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Ley 24.059/92
Presidenta de la Nación
Dra. Cristina Fernández de Kirchner
Ministra de Seguridad
Dra. Nilda Garré
Secretario de Seguridad
Dr. Sergio Berni
Garré, Nilda Celia
Nilda Celia Garré ; ……….. ; Mónica Simons Rossi. - 1a ed. - Buenos Aires:
Ministerio de Seguridad, 2012.
p.; 00x00 cm. - (……………………..)
ISBN XXXXXXXXXXXXX
Diseño de tapa:
Diseño interior y diagramación:
Impreso en Argentina.
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse,
almacenarse o transmitirse en forma alguna, ni tampoco por medio alguno, sea este
eléctrico, químico, mecánico, óptico de grabación o fotocopia, sin la previa autorización
escrita por parte de la editorial.
Ley de Seguridad Interior
Ley 24.059/92
Ley de Seguridad Interior
Ley 24. 059/92
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
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ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Ley Nº 14.467 (1958) Continúan en vigencia los decretos-leyes que no hayan sido
derogados por el Honorable Congreso Nacional.
Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 de septiembre de 1958. ……………………………………………………………… 253
8
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Decreto Nº 6.495. (1961) Normas militares para la represión de los actos terroristas
Poder Ejecutivo Nacional, 3 de agosto de 1961……………………………………… 254-260
Ley Nº 16.443 (1962). Se reconocerá el grado inmediato superior del personal incapacitado
o muerto en acto de servicio. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
25 de enero de 1962………………………………………………………………….. 261-262
Ley Nº 18398 (1969) Prefectura Naval Argentina. Régimen legal. Actual denominación de
la Prefectura Nacional Marítima. Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.)
10 de octubre de 1969 ………………………………………………………………… 273-305
Ley N °18.416. (1969) Ley de Ministerios. Ley que regirá la organización de los mismos.
20 de octubre de 1969 ……………………………………………………………….. 306-347
Ley Nº 19.190 (1971) Fuerzas Armadas y de Seguridad. Prefectura Naval Argentina Poder
Ejecutivo Nacional (P.E.N.) 26 de agoto de 1971………………………………………… 353
Ley Nº 21.512 Policía Federal. Ley orgánica de la Policía Federal. Su Modificación Poder
Ejecutivo Nacional (P.E.N.) 24 de enero de 1977…………………………………… 399-401
Ley Nº 22.520 (1981) Ley de Ministerios. Competencias. Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.)
18 de diciembre de 1981……………………………………………………………… 446-472
9
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Decreto Nº 1.32/83 (1983) Ley de Ministerios. Ley Nº 22.520 - texto ordenado. Apruébese el
texto ordenado de la ley N° 22.520. Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.)
10 de diciembre de 1983. …………………………………………………………… 661-687
Decreto 3399/84. (1984) Prefectura Naval Argentina. Dispónense su dependencia directa del
Ministerio de Defensa. Poder Ejecutivo Nacional. 10 de octubre de 1984…………… 727-728
Ley 23.554 (1988) Texto Final. Ley de Defensa Nacional. Congreso Nacional. Diario de
Sesiones. Cámara de Senadores de la Nación. Leyes sancionadas en 1988
3 de abril de 1988. ……………………………………………………………………. 746-759
Decreto 327/89 (1989). Seguridad Interior. Establécense las bases orgánicas y funcionales
para 1a preparación, ejecución y control de las medidas tendientes a prevenir y conjurar la
formación o actividad de grupos armados. Poder Ejecutivo Nacional.
10 de marzo de 1989. …………………………………………………………………. 760-763
10
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Ley Nº 24. 059 (1992). Seguridad Interior. 18 de diciembre de 1991. ……………… 766-777
Decreto 438/92 (1992) Ley de Ministerios. Texto ordenado por Decreto 438. Poder Ejecutivo
Nacional. 12 de marzo de 1992………………………………………… …………… 778-823
Ley Nº 25.246 (2000). Código Penal. Lavado de Activo de origen delictivo - Modificación
Código Penal. Honorable Congreso de la Nación Argentina. 13 de abril de 2000…… 888-912
Resolución Ministerial 482 /2000. Constitución del Comité de Crisis en ámbito del Consejo
de Seguridad Interior. Ministerio del Interior. 09 de mayo de 2000…………………….. 914
11
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Ley Nº 25.880. (2004) Honorable Congreso de la Nación Argentina. Ingreso Personal Militar
Extranjero en Territorio Nacional. Procedimiento Ingreso/Egreso Personal Militar.
Entiéndese por “fuerzas nacionales”, a los efectos de la presente ley, a la Armada Argentina,
el Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina. La Gendarmería Nacional y la Prefectura
Naval Argentina también quedan comprendidas en los alcances de esta ley.
31 de marzo de 2004………………………………………………………………… 985-989
Decreto 1440/2004 Policía Federal Argentina. Ley 21965 – Modificación. Poder Ejecutivo
Nacional (P.E.N.) 20 de octubre de 2004…………………………………………... 990-991
12
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Ley Nº 26.108 (2006) Prefectura Naval Argentina. Código Internacional para la protección
de Buques- Autoridad de Aplicación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. 07 de
junio de 2006. Boletín Oficial, 03 de julio de 2006………………………………….. 1093
Mensaje Nro: 1913/06 y Proyecto de Ley- Modificación del Código Penal, sobre
Asociaciones ilícitas terroristas y financiación del Terrorismo y de la Ley 25246 de
Encubrimiento y Lavado de Activos de origen delictivo. Buenos Aires, 20 de diciembre de
2006………………………………………………………………………………. 1094-1102
Resolución 2020 (2007) Policía de Seguridad Aeroportuaria. Ministerio del Interior Boletín
Oficial de la República Argentina, 29 de agosto de 2007…………………………. 1245-1246
Ley Nº 26.394. (2008) Justicia Militar. Deróganse el Código de Justicia Militar y todas las
normas, resoluciones y disposiciones de carácter interno que lo reglamentan. Modifícanse el
Código Penal y el Código Procesal Penal de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.
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ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Ley 26.578. (2009) Fuerzas de Seguridad Extiéndense los beneficios otorgados por las Leyes
Nº 16.443 y Nº 20.774 relacionadas a la Promoción de personal incapacitado en y por acto de
servicio. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 de diciembre de 2009…………………………………………………………… 1472
15
ÍNDICE GENERAL
Ley de Seguridad Interior- Ley 24.059
Decreto 1091/2011 Seguridad Interior Operativo Escudo Norte Poder Ejecutivo Nacional
(P.E.N.) 21 de julio de 2011………………………………………………… …… 1517-1518
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Honorable Cámara de Diputados de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección de Información Parlamentaria
INICIADO: DIPUTADOS
EXP-DIP: 2163-D-90
EXP-SEN: 0031-CD-91
PER-ING: 108
SES-ING: ORDINARIAS
PUBLIC: TRÁMITE PARLAMENTARIO 67
TIPO-DOC: PROYECTO DE LEY
RESULT: SANCIONADO
PER-SANC: 109
SES-SANC: DE PRÓRROGA
LEY: 24.054
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Honorable Cámara de Diputados de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección de Información Parlamentaria
LEY 24059. Ley de Seguridad Interior Trámite Parlamentario
TRÁMITE
18
Honorable Cámara de Diputados de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección de Información Parlamentaria
LEY 24059. Ley de Seguridad Interior Trámite Parlamentario
Ley 24.059
Fuente: Ley 24059 (1992). Ley de Seguridad Interior. Trámite Parlamentario. Biblioteca del Congreso de la
Nación. Dirección de Referencia Legislativa. Departamento de Información Argentina y Atención al usuario.
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Intelectual Nº 213.145
REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
Nota: Se consigna respecto de cada señor diputado una indicación destinada a informar sobre la fecha de
terminación de su mandato, el distrito electoral que representa y el bloque parlamentario al cual
pertenece. Las letras A y B, corresponden respectivamente a los mandatos que concluyen el 9 de diciembre
de 1991 y el 9 de diciembre de 1993; el número que sigue indica el distrito electoral respectivo, conforme a
la equivalencia que se registra a continuación, y el número que figura en último término, designa al bloque
parlamentario, conforme a la equivalencia que aparece también a continuación.
Distritos electorales: 01, Buenos Aires, 02, Capital Federal; 03, Catamarca; 04, Córdoba; 05, Corrientes;
06, Chaco; 07, Chubut; 08, Entre Ríos; 09, Formosa; 10, Jujuy; 11, La Pampa; 12, La Rioja; 13, Mendoza;
14, Misiones; 15, Neuquén; 16, Río Negro; 17, Salta; 18, San Luís; 19, San Juan; 20, Santa Cruz; 21, Santa
Fe; 22, Santiago del Estero; 23, Tierra del Fuego; 24, Tucumán.
Bloques parlamentarios: 01, Justicialista; 02, Unión Cívica Radical; 03, Unión del Centro Democrático;
04, Movimiento Peronista; 05, de la Democracia Cristiana; 06, Demócrata Progresista; 07; Afirmación.
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
Peronista; 08, Fuerza Republicana; 09, Partido Democracia Popular; 10, Liberal de Corrientes; 11,
Movimiento Popular Jujeño; 12, Movimiento Popular Neuquino; 13, Partido Federal-C.F.I; 14, Partido.
Intransigente; 15, Partido Renovador de Salta; 16, Autonomista de Corrientes; 17, Bloquista de San Juan;
18, Cruzada Renovadora; 19, Defensa Provincial Bandera Blanca; 20, Demócrata de Mendoza; 21,
Movimiento al Socialismo-Izquierda Unida; 22, Movimiento de Integración y Desarrollo Provincial
Rionegrino; 24, Partido Blanco de los Jubilados; 25, Partido Socialista Unificado; 26, Unidad Socialista.
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
2.
SOLICITUD Y MANIFESTACIONES
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
con la iniciativa sobre reforma al Código de Procedimientos en Material Penal y luego seguir con
el proyecto de ley sobre seguridad interior.
Quiero señalar que comparto los fundamentos del pedido del señor diputado por Córdoba.
Hemos leído con sorpresa las declaraciones del señor ministro del Interior en el sentido de que la
falta de una ley de seguridad interior impide el desarrollo de una investigación. Justamente, de ese
mismo ministerio se solicitó a esta Cámara que no aprobase el texto de ley, que contó con mucho
trabajo y participación de todas las bancadas que constituyen este cuerpo, introduciéndose
correcciones y aportes sustantivos.
Se ha venido demorando casi indefinidamente el tratamiento de la iniciativa por pedido de esa
cartera, con lo que el Congreso queda en la incómoda situación de ser el responsable de una mora
legislativa, cuando lo único que ha hecho es atender a una solicitud del propio Poder Ejecutivo. En
este sentido, vamos a promover la más rápida aprobación de esta norma. Transmito a la Cámara
esta posición, que es la que acabo de expresar verbalmente al señor del Interior.
Con respecto a la cuestión de fondo, cuando una investigación, como la de Catamarca no
satisfacía demandas genuinas de la sociedad, el Poder Ejecutivo encontró mecanismos para tomar
parte en el caso. Antela actual situación, las autoridades constitucionales de la provincia de
Buenos Aires deberían ofrecer todo el apoyo que resulte necesario para que la investigación sea
eficaz ante la reaparición de signos de violencia política que preocupan a una sociedad que creía
que se había despedido de ellos para siempre.
Sr. Presidente (Alasino). - Tiene la palabra, el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Aramouni. - Señor presidente, las palabras del señor ministro del Interior merecen la
reprobación de esta Cámara. Como integrante del Poder Ejecutivo no puede utilizar la escusa de la
falta de sanción de una ley de seguridad interior, porque tanto el Poder Ejecutivo nacional como
los otros poderes que conforman el sistema republicano, aun si esa ley, tienen todas las facultades
necesarias para brindar seguridad al pueblo argentino.
No compartimos el proyecto de ley de Seguridad interior. De allí surge nuestra observación y
nuestro rechazo total al tema. La iniciativa podrá o no ser de utilidad para el mejoramiento de la
seguridad de los habitantes, pero jamás podremos admitir la actitud, del señor ministro del
Interior, que rechazamos y condenamos. El señor ministro cree que el pueblo argentino tiene que
soportar la indefensión y la inseguridad, porque no cuenta con una ley de seguridad interior tal
como la que él quiere. Además, no sé si se trata de la iniciativa sobre la que hubo acuerdo por
parte de los dos bloques mayoritarios o del proyecto que ha enviado el Poder Ejecutivo por medio
del señor ministro del Interior.
Sr. Manzano. - El señor diputado está fuera de la cuestión, señor presidente.
Sr. Aramouni. - No lo estoy; los que sí lo están son quienes trajeron este tema y trataron de
insertar su tratamiento en medio de la consideración en particular del asunto que estaba analizando
la Cámara.
Yo no voy a dejar de señalar la actitud del ministro del Interior. Reitero que la repudio; él es el
responsable de la falta de seguridad del pueblo argentino, si cree que éste no puede aspirar a la
tranquilidad porque no hay una ley de seguridad interior.
Sr. Presidente (Alasino). - Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
Sr. Lázara. - Señor presidente: quiero decir que soy autor de una de las observaciones del
proyecto de ley en tratamiento y deseo dejar expresamente aclarado -me parece importante
hacerlo- que soy absolutamente coincidente con la necesidad del tratamiento urgente del proyecto
de ley de seguridad interior, cualesquiera sean el resultado y la suerte que él corra. Como
considera toda la Cámara, creo que no se puede utilizar el pretexto de la demora en el tratamiento
de este importante asunto para no realizar investigaciones que a la opinión pública le resultan
imprescindibles, y las explicaciones que dio el presidente de la bancada oficialista nos eximen de
mayores comentarios sobre la cuestión.
Pero sí quiero expresar que resulta sorprendente que se pretenda decir a la población que la
efectiva vigencia de las garantías constitucionales depende de la sanción de una ley de seguridad
interior. Sin duda, ello es un mal ejemplo y un pretexto que no cabe sea utilizado por el señor
ministro del Interior.
Por consiguiente, entiendo que es oportuna la idea de la realización de una sesión especial, así
como también que la Cámara escuche al señor ministro para que explique cómo se resuelve el
problema de la seguridad en el marco de la actual situación del país.
Sr. Presidente. (Alasino). - Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
Sr. Tomasella Cima.- Señor presidente: simplemente deseo hacer una reflexión. Creo que esta
reunión ha tenido un mal comienzo y que si se sigue por este andarivel, lo más probable es que no
tengamos ley de seguridad interior y tampoco podamos aprobar el proyecto que este cuerpo estaba
considerando.
Por más indignación que puedan causar las expresiones del señor ministro del Interior, creo que
si el señor diputado Storani pretende solicitar que se realice una sesión especial no ha elegido el
camino adecuado. Se ha equivocado en cuanto al mecanismo utilizado, ya que el reglamento prevé
la manera de concretar esa inquietud.
Efectuada esta reflexión, solicito a la Presidencia que no permita este tipo de discusiones; de lo
contrario la sesión va a terminar mal.
Sr. Presidente (Alasino). - La Presidencia agradece los buenos oficios del señor diputado, y
advierte a los presidentes de bloque que esta sesión se ha venido desenvolviendo durante varias
reuniones, por lo que no ha sido posible comunicar al Honorable Senado las sanciones
oportunamente producidas. Por lo tanto, la Presidencia solicita a los señores diputados que
adopten recaudos para que de una vez por todas podamos cumplir con los objetivos de la sesión.
Fuente: Cámara de Diputados de la Nación. Congreso de la Nación Argentina. 10ª REUNIÓN – Continuación de la
2ª sesión ordinaria, del junio 5 de 1991. Páginas 576-579. Biblioteca del Congreso de la Nación. Departamento de
Información Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación Parlamentaria. Referencia Legislativa y
Parlamentaria.
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REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
12ª REUNIÓN –3ª SESIÓN ORDINARIA (ESPECIAL)
JUNIO 12 Y 13 DE 1991
Presidencia del señor diputado Alberto Reinaldo Pierri, Augusto José María Alasino
Secretarios: doctores Esther H. Pereyra Arandía de Pérez Pardo
Alberto Edgardo Balestrini y Ariel Puebla
DIPUTADOS PRESENTES
ADAMO, Carlos A-22-01 BELTRÁN, Carlos Roberto B-06-01
AGUADO, Jorge Rubén B-01-03 BERHONGARAY, Antonio Tomás B-11-02
AGÚNDEZ, Jorge Alfredo B-18-02 BISCIOTTI, Victorio Osvaldo B-01-02
ALASINO, Augusto José María A-08-01 BLANCO, Oscar Alberto B-01-01
ALBAMONTE, Alberto Gustavo A-02-03 BORDA, Osvaldo B-01-01
ALESSANDRO, Julio Darío A-01-04 BORDÍN CAROSIO, Hugo Antonio B-13-01
ALSOGARAY, Álvaro Carlos A-02-03 BREHARD, Noel Eugenio B-05-02
ALTERACH, Miguel Ángel B-14-01 BREST, Diego Francisco A-05-02
ÁLVAREZ, Carlos Alberto B-02-04 BRITOS, Rolando Roque A-21-01
ÁLVAREZ ECHAGÜE, Raúl Angel A-01-01 BOOK, Mario Carlos B-04-02
ÁLVAREZ GUERRERO, Osvaldo A-16-02 BRUNATI, Luis Pedro B-01-04
ANTELO, José María A-21-06 BUDIÑO, Eduardo Horacio A-01-01
ARAMOUNI, Alberto A-0l-09 CABRERA, Gerardo B-01-01
ARANDA, Saturnino Dantti A-21-01 CALLEJA, Ovidio Amílcar B-21-01
ARCIÉNAGA, Normando A-17-01 CAMAÑO, Dante Alberto B-01-01
ARGAÑARÁS, Heralio Andrés A-04-02 CAMAÑO, Graciela B-01-01
ARMAGNAGUE, Juan Fernando A-13-02 CANATA, José Domingo B-02-02
ÁVILA, Mario Efraín A-22-02 CANTOR, Rubén A-06-02
AYALA, Juan Carlos B-06-01 CAPUTO, Dante Mario B-02-02
BADRÁN, Julio A-04-01 CARDO, Manuel A-07-01
BAGLINI, Raúl Eduardo B-13-02 CARRERAS, Porfirio Mario B-21-02
BALANDA, Mariano Pedro A-14-02 CARRIZO, Raúl Alfonso Corpus A-04-01
BALESTRINI, Miguel Alberto B-04-01 CASARI de ALARCIA, María Leonor B-04-01
BALL LIMA, Guillermo Alberto A-01-01 CASAS, David Jorge A-10-01
BARBEITO, Juan Carlos A-18-01 CASSIA, Antonio A-13-01
BASSANI, Ángel Marcelo B-01-02 CASTILLO, José Luis A-01-01
BAYLAC, Juan Pablo B-01-02 CASTILLO, Oscar Aníbal B-03-02
CAVALLARI, Juan José B-01-02 GARCÍA, Pedro Alberto B-01-14
CAVIGLIA, Franco Agustín A-01-04 GARCÍA, Roberto Juan A-02-01
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12 y 13 de Junio de 1991
12ª Reunión 3ª Sesión Ordinaria (Especial)
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12 y 13 de Junio de 1991
12ª Reunión 3ª Sesión Ordinaria (Especial)
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12 y 13 de Junio de 1991
12ª Reunión 3ª Sesión Ordinaria (Especial)
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Nota: Se consigna respecto de cada señor diputado una indicación destinada a informar sobre la fecha de
terminación de su mandato, el distrito electoral que representa y el bloque parlamentario al cual pertenece.
Las letras A y B, corresponden respectivamente a los mandatos que concluyen el 9 de diciembre de 1991 y el
9 de diciembre de 1993; el número que sigue indica el distrito electoral respectivo, conforme a la
equivalencia que se registra a continuación, y el número que figura en último término, designa al bloque
parlamentario, conforme a la equivalencia que aparece también a continuación.
Distritos electorales: 01, Buenos Aires, 02, Capital Federal; 03, Catamarca; 04, Córdoba; 05, Corrientes;
06, Chaco; 07, Chubut; 08, Entre Ríos; 09, Formosa; 10, Jujuy; 11, La Pampa; 12, La Rioja; 13, Mendoza;
14, Misiones; 15, Neuquén; 16, Río Negro; 17, Salta; 18, San Luís; 19, San Juan; 20, Santa Cruz; 21, Santa
Fe; 22, Santiago del Estero; 23, Tierra del Fuego; 24, Tucumán.
Bloques parlamentarios: 01, Justicialista; 02, Unión Cívica Radical; 03, Unión del Centro Democrático;
04, Movimiento Peronista; 05, de la Democracia Cristiana; 06, Demócrata Progresista; 07; Afirmación.
Peronista; 08, Fuerza Republicana; 09, Partido Democracia Popular; 10, Liberal de Corrientes; 11,
Movimiento Popular Jujeño; 12, Movimiento Popular Neuquino; 13, Partido Federal-C.F.I; 14, Partido.
Intransigente; 15, Partido Renovador de Salta; 16, Autonomista de Corrientes; 17, Bloquista de San Juan; 18,
Cruzada Renovadora; 19, Defensa Provincial Bandera Blanca; 20, Demócrata de Mendoza; 21, Movimiento
al Socialismo-Izquierda Unida; 22, Movimiento de Integración y Desarrollo Provincial Rionegrino; 24,
Partido Blanco de los Jubilados; 25, Partido Socialista Unificado; 26, Unidad Socialista.
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1.
IZAMIENTO DE LA BANDERA NACIONAL
Sr. Presidente (Pierri). — Con la presencia de 130 señores diputados queda abierta la sesión
especial.
Invito al señor diputado por el distrito electoral de Córdoba don Humberto Jesús Roggero a izar
la bandera nacional en el mástil del recinto.
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12ª Reunión 3ª Sesión Ordinaria (Especial)
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— Puestos de pie los señores diputados y el público asistente a las galerías, el señor diputado don
Humberto Jesús Roggero procede a izar la bandera nacional en el mástil del recinto.
(Aplausos.)
2.
CITACIÓN A SESIÓN ESPECIAL
Sr. Presidente (Pierri). — Por Secretaria se va a dar lectura del pedido de sesión especial for-
mulado por varios señores diputados en número reglamentario.
Sr. Secretario (Estrada). — Dice así:
Buenos Aires, 5 de junio de 1991
Tenemos el agrado de dirigimos a usted a fin de solicitarle una sesión especial para el próximo 12
del corriente а las 14.30 horas, para el tratamiento del proyecto de Seguridad Interior (proyecto
Bisciotti - Toma) expediente 2.163-D.-90; y
Sin otro particular, saludamos al señor presidente con nuestra más distinguida consideración.
Sr. Presidente (Pierri). — Por Secretaría se dará lectura a la resolución, dictada роr la Presi-
dencia mediante la que se convoca a la Honorable Cámara a sesión especial
Sr. Secretario (Estrada). — Dice así:
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VISTO la presentación efectuada por el señor diputado Miguel Ángel Toma y otros señores diputados, en el
sentido de que se convoque a la realización de una sesión especial, con el objeto de considerar el proyecto de
ley registrado bajo el número ele expediente 2.163-D.-90; y
CONSIDERANDO;
Los artículos 35 y 36 del Reglamento de la Honorable Cámara.
RESUELVE
Artículo 1º.- — Citar a los señores- diputados de la realización de una sesión especial para el día 12 de
junio de 1991, a las 14.30 horas, con el objeto die considerar el proyecto de ley registrado bajo- el número de
expediente 2163-D.-90, sobre Seguridad Interior
Art. 2º. — Comuniquése y archívese.
Augusto M. ALASINO
- Resulta afirmativa
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12ª Reunión 3ª Sesión Ordinaria (Especial)
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3.
CUESTIÓN DE PRIVILEGIO
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ley sobre libertades civiles quedó sin ser comunicada, al Poder Ejecutivo nacional a dos semanas de su
sanción por el Honorable Congreso de la Nación. Parafraseando al escritor Adolfo Bioy Casares, no busco
oscuras conspiraciones ni siniestras conspiraciones donde sólo podría existir muchas veces
simplemente la estupidez humana. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar si se acuerda trato preferente a la cuestión planteada por el
señor diputado por la Capital. Se requieren los dos tercios de los votos que so emitan.
- Resulta afirmativa
4.
RÉGIMEN LEGAL DE LA SEGURIDAD INTERIOR
(Orden del Día Nº 741)
Dictamen de las comisiones
Honorable Cámara:
PROYECTO DE LEY
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12 y 13 de Junio de 1991
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TÍTULO I
Principios básicos
Artículo 1º. — La presente ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del sistema
de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía tendiente a
garantizar la segundad interior.
Art. 2º. — A los fines de la presente ley se define como seguridad interior a la situación de
hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio
de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema
representativo, republicano y federal que establece, la Constitución Nacional.
Art. 3º. — La seguridad interior implica el empleo de los elementos humanos y materiales de
todas las fuerzas policiales y de segundad de la Nación a fin de alcanzar los objetivos del artículo
2º.
Art. 4º. — La seguridad interior tiene como ámbito espacial el territorio de la República
Argentina, Islas Malvinas, Georgias del Sur y demás espacios insulares, sector antártico argentino,
sus aguas jurisdiccionales y su espacio aéreo.
Art. 5º. — La seguridad interior, de conformidad con los principios derivados de la organización
constitucional, se encuentra reglada mediante leyes nacionales y provinciales referidas a la materia,
con vigencia en cada jurisdicción y por la presente ley, que tendrá carácter de convenio, en cuanto a
la acción coordinada interjurisdiccional con aquellas provincias que adhieran a la misma.
TÍTULO II
Del sistema de seguridad interior. Finalidad, estructura, órganos, misiones y funciones
Art. 6º — El sistema de seguridad interior tiene como finalidad determinar las políticas de
seguridad así como planificar, coordinar, dirigir, controlar, y apoyar el esfuerzo nacional de policía
dirigido al cumplimiento de esas políticas.
Art. 7. — Forman parte del sistema de seguridad interior:
a) El presidente de la Nación;
b) Los gobernadores de las provincias que adhieran a la presente ley;
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c) El Congreso Nacional;
d) Los ministros del Interior y de Defensa;
e) Gendarmería Nacional y prefectura naval Argentina;
f) La Policía Federal y las policías provinciales de aquellas provincias que adhieran a la
presente;
g) El Servicio Penitenciario Federal y los servicios penitenciarios que adhieran a la presente;
h) El ministerio competente en materia de justicia-
Art. 8º. — El Ministerio del Interior por delegación del presidente de la Nación, además de las
competencias que le son otorgadas en la Ley de Ministerios, ejercerá la conducción política del
esfuerzo nacional de policía, con las modalidades del artículo 24.
Coordinará también el accionar de los referidos cuerpos y fuerzas entre sí y con los cuerpos
provinciales, con los alcances que se deriven de la presente ley.
A los fines del ejercicio de las funciones señaladas en los párrafos precedentes, contará con una
Subsecretaria de Seguridad Interior.
El ministro del Interior tendrá, a su cargo la dirección superior de los cuerpos policiales y fuerzas
de seguridad, del Estado nacional. Respecto de estas últimas, dicha facultad queda, limitada a los
fines derivados de la seguridad interior, sin perjuicio de la dependencia, de las mismas del
Ministerio de Defensa, y de las facultades de dicho ministerio y de las misiones de dichas, fuerzas,
derivadas de la defensa nacional.
La facultad referida en el párrafo precedente implica las siguientes atribuciones:
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Art. 9º. — Créase el Consejo de Seguridad Interior con la misión do asesorar al ministro del
Interior en la elaboración de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, como
asimismo en la elaboración de los planes y la ejecución de las acciones ten» dientes a garantizar un
adecuado nivel de seguridad interior.
Art. 10. — Para el cumplimiento de la misión asignada el Consejo de Seguridad Interior tendrá
como funciones:
a) La formulación, de las políticas rotativas a la prevención o investigación científica de la
delincuencia en aquellas formas que afectan de un modo cuantitativa o cualitativamente más
grave a la comunidad;
b) La elaboración de la doctrina y los planes para la coordinación e integración de las acciones
y operaciones policiales tanto nacionales como interjurisdiccionales;
c) El asesoramiento en cuanto al suministro de apoyo de personal y medios que dichas
acciones y operaciones requieran;
d) Asesorar en todo proyecto de reglamentación de las disposiciones de la presente ley;
e) Requerir de los organismos civiles, nacionales ó provinciales de inteligencia y los de las
fuerzas de seguridad y policiales, toda información de inteligencia necesaria, la que deberá
ser suministrada;
f) Supervisar la actuación de la oficina del Convenio Policial Argentino, y demás convenios
policiales e internacionales;
g) Incrementar la capacitación profesional de los recursos humanos del sistema, tendiendo a la
integración, y economía de los esfuerzos del sistema educativo policial;
h) Establecer la coordinación necesaria con Consejo de Defensa Nacional;
i) Promover la adecuación del equipamiento de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
para el mejor cumplimiento de lo establecido en el punto b).
Art. 11. — El Consejo de Seguridad Interior estará integrado, por miembros permanentes y no
permanentes, ellos serán:
Permanentes.
a) El ministro del Interior, en calidad de presidente;
b) El subsecretario de .Seguridad Interior;
c) Los titulares de:
— Policía Federal Argentina;
— Prefectura Naval Argentina;
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— Gendarmería Nacional.
— Cinco jefes de las policías provinciales que adhieran al sistema, los cuales serán electos
anualmente por los jefes de las policías provinciales mediante los mecanismos que establecerá
la reglamentación;
d) Los presidentes y vicepresidentes de las comisiones pertinentes de ambas cámaras legislativas,
si éstas así lo decidieran, serán también a su requerimiento, miembros permanentes del.
No permanentes.
— Ministro de Defensa.
— Titular del Estado Mayor Conjunto.
— El ministerio con competencia en materia de Justicia.
— Titular del Servicio Penitenciario Federal
— Los jefes de policía provinciales no designados para integrar el consejo en forma
permanente.
— Titulares de policías de otros organismos del Estado.
Los gobernadores de provincia que así lo solicitaren podrán participar en las reuniones del
consejo.
Art. 12. — El Consejo de Seguridad Interior se dará su propio reglamento interno de
funcionamiento y organización. A sus reuniones pueden ser llamados a participar con fines de
asesoramiento todos aquellos funcionarios públicos nacionales y provinciales e invitar a las
personalidades cuya concurrencia resulte de interés a juicio del consejo.
Art. 13. — En el ámbito del Consejo de Segundad Interior, cuando se lo considere necesario, se
constituirá un comité de crisis cuya misión será ejercer la conducción política y supervisión
operacional de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad federales y provinciales que se
encuentren empeñados en el restablecimiento de la seguridad interior en cualquier lugar del
territorio nacional y estará compuesto por el ministro del Interior y el gobernador en calidad de
copresidentes, y los titulares de Gendarmería Nacional, Prefectura Narval Argentina y Policía
Federal. Si los hechos abarcaren más de una provincia, se integrarán al comité de crisis los
gobernadores de las provincias en que los mismos tuvieren lugar, con la coordinación del ministro
del Interior. En caso de configurarse el supuesto del artículo 31 se incorporará como copresidente el
ministro de Defensa y como integrante el titular del Estado Mayor Conjunto. El subsecretario de
Seguridad Interior actuará como secretario del comité.
Art. 14. — El Consejo de Seguridad Interior y el comité de de crisis tendrán como órgano de
trabajo a la Subsecretaría de Seguridad Interior mencionada en el artículo 8º. La misma contará en
su estructura con un centro de planeamiento y control y una dirección de inteligencia interior.
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Art. 15. — El centro de planeamiento y control tendrá por misión asistir y asesorar al Ministerio
del Interior y al comité de crisis en la conducción de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad a
los efectos derivados de la presente ley.
Estará integrado por personal superior de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, y por funcionarios que fueren necesarios.
Art. 16. — La dirección de inteligencia interior constituirá el órgano a través del cual el ministro
del Interior ejercerá la dirección funcional y coordinación da la actividad de los órganos de
información e inteligencia de la Policía Federal Argentina; como también de los pertenecientes a la
Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina, y al Servicio Penitenciario Federal en estos
últimos casos exclusivamente a los efectos concernientes a la seguridad interior, y de los existentes
a nivel provincial de acuerdo a los convenios que se celebren.
Estará integrada por personal superior de Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, y los funcionarios que fueran necesarios.
Art. 17. — La Subsecretaría de Seguridad Interior tendrá las siguientes funciones:
Art. 18. — En cada provincia que adhiera a la presente ley se creará un consejo provincial de
complementación para la seguridad interior.
El mismo constituirá un órgano coordinado por el ministro de Gobierno (o similar) de la
provincia respectiva y estará integrado por los responsables provinciales del área de seguridad y las
máximas autoridades destinadas en la provincia de Policía Federal, Gendarmería Nacional y
Prefectura Naval Argentina. Cada provincia establecerá el mecanismo de funcionamiento del
mismo y tendrá como misión la implementación de la complementación y el logro del constante
perfeccionamiento en el accionar en materia de seguridad en el territorio provincial mediante el
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TÍTULO III
Art. 19. — Será obligatoria la cooperación y actuación supletoria entre Policía Federal,
Gendarmería; Nacional y Prefectura Naval Argentina, como igualmente- cualquier otro organismo
nacional que ejerciera facultades policiales análogas.
Art. 20. — Efectivos de cualesquiera de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del
Estado nacional podrán actuar en jurisdicción atribuida a otras en persecución de delincuentes,
sospechosos de delitos e infractores o para la realización de diligencias urgentes relacionadas con su
función, debiendo darse inmediato, conocimiento al Ministerio del Interior y a la institución policial
o de seguridad titular de la jurisdicción.
Se procurará establecer mediante convenios análogas obligaciones y facultades con relación a las
policías provinciales.
Art. 21. — Las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional son
consideradas en servicio permanente. Sus miembros, ejercerán sus funciones estrictamente de
acuerdo, con las normas constitucionales, legales y reglamentarias vigentes ya un principio de
adecuación de los medios, a emplear en cada caso, procurando fundamentalmente la, preservación
de la vida y la integridad física de las personas que deban constituir objeto de su accionar.
Art. 22. — Los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad que integran el sistema de seguridad
interior no podrán ser empeñados en acciones u operaciones no previstas en las leyes de la Nación,
no incluyendo sus miembros en desobediencia, o insubordinación si omitieren el cumplimiento de
órdenes que no provengan de un superior jerárquico en ejercicio de sus funciones y que no se
vinculen a actos del servicio, o que sean manifiestamente ilegales o inconstitucionales. Por otra
parte, los aludidos cuerpos y fuerzas deberán incorporar a sus reglamentos las recomendaciones del
Código de Ética Profesional establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
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TÍTULO IV
Del empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
Art. 23. — El empleo do, las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del ámbito de las
normas que reglan la jurisdicción federal estará estrictamente sujeto al cumplimiento de alguno de
los siguientes supuestos:
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TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estado
Art. 26. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con el resto de
los organismos nacionales y provinciales cuyos medios se prevea emplear en las operaciones de
seguridad interior o situación de desastre según las normas que reglan la defensa civil, a fin de
coordinar su asignación en forma y oportunidad.
Art. 27. — En particular el Ministerio de Defensa dispondrá - en caso de requerimiento del
comité de crisis- que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior mediante la
afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria,
construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones para lo cual se
contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el centro de
planeamiento y control de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
Art. 28. — Todo atentado en tiempo de paz a la jurisdicción militar, independientemente de
poner en forma primordial en peligro la aptitud defensiva de la Nación, constituye asimismo una
vulneración a la seguridad interior.
Art. 29. — En los casos previstos en el artículo 28 constituye una obligación primaria de la
autoridad militar la preservación de la fuerza armada y el restablecimiento del orden interno de la
aludida jurisdicción, de conformidad con las disposiciones legales vigentes en la materia.
Art. 30. — Para los supuestos del artículo 28, en cuanto a los aspectos relativos a la seguridad
interior, el Consejo de Defensa Nacional creado por la ley 23.554 y el Consejo de Seguridad
Interior establecerán la adecuada coordinación del apoyo que las fuerzas de seguridad y policiales
pueden brindar en esas circunstancias en lo atinente a la preservación del orden en el ámbito
territorial militar.
TÍTULO VI
Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de
seguridad interior
Art. 31. — Sin perjuicio del apoyo establecido en el artículo 27, las fuerzas armadas serán
empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior dentro del territorio nacional en aquellos
casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte insuficiente a
criterio del presidente de la Nación para el cumplimiento de los objetivos establecidos en el artículo
2º.
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Art. 32. — A los efectos del artículo anterior el presidente de la Nación, en uso de sus
atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso 17 de la Constitución Nacional dispondrá el empleo
de elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento la normal situación de
seguridad interior, previa declaración del estado de sitio.
En los supuestos excepcionales precedentes aludidos, el empleo de las fuerzas armadas se
ajustará, además, a las siguientes normas:
TÍTULO VII
Art. 33. — Derógase el artículo 13 de la ley 23.554, así como el cuadro anexo al mismo.
Art. 34. — La Policía Federal dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio del Interior.
Art. 35. — Los gastos que demande la implementación de las disposiciones de la presente ley,
se sufragarán con fondos provenientes de las partidas presupuestarias nacionales para la función de
seguridad que anualmente se aprueben, y con los aportes que determine en forma anual el Consejo
de Seguridad Interior proporcionalmente para cada provincia.
Art. 36. — El Convenio Policial Argentino continuará vigente en la medida de su
compatibilización con las previsiones de la presente ley, quedando su oficina a la supervisión del
Consejo de Seguridad Interior en los términos del artículo 10, inciso f).
Art. 37. — Art 37. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá las disposiciones
indispensables para la compatibilidad prescrita por el artículo precedente, pudiendo proponer dejar
sin efecto las normas del Convenio Policial Argentino que se contraponga con el contenido de la
presente ley.
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Art. 38. — La reglamentación del presente régimen se efectuara previo requerimiento por parte
del Ministerio del Interior a todos los miembros permanentes y nо permanentes del Consejo de
Seguridad Interior, de todas aquellas sugerencias que resalten oportunas y necesarias para poner en
ejecución las previsiones de esta ley.
Art. 39. — El Poder Ejecutivo nacional, por intermedio del Ministerio del Interior, invitará a los
gobiernos de provincia para que se adhieran expresamente a las disposiciones de la presente ley,
mediante el acto institucional prescrito por sus respectivas constituciones. La adhesión deberá ser
comunicada еn forma fehaciente al Poder Ejecutivo nacional, también por conducto del Ministerio
del Interior.
Art. 40. — Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Sala de las comisiones, 18 de agosto de 1990.
En disidencia parcial:
INFORME
Honorable Cámara
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policías provinciales, para facilitar su labor y sin mengua de las autonomías provinciales — a los
fines del logro de un grado adecuado de seguridad interior.
La seguridad interior, cuya preservación se procura en el proyecto en análisis, constituye en
esencia la efectiva vigencia de las normas jurídicas vigentes y, como consecuencia, de los derechos
y garantías individuales contemplados en las mismas. Por ello, el esfuerzo nacional de policía
tendiente a garantizarla tiende a prevenir la violación de tales normas y, en caso necesario, a
efectivizar su vigencia mediante la aplicación prudente, oportuna, racional, moderada y adecuada de
la fuerza, para restablecer la situación de seguridad interior quebrantada y para someter a quienes
resultaren imputados de hechos delictivos a la acción de la Justicia.
Para posibilitar el logro de tales propósitos con el máximo grado de eficacia y el mínimo costo
humano y material se hace imprescindible la coordinación antes aludida. La misma debe
efectivizarse en el ámbito del Ministerio del Interior, por ser éste el que tiene competencia asignada
en la materia por la ley 22.520 de ministerios y por ser tanto el que tradicionalmente ha tenido a su
cargo la elaboración de las políticas en materia de seguridad interior, como, por otra parte, el que
posee, las responsabilidades primarias en materia de política interior y de relaciones del poder
central con las provincias.
La coordinación que se procura halla, en la legislación vigente, dificultad en la actual existencia
de dos sistemas de seguridad interior: uno, conducido por el Ministerio del Interior, e integrado por
la Policía Federal Argentina y por las policías provinciales, estas últimas en el marco de los
convenios existentes; y, otro integrado por las fuerzas de seguridad, y conducido por el Ministerio
de Defensa. La solución de establecer la dependencia de las fuerzas de seguridad, con relación al
Ministerio del Interior — tal como se hiciera en el artículo 4º de la ley 14.071 de creación del
Consejo Federal de Seguridad — aparecía como difícil de conciliar con el estado militar de
Gendarmería Nacional, íntimamente consustanciado con el espíritu y la tradición de dicha fuerza,
como también con el cumplimiento de las funciones de las fuerzas de seguridad que corresponden
al ámbito de la defensa nacional.
Por ello se ha optado, siguiendo el ejemplo de la legislación en la materia vigente en España e
Italia entre otros países (ley orgánica del 13 de marzo de 1986, número 2/86 del Reino de España, y
ley del 1º de abril de 1981, número 121 de la República Italiana, denominada “Nuevo ordenamiento
de la Administración de la Seguridad Pública”) por la implementación de normas destinadas a que
las aludidas fuerzas respondan en lo relativo a la seguridad interior a la dirección superior ejercida
por el Ministerio del Interior, manteniendo su dependencia orgánica del Ministerio de Defensa.
Se pasará, en consecuencia, a contar exclusivamente con un sistema de seguridad interior,
conducido por el ministro del Interior e integrado por todos los cuerpos policiales y fuerzas de
seguridad del Estado nacional y por las policías provinciales, en este último caso con los alcances
de facilitar su desempeño y sin desmedro de las autonomías provinciales.
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Con relación al texto cuya sanción se aconseja, merece destacarse que se han efectuado diversas
modificaciones al texto original del proyecto, teniendo en cuenta las observaciones y sugerencias
antes mencionadas.
Se ha suprimido por obvia la referencia que contenía el artículo 4º a “...las modalidades
determinadas por los tratados suscritos y a suscribirse por la República...”, con relación al ámbito
espacial correspondiente a la seguridad interior. La redacción propuesta, por otra parte, fue objeto
de consultas con el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación.
También se ha suprimido el artículo 6º del proyecto, teniendo en cuenta la necesidad de destacar
el monopolio del ejercicio de la fuerza por parte del Estado. Idéntica finalidad ha inspirado la
supresión del inciso g) del artículo 8º del proyecto.
Ha sido incluida en el artículo 6º (anterior artículo7º) la expresión “dirigir”, tendiéndose a
enfatizar la coordinación del esfuerzo nacional de policía que constituye la base del proyecto.
Se ha incluido entre los integrantes del sistema de seguridad interior (artículo 8º anterior artículo
7º) al Servicio Penitenciario Federal y a los servicios penitenciarios de las provincias que adhieran a
la ley proyectada, así como a la Subsecretaría de Estado de justicia, teniendo en cuenta el rol que
tales organismos tienen con relación a la seguridad interior.
Con relación al nuevo artículo 8°, se ha modificado la redacción del primer párrafo, con la
finalidad de establecer las modalidades mediante las cuales habrán de ser ejercidas las facultades de
conducción política, del esfuerzo nacional de policía, establecidas en el proyecto.
En el cuarto párrafo, ha sido sustituida la expresión “conducción superior” por “dirección
superior”. Mediante ello, se ha tendido a otorgar el justo alcance a las facultades que en el proyecto
se otorgan al Ministerio del Interior y que no es otro que el de permitir al mismo la dirección y
coordinación de las actividades de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad relativas a la
seguridad interior, sin por ello sustituir a las máximas autoridades de las respectivas instituciones en
el ejercicio de las facultades que poseen las mismas.
A idéntica finalidad ha estado dirigida la nueva redacción otorgada al quinto párrafo del artículo
en análisis, al precisar las atribuciones que comprende la facultad de dirección superior establecida,
como también la inclusión en el apartado 4), correspondiente a la facultad del ministerio aludido de
disponer de elementos, de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional, y de
emplear los mismos, de la expresión “...a través de los jefes de los respectivos cuerpos y fuerzas...”.
En el artículo 9º (anterior artículo 10) se ha procedido a sustituir la expresión “presidente de la
Nación” por la de “ministro del Interior”, teniéndose en cuenta que es a este último funcionario a
quien se adjudican las funciones de coordinación que constituyen la esencia del proyecto.
En el artículo 10 (anterior artículo 11) se ha procedido a incluir en el primer párrafo, relativo,
dentro de las funciones del Consejo de Seguridad Interior, a la formulación de políticas relativas a
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estado de sitio, o que la Justicia Federal haya requerido la colaboración de alguno de los aludidos
cuerpos y fuerzas, que tienen el carácter de auxiliares, de la misma.
Finalmente, en el nuevo artículo 25 (anterior artículo 27) se ha buscado establecer con la mayor
precisión posible las relaciones entre la autoridad civil y la autoridad policial o de seguridad, en la
ejecución de las operaciones de seguridad. En tal sentido se ha procurado expresamente establecer
efectivas facultades de dirección y de control de la primera respecto de la segunda. También se ha
buscado preservar el ámbito profesional de la autoridad de seguridad, así como establecer ade-
cuadas facultades de conducción para el caso de operaciones conjuntas. Se ha establecido así la
facultad, para el comité de crisis, de delegar en un funcionario nacional o provincial de jerarquía no
inferior a subsecretario nacional o ministro provincial la conducción política y supervisión
operacional local de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad a empeñarse en operaciones de
seguridad interior previéndose además en forma expresa la facultad, para tal funcionario para
ordenar tal iniciación, suspensión y conclusión de la aplicación de la fuerza, así como para graduar
la intensidad de la misma. Y, por otra parte y en el ámbito específico profesional de seguridad, se ha
contemplado, para el caso de acciones conjuntas la designación, por parte del comité de crisis, de un
jefe perteneciente a uno de los cuerpos policiales o fuerzas de seguridad del Estado nacional
intervinientes, al que se subordinarán los elementos de los restantes cuerpos policiales y fuerzas de
seguridad, nacionales y provinciales participantes en la operación.
En el título V, relativo a la complementación de otros organismos del Estado, se han efectuado
pequeñas modificaciones de redacción con la finalidad de precisar algunos de los conceptos
contenidos en el mismo.
Por otra parte se han efectuado modificaciones en el artículo, 32 (anterior artículo 34 de la ley)
relativo al empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones, de seguridad
interior. Se han suprimido, en primer, lugar, especificaciones que contenía el texto anterior,
relativos a convocatoria a sesiones extraordinarias y a mecanismos para asegurar la concurrencia de
los legisladores, que en definitiva no hacían sino remitir a la aplicación de la Constitución Nacional
o a los reglamentos de ambas Cámaras legislativas. Se ha suprimido la palabra “política” que
figuraba en el proyecto a continuación de “conducción”, por cuanto podía ser interpretada como una
limitación de las facultades del Poder Ejecutivo nacional en materia de conducción de las fuerzas
armadas. También se han introducido modificaciones, en la redacción del inciso c) del artículo en
cuestión, con la finalidad de evitar que el mismo sea interpretado en forma contraria a la
racionalidad, proporcionalidad y adecuación que deben imperar en toda operación de seguridad
interior.
Por otra parte, en el artículo 37 (anterior artículo 39 con respecto a las facultades del Consejo de
Seguridad Interior con relación a la compatibilización de normas del Convenio Policial Argentino
con las contenidas en la ley proyectada, se ha sustituido la expresión “pidiendo dejar sin efecto” por
la de “pudiendo proponer dejar sin efecto”, dada la carencia de competencia del consejo en cuestión
para modificar normas convencionales de la naturaleza de las referidas.
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ANTECEDENTE
PROYECTO DE LEY
TÍTULO I
Principios básicos
1º — La presente ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del sistema de
planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía tendiente a garantizar
la seguridad interior.
Art.2º —. A los fines, de la presente, ley se define como seguridad interior a la situación de
hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas, la libertad, la vida y el
patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del
sistema representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional.
Art. 3º —La seguridad, interior implica el empleo de los elementos humanos y materiales de
todas las fuerzas policiales y de seguridad de la Nación a fin de alcanzar los objetivos del artículo
2º.
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TÍTULO II
Del sistema de seguridad interior. Finalidad, estructura, órganos, misiones y funciones
Art. 7º — El sistema de seguridad interior tiene como finalidad determinar las políticas de
seguridad así como planificar, coordinar, controlar y apoyar el esfuerzo nacional de policía dirigido
al cumplimiento de esas políticas.
Art. 8º — Forman parte del sistema de seguridad interior:
a) El presidente de la Nación en su carácter de jefe de la administración, pública nacional;
b) Los gobernadores de las provincias que adhieran a la presente ley;
c) El Congreso Nacional a través de las comisiones competentes de ambas Cámaras;
d) Los ministros del Interior y de Defensa;
e) Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina;
f) La Policía Federal y las policías provinciales cuyas provincias adhieran a la presente;
g) El pueblo de la Nación Argentina mediante su participación responsable en las cuestiones
relativas a la seguridad interior.
Art. 9º — Sin perjuicio de las competencias que le son otorgadas en la Ley de Ministerios, el
Ministerio del Interior ejercerá, la conducción política del esfuerzo nacional de policía.
Ejercerá también la coordinación, del accionar de los referidos cuerpos y fuerzas entre sí y con
los cuerpos policiales provinciales, con los alcances que se derivan de la presente ley.
A los fines del ejercicio de las funciones señaladas en los párrafos precedentes, contará con una
Subsecretaría de Seguridad Interior.
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
El ministro del Interior tendrá a su cargo la conducción superior de los cuerpos policiales y
fuerzas de seguridad del Estado nacional. Respecto de estas últimas, dicha facultad queda limitada a
los fines derivados de la seguridad interior, sin perjuicio de la independencia de las mismas del
Ministerio de Defensa, y de las facultades de dicho ministerio y de las misiones de dichas fuerzas,
derivadas de la defensa nacional.
A tal fin, el ministro del Interior tendrá las siguientes facultades:
Art. 10. — Créase el Consejo de Seguridad Interior con la misión de asesorar al presidente de la
Nación en la elaboración de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, como
asimismo en la elaboración de los planes y la ejecución, de las acciones tendientes a garantizar un
adecuado nivel de seguridad interior.
Art 11. — Para el cumplimiento de la misión asignada el Consejo de Seguridad Interior tendrá
como funciones:
a) La formulación de las políticas relativas a la prevención de la delincuencia en aquellas
formas que afectan en un modo cuantitativa o cualitativamente más grave a la comunidad;
b) La elaboración de la doctrina y los planes para la coordinación e integración de las
acciones y operaciones, policiales tanto nacionales corno inter jurisdiccionales;
c) Proporcionar el apoyo de personal y medios que dichas acciones y operaciones requieran;
d) Asesorar en todo proyecto de reglamentación de las disposiciones de la presento ley;
e) Requerir de los organismos civiles nacionales o provinciales de inteligencia y los de las
fuerzas de seguridad y policiales, toda información e inteligencia necesaria;
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Art. 12. — El Consejo de Seguridad Interior estará integrado por miembros permanentes, y no
permanentes, ellos serán:
Permanentes.
a) El ministro del Interior en calidad de presidente;
b) El Subsecretario de Seguridad Interior como vicepresidente;
c) Los titulares de:
— Policía Federal Argentina.
— Prefectura Naval Argentina.
— Gendarmería Nacional.
— Policías provinciales que adhieran y al sistema;
d) Presidente y vice de las comisiones pertinentes de ambas Cámaras legislativas.
No permanentes.
— Ministro de Defensa.
— Titular del Estado Mayor Conjunto.
— Subsecretario de justicia.
— Titular del Servicio Penitenciario Federal
— Titulares, de policías de otros organismos del Estado.
—
Art.13. — El Consejo de Seguridad Interior se dará su propio reglamento interno de
funcionamiento y organización. A sus reuniones pueden ser llamados а participar con fines de
asesoramiento todos aquellos funcionarios públicos nacionales, y provinciales y demás
personalidades cuya concurrencia resulte de interés a juicio del Consejo.
Art. 14. — Créase en el ámbito del Ministerio del Interior un comité de crisis cuya misión será
ejercer la conducción política y supervisión operacional de las fuerzas federales y provinciales que
se encuentren empeñadas en el restablecimiento de la seguridad interior en cualquier lugar del
territorio nacional y estará compuesto por el ministro del Interior y el gobernador —cuando
correspondiere— en calidad de copresidentes, y los titulares de Gendarmería Nacional, Prefectura
Naval Argentina y Policía Federal como vocales. En caso de configurarse el supuesto del artículo
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34 se incorporará como copresidente el ministro de Defensa y como integrante el titular del Estado
Mayor Conjunto. El subsecretario de Seguridad Interior actuará como secretario del comité.
Art. 15. — El comité de crisis tendrá como órgano de trabajo a la Subsecretaría de Seguridad
Interior mencionada en el artículo 9º. La misma contará en su estructura con un centro de
planeamiento y control y una dirección de inteligencia interior.
Art. 16. — El Centro de Planeamiento y Control tendrá por misión asistir y asesorar al Ministerio
del Interior y al comité de crisis en la conducción de las fuerzas policiales y de seguridad a los
efectos derivados de la seguridad interior.
Estará integrado por personal superior de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina y por los funcionarios que fueran necesarios.
Art. 17. — La Dirección Nacional de Inteligencia Interior constituirá el órgano a través del cual
el ministro del Interior ejercerá la dirección y coordinación de la actividad de los órganos de
información e inteligencia de la Policía Federal Argentina y del Servicio Penitenciario Federal,
como también de los pertenecientes a la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina, en
estos últimos, casos exclusivamente a los efectos concernientes a 1a seguridad interior, y de los
existentes a nivel provincial, de acuerdo a los convenios que se celebren.
Art. 18. — La Subsecretaría do Seguridad Interior tendrá las siguientes funciones:
a) Asesorar al ministro en todo lo atinente a la seguridad interior;
b) Planificar, coordinar, controlar y apoyar las operaciones policiales interjurisdiccionales o
entre las instituciones que integran el sistema;
c) Organizar y supervisar el instituto nacional superior de la seguridad pública que se creará
por medio de la reglamentación de la presente ley;
d) Supervisar la coordinación con otras instituciones policiales extranjeras, a los fines de
cumplimiento de los acuerdos y convenios internacionales en los que la República haya sido
signataria, pudiendo delegar la ejecución de las acciones y operaciones, combinadas en las
fuerzas de seguridad, y policiales nacionales y provinciales según jurisdicción y
competencia;
e) Entender en la fijación de la organización, doctrina, despliegue, capacitación y equipamiento
de la Policía Federal Argentina, c intervenir en idénticos aspectos de las fuerzas de
seguridad, para el mejor cumplimiento de las misiones asignadas en los planes
correspondientes;
f) Asistir al Consejo de Seguridad Interior para el mismo objetivo en lo relativo a las policías
provinciales;
g) Actuar como órgano asesor legas en los reclamos administrativos de la Policía Federal
Argentina.
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Art. 19. — En cada provincia que adhiera a la presente ley se creará un consejo provincial de
complementación para la seguridad interior. El mismo constituirá un órgano no permanente
presidido por el ministro de gobierno (o similar) de la provincia respectiva y estará integrado por los
responsables provinciales del área de seguridad y las máximas autoridades destinadas en la
provincia de Policía Federal, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina. Cada provincia
establecerá el mecanismo de funcionamiento del mismo y tendrá como misión la implementación
de la complementación y el logro del constante perfeccionamiento en el accionar en materia de
seguridad en el territorio provincial mediante el intercambio de información, el seguimiento de la
situación, el logro de acuerdo sobre modos de acciones y previsión de operaciones conjuntas y la
evaluación de los resultados.
TÍTULO III
De los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional
Art. 20. — Hasta tanto se sancionen las leyes orgánicas de Gendarmería Nacional y Prefectura
Naval Argentina — de acuerdo a lo establecido en la ley 23.554 — y se analice en el término de
360 días por el Consejo de Seguridad Interior la necesidad de modificar la ley orgánica de la Policía
Federal Argentina, la jurisdicción y competencia de los cuerpos policiales y fuerzas' de seguridad
del Estado nacional será la que actualmente .resulta de las normas legales, reglamentarías y conven-
cionales vigentes.
Art. 21. — Será obligatoria la cooperación y actuación supletoria entre Policía Federal,
Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina, como igualmente cualquier otro organismo
nacional que ejerciera facultades policiales análogas. En el caso de prestarse colaboración para la
realización por parte de uno de los cuerpos policiales o fuerzas de seguridad del Estado nacional, de
funciones que le son asignadas en la normativa vigente en forma exclusiva o en jurisdicción que
sólo a ella соrrespondiera, la dirección de las operaciones a emprenderse será atribuida al cuerpo
policial o fuerza de seguridad a que correspondiera la función o la jurisdicción de la que se trate, sin
perjuicio de las facultades asignadas al Ministerio del Interior por el artículo 9º de la prestante ley.
Art. 22. — Efectivos de cualesquiera de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del
Estado nacional podrán actuar en jurisdicción atribuida a otras en persecución de delincuentes,
sospechosos de delitos o infractores o para la realización de diligencias urgentes relacionas con su
función, debiendo darse cuenta al Ministerio del Interior.
Se procurará establecer mediante convenios análogas obligaciones y facultades con relación a las
policías provinciales.
Art. 23. — Las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional son
consideradas en servicio permanente. Sus miembros ejercerán sus funciones estrictamente de
acuerdo con las normas constitucionales, legales y reglamentarias vigentes, y a un principio de
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TÍTULO IV
Del empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
Art. 27. — El comité de crisis delegará en un funcionario nacional o provincial, según lo estime
conveniente, la conducción conjunta de las fuerzas de seguridad o policiales, pudiendo éste delegar
la conducción táctica de alguna acción u operación conjunta y/o combinada al jefe de Gendarmería
Nacional, Prefectura Naval Argentina, Policía Federal o Policía provincial.
TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estado
Art.28. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con el resto de
los organismos nacionales y provinciales cuyos medios se prevea emplear en las operaciones de
seguridad interior, a fin de coordinar su asignación en forma y oportunidad.
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Art. 33. — Sin perjuicio del apoyo establecido, en el artículo 29, las fuerzas armadas serán
empleadas en el restablecimiento de la paz interior dentro del territorio nacional en aquellos casos
excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte insuficiente a
criterio de las autoridades constitucionales para el cumplimiento de los objetivos establecidos en el
artículo 2º .
Art. 34. — A los efectos del artículo anterior el presidente de la Nación — previo asesoramiento
del Consejo de Seguridad Interior — y en uso de las atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso
17, de la Constitución Nacional dispondrá el empleo de elementos de combate de las fuerzas
armadas para el restablecimiento de la normal situación de seguridad interior. A tal efecto se deberá
solicitar al Congreso de la Nación la declaración de estado de sitio o si éste no se hallare en sesiones
ordinarias u extraordinarias será convocado con urgencia, para ratificar, la declaración de estado de
sitio que efectuará el Poder Ejecutivo. Los legisladores que no concurrieran a las sesiones que se
convocaran al efecto sin razones válidas serán pasibles de las máximas sanciones previstas en los
reglamentos respectivos.
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TÍTULO VII
Disposiciones transitorias y complementarias
Art. 35. —Derógase el artículo 13 de la ley 23.554, así como el cuadro anexo al mismo.
Art. 36. — La Policía Federal Argentina dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio del
Interior.
Art. 37. — Los gastos que demande la implementación de las disposiciones de la presento ley, se
sufragarán con fondos provenientes de las partidas presupuestarias nacionales para la función
seguridad que anualmente aprueben, y con los aportes que determine en forma anual el Consejo de
Seguridad Interior proporcionalmente para cada provincia.
Art. 38. — El Convenio Policial Argentino continuará vigente en la medida de su
compatibilización con las previsiones de la presente ley, quedando su oficina subordinada a la
supervisión del Consejo de Seguridad Interior en los términos del artículo 11, inciso f).
Art. 39. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá las disposiciones indispensables para la
compatibilización prescrita por el artículo precedente pudiendo dejar sin efecto las normas del
Convenio Policial Argentino que se contrapongan con e1 contenido de la presente ley.
Art. 40. — La reglamentación del presente régimen, se efectuará previo requerimiento por parte
del Ministerio del Interior a todos los miembros permanentes y no permanentes del Consejo de
Seguridad Interior, de todas aquellas sugerencias que resulten oportunas y necesarias para poner en
ejecución las previsiones de esta ley.
Art. 41. — El Poder Ejecutivo nacional, por intermedio del Ministerio del Interior, invitará a los
gobiernos de provincia para que se adhieran expresamente a las disposiciones de la presente ley,
mediante el acto institucional prescrito por sus respectivas previsiones constitucionales. La adhesión
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deberá ser comunicada en forma fehaciente al Poder Ejecutivo nacional, también por conducto del
Ministerio del Interior.
Art. 42. — Comuniqúese al Poder Ejecutivo,
OBSERVACIONES
1.
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Nación representado por la Corte Suprema de Justicia. Por lo tanto, propongo la inclusión como
punto e) del citado artículo el siguiente texto: “Tres miembros de la Corte Suprema de Justicia”.
Partiendo de la distinción conceptual entre defensa nacional y seguridad interior, que guía el
espíritu de la presente ley, y de que el propósito de esta última es el de la vigencia de la ley en el
interior del Estado, resulta innecesaria e improcedente la inclusión, aun como miembro no
permanente, del Consejo de Seguridad Interior, de las Fuerzas Armadas, a través de su Estado
Mayor Conjunto, así como también el Ministerio de Defensa, cuyas misiones específicas
comprenden la necesidad de “… garantizar la soberanía y la independencia de la Nación Argentina,
su integridad territorial y capacidad de autodeterminación...” (ley 23.554, artículo 2º). Por lo tanto,
propongo que resulten miembros no permanentes del Consejo de Seguridad Interior,
exclusivamente “El ministerio con competencia en materia de justicia; titular del Servicio
Penitenciario Federal; los jefes de policía provincial no designados para integrar el consejo en
forma permanente; titulares de policía de otros organismos del Estado”.
Artículo 13, del mismo título. Por las razones precedentemente expuestas y por las que se
expondrán más adelante cuando se observe el artículo 31 del dictamen, también propongo que se
anule del párrafo final de este artículo, el siguiente texto: “En caso de configurarse el supuesto del
artículo 31 se incorporará como copresidente el ministro de Defensa y como integrante el titular del
Estado Mayor Conjunto”.
Artículo 16, del mismo título. Debido a que las actividades de producción de información e
inteligencia en materia de seguridad interior dentro del Estado democrático de derecho constituyen
una función esencial para la conducción del gobierno nacional, cuyos objetivos son el flujo
constante de conocimientos, y análisis para la apreciación de situaciones y amenazas a la seguridad
interior, y la consecuente toma de decisiones, la dirección, control y coordinación de los organismos
de inteligencia interior configuran un tema determinante para el diseño y la puesta en práctica de
una política integral de seguridad pública que tenga como objetivos prioritarios la prevención del
delito y la preservación de los derechos y garantías individuales de los habitantes de este país. Esta
tarea no es de competencia exclusiva de los miembros de los cuerpos policiales y de las fuerzas de
seguridad, sino que requiere del esfuerzo de personal civil capacitado en las cuestiones vinculadas a
la inteligencia interior. Por ello, propongo que se reemplace el párrafo final del citado artículo, dada
su naturaleza restrictiva, por el siguiente texto: “Estará integrada por personal superior civil que
haya realizado los cursos de capacitación; y personal superior de la Policía Federal Argentina,
Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina”.
La inclusión de personal civil en la Dirección de Inteligencia Interior para la ejecución de las
tareas de dirección y coordinación de los organismos de inteligencia de los cuerpos policiales y de
las fuerzas de seguridad, no debe ir en detrimento de las tareas de control de esas actividades que le
competen a la sociedad civil a través de sus representantes parlamentarios. Por lo tanto, considero
pertinente la inclusión del siguiente artículo, a continuación del artículo 16 del dictamen: “Artículo
17: Créase en el ámbito de las Cámaras legislativas, con carácter transitorio, hasta tanto se sancione
y promulgue una ley orgánica de inteligencia del Estado, la Comisión Bicameral de Seguimiento y
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Control de la Inteligencia Interior, a los efectos de controlar las actividades de los órganos de
información e inteligencia, y del personal que los compone. Dicho control incluirá asimismo la
difusión pública de la información y la inteligencia interior producida por los organismos de
inteligencia de los cuerpos policiales y de las fuerzas de seguridad, transcurridos los cinco años de
producida la misma, por el procedimiento que se establezca a través de la reglamentación de esta
ley. Este plazo sólo será prorrogable mediante el voto afirmativo de los dos tercios de los miembros
de la comisión, por los motivos que ellos consideren pertinentes, acorde al contenido del artículo 2º
de la presente ley”.
