Sei sulla pagina 1di 12

Revista Jangwa Pana ISSN: 1657-4923 Vol. 15 No.

1 117 - 128 Enero - Junio de 2016


Wilhelm Londoño
DOI: http://dx.doi.org/10.21676/16574923.1756

ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS


ARQUEOLÓGICOS
CONTRACT ARCHAEOLOGY AND NEWS ARCHAEOLOGICAL CONTRACTS

Wilhelm Londoño1

RESUMEN
Este artículo discute dos temas que están relacionados. El primer tema es el impacto de la arqueología por contrato en
Colombia. Se sabe que la demanda de programas de arqueología preventiva se ha incrementado en los últimos años,
pero no se sabe realmente cuánto. La primera parte de este artículo está dedicada a aproximar al lector a esta problemá-
tica para el caso colombiano. La segunda parte discute, por medio del análisis de dos sitios arqueológicos, los actuales
debates en torno a áreas arqueológicas que involucran políticas de turismo globales y procesos de recuperación locales.
El caso de recuperación de un área arqueológica se toma como punto de referencia para hablar de un nuevo contrato
arqueológico, que se opone a una arqueología por contrato, que es la tendencia dominante.

Palabras clave: Arqueología por contrato; Chairama; Ciudad Perdida; turismo

ABSTRACT
This paper addresses two topics related to the current situation of archaeology in Latin America and Colombia. The first
section of the paper deals with the impact of contract archaeology in Colombia. The fact that programs of contract or
preventive archaeology have rocketed in recent years is well known. Less known, however, are the broad tendencies
and dimensions of this phenomenon. The second issue discussed here is the relationship between global tourism politics
and processes of local recovery and enhancement of heritage assets, which will be explored through the analysis of two
archaeological sites. The recovery and touristification of an archaeological site is used as starting point to reflect about
the differences between a new tendency in archaeological contract opposed to the dominant tendency in the field. 117

Keywords: contract archaeology; Chairama; Lost City; tourism

Tipología: Reporte de caso


Fecha de recepción: 04/12/2015
Fecha de aceptación: 28/03/2016
Como citar este artículo: Londoño, W. (2016). Arqueología por contrato y nuevos contratos arqueológicos. Jangwa
Pana, 15 (1), 117 - 128

1. PhD. Universidad del Magdalena. Colombia. Correo electrónico: wlondonodiaz@gmail.com

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

INTRODUCCIÓN de programas de arqueología preventiva existían.


De ahí se sacaron los datos que se discuten. El

D esde hace unas décadas se viene discutiendo filón no instrumental, aquella arqueología que
sobre el multiculturalismo como una polí- sobrepasa el interés comercial y tiene preocu-
tica que produjo prácticas que giran en torno a paciones más comunitarias, será descrito a tra-
la cultura entendida como un bien simbólico que vés de mis experiencias de investigación sobre
es susceptible de convertirse en un bien con va- dos sitios arqueológicos del norte de Colombia:
lor de cambio (Gnecco, 2012). La emergencia de Pueblito Chairama y Ciudad Perdida. Se debe
las industrias culturales, la revalorización de los decir que los dos casos son idóneos, pues se en-
centros históricos de las ciudades, la masificación cuentran en una misma región, pero comparten
del arte popular, la configuración de los centros trayectorias diferentes que serán remarcadas en
de gestión de recursos culturales (CMR por sus la presentación de cada caso. De tal suerte, esta
siglas en inglés), la arqueología pública (como en ponderación de la arqueología contemporánea se
Colombia) constituyen síntomas de esta edad que hace atendiendo las dimensiones cuantitativas
podríamos denominar “la edad del patrimonio”. del texto, pero también reflexionando, sobre el
Dentro de estas discusiones es claro que la ar- tópico, desde las espacialidades y las memorias
queología, como profesión, se ha amoldado a los (Hamilakis, 2015).
tiempos produciendo profesionales capacitados
en el manejo técnico de estos recursos cultura- La arqueología de contrato en Colombia
les. Esto es lo que en otro lugar se denominó la
arqueología para el desarrollo (Londoño, 2013), En otro lugar (Londoño, 2013) había escrito que
es decir una práctica acrítica y técnica, que se la arqueología en Colombia se había movido, en
diferencia de la arqueología del desarrollo, que las dos últimas décadas, entre las expresiones
indaga por la manera cómo se imponen los regí- mercantiles que trataban de dar insumos técni-
menes de verdad. Esta arqueología configura una cos para los proyectos de desarrollo arqueología
práctica local, muy circunscrita a ciertos contex- del desarrollo, y las manifestaciones más locales
118 tos geopolíticos donde se discuten las fronteras que versaban sobre las memorias silenciadas y
disciplinarias y la axiología de la arqueología los procesos de su reivindicación arqueología del
(Gnecco & Ayala, 2010). En este documento se desarrollo (Londoño, 2013). La esquematización
explorarán ambas vertientes tomando para ello sigue siendo válida. En la actualidad, hay un gru-
el caso colombiano. La vertiente instrumental de po de arqueólogos que están más allá de los in-
la arqueología será analizada a través de la re- tereses inmediatos de liberar áreas de trabajo de
visión de la arqueología por contrato. Para ello empresas. De otro lado, hay un grupo de perso-
se analizará información oficial disponible de najes críticos (Gnecco & Ayala, 2010) que cues-
las bases de datos del Instituto Colombiano de tionan las visiones técnicas autocontenidas de la
Antropología e Historia ICANH. Como es sabi- arqueología. Entonces lo que ahora se mostrará
do, dicho instituto tiene a disposición del público es cómo ha funcionado la arqueología por con-
todos los informes arqueológicos que se produ- trato en Colombia en sus dimensiones más bási-
cen en el país y que corresponden a lo que acá se cas, cómo su imagen se proyecta en el panorama
denomina “arqueología para el desarrollo”. En su disciplinario y qué tanto abarca de la producción
totalidad, son informes técnicos resultantes del nacional. El análisis se hizo revisando más de
contrato que empresas establecen con arqueólo- 500 informes que aparecen en el catálogo en lí-
gos para liberar áreas destinadas a proyectos de nea del Instituto Colombiano de Antropología e
infraestructura. De tal suerte, se consultó el cata- Historia ICANH. Para efectos de los análisis, se
logo en línea para ver cuántos informes producto tomó como palabra clave “programa de arqueo-

