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I.Introducción.-
El presente trabajo tiene por objeto analizar la Acordada General N° 13/2015[3], recientemente
dictada por el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Entre Ríos, aplicable a los procesos
de restitución internacional de niños, niñas y adolescentes que en lo sucesivo deban tramitar en
jurisdicción de la referida Provincia.-
Dicho acontecimiento reviste trascendencia, especialmente por el significativo incremento,
verificado los últimos años, de pedidos de restitución provenientes del extranjero.-
Asimismo, y como ya advirtiéramos en su oportunidad en un trabajo de nuestra autoría[4], la
carencia de una legislación (procesal) específica en la materia, tanto a nivel provincial como
nacional, hace necesario implementar procedimientos especiales y abreviados que permitan
resolver, de manera ágil y efectiva, las solicitudes de restitución de niños, niñas y adolescentes en
la Argentina, con miras al cumplimiento de los fines propugnados por las convenciones
internacionales vigentes: el inmediato reintegro de aquellos menores que han sido trasladados o
retenidos de manera ilícita del lugar de su residencia habitual[5]. En jurisdicción local entrerriana, la
mencionada falencia hoy se resuelve, por conducto de la normativa que aquí analizamos, la cual
sigue, en líneas generales, los parámetros impuestos por la “Ley Modelo Sobre Normas Procesales
para la Aplicación de los Convenios sobre Sustracción Internacional de Niños”[6] (en adelante “Ley
Modelo”), instrumento que, si bien resulta elogiable en numerosos aspectos, como veremos, no
está exento de críticas.-
Como bien mencionamos anteriormente, la nueva regulación procesal que nos convoca sigue,
aunque con algunas adaptaciones, los lineamientos impuestos por la Ley Modelo. Dicho
instrumento, si bien no reviste carácter obligatorio para los Estados, persigue ser adoptado en las
legislaciones internas —de forma idéntica o ligeramente adaptado—, constituyéndose así en un
estándar procedimental mínimo en aras de satisfacer los objetivos de los convenios en la
materia[10].-
Este interés por resguardar los principios y objetivos de los tratados internacionales vigentes se
verifica en el art. 1 del nuevo instrumento procesal, al disponer que la interpretación y aplicación de
la Acordada debe realizarse respetando los principios y disposiciones que surgen y emanan de
dichas convenciones. No obstante ello, y a pesar de que la norma transcripta constituye una pauta
general que obliga al intérprete a recurrir a los instrumentos internacionales, veremos que a lo
largo de su articulado la Acordada igualmente replica varias soluciones contenidas en los referidos
convenios, resultando ello sobreabundante y susceptible de generar confusión.-
En lo que respecta a la estructura de la Acordada, si bien la misma difiere, en parte, de la adoptada
en la Ley Modelo, no existen divergencias sustanciales en cuanto a su organización. Encuentran
regulación las siguientes cuestiones: objetivos y calificaciones autárquicas de derecho de guarda o
de custodia y traslado y/o retención ilícitos (arts. 1 y 2), principios procesales aplicables (arts. 3 y
5), autoridades intervinientes (arts. 4, 6, 7 y 10), legitimación y representación (arts. 4, 8, 9 y 13),
procedimiento (arts. 11 a 24) y visita (art. 25).-
El art. 3 de la Acordada consagra una serie de principios procesales aplicables a los procesos de
restitución internacional de niños, niñas y adolescentes que tienen como fuente también a la Ley
Modelo. Empero, y a diferencia de lo que acontece con otras normas contenidas en este último
instrumento, la Acordada no realiza aquí una mera reproducción literal de su articulado, sino que
completa la norma con la incorporación de otros principios no enumerados en la ley de referencia,
destinados, principalmente, a cumplir con los objetivos propuestos en las convenciones
internacionales.-
Entre los principios consagrados en ambos ordenamientos se mencionan los siguientes: a)
Concentración. b) Especialización. c) Celeridad.-
Por su parte, la norma en análisis incorpora en forma expresa los siguientes: a) Tutela judicial