Título III, “De los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional”. La
Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina son fuerzas de seguridad militarizadas que,
como tales, desempeñan tareas en la seguridad interior y en la defensa nacional, aunque su ámbito
prioritario de accionar está dado por la seguridad interior. La transferencia al Ministerio de Defensa
de la Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina (decretos 2.259/84 y 3.399/84,
respectivamente), debió configurar la etapa inicial de un proceso tendiente a establecer una
dependencia funcional de las mismas del Ministerio del Interior a los fines derivados del
cumplimiento de sus funciones en la seguridad interior, sin perjuicio de la dependencia orgánica de
dichas fuerzas del Ministerio de Defensa, acorde a sus funciones en la defensa nacional. Con la
sanción y promulgación de la ley 23.554, ya en 1988, no se modificó la dependencia orgánico-
funcional al Ministerio de Defensa de las fuerzas de seguridad, ratificándose explícitamente la
misma a través del artículo 31 de la citada ley. Advertimos que esta situación fortalece las funciones
de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval argentina correspondiente al ámbito de la defensa
nacional, privilegiando el carácter de fuerzas auxiliares de las fuerzas armadas, en detrimento del
importante rol que ellas desempeñan en materia de seguridad interior. La dependencia funcional de
las fuerzas de seguridad del Ministerio de Defensa no posee ninguna justificación institucional ni
operativa, y es causa de profundas distorsiones en la doctrina, planeamiento, adiestramiento,
organización y conducción de dichas fuerzas, por cuanto lo que se deforma es el cumplimiento de
sus funciones en el ámbito primario de su accionar: la seguridad interior. Desde ya, perpetuar esta
situación significaría colaborar con la conversión progresiva de las fuerzas de seguridad en fuerzas
armadas, y con la aspiración de algunos sectores importantes, de las fuerzas armadas de controlar y
subordinar nuevamente a las fuerzas de seguridad e, incluso, a los cuerpos policiales, pretendiendo
intervenir a través de ellas en asuntos de la seguridad interior. Por ello creo necesario agregar, en el
mencionado título, antes del artículo 19 del dictamen, un artículo con el siguiente texto: “La
Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina, como fuerzas de seguridad militarizadas,
dependerán funcionalmente del Ministerio del Interior en todos los aspectos relacionados con la
seguridad interior. A los efectos derivados de la defensa nacional, dependerán orgánicamente del
Ministerio de Defensa”. Asimismo creo pertinente desplazar el artículo 34 del dictamen,
textualmente, a este título, a continuación, del artículo recién referido.
Artículo 27, del título V, “De la complementación de otros organismos del Estado”. La clara
distinción conceptual entre defensa nacional y seguridad interior formulada en la ley 23.554 y en los
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fundamentos del dictamen observado, constituye el marco normativo y de legitimidad que impide la
institucionalización de cualquier forma de intervención de las fuerzas armadas en los asuntos de
seguridad interior, aunque la misma pretenda estar fundada en la necesidad de apoyo logístico que
éstas pudieran brindar a los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad cuando el comité de crisis se
lo requiera. Por lo tanto, propongo la anulación total del artículo mencionado.
Artículo 28, del mismo título. Los sucesivos levantamientos y conflictos institucionales por los
que atravesaron las fuerzas armadas de la Nación, que formaron parte de hechos recientes de la
vida de esas instituciones y que configuraron expresiones importantes de la crisis profesional por la
que atraviesan las mismas, constituyeron acontecimientos que alteraron la seguridad interior
instalando en la sociedad un estado de conmoción interna, y que impidieron el normal ejercicio del
gobierno sobre las instituciones militares. Estos hechos, al igual que todo acto cometido por
miembros de las fuerzas armadas que tiendan a impedir o dificultar el normal desenvolvimiento de
los poderes públicos y a alterar el orden constitucional, como causantes de la alteración de la
seguridad interior, deben estar presentes en forma explícita en el presente proyecto y deben ser
contemplados por la misma a los efectos de su conjuración. Por ello propongo que al artículo en
cuestión se agregue un párrafo al texto del dictamen haciendo alusión a los actos mencionados,
quedando el misario redactado de la siguiente forma: “Artículo 28: Todo atentado en tiempo de paz
a la jurisdicción militar, independientemente de poner en forma primordial en peligro la aptitud
defensiva de la Nación, constituye asimismo una vulneración a la seguridad interior. Del mismo
modo se considerarán los hechos, actos y conductas presentes en el Código de Justicia Militar como
delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional, tipificados como rebelión y delitos
contra el régimen constitucional, y los presentes en el Código Penal como atentados “al orden
constitucional y a la vida democrática”
Artículos 31 y 32, del título VI, “Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas
armadas en operaciones de seguridad interior”. La necesidad de evitar la confusión tradicional de
los conceptos de defensa nacional y seguridad interior y de los ámbitos de cada una de ellas, como
asimismo, las misiones que deben cumplir, por su doctrina, adiestramiento y composición, las,
fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad y cuerpos policiales, en estos espacios, exige la
construcción de una adecuada estructura orgánico-funcional en materia de seguridad interior (que
es a lo que se refiere este dictamen), basada centralmente en la prohibición tácita de toda forma de
intervención de las fuerzas armadas en el ejercicio de tareas y funciones en este ámbito, que tiene
como finalidad esencial el hacer cumplir las leyes y salvaguardar las garantías y los derechos de
todos los habitantes de este país, en el interior del Estado. La eventual utilización de las fuerzas
armadas en el restablecimiento de la seguridad interior en aquellos casos excepcionales en los que
resulte insuficiente el sistema descrito en el dictamen en cuestión, a criterio del presidente de la
Nación, es violatoria del criterio seguido para fundamentar este dictamen.
Las fuerzas armadas, como instituciones preparadas para producir el máximo de violencia, bajo
la conducción del poder político para salvaguardar la integridad territorial y la vida y propiedad de
los habitantes del Estado ante agresiones de origen externo, no pueden ni deben tener injerencia de
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ningún tipo en la seguridad interior, ni siquiera en casos excepcionales. Por lo tanto, propongo
sustituir el artículo 31 por el siguiente texto: “Salvo en los casos previstos en el artículo 28 de la
presente ley, las fuerzas armadas no podrán ser empleadas en el restablecimiento de la seguridad
interior dentro del territorio nacional en ningún caso o modo, aunque fuera en forma excepcional”.
También, en consecuencia, propongo que so reemplace el artículo 32 del dictamen, por el siguiente
testo: “Sin perjuicio: de la intervención prevista en el artículo 28, la misma no será tenida en cuenta
a los efectos de la doctrina, educación, equipamiento, planeamiento, adiestramiento militar, di-
mensión, composición y despliegue de las fuerzas armadas, ni dará lugar a la producción de
información e inteligencia vinculada a la seguridad interior por parte de los organismos de
inteligencia militares, las que mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley
23.554”. Ambos artículos propuestos formarán parte del título VI que se titularía “De la prohibición
del empleo de elementos de las fuerzas armadas en tareas de la seguridad interior”.
Título VII, “Disposiciones transitorias y complementarias”. Por las observaciones formuladas
precedentemente, propongo que en este título se anule totalmente el texto del artículo 33 del
dictamen, sosteniéndose el concepto que desarrolla la ley 23.554 en lo referente a las situaciones
previstas en el artículo 13 y en el cuadro anexo de esa ley, para determinar los mecanismos de alerta
y, especialmente, evitar que se altere, lo previsto para casos de conflicto social.
Asimismo, propongo que se agregue un artículo en este título cuyo texto sea el siguiente:
“Sustituyase el artículo de la Ley de Defensa Nacional 23.554 que lleva el número 31, por el
siguiente: Artículo 31: Como integrantes del Sistema de Defensa Nacional, la Prefectura Naval
Argentina y la Gendarmería Nacional, desarrollarán en sus respectivas estructuras orgánicas, los
medios humanos y materiales necesarios para el debido y permanente control y vigilancia de las
fronteras, aguas jurisdiccionales de la Nación y custodia de objetivos estratégicos, así como para el
cumplimiento de esta ley y de otras disposiciones legales que se le apliquen. Dependerán del
Ministerio del Interior en todos los aspectos relacionados con la seguridad interior, incluyendo la
doctrina, el planeamiento, el adiestramiento y la conducción operativa a dichos efectos. Dependerán
del Ministerio de Defensa en todos los aspectos relacionados con la defensa nacional, incluyendo la
doctrina, el planeamiento, el adiestramiento y la conducción operativa a dichos efectos. En tiempo
de guerra podrán ser asignadas, en todo o parte de ellas, a los comandos estratégicos operacionales
y comandos territoriales, según se derive del planeamiento correspondiente”
Por lo expuesto y por demás razones y motivaciones que he de ampliar en el curso del debate,
solicito al señor presidente tenga por formulada las observaciones al dictamen mencionado de las
comisiones de Defensa Nacional y de Asuntos Constitucionales, en el término previsto por el
artículo 95 del reglamento interno de esta Honorable Cámara.
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Buenos Aires, 5 de septiembre de 1990.
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comparar sus profundas y escandalosas desigualdades, un país donde la mayoría de sus habitantes
son condenados a una subsistencia sin esperanza, mientras que una minoría parasitaria accede a
niveles de vida propios de los países desarrollados. Esta minoría, de cuyas filas paradójicamente
surgen los mentores de los famosos ajustes, ha decidido garantizar su permanencia en el poder
reprimiendo con dureza cualquier síntoma de protesta popular, protesta que por otra parte siempre,
se ha desarrollado en forma pacífica. Ley de empleo, reglamentación del derecho de huelga, penas
severísimas para los “ladrones de gallinas”, brutalidad policial en los barrios humildes y, finalmente
esta ley, no son más que distintas facetas de un mismo proyecto, la definitiva imposición de un
modelo de país basado en excluir de la sociedad formal a un importante sector de la población,
culpable de no adaptarse a los nuevos lineamientos económicos. Que esta “moderna” concepción
implique el alejamiento y la postergación de obreros especializados, técnicos, profesionales,
investigadores, científicos, junto a la gran masa pauperizada, poco importa; una vez más en nuestra
historia se abandona la utopía del desarrollo autónomo con justicia y progreso social. El Estado, al
abdicar sus potestades reguladoras de la economía y promotoras del bien común, asume en su faz
más descarnada el rol de gendarme que le atribuye el liberalismo, más retrógrado. No satisfecha con
desmantelar el sistema, público, la gran corporación transnacional exige que los residuos de aquel
sean reconvertidos y asignados a tareas de seguridad, a fin de resguardar manu militari sus espurios
intereses.
Esta ley se subordina a dicha concepción de acuerdo a dos ejes fundamentales: la imprecisión e
ineficacia para cumplir su propósito formal y la previsión de medidas gravísimas, supuestamente
excepcionales, pero — en realidad — destinadas a ser utilizadas con frecuencia y normalidad.
El primer eje surge del análisis de los medios técnicos destinados a conservar un estado de
seguridad satisfactorio para toda la población; el concepto mismo de seguridad interior que se
encuentra enunciado en el artículo segundo se define en forma imprecisa, pues en principio “toda
situación de hecho” se basa en el derecho, pues, éste tiene como finalidad la regulación de las
diversas, conductas sociales y los conflictos que a raíz de ellas puedan suscitarse; los bienes
jurídicos protegidos, según esta norma, responden a una perimida, concepción decimonónica y no
prevén el resguardo de otros derechos y bienes comunitarios como la salud, el empleo, la
alimentación, la vivienda, la educación, sin cuya tutela todo planteo de seguridad pasará
exclusivamente por la represión, física.
El sistema de seguridad interior, delineado en el título II está condenado al fracaso por su propia
complejidad, cinco órganos: el Consejo de Seguridad Interior; el Comité de Crisis, la Subsecretaría
de Seguridad Interior, el Centro de Planeamiento y Control y la Dirección de Inteligencia Interior,
supuestamente se encargan de la coordinación del sistema; la eficacia, de éste se encuentra
comprometida en primer término por la pluralidad de organismos teóricamente “coordinadores” y
luego por la superposición de tareas como consecuencia de las disposiciones contenidas en el
proyecto; no se entiende por ejemplo, la razón de ser del Comité de Crisis, previsto por el artículo
14, cuyas funciones pueden ser desenvueltas por el Consejo de Seguridad Interior, en virtud del
artículo 10, inciso b). El artículo 8º, al enunciar las facultades del ministro del Interior, en el punto 1
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refleja similares funciones confiadas al consejo por el inciso a) del artículo 10. En cuanto al Comité
de Crisis, ni siquiera se define en forma adecuada su propia estructura y la relación jerárquica
existente entre sus diversos componentes; al respecto, el artículo 14 desconoce les más elementales,
principios del derecho administrativo. Los artículos, subsiguientes, a su vez determinan la misión
del Centro de Planeamiento y Control y la Dirección Nacional de Inteligencia Interior (cuyas
actividades también se superponen artículos 15 y 16.—), organismos teóricamente dependientes de
la Subsecretaría de Seguridad Interior (artículo 14); sin embargo las funciones de este último
organismo son establecidas en el artículo 17, a posteriori de los precitados órganos; a esta altura el
proyecto ha olvidado dicha dependencia jerárquica, pues el artículo 17 omite toda mención al
respecto.
La cuestión de los servicios de inteligencia también merece algunas observaciones; el
investigador británico Paul Presto en su libro Las derechas españolas en el siglo XX: autoritarismo;
fascismo y golpismo expresa, refiriéndose a los servicios españoles: “Creados pásala erradicación de
cualquier signo de liberalismo en las fuerzas armadas, estaban compuestos por franquistas de la
línea dura, y así eran también sus objetivos y métodos. Tras la muerte de Franco, fueron sometidos
a una reorganización puramente cosmética”... “Bajo Suárez, se hizo un intento de acabar con el
poder, del SIPG (Servicio de Información de la Presidencia del Gobierno) englobando sus efectivos
en el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). En tanto еl CESID heredó desde su
creación el 2 de noviembre de 1977, el personal de los servicios anteriores, el predominio de los
llamados “hombres de Carrero”, no se vio afectado, logrando éstos así construir una estructura de
poder paralela...” Este análisis podría aplicarse a nuestra propia experiencia; no han sido pocas las
ocasiones en que nuestros servicios de informaciones se comportaron de un modo por lo menos
ambiguo hacia el orden democrático; este proyecto tampoco innova al respecto y no ofrece ninguna
solución concreta que garantice la eficacia de los mismos en un marco de pleno e incondicionado
respeto al estado de derecho. El artículo 16, escuetamente, se refiere a su coordinación sin
preocuparse por su reorganización y por desarrollar una sustancial reforma en lo que hace al per-
sonal, métodos y doctrina. Cualquiera sea el nombre que reciban estos organismos o la autoridad
destinada a dirigirlos, mientras que en sus filas se encuentren sujetos vinculados con la dictadura y
mientras ejerzan tareas de control político interno, sin preocuparse por respetar los derechos de las
personas o por rendir cuentas al Parlamento, su actividad estará lejos de ser confiable para un
Estado democrático.
El título VI evidencia con claridad el segundo eje de este proyecto: las previsiones supuestamente
extraordinarias. Los artículos 31 y 32 prevén la participación de elementos de combate de las
fuerzas armadas para tareas de represión interior; si bien se limita dicha раrticipación a los casos de
declaración del estado de sitio, no es un secreto que este instrumento constitucional ha sido
utilizado en exceso por todas las administraciones que se sucedieron en nuestro país, aun en
situaciones que podrían haberse resuelto dentro de los cauces ordinarios para la declaración del
estado de sitio se exhibieron las más variadas justificaciones hasta el punto que en los fundamentos
de su declaración en el año 1975 se expresaba como objetivo el logro de la “Argentina potencia”.
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esta anómala participación militar, la opinión del británico John Alderson (citada por el diario
“Página 12” del 1-1-90); “En una democracia, el oxígeno de la policía es la confianza de la
población. La tradición y los conceptos militares, en cambio, alimentan la necesidad de tener un
enemigo a quien destruir. De allí que un policía — a diferencia de un militar, que sirve para
destruir a sus enemigos — debe servir para proteger a la población contra el crimen”, no sea que,
pretendiendo reprimir un saqueo, luego debamos ocuparnos de la comisión de crímenes mucho más
graves como son los delitos de lesa humanidad.
Creemos que el proyecto en tratamiento, más allá de ciertas diferencias superficiales, mantiene
íntegro el esquema de la perversa doctrina de la seguridad nacional, la cual no sólo continuará
presente en la formación de los cuadros castrenses sino que encontrará nuevamente una aplicación
práctica al reeditar con esta norma la falsa tesis del enemigo interior que amenaza “nuestro
tradicional modo de vida, la familia y la propiedad”. Recordemos las palabras de los obispos de
Latinoamérica, pronunciadas en Puebla y referidas a esta concepción ideológica: “en los últimos,
años se afianza en nuestro continente la llamada doctrina de la seguridad nacional, que es de hecho
más una ideología que una doctrina. Está vinculada a un determinado modelo económico-político
de características elitistas y verticalistas que suprime la participación amplia del pueblo en las
decisiones políticas. Pretende incluso, justificarse en ciertos países de América latina como doctrina
defensora de la civilización occidental cristiana. Desarrolla un sistema represivo en concordancia
con su concepto de 'guerra permanente'..., la doctrina de la seguridad nacional entendida como
ideología absoluta, no se armonizará con una visión cristiana del hombre en cuanto responsable de
la realización de un proyecto temporal ni del Estado, en cuanto administrador del bien común.
Impone, en efecto, la tutela del pueblo por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una
acentuada desigualdad de participación en los resultados del desarrollo”. Un juicio tan contundente
nos exime de mayores comentarios, salvo observar nuevamente que la utilización de militares en
conflictos internos, con la formación que éstos han recibido, nos condena indefectiblemente a la
doctrina de la seguridad nacional. Ni siquiera desde el plano teórico están dadas las condiciones
para que el ejército pueda actuar como un sucedáneo de las fuerzas policiales y de seguridad.
John Rawls, en su Teoría de la Justicia, sostiene que “el deber implica poder. Este precepto
identifica varios rasgos de los sistemas jurídicos. En primer lugar las acciones que las normas
legales exigen y prohíben han de ser de tal clase que los hombres puedan cumplirlas y evitarlas de
modo razonable. Un sistema de normas dirigidas a personas racionales para organizar su conducta,
consistente en lo que pueden hacer y lo que no..., en segundo lugar la noción de que el deber im-
plica poder, supone la idea de que aquellos que promulgan las leyes y dan órdenes lo hacen de
buena fe. Los jueces, los legisladores y otros funcionarios públicos del sistema deben creer que las
leyes puedan ser obedecidas; y han de creer también que las ordenes pueden ser cumplidas”.
Realmente nos preguntamos si los legisladores que deberán aprobar este cuerpo legal pueden
afirmar con certeza que los destinatarios de estas normas, las fuerzas policiales, de seguridad y
armadas se encuentran en condiciones de cumplirlas, es decir, si dichas fuerzas en su actual estado
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de preparación y en base a los confusos mandatos contenidos en este proyecto, utilizarán las
amplias atribuciones que se les conceden en armonía con el sistema constitucional.
Según Aristóteles, “el fin de la ciudad no es sólo asegurar a los ciudadanos el vivir, es decir, la
vida y su conservación, sino también el buen vivir. La vida política guarda relación con la cualidad
y la perfección de la vida”. Esta idea, aplicada en el contexto de las modernas sociedades políticas y
bajo el escudo del sistema democrático, exige la adopción de medidas transformadoras destinadas a
asegurar a los ciudadanos el goce de ciertos bienes sociales esenciales. Los principales destinatarios
de estos bienes son los sectores más postergados, pues ellos con su trabajo y su sacrificio
contribuyen en mayor medida al crecimiento del Estado, sin embargo como se ha sabido, a la hora
del reparto son habitualmente dejados de lado; en países, como el nuestro esta deuda hacia las
clases humildes ha llegado a niveles intolerables, con el riesgo que esto significa para la
permanencia de la democracia. En vez de procurar la reducción de dicha deuda, nuestro Estado ha
sido transformado en una gigantesca máquina expropiatoria, voraz e insaciable, la cual
paradójicamente está al servicio de los grupos privilegiados, mientras que el grueso del cuerpo
social debe solventar sus derroches, es evidente eme esta situación tensiona el estado de derecho, el
cual bien puede ser calificado como gobierno de la persuasión. Sin embargo, la persuasión falla
fuera de mi ámbito de justicia, de tal modo que los conflictos sociales, de no cambiar la actual
política, aumentarán hasta llegar al punto en que gobierno deberá optar entre el regreso al método
de la persuasión con justicia social o al recurso de la fuerza: mucho nos tememos que este proyecto
signifique la elección del segundo recurso, lo cual nos obliga a exhortar a las autoridades a que,
reconsideren la elección de este camino sumamente peligroso que, de no modificarse e igual que el
huevo de la serpiente bergmaniano, alumbrarán en su seno una criatura horrenda: el totalitarismo.
La reducción de la democracia a un régimen militarizado, legitimado únicamente por la periódica
reiteración del rito electoral no engendraría solamente un fracaso ético sino que en definitiva se
opondría, a las mismas pretensiones de seguridad que justifican este proyecto, pues ningún ejército
puede garantizar un sistema de seguridad tan perfecto como el que surge del consenso basado en el
bienestar de toda la población.
La interacción entre gobernantes y gobernados, una de las mayores riquezas del sistema
constitucional, debe ser restaurada, de lo contrario se producirá el colapso del orden jurídico con
gravísimas consecuencias para convivencia; recordemos finalmente las palabras del informe del
Comité Europeo sobre problemas de la criminalidad, de 1980 — citados por Cavallero y Hendler en
Justicia y participación, donde se señaló que el requisito imprescindible para el funcionamiento
dinámico y sin tropiezos del proceso dialéctico entre el pueblo y la ley es un acuerdo de ambos en el
que: “no deben estar ni muy cerca ni muy apartados y deben ser capaces de comunicarse unos con
otros”. Ahora la elección es nuestra, si cedernos a la tentación de la violencia o si sabremos
comunicarnos con el pueblo que otorgó nuestros mandatos, más allá de las tergiversaciones y
manipulaciones de los poderosos de turno.
Alberto Aramouni. — Matilde Quarracino.
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3.
Buenos Aires, 6 de septiembre de 1990.
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Es objetable que no se hayan derogado los decretos 327/88 y 392/90 que hemos citado.
5º — Por supuesto, el centro de nuestra discrepancia reside en el artículo 6º, que constituye un
virtual cheque en blanco, casi una ley de excepción en sí misma que otorga al Poder Ejecutivo una
discrecionalidad que, tomando en cuenta nuestra historia y experiencia es de un riesgo incalculable.
El presidente de la Nación tiene atribuciones constitucionales para ordenar el empleo de las fuerzas
armadas en el marco de leyes claras. La limitación de la declaración previa del estado de sitio es
casi una barrera inexistente: como es sabido puede ser declarado por el Poder Ejecutivo, en receso
del Congreso y recién cuando éste se reúna, tal situación podría ser revisada, como es obvio, con
bastante atraso.
El inciso c) del artículo 32 constituye una mera declaración: nadie ignora en la Argentina de hoy
como se entrenan y para qué algunas unidades militares. La sistemática reivindicación del pasado y
de la doctrina de la seguridad nacional por parte de los mandos militares resta credibilidad a la
aplicación de este inciso.
6º— Es evidente que nuestro país necesita reordenar su sistema de seguridad, coordinar sus
fuerzas, establecer criterios de procedimientos claros y — sobre todo — fortalecer al estado de
derecho. En nuestra opinión esta ley sigue un camino inverso.
Por las razones que he citado y las que expondré oportunamente en el recinto durante el debate
respectivo, dejo planteada la correspondiente observación al Orden del Día Nº 741.
Simón A. Lázara.
4.
Buenos Aires, 6 de septiembre de 1990
Nos dirigimos al señor presidente con la finalidad de formular observaciones al orden del Día Nº
741 que contiene el dictamen de las comisiones de Defensa Nacional y de Asuntos Constitucionales
sobre la Ley de Seguridad Interior.
En los artículos 11, 12 y 27 del referido proyecto, y muy especialmente en los artículos 31 y 32
que conforman el capítulo VI, se incorpora a las fuerzas armadas dentro del sistema de seguridad
interior, a criterio del presidente de la Nación.
La normativa que se establece, en el proyecto así redactado puede dar lugar a que la hipótesis de
conflicto interno vuelva a plantearse en el seno de nuestras fuerzas armadas, cuya función
excluyente es la defensa nacional, corriéndose el riesgo de caer nuevamente en la nefasta doctrina
de la seguridad nacional, que tantos males, ha causado a nuestra Nación.
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Por este motivo, y los que expondremos oportunamente en el recinto, dejamos planteadas las
observaciones pertinentes y saludamos al señor presidente con la mayor consideración.
5.
Buenos Aires, 6 de septiembre de 1990
Tengo, el agrado de dirigirme a usted con el objeto de hacerle saber que por medio de la presente
vengo a observar el Orden del Día. Nº 741, dictaminado por las comisiones de Defensa Nacional y
de Asuntos, Constitucionales.
Fundamento la presente en la inteligencia de que las fuerzas armadas no tienen como objetivo el
resguardo de la seguridad interior, sino, que su función es la de rechazar las agresiones externas.
Por esta razón, más la que oportunamente expondré en el transcurso del tratamiento del proyecto,
solicito sea recibida la presente observación.
Franco A. Caviglia.
6.
Buenos Aires, 6 de septiembre de 1990
Por la presente lo hago llegar a usted mis observaciones al dictamen de las comisiones de Defensa
Nacional y de Asuntos Constitucionales, contenido en el Orden del Día Nº 741, y que establece
bases jurídicas, orgánicas y funcionales para un sistema de seguridad interior.
Esto proyecto persigue y significa perfeccionar el aparato represivo a utilizar contra el pueblo
argentino.
Reviste una enorme gravedad ya que, entre otras disposiciones, deja en manos del presidente de la
Nación la utilización de las fuerzas armadas en cuestiones internas, lo que significa volver al
criterio imperante durante los períodos más negros de la historia de nuestro país.
Es evidente que este proyecto no surge por casualidad, lo hace en forma coincidente con la
aplicación de un tremendo plan de empobrecimiento del pueblo y achicamiento del país y cuando se
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manifiestan en forma creciente las expresiones de repudio popular contra esta siniestra política, por
ello el gobierno, necesita de este sistema de seguridad interior, justamente para dotar de los
elementos jurídicos que autoricen utilizar las fuerzas armadas y de seguridad contra el pueblo, y
poder imponer el plan económico acordado con el Fondo Monetario Internacional.
Por estas razones, y otras que expondré en el recinto, me opongo terminantemente a la aprobación
de este proyecto.
Luis F. Zamora.
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tienen claramente fijado su rol, su objetivo y un modelo do organización, sino las fuerzas de
seguridad y policiales.
Por eso no está de más plantear los elementos centrales de la filosofía con que hemos arribado a
este proyecto de ley. Sin lugar a dudas uno de los motivos fundamentales y constitutivos de los
progresivos agrupamientos que se fue dando la humanidad hasta formar las sociedades en las que
hoy vivimos, ha sido la necesidad de la defensa, por un lado, pero también, por el otro, la de
garantizar la propia convivencia en lo interno de esas comunidades.
Es ésta una de las razones por las que el Estado va emergiendo progresivamente en sus sucesivas
formas de organización. Por ello, el Estado va consolidando gradualmente el uso monopólico de la
fuerza, expresada en las instituciones y en las estructuras militares para defenderse de agresiones
externas, y también va desarrollando las fuerzas de seguridad y policiales para garantizar esos
valores que habíamos señalado: la vida, la libertad, el patrimonio y los derechos que
progresivamente se van logrando en la evolución social.
Este monopolio estatal de la fuerza se regula por un sistema jurídico cada vez más perfeccionado
y, por ende, cada vez más complejo, cuya existencia está basada indiscutiblemente en un orden de
valores. Son esos, valores que hacen a la cultura, pero también al proyecto de comunidad que se
quiere; son esos valores que progresivamente va conquistando la humanidad, expresándolos en su
sistema de organización y plasmándolos, en leyes.
Así como la seguridad externa, que es una función indelegable del Estado, se basa en el principio
de la disuasión — desde el punto de vista de los valores que queremos consagrar como comunidad
y que considero que son compartidos por la totalidad de las fuerzas políticas del país — y se
expresa en el modelo de defensa al que aludíamos, la seguridad interna, que tiene como objetivo
preservar estos valores que están en la base misma del sistema jurídico, tiene tres elementos
centrales que no podemos dejar de señalar.
En primer lugar debemos mencionar la función policial, que está vinculada a la prevención y a la
cuasirrepresión — como se la define — del delito; en segundo término está la función judicial,
cuya finalidad es la represión mediante la aplicación de la ley por parte de los jueces; y en tercer
lugar tenemos la función reeducativa, que es la que debe desarrollar la estructura del sistema
penitenciario. Pero los valores y funciones derivados de este sistema jurídico requieren una
coordinación y conjunción en la acción de las diversas áreas del Estado.
La iniciativa que consideramos justamente persigue esa coordinación y conjunción para que las
diversas áreas estatales involucradas en este objetivo de la preservación de la vida, de la libertad y
del patrimonio de los argentinos logren eficacia. Este proyecto no viene a consagrar ningún sistema
burocrático, como se quiso señalar por allí; no implica poner trabas a la acción de las fuerzas de
seguridad y policiales. Todo lo contrario: viene a implementar un sistema que coordine, que logre
mayor eficacia, que planifique, ejecute y controle esas acciones para el óptimo desenvolvimiento
del área respectiva. Por eso decimos que la seguridad interior de la que estamos hablando — y que
querernos argumentar — es un tema esencialmente político y, por ende, pasa a ser — como lo
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veremos en la discusión en particular — una responsabilidad primaria del área del Poder Ejecutivo
que entiende en estos temas, es decir, del Ministerio del Interior.
Definimos a esta iniciativa diciendo que busca coordinar el esfuerzo nacional de policía (porque
precisamente procura coordinación y conjunción, además de la búsqueda de la participación
ordenada y pautada en orden a la eficacia de todas las estructuras del Estado nacional que guardan
relación con esto, pero que necesariamente deben vincularse al responsable primario de esta
actividad estatal que es — repito — el Ministerio del Interior. Por ello definimos este objetivo de
coordinación del esfuerzo que está plasmado en el proyecto — diciendo que la búsqueda de esta
seguridad tiende precisamente a lograr una situación de hecho basada en el derecho, en la cual se
encuentren resguardados la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y
garantías, y la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal
que determina la Constitución Nacional.
Se trata de dejar establecido un principio esencial. Queremos la eficacia y que todos y cada uno
de los argentinos se sientan seguros en este país. Queremos que mejore la calidad de vida, pero
también deseamos erradicar para siempre esa especie de confusión o prejuicio que existe en el
sentido de contraponer la idea de la eficacia en orden a garantizar la seguridad interior, al hecho de
vulnerar principios que tienen que ver precisamente con la convivencia civilizada en el marco del
sistema democrático que hemos elegido.
¡Qué contrasentido sería pretender preservar la vida, el patrimonio y la libertad de los argentinos
que se encuentren amenazados por las viejas y las nuevas formas de la delincuencia organizada, si
en nombre de la eficacia estuviéramos vulnerando esos principios que intentamos preservar! Por eso
hay que terminar para siempre con este prejuicio de presuponer que la eficacia está reñida con la
preservación de los valores; que la eficacia en la lucha contra estas formas del delito tiene que ver
con la vulneración de los principios que se intentan preservar.
Mediante este proyecto de ley pretendemos otorgar los elementos necesarios para nuestras fuerzas
de seguridad, que abnegadamente realizan su tarea en muchas ocasiones con escasos medios e
incluso colocando por encima de lo que el propio reglamento indica la cuota de valor, de heroísmo
y de arrojo que en este momento quiero reivindicar. Estas son las fuerzas a las que debemos otorgar
este marco jurídico para lograr su eficacia. Pero también debemos ofrecerles — como lo prevé el
proyecto — los elementos técnicos que las modernicen, brindándoles todo aquello que requieren
para que ese valor y esa vocación de servicio encuentren un sistema que asegure no sólo eficacia
sino también respuestas concretas a sus necesidades específicas.
Además, esta iniciativa prevé la preservación del federalismo. Es una ley convenio que establece un
sistema al cual pueden adherir las provincias, es decir que no vulnera el principio de la autonomía
federal; lejos de hacerlo, reconoce a las autoridades constitucionales de las provincias la potestad de
sumar sus esfuerzos y su participación en este marco.
El proyecto de ley en consideración también constituye un intento de armonizar esfuerzos, evitar
superposiciones y racionalizar al máximo los elementos disponibles para hacer posible de esa
manera la eficacia que buscamos.
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En definitiva, y sintetizando esta faz esencialmente teórica que sustenta la estructuración de este
sistema, esta iniciativa es la búsqueda de un modelo que garantice estos valores de manera
armónica.
Por medio de este instrumento jurídico propiciamos la creación de diversos estamentos que,
insisto, no implican instancias burocráticas. No se crean nuevos institutos ni estructuras sino que se
coordinan ámbitos preexistentes. Se prevé la constitución de un Consejo de Seguridad Interior que
debe asesorar y elaborar las políticas y que tiene finalidades claras y expresas en la norma, y
también la implementación de un comité de crisis, una Subsecretaría de Seguridad Interior para
otorgar continuidad y permanencia a este esfuerzo, y un centro de planeamiento y control de esta
actividad.
Por el principio que señalamos se contempla expresamente que el empleo de los cuerpos
policiales y las fuerzas de seguridad nacionales fuera de la jurisdicción federal estará sujeto
estrictamente al acaecimiento de supuestos de clara excepcionalidad, tales como situaciones de
peligro colectivo para la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes, graves amenazas en todo
el país o ¡en una región determinada para los derechos y garantías constitucionales, o bien para
casos de desastre que también están previstos.
Es muy importante remarcar que de este modo se excluye de manera expresa la posibilidad de
empleo de las fuerzas federales con la finalidad de limitar las autonomías provinciales o sustituir las
facultades de los gobiernos provinciales para preservar en condiciones normales la seguridad
interior dentro de sus respectivos territorios. Por supuesto, todo ello sin perjuicio del ejercicio de las
funciones propias de los cuerpos policiales y las fuerzas de seguridad del Estado nacional.
La norma prevé además el modo en que participarán y colaborarán las fuerzas armadas en este
esfuerzo nacional de policía, aunque preservando aquel principio que mencioné al comienzo de mi
exposición: la clara y terminante diferencia entre defensa nacional y seguridad interior. Las fuerzas
armadas podrán prestar colaboración, y en ese sentido el artículo 27 enumera con claridad en qué
áreas pueden prestar apoyo a las fuerzas de seguridad y policiales para garantizar los objetivos
previstos en la Constitución y en la ley, pero a solicitud del organismo pertinente. Asimismo, como
último recurso y en virtud de la potestad constitucional propia del presidente de la Nación, se prevé
recurrir a ellas en casos extremos, y en el mareo de la declaración del estado de sitio como elemento
que garantice la participación del Parlamento en las definiciones de esta naturaleza.
Sería largo enumerar todos los elementos que se incorporan en el proyecto, tarea que reservaré
para el debate en particular.
Sr. Durañona y Vedia. — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la
Presidencia?
Sr.Toma. — No voy a conceder interrupciones, señor diputado.
Sr. Presidente (Pierri). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Toma. — Decía que sería muy largo enumerar todos los principios que se han tomado en
cuenta y los métodos de implementación de esa participación a la que hice mención. Lo iremos
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parlamentario y que surge de un acuerdo entre las fuerzas mayoritarias con representación en esta
Cámara.
El control parlamentario no intenta vulnerar la división de poderes ni pretende desarrollar
acciones que estén fuera del marco que la Constitución le otorga al Parlamento; su finalidad es que
éste se constituya en garantía del control de esos derechos y libertades. Así como todo el articulado
de este proyecto persigue la eficacia, el control parlamentario busca la preservación de las libertades
y los derechos; el Congreso tiene que estar presente cumpliendo su rol indelegable de fiscalizar las
acciones del Poder Ejecutivo.
Con el objeto de posibilitar eme otros pares hagan uso de la palabra in extenso sobre este
proyecto, quiero concluir mi exposición remarcando una serie de cuestiones que para nosotros son
fundamentales: el acuerdo como método para resolver las necesidades de una sociedad, por encima
de banderías políticas, entendiendo que hay temas vinculados con la Nación que deben estar fuera
de las compulsas electorales, porque conciernen a la organización del sistema constitucional, más
allá de quien circunstancialmente gobierna; y la madurez en la búsqueda de un acuerdo político.
Finalmente quiero destacar la tarea de un conjunto de hombres de las comisiones de Defensa
Nacional y de Asuntos Constitucionales, que han trabajado intensamente en este proyecto. También
debemos rescatar la labor de hombres que a veces no tienen la posibilidad de aparecer
públicamente, pero que son un componente esencial sin el cual el trabajo legislativo muchas veces
se vería dificultado; son aquellos que nos asesoran en este tipo de tareas. Al respecto reivindico los
nombres, de especialistas como Tiviletti, Druetta, Rossi, Fernández Vieira y Ugarte. También
destaco el trabajo que en forma conjunta desarrollamos con el Poder Ejecutivo, sus ministros y
secretarios, lo mismo que la labor cumplida con el director de Seguridad Interior del Ministerio del
Interior, Carlos Sánchez Toranzo. Junto a los nombrados reivindico la tarea de otros que quizás sea
injusto omitir, pero que tuvieron influencia en el éxito de esta labor.
Con esta breve exposición, habiendo señalado ya los temas centrales, solicito a la Honorable
Cámara la aprobación de este proyecto que sometemos a su consideración. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Bisciotti. — Señor presidente: ha llegado el día “D”, el día de la verdad para esta ley de
seguridad interior, tan largamente esperada. El Congreso de la Nación adeuda esta norma a la
sociedad, desde que se sancionó la ley de defensa nacional, en 1988. En ese momento dijimos que
la cuestión de la seguridad interior sería objeto de una ley especial.
Lamentablemente, hasta el día de hoy, en el que los bloques mayoritarios, junto con otros
sectores integrantes de esta Cámara, nos hemos puesto de acuerdo, no pudo materializarse aquel
deseo debido a las fuertes presiones que se ejercieron. No voy a dar nombres ni mencionar
circunstancias, pero en todo sentido, desde uno y otro lugar, se trató de impedir la sanción de esta
norma que establece un ordenamiento en el sistema jurídico argentino para lograr la plena vigencia
del imperio, de la ley en un estado de derecho con el fin de estructurar y armonizar el accionar
policial, tanto federal como provincial con el resto de las fuerzas de seguridad, para garantizar la
vida y el patrimonio de todos los habitantes.
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sector público con el privado, que ha de encontrar en ello los incentivos necesarios para
desenvolver su iniciativa e impulsar su capacidad creadora.”
Más adelante señalaba: “Las interferencias y perturbaciones sustanciales son aquellas que
creadas o explotadas por intereses no nacionales, ya sea desde adentro o más allá de nuestra
frontera, actuando abierta o subrepticiamente, paralizan la concreción de los objetivos
nacionales.”
Este es el pensamiento de uno de los creadores de la doctrina de la seguridad nacional, que fue
derogada al sancionarse la Ley de Defensa en 1988.
En relación con el modelo latinoamericano de seguridad nacional podemos hacer referencia a la
ley que regula esta materia en la República Federativa del Brasil, que en su artículo 2º establece:
“La seguridad nacional es la garantía de la obtención de los objetivos nacionales contra
oposiciones tanto internas como externas”. Asimismo establece que la seguridad nacional
comprende medidas destinadas a 1a preservación de la seguridad interna y externa, inclusive, la
preservación y represión de la guerra psicológica adversa y de la guerra revolucionaria o
subversiva.
Por otra parte, el militar brasileño Augusto Fragoso afirma: “Hoy con la ampliación del concepto
de seguridad nacional abarcando igualmente la seguridad interna y externa y con la
institucionalización del planeamiento de la acción gubernamental, tanto en el área de la seguridad
como en la del desarrollo de la estrategia nacional, actuando siempre vinculada a la política
nacional, que le fija los objetivos, incluye acciones en las dos áreas”.
Este es el modelo latinoamericano que buscamos suplantar y destruir.
Con respecto al modelo imperante en las democracias modernas europeas podemos hacer
referencia a la ley italiana número 121, de 1981, que reglamenta toda la actividad de la seguridad
interior en el ámbito del Ministerio del Interior, de quien dependen los distintos estamentos
intervinientes en esta materia.
Asimismo, podemos mencionar la ley orgánica española N° 2, de 1986, y si bien tenemos con ella
alguna discrepancia en relación con las atribuciones de las fuerzas armadas, no podemos dejar de
reconocer que se trata de una de las normas más modernas en la materia, que regula claramente la
dependencia de las fuerzas de seguridad con respecto al ministerio político.
Considero importante rescatar la diferencia existente entre estos dos modelos. Para ello conviene
mencionar el pensamiento, de algunos hombres que han establecido con claridad cuál es la
distinción entre la defensa y la seguridad interior. Por ejemplo Richard Smoke, de la Universidad
John Hopkins, señala: “Contra las amenazas internas, las criminales, a la seguridad de los
ciudadanos, los gobiernos modernos despliegan policías, cortes de justicia, y prisiones... Contra
amenazas externas, los gobiernos despliegan diplomacia, inteligencia y fuerzas armadas.”
La aludida diferencia se proyecta también a los medios a emplear en uno y otro ámbito, como
también á los métodos a utilizar. Placiendo una primera aproximación a dicha circunstancia,
recordaremos juntamente con Samuel Huntington, en su clásica obra El Soldado y el Estado, cuando
al referirse a los orígenes del profesionalismo militar señalaba que “... Particularmente, se hizo
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imposible ser un experto en el manejo de la violencia para la defensa externa y al mismo tiempo
estar capacitado para actuar en política o conducción del Estado o el empleo de la fuerza para el
mantenimiento del orden interno. Las funciones del oficial se hicieron distintas de las del político o
el policía.”
De esta forma, destaco que en esta lucha que procuramos realizar con la planificación y
coordinación del esfuerzo policial conjunto de las fuerzas de seguridad en el ámbito del Ministerio
del Interior, buscamos — a través de un intercambio permanente de información e inteligencia para
la seguridad interior — lograr una efectiva acción persuasiva del delincuente, empleando los
métodos racionales que las fuerzas de seguridad saben emplear, esto es, el Código Penal y el
Código de Procedimientos en la materia. La idea es no sólo perseguir al delincuente, sino también,
llegado el caso, si es necesario, reprimir y llevarlo a la justicia; pero esta represión debe graduarse
de forma tal que se preserve la vida del delincuente. Se interviene en el combate en la medida en
que sea necesario, bajo la conducción de uno de los directores políticos que a su vez designará el
comité de crisis a emplearse en operaciones especiales cuando haya un peligro colectivo en una
determinada región del país. Mientras tanto, las fuerzas armadas, están preparadas para aniquilar al
enemigo externo. Por eso hacen uso del poder de fuego máximo. Aniquilan o disuaden al enemigo
porque no saben aplicar el Código de Procedimientos. Aquí está la diferencia sustancial.
Buscamos como una actividad primaria que esta acción de las fuerzas de seguridad sea la que se
encargue de proteger la vida y los bienes de los ciudadanos; que luche contra el terrorismo y contra
el narcotráfico y que se dedique especialmente a enfrentar, situaciones de peligro que imperen en
cualquier lugar del país cuando se atente contra la Constitución Nacional.
Como se trata de un proyecto de ley convenio, pensamos que muchas provincias van a adherirse.
Por lo tanto, descalifico a quienes dicen que avasalla las autonomías provinciales. Demostraremos a
posteriori que esta iniciativa garantiza dichas autonomías y evita situaciones de intervención
federal.
El hecho de que hayamos logrado consenso sobre este proyecto con diputados de otro bloque —
en este sentido, reconozco la colaboración del diputado Toma, de la bancada Justicialista —,
demuestra a las claras que a veces los políticos podemos sentarnos en torno a una mesa y dialogar,
fundamentalmente cuando están en juego cuestiones muy importantes, como es el caso de la
defensa nacional y de la seguridad interior. Por eso hablaba del día “D”, porque estamos en la
antesala de lograr la estructura jurídica fundamental para que el país encuentre las respuestas
adecuadas, garantizando los derechos y emprendiendo una acción eficaz contra la cada vez más
compleja delincuencia.
¿Qué antecedentes hemos buscado? Hemos dicho que buceamos en la legislación comparada. Por
ejemplo, hemos hablado de la legislación italiana y de la española, que sitúan la conducción política
de las fuerzas de seguridad — guardia civil, carabineros, etcétera — en el ámbito del Ministerio del
Interior. Pero también podemos citar los antecedentes existentes en nuestro país.
Desde 1938; cuando se creó Gendarmería Nacional, hasta fines de la década del 50, la Argentina
tuvo una etapa importante en este aspecto, que finalizó, con la implementación del llamado plan
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Conintes, el cual, con excepciones, perduró prácticamente hasta el año 1983. Buscando
antecedentes positivos es menester mencionar la ley de creación de Gendarmería Nacional en el año
1938, así como la ley de creación del Consejo Federal de Seguridad en 1952, promulgada con el
número 14.071 y cuya mención, exigida por la verdad histórica, va a poner contentos a mis amigos
peronistas. Asimismo, cabe hacer referencia al decreto reglamentario 3.126/52, mediante el cual se
dispuso la dependencia directa y exclusiva de la Gendarmería Nacional con respecto al Ministerio
del Interior, y al decreto 548, del 13 de junio del mismo año, que sustituyó el estatuto de la
Gendarmería, suprimiendo la exigencia de la condición de militar para ocupar cargos en la
estructura organizativa de esa institución.
Con relación a la Prefectura Naval — institución de policía marítima y fluvial —, hay que
recordar el decreto 8.249, del 9 de octubre de 1952, que establece su dependencia del Ministerio del
Interior. Todas estas normas son antecedentes útiles para demostrar cómo nuestro país tiene
experiencia en materia de coordinación de las fuerzas de seguridad desde el ámbito del Ministerio
del Interior.
Este proceso experimenta un retroceso con el plan Conintes, cuando las fuerzas armadas ponen a
las fuerzas de seguridad bajo su jurisdicción y dependencia y empieza la etapa negra de los bandos
militares, la caza de brujas y el imperio de la doctrina de la seguridad nacional, promovido por
gobiernos de afuera, los cuales — vaya ironía — tanto nos ayudaron en el conflicto de Malvinas no
obstante el TIAR. Esta etapa de retroceso también incluye la anterior ley de defensa, que nosotros
derogáramos en el año 1988 mediante la ley 23.554. Aquella ley directamente permitía la
intervención militar en cuestiones de seguridad interior y sobre todo de inteligencia.
Una y otra vez digo que respetamos a las fuerzas armadas. Nosotros mismos hemos hablado de
una iniciativa sobre información e inteligencia militar. También hemos hablado con funcionarios
del área de defensa sobre la transferencia de los fondos de las privatizaciones para que las fuerzas
armadas se modernicen y se transformen; pero no queremos destruirlas. Aspiramos a que se realicen
en esta sociedad de la cual todos formamos parte, pero no deseamos que sean utilizadas en
actividades que no les corresponden. No queremos la inteligencia militar, en la seguridad interior,
porque esto deforma al soldado por el ejercicio de actividades para las que no está preparado ni fue
formado oportunamente.
Mencionadas estas circunstancias, llegamos a 1983. Antes de la asunción del gobierno
constitucional, por gestión del nuevo presidente de la democracia, el doctor Raúl Alfonsín, se
modificó la Ley de Ministerios y el presidente de la República retomó la conducción como coman-
dante en jefe de las fuerzas armadas de la Nación; es decir, el comandante que tienen es el
presidente de la República.
Además se producen cambios fundamentales. Entre ellos, les damos razón de existencia a las
fuerzas de seguridad, que habían dependido históricamente del Ministerio de Guerra la
Gendarmería y del Ministerio de Marina la Prefectura.
Cuando el doctor Alfonsín y ese gran ministro de Defensa y amigo personal, el doctor Raúl
Borrás — aprovecho este momento para rendirle un sincero homenaje —, dejaron el legado
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histórico por el que las fuerzas, de seguridad pasaron a depender directamente del Ministerio de
Defensa, dieron en ese momento un paso trascendental al disponer que los jefes directos de cada
fuerza fueran hombres salidos de sus propios cuadros. Con ello se daba a la Gendarmería y a la
Prefectura la independencia correspondiente para realizar planeamientos y cumplir con la tarea que
realizan al servicio del país en fronteras, en mares o en zonas lacustres de nuestro territorio.
Este fue un extraordinario avance, ratificado luego, con la sanción de la ley de defensa en 1988,
constituyéndose en el Ministerio del Interior una comisión destinada a proyectar una ley de
seguridad interior, que debía ser sancionada lo más rápidamente posible.
Cuando se estaba trabajando en este tema ocurrieron los acontecimientos de La Tablada. Todos
recuerdan que cuando se produjo el ataque al regimiento de La Tablada nadie sabía cómo debía
realizarse la coordinación de tareas ni tampoco se conocía la jurisdicción correspondiente. No había
estructurada una sola organización que coordinara, planificara y ejecutara acciones de seguridad
interior, porque no se contaba con una ley específica. Lo mismo ocurrió cuando se produjeron los
motines y explosiones sociales callejeros, muchos de los cuales en realidad fueron impulsados por
carapintadas que recorrían los barrios del Gran Buenos Aires, tratando de impulsar la provocación y
la bronca contra el gobierno democrático, con las intenciones que quedaron demostradas durante el
gobierno del doctor Menem, cuando esas expresiones se hicieron realidad y determinaron que esos
hombres fueran castigados, tal como lo habíamos dicho nosotros anteriormente.
Recuerdo que cuando esas explosiones sociales ocurrieron — después me referiré a la cuestión de
La Tablada — había quienes decían, entre ellos la entonces diputada María Julia Alsogaray, que
debían salir los tanques a la calle. Pedían los tanques en la calle para reimplantar la seguridad de los
habitantes. Los tanques pueden significar el temor pero también la destrucción, porque no significan
el imperio de la ley; tampoco simbolizan la aplicación del derecho. Por eso nosotros insistimos en
esta concepción filosófica de la función de las fuerzas armadas frente a la agresión externa.
Volviendo al tema de La Tablada, recuerdo que cuando ocurrió ese hecho nadie sabía qué hacer.
Todos quisieron actuar de la mejor forma posible; cada uno contribuyó para ir a disparar o a rodear
el lugar donde se produjo el atentado, donde estaban resistiendo los subversivos, pero nadie sabía
cuál era su jurisdicción y su competencia.
Si hubiésemos tenido esta ley de seguridad interior, el comité de crisis que la misma establece —
presidido por el ministro del Interior e integrado por los gobernadores del territorio en el cual se
produce el problema, el jefe de la Policía Federal y los de la Prefectura y la Gendarmería — habría
actuado automáticamente en respuesta al conflicto. En tal sentido, habría implementado la
intervención de elementos de la Prefectura, la Gendarmería y la Policía Federal y policías
provinciales, que ya debían estar preparadas para actuar.
Es para ello que existe un intercambio de información, o inteligencia en la Dirección de
Inteligencia Interior que creamos y en un centro de planeamiento y control que también se crea
dentro de la órbita de la Subsecretaría de Seguridad Interior, que es el cerebro que prepara la acción
sin costo alguno. En estos dos organismos prácticamente no hay costos; son los jefes de las
instituciones quienes planificarán las acciones en forma inmediata y responderán eficazmente. No
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ocurrió así en La Tablada y no queremos que a Menem lo pase lo mismo que a nosotros. Por ello
queremos brindarle este instrumento; nuestro anhelo es servir a la República y por tal motivo
aspiramos a sancionar hoy este proyecto de ley.
Me permito criticar el decreto 327/89, del gobierno del doctor Alfonsín, que si bien en su
momento preservó como autoridad primaria la intervención de las fuerzas de seguridad y como
autoridad secundaria la de las fuerzas armadas, cometió el error de incluir dentro del Consejo de
Seguridad a los jefes de los estados mayores de las fuerzas armadas. Manifiesto por ellos mi mayor
respeto, pero pienso que deben integrar el Consejo de Defensa Nacional y sólo intervenir en los
casos de excepción que plantearé después. Él error obedeció al momento que se vivía, a la rapidez
de los acontecimientos y a la posibilidad de que se repitieran hechos que atentaran contra la
estabilidad institucional de la República.
El mencionado retroceso — una verdadera involución — se incrementó en el gobierno de Menem
con la sanción del decreto 392/90. Haciendo una interpretación de este decreto a partir del 327/89,
vemos que se complica la situación mucho más porque se permite la intervención, de las fuerzas
armadas en toda cuestión problemática, estallidos sociales y demás, con la circunstancia agravante
de la inteligencia militar para la seguridad interior. Entonces, encontrarnos con vacíos de legislación
y con dos decretos vigentes que no son adecuados.
Por ello llegamos a la elaboración del proyecto de ley que en forma consensuada suscribimos; en
agosto del año pasado. Este proyecto, que consta en el Orden del Día Nº 741, sólo tiene disidencias
parciales; o sea que hoy tenemos aquí en consideración un solo proyecto sobre seguridad interior —
que es el denominado Toma-Bisciotti o Bisciotti-Toma —, que prácticamente contó con el apoyo
unánime de los miembros de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Defensa Nacional,
con disidencias parciales y observaciones.
Respeto a todos aquellos hombres del Parlamento que se tomaron el trabajo de estudiar el presente
proyecto de ley y formularon observaciones, con las que podemos no coincidir y respecto de las
cuales posteriormente responderán diputados de mi bancada como Conrado Storani — en el cierre
del debate —, Mosca, Berhongaray, Felgueras, Soria Arch y otros correligionarios que seguramente
intervendrán. Pero reitero que respetamos la labor de estos legisladores que se tomaron el trabajo de
desarrollar una idea, acerca de la cual podemos discrepar, pero que significa una tarea de
observación y trabajo parlamentario.
Tuvimos que analizar qué teníamos hasta el momento en materia de legislación sobre la materia
para llegar a promover la sanción de este proyecto de ley. Hoy conseguiremos la sanción de la
Cámara de Diputados a la presente iniciativa en la medida en que Mandinga o Satanás no se crucen
en el camino. Debemos bregar por su sanción porque ello importará un verdadero avance.
Los sistemas de seguridad interior imperantes hoy en la Argentina son dos: el que funciona
dentro de la órbita del Ministerio del Interior — Policía Federal y policías provinciales — y el que
depende del Ministerio de Defensa, es decir, las fuerzas de seguridad, Gendarmería y Prefectura.
Lo que ocurre es que este sistema no está organizado, coordinado y planificado, y todo depende
de la buena voluntad de los funcionarios; por ejemplo, cuando ante un conflicto el ministro del
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Interior solicita al de Defensa que le envíe determinada cantidad de efectivos de Gendarmería. Esto
es una barbaridad; es falta de planificación, de organización, de disposición y de coherencia.
Además, significa que el Ministerio del Interior no posee el poder político para la conducción de la
seguridad interior.
¿Saben los señores diputados en dónde se desarrollan las tareas de planificación en casos de
conflictos? En el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Me pregunto si la elaboración de
los planes dentro del Estado Mayor Conjunto no responde acaso a una concepción militarizada de la
seguridad interior. Para modificarla teníamos dos caminos a seguir. Por un lado, podíamos
determinar que la Gendarmería y la Prefectura dependieran del Ministerio del Interior, teniendo en
cuenta incluso antecedentes argentinos durante el mismo gobierno de Perón. Pero en este caso
existirían inconvenientes, porque la Gendarmería es una fuerza estructurada militarmente, es decir
que su organización está preparada desde el punto de vista militar. En consecuencia, la afectaríamos
seriamente en sus concepciones y formación. Además, las fuerzas de seguridad, Gendarmería y
Prefectura, dependen del Ministerio de Defensa para la defensa nacional. Como ustedes saben, las
fuerzas de seguridad colaboran en la defensa nacional como todas las demás y al igual que todos los
argentinos.
Nosotros preferimos optar por otro camino, que recoge antecedentes de la ley italiana: la
dependencia orgánica de dichas fuerzas del Ministerio de Defensa — incluso para la defensa
nacional —, y su dependencia del Ministerio del Interior a los efectos exclusivos de la seguridad
interior. En este caso, el ministro del Interior participa de la formación, planificación y
equipamiento únicamente para la defensa de esa seguridad interior.
Es decir que se establecería un tipo de doble dependencia o doble funcionalidad. Dado que a
muchos no les gusta la doble funcionalidad, podemos hablar sólo de la dependencia del Ministerio
del Interior, con lo cual el ministro no sólo coordina sino que también dispone. A muchos nos han
querido convencer de que debíamos hablar de coordinación, pero ésta es un aspecto y la dirección y
la disposición es otro. Por ello, en este proyecto de ley hablamos del accionar conjunto de las
fuerzas bajo la coordinación y dirección del ministro del Interior, quien será asesorado por un
Consejo de Seguridad Inferior en la tarea de elaborar los diferentes planes relativos a la seguridad
interior.
El referido consejo estará integrado por miembros permanentes y no permanentes. Entre los
primeros se encuentran los ministros del Interior y de Justicia, los jefes de la Policía Federal, de la
Gendarmería y de la Prefectura, y el gobernador de la provincia en la que se produzca una situación
que ponga en peligro las instituciones o la vida de los ciudadanos. Adelanto que la bancada
Justicialista propondrá la inclusión, como integrantes de ese consejo, del subsecretario para la
Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico y del subsecretario de Asuntos para
la Seguridad Interior.
Entre los miembros no permanentes se encuentra el señor ministro de Defensa, porque las
fuerzas armadas no son permanentes para la cuestión de la seguridad interior, dado que sólo
intervienen excepcionalmente cuando las fuerzas de seguridad son rebasadas y cuando así lo
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disponga el presidente de la República mediante decreto que establezca el estado de sitio. Recién
en este momento se incorporan al Comité de Crisis el ministro de Defensa y el jefe del Estado
Mayor Conjunto. Ocurre que existe una doble colaboración de las fuerzas armadas con las de
seguridad. Así sucede, por ejemplo, cuando estas últimas reciben el apoyo logístico de la Fuerza
Aérea para transportar efectivos de la Gendarmería, la Prefectura o la Policía Federal, o cuando se
requieren diferentes elementos para las comunicaciones, de los que pueden carecer las fuerzas de
seguridad. Pero las fuerzas armadas nunca pueden aportar la inteligencia militar para la seguridad
interior. Ahí reside el principio filosófico de este proyecto, que tiene una profunda raíz de
concepción democrática.
¿Qué ocurre cuando estalla la crisis en un lugar determinado? ¿Qué sucede cuando un
gobernador de provincia se encuentra frente a una revuelta, un motín o la acción de narcotraficantes
que ocupan una región? El gobernador de esa provincia automáticamente requiere el despliegue de
fuerzas federales, para lo cual se constituye el comité de crisis dentro de un ámbito reducido del
Consejo de Seguridad Interior. Ese comité es el que desarrollará el planeamiento y dispondrá las
acciones que correspondan.
Dentro de la Subsecretaría de Seguridad Interior funcionan el Centro de Planeamiento y la
Dirección de Inteligencia Interior, que procesa la inteligencia de Gendarmería, Prefectura, Policía
Federal y policías provinciales.
En este intercambio de información debemos destacar, que las provincias, además de requerir la
intervención de las fuerzas federales, constituyen en su propio ámbito un consejo complementario
de seguridad interior que estará presidido por la autoridad política más importante, por ejemplo el
ministro de Gobierno en el caso de la provincia de Buenos Aires. Ese consejo estará integrado por
las autoridades máximas de las fuerzas de seguridad del lugar: el jefe de policía provincial y los
jefes de los destacamentos de la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura.
A su vez estos consejos complementarios de seguridad interior producen un intercambio
permanente con el consejo central de seguridad del Ministerio del Interior. Esta fluidez en la
comunicación, el mejoramiento de las condiciones de las fuerzas policiales y de seguridad, esta
modernización y este despliegue permitirán desarrollar una acción más eficaz incluso contra la
delincuencia común por el intercambio de información. Por otra parte, específicamente la norma
posibilita que en la persecución a delincuentes las fuerzas puedan desplazarse a otras jurisdicciones.
Es decir que existe una obligación de auxilio entre todas las fuerzas, siendo sólo menester la simple
comunicación al Ministerio del Interior y a la fuerza respectiva.
Se han instrumentado una serie de organismos que no son costosos, ya que se constituyen con los
elementos disponibles, y que son más que suficientes para garantizar la seguridad interior en la
República. Quienes sostengan que esto no es así pueden tratar de apreciar la capacidad de la Policía
Federal, con su superintendencia de orden técnico dentro del marco constitucional, y sus grupos de
infantería y motorizado; la solvencia de la Prefectura con sus cuerpos preparados para lanzar en
cualquier momento quinientos hombres a la calle, sus grupos especializados antimotines, Albatros,
etcétera; la eficiencia de la Gendarmería, que ejerce la policía de seguridad en las fronteras. En ese
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sentido, cabe citar los cinco destacamentos móviles que existen en el país: Campo de Mayo,
Rosario, Córdoba, La Pampa y Río Negro, que con el auxilio de la Fuerza Aérea — se establece la
colaboración logística de las fuerzas armadas, porque sino en este caso habría que comprar aviones
para la Gendarmería — permiten un rápido despliegue de tres mil hombres altamente capacitados
para luchar contra el narcotráfico, el terrorismo, los motines y las explosiones sociales inducidas
que deben ser contenidas en su momento. Al igual que los efectivos de la Policía Federal y la
Prefectura, estos hombres saben aplicar los códigos pero también la disuasión y la persuasión.
Para estos casos especiales está previsto que, al producirse un conflicto, automáticamente el
Comité de Crisis designe un hombre político, con rango de subsecretario de Estado nacional o
ministro de Gobierno en las provincias para que se ocupe de la supervisión operacional.
Pretendemos que el poder político sea el que supervise; por supuesto, no conducirá el operativo si
es necesario tomar un lugar resistido por las fuerzas del terrorismo o el narcotráfico. En ese caso se
encargará de ello un hombre designado de dicho conjunto. Pero el funcionario político es quien
tendrá facultades para graduar incluso la represión y, en un momento dado, hasta requerir que se
paralice, porque no queremos el exterminio de nadie sino llevar a los culpables a la justicia para que
sean sancionados como corresponde en un país que se guía por los principios del respeto por la vida
de sus habitantes y que, lejos de pretender su exterminio, quiere perseguir a la delincuencia y
abatirla en el terreno de la legalidad, dejando que sea la justicia quien la condene.
Como puede llegar un momento en que la acción complementaria de las fuerzas de seguridad sea
rebasada, en ese caso se pide automáticamente la colaboración de las fuerzas armadas previa
declaración del estado de sitio. En ese caso las otras fuerzas se subordinan al comandante
operacional de aquéllas, pero no en todo el país sino en la zona afectada por los disturbios.
De esta manera erradicaremos los bandos militares destinados a la defensa interna del pais y las
persecuciones ilegales. Se trata de un procedimiento a aplicar cuando está en peligro la existencia
misma de la Nación, lo cual justifica que todas las fuerzas converjan hacia la defensa de la
República, en forma similar a lo que sucedería ante un ataque armado externo.
Sin embargo, por medio de esta norma determinamos que las fuerzas armadas concurran a esa
defensa aportando equipamiento, planeamiento y despliegue, pero no inteligencia militar, porque la
seguridad interior de la Nación no es tarea habitual de las fuerzas armadas sino una empresa
excepcional para las que eventualmente puede convocarlas el país por medio de las facultades que a
ese efecto posee el presidente de la Nación.
En cierta forma se trata de reglamentarlas, porque a veces lo que no se establece en la ley da
lugar a extralimitaciones, ya que queda librado a la libertad de acción del gobernante de turno. Por
ello es necesario establecer normas precisas que los rijan, sin importar que el presidente de la
Nación sea en un momento dado el doctor Alfonsín, el doctor Menem o cualquier otro ciudadano;
lo que importa es que sea un presidente democráticamente elegido.
