trasladados o
retenidos de manera ilícita del lugar de su residencia habitual[5]. En jurisdicción local entrerriana, la
mencionada falencia hoy se resuelve, por conducto de la normativa que aquí analizamos, la cual
sigue, en líneas generales, los parámetros impuestos por la “Ley Modelo Sobre Normas Procesales
para la Aplicación de los Convenios sobre Sustracción Internacional de Niños”[6] (en adelante “Ley
Modelo”), instrumento que, si bien resulta elogiable en numerosos aspectos, como veremos, no
está exento de críticas.-

II.La vía elegida para la reglamentación.-

Antes de adentrarnos en el análisis y estudio del instrumento en cuestión, cabe poner de


manifiesto las eventuales objeciones que, desde el punto de vista constitucional, podrían recaer
sobre la regulación sub examine. Nos referimos, en particular, a la vía elegida para su
instrumentación: Acordada General del máximo Tribunal provincial.-
En este orden de ideas, cabe poner de relieve que tanto las normas constitucionales locales[7]
como la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Provincia de Entre Ríos[8], atribuyen al Superior
Tribunal de Justicia facultades reglamentarias para resolver las cuestiones internas atinentes al
funcionamiento de los tribunales (tal como lo hacen las demás constituciones y leyes orgánicas,
tanto provinciales como a nivel nacional). Sin embargo, la situación se torna compleja cuando se
trata de reconocer en dicho órgano la facultad de dictar normas adjetivas y de organización de los
tribunales ordinarios, atribuciones reservadas, normalmente, al Poder Legislativo (conforme art.
122, inc. 23° de la Constitución provincial).-
El escenario descripto despierta, al menos, vacilaciones en función de los posibles planteos de
inconstitucionalidad que podrían presentarse.-

III.Importancia de la nueva regulación.-

No obstante lo expuesto, la flamante disposición constituye un importante avance en materia de


regulación procesal para los casos de restitución internacional de niños, niñas y adolescentes, ya
que las convenciones internacionales anteriormente mencionadas, si bien fijan claramente su
objetivo —reintegro inmediato del menor al lugar de su residencia habitual—, no contienen normas
procedimentales específicas que regulen el trámite que cabe otorgar a los pedidos de restitución.
De esta manera, corresponde a la legislación interna de cada Estado Parte, adecuarse
procesalmente a tales fines.-
Particularmente, en el caso de la República Argentina, no existe a nivel interno —o al menos no
existía hasta el dictado de esta Acordada— normativa procesal especialmente diseñada para los
casos que nos ocupan[9], siendo los jueces los encargados de determinar, de acuerdo a su criterio,
el trámite a seguir. De esta manera, al no existir coincidencia respecto de las formas procesales a
aplicar, la resolución de los casos puede verse dilatada injustificadamente —a veces por años—
cuando el trámite que se le imprime al proceso no es el más expedito. Una prolongada demora
desnaturaliza los fines perseguidos por las convenciones internacionales. En consecuencia, la
urgencia en el proceso resulta vital para que los textos de los tratados no se tornen letra muerta.-
Va de suyo que la celeridad procesal, como todo principio, no reviste carácter absoluto, sino que
debe ser equilibrado con el respeto a las garantías del debido proceso. De ahí la importancia que
este nuevo instrumento procesal exhibe, no solo desde el punto de vista jurídico, sino también de
lege ferenda, ya que su aprobación y aplicación puede servir de impulso a los legisladores de las
restantes jurisdicciones para seguir el mismo camino.-

IV.Acordada General N° 13/2015.-

Como bien mencionamos anteriormente, la nueva regulación procesal que nos convoca sigue,
aunque con algunas adaptaciones, los lineamientos impuestos por la Ley Modelo. Dicho
instrumento, si bien no reviste carácter obligatorio para los Estados, persigue ser adoptado en las
legislaciones internas —de forma idéntica o ligeramente adaptado—, constituyéndose así en un
estándar procedimental mínimo en aras de satisfacer los objetivos de los convenios en la
materia[10].-
Este interés por resguardar los principios y objetivos de los tratados internacionales vigentes se
verifica en el art. 1 del nuevo instrumento procesal, al disponer que la interpretación y aplicación de
la Acordada debe realizarse respetando los principios y disposiciones que surgen y emanan de
dichas convenciones. No obstante ello, y a pesar de que la norma transcripta constituye una pauta
general que obliga al intérprete a recurrir a los instrumentos internacionales, veremos que a lo
largo de su articulado la Acordada igualmente replica varias soluciones contenidas en los referidos
convenios, resultando ello sobreabundante y susceptible de generar confusión.-
En lo que respecta a la estructura de la Acordada, si bien la misma difiere, en parte, de la adoptada
en la Ley Modelo, no existen divergencias sustanciales en cuanto a su organización. Encuentran
regulación las siguientes cuestiones: objetivos y calificaciones autárquicas de derecho de guarda o
de custodia y traslado y/o retención ilícitos (arts. 1 y 2), principios procesales aplicables (arts. 3 y
5), autoridades intervinientes (arts. 4, 6, 7 y 10), legitimación y representación (arts. 4, 8, 9 y 13),
procedimiento (arts. 11 a 24) y visita (art. 25).-

a.Objetivos y calificaciones autárquicas.-


Los arts. 1 y 2 de la Acordada efectúan, al igual que la Ley Modelo, algunas calificaciones
autárquicas, extraídas en forma casi literal de las convenciones internacionales vigentes, tanto de
La Haya como de la Interamericana[11].-
Con relación a los sujetos destinatarios, se observan diferencias terminológicas: “niño” en la Ley
Modelo, “menor” en la Acordada. Además, recordemos que tanto la Convención de La Haya, como
la Interamericana (y también es indicado así en la Ley Modelo) resultan aplicables a todo menor
que no haya alcanzado la edad de 16 años. La Acordada carece de límite de edad, no obstante, en
virtud de lo dispuesto en su art. 1, se exige una interpretación conforme a los principios y
disposiciones de las convenciones internacionales vigentes en la materia, entre los cuales no
puede soslayarse la Convención sobre los de Derechos del Niño (con jerarquía constitucional) que
lo concibe hasta los 18 años.-
Por otra parte, y a diferencia de lo dispuesto en la Ley Modelo, que a criterio de algunos sugiere
una calificación del término “residencia habitual” (al hacer referencia al “centro habitual de vida”), la
Acordada no contiene norma alguna al respecto. Sin embargo, nuestro sistema jurídico también la
define: a nivel convencional —Convenio sobre Protección Internacional de Menores entre la
República Argentina y la República Oriental del Uruguay de 1981[12]— y a nivel autónomo —ley
26.061, de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes[13]—.-
Por último, el art. 25 define al “derecho de visita” como el derecho de llevar al menor por un periodo
de tiempo limitado a otro lugar diferente a aquel en que tiene su residencia habitual, lo cual se
corresponde también con las definiciones dadas en las fuentes convencionales[14].-
No obstante las coincidencias anotadas, nos parece más apropiado —tal como ya señalamos—
[15]remitir a las categorías y conceptos dados por las convenciones, en lugar de recurrir a la réplica
de las calificaciones. Ello permite conservar la uniformidad lograda en los textos convencionales y
aleja el peligro de que se originen conflictos en la interpretación o aplicación de las normas de los
tratados en los casos concretos.-