efectiva. b) Economía procesal. c) Celeridad. d) Concentración. e) Oficiosidad, tanto en el impulso
y producción de la prueba, como en el dictado de medidas probatorias para mejor proveer. f)
Inmediación. g) Conciliación. h) Bilateralidad. i) Contradicción. j) Reserva. k) Buena fe. l) Lealtad
procesal.-
Vale decir que se ha optado por eliminar la disposición contenida en el art. 2, primera parte, de la
Ley Modelo, referida a las “normas de aplicación”[16], la cual, además de superflua, podía dar
lugar a confusión al sugerir, para algunos, un orden de prelación que no es tal, como así también al
dictado de sentencias con fundamentos normativos erróneos. Lamentablemente, estos errores
aparecen en la práctica forense, en especial en el ámbito convencional interamericano, tal es el
caso de situaciones resueltas con apoyo en convenios que no corresponden por su ámbito de
aplicación[17]. Sin embargo, como propusiéramos oportunamente, consideramos que hubiera
resultado conveniente incorporar alguna disposición relativa a las normas aplicables que despejara
cualquier duda de carácter interpretativo que pudiera presentarse[18].-
Al igual que la Ley Modelo, la Acordada consagra como criterio orientador de interpretación y
aplicación, el del interés superior del niño, precisando el alcance del mismo para evitar que su
consideración quede al arbitrio de la autoridad de aplicación.-
De esta manera, el art. 3, primer párrafo, establece que en los procesos aquí reglamentados, el
interés superior del menor debe entenderse como el derecho a su protección contra el traslado o
retención ilícitos y a que en caso de ocurrir, la restitución a su Estado de residencia habitual se
realice de modo inmediato y seguro, teniéndose siempre en cuenta el contenido de la Observación
General N° 14 (2013) del Comité de Derechos del Niño. En consecuencia, dos son los derechos
que definen este interés superior y en virtud de los cuales deberán interpretarse y aplicarse las
disposiciones de la Acordada, a saber: 1) derecho a la protección del menor contra el traslado o
retención ilícitos, 2) derecho a que la restitución a su Estado de residencia habitual se realice de
modo inmediato y seguro, teniendo siempre en cuenta el contenido de la Observación General N°
14 (2013) del Comité de Derechos del Niño[19], observación que se basa en la importancia de que
el interés superior del niño sea una consideración primordial para las autoridades —instituciones
de asistencia social públicas o privadas, tribunales de justicia, autoridades administrativas o
cuerpos legislativos—.-
Haciendo un análisis comparativo con la Ley Modelo, se observa que la Acordada excluye de la
consideración del interés superior del niño dos derechos fundamentales como son el derecho a
que se dilucide ante el juez del Estado de su residencia habitual la decisión sobre su guarda o
custodia y el derecho a mantener contacto fluido con ambos progenitores y sus familias. Respecto
del primero, si bien no se encuentra comprendido en la definición del referido interés superior, se
hace mención en el art. 11 de la Acordada, el cual excluye expresamente de los procesos de
restitución internacional de menores la decisión sobre el fondo del asunto de la guarda, tenencia o
custodia, las que constituyen materia privativa de la jurisdicción del Estado de residencia habitual
del menor. Sin embargo, en cuanto al segundo de los derechos mencionados (a mantener contacto
fluido con sus progenitores y sus familias), no se explica el motivo de su exclusión, pero creemos
que una pauta interpretativa en tal sentido hubiera servido para dotar al concepto de una mayor
amplitud y, a la vez, de una mayor precisión, favoreciendo con ello su interpretación. A partir de lo
expuesto, en lo que respecta a la consideración del interés superior del niño, preferimos inclinarnos
por las soluciones consagradas en la Ley Modelo.-
Como mencionamos antes, la Acordada incorpora una serie de principios procesales tendientes a
la celeridad del proceso, ya que toda demora en los trámites afecta inevitablemente dicho principio,
desnaturalizando los objetivos propuestos en los convenios internacionales. Es así como el art. 3,
segundo párrafo, de la Acordada, dispone que los casos de sustracción internacional de menores