En este sentido nuestra bancada propone un nuevo capítulo que habla del control parlamentario,
aspecto al que ya hizo referencia el señor diputado Toma. Se trata de un tema largamente debatido y
sobre el cual el radicalismo ha presentado dos proyectos de integración de comisiones de contralor
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cuando es más útil reconocer la experiencia recogida. Basta ver en el Diario de Sesiones el debate
sobre la ley de defensa nacional, donde quedaron claras todas las posiciones de los diferentes
bloques. Justamente, representantes de mi bancada preguntaron — yo mismo lo hice — qué pasaba
si una guarnición o unidad militar era atacada por elementos subversivos; qué pasaba si no era
suficiente la fuerza policial para controlar el orden o el estado de conmoción interior; qué pasaba si
se privaba al presidente de la Nación de dirigir las fuerzas armadas, como lo manda la Constitución
Nacional; qué pasaba si se imponía el rigorismo, el chaleco, el corsé de ese cuadro sinóptico, de ese
cuadro que estamos viendo que quedará derogado con la sanción del proyecto de ley que
discutimos.
Hubo entonces una sola respuesta en este recinto y fue que la seguridad interior no integraba el
concepto de defensa, que el sistema democrático se oponía a estas convicciones y se defendió un
concepto que fue elaborado por quien fuera ministro de Defensa, don Raúl Borrás, a quien en
absoluto retaceo el homenaje que merece su vida pública, pero que nos legó un concepto de defensa
cargado de prevenciones respecto de las fuerzas armadas.
Carece de elegancia y no es correcto en un ambiente democrático como éste decir que
anunciamos su equivocación. De ninguna manera voy a señalar algo por el estilo. Todos marchamos
al mismo compás en la evolución del sistema que queremos estructurar y del bienestar que
queremos brindar.
Sin embargo, me veo obligado a efectuar estas aclaraciones luego de las palabras pronunciadas
por el señor diputado Bisciotti según las cuales la ex diputada María Julia Alsogaray habría saltado
de alegría pidiendo que los tanques salieran a la calle. No fue así.
Invito a leer los Diarios de Sesiones para comprobar que lo que la representación de mi partido
señaló en aquel momento no fue ni más ni menos que lo que luego ocurrió. Fue necesario el hecho
luctuoso de La Tablada para que se comprendiera que no se puede cargar de prevenciones a
instituciones previstas en la Constitución y que son comandadas por el presidente de la República.
No creo que el presidente esté comandando entidades que merezcan prevenciones o suspicacias.
Saludo a los años transcurridos desde 1983 hasta la fecha y a los gobiernos habidos, que han
marcado una evolución en el pensamiento argentino gracias a la cual concluimos, que ha que
desechar esas prevenciones y admitir la realidad. Eso es lo que espera de nosotros el pueblo
argentino, y no los artilugios, subterfugios y los dobles discursos, que ya nadie tolera en nuestra
patria.
Sr. Bisciotti. — ¿Me permite una interrupción por haber sido aludido, señor diputado, con
autorización de la Presidencia?
Sr. Durañona y Vedia. — Sí, señor diputado, pero me permito señalarle que la alusión a que
se refiere el reglamento y que da derecho al uso de la palabra es la alusión personal y no aquella
vinculada con el debate; de lo contrario, sería imposible hacer referencia al tema en consideración.
De todas formas, en modo diverso al del señor diputado Toma, concederé todas las interrupciones
que me soliciten.
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Sr. Presidente (Pierri). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Bisciotti. — Señor presidente; el señor diputado Durañona y Vedia, que ha dicho que he
entonado un himno — agradezco sus conceptos —, siempre busca argucias para defender
posiciones que en él son comunes. Por ejemplo, cuando se comenzó a tratar el proyecto sobre venta
de inmuebles de las fuerzas armadas intentó modificar la iniciativa y luego, en un momento
determinado — respondiendo no sé a qué presiones de intereses sectoriales — abandonó el recinto
dejándonos sin posibilidades de sancionar el proyecto en consideración. Me pregunto si ahora no
pretende entrar en la misma maraña de aquel día para dejarnos sin quórum y sin poder sancionar
esta norma. Tengo la impresión de que se está constituyendo prácticamente, en un vocero de algún
sector de las fuerzas armadas.
Sr. Presidente (Pierri). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Durañona y Vedia. —Lamento la interrupción del señor diputado porque peca de absurdidad
total.
Sr. Durañona y Vedia. — El señor diputado Bisciotti tiene que entender que debe escuchar en
silencio las opiniones que lo contraríen porque justamente en eso consiste el sistema, democrático
por el cual entona los himnos a los que me he referido.
Decía que el señor diputado por Buenos Aires — para no nombrarlo, porque parece que no lo
gusta — peca de absurdidad. En la oportunidad que señaló, la Cámara ya estaba sin quórum antes
de que me retirara; nunca se hubiera podido votar el artículo en cuestión. La sesión cayó por una
moción que formulé, pero ésa hubiera sido igualmente la consecuencia en caso de haberse sometido
a votación el artículo que se estaba tratando. Por otra parte, no fue mi retiro — todos los señores
diputados lo saben — lo que dejó a la Cámara sin quórum, ya que permanecí detrás de las puertas
de acceso al recinto hasta que se levantó la sesión.
Cuando me retiré no había quórum; no sigo el ejemplo radical. Ellos abandonan el recinto cuando
les conviene hacerlo y retiran a sus diputados cuando no quieren tratar determinados temas, como
por ejemplo el de la ampliación del número de miembros de la Corte.
Por lo tanto, el señor diputado se ha equivocado en su apreciación. Por ello, y a fin de que quede
constancia, en el Diario de Sesiones, quiero señalar que en este momento se encuentran presentes en
el recinto 66 señores diputados. Hago esta aclaración a fin de que si la Cámara se queda sin quórum
no se piense que ha tenido éxito el augurio del señor diputado al respecto. Por otra parte, no son
más de 14 o 15 los integrantes del bloque de la Unión Cívica Radical que se encuentran presentes, a
pesar de que su bloque está constituido por 90 señores diputados. Es evidente que los señores
diputados no prestan debida atención al proyecto de los señores diputados Toma y Bisciotti.
Sr. Espeche. — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
Sr. Durañona y Vedia. — Sí señor diputado.
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Sr. Presidente (Pierri). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Salta.
Sr. Espeche. — Señor presidente: es evidente que el señor diputado por Buenos Aires tiene una
fobia generalizada y no particularizada. Lamento que esta fobia — que es patológica en el señor
diputado — incluya permanentemente a los señores diputados de la Unión Cívica Radical.
He solicitado esta interrupción porque considero que lo expresado no hace honor a la verdad con
respecto a la actitud asumida por el bloque de la Unión Cívica Radical, que siempre ha ejercido una
oposición constructiva, ayudando a formar quórum o permitiendo la consideración de diversos
temas no sólo en el recinto sino también en las comisiones. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Pierri). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: la Cámara debe advertir que siempre hago juicios
de naturaleza política que pueden gustar o no, pero nunca me meto con la patología del señor
diputado que me acaba de interrumpir en el uso de la palabra ni con las condiciones personales de
ningún señor diputado.
La Cámara apreciará que he utilizado un lenguaje respetuoso, pero no tengo por qué retacear el
juicio que me merecen algunos hechos políticos.
Los dos señores diputados radicales que me han interrumpido en el uso de la palabra — aquí
tengo que hacer referencia al bloque de la Unión Cívica Radical porque ambos pertenecen a él —
han efectuado apreciaciones personales tratando de injuriarme. De más está decir que esas injurias
no me alcanzan en absoluto. De todos modos, como me gusta hablar con la verdad, debo reconocer
que el bloque de la Unión Cívica Radical cumple una tarea preponderante en esta Cámara y
demuestra una disciplina envidiable no sólo con respecto a su presencia en las comisiones sino
también en su manera de desenvolverse, sin que decir esto importe realizar algún tipo de
desestimación con respecto a otros señores diputados. Yo sólo he señalado que muchas veces
hemos visto al bloque radical retirarse del recinto, actitud que nunca he imitado puesto que siempre
he estado en mi banca, a veces esperando durante largas horas. Por ello, no admito que se diga que
he dejado a la Cámara sin quórum, porque esa afirmación es antojadiza, falsa e irresponsable.
Sr. Breard. — Sin embargo, el día que se consideró el tema referido al señor diputado Luque, el
señor diputado se retiró del recinto.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: el señor diputado que me acaba de interrumpir en
el uso de la palabra ha señalado que me retiré del recinto en oportunidad de considerarse la
situación del señor diputado Luque. Pero es importante dejar aclarado que ello no fue así, porque
debí retirarme a raíz de la intransigencia irreductible del señor presidente del bloque de la Unión
Cívica Radical, quien solicitó el cierre de la lista de oradores a pesar de que yo era el único diputado
que quedaba anotado para hacer uso de la palabra y posiblemente iba a disentir en cuanto a un
procedimiento que consideré lesivo al sistema republicano, y ello con todo el derecho que me da la
representación que ejerzo.
Voy a continuar con mi exposición si los señores diputados radicales no me interrumpen más.
Quiero preguntar cuál es la seguridad que quiere prevenirse, porque tanto desde el Poder
Ejecutivo como desde el Parlamento se ha puesto de moda emplear términos relacionados con los
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sistemas de seguridad. Se dice que en la Argentina hay seguridad, pero al mismo tiempo se afirma
que no la hay. Inclusive desde el gobierno se expresa que en el país hay una seguridad relativa y que
aquí estamos mejor que en otros países del mundo, y sin embargo se fabrican proyectos y se envían
mensajes que estarían indicando que es necesario reformar todos los sistemas para lograr algo de
seguridad.
A mi entender, la seguridad no puede definirse por ley. La seguridad total se logra con la plena
vigencia del estado de derecho, por lo que tenemos que preguntarnos si en la Argentina tenemos esa
vigencia. En este sentido, me parece que la respuesta negativa se impone, porque cuando no se han
corregido los efectos dañosos que producen la venalidad, y la corrupción administrativa; cuando
existen, desigualdad ante la ley, favoritismos y prebendas concedidas por el Estado, cuando existen
deficiencias en cuanto a la protección de las garantías individuales de los ciudadanos y cuando se
producen desde el poder administrador toda clase de embates contra los derechos y expectativas de
los habitantes, no puede decirse entonces que estemos gozando de la plena vigencia del estado de
derecho; y en esto radica la falta de seguridad.
Nunca, se va a evitar — es algo que existe desde Caín y Abel — que en la calle se cometan
crímenes o que exista algo de violencia, lo cual no quiere decir que no haya seguridad. La falta de
seguridad empieza cuando se piensa que no debe confiarse en los organismos que están a cargo de
ella. La falta de seguridad comienza cuando el ciudadano entiende que no puede requerir el auxilio
de las fuerzas encargadas al efecto; cuando piensa que puede haber venalidad en la justicia o cuando
advierte que ésta no tiene los elementos indispensables para desenvolverse.
La falta de seguridad no está dada sólo por el hecho de que se cometan delitos, porque delitos
siempre habrá. Lo que tiene que haber es una dotación de recursos y de tecnología suficientes para
que puedan funcionar todos los organismos encargados del servicio de seguridad, e incluso la
justicia. En este último aspecto estamos en falta porque la justicia argentina no cuenta este año con
los recursos esperados. Por eso, el más alto tribunal de la República está gestionando que se
cambien interpretaciones caprichosas del poder administrador que le niegan recursos para su
funcionamiento.
Hay que empezar por el principio. Tenemos que dotar a la justicia de todos los recursos
necesarios para lograr su cometido. Debemos hacer ley verdadera lo que es la ley escrita que otorga
recursos al Poder Judicial. Me refiero a la llamada ley de autarquía financiera del Poder Judicial,
que hoy es sólo una ilusión.
Tenemos que encontrar los métodos para difundir la cultura de los ámbitos forales en la policía y
en los organismos de seguridad, para contribuir con estas reparticiones públicas a un efectivo
desempeño de sus actividades. De lo contrario, ¿de qué vale crear comités de crisis, sistemas de
defensa y comisiones de seguridad?
El señor diputado Toma ataja rápidamente la crítica diciendo que aquí no hay burocracia.
Realmente no sé qué es burocracia para el señor diputado Toma. Puede ser que tenga razón desde la
amplitud que tiene esa palabra, pero no hay ninguna duda de que este proyecto crea un galimatías
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Tampoco menciona la iniciativa como van a funcionar estos grupos, comités o comisiones, si se
va a resolver por votación entre ellos o si habrá alguna prioridad. Simplemente coloca una serie de
procedimientos y posibilidades que es dudoso que se den en el terreno del conflicto, porque lo más
grave es que ello limita las facultades del presidente de la Nación. El texto le dice al señor
presidente de la Nación con quién tiene que reunirse en caso de conflicto, a quién debe llamar en
caso de conmoción, qué organismos tienen que funcionar y asesorar y qué jefes de policía deben
participar en un acto electoral para elegir a su vez a otros policías superiores que integrarán el nivel
de asesoramiento del ministro y éste, el del presidente.
El proyecto de ley en consideración peca por un exceso en la previsión política de que ningún
sector, organismo, o clase quede fuera del sistema de seguridad y, como si esto fuera poco, crea
una comisión parlamentaria bicameral.
Así como se habla de la independencia del Poder Judicial y del Poder Legislativo, existe cierta
independencia del Poder Ejecutivo. En la Constitución Nacional no hay vestigios que establezcan la
organización del control por parte del Congreso, pero éste, como órgano republicano, no es ajeno a
cuanto acontece en la vida diaria del país. Por ello es que podemos formar una comisión, pero lo
tradicional es que pertenezca a una determinada Cámara.
La comisión puede tener a su cargo el estudio de un asunto o el seguimiento de los hechos
ocurridos en un aspecto delicado; como el de la seguridad, pero de ninguna manara puede,
convertirse en una comisión investigadora con la facultad de juzgar conductas o impedir la salida
del país a personas determinadas, o producir esos “raros informes”, uno secreto y otro público, para
las Cámaras del Congreso, sancionando así en forma legislativa el doble discurso del que están
cansados los argentinos; uno reservado y otro para difundir.
Esta es una cuestión que habrá que analizar y discutir sobriamente pero en profundidad cuando
se lleve a cabo el debate en particular a fin de impedir que los cuerpos políticos se arroguen
funciones judiciales porque ese día — lejos de lo que nos dice el señor diputado Bisciotti — la ley
de seguridad interior habrá comprometido el sistema republicano en un aspecto fundamental.
No deseo fatigar más a la Honorable Cámara y agradezco mucho a los señores diputados el
tiempo que me han dispensado; Por cierto; cuando se lleve a cabo la discusión en particular haré
uso de la palabra para referirme a algunos aspectos concretos.
Por el momento, sólo quiero resaltar que en la Argentina no habrá seguridad, justicia ni
transformación en la medida en que no exista — como dije al comienzo de mi exposición — una
vigencia esencial del estado de derecho. Esto es algo que deben conseguir todos los partidos
políticos porque en ello consiste el gran esfuerzo republicano. Nos falta mucha para alcanzarlo y,
cuando lo hayamos logrado, veremos que será la mejor ley de seguridad interior y externa que el
Congreso Argentino pueda brindar a nuestros conciudadanos. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Caviglia. — Señor presidente: en primer lugar quiero manifestar, no sólo como legislador
sino como representante del pueblo, que, en esta cuestión en particular la Cámara de Diputados se
encuentra en mora respecto de un tema que es sumamente preocupante para toda la sociedad.
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Lamentablemente, tuvo que suceder el atentado al cineasta Pino Solanas para actualizarse esta
discusión, que como bien sabemos, el Poder Ejecutivo había archivado de manera arbitraria con el
consentimiento de los legisladores oficialistas. Por medio de la prensa nos enteramos de que
consideración de este proyecto de ley estaba demorada a raíz de una controversia entre la iniciativa
de los señores diputados Toma y Bisciotti y las intenciones del Poder Ejecutivo expresadas a través
del ministro Mera Figueroa, quien, no compartía ni el texto ni el espíritu de la norma proyectada.
Ello pone a las claras una vez más la subordinación y la dependencia institucional del oficialismo
con respecto a las políticas del Poder Ejecutivo, las cuales echan por tierra aquellos, principios
básicos que establece la Constitución Nacional, tales como la división de los Poderes y el sistema
republicano.
Este es un nuevo llamado de atención para que los legisladores asumamos nuestra
responsabilidad y dejemos de ir a la cola del proyecto menemista. Que no quieran convertirnos en
meros diputados levantamanos, como si hubiésemos firmado un contrato de adhesión a la
eliminación de uno de los Poderes que integran la estructura institucional del país.
Antes de abocarme al análisis del proyecto en consideración deseo formular algunas considera-
ciones generales. La seguridad del Estado concierne a la totalidad de los elementos que lo integran.
El Estado está integrado por un territorio, su población, y su gobierno, y las amenazas a esa
seguridad pueden provenir tanto de afuera como de adentro. Como es sabido, la amenaza externa
más aguda es la guerra, y la amenaza interna más grave es la insurrección que proviene de los
habitantes y cuyo blanco es el gobierno. Sin embargo, el derecho moderno sostiene que desde el
punto de vista interno hay una amenaza que puede provenir de otro elemento constitutivo del
Estado: el gobierno. El derecho internacional público admite en la actualidad que también es una
amenaza para la seguridad del Estado un gobierno que viola sistemáticamente los derechos
humanos de los habitantes. Es decir, que hay una amenaza interna que proviene de la base — la
insurrección—, y otra que se origina en la cúpula: la violación de los derechos humanos.
Por eso nosotros creemos que esta norma debe lograr un equilibrio: la seguridad del territorio, o
sea, su integridad; la seguridad del gobierno, es decir, su estabilidad; y la seguridad de las personas,
consistente en la intangibilidad de sus derechos fundamentales. Una defensa aislada y parcial de
uno de estos aspectos, como la estabilidad del gobierno, puede ocasionar la erosión de otro; por
ejemplo, los derechos humanos de los habitantes.
Respecto de este tema de la seguridad, el derecho contemporáneo verifica la existencia de cuatro
categorías de Conflictos: los conflictos armados internacionales, donde se incluyen en el presente
las guerras por la liberación nacional...
Sr. Durañona y Vedia. — ¿Me permite una interrupción, señor, diputado, con la venia de la
Presidencia?
Sr. Caviglia. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Pierri). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
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Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: comparto las expresiones vertidas por el señor
diputado Caviglia. En ese sentido entiendo que al analizar la norma en detalle sería interesante
incluir el concepto que menciona para distinguir cuándo la falta de seguridad por vía del ataque a la
propiedad o el ataque a la tranquilidad es obra del mismo poder político. Estimo que se trata de un
concepto — insisto — muy interesante.
A su vez aprovecho la interrupción para manifestar que en este momento hay sólo tres diputados
radicales ocupando sus bancas, cuarenta y cinco diputados, en el recinto, y además se registra la
ausencia del señor diputado Bisciotti, quien se ha retirado sin evaluar el riesgo de que la Cámara
pueda quedarse sin quórum.
Sr. Presidente (Pierri). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Caviglia. — Agradezco las expresiones del señor diputado preopinante, pero aclaro que
fundamentalmente yo hacía hincapié en la posibilidad de que sea el propio gobierno de la Nación el
que fije estas pautas de conducta para que no se atente contra la libertad y los derechos humanos.
Tal vez con un criterio más economicista, el señor diputado Durañona y Vedia planteó la referencia
a la propiedad. Por mi parte, creo que en una escala de valores debemos privilegiar lo que tiene que
ver con los derechos humanos, sin que ello signifique dejar de proteger todos los otros derechos
amparados por la Constitución Nacional.
Siguiendo con el desarrollo conceptual, de mi exposición, también tenemos los denominados
conflictos armados internos, incluidos en el campo de aplicación del artículo 30 común a los cuatro
Convenios de Ginebra de 1949 y al Protocolo Adicional número 2 de 1977.
En último lugar — aunque son los que más nos interesan a los efectos de la norma en análisis —
están los conflictos y las amenazas a la seguridad que como lo indica el segundo párrafo del artículo
1º del Protocolo número 2 no entran en la categoría de los conflictos armados, pues dicho apartado
excluye las situaciones de tensión o disturbio interno motivadas por estallidos de conmoción social.
Actualmente este tipo de situaciones pueden ejemplificarse en nuestro país con la generada por la
protesta de los jubilados en plaza Lavalle o con las que se derivan del ejercicio del derecho de
huelga. Es decir, no se incluyen los motines y los actos aislados y esporádicos de violencia, u otros
casos análogos.
Por ello es necesario prestar especial atención al tema de los disturbios internos cuando
lleguemos a la instancia de la consideración en particular del proyecto. Me refiero a aquellos que no
constituyen un acto de violencia colectiva que plantee algún desafío de carácter militar que haga
necesaria la intervención de las fuerzas armadas como instrumento de combate del Estado. Al
respecto nuestro bloque interpreta que se trata de situaciones superables mediante los mecanismos
normales de las fuerzas de seguridad y policiales y que no exigen el recurso extremo del combate
armado.
Las protestas callejeras que tenemos todos los días frente al Congreso reclamando por las
demandas sociales...
Sr. Ortíz Pellegrini. — Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la
Presidencia?
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Sr. Ortíz. Pellegrini. — Concretamente, el juego de las normas internacionales es de dos clases:
para la seguridad individual en forma subsidiaria y coadyuvante se aplica el Pacto de San José de
Costa Rica, y para la seguridad del Estado, el TIAR. Ninguno de los dos supuestos tiene relación
con la ley de seguridad interior, por pertenecer a otro ordenamiento jurídico.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Caviglia. — Señor presidente: lamento que el señor diputado preopinante no haya prestado
suficiente atención, cuando comencé mi exposición, porque de ninguna manera pretendía introducir
principios del derecho internacional en una cuestión vinculada con la seguridad interna, sino
elaborar un marco conceptual para luego poder analizar el proyecto de1 ley de acuerdo con el
criterio de nuestra bancada.
Estaba hablando de los jubilados que se reunieron en la plaza Lavalle, de las constantes
demandas que se nos plantean frente al Congreso de la Nación y de los disturbios que se producen
como consecuencia de que la gente no recibe respuestas a sus requerimientos de parte de los
organismos institucionales. A su vez, el ejercicio del derecho de huelga no constituye un elemento
excepcional como para justificar la intervención de las fuerzas armadas. Estas situaciones no
importan una rebelión militarizada, lo cual — a nuestro criterio — es el presupuesto necesario para
la intervención de las fuerzas armadas en el plano interno.
Deseo hacer una cita de derecho internacional público a fin de clarificar el marco conceptual
dentro del que discutiremos el proyecto de ley de seguridad interior. El tema está contemplado en
los trabajos preparatorios del Protocolo Adicional número 2 a los Convenios de Ginebra, sobre
conflictos internos, en los que se afirma que al examinar la definición de conflicto armado sin
carácter internacional varios entes gubernamentales pusieron de relieve la necesidad de distinguir
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con toda nitidez las situaciones de conflicto armado de ese tipo y los disturbios y tensiones de
carácter interno.
Sin duda, se trata de cuestiones diversas desde el punto de vista práctico. La legislación debe
separar el conflicto armado interno de los disturbios intestinos. Distintos deben ser también en
ambos casos la metodología a adoptar y los órganos estatales llamados a restablecer el orden
público y la seguridad colectiva.
En un caso, si ello fuera necesario, deberán intervenir las fuerzas armadas, y en otro tan sólo las
fuerzas de seguridad. No queremos que por un conflicto que se suscite en una empresa pública —
como ocurrió en el caso de ENTEL — los militares vuelvan a ocupar sus instalaciones cercenando
el derecho de huelga, que próximamente se tratará en este Congreso. No podemos aceptar la
posibilidad de que las fuerzas armadas intervengan para reprimir conflictos sociales como el
señalado.
En el proyecto originario del Protocolo Adicional número 2, en lo referido a conflictos armados
internos, un grupo de expertos desarrolló para el comité internacional de la Cruz Roja un concepto
amplio acerca de ese tipo de conflicto, cuya ilota distintiva consiste en que debe enfrentarse con
fuerzas, armadas organizadas y dirigidas por un mando; responsable.
En tal sentido manifestaron también que para que un conflicto interno armado sea considerado tal
debe reunirse un número de elementos materiales, como por ejemplo la existencia de hostilidades,
es decir, actos de violencia que sean ejercidos por medio de las armas por partes contendientes y
con la intención de que el adversario quede sometido a su voluntad. Además, estas acciones hostiles
deben tener carácter colectivo. En este caso, procederá el grupo que haya alcanzado determinado
grado de organización y que sea capaz de ejecutar acciones concertadas.
Éstas hostilidades no podrán provenir de individuos aislados; de ahí se desprende la necesidad de
que las fuerzas que se enfrenten sean fuerzas armadas organizadas y dirigidas por un mando
responsable, lo que no evita que tanto en las fuerzas armadas gubernamentales regulares,
constituidas e instruidas, como en las fuerzas insurreccionales más o menos estructuradas, el grado
de organización deba ser viable, aspecto que de ningún modo puede obviarse.
Sólo la lucha entre dos fuerzas militarmente organizadas configura un conflicto armado interno.
A partir de este marco conceptual formularé las observaciones que me ha merecido el proyecto de
ley de seguridad interior.
En primer término — y como no podía ser de otra manera —, de los tres elementos que enumeré
— Estado, gobierno y población — lo que más nos interesa es la protección de los derechos
humanos. Consideramos que en este último aspecto el proyecto de ley no es equilibrado, porque si
bien en su artículo 2º tiene en cuenta los derechos de los habitantes dentro de los tres elementos
mencionados anteriormente, su protección orgánica resulta insuficiente en el resto del articulado.
El texto del proyecto de ley aparece dominado por otro de los elementos constitutivos del bien
jurídico protegido por el sistema de seguridad interior, que es el gobierno, a quien se le otorga un
rol preponderante en el desarrollo del articulado de la norma.
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En este sentido, conviene rescatar no sólo la experiencia nacional sino también la internacional.
Por ejemplo, el relator especial de la ONU en su informe anual a la Asamblea General del 6 de
septiembre de 1988, refiriéndose al estado de sitio, indica que las violaciones más graves a los
derechos de las personas detenidas se producen con mayor frecuencia durante situaciones de
urgencia, de excepción, de sitio o de conflicto armado interno o internacional.
La detención ilícita, la tortura, los asesinatos políticos, las ejecuciones sumarias, las
desapariciones forzadas o involuntarias están frecuentemente relacionadas con las facultades excep-
cionales otorgadas a las fuerzas armadas y de seguridad. El hecho de que en un período de
excepción se restrinjan ciertos derechos fundamentales del ser humano favorece tales abusos.
Sobre la base de esa experiencia tan costosa para el pueblo argentino — de la cual todos tenemos
memoria — parece inexplicable que el Consejo de Seguridad Interior, cuya misión es asesorar al
ministro del Interior en la elaboración de políticas correspondientes al ámbito de la seguridad
interior, no esté integrado también por el subsecretario de Derechos Humanos. Entendemos que el
titular de esta subsecretaría debería incorporarse en el articulado de este proyecto, porque no integra
el Consejo de Seguridad Interior ni como miembro permanente ni como miembro no permanente.
Otra cuestión que también nos preocupa es que este proyecto debería prever expresamente la
responsabilidad del Estado y de sus agentes para resarcir mediante una reparación integral a la
persona — o a sus derechohabientes — que resulte víctima de desviaciones, abusos del poder o
actos ilícitos en el marco del sistema de seguridad interior, independientemente de la
responsabilidad política, penal o administrativa prevista por la Constitución, las leyes o los
reglamentos.
Mientras el proyecto prevé una mayor coordinación de los organismos de seguridad controlados
por el poder político, no se ha previsto el control democrático del sistema de seguridad, salvo
alguna remisión implícita que realiza este proyecto de ley.
El señor diputado Toma anticipó que existe una reforma a este respecto que no conozco. Pero
como principio creo que se debería tener en cuenta el código de conductas para funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, según el cual todos los actos de estos funcionarios deben estar
sujetos al escrutinio público, ya sea por medio de una junta examinadora, un ministerio, una
fiscalía, el Poder Judicial, el ombudsman, un comité de ciudadanos o por cualquier otro órgano
examinador. En este sentido, creemos que el control democrático estaría suficientemente asegurado
por el Congreso de la Nación.
Conforme lo dispone el artículo 31 de la Constitución Nacional, el artículo 5º del proyecto
debería hacer referencia a tratados internacionales sobre derechos humanos y sobre derecho
humanitario ratificados por la República Argentina. Igual mención debe hacerse en el artículo 21.
Considero que es positiva la intención de mencionar un instrumento internacional en el artículo 22.
Pero la cita efectuada es aproximativa tanto en el dictamen de comisión como en el proyecto
original. La mención debería ser mucho más explícita y expresa, incluyendo a otro instrumento
similar y de gran importancia cual es la resolución número 194 (XXXVII) adoptada por la
Asamblea General de/las Naciones Unidas el l8 de diciembre de 1982, que establece los principios
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de ética médica aplicables por el personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de
personas presas y detenidas, contra la tortura y otros tratos o penas crueles o inhumanos que
degraden a la persona humana.
Tenemos que hacer un pequeño paréntesis con respecto a la participación de las fuerzas armadas
en el funcionamiento de este régimen legal. Por un lado, el Ministerio de Defensa forma parte del
sistema de seguridad interior, según lo establece el artículo 7º inciso d), y es miembro no
permanente, al igual que el titular del Estado Mayor Conjunto, del Consejo de Seguridad interior,
conforme lo dispone el artículo 11. Pero creado el comité de crisis, se incorpora como copresidente
el ministro de Defensa y como integrante el titular del Estado Mayor Conjunto en caso de
configurarse el supuesto del artículo 31. Ante el requerimiento de comité de crisis, el Ministerio de
Defensa dispondrá que las tuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior, para lo
cual contarán en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el centro de
planeamiento y control, de la Subsecretaría de Seguridad Interior, como lo establece el artículo 27.
Sin perjuicio de este apoyo, las fuerzas armadas, serán empleadas en el restablecimiento de la
seguridad interior en aquellos casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito
en esta ley resulte insuficiente a criterio del presidente de la Nación para el cumplimiento de los
objetivos, mencionados en el artículo 2º de este proyecto de ley. Y a los efectos del artículo
anterior el presidente de la Nación dispondrá el empleo de elementos de combate de las fuerzas
armadas.
Se designará un comandante operacional de las mismas fuerzas armadas y se subordinarán a él
todas las demás fuerzas de seguridad y policiales, tratándose de una forma excepcional de empleo
que será desarrollada solamente en situaciones, de extrema gravedad.
Entiendo que los artículos antes resumidos establecen un sistema con una institucionalización de
la participación de las fuerzas armadas en materia de seguridad interior, no obstante la referencia al
empleo excepcional que hace el proyecto en su artículo 32 inciso c), lo que considero es una
manifiesta incongruencia que debe ser subsanada durante la consideración en particular.
El carácter permanente está claramente establecido en el artículo 27 in fine del proyecto cuando
manifiesta que se contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en
el centro de planeamiento y control de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
El proyecto no es claro en la utilización excepcional y no permanente de las fuerzas armadas en
los conflictos internos. No podemos dejar pasar por alto ésta defectuosa redacción, esta defectuosa
forma de legislar, porque por un lado, por el artículo 31 se declama que las fuerzas armadas serán
empleadas en aquellos casos excepcionales y, por otro lado, tratando de que pase algo inadvertido,
en el artículo 37 in fina se institucionaliza la actuación permanente de las fuerzas armadas en el
centro de planeamiento y control de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
Por eso un punto central que debe ser modificado en el proyecto es la forma en que se
concibe la decisión de ordenar la intervención de las fuerzas armadas en las cuestiones de seguridad
interior.
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El artículo 31 del proyecto de ley establece el carácter enteramente discrecional del acto por el
cual el presidente de la Nación toma la decisión de ordenar la intervención de las fuerzas armadas
en el restablecimiento de la seguridad interior. Pero razones no sólo de índole jurídica — como
mencionaba — sino también históricas hacen imperiosa la modificación de esta norma.
El empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas es innecesario e inadmisible para
enfrentar conflictos sociales, disturbios internos y el quebrantamiento, por esa razón, del orden
público. Las fuerzas de seguridad o la policía pueden intervenir, pero nada tienen que hacer en estos
casos las fuerzas armadas, incluso respecto de situaciones de conmoción interior — claramente
contempladas en el artículo 23 de la Constitución Nacional — que justifiquen la declaración del
estado de sitio.
Quiero expresar — siguiendo la línea de pensamiento de la primera parte de mi exposición —
que estas situaciones deben superarse, con el empleo de las fuerzas policiales y de seguridad. Sólo
es admisible el empleo de las fuerzas armadas en casos excepcionales, definidos claramente por el
derecho contemporáneo, donde el Estado se enfrenta ya no con disturbios internos o situaciones de
conmoción interior sino con una rebelión militarmente organizada. Estos serian los únicos casos
donde se podría justificar la intervención de las fuerzas armadas en lo que constituye una situación
claramente diferenciable de lo que mencionaba anteriormente, de acuerdo con los criterios objetivos
definidos por el derecho. En ningún otro supuesto puede dejarse librada tal intervención al criterio
discrecional del poder político.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Natale. — Señor presidente: si bien no pensaba participar en este debate, me imponen hacerlo
algunas expresiones vertidas, el entusiasmo de los principales exponentes de la iniciativa y la
necesidad de fijar la posición de nuestro sector.
El racionalismo aportó al pensamiento filosófico y a la vida política valores muy importantes. La
sociedad moderna está altamente influida por todo lo que significó esa corriente de pensamiento.
En el siglo XIX el racionalismo se asentó muy sólidamente en las construcciones jurídicas, y a
partir de los procesos de constitucionalización y de codificación muchos creyeron que la norma
tenía una fuerza reinante sobre los hábitos sociales, capaz de disciplinar la mayor parte de los
comportamientos humanos.
En el siglo XX, dentro del ámbito del derecho constitucional ese racionalismo ganó los espíritus
de todos los sectores, y surgió lo que se dio en llamar el constitucionalismo social, que como todos
sabemos aparece al finalizar la Primera Guerra Mundial en México y en la Alemania de Weimar,
pero que con posterioridad se impuso en todo el pensamiento jurídico y político hasta las recientes
décadas.
Se creía que era suficiente que la constitución atribuyera derechos y definiera relaciones jurídicas
para que todos los comportamientos de la sociedad funcionaran acompasadamente con esas
definiciones. Así, llegamos a inscribir magníficas declaraciones que atribuyen a las personas la
posibilidad de acceder a la vivienda digna, al salario justo, a las vacaciones y todos los demás
condimentos propios que surgen del requerimiento de la vida moderna, con la ingenua convicción
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de que era suficiente que la Constitución así lo estableciera para que todos los integrantes de una
sociedad determinada pudiesen gozar de esos derechos.
La realidad demostró luego que las cosas no eran así y que no bastaba la existencia de una norma
que declararan los derechos y predeterminara conductas para que éstos efectivamente se
cumplieran.
Esa ingenuidad de ciertas corrientes del racionalismo, al que reivindico en esta exposición por
todo lo que aportó al pensamiento político, de alguna manera está presente en el ánimo de quienes
nos traen esta iniciativa. Creer que con la sanción de este proyecto de ley habremos de avanzar
sólidamente hacia el afianzamiento de la seguridad pública en nuestro país sería pecar de muy
inocentes.
¿Qué es lo que persigue la norma proyectada? Apunta a coordinar las tareas de los diferentes
organismos de seguridad que existen en el orden federal y local. ¿Es necesaria esa coordinación? Sí,
señor presidente. Al respecto, relataré una breve anécdota que para mí fue una vivencia muy
importante.
En aquellos dramáticos días que en el mes de mayo de 1989 vivimos en la ciudad de Rosario a
raíz de un estallido social que algunos habíamos vaticinado luego de haberse desatado el proceso
hiperinflacionario, en la mañana en que los saqueos, se habían adueñado de la ciudad, cuando el
millón de habitantes de Rosario era cubierto por el pavor de lo que podía suceder no sólo en
relación con sus bienes y pertenencias sino también en cuanto a la seguridad personal, los distintos
legisladores nacionales de los partidos políticos que representamos a Santa Fe espontáneamente nos
hicimos presentes en la jefatura de policía de Rosario, como una demostración de la responsabilidad
que teníamos frente a lo que estaba acreciendo.
Allí advertimos la necesidad de que se coordinaran las tareas específicas de la policía provincial.
El requerimiento al ministro de Defensa para que aportara tropas de Gendarmería, el pedido al
ministro del Interior para que contribuyera con efectivos de la Policía Federal, la inexistencia en ese
momento de un mando unificado e incluso las decisiones políticas diferentes en función de la
pertenencia al gobierno nacional o provincial en ese mayo de 1989, demostraron vacilaciones muy
evidentes que también pusieron de manifiesto la necesidad de coordinar en situaciones de
emergencia la actuación de los organismos de seguridad. De allí que una ley que persiga este
objetivo y lo resuelva adecuadamente debe ser bienvenida.
Quizá por un exceso de entusiasmo de sus autores esta norma peca de un excesivo
reglamentarismo y ahonda en el terreno de la creación de una serie de organismos, con todos los
elementos críticos que ya otros señores legisladores han mencionado.
Creemos que no es correcta la hermenéutica del texto que estamos considerando. Entonces los
señores diputados se preguntarán por qué hemos suscrito el dictamen de mayoría. Lo hemos hecho
porque, la idea es correcta y proviene en el marco de nuestra participación en el análisis efectuado
en el seno de la Comisión de Asuntos Constitucionales velamos por las cuestiones que nos parecían
más importantes.
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El proyecto había sido estudiado en el ámbito de la Comisión de Defensa Nacional, y había sido
acordado por sectores del radicalismo y del justicialismo, como bien ya ha sido precisado, mientras
los otros bloques no hacíamos otra cosa que marcar diferencias. En el caso específico de quienes
integramos la Comisión de Asuntos Constitucionales nos preocupamos en especial de que no se
incurriera en avasallamientos gruesos a ciertos principios.
Deseo destacar dos cuestiones de esa norma que a mi juicio son fundamentales. Una de ellas está
contemplada en el título IV, cuando se refiere, al empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de
seguridad, previendo las situaciones especialísimas en que las policías nacionales podrán intervenir
en el ámbito de las provincias. En ese sentido, el artículo 24 determina de modo expreso que sólo
deberán hacerlo a requerimiento del respectivo gobernador, salvo que ya se hubiera declarado el
estado de sitio en el país. De esta forma se salva la autoridad local y se evita la injerencia de la
Policía Federal en la voluntad del gobierno provincial.
El otro principio rescatable es el del título VI, en donde se contempla la posibilidad del
requerimiento a las fuerzas armadas. En este punto debe señalarse que se produce una marcha atrás
con respecto a algunos criterios que se afirmaron cuando se sancionó la ley de defensa. Recuerdo
que en aquella oportunidad criticamos que la norma inhibiera al presidente de la Nación de ejercer
las facultades que le confiere el inciso 17 del artículo 86 de la Constitución Nacional en cuanto a su
capacidad para disponer de las fuerzas armadas. En ese momento entendíamos que aquellas
previsiones eran contrarias a las potestades que nuestra Carta Magna asigna al primer magistrado.
Esta marcha atrás se produce porque evidentemente el artículo 32 del proyecto en consideración
admite de modo expreso la posibilidad de que el presidente de la República disponga el empleo de
los elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento de la normal situación de
seguridad interior, previa declaración del estado de sitio. Es decir que se impone una exigencia al
Poder Ejecutivo, aunque todos sabemos que por imperio de las disposiciones constitucionales en
determinadas circunstancias podría decidirlo por su propia cuenta, como efectivamente ha ocurrido
en nuestro país últimamente. Por eso creemos que las cuestiones relativas al ejercicio de las po-
testades presidenciales están mejor resueltas en este texto que en la ley de defensa, y las referidas a
la salvaguarda de las potestades provinciales merecieron en nuestro análisis dentro del debate en la
Comisión de Asuntos Constitucionales una valoración positiva que nos llevó a suscribir el dictamen
de mayoría.
Por último, no puedo dejar pasar por alto, una referencia a la inocente creencia de queja, sanción
de este proyecto de tan largo articulado significará resolver los problemas de seguridad del país. En
ese sentido, me anticipo a señalar en forma muy concreta nuestra oposición a las reformas cuyo
texto está circulando entre los señores legisladores y que si bien aun no tienen estado parlamentario,
son conocidas por todos y seguramente serán propuestas durante el debate en particular.
Nuestra oposición se basa en que se trata de modificaciones altamente vulnerables, por las que se
crean potestades que afectan directamente a la seguridad de los ciudadanos y que incluso atribuyen
a comisiones bicamerales del Congreso de la Nación facultades judiciales que llegan hasta la
posibilidad de disponer de la libertad de las personas.
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Naturalmente, dichas propuestas no pueden contar con nuestra aquiescencia y por ello nuestro
bloque, si bien votará afirmativamente en general el proyecto, se reserva el derecho de plantear sus
objeciones durante el debate en particular, al igual que otros legisladores que también se oponen a
las reformas que se pretenden introducir.
Finalmente, nos permitimos pedirles a los autores de la iniciativa que pongan énfasis en otros
asuntos si es que quieren realmente adelantar en el campo de la seguridad nacional, porque con la
norma en análisis lamentablemente no será mucho lo que podamos hacer.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Gatti. — Señor presidente: el bloque de la Democracia Cristiana considera que el debate en
torno a este tema, que el Poder Legislativo le debe a la Nación, se produce lamentablemente en
circunstancias en que las causas más profundas de la inseguridad que padecemos los argentinos
derivan de la situación de extrema pobreza que sufren muchos de ellos y que ha sido creada por las
exigencias del Fondo Monetario Internacional y por las políticas que en su consecuencia se dictan.
No hay duda de que la comunidad argentina se encuentra agredida y angustiada por un cúmulo de
inseguridades derivadas de la falta de trabajo, de la regresividad creciente de los ingresos, de la
amenaza de prescindibilidades, y despidos, etcétera. No voy a mencionar la situación de los
jubilados y los docentes porque su gravedad es pública y notoria, pero las que he detallado son las
inseguridades más graves, que afectan actualmente a la Nación y no serán solucionadas mediante la
sanción de la norma que nos ocupa.
Antes que abocarse al análisis de este proyecto, nos hubiera gustado que la Cámara se hubiera
dedicado a sancionar otras normas que le debe al país, como las leyes de promoción industrial, de
defensa del empleo y de colonización de las tierras fiscales, que nos son indispensables para iniciar
el tránsito hacia el desarrollo.
Yendo al análisis del proyecto que nos ocupa — y que, de sancionarse, nunca quisiéramos que se
aplique para frenar los justos reclamos de los sectores que padecen injusticias —, reiteramos la
observación ya planteada por nuestro bloque a los artículos 11, 12 y 27 y, muy especialmente, a los
artículos 31 y 32 que conforman el título VI y por los cuales se incorpora a las fuerzas armadas al
sistema de seguridad interior a criterio del presidente do la Nación.
La forma en que está redactado este proyecto de ley puede dar lagar a que hipótesis de conflicto
interno vuelvan a plantearse en el seno de las fuerzas armadas, cuya función excluyente es la
defensa nacional, corriéndose el riesgo de caer nuevamente en la nefasta doctrina de la seguridad
nacional que tantos males y daños ha causado a nuestro país y a nuestras fuerzas armadas.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
Sra. Quarracino. — Señor presidente: la obsesión por la seguridad interior busca su justificación
en un concepto que consideramos erróneo y que ha sido señalado en los fundamentos del proyecto
de ley que consideramos. Allí se dice que la seguridad constituye uno de los motivos fundacionales
de toda comunidad humana.
El Instituto Interamericano de Derechos Humanos que funciona en Costa Rica ha analizado
largamente el tema de la seguridad de las personas y de las sociedades, llegando a la conclusión de
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que los grupos humanos se arraigan y organizan fundamentalmente por una necesidad de
supervivencia. Lo hacen asimismo por el deseo mutuo de protección, por la necesidad de lazos
afectivos sólidos que desembocan en aspiraciones de seguridad, pero también de paz, de libertad y
de justicia, que son las únicas salvaguardas de una seguridad verdaderamente estable.
En el proyecto que consideramos se percibe, consecuentemente con lo aseverado en sus
fundamentos, una necesidad imperiosa de asegurar el orden interior.
No tenemos ningún derecho a dudar de la buena fe y honestidad de los autores y firmantes de
este proyecto como tampoco — lo ha dicho el señor diputado Bisciotti — existe el derecho de dudar
de la honestidad de quienes nos oponemos a él. Pero creemos que la urgencia del Poder Ejecutivo
para que se considere este tema se debe más que a pretender llenar un vacío legislativo — ya que la
sanción de este proyecto de ley estaba prometida por la ley 23.554 —, a las reiteradas muestras de
descontento popular, a los índices preocupantes de miseria, a la creciente desnutrición y a la falta
de acceso a niveles mínimos de salud, de educación y de empleo, a veces provocado como medida
de escarmiento ante las protestas sociales. Está fresco en nuestra memoria el tema de los despidos
de FOETRA Buenos Aires.
Este es un cuadro que todos conocemos y por ello obviamos describirlo detalladamente; se trata
de un cuadro que es contemplado sin sensibilidad e ignorado voluntariamente por una minoría que
aumenta cada vez más sus ganancias, dando a luz a los mentores de los famosos ajustes. Debemos
tener en cuenta que todavía faltan medidas de apriete. La ley de empelo, la ratificación de la
reglamentación del derecho de huelga y el colapso del sistema de seguridad social, lo que sumado a
la ausencia total de reactivación, a la recesión y a la expulsión de nuestros profesionales e
intelectuales provoca una falta de futuro para nuestros jóvenes, sin prometer un clima de serenidad
y de paz como el que queremos asegurar.
Por ello, cuando el Estado abdica de su papel regulador para garantizar el bien común, siempre
siente la tentación de asumir el rol de gendarme, que es el que le asignan los sectores más
reaccionarios de la sociedad.
Esto proyecto crea un sistema que — tal como ha señalado el señor diputado Durañona y Vedia
—, por la complejidad de su estructura y por la ambigüedad de algunas normas y funciones, no
parece eficaz. Establece la existencia de un Consejo de Seguridad Interior que cuando lo considere
necesario puede constituir en su seno un comité de crisis. Ambos tienen como órgano de trabajo a
la Subsecretaría de Seguridad Interior, que cuenta en su estructura con un centro de planeamiento y
control y una dirección de inteligencia interior.
¿Esta pluralidad de organismos coordinadores, no lleva casi inevitablemente a una superposición
de tareas?
En los artículos 8º y 9º, se faculta al Ministerio del Interior a elaborar las políticas en materia de
seguridad con un concepto tan amplio que supera el ámbito del Poder Ejecutivo para invadir la
órbita del Poder Legislativo. Esto es algo que se ratifica en el artículo mediante el cual el poder
legislador hace una cesión de sus facultades dejando librada al Ministerio del Interior la fijación de
algo tan delicado como las políticas de seguridad interior.
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real o imaginario común, exorciza toda disidencia corno una traición, violentando la libertad de
conciencia de toda la población.
“Al erigir al enemigo interno en la causa de todos los males, cualquier fracaso de las políticas de
gobierno es atribuido a la acción del enemigo invisible, desviando el descontento resultante hacia la
acción insidiosa del subversivo — fabril, cultural, etcétera —, y canalizando falsamente la respuesta
popular mediante la maquinaria de propaganda, con lo cual se viola el derecho a percibir
información verídica y a demandar medidas correctivas.
“Al considerar que la victoria militar sobre la insurgencia debe ser explotada continuando las
acciones en los otros campos no militares, pretende justificar el mantenimiento del estado de
excepción que permite la imposición de restricciones extraordinarias sobre las libertades y derechos
individuales y sociales y respecto de los recursos legales para protegerlos, aumentando el control
policíaco y los mecanismos penales terroristas.”
El señor diputado Manzano continúa diciendo: “Es preciso fortalecer los derechos de los
individuos ante el accionar de estos organismos y facultarlos a ejercer la debida supervisión de sus
actividades, en tanto éstas puedan irrogarles gravámenes de naturaleza irreparable en su honor,
reputación, relación social o desempeño laboral, al par que idear los mecanismos que permitan
terminar con la absoluta autonomía que los aparatos de inteligencia ostentan con respecto a todo
control constitucional.”
Hemos observado que mediante las reformas a proponerse se va a solicitar la formación de una
comisión bicameral de control de las direcciones de inteligencia. En este sentido consideramos
indispensable establecer el término de vigencia de esta comisión porque el Parlamento aún debe a la
sociedad una norma específica sobre las actividades que regulan el funcionamiento de estos
organismos en defensa de las seguridades individuales y colectivas.
Con respecto al segundo párrafo del artículo 13 entendemos que su extensión y redacción resultan
confusas, por lo que merece una nueva explicitación.
Consideramos que hay un tema que debe ser dilucidado a fin de que quede claramente establecida
cuál es la seguridad que el proyecto plantea eliminar.
Si tenemos en cuenta la estructura del proyecto podemos coincidir en que parecería ser una norma
de tipo penal abierto con la que se reprimen conductas de sospechosos de delitos o infractoras que
podrían ser perseguidos en el ámbito de otras jurisdicciones con el solo aviso al Ministerio del
Interior, según lo establecido en artículo 20 del proyecto en consideración. Según este texto
debemos entender que si la policía de la Capital Federal persigue a un sospechoso residente en la
provincia de Tucumán, está facultada para ir a buscarlo a ese lugar sin otro requisito que avisar al
Ministerio del Interior o a las instituciones policiales o de seguridad de la provincia. Entendemos,
que de esta, manera se abre la puerta a una serie de problemas que es menester evitar.
Consideramos importante destacar varios aspectos positivos del artículo 22, que expresa: “Los
cuerpos policiales y fuerzas de seguridad que integran el sistema de seguridad interior no podrán ser
empeñados en acciones u operaciones no previstas en las leyes de la Nación…”
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Luego sigue una frase que nosotros consideramos muy importante, pero que en la nueva
redacción se busca eliminar. Es la que dice “... no incurriendo sus miembros en desobediencia o
insubordinación si omitieren el cumplimiento de órdenes que no provengan de un superior
jerárquico en ejercicio de sus funciones y que no se vinculen a actos del servicio o que sean
manifiestamente ilegales o inconstitucionales”. Me pregunto por qué se intenta sacar este párrafo
que, como todos saben, tiene, mucho que ver con la “obediencia debida”.
En el título VI se aborda el conflictivo tema de la participación de las fuerzas armadas en los
conflictos internos. Si bien se limita está participación con 1a declaración previa del estado de sitio,
sabemos ya de qué manera tan elástica se ha aplicado siempre en la Argentina esta suspensión de
las garantías constitucionales, pues así vivimos la mayor parte de las últimas décadas y hasta el año
1984.
El estado de sitio es la tentación constante de cualquier Poder Ejecutivo cuando las cosas se le
ponen difíciles. Por lo tanto, preferimos ver esta figura mucho más acotada porque todavía tenemos
memoria de lo que se ha vivido recientemente en este país.
Los artículos 28 y 29 tienen uña redacción tan amplía que permite cualquier tipo de reacción por
parte de las fuerzas armadas; y es más obligan a la autoridad militar a intervenir cuando se ataquen
sus cuarteles. Es lógico que la ley reconozca el derecho de las fuerzas armadas a repeler este tipo de
ataque, pero en esto sentido no puedo dejar de pensar en la represión de La Tablada, aunque quiero
dejar constancia de que no estoy defendiendo, de ninguna manera, el ataque arbitrario, irracional y
suicida que allí tuvo lugar. Lo que ocurre es que siempre nos quedó la duda de sí fue necesaria tanta
muerte y tanto fuego. No nos olvidemos que un alto jefe de la Policía Federal dijo que pudo haberse
repelido de una manera mucho más rápida e incruenta.
Además, ¿quién nos va a proteger de la autolimitación de los tribunales de justicia ante la
seguridad de que cualquier apelación morirá en esta Corte Suprema que tenemos, y con la
arbitrariedad con que este Poder Ejecutivo apela a decretos de necesidad y urgencia?
Es indudable que este proyecto favorece la utilización de las fuerzas armadas en los conflictos
internos, que si bien es algo reconocido por la Constitución también se limita a circunstancias muy
especiales.
Existe una diferencia sustancial de estructura ocupacional y de logística entre las fuerzas
armadas y las de seguridad. Ambas usan medios y estructuras diferentes. La capacidad de fuego y la
utilización de medios bélicos ante un enemigo con igual capacidad de respuesta es una situación
que concierne a las fuerzas armadas pero que no parece propia de una ley de seguridad interior.
En el caso de las fuerzas de seguridad, su función más importante está dada por la investigación,
de los actos ilícitos, el análisis de sus causas y la prevención del delito. Como ejemplo
paradigmático tenemos las distintas interpretaciones que hizo el doctor Ítalo Luder y la defensa de
los comandantes en el famoso juicio ante los términos del decreto de la presidente Perón sobre la
aniquilación de la guerrilla. Tampoco puedo olvidar las expresiones del jefe del ejército peruano en
desacuerdo con la decisión del presidente Belaúnde Terry cuando lo convocó a reprimir la
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subversión terrorista. El tiempo nos demostró que el ejército peruano no pudo terminar con el
accionar de Sendero Luminoso y en cambio ensució sus fojas, con matanzas inútiles.
¿Quién puede poner límites a las fuerzas armadas si cometen excesos o deciden no concurrir a
los tribunales como ya amenazaron? En esta esfera en la que cuentan tanto los elementos de tipo
político, ellas no están preparadas por razones de tipo profesional.
Por otra parte, el sistema de seguridad propuesto es tan complejo y confuso que es altamente
probable que ante su ineficacia se tienda a echar mano del recurso militar para hacer, frente a
cualquier conflicto de tipo social. Como lo señaló el señor diputado Gatti los artículos 31 y 32 dejan
a criterio del señor presidente de la Nación establecer cuándo el sistema de seguridad interior ha
sido rebasado. Si bien el segundo de estos artículos dice que el presidente dispondrá el empleo de
las fuerzas armadas previa declaración del estado de sitio, debemos recordar que esto puede hacerse
sin aprobación del Congreso en siete meses de los doce que tiene el año. ¿Los que concibieron este
proyecto pueden asegurar a conciencia la vigencia plena de los derechos y las garantías individuales
en momentos de conflictividad interna?
Por el artículo 32 se subordinan las fuerzas de seguridad a las fuerzas armadas, dando origen a
un formidable complejo que actuará con la doctrina de estas últimas. ¿Qué elementos se utilizarán
en esa lucha? ¿Cómo se atenderá a la paridad de fuerzas sin la cual la represión se convierte en una
desmesura y en una agresión al derecho? ¿Cómo evitar que, aun sin quererlo, las fuerzas armadas se
conviertan en un ejército de ocupación dentro del país?
La función del Estado es garantizar el bien común, lo que supone en la práctica la garantía de
que los bienes producidos lleguen a toda la población, especialmente a los más desprotegidos. En
este momento estamos frente a un Estado que está debilitado como para garantizar esa función que
le es propia, pero que es fuerte para presionar todo lo que puede al pueblo y que por ello es garante
de una fenomenal transferencia a ciertos sectores privilegiados. Nada más que ver la situación de
los trabajadores y de los sectores paupérrimos y pauperizados — cada vez más numerosos —, los
aplausos en la Sociedad Rural y en la Bolsa de Comercio y la actitud de los socios de las
transnacionales. Las tensiones sociales se resuelven con justicia o se reprimen, pero ningún ejército
puede garantizar un sistema de consenso tan perfecto como el que surge del bienestar de toda la
población.
Por eso nos resulta muy peligroso que ante un Poder Legislativo permanentemente soslayado por
el Ejecutivo, una Corte Suprema complaciente, tropas que se envían aceleradamente al margen de la
Constitución ...
Sr. Martínez (L. A.). — ¿Me permite una interrupción, señora diputada, con el permiso de la
Presidencia?
Sra. Quarracino. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Parente). —Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: simplemente deseo solicitar a la señora diputada que
si nos va a leer su discurso, es preferible que pida su inserción a los efectos de aprovechar el tiempo
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en un debate que, si bien es por demás interesante, puede hacer correr el riesgo de que no contemos,
con el número necesario a la hora de la votación.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por Buenos Ai-
res.
Sra. Quarracino. — Señor presidente: quiero aclarar que lo que he leído son citas, que son
bastante largas, y algunos de los artículos de la ley; pero concluyo a la brevedad.
Creemos que el plato más importante de este menú es el artículo 33, que deroga justamente el
artículo 13 de la ley 23.554 y el cuadro anexo, que es precisamente el artículo que fija la parti-
cipación de las fuerzas armadas en los casos de conflicto social localizado o generalizado de
agresión interna.
Por eso estamos fundamentalmente en contra del proyecto. Pero no quiero concluir sin antes
recordar alguna excelente exposición que sobre este conflictivo tema se realizó cuando se consideró
la ley de defensa en 1987. “Queremos aplicar en este tema la medicina preventiva y no la curativa
porque antes que nada la seguridad interior es un problema que consiste en prevenir o evitar que
se produzcan condiciones que favorezcan la agresión terrorista. Tenemos el ejemplo de los países
más avanzados del planeta, en los que bajo el imperio de la ley se crean fuerzas de seguridad para
combatir esos focos de terrorismo pero sin desnaturalizar la función de las fuerzas armadas.” Esto
lo decía el diputado Miguel Ángel Toma el 29 de diciembre de 1987.
También quiero repetir una frase del señor diputado Toma, quien señalaba que “la Argentina que
queremos construir será una Argentina que destierre para siempre los fantasmas, hacia ese país
que todavía nos estamos debiendo.” (Aplausos.)
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
Sr. López de Zavalía. — Señor presidente: voy a ser sumamente breve porque entiendo que los
diputados que me precedieron en el uso de la palabra prácticamente han agotado el debate en
general. Este proyecto, que viene consensuado por los dos bloques que constituyen unidos la
mayoría de la Cámara, es sin duda extenso y detallista, y ofrece flancos que-generan en lo que a mí
respecta múltiples reservas.
Aclaro que en principio estaría dispuesto a votar el proyecto en general si previamente se
suprimen lo que a mi entender son dos gruesos errores. En el caso de que no se supriman estos
errores, anticipo el voto negativo al proyecto en general.
Creo que debe escucharse la voz de la historia, el sentimiento patriótico y la responsabilidad que
tenemos frente a la generación que viene. Con ello me estoy refiriendo a que de los 51 señores
diputados presentes hay por lo menos cuatro que están conversando, y que no escuchan lo que estoy
diciendo.
Sr. Jaroslavsky. — Lo estamos escuchando, señor diputado.
Sr. López de Zavalía. — La primera observación se refiere al artículo 4º, que no solamente debe
ser corregido sino directamente suprimido. No advierto que figure en otras leyes y si se lo mantiene
tal como está es una afrenta a la soberanía. Después de que tanto nos preocupáramos para votar la
ley 23.773, sobre provincialización del territorio de Tierra del Fuego, enumerando una serie de islas
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en el artículo 1º vetado luego por el Poder Ejecutivo, ahora nos encontramos con que el artículo 4º
de este proyecto de ley distingue entre el territorio de la República Argentina y las islas Malvinas,
Georgias del Sur y demás espacios insulares, con la cual se crea un peligroso precedente para las
futuras negociaciones internacionales, pues, se está afirmando a priori que estos territorios que
acabo de mencionar no forman parte de la República Argentina.
Imagino que aquí se ha producido una desprolijidad en la redacción, que deberá ser suprimida.
Tal como está redactada, la norma se convertirá en una tautología ya que establecerá que la
seguridad interior es del interior de la República Argentina. Esto será así salvo que se utilice la
palabra “interior” en el sentido en que tantas veces se emplea, es decir, aludiendo a nosotros, los
provincianos, a lo que a nuestro turno contestamos que entonces la Capital Federal debe pertenecer
al exterior de la República.
La segunda observación que quería hacer se refiere a una modificación que — según se me
informa — también se encuentra consensuada por los dos bloques con mayor representación. Se
trata de la introducción de un título VII por el que se crea una comisión bicameral de fiscalización
de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia. Personalmente entiendo que con
este cometido que se da a la comisión, se la transforma prácticamente en un órgano ejecutivo con
atribuciones que francamente son preocupantes. Me limitaré a señalar dos de ellas.
En el inciso c) de uno de los artículos cuya incorporación se solicitará, se atribuye a la
mencionada comisión la facultad de requerir de los organismos pertinentes que se impida la salida
del territorio nacional sin autorización a aquellas personas que constituirían objeto de las in-
vestigaciones a emprenderse.
Sr. Storani (C. H.). — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia, de la
Presidencia?
Sr. López de Zavalía. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por
Córdoba.
Sr. Storani (C. H.). — Señor presidente: dado que es la tercera vez que se menciona este tema,
debo dejar algo aclarado.
Efectivamente, existe una omisión en la publicación que tenernos, porque debería decir “previa
declaración judicial”; o sea que no se invade la jurisdicción ni las prerrogativas de otro poder de la
Nación. En consecuencia, no se trata de una facultad que vaya a tener per se esa comisión
bicameral, sino que es previa declaración del Poder Judicial a ese respecto.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Tucumán.
Sr. López de Zavalía. — Señor presidente: agradezco la aclaración hecha por el señor diputado.
Debo reconocer que ella trae algo de tranquilidad a mi espíritu porque estábamos en abierta
violación al inciso 2º) del artículo 22 del Pacto de San José de Costa Rica, según el cual toda
persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del propio. Es verdad que luego
el inciso 3º establece una salvedad al decir que el ejercicio de los derechos anteriores no puede ser
restringido sino en virtud de una ley y en la medida indispensable en una sociedad democrática para
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Debe haber una forma de controlar que estas cosas no pasen y estoy convencido de que existe
voluntad política por parte del Congreso de la Nación para encontrar esos modos de control; pero
también creo — la experiencia me lo ha demostrado — que existe una fuerte tendencia en los
organismos de seguridad del Estado —inercial en algunos casos y profundamente motorizada en
otros —a colocarse por encima de las leyes y de las instituciones representativas de la voluntad
popular —inclusive, por encima del Poder Ejecutivo — para imponer sus propios modos de ver la
realidad.
Por eso queremos debatir este proyecto en profundidad y con amplitud, sin circunscribirlo al
ámbito hermético de la Comisión de Defensa Nacional donde, pese al arduo trabajo que allí se hizo,
nosotros tuvimos un acceso parcial a la discusión. Trasladado ahora el debate al ámbito del recinto,
nos encontramos con que hay legisladores que nos escuchan con gusto y otros que están ausentes,
seguramente por creer que en la comisión tuvo lugar un debate más amplio del que realmente se
efectuó.
Por mi parte, creo que no es malo que el proyecto haya sido consensuado entre las dos bancadas
mayoritarias, pero hay otras opiniones que merecen tenerse en cuenta porque tienen que ver con un
pluralismo que también debe ser preservado como parte del concepto de seguridad interior. De
manera que éste es un tema mucho más amplio, como ya lo manifestaron brillantemente tanto el
señor diputado Bisciotti, como el señor diputarlo Toma. Se trata de una cuestión compleja cuya
definición ha tenido diversas manifestaciones a lo largo de nuestra historia, ya que no siempre se la
ha visualizado de la misma manera. Hubo épocas donde se utilizó a las fuerzas armadas para actuar
en el marco de la seguridad interior y se entendió, desde el propio Estado, que los conflictos
políticos internos eran fruto de la agresión externa, tendiéndose a conceptuar a la seguridad interna
como un valor al que las libertades personales debían quedar subordinadas.
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por San.
Juan.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: he solicitado una interrupción al solo efecto de que
quede constancia en el Diario de Sesiones de que existe profundo desacuerdo de mi parte con lo
manifestado por el señor diputado preopinante en el sentido de que la presencia o no de diputados
en el recinto tenga que ver con el interés por la eficacia en el tratamiento de este tema.
Quiero que quede aclarado que los responsables del análisis de este proyecto han agotado su
estudio exhaustivamente en los bloques. Así, los diputados que integran nuestra bancada han
debatido y discutido esta iniciativa a instancia de los responsables de la comisión, entre ellos, los
señores diputados Toma y Uriondo. Por lo, tanto, las opiniones, el esfuerzo y el trabajo de los
señores diputados están representados en el dictamen. Es por ello que deseo que quede constancia
de que la presencia o no en este momento de diputados justicialistas de ninguna manera, indica
despreocupación sobre el tema, o ineficacia y deficiencias en su tratamiento.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.
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Sr. Lázara. — Agradezco la aclaración del señor diputado preopinante; en todo caso, la
ausencia de diputados demuestra bastante poca consideración hacia las opiniones que puedan
aportar otros legisladores para tratar de modificar ese trabajo.
Sr. Presidente (Parente). — La Presidencia ruega al señor diputado que se ciña a la cuestión en
debate.
Sr. Lazara. — Precisamente éste es el fondo de la cuestión, señor presidente.
Sr. Durañona y Vedia. — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de
la Presidencia?