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


Wilhelm Londoño

logía preventiva” (PAP). De tal suerte, se desple- En consecuencia con lo anterior, para documentar
gó una información que cubre los últimos 7 años el auge de la arqueología por contrato es necesario
culminando en octubre de 2015 que fue la época remitirse a la Figura 1, que se elaboró atendiendo
cuando se recolectó la información. Esto permi- a la revisión de los informes mencionados. Como
tió levantar algunas tablas que permiten apreciar se puede apreciar, en los últimos 7 u 8 años ha
rasgos del campo y generan senderos para futuras crecido la presentación de programas de arqueo-
investigaciones bibliométricas (Gómez, 2005). logía preventiva ante el ICANH. El incremento
Hay que señalar que se utilizó esta escala porque ha sido sostenido entre el 2010 y el 2015, supe-
dicho periodo es el que está disponible en línea. rándose los 80 programas de arqueología preven-
De todas formas el lapso no es despreciable, sin tiva por año. Esto supone un sesgo en la medida
embargo es evidente que al analizar el 100% de en que es posible que existan otros informes que
la información las tendencias podrían variar. simplemente no se llamaron con el nombre PAP.

119

Figura 1. Fuente: Catálogo en línea del ICANH. Análisis del incremento de la arqueología preventiva.

Para ver los sectores donde más dominó la apli- fueron catalogados en la categoría B (proyectos
cación de estos programas, se utilizó el mismo urbanos) y otros en la A (hidrocarburos). Cuando
catálogo y se generó una matriz con los siguien- el proyecto portuario, por ejemplo, decía que era
tes tipos: A. Hidrocarburos y minas (incluido para la exportación de petróleo se dejó en la cate-
gas); B. proyectos relacionados con urbanismo; goría A; cuando se señala que era multipropósito
C. proyectos asociados a hidroeléctricas; D. pro- se dejaba en la categoría B. Incluso en algunos
yectos asociados a construcción de vías; E. can- casos ciertas termoeléctricas se categorizaron
teras de diversos materiales. Se debe señalar que como tipo B, ya que la principal actividad de es-
esta aproximación es parcial, pues según los in- tas infraestructuras era proveer de energía local-
formes que se podían consultar, algunos puertos mente. No ocurre lo mismo con la explotación

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

minera y la perforación petrolífera, pues estas bienestar regional (Fig. 2). De todas maneras las
modificaciones del paisaje no se revierten inme- ambivalencias fueron realmente mínimas sin que
diatamente en infraestructura que impacta en el lleguen a afectar las tendencias registradas.

Figura 2. Tipos de informes de Arqueología por contrato en Colombia (2008-2015)


120

El criterio de categorización es bien interesan- hecha desde la arqueología científica. Esta ten-
te porque se evidencia que más del 60% de la dencia, evidentemente, no sólo se registra a una
producción de PAP están relacionados con acti- escala global (Hamilakis, 2005), sino también
vidades de explotación de hidrocarburos (HC), continental (Haber, 2015).
carbón (C) y gas (G) a cargo de empresas que
operan en Colombia para extraer materias pri- Un ejercicio que resulta interesante hacer es
mas. De otro lado, casi el 20% de los PAP co- mirar si la situación de los proyectos de ar-
rresponden a proyectos locales que, podríamos queología por contrato tiene algún correlato en
decir, generan beneficios dobles: a las empresas la investigación básica, aquella que se publica
para poder mover equipos y materias primas, y en las revistas especializadas. Para mirar cómo
a la ciudadanía en general porque se construyen está el campo por fuera de la empresa privada,
redes que facilitan los procesos de integración se consultaron las revistas de antropología más
espacial y social. De todas maneras, queda clara importantes del país (aquellas que superan la
la tendencia de la arqueología en Colombia que publicación de 10 artículos resultado de inves-
ha sido una profesión entregada totalmente a las tigación por año).
demandas de las economías extractivas de orden
neocolonial. Esto se mostrará con más claridad En la Figura 3 se presentan los artículos que
adelante, cuando se mencione la producción contienen la palabra “arqueología” en tres