b.Principios procesales aplicables.-

El art. 3 de la Acordada consagra una serie de principios procesales aplicables a los procesos de
restitución internacional de niños, niñas y adolescentes que tienen como fuente también a la Ley
Modelo. Empero, y a diferencia de lo que acontece con otras normas contenidas en este último
instrumento, la Acordada no realiza aquí una mera reproducción literal de su articulado, sino que
completa la norma con la incorporación de otros principios no enumerados en la ley de referencia,
destinados, principalmente, a cumplir con los objetivos propuestos en las convenciones
internacionales.-
Entre los principios consagrados en ambos ordenamientos se mencionan los siguientes: a)
Concentración. b) Especialización. c) Celeridad.-
Por su parte, la norma en análisis incorpora en forma expresa los siguientes: a) Tutela judicial
efectiva. b) Economía procesal. c) Celeridad. d) Concentración. e) Oficiosidad, tanto en el impulso
y producción de la prueba, como en el dictado de medidas probatorias para mejor proveer. f)
Inmediación. g) Conciliación. h) Bilateralidad. i) Contradicción. j) Reserva. k) Buena fe. l) Lealtad
procesal.-
Vale decir que se ha optado por eliminar la disposición contenida en el art. 2, primera parte, de la
Ley Modelo, referida a las “normas de aplicación”[16], la cual, además de superflua, podía dar
lugar a confusión al sugerir, para algunos, un orden de prelación que no es tal, como así también al
dictado de sentencias con fundamentos normativos erróneos. Lamentablemente, estos errores
aparecen en la práctica forense, en especial en el ámbito convencional interamericano, tal es el
caso de situaciones resueltas con apoyo en convenios que no corresponden por su ámbito de
aplicación[17]. Sin embargo, como propusiéramos oportunamente, consideramos que hubiera
resultado conveniente incorporar alguna disposición relativa a las normas aplicables que despejara
cualquier duda de carácter interpretativo que pudiera presentarse[18].-
Al igual que la Ley Modelo, la Acordada consagra como criterio orientador de interpretación y
aplicación, el del interés superior del niño, precisando el alcance del mismo para evitar que su
consideración quede al arbitrio de la autoridad de aplicación.-
De esta manera, el art. 3, primer párrafo, establece que en los procesos aquí reglamentados, el
interés superior del menor debe entenderse como el derecho a su protección contra el traslado o
retención ilícitos y a que en caso de ocurrir, la restitución a su Estado de residencia habitual se
realice de modo inmediato y seguro, teniéndose siempre en cuenta el contenido de la Observación
General N° 14 (2013) del Comité de Derechos del Niño. En consecuencia, dos son los derechos
que definen este interés superior y en virtud de los cuales deberán interpretarse y aplicarse las
disposiciones de la Acordada, a saber: 1) derecho a la protección del menor contra el traslado o
retención ilícitos, 2) derecho a que la restitución a su Estado de residencia habitual se realice de
modo inmediato y seguro, teniendo siempre en cuenta el contenido de la Observación General N°
14 (2013) del Comité de Derechos del Niño[19], observación que se basa en la importancia de que
el interés superior del niño sea una consideración primordial para las autoridades —instituciones
de asistencia social públicas o privadas, tribunales de justicia, autoridades administrativas o
cuerpos legislativos—.-
Haciendo un análisis comparativo con la Ley Modelo, se observa que la Acordada excluye de la
consideración del interés superior del niño dos derechos fundamentales como son el derecho a
que se dilucide ante el juez del Estado de su residencia habitual la decisión sobre su guarda o
custodia y el derecho a mantener contacto fluido con ambos progenitores y sus familias. Respecto
del primero, si bien no se encuentra comprendido en la definición del referido interés superior, se
hace mención en el art. 11 de la Acordada, el cual excluye expresamente de los procesos de
restitución internacional de menores la decisión sobre el fondo del asunto de la guarda, tenencia o
custodia, las que constituyen materia privativa de la jurisdicción del Estado de residencia habitual
del menor. Sin embargo, en cuanto al segundo de los derechos mencionados (a mantener contacto
fluido con sus progenitores y sus familias), no se explica el motivo de su exclusión, pero creemos
que una pauta interpretativa en tal sentido hubiera servido para dotar al concepto de una mayor
amplitud y, a la vez, de una mayor precisión, favoreciendo con ello su interpretación. A partir de lo
expuesto, en lo que respecta a la consideración del interés superior del niño, preferimos inclinarnos
por las soluciones consagradas en la Ley Modelo.-
Como mencionamos antes, la Acordada incorpora una serie de principios procesales tendientes a
la celeridad del proceso, ya que toda demora en los trámites afecta inevitablemente dicho principio,
desnaturalizando los objetivos propuestos en los convenios internacionales. Es así como el art. 3,
segundo párrafo, de la Acordada, dispone que los casos de sustracción internacional de menores
deben ser abordados de modo rápido y eficaz, ya que las demoras en su resolución conllevan la
convalidación de la sustracción y generan mayores perjuicios en el menor. Para su logro establece
la estricta aplicación, durante toda la tramitación de la causa hasta su finalización, de los principios
que informan los procesos que afecten derechos humanos de menores: tutela judicial efectiva,
economía procesal, celeridad, concentración, oficiosidad, inmediación, conciliación, bilateralidad,
contradicción, reserva, buena fe y lealtad procesal. De esta manera, se logra la armonía de la
norma procesal con los principios generales aplicables a todos los procesos de familia receptados,
además, recientemente en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación en los arts. 706 y
siguientes[20].-
Por último, el párrafo final del art. 3, reafirma el carácter urgente del procedimiento, al establecer
que el mismo debe culminar, en todas sus instancias, en un plazo no mayor de seis semanas,
contado desde la fecha en que se solicite la restitución de la persona menor de edad ante la
autoridad judicial competente, en virtud de lo cual se establece que todas las notificaciones y
demás diligencias, incluyendo las audiencias, se ordenarán y realizarán de oficio y con habilitación
de días y horas inhábiles, procediendo siempre la habilitación de feria judicial (art. 5). Se observa
así que, a diferencia de lo dispuesto en la Ley Modelo, donde si bien se prioriza el principio de
celeridad, no se hace referencia a un plazo determinado, aquí se establece uno concreto. Ello
resulta superador en la medida que se logre alcanzar durante la puesta en práctica.-

c.Autoridades intervinientes.-

La Acordada prevé, en sus arts. 4, 6, 7 y 10, la intervención de distintas autoridades estatales en