Sr. Lázara. — Sí, señor diputado,
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: con algún optimismo deseo señalar que quizá el
hecho de que se haya dotado a los despachos de los diputados de un equipo que permite seguir el
desarrollo del debate, nos puede llevar a imaginar que cada legislador en su oficina estará oyendo
con más unción que en este recinto, y a lo mejor con más nitidez, el desenvolvimiento de la sesión.
Entonces, por lo menos otorguemos el beneficio de la duda, sin perjuicio de señalar que en este
momento hay muchos más diputados radicales en el recinto.
Sr. Ortiz Pellegrini. — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la
Presidencia?
Sr. Lázara. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por
Córdoba.
Sr. Ortiz Pellegrini. — Señor presidente: quiero hacer notar que el sistema de Seguir el
desarrollo de la sesión por medio de televisores instalados en los despachos de los legisladores es
utilizado en el Congreso de los Estados Unidos, sin que a nadie se le ocurra decir allá que los
señores representantes, están desatentos o fuera del tema en discusión.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Lázara. — En algunos debates, todos los señores diputados están presentes porque se trata de
una cuestión importante, como la de la Guerra del Golfo. Así quizá este asunto no sea tan
trascendente como aquél. De cualquier modo, no está en mi ánimo abrir un debate sobre la
presencia de los señores diputados en el recinto, pero dejo constancia de que me parece que lo que
sucederá aquí es que se podrán decir todas las cosas que se desee, pero ello carecerá de importancia.
Lo que quiere significar es que resulta de toda futilidad verter argumentos en el recinto para intentar
introducir, modificaciones porque en realidad se hace uso de la palabra para los medios de
información o para que conste en la versión taquigráfica. Esta es la realidad.
Permítaseme decir que tengo esta preocupación porque existe un viejo dicho que expresa que el
que se quema con leche ve una vaca y llora. Y la cuestión de la seguridad no será una vaca, pero se
le parece: tiene cuero, cuatro patas, llega hasta el suelo y es peligrosa. Consecuentemente, éste es
un asunto que me preocupa, porque pertenezco a una generación de argentinos y a un país donde el
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problema de la concepción de la seguridad y la utilización de los medios de seguridad han tenido tal
grado de deformación y un costo tan alto que todavía hoy, al hablar de éstos problemas los miramos
con lupa y con mucha atención. Y no es injusto que sea así, porque estamos repletos de problemas
en torno a este tema. Este debate no se celebra en Marte sino en la República Argentina, en 1991, a
ciertos años de distancia de los episodios de la dictadura militar, cuando algunos de sus
protagonistas transitan alegremente por las calles y donde algunos de ellos tienen responsabilidades
en funciones determinadas en las fuerzas armadas y de seguridad. Esta es la realidad.
Además, aquí se reproducen concepciones político-ideológicas constantes en torno al rol de las
fuerzas armadas y de seguridad, y los jefes de Estado Mayor de las fuerzas armadas vienen diciendo
cada día que pasa que después de todo la represión estuvo bien y fue legal. Entonces, tengo razón en
preocuparme por el problema de la seguridad, pero confío en el Congreso de la Nación y en la
voluntad política de los legisladores argentinos. Sin embargo debo decir que el problema no
depende de una ley sino de la coordinación de fuerzas en el seno del Estado, y esto es a veces,
bueno y otras, malo porque no fue por la voluntad social del pueblo argentino que se dictaron los
indultos a los responsables de los crímenes de la dictadura militar.
Esta es nuestra preocupación y es bueno que la manifestemos cuál es el concepto de seguridad,
cómo entendemos que deben funcionar las organizaciones de seguridad en la Argentina; y cuáles
son sus límites precisos. He aquí el problema central: definir los límites precisos del funcionamiento
de los organismos de seguridad del Estado en el marco del respeto por las leyes y por la vigencia de
los derechos y garantías personales.
Estas reflexiones cobran especial vigencia en una sociedad donde permanentemente se han
violado esos derechos y garantías y donde todavía se los viola; donde disentimos si corresponde
mantener detenida a una persona, por 10 horas en averiguación de antecedentes cuando ello no es
posible por falta de medios técnicos policiales y donde — como señalé al inicio de esta sesión —
un proyecto de ley puede permanecer encerrado en el cajón de un escritorio durante mucho más
tiempo del que insume un debate acerca del mantenimiento de las libertades públicas.
La nuestra es una sociedad donde a un cineasta se lo balea en las piernas; en un programa
televisivo se denuncia a los responsables de ese atentado; el juez a cargo del caso declara, que se
trata de un robo; a los denunciantes de los supuestos autores del atentado, aparecidos en televisión,
nadie los cita a declarar y, finalmente, nadie parece saber cuál es el grupo operativo. Una sociedad
donde de repente se producen, oleadas de amenazas que luego cesan, de la misma manera repentina,
transformándose así en un mecanismo constante de intimidación.
A manera de anécdota, les cuento, que ayer por la mañana mantuve un diálogo telefónico con la
responsable de una audición de radio acerca del proyecto de ley de seguridad. De pronto, la
comunicación se interrumpió. La periodista que me estaba entrevistando me comentó que había
interferencias en la línea, a lo que yo repliqué que no era así, sino que ella, acababa de ser un testigo
privilegiado de nuestros problemas en materia de seguridad interior.
De aquellas épocas pasamos a otras en las que la ciudadanía interpretó que el imperativo fetico
de la plena vigencia de los derechos humanos constituía un piso conceptual que en la visión
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Por ejemplo, el seguimiento a los organismos de derechos humanos ha sido una característica
esencial de las policías y de los organismos de inteligencia. La intervención a teléfonos de medios
de prensa o de dirigentes también ha resultado una modalidad frecuente en estos organismos. De
manera que por más que este artículo no se sancione, igual lo continuarán haciendo. Por ello es
imprescindible fijar una norma que impida que esta acción se siga desarrollando. En este sentido,
creo que la proposición referida a la formación de una comisión de control parlamentario significa
un gran avance.
Considero que algunas normas establecidas en el proyecto son reiterativas en sí mismas. Pero los
puntos que resultan más complejos están relacionados con el tema de la intervención de las fuerzas
armadas. Los escalones de conflicto son un problema difícil de resolver. ¿Cuál es el momento en el
que las fuerzas armadas deben intervenir para preservar la seguridad ulterior? ¿De qué forma se
puede solucionar este problema?
Si bien en el proyecto se intenta resolver esta cuestión, considero que lo establecido resulta
insuficiente a la luz de la experiencia histórica. Teniendo en cuenta lo acontecido hasta el momento,
podemos ver que el estado de sitio se puede declarar cuando el Congreso se encuentra en receso,
razón por la cual nunca es considerado por este poder. Pero también ha ocurrido que se ha tomado
esta decisión por decreto en pleno funcionamiento del Parlamento, aduciéndose razones de
urgencia, y después se ha enviado el decreto respectivo para que sea ratificado por nosotros. Esto
hace que la intervención del Congreso en materia de control se diluya en virtud de estos
mecanismos que la política argentina ha demostrado que existen todos los días.
Por todo lo expuesto, considero que lo dispuesto en el proyecto resulta absolutamente
insuficiente y, si, bien puede tomarse como expresión de un acto de voluntad, nada tiene que ver
con la realidad
El inciso c) del artículo 32 expresa: “Tratándose la referida en el presente artículo de una forma
excepcional de empleo, que será desarrollada únicamente, en situaciones de extrema gravedad, la
misma no incidirá en la doctrina, organización, equipamiento y capacitación de las fuerzas
armadas, los que mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley 23.554”. En
otros términos, este inciso se relaciona con el hecho de que las fuerzas armadas no deben tener
como hipótesis de conflicto a los conflictos internos. Comparto este criterio — sobre el que he
reiterado mi preocupación en varias oportunidades —, pero la verdad es que estas hipótesis se
plantean, así como también se llevan a cabo entrenamientos de organismos militares que han
intervenido en previsión de saqueos. Por ejemplo, se han realizado operativos en la zona del
segundo cuerpo de ejército hace más o menos un año; inclusive este cuerpo se entrena para resolver
situaciones tales como tomas de supermercados.
Es sabido también que los organismos de inteligencia vigilan con atención la marcha de
determinados conflictos sociales, evidenciando gran preocupación en torno a estos temas.
Esto nos lleva a expresar nuestra más profunda preocupación por los asuntos relacionados con la
inteligencia interior, a señalar que ninguna ley resolverá este problema y que aquí si se requiere una
clara voluntad política del Estado. Podemos sujetar a la SIDE a la norma que queramos, pero los
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organismos de inteligencia de las fuerzas armadas tienden a ocupar su espacio político y a actuar de
determinada manera no tanto en función de las decisiones del poder político sino más bien de la
propias orientaciones y de los objetivos que se fijan en otros ámbitos dentro de las propias fuerzas.
Señalo también que en su momento discrepé claramente en relación con el decreto 327, dictado
por el presidente Alfonsín, y recuerdo que con la señora diputada Quarrachino presentamos en esta
Cámara una iniciativa que importaba un claro rechazo a ese decreto. Allí señalamos, las dificultades
que podían presentarse al colocar en el escenario de un consejo de seguridad a miembros de las
fuerzas armadas. Sostuvimos que aunque no se quiera la presencia de un oficial de las fuerzas
armadas en un organismo de seguridad interior supondría un asesoramiento, que éste implicaría
hipótesis y éstas a su vez, trabajos. De esta forma, se desarrollaría una suerte de desviación de una
voluntad expresada en unánimemente por este Congreso en cuanto a que las fuerzas armadas no
deben mirar hacia adentro sino más bien ceñirse a su rol de defender las fronteras de nuestro país.
Con iguales argumentos rechazarnos el decreto 390 del presidente Menem relacionado con las
funciones de inteligencia, por entender que la autorización de hacer inteligencia interior, por más
que fuera concedida por el presidente, teniendo en cuenta la experiencia histórica que tenemos en
este país debía necesariamente limitarse en virtud de acontecimientos pasados, ya que a nuestro
entender la inteligencia interior debe estar regida por normas especificas y claras que impidan a los
organismos de inteligencia militar operar sobre la situación interna del país, porque su misión es
otra. Sin embargo, esto no se cumplió y el decreto está vigente.
De manera que este proyecto de ley, que no deroga dichos decretos, contiene un artículo con un
inciso contradictorio que dice que efectivamente nada de lo que acabo de objetar debiera servir;
pero no obstante el decreto 390 dice se sí sirve. ¿Qué rige, entonces? ¿La ley o el decreto?
Seguramente el decreto 390 tendrá más importancia, que la ley, si tenemos en cuenta lo que pasa en
este país.
Sr. Biciotti. — ¿Me permite un interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
Sr. Lázara. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Bisciotti. — No voy a responder a todas las observaciones que hace como un rosario el señor
diputado Lázara. No obstante, quiero referirme a su comentario sobre falta de derogación de esos
decretos presidenciales.
Es bien sabido que las leyes no pueden derogar decretos. Se trata de atribuciones que pertenecen
a distintos, poderes. Lo que sucede que una ley es norma de jerarquía superior por lo que
automáticamente quedan derogados los decretos. De esta forma cae la argumentación del señor
diputado Lázara y lo propio ocurre con lo relativo a la elección que efectuarán los jefes de las
policías provinciales. No hay otro sistema posible. Además, existe un convenio policial. La
reglamentación establecerá la forma en que los jefes de las policías provinciales elegirán a los cinco
miembros permanentes del Consejo de Seguridad Interior.
Sr. Presidente (Parente). — Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital.
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Sr. Lázara. — Señor presidente: quiero recordar a la Honorable Cámara de que el señor diputado
Bisciotti se aburrió junta a mí de solicitar la derogación de decretos, algo en rigor de verdad no
deberíamos pedir desde este Congreso. Así que como vivo en esta Argentina, tengo el gobierno que
tengo y la situación que tengo, creo necesario que se derogue los decretos 327 y 390 para que no
quede duda sobre la voluntad política del Congreso Nacional.
Sr. Bisciotti. — Es un problema de técnica legislativa.
Sr. Lázara. — No, señor diputado; es un problema de necesidad. La realidad objetiva determina
esta necesidad.
Sr. Presidente. (Parente). — La Presidencia exhorta a los señores diputados a no dialogar
y a atenerse al reglamento.
Sr. Lázara. — Me atengo al reglamento, señor presidente.
Me parece que es una necesidad imprescindible la derogación de estos decretos, particularmente
del 390, porque contiene algunos elementos que pueden ser contradictorios con éste proyecto de
ley, viendo todos los días cómo funcionan las cosas. Si tengo un ministro del Interior que le dice al
país que no puede investigar un atentado con características esencialmente políticas y que no
encuentra los hilos conductores entre una serie de atentados ocurridos — lo que parece demostrar
que no utiliza debidamente los servicios de inteligencia policial o los organismos de seguridad que
de él dependen para el ejercicio de las funciones esenciales que asigna la Constitución Nacional al
poder federal entre las cuales está la de dar garantías en cada lugar del territorio nacional a cada
ciudadano —; si tengo un ministro del Interior que más aun dice que la ley le impide hacer
investigaciones sobre determinados hechos, me asiste razón para decir que es útil que precisemos
con exactitud qué normas se van a derogar y cuáles mantendrán su vigencia.
No se trata de la creación de instrumentos sino de quién los va a utilizar. Si estuviéramos en
Suiza sería una ley excelente, pero estamos en la Argentina y en consecuencia existen limitaciones
objetivas.
No quiero sorprender a mi amigo el señor diputado Bisciotti haciendo un análisis más profundo
del proyecto de ley pero la verdad es que mе parece absolutamente legítimo intentarlo. Supongo que
él podrá dar respuesta a cada uno de estos puntos. Pero estoy absolutamente convencido de que
tanto el señor diputado Bisciotti como los demás miembros de esta Cámara comprenderán la razón
de fondo que me asiste, la preocupación de fondo que expreso y la dificultad que tengo.
Deseo que este país disponga de una ley marco de seguridad interior que regule y coordine
adecuadamente la actividad de los organismos de seguridad, que los coloque claramente su-
bordinados a la decisión del poder político y que efectivamente sirva para garantizar debidamente la
seguridad interna, Tengo el deseo más ferviente de que esta ley sirva al legítimo interés de quienes
la han propuesto con un objetivo superior que todos compartimos. Posiblemente discrepemos en
cuanto a la forma de ejercicio de estos instrumentos, pero compréndase que — como dije al
principio — soy parte de una generación argentina que ha visto que las mejores leyes se han
transformado en los peores medios de ejecución; que ha visto crecer a su lado las normas de
excepción como una cosa normal y convertir a la excepción en la norma habitual y a la norma
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habitual en una norma de excepción; que vive en un país donde se propicia la pena de muerte y
luego se la despropicia; donde tenemos problemas para el control de juridicidad debido a las
dificultades que padece la Corte Suprema de Justicia y a la virtual desaparición de órganos
esenciales del Estado como el Tribunal de Cuentas y la Fiscalía Nacional de investigaciones
Administrativas; a una generación, en fin, que se da cuenta de que una ley sobre las libertades
personales puede estar trece días sin ser comunicada al Poder Ejecutivo nacional.
Si el señor diputado Bisciotti comprende que pertenecemos a una generación con esas
características, tendrá en claro que albergo profundísimas preocupaciones, las cuales me llevan con
legítimo derecho y legítima razón a propiciar la modificación de estos instrumentos, confiando en la
necesidad de este país de vivir en paz. Creo en la necesidad de que en la Argentina haya
tranquilidad para todos; pienso que nosotros, como representantes del pueblo de la Nación, tenemos
la obligación y el mandato de garantizar para todos los habitantes la paz, la tranquilidad y la plena
vigencia de sus derechos.
Creo que éste es el camino que elegimos cuando vinimos al debate de este proyecto de ley con las
manos abiertas, para discutirlo con mente amplia y con el espíritu dispuesto a comprender
posiciones diferentes, pero buscando satisfacer una necesidad común como es la de establecer
límites a la arbitrariedad del poder y garantías para todos los ciudadanos a fin de impedir que los
mecanismos de seguridad se vuelvan a tornar omnipresentes en la realidad argentina.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires,
Sr. Zamora (L. F.). — Señor presidente: quisiera hacer una primera reflexión sobre el concepto
de seguridad interior que ha sido materia de debate en este recinto. Se lo ha tratado de contraponer
con el de la doctrina de la seguridad nacional, teniendo en cuenta que ésta era la que fundamentaba
la intervención de las fuerzas armadas en la represión del pueblo argentino. La seguridad interior
vendría a ser lo opuesto, según lo que se ha dicho aquí, uno se pregunta: si es lo opuesto, ¿por qué
este proyecto de ley de seguridad interior lo ha discutido la Comisión de Defensa Nacional? ¿Por
qué no lo ha discutido la Comisión de Legislación Penal?
Si de lo que se trata es de defender la vida, la libertad y los derechos de los habitantes, ¿por qué
no lo trató esa comisión?
Creo que aquí hubo una confesión explícita por parte del representante de la Unión del Centro
Democrático cuando dijo que este proyecto recoge elementos de la doctrina de la seguridad
nacional, y una confesión implícita de los representantes de los dos bloques mayoritarios — el
Radical y el Justicialista — cuando avalaron el análisis de este proyecto como una facultad de la
Comisión de Defensa.
Los mismos que critican la doctrina de la seguridad nacional consideran la seguridad interior
como un problema de defensa nacional. Esta es la contradicción aparente que surge aquí y que en
realidad es el maquillaje con el que se pretende vestir un proyecto de represión del pueblo
argentino.
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Por eso, no compartidos lo que aquí se ha dicho en cuanto a que la ley de defensa votada por este
Congreso enterró a la doctrina de la seguridad nacional, y aun si así fuera tenemos que decir que
este proyecto de ley la está resucitando.
Una primera conclusión fundamentando nuestro voto negativo a este proyecto de ley, radica en
que lo que se persigue y se propone es perfeccionar el aparato represivo a utilizar contra el pueblo
argentino.
El texto de la iniciativa no deja lugar a dudas: pone en funcionamiento un sistema represivo
basado en las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia e incorpora la intervención de las
fuerzas armadas en operaciones militares contra un enemigo interno. Además la utilización de este
sistema es puesta en manos, en gran parte, del presidente de la Nación, quien queda habilitado, por
ejemplo, para determinar por criterio propio la utilización del poder de fuego de las fuerzas
armadas; nada más y nada menos. Cabe preguntarse cuándo podrán operar militarmente estos
aparatos de represión. El proyecto nos dice que podrá hacerlo cuando estén en peligro la libertad, la
vida y el patrimonio de los habitantes.
La vida y la libertad de los habitantes de la Nación estuvieron en peligro por lo menos durante los
últimos 15 años. Esto lo ha sufrido todo el pueblo argentino, incluyendo al actual presidente de la
Nación, Carlos Menem, lo cual ha impactado al mundo entero y fue constatado por el propio Poder
Judicial con sentencias confirmadas por la Corte Suprema sobre el accionar genocida de las fuerzas
armadas y de seguridad durante el llamado “Proceso” o dictadura inaugurada en 1976. Sin embargo,
no se puede pensar que un gobierno que acaba de indultar a los responsables de esas trasgresiones a
los derechos elementales del pueblo argentino esté preocupado por la vida y la libertad de los habi-
tantes de este país.
En la Semana Santa de 1987, por ejemplo, también fueron puestas en peligro la libertad y la vida
de los habitantes de la Argentina, pero en ese caso no se aplicó ninguna ley de seguridad interior ni
se intentó sancionar ninguna norma de esta naturaleza; lo que se aprobó fue una ley de obediencia
debida, pero no para reprimir a los subversivos de Semana Santa sino para atender sus reclamos.
Como si esto fuera poco, algunos de estos hombres que amenazaban la vida y la libertad del pueblo
luego fueron premiados por el actual gobierno con el indulto, es decir, con la impunidad.
Sr. Storani (C. H.). — ¿Me permite una interrupción, señor diputado con el permiso de la
Presidencia?
Sr. Zamora (L. F.). — En este momento no concedo interrupciones.
La vida y la libertad de los habitantes también fueron puestas en peligro — utilizando los
términos de este proyecto de ley — mediante innumerables hechos ocurridos durante estos años.
Para ejemplificar la idea basta recordar la bomba colocada en el avión que iba a trasladar a la ex
presidenta Perón y la que se puso en un regimiento en Córdoba instantes antes de ser visitado por el
entonces presidente Alfonsín, la profanación de la tumba del presidente Perón y el robo de sus
manos, la presencia de artefactos explosivos en escuelas y locales partidarios, las amenazas de toda
índole contra dirigentes políticos y gremiales, el atentado del que fuera víctima el cineasta Pino
Solanas...
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Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: haga respetar a los señores diputados. Yo no vengo
acá a recibir insultos.
Sr. Presidente (Parente). —- Señor diputado Zamora: usted sabe que el reglamento impide hacer
alusiones personales; de manera que le ruego que se ciña al tema en discusión y así le será
garantizado el derecho a expresarse. Al señor diputado Durañona y Vedia nuevamente le solicito
que no perturbe al orador; la Presidencia también a usted le garantizará sus derechos en la medida
en que no afecte el desarrollo de esta sesión.
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Zamora (L. F.).— Efectivamente, voy a seguir haciendo uso de la palabra porque no estamos
en la dictadura de Videla, donde sólo hablaba la gente del color político del bloque al que pertenece
el señor diputado Durañona y Vedia.
Sr. González (O. F.). — ¿El señor diputado pretende otra guerra contra los ingleses?
Sr. Zamora (L. F.). — Señor presidente: el problema de las fuerzas armadas y la seguridad
interior ya fue abordado por el actual presidente cuando era candidato. En enero de 1989 manifestó
que evidentemente la zona de beligerancia está en el Atlántico Sur porque allí hay un enemigo
externo que presenta todas las condiciones necesarias para definir una zona de conflicto. Declaró
por entonces el doctor Menem que las fuerzas armadas debían estar preparadas para enfrentar...
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Sr. Zamora (L. F.). — Señor presidente: pido que se me respete en el uso de la palabra.
Sr. Martínez (L. A.). — Aunque sea para decir estupideces.
Sr. Zamora (L. F.). — ¿Ese término es aplicable a lo que dijo el presidente Menem cuando era
candidato?
Decía, señor presidente, que el entonces candidato Menem sostenía que las fuerzas armadas
debían estar preparadas para enfrentar la hipótesis de conflicto tanto en el Atlántico Sur como en
cualquier otro punto del globo donde surja un enemigo externo. Ese enemigo externo, según
Menem, ya ha aparecido, pero ha pasado a ser un aliado y un íntimo amigo con el que mantiene
relaciones vergonzosas y celebra acuerdos, recibiendo nuestro país a cambio sólo bofetadas.
Sr. Zamora (L.F.). — Así como el presidente Menem hizo aquellas declaraciones, también
prometió salariazos, revolución productiva y tantas otras cosas. Por eso son millones los
defraudados y miles los que vienen a golpear las puertas del Congreso. Hoy al mediodía estuvieron
ochocientos o tal vez mil, trabajadores de SOMISA, que no vinieron precisamente a aplaudir a los
legisladores. También se han hecho presentes los jubilados y han estado trabajadores de Hipasam.
Sr. Durañona y Vedia. — El señor diputado por Buenos Aires está provocando a la Cámara.
Sr. Zamora (L. F.). — En beneficio de algunos legisladores que se sonríen pero que seguramente
ignoran dónde está ubicada esta empresa, les aclaro que queda en Sierra Grande y que desde allí
esos trabajadores vinieron a la Capital del país para ser escuchados, porque están a punto de perder
su fuente de trabajo.
Son miles los argentinos que se sienten indignados por la política económica que lleva adelante el
gobierno contra el pueblo, pero para garantizar su aplicación se pretende reforzar el aparato
represivo estatal mediante la sanción de este proyecto, que por cierto no ha sido mejorado por las
posturas ambiguas del bloque Movimiento Peronista, que postula que el Congreso de la Nación
actúe como una especie de organismo de control o que el Poder Judicial sea incorporado al Consejo
de Seguridad Interior.
Estas propuestas significan desconocer que el justicialismo tiene peso suficiente en esta Cámara
para aprobar los proyectos que envía el Poder Ejecutivo, para lo cual, puede contar con la asistencia
de los radicales y, por supuesto, la de los liberales, que aportan algo más que el quórum. Cuando,
por el contrario, surge del seno del Congreso una norma que el presidente de la Nación no
comparte, la veta, tal como lo hemos comprobado hace muy poco.
De manera que es demagógico despertar expectativas en el sentido, de que un control del
Congreso de la Nación impediría que este aparato represivo actúe contra el pueblo. Si realmente se
cree, que el Congreso debe actuar como órgano de control de la aplicación de la norma en debate, es
porque de hecho se está afirmando que el Parlamento debe garantizar su aplicación en contra del
pueblo. Quienes opinan, lo contrario no deben votar la sanción del proyecto.
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En cuanto a la injerencia del Poder Judicial, todos sabemos que la Corte Suprema de justicia de la
Nación está integrada por jueces adictos al gobierno, ya que este mismo Congreso dio al Ejecutivo
esa posibilidad. Por lo que hace a los peligros y los miedos experimentados por el gobierno actual y
por otros anteriores como consecuencia de la indignación popular ante determinadas medidas y la
consiguiente movilización, basta recordar el decreto 392, dictado en febrero de 1990, según creo
recordar.
Ahora, ante las últimas movilizaciones protagonizadas entre otros por los jubilados aglutinados
en plaza Lavalle, surge este proyecto de ley de seguridad interior. Hace poco hemos recibido otro
ejemplo de cómo se utiliza el aparato represivo: seis obreros de La Cantábrica fueron detenidos por
haber organizado una olla popular en Morón...
Sr. Curto. — Está en un error, señor diputado. Esos obreros no están detenidos, pues ya salieron
en libertad.
Sr. Taparelli. — Había tres del MAS y tres “carapintadas”...
Sr. Zamora (L. F.). — Algún señor diputado acaba de apuntar que han salido en libertad. Lo
celebro, pero insisto en que mientras en casos como ese se advierte la actuación del aparato
represivo, los autores del atentado contra el cineasta Pino Solanas todavía no han sido detenidos.
Esta premura del Poder Ejecutivo para que, en esta sesión especial — aunque a otras de la misma
índole el bloque justicialista suele no concurrir — se apruebe este proyecto de ley de seguridad
interior contrasta con la intención de no considerar la derogación de las jubilaciones de privilegio, a
pesar de que el presidente de la Nación, en forma demagógica, ha dicho una y, otra vez que el
Congreso no la quiere sancionar.
¿Dónde está la sesión especial promovida por el bloque Justicialista para derogar las jubilaciones
de privilegio? Desde el año 1987 muchos diputados dicen por televisión que han presentado
proyectos sobre este tema. ¿Cuándo formaron quórum los radicales y los justicialistas para derogar
estas vergonzosas jubilaciones de privilegio?
Sr. Curto. — Al señor diputado le pagan desde afuera.
Sr. Martínez (L. A.). — Por izquierda.
Sr. Zamora (L.F). — A mi me paga el pueblo, y no como a ustedes, que les pagan los grandes,
empresarios.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: si el señor diputado ha concluido su exposición, ¿por
qué no llama a algún servicio de emergencias médicas para que lo atiendan?
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.
Sr. Presidente (Parente). — La Presidencia advierte al señor diputado que aplicará el
reglamento rigurosamente si persiste en su actitud.
Sr. Zamora (L. F.). — Señor presidente: no fui yo quien perturbó este debate.
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Sr. Zamora (L.F). — El otro atentado aún fresco es el que sufriera el director de cine Pino
Solanas...
Sr. Durañona y Veda. — El señor diputado por Buenos Aires. b.j recuerda el atentado a la
familia del almirante Lambruschmi.
Sr. Zamora (L. F.) — Le recuerdo al señor diputado Durañona y Vedia que el proceso militar
fue derrumbado. ¡Ya no hablan solo ustedes, golpistas crónicos!
Sr. Presidente (Parente). — Señor diputado Durañona y Vedia: le reitero que mantenga la calma
y respete al orador. Si tiene deseos de hacer uso de la palabra, solicite su inclusión en la lista de
oradores.
Sr. Durañona y Vedia. — Anóteme, señor presidente.
Sr. Presidente (Parente). — Lo haré, señor diputado.
Continúa en el uso de la palabra la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Zamora. (L. F.) — Incluso acabo de tomar conocimiento de un nuevo hecho: el día jueves fue
secuestrado durante varias horas el hijo de un colaborador del concejal Cóppola, de apellido
Duhalde. En razón de que en esa oportunidad fue amenazada toda su familia, ésta debió viajar al
exterior y ahora están haciendo denuncia pública.
Sr. Martínez. — ¿Qué tiene que ver esto con el tema del debate?
Sr. Zamora. (L. F.) — Toda esta correlación de hechos conduce al pueblo argentino a la
convicción de que estos actos son llevados por grupos que de una u otra forma están o estuvieron
vinculados con las fuerzas de represión y de seguridad. De otra manera no se explica por qué han
quedado impunes, cuando incluso han llegado a afectar a un ex presidente de la Nación.
A ese aparato que ha funcionado en estos últimos días, es al que se le quieren otorgar mayores
facultades para reprimir mediante este proyecto de ley cuya aprobación se propicia con esta sesión.
¿Alguien se cree que este aparato de represión se investigará a sí mismo?
Sr. Martínez (L.A). — ¡Sí!
Sr. Zamora. (L. F.) — ¿Alguien se cree que los servicios de inteligencia se van a infiltrar a sí
mismos?
Sr. Martínez (L.A). — ¡Sí!
Sr. Zamora (L. F). — ¿No basta el dramático caso que discutió esta Cámara y que afectó a la
señora Oyhanarte de Sivak…
Sr. Martínez (L. A.). — ¡No!
Sr. Zamora (L F.). — .... para llegar a la conclusión de que lo que el bloque Justicialista toma en
broma...
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Sr. Zamora (L. F.). — Personalmente no me siento asombrado como algunos diputados por el
tema de las islas Malvinas. A algunos colegas les asombró que las islas Malvinas fueran
consideradas distintas al territorio de la República Argentina, pero ello no me sucedió a mí por la
sencilla razón de que sé que éste es el primer gobierno — y fíjense que hemos tenidos gobiernos
entreguistas en nuestro país desde 1833 a la fecha — que ha reconocido a Inglaterra derechos en la
zona del Atlántico Sur en conflicto, tales como vergonzosamente pedirle permiso para entrar o salir
de la zona, con buques de guerra y avisar de modo anticipado a los usurpadores ingleses que en
territorio argentino van a entrar naves de bandera nacional. Reitero que eso no me llama la atención:
a mi criterio se trata de un acto fallido y no de un error de tipeo, aunque puede ser que esto se
modifique ante la denuncia pública.
Sr. Vallejos. — Señor presidente: voy a pronunciar pocas palabras para fundar mi voto favorable
a este proyecto de ley de .seguridad interior, sobre la base de dos bondades que él exhibe.
En primer lugar, la intención de legislar sobra esta materia constituye una productiva intención de
ordenamiento de la estructura normativa que rige, la seguridad interior, traumáticamente afectada en
tiempos no muy lejanos por los hechos que hemos vivido en el país.
Además, celebramos la circunstancia de que, al parecer, la comisión va a aceptar algunas
modificaciones poniendo de manifiesto — con lo cual se corrige, un aspecto sustancial del proyecto
original — que el Parlamento tiene un rol coincidente con las disposiciones de orden constitucional
y el sistema republicano que tenemos en nuestro país.
Es sabido que existe un proyecto alternativo que he presentado y que no ha sido tratado en
comisión por lo que solicito que esa iniciativa y sus fundamentos se tengan por reproducidos en mi
exposición y se inserten en el Diario de Sesiones. En forma sintética trataré de glosarlo en términos
de disidencia parcial respecto del dictamen de mayoría.
Más allá de la buena intención y los mejores logros de este proyecto de ley de seguridad interior
que se ha sometido a la consideración de esta Honorable Cámara existe la necesidad, no satisfecha
por el dictamen, de establecer inequívocamente una delimitación de las jurisdicciones de las
distintas fuerzas policiales y de seguridad, debidamente articulada con normas de orden
constitucional que hagan que tales fuerzas operativas sean expeditivas y eficaces frente a
determinadas situaciones de hecho que se presenten. Esto nos lleva a otra falencia que, a modo de
crítica, voy a expresar, en cuanto a que este proyecto no constituye una ley de fondo sino una ley de
adhesión. Debo poner de manifiesto que en la medida en que no se formulen adhesiones por parte
de algunas provincias, tendremos una estructura normativa pero no la fuerza deseable.
Además, creo que el proyecto en consideración no asigna responsabilidades políticas y
profesionales de manera inequívoca y cierta. Da lagar a que se diluyan tales responsabilidades.
Otra falencia importante consiste en que no avanza en todo aquello que constituye la prevención
especial y la investigación científica del delito, abocándose tan sólo a lo relacionado con la
prevención general.
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Concluyo esta breve exposición solicitando una vez más que se considere íntegramente el
proyecto alternativo que he presentado y adelanto mi voto afirmativo en general para este proyecto
con el que mantengo disidencias parciales.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Alsogaray. — Señor presidente: ...
Sr. Durañoña y Vedia. — ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la
Presidencia?
Sr. Alsogaray. — Sí, señor diputado.
Sr. Presidente (Parente). — Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos
Aires.
Sr. Durañoña y Vedia. — Señor presidente: no deseo prolongar este debate y por ello es que
solicito ser excluido de la lisia de oradores.
Por último, sólo quiero señalar que el señor diputado Luis Zamora, en su prédica disolvente,
empobrecedora y que pertenece a un pasado anacrónico y extinguido, se ha caracterizado siempre
por no conceder interrupciones provocando e insultando a otros señores diputados y, como
acabamos de ver, luego huyendo.
Un galardón que me llevo de mi actividad parlamentaría es un insulto de la clase política a la que
pertenece el señor diputado Zamora.
Sr. Presidente (Parente). — Está en el uso de la palabra el señor diputado por la Capital, Sr.
Alsogaray.
Señor Presidente: voy a expresar una pequeña discrepancia con el señor diputado Durañona y
Vedia porque advierto que ha tomado en serio al diputado Luis Zamora. Creo que la Cámara tiene
plena conciencia de que este diputado es un activista infiltrado.
Sr. Presidente (Parente). — El tema en discusión no es el diputado Luis Zamora.
Ruego entonces al señor diputado por la Capital que se refiera al proyecto que está siendo
considerado en general. Le hago esta observación a efectos de mantener el orden en el debate.
Sr. Alsogaray. — La misma, observación debió haber hecho la Presidencia al señor diputado
Luis Zamora.
Sr. Presidente (Parente). — Fue hecha, señor diputado.
Sr. Alsogaray. — Suprimo la mención del nombre del señor diputado. La Cámara, seguramente
por razones de pudor y de prudencias siempre ha adoptado el temperamento de escuchar sus
peroratas a la espera de que, como cuerpo sano, terminará por expulsar este elemento extraño que
tiene en su interior.
Como última reflexión debo decir que hasta hace poco la argumentación del diputado Zamora
tenía algún sentido, ya que respondía a una acción subversiva. Estaba manejada por Moscú y por
Fidel Castro, Ahora que se ha producido el colapso y la derrota de todo ese esquema, traer aquí esa
ideología es atrasado y no sirve. Pero lo cierto es que yo también he empleado algunos minutos
preciosos del tiempo de esta Cámara para contestar algo que no vale la pena.
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Para abordar el tema en consideración diré que el proyecto se interrelaciona con leyes anteriores:
la modificación de los códigos en los comienzos del gobierno radical, la ley de punto final, la de
obediencia debida y la de defensa nacional.
En el trámite de estas leyes siempre prevaleció por parte de algunos legisladores un cierto espíritu
sectario contra las fuerzas armadas, que emana de la forma en que se libró la guerra antisubversiva.
Ese espíritu subyace en el proyecto que estamos considerando porque aún persiste la discusión
sobre la doctrina de la seguridad nacional y la doctrina de la seguridad interior.
En la discusión de las leyes mencionadas la UCEDE fijó su posición, que está documentada en
los Diarios de Sesiones, razón por la cual no voy a repetir los argumentos esgrimidos en aquellas
oportunidades. Sólo deseo hacer referencia a un punto que se relaciona con el famoso artículo 13 de
la ley 23.554, por el cual las fuerzas armadas quedaban excluidas de los conflictos que se
presentaran en el país, ya fueran éstos localizados, generalizados o agresiones internas. Y, para que
no quedaran, dudas de esa exclusión, se incluyó un famoso cuadro en el que específicamente se
establecía, marcando con una cruz, lo que no podían hacer las fuerzas armadas, esto es intervenir en
esta clase de conflictos.
En aquella oportunidad, señalamos que podía darse el caso — como se dio después en La Tablada
— de tener que recurrir a las fuerzas armadas, en cuya ocasión habría que violar la ley o llamar a
los boy scouts para que reprimieran a la subversión.
Con respecto al proyecto en tratamiento cabe señalar que lo consideramos farragoso y
reglamentarista, porque crea sistemas, consejos y toda ciase de organismos que no sirven a los fines
que se persiguen, Ningún subversivo futuro ni ninguna persona que atente contra la seguridad se va
a detener por esta norma; por el contrario, la ignorará o la tomará en broma. Lo que se necesita no
es una ley farragosa sino instrumentos prácticos a fin de que vayan a la cárcel, como fueron antes
del 73, todos los criminales subversivos que había condenado la Cámara Federal en lo Penal.
E1 proyecto que estamos considerando responde a una característica latinoamericana muy
clásica: la manía de la planificación literaria. Hay tres tipos de planificación: la compulsiva a la
soviética, la indicativa a la francesa y la declamativa a la latinoamericana. Aquí estamos
declamando sobre la seguridad interior, pero el proyecto no va a servir para mejorar las condiciones
de seguridad.
A pesar de lo expuesto, brindaremos nuestro voto afirmativo al proyecto en consideración porque
por lo menos deroga ese famoso artículo 13 de la ley 23.554, así como también el cuadro al que
hice referencia, y establece un sistema por el cual el comandante en jefe de las fuerzas armadas no
queda expuesto a esa contradicción de no poder reprimir a la subversión por el solo hecho de estar
impedido de recurrir a las fuerzas armadas.
Hay un punto sobre el cual solicito la atención de la Honorable Cámara, que es aquel donde se
fijan las condiciones bajo las cuales pueden intervenir las fuerzas armadas. En el inciso c) del
artículo 32 se establece: “Tratándose la referida en el presente artículo de una forma excepcional
de empleo, que será desarrollada únicamente en situaciones de extrema gravedad, la misma no
incidirá en la doctrina, organización, equipamiento y capacidad de las fuerzas armadas, los que
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mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley 23.554”. Ello significa que las
fuerzas armadas no se pueden preparar orgánica ni anímicamente para el caso de que sean llamadas
a actuar. Tienen que pensar en la guerra de las galaxias, o en la guerra del Golfo Pérsico, pero no en
este tema. Este punto significa una contradicción importante que, como tantas otras, algún día
tendrá que ser rectificada.
Si realmente queremos ocuparnos de la seguridad interior habrá que modificar el código de
procedimientos — como ya se ha señalado — y alguna vez dictar una verdadera ley antiterrorista y
antiguerrillera, porque aún no existen normas que regulen esta materia.
Hago hincapié en este punto porque la seguridad interior en general puede asegurarse
normalmente a través de las instituciones del país — policía, gendarmería, etcétera—. Pero falta
legislar para un riesgo que aquí no se prevé, como es el caso de subversión y guerrilla. Dejaremos
este tema para el futuro; no podemos tratarlo en esta oportunidad.
En síntesis, votaremos afirmativamente el proyecto en general, pero haremos observaciones
durante el tratamiento en particular. Espero que el año que viene, con más tiempo y sin presiones
electorales, podamos estar en condiciones de sancionar leyes que son fundamentales para la
República.
Sr. Presidente (Parente). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Mosca. — Señor presidente: muchas veces al discutirse este tipo de institutos la cuestión
fundamental se deriva a ciertos aspectos accesorios.
Cuando esta Cámara debate un proyecto de estas características cumple acabadamente con el
deber asumido cuando sancionó la ley de defensa nacional.
No voy a repetir aquí todo el análisis que brillantemente hiciera mi compañero de bancada, el
señor diputado Bisciotti, ya que la amplitud de sus conocimientos nos ha permitido tener una clara
visión de este proyecto de ley. No obstante, deseo hacer algunas consideraciones sobre el particular.
Hoy día, la seguridad no es problema que sólo nos atañe a los argentinos. Se trata de una
problemática de características mundiales y existen criterios que están en contradicción. Algunos
piensan que el problema de la seguridad sólo puede solucionarse con los cuerpos policiales que
resguardan el orden. Otros, siguiendo las teorías de derecho, establecen que la seguridad sólo puede
darse si coinciden tres institutos bien definidos: por una parte, el poder de policía del Estado; por la
otra, la justicia debidamente organizada y con procedimientos adecuados a los momentos que viven
los países; y finalmente, el derecho en sus distintas actividades; acción, disuasión e implementación
de un sistema coherente de premios y castigos. A veces la implementación de esta actividad tiene
características realmente interesantes.
En la Argentina, el accionar de los institutos de seguridad trae sobre sí un ejercicio defectuoso,
producto tal vez de las épocas que hemos vivido los argentinos, enmarcados fuera del orden
constitucional. Este accionar de los institutos de seguridad debe modificarse en el tiempo en pos de
lograr el ideal necesario para una coordinación adecuada. En la Argentina muchas veces se
malgastan esfuerzos, estableciendo soluciones sectoriales sin tratar de buscar el objetivo final que
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en definitiva es la seguridad del pueblo. Esta ley tiene como criterio básico la coordinación de todos
los esfuerzos necesarios para lograr dicho objetivo.
Entro las objeciones planteadas se ha manifestado que esta iniciativa no soluciona los problemas
de tipo social. Es evidente que esto así, pues su objetivo es otro, buscar concretamente que los
cuerpos existentes en el país actúen en forma racional, gradual, adecuada, oportuna y con el
respaldo del derecho. Creo que es inadmisible sacar este tema del principal objetivo que, como dije,
es el de coordinar esfuerzos.
Se sostiene eme el sistema propuesto es ineficaz pero no se explica, realmente por qué. Sólo se
hace referencia a la pluralidad de organismos coordinados y a una supuesta superposición de tareas.
Lo segundo no queda demostrado, en ningún momento y ello no sería posible dada la cuidadosa
delimitación de funciones que tiene el proyecto.
Este régimen no ha sido tomado de los servicios de inteligencia españoles, de los cuales se dice
que de alguna manera están conformados por los mismos actores del franquismo. Creo que es
incorrecta esta posición por cuanto si bien el proyecto se ha inspirado en alguna ley extranjera, lo ha
hecho esa la ley italiana y en la española.
Se ha hablado de la supuesta habitualidad del empleo de las fuerzas armadas pero, por el otro
lado, también se ha aludido a la necesidad de implementar su empleo. Es decir que de acuerdo con
cuál sea el criterio de quien opina en un momento dado, habrá argumentos a favor o en contra. Sin
embargo, la posición clara del proyecto es que no hay habitualidad en el empleo de las fuerzas
armadas. Esto sólo tiene algún tipo de posibilidad y exige la declaración del estado de sitio.
Mosca. — Cabe señalar que esta ley nace del consenso en las comisiones respectivas, y creo
que es muy importante tener en cuenta esto porque leyes de esta naturaleza deben alejarse
totalmente de la problemática política de un momento oportuno y oportunista para establecer
institutos de características permanentes.
También se critica al proyecto por no incluir al Poder Judicial. Creo que no hay razón para
incluir al Poder Judicial en una actividad de prevención y en virtud de ello es que no se está
comprendiendo en este sistema de coordinación de esfuerzos.
Por otra parte, cabe manifestar que la inclusión del ministro de Defensa y del titular del Estado
Mayor Conjunto en el Consejo de Seguridad Interior como miembros no permanentes tiene un
carácter realmente interesante y la objeción con respecto a esto debe rechazarse en virtud de que
concretamente la aplicación de la seguridad interior sigue en espíritu lo establecido por la de
defensa nacional.
Con relación a ciertos artículos sobre los que se han efectuado objeciones por parte de algunos
señores diputados, me reservo el derecho para hablar de la cuestión durante la consideración en
particular.
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Lo señalado, teniendo en cuenta las objeciones mencionadas, indica claramente que el proyecto
en estudio no es tal vez lo ideal, pero es un texto que ayuda a solucionar problemas que realmente
hemos vivido los argentinos.
Aquí se han dado datos sobre el ataque al regimiento de La Tablada y también sobre un decreto
del Poder Ejecutivo referido a las situaciones de emergencia que vivió el país.
Creo que el texto legal en tratamiento va a ayudar a dar solución a la problemática de la
seguridad interior. Asimismo debo decir que este proyecto de ley consensuado en esta Cámara es un
instrumento eficaz que servirá para superar el grave problema de la seguridad interior que estamos
viviendo los argentinos, y en especial ayudará a coordinar esfuerzos tratando de que los
instrumentos que funcionan en este momento en la Argentina cumplan realmente con la finalidad
concreta de solucionar esos problemas de seguridad que evidentemente sufre nuestra sociedad.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Ortiz Pellegrini. — Señor presidente: la referencia a la seguridad tiene de por sí una
significación especial en la Argentina, acorde con nuestra experiencia histórica. No es lo mismo
hablar de seguridad en cualquier país del mundo que hacerlo en la Argentina, a tenor de lo ocurrido
en los últimos treinta años. Quizás por eso esta ley está teñida de tantos prejuicios. Yo quisiera
agregar brevísimas consideraciones a las realizadas por mis compañeros de bancada.
En realidad, ésta ley sólo reglamenta atribuciones que ya establece la Constitución Nacional, y
crea un sistema de aplicación o de prevención — diría — de la seguridad de la Nación.
Todas las críticas que he escuchado, como las motivaciones de que tienen prioridad los derechos
económicos, sociales y culturales, lo relacionado con el ejercicio de la represión, etcétera, quizás
hayan descuidado el saber cuál es la situación actual.
Esta materia tiene un vacío legal y actualmente está regida por los decretos 327/89 y 39290, que
entre otras cosas determinan la intervención de las fuerzas armadas en algunos asuntos internos sin
ningún tipo de requisito previo, es decir, aun sin la propia declaración del estado de sitio que el
proyecto en tratamiento prevé en su artículo 32 y que tan vituperado ha sido por algunos señores
diputados.
Concretamente, en el marco del uso de las fuerzas armadas de la Nación esta ley al menos hace
un avance considerable al determinar que tal utilización será previa declaración del estado de sitio,
con lo cual innovamos con respecto a la situación actual, que no impone tal requerimiento previo.
En cuanto a la aseveración de que el proyecto de ley no prevé la defensa de los derechos
económicos, sociales y culturales, diría que me parece una idea importante, pero también me in-
teresa remarcar que tales derechos se asientan sobre una base que es la existencia del orden, y del
Estado mismo. El monopolio de la fuerza es precisamente de la esencia del Estado, es la
característica central de todo Estado: si no existe monopolio de la fuerza, no hay Estado.
Podrá decirse, en una segunda etapa, que el estado de derecho es la regulación de la fuerza, y en
una tercera instancia se podrá hablar del estado democrático como un estado de persuasión, donde
se entiende que la competencia cívica reemplaza a la fuerza como forma de resolver los conflictos
sociales. Pero lo que es absolutamente claro es que sin orden — obligación primaria del Estado —
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no hay derechos económicos, sociales ni culturales; es decir, no hay salud, vivienda ni educación; es
más, ni siquiera habrá derecho pues en medio de la guerra éste no existe.
La última reflexión que deseo formular se refiero al artículo 2º del proyecto de ley en con-
sideración, que versa sobre el concepto, de seguridad.
Aunque sea una mala técnica legislativa, me parece importante el ensayo de definición del
concepto de seguridad que hace esta iniciativa. Digo esto porque también había algunos
antecedentes legislativos que a partir de la promulgación de la ley de defensa nacional fueron bien
diferenciados, aunque me interesa hacer hincapié en este tema.
La ley 16.970 decía que defensa naciona1 es el conjunto de medidas que el Estado adopta para
lograr la seguridad nacional, y a ésta la define como la situación en la cual los intereses vitales de la
Nación se hallan a cubierto de interferencias y perturbaciones sustanciales. Como se podrá,
observar, se trata de una fórmula vacía que puede albergar cualquier supuesto pues, ¿quién
determinará cuáles son los intereses vitales de la Nación? En este sentido me parece mucho mejor la
redacción del artículo 2º del proyecto en consideración, cuya primera parte hace referencia a los
derechos individuales — libertad, vida y patrimonio de los habitantes —, mientras la segunda alude
a la plena vigencia de las instituciones del sistema republicano, representativo y federal que
establece la Constitución Nacional.
Por las razones expuestas, y compartiendo las dudas que se expresaron, entiendo que la sanción
de este proyecto de ley de seguridad interior constituye un importante avance en esta materia.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.
Sr. Berhongaray. — Señor presidente: se ha dicho en varias oportunidades que este dictamen es
producto del consenso de los bloques mayoritarios y de otros más, o sea que no responde a lo que
cada uno de nosotros hubiera pretendido reflejar en forma particular en el proyecto. Como se ha
dicho, consensuar implica tener que resignar algunos aspectos que a lo mejor, consideramos
importantes, aunque no fundamentales. Esto fue lo que debimos hacer para lograr el mencionado
consenso.
Por ello es que tenemos algunas discrepancias respecto del dictamen que, si bien no son
fundamentales, son discrepancias al fin.
Aquí tenemos que hablar con mucha sinceridad. Las situaciones que estamos describiendo no se
corresponden necesariamente con los antecedentes que citamos. Así, cuando nos referimos a la
legislación comparada, fundamentalmente a la de Italia y España, no estamos reflejando situaciones
exactamente comparables entre esos países centrales, unitarios, y la organización federal de nuestro
sistema jurisdiccional. Este es un elemento diferencial que a la vez crea grandes complejidades.
En nuestro sistema constitucional existe algo así como una diáspora en la represión, tanto por
jurisdicción como por materias, así como también otros condicionamientos que debieron ser articu-
lados para tratar de imbricar una solución que nos permitiera dar respuesta a este problema.
Quiero señalar la dificultad operativa que significa el hecho de que la gendarmería y la prefectura
—fuerzas de seguridad militarizadas — dependan orgánica y funcionalmente del Ministerio de
Defensa.
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Tengamos presente que su empleo normal y casi cotidiano está en el área de la seguridad interior
y su aplicación extraordinaria sólo se da en excepcionales hipótesis con fines no de seguridad
interior sino de defensa nacional. Pero evaluamos esta situación en términos políticos concretos,
sabiendo que esta realidad que nos condicionaba no permitía avanzar en lo que seguramente, con el
transcurso del tiempo, será reformulado.
A ello debemos sumar la necesidad de limitar las facultades que el inciso 15 del artículo 86 de la
Constitución otorga al presidente de la Nación, lo cual no sólo era reclamado por la civilidad sino
fundamentalmente por las fuerzas armadas, que querían un sistema legal y transparente para su
accionar frente a problemas vinculados de manera específica con el tema de la seguridad interior.
Esos dos elementos dieron origen a la necesidad de articular una difícil ley de seguridad interior,
pues la estructura federal de nuestro país, con distintas jurisdicciones y diferentes órganos, requería
de un mecanismo de compatibilización.
Aquí se ha dicho que el artículo 2º del proyecto de ley define la seguridad interior; pero si bien
ello es cierto, la definición no me ha quedado suficientemente en claro. El citado artículo define
como seguridad interior a la situación de hecho basada en el derecho en la cual se encuentran
resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la
plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece la
Constitución Nacional.
De esa definición no se desprende con claridad si todas las instituciones que tienen que ver con la
seguridad interior están regladas por esta norma. Mi respuesta es que no todas las instituciones que
guardan relación con la seguridad interior están regladas por este proyecto de ley. Aquí sólo se
organiza, un sistema de represión para afrontar aquellas situaciones que superen hechos normales,
es decir que sean de una entidad y gravedad tales que justifiquen que el órgano central sea el
ministro del Interior, quien por delegación del presidente de la Nación ponga en funcionamiento los
mecanismos del sistema.
La gravedad de la conmoción interior justifica la existencia de un Consejo de Seguridad Interior
con miembros permanentes y no permanentes, como asimismo la creación de un comité de crisis.
Esto no está explicitado con claridad en el texto. Sé que surge del espíritu y de la interpretación que
todos hacemos; sin embargo, a mi juicio falta claridad terminológica para que se perciba que no nos
estamos refiriendo a la aplicación de los delitos comunes. Para ello existen, las jurisdicciones
provinciales o federal. No estamos aludiendo a los delitos federales sino a aquellos de jurisdicción
provincial o nacional cuando existen situaciones que por su gravedad requieran poner en fun-
cionamiento todo el mecanismo que establece esta iniciativa. No estamos hablando del robo de
gallinas sino fundamentalmente de delitos interjurisdiccionales, del narcotráfico, de mafias y en
general de delitos que por su entidad y gravedad justifican poner en marcha todo él mecanismo de
represión. Insisto en que esto no surge con claridad del texto en consideración. En ese sentido,
estimo que durante la discusión en particular se podrían formular algunas precisiones para tratar de
explicitarlo, aunque estoy absolutamente convencido de que esto está en el espíritu de cada uno de
los integrantes de las comisiones intervinientes.
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Precisamente con respecto a estas comisiones, aquí se objetó el hecho de que la Comisión de
Defensa Nacional participara en el análisis de este tema junto con la de Asuntos Constitucionales.
¿Cómo no habría de tener participación esa comisión en este asunto? Uno de los dos elementos
fundamentales que en cierto modo motorizan el espíritu de esta norma reside en determinar con
claridad la limitación de la facultad presidencial de disponer en situaciones excepcionales de las
fuerzas armadas en función de lo que dispone el inciso 15 del artículo 86 de la Constitución
Nacional.
También se ha objetado durante este debate que se hable de un sistema, e incluso en una de las
primeras exposiciones se preguntó qué es eso de un sistema. Según lo establece la doctrina en la
materia, un sistema es la adecuada combinación de partes para la consecución de una finalidad
prevista. Por eso, cuando se involucra dentro del sistema al presidente, al Congreso de la Nación, y
a las distintas fuerzas de seguridad se está determinando con toda justificación, propiedad,
racionalidad y claridad que nos referimos a un sistema orientado y determinado por su finalidad. Un
montón de partes sueltas no conforman un sistema; un montón de autopartes no constituyen un
automóvil sino que sólo son pedazos de él.
Debo manifestar que me quedan ciertas dudas con respecto a algunos artículos de la norma en
consideración. Por ejemplo, no sé si se justifica, incluir dentro de este sistema de seguridad interior
al Servicio Penitenciario Federal.
He pensado el tema y no 1e encuentro justificación. En cambio, me parece razonable incorporar
al Ministerio de Justicia junto con el de Defensa y el del Interior, porque se trata de un ministerio
que interviene en la política criminal que fija el Estado. Tampoco me parece mal que se disponga la
creación dentro del Congreso de una comisión de seguimiento en materia de seguridad interior.
El establecer sistemas, organismos y funciones de un mecanismo destinado a preservar la
seguridad interior no es un invento nuestro, ya que existe sobre esto abundante legislación
comparada.
He querido hacer estas breves consideraciones reservándome para el debate en particular el
derecho de precisar algunos puntos acerca de los cuales tengo mis serias dudas.
En conclusión, debo decir que el sistema implementado por este proyecto no carece de
razonabilidad, pero hay determinados aspectos que no están absolutamente explicitados, como el
que tiene que ver con el nivel de su puesta en funcionamiento. Interpreto que esta norma no es para
ser aplicada en cualquier circunstancia. Tampoco debemos caer en el otro extremo y reservarla para
casos de grave conmoción interior. Se trata de aplicarla en casos difíciles que superan los límites
normales pero que no necesariamente son los que prevé la Constitución Nacional como
justificativos de la declaración del estado de sitio.
En resumen, la norma debe aplicarse a aquellas situaciones intermedias entre la grave conmoción
interior definida por la Constitución y los delitos comunes a los cuales les corresponde la
jurisdicción normal, tanto federal como provincial, de acuerdo con su naturaleza y geografía.
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De esta manera he querido expresar algunos puntos de vista que creo no estaban debidamente
aclarados respecto de la correcta interpretación de la norma, anticipando al mismo tiempo algunas
modificaciones que en el tratamiento en particular serán propuestas por nuestro bloque.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Storani (C.H.). — Señor presidente: felizmente, estamos arribando al final de este debate que
por diversas razones ha sido largamente esperado. En primer término, debo, decir que el proyecto
en análisis es fruto del trabajo de las dos comisiones que intervinieron en la redacción del dictamen,
labor que se prolongó durante largos meses y que insumió muchas horas dedicadas al diálogo y al
intercambio de ideas para lograr arribar a un consenso. Esto último no significa que no exista
disenso, pero éste es un aspecto propio del sistema democrático.
Me siento en la obligación de hacer algunas precisiones en torno a este tema porque existen
ciertas confusiones debidas a la historia interna de nuestra Nación, a la historia de Latinoamérica y,
más concretamente, a hechos puntuales sucedidos en el curso de la segunda parte del siglo que nos
toca vivir.
Si bien es cierto que a partir de Yalta se crea un esquema bipolar que tiene como característica
principal la confrontación de ideología y, a partir de ellas, de sistemas de vida así como
económicos, políticos y militares, esa misma característica de la bipolaridad produjo como
consecuencia la delimitación de áreas de influencia de las potencias centrales que regían cada uno
de esos sistemas.
Aunque ambos sistemas actuaban previsiblemente en sendas áreas geográficamente delimitadas,
tenían una característica en común: la prohibición de la disidencia. En un polo imperaba la teoría de
la soberanía limitada de Brezhnev para impedir en el área socialista los levantamientos de los países
que ansiaban su libertad y luchaban por ella; en el otro polo — hay que decirlo — imperaba
exactamente igual y con el mismo objetivo la doctrina de la seguridad continental, conocida en
nuestro país como doctrina de la seguridad nacional, instrumentada según el pensamiento del
presidente norteamericano Truman en 1947 y que trajo como consecuencia la necesidad de impedir
a veces el desenvolvimiento de los sistemas democráticos, sobre todo en esta parte del mundo.
Sr. Presidente (Pierri). — La Presidencia ruega a los señores diputados que ocupen sus bancas y
que respeten al orador.
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Storani (C. H.). — Señor presidente: de todas maneras quiero advertir a la Honorable
Cámara que no voy a demorar muchos minutos para concluir mi exposición.
Simplemente quería efectuar algunas precisiones porque a lo largo de este debate hubo varias
intervenciones — todas respetables — de muchos bloques que, aunque sean unipersonales, tienen
derecho a expresar su opinión con total libertad. Sin embargo, debo decir que hubo algunas
confusiones en lo que se ha expresado.
Cuando se aplica la doctrina de la seguridad nacional, lo que se hace es poner la seguridad como
valor absoluto por encima de otros valores que tienen las sociedades democráticas, aplicando como
teoría la razón de Estado que se ensayó en otros siglos, en la época del absolutismo, cuando el valor
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Debo advertir que todo esto está referido al esquema bipolar al que antes aludí y que ha perdido
vigencia. Algunos afirman que esto importa el final de la historia y de las ideologías pero esta
aseveración es errónea. Concretamente estamos ante el fin de una etapa de la historia; pero no se
trata del fin de la historia o de las ideologías. Es el fin de una etapa histórica, de una etapa preñada
de guerras de tipo religioso —diría — entre dos polos de poder. Le asigno este carácter por la
absoluta contraposición de ideologías en pugna.
Creo — es una apreciación personal — que estamos ante una etapa de transición hacia un
esquema multipolar, totalmente diferente al vivido hasta ahora, en el que adquiere, relevancia la
cuestión de las nacionalidades y de las religiones. Hace diez años era impensable el problema de
nacionalidades que está viviendo Europa. En esos países aparentemente no existían tales conflictos;
se marchaba hacia aspectos regionales más concretos y amplios en cuanto a su comprensión. Pero
actualmente han resurgido problemas vinculados con la nacionalidad y las regiones, y, en el
esquema multipolar hacia el que a mi juicio nos dirigimos, esto traerá como consecuencia otras
reglas de juego a nivel mundial.
Por ello es necesario hacer algunas advertencias ya que este proceso debe ser debidamente
interpretado cuando la ley sea aplicada en concreto.
Es importante destacar que ha desaparecido el reclamo de potencias centrales con respecto al
problema de la seguridad nacional, pero aparece como sucedánea otra teoría que ya hemos visto en
épocas recientes, referida a conflictos de media, baja o alta intensidad. Hago esta advertencia
porque según como sean interpretados los conflictos, es probable que en el futuro haya injerencias
en la soberanía de distintos países al estilo de las que se fundaron en la doctrina de la seguridad
nacional.
Días pasados tuvimos que señalar en el recinto que no era por voluntad del Congreso que aún no
se contaba con una ley de seguridad interior. En este sentido cabe acotar que este cuerpo trabajó
arduamente en este tema durante los años 89 y 90, y estuvimos en condiciones de sancionar la
norma en septiembre del año pasado; pero el proyecto no fue incluido en el temario de las sesiones
extraordinarias por presiones de diversos sectores del Poder Ejecutivo que seguramente obedecían a
la influencia que ejercían determinados grupos en razón de que no se satisfacían intereses concretos
de corporaciones que no pueden ser admitidas en la elaboración de una ley.
El proyecto de ley sobre seguridad interior no tiene como fin legitimar el uso de la fuerza con
cualquier circunstancia; por el contrario, trata de evitarlo para que en el futuro no se utilice más la
fuerza del Estado al servicio de intereses minoritarios y espurios que no están sometidos a un
control político adecuado.
Por estas razones, el bloque de la Unión Cívica Radical — que logró consenso en cuanto al texto
del proyecto con el bloque Justicialista y los demás sectores políticos que conforman el cuerpo —
apoya la iniciativa en consideración, teniendo en claro que no se trata de una norma ideal sino
posible en las actuales circunstancias y que estamos tratando de legislar para el futuro sin olvidar el
pasado. (Aplausos.)
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar en general.
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— Resulta afirmativa.
— Resulta afirmativa.
— Sin observaciones, se votan y aprueban los artículos 2º y 3º.
— Resulta afirmativa.
— Sin observaciones, se vota y aprueba el artículo 5º.
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—Resulta afirmativa.
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Sr. Uriondo. — Señor presidente: es para proponer una nueva redacción para el inciso d): “Los
ministros del Interior, de Defensa y de Justicia”. Consecuentemente habría que eliminar, el inciso
h).
Sr. Presidente. (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Di Caprio. — Señor presidente: contestado el interrogante que había formulado, quiero hacer
mi propuesta. Ante todo debo decir, que no me ha satisfecho la contestación del señor miembro
informante porque las ciencias penitenciarias modernas tienden a desmilitarizar la seguridad
carcelaria, y creo que es peligroso que institucionalicemos al Servicio Penitenciario Federal como
fuerza de seguridad. Más aún, en los próximos días vamos a tratar un código de procedimientos que
se orienta, hacia ese concepto moderno. Tendremos un tribunal de ejecución de pena merced al cual
dicha ejecución será judicial, ni siquiera administrativa o dependiente, del Poder Ejecutivo.
Por eso creo que tenemos que eliminar del artículo 7º al Servicio Penitenciario Federal. Y aunque
no sea miembro permanente del Consejo de Seguridad Interior, también habría que excluirlo del
artículo II. Esa es la propuesta que formulo.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
Sr. Seguí. — Señor presidente: deseo sugerir a los miembros de la comisión que se altere el
orden de los incisos b) y e), porque tengo entendido que por jerarquía el Congreso de la Nación, que
es uno de los tres poderes de la República, está por encima de los gobernadores, que pueden adherir
o no a la ley. Por eso solicito que en el inciso b) se contemple al Congreso Nacional y en el c) a los
gobernadores.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Lázara. — Señor presidente: por las razones expuestas durante el debato en general y en
orden a la observación que se hizo, iba a mencionar la necesidad de suprimir la incorporación del
Servido Penitenciario Federal en este artículo.
Me parece importante señalar que los problemas de reinserción o reeducación no son relativos a
la seguridad interior ni nada que se le parezca.
Sr. Presidente (Pierri). — El problema está planteado y la comisión se expedirá al respecto.
Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Cortese. — Señor presidente: siempre en relación con el inciso g), si bien tengo la
información de que la comisión va a revertir el tema, abundando en la cuestión y teniendo en cuenta
lo dicho con claridad por el señor diputado Di Caprio, ratifico también lo señalado por el señor
diputado Lázara sobre la necesidad de eliminar el inciso.