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


Wilhelm Londoño

de las principales revistas de antropología de Revista Colombiana de Antropología, se percibe


Colombia. Estas son: Antípoda (Universidad de en la introducción de una sección específica para
los Andes), Revista Colombiana de Antropología patrimonio y arqueología que comienza a apare-
(ICANH) y Boletín de Arqueología y antro- cer a partir del 2013. De todas formas, lo que más
pología (Universidad de Antioquia). Como se sorprende es que en casi 7 años en estas revistas
puede apreciar en la Figura 3, los mayores pi- no aparecieron más de 35 publicaciones relacio-
cos de publicaciones se dan entre el 2011 y el nadas con arqueología. Esto nos da una frecuen-
2012. Al mirar en detalle qué ocurre, vemos que cia de casi 5 artículos por año, lo cual es realmen-
en estos años aparecen los números especiales de te muy bajo para un país donde es posible que se
Antípoda, uno dedicado a revisar temas relacio- gestionen más de 100 proyectos de arqueología
nados con el patrimonio (Antípoda, Revista de por año. Si se comparan los datos tomados de los
antropología y arqueología, Universidad de los PAP con las publicaciones científicas, es claro
Andes, enero-junio del 2011), y el otro haciendo que de las casi 600 excavaciones oficiales que
una compilación de trabajos de bioantropología se realizaron entre el 2008 y 2015 sólo se publi-
(Antípoda, Revista de antropología y arqueolo- caron, en revistas nacionales especializadas, 35.
gía, Universidad de los Andes julio-diciembre de Entonces esto deja en claro cómo la arqueología
2011). El hecho de que la preocupación por el en Colombia deja de ser una ciencia para conver-
patrimonio también fue parte de la agenda de la tirse en una tecnología.

121

Figura 3. Publicaciones seriadas colombianas que reportan artículos de arqueología (Antípoda, Revista Colombiana
de Antropología, y Boletín de Arqueología y Antropología, Universidad de Antioquia)

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

Los resultados presentados hasta ahora mues- identitarios, pero no promovió una política para
tran, claramente, que la producción arqueoló- su protección. Al leer a Gnecco (2012) queda cla-
gica ha sido realmente poca en las ventanas de ro que un Estado multicultural no es un estado
visibilización escogidas, como son estas revistas. intercultural.
Igualmente, las estadísticas muestran que la ar-
queología ha sido totalmente cooptada por pro- Otra reflexión que quisiera orientar, es sobre el pa-
yectos de arqueología por contrato orientados a pel que representan las cifras en el análisis social.
la explotación de hidrocarburos. La proporción Esta presentación numérica de la manera como la
es enorme, tal vez por cada artículo de arqueo- arqueología está cooptada por el mercado, no debe
logía que sale en una revista de antropología permitir dejar pasar por alto las fisuras que deja
nacional de periodicidad regular (en el marco esta tendencia. Se trata de los espacios-otros (las
colombiano de indización entre A1 y A2 lo que heterotopías de Michel Foucault) donde esta obje-
garantizan más de una decena de publicaciones tivación de la cultura es superada en una arqueo-
resultados de investigación), se hacen más de 70 logía que rebasa estos estrechos límites propues-
proyectos de arqueología por contrato. tos por el mercado. Para ello, como lo advertí al
inicio, tomaré un estudio de caso que compromete
Definitivamente, hay una eclosión de peticiones dos sitios arqueológicos en Colombia: Pueblito
para hacer programas de arqueología preventiva Chairama y Ciudad Perdida. El primer sitio permi-
y de esta manera las regulaciones oficiales dan tirá discutir cómo, a pesar de la tendencia hacia un
materialidad a las demandas de gestión de bie- dominio del capitalismo en la gestión patrimonial,
nes patrimoniales tal como lo reclama la serie de en contra de todos los pronósticos, un área deno-
acuerdos que se dan entre el Estado colombiano
minada como arqueológica está siendo recupera-
y entidades multilaterales como la UNESCO. De
da como lugar sagrado por parte de comunidades
esta relación, como está documentado, emerge
kogui. El segundo caso mostrará cómo, siguiendo
una tendencia hegemónica donde el patrimonio
la tendencia global, el sitio arqueológico Ciudad
es manejado únicamente con recursos técnicos,
Perdida está totalmente entregado a las redes del
122
y lo más grave, epistemológicos de tradición oc-
mercado del turismo global.
cidental, exclusivamente (Byrne, 1991). De esta
suerte, preocuparse por los restos materiales del
pasado, exigirles a las petroleras que apliquen Pueblito Chairama
PAP, incrementar el mercado laboral de los ar-
queólogos, se concibe como una gestión en el Sobre Pueblito Chairama es poco lo que se ha
campo de lo cultural. De tal suerte, la cultura escrito desde el punto de vista disciplinario y que
se vuelve objeto de manejo, emerge como un pueda considerarse definitivo y concluyente. Se
patrimonio que demanda atención y cuidado, encuentran un par de tesis doctorales escritas en
mientras las condiciones de opresión y genera- la penúltima década (Dever, 2007; Giraldo, 2010)
ción de desigualdad siguen vigentes (Appadurai, que reseñan ciertos procesos de concentración de
2000). Como lo ha mostrado Cristóbal Gnecco cerámicas con otros rasgos que, por el acto mági-
(2012), en especial para el contexto latinoameri- co de la equivalencia, se relacionan con procesos
cano, el multiculturalismo significó una política de concentración política o social. Esto significa
de reconocer el otro sin que ese reconocimiento que las investigaciones hechas en las últimas dé-
significara cuestionar las condiciones de explota- cadas, siguiendo los dictámenes de las corrientes
ción de esas poblaciones en regiones periféricas procesuales, se han concentrado en procesos de
como América Latina. Es decir, el Estado garan- dominación y control político, naturalizando lo
tizó el derecho de los indígenas, afro, población que podría denominarse la naturaleza capitalista
LGTBI, a ser reconocidos por sus elementos de los seres humanos (cf. Haber, 2015).