los procesos de restitución: la del Ministerio Público, la policial, la de la autoridad central y, por
supuesto, la judicial, siendo éstas las mismas autoridades previstas en los arts. 3, 7, 8 y 9 de la Ley
Modelo, aunque con algunas diferencias en su regulación.-
Respecto de la primera de las autoridades, el art. 4 de la Acordada establece que las actuaciones
se practicarán con intervención de los representantes de los Ministerios Públicos. Ello en razón de
su carácter de representante promiscuo de los menores e incapaces. A diferencia de lo dispuesto
en la Ley Modelo[21], la Acordada solo se limita a establecer su intervención, sin especificar
atribuciones, las cuales se rigen por lo dispuesto en la respectiva ley orgánica del Ministerio
Público de la provincia[22].-
Se prevé también, en el art. 6, la intervención de la autoridad policial, la cual deberá prestar sin
demoras y con la mayor diligencia la colaboración en notificaciones, conducciones y otras
diligencias, en cuanto le sea requerida.-
En cuanto a la intervención de la autoridad central, el art. 10 dispone que a los efectos del
cumplimiento de sus cometidos naturales atribuidos por el art. 7 de la Convención de La Haya
sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores de 1980 y el art. 7 de la
Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores —deber de colaboración
que debe asumir la autoridad central para con las partes y las autoridades competentes a fin de
localizar al menor y proceder a la inmediata restitución—, deberá ser informada por el Tribunal de
las actuaciones y tendrá libre acceso a las mismas, norma que resulta, por cierto, idéntica a la
contenida en el art. 9 de la Ley Modelo.-
Por último, en lo que respecta a la autoridad judicial, el art. 7 de la Acordada establece que será
competente el juez con competencia en Familia que por turno corresponda de la jurisdicción
provincial donde se encuentre la persona menor de edad que haya sido objeto de un traslado o de
una retención ilícita. Se consagra así una norma de jurisdicción interna que, a diferencia de lo que
establece el art. 3 de la Ley Modelo[23], indica, no solo los casos en los que el juez provincial
entrerriano tiene competencia para entender en el proceso (cuando el menor de edad se encuentre
en la provincia), sino también el fuero ante el cual deberán tramitar todas las acciones (Familia).
Ello en razón de la carencia de autonomía jurisdiccional de la que goza el Derecho Internacional
Privado en la República Argentina, en la que, al no existir tribunales especializados en la materia,
cabe recurrir a los juzgados o tribunales que por afinidad resultan más calificados para ello.-
Una buena alternativa hubiera sido, tal vez, admitir la posibilidad de designar un número reducido
de juzgados o secretarías, a efectos de resolver las solicitudes, tal lo que sucede, por ejemplo, en
el Distrito Federal (México)[24], en donde determinados juzgados del fuero de familia se ocupan de
resolver los pedidos de restitución provenientes del extranjero —casi en su totalidad de los Estados
Unidos de Norteamérica—. Sin embargo, también reconocemos que ello habría generado,
probablemente, cuestionamientos de tipo constitucional en razón de las facultades limitadas con
las que cuenta el Tribunal Superior de Justicia en materia reglamentaria.-

d.Legitimación y representación.-

En lo que respecta a la legitimación, tanto activa como pasiva, la Acordada reproduce las mismas
soluciones consagradas en la Ley Modelo (arts. 4 y 5), las cuales, a su vez, son tomadas,
básicamente, de lo normado en las convenciones internacionales, tanto de La Haya como la
Interamericana.-
Desde la faz activa, el art. 8 de la Acordada determina, como titular de la acción de restitución, a
aquel padre, madre, tutor, tutora, guardador o guardadora u otra persona, institución u organismo
que fuere titular del derecho de guarda o el derecho de custodia, conforme el régimen jurídico del
país de residencia habitual del menor inmediatamente antes de su traslado o retención.-
Por su parte, en su faz pasiva, el art. 9 indica que la legitimación reposa en aquel que es
denunciado por quien detenta la titularidad activa, como la persona que ha sustraído o retiene en
forma ilegítima al menor cuyo desplazamiento o retención, constituye la causa de la solicitud. Es
decir, se refiere a aquella persona que realiza la conducta ilícita.-
La Acordada prevé también distintas normas sobre representación, tanto legal como letrada. En
efecto, dispone el art. 4 la facultad de los interesados para actuar en el proceso personalmente o
mediante la representación de un abogado, lo cual no hace más que reafirmar la previsión
contenida en todos los códigos procesales del país y, en particular, en el Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Entre Ríos (art. 82, ley 9.776). Se establece, a su vez, que en el caso
de que el requirente, por motivos económicos debidamente acreditados, no pueda trasladarse al
país, se designará defensor o representante, debiendo comunicarse la decisión al Ministerio
Público y a la autoridad central (art. 16, cuarto párrafo). Asimismo, la Acordada contiene una norma
particular sobre representación de los menores, facultándose a la autoridad judicial a designar, en
su caso, un tutor ad litem o un abogado al menor en caso de que éste no designe uno de acuerdo
a sus facultades (art. 16, tercer párrafo). Tales atribuciones judiciales deben ejercerse de
conformidad con lo dispuesto en la legislación de fondo a la cual la misma Acordada remite, esto
es, el art. 397 incs. 1° y 4° del Código Civil (norma que contempla los supuestos de tutela
especial), el art. 27 de la Ley de Protección Integral de los Derechos de las niñas, niños y
adolescentes -ley 26.061- (la cual prevé las garantías mínimas a cumplir por parte de las
autoridades en aquellos procesos judiciales y administrativos que afecten los intereses de los
menores) y los arts. 5 y concordantes de la Convención sobre los Derechos del Niño (referidos a la
representación legal de los menores).-

e.Procedimiento.-

La parte más sustanciosa de la Acordada es la referida al procedimiento a seguir ante aquellos