deben ser abordados de modo rápido y eficaz, ya que las demoras en su resolución conllevan la
convalidación de la sustracción y generan mayores perjuicios en el menor. Para su logro establece
la estricta aplicación, durante toda la tramitación de la causa hasta su finalización, de los principios
que informan los procesos que afecten derechos humanos de menores: tutela judicial efectiva,
economía procesal, celeridad, concentración, oficiosidad, inmediación, conciliación, bilateralidad,
contradicción, reserva, buena fe y lealtad procesal. De esta manera, se logra la armonía de la
norma procesal con los principios generales aplicables a todos los procesos de familia receptados,
además, recientemente en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación en los arts. 706 y
siguientes[20].-
Por último, el párrafo final del art. 3, reafirma el carácter urgente del procedimiento, al establecer
que el mismo debe culminar, en todas sus instancias, en un plazo no mayor de seis semanas,
contado desde la fecha en que se solicite la restitución de la persona menor de edad ante la
autoridad judicial competente, en virtud de lo cual se establece que todas las notificaciones y
demás diligencias, incluyendo las audiencias, se ordenarán y realizarán de oficio y con habilitación
de días y horas inhábiles, procediendo siempre la habilitación de feria judicial (art. 5). Se observa
así que, a diferencia de lo dispuesto en la Ley Modelo, donde si bien se prioriza el principio de
celeridad, no se hace referencia a un plazo determinado, aquí se establece uno concreto. Ello
resulta superador en la medida que se logre alcanzar durante la puesta en práctica.-
c.Autoridades intervinientes.-
d.Legitimación y representación.-
En lo que respecta a la legitimación, tanto activa como pasiva, la Acordada reproduce las mismas
soluciones consagradas en la Ley Modelo (arts. 4 y 5), las cuales, a su vez, son tomadas,
básicamente, de lo normado en las convenciones internacionales, tanto de La Haya como la
Interamericana.-
Desde la faz activa, el art. 8 de la Acordada determina, como titular de la acción de restitución, a
aquel padre, madre, tutor, tutora, guardador o guardadora u otra persona, institución u organismo
que fuere titular del derecho de guarda o el derecho de custodia, conforme el régimen jurídico del
país de residencia habitual del menor inmediatamente antes de su traslado o retención.-
Por su parte, en su faz pasiva, el art. 9 indica que la legitimación reposa en aquel que es
denunciado por quien detenta la titularidad activa, como la persona que ha sustraído o retiene en
forma ilegítima al menor cuyo desplazamiento o retención, constituye la causa de la solicitud. Es
decir, se refiere a aquella persona que realiza la conducta ilícita.-
La Acordada prevé también distintas normas sobre representación, tanto legal como letrada. En
efecto, dispone el art. 4 la facultad de los interesados para actuar en el proceso personalmente o
mediante la representación de un abogado, lo cual no hace más que reafirmar la previsión
contenida en todos los códigos procesales del país y, en particular, en el Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Entre Ríos (art. 82, ley 9.776). Se establece, a su vez, que en el caso
de que el requirente, por motivos económicos debidamente acreditados, no pueda trasladarse al
país, se designará defensor o representante, debiendo comunicarse la decisión al Ministerio
Público y a la autoridad central (art. 16, cuarto párrafo). Asimismo, la Acordada contiene una norma
particular sobre representación de los menores, facultándose a la autoridad judicial a designar, en
su caso, un tutor ad litem o un abogado al menor en caso de que éste no designe uno de acuerdo
a sus facultades (art. 16, tercer párrafo). Tales atribuciones judiciales deben ejercerse de
conformidad con lo dispuesto en la legislación de fondo a la cual la misma Acordada remite, esto
es, el art. 397 incs. 1° y 4° del Código Civil (norma que contempla los supuestos de tutela
especial), el art. 27 de la Ley de Protección Integral de los Derechos de las niñas, niños y
adolescentes -ley 26.061- (la cual prevé las garantías mínimas a cumplir por parte de las