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


Wilhelm Londoño

Pero este espacio no es para discutir lo que el intermedio. En ese año, al llegar al sitio, lo en-
sitio arqueológico supone. En términos genera- contramos frondoso de vegetación y con ciertas
les, se podría decir que el Pueblito se comenzó áreas con el pasto rebanado, lo que evidenciaba
a construir, por lo menos, un milenio atrás y el mantenimiento del sitio por parte del personal
que su construcción fue gradual y que es muy de Parques Naturales Nacionales (PNN). En esos
probable que la profundidad temporal del sitio años, uno de los cuidadores, estaba involucrado
aumente si se aumentan los fechamientos abso- en el programa de antropología de la Universidad
lutos. De hecho, el desdén del Estado en el ma- del Magdalena, y de tal suerte, pude saber un
nejo del sitio, supone que aún estén evidencias poco más sobre qué pasaba realmente con el si-
importantes sin analizarse, como lo demuestran tio. Desde hace algún tiempo, el sitio estaba sien-
las redes de caminos que conectan al sitio desde do ocupado por un hombre, indígena, de quien
diversas partes, las cuales día a día se destruyen se rumoraba tenía un pasado oscuro (Alejandro
sin que se haga una reseña adecuada y se anali- Suárez, comunicación personal); según se sabía,
ce su relación con otras evidencias. Para resumir, había llegado a Chairama tras ser desterrado por
el sitio no está documentado desde un punto de haber roto reglas matrimoniales o prescripciones
vista regional porque nadie ha hecho un trabajo religiosas. Esto ha sido muy difícil de precisar.
regional (Langebaek, 2005). Entonces lo que hay El caso es que después de su llegada, lo acompa-
es descripciones parciales del sitio sin que se ex- ñaron familiares que comenzaron a ocupar el si-
plique su vinculación con el sistema de paisaje tio y a habitar zonas más bajas; se trataba de una
más complejo (una escala apenas deseable para re-ocupación del Pueblito Chairama. Al respecto
comprender un sitio tan grande como este). de esta re-ocupación, un líder kogui, Alejandro
Nieves, señala que este proceso está conectado
Pero no es la intención pontificar en contra de la con el intento de recobrar las conexiones territo-
mediocridad de la arqueología en tanto profesión riales que se han roto como consecuencia de los
que goza de maridaje con el Estado. Creo que las procesos de ocupación (comunicación personal).
estadísticas que se presentaron arriba deja claro En este sentido, ciertas familias koguis, siguien-
que la arqueología como disciplina, en Colombia, do una política comunitaria, están re-ocupando 123
no es una política del Estado o de la academia, o el sitio con la intención de sobreponerse al mo-
dicho de otra manera hay una política de ceder delo de explotación reinante de corte capitalista.
al mercado la regulación, la inversión, el estudio Como consecuencia de esta dinámica, en los úl-
del patrimonio arqueológico de la nación. timos años vienen dándose fenómenos interesan-
tes como el cierre paulatino de ciertos lugares de-
Mi historia con Pueblito (y la licencia biográfica clarados como áreas sagradas; esto se ha logrado
es necesaria cuando hay que resumir experien- a partir de demadas judiciales instauradas por los
cias que creemos se dan como hecho sociales, à indígenas apelando a ciertas leyes multicultura-
la Durkheim) data del año 2008 cuando llegué les que se incorporaron con la reforma constitu-
a la Universidad del Magdalena. La primera vez cional de 1991. Sin duda, ha sido un resultado de
subí con un grupo, caminamos dos horas desde un proyecto más amplio de re-territorialización
un lugar llamado Calabazo que queda sobre la de Pueblito Chairama. Hay que señalar que las
carretera que lleva de Santa Marta a Riohacha acciones que adelantan los koguis, están respal-
sobre la costa del mar caribe. En el camino fue dadas por la organización Gonawindúa Tayrona
posible ver una red de caminos desechos por el quien aglutina a todos las comunidades indígenas
paso de los burros, caballos y yeguas que cruzan de la Sierra Nevada de Santa Marta. En conse-
día a día el territorio, así como varias concentra- cuencia, no se trata de un hecho aislado, sino que
ciones de cerámicas al inicio del trayecto y en su responde a una clara política indígena.