pedidos de restitución provenientes del extranjero, que deban tramitar en jurisdicción provincial.-
Cabe recordar aquí, de conformidad con lo dispuesto en las convenciones en la materia, el
carácter autónomo que reviste el procedimiento, habida cuenta que se circunscribe exclusivamente
a disponer el retorno inmediato del menor retenido o sustraído ilícitamente al lugar de su residencia
habitual, con independencia de la cuestión de fondo sobre el cuidado del menor. Así lo ha
entendido la Corte Suprema de Justicia de la Nación al señalar que “todo reclamo restitutorio
configura un proceso de carácter autónomo, sumario y provisorio, ajeno al contencioso de fondo,
que se instaura a través de las denominadas ‘autoridades centrales’ de los Estados
contratantes”[25].-
Dicho principio es reafirmado por la Acordada, en su art. 11, al disponer que queda expresamente
excluida la decisión sobre el fondo del asunto de la guarda, tenencia o custodia, la que es materia
privativa, de la jurisdicción del Estado de residencia habitual del menor. Se observa que la
terminología adoptada no es coincidente con la del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación
(ya sancionado a la fecha de entrada en vigencia del Acuerdo), el cual viene a reemplazar los
términos “tenencia” y “custodia” por el de “cuidado” de los hijos.-
Como consecuencia de ello, el art. 12 de la Acordada establece que podrá disponerse la
suspensión de los procesos tendientes a resolver sobre el fondo de la guarda o custodia, que
puedan encontrarse en trámite, mientras tramita la solicitud de restitución. Resulta objetable el
carácter facultativo que la locución “podrá” confiere, toda vez que la manda de la Convención de La
Haya y de la Interamericana (arts. 13 y 16, respectivamente), vedan categóricamente la posibilidad
de continuar con la prosecución de dichos procesos hasta tanto no se resuelva la solicitud de
restitución. Asimismo, la previsión contenida en la Acordada se aparta de lo sugerido por la Ley
Modelo, cuyo art. 1, quinto párrafo, sigue la línea de las convenciones.-
Por otra parte, y como novedad incluida por la Acordada, el mencionado art. 12, en su segunda
parte, dispone que aquellos procesos de guarda y/o custodia en los que no ha comparecido el otro
progenitor, cuando tengan por destinatarios menores extranjeros y/o con doble nacionalidad,
deberán ser informados al Juez de Enlace (a quien luego nos referiremos), solución no contenida
ni en los convenios internacionales ni en la Ley Modelo.-
Vale decir que la Acordada no contiene, como si lo hace la Ley Modelo, una fase preliminar con
indicación de los requisitos de inicio del procedimiento y las medidas que inmediatamente deben
ser tomadas por la autoridad a la que le corresponda intervenir[26].-
Sentado lo expuesto, pasaremos a analizar las restantes etapas previstas por la Acordada, las que
siguen, en líneas generales, aunque con algunas diferencias, los parámetros sugeridos por la Ley
Modelo.-
1) DEMANDA Y MANDAMIENTO DE RESTITUCION.-
Según lo dispuesto en el art. 13 de la Acordada, el procedimiento comienza con la presentación de
la demanda. Si bien la norma no establece en forma expresa cuáles son los requisitos que la
misma debe cumplir para ser admitida, por indicación del mencionado art. 1 deberá ajustarse a los
requisitos establecidos en los arts. 8 de la Convención de La Haya[27] y 9 de la Convención
Interamericana[28].-
En caso de que el Tribunal la rechace liminarmente, la resolución es apelable con efecto
suspensivo, debiendo interponerse el recurso dentro del tercer día de notificado (art. 22). Una vez
verificadas las condiciones de admisibilidad de la misma, así como la legitimación activa y pasiva,
en veinticuatro horas el juez despachará mandamiento de restitución y en el mismo citará de
excepciones por el término de diez días al requerido. Asimismo, deberá ordenar con urgencia las
medidas cautelares necesarias a los efectos de asegurar el objeto del proceso o modificar o
mantener las adoptadas inicialmente, de conformidad con lo establecido en la ley provincial 9.861
—de Protección Integral de los Derechos del Niño, el Adolescente y la Familia— y el Código
Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Entre Ríos.-
Asimismo, como ya se mencionó, se deberá designar, en su caso, un tutor ad litem o abogado al
menor en caso que éste no designe uno de acuerdo a sus facultades, y un defensor o
representante para aquellos requirentes que por motivos económicos debidamente acreditados en
la solicitud no puedan trasladarse al país, debiendo notificarse la decisión al Ministerio Público y a
la autoridad central.-
Se observa así que las disposiciones transcriptas tienden a la celeridad del procedimiento y al
cumplimiento de los objetivos propuestos por las convenciones internacionales, modificando el
ordenamiento procesal actualmente vigente. Ello se ve aseverado por lo establecido en la última
parte del art. 16 de la Acordada, el cual excluye la admisión de cuestiones previas, incidentes y
reconvenciones que obsten a la prosecución del trámite. Sin embargo, y tal como advertimos en
oportunidad de comentar la Ley Modelo, en ciertas ocasiones, determinar si un acto procesal es o
no dilatorio, requiere investigarlo y/o sustanciarlo, de modo que una vez decidido su carácter
obstaculizador, el acto pudo haber cumplido con su cometido: entorpecer y demorar el proceso.-
2) EXCEPCIONES.-
El art. 17 se refiere a la defensa del demandado: exige que se realice en escrito fundado, en el que
deberá acompañarse toda la prueba de que haya de valerse. La oposición será válida únicamente
cuando se exprese y demuestre que:
a) La persona, institución u organismo que se hubiere hecho cargo de la persona del menor no
ejercía de modo efectivo el derecho de custodia en el momento en que fue trasladado o retenido o
había consentido o posteriormente aceptado el traslado o retención.-
b) Existiera un grave riesgo de que la restitución del menor lo exponga a un peligro físico o
psíquico o que de cualquier otra manera lo ponga en una situación intolerable.-
c) Se compruebe que el propio menor con edad y grado de madurez suficiente para tener en
cuenta su opinión se exprese de forma contraria a la restitución.-
Asimismo, se establece la posibilidad de denegar la restitución cuando sea manifiestamente
violatoria de los principios fundamentales del Estado argentino en materia de protección de los
derechos humanos y libertades fundamentales.-
El Tribunal deberá rechazar sin sustanciar toda excepción fuera de las taxativamente enumeradas
precedentemente, las cuales son de interpretación restrictiva.-
Si bien las excepciones mencionadas son reflejo de los instrumentos convencionales, se ha
omitido la excepción de integración al nuevo medio, consagrada tanto en la Convención de La
Haya como en la Interamericana (arts. 12 y 14, respectivamente). Sin embargo, la omisión no es
óbice para su aplicación, siempre con carácter excepcional, en función de las remisiones que la
misma Acordada realiza a las referidas convenciones.-
Para el caso de no oponerse excepciones quedará firme el mandamiento de restitución y se
dispondrá hacer efectiva la misma comunicándolo a la autoridad central (art.18), si se opusieren,
deberán sustanciarse con un traslado al requirente por el término de seis días.-
3) AUDIENCIAS DE CONCILIACION Y DE PRUEBA.-
De acuerdo con lo preceptuado por el art. 19 de la Acordada, contestada la demanda o vencido el
término para hacerlo, se convocará a una audiencia que será celebrada dentro del término de tres
días de haber sido puestos los autos a despacho al efecto y a la que asistirá el menor, las partes o
sus representantes y sus letrados. La misma será dirigida personalmente por el juez bajo pena de
nulidad y tendrá como objeto oír al menor y a las partes e intentar una conciliación.-
En caso de acuerdo, será homologado si correspondiere, en lo pertinente al objeto del proceso. En
caso de incomparecencia de las partes o del menor estando notificados en legal forma, el trámite
continuará según su estado, independientemente de la facultad del juez para convocar a las partes
a una audiencia de conciliación en cualquier etapa del proceso, aún con sentencia firme, y a lograr
un acuerdo amistoso para su cumplimiento, de conformidad con lo dispuesto en el art. 20.-
En la providencia que fije la audiencia de conciliación, el Tribunal se expedirá sobre los medios
probatorios ofrecidos por las partes, rechazando in limine toda aquella prueba inadmisible,
inconducente o manifiestamente impertinente. Al respecto, y de acuerdo a lo establecido en el art.
13, rigen los principios de libertad, amplitud y flexibilidad de la prueba, más será admitida
exclusivamente la prueba tendiente a acreditar los presupuestos de los convenios internacionales
en la materia (arts. 8 y 9 de la Convención de La Haya y arts. 9 y 10 de la Interamericana) y las
excepciones previstas en los mismos instrumentos. La resolución que admita o deniegue el
despacho de diligencias probatorias no será recurrible. El número de testigos, se limitará a tres por
cada parte.-
La audiencia para producir la prueba si correspondiere deberá celebrarse inmediatamente de
fracasada la conciliación y podrá prorrogarse por única vez por setenta y dos horas. Producida la
prueba los alegatos y los dictámenes de los representantes de los Ministerios Públicos serán
brindados “in voce” inmediatamente antes de finalizar la audiencia y el juez sin más trámite dictará
sentencia dentro de los cinco días corridos de finalizada.-
No se suspenderá el proceso si las partes fueron notificadas legalmente ante caso de
