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2050: DESAFÍO O CONDENA

JP Cifuentes Palma
juanpix85@gmail.com

Durante la semana pasada hemos visto por los medios de comunicación de masas y
quienes vivimos en la zona centro sur del país hemos presenciado como el clima ha ido generando
eventos que antes solo imaginábamos que existían en otras latitudes y para los cuales no estamos
preparados. Los tornados ocurridos en la ciudad de Los Ángeles, San Carlos, Yungay, Coihueco y
Collipulli más la tromba marina que afectó a Talcahuano y Concepción generó una sensación de
inseguridad y de impotencia frente al poder arrasador de la naturaleza. En una fracción de
segundos el pánico y la devastación tiñeron de silencio, sufrimiento y desazón a centenar de
personas afectadas directa e indirectamente con estos fenómenos.
Han salido a la luz recuerdos periodísticos e historiográficos sobre la existencia de
fenómenos similares a lo largo de nuestra vida republicana para tratar de comprender que no han
sido fenómenos aislados sino propios de nuestras tierras. Sin embargo, no se puede dejar de un
lado el factor tan importante como es el cambio climático e independiente de no tener una
precisión científica que compruebe la presencia de estos fenómenos climáticos en nuestras tierras,
sí se puede mencionar que estamos frente a una de las misiones más importantes que debe
abordar el ser humano: discutir y tomar acciones concretas para enfrentar el tema del cambio
climático.
Durante los últimos días han salido a la luz varios estudios cuyos pronósticos son más bien
apocalípticos sobre las graves consecuencias que traerían a la humanidad. De este modo, expertos
del Centro Nacional de Restauración del Clima Breakthrough cuya sede está en Melbourne,
Australia sostienen que existirán veinte días de calor letal al año, ecosistemas colapsados y más de
1.000 millones de personas desplazadas. Estas especulaciones pueden parecer alarmistas pero el
peor error es ignorar las falencias que hay a nivel educativo sobre la capacidad que tenemos de ser
realmente agentes de cambio para poder resguardar el mundo en el cual convivimos.
Cuando llegue el año 2050 tendría hipotéticamente 65 años, miles de sucesos habrán
ocurrido en todo ámbito del conocimiento, de la cultura y de la sociedad. De lo que sí puedo dar
testimonio es que nada se puede especular en torno a este asunto. La historia de la humanidad
está enfrentando una decisión fundamental, de sobrevivencia en la cual todos nosotros somos
responsables sobre nuestro destino.
Nuestro país tiene una oportunidad única de poder liderar los procesos de cambio que
logren establecerse en el marco de la 25 Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que se celebrará en Santiago del 2 al 13 de diciembre
próximo. Vemos como se están llevando a cabo una serie de medidas que deben ser el puntapié
inicial para la realización de otras. Nuestro país es uno de los pioneros en la disminución del uso
de plásticos, la implantación de la electromovilidad, la aplicación de la ley de responsabilidad
extendida al productor y el plan para el cierre de todas las centrales termoeléctricas a carbón del
país en 2040. Sin embargo, también tenemos deudas fundamentales que debemos atender. La
conservación de nuestra flora y fauna, el cuidado del agua, la educación y formación de las
personas en torno a la sustentabilidad, al reciclaje, a la reutilización, a nuestro estilo de vida y
nuestra forma de convivir con la naturaleza.
No podemos esperar hasta el año 20150 para ver si estas alarmas se concretan y, por
ende, si estamos frente al epílogo de nuestra existencia. No se puede mirar hacia el lado ni menos
señalar que será preocupación de las nuevas generaciones el enfrentar estas problemáticas.
Somos responsables de tomar riendas en el asunto. La responsabilidad recae en nuestras manos y
debemos comprometernos a generar los espacios y situaciones necesarias para comenzar a
gestionar los cambios necesarios para enfrentar esta crisis.
En este sentido, un proyecto al cual podemos involucrarnos es el de “Cambia el Clima” que
es una iniciativa que busca poner a la ciudadanía al centro de los desafíos para promover la toma
de conciencia sobre los efectos del cambio climático en nuestro país. A través de su sitio
(www.cambiaelclima.cl) se ofrece una serie de temáticas desde las cuales se puede participar,
colaborar y ser agentes de cambio ante esta crisis que atraviesa a la humanidad.
Este año han sido los tornados, las trombas marinas, las inundaciones y la sequía lo que ha
marcadao, hasta ahora, nuestro convivir con la naturaleza. Desconocemos qué ocurrirá de aquí al
año 2050, no sabremos si aún existimos o no, si nuestro ecosistema se ha estabilizado o si la crisis
se ha acentuado hasta un punto sin retorno. Es por esto que hoy es necesario marcar la diferencia,
no solo por nosotros sino por cada especie que convive con nuestros errores.

JP Cifuentes Palma
Escritor chileno, profesor de lenguaje y columnista en la Revista Pudú, miembro de
la Asociación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantástica Chilena (Alciff Chile) que
publicó los poemarios “Dile a Jesús que tenemos hambre” (2016), “Dios castiga pero
no a palos” (2016), “A oscuras grité tu nombre en el muro de Berlín” (2016),
Destrucciones a las 11 AM (2018); las novelas breves “El Ataud” (2017) y “El último
que muera que apague la luz” (2017). Este año ha publicado el libro de cuentos de
terror “La supervivencia del caos”.

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