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

Al respecto de los procedimientos judiciales, va- gumaiun bunkwanarrwa Tayrona, Organización


rias acciones se interpusieron desde el 2010 de indígena kankuama, Organización gonawin-
parte de las comunidades indígenas, en especial dua Tayrona & Confederación indígena tayrona
por líderes koguis, para que Parques Naturales 1999), se especificó, basado en el estudio de la
Nacionales de Colombia aceptara que ciertas jurisdicción existente, que antes de que un lugar
áreas debían cerrarse a los turistas por ser sagra- se declarase como arqueológico y que en conse-
das. El acto que determinó ese cierre fue la reso- cuencia fuese inembargable e inajenable y su de-
lución 070 del 28 de febrero del 2013, emitida claratoria imprescriptible, debía reconocerse su
por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo que vinculación primaria con los pueblos declaran-
señaló las áreas que debían delimitarse y cerrarse tes. Para soportar esta argumentación se tomaba
para “favorecer el bienestar espiritual de los in- como punto de referencia la sentencia constitu-
dígenas” (Ministerio de Ambiente y Desarrollo, cional T-428 de 1992, que señalaba que en un
2013). pleito entre el interés indígena y el interés de
concluir una obra, debía primar el derecho cultu-
La resolución fue realmente sorprendente y es- ral por ser un estandarte de las reformas constitu-
taba relacionada con ciertas discusiones inter- cionales que Colombia adscribió en 1991.
nas que se daban en torno al manejo que debía
tenerse con Pueblito Chairama. Como lo pude En los años de 2008 y 2009, pude estar presente
comprobar en conversaciones sostenidas con en algunas reuniones en una de las cuatro orga-
Alejandro Nieves, el foco de la discusión radi- nizaciones declarantes de 1999. La agenda era
caba en la necesidad de reincorporar el sitio a la claramente enfática en señalar que el control del
lógica territorial kogui, de tal suerte que no se sitio debía estar en manos de la comunidad indí-
concibiera única y exclusivamente con un lugar gena. En el año 2010 se intentó consolidar una
de turismo. Según la información que pude reca- reunión de trabajo en Valledupar con miembros
bar, todos estos logros se daban en el marco de del ICANH y las cuatro organizaciones para dis-
una política del día al día que involucraba varias cutir este tema. La posición del ICANH suponía
124
familias y colectivos (Montaña, 2012). La meta apelar al criterio del interés general por encima
que se había trazado suponía recuperar lugares del particular, el indígena. Sin embargo, esos
determinantes dentro de la territorialidad indí- funcionarios estaban discutiendo una agenda aún
gena y que estaban totalmente ocupadas por el más problemática, que tenía que ver con la priva-
desarrollo urbano de la ciudad de Santa Marta. tización del patrimonio sumergido de la nación y,
al final, la reunión se postergó. La presión fue tan
Ciudad perdida incisiva que, a pesar del consenso que había entre
arqueólogos colombianos de no ceder la gestión
El proceso del Pueblito es bien particular si se de este recurso a empresas privadas, emergió la
lo compara con el de “Ciudad Perdida”, el sitio ley 1675 de 2013 que permitía remunerar con
arqueológico más importante de la región y de hallazgos a los buscadores de tesoros. Las par-
Colombia. Ciudad Perdida, desde las agendas in- tes más nocivas de la ley fueron suprimidas un
dígenas que se pueden rastrear desde 1999, fue año después (Corte constitucional de Colombia,
considerado un sitio sagrado y se concebía, desde 2014), pero el daño ya estaba hecho. En todo
la óptica local como un lugar que debía trascen- caso, lo que deseo señalar es que tanto en la dis-
der el sentido disciplinario de “arqueológico”. De cusión acerca de Ciudad Perdida, como en la del
hecho, en La declaración conjunta de las cuatro patrimonio sumergido, el debate era cómo poner
organizaciones indígenas de la Sierra Nevada de en escena estos recursos de tal suerte que fue-
Santa Marta para la interlocución con el Estado ran rentables. En el caso de Ciudad Perdida, las
y la sociedad nacional (Organización wiwa yu- partes en cuestión discutían la propiedad de esa