incomparecencia. Tanto la audiencia de conciliación como de prueba se notificarán en forma
conjunta de oficio y de acuerdo a lo normado en el art. 5 (con habilitación de días y horas
inhábiles).-
Las convocatorias a audiencias se consideran hechas con el apercibimiento contenido en el art.
122 inc. 3° del Código Procesal Civil y Comercial local (bajo apercibimiento de celebrarse con
cualquiera de las partes que concurra).-
Si bien las normas transcriptas siguen los lineamientos de la Ley Modelo, nos permitimos efectuar
algunas consideraciones, ya que la Acordada incorpora algunas novedades que no dejan de ser
trascendentes.-
Con relación a la participación del menor en el proceso, la Acordada exige, a diferencia de la Ley
Modelo, su asistencia a la audiencia de conciliación con el objeto de oírlo (art. 19, primer párrafo),
puede estar asistido por un intérprete o traductor si no comprendiera el idioma oficial, si
perteneciera a comunidades originarias, o si poseyera alguna dificultad en el habla o sordomudez
(art. 15). Tal previsión tiene por finalidad poner al menor en contacto directo con el juez, a fin de
que éste pueda valorar su opinión al momento de dictar sentencia, teniendo en cuenta su edad y
grado de madurez, tal como lo exige la Convención de los Derechos del Niño[29].-
Sin perjuicio de la remisión que el art. 14 realiza a las leyes 9.861 y 26.061 y a la Convención de
los Derechos del Niño, creemos que lo conveniente hubiera sido incorporar normas relativas a los
medios a través de los cuales debe producirse la escucha del menor, admitiendo la participación
del niño de acuerdo con la edad y circunstancias de la persona cuya restitución se solicita[30].
Pretender lo contrario, es decir, forzar la participación del menor en todo proceso que lo afecte, sin
tener en cuenta su desarrollo y capacidades progresivas, muy lejos de satisfacerlo, terminará por
atentar contra su interés superior, que es precisamente lo que se intenta resguardar.-
En segundo lugar, en lo relativo al principio de libertad, amplitud y flexibilidad de la prueba, previsto
en el art. 13 de la Acordada —no contemplado en la Ley Modelo—, creemos que hubiera sido más
propicio enumerar expresamente los medios de prueba que puedan ser admitidos.-
En este sentido, como ya sostuviéramos, resulta interesante lo dispuesto en la Guía de Buenas
Prácticas de la Conferencia de La Haya, que pretende jerarquizar los medios de prueba escritos
por sobre los orales en aras a la celeridad del procedimiento, y se exhorta a los Estados a
conceder valor a las pruebas documentales aunque sin desechar las orales, promoviendo para ello
audiencias aceleradas donde pueda concentrarse la producción de las medidas probatorias que se
consideren admisibles[31]. Asimismo, creemos que deberían haberse establecido plazos máximos
para la producción de la prueba con apercibimiento de darla por decaída.-
Finalmente, y con relación también a la prueba, cabe objetar el carácter inapelable de la eventual
resolución que deniega una medida de prueba ofrecida, ya que ello conculca el derecho de
defensa en juicio y las garantías constitucionales del debido proceso. Condicionado a tiempos muy
abreviados, nos inclinamos a pensar que cuanto menos se debe permitir una doble instancia en
esta materia.-
Como última consideración respecto de este punto, cabe mencionar el interés perseguido por el
Superior Tribunal de Justicia de incorporar al texto de la Acordada, normas tendientes a la
promoción de medios alternativos de resolución de controversias. En este sentido, además de la ya
mencionada facultad judicial del art. 20, se agrega el art. 21, estableciendo que a los fines de
obtener acuerdos amistosos, la mediación internacional y otras formas alternativas de resolución
de conflictos puede ser intentada antes y después que haya sido judicializado el caso y en
cualquier etapa del proceso, sin suspensión de los términos procesales.-
En tales supuestos se deberá resguardar, en lo posible, la co-mediación interdisciplinaria y el
soporte de un equipo técnico, puesto que resultan adecuadas y necesarias, tal como aconsejan las
buenas prácticas de mediación internacional transfronteriza. Sin embargo, como ya pusiéramos de
resalto en su oportunidad, si bien la mediación puede constituir un sistema apto para la resolución
de conflictos familiares internacionales, de ninguna manera puede significar un obstáculo a la
celeridad. Por tal motivo, creemos necesario limitar el alcance de la misma a las cuestiones de
traslado o retención internacionales, estableciéndose plazos breves a fin de evitar la consolidación
de situaciones de hecho rayanas con la ilicitud[32].-
4) RECURSOS.-
El art. 22 de la Acordada establece, como principio general, el carácter irrecurrible de las
resoluciones, con excepción de aquellas que decreten medidas cautelares, la que declare
inadmisible la demanda y la sentencia que ponga fin al proceso. La resolución que rechace
liminarmente la demanda y las que ordenen medidas cautelares, son apelables dentro del tercer
día de notificadas, la primera con efecto suspensivo y las segundas, con efecto devolutivo.-
5) SEGUNDA INSTANCIA.-
El art. 23, reproduce casi cabalmente el texto del art. 17 de la Ley Modelo, referido a la instancia de
apelación y establece que la sentencia definitiva será pasible del recurso de apelación interpuesto
dentro del tercer día y sustanciado con un traslado por idéntico plazo a las partes, al defensor de
pobres y menores y al abogado del menor o tutor ad litem en su caso. El mismo será concedido
con efecto suspensivo. Los autos serán elevados dentro del término de veinticuatro horas de
evacuados los traslados. El Tribunal de Alzada se expedirá dentro del sexto día. Podrá hacerlo en
audiencia o dictarse decisión anticipada, debiendo tener presente los principios enunciados en el
art. 3 y la facultad concedida en el art. 20.-
6) RESTITUCION SEGURA.-
Dispone el art. 24 que el Tribunal no podrá denegar la restitución de un menor basándose en que
existiría un grave riesgo de que la misma lo expusiera a un peligro grave físico o psíquico o
situación intolerable, si se demuestra que se han adoptado las medidas adecuadas para garantizar
la protección de la misma tras la restitución.-
De esta manera, si bien es cierto que el regreso a su lugar de origen puede ser una situación
angustiante para el menor, se deja en claro que ello no supone un grave riesgo de exposición a
peligro psíquico. Admitir lo contrario acarrearía la frustración de la efectividad de las convenciones
en la materia. En consecuencia, para que se configure este supuesto, es necesario que el niño
presente una perturbación emocional superior a la que normalmente puede ocasionar un cambio
de lugar de residencia o la desarticulación de su grupo conviviente[33].-
Asimismo, la estabilidad lograda por el niño como consecuencia de un traslado o retención ilícitos
no sería idónea para sustentar una negativa de restitución, aun cuando el nuevo desplazamiento
sea conflictivo[34].-
Se ha eliminado del texto de la Acordada la previsión contenida en el art. 18.1 de la Ley Modelo,
referido al contenido de la sentencia, y que dispone que se ordene la restitución en todo caso
cuando se tratare de un niño menor de 16 años, que haya sido trasladado o retenido ilícitamente
en violación de un derecho de custodia, efectivamente ejercido al momento del hecho en el país de
su residencia habitual. De esta manera, se intentó dejar en claro qué sucede si durante el
transcurso del proceso se alcanza la edad de 16 años: no podrá ordenarse la restitución. Sin
embargo, dicha omisión en el texto de la Acordada no resulta óbice para su aplicación, sino todo lo
contrario, es un imperativo puesto que la previsión surge claramente de las Convenciones[35].-
Por último, la Acordada también ha eliminado de su articulado la norma contenida en el art. 21 de
la Ley Modelo, referida a la cooperación procesal internacional en materia de restitución. Dicha
norma organiza, a través de la designación del denominado Juez de Enlace, un canal de
comunicaciones judiciales directas entre los tribunales extranjeros y los tribunales nacionales.
Establece, a su vez, que las consultas podrán ser reciprocas, se realizarán por intermedio del Juez
de Enlace y se dejará constancia de las mismas en los respectivos expedientes, con comunicación
a las partes.-
Consideramos éste, un conducto de comunicación propicio y eficaz que abona la exigencia de
celeridad que el tratamiento de este fenómeno demanda, por cuanto no podemos más que
lamentar que no haya sido incorporado en un texto regulador en la materia, en especial tratándose
de una jurisdicción con límite de frontera que habilita con mejor expectativa, la posibilidad de
contactos directos entre las autoridades[36].-
Sin embargo, y no obstante la omisión de dicha norma en el texto de la Acordada, cabe mencionar
que en nuestro país se encuentra en funcionamiento, desde octubre de 2008, “la Red de Jueces
Expertos en Restitución Internacional de Niños de la República Argentina”, integrada por jueces
provenientes de todas las regiones del país, con conocimientos en la materia, cuya coordinación y
dirección son ejercidas por un juez miembro de la Red Internacional de Jueces de La Haya[37].
Dicha Red Nacional constituye una valiosa herramienta de cooperación internacional, siendo su
finalidad proveer asistencia a los jueces que se la requieran, para que estos desplieguen una
eficiente actuación y otorguen una adecuada respuesta a las solicitudes de restitución internacional
de niños y regímenes de visitas trasfronterizos.-
f.Visita.-