Tengo información de que la comisión va a aceptar esta preposición, pero advierto que en el
artículo 11, esto también debe tenerse presente porque el Consejo de Seguridad Interior está
integrado por el titular del Servicio Penitenciario Federal como órgano no permanente. Lo más
problemático es que en virtud del artículo 10º también se incorpora al Servicio Penitenciario
Federal en la dirección de inteligencia interior, lo que es sumamente peligroso porque en lo que
respecta a la resocialización de los condenados no puede quedar la más mínima sospecha de que la
inteligencia vinculada con la seguridad va a emerger de la tarea de inteligencia que se pueda dar
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intramuros de las cárceles. En las cárceles se resocializa, no se hace inteligencia para luchar en las
búsqueda de la seguridad.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: deseo sugerir a la comisión algo que tiende a dejar
sentado el reconocimiento respecto de la titularidad de la seguridad en el orden constitucional, tanto
nacional como de los estados provinciales. Por lo tanto, coherentemente con ese concepto pido a la
comisión que el inciso f) pase a seguir como inciso e) y viceversa.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Herrera (L.F.). — Señor presidente: comprendo las dificultades de la obra común ante la
necesidad de consensuar algunos aspectos para que hoy podamos aprobar este proyecto de ley de
seguridad interior. Lo que advierto es que aquí falta un gran protagonista de la seguridad interior,
que son las fuerzas armadas, salvo que se entienda que están incluidas cuando se habla del
presidente de la República, que es el comandante en jefe de esas fuerzas armadas. Por otra parte, no
se puede desconocer que las fuerzas armadas intervendrán desde que subsidiariamente esta
circunstancia está reglamentada en los artículos 31 y 32 del proyecto de ley en consideración. Es
por ello que propongo su inclusión en la enumeración del artículo 7º.
Sr. Presidente (Pierri). — ¿La comisión acepta las modificaciones propuestas?
Sr. Toma. — Señor presidente: la comisión acepta la inclusión solicitada por el señor diputado
Uriondo en el inciso d), la eliminación del inciso h) y todo lo señalado por los distinguidos
penalistas que han hecho uso de la palabra con relación a la supresión del Servicio Penitenciario
Federal. Asimismo la comisión acepta la inversión del orden del contenido de los incisos e) y f), que
ha sido planteada por el señor diputado Luis Martínez.
Sr. Presidente (Pierri). — Con las modificaciones aceptadas por la comisión, se va a votar, el
artículo 7º.
—Resulta afirmativa.
MOCIÓN DE ORDEN
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ahora a fin de evitar el riesgo de que esta sesión se levante en cuanto se sancione el proyecto de ley
de seguridad interior.
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar la moción de apartarse del reglamento formulada por el
señor diputado por Mendoza a efectos de incluir en el temario de esta sesión especial, a
continuación del tratamiento del proyecto de ley de seguridad interior, el dictamen de la Comisión
de Defensa Nacional referido al régimen sobre el procedimiento a seguir para inmuebles asignados
en uso y administración a las fuerzas armadas. Se requieren las tres cuartas partes de los votos que
se emitan.
— Resulta afirmativa.
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RÉGIMEN LEGAL DE LA SEGURIDAD INTERIOR
(Continuación)
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esfuerzo nacional de policía” ya fue incorporada al aprobarse el artículo 1º Por lo tanto, ese mal ya
no tiene remedio.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Toma. — La comisión acepta la supresión propuesta por el señor diputado Lázara, que fuera
ratificada por el señor diputado Durañona y Vedia.
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar el artículo 8º con la supresión propuesta y aceptada por
la comisión.
—Resulta afirmativa.
—Resulta afirmativa.
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—Resulta afirmativa.
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habla de las “policías provinciales que adhieran al sistema”, cuando en realidad las que adhieren son
las provincias mismas.
En segundo lugar, considero desafortunado el establecimiento de un sistema electoral por el cual
votarían los propios jefes de policía, objeción que ya antes ha sido manifestada acertadamente por
otros señores diputados. Creo que para garantizar que esa representación contenga la pluralidad
política y regional adecuada, debería establecerse un mecanismo distinto, por lo que propongo la
siguiente redacción: “Cinco jefes de policía de las provincias que adhieran al sistema, los que
rotarán anualmente de acuerdo a lo que se establezca en la reglamentación, procurando que
queden representadas todas las regiones del país.”
Con mis propuestas entiendo que se salvan los dos errores mencionados, tanto el que asigna la
capacidad de adherir a las policías provinciales y no a las provincias, como el que deja la elección
de los cinco jefes de policía librada a la votación de sus pares.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Cortese. — Señor presidente: deseo resistir la propuesta que hiciera hace unos instantes la
señora diputada Quarracino, fundamentando mi oposición en sus propios argumentos. Yo creo que
debe mantenerse tal como está al secretario de Programación, para la Prevención de la
Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, porque lo mejor que podemos hacer es transparen-
tar la acción de ese organismo, incorporándolo a una labor conjunta en materia de seguridad in-
terior, poniendo fin a decretos por los cuales se crean organismos no claros que vienen a constituir
calcos de cuerpos similares que operan en otros países que tienen problemas dispares a los nuestros.
Lo mejor que podemos hacer es que esta Secretaría quede incorporada dentro del sistema de
seguridad interior y no forme parte de un pliego secreto que nos preocupa a todos, como a la señora
diputada, ya que no hemos podido encontrar en la comisión respectiva la transparencia que debe
tener el decreto aludido, porque luego de muchos meses aún es secreto.
Sr. Presidente (Pierri). — ¿Acepta la comisión las modificaciones propuestas?
Sr. Toma. — Señor presidente: la comisión va a aceptar la propuesta formulada por el señor
diputado Marcó, porque entiende que es la que mejor recoge las inquietudes planteadas por otros
señores diputados.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Lázara. — Señor presidente: habíamos efectuado una propuesta con respecto a los “Titulares
de policías de otros organismos del Estado”. Queremos saber si la comisión acepta o no nuestra
indicación y, en su caso, que nos aclare cuáles son esos otros organismos del Estado porque
carecemos de información.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor miembro informante.
Sr. Toma. — Señor presidente: vamos a dejar a los titulares de policía de otros organismos del
Estado, que son quienes dirigen ciertas reparticiones que tienen status policial, como la Policía
Ferroviaria.
Sr. Lázara. — ¡Me opongo a este artículo! Creo que es la demostración de las objeciones que
anteriormente he formulado.
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—Resulta afirmativa.
—Resulta afirmativa.
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—Resulta afirmativa.
—Sin observaciones, se vota y aprueba el artículo 15.
—Resulta afirmativa.
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—Resulta afirmativa.
—Sin observaciones, se vota y aprueba el artículo 17.
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Sr. Toma. — Señor presidente: la objeción planteada por el señor diputado por Buenos Aires
queda salvada al establecerse que la adhesión es libre y voluntaria por parte de las provincias. Por
este motivo, la comisión rechaza la propuesta formulada.
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar el artículo 18.
—Resulta afirmativa.
—Resulta afirmativa.
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De todas maneras, me parece que el articulo podría salvarse con la siguiente redacción:
“Efectivos de cualesquiera de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del Estado
nacional podrán actuar en la jurisdicción atribuida a otras en virtud de los convenios que se
establezcan, en persecución de delincuentes sospechosos de delitos e infractores o para la
realización de diligencias urgentes relacionadas con su función, debiendo darse inmediato
conocimiento al Ministerio del Interior y a la institución policial o de seguridad titular de la
jurisdicción.”
En cuanto a los argumentos venidos por el señor diputado Martínez, sobre el período de tiempo
del aviso, tanto los comparto que no entiendo por qué su presidente acaba de anunciar el veto a la
ley sobre averiguación de antecedentes en virtud de que la Policía Federal no tiene elementos
técnicos.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Cortese. — Señor presidente: éste es un tema de alta importancia. Me permito señalar que
escuché afirmaciones referidas a competencias estrictamente provinciales. La norma está referida a
efectivos de cualquiera de las instituciones policiales del país. Se habla del abigeato y de otros
delitos que son de competencia provincial.
Lo que está en análisis es un rema vinculado con dos valores trascendentes. Por un lado, la
eficacia de la acción de los organismos de seguridad, y por el otro, la preservación de la
competencia de cada jurisdicción. Creo que el señor diputado Storani ha tomado alguna
conversación que hemos mantenido informalmente y que recoge un principio que ya fue aceptado
en la ley vinculada con el narcotráfico. Podría alcanzarse una compatibilización de los dos valores
señalados si se incluyese en el artículo la frase “cuando el éxito de la investigación deba asegurarse
o esté comprometido”.
No se trata de una cuestión de términos o de horas sino de asegurar la competencia de cada
organismo, pero hasta el límite del éxito de la investigación, siempre que éste esté comprometido y
se den los resguardos que aparecen mencionados al final del párrafo, que son la comunicación al
Ministerio del Interior y a la institución policial de la jurisdicción; en ese caso será legítima la
actuación — nada más que en virtud de las circunstancias de urgencia que fija la norma — de otra
fuerza que no es territorialmente competente. Esta medida hace estrictamente a una acción de
seguridad.
Sr. Presidente (Pierri). —Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: creo que estamos acercándonos a la posibilidad de
encontrar una redacción que preserve los valores que señalaba el señor diputado Cortese; pero
también hay un tercer valor que es el de la seguridad personal. Y en este caso avanzar sobre las
jurisdicciones titulares de la seguridad interior con el criterio de que pueden realizarse
investigaciones sin conocimiento de éstas, a mi juicio establece una peligrosidad que debemos
prever.
Por lo tanto, entiendo que no puede quedar librado a quien puede emitir juicio sobre la eficacia o
la ineficacia del aviso.
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Creo que esto exime de mayores consideraciones porque debemos presumir que todas las fuerzas
de seguridad funcionan intrínsecamente en torno a ese objetivo. No veo razón por la cual el éxito de
una investigación quede en alguna medida subordinado a que haya una presunción de que una
fuerza está menos o más comprometida respecto de la investigación. Por lo tanto, solicito a la
comisión que se tenga en cuenta en forma de insistencia lo propuesto anteriormente.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Ortíz Pellegrini. — Señor presidente: para contribuir a un esclarecimiento, a mi entender la
regla sería la del artículo 24, que en su segundo párrafo dice que sin requerimiento del gobierno
provincial no podrán ser empleados en el territorio provincial los cuerpos policiales y las fuerzas de
seguridad del Estado nacional. Esa sería la norma y este párrafo del artículo 20 que estamos
analizando bien podría ser considerado como una excepción, es decir, únicamente para el caso de
las diligencias urgentes mencionadas recién por los diputados Storani y Cortese.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Lázara. — Señor presidente: me parece que estamos confundiendo los términos. El artículo
24 se refiere específicamente a un caso concreto: el requerimiento del gobierno provincial para el
restablecimiento de la seguridad en determinadas condiciones. En cambio, el artículo en
consideración se refiere al problema de la investigación de los autores de determinado tipo de
delitos. Se trata de dos cosas totalmente distintas.
Comparto con el señor diputado Martínez la necesidad de una norma estrictamente restrictiva
porque éste es un artículo de extrema peligrosidad, a punto tal que puede producir gruesas
violaciones en materia de libertades personales, con el agravante de vulnerar derechos y garantías
específicos de las personas.
Comparto la necesidad del éxito de cualquier investigación delictiva, pero ese éxito no puede
alcanzarse merced, a la violación de normas, constitucionales.
Me parece que esto es tan evidente que no merece un análisis más profundo. Considero que
tendríamos que buscar una redacción distinta y por eso insisto en la proposición de restringir, en
primer lugar, la autorización a aquellos casos donde existan los convenios respectivos. En segundo
lugar, que los convenios respectivos deberán establecer explícitamente cuál es la autoridad
competente que ha de otorgar la autorización para cruzar los límites jurisdiccionales. En tercer
lugar, las investigaciones deben hacerse en el marco estricto de la aplicación y respeto de las
normas constitucionales respectivas.
— Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente 1º de la Honorable Cámara, doctor Augusto José María
Alasino.
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existan convenios y no se susciten los problemas que acertadamente señalaba el señor diputado Luis
Martínez de que se produzca la invasión de la policía en otro lugar sin conocimiento previo. Sólo
así podría mantenerse este artículo.
Solicito que el señor presidente de la comisión tenga en cuenta especialmente las sugerencias de
los señores diputados Lázara y Luis Martínez en el sentido ya indicado.
Sr. Presidente (Alasino). — Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Marcó. — Señor presidente: creo que existe un error de interpretación. Entiendo que el
primer párrafo del artículo 20 se refiere sólo a las fuerzas nacionales ya la atribución de jurisdicción
que tiene cada una de ellas sobre la base del principio de que las costas corresponden a la
Prefectura, las rutas a la Gendarmería Nacional, los terrenos pertenecientes a Ferrocarriles
Argentinos a la Policía Federal, etcétera. O sea que se hizo la atribución de competencias entre las
distintas fuerzas nacionales.
Lo que se refiere a las provincias está reflejado en el segundo párrafo, que dispone que se
procurará establecer mediante convenios análogas obligaciones y facultades con relación a las
policías provinciales. Vale, decir que el artículo, tal como está redactado en modo alguno avanza
sobre las competencias y prerrogativas de orden provincial y sólo atribuye esta facultad excepcional
a las fuerzas dependientes del Estado nacional, dejando librada a la celebración de convenios
posteriores la regulación de lo referente a las fuerzas provinciales.
Sr. Presidente (Pierri). — ¿La comisión acepta las propuestas formuladas por los señores
diputados?
Sr. Toma. — Señor presidente: la comisión acepta la inclusión de la expresión “cuando esté
comprometido el éxito de la investigación” y el establecimiento de un plazo de cuatro horas para
dar el aviso correspondiente, con la sola excepción del delito de abigeato. Entiendo que con esta
redacción se preservan todos los valores que se ha querido proteger a través de los distintos aportes
que hicieron diversos legisladores.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.
Sr. Cortese. — Señor presidente: el artículo se refiere claramente a los efectivos de cualquiera de
las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional. ¿Cómo podemos entonces
hablar del abigeato, que es un delito de competencia de los organismos de seguridad provincial?
Pido que se reflexione sobre esto: en este proyecto de ley no podemos cometer la desprolijidad de
decir que estamos incluyendo delitos que todavía no ubicamos como corresponde en el ámbito de
las facultades no delegadas por las provincias, si bien existen propuestas de que sea un delito
federal.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor miembro informante de la comisión.
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Sr. Toma. — Señor presidente: comparto 1º expresado por el señor diputado Cortese, por lo
cual en este punto mantenemos la redacción anterior.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.
Sr. Parente. — Señor presidente: a fin de mejorar la redacción del artículo propongo que el texto
se inicie con la palabra “Los”, porque, desde el punto de vista gramatical no me parece adecuado
que el artículo comience con el término “efectivos”. De esta manera, el texto sería: “Los
efectivos...”, continuando igual hasta el final.
Sr. Presidente (Pierri). — ¿La comisión acepta la modificación propuesta?
Sr. Toma. — Sí, señor presidente.
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar el artículo 20 con las modificaciones aceptadas por la
comisión.
—Resulta afirmativa.
Sr. Rosso. — Si me permite, señor presidente, solicito que quede constancia de que el bloque del
Movimiento Popular Neuquino ha votado este artículo negativamente.
Sr. Presidente (Pierri). — Quedará constancia, señor diputado.
En consideración el artículo 21.
Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.
—Resulta afirmativa.
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evidente que las cuestiones vinculadas con la denominada obediencia debida constituyen un
problema que debe ser resuelto alguna vez. No me alcanza con que este tema esté contemplado en
el Código de Justicia Militar y en el Código Penal, y creo que expresamente debe mencionarse en
esta ley. Por consiguiente, entiendo que el artículo en consideración debe permanecer con su
redacción original.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: la cuestión a que se refiere el señor diputado Lázara
se encuentra mejor tratada en otros cuerpos normativos y aplicaciones del derecho vigente. Por lo
tanto considero que es acertado el nuevo texto propuesto por el señor diputado Uriondo, razón por
la cual adhiero a la modificación que él ha solicitado.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Toma. — Señor presidente: la comisión acepta el texto propuesto por el señor diputado por
Santiago del Estero.
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar el artículo 22, con la modificación aceptada por la
comisión.
—Resulta afirmativa.
—Sin observaciones, se votan y aprueban los artículos 23 y 24.
—Resulta afirmativa.
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—Resulta afirmativa.
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“Artículo 33. — Créase una comisión bicameral de fiscalización, de los órganos y actividades de
seguridad interior e inteligencia.
“Tendrá por misión la supervisión y control de los órganos y organismos de seguridad interior e
inteligencia actualmente existentes, de los creados por la presente ley y de todos los que se crearán
en el futuro.
“Artículo 34. — La comisión estará integrada por seis miembros de la Cámara de Senadores e
igual número de miembros de la Cámara de Diputados designados por las Cámaras respectivas.
Tendrá carácter permanente y dictará su propio reglamento interno.
“Artículo 35. — La comisión verificará que el funcionamiento de los órganos y organismos
referidos en el artículo 33, se ajuste estrictamente a lo preceptuado en las normas constitucionales,
legales y reglamentarias vigentes, constatando la estricta observancia y respeto de las garantías
individuales consagradas en la Constitución Nacional, así como de las disposiciones contenidas en
la Convención Americana de Derechos Humanos denominada Pacto de San José de Costa Rica,
incorporada a nuestro ordenamiento legal por ley 23.054.
“Artículo 38. — La comisión tendrá todas las facultades y atribuciones necesarias para el cum-
plimiento de su cometido y, en especial, para la realización de las investigaciones que fueran
pertinentes en los órganos y organismos aludidos en el artículo 33.
“Quedará especialmente facultada para:
“a) Requerir de todo organismo o ente público nacional, provincial o municipal, como asimismo
de entidades privadas, toda la información que estime necesaria, la que deberá ser suministrada.
“b) Citar y hacer comparecer con el auxilio de la fuerza pública a las personas que se consideren
pertinentes, a fin de exponer sobre hechos vinculados a la materia de la comisión.
“c) Requerir del Poder Judicial que se impida la salida del territorio nacional, sin autorización, de
aquellas personas que constituyeran objeto de las investigaciones a emprenderse.
“d) Proponer al Poder Ejecutivo nacional medidas tendientes a la superación de las deficiencias
que se advirtiera con motivo de las investigaciones propuestas.
“Artículo 37. — La comisión producirá anualmente un informe público a la Cámaras de Se-
nadores y de Diputados y un informe secreto dirigido a las Cámaras referidas y al Poder Ejecutivo
nacional, en el cual informará respecto de los resultados de la labor desarropada y las mejoras que
crea necesario implementar.
“En caso de existir disidencias entre los miembros de la comisión, la misma podrá producir tantos
informes en minoría como disidencias existan en su seno.
“Artículo 38. — La comisión efectuará inmediata denuncia ante la justicia penal de todos los
ilícitos que descubriera con motivo del cumplimiento de su cometido”
Señor, presidente: creemos que estamos introduciendo una innovación legislativa de carácter
verdaderamente revolucionario. El problema de la seguridad pública puede dar lugar a dos tipos de
enfoque. Uno de ellos consiste en legislar para sociedades teóricas en las que las líneas de
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separación entre el bien y el mal son absolutas y existe un estricto cumplimiento de los roles
respectivos y predeterminados.
¿Qué significa esta afirmación? Significa que los buenos se visten de buenos y son buenos,
mientras que los malos aparecen vestidos de malos y son malos. Como en las viejas películas de
cowboys o en las policiales, todos los malos son malos, todos los buenos son buenos y resulta muy
fácil saber desde el principio quién va a morir, quién va a ir preso y quién se va a quedar con la
chica.
No compartimos la visión de que se ha terminado la historia y sentimos que debemos legislar con
responsabilidad, atendiendo dos demandas sociales genuinas. No debemos hacerlo de acuerdo con
lo que se dice en las encuestas de opinión pública. La demanda social genuina de seguridad no
puede ponerse por encima de la demanda social genuina de libertades públicas. Afortunadamente,
gracias al esfuerzo del conjunto del pueblo argentino esta segunda demanda social aparece muy
atrás en las encuestas espontáneas. ¿Por qué? Porque no están en juego y no porque no importen.
Tenemos que legislar para un país real, con historia, con presente y para cuidar el futuro. El país
real — he aquí el segundo enfoque del problema de la seguridad pública — se parece mucho más a
esas películas del nuevo cine que en la mitad del filme secuestran y apalean a la muchacha los que
la tenían que cuidar, y los que considerábamos malos — en realidad los habían hecho aparecer
como malos — resulta que son buenos. De esto está llena la historia argentina no muy lejana en el
tiempo.
La única forma de cerrar un capítulo doloroso de nuestra historia es capitalizando la experiencia
divida y no dejándola de lado. El principio sobre el cual puede operar la reconciliación de los
argentinos es capitalizar la experiencia y no olvidar.
Tenemos que tutelar dos valores: tanta demanda de seguridad como los ciudadanos deseen; tantas
libertades públicas hasta que la gente común se olvide de pedidas.
No se puede legislar sobre cuestiones de vida o muerte con encuestas, ya que hay que hacerlo con
la conciencia. Por ello legislamos: fuerza y control. Fuerza y control como peronistas, porque de
Perón aprendimos que el hombre es bueno, pero si se lo controla es mejor.
Sabemos que los votos se juntan diciendo:¡fuerza, policías!, ¡palos, garrotes, maten a los
delincuentes!,¡muy bien por el ingeniero que le pegó un tiro al que le había robado el pasacasete!
Quizá se trate de votos, pero no se legisla sólo para juntar votos; hay que legislar para poder dormir
tranquilos, y en este país hay cosas que nos hacen dormir intranquilos.
Con la sanción de este proyecto de ley vamos a poder dormir tranquilos. ¡Fuerza y control! Y
quienes tengan que controlar soportarán un peso muy grande, porque no tutelarán bienes físicos, no
van a tutelar si se vende bien o mal una empresa pública, no van a tutelar sí está bien o mal un
límite entre provincias, sino que tutelarán a los ciudadanos individualmente, que son débiles frente a
la estructura de represión y, a su vez, ésta es débil frente a la estructura delictiva. Por ese camino
transita este proyecto de ley.
Hay poca policía y poco poder para enfrentar al delito; hay mucho menos poder en un adoles-
cente en una comisaría, como también en un detenido un día viernes por un hurto en condiciones de
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necesidad, a quien no le ve la cara nadie hasta el martes por la mañana. En este difícil camino nos
hemos metido.
Ni hablar de la indefensión del ciudadano frente a un grupo con capacidad operativa para
interferir su teléfono, amenazar su familia, difamarlo y hacerlo vivir en zozobra por temor. Sobre
esta realidad legislamos, y por ello deseamos tener poder para reprimir el delito y control para evitar
los excesos.
Sabemos que se va a levantar una crítica irresponsable con respecto a la demanda de seguridad,
diciendo que ponemos límites y que por ello los delincuentes están sueltos. No reclamamos para
nosotros el carácter de legisladores perfectos.
Todos los días somos cuestionados por la gente. No podemos asumir el carácter de institución
perfecta ni el de hombres perfectos.
A nosotros se nos asigna la responsabilidad de legislar; a los jueces, la de administrar justicia; a
los organismos de seguridad, la de mantener la seguridad; y a los gobernantes, la de gobernar pero
eso no quiere decir que lo hagamos bien. Tenemos que ser controlados y cada día debemos rendir
un examen de eficacia y responsabilidad.
Ese es el sentido de establecer normas de control tan estrictas. Lo hacemos con absoluta
conciencia de que legislamos para esta Argentina, para que haya menos delitos porque.: habrá más
seguridad y mucho menos miedo porque existirá control ciudadano.
Vamos a establecer normas de control ciudadano por medio de un mecanismo constitucional.
Ese es el sentido de la reforma que proponemos.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Bisciotti. — Señor presidente: además de compartir los fundamentos de la creación de esta
comisión bicameral, deseo señalar que así como este proyecto de ley de seguridad interior
responde a dos iniciativas inicialmente provenientes una del justicialismo y otra del radicalismo,
luego consensuadas en una normativa común, en la búsqueda de este contralor parlamentario —
claramente expresada por el señor diputado Manzano — hay un proyecto de su autoría y otro
proveniente de nuestra bancada, ambos tendientes a establecer un control parlamentario sobre los
organismos de inteligencia. Estas dos últimas iniciativas también han sido compatibilizadas y es
así que estamos hoy legislando con un objetivo común.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Fescina. — Señor presidente: he escuchado atentamente la lectura de los artículos
consensuados y los fundamentos vertidos por el señor diputado Manzano y deseo dejar constancia,
del voto negativo del bloque del Partido Federal.
La norma proyectada significa presumir la mala fe y la inconducta de los organismos
involucrados. Me refiero al Ministerio del Interior, al de Justicia, al de Defensa y a todos aquellos
otros organismos que menciona el proyecto que consideramos. Quiero dejar en claro que no se
trata de supervisar hombres sino también instituciones, lo cual es algo totalmente distinto. Si se
cometen excesos, la justicia debe intervenir para establecer las respectivas responsabilidades.
Con esos argumentos dejo fundado nuestro voto negativo a la propuesta formulada.
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Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: creo que esta película que nos ha contado el señor
diputado Manzano, que incluyo muchachas, chicas, indios y otros personajes, no tiene mucha
relación con el proyecto de ley de seguridad interior.
Por cierto, aprendimos de Perón que los hombres son buenos… (aplausos) ... pero hay que
aplicarles el estado de guerra interno.
Esos eran los controles que en una época se establecieron, y recuerdo que la representación
radical reclamaba — uno de sus principales voceros era entonces el señor diputado Alende — que
se derogaran esos sistemas represivos.
Por eso creo que es bueno ceñirse a la Constitución, que le ha dado al Congreso el poder
supremo de la Nación que está contenido en su atribución de establecer normas de conducta no
sólo para los ciudadanos sino también para la administración pública, para las fuerzas armadas y
para los entes de seguridad.
Por consiguiente, el Poder Legislativo no debería aparecen incluido en estos actos de
seguimiento que rara vez podrá ejercitar en plenitud, porque se supone que una comisión
parlamentaria no va a estar verificando lo que sucede en medio de un tumulto, de una conmoción
interior o de acciones militares.
Estas atribuciones que se ejercen por pasión política, por intervenir en actos propios del poder
administrador o en seguimientos administrativos o mediante proyectos de declaración
relacionados con los hechos del día, es lo que hace que el Parlamento vaya desertando de su
función esencial, para ocuparse de normas que son simples expresiones de deseos, dejando todo
confiado a la autoridad de aplicación, en el entendimiento de que el cuerpo va a reemplazar su
misión esencial con comisiones de seguimiento y observación.
El Congreso no tiene esta facultad, y es bueno que así sea, porque a medida que se van
atribuyendo funciones que no le corresponden pierde el carácter de primer poder del gobierno
federal en el orden en que lo menciona la Constitución Nacional.
El seguimiento y los buenos deseos que se reflejan en los proyectos de ley que se proponen han
reemplazado la función esencial del Poder Legislativo.
Adviértase que el Congreso debe sancionar la legislación suprema, el contenido normativo de
toda república y su organización institucional; pero ahora sólo está persiguiendo los hechos del día
detrás del poder administrador para ver si puede pescar algo del poder político, que se cree
superior porque tiene una mayor publicidad de sus actos.
El poder supremo radica en el Congreso, pero este concepto se malogra con normas de este
tipo, que pueden ser muy redituables en el orden político pero que provocan una mengua de
aquella atribución superior.
Por lo expuesto, el bloque de la UCEDE votará negativamente los artículos en consideración.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra, el señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Alende. — Señor presidente: deseo expresar que todos los que hemos tenido una intensa
actividad política en esta República atravesamos por diversas y difíciles contingencias, pero ahora
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no debemos mirar hacia atrás sino hacia adelante para sumar, unir y juntar a todos los argentinos
por la emancipación nacional y la justicia social. (Aplausos).
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
Sr. Lázara. —Señor presidente: había formulado algunas observaciones al proyecto en
consideración, pero debo reconocer que la incorporación que ahora se realiza constituye un avance
en relación con los mecanismos de control.
Tengo la esperanza de que esta iniciativa funcione y que no suceda lo mismo que ocurrió con la
mayoría de las comisiones de seguimiento que se han constituido en el Parlamento, que sólo han
sido nominadas.
Considero importante que exista una comisión de este tipo, porque habrá de tratar uno de los
temas más difíciles y complicados que se han planteado y sobre el que siempre existió la intención
de establecer un mecanismo de control. Es bueno que esto ocurra porque forma parte de las
facultades implícitas y explícitas del Congreso de la Nación. En otros países esto funciona, pero
en el nuestro no existo la costumbre de que se ejerza este tipo de contralor. El hecho de establecer
su existencia —aunque sea, con un límite mínimo — posibilita el contralor para evitar el ejercicio
abusivo del poder. Esta fue una de las principales cuestiones que planteé en la consideración en
general del presente proyecto; pero, nobleza obliga, debo señalar estoy absolutamente de acuerdo
con la propuesta que se ha formulado.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra señor diputado por Córdoba.
Sr. Storani (C. H.). — Señor presidente: se ha dicho recién que ésta es una película que se lata
a menudo. Debo decir que lamentablemente no es una película. Algunas generaciones tuvimos que
ver en este país realidades que son películas; ojalá lo hubieran sido.
Al señor diputado que alude a las películas debo decirle que hace mucho tiempo, cuando yo era
muy joven, lamentablemente grabé en mis retinas hechos de la vida real, como cuando un general
—hermano del jefe de su barricada — desalojaba a uno de los mejores presientes de la Argentina.
De existir este tipo de controles esos hechos no habrían sucedido y la democracia hubiera
sobrevivido.
Me refiero a la revolución del 28 de junio 1966, que desalojó de la Presidencia a Presidente
argentino que fue don Arturo. Illia. (Aplausos.) .
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra señor diputado por Buenos Aires.
Sr. Durañona y Vedia. — Señor presidente: cualquiera que oiga al señor diputado por
Córdoba puede pensar que yo he tenido participación en aquellos sucesos que él refiere, aclaro
que no es así. En este sentido, podría montarme once años antes de esa revolución cuando
hombres del partido radical — que después fueron ministros del doctor Alfonsín participaron del
derrocamiento del gobierno popular en 1955, o incluso ocuparon después cargos en el gobierno
que lo sustituyó. (Aplausos)
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra señor miembro informante.
Sr. Toma. — Señor Presidente: la comisión acepta la propuesta del señor diputado Manzano de
no de incorporar un nuevo título VII con artículos 33, 34, 35, 36 y 37. Dejo aclarado que existe
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una corrección en el inciso b) del artículo 36, cuyo texto debe ser el siguiente: “Requerir al Poder
Judicial cite y haga comparecer con el auxilio de la fuerza pública a las personas que se
considere pertinente a fin de exponer sobre hechos vinculados en materia de la comisión”.
El artículo 38 queda anulado.
Sr. Presidente (Pierri). — Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires
Sr. Figueras. — Señor presidente: lo único que quiero decir es que en todas estas películas
donde están los malos y los buenos también están los que son malos y se arrepienten,
transformándose en buenos. Esta es una variante que observamos a menudo
Sr. Presidente (Pierri). — Se va a votar el nuevo artículo 33, en el entendimiento de que su
aprobación importará asimismo la de la mención previa del título VII con su correspondiente
denominación, conforme a la propuesta del señor diputado por Mendoza.
— Resulta afirmativa.
— Sin observaciones, se vetan y aprueban los nuevos artículos 34 y 35.
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—Resulta afirmativa.
—Sin observaciones, se vota y aprueba el artículo 37.
Sr. Presidente (Pierri). — En consideración el artículo 38 del título VIII, antes artículo 33 del
título VII.
Se va a votar.
— Resulta, afirmativa.
— Sin observaciones, se votan y aprueban los, artículos 39 a 44 (antes 34 a 39).
— El artículo 45 (antes 40) es de forma.
—Resulta afirmativa.
Sr. Presidente (Pierri). — La Presidencia solicita a los señores diputados que no se retiren del
recinto porque aún resta terminar la consideración en particular del dictamen de la Comisión de
Defensa Nacional sobre el régimen del procedimiento a seguir para inmuebles asignados en uso y
administración a las fuerzas armadas.
Sr. Presidente (Pierri). — Como no hay número en el recinto, se va a llamar para votar, por el
lapso de cinco minutos.
Sr. Martínez (L. A.). — Señor presidente: solicito que se pase lista.
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7. APÉNDICE
A. SANCIÓN DE LA HONORABLE CÁMARA
PROYECTO DE LEY QUE PASA EN REVISIÓN AL HONORABLE SENADO
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TÍTULO I
Principios básicos
Artículo 1º. — La presente ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del sistema
de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía tendiente a
garantizar la seguridad interior.
Art. 2º — A los fines da la presente ley se define como seguridad interior a la situación de hecho
basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los
habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema
representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional.
Art. 3º. — La seguridad interior implica el empleo los elementos humanos y materiales de todas
las fuerzas policiales y de seguridad de la Nación a fin de alcanzar los objetivos del artículo 2º.
Art. 4º. — La seguridad interior tiene como ámbito espacial el territorio de la República
Argentina, aguas jurisdiccionales y su espacio aéreo.
Art. 5º. — La seguridad interior, de conformidad a los principios derivados de la organización
constitucional, se encuentra reglada mediante leyes nacionales provinciales referidas a la materia,
con vigencia en cada jurisdicción y por la presente ley, que tendrá carácter de convenio, en cuanto a
la acción coordinada intejurisdiccional con aquellas provincias que adhieran a misma.
TÍTULO II
Del sistema de seguridad interior. Finalidad, estructura, órganos, misiones y funciones
Art. 6º — El sistema de seguridad interior tiene como finalidad determinar las políticas de
seguridad así como planificar, coordinar, dirigir, controlar y apoyar el esfuerzo nacional de policía
dirigido al cumplimiento de esas políticas.
Art. 7º — Forman parte del sistema de seguridad interior:
a) El presidente de la Nación;
b) Los gobernadores de las provincias que adhieran a la presente ley;
c) El Congreso Nacional;
d) Los ministres del Interior, de Defensa y de Justicia;
e) La Policía Federal y las policías provinciales de aquellas provincias que adhieran a la
presente;
f) Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina.
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Art. 8º — El Ministerio del Interior por delegación del presidente de la Nación, además de las
competencias que le son otorgadas en la ley de ministerios, ejercerá la conducción política del
esfuerzo nacional de policía, con las modalidades del artículo 24.
Coordinará también el accionar de los referidos cuerpos y fuerzas entre sí y con los cuerpos
policiales provinciales, con los alcances que se derivan de la presente ley.
A los fines del ejercicio de las funciones señaladas en los párrafos precedentes, contará con una
Subsecretaría de Seguridad Interior.
El ministro del Interior tendrá a su cargo la dirección superior de los cuerpos policiales y fuerzas
de seguridad del Estado nacional. Respecto de estas últimas, dicha facultad queda limitada a los
fines derivados de la seguridad interior, sin perjuicio de la dependencia de las mismas del
Ministerio de Defensa, y de las facultades de dicho Ministerio y de las misiones de dichas fuerzas,
derivadas de la defensa nacional.
La facultad referida en el párrafo precedente implica las siguientes atribuciones:
1. Formular las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, y elaborar la
doctrina y planes y conducir las acciones tendientes, a garantizar un adecuado nivel de
seguridad interior, con el asesoramiento del Consejo de Seguridad Interior.
2. Dirigir y coordinar la actividad de los órganos de información e inteligencia de la Policía
Federal Argentina; como también de los pertenecientes a Gendarmería Nacional y Prefectura
Naval Argentina, en estos últimos casos es exclusivamente a los efectos concernientes a la
seguridad interior.
3. Entender en la determinación de la organización, doctrina, despliegue, capacitación y
equipamiento de la Policía Federal Argentina; e intervenir en dichos aspectos con relación a
Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina, en estos últimos casos exclusivamente
a los fines establecidos en la presente ley.
4. Disponer de elementos de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional,
a través de los jefes de los respectivos cuerpos y fuerzas, y emplear los mismos, con el
auxilio de los órganos establecidos en la presente ley.
Art. 9º — Créase el Consejo de Seguridad Interior con la misión de asesorar al ministro del
Interior en la elaboración de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, como
asimismo en la elaboración de los planes y la ejecución de las acciones tendientes a garantizar un
adecuado nivel de seguridad interior.
Art. 10. — Para el cumplimiento de la misión asignada el Consejo de Seguridad Interior tendrá
como funciones:ç
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Art. 11. — El Consejo de Seguridad Interior estará integrado por miembros permanentes y no
permanentes, ellos serán:
Permanentes.
a) El ministro del Interior, en calidad de presidente;
b) El ministro de Justicia;
c) El secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el
Narcotráfico;
d) El subsecretario de Seguridad Interior;
e) Los titulares de:
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— Cinco jefes de policía de las provincias que adhieran al sistema, los que rotarán
anualmente de acuerdo a lo que se establezca en la reglamentación, procurando que
queden representadas todas las regiones del país.
No permanentes.
— Ministro de Defensa;
— Titular del Estado Mayor Conjunto;
— Los jefes de policía provinciales no designados para integrar el Consejo en forma
permanente;
Los gobernadores de provincia que así lo solicitaren podrán participar en las reuniones del
Consejo.
Art. 12. — En Consejo de Seguridad Interior se dará su propio reglamento interno de
funcionamiento y organización. A sus reuniones pueden ser llamados a participar con fines de
asesoramiento todos aquellos funcionarios públicos nacionales y provinciales e invitar a las
personalidades cuya concurrencia resulte de interés a juicio del Consejo.
Art. 13. — En el ámbito del Consejo de Seguridad Interior, cuando se lo considere necesario, se
constituirá un Comité de Crisis cuya misión será ejercer la conducción política y supervisión,
operacional de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad federales y provinciales que se
encuentren empeñados en el restablecimiento de la seguridad interior en cualquier lugar del
territorio nacional y estará compuesto por el ministro del Interior y el gobernador en calidad de
copresidentes, y los titulares de Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina y Policía
Federal. Si los hechos abarcaren más de una provincia, se integrarán al Comité de Crisis los
gobernadores de las provincias en que los mismos tuvieren lugar, con la coordinación del ministro
del Interior. En caso de configurarse el supuesto del artículo 31 se incorporará como copresidente el
ministro de Defensa y como integrante, el titular del Estado Mayor Conjunto. El subsecretario de
Seguridad Interior actuará como secretario del Comité.
Art. 14. — El Consejo de Segundad Interior y el Comité de Crisis tendrán como órgano de
trabajo a la Subsecretaría de Seguridad Interior mencionada en el artículo 8º. La misma contará en
su estructura con un Centro de Planeamiento y Control y una Dirección de Inteligencia Interior.
Art. 15. — El Centro de Planeamiento y Control tendrá por misión asistir y asesorar al Ministerio
del Interior y al Comité de Crisis en la conducción de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad a
los efectos derivados de la presente ley.
Estará integrado por el personal superior de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, policías provinciales, y por funcionarios que fueran necesarios.
Art. 16. — La Dirección de Inteligencia Interior constituirá el órgano a través del cual el ministro
del Interior ejercerá la dirección funcional y coordinación de la actividad de los órganos de
información e inteligencia de la Policía Federal Argentina; como también de los pertenecientes a
Gendarmería Nacional y a la Prefectura Naval Argentina, en estos últimos casos exclusivamente a
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los efectos concernientes a la seguridad interior, y de los existentes a nivel provincial de acuerdo a
los convenios que se celebren.
Estará integrada por personal superior de Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, policías provinciales y los funcionarios que fueran necesarios.
Art. 17. — La Subsecretaría de Seguridad Interior tendrá las siguientes funciones:
a) Asesorar al ministro en todo lo atinente a la seguridad interior;
b) Planificar, coordinar, supervisar y apoyar las operaciones policiales interjurisdiccionales o
entre las instituciones que integran el sistema;
c) Supervisar la coordinación con otras instituciones policiales extranjeras, a los fines del
cumplimiento de los acuerdos y convenios internacionales en los que la República haya sido
signataria;
d) Asistir al ministro del Interior en la fijación de la doctrina, organización, despliegue,
capacitación y equipamiento de la Policía Federal Argentina, como también en la
intervención en idénticos aspectos que cabe al ministerio respecto de las fuerzas de
seguridad, para el mejor cumplimiento de las misiones asignadas en los planes
correspondientes;
e) Asistir al Consejo de Seguridad Interior para el mismo objetivo en lo relativo a las policías
provinciales.
Art. 18. — En cada provincia que adhiera a la presente ley se creará un consejo provincial de
complementación para la seguridad interior.
El mismo constituirá un órgano coordinado por el ministro de gobierno (o similar) de la provincia
respectiva y estará integrado por los responsables provinciales del área de seguridad y las máximas
autoridades destinadas en la provincia de Policía Federal, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval
Argentina. Cada provincia establecerá el mecanismo de funcionamiento del mismo y tendrá como
misión la implementación de la complementación y el logro del constante perfeccionamiento en el
accionar en materia de seguridad en el territorio provincial mediante el intercambio de información,
el seguimiento de la situación, el logro de acuerdo sobre modos de acciones y previsión de
operaciones conjuntas y la evaluación de los resultados.
TÍTULO III
De los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional
Art. 19. — Será obligatoria la cooperación y actuación Supletoria entre Policía Federal,
Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina.
Art. 20. — Los efectivos de cualesquiera de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del
Estado |nacional podrán actuar en jurisdicción atribuida a otras en persecución de delincuentes,
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TÍTULO IV
Del empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
Art. 23. — El empleo de las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del ámbito de las
normas que reglan la jurisdicción federal estará estrictamente sujeto al cumplimiento de alguno de
los siguientes supuestos:
a) Cuando estén en peligro colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes de
una región determinada;
b) Cuando se encuentran gravemente amenazados en todo el país o en una región determinada
del mismo, los derechos y garantías constitucionales o la plena vigencia de las instituciones
del sistema representativo, republicano y federal;
c) En situación de desastre según los términos que norman la defensa civil.
Art. 24. — Producidos los supuestos contemplados en el artículo precedente, el gobernador de la
provincia donde los hechos tuvieren lugar podrá requerir al Ministerio del Interior el concurso de
los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional, a fin de dominar la situación. Se
dará al Comité de Crisis la intervención que le compete, de acuerdo a lo normado en la presente ley.
Sin requerimiento del gobierno provincial, no podrán ser empleados en el territorio provincial los
cuerpos policiales y fuerzas de segundad del Estado nacional sino una vez adoptadas las medidas
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TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estafa
Art. 26. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con el resto de
los organismos nacionales y provinciales cuyos medios se prevea emplear en las operaciones de
seguridad interior o situación de desastre según las normas que reglan la defensa civil, a fin de
coordinar su asignación en forma y oportunidad.
Art. 27. — El particular el Ministerio de Defensa dispondrá — en caso de requerimiento del
Comité de Crisis — que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior mediante
la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria,
construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones, para lo cual se
contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el Centro de
Planeamiento y Control de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
Art. 28. — Todo atentado en tiempo de paz a la jurisdicción militar, independientemente de
poner en forma primordial en peligro la aptitud defensiva de la Nación, constituye asimismo una
vulneración a la seguridad interior.
Art. 29. — En los casos previstos en el articulo 28 constituye una obligación primaria de la
autoridad militar la preservación de la fuerza armada y el restablecimiento del orden dentro de la
aludida jurisdicción de conformidad con las disposiciones legales, vigentes en la materia,
Art. 30. — Para los supuestos del artículo 28, en cuanto a los aspectos relativos a la seguridad
interior, el Consejo de Defensa Nacional creado por la ley 23.554 y el Consejo de Seguridad
Interior establecerán la adecuada coordinación del apoyo que las fuerzas de seguridad y policiales
pueden brindar en esas circunstancias, en lo atinente a la preservación del orden en el ámbito
territorial militar.
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TÍTULO VI
Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de
seguridad interior
Art. 31. — Sin perjuicio del apoyo establecido en el artículo 27, las fuerzas armadas serán
empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior dentro del territorio nacional, en aquellos
casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta, ley resulte insuficiente
a criterio del presidente de la Nación, para el cumplimiento de los objetivos establecidos en el
artículo. 2º.
Art. 32. — A los efectos del artículo anterior el presidente de la Nación, en uso de las
atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso 17 de la Constitución Nacional, dispondrá el
empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento de 1a normal
situación de seguridad interior, previa declaración del estado de sitio.
En los supuestos excepcionales precedentemente aludidos, el empleo de las fuerzas armadas se
ajustará, además, a las siguientes normas:
a) La conducción de las fuerzas armadas, de seguridad y policiales nacionales y provinciales
queda a cargo del presidente de la Nación asesorado por los comités de crisis, de esta ley y
la 23.554;
b) Se designará un comandante operacional de las fuerzas armadas y se subordinarán al mismo
todas las demás fuerzas de seguridad y policiales exclusivamente en el ámbito territorial
definido para dicho comando;
c) Tratándose la referida en el presente artículo de una forma excepcional de empleo, que será
desarrollada únicamente en situaciones de extrema gravedad, la misma no incidirá en la
doctrina, organización, equipamiento y capacitación de las fuerzas armadas, las que
mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley 23.554.
TÍTULO VII
Del control parlamentario de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia
Art. 33. — Créase una Comisión Bicameral de Fiscalización de los órganos y actividades de
seguridad interior e inteligencia.
Tendrá por misión la supervisión y control de los órganos y organismos de seguridad interior e
inteligencia actualmente existentes, de los creados por la presente ley y de todos los que se crearán
en el futuro.
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Art. 34. — La comisión estará integrada por seis miembros de la Cámara de Senadores e igual
número de miembros de la Cámara de Diputados designados por las Cámaras respectivas. Tendrá
carácter permanente y dictará su propio reglamento interno.
Art. 35. — La comisión verificará que el funcionamiento de los órganos y organismos referidos
en el artículo 33, se ajuste estrictamente a lo preceptuado en las normas constitucionales, legales y
reglamentarias vigentes, constatando la estricta observancia y respeto de las garantías individuales
consagradas en la Constitución Nacional, así como de las disposiciones contenidas en la
Convención Americana de Derechos Humanos denominada Pacto de San José de Costa Rica,
incorporada a nuestro ordenamiento legal por ley 23.054.
Art. 36. — La comisión tendrá todas las facultades y atribuciones necesarias para el
cumplimiento de su cometido y, en especial, para la realización de las investigaciones que fueran
pertinentes en los órganos y organismos aludidos en el artículo 33.
Quedará especialmente facultada para:
a) Requerir de todo organismo o ente público nacional, provincial o municipal, como asimismo
de entidades privadas, toda la información que estime necesaria, la que deberá ser
suministrada;
b) Requerir del Poder Judicial cite y haga comparecer con el auxilio de la fuerza pública a las
personas que se consideren pertinentes, a fin de exponer sobre hechos vinculados a la
materia de la comisión;
c) Requerir de los organismos judiciales pertinentes, se impida la salida del territorio nacional
sin autorización, de aquellas personas que constituyeran objeto de las investigaciones a
emprenderse;
d) Proponer al Poder Ejecutivo nacional medidas tendientes a la superación de las deficiencias
que se advirtieran con motivo de las investigaciones propuestas.
Art. 37. — La comisión producirá anualmente un informe público a las Cámaras de Senadores y
de Diputados y un informe secreto dirigido a las Cámaras referidas y al Poder Ejecutivo nacional,
en el cual informará respecto de los resultados de la labor desarrollada y las mejoras que crea
necesario implementar. En caso de existir disidencias entre los miembros de la comisión, la misma
podrá producir tantos informes en minoría como disidencias existan en su seno.
TÍTULO VIII
Disposiciones transitorias y complementarias
Art. 38. — Derógase el artículo 13 de la ley 23.554, así como el cuadro anexo al mismo.
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Art. 39. — La Policía Federal Argentina dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio del
Interior.
Art. 40. — Los gastos que demande la implementación de las disposiciones de la presente ley, se
sufragarán con fondos provenientes de las partidas presupuestarias nacionales para la función
seguridad que anualmente se aprueben, y con los aportes que determine en forma anual el Consejo
de Seguridad Interior proporcionalmente para cada provincia.
Art. 41. — El Convenio Policial Argentino continuará vigente en la medida de su
compatibilización con las previsiones de la presento ley, quedando su oficina subordinada a la
supervisión del Consejo de Seguridad Interior, en los términos del artículo 10, inciso f).
Art. 42. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá las disposiciones indispensables para la
compatibilización prescrita por el artículo precedente, pudiendo proponer dejar sin efecto las
normas del Convenio Policial Argentino que se contrapongan con el contenido de la presente ley.
Art. 43. — La reglamentación del presente régimen se efectuará previo requerimiento por parte
del Ministerio del Interior a todos los miembros permanentes y no permanentes del Consejo de
Seguridad Interior, de todas aquellas sugerencias que resulten oportunas y necesarias para poner en
ejecución, las previsiones de esta ley.
Art. 44. — El Poder Ejecutivo nacional, por intermedio del Ministerio del Interior, invitará a los
gobiernos de provincia para que adhieran expresamente a las disposiciones de la presente ley,
mediante el acto institucional prescrito por sus respectivas Constituciones. La adhesión deberá ser
comunicada en forma fehaciente al Poder Ejecutivo nacional, también por conducto del Ministerio
del Interior.
Art. 45. — Comuníquese al Poder Ejecutivo.
1.
B. INSERCIONES
INSERCIÓN SOLICITADA POR EL SEÑOR DIPUTADO BISCIOTTI
Respuesta a las objeciones formuladas por los señores diputados Aramouni y Quarracino
Introducción
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Las objeciones formuladas por los señores diputados Aramouni y Quarracino consisten
fundamentalmente en citas de diverso origen y apreciaciones del más variado contenido, que en
modo alguno se aplican al texto legal. El mismo es examinado sobre la base de curiosos prejuicios,
combinados con un virtual desconocimiento del orden jurídico que rige nuestro país en materia de
defensa y de seguridad. Es así que se cita a Paul Preston con relación a los organismos de
inteligencia españoles, partiendo de la base errónea de que en la materia, el proyecto copia al
esquema español; a John Alderton, en defensa de la democracia, planteo que todos compartimos,
pero cuya formulación en las objeciones parte de la base totalmente errónea y no fundada de que el
proyecto restringiría la democracia; a los obispos de Puebla en contra de la doctrina, de la seguridad
nacional, cuando precisamente el proyecto constituye el ataque más, profundo a dicha doctrina; y
hasta, a Aristóteles, siempre sin ninguna relación con el contenido del proyecto. Puede afirmarse, en
realidad, que se trata de una crítica formulada desde la ideología y el prejuicio, a cuya luz (u
oscuridad) se examina el proyecto, sin detenerse a estudiar el contenido concreto del mismo y sin
conocer las normas constitucionales y legales de nuestro país.
Procuraremos a continuación examinar individualmente, las críticas formuladas:
Presunto “hobbesianismo” del proyecto. Sobre la base de una frase, de los fundamentos tomada
fuera de contexto, se sostiene que el proyecto tendría como base una idea negativa del hombre en el
estado de naturaleza y que por ello, su base consistiría en la imposición del orden por la fuerza,
ignorando la posibilidad de imponer el orden por la persuasión y el consenso. Evidentemente se
parte de la base errónea de que la finalidad del proyecto - y por consiguiente de todo sistema de
seguridad interior, es la de solucionar todos los problemas del hombre sobro la base del diálogo: la
salud, la educación, la vivienda, etcétera.
Ni el presente proyecto, ni ningún otro de sus características, tiene ni puede tener por misión
solucionar todos los problemas del ser humano. Debemos alegrarnos de ello, por cuanto si nos
propusiéramos solucionar tales problemas desde la óptica de la seguridad, lo haríamos desde una
óptica distorsionada, tal como lo pretendía hacer el general Osiris Villegas cuando pretendía que la
“seguridad nacional” abarcaba aspectos atinentes a la alimentación, salud, educación, etcétera, por
cuanto un habitante bien alimentado y con adecuada vivienda, sería un blanco más difícil para la
prédica comunista. O Robert Mc Namara en la década del 60, cuando sostenía la vigencia de la
dualidad seguridad nacional-desarrollo, entendiendo al desarrollo como un instrumento para el
logro de la seguridad nacional, con la consecuencia, en la práctica, de subordinar todas las
actividades del país a las necesidades de la “seguridad nacional”.
Es por ello que la presente ley debe tener a nuestro juicio el ámbito más reducido posible. La
solución de los problemas de salud, educación, vivienda, etcétera debe ser buscada por toda la
sociedad y no por los organismos de seguridad, y con los criterios propios de cada ámbito, y no con
los criterios propios de la seguridad. Por ello, el proyecto no es un instrumento de gobierno. Para
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ello están la totalidad del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial y, en definitiva,
la sociedad entera. Se ocupa de un aspecto muy concreto y que debe ser muy reducido: la
coordinación de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad, con la finalidad de asegurar la
vigencia de la ley cuando ello sea necesario. Primeramente mediante la acción preventiva y
disuasiva. En segundo término, si ello no es necesario, mediante la aplicación racional, gradual,
adecuada y oportuna de la fuerza, en respaldo y bajo la conducción del derecho.
Cierto es que no se trata de un aspecto particularmente grato. No obstante, reglarlo
adecuadamente es mucho mejor que ignorarlo y dejar consiguientemente que sea ejercido de hecho
por las fuerzas armadas (como sucedió en La Tablada) en forma cruenta, desproporcionada y hasta
torpe. Precisamente una adecuada regulación asegura que el empleo de la fuerza, cuando es
imprescindible, sea efectuado en la forma mínima posible, respetando la vida, la integridad física y
los derechos de los ciudadanos. Desde ya que la fuerza, respaldando una concepción política
elitista, constituye un instrumento peligroso. Pero resulta evidente que mucho menos peligrosa es
una fuerza cuidadosamente reglamentada, que la fuerza arbitraria y libremente aplicada.
Resulta innegable que la seguridad interior constituye una de las finalidades fundamentales del
Estado. Decir esto no es profesar “hobbesianismo”. Por el contrario, es conocer uno de los
principios más elementales de la teoría política. Pero la seguridad interior que se regla mediante este
proyecto no es la “seguridad del Estado” que procura la KGB (Comité de Seguridad del Estado)
soviética. Es, simplemente, asegurar la vigencia de la ley. Ley sancionada por los representantes del
pueblo, y cuya constitucionalidad está bajo el control constante del Poder Judicial. Fuera de dicha
ley, ninguna restricción podrá ser impuesta a los ciudadanos.
El planteo “filosófico” de la objeción equivale a decir que la existencia de la policía constituye
una manifestación de pesimismo en el destino del hombre. Y precisamente por tal creencia, propone
dejar que la policía — y las fuerzas armadas — actúen como bien lo entiendan.
Presunta ineficacia del proyecto. Se sostiene que el sistema propuesto sería ineficaz. Pero no se
explica por qué. Sólo se hace referencia a la pluralidad de organismos coordinadores, y a una
supuesta superposición de tareas. Lo segundo no se demuestra, lo que además, no sería posible,
dada la cuidadosa delimitación de funciones que se hace en el proyecto. Y lo primero muestra el
desconocimiento de una característica del accionar policial: cuando el mismo no es cuidadosamente
reglamentado, sobreviene la libertad policial — libertad harto peligrosa —. Cuando no se planifica,
sobreviene la improvisación, también peligrosa, para la integridad física de los ciudadanos. Cuando
no se prevé, suceden cosas como La Tablada — represión libremente ejercida por todos los
miembros de las fuerzas armadas que desearon sumarse a la misma —.
Los servicios de inteligencia españoles. Partiendo de la base, seguramente como consecuencia de
una lectura apresurada de los fundamentos, que el proyecto calca el esquema de inteligencia
español, se efectúan diversas críticas respecto a dicho sistema. En su mayoría, se parte de la base
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de que los servicios de inteligencia española están compuestos por los mismos individuos que
revistaban en ellos durante el franquismo.
En primer lugar, se debe destacar que el proyecto no copia el esquema de inteligencia español —
aunque tiene algún parentesco con el mismo —. Probablemente debiera señalarse a Italia como la
fuente al respecto. El esquema español tiene la debilidad de que el CESID (Centro Superior de
Información para la Defensa) que es el organismo de inteligencia militar conjunto español, tiene por
misión proveer información e inteligencia para la defensa. No obstante, la defensa es concebida por
la ley española de 1980-84, siguiendo a la Constitución de 1978, como incluyendo a la agresión
externa y a supuestos excepcionales de seguridad interior (la defensa del ordenamiento
constitucional) Ello no sucede en el proyecto, en el que la coordinación de información e
inteligencia en materia de seguridad interior es confiada exclusivamente a miembros de los cuerpos
policiales, fuerzas de seguridad y funcionarios civiles, sin participación de personal militar alguno.
Con respecto a un cambio más profundo del sistema de información e inteligencia, se debe
destacar que en realidad el proyecto efectúa un cambio de gran importancia, por cuanto parte de las
misiones que hoy se confían a los organismos de información e inteligencia de los cuerpos
policiales y fuerzas de seguridad hoy son desarrolladas en realidad por los organismos de
inteligencia militares. Mayores cambios, incluyendo el control parlamentario, deberán ser
establecidos a través de otros proyectos (tal como sucede con los presentados sobre información e
inteligencia, por una parte, y de creación de comisión parlamentaria de control, por otra).
Supuesta habitualidad del empleo de las fuerzas armadas. Se sostiene que el proyecto está
concebido para que el empleo de las fuerzas armadas constituya una circunstancia habitual.
Precisamente lo contrario es lo cierto. Se prevé un adecuado sistema de seguridad interior, se
coordina el accionar de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad, precisamente para evitar tener
que emplear a las fuerzas armadas, como sucede hoy (La Tablada) precisamente por la inexistencia
de dicha coordinación.
La posibilidad del empleo de las fuerzas armadas en operaciones de seguridad interior no surge
del proyecto. Surge de nuestra Constitución (artículo 88, incisos 15 y 17), dictada en una época en
la que evidentemente la distinción entre accionar militar y, policial era aún embrionaria. Aun
considerando eso, se debe destacar que ninguna constitución del mundo prohíbe el empleo de las
fuerzas armadas en tales operaciones; con la posible excepción de aquellas que no prevén la
constitución de fuerzas armadas.
En el proyecto se ha tomado la limitación contenida en una de las Constituciones más restrictivas
del empleo de las fuerzas armadas en operaciones de seguridad interior, que es la Ley Fundamental
de la República Federal de Alemania. Se exige que las capacidades del sistema de seguridad interior
sean superadas. Estimo que ello nunca sucederá, especialmente si el sistema es creado y puesto en
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funcionamiento. Y además, se exige el estado de sitio, procurándose extremar los recaudos en tal
sentido.
La exigencia del estado de sitio no es baladí, si se piensa que desde diciembre de 1983 no nos
encontramos en tal estado, salvo un período muy breve en 1985.
En el proyecto no se llega, por ejemplo, a lo que se establece en la Ley Orgánica del 1º de junio
de 1981, número 4/81 sobre estados de alarma, excepción y sitio del Reino de España, en la cual se
prevé durarte el estado de sitio la ejecución por parte de autoridad militar de todas las medidas
necesarias; el sometimiento de civiles a la justicia militar y el dictado de bandos.
Con relación a otros aspectos de la crítica, debo destacar que se da a entender que del inciso c) del
artículo 32 surgiría virtualmente que constituiría propósito de los autores el de librar una guerra
contra la propia población. Estimo que de la actual redacción del inciso c) del artículo 32 nada surge
que dé pábulo a tales temores, habiéndose modificado la primitiva redacción del mismo,
precisamente para evitar interpretaciones similares a la efectuada en la objeción en análisis. Se debe
destacar por el contrario la necesidad, precisamente para evitar el retorno de la doctrina de la
seguridad nacional, que las fuerzas armadas se organicen, equipen y desplieguen para la defensa
nacional y no para la seguridad interior.
Lo que se trasluce del proyecto es en definitiva la oposición harto justificada a las medidas
económico-sociales del gobierno. Pero desde este prisma, se supone que todo lo que proviene del
gobierno constituye una conspiración malévola destinada a sujetar a los trabajadores. Este proyecto
no proviene del Poder Ejecutivo. Es fruto del consenso entre los sectores más progresistas del
gobierno, y el radicalismo, hecho a través del Parlamento y no del Poder Ejecutivo.
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Inclusión del ministro de Defensa y del Estado Mayor Conjunto en el Consejo de Seguridad
Interior, como miembros no permanentes. Precisamente el carácter de miembros no permanentes
conduce a descartar la objeción relativa a que tal inclusión afectaría la distinción conceptual entre
defensa nacional y seguridad interior.
Si dicha distinción no hubiera sido tenida en cuenta al determinar la composición del Consejo de
Seguridad Interior, tanto el ministro de Defensa como el jefe del Estado Mayor Conjunto serían
miembros permanentes, lo que no sucede.
En cuanto a la mención como miembros no permanentes, la misma obedece a una realidad
insoslayable: las fuerzas de seguridad (Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina)
continuarán dependiendo orgánicamente del Ministerio de Defensa, lo que determina que existirán,
múltiples aspectos de interés común a ambos ministerios, con relación a las misma. Por otra parte,
en el proyecto se prevé la colaboración en tiempos ordinarios de las fuerzas armadas mediante la
afectación de servicios o elementos (con excepción de la inteligencia, y de los elementos de
combate). Ello dará lugar también a la necesidad de alguna forma de contacto entre el Consejo de
Seguridad Interior y el jefe del Estado Mayor Conjunto. Tal forma se prevé como no permanente,
precisamente porque se tiene en cuenta la distinción conceptual antes referida.
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importante avance en tal sentido, y que los esfuerzos realizados en esa dirección deben luchar con la
resistencia y los recelos que la idea La despertado en las fuerzas de seguridad. También se debe
destacar que la presente, ley surge del consejo político, y que el justicialismo se opuso a este
aspecto, contenido en el proyecto de ley de seguridad interior que he Suscrito juntamente con otros
señores diputados.
Críticas a la complementación de otros organismos del Estado (fuerzas armadas). También cabe
destacar la seriedad de los argumentos vertidos con respecto al empleo de servicios y elementos de
las fuerzas armadas en funciones auxiliares. No obstante, cabe acotar que tratándose de funciones
auxiliares, no se altera la distinción conceptual en que se funda el proyecto, desde el momento en
que para efectivizar la vigencia de la ley se empleará exclusivamente a las fuerzas capacitadas para
ello (cuerpos policiales y fuerzas de seguridad) y que el empleo de servicios y elementos de las
fuerzas armadas en funciones auxiliares sólo habrá de incrementar la eficacia de los cuerpos y
fuerzas en cuestión, en el desempeño de la misión específica de estos últimos. Todavía puede
agregarse que una política distinta implicaría la necesidad de duplicar infinidad de elementos. Así
por ejemplo, habitualmente Fuerza Aérea Argentina transporta a los elementos de Gendarmería Na-
cional que deben ser empleados en importantes operaciones de seguridad interior. En caso de no ser
así, la referida fuerza de seguridad debería tener sus propios aviones de transporte, lo que aparece
como irrealizable.
Previsión expresa en la ley, de los hechos de rebelión contra el orden constitucional. Parece
evidente que la presente ley no es una ley penal contra alzamientos militaras. Cabe remitirnos a la
ley de defensa de la democracia. La ley de seguridad interior trata de cosas totalmente distintas.
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Proposición de sustitución del artículo 31 de la ley 28.554 de defensa nacional. Sólo podemos
remitirnos a lo expresado anteriormente en el sentido de que los elementos más importantes de la
dependencia funcional de las fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior están contenidos ya en
el proyecto; y que se ha procurado conciliar en alguna medida la necesidad de establecer la
dependencia funcional del Ministerio del Interior con la lógica reserva por parte de las fuerzas de
seguridad a tan importante cambio, preservando no obstante lo esencial al establecer importantes
facultades directas del Ministerio del Interior respecto de las fuerzas de seguridad (ver artículos 8º,
16 y 17 entre otros).
Sostiene el señor diputado Caviglia en su objeción, que las fuerzas armadas no tienen como
objetivo el resguardo de la seguridad interior, sino que su función es la de rechazar las agresiones
externas.
Precisamente el proyecto tiende a asegurar lo que propone el cuestionante, al cerrar el círculo, que
en alguna medida dejaba abierto la ley 23.554 y al concluir, juntamente con la misma, con la
posibilidad de la determinación de hipótesis de conflicto interno y como consecuencia, con la
conformación de las fuerzas armadas para operaciones de segundad interior (organización, doctrina,
equipamiento, despliegue, etc.).