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


Wilhelm Londoño

renta, pero no se discutía la naturaleza de lugar servicios privada. En el caso del puente que se
“turístico”. Esto a diferencia de lo que pasa con gestionó con USAID, se ha garantizado un flujo
Chairama donde sí se discute el lugar de turismo. constante de turistas que dejan ganancias a las
empresas turísticas, a los campesinos, a los in-
En este ambiente netamente neoliberal, la reu- dígenas y al ICANH. Según la información que
nión de 2010 no se llevó a cabo, no se discutió el recogí en enero de 2016, aproximadamente 1/20
carácter de sitio sagrado de Ciudad Perdida, pero partes son entregadas a estos actores. Hay que
en cambio a partir de ese año se dio un viraje señalar que este modelo no está del todo mal, ha
fundamental en la política del manejo del lugar permitido sostener una economía con un recurso
que comprometía no sólo a las comunidades in- que impacta mínimamente en el medio ambien-
dígenas, sino a operadores turísticos. La prime- te, y se ha convertido en una fuente importante
ra señal de cambio se dio en la consolidación de de bienestar para una comunidad golpeada por
emprendimientos locales para facilitar la visita el conflicto que vivió la Sierra Nevada de Santa
a Ciudad Perdida, es decir, aparecieron opera- Marta en las década de 1990 y 2000. Lo que me
dores de turismo indígenas; igualmente en ese resulta más importante resaltar, es que estos mo-
año un programa de la agencia de cooperación delos económicos se basan en productos posmo-
internacional de Estados Unidos (USAID), finan- dernos como la ancestralidad y la antigüedad,
ció un puente sobre el río Buritaca, que facilitó todos artefactos contemporáneos. Además, tam-
la circulación de personas, entre ellas turistas, bién resulta importante llamar la atención sobre
que permitieron la consolidación de un modelo el papel de la arqueología en estos emprendi-
de gestión comercial. A lo largo del camino de mientos que ofrecen al turista una imagen idea-
Santa Marta a Ciudad Perdida, lo que toma en lizada de lo indígena y del pasado que esconde
promedio 5 días (ida y regreso), hay a la vista problemas actuales de la región (conflictos entre
unos asentamientos indígenas que se articulan, campesinos e indígenas por territorio, usurpación
con campesinos, como proveedores de servicios de territorios indígenas, explotación de áreas sa-
de turismo. Sin embargo, en la publicidad dispo- gradas por multinacionales, por ejemplo).
nible en la red, como en Santa Marta, estos asen- 125
tamientos se presentan como “pueblos indígenas El caso de Ciudad Perdida es, sin duda, sintomá-
ancestrales”, lo que da un valor agregado a la tico de cómo el mercado se apropia de espacios
visita. Además de esta proliferación de turismo locales que están vinculados a una óptica parti-
étnico, hay una escuela de arqueología que vie- cular del mundo, y los transforma en nodos de
ne funcionando a cargo de una entidad llamada una red de servicios turísticos que supone la vi-
Global Heritage Fund, en cuyo website se puede sita a complejos arqueológicos y a comunidades
leer que su misión es “empoderar a las comu- indígenas organizadas para ese fin. Aunque estos
nidades a través de la gestión de sus sitios ar- procesos son difíciles de rastrear y documentar,
queológicos que están en peligro”. A pesar de lo por los detalles que comprometen, es eviden-
loable de la situación, este “empoderamiento” no te que en un periodo corto (un par de años a lo
es más que una estrategia neocolonial que ha su- sumo) la postura indígena sobre Ciudad Perdida
puesto el uso de estándares de gestión económica cambió de una férrea defensa del área como lu-
a las comunidades locales; según algunos datos gar sagrado, a ser considerado un espacio sus-
publicados, esta entidad que “vela” por el patri- ceptible de explotación comercial. Como lo han
monio global ha invertido hasta 400 mil dólares enseñado algunos académicos, estos procesos
(Guilland & Ojeda, 2013) en un proceso de ges- de comercialización de elementos culturales no
tión privada del patrimonio para Ciudad Perdida. son muy estudiados, tal vez por la idea de que
Este modelo implica un aumento del flujo de tu- los indígenas están en contra del capitalismo, lo
ristas cuya estadía es soportada por una red de cual no siempre es cierto (González, 2014). No