Para finalizar, cabe referirnos al régimen de visitas internacional regulado en el texto en análisis, en
consonancia con lo dispuesto en los respectivos arts. 21 de la Convención de La Haya y de la
Convención Interamericana, como así también en el art. 20 de la Ley Modelo.-
Según el art. 25 de la Acordada, la solicitud que tiene por objeto hacer efectivo el derecho de
visitas por parte de sus titulares en los casos previstos en los convenios internacionales de
restitución, seguirán el procedimiento establecido en la presente ley.-
No son requisitos necesarios para la procedencia de la solicitud de visitas en el marco de los
convenios internacionales de restitución, la existencia de un régimen de visitas establecido
previamente.-
Asimismo, la norma en cuestión contiene una calificación autárquica que viene a reproducir lo
dispuesto por las convenciones internacionales, al establecer que el derecho de visita
comprenderá el derecho de llevar al menor por un período de tiempo limitado a otro lugar diferente
a aquel en que tiene su residencia habitual.-
Como ya manifestáramos en oportunidad de comentar la Ley Modelo, vemos con agrado la
disposición que somete el procedimiento a las mismas reglas que el proceso de restitución, aunque
pensamos que quizá hubiera sido conveniente establecer algunas pautas mínimas
procedimentales[38], tal lo que sucede, por ejemplo, con la ley uruguaya N° 18.895, a la cual
remitimos.-