Una hipótesis de conflicto constituye la suposición de un probable conflicto que se efectúa con la
finalidad de que sirva de base al planeamiento de defensa nacional, y, dentro del mismo, al
planeamiento militar (especialmente al planeamiento estratégico militar, determinante de la
dimensión, composición y despliegue de las fuerzas armadas, entre otros aspectos relativos a las
mismas).
Una hipótesis de conflicto interno equivale a suponer, a tales efectos, un conflicto con sectores de
la propia población.
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Desde ya que ello no es posible en el marco del presente proyecto. Ello, por cuanto el artículo 2º
de la ley 23.554 limita el ámbito de la defensa nacional, a los fines del funcionamiento del sistema
de planeamiento de la misma, a la respuesta a las agresiones de origen externo. Coherentemente el
mismo sentido, el artículo 32 inciso c) del proyecto establece que “...Tratándose la referida en el
presente artículo de una forma excepcional de empleo, que será desarrollada únicamente en
situaciones de extrema gravedad, la misma no incidirá en la doctrina, organización, equipamiento
y capacitación de las fuerzas armadas, los que mantendrán las características derivadas de la
aplicación de la ley 23.554...” (de defensa nacional). Es decir, que las fuerzas armadas se
capacitarán sólo para responder a conflictos externos.
Del juego de ambas normas surge que los conflictos internos no podrán nunca ser tomados en
cuenta como hipótesis de conflicto. Por otra parte, la inteligencia militar, no podrá ser empleada en
seguridad interior (artículo 10, inciso e): organismos de inteligencia civiles; artículo 16:
composición de la Dirección de Inteligencia Interior que no incluye personal militar; no inclusión
de la inteligencia entre los elementos de las fuerzas armadas que pueden ser empleados en apoyo de
las operaciones de seguridad interior, etcétera.).
La ley de defensa nacional 23.554 y el proyecto son cuerpos normativos absolutamente
coherentes y complementarios. De los mismos surgen que las fuerzas armadas no podrán
conformarse (adoctrinarse, adiestrarse, equiparse, desplegarse, etcétera) para la seguridad interior,
siendo la posibilidad de su empleo meramente excepcional, accidental y subsidiaria.
Todavía podría agregarse que al derogarse el artículo 13 de la ley 23.554 y el cuadro anexo al
mismo, ha desaparecido la posibilidad de que el Consejo de Defensa Nacional considere para su
labor de planificación cuestiones situadas dentro del ámbito de la seguridad interior.
Por todo ello, tal como lo pretende el objetante, las fuerzas armadas tendrán como función la de
rechazar las agresiones externas, con la ayuda del presente proyecto. En el título VI no se ha
reglado la misión de las fuerzas armadas, sino que se ha previsto una forma excepcional de empleo,
que de todos modos surge de la aplicación de la Constitución Nacional (artículo 86, incisos 15 y 17)
y respecto de la cual cabe destacar que es mejor reglamentarla y acotarla, que ignorarla y por ello
posibilitar su aplicación con amplitud.
Respuesta a las objeciones formuladas por los señores diputados González y Gatti
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dimensión, composición y despliegue de las fuerzas armadas, entre otros aspectos relativos a las
mismas).
Una hipótesis de conflicto interno equivale a suponer, a tales efectos, un conflicto con sectores de
la propia población.
Desde ya que ello no es posible en el marco del presente proyecto. Ello, por cuanto el artículo 2º
de la ley 23.554 limita el ámbito de la defensa nacional, a los fines del funcionamiento del sistema
de planeamiento de la misma, a la respuesta a las agresiones de origen externo. Coherentemente en
el mismo sentido, el artículo 32 inciso c) del proyecto establece que “... Tratándose la referida en el
presente artículo de una forma excepcional de empleo, que será desarrollada únicamente en
situaciones de extrema gravedad, la misma no incidirá en la doctrina, organización, equipamiento y
capacitación de las fuerzas armadas, los que mantendrán las características derivadas de la
aplicación de la ley 23.554…” (de defensa nacional). Es decir, que las fuerzas armadas se
capacitarán sólo para responder a conflictos externos.
Del juego de ambas normas surge que los conflictos internos no podrán nunca ser tomados en
cuenta como hipótesis de conflicto. Si a ello se suma que la inteligencia militar no podrá ser
empleada en seguridad interior (artículo 10, inciso c): organismos de inteligencia civiles; artículo
16: composición de la Dirección de Inteligencia Interior que no incluye personal militar; no
inclusión de la inteligencia entre los elementos de las fuerzas armadas que pueden ser empleados en
apoyo de las operaciones de seguridad interior, etcétera) aparece como evidente que los temores del
cuestionante son totalmente infundados.
La ley de defensa nacional 23.554 y el proyecto son cuerpos normativos absolutamente
coherentes y complementarios. De los mismos surgen que las fuerzas armadas no podrán
conformarse (adoctrinarse, adiestrarse, equipararse, desplegarse, etcétera) para la seguridad interior,
siendo la posibilidad de su empleo meramente excepcional, accidental y subsidiaria.
Todavía podría agregarse que al derogarse el artículo 13 de la ley 23.554 y el cuadro anexo al
mismo, ha desaparecido la posibilidad de que el Consejo de Defensa Nacional considere para su
labor de panificación cuestiones situadas dentro del ámbito de la seguridad interior.
Cita de las experiencias de Italia y España. En las objeciones efectuadas por el señor diputado
Lázara se cuestiona la adopción de los modelos de seguridad interior español e italiano. Cabe acotar
al respecto que aunque en los fundamentos del proyecto se citan las experiencias da Italia y España
— que aparecen como muy importantes, porque fueron sociedades que supieron hacer frente a
excepcionales exigencias en materia de seguridad interior determinadas por el terrorismo, sin por
ello restringir en lo más mínimo la vigencia de sus instituciones democráticas — se han tomado
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10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
2.
INSERCIÓN SOLICITADA POR EL SEÑOR DIPUTADO VALLEJOS
Proyecto de ley de seguridad interior
(expediente 2.384-D.-90)
PROYECTO DE LEY
Anexo I
LEY DE SEGURIDAD INTERIOR
CAPÍTULO I
Principios y objetivos fundamentales
CAPÍTULO II
Órganos y funciones
Ámbito federal
Art. 4º — En el ámbito de la jurisdicción federal y sin perjuicio de las funciones que le asigne
la Ley de Ministerios, el Ministerio del Interior, a los efectos de la seguridad interior, ejercerá la
conducción política y la coordinación de medidas y planes de acción que deban implementar y
ejecutar:
1. La Policía Federal Argentina, y;
2. Excepcionalmente, cuando la gravedad de las circunstancias así lo impongan, la
Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina. En este último caso, sin perjuicio
de la dependencia orgánica de ambas fuerzas de seguridad del Ministerio de Defensa,
como de las funciones correspondientes a la salvaguarda de los intereses de la Defensa
Nacional.
Ámbito local
Art. 7º — En el ámbito de la jurisdicción local (nacional y provincial), corresponderá al
gobierno de la Nación, a través del Ministerio del Interior y, a los gobiernos provinciales por
intermedio de sus correspondientes ministerios políticos, la adopción de las medidas : y cursos de
acción necesarios, para asegurar los objetivos perseguidos en la presente ley.
Art. 8º — En función del artículo anterior, el pleno ejercicio ele la jurisdicción local en
ámbitos nacionales será competencia del gobierno de la Nación a través de las siguientes
instituciones:
1. Policía Federal Argentina: en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires — excepto zona
portuaria — cumplirá funciones de policía ele seguridad y judicial.
2. Prefectura Naval Argentina: cumplirá funciones de policía de seguridad y judicial en el
ámbito de zonas portuarias.
3. Policía Aeronáutica Nacional: actuará como policía de seguridad y judicial conservando
funciones técnicas específicas enmarcadas dentro del derecho aeronáutico. Dicha actuación
corresponderá en el ámbito de los aeropuertos y aeródromos del país.
Las funciones de policía judicial cumplidas por la institución en cuya jurisdicción se
encuentre ubicado dicho aeropuerto o aeródromo o atendiendo a la calidad federal o local
de la investigación que deba sustentarse.
Art. 9º — En el ámbito de las provincias, dichas funciones serán ejercidas por los gobiernos
locales, a través de sus respectivas instituciones policiales y en la ciudad de Buenos Aires por la
Policía Federal Argentina.
Capítulo III
Consejo de Seguridad Interior
Art. 10. — Ante casos de grave alteración del orden público o de conmoción interior,
funcionará en el ámbito del Ministerio del Interior, el Consejo de Seguridad Interior eme
asesorará al ministro del Interior, en la adopción de medidas y cursos de acción eme resulten im-
prescindibles.
Art. 11. — El Ministerio del Interior tendrá la facultad de convocar a dicho Consejo de
Seguridad Interior cada vez que se presenten graves situaciones de dificultad interior y ante las
cuales hayan sido superadas las instituciones policiales provinciales, primero, y la Policía
Federal Argentina después. También podrá hacerlo con fines totalmente preventivos de males
mayores, aun cuando no se hayan dado las circunstancias apuntadas en el párrafo anterior.
Idéntico temperamento podrá adoptar, ante situaciones emergentes de la defensa civil, cuando
haya que instrumentar políticas y cursos de acción para anular o minimizar los efectos de
catástrofes ajenas a conflictos bélicos externos, sea que tengan su origen en desastres naturales o
en hechos provocados por el hombre.
Art. 12. — El Consejo de Seguridad Interior estará presidido por el ministro del Interior e
integrado por las máximas autoridades de:
1. La Policía Federal Argentina.
2. La Gendarmería Nacional.
3. La Prefectura Naval Argentina.
4. De las policías provinciales que, con autorización de sus respectivos gobiernos, deban
convocarse en razón de la focalización del conflicto o desastre interno; y
5. Por el secretario del Interior del Ministerio del Interior, quien actuará como secretario del
Consejo de Seguridad.
Art. 13. — Dicho Consejo de Seguridad Interior, podrá convocar a toda otra autoridad
nacional, provincial o municipal o de los poderes del Estado nacional, cuando razones de
extrema gravedad aconsejan medidas de carácter integral y abarcadoras de actividades
interdisciplinarias.
Capítulo IV
Funciones y jurisdicciones de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del país
Art. 17. — Las funciones de la Policía Federal Argentina se ejercerán en las siguientes
materias y ámbitos jurisdiccionales:
a) Ámbito local: en la Capital Federal de la Nación — exceptuando al ámbito portuario —
cumplirá funciones de:
1. Policía de seguridad: comprende la preservación y mantenimiento del orden, la
tranquilidad y seguridad públicas, previniendo el delito en salvaguarda de la vida, e
integridad de personas y bienes.
2. Policía judicial: comprende la prevención e investigación de los delitos de la
jurisdicción de la justicia nacional actuando como su más inmediato auxiliar en el
descubrimiento, persecución, detención o aprehensión de sus autores, encubridores,
auxiliadores y partícipes, y en la comprobación legal de los hechos durante la etapa de
instrucción policial del procedimiento, acorde a las directivas emanadas de los jueces
nacionales y a las atribuciones conferidas por el Código de Procedimientos en lo
Criminal.
b) Ámbito federal: en todo el territorio del país, dentro de la jurisdicción del gobierno
central, cumplirá las funciones de:
1. Policía de seguridad federal: comprende la preservación y mantenimiento del orden,
la tranquilidad y seguridad públicas, previniendo el delito en salvaguarda de la vida e
integridad de personas y bienes, ante hechos de carácter federal o cuando por
disposición del superior gobierno de la Nación se ordene su actuación ante hechos
graves de conmoción interior.
2. Policía judicial federal: comprende la prevención e investigación de delitos de la
jurisdicción de la justicia federal, actuando como su más inmediato auxiliar en el
descubrimiento, persecución, detención o aprehensión de sus autores, encubridores,
auxiliadores y partícipes y; en la comprobación legal de los hechos durante la etapa de
instrucción policial, del procedimiento, acorde a las directivas emanadas de los jueces
federales y a las atribuciones conferidas por el Código de Procedimientos en lo
Criminal.
3. Policía de seguridad del Estado: comprende el cumplimiento y ejecución de las
medidas y cursos de acción necesarios para la conservación y mantenimiento del pleno
ejercicio de los poderes del Estado y de sus instituciones políticas, asegurando el
sistema de vida democrático y republicano del país. Para tal fin cumplirá funciones de
vigilancia y prevención sobre el accionar de grupos que responden a los intereses de
potencias extranjeras, previniendo en este caso toda actividad de espionaje
internacional.
Gendarmería Nacional
Art. 18. — La Gendarmería Nacional, es una fuerza de seguridad militarizada, estructurada
para actuar en las zonas de fronteras terrestres y demás lugares que determine el Poder Ejecutivo
nacional.
Art. 19. — La Gendarmería Nacional dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio de
Defensa, teniendo por misión satisfacer los más altos intereses de la Nación dentro del ámbito de
la defensa nacional, a través de la seguridad y custodia de las fronteras terrestres del país.
Excepcionalmente y cuando razones de extrema gravedad así lo aconsejen, dependerá
funcionalmente del Ministerio del Interior, a los fines de la seguridad interior.
Art. 20. — La Gendarmería Nacional actuará dentro del siguiente ámbito territorial:
1. Zonas de seguridad, de fronteras terrestres;
2. En los túneles y puentes internacionales; y
3. En cualquier otro lugar del país, cuando su actuación resulte imprescindible a los efectos de
la seguridad interior y ante casos gravas de conmoción interior y hechos propios de la
defensa civil.
Art. 21. — Sin perjuicio de la seguridad y custodia de las fronteras, terrestres de la Nación, la
Gendarmería Nacional, a los fines de la seguridad interior y dentro de la jurisdicción territorial,
cumplirá las siguientes funciones:
a) Policía de seguridad y judicial en el fuero federal, como actividad supletoria y
complementaria de la que en igual sentido cumple la Policía Federal Argentina en
todo el ámbito del país, dentro de la jurisdicción del gobierno central;
b) Policía auxiliar aduanera; de migraciones y sanitaria, donde no haya autoridad
establecida por las respectivas administraciones y dentro del horario habilitado por
ellas;
c) Policía de prevención e investigación del contrabando, migraciones clandestinas e
infracciones sanitarias en los lugares no comprendidos en el inciso anterior, así como
también dentro de los mismos, pero fuera del horario habilitado para las respectivas
administraciones cuando se les delegue la actividad;
Art. 28. — Dentro de su jurisdicción territorial y a los fines de esta ley, la policía aeronáutica
nacional cumplirá las siguientes funciones:
a ) Policía de seguridad para la preservación del orden, la tranquilidad y seguridad públicos,
previniendo los delitos que puedan cometerse. En tales casos y previo conocimiento de la
justicia ordinaria o federal, girará las prevenciones que instruya a la Policía. Federal
Argentina o policía local en cuya jurisdicción se encuentre el aeropuerto o aeródromo;
b ) Vigilar y fiscalizar el aeroespacio;
c ) Vigilar el cumplimiento de las normas sobre zonas de actividad aérea prohibidas o
restringidas;
d ) Ejecutar los compromisos previstos por los convenios internacionales en materia de policía
de la aeronavegación, en el marco del derecho aeronáutico;
e ) Prevenir, investigar y reprimir la comisión de delitos y faltas de carácter aeronáutico dentro
de su jurisdicción;
f ) Intervenir en la prevención y represión del apoderamiento de aeronaves e interferencias
ilícitas a la aviación civil, coordinando su actuación con la Policía Federal Argentina
cuando tales actos provengan de actividades terroristas;
g ) Controlar o verificar personas, aeronaves, tripulaciones y cosas transportadas, en todo
cuanto suponga la seguridad, en la aeronavegación;
h ) Vigilar el cumplimiento de las normas sobre marcas de nacionalidad y matriculación de las
aeronaves;
i ) Toda otra función que el Poder Ejecutivo nacional le asigne conforme a su misión.
Capítulo V
Disposiciones comunes a las instituciones policiales y fuerzas de seguridad
Art. 30. — Será obligatoria la cooperación y actuación supletoria entre la Policía Federal
Argentina, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina y Policía Aeronáutica Nacional, a
los fines de esta ley, como igualmente con cualquier otro organismo nacional que ejerza
funciones, análogas. Dicha cooperación deberá materializarse respetando la titularidad
jurisdiccional da cada una de estas instituciones y organismos.
Art. 31. — El ministro del Interior podrá disponer el empleo de las fuerzas de seguridad e
instituciones policiales federal y nacional, para disminuir o suprimir los efectos que sobre
personas o bienes ocasionaren catástrofes naturales o derivadas de hechos del hombre.
Asimismo y con el asesoramiento y la asistencia del Consejo de Seguridad Interior
confeccionará y aprobará los planes de acción correspondientes y, coordinará los cursos
operacionales necesarios al efecto indicado.
Art. 32. — Las funciones especiales que el Poder Ejecutivo nacional asigne a las fuerzas de
seguridad, a los efectos de la seguridad interior, así como también a la respectiva extensión
jurisdiccional con carácter, de excepcionalidad, deberán ser claramente enunciadas en los
respectivos decretos que se dicten a tales fines.
Capítulo VI
Comunidad informativa a los fines de la seguridad interior
Art. 33. — El ministro del Interior ejercerá asimismo la coordinación de las actividades de los
órganos de información o inteligencia de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y
Prefectura Naval Argentina. Respecto de las dos fuerzas de seguridad mencionadas
exclusivamente a todos los efectos concernientes a la seguridad interior.
Para tal fin, instrumentará en el ámbito de la Policía Federal Argentina, una central de
informaciones y de planificación general, que tendrá por misión la centralización de la
información y la realización da la inteligencia que al efecto de la seguridad interior le requiera el
Poder Ejecutivo nacional.
Art. 34. — En función de tales inteligencias el ministro del Interior, programará y requerirá
del señor presidente de la Nación la aprobación y posterior implementación de las distintas
políticas de seguridad interior que resulten necesarias.
Art. 35. — En función de la necesaria instrumentación de políticas generales e integrales en
materia de seguridad y orden público interior, el ministro del Interior podrá coordinar con los
respectivos gobiernos provinciales, el intercambio informativo que resulte imprescindible a tales
fines.
Art. 36. — A los efectos de la seguridad interior, cada una de las instituciones aludidas en el
artículo 33, tendrá representación propia ante la Central Nacional de Inteligencia.
Capítulo VII
Ampliación de la jurisdicción federal
Art. 37. — Cuando de la investigación judicial que se practique ante hechos de la jurisdicción
provincial, surja de manera indudable que los delitos cometidos puedan presentar características
de interjurisdiccionalidad y que sus autores, cómplices o auxiliadores hayan escapado o puedan
escapar del ámbito de la provincia o del país, se dará intervención a la justicia Federal para
continuar actuando en consecuencia, con la participación de la Policía Federal Argentina,
Gendarmería Nacional o Prefectura Naval Argentina como inmediato auxiliar de aquélla.
Art. 38. — Ante la comisión de delitos federales donde hayan prevenido las policías
provinciales, los jueces federales darán intervención a la Policía Federal Argentina, Gendarmería
Nacional o Prefectura, Naval Argentina, según el caso, para continuar con las diligencias y
procedimientos judiciales que deban completarse en la investigación de los hechos, salvo que el
magistrado interventor entienda procedente seguir actuando con la policía provincial, en la
medida que el procedimiento efectuado no presente características de importancia, no se
relacione con la actividad de una gran organización criminal a nivel nacional o internacional o
bien, no demande una tarea informativa o de inteligencia criminal que exceda el ámbito
provincial por su trascendencia.
Capítulo VIII
De la complementación con otros organismos del Estado
Art. 39. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con el resto
de los organismos nacionales y provinciales, cuyos medios se prevea emplear en las operaciones
de seguridad interior, a fin de coordinar su asignación en forma y oportunidad.
Art. 40. — En particular, el Ministerio de Defensa dispondrá en caso de requerimientos del
Consejo de Seguridad Interior, que las fuerzas armadas apoyen las operaciones ele seguridad
interior, mediante la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia,
sanidad, veterinaria, construcciones y transportes, así como de los elementos de ingenieros y
comunicaciones, para lo cual se contará en forma permanente con un delegado del Estado Mayor
Conjunto, en las reuniones que realice el Consejo de Seguridad Interior.
Art. 41. — Todo atentado en tiempo de paz a la jurisdicción militar, independientemente de
poner en forma primordial en peligro la aptitud defensiva de la Nación, constituye asimismo una
vulneración a la seguridad interior.
Art. 42. — En los casos previstos en el artículo anterior, constituye una obligación primaria de
la autoridad militar la preservación de la fuerza armada y el restablecimiento del orden dentro de
la aludida jurisdicción, de conformidad con las disposiciones legales vigentes en la materia.
Art. 43. — En los supuestos del artículo 41, en cuanto a los aspectos relativos a la seguridad
interior, el Consejo de Defensa Nacional creado por ley 23.554 y el Consejo de Seguridad
Interior, establecerán la adecuada coordinación del apoyo que las fuerzas de seguridad y
policiales, puedan brindar en esas circunstancias en lo atinente a la preservación del orden en el
ámbito territorial militar.
Capítulo IX
Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de
seguridad interior
Art. 44. — Sin perjuicio del apoyo establecido en el artículo 40, las fuerzas armadas serán
empleadas en el restablecimiento de la paz interior dentro del territorio nacional, en aquellos
casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte
Capítulo X
Disposiciones finales
Art. 46. — Dentro de los ciento ochenta (180) días de la promulgación de la presente ley, el
Poder Ejecutivo nacional adecuará cuando así corresponda, las respectivas leyes orgánicas y
reglamentarias de las instituciones involucradas en los alcances de la presente norma.
Art. 47. — Deróganse las leyes 18.711, 21.521 — en la parte pertinente — y el artículo 13 de
la ley 23.554, así como también el cuadro anexo al mismo.
Art. 48. — Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Enrique H. Vallejos.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El presente proyecto tiende a regular en todo el país el concepto de la seguridad interior,
respetando fundamentalmente las autonomías provinciales y los poderes no delegados al
gobierno central y, circunscribiendo los ámbitos de responsabilidad política y profesional a los
verdaderos niveles funcionales de un sistema integral que busca racionalizar esfuerzos, utilizar
las verdaderas capacidades potenciales de cada institución policial y fuerza de seguridad, de
manera tal que no se vulneren las respectivas jurisdicciones y las especificidades operativas de
cada organismo según el marco de actuación que las respectivas leyes de creación tuvieron en
cuenta al momento de su sanción.
De tal suerte y buscando estructurar un modelo, ágil y operativamente eficiente, el proyecto
que se circunscribe brindará dentro del marco jurídico que surge de la propia organización del
Estado federal, las mejores respuestas para optimizar los distintos niveles de la seguridad
ciudadana por un lado, y la seguridad de Estado por el otro. O sea, abarcando todo el espectro
que va desde el más primario de los conceptos basta la máxima potencialización del mismo.
Para tal fin, se conforma el cuerpo principal de la ley en nueve (9) capítulos que normarían las
siguientes cuestiones:
las propias fronteras de la Nación. Naturalmente respetando la actividad primaria que le pueda
caber a las provincias y sus instituciones.
8º Se instrumenta la posibilidad ele actuación que tendrían las fuerzas armadas de la Nación en
la materia, estableciéndose distintos niveles de intervención según la gravedad del problema y la
posibilidad de que las policías y fuerzas de seguridad se vean superadas por un accionar ilícito
terrorista; y
9º Disposiciones finales para adecuar o derogar normas contradictorias.
El capítulo I tiende a precisar de manera terminante las materias que conforman el concepto de
la seguridad interior, donde la prevención general para la preservación y mantenimiento del
orden, la tranquilidad y la seguridad públicos; la prevención especial para la detección de
actividades ilícitas y policía científica para la investigación de los delitos y el aseguramiento de
las pruebas correspondientes, constituyen los pilares esenciales de toda, actividad de seguridad.
Pilares esenciales que dan sustento a las mejores y más eficaces organizaciones policiales del
mundo.
En tal sentido la idea de asegurar el efectivo cumplimiento de las leyes de la Nación corno
preservación integral del concepto, de orden público, la seguridad, personal y la protección de
los bienes ante, cualquier situación que pueda afectarlos (desde un delito menor hasta los efectos
propios de un acontecimiento de la defensa civil), constituyen el alcance principal del valor
seguridad.
Por otra parte, la estructura federal del Estado argentino impone la necesidad, de precisar
claramente los, ámbitos jurisdiccionales dentro de los cuales se desarrollarán todas las
operatorias para la concreción de los objetivos que persigue la ley. La jurisdicción local (sea
nacional o provincial) y la federal son excluyentes pero, necesariamente, deben tender a una cada
vez mayor complementación que permita asegurar los máximos postulados que surgen de la
norma constitucional en defensa de los derechos y libertades individuales.
Sus argumentos encuentran sustento en la Constitución Nacional, en las autonomías
provinciales y en los poderes no delegados al gobierno central. La administración de justicia, las
políticas de seguridad en temas locales y el ejercicio de funciones policiales, son cuestiones que
deben encontrar el encuadre jurídico adecuado para no posibilitar intromisiones innecesarias del
gobierno de la Nación, en asuntos policiales propios de las provincias, salvo que el propio
gobierno local lo requiera o se adopte el remedio constitucional de la intervención federal
(artículo 6º de la Constitución Nacional).
En el capítulo II se menciona a manera de presentación cuáles son los órganos — políticos y
profesionales — que habrán de actuar en la preservación del valor seguridad en el ámbito federal
y en el local (nacional o provincial). Asimismo reafirma el rol preponderante que en materia
federal posee el ministro del Interior en estos asuntos y define la actuación principal de la Policía
Federal y concurrente de las fuerzas de seguridad, sin que por ello se afecte en lo más mínimo
los actuales niveles de intervención. Se perfecciona únicamente el sistema policial federal per-
mitiendo que la institución que depende directamente del ministro político pueda actuar con
integralidad en todo el país sin estar sometida a limitaciones territoriales.
Este último concepto permitirá enfrentar con éxito las acciones del crimen organizado y
posibilitará que en las zonas críticas de ingreso y egreso del país (zonas de frontera y
aeropuertos) el Estado nacional disponga de la mayor presencia posible a través de la concu-
rrencia de todos sus organismos federales y que la jurisdicción federal no admita limitaciones
por territorios.
Se reafirma en el ámbito local la responsabilidad política y profesional que le caben a los
gobiernos provinciales y a sus policías, respetando de esa forma las autonomías provinciales
sustentado en el artículo 5º de la Constitución Nacional. De igual suerte la responsabilidades del
gobierno de la Nación y de sus instituciones, en cuestiones locales.
Por último se norma la posibilidad de suscribir entre la Nación y las provincias los convenios
respectivos para la complementación y ejecución de las mejores políticas que aseguren el
cumplimiento de los objetivos perseguidos en el proyecto.
El capítulo III crea el órgano político adecuado donde se analizarían las situaciones de grave
alteración del orden público o de conmoción interior y se definirían los cursos de acción de
desplegar, juntamente con los niveles de intervención de las instituciones policiales y fuerzas de
seguridad. La ley le daría a dicho consejo la posibilidad de convocarse sólo ante cuestiones im-
portantes o bien en cualquier momento que el poder político lo considere conveniente para
prevenir males mayores, sean propios de la seguridad interior o de la defensa civil.
Se norma con respecto al mismo todo lo que hace a su integración y la posibilidad de
convocatoria de cualquier otra autoridad que pueda resultar indispensable.
El capítulo IV tiende fundamentalmente a definir y prolijar los ámbitos jurisdiccionales de la
Policía Federal y de las fuerzas de seguridad; sus roles de participación primarios o concurrentes,
y la necesidad determinación de conceptos fundamentales como policía de seguridad, policía
judicial y policía de seguridad de Estado.
En esa idea, el anexo II de la ley tiende a representar gráficamente la responsabilidad de todas
las instituciones involucradas en la norma, precisando sus alcances operativos. De su
entendimiento y de lo normado por los distintos artículos del capítulo puede entenderse que las
jurisdicciones y funciones esenciales y complementarias de las instituciones federales y/o
nacionales son las siguientes:
Gendarmería Nacional: sus responsabilidades esenciales tienden a la custodia y seguridad de
las fronteras terrestres, como objetivo primario de la defensa nacional y la actividad policial en
los pasos fronterizos y en la propia línea de frontera. Fuerza de seguridad con importante
potencial de fuego y gran movilidad para actuar en cualquier lugar del país, cuando así lo
disponga el Poder Ejecutivo nacional ante casos de grave conmoción interior o de accionar de
guerrillas que puedan hacer peligrar la continuidad del sistema. De igual forma su despliegue
debe incluir la cobertura de cualquier objetivo de máxima prioridad en aspectos de la seguridad
nacional.
Sus funciones complementarias se orientarán a la prevención y represión del delito federal en
las zonas de fronteras terrestres, coadyuvando con la Policía Federal que cumplirá idéntico
cometido en todo el país. Ello independientemente de toda otra función auxiliar que se les
delegue (policía aduanera, migratoria, etcétera).
Prefectura Naval Argentina: sus misiones esenciales se circunscribirán al ejercicio de una
policía de seguridad y judicial federal en las aguas navegables, mar territorial y zona económica
exclusiva, así como también sobre toda construcción flotante que en ellas navegue. Obviamente
tal responsabilidad se extiende a los puertos de la Nación. De igual forma que la Gendarmería
Nacional, actuará como una policía fronteriza sobre los límites marítimos y fluviales, sin descon-
tar la posibilidad de su empleo ante graves situaciones de conmoción interior o de guerra de
guerrillas.
Por otra parte mantiene un rol preponderante como policía del derecho marítimo y
complementario como policía de seguridad y judicial federal en las zonas de fronteras que le
corresponde. Naturalmente, todas aquellas funciones que les deleguen otros organismos (policía
auxiliar aduanera, migratoria, etcétera).
Policía Aeronáutica Nacional: sus funciones esenciales se enmarcan en su rol de policía
administrativa y de seguridad en el marco del derecho aeronáutico y para la cobertura y
seguridad de los distintos aeropuertos del país.
Su rol complementario como policía de seguridad y judicial en cuestiones locales o federales
no imposibilitará la actuación de las policías provinciales y Policía Federal en el ámbito de los
aeropuertos.
Policía Federal Argentina: sus funciones esenciales serán las de policía de seguridad y
judicial, así como también de seguridad de Estado en todo el país ante cuestiones federales y sólo
en la Capital Federal — excepto zona portuaria — para la prevención e investigación de hechos
locales.
De la lectura de los distintos artículos de la ley es donde podrá apreciarse con criterio
inequívoca que la idea central del proyecto encierra la preocupación de definir no sólo los
ámbitos juridisccionales y los niveles de participación en la responsabilidad de las decisiones,
sino también a prolijar la actuación de las fuerzas federales. Es allí donde la responsabilidad
política en materia de seguridad interior y seguridad federal se desplaza del Ministerio del
Interior al Ministerio de Defensa según actúe la Policía Federal o una fuerza de seguridad. Esta
realidad nos presenta dos Argentinas diferentes según se esté en zona de frontera o no.
Se entiende que ha llegado el momento de definir con claridad los roles que el Estado nacional
reclama para su Policía Federal y para sus fuerzas de seguridad. No puede seguir repartiéndose la
jurisdicción federal en materia policial bajo el viejo concepto militar de territorialidad. No puede
existir un país dentro de otro.
Las grandes organizaciones criminales añaden a su favor y de manera gratuita la indefinición
de un Estado al constituir fronteras internas que agravan el control y persecución que debe
efectuarse sobre aquellos. Si la Policía Federal debe dar aviso cada vez que actúa en zona de
frontera o en un aeropuerto, restando celeridad a su intervención y posibilitando la fuga de
información, ¿para qué se la creó como tal en 1943?
Se entiende que el ministerio público y por ende el presidente de la Nación, tiene en la Policía
Federal la única institución desplegada en todo el país con funciones ejecutivas; el mejor servicio
de inteligencia a nivel nacional y la mejor estructura policial para actuar en la prevención
especial y en la investigación científica del delito. Su poder es el poder del gobierno de la Nación
y su éxito en materia de seguridad depende de cómo se utilicen sus capacidades y
potencialidades.
Seguir como hasta ahora, convalidando los alcances de la ley 18.711 (norma de facto)
supondrá desconocer lisa y llanamente la realidad de la función policial y se crearán situaciones
forzosas o híbridos operativos, cada vez que se le otorgue a una fuerza militarizada la
responsabilidad integral en la investigación de delitos federales sin el apoyo de una
infraestructura íntegramente policial y sin la capacitación para el delito moderno.
El criterio de territorialidad que sustentó, el dictado de la ley 18.711, en pos del mal llamado
poder de policía que le correspondía a los comandantes de cada fuerza armada, ejercido por la
fuerza de seguridad que le dependía, lejos de resultar beneficioso facilitó el accionar de la
delincuencia organizada y muchas, veces avanzó sobre el poder de policía que le correspondía a
cada gobierno provincial.
Hoy, un Estado que reclama solidez constitucional, fundamentado en el quehacer específico y
natural de sus instituciones no puede mantener este tipo de limitaciones. La jurisdicción federal
puede ser esquematizada por materias o especialidades pero nunca circunscripta a territorios
predeterminados. Ello no ocurre en ningún país federal serio del mundo; caso contrario sería se-
guir convalidando como de hecho sucede en la actualidad la actuación de varias policías
federales en territorios distintos.
El proyecto tiende prioritariamente a solucionar esta cuestión, sin resentir o desconocer con
ello la actividad policial complementaria que deberán seguir cumpliendo las fuerzas de seguridad
en las zonas de fronteras.
En otro orden de cosas, se avanza sobre la situación que planteó la ley de facto 21.521 al crear
la Policía Aeronáutica nacional. Dicha norma sin distinguir la calidad de aeropuerto provincial o
nacional le restó a las policías locales la posibilidad de actuar en la prevención e investigación de
los delitos comunes, afectando considerablemente el poder de policía provincial ya que olvidó
dos situaciones: una, si el aeropuerto es nacional no todas las materias son federales ya que
existen cuestiones que se mantienen en el ámbito de la jurisdicción local (ejemplo el robo de una
cartera a un ocasional transeúnte dentro del Aeropuerto Internacional de Ezeiza es un delito que
cae bajo la jurisdicción provincial) y dos, si el aeropuerto es de carácter provincial,
indudablemente el poder de policía en cuestiones de seguridad y prevención del delito también
es local, salvo que los ilícitos sean federales.
En uno y otro caso, la ley 21.521 no debió ir más allá del espíritu del artículo 202 de su igual
17.285 (Código Aeronáutico) que sólo posibilitaba la creación de una policía de carácter técnico-
administrativa para el control y la regulación de la actividad aeronáutica, conforme a la
legislación nacional y acuerdo internacionales, pero nunca una policía de seguridad y judicial en
plenitud, ya que ello no se logra por imperio de una ley sino que es producto de un acervo
cultural-profesional que va dando sustento a estructuras policiales genuinas.
El capítulo V impone la necesaria cooperación y actuación supletoria entre las fuerzas
federales, posibilitando además que el ministro del Interior pueda disponer del empleo de la
fuerza de seguridad e instituciones policiales federales para disminuir o suprimir, los efectos que
sobre personas o bienes hubiesen ocasionado fenómenos o catástrofes naturales o derivadas de
hechos del hombre.
El capítulo VI le otorga al ministro del Interior la coordinación de las actividades de los
órganos de información e inteligencia de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y
Prefectura Naval Argentina, pudiendo convenir con los respectivos gobiernos provinciales el
intercambio informativo que resulte imprescindible a los efectos de esta ley. Naturalmente, en lo
que hace a los órganos de información e inteligencia de la Gendarmería Nacional y la Prefectura
Naval, será circunscripto a las cuestiones de la seguridad interior, quedando bajo la órbita del
ministerio específico los aspectos propios de la defensa nacional.
Los servicios de inteligencia españoles. Partiendo de la base seguramente como consecuencia
de una lectura apresurada de los fundamentos, que el proyecto calca del esquema de inteligencia
español, se efectúan diversas críticas respecto a dicho sistema. En su mayoría, se parte de la base
de que los servicios de inteligencia española están compuestos por los mismos individuos que
revistaban en ellos durante el franquismo.
En primer lugar, se debe destacar que el proyecto no copia el esquema de inteligencia español
—aunque tiene algún parentesco con el mismo —. Probablemente debiera señalarse a Italia
como la fuente al respecto. El esquema español tiene la debilidad de que el CESID (Centro
En el proyecto no se llega, por ejemplo, a lo que se establece en la ley orgánica del 1º de junio
de 1981, número 4/81 sobre estados de alarma, excepción y sitio del Reino de España, en la cual
se prevé durante el estado de sitio la ejecución por parte de autoridad militar de todas las
medidas, necesarias; el sometimiento de civiles a la justicia militar y el dictado de bandos...
Otros aspectos de la crítica nos remiten a aspectos, ya tratados tales como: la necesidad,
precisamente para evitar el retorno de la doctrina de la seguridad nacional, que las fuerzas
armadas se organicen, equipen y desplieguen para la defensa nacional y no para la seguridad
interior (la crítica da a entender que se libraría una guerra contra la propia población). Estimo
que la nueva redacción del inciso d), artículo 32, no da lugar a tales temores, salvo que se efectúe
una interpretación manifiestamente retorcida del mismo.
Lo que se trasluce del proyecto es en definitiva la oposición harto justificada de las medidas
económico-sociales del gobierno. Pero desde este prisma, se supone que todo lo que proviene del
gobierno constituye una conspiración malévola destinada a sujetar a los trabajadores. Este
proyecto no proviene del gobierno. Es fruto del consenso entre los sectores más progresistas del
gobierno, y el radicalismo, hecho a través del Parlamento y no del Poder Ejecutivo. El verdadero
proyecto del gobierno se conocerá pronto, si fracasa el proyecto.
No inclusión del Poder Judicial de la Nación. El proyecto no versa sobre la administración de
justicia. Tal función, por otra parte, no podría ser dirigida por un ministro del Poder Ejecutivo. El
proyecto trata de la efectivización de la vigencia de la ley mediante la prevención del delito a
través de la acción policial y, en caso de que tal vigencia fuera quebrantada, de su
restablecimiento mediante la aplicación prudente, racional, gradual, adecuada y oportuna de la
fuerza, sometiendo a los eventuales culpables a la acción de la justicia.
Por ello, tampoco se ocupa de la economía, de la educación, de la salud, etcétera, a pesar de
que también dichos aspectos tienen indudable incidencia en la seguridad interior.
La presencia de parlamentarios en el Consejo de Seguridad Interior supone en forma inmediata
el ejercicio de la función de control que corresponde al Parlamento, respecto del Poder
Ejecutivo. No sería en cambio concebible la presencia de jueces desde el momento en que
nuestro sistema constitucional, la función de control de la justicia se ejerce solamente a través de
las causas o controversias judiciales.
Inclusión del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor Conjunto en el Consejo de Seguridad
Interior, como miembro no permanente. Precisamente el carácter de miembros no permanentes
conduce a destacar la objeción relativa, a que tal inclusión afectaría la distinción conceptual entre
defensa nacional y seguridad interior.
Si dicha distinción no hubiera sido tenida en cuenta al determinar la composición del Consejo
de Seguridad Interior, tanto el ministro de Defensa como el jefe del Estado Mayor Conjunto,
serían miembros permanentes, lo que no sucede.
El proyecto no trata la situación de la SIDE, que si bien no tiene como tarea el objeto de esta
ley, no puede escapar a nadie, que desarrolla actividad de inteligencia también en materia de
seguridad interior, más aún, nació con ese objetivo.
Actualmente los servicios de las fuerzas de seguridad se superponen con actividades de la
SIDE, como por ejemplo en materia de narcotráfico. Este es otro elemento que escapa a las
previsiones legales y que debe ser tenido presente en políticas globales de seguridad.
Prohibición de sustitución del artículo 31 de la ley 23.554 de Defensa Nacional. Aquí copian
al proyecto Bisciotti y otros (parece que han leído además el libro). Sólo podemos, remitirnos a
lo expresado anteriormente en el sentido que los elementos más importantes de la dependencia
funcional de las fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior están contenidos ya en el
proyecto; y que se ha procurado conciliar en alguna medida la necesidad de establecer la
dependencia funcional, el Ministerio del Interior, con la lógica reserva por parte de las fuerzas
ele seguridad a tan importante cambio, preservando no obstante lo esencial al establecer im-
portantes facultades directas del Ministerio del Interior respecto de las fuerzas de seguridad (ver
artículos 8º, 16 y 17 entre otros).
Todos, estos puntos que he señalado a las objeciones realizadas, indican que las mismas en
modo alguno se aplican al texto legal, otras son producto de pretensiones de oposición por la
oposición misma.
Ni una ni otra son coherentes entendiendo que incluso se nombra mal a los autores como Paul
Breton, John Alberton o los obispos de Puebla, lo efectivo de todo esto es que el proyecto refleja
el interés del Parlamento de dar una respuesta al problema de la seguridad.
Conclusiones
La sanción de la Ley de Defensa Nacional por la cual se excluye a las fuerzas armadas de
intervención en caso de conflictos internos abre un nuevo panorama legal y político, separa el
concepto de defensa nacional del de seguridad interior.
La ley de seguridad interior da la respuesta a problemas internos que pueden, presentarse y no
como hasta el momento que las soluciones, coyunturales deben improvisarse una a una frente a
los graves problemas.
Debemos aclarar que no existe una división tajante entre lo que es la ley de defensa y la
supervivencia de la Nación incluso la ley de seguridad. Todas conforman un aro de actividad
donde debe trabajarse en conjunto.
Cuando adoptamos la posición de suprimir la intervención militar en la seguridad interior
dejamos esto a cargo exclusivo de las fuerzas de seguridad (Gendarmería Nacional, Prefectura
Naval, policías provinciales y Policía Federal).
Otro tema, que no es del caso desarrollar, pero sí mencionar es el tema de las milicias. Pero
hoy por hoy es necesario que tengamos en cuenta la situación económica que vive el país y
economizar esfuerzos, en beneficios de este objetivo que es la seguridad interior.
Creemos por lo tanto que por medio de esta vía que es la ley de seguridad interior,
paulatinamente y con el consentimiento de los estados provinciales, se ajusten en el futuro las
leyes orgánicas, las organizaciones, los ámbitos locales y en definitiva la unificación de criterios
en el accionar.
Hoy día, no sólo tenemos los tremendos problemas económicos, sino que también, el tema del
narcotráfico nos preocupa y pensamos que mediante este sistema, podemos darle a la sociedad
una mayor protección, sin disfrazarla con viejas doctrinas como fue en su momento la de la
“seguridad interior”.
Por último debemos incluir en este tema el estudio integral del mapa penal de la República, en
momentos en que la sociedad, se ve asolada por la delincuencia que provocó una sensación de
inseguridad generalizada, que afecta nuestra comunidad y aterroriza a la policía, creando ideas
de soluciones terminales donde aparecen los superpolicías y los superjueces.
Fuente: Cámara de Diputados de la Nación. Congreso de la Nación Argentina. 12ª Reunión –3ª Sesión ordinaria
(Especial) Páginas 622-713. Inserciones Diputados: 713-733. Biblioteca del Congreso de la Nación. Departamento
de Información Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación Parlamentaria. Referencia Legislativa y
Parlamentaria.
Presidencia del señor vicepresidente 1º del Honorable Senado, doctor EDUARDO MENEM
Prosecretarios: señores MARIO DÉLFOR FASSI DONALDO y ANTONIO DIB
BRITOS, Oraldo N.
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
SUMARIO
1. Por invitación del señor presidente provisional del Honorable Senado, el señor
senador por Córdoba doctor Conrado H. Storani prodece al izamiento de la
bandera nacional en el mástil del recinto. (Pág. 4.392.)
2. Sesión secreta. (Pág. 4.392.)
3. Cuestión de privilegio planteada por el señor senador Storani con respecto a la
imposibilidad que tuvieron señores senadores de participar en una reunión en el
Ministerio del Interior para tratar la transferencia de servicios educativos
nacionales. (1.036/91.) (Pág. 4392.)
4. Asuntos entrados:
I. Comunicaciones de la Presidencia. (Pág. 4397.)
II. Mensajes del Poder Ejecutivo por los que se solicitan acuerdos. (P.E.-
388 y 396/91.) (Pág. 4:398.)
III. Mensaje y proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se modifica
el Código de Procedimientos en Materia Penal de la Nación respecto
del régimen de excarcelación. (P.E.-387/91.) (Pág. 4.398.)
IV. Comunicaciones de la Presidencia de la Nación. (Pág. 4399.)
V. Proyecto de ley en revisión por el que se crea el sistema de “Colonias
penitenciarias de recuperación -Plan Peralta-“. (C.D.-109/91.) (Pág.
4.399.)
VI. Proyecto de ley en revisión por el que se declara tarea insalubre el
laboreo subterráneo en minas de carbón. (C.D.-110/91.) (Pág. 4401.)
VII. Proyecto de ley en revisión por el que se otorga una licencia especial
por maternidad en caso de nacimiento de un hijo con síndrome de
Down. (C.D.-l11/91.) (Pág. 4402.)
VIII. Proyecto de ley en revisión por el que se remite la deuda acumulada
por contratistas de viñas y frutales computando dicho período a los
efectos jubilatorios. (C.D.-l12/91.) (Pág. 4402.),
IX. Proyecto de ley en revisión por el que se transfiere un inmueble a la
Universidad Nacional del Litoral de la ciudad de Santa Fe. (C.D.-
113/91.) (Pág. 4402.)
X. Proyecto de ley en revisión por el que se regula la administración
financiera y los sistemas de control del sector público nacional.
(C.D.-1l4/91.) Manifestaciones de varios señores senadores sobre el
giro del proyecto. (Pág. 4403.)
XI. Proyecto de ley en revisión por el que se organizan los Talleres
Protegidos de Producción y los Grupos Protegidos Laborales. (C.D.-
1l5/91.) (Pág. 4419.)
30. A pedido de! señor senador Rodríguez Saá se resuelve recomendar pronto
despacho a la Comisión de Educación para el proyecto de comunicación del que
es autor por el que se recomienda la búsqueda de canales de participación entre
alumnos, padres, docentes v directivos de la comunidad educativa. (S.-1029/91.)
(Pág. 4513.)
31. Apéndice;
I. Sanciones del Honorable Senado. (Pág. 4514.)
1.
IZAMIENTO DE LA BANDERA NACIONAL
Sr. Presidente (Menem). — Invito al señor senador por Córdoba doctor Conrado H. Storani a
izar la bandera nacional, y al público asistente a ponerse de pie.
- Puestos de pie los presentes el señor senador Conrado h. Storani procede a izar
la bandera nacional en el mástil del recinto (Aplausos)
26.
POSTERGACIÓN DE REFRENCIA
Sr. Aguirre Lanari . — Señor presidente: teníamos fijada para hoy la preferencia para tratar
el proyecto de ley de seguridad interior.
En virtud de que no se ha completado la firma de los dictámenes respectivos, solicito que se
traslade la preferencia para la sesión del miércoles 4 de diciembre.
Sr. Presidente (Menem). — Tiene la palabra el señor senador por San Luis.
Sr. Rodríguez Saá. — Señor presidente: además de lo expresado por el señor senador
Aguirre Lanari, el señor senador Bravo Herrera, de nuestro bloque, nos manifestó su deseo de
estar presente en la sesión en razón de haber presentado un proyecto en disidencia casi total con
el enviado por el Poder Ejecutivo.
Teniendo en cuenta que la preferencia había sido postergada por error para el 29, vamos a
interpretar que era para hoy. En consecuencia, vamos a trasladar la preferencia para la sesión
del 4 de diciembre, de acuerdo con lo convenido.
Sr. Presidente (Menem). — Se está llamando para votar la postergación de preferencia para
tratar el proyecto de ley de seguridad interior, así como también el proyecto de ley por el que
se aprueba el plan de transformación global de YPF, que de acuerdo con lo convenido en la
reunión de presidentes de bloque se va a postergar para el 4 de diciembre.
Tiene la palabra el señor Senador por San Luis.
Sr. Rodríguez Saá. — Señor presidente: es para expresar que, a pedido de los integrantes de
las comisiones respectivas, lo acordado en la reunión de presidentes de bloque fue postergar las
preferencias para el miércoles próximo o para la primera sesión que se realice con
posterioridad.
Fuente: Cámara de Senadores de la Nación. Congreso de la Nación Argentina. 45ª Reunión –22ª Sesión ordinaria
del 18 de diciembre de 1991, Páginas 622-713. Inserciones Diputados: 713-733. Biblioteca del Congreso de la
Nación. Departamento de Información Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación Parlamentaria.
Referencia Legislativa y Parlamentaria.
Presidencia del señor vicepresidente 1º del Honorable Senado, doctor LUIS A. BRASESCO
del señor vicepresidente 2º del Honorable Senado, doctor JUAN RAMÓN AGUIRRE
del señor presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, JUAN CARLOS ROMERO
Secretarios: señores HUGO RAÚL FLOMBAUM y ÁNGEL LEÓNIDAS ABASTO Horacio PICADO
Prosecretarios: señores MARIO DÉLFOR FASSI DONALDO y ANTONIO DIB
NIEVES, Rogelio J.
PRESENTES OTERO, Edison
POSLEMAN, Eduardo A.
RIVAS, Olijela del Valle
AGUIRRE LANARI, Juan Ramón
RODRÍGUEZ SAÁ, Alberto J.
BENÍTEZ, Alfredo L.
ROMERO, Juan Carlos
BRAESCO, Luis A. J.
RUBEO, Luis A.
BRAVO, Leopoldo
SAADI de DENTONE, Alicia
BRAVO HERRERA, Horacio F.
SAMUDIO GODOY, Wilfrido
BRITOS, Oraldo N.
SÁNCHEZ, Libardo N.
CONCHEZ, Pedro A.
SAPAG, Elías
COSTANZO, Remo José
SOLANA, Jorge D.
FIGUEROA, José Oscar
STORANI, Conrado H.
GASS, Adolfo
TRILLA, Juan
GENOUD, José
VACA, Eduardo P.
GROSSO, Edgardo Roger
VELÁZQUEZ, Héctor
GURDULICH de CORREA, Liliana
JIMÉNEZ MONTILLA, Arturo I.
AUSENTES CON AVISO
LAFFERIÉRE, Ricardo E.
LEÓN, Luis Agustín
JUÁREZ, Carlos A.
LOSADA, Mario Aníbal
ROMERO FERIS, José A.
LUDUEÑA, Felipe
MAC KARTHY, César
MALHARRO de TORRES, Margarita
EN COMISIÓN
MARÍN, Rubén Hugo
MAZZUCCO, Faustino M.
AMOEDO, Julio A.
MOLINA, Pedro E.
BITTEL, Deolindo
MENEM, Eduardo
SOLARI YRIGOYEN, Hipólito
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN – Continuación de la 2ª SESIÓN ORDINARIA
JUNIO 5 DE 1991
SUMARIO
VII. Proyecto de ley en revisión por el que se declara zona de desastre al territorio de
Santa Cruz. (C.D.-99/91.) (Pág. 3953.)
VIII. Proyecto de ley en revisión por el que se aprueba el Convenio 169 de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Inde-
pendientes. (C.D.-100/91.) (Pág. 3955.)
IX. Proyecto de ley en revisión por el que se modifica la ley 23.555 (Feriados nacionales.
(C.D.-101/91.) (Pág. 3962.)
X. Proyecto de ley en revisión por el que se crea un juzgado federal de primera instancia
en Quilmes, Buenos Aires. (C.D.-102/91.) (Pág. 3962.)
XI. Proyecto de ley en revisión por el que se crea la Comisión Nacional de Automovi-
lismo y Motociclismo Deportivo. (C.D.-103/91.) (Pág. 3963.)
XII. Proyecto de ley en revisión por el que se cede un inmueble a la Municipalidad de
Rosario, Santa Fe, para la ampliación del Parque Nacional a la Bandera. (C.D.-104/
91.) (Pág. 3963.)
XIII. Proyecto de ley en revisión por el que se modifica la ley 20.957 (Servicio Exterior de
la Nación), incorporándose la figura de cónsul honorario. (C.D.-105/9.1.) (Página
3964.)
XIV. Proyecto de ley en revisión por el que se dispone la erección de un templete en el
Salón Azul del Congreso de la Nación, donde se conserven y exhiban al público los
originales de la Constitución Nacional. (C.D.-106/91.) (Pág. 3964.).
XV. Proyecto de ley en revisión por el que se crea un juzgado federal de primera instancia
en Necochea, Buenos Aires. (C.D.-107/91.) (Pág. 3964.)
XVI. Proyecto de ley en revisión por el que se declara de carácter obligatorio y de interés
nacional la lucha contra el uso indebido del alcohol. (C.D.-108/91.) (Pág. 3965.)
XVII.Comunicaciones de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación. (Pág. 3967.)
9. Comunicaciones oficiales. (Pág. 3968.)
10. Dictámenes de comisiones. (Pág. 3968.)
11. Peticiones particulares. (Pág. 3970.)
12. XXI. Proyecto de comunicación del señor senador Conchez por el que se solicita un sub-
sidio para la “Fundación Generación 2000”. (S.-964/91.) (Pág. 3970.)
13. XXII. Proyecto de comunicación del señor senador Lafferriére y otros señores senadores
por el que se solicita la realización de reuniones de coordinación del Grupo de Parla-
mentarios Argentinos en el marco del Tratado de Asunción (Mercosur). (S.-965/91.)
(Pág. 3971.)
7.
MOCIÓN DE PREFERENCIA
Fuente: Cámara de Senadores de la Nación. Congreso de la Nación Argentina. 41ª Reunión, 20ª sesión ordinaria del
13 de noviembre de 1991. Páginas 3934-3938. Biblioteca del Congreso de la Nación. Departamento de Información
Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación Parlamentaria. Referencia Legislativa y Parlamentaria.
Presidencia del señor presidente provisional del honorable senado, Doctor Eduardo Menem
Del señor vicepresidente 1o del honorable senado, doctor Luis A. J. Brasesco,
Y del señor vicepresidente 2o del honorable senado, Doctor Juan Ramón Aguirre Lanari
Prosecretarios: señores Mario Délfor Fassi Donaldo y Antonio Dib
233
REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
50ª Reunión – 25ª Sesión ordinaria. 18 de diciembre de 1991
Sumario
1. Por invitación del señor presidente provisional del honorable senado, el señor senador por
Corrientes doctor Juan ramón Aguirre Lanari procede al izamiento de la bandera nacional en el
mástil del recinto. (pág. 5032.)
2. Moción del señor Senador Rodríguez Saá para fijar el plan de labor de la sesión de la fecha. Se
aprueba. (pág.5032.)
3. Moción del señor senador Rodríguez Saá para considerar sobre tablas el proyecto de ley de
presupuesto para 1992. (C.D. 132/91.) Se aprueba. (página 5034.)
4. Moción del señor senador Rodríguez Saá para pasar a cuarto intermedio una vez finalizada la
reunión de la fecha. Se aprueba. (pág. 5034.)
5. Sesión secreta. (pág. 5034.)
6. Renuncia presentada por el señor senador por La Pampa Juan Marín. Se acepta. (pág. 5034.)
7. Renuncia presentada por el señor senador por Córdoba Edgardo Grosso. Se acepta. (pág.
5036.)
8. Renuncia presentada por el señor prosecretario de coordinación operativa. Se acepta. (pág.
5039.)
9. Moción del señor senador Rodríguez Saá por la que propone a los secretarios parlamentario y
administrativo del Honorable Senado. Se aprueba. Juramento. (pág. 5039.)
10. Entrega de medallas recordatorias a señores, senadores electos por el período 1989/1998.
(Pág. 5041.)
11. Asuntos entrados:
I. Comunicación de un señor senador. (Página 5041.)
II. Comunicaciones oficiales. (Pág. 5041.)
III. Dictámenes de comisiones. (Pág. 5041.)
IV. Proyecto de ley del señor senador Genoud por el que se modifica el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. (S.-1.103/91.) (Pág. 5042.)
V. Proyecto de comunicación de la señora senadora Saadi de Dentone por el que se solicita
la prohibición de la venta de artículos de pirotecnia a menores de edad. (S.-1.104/91.)
(Pág. 5044.)
VI. Proyecto de comunicación del señor senador Bravo y otros señores senadores por el que
se solicita la convocatoria a una segunda vuelta eleccionaria en Tierra del Fuego. (S.-
1.105/ 91.) (Pág. 5045.)
VII. Proyecto de comunicación de la señora senadora Malharro de Torres y otros señores
senadores por el que se solicita un espacio físico para la Cinemateca Argentina v su
archivo. (S.-l.106/91.) (Pág. 5045.)
VIII. Proyecto de comunicación del señor senador Romero por el que se solicita la
construcción de una rotonda en la ruta nacional 34, en Salta. (S.-l.107/91.) (Pág. 5046.)
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REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
50ª Reunión – 25ª Sesión ordinaria. 18 de diciembre de 1991
IX. Proyecto de ley del mismo señor senador por el que se reglamenta el transporte
aerocomercial. (S.-l.108/91.) (Pág. 5046.)
X. Proyecto de declaración del señor senador Solari Yrigoyen y otros señores senadores
por el que se expresa desagrado por manifestaciones del señor presidente de la Nación
respecto del doctor Raúl Alfonsín. (S.-l.109/ 91.) (Pág. 5049.) .
XI. Proyecto de ley del señor senador Lafferriére por el que se regula el sistema de tiempo
compartido, (S.-l.110/91.) (Página 5050.)
XII. Proyecto de declaración del señor senador Solari Yrigoyen por el que se repudia la
asunción de autoridades ilegítimas en Santiago del Estero. (S.-l.111/91.) (Pág. 5054.)
XIII. Proyecto de declaración del señor senador Jiménez Montilla por el que se modifica el
Reglamento del Honorable Senado respecto de los homenajes. (S.-l.112/91.) (Pág.
5055.)
XIV. Proyecto de declaración de la señora senadora Malharro de Torres y otros señores
senadores por el que se expresa la imperiosa necesidad del pago en término a jubilados
y pensionados del sueldo anual complementario. (S.-l.115/91.) (Pág. 5055.)
12. Consideración del dictamen de las comisiones de Vivienda y de Población y Desarrollo en el
proyecto de ley en revisión por el que se promueve la constitución de organizaciones no
gubernamentales que brinden apoyo a entidades que tengan por objeto solucionar la
problemática del hábitat popular. (C.D.-87/91.) Se aprueba. (Pág. 5056.)
13. Consideración del dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Asuntos
Constitucionales en el proyecto de comunicación de la señora senadora Rivas por el que se
solicita la adopción de mecanismos por parte del Poder Legislativo respecto de la cuestión
limítrofe de Lago del Desierto. (S.-603/91.) Se aprueba. (Pág. 5056.)
14. Consideración del dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de
Economías Regionales en el proyecto de resolución de la señora senadora Rivas por el que se
recomienda a los subgrupos integrantes del Mercosur la planificación de sus tareas teniendo
en cuenta las producciones regionales de cada país. (S.-890/91.) Se aprueba. (Página 5057.)
15. Consideración del dictamen de la Comisión de Trabajo y Previsión Social en el proyecto de
comunicación de la señora senadora Rivas por el que se solicitan informes acerca de la
suspensión del servicio fúnebre sin cargo para jubilados y pensionados. (S.- 395/91.) Se
aprueba. (Pág. 5059.)
16. Moción de los señores senadores Britos y Brasesco para que vuelva a la comisión de trabajo y
previsión social el dictamen de dicha comisión en el proyecto de ley del señor senador Marín
por el que se modifica un artículo de la ley de contrato de trabajo. Se aprueba. (pág. 5060.)
17. Consideración del dictamen de la Comisión de Trabajo y Previsión Social en el proyecto de
comunicación de los señores senadores Bravo y Posleman por el que se solicitan informes
acerca de la creación de nuevos puestos de trabajo en el sector privado. (S.-983/91.) Se
aprueba. (Pág. 5060.)
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REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
50ª Reunión – 25ª Sesión ordinaria. 18 de diciembre de 1991
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REPÚBLICA ARGENTINA
DIARIO DE SESIONES
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
50ª Reunión – 25ª Sesión ordinaria. 18 de diciembre de 1991
Buenos Aires con destino a la construcción de la Escuela Nº 16, distrito escolar número 9
(C.D.-121/91.) (Pág. 5096.)
29. Moción de preferencia formulada por el señor senador Rodríguez Saá para considerar en la
sesión de mañana, con despacho de comisión o sin él, EL proyecto de ley en revisión por el
que se transfiere A título gratuito al Centro de Jubilados y Pensionados de General Roca, Río
Negro, una fracción de terreno perteneciente al Instituto Nacional de Vitivinicultura. (C.D.-
124/91.) Se aprueba. (PÁG. 5097.)
30. A moción del señor senador Rodríguez Saá se considera sobre tablas y se aprueba el proyecto
de comunicación DE la señora senadora Malharro de Torres y otros señores senadores por el
que se solicita se otorgue un espacio físico para el funcionamiento de la Cinemateca
Argentina. (S.-1.106/91.) (Pág. 5098.)
31. Moción de preferencia formulada por el señor senador Brasesco para considerar en la sesión
de mañana, con despacho de comisión o sin él, EL proyecto de ley en revisión por el que se
crea el Parque Nacional Pre Delta, en el departamento de Diamante, Entre Ríos. (C.D.-
125/91.) Se aprueba. (Pág. 5098.)
32. Moción de preferencia formulada por el señor senador Rodríguez Saá para considerar en la
sesión de mañana el proyecto de ley en revisión por el que se transfieren tierras e inmuebles a
la Ciudad de Sarmiento, Chubut. (C.D.-140/91.) Se aprueba. (Página 5099.)
33. Moción de preferencia formulada por e[ señor senador Mac Karthy para considerar en la
sesión de mañana, con despacho de comisión o sin él el proyecto de ley en revisión el que se
transfiere un terreno de Ferrocarriles Argentinos a la Cuidad de Comodoro Rivadavia,
Chubut. (C. D.- 141/91.) Se aprueba. (Pág. 5100.)
34. A moción del señor senador Posleman se considera sobre tablas y se aprueba el dictamen de
la Comisión de Relaciones Internacionales Parlamentarias en el proyecto de resolución del
señor senador Bravo y otros señores senadores por el que se autoriza a la Comisión de
Minería para establecer relaciones con su similar del Senado de Chile en el marco del proceso
de integración iniciado por ambos países. (S.-1.062./91.) (Pág. 5100.)
35. A pedido del señor senador Rodríguez Saá se resuelve incluir en la lista de asuntos reservados
para la próxima sesión el proyecto de comunicación del señor senador Solari Yrigoyen por el
que se solicita la equiparación del número de ciudadanos de la clase 1973 que serán
exceptuados del servicio militar obligatorio en todos los distritos del país. (S.- 1.064/91.)
(Pág.5101).
36. A moción del señor senador Bittel se considera sobre tablas y se aprueba el proyecto de
comunicación del que es autor junto con otros señores senadores por el que se solicita la
remisión de las partidas necesarias para la refacción del Colegio Nacional Simón de Iriondo,
de la ciudad de Santa Fe. (S.-1.070/91.) (Pág. 5101.)
37. A moción del señor senador Lafferière se considera sobre tablas y se aprueba el proyecto de
comunicación de la señora senadora Malharro de Torres por el que se solicita la exclusión de
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los denominados teatros independientes del régimen establecido por el artículo 2º de la ley
23. 697. de emergencia económica. (S.-1 .074/91) (Pág. 5103)
38. A moción del señor senador Bittel se considera sobre tablas y se aprueba el provecto de
comunicación del que es autor junto con el señor senador Vaca para el que se solicita se
dispongan medidas relativas a la refacción del hospital ‘‘Braulio Moyano’’. (S.-l.085/91.)
(Pág. 5104.)
39. A moción del señor senador Britos se considera sobre tablas y se aprueba un proyecto de
comunicación acordado entre los bloques, por el que se solicita el pago del sueldo anual
complementario a los jubilados y pensionados antes del 25 de diciembre de 1991. (S-1.102 y
2.115/91.) (Pág. 5105.)
40. A moción del señor senador Posleman se considera sobre tablas y se aprueba el proyecto de
comunicación del señor senador Bravo y otros señores senadores por el que se solicita se
dicte un decreto de convocatoria a segunda elección de gobernador y vicegobernador en la
provincia de Tierra del Fuego (S-1.105/91.) (Pág. 5106.)
41. A pedido del señor senador Rodríguez Saá se resuelve que se tenga presente para su
oportunidad el proyecto de comunicación del señor senador Bravo Herrera vinculado con el
traslado obligatorio de cónyuges de integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad que
sean transferidos. (C.D.-126/91.) (Pág. 5108.)