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

sobra decir que estas imágenes son reproducidas mecanismos a través de los cuales se crean estos
por antropólogos y otros científicos sociales que paisajes de la diferencia y el consumo cultural,
viene a experimentar la esencialidad de los indí- y así mismo, cómo esos estados que promue-
genas, cuando en realidad consumen productos ven la cooperación internacional, crean modelos
de una compleja red de producción que involucra de extracción de materias primas a costa de la
productores locales e inversores internacionales. calidad ambiental de las regiones en las que se
Pero a la par de este caso, Pueblito Chairama re- “coopera”. En este sentido, habría que trabajar
produce otra lógica, otras formas patrimoniales en comprender cómo la diferencia es construida
lo que nos permite volcar la mirada hacia alter- como una mercancía que se consume por sujetos
nativas de gestión. ávidos de experiencias con la alteridad. De tal
suerte, sería posible abandonar la idea de que los
Un nuevo contrato arqueológico: ¿De qué indígenas son elementos decorativos del paisaje,
se trata todo esto? y llamar la atención sobre la necesidad de verlos
como sujetos contemporáneos que luchan por su
En cierto lugar, el filósofo esloveno Slavoj Žižek autonomía territorial y política en un mundo que
(2011) señalaba que uno de los problemas más se orienta hacia la consolidación de monopolios.
acuciantes para la sociedad global contemporá- También significa reconocer que estos territorios
nea, era despertar del letargo que el capitalismo considerados ancestrales también son habitados
generó haciéndonos creer que era en definitiva por comunidades campesinas que tienen una
una opción inevitable y que nada se podía ha- historia con el lugar que debe ser visibilizada y
cer para cambiar. Ese horizonte de subjetividad comprendida. Esto significa ser crítico con las
es bien sintomático. Las series televisivas que políticas culturales de la modernidad tardía y,
se basan en humanos que sobreviven a zombies, más específicamente, implica ser críticos con las
sin duda, orientan la mirada hacia una estética de construcciones que la arqueología supone como
la muerte, el apocalipsis y la resignación: queda instrumento de configuración de las temporali-
sobrevivir. En la sociedad actual globalizada, no dades funcionales al capitalismo. La defensa del
126 sólo proliferan los zombies, sino los cuerpos co- patrimonio, el empoderamiento local, son lemas
lonizados por sus propios dueños a través de los que suenan bien pero que mirados al detalle, dan
tatuajes y las deformaciones, gran síntoma de en cuenta de procesos complejos de estandarización
dónde es posible la libertad (en el cuerpo, hacia de la cultura, apertura de mercados de extracción
dentro). Este “espíritu de la historia” también se y cooptación de recursos locales de gestión. Un
proyecta en la arqueología: Destinada a satisfa- segundo paso, es permitir configuraciones de
cer las demandas de las empresas que juegan a la arqueología siguiendo las reglas del proyec-
cuidar el bien de la nación, a la vez que parti- to moderno de una ciencia horizontal en manos
cipan en procesos de neocolonización, ayudan de la ciudadanía. De tal suerte, la sociedad tiene
a crear un mundo que se desenvuelve sobre sí derecho a establecerse preguntas que deben ser
mismo. Sin duda esta tendencia hace pensar en resueltas por las agendas de investigación ar-
una arqueología cooptada, sesgada, orientada a queológica; esto supone que la academia no debe
satisfacer intereses económicos e ideológicos. ser un centro de tecnificación para el desarrollo
El panorama es sin duda desalentador. Entonces, industrial y posindustrial (como ocurre con la ar-
¿qué hacer? Las opciones son diversas. La pri- queología cuyos practicantes en porcentajes alar-
mera es no tomar en serio que todo está perdido, mantes están al servicio de la empresa privada),
que la única opción para habitar un sitio arqueo- sino que debe suponer un espacio de crítica, de
lógico es poner una tienda de suvenires con di- develación de las formas como la economía de
nero dado por una agencia de cooperación inter- mercado supone una monetarización de la cultu-
nacional. Un primer paso para ello es develar los ra, el tiempo y el espacio. Esto implica la formu-

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


Wilhelm Londoño

lación de un nuevo contrato de la arqueología, un cos con los cuales se establecen las posibilida-
espacio que debe ser desarrollado con paciencia. des de enunciación sobre el pasado para que,
En algún sentido, un nuevo contrato arqueológi- democráticamente, las personas sepan los límites
co supondrá transitar estos senderos de la deve- epistémicos y políticos que se movilizan en su
lación, y alimentar programas de re-ocupación construcción.
de sitios. También debe permitir pasar de una
ideología multicultural (todos felices dentro de
las economías capitalistas) a una intercultural
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
(todos contemporáneos construyendo colectivos
Angelo, D. (2005). La arqueología en Bolivia.
que son más que la suma de sus partes). Pienso
Reflexiones sobre la disciplina a inicios del
que desde la interculturalidad, se podría pensar
siglo XXI. Arqueología Suramericana, 1(2),
en un proyecto, para Ciudad Perdida, donde los
185-211.
campesinos e indígenas sean los propios investi-
Appadurai, A. (2000). Grassroots globalization
gadores del sitio permitiendo no sólo la conser-
and the research imagination. Public culture,
vación sino la investigación del área. Por ejem-
12(1) ,1-19.
plo, en las visitas que he hecho, muchos guías
Ayala, P., Avendaño, S. & Cárdenas, U. (2003).
enfatizan en relatar una memoria reciente (desde
Vinculaciones entre una arqueología social y
la década de 1970) que mezcla guaquería con
la comunidad indígena de Ollagüe (Región de
violencia. La visita al sitio, debería contar esa
Antofagasta, Chile). Chungará (Arica), 35(2),
historia y permitir reflexionar sobre el impacto
275-285.
del consumo de precolombinos por europeos en
Benavides, O.H. (2001). Returning to the source:
las sociedades campesinas de la Sierra Nevada
social archaeology as Latin American philoso-
de Santa Marta. Se deben abrir, en consecuencia,
phy. Latin American Antiquity, 12(4), 355-370.
las puertas para una era post-patrimonial. De al-
Byrne, D. (1991). Western hegemony in archae-
guna manera estos escenarios se han ido tejien-
ological heritage management. History and
do. La llegada de este periodo, si se permite la
Anthropology, 5(2), 269-276.
licencia cronológica, ya ha comenzado. Hay una 127
Corte constitucional de Colombia. (2014).
serie de nuevos arqueólogos que están cuestio-
Sentencia C-572/14. Recuperado de:
nando las maneras como se hace arqueología en
http://www.corteconstitucional.gov.co/
el mundo del capitalismo tardío. Los trabajos de
relatoria/2014/C-572-14.htm
Carina Jofré (Jofré, Biasatti, Galimberti, Najle &
Dever, A. (2007). Social and economic develop-
Aroca, 2008) y Alejandro Haber (2015) en el no-
ment of a specialiazed community in Chengue,
roeste argentino, los de Patricia Ayala en el norte
Parque Tairona. Faculty of Arts and Sciences.
de Chile (Ayala, Avendaño & Cárdenas, 2003),
University of Pittsburg, Pittsburg, EE.UU.
los de Hugo Benavides en Ecuador (2001), los de
Giraldo, S. (2010). Lords of the snowy ranges:
Dante Angelo en Bolivia (2005), los de Cristóbal
politics, place, and landscape transformations
Gnecco (2012) en Colombia, señalan claramen-
in two Tairona towns in the Sierra Nevada
te que hay nuevas posibilidades de una práctica
de Santa Marta. Universidad del Chicago,
académica que sea útil en el doble propósito de
Chicago, EE.UU.
conocer el pasado y ser críticos con un presen-
Gnecco, C. (2012). Arqueología multivo-
te determinado por fuerzas sociales que se pre-
cal. Notas intempestivas. Complutum 23(2),
tenden naturalizar. Se debe aclarar que esta do-
93-102.
ble intencionalidad no es jerarquizada, sino que
Gnecco, C. y Ayala, P. (2010) Ed. Pueblos in-
ocurre simultáneamente, pues toda enunciación
dígenas y arqueología en América Latina.
del pasado es un comentario del presente. Luego
Bogotá, Universidad de los Andes y Fundación
debe existir la posibilidad de comentar los mar-
de Investigaciones Arqueológicas Nacionales.