V.Consideraciones finales.-

A partir de las consideraciones expuestas, y no obstante las críticas apuntadas, consideramos que
el dictado de este instrumento procesal representa un avance importante en la materia, no solo por
ser el primero de este tipo en el país, sino también, y muy especialmente, porque viene a llenar —
al menos a nivel provincial— el vacío dejado por la normativa convencional en la especie,
aportando soluciones que sin dudas permitirán una correcta aplicación.-
La normativa en cuestión no está exenta de reparos, como ser la vía elegida para su
instrumentación y parte de herencia de las críticas que oportunamente hicimos a la Ley Modelo. Si
bien ciertas falencias que acarreaba el texto modelo fueron total o parcialmente superadas, no
podemos dejar de apuntar que muchas soluciones que a nuestro criterio eran satisfactorias, han
sido excluidas o modificadas, en detrimento del resultado deseado.-
En balance y perspectiva, resulta auspicioso que se adopte reglamentación procesal en esta
materia. Sin lugar a dudas favorece el cumplimiento de los objetivos propugnados por los
convenios internacionales, y anhelamos una réplica —con los señalamientos indicados en el
presente comentario— por parte de las legislaturas de las provincias.-

VI.Bibliografía.-

·FELDSTEIN DE CARDENAS, Sara L., Derecho internacional privado. Parte especial, Universidad,
Buenos Aires, 2000.-
·LAJE, Rodrigo, “La Convención de La Haya de 1980 sobre Aspectos Civiles de la Sustracción
Internacional de Menores: configuración de ilicitud, residencia habitual, excepciones a la
restitución, carácter autónomo del procedimiento”, trabajo realizado con colaboración de Viviana D.
Berón, en Suplemento de Derecho Internacional Privado y de la Integración, Biblioteca Jurídica
Online elDial.com, Albremática, Buenos Aires, www.eldial.com.ar, agosto de 2012 (cita: elDial.com
– DC1927).-
·LAJE, Rodrigo, “Ley Modelo sobre Normas Procesales para la Aplicación de los Convenios sobre
Sustracción Internacional de Niños (Ley Modelo)”, en Scotti, L. B. (dir.), Restitución Internacional de
Menores: Aspectos procesales y prácticos. Derecho comparado, BdeF, Buenos Aires, 2014, pp.
139-178.-
·TELLECHEA BERGMAN, Eduardo, “La Convención Interamericana de Montevideo de 1980 sobre
Restitución Internacional de Menores. Consideraciones acerca de sus soluciones y de su
funcionamiento”, en Calvo Caravaca, A. L., y Castellanos Ruiz, E. (dir.), El Derecho de Familia ante
el Siglo XXI: aspectos internacionales, Colex, Madrid, 2004, pp. 797-804.-

[1]Abogado. Profesor de Derecho Internacional Privado y materias afines en las Universidades de