42. Moción de preferencia formulada por el señor senador Rodríguez Saá para considerar en la
sesión de mañana, con despacho de comisión o sin él, el proyecto de comunicación de los
señores senadores Gass y Losada por el que se solicitan informes acerca de los motivos por
los cuales se suspendió la publicación de avisos oficiales en el diario “Página 12”. (S.-
1.093/91.) Se aprueba. (Pág. 5108.)
43. Manifestaciones de varios señores senadores respecto al tratamiento de temas en la sesión de
mañana. (Pág. 5109.)
44. Apéndice:
I. Sanciones del Honorable Senado. (Pág. 5110.)
II. Inserción. (Pág. 5115.)
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1
IZAMIENTO DE LA BANDERA NACIONAL
Sr. Presidente (Menem). — Invito al señor senador por Corrientes, bloque liberal, a izar la
bandera nacional en el mástil del recinto.
24.
LEY DE SEGURIDAD INTERIOR
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TÍTULO I
Principios básicos
Artículo 1º — La presente ley establece las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del sistema
de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía tendiente a
garantizar la seguridad interior.
Art. 2º — A los fines de la presente ley se define como seguridad interior a la situación de hecho
basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio de los
habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema
representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional.
Art. 3º — La seguridad interior implica el empleo de los elementos humanos y materiales de
todas las fuerzas policiales y de seguridad de la Nación a fin de alcanzar los objetivos del artículo
2º.
Art. 4º — La seguridad interior tiene como ámbito espacial el territorio de la República
Argentina, sus aguas jurisdiccionales y su espacio aéreo.
Art. 5º — La seguridad interior, de conformidad con los principios derivados de la organización
constitucional, se encuentra reglada mediante leyes nacionales y provinciales referidas a la materia,
con vigencia en cada jurisdicción y por la presente ley, que tendrá carácter de convenio, en cuanto a
la acción coordinada interjurisdiccional con aquellas provincias que adhieran a la misma.
TÍTULO II
Del sistema de seguridad interior. Finalidad, estructura, órganos, misiones y funciones
Art. 6º — El sistema de seguridad interior tiene como finalidad determinar las políticas de
seguridad, así como planificar, coordinar, dirigir, controlar y apoyar el esfuerzo nacional de policía
dirigido al cumplimiento de esas políticas.
Art. 7º — Forman parte del sistema de seguridad interior:
a) El presidente de la Nación;
b) Los gobernadores de las provincias que adhieran a la presente ley;
c) El Congreso Nacional;
d) Los ministros del Interior, de Defensa y de Justicia;
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Art. 9º — Créase el Consejo de Seguridad Interior con la misión de asesorar al ministro del
Interior en la elaboración de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, como
asimismo en la elaboración de los planes y la ejecución de las acciones tendientes a garantizar un
adecuado nivel de seguridad interior.
Art. 10. — Para el cumplimiento de la misión asignada el Consejo de Seguridad Interior tendrá
como funciones:
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Art. 11. — El Consejo de Seguridad Interior estará integrado por miembros permanentes y no
permanentes, ellos serán:
Permanentes.
a) El ministro del Interior, en calidad de presidente;
b) El ministro de Justicia;
c) El secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha
contra el Narcotráfico;
d) El subsecretario de Seguridad Interior;
e) Los titulares de:
— Policía Federal Argentina;
— Prefectura Naval Argentina;
— Gendarmería Nacional, y
— Cinco jefes de policía de las provincias que adhieran al sistema, los
que rotarán anualmente de acuerdo a lo que se establezca en la
reglamentación, procurando que queden representadas todas las
regiones del país.
No permanentes.
— Ministro de Defensa;
— Titular del Estado Mayor Conjunto;
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Los gobernadores de provincia que así lo solicitaren podrán participar en las reuniones del
consejo.
Art. 12. — El Consejo de Seguridad Interior se dará su propio reglamento interno de
funcionamiento y organización. A sus reuniones pueden ser llamados a participar con fines de
asesoramiento todos aquellos funcionarios públicos nacionales y provinciales e invitar a las
personalidades cuya concurrencia resulte de interés a juicio del consejo.
Art. 13. — En el ámbito del Consejo de Seguridad Interior, cuando se lo considere necesario, se
constituirá un comité de crisis cuya misión será ejercer la conducción política y supervisión
operacional de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad federales y provinciales que se
encuentran empeñados en el restablecimiento de la seguridad interior en cualquier lugar del
territorio nacional y estará compuesto por el ministro del Interior y el gobernador en calidad de
copresidentes, y los titulares de Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina y Policía
Federal. Si los hechos abarcaren más de una provincia, se integrarán al comité de crisis los
gobernadores de las provincias en que los mismos tuvieren lugar, con la coordinación del ministro
del Interior. En caso de configurarse el supuesto del artículo 31 se incorporará como copresidente el
ministro de Defensa y como integrante el titular del Estado Mayor Conjunto. El subsecretario de
Seguridad Interior actuará como secretario del comité.
Art 14. — El Consejo de Seguridad Interior y el comité de crisis tendrán como órgano de trabajo
a la Subsecretaría de Seguridad Interior mencionada en el artículo 8º. La misma contará en su
estructura con un centro de planeamiento y control y una dirección de inteligencia interior.
Art. 15. — El centro de planeamiento y control tendrá por misión asistir y asesorar al Ministerio
del Interior y al comité de crisis en la conducción de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad a
los efectos derivados de la presente ley.
Estará integrado por personal superior de la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, policías provinciales, y por funcionarios que fueran necesarios.
Art. 16. — La Dirección de Inteligencia Interior constituirá el órgano a través del cual el ministro
del Interior ejercerá la dirección funcional y coordinación de la actividad de los órganos de
información e inteligencia de la Policía Federal Argentina; como también de los pertenecientes a la
Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina, en estos últimos casos exclusivamente a los
efectos concernientes a la seguridad interior, y de los existentes a nivel provincial de acuerdo a los
convenios que se celebren.
Estará integrada por personal superior de Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional,
Prefectura Naval Argentina, policías provinciales, y los funcionarios que fueran necesarios.
Art. 17. — La Subsecretaría de Seguridad Interior tendrá las siguientes funciones:
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TÍTULO III
De los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional
Art. 19. — Será obligatoria la cooperación y actuación supletoria entre Policía Federal,
Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina.
Art. 20. — Los efectivos de cualesquiera de las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del
Estado nacional podrán actuar en jurisdicción atribuida a otras en persecución de delincuentes,
sospechosos de delitos e infractores o para la realización de diligencias urgentes relacionadas con
su función, cuando esté comprometido el éxito de la investigación, debiendo darse inmediato
conocimiento, y dentro de un plazo no mayor de cuatro horas con la excepción del delito de
abigeato, al Ministerio del Interior y a la institución policial o de seguridad titular de la jurisdicción.
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Se procurará establecer mediante convenio, análogas obligaciones y facultades con relación a las
policías provinciales.
Art. 21. — Las instituciones policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional son
consideradas en servicio permanente. Sus miembros ejercerán sus funciones estrictamente de
acuerdo con las normas constitucionales, legales y reglamentarias vigentes y a un principio de
adecuación de los medios a emplear en cada caso, procurando fundamentalmente la preservación de
la vida y la integridad física de las personas que deban constituir objeto de su accionar.
Art. 22. — Los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad que integran el sistema de seguridad
interior no podrán ser empeñados en acciones u operaciones no previstas en las leyes de la Nación.
Por otra parte, los aludidos cuerpos y fuerzas deberán incorporar a sus reglamentos las
recomendaciones del Código de Ética Profesional establecido por la Asamblea General de las
Naciones Unidas.
TÍTULO XV
Del empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
Art. 23. — El empleo de las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del ámbito de las
normas que reglan la jurisdicción federal estará estrictamente sujeto al cumplimiento de alguno de
los siguientes supuestos:
a) Cuando están en peligro colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los
habitantes de una región determinada;
b) Cuando se encuentran gravemente amenazados en todo el país o en una región
determinada del mismo, los derechos y garantías constitucionales o la plena vigencia
de las instituciones del sistema representativo, republicano y federal;
c) En situación de desastre según los términos que norman la defensa civil.
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Art. 26. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con el resto de
los organismos nacionales y provinciales cuyos medios se prevea emplear en las operaciones de
seguridad interior o situación de desastres según las normas que reglan la defensa civil, a fin de
coordinar su asignación en forma y oportunidad.
Art. 27. — En particular el Ministerio de Defensa dispondrá — en caso de requerimiento del
comité de crisis — que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior mediante
la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria,
construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones, para lo cual se
contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el Centro de
Planeamiento y Control de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
Art. 28. — Todo atentado en tiempo de paz a la jurisdicción militar, independientemente de
poner en forma primordial en peligro la aptitud defensiva de la Nación, constituye asimismo una
vulneración a la seguridad interior.
Art. 29. — En los casos previstos en el artículo 28 constituye una obligación primaria de la
autoridad militar la preservación de la fuerza armada y el restablecimiento del orden dentro de la
aludida jurisdicción, de conformidad con las disposiciones legales vigentes en la materia.
Art. 30. — Para los supuestos del artículo 28, en cuanto a los aspectos relativos a la seguridad
interior, el Consejo de Defensa Nacional creado por la ley 23.554 y el Consejo de Seguridad
Interior establecerán la adecuada coordinación del apoyo que las fuerzas de seguridad y policiales
pueden brindar en esas circunstancias en lo atinente a la preservación del orden en el ámbito
territorial militar.
TÍTULO VI
Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de
seguridad interior
Art. 31. — Sin perjuicio del apoyo establecido en el artículo 27, las fuerzas armadas serán
empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior dentro del territorio nacional en aquellos
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casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte insuficiente
a criterio del presidente de la Nación para el cumplimiento de los objetivos establecidos en el
artículo 2º.
Art. 32. — A los efectos del artículo anterior el presidente de la Nación, en uso de las
atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso 17 de la Constitución Nacional, dispondrá el
empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento de la normal
situación de seguridad interior, previa declaración del estado de sitio.
En los supuestos excepcionales precedentemente aludidos, el empleo de las fuerzas armadas se
ajustará, además, a las siguientes normas:
a) La conducción de las fuerzas armadas, de seguridad y policiales nacionales y
provinciales queda a cargo del presidente de la Nación asesorado por los comités de
crisis de esta, ley y la 23.554;
b) Se designará un comandante operacional de las fuerzas armadas y se subordinarán al
mismo todas las demás fuerzas de seguridad y policiales exclusivamente en el
ámbito territorial definido para dicho comando;
c) Tratándose la referida en el presente artículo de una forma excepcional de empleo,
que será desarrollada únicamente en situaciones de extrema gravedad, la misma no
incidirá en la doctrina, organización, equipamiento y capacitación de las fuerzas
armadas, las que mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley
23.554.
TÍTULO VII
Del control parlamentario de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia
Art. 33. — Créase una Comisión Bicameral de Fiscalización de los órganos y actividades de
seguridad interior e inteligencia.
Tendrá por misión la supervisión y control de los órganos y organismos de seguridad interior e
inteligencia actualmente existentes, de los creados por la presente ley y de todos los que se crearán
en el futuro.
Art. 34. — La comisión estará integrada por seis miembros de la Cámara de Senadores e igual
número de miembros de la Cámara de Diputados designados por las Cámaras respectivas. Tendrá
carácter permanente y dictará su propio reglamento interno.
Art. 35. — La comisión verificará que el funcionamiento de los árganos y organismos referidos
en el artículo 33, se ajuste estrictamente a lo preceptuado en las normas constitucionales, legales y
reglamentarias vigentes, constatando la estricta observancia y respeto de las garantías individuales
consagradas en la Constitución Nacional, así como de las disposiciones contenidas en la
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Convención Americana de Derechos Humanos denominada “Pacto de San José de Costa Rica”,
incorporada a nuestro ordenamiento legal por ley 23.054.
Art. 36. — La comisión tendrá todas las facultades y atribuciones necesarias para el
cumplimiento de su cometido y, en especial, para la realización de las investigaciones que fueran
pertinentes en los órganos y organismos aludidos en el artículo 33.
Quedará especialmente facultada para:
a) Requerir de todo organismo o ente público nacional, provincial o municipal, como
asimismo de entidades privadas, toda la información que estime necesaria, la que deberá ser
suministrada;
b) Requerir del Poder Judicial cite y haga comparecer con el auxilio de la fuerza pública a las
personas que se considere pertinentes, a fin de exponer sobre hechos vinculados a la
materia de la comisión;
c) Requerir de los organismos judiciales pertinentes, se impida la salida del territorio nacional,
sin autorización, de aquellas personas que constituyeran objeto de las investigaciones a
emprenderse;
d) Proponer al Poder Ejecutivo nacional medidas tendientes a la superación de las deficiencias
que se advirtieran con motivo de las investigaciones propuestas.
Art. 37. — La comisión producirá anualmente un informe público a las Cámaras de Senadores y
de Diputados y un informe secreto dirigido a las Cámaras referidas y al Poder Ejecutivo nacional,
en el cual informará al respecto de los resultados de la labor desarrollada y las mejoras que crea
necesario implementar.
En caso de existir disidencias entre los miembros de la comisión, la misma podrá producir tantos
informes en minoría como disidencias existan en su caso.
TÍTULO VIII
Disposiciones transitorias y complementarias
Art. 38. — Derógase el artículo 13 de la ley 23.554, así como el cuadro anexo al mismo.
Art. 39. — La Policía Federal Argentina dependerá orgánica y funcionalmente del Ministerio del
Interior.
Art. 40. — Los gastos que demande la implementación de las disposiciones de la presente ley, se
sufragarán con fondos provenientes de las partidas presupuestarias nacionales para la función
seguridad que anualmente se aprueben, y con los aportes que determine en forma anual el Consejo
de Seguridad Interior proporcionalmente para cada provincia.
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Registro de la Propiedad
Intelectual Nº 213.145
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50ª REUNIÓN – 25ª SESIÓN ORDINARIA
18 DE DICIEMBRE DE 1991
Sr. Aguirre Lanari. — Como bien se ha señalado, el proyecto que vamos a considerar es el
resultado de distintos aportes, de diferentes tendencias o ideologías. Finalmente, luego de
numerosas deliberaciones y estudios se llegó a una solución de consenso político entre los
distintos bloques que conforman la Cámara de Diputados de la Nación, culminando así una tarea
que empezó por 1987 y continuó hasta 1990.
Este consenso es bueno, y mucho más cuando se trata de un tema que fue y seguirá siendo en
ciertos aspectos conflictivo. Pero venimos así a cumplir con una prescripción que ya había
establecido la ley de defensa en su artículo 4º, cuando, disponía que oportunamente se dictara
una ley de seguridad interior, partiendo de la tajante división que se hacía entre la defensa
nacional — observada desde el punto de vista de las relaciones exteriores — y la seguridad
interior, concepto discutido entonces y ahora por quienes entienden que la seguridad nacional es
una e indivisible.
No quiero adelantar este tema sino formular alguna advertencia previa que considero
absolutamente necesaria. Lo que expuse muestra dos aspectos. Uno, como dije, es que este
proyecto es fruto de un consenso largamente elaborado. Por lo tanto, parece difícil que hagamos
cualquier modificación en este momento, salvo las que sean evidentemente necesarias.
Por otra parte, la sanción del proyecto sin modificaciones, en base a este consenso al que me
referí, alentó el dictamen en mayoría debido a la urgencia con que se viene reclamando su
sanción. Por eso se firmó tal dictamen, aunque posteriormente surgieron disidencias.
Creo — y hablo a título personal — que algunas de esas disidencias pueden ser y son
atendibles. Pero la existencia de ellas nos colocan frente a la necesidad de transitar uno u otro
camino. O no aceptamos ahora estas modificaciones, si es que hubiera acuerdo, con el peligro de
la dilación en la sanción del proyecto y de un eventual rechazo por parte de la Cámara iniciadora,
que es previsible que insista en base al consenso obtenido en su oportunidad, o bien sancionamos
ahora el proyecto sin introducir modificaciones y luego acometemos las que sean del caso, en
virtud de una ley posterior.
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
El proyecto surge por la necesidad de ordenar normas que atañen a la defensa y a la seguridad,
así como también para compatibilizarlo con las garantías y libertades individuales. Un tema
medular que da respuesta a una realidad es que venimos ahora a contemplar la actuación de las
fuerzas armadas en casos en que por la gravedad de la situación deba garantizarse la seguridad
interior. En tal sentido, el proyecto no hace más que reglamentar la previsión constitucional que
atribuye al Poder Ejecutivo nacional — presidente de la Nación — funciones atinentes a su
condición de comandante en jefe de las fuerzas armadas; es decir, ejercer los poderes militares
que constitucionalmente tiene. Se trata de poderes y atribuciones que le han sido conferidos de
manera clara, expresa y concluyente en nuestra ley fundamental.
Cuando consideramos el proyecto de ley de defensa nacional formulé algunas expresiones
que, con el permiso de la Cámara, voy a leer. En el mes de abril de 1988, entre otros conceptos,
dije: “El presidente debe disponer de las fuerzas armadas porque eso es lo que establece
específica y taxativamente la Constitución de la Nación en su artículo 86, inciso 17º”. Más
adelante completé la idea con lo siguiente: “Es evidente que en ejercicio de sus poderes de
guerra el presidente de la República puede apelar a la Gendarmería Nacional, a la Prefectura
Naval Argentina y a la Policía Federal Argentina para la realización y apoyo de tareas bélicas
que hagan a la defensa exterior. Es evidente también que en caso de conmoción interior, si la
situación así lo urge, no podría prescindirse de la actuación de las fuerzas armadas. La defensa
de la sociedad y del orden constitucional deben ejercerse con todos los recursos con los que
cuenta el Estado, siendo el presidente de la República en ejercicio de sus atribuciones
constitucionales y sin limitaciones legales, el encargado de dirigir las operaciones y de apelar
al concurso de la o las fuerzas que estime necesarias y convenientes. Son las circunstancias de
hecho imposibles de prever exactamente apriori en una ley las que aconsejarán en cada caso la
conducta a seguir”. Y más adelante, dije: “En realidad perderíamos el rumbo si olvidamos al
buscar soluciones cuál es la norma superior que rige, en todos los asuntos, la cual por ser ley
fundamental no puede ser contradicha ni alterada por la legislación ordinaria. Es la Cons-
titución Nacional la que nos da el rumbo preciso y la que muestra a través de distintas
disposiciones, que la defensa es una sin que puedan hacerse compartimientos estancos entre lo
interior y lo exterior. La Constitución trata el tema conjuntamente, con ello nos da el rumbo
acertado. Ya el Preámbulo nos habla del objeto de 'proveer a la defensa común'. No expresa
diferencia en cuanto a lo externo y lo interno”.
Señor presidente: creo que lo que entonces dije en este recinto no ha perdido actualidad. En
cierta forma fuimos un tanto proféticos cuando postulamos la imposibilidad de separar lo externo
de lo interno en materia de seguridad colectiva, ya que algunos meses más tarde, en enero de
1989, se produjeron los luctuosos acontecimientos de La Tablada. Tal fue la magnitud de este
acto terrorista que hubo que acudir a las fuerzas para la represión. Sin duda alguna se acudió
bien; esta intervención no podía ser tachada de ilegal aunque la ley de defensa no permitía el
empleo de las fuerzas armadas.
La disposición del artículo 2º de la ley 23.554 que se refería específicamente a las agresiones
de tipo externo, debía completarse: y se complementa ahora con lo que establecen los artículos
28 y 31 del proyecto que estamos considerando, que prevén que en casos excepcionales en los
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
que el sistema de seguridad interior resultara insuficiente podrán emplearse, a criterio del
presidente de la Nación, las fuerzas armadas. Esto no podía ser de otra manera. También queda
librada la decisión al criterio de quien reviste la calidad de comandante en jefe de las fuerzas
armadas de la Nación por expreso mandato constitucional y conforme lo determina el artículo
86, inciso 15, de la ley fundamental.
No se me escapa que en este provecto puede haber aspectos pasibles de crítica. En ciertos
puntos quizá sea excesivamente reglamentarista y llegue a crear una multitud de organismos que
pueden llevar a un conjunto que exprese una verdadera maraña burocrática. También es cierto
que peca por excesivas definiciones incurriendo en algo que no es aconsejable desde el punto de
vista de la técnica legislativa.
Pero creo que estos aspectos, que son menores, no habrán de atentar contra el funcionamiento
eficaz de los mecanismos de seguridad que el proyecto de ley busca resguardar.
También es acertado que se consagren garantías de protección de los derechos individuales de
los habitantes. En este sentido quiero destacar la previsión expresa acerca de la intervención del
Congreso, contemplada en uno de los últimos capítulos. En el artículo 33 del proyecto se crea
una comisión bicameral de fiscalización de los organismos de seguridad interior e inteligencia.
El proyecto de ley — trataré de ser sucinto — contiene una serie amplia de disposiciones.
Básicamente, conforme indica su artículo 1º, establece “... las bases jurídicas, orgánicas y
funcionales del sistema de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de
policía tendiente a garantizar la seguridad interior”
En el artículo 2o del título I queda definida la seguridad interior como “...la situación de hecho
basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la vida y el patrimonio
de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las instituciones del sistema
representativo, republicano y federal que establece la Constitución Nacional”.
En el título siguiente se establecen las autoridades que forman parte del sistema de seguridad
interior. Según lo enumera el artículo 7º, forman parte de este sistema de seguridad el presidente
de la Nación, los gobernadores de las provincias que adhieran a la presente ley, el Congreso
Nacional, los ministros del Interior, de Defensa y de Justicia, la Policía Federal y las propias de
aquellas provincias que adhieran a la ley, la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval
Argentina.
Tal vez exista alguna omisión con respecto a organismos de la Fuerza Aérea pero creo que
dentro de la reglamentación pueden encontrase soluciones en esta materia. Me estoy refiriendo a
la Policía Militar Aeronáutica.
Para la conducción política del esfuerzo nacional de policía se dará preminencia al Ministerio
del Interior por delegación del presidente de la Nación. Se establece cuáles son sus facultades, y
conforme al artículo 9º se crea el Consejo de Seguridad Interior, con la misión de asesorar al
ministro del Interior en la elaboración de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad
interior.
Dicho consejo estará integrado por miembros permanentes y no permanentes. Entre los
primeros se encuentran el ministro del Interior, qué actuará como presidente; el ministro de
Justicia, el secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
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CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
el mismo consenso que ha guiado el camino para la sanción definitiva de este proyecto, mañana
tratemos las reformas que resulten oportunas.
Por estas razones, solicito la aprobación del proyecto en consideración.
Sr. Presidente (Brasesco). — Dado que debo hacer uso de la palabra en nombre de mi bloque,
solicito al señor vicepresidente 2° que ocupe la Presidencia.
Sr. Presidente (Aguirre Lanari). — Tiene la palabra el señor senador por Entre Ríos.
Sr. Brasesco. — Señor presidente: el ex señor senador Grosso, a quien hoy le aceptamos su
renuncia para que pueda ocupar la vicegobernación de la provincia de Córdoba, era quien tenía
que hablar en nombre de nuestro bloque.
Atento a que el señor miembro informante de la Comisión de Asuntos Constitucionales me ha
encomendado la tarea de fijar nuestra posición, debo manifestar que éste es un proyecto de ley
que tiene una larga maduración. Es una disposición producto de un consenso en la Cámara de
Diputados; las grandes mayorías se pusieron de acuerdo y de ese consenso surgió esta ley, que
demuestra el esfuerzo que' ponemos en perfeccionar la democracia. Esto nos ha permitido
brindar a la sociedad este instrumento.
El artículo 4o de la ley 23.554 estableció la necesaria distinción entre los ámbitos de la defensa
nacional y de la seguridad interior y dispuso que ésta última, sería reglada por una ley especial.
De la diferencia de naturaleza de la defensa nacional y de la seguridad interior se derivan
diferencias fundamentales entre los procedimientos a seguir y los medios a emplear en uno y otro
caso. En materia de seguridad interior debe primar la racionalidad en el empleo de los medios, la
proporcionalidad entre medios y fines y la estricta adecuación de los primeros a los segundos,
dado que el propósito consiste en definitiva en preservar la tranquilidad pública y, en caso
necesario, en someter a los imputados de los hechos a la decisión de la Justicia.
Las características de la problemática de la seguridad interior se refieren a un tema
esencialmente político e instrumentalmente técnico — policial. Dicha circunstancia impone que
el área gubernamental que debe poseer la responsabilidad primaria sea el Ministerio del Interior.
En tal sentido, así como en las modernas concepciones de la defensa nacional el Ministerio de
Defensa ejerce la conducción política y administrativa de las fuerzas armadas, el logro de la
seguridad interior requiere el fortalecimiento del rol del Ministerio del Interior, especialmente en
cuanto a las facultades de diseño y control de las políticas de seguridad interior, así como la
coordinación y supervisión del accionar de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad a cuyo
cargo se encuentra la materialización del esfuerzo nacional de policía.
Dicha coordinación ha estado dificultada en nuestro país por la presencia de dos sistemas
distintos de seguridad interior: uno conducido por el Ministerio del Interior e integrado por la
Policía Federal Argentina y las provinciales, éstas últimas en el marco de los convenios
existentes y otro, integrado por las fuerzas de seguridad y conducido por las fuerzas armadas.
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El proyecto opta por otorgar al Ministerio del Interior las facultades necesarias para ejercer su
responsabilidad en el esfuerzo nacional de policía. Así está previsto expresamente, además de la
tradicional dependencia orgánica y funcional de la Policía Federal Argentina del Ministerio del
Interior, que éste tenga a su cargo la conducción superior de las fuerzas de seguridad a los fines
vinculados con la seguridad interior, sin perjuicio de las funciones que tienen ellas derivadas de
la Ley de Defensa Nacional.
También el proyecto establece que a tal fin el Ministerio del Interior tendrá facultades de
formulación de las políticas correspondientes al ámbito de la seguridad interior, así como la
elaboración de las doctrinas y planes, y de ejecución de las acciones tendientes a garantizar un
adecuado nivel de seguridad interior.
Por otra parte, se ha contemplado que este ministerio está facultado para intervenir en la
determinación de la organización, doctrina, despliegue, capacitación y equipamiento de la
Gendarmería Nacional y de la Prefectura Naval Argentina para los fines establecidos en el
proyecto.
Para la materialización de la expresada coordinación se ha contemplado la creación de los
siguientes órganos: el Consejo de Seguridad Interior, el Comité de Crisis, la Subsecretaría de
Seguridad Interior, el Centro de Planeamiento y Control y la Dirección de Inteligencia Interior.
Por otra parte, frente a situaciones que pudieran desbordar las capacidades del sistema de
seguridad interior previsto en el proyecto, se establecen mecanismos tendientes a precisar el
ejercicio por parte del presidente de la Nación, en materia de seguridad interior, de las facultades
que le confieren los incisos 15 y 17 del artículo 86 de la Constitución con relación a las fuerzas
armadas.
En definitiva, creo que la sanción de este proyecto tendrá como consecuencia el
establecimiento de un sistema de seguridad interior eficaz para el cumplimiento de su función
específica y, por ende, que otorgue a los habitantes de nuestro país un mayor grado de seguridad
mediante la preservación de los derechos y garantías constitucionales.
A tal efecto quiero indicar sucintamente cuál es el esqueleto de este proyecto de ley en
revisión sobre seguridad interior.
El artículo 1º, Título I establece las bases jurídicas y el marco de la ley y el 2º define la
seguridad interior. Por su parte, el artículo 3º manifiesta que la seguridad interior implica el
empleo de los elementos humanos y materiales de todas las fuerzas policiales y de seguridad de
la Nación, para alcanzar los objetivos previstos por el artículo 2º.
El artículo 4º se refiere al ámbito territorial que es la Nación, y el 5° a las garantías a las
jurisdicciones provinciales mediante adhesión por convenio.
El Título II, referente al sistema de seguridad interior, comprende entre otros el artículo 7º que
determina quienes forman el sistema. El 8º señala que el Ministerio del Interior, por delegación
del presidente de la Nación, ejerce la conducción; también crea la Subsecretaría de Seguridad
Interior. El artículo 9º crea el Consejo de Segundad Interior y el 10 establece sus funciones. El
11 menciona los miembros permanentes y no permanentes del Consejo de Seguridad Interior. El
artículo 13 crea el Comité de Crisis, que actuará en el ámbito del Consejo de Seguridad Interior
en los casos en que haya que restablecer la seguridad interior. El artículo 14 establece como
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Por otro lado, el artículo 29 dice: “En los casos previstos en el artículo 28 constituye una
obligación primaria de la autoridad militar de la preservación de la fuerza armada y el
restablecimiento del orden dentro de la aludida jurisdicción, de conformidad con las
disposiciones legales vigentes en la materia.”
Estos artículos hacen referencia a un caso típico, como el ocurrido en el asalto y toma del
cuartel de La Tablada. En ese momento se especificó claramente, frente a controversias que se
entablaron, atento a que estaba vigente la ley de defensa, la separación tajante que toda la
civilidad argentina sin distinción de banderías políticas comparte acerca de quiénes tienen que
sellos que actúen en la seguridad interior y quiénes en la defensa nacional. Se especificó
claramente que la actuación del Ejército Argentino en el asalto al cuartel de La Tablada
constituyó un acto de defensa y de ejercicio de la policía dentro del ámbito propio de la
jurisdicción militar, circunstancia por la cual era totalmente compatible, clara y concreta con la
vigencia de la ley de defensa.
Por eso considero que los artículos 28 y 29 de este proyecto, que cuenta con sanción de la
Cámara de Diputados, viene a ratificar esa posición y a clarificar esa concepción de que las
fuerzas armadas tienen el poder de policía dentro de su propia jurisdicción militar y son las
primeras que tienen que hacer la propia defensa de sus cuarteles, sin perjuicio de la
implementación del articulado de la iniciativa.
Por otra parte, señor presidente, el artículo 31 dice: “Sin perjuicio del apoyo establecido en el
artículo 27, las fuerzas armadas serán empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior
dentro del territorio nacional en aquellos casos excepcionales en que el sistema de seguridad
interior descrito en esta ley resulte insuficiente a criterio del presidente de la Nación para el
cumplimiento de los objetivos establecidos en el artículo 2º. “Yo creo que es esencial un
agregado en este artículo pero por supuesto no lo proponemos sino que lo dejamos como
observación. Como se dice “aquellos casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior
descrito en esta ley resulte insuficiente a criterio del presidente de la Nación”, se debería decir
“previa consulta con el Consejo de Seguridad.”¿Por qué digo “previa consulta con el Consejo de
Seguridad”? No es, bajo ningún concepto, pava restar facultades que la Constitución confiere al
presidente de la Nación. Pero como se habla de criterio y de insuficiencia de las fuerzas de
seguridad, se hace necesario el asesoramiento o la consulta, aun cuando ésta no sea obligatoria.
Si hacemos un pequeño repaso de las fuerzas de seguridad que tenemos en el país, nos
daremos cuenta de que los efectivos de la Policía Federal quizás sean superiores a los de la
Gendarmería Nacional, sobre todo en zonas donde específicamente la Gendarmería Nacional
cumple sus funciones.
Si a esto agregamos las fuerzas policiales provinciales y la Prefectura Naval, nos
encontraremos con que el criterio del señor presidente de la Nación estará avalado por una
consulta al Consejo de Seguridad, consulta no obligatoria en su cumplimiento pero que tiene que
ver con el resguardo de lo que el proyecto de ley ha pretendido: dividir las aguas entre la defensa
nacional y la defensa de la seguridad interior.
Por eso creo que esto es muy importante y deberá ser tenido en cuenta con posterioridad
porque, sin lugar a dudas, una vez promulgada la ley vamos a tener la crítica jurídica de nuestros
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constitucionalistas y también el estudio sereno y meditado de todas las corrientes políticas que
van a tratar — como lo han hecho en este consenso — de ir perfeccionando el ejercicio de la
seguridad interior con la separación de la defensa nacional y al mismo tiempo garantizar los
derechos individuales.
Pero indudablemente también este proyecto trae algo que nos enorgullece a todos: el control
parlamentario de los órganos y de la actividad de la seguridad interior y de inteligencia.
Dependerá de la capacidad militante en la actividad parlamentaria y en la vocación republicana
de los señores senadores y diputados de la Nación que este título VII del proyecto funcione como
debe ser.
Frente a todas las observaciones que podamos hacer a esta iniciativa que ha nacido del
consenso, surge la garantía de la intervención pluralista del pensamiento político argentino a
través del Parlamento nacional.
Por eso, señor presidente, también quiero señalar que esta ley no incorpora a las fuerzas
armadas al sistema de seguridad interior, sino que las convoca en forma excepcional. Al respecto
he manifestado mi disenso con el pensamiento del señor senador Bravo Herrera cuando proponía
la incorporación de las fuerzas armadas en el sistema de seguridad interior.”
En este momento podría repetir las apreciaciones que hicieron los hombres de la bancada de la
Unión Cívica Radical, y por qué no las que formularon los hombres del justicialismo, al
discutirse este proyecto de ley en la Cámara de Diputados de la Nación. No lo voy a hacer, pero
sí quiero recordar lo siguiente: algo pasó en la República Argentina antes de 1983, y una de las
cosas más tremendas que le pasó a nuestro país fue colocar a las fuerzas armadas en la seguridad
interior, y ello fue así porque estaba imperando la famosa doctrina de la seguridad nacional.
El fundamento filosófico de este proyecto de ley, más allá de las observaciones y de nuestro
disenso, es que en la seguridad interior las fuerzas armadas no están presentes, ellas tienen otro
papel y otra función que, en este momento, va a permitir que ellas mismas puedan asumir sus
propias responsabilidades, sabiendo ellas y también los gobernantes cuál es el límite de su propia
actuación profesional. Asimismo, este proyecto de ley no es sólo para este gobierno sino que es
para el país, para los futuros poderes ejecutivos y parlamentos, y también para nuestro pueblo.
Entiendo que una vez sancionada, la ley necesitará reformas, porque empezamos con un
proyecto que se va a transformar en una ley imperfecta, con interrogantes, posiblemente por la
susceptibilidad que lógica y humanamente debemos tener todos los argentinos que vivimos una
época de persecución, de violaciones del Código Penal, del debido proceso, de las cartas de las
Naciones Unidas y de los derechos humanos. Por eso tenemos el deber de tener nuestros
interrogantes, que dejamos plasmados en este debate; no por sospechar del funcionario de turno
sino porque tenemos la necesidad de perfeccionar el instrumento legal para que nadie — ni el
bueno ni el regular ni el malo — pueda salirse del camino.
Con esta concepción, y respetando el trabajo realizado por muchos hombres de mi partido,
entre los que brilló el del diputado Victorio Osvaldo Bisciotti por su capacidad de consenso, la
bancada a la que represento votará afirmativamente en general este proyecto. En la consideración
en particular formularemos las observaciones pertinentes, invitando a los demás integrantes del
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10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
cuerpo a pensar y a meditar las reformas que consideramos necesarias para perfeccionar este
proyecto de ley.
Señor presidente: con estas pocas y deshilvanadas palabras dejo sentada la posición de la
Unión Cívica Radical. Se trata de una concepción de oposición crítica y constructiva que
pretende colaborar, como es nuestra obligación, para encontrar el camino de perfeccionamiento
de nuestra democracia.
Debo señalar que en algunas oportunidades somos fieros críticos y, más de una vez, en
defensa de nuestros principios y forma de ver el país, no sólo llegamos a tirar una piedra sino que
se nos escapa un poco de barro frente a nuestros adversarios. Pero lo hacemos con vocación de
servicio y de unidad nacional.
Sr. Presidente (Aguirre Lanari). — Tiene la palabra el señor senador por el Neuquén.
Sr. Solana. — Señor presidente: si tuviese un discurso escrito y decidiera guiarme por algún
sentimiento de tipo parlamentario, simplemente, solicitaría en este momento que se incorporara
al Diario de Sesiones porque no me resulta cómodo expresarme en un recinto semidesierto.
Pero como no lo tengo voy a hacer algunas breves manifestaciones para expresar el sentido del
voto afirmativo que mantenemos los senadores integrantes del Movimiento Popular Neuquino.
Este es un proyecto de ley muy importante que tiene la finalidad de crear bases que garantizan
la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes del país, sus derechos y garantías, y la plena
vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano, y federal, tal como lo
establece nuestra Constitución.
El tratamiento de una norma de tan amplio y significativo alcance merece nuestra aprobación
en general, ya que la misma permitirá no sólo dar cumplimiento a los objetivos previstos en la
Constitución y que atañen a las facultades de la que está investido el Poder Legislativo, sino que
contribuirá a satisfacer las necesidades individuales de las personas y los intereses de la Nación
en su conjunto.
El proyecto de ley de seguridad interior complementa el sistema de seguridad nacional que se
encuentra integrado por la ley 23.554, de defensa nacional.
No obstante lo expuesto, la simple lectura del articulado del proyecto en consideración nos
obliga a efectuar algunas observaciones preliminares.
Sr. Solana. — En primer término, advertimos que la seguridad interior con los propósitos
señalados no se logrará con la sola sanción y cumplimiento de esta ley. Por el contrario, para ello
será necesario dotar a las fuerzas policiales y de seguridad de los recursos correspondientes para
permitirles cumplir de manera oportuna y eficiente la misión que la norma les encomienda. En
este sentido resulta encomiable la tarea de planificación y coordinación que contiene el proyecto
de ley.
También será indispensable contar con un poder judicial independiente que disponga de los
elementos necesarios y los instrumentos técnicos legales adecuados a la realidad que vivimos.
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Tan solo cuando las fuerzas policiales y de seguridad y las autoridades judiciales cuenten con
tales recursos habremos brindado a la sociedad los elementos indispensables que permitan llevar
a cabo la correcta prevención y represión del delito en sus distintas expresiones, alcanzando así
los propósitos que el provecto de ley enuncia en su título I.
De todas formas, este proyecto constituye una importante contribución a los fines señalados.
Permítame por ello, señor presidente, indicar los aspectos que en mi opinión justifican su
aprobación en general.
Es importante implementar un sistema de seguridad interior que preserve el federalismo
manteniendo incólume la autonomía provincial y, al mismo tiempo, prevea la adhesión
voluntaria de las provincias al sistema de seguridad cuya creación se establece en el proyecto.
Ello íes permitirá a ellas conservar su autoridad en esta materia, que no fue delegada a la Nación,
y también facilitará la integración en la aplicación de políticas y mecanismos necesarios para
alcanzar niveles de seguridad interior en toda la Nación.
Asimismo, debemos destacar la importancia de aplicar un sistema en el que las fuerzas
policiales y de seguridad y las fuerzas armadas mantengan papeles perfectamente definidos. Ello
evitará repetir experiencias pasadas y permitirá lograr que cada una cumpla satisfactoriamente la
misión que la norma le asigna, manteniéndose siempre sujeta a las órdenes de las autoridades
constituidas conforme a la Constitución.
Sin embargo, lo expuesto exige destacar también algunas circunstancias que en mi opinión
podrán dificultar la aplicación del régimen en consideración. En este sentido debo señalar el
excesivo detalle en que se incurre en algunas disposiciones y que hubiera sido conveniente dejar
para la reglamentación, hecho que ya ha sido señalado en su discurso por el señor senador por
Corrientes.
Por otra parte, es conveniente otorgar mayor participación al Ministerio de Justicia, atento a la
significativa vinculación que las áreas que integran el sistema de seguridad interior guarda con
los asuntos que son de competencia de ese ministerio. Ello contribuirá, además, a asegurar que
las actividades desarrolladas con motivo de la aplicación de esta norma se encaucen dentro del
marco de legalidad indispensable en este tipo de tareas.
Debo advertir, por último, que la reglamentación y los recursos que se otorgan al Consejo de
Seguridad Interior y a los comités de crisis que eventualmente se constituyan deberán brindar la
agilidad necesaria para afrontar con rapidez y eficiencia el cumplimiento del objetivo tenido en
cuenta para su creación.
No obstante estas observaciones, considero que resulta necesario implementar un sistema que
permita el resguardo, y protección de los derechos individuales y garantice, mediante la vigencia
del estado de derecho, la defensa de la sociedad en su conjunto. Dicha necesidad será cubierta, al
menos en el marco que le compete y con las limitaciones antes expuestas, con el presente
proyecto de ley.
Por estos motivos simplemente expuestos, señor presidente, manifestamos nuestra
conformidad en general para la sanción del proyecto en consideración.
Sr. Presidente (Brasesco). — De acuerdo con la lista de oradores, tiene la palabra el señor
senador por Corrientes, doctor Romero Feris.
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Sr. Romero Feris. — Señor presidente: hemos escuchado las distintas exposiciones, entre
ellas la del miembro informante, el senador doctor Aguirre Lanari, y esta tarde estamos tratando
este anunciado proyecto de ley de seguridad interior.
Ya desde el año 1987, al convocar el anterior gobierno a lo que fue dado en llamar la mesa del
consenso democrático, luego de las elecciones de aquel año y con la intención de encontrar un
acuerdo sobre lineamientos generales en temas cruciales para el país, tuvimos oportunidad de
exponer claramente nuestras ideas y conceptos con respecto a la defensa y la seguridad interior.
Nació allí lo que luego con modificaciones terminó aprobando este Honorable Congreso como
ley de defensa nacional, fruto del acuerdo de las dos fuerzas mayoritarias representadas en este
Parlamento, y muchas fueron las observaciones que señalé en oportunidad de debatirse aquel
proyecto que después se convirtiera en ley, por considerar que estaba impregnado de un exceso
de ideología, respondiendo en muchas de sus partes a circunstancias políticas coyunturales eme
entiendo no son buenas consejeras al momento de redactar leyes marco para temas tan
trascendentes como son la defensa nacional — considerado en aquella oportunidad — y la
seguridad interior, que hoy estamos analizando.
Conozco la posición antes señalada de la mayoría, que encaró el tema discriminando
claramente lo que debían ser la defensa y la seguridad interior. Con definiciones tajantes incluso
en el caso de la ley vigente de defensa, recortaban las facultades constitucionales — a mi
entender — del presidente como jefe supremo de las fuerzas armadas; y destacamos también
aquella vez eme nos parecía absurdo el cuadro anexo incorporado como parte del mismo
proyecto, en el que se pretendía reducir la dinámica de la realidad a cuatro definiciones en el
marco de la situación interna nacional, que el proyecto denominaba conflicto social localizado,
conflicto social generalizado, agresión interna y agresión militar, conceptos éstos que en ningún
momento se intentó definir.
Menciono lo expuesto porque allí se vedaba la utilización de las fuerzas armadas en los tres
primeros supuestos, y sólo se autorizaba al Poder Ejecutivo nacional a usar las mismas en el
marco interno en el caso de agresión militar.
Insistimos en que la posición sostenida restringía las facultades que la Constitución Nacional
otorga a través de los incisos 15 y 19 del artículo 86 al presidente de la Nación, es decir, al
comandante en jefe de las fuerzas armadas, para que él disponga de las fuerzas militares según
las necesidades de la Nación. La ley de defensa vigente veda el uso de las fuerzas armadas en el
marco interno aun en el caso que el cuadro anexo define como agresión interna, de lo que se
deduce que no lo autoriza ni aun cuando sean rebasadas las fuerzas de seguridad. Sin embargo,
encuentra inconveniente en autorizar el uso de las fuerzas de seguridad en el marco externo
como complemento de las fuerzas armadas y con dependencia de comandos operacionales
militares.
El 22 de junio de 1989 presentamos un proyecto de modificación de la ley de defensa,
tendiente a perfeccionar el artículo 2º, que no cabe duda que fue tomado de la legislación
española pero en forma mucho más restringida, ya que allí se establece que las fuerzas armadas
pueden actuar en forma disuasiva o activa para enfrentar cualquier clase de agresión, capacidad
que se restringe en la ley argentina sólo para las agresiones de origen interno.
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complementarias de la ley de defensa que antes citáramos, afirmación que fue rebatida también
en esa oportunidad por quien habla.
Entrando al proyecto en debate, no podemos dejar de destacar el párrafo de los fundamentos
relativo a la regulación del eventual empleo de las fuerzas armadas en seguridad interior,
afirmándose que se ha optado por una definición del papel de dichas fuerzas dotado de la mayor
precisión posible, procurando reglarlo en una norma absolutamente racional, y agregando
textualmente: “despojándola de la carga emocional ínsita en nuestro pasado reciente”
A la luz de todo lo que expresara anteriormente, no puede dejar de ser alentador el
reconocimiento tan claro del peligro de insertar elementos emocionales en normas legales
fundamentales para la República, destinadas a permanecer por largos períodos. Y señalo esto
porque precisamente las contradicciones de la ley de defensa y de los decretos que
posteriormente en forma presurosa fueron dictados para enfrentar situaciones en el marco de la
seguridad interior, en nuestra opinión estaban fuertemente imbuidos de elementos emocionales,
que distorsionaron una clara visión del rol fundamental que deben cumplir las fuerzas armadas y
de seguridad.
Sin duda, los años no han pasado en vano, y la sociedad argentina en su conjunto ha aprendido
mucho de los últimos tiempos de ininterrumpido ejercicio de gobiernos democráticos. Pero no
hemos aprendido a manejarnos en tiempos más breves para encontrar las soluciones que el país
reclama. Cuatro años han pasado para que se cumpla con lo dispuesto en el artículo 4º de la ley
de defensa nacional, que expresaba que la seguridad interior será regida por una ley especial. En
igual lapso, como antes dijéramos, jamás fue convocado el Consejo de Defensa Nacional, y por
ende no se han confeccionado todas las leyes complementarias que dicho consejo debía elaborar.
Entiendo que ha llegado el momento de poner en práctica las disposiciones legales y de
implementar en plazos adecuados lo que las normas imponen, para que no se transformen en
meras declaraciones de deseos. Sin duda, aun en política; a la reflexión debe seguirle el efectivo
lenguaje de los hechos. Y esto, señor presidente, es reclamado imperativamente por la
ciudadanía.
En líneas generales estamos de acuerdo con el sistema de seguridad interior que el proyecto
crea, presidido por el presidente de la Nación, asistido por el ministerio del Interior, con quien
cooperan a su vez los miembros del Consejo de Seguridad Interior y del Comité de Crisis.
Nos parece adecuada la existencia de la Comisión Bicameral de Fiscalización, que permite el
control parlamentario de las actividades que son materia del presente proyecto. Sin duda, le al
Ministerio del Interior ejercer la conducción política del esfuerzo nacional de policía, teniendo a
su cargo la dirección superior de los cuerpos policiales y de las fuerzas de seguridad del Estado
nacional en el cumplimiento de dichos cometidos. Es a través de una subsecretaría de dicho
ministerio que se ejercerá la dirección de la inteligencia interior, y de ella dependerá el centro de
planeamiento y control, que deberá asistir y asesorar al ministerio y al Comité de Crisis en la
coordinación de los cuerpos policiales y de las fuerzas de seguridad.
No me extenderé, señor presidente, en un comentario puntual del proyecto en debate, ya que
esto se ha hecho con bastante propiedad. En líneas generales, nos parece adecuado.
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cuidado reclama nuestro pueblo. Y con este proyecto estamos dando respuesta a ese
requerimiento.
Lo que quiero poner de manifiesto — reitero — es la sensibilidad con que está procediendo
esta dirigencia política. Basta ver el listado de leyes que hemos aprobado en el curso de este
período legislativo para que así quede demostrado.
Otro núcleo de reflexión que me parece importante señalar es el referido a los instrumentos que
en este proyecto se establecen. No reiteraré lo ya dicho por los señores senadores al respecto;
sólo deseo destacar dos elementos que me parecen importantes.
Uno de ellos es un aspecto frente al cual he escuchado algunas críticas, y se refiere
básicamente al sistema de copresidencia previsto para el Comité de Crisis. Estas críticas están
fundadas, seguramente en la dualidad de mando frente a esta situación. Pero creo que se trata de
una solución inteligente en tanto nos permite, por un lado, homogeneizar el accionar de las
fuerzas de seguridad y, por otra parte, dejar a salvo el recaudo de las autonomías provinciales, Si
no hubiese sido imaginado este mecanismo no hubiera existido posibilidad de legislar en esta
materia porque se habría requerido previamente la modificación de nuestro texto constitucional.
Otro, elemento vinculado con estos instrumentos — materia de preocupación de todos los
senadores — es el adecuado respeto a la autonomía provincial, por supuesto. Se trata
específicamente de las situaciones en las que podrán actuar las fuerzas policiales y de seguridad
nacionales más allá de la competencia federal, entendida tanto en el sentido territorial como por
materia, y esto se refiere, obviamente, a situaciones de clara excepcionalidad, tales como las de
peligro colectivo para la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes de una región
determinada, graves amenazas en todo el país o en una parte de él para los derechos y garantías
constitucionales y la plena vigencia de las instituciones del sistema representativo, republicano y
federal, o bien en situaciones de desastre, según los términos que se refieren a la defensa civil.
Queda así excluida toda posibilidad de empleo de las fuerzas federales con finalidades de
limitación de las autonomías provinciales o de sustitución de las facultades de los gobiernos
provinciales para asegurar, en condiciones normales, la seguridad dentro de sus respectivos
territorios.
Otro elemento a que se ha hecho referencia aquí es el papel de las fuerzas armadas en la
seguridad interior. Iniciamos este debate, ya recuperada la institucionalidad en la Argentina,
tironeados por una doble polaridad. Por un lado, estaban aquellos que sostenían la necesidad de
que se tornara imposible la participación de las fuerzas armadas en cualquier situación, por grave
que ésta fuere, basándose en el argumento extremo de que si la situación era de tal desorden que
las fuerzas de seguridad eran superadas, no se justificaba su empleo por el hecho, de que lo que
estaba planteado era la falta de legitimidad de la autoridad constituida; entonces, lo necesario era
la recomposición del consenso de esa autoridad.
Esta posición nos parece exagerada porque, en última instancia, no comprendemos bien cómo
para recuperar el consenso pueden finalmente hacerse distingos sobre si lo que se emplea son las
fuerzas de seguridad o las fuerzas armadas.
En el otro extremo, están aquellos que sostienen que las fuerzas armadas — mejor dicho
estaban, porque creo que estas posiciones han sido superadas por todas las fuerzas políticas —
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deben estar siempre dispuestas para participar en acciones vinculadas con el mantenimiento de la
seguridad interior. Lamentablemente, todos sabemos que el “estar siempre dispuestas” lleva a
deformaciones doctrinarias, orgánicas y funcionales tales que finalmente, les impiden a las
fuerzas armadas cumplir con su misión central, que es la defensa frente a una amenaza exterior.
Creo que la reflexión en el seno de nuestra propia sociedad nos ha permitido llegar a una
situación más equilibrada, que se encuentra plasmada en el texto de este proyecto de ley, donde
el papel de las fuerzas armadas está caracterizado por dos palabritas: “subsidiaridad”, que
vincula la acción de las fuerzas armadas a situaciones de extrema excepcionalidad, y
“complementariedad”, que establece un papel más estable, permanente y de apoyatura de la
estructura de las fuerzas armadas para hacer más eficaz el esfuerzo de la defensa interior,
básicamente por vía del apoyo logístico. Creo que ésta es una situación equilibrada que hemos
alcanzado en este punto del desarrollo de nuestra historia.
El otro elemento que me parece importante destacar es el que se refiere a la protección de los
derechos y garantías de nuestros ciudadanos. En esto hago una reflexión básicamente orientada a
que sea escuchada por los hombres de las fuerzas policiales y de seguridad. No está en el ánimo
del legislador limitar la acción de estas fuerzas ya que sabemos que su accionar debe estar
orientado precisamente a la preservación de estos valores.
Lo que queremos hacer es proteger las instituciones ya los hombres de bien, que sé que son
mayoría dentro de estos organismos, para el adecuado cumplimiento de sus funciones, evitando
las deformaciones que aquellos hombres de conducta desviada, que inevitablemente aparecen en
todas las instituciones y no solamente en las de seguridad y policiales, puedan producir en el
cumplimiento de los objetivos tanto institucionales como de los funcionarios probos.
Por ello, deben encontrar en este control parlamentario que se está conformando en este texto
el pleno respaldo para el desarrollo de su actividad, lo que aún le dará una mayor legitimidad.
Quiero concluir señalando que llegamos a este texto legal luego de un arduo proceso de
sucesivos consensos. Seguramente ninguno de nosotros se va satisfecho totalmente, pero ésta es
la regla de la democracia.
Por otra parte, si entendemos que la idea del consenso no es estática sino que se irá
modificando a través de los instrumentos que generemos, se producirán futuros entendimientos
que dejarán satisfechas nuestras propias conciencias, también modificadas por la experiencia.
Por las razones expuestas, que insisto serán ampliadas en su momento cuando solicite la
inserción en el Diario de Sesiones de algunos apuntes, adelanto nuestro voto afirmativo para la
aprobación en general y en particular del proyecto, de acuerdo con el texto remitido por la
Cámara de Diputados.
Sr. Presidente (Brasesco). — Tiene la palabra el señor senador por San Juan.
Sr. Posleman. — Señor presidente: de alguna manera este proyecto da una respuesta a un
requerimiento permanente de la sociedad argentina respecto de una mayor eficiencia en la lucha
contra la delincuencia de los organismos de seguridad para proteger la libertad, la vida, el
patrimonio, y los derechos y garantías de los ciudadanos .
Esto lo vivirnos permanentemente, lo vemos en los medios de difusión; existen múltiples
expresiones tanto en el interior del país como en los grandes conglomerados urbanos de los
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actuación de las fuerzas armadas cuando se den los requisitos expuestos por los anteriores
oradores, es decir, la subsidiariedad, gravedad y declaración del estado de sitio.
Creemos que de esta manera se ha reglamentado la facultad constitucional que tiene el Poder
Ejecutivo nacional en cuanto al empleo de las fuerzas nacionales en caso de emergencia a efectos
de garantizar la seguridad interior del país.
Con estas pocas palabras, y para ser sintético, ya que las disposiciones de esta norma han sido
suficientemente explicadas por el señor miembro informante y por los oradores que me han
precedido en el uso de la palabra, queremos dejar sentado que el bloque del partido Bloquista va
a brindar su apoyo en general y en particular al proyecto de ley en consideración.
Sr. Presidente (Braseseo). — Tiene la palabra el señor senador por Salta.
Sr. Bravo Herrera. — Señor presidente: mi opinión ha sido vertida en el dictamen de
comisión agregado a estas actuaciones, al que han prestado su adhesión algunos señores
senadores. No obstante ello haré una rápida mención de algunas circunstancias.
En primer lugar está el hecho de que se extienda a las contravenciones la facultad para que la
autoridad policial nacional intervenga en una provincia. Asimismo, encontramos la circunstancia
de que se crea un organismo integrado por el CODENA y por la Comisión de Seguridad Interior,
que contará con veintiséis miembros, número que hará que sus funciones sean completamente
irrealizables. Debe destacarse que ya se ha visto que el CODENA nunca ha funcionado.
Otra de las circunstancias que deseo mencionar está relacionada con la existencia de
copresidentes. En el caso de que se produjeran los hechos dentro de una provincia que se hubiera
adherido a la presente, serían copresidentes el ministro del Interior y el gobernador de esa
provincia. Si deben actuar las fuerzas militares también sería copresidente el ministro de
Defensa. Creo que éste es un punto en el que no habrá una dirección verdaderamente definida
ante situaciones de suma gravedad.
También deseo destacar la falencia de que no se declare zona militar a aquellos lugares en los
que las fuerzas militares deben actuar. El hecho de que las fuerzas tengan que actuar no incidirá
en la doctrina, la organización, el equipamiento y la capacitación de las fuerzas armadas, con lo
cual se las deja inermes material y moralmente.
Quiero mencionar una última circunstancia en esta breve exposición. La creación de una
comisión bicameral, que se originó cuando este proyecto se discutía en la Cámara de Diputados,
no estaba contemplada en el proyecto original. Con toda seguridad esta comisión quitará tiempo
al Poder Legislativo para cumplir su verdadera misión, que es la de legislar. Servirá para crear
una nueva burocracia y perjudicará la aplicación de la ley.
Podría seguir hablando sobre muchos puntos que deberían reformarse y que se encuentran
explicados en el despacho de comisión, pero en la reunión que ha celebrado hoy nuestro bloque
se ha resuelto aprobar este proyecto tal como viene de la Cámara de Diputados. Así se aprobarán
muchos errores de los que podrán decirse que son factibles de ser corregidos posteriormente. No
acepto ese razonamiento acerca de que tendría que ocurrir así, pero sí acepto la conclusión final,
por una razón de disciplina.
Doy así por terminada mi exposición, haciendo notar mi desacuerdo con numerosos artículos
que, según mi modo de ver, resultarán perjudiciales para las intenciones del legislador.
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Sr. Presidente (Brasesco). — Como no hay más oradores anotados para exponer y si ninguno
de los señores senadores presentes desea hacer uso de la palabra, la Presidencia da por cerrado el
debate en general para proceder a la votación pertinente, para lo cual se necesita quórum.
Sr. Presidente (Brasesco). — La Presidencia hace saber que son las 21 y 3 y que hay trece
señores senadores presentes en el recinto.
Sr. Rúbeo. — Solicito que se informe cuántos señores senadores hay en la casa, señor
presidente.
Sr. Presidente (Brasesco). — En la casa hay treinta y cuatro señores senadores.
Sr. Rúbeo. — Muchas gracias, señor presidente.
Sr. Rodríguez Saá. — ¿Podría informarse por Secretaría cuántos señores senadores hay en la
casa?
Sr. Presidente (Menem). — Por Secretaría se informa que hay 31 señores senadores.
Tiene la palabra el señor senador por Entre Ríos.
Sr. Brasesco. — Señor presidente: a los efectos de no entorpecer la votación en particular,
debo decir que nuestra bancada en la exposición en general hizo observaciones que mantendrá en
la consideración en particular; observaciones que no significan modificaciones sino, lisa y
llanamente, interrogantes para un nuevo estudio de la ley, en particular, en el futuro.
Sr. Presidente (Menem). — Se tiene presente lo manifestado por el señor senador por Entre
Ríos.
— Se continúa llamando.
— Luego de unos instantes;
270
CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN
10ª REUNIÓN –22ª SESIÓN ORDINARIA
Por lo expuesto solicito que, luego de votado el proyecto que estamos considerando, pasemos
a cuarto intermedio hasta mañana a las 11.
— Se continúa llamando.
— Luego de unos instantes:
Sr. Rodríguez Saá. — Señor presidente: solicito que por Secretaría se informe acerca de las
gestiones realizadas para alcanzar el quórum.
Sr. Rúbeo. — Ya hay quórum, señor presidente.
Sr. Presidente (Menem). — Si no se hace uso de la palabra, se va a votar.
Fuente: Cámara de Senadores de la Nación. Congreso de la Nación Argentina. 50ª Reunión –25ª Sesión ordinaria
del 18 de diciembre de 1991, Páginas 5029-5031; 5070-5090. Biblioteca del Congreso de la Nación. Departamento
de Información Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación Parlamentaria. Referencia Legislativa y
Parlamentaria.
271
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO I
Principios básicos
ARTÍCULO 1º — La presente ley establece las bases Jurídicas, orgánicas y funcionales del
sistema de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía
tendiente a garantizar la seguridad interior.
ARTÍCULO 2º — A los fines de la presente ley se define como seguridad interior a la
situación de hecho basada en el derecho en la cual se encuentran resguardadas la libertad, la
vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías y la plena vigencia de las
instituciones del sistema representativo, republicano y federal que establece la Constitución
Nacional.
ARTÍCULO 3º — La seguridad interior implica el empleo de los elementos humanos y
materiales de todas las fuerzas policiales y de seguridad de la Nación a fin de alcanzar los
objetivos del artículo 2°.
ARTÍCULO 4º — La seguridad interior tiene como ámbito espacial el territorio de la
República Argentina, sus aguas jurisdiccionales y su espacio aéreo.
ARTÍCULO 5º — La seguridad interior, de conformidad con los principios derivados de la
organización constitucional, se encuentra reglada mediante leyes nacionales y provinciales
referidas a la materia, con vigencia en cada Jurisdicción y por la presente ley, que tendrá
carácter de convenio, en cuanto a la acción coordinada interjurisdiccional con aquellas
provincias que adhieran a la misma.
272
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO II
Del sistema de seguridad Interior. Finalidad, estructura, órganos, misiones y funciones
273
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
274
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO III
De los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional
TÍTULO IV
Del empleo de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad
ARTÍCULO 23. — El empleo de las fuerzas de seguridad y policiales nacionales fuera del
ámbito de las normas que reglan la jurisdicción federal estará estrictamente sujete al cumpli-
miento de alguno de los siguientes supuestos:
a) Cuando estén en peligro colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes
de una reglón determinada;
b) Cuando se encuentran gravemente amenazados en todo el país o en una reglón
determinada del mismo, los derechos y garantí is constitucionales o la plena vigencia de
las instituciones del sistema representativo, republicano y federal;
c) En situación de desastre según los términos que norman la defensa civil.
ARTÍCULO 24. — Producidos los supuestos contemplados en el artículo precedente, el
gobernador de la provincia donde los hechos tuvieren lugar podrá requerir al Ministerio del
Interior el concurso de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional, a fin
de dominar la situación. Se dará al Comité de Crisis la intervención que le compete, de acuerdo
a lo normado en la presente ley.
Sin requerimiento del gobierno provincial, no podrán ser empleados en el territorio provincial
los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad del Estado nacional sino una vez adaptadas las
medidas prescritas en los artículos 6º y 23 de la Constitución Nacional, o bien por orden de la
justicia federal.
277
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estado
ARTÍCULO 26. — El Consejo de Seguridad Interior establecerá los contactos necesarios con
el resto de los organismos nacionales y provinciales cuyos medios se prevea emplear en las
operaciones de seguridad interior o situación de desastre según las normas que reglan la
defensa civil, a fin de coordinar su asimilación en forma y oportunidad.
ARTÍCULO 27. — En particular el Ministerio de Defensa dispondrá — en caso de
requerimiento del Comité de Crisis — que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de
segundad interior mediante la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales,
intendencia, sanidad, veterinaria, construcciones y transporte, así como de elementos de
Ingenieros y comunicaciones, para lo cual se contará en forma permanente con un representante
del Estado Mayor Conjunto en el Centro de Planeamiento y Control de la Subsecretaría de
Seguridad Interior.
ARTÍCULO 28. — Todo atentado en tiempo de paz a la jurisdicción militar,
independientemente de poner en forma primordial en peligro la aptitud defensiva de la Nación,
constituye asimismo una vulneración a la seguridad Interior.
ARTÍCULO 29. — En los casos previstos en el artículo 28 constituye una obligación
primaria de la autoridad militar la preservación de la fuerza armada y el restablecimiento del
orden dentro de la aludida jurisdicción, de conformidad con las disposiciones legales vigentes
en la materia.
ARTÍCULO 30. — Para los supuestos del artículo 28, en cuanto a los aspectos relativos a la
seguridad interior, el Consejo de Defensa Nacional creado por la ley 23.554 y el Consejo de
Seguridad Interior establecerán la adecuada coordinación del apoyo que las fuerzas de
seguridad y policiales pueden brindar en esas circunstancias en lo atinente a la preservación del
orden en el ámbito territorial militar.
278
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO VI
Del empleo subsidiario de elementos de combate de las fuerzas armadas en operaciones de
seguridad interior
ARTÍCULO 31. — Sin perjuicio del apoyo establecido en el artículo 27, las fuerzas armadas
serán empleadas en el restablecimiento de la seguridad interior dentro del territorio nacional, en
aquellos casos excepcionales en que el sistema de seguridad interior descrito en esta ley resulte
insuficiente a criterio del Presidente de la Nación para el cumplimiento de los objetivos
establecidos en el ARTÍCULO 2º.
ARTÍCULO 32. — A los efectos del artículo anterior el Presidente de la Nación, en uso de
las atribuciones contenidas en el artículo 86, inciso 17 de la Constitución Nacional, dispondrá
el empleo de elementos de combate de las fuerzas armadas para el restablecimiento de la
normal situación de seguridad interior, previa declaración del estado de sitio.
En los supuestos excepcionales precedentemente aludidos, el empleo de las fuerzas armadas se
ajustará, además, a las siguientes normas:
a) La conducción de las fuerzas armadas, de seguridad y policiales nacionales y
provinciales queda a cargo del Presidente de la Nación asesorado por los comités de
crisis de esta ley y la 23.554;
b) Se designará un comandante operacional de las fuerzas armadas y se subordinarán al
mismo todas las demás fuerzas de seguridad y policiales exclusivamente en el ámbito
territorial definido para dicho comando;
c) Tratándose la referida en el presente artículo de una forma excepcional de empleo, que
será desarrollada únicamente en situaciones de extrema gravedad, la misma no incidirá
en la doctrina, organización, equipamiento y capacitación de las fuerzas armadas, las
que mantendrán las características derivadas de la aplicación de la ley 23.554.