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016


ARQUEOLOGÍA POR CONTRATO Y NUEVOS CONTRATOS ARQUEOLÓGICOS

Gómez, Y. (2005). Política científica colombiana Londoño, W. (2013). Arqueología para el de-
y bibliometría: usos. Nómadas, 22, 241-254. sarrollo y arqueología del desarrollo: Una vi-
González, A. (2014). Malos nativos: una crítica sión desde Colombia. En: A. Herrera (Ed).
de las arqueologías indígenas y poscoloniales. Arqueología y desarrollo en América del Sur
Revista de arqueología 27(2):47-63. (pp. 147-166). Universidad de los Andes,
Guilland, M. & Ojeda, D. (2013). Indígenas “au- Bogotá
ténticos” y campesinos “verdes”. Los impe- Colombia. (2013) Ministerio de Ambiente y
rativos identitarios del turismo en Colombia. Desarrollo. Resolución 070 del 28 de febrero
Cahiers des Amériques latines 71. Recuperado del 2013. Recuperado de: https://www.par-
de: URL: http://cal.revues.org/2689 quesnacionales.gov.co/PNN/portel/libreria/
Haber, A. (2015). Contratiempo: Contract ar- pdf/res_0070_280213_pnn.pdf
chaeology or a trench in the battle for the dead. Montaña, M. (2012). Las paradojas del desa-
International journal of historical archaeology rrollo económico, social y ambiental frente a
19(4), 736-747 los derechos fundamentales de los pueblos
Hamilakis, Y. (2005). Whose world and whose indígenas – SNSM. Zhigoneshi, Revista de la
archaeology? The colonial present and the Organización Indígena Gonawindua Tayrona.
return of the political. Archaeologies 1(2), 14(12), 10-17
94-101. Organización wiwa yugumaiun bunkwana-
Hamilakis, Y. (2015). Arqueología y los sentidos. rrwa tayrona, Organización indígena kankua-
Experiencia, memoria y afecto. Madrid, JAS. ma, Organización gonawindua tayrona,
Jofré, C., Biasatti, S., González, G., Galimberti, Confederación indígena tayrona. (1999).
S., Najle, N. & Aroca, P. (2008). La Cayana: Declaración conjunta de las cuatro organiza-
entre” lo arqueológico” y” lo cotidiano”. ciones indígenas de la Sierra Nevada de Santa
Tensiones y resistencias en las versiones loca- Marta para la interlocución con el estado y la
les del” patrimonio arqueológico” en el norte sociedad nacional. Recuperado de: http://www.
de San Juan. Relaciones, Sociedad Argentina nacionmulticultural.unam.mx/movimientosin-
128
de Antropología, (33), 181-208. digenas/docs/decl_015.pdf
Langebaek, C. (2005). Poblamiento prehispáni- Žižek, S. 2011. ¡Bienvenidos a tiempos
co de las bahías de Santa Marta. Contribución interesantes! La Paz, Vicepresidencia de la re-
al estudio de los cacicazgos Tairona del nor- pública de Bolivia.
te de Colombia. Bogotá. Universidad de los
Andes y Universidad de Pittsburgh.

Vol. 15 N° 1 Enero - Junio 2016

Potrebbero piacerti anche