autoridades en aquellos procesos judiciales y administrativos que afecten los intereses de los
menores) y los arts. 5 y concordantes de la Convención sobre los Derechos del Niño (referidos a la
representación legal de los menores).-
e.Procedimiento.-
Para finalizar, cabe referirnos al régimen de visitas internacional regulado en el texto en análisis, en
consonancia con lo dispuesto en los respectivos arts. 21 de la Convención de La Haya y de la
Convención Interamericana, como así también en el art. 20 de la Ley Modelo.-
Según el art. 25 de la Acordada, la solicitud que tiene por objeto hacer efectivo el derecho de
visitas por parte de sus titulares en los casos previstos en los convenios internacionales de
restitución, seguirán el procedimiento establecido en la presente ley.-
No son requisitos necesarios para la procedencia de la solicitud de visitas en el marco de los
convenios internacionales de restitución, la existencia de un régimen de visitas establecido
previamente.-
Asimismo, la norma en cuestión contiene una calificación autárquica que viene a reproducir lo
dispuesto por las convenciones internacionales, al establecer que el derecho de visita
comprenderá el derecho de llevar al menor por un período de tiempo limitado a otro lugar diferente
a aquel en que tiene su residencia habitual.-
Como ya manifestáramos en oportunidad de comentar la Ley Modelo, vemos con agrado la
disposición que somete el procedimiento a las mismas reglas que el proceso de restitución, aunque
pensamos que quizá hubiera sido conveniente establecer algunas pautas mínimas
procedimentales[38], tal lo que sucede, por ejemplo, con la ley uruguaya N° 18.895, a la cual
remitimos.-
V.Consideraciones finales.-
A partir de las consideraciones expuestas, y no obstante las críticas apuntadas, consideramos que
el dictado de este instrumento procesal representa un avance importante en la materia, no solo por
ser el primero de este tipo en el país, sino también, y muy especialmente, porque viene a llenar —
al menos a nivel provincial— el vacío dejado por la normativa convencional en la especie,
aportando soluciones que sin dudas permitirán una correcta aplicación.-
La normativa en cuestión no está exenta de reparos, como ser la vía elegida para su
instrumentación y parte de herencia de las críticas que oportunamente hicimos a la Ley Modelo. Si
bien ciertas falencias que acarreaba el texto modelo fueron total o parcialmente superadas, no
podemos dejar de apuntar que muchas soluciones que a nuestro criterio eran satisfactorias, han
sido excluidas o modificadas, en detrimento del resultado deseado.-
En balance y perspectiva, resulta auspicioso que se adopte reglamentación procesal en esta
materia. Sin lugar a dudas favorece el cumplimiento de los objetivos propugnados por los
convenios internacionales, y anhelamos una réplica —con los señalamientos indicados en el
presente comentario— por parte de las legislaturas de las provincias.-
VI.Bibliografía.-
·FELDSTEIN DE CARDENAS, Sara L., Derecho internacional privado. Parte especial, Universidad,
Buenos Aires, 2000.-
·LAJE, Rodrigo, “La Convención de La Haya de 1980 sobre Aspectos Civiles de la Sustracción
Internacional de Menores: configuración de ilicitud, residencia habitual, excepciones a la
restitución, carácter autónomo del procedimiento”, trabajo realizado con colaboración de Viviana D.
Berón, en Suplemento de Derecho Internacional Privado y de la Integración, Biblioteca Jurídica
Online elDial.com, Albremática, Buenos Aires, www.eldial.com.ar, agosto de 2012 (cita: elDial.com
– DC1927).-
·LAJE, Rodrigo, “Ley Modelo sobre Normas Procesales para la Aplicación de los Convenios sobre
Sustracción Internacional de Niños (Ley Modelo)”, en Scotti, L. B. (dir.), Restitución Internacional de
Menores: Aspectos procesales y prácticos. Derecho comparado, BdeF, Buenos Aires, 2014, pp.
139-178.-
·TELLECHEA BERGMAN, Eduardo, “La Convención Interamericana de Montevideo de 1980 sobre
Restitución Internacional de Menores. Consideraciones acerca de sus soluciones y de su
funcionamiento”, en Calvo Caravaca, A. L., y Castellanos Ruiz, E. (dir.), El Derecho de Familia ante
el Siglo XXI: aspectos internacionales, Colex, Madrid, 2004, pp. 797-804.-