TÍTULO VII
Del control parlamentarlo de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia
279
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
TÍTULO VIII
Disposiciones transitorias y complementarias
ARTÍCULO 38. — Derógase el artículo 13 de la ley 23.554, así como el cuadro anexo al
mismo.
ARTÍCULO 39. — La Policía Federal Argentina dependerá orgánica y funcionalmente del
Ministerio del Interior.
ARTÍCULO 40. — Los gastos que demande la implementación de las disposiciones de la
presente ley, se sufragarán con fondos provenientes de las partidas presupuestarias nacionales
para la función seguridad que anualmente se aprueben, y con los aportes que determine en
forma anual el Consejo de Seguridad Interior proporcionalmente para cada provincia.
280
SEGURIDAD INTERIOR
Ley Nº 24.059
Decreto 38/92
Bs. As., 6/1/92
POR TANTO:
Téngase por Ley de la Nación Nº 24.059 cúmplase, comuniques, publíquese, dése a la
Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.
Fuente: Ley Nº 24. 059 (1992). Seguridad Interior. 18 de diciembre de 1991, en Boletín Oficial de la República
Argentina. Buenos Aires, 17 de enero de 1992, Año C; Nº 27307. Sección 1ª, pág. 5-7 5. Biblioteca del Congreso
de la Nación. Departamento de Información Argentina y Atención al usuario. Sección de Tramitación
Parlamentaria. Referencia Legislativa y Parlamentaria.
281
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
282
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
TÍTULO I
Principios Básicos
Estas situaciones serán evaluadas por el Consejo de Seguridad Interior, conforme a los
procedimientos que determine su reglamento interno. Sus deliberaciones y conclusiones
283
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
TÍTULO II
Del Sistema de Seguridad Interior
ARTÍCULO 5º —
1. En las facultades que son asignadas al Ministerio del Interior por el artículo 8º incisos 1,
2, 3 y 4 de la Ley Nº 24.059, la conducción política del esfuerzo nacional de policía
consiste en:
284
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
285
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
286
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
Los conflictos en materia de competencia que pudieran plantearse entre los Ministerios de
Defensa e Interior, darán lugar a la constitución de comisiones de trabajo
interministeriales temporarias, acorde a los términos del apartado 4 del presente artículo.
287
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
288
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
ARTÍCULO 9º —
ARTÍCULO 10. —
289
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
290
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
- Planeamiento y Control
Asimismo, la mencionada Dirección tendrá a su cargo, asignados por estructura orgánica los
Departamento de:
- Coordinación Policial
- Comunicaciones e Informática
291
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
- Reunión
- Análisis
- Difusión
- Asuntos Policiales
- Derechos Individuales
- Gestión Administrativa
ARTÍCULO 11. —
1. La Dirección Nacional de Planeamiento y Control estará a cargo de un funcionario
designado por el Ministro del Interior, a propuesta del Subsecretario de Seguridad
Interior, de quien dependerá orgánicamente.
2. Para el cumplimiento de las funciones de planeamiento y control que la Ley le asigna,
y de acuerdo al Decreto de estructura orgánica, constituirá un organismo de carácter
permanente, que para su funcionamiento contará con personal en actividad de la
Prefectura Naval Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina y
Policías Provinciales que adhieran al sistema, en cantidad, especialidad y jerarquías
por instituciones que la Subsecretaría de Seguridad Interior determine, así como por
aquellos funcionarios de la misma que sean necesarios.
El personal policial y de seguridad aludido mantendrá su situación de revista,
dependencia orgánica, administrativa y presupuestaria de la fuerza a que pertenece, en
tanto que funcionalmente dependerá de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
La designación correspondiente será efectuada por el titular de la Fuerza de Seguridad
respectiva, con noticia al Ministro de Defensa.
292
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
La designación del personal superior de las Policías Provinciales será efectuada por
Resolución de la autoridad de la provincia respectiva que hubiere formulado adhesión
a la presente Ley.
El Ministerio del Interior podrá solicitar los reemplazos y/o relevos del personal
designado, de considerarlo conveniente.
3. La Dirección Nacional de Planeamiento y Control tendrá a su cargo la formulación de
anteproyectos que tiendan a la concreción de las facultades conferidas al Ministro del
Interior en el artículo 8 apartados 1, 3 y 4 de la Ley de Seguridad Interior, así como en
los incisos a), b), c), f), g) e i) del artículo 10 de la Ley al Consejo de Seguridad
Interior y las conferidas al Comité de Crisis.
4. A través de sus órganos dependientes, la Dirección de Planeamiento y Control
cumplirá la misión establecida en el artículo 15 de la Ley de Seguridad Interior y en
particular:
293
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
ARTÍCULO 12. —
1. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior estará a cargo de un funcionario
designado por el Ministro del Interior, a propuesta del Subsecretario de Seguridad
Interior, de quien dependerá orgánicamente.
2. Para el cumplimiento de las funciones que la Ley le asigna, la Dirección Nacional de
Inteligencia Interior constituirá un organismo de carácter permanente, que para su
funcionamiento se integrará con personal en actividad de la Prefectura Naval
Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina y Policías Provinciales
que adhieran al sistema, capacitado en inteligencia, en cantidad y jerarquía por
institución que la Subsecretaría de Seguridad Interior determine, así como por aquellos
funcionarios con especialización en inteligencia que sean necesarios.
El personal policial y de seguridad, de inteligencia, aludido mantendrá su situación de
revista, dependencia orgánica, administrativa y presupuestaria de la fuerza a que
pertenece, en tanto que funcionalmente dependerá de la Subsecretaría de Seguridad
Interior.
La designación correspondiente será efectuada por el titular de la Fuerza de Seguridad
respectiva, con noticia al Ministro de Defensa.
El personal superior de las Policías Provinciales será designado por Resolución de la
autoridad de la provincia respectiva que hubiere formulado adhesión a la presente Ley.
El Ministerio del Interior podrá solicitar los reemplazos y/o relevos del personal
designado, de considerarlo conveniente.
3. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior constituirá el órgano a través del cual el
Ministro del Interior ejercerá las facultades que le son conferidas en el artículo 8
294
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
inciso 2 de la Ley, con los alcances previstos en el artículo 5 inciso 6 apartados a), b) y
c) de la presente reglamentación.
Tendrá a su cargo el producido de inteligencia en cualquiera de las formas previstas en
el artículo 1 de la presente reglamentación.
Para el cumplimiento de su misión asistirá al Ministro del Interior, a través de la
Subsecretaría de Seguridad Interior en la coordinación y dirección funcional de los
órganos de inteligencia de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina,
Policía Federal Argentina y Policías Provinciales adheridas al sistema de seguridad
interior.
Podrá mantener relación con aquellos organismos extranjeros a los fines que se
considere necesario o conveniente.
4. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior tendrá a su cargo la realización de
actividades derivadas de las facultades atribuidas al Consejo de Seguridad Interior
según los términos del artículo 10 inciso e) de la Ley, cuando así el cuerpo lo
dispusiere.
295
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
ARTÍCULO 14. — La Subsecretaría de Seguridad Interior dará difusión a los integrantes del
sistema de seguridad interior de los acuerdos y convenios internacionales que supervisará
según los términos del artículo 17 inc. c) de la Ley Nº 24.059.
296
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
TÍTULO III
De los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad del Estado Nacional
TÍTULO IV
Del empleo de los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad
ARTÍCULO 17. — En los supuestos del artículo 23 de la Ley de Seguridad Interior, las
policías locales deberán continuar actuando, simultánea o conjuntamente, con las Fuerzas
Nacionales en el rol que el Planeamiento o las autoridades facultadas por la Ley determinen.
297
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
ARTÍCULO 18. — Sin requerimiento del gobierno provincial, el concurso de los Cuerpos
Policiales y Fuerzas de Seguridad del Estado Nacional en territorio provincial sólo podrá tener
lugar:
a. En el supuesto de intervención federal.
b. En el supuesto del Título IV de la Ley de Seguridad Interior, previa declaración del
estado de sitio.
c. A solicitud de la Justicia Federal, cuando la orden emanada de la misma devengue de
acto jurisdiccional correspondiente a su competencia. En este caso, las Fuerzas de
Seguridad y Policiales del Estado Nacional actuarán en su carácter de auxiliares de la
justicia con las limitaciones y dentro del marco del proceso en el que la orden o
requerimiento haya sido impartida.
ARTÍCULO 19. —
ARTÍCULO 20. —
298
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estado
ARTÍCULO 21. —
TÍTULO VI
Del control parlamentario de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia
299
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
TÍTULO VII
Disposiciones complementarias
300
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
ANEXO A
3. APOYO: Es la vinculación entre dos o más Fuerzas de las cuales una de ellas recibe la
misión general de cooperar, proteger, complementar o sostener a la otra, pero siempre bajo la
dependencia del comando a la cual está asignada, agregada o al que pertenece orgánicamente.
301
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
14. DIRIGIR: Conducir integralmente una actividad en una rama o sector determinado.
302
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
26. ORGANIZAR: Reglar las partes de un todo, fijando su número, orden, armonía y
dependencia.
29. POLÍTICA: Línea de orientación para elegir el curso de la acción más apropiado a fin de
alcanzar los objetivos.
303
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
La obligación aludida conlleva el deber de prestar el servicio ordenado por sus superiores,
implicando además su no interrupción, hasta tanto las razones que motivaron su implantación
no desaparezcan y se disponga su cesación.
Fuente: Decreto 1273/1992. Poder Ejecutivo Nacional. Reglamentación de la Ley 24059. Ley de Seguridad
Interior. 21 de julio de 1992; Publicada en Boletín Oficial el 27 de julio de 1992. Texto actualizado de la norma
en Infoleg. Información Legislativa. MECON. Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. CDI-Centro de y
Documentación y Información. Nº27437, pág. 1.
304
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059.
http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/458/texact.htm 06.03.2011
35 Sin reglamentar
36 y 37 24
38 Sin reglamentar
40 25
41 Sin reglamentar
43 Sin reglamentar
44 Sin reglamentar
305
Ley de Seguridad Interior
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Reglamentación de la Ley Nº 24.059
282
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
TÍTULO I
Principios Básicos
Estas situaciones serán evaluadas por el Consejo de Seguridad Interior, conforme a los
procedimientos que determine su reglamento interno. Sus deliberaciones y conclusiones
283
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
TÍTULO II
Del Sistema de Seguridad Interior
ARTÍCULO 5º —
1. En las facultades que son asignadas al Ministerio del Interior por el artículo 8º incisos 1,
2, 3 y 4 de la Ley Nº 24.059, la conducción política del esfuerzo nacional de policía
consiste en:
284
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
285
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
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Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
Los conflictos en materia de competencia que pudieran plantearse entre los Ministerios de
Defensa e Interior, darán lugar a la constitución de comisiones de trabajo
interministeriales temporarias, acorde a los términos del apartado 4 del presente artículo.
287
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
288
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
ARTÍCULO 9º —
ARTÍCULO 10. —
289
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
290
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
- Planeamiento y Control
Asimismo, la mencionada Dirección tendrá a su cargo, asignados por estructura orgánica los
Departamento de:
- Coordinación Policial
- Comunicaciones e Informática
291
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
- Reunión
- Análisis
- Difusión
- Asuntos Policiales
- Derechos Individuales
- Gestión Administrativa
ARTÍCULO 11. —
1. La Dirección Nacional de Planeamiento y Control estará a cargo de un funcionario
designado por el Ministro del Interior, a propuesta del Subsecretario de Seguridad
Interior, de quien dependerá orgánicamente.
2. Para el cumplimiento de las funciones de planeamiento y control que la Ley le asigna,
y de acuerdo al Decreto de estructura orgánica, constituirá un organismo de carácter
permanente, que para su funcionamiento contará con personal en actividad de la
Prefectura Naval Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina y
Policías Provinciales que adhieran al sistema, en cantidad, especialidad y jerarquías
por instituciones que la Subsecretaría de Seguridad Interior determine, así como por
aquellos funcionarios de la misma que sean necesarios.
El personal policial y de seguridad aludido mantendrá su situación de revista,
dependencia orgánica, administrativa y presupuestaria de la fuerza a que pertenece, en
tanto que funcionalmente dependerá de la Subsecretaría de Seguridad Interior.
La designación correspondiente será efectuada por el titular de la Fuerza de Seguridad
respectiva, con noticia al Ministro de Defensa.
292
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
La designación del personal superior de las Policías Provinciales será efectuada por
Resolución de la autoridad de la provincia respectiva que hubiere formulado adhesión
a la presente Ley.
El Ministerio del Interior podrá solicitar los reemplazos y/o relevos del personal
designado, de considerarlo conveniente.
3. La Dirección Nacional de Planeamiento y Control tendrá a su cargo la formulación de
anteproyectos que tiendan a la concreción de las facultades conferidas al Ministro del
Interior en el artículo 8 apartados 1, 3 y 4 de la Ley de Seguridad Interior, así como en
los incisos a), b), c), f), g) e i) del artículo 10 de la Ley al Consejo de Seguridad
Interior y las conferidas al Comité de Crisis.
4. A través de sus órganos dependientes, la Dirección de Planeamiento y Control
cumplirá la misión establecida en el artículo 15 de la Ley de Seguridad Interior y en
particular:
293
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
ARTÍCULO 12. —
1. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior estará a cargo de un funcionario
designado por el Ministro del Interior, a propuesta del Subsecretario de Seguridad
Interior, de quien dependerá orgánicamente.
2. Para el cumplimiento de las funciones que la Ley le asigna, la Dirección Nacional de
Inteligencia Interior constituirá un organismo de carácter permanente, que para su
funcionamiento se integrará con personal en actividad de la Prefectura Naval
Argentina, Gendarmería Nacional, Policía Federal Argentina y Policías Provinciales
que adhieran al sistema, capacitado en inteligencia, en cantidad y jerarquía por
institución que la Subsecretaría de Seguridad Interior determine, así como por aquellos
funcionarios con especialización en inteligencia que sean necesarios.
El personal policial y de seguridad, de inteligencia, aludido mantendrá su situación de
revista, dependencia orgánica, administrativa y presupuestaria de la fuerza a que
pertenece, en tanto que funcionalmente dependerá de la Subsecretaría de Seguridad
Interior.
La designación correspondiente será efectuada por el titular de la Fuerza de Seguridad
respectiva, con noticia al Ministro de Defensa.
El personal superior de las Policías Provinciales será designado por Resolución de la
autoridad de la provincia respectiva que hubiere formulado adhesión a la presente Ley.
El Ministerio del Interior podrá solicitar los reemplazos y/o relevos del personal
designado, de considerarlo conveniente.
3. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior constituirá el órgano a través del cual el
Ministro del Interior ejercerá las facultades que le son conferidas en el artículo 8
294
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
inciso 2 de la Ley, con los alcances previstos en el artículo 5 inciso 6 apartados a), b) y
c) de la presente reglamentación.
Tendrá a su cargo el producido de inteligencia en cualquiera de las formas previstas en
el artículo 1 de la presente reglamentación.
Para el cumplimiento de su misión asistirá al Ministro del Interior, a través de la
Subsecretaría de Seguridad Interior en la coordinación y dirección funcional de los
órganos de inteligencia de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval Argentina,
Policía Federal Argentina y Policías Provinciales adheridas al sistema de seguridad
interior.
Podrá mantener relación con aquellos organismos extranjeros a los fines que se
considere necesario o conveniente.
4. La Dirección Nacional de Inteligencia Interior tendrá a su cargo la realización de
actividades derivadas de las facultades atribuidas al Consejo de Seguridad Interior
según los términos del artículo 10 inciso e) de la Ley, cuando así el cuerpo lo
dispusiere.
295
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
ARTÍCULO 14. — La Subsecretaría de Seguridad Interior dará difusión a los integrantes del
sistema de seguridad interior de los acuerdos y convenios internacionales que supervisará
según los términos del artículo 17 inc. c) de la Ley Nº 24.059.
296
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
TÍTULO III
De los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad del Estado Nacional
TÍTULO IV
Del empleo de los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad
ARTÍCULO 17. — En los supuestos del artículo 23 de la Ley de Seguridad Interior, las
policías locales deberán continuar actuando, simultánea o conjuntamente, con las Fuerzas
Nacionales en el rol que el Planeamiento o las autoridades facultadas por la Ley determinen.
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Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
ARTÍCULO 18. — Sin requerimiento del gobierno provincial, el concurso de los Cuerpos
Policiales y Fuerzas de Seguridad del Estado Nacional en territorio provincial sólo podrá tener
lugar:
a. En el supuesto de intervención federal.
b. En el supuesto del Título IV de la Ley de Seguridad Interior, previa declaración del
estado de sitio.
c. A solicitud de la Justicia Federal, cuando la orden emanada de la misma devengue de
acto jurisdiccional correspondiente a su competencia. En este caso, las Fuerzas de
Seguridad y Policiales del Estado Nacional actuarán en su carácter de auxiliares de la
justicia con las limitaciones y dentro del marco del proceso en el que la orden o
requerimiento haya sido impartida.
ARTÍCULO 19. —
ARTÍCULO 20. —
298
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
TÍTULO V
De la complementación de otros organismos del Estado
ARTÍCULO 21. —
TÍTULO VI
Del control parlamentario de los órganos y actividades de seguridad interior e inteligencia
299
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
TÍTULO VII
Disposiciones complementarias
300
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
ANEXO A
3. APOYO: Es la vinculación entre dos o más Fuerzas de las cuales una de ellas recibe la
misión general de cooperar, proteger, complementar o sostener a la otra, pero siempre bajo la
dependencia del comando a la cual está asignada, agregada o al que pertenece orgánicamente.
301
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
14. DIRIGIR: Conducir integralmente una actividad en una rama o sector determinado.
302
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
26. ORGANIZAR: Reglar las partes de un todo, fijando su número, orden, armonía y
dependencia.
29. POLÍTICA: Línea de orientación para elegir el curso de la acción más apropiado a fin de
alcanzar los objetivos.
303
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
La obligación aludida conlleva el deber de prestar el servicio ordenado por sus superiores,
implicando además su no interrupción, hasta tanto las razones que motivaron su implantación
no desaparezcan y se disponga su cesación.
Fuente: Decreto 1273/1992. Poder Ejecutivo Nacional. Reglamentación de la Ley 24059. Ley de Seguridad
Interior. 21 de julio de 1992; Publicada en Boletín Oficial el 27 de julio de 1992. Texto actualizado de la norma
en Infoleg. Información Legislativa. MECON. Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. CDI-Centro de y
Documentación y Información. Nº27437, pág. 1.
http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/458/texact.htm 06.03.2011
304
Ley de Seguridad Interior
DECRETO 1273/92
Reglamentación de la Ley Nº 24.059
35 Sin reglamentar
36 y 37 24
38 Sin reglamentar
40 25
41 Sin reglamentar
43 Sin reglamentar
44 Sin reglamentar
305
Ley de Seguridad Interior
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
FORMOSA
2 de febrero de 1992
LEY Nº
DECRETO PR. Nº 191/92
Ministerio de Gobierno
DECRETO Nº 191
VISTO:
La Ley Nacional NC 24059, de Seguridad Interior: y
CONSIDERANDO:
Que por el mencionado instrumento 1egal se establecieron las bases jurídicas, orgánicas y
funcionales del sistema de planificación, coordinación, control y apoyo del esfuerzo nacional
de policía, tendiente a garantizar la seguridad interior;
Que por el artículo 44° de la ley citada, se invita a los gobiernos provinciales a adherirse
expresamente a las disposiciones de 1a misma;
Que para el dictado de dicha norma se evaluó la necesidad de coordinar el accionar de los
cuerpos policiales y fuerza de seguridad del Estado Nacional, con las policías provinciales, para
facilitar su labor y sin mengua de sus autonomías, a los fines de 1a efectiva vigencia de las
normas jurídicas y, como consecuencia, de los derechos y garantías individuales contemplados
en la misma;
Que 1a mencionada ley prevé 1a constitución de un Consejo de Seguridad Interior, con 1a
misión de asesorar y elaborar las políticas correspondientes a dicho ámbito, el que se ha
conformado con su entrada en vigencia, motivo por el cual resulta conveniente adherir a dicha
norma a fin de poder integrarlo y promover su reglamentación;
Que si bien la Honorable Legislatura se encuentra en receso, 1a necesidad perentoria de la
medida hace viable el dictado del presente “Ad-referendum” del alto Cuerpo;
Por ello:
EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA
“AD-REFERENDUM DE LA H. LEGISLATURA”
DECRET A
Artículo 1°: Adhiérese la Provincia de Formosa a la Ley Nacional N° 24059.
Art.2º: De Forma.-
V.B. JOGA
L.E.BORRINI
Fuente: Decreto P. Nº 191/92. Poder Ejecutivo de la Provincia de Formosa, 12 de febrero de 1992. Boletín
Oficial Nº 4640, lunes 2 de marzo de 1992, pág. 2. Poder Legislativo. Dirección de Biblioteca e Información
Parlamentaria de la Provincia de Formosa. Contacto informes@legislaturaformosa.gob.ar 16.10.2012 (11:32)
306
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
TUCUMAN
7 de marzo de 1992
LEY 6344
SEGURIDAD INTERIOR
Ley de Seguridad Interior. Adhesión
sanc. 7/3/1992; promul. 25/3/1992; publ. 31/3/1992
Art. 1.– Adhiérese la provincia a las disposiciones de la ley 24059 – Ley de Seguridad Interior.
Art. 2.– En los supuestos del art. 23 de la ley 24059, la decisión que adopte el Poder Ejecutivo,
de acuerdo con lo establecido en el art. 24 de la misma, deberá ser “ad referéndum” de la
Legislatura.
Álvarez – Manservigi
Fuente: Ley 6344. Ley de Seguridad Interior. Adhesión. Legislatura de la Provincia de Tucumán. Sancionada el
07 de marzo de 1992, promulgada el 23 de marzo y publicada en Boletín Oficial provincial, el 30 de marzo de
1992. Texto de Ley en Todo el Derecho. Portal Jurídico. Argentina. Legislación Provincial
http://www.todoelderecho.com/Argentina/www.Basesdedatos.com/Base/xsearch/index2.htm17.10.2012 (18:12)
307
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
MISIONES
17 de marzo de 1992
LEY Nº 2916
Artículo 1°: Adhiérese la Provincia de Misiones a la Ley Nacional numero 24059, de acuerdo
con las disposiciones del Artículo número 44 de la mencionada norma legal.
Artículo 2°: Créase el Consejo Provincial de Complementación para la Seguridad Interior, con
la integración dispuesta en el Artículo número 18 de la Ley número 24059.
Artículo 4°: Autorízase al Poder Ejecutivo para efectuar los reajustes y transferencias en la
jurisdicción pertinente del Presupuesto Provincial para el cumplimiento de la presente Ley.
Artículo 5°: Comuniqúese al Poder Ejecutivo Nacional a los fines del Artículo número 44 de la
Ley número 24059.
LEY Nº 2926
Fuente: LEY Nº 2916. 17 de marzo de 1992. Promulgada por Decreto 1168/1992. 7 de mayo de 1992.
Propiciando la adhesión a la Ley 24059 de Seguridad Interior. Poder Ejecutivo Provincial. Cámara de
Representantes. Provincia de Misiones.
http://www.diputadosmisiones.gov.ar/expedientes/docs/2005/sanciones/SA13103.pdf 14.10.2012 (10:46)
308
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
LA RIOJA
7 de abril de 1992
LEY Nº 5694/0
La Pcia adhiere en todos sus términos a la Ley Nacional Nº 24.059 (de Seguridad Interior).-
309
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
JUJUY
14 de mayo de 1992
LEY 4607
Fuente: Ley 4607. Adhesión a la Ley Nacional 24059 de Seguridad Interior. 14 de mayo de 1992. Denfensor del
Pueblo de Jujuy. http://www.defensorjujuy.gov.ar/leyes/4607.pdf 13.10.2012 (20:45)
310
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
MENDOZA
9 de abril de 1992
LEY Nº 5.833
(Ley General Vigente)
B.O.: 11/06/92
Nro. Arts. : 0002
Tema: Adhesión-Régimen-Ley Nacional 24.059-
Articulo 1º- La provincia de Mendoza adhiere al régimen establecido por la ley nacional
Nº 24.059, con los efectos y alcances que la misma determina.
Dada en el recinto de sesiones de la H. Legislatura, en Mendoza, a los nueve días del mes de
abril de mil novecientos noventa y dos.
Fuente: LEY Nº 5.833. Honorable Legislatura, Provincia de Mendoza. 9 de abril de 1992. Adhesión-Régimen-
Ley Nacional 24.059. Boletín Oficial, 11 de junio de 1992. Colegio de Abogados y procuradores de Mendoza.
http://www.tribunet.com.ar/tribunet/ley/5833.htm 14.10.2012 (18:50)
311
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
NEUQUÉN
04 de junio de 1992
LEY 1957
SEGURIDAD INTERIOR
Ley de Seguridad Interior. Adhesión
sanc. 04/06/1992; promul. 16/06/1992; publ. 26/06/1992;
Art. 1.– Adhhiérese la provincia del Neuquén -en todos sus términos y finalidades- a la ley
nacional 24059 por la que se establecen las bases jurídicas, orgánicas y funcionales del sistema
de planificación, control y apoyo del esfuerzo nacional de policía tendiente a garantizar la
seguridad interior.
Fuente: Ley 1957. Ley de Seguridad Interior. Adhesión. Legislatura de la Provincia de Neuquén. Sancionada el
04 de junio de 1992, promulgada el 16 de junio y publicada en Boletín Oficial provincial, el 26 de junio de 1996.
Texto de Ley en Todo el Derecho. Portal Jurídico. Argentina. Legislación Provincial
http://www.todoelderecho.com/Argentina/www.Basesdedatos.com/Base/xsearch/index2.htm 17.10.2012 (17:59)
312
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
SAN JUAN
11 de junio de 1992
LEY Nº 6.232.-
LEY:
ARTICULO 1º.- Por la presente Ley la Provincia de San Juan se adhiere en todos sus
términos a la Ley Nacional Nº 24.059, de "Seguridad Interior", concordante con lo estipulado
en el Artículo 44º de la precitada Ley.-
Sala de Sesiones de la Cámara de Diputados, a los once días del mes de junio del año mil
novecientos noventa y dos.-
Fuente: Ley 6232. Adhesión a la Ley Nacional 24059 denominada Ley De Seguridad Interior. Cámara de
Diputados. Provincia de San Juan, 11 de junio de 1992. Legislatura de San Juan. Leyes provinciales.
http://www.legsanjuan.gov.ar/leyes1992Nuevo.asp 14.10.2012 (11.57)
313
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
SALTA
02 de julio de 1992
LEY Nº 6668
Sancionada el 02/07/1992. Promulgada el 20/07/1992.
Publicada en el Boletín Oficial Nº 13.978, del 27 de julio de 1992.
Dada en la Sala de Sesiones de la Legislatura de la provincia de Salta, a los dos días del mes de
julio del año mil novecientos noventa y dos.
JULIO A. SAN MILLÁN – Eduardo E. Barrionuevo – Carlos D. Miranda – Dr. Raúl Román
DECRETO Nº 1.010
20 de julio de 1992.
Ministerio de Gobierno
El Gobernador de la Provincia
DECRETA
Fuente: LEY Nº 6668. Adhesión a la Ley Nacional 24059 denominada Ley de Seguridad Interior. 02 de julio de
1992. Sancionada el 02/07/1992. Promulgada el 20/07/1992. Publicada en el Boletín Oficial Nº 13.978, del 27 de
julio de 1992. Gobierno de la Provincia de Salta. Ministerio de Justicia. Legislación.
http://www.diputadosalta.gov.ar/leyes/6668-htm.pdf 16.10.2012 (19:01)
314
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
CHUBUT
7 de julio de 1992
Vigentes
Generalidades
Cantidad de artículos que componen la norma 0008
Artículo 1.- Adhierese a la Ley Nacional Nro. 24059, que crea el Sistema de Seguridad
Interior.
Ref. Normativas: Ley 24.059
Artículo 3.- Será misión fundamental del Consejo brindar al Poder Ejecutivo Provincial el
asesoramiento en la implementación de las acciones tendientes a asegurar un adecuado nivel de
seguridad a la población, como asimismo servir de nexo con el Consejo de Seguridad Interior,
dependiente del Ministerio del Interior de la Nación.
Artículo 4.- Para la consecución de las misiones establecidas en el artículo anterior el Consejo
tendrá como funciones:
a) El estudio y proposición de las políticas relativas al control de las actividades delictivas,
poniendo especial énfasis en el aspecto preventivo del delito.
b) La promoción de la investigación científica del delito y de las causas de éste,
elaborando asimismo planes tendientes a garantizar alternativas laborales para aquellas
personas que hayan cumplido condenas por hechos delictivos y prestando
asesoramiento para la situación de los menores de edad detenidos a disposición de la
Justicia.
c) La elaboración de planes de acción para operaciones policiales tanto ordinarias como
aquellas resultantes de la puesta en acción del Sistema de Seguridad Interior ante una
situación de crisis de las descriptas en el Artículo 23 de la Ley Nro. 24059
d) Asesorar en todo lo que guarde relación con la capacitación técnica del personal
policial, proyectando a tal efecto cursos que brinden conocimientos especializados en la
prevención y represión de las distintas modalidades delictivas.
e) Proponer mecanismos de coordinación con la actividad del Consejo de Seguridad
Interior y eventualmente con el Comité de Crisis previsto por la Ley Nro. 24059.
f) La preparación de convenios con la Nación y las Provincias, relativos al intercambio de
información y a la provisión de equipamiento en materia de comunicaciones, móviles y
armamentos
Ref. Normativas: Ley 24.059 Art.23 Ley 24.059
315
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
*Artículo 6º.- El Consejo se dará su propio reglamento interno, debiendo prever el mismo por
lo menos una reunión mensual en la que se tratarán los temas que hayan sido incluidos en el
Orden del Día por el Ministro de Gobierno y Justicia, de la que se labrará acta circunstanciada
de lo tratado. Copia del acta será remitida por el Coordinador del Consejo a la Comisión
Parlamentaria prevista en el artículo 7º de la presente Ley.
En aquellos casos que se configuren algunas de las situaciones previstas en el artículo 23º de la
Ley Nacional Nº 24.059, deberá ser convocado con carácter urgente por el Poder Ejecutivo
Provincial.
A sus reuniones podrán ser convocados a participar con fines de asesoramiento todos aquellos
organismos nacionales o provinciales de seguridad, e invitar a personalidades cuya
concurrencia resulte de interés a juicio del Consejo.
Ref. Normativas: Ley 24.059 Art.23 al 23 Ley 24.059 Art.23. Modificado por Ley 4624/2000
LEY Nº 4624.-
La Legislatura de la provincia del Chubut sanciona con fuerza de LEY
Artículo 1º.- Modifícase el artículo 5º de la Ley Nº 3.730 modificada por la Ley Nº 4.413, el
que quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 5º.- El Consejo Provincial de Complementación para la Seguridad Interior estará
integrado por:
a) El Ministro de Gobierno, Trabajo y Justicia, con carácter de Coordinador.-
b) El Subsecretario de Gobierno y Justicia y el Subsecretario de Seguridad y Protección de
la Comunidad, éste último en carácter de Coordinador Alterno.-
c) El Jefe de Policía de la Provincia.-
d) Las máximas autoridades destinadas en la Provincia del Chubut de:
Policía Federal Argentina
Gendarmería Nacional
Prefectura Naval Argentina.”
Artículo 2º. Modifícase el artículo 6º de la Ley Nº 3.730 modificada por Ley Nº 4413, el que
quedará redactado de la siguiente manera:
“Artículo 6º.- El Consejo se dará su propio reglamento interno, debiendo prever el
mismo por lo menos una reunión mensual en la que se tratarán los temas que hayan sido
incluidos en el orden del día por el Ministro de Gobierno, Trabajo y Justicia, de la que
316
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
se labrará acta circunstanciada de lo tratado. Copia del acta será remitida por el
Coordinador del Consejo a la Comisión Parlamentaria prevista en el artículo 7º de la
presente Ley
En aquellos casos que se configuren algunas de las situaciones previstas en el artículo 23º de la
Ley Nacional Nº 24.059, deberá ser convocado con carácter urgente por el Poder Ejecutivo
Provincial.
A sus reuniones podrán ser convocados a participar con fines de asesoramiento todos aquellos
organismos nacionales o provinciales de seguridad, e invitar a personalidades cuya
concurrencia resulte de interés a juicio del Consejo.-“
Dada en la sala de sesiones de La Honorable Legislatura de la provincia del Chubut, a los doce
días del mes de setiembre de dos mil.
FIRMANTES
SOTOMAYOR
RISSO
Subcomisario Juan Manuel Bello - 2006
Fuente: Ley 3730. Adhesión a la Ley Nacional 24059 denominada Ley de Seguridad Interior. Escuela de Personal
Subalterno. Material de Apoyo Didáctico para Sargentos Primeros y Cabos Primeros – Edición 2006.
http://www.chubut.gov.ar/policia/documentos/Ley%20Provincial%203730%20Adhesion%20Ley%20de%20Segur
idad%20Interior.pdf 13.10.2012 (20:06)
317
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
ENTRE RIOS
30 de junio de 1992
Art. 1.– Adhiérese la provincia de Entre Ríos a la ley nacional 24059 de Seguridad Interior.
Art. 2.– Comuníquese, etc.
Datos Ley Nº 8661. Adhiere la Provincia a la Ley 24059 de Seguridad Interior. Legislatura de la
provincia de Entre Ríos; sancionada 30 de junio de 1992. Publicación en Boletín Oficial de la Provincia
de Entres Ríos, el 17 de julio de 1992, pág. 1 Estado: Vigente.
http://www.hcder.gov.ar/consulta_leg_rta_uno.php?as_id= 4237 17.10.2012 (16:56)
Fuente: Ley Nº 8661. Adhiere la Provincia a la Ley 24059 de Seguridad Interior. Legislatura de la provincia de
Entre Ríos; sancionada 30 de junio de 1992. Publicación en Boletín Oficial de la Provincia de Entre Ríos, el 17 de
julio de 1992, pág. 1. Estado: Vigente
Texto de la ley en sitio web Todo el Derecho. Portal Jurídico. Legislación Provincial
http://www.todoelderecho.com/Argentina/www.Basesdedatos.com/Base/xsearch/index2.htm 17.10.2012 (17:03)
318
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
SANTA FE
15 de octubre de 1992
LEY Nº 10869
Dada en la sala de sesiones de la legislatura de la provincia de Santa Fe, a los quince días del
mes de octubre de mil novecientos noventa y dos
319
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
Decreto Nº 3649
Santa Fe, 03 nov 1992.
EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA
VISTO:
DECRETA
Promúlgase como Ley del Estado, insértese en el Registro General de Leyes con el sello oficial,
publíquese en el Boletín Oficial, cúmplase por todos a quienes corresponde observarla y
hacerla observar.
Fuente: Ley Nº 10.869. Adhiérese la Provincia de Santa Fe a la Ley Nacional Nº 24.059 de Seguridad Interior. 10
de octubre de 1992, en SIN. Sistema de Información Normativa. Gobierno de Santa Fe. Sección Consulta normas
http://gobierno.santafe.gov.ar/sin/mitemplate.php?tiponorma=ley&anio_norma=1992&nro_ley=10869&fecha_nor
ma=15/10/1992 13.10.2012 (18:38). Modificada por LEY 13003 17/09/2009 – Adhesión de la Provincia a la ley
Nacional 24059 de Seguridad Interior: Modifica los Artículos 2, 3, 4 Y 5. Incorpora el art. 6, que crea el consejo
provincial de complementación para la seguridad interior el que será coordinado por el ministro de seguridad de la
provincia. Promulgada el 13-10-2009, Dto. 1923; Publicada en B.O. en 22-10-2009. Origen: MSEG – M3534 –
C.R. Diputados
http://gobierno.santafe.gov.ar/sin/mitemplate.php?tiponorma=ley&anio_norma=2009&nro_ley=13003&fecha_nor
ma=17/09/2009
320
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
LEY Nº 40
Artículo 1°.- Adhiérese la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en
todos sus términos, a la Ley Nacional N° 24.059.
Artículo 2°.- Apruébase lo actuado por el Poder Ejecutivo Provincial mediante Decreto
1038/92.
Fuente: LEY Nº 40 - Adhesión Ley Nacional Nº 24059 - Seguridad Interior Adhiérese la Provincia de Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en todos sus términos, a la Ley Nacional N° 24.059. Sanción, 29 de
Octubre de 1992. Promulgación: 04 de noviembre de 1992 D. P. Nº 1927. Publicación en Boletín Oficial
Provincial. 09 de noviembre de 1992. http://www.legistdf.gov.ar/lp/leyes/cd%20leyes/LEYESP1/LEY040.HTML
15.10.2012 (11:25)
321
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
LA PAMPA
LEY PROVINCIAL Nro. 1430
ADHESIÓN LA PROVINCIA A LA LEY NACIONAL NRO. 24.059 DE SEGURIDAD INTERIOR.
TEXTO
Art.3 inc. b) conforme modificación art.1 ley 1686 (B.O. 2168 - 28/06/96)
TEXTO
Art.4 conforme modificación art.2 ley 1686 (B.O. 2186 - 28/6/96)
Tema
Seguridad interior-ley nacional-adhesión provincial-la pampa-comité de crisis del consejo de
seguridad interior-consejo de seguridad interior-defensa civil-sistema de seguridad interior-
ministerio del interior-servicio nacional de inteligencia-fuerzas de seguridad-estado de sitio-
comisión bicameral de seguridad interior e inteligencia
Artículo 1.- Adhiérese la Provincia de La Pampa a la Ley Nacional Nro. 24.059 de Seguridad
Interior.
Ref. Normativas: Ley 24.059
322
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
Artículo 5.- En aquellos casos en que se configure alguno de los supuestos previstos en el
artículo 23 de la Ley Nacional Nro. 24.059 el Consejo Provincial de Complementación, deberá
ser convocado con carácter urgente por el Poder Ejecutivo Provincial.
Ref. Normativas: Ley 24.059 Art.18
FIRMANTES
Ibrahim FUAD LUCCA, Vice Presidente 1ro. H. Cámara de Diputados
Provincia de La Pampa - Dr. Mariano A. FERNANDEZ, Secretario
Legislativo H. Cámara de Diputados Provincia de La Pampa.-
Fuente: LEY Nº 1340 - Ley Nacional de Seguridad Interior. Adhesión. Adhesión la provincia a la ley nacional
nro. 24.059 de Seguridad Interior. Provincia de La Pampa. Cámara de Diputados. Información Legislativa;
sancionada el 05 de noviembre de 1992 y publicada en Boletín Oficial el 27 de noviembre de 1996, Boletín
Oficial Nº 1981, Año XXXIX, 27 de noviembre de 1992
http://www.legislatura.lapampa.gov.ar/
InvestigacionCD@lapampa.gov.ar
323
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
LA PAMPA
23 de mayo de 1996
LEY 1686
SEGURIDAD INTERIOR
Art. 1.– Modifícase el inc. b) del art. 3 de la ley 1430, el que quedará redactado de la siguiente
manera:
“b) Subsecretario de Justicia y Protección a la Comunidad.”
Art. 2.– Modifícase el art. 4 de la ley 1430, el que quedará redactado de la siguiente manera:
Baladrón - Fernández
Fuente: LEY Nº 1686 - Ley Nacional de Seguridad Interior. Adhesión. Modificación de la Ley N° 1430, de
adhesión a la Ley Nacional de Seguridad Interior. Cámara de Diputados. Provincia de La Pampa; sancionada el 23
de mayo de 1996; promulgada el 11 de junio 1996 y publicada en Boletín Oficial el 28 de junio de 1996, Nº:
2168, Año XLIII
Base de datos: Todo el Derecho. Legislación. Leyes Provinciales. Provincia de La Pampa;
http://www.todoelderecho.com/Argentina/www.Basesdedatos.com/Base/xsearch/index2.htm 17.10.2012 (11:55)
324
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
CHACO
18 de noviembre de 1992
La Cámara de Diputados de la provincia del Chaco sanciona con fuerza de Ley Nº 3822
Fuente: LEY Nº3822 - Adhesión Ley Nacional Nº 24059 - Seguridad Interior. Adhiérese la provincia del Chaco
a la Ley Nacional 24.059. Cámara de Diputados. 18 de noviembre de 1992. Dirección de Información
Parlamentaria. Provincia del Chaco.
http://www.google.com.ar/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=27&ved=0CEkQFjAGOBQ&url=http%
3A%2F%2Flegislatura.chaco.gov.ar%2FInformacionLegislativa%2Fdatos%2Ftextos%2Fword%2F00013084.DO
C&ei=ywB6UMjqIoL28wTTmIC4Bg&usg=AFQjCNECfNujQwe9vdm4c0MIR5UBWt3vYQ&sig2=CBGVbU5q
cvnSvK--TGt-qg 13.10.2012 (21:27)
325
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
CORRIENTES
01 de junio de 1993
LEY Nº 4697
L E Y:
Fuente: LEY Nº 4697 Adhesión a Leyes Nacionales - Adhesión – 24059 Ley de Seguridad Interior. Derogación
del Art. 13 de la Ley Nº 23.554Provincia de Corrientes. 01 de junio de 1993. Argentina. www.legisctes.gov.ar ©
2010 . Legislación de la Provincia de Corrientes.
http://www.legisctes.gov.ar/?menu3=http%3A%2F%2Fwww.senadoctes.gov.ar%2Fleyes-
texto%2Fley4697.doc&Submit=VER 16.10.2012 (12.29)
326
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
RIO NEGRO
22 de diciembre de 1993
LEY S Nº 2735
Fuente: LEY S Nº 2735. Seguridad interior. Adhesión a la Ley Nacional Nº 24059- Creación del Consejo
Provincial de complementación para la Seguridad Interior. Ley Provincial S Nº 2735 Digesto Seguridad interior.
Adhesión a la Ley Nacional Nº 24059- Creacion del Consejo Provincial de complementación para la Seguridad
Interior. Carácter: Permanente Sancionada el 22/12/1993 Promulgada el 07/01/1994 Por Decr. Nº: 29 Publicado
en el B.O. Prov. Nº: 3127 Pág.: 2 Legislatura de Río Negro.
http://www.legisrn.gov.ar/DIGESCON/detallado_dig.php?ejecutar=DOCU.ASIENTO%3D1994020009&tablas=d
gnorma+as+DOCU 30.09.2012 (20:27)
327
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
CATAMARCA
23 de noviembre de 1995
LEY Nº 4.861
ARTICULO 1.- RATIFICASE el Decreto 997/92 y téngase por Ley de la Provincia a la Ley
Nacional de Seguridad Interior 24.059.
FIRMANTES:
HERNANDEZ-GUZMAN-Navarro-Altamirano
TITULAR DEL PEP: Dn. ARNOLDO ANIBAL CASTILLO
DECRETO DE PROMULGACION: Nº 81 (14/12/95)
Fuente: LEY 4861. SEGURIDAD INTERIOR Ley Nacional de Seguridad Interior. Adhesión. Ratificación.
Sancionada el 23 de noviembre de 1995; promulgada el 14 de diciembre de 1995. Publicada el 06 de febrero de
1996 Art. 1. Ratifícase el Decreto 997/1992 y téngase por ley de la provincia a la Ley Nacional de Seguridad
Interior 24059. Gobierno de Catamarca. Asesoría General de Gobierno. Compilación de Derecho Público
Provincial. Legislación vigente en la provincia de Catamarca.
http://www.digesto.catamarca.gov.ar/cod/Leyes19/4861/4861.html 14.10.2012 (17:40)
328
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
BUENOS AIRES
21 de mayo de 1999
TITULO I
Adhesión
ART. 1º - Adhiérase en todos sus términos a la Ley Nacional 24.059 de Seguridad Interior.
329
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
TITULO II
Coordinación con el Nivel Federal
ART. 4º - El sistema policial provincial mantendrá relaciones con otras policías y demás
autoridades con fines de cooperación, reciprocidad o ayuda mutua a través de los convenios
que al efecto suscriba el Ministro de Justicia y Seguridad.
ART. 5º - El Ministro de Justicia y Seguridad podrá suscribir con el organismo de mayor nivel
de inteligencia del Poder Ejecutivo Nacional los convenios necesarios a fin de asegurar la
provisión de información e inteligencia estratégica referida a la situación de seguridad interior a
nivel nacional que sea concerniente a la Provincia de Buenos Aires.
Dicha información e inteligencia podrá ser difundida conforme lo determine la reglamentación
y sólo a aquellas áreas de Gobierno que en función de sus competencias específicas deban
tomar conocimiento de la misma, previa intervención del Consejo creado por el Art. 2º.
330
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
DECRETO 1.410
La Plata, 21 de mayo de 1999.
ART. 4º - Este Decreto será refrendado por el señor Ministro Secretario en el Departamento de
Gobierno.
ART. 5º - Regístrese, comuníquese, publíquese, dese al "Boletín Oficial" y archívese.
DUHALDE
J. M. Díaz Bancalari
Fuente: LEY 12.294. Adhesión a la Ley Nacional 24.059 de Seguridad Interior. Decreto 1410 del 21 de mayo de
1999. Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Sanción: 21 de mayo de 1999; Boletín Oficial
http://www.selettigroup.com.ar/Selesis/alexandria/proba/jus/lex/L12294.htm 16.10.2012 (11:56)
331
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
CORDOBA
2 de marzo de 2000
LEY 3388
Fuente : Ley 3388. Adhiérese la Provincia de Córdoba a la Ley Nacional N° 24.059 de Seguridad Interior.
Legislatura de la Provincia de Córdoba. Información Legislativa.
332
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
LEY N° 344
Promulgación: Decreto Nº 496/2000 del 05/04/2000
Artículo 1º: La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se adhiere en todos sus términos a la ley –
nacional– 24.059 de Seguridad Interior.
1. Elaborar los planes de acción para actividades y operaciones policiales conjuntas tanto
ordinarias como aquellas resultantes de la puesta en práctica del Sistema de Seguridad
Interior ante una situación de crisis en las que se manifestasen algunos de los supuestos
establecidos en el artículo 23ro de la ley –nacional– 24.059 de Seguridad Interior,
cuando ello tuviere relación con la seguridad pública de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
3. Entender en la formulación de los convenios con la Nación y/o con las Provincias
relativos al intercambio de información y análisis y a la provisión de equipamiento en
materia de comunicaciones, móviles, armamentos y soportes logísticos en general.
2. Gendarmería Nacional;
A sus reuniones, con fines de asesoramiento, se podrá invitar a participar a cualquier titular de
reparticiones públicas nacionales, provinciales y/o municipales o personas ajenas al ámbito
estatal, siempre que se consideren de utilidad los aportes que puedan efectuar al conocimiento
de un tema de interés.
333
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
Guillermo Oliveri
Rubén Gé
Fuente : Ley Nº 344. Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires « La Ciudad Autónoma de Buenos
Aires se adhiere en todos sus términos a la ley –nacional– 24.059 de Seguridad Interior ». 02 de marzo de 2000.
Promulgada por Decreto Nº 496/2000, 05 de abril de 2000. Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires, 11 de
abril de 2000 ; Nº 921, en Todo El Derecho. Portal Jurídico. Base de datos, Legislación Nacional-Seguridad
Interior. http://www.todoelderecho.com/Argentina/www.Basesdedatos.com/Base/index.htm27.10.2012 (17:20)
334
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
SAN LUIS
29 de septiembre de 2004
LEY Nº 0343
LEY Nº X-0343-2004 (5708)
ARTICULO 1º.- Adherir y adoptar en el ámbito de la provincia de San Luis las disposiciones
de la Ley Nacional Nº 24.059 de Seguridad Interior.
Fuente : LEY Nº 0343. Seguridad Interior. Adhesión a Ley Nacional Nº 24.059. Honorable Legislatura de la
Provincia de San Luis , 29 de septiembre de 2004 - Seguridad Interior. Adhesión a Ley Nacional Nº 24.059,
Boletín nro:12716, Fecha de Sanción: 29/09/2004, Fecha de Publicacion: 22/10/2004. Deroga Ley Nº 4961.
Decreto Relacionado: Decreto 4839/04 (publicado 22/10/2004)
http://www.google.com.ar/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=3&cad=rja&sqi=2&ved=0CC4QFjAC&
url=http%3A%2F%2Fwww.diputadossanluis.gov.ar%2Fdiputadosasp%2Fpaginas%2FverNorma.asp%3FNormaI
D%3D402&ei=9hZ7UMfTFI2y9gSikYGwBQ&usg=AFQjCNF1tAPFjIRR2MGWpcnNzAVM1sEYiA&sig2=f01
BhmOBJ4Avk2VeTFxO2g 14.10.2012 (16 :50)
335
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
SANTA CRUZ
14 de octubre de 2004
LEY N° 2720
Artículo 1°.- ADHIERESE la Provincia de Santa Cruz a la Ley Nacional 24.059 de Seguridad
Interior y sus modificatorias.
RIO GALLEGOS
20 de octubre de 2004.-
VISTO:
EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA
DECRETA:
336
LEYES PROVINCIALES DE ADHESIÓN LEY NACIONAL
DE SEGURIDAD INTERIOR
Ley 24059
Artículo 1°.- PROMULGASE, bajo el N° 2720, la Ley sancionada por la Honorable Cámara
de Diputados en Sesión Ordinaria de fecha 14 de Octubre del año 2004, mediante la cual se
ADHIERE la Provincia de Santa Cruz a la Ley Nacional N° 24.059 de Seguridad Interior y sus
modificatorias.-
Artículo 2°.- El presente Decreto será refrendado por el señor Ministro Secretario en el
Departamento de Gobierno.-
DECRETO N° 3144/04.-
Fuente : LEY Nº 2720. Provincia de Santa Cruz. Adhesión a la ley 24.059 de Seguridad Interior: sancionada y
promulgada el 14 de octubre de 2004. Publicación Boletin Oficial de la Provincia de Santa Cruz, AÑO XLIX - Nº
3800, RIO GALLEGOS (S.C.), PUBLICACION BISEMANAL (Martes y Jueves) 26 de Octubre de 2004.- Rio
Gallegos (s.c.), 24 de octubre de 2004; pág.: 3-4,
http://www.santacruz.gov.ar/boletin/04/octubre04/26oct04.pdf15.10.2012 (14:02)
337
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica)
Preámbulo
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de
determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana,
razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional
coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos;
Considerando que estos principios han sido consagrados en la Carta de la Organización de los
Estados Americanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y
en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que han sido reafirmados y
desarrollados en otros instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal como regional;
Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo puede
realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y
culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos, y
338
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
PARTE I
DEBERES DE LOS ESTADOS Y DERECHOS PROTEGIDOS
Capítulo I
ENUMERACIÓN DE DEBERES
1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.
Capítulo II
DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS
339
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la
ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente.
2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los
delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de
conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del
delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.
4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos
con los políticos.
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al
ser humano.
340
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados
ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.
1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la trata de
esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas.
2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio. En los países donde
ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad acompañada de trabajos forzosos,
esta disposición no podrá ser interpretada en el sentido de que prohíbe el cumplimiento de
dicha pena impuesta por juez o tribunal competente. El trabajo forzoso no debe afectar a la
dignidad ni a la capacidad física e intelectual del recluido.
341
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y
notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe
el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia
en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención
y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas
leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene
derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad
de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán
interponerse por sí o por otra persona.
7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial
competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella,
342
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en
plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los
mismos hechos.
343
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses
de la justicia.
Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no
fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que
la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del
delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.
Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido
condenada en sentencia firme por error judicial.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica
la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias,
así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado.
2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de
conservar su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias.
344
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta únicamente a
las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el
orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás.
4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa
censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la
ley y ser necesarias para asegurar:
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el
abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias
radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por
cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y
opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el
exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la
adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio
nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción
345
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los
de raza, color, religión, idioma u origen nacional.
Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de tal derecho sólo puede
estar sujeto a las restricciones previstas por la ley, que sean necesarias en una sociedad
democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para
proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás.
1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos, religiosos,
políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de cualquiera otra índole.
2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que
sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la
seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y
libertades de los demás.
346
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia
si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en
que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención.
4. Los Estados partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos
y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptarán
disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés
y conveniencia de ellos.
5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera de matrimonio como
a los nacidos dentro del mismo.
Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de uno de
ellos. La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para todos, mediante nombres
supuestos, si fuere necesario.
Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por
parte de su familia, de la sociedad y del Estado.
347
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene
derecho a otra.
1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y
goce al interés social.
2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de
indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y según
las formas establecidas por la ley.
3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben
ser prohibidas por la ley.
1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tiene derecho a circular
por el mismo y, a residir en él con sujeción a las disposiciones legales.
2. Toda persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del propio.
3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido sino en virtud de una ley, en
la medida indispensable en una sociedad democrática, para prevenir infracciones penales o
para proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden públicos, la moral o la salud
públicas o los derechos y libertades de los demás.
4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso 1 puede asimismo ser restringido por
la ley, en zonas determinadas, por razones de interés público.
348
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
5. Nadie puede ser expulsado del territorio del Estado del cual es nacional, ni ser privado del
derecho a ingresar en el mismo.
7. Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de
persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la
legislación de cada Estado y los convenios internacionales.
8. En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen,
donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de violación a causa de raza,
nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones políticas.
349
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de la ley.
Artículo 25. Protección Judicial
1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun
cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones
oficiales.
a. a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;
Capítulo III
DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES
Los Estados partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como
mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr
progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas
económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la
medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.
350
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Capítulo IV
SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS, INTERPRETACIÓN Y APLICACIÓN
3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar
inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención, por conducto del
Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, de las disposiciones cuya
aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan suscitado la suspensión y de la fecha en
que haya dado por terminada tal suspensión.
1. Cuando se trate de un Estado parte constituido como Estado Federal, el gobierno nacional
de dicho Estado parte cumplirá todas las disposiciones de la presente Convención
relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdicción legislativa y judicial.
2. Con respecto a las disposiciones relativas a las materias que corresponden a la jurisdicción
de las entidades componentes de la federación, el gobierno nacional debe tomar de inmediato
las medidas pertinentes, conforme a su constitución y sus leyes, a fin de que las autoridades
351
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
competentes de dichas entidades puedan adoptar las disposiciones del caso para el
cumplimiento de esta Convención.
3. Cuando dos o más Estados partes acuerden integrar entre sí una federación u otra clase de
asociación, cuidarán de que el pacto comunitario correspondiente contenga las disposiciones
necesarias para que continúen haciéndose efectivas en el nuevo Estado así organizado, las
normas de la presente Convención.
a. permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio
de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor
medida que la prevista en ella;
c. excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan
de la forma democrática representativa de gobierno, y
Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los
derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes
que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido
establecidas.
352
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Capítulo V
DEBERES DE LAS PERSONAS
2. Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la
seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática.
PARTE II
MEDIOS DE LA PROTECCIÓN
Capítulo VI
DE LOS ÓRGANOS COMPETENTES
Artículo 33
Son competentes para conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento de los
compromisos contraídos por los Estados partes en esta Convención:
353
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Capítulo VII
LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
Sección 1. Organización
Artículo 34
Artículo 35
La Comisión representa a todos los miembros que integran la Organización de los Estados
Americanos.
Artículo 36
1. Los miembros de la Comisión serán elegidos a título personal por la Asamblea General de
la Organización de una lista de candidatos propuestos por los gobiernos de los Estados
miembros.
2. Cada uno de dichos gobiernos puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado
que los proponga o de cualquier otro Estado miembro de la organización de los Estados
Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de los candidatos deberá ser
nacional de un Estado distinto del proponente.
Artículo 37
1. Los miembros de la Comisión serán elegidos por cuatro años y sólo podrán ser reelegidos
una vez, pero el mandato de tres de los miembros designados en la primera elección expirará
al cabo de dos años. Inmediatamente después de dicha elección se determinarán por sorteo en
la Asamblea General los nombres de estos tres miembros.
354
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 38
Las vacantes que ocurrieren en la Comisión, que no se deban a expiración normal del
mandato, se llenarán por el Consejo Permanente de la Organización de acuerdo con lo que
disponga el Estatuto de la Comisión.
Artículo 39
Artículo 40
Los servicios de Secretaría de la Comisión deben ser desempeñados por la unidad funcional
especializada que forma parte de la Secretaría General de la Organización y debe disponer de
los recursos necesarios para cumplir las tareas que le sean encomendadas por la Comisión
Sección 2. Funciones
Artículo 41
355
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 42
Los Estados partes deben remitir a la Comisión copia de los informes y estudios que en sus
respectivos campos someten anualmente a las Comisiones Ejecutivas del Consejo
Interamericano Económico y Social y del Consejo Interamericano para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella vele porque se promuevan los derechos derivados de
las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta
de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
Artículo 43
Los Estados partes se obligan a proporcionar a la Comisión las informaciones que ésta les
solicite sobre la manera en que su derecho interno asegura la aplicación efectiva de
cualesquiera disposiciones de esta Convención.
Sección 3. Competencia
Artículo 44
356
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 45
2. Las comunicaciones hechas en virtud del presente artículo sólo se pueden admitir y
examinar si son presentadas por un Estado parte que haya hecho una declaración por la cual
reconozca la referida competencia de la Comisión. La Comisión no admitirá ninguna
comunicación contra un Estado parte que no haya hecho tal declaración.
3. Las declaraciones sobre reconocimiento de competencia pueden hacerse para que ésta rija
por tiempo indefinido, por un período determinado o para casos específicos.
Artículo 46
1. Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó 45 sea
admitida por la Comisión, se requerirá:
b. que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que el
presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión definitiva;
357
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Las disposiciones de los incisos 1.a. y 1.b. del presente artículo no se aplicarán cuando:
a. no exista en la legislación interna del Estado de que se trata el debido proceso legal
para la protección del derecho o derechos que se alega han sido violados;
Artículo 47
b. no exponga hechos que caractericen una violación de los derechos garantizados por
esta Convención;
Sección 4. Procedimiento
358
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 48
b. recibidas las informaciones o transcurrido el plazo fijado sin que sean recibidas,
verificará si existen o subsisten los motivos de la petición o comunicación. De no
existir o subsistir, mandará archivar el expediente;
2. Sin embargo, en casos graves y urgentes, puede realizarse una investigación previo
consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido la violación, tan sólo
con la presentación de una petición o comunicación que reúna todos los requisitos formales de
admisibilidad.
359
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 49
Si se ha llegado a una solución amistosa con arreglo a las disposiciones del inciso 1.f. del
artículo 48 la Comisión redactará un informe que será transmitido al peticionario y a los
Estados partes en esta Convención y comunicado después, para su publicación, al Secretario
General de la Organización de los Estados Americanos. Este informe contendrá una breve
exposición de los hechos y de la solución lograda. Si cualquiera de las partes en el caso lo
solicitan, se les suministrará la más amplia información posible.
Artículo 50
1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo que fije el Estatuto de la Comisión, ésta
redactará un informe en el que expondrá los hechos y sus conclusiones. Si el informe no
representa, en todo o en parte, la opinión unánime de los miembros de la Comisión,
cualquiera de ellos podrá agregar a dicho informe su opinión por separado. También se
agregarán al informe las exposiciones verbales o escritas que hayan hecho los interesados en
virtud del inciso 1.e. del artículo 48.
2. El informe será transmitido a los Estados interesados, quienes no estarán facultados para
publicarlo.
Artículo 51
1. Si en el plazo de tres meses, a partir de la remisión a los Estados interesados del informe de
la Comisión, el asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión de la Corte por la
Comisión o por el Estado interesado, aceptando su competencia, la Comisión podrá emitir,
por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su opinión y conclusiones sobre la cuestión
sometida a su consideración.
2. La Comisión hará las recomendaciones pertinentes y fijará un plazo dentro del cual el
Estado debe tomar las medidas que le competan para remediar la situación examinada.
360
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Capítulo VIII
LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
Sección 1. Organización
Artículo 52
Artículo 53
1. Los jueces de la Corte serán elegidos, en votación secreta y por mayoría absoluta de votos
de los Estados partes en la Convención, en la Asamblea General de la Organización, de una
lista de candidatos propuestos por esos mismos Estados.
2. Cada uno de los Estados partes puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado
que los propone o de cualquier otro Estado miembro de la Organización de los Estados
Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de los candidatos deberá ser
nacional de un Estado distinto del proponente.
Artículo 54
1. Los jueces de la Corte serán elegidos para un período de seis años y sólo podrán ser
reelegidos una vez. El mandato de tres de los jueces designados en la primera elección,
expirará al cabo de tres años. Inmediatamente después de dicha elección, se determinarán por
sorteo en la Asamblea General los nombres de estos tres jueces.
361
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. El juez elegido para reemplazar a otro cuyo mandato no ha expirado, completará el período
de éste.
Artículo 55
1. El juez que sea nacional de alguno de los Estados partes en el caso sometido a la Corte,
conservará su derecho a conocer del mismo.
2. Si uno de los jueces llamados a conocer del caso fuere de la nacionalidad de uno de los
Estados partes, otro Estado parte en el caso podrá designar a una persona de su elección para
que integre la Corte en calidad de juez ad hoc.
3. Si entre los jueces llamados a conocer del caso ninguno fuere de la nacionalidad de los
Estados partes, cada uno de éstos podrá designar un juez ad hoc.
Artículo 56
362
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 58
3. El Secretario residirá en la sede de la Corte y deberá asistir a las reuniones que ella celebre
fuera de la misma.
Artículo 59
La Secretaría de la Corte será establecida por ésta y funcionará bajo la dirección del
Secretario de la Corte, de acuerdo con las normas administrativas de la Secretaría General de
la Organización en todo lo que no sea incompatible con la independencia de la Corte. Sus
funcionarios serán nombrados por el Secretario General de la Organización, en consulta con
el Secretario de la Corte.
Artículo 60
Artículo 61
1. Sólo los Estados partes y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de la
Corte.
2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso, es necesario que sean agotados los
procedimientos previstos en los artículos 48 a 50.
363
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 62
Artículo 63
1. Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención,
la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad
conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias
de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una
justa indemnización a la parte lesionada.
Artículo 64
364
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 65
Sección 3. Procedimiento
Artículo 66
Artículo 67
Artículo 68
365
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 69
El fallo de la Corte será notificado a las partes en el caso y transmitido a los Estados partes en
la Convención.
Capítulo IX
DISPOSICIONES COMUNES
Artículo 70
Artículo 71
Son incompatibles los cargos de juez de la Corte o miembros de la Comisión con otras
actividades que pudieren afectar su independencia o imparcialidad conforme a lo que se
determine en los respectivos Estatutos.
Artículo 72
366
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 73
PARTE III
DISPOSICIONES GENERALES Y TRANSITORIAS
Capítulo X
FIRMA, RATIFICACIÓN, RESERVA, ENMIENDA, PROTOCOLO Y DENUNCIA
Artículo 74
367
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 75
Esta Convención sólo puede ser objeto de reservas conforme a las disposiciones de la
Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, suscrita el 23 de mayo de 1969.
Artículo 76
1. Cualquier Estado parte directamente y la Comisión o la Corte por conducto del Secretario
General, pueden someter a la Asamblea General, para lo que estime conveniente, una
propuesta de enmienda a esta Convención.
2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la fecha en
que se haya depositado el respectivo instrumento de ratificación que corresponda al número
de los dos tercios de los Estados partes en esta Convención. En cuanto al resto de los Estados
partes, entrarán en vigor en la fecha en que depositen sus respectivos instrumentos de
ratificación.
Artículo 77
2. Cada protocolo debe fijar las modalidades de su entrada en vigor, y se aplicará sólo entre
los Estados partes en el mismo.
Artículo 78
1. Los Estados partes podrán denunciar esta Convención después de la expiración de un plazo
de cinco años a partir de la fecha de entrada en vigor de la misma y mediante un preaviso de
un año, notificando al Secretario General de la Organización, quien debe informar a las otras
partes.
2. Dicha denuncia no tendrá por efecto desligar al Estado parte interesado de las obligaciones
contenidas en esta Convención en lo que concierne a todo hecho que, pudiendo constituir una
368
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
violación de esas obligaciones, haya sido cumplido por él anteriormente a la fecha en la cual
la denuncia produce efecto.
Capítulo XI
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Artículo 79
Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada Estado
Miembro de la Organización que presente, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos
para miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El Secretario General
preparará una lista