Buenos Aires (UBA), Morón (UM), de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y Abierta
Interamericana (UAI). Maestrando en Derecho Internacional Privado (Facultad de Derecho. UBA).
[2]Abogado. Profesor Universitario para la Educación Secundaria y Superior por la Universidad
Abierta Interamericana. Docente en la materia Derecho Internacional Privado y de la Integración en
las Universidades de Morón (UM) y Abierta Interamericana (UAI). Maestrando en Derecho
Internacional Privado (Facultad de Derecho. UBA).
[3]Aprobada por Acuerdo General Nº 13/15 del 19-05-15, Punto 3, y con entrada en vigencia a
partir del 01-06-2015.
[4]LAJE, Rodrigo, “Ley Modelo sobre Normas Procesales para la Aplicación de los Convenios
sobre Sustracción Internacional de Niños (Ley Modelo)”, en Scotti, L. B. (dir.), Restitución
Internacional de Menores: Aspectos procesales y prácticos. Derecho comparado, BdeF, Buenos
Aires, 2014, pp. 139-178.
[5]Convención de La Haya sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores
del 25 de octubre de 1980, en vigor en la República Argentina desde el 1° de junio de 1991;
Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores, suscripta en Montevideo,
el 15 de julio de 1989 (CIDIP IV), en vigor en la República Argentina desde el 15 de febrero de
2001; y Convenio bilateral argentino-uruguayo sobre Protección Internacional de Menores,
aprobado por ley 22.546, en vigor desde el 10 de diciembre de 1982.
[6]Ley Modelo preparada por un grupo de expertos conformado por la Conferencia de La Haya de
Derecho Internacional Privado y el Instituto Interamericano del Niño.
[7] Art. 204, Constitución de la Provincia de Entre Ríos, texto según reforma del año 2008.
[8]Ley 6.902 (BO. 26/03/1982) y sus respectivas modificatorias.
[9]Por el contrario, es dable destacar que otros países se han ocupado de crear procedimientos
idóneos para la pronta restitución de los sustraídos o retenidos ilícitamente. Tales los casos de la
Ley de Enjuiciamiento Civil de España, Titulo IV, destinado a las medidas previsionales con
relación a las personas (Medidas relativas al retorno de menores en los supuestos de sustracción
internacional); la “Federal Act on International Child Abduction and the Hague Conventions on the
Protection of Children and Adults” (Suiza), aprobada el 21 de diciembre de 2007; la Ley uruguaya
N° 18.895 sobre Restitución de Personas Menores de dieciséis años trasladadaso retenidas
ilícitamente, del 11 de abril de 2012; la resolución 1399 del año 1998 de la Dirección General del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), por la cual se establece el procedimiento interno
para la aplicación del Convenio de La Haya referente a la restitución internacional de niños; la
resolución N° 480 de la Corte de Justicia de Republica Dominicana del año 2008, que establece un
procedimiento para conocer en un caso de restitución de menores cuando la retención o el traslado
se hayan producido en dicho país; el decreto ejecutivo 222/01 de Panamá, reglamentario de la ley
que aprueba la Convención de La Haya sobre Sustracción de Menores; el auto acordado de la
Corte Suprema de la República de Chile, del 3/11/98, que regula el procedimiento aplicable por los
tribunales para las causas de restitución, el que establece plazos breves de tramitación tanto en
primera instancia como en la Corte de Apelaciones; entre otras.
[10] Dicho texto modelo forma parte de lo que se ha dado en llamar soft law, instrumento que
carece de eficacia obligatoria per se, pero que sin embargo puede persuadir legislativamente a los
Estados y por tal característica, adquieren relevancia jurídica.
[11] En este orden de cosas, se define al derecho de guarda o de custodia como aquél que
comprende el cuidado y a decidir sobre el lugar de residencia del menor —incluyendo su traslado
al extranjero—, de conformidad con la ley del Estado de su residencia habitual. A su vez, el mismo
puede resultar de una aplicación de pleno derecho, de una decisión judicial o administrativa o de
un acuerdo vigente según el derecho de dicho Estado. Debe haber sido ejercido en forma efectiva,
ya sea individual o conjuntamente, por padres, tutores, guardadores o instituciones,
inmediatamente antes del hecho. Se agrega además que la custodia es ejercida de manera
conjunta cuando, en virtud de una resolución judicial o por ministerio de la ley, uno de los titulares
de la responsabilidad parental no pueda decidir sin el consentimiento del otro titular sobre el lugar
de residencia del menor (art. 2). Asimismo, se establece, como objeto del proceso, determinar si ha
existido traslado y/o retención ilícitos de un menor toda vez que se haya verificado en violación a
un derecho de guarda o de custodia y a preservar el derecho de visita (art. 1). No se mencionan
como objeto de la Acordada aquellos que sí están enumerados en la Ley Modelo —la resolución
de los casos en forma rápida y la restitución en forma segura para el niño—, pero los mismos se
encuentran consagrados como “principios procesales aplicables” enumerados por la Acordada en
su art. 3.
[12]Art. 3: “A los efectos de este Convenio, se entiende por residencia habitual del menor el Estado
donde tiene su centro de vida”.
[13] Art. 3, inc. f): “…Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños y adolescentes
hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia. Este principio rige
en materia de patria potestad, pautas a las que se ajustarán el ejercicio de la misma, filiación,
restitución del niño, la niña o el adolescente, adopción, emancipación y toda circunstancia
vinculada a las anteriores cualquiera sea el ámbito donde deba desempeñarse…”.
[14]Para la Convención de La Haya, art. 5, comprende “el derecho de llevar al menor, por un
periodo de tiempo limitado, a otro lugar diferente a aquel en que tiene su residencia habitual”. Por
su parte, el texto Interamericano establece, en su art. 3, que comprende “la facultad de llevar al
menor por un periodo limitado a un lugar diferente al de su residencia habitual”.
[15]LAJE, Rodrigo, ob. cit. p. 151.
[16] Art. 2.- Normas procesales y criterio interpretativo. “El procedimiento estará regido por la
Constitución, los tratados internacionales en materia de Sustracción Internacional de Menores
ratificadas por el Estado, la presente Ley, las leyes nacionales de protección de niños, niñas y
adolescentes y las leyes procesales…”.
[17] Al respecto, ver nuestro comentario al fallo “M.P.J. p/restitución internacional” dictado por el
Cuarto Juzgado de Familia de Mendoza, con sentencia del 26/4/07, en LAJE, Rodrigo, ob. cit. p.
152-155.
[18] En efecto, en oportunidad de realizar nuestra propuesta de ley sobre el proceso de restitución
internacional de menores, optamos por la siguiente redacción: Art. 2: Normas aplicables: “El
procedimiento estará regido por la Constitución nacional, la Convención de los Derechos del Niño
y, según corresponda, por el Convenio de La Haya sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción
Internacional de Menores aprobada por la ley 23.857 del 27 de septiembre de 1990 o por la
Convención Interamericana sobre Restitución Internacional de Menores, aprobada por la ley
25.358 del 1 de noviembre de 2000, por la presente ley, y en subsidio, por el Código Civil, por la
ley 26.061 y por el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación” (ver el proyecto completo en
“Nuestra Propuesta de Ley sobre el Proceso de Restitución Internacional de Menores”, en
Restitución Internacional de Menores: Aspectos procesales y prácticos…, ob. cit., pp. 252-262).
[19] Aprobada por el Comité en su 62° periodo de sesiones (14 de enero al 1° de febrero de 2013).
[20]Art. 706.- Principios generales de los procesos de familia. “El proceso en materia de familia
debe respetar los principios de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal,
oficiosidad, oralidad y acceso limitado al expediente. a) Las normas que rigen el procedimiento
deben ser aplicadas de modo de facilitar el acceso a la justicia, especialmente tratándose de
personas vulnerables, y la resolución pacífica de los conflictos. b) Los jueces ante los cuales
tramitan estas causas deben ser especializados y contar con apoyo multidisciplinario. c) La
decisión que se dicte en un proceso en que están involucrados niños, niñas o adolescentes, debe
tener en cuenta el interés superior de esas personas”.
[21] Art. 7.- De la intervención del representante de la Causa Pública. “Se dará cuenta al
representante de la Causa Pública que comparecerá ante el tribunal a los efectos de ser noticiado
de las resultancias del proceso y a ejercer los actos que le competen. Su ausencia no implicará
dilación del trámite”.
[22]Ley 9.544 (BO. 10/02/2004).
[23]Art. 3.- Competencia. “Se determinará conforme a las normas generales, con especial
aplicación de los principios de concentración y especialización, tanto en primera instancia como en
apelación”.
[24] Acuerdo 69-01/2011, Consejo de la Judicatura del Distrito Federal.
[25]Cfr. “W.,E.M. c/O.,M.G.”, CSJN, 14/6/95, Actualidad Jurídica de Córdoba – Familia & Minoridad,
vol. 36, abril de 2007, p. 3803.
[26] Art. 10. Fase preliminar. “La demanda o solicitud de restitución, que deberá ajustarse a los
requisitos establecidos en los arts. 8 de la Convención de la Haya sobre los Aspectos Civiles de la
Sustracción Internacional de Menores y 9 de la Convención Interamericana sobre Restitución
Internacional de Menores se podrá 2 presentar en forma directa ante el Tribunal competente, vía
exhorto o carta rogatoria, o solicitud directa ante la Autoridad Central (art. 8 Convención
Interamericana). El tribunal competente tomará conocimiento inmediato, pasando a disponer las
más urgentes medidas para la localización y protección del niño, en su caso. Verificada la
localización, lo comunicará de inmediato al estado requirente vía Autoridad Central o a través del
organismo que haga sus veces. La Autoridad Central del Estado solicitará o adoptará las medidas
adecuadas tendientes a la conseguir la restitución voluntaria del niño. A partir de dicha noticia, en
caso que se hubiere solicitado la previa localización del niño, comenzará a correr un plazo de 30
días a efectos de la correspondiente presentación de demanda o solicitud de restitución, para el
caso de que ésta no se hubiese deducido. Vencido el mismo, las medidas adoptadas liminarmente,
caducarán de pleno derecho. La documentación que se acompañe a la demanda o solicitud de
restitución, con el fin de acreditar la legitimación activa del requirente (normas sustantivas, copia de
sentencia o convenio homologado) y demás recaudos, deberá presentarse traducida en caso de
así corresponder, no requiriéndose su legalización (art. 23 de la Convención de la Haya)”.
[27]Art. 8: “Toda persona, institución u organismo que sostenga que un menor ha sido objeto de
traslado o retención con infracción del derecho de custodia, podrá dirigirse a la Autoridad Central
de la residencia habitual del menor, o a la de cualquier otro Estado contratante, para que, con su
asistencia, quede garantizada la restitución del menor. La solicitud incluirá: a) información relativa a
la identidad del solicitante, del menor y de la persona que se alega que ha sustraído o retenido al
menor; b) la fecha de nacimiento del menor, cuando sea posible obtenerla; c) los motivos en que
se basa el solicitante para reclamar la restitución del menor; d) toda la información disponible
relativa a la localización del menor y la identidad de la persona con la que se supone que está el
menor; La solicitud podrá ir acompañada o complementada por: e) una copia auténtica de toda
decisión o acuerdo pertinentes; f) una certificación o declaración jurada expedida por una Autoridad
Central o por otra autoridad competente del Estado donde el menor tenga su residencia habitual o
por una persona cualificada con respecto al Derecho vigente en esta materia de dicho Estado. g)
cualquier otro documento pertinente”.
[28]Art. 9: “1. La solicitud o demanda a que se refiere el artículo anterior, deberá contener: a) Los
antecedentes o hechos relativos al traslado o retención, así como la información suficiente
respecto a la identidad del solicitante, del menor sustraído o retenido y, de ser posible, de la
persona a quien se imputa el traslado o la retención; b) La información pertinente relativa a la
presunta ubicación del menor, a las circunstancias y fechas en que se realizó el traslado al
extranjero o al vencimiento del plazo autorizado, y c) Los fundamentos de derecho en que se
apoya la restitución del menor. 2. A la solicitud o demanda se deberá acompañar: a) Copia íntegra
y auténtica de cualquier resolución judicial o administrativa si existiera, o del acuerdo que lo motive;
la comprobación sumaria de la situación fáctica existente o, según el caso, la alegación del
derecho respectivo aplicable; b) Documentación auténtica que acredite la legitimación procesal del
solicitante; c) Certificación o información expedida por la autoridad central del Estado de residencia
habitual del menor o de alguna otra autoridad competente del mismo Estado, en relación con el
derecho vigente en la materia en dicho Estado; d) Cuando sea necesario, traducción al idioma
oficial del Estado requerido de todos los documentos a que se refiere este artículo, y e) Indicación
de las medidas indispensables para hacer efectivo el retorno. 3. La autoridad competente podrá
prescindir de alguno de los requisitos o de la presentación de los documentos exigidos en este
artículo si, a su juicio, se justificare la restitución. 4. Los exhortos, las solicitudes y los documentos
que los acompañaren no requerirán de legalización cuando se transmitan por la vía diplomática o
consular, o por intermedio de la autoridad central”.
[29]Art. 12: “1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un
juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño,
teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del
niño. 2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado en todo
procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un
representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimientos de la
ley nacional”.
[30] En oportunidad de realizar nuestra propuesta de ley sobre el proceso de restitución
internacional de menores, optamos por la siguiente redacción: “Art. 14, inc. 4:...Se oirá a la persona
de menos de dieciséis años de edad, a las partes y al Ministerio Público. La ausencia de este
último no obstará a la prosecución del trámite ni al dictado de sentencia. De acuerdo con la edad y
circunstancias de la persona cuya restitución se solicita será oída directamente por el Tribunal y/o a
través de profesionales especializados designados por el Tribunal, cuyos informes o dictámenes -
en su caso- deberán ser agregados dentro del plazo previsto para la celebración de la Audiencia…”
(ob. cit., p. 258).
[31]Guía de Buenas Prácticas – Medidas de Ejecución, punto 6.5.2, pp. 38 y 39. En http://hcch.net
(Sección especializada: Sustracción de niños – Guías de Buenas Prácticas – Parte II Medidas de
Ejecución).
[32] Ver nuestra opinión en “Cooperación Internacional en la Restitución de Menores”, Restitución
Internacional de Menores: Aspectos procesales y prácticos…, ob. cit., pp. 246-249.
[33] Wilner, Eduardo Mario c/ Oswald, María Gabriela” (CSJN, 14/6/95, ED, 164-13); Juzgado de
Paz Letrado de Villa Gesell en “B. de S., D. c/T., E.”, 25/9/02; T.S.J. Córdoba, Sala Civil, A.I. n° 13
en “S. A. G. s/restitución internacional”, 23/7/03 (Actualidad Jurídica de Córdoba – Familia &
Minoridad, vol. 3, p. 221); Juzgado de Familia de 3° Nominación de la ciudad de Córdoba en “R. B.
F. H. c/M. A. C. L. – restitución internacional”, 27/10/06 (Derecho de Familia – Revista
Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, 2007 – III, Lexis Nexis – Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 2007, p. 211).
[34]Cfr. T.S.J. Córdoba, A.I. n° 19 en “R. B. F. H c/ M. A. C. – restitución internacional”, 27/12/06
(Actualidad Jurídica de Córdoba – Familia & Minoridad, vol. 38, abril de 2007, p. 4030).
[35]Art. 4 Convención de La Haya sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de
Menores del 25 de octubre de 1980 y Art. 2 Convención Interamericana sobre Restitución
Internacional de Menores del 15 de julio de 1989 (CIDIP IV).
[36] V. nuestra propuesta de ley, artículo 22, ob. cit. (p. 261).
[37]A noviembre 2015, el Juez de Enlace de nuestro país es la Dra. Graciela Tagle de Ferreyra,
jueza de 1° Instancia de Familia de la ciudad de Córdoba.
[38] V. nuestro propuesta de ley, artículos 20 y 21, ob. cit., (pp. 260-261).

Citar: elDial DC21F0


Publicado el: 23/09/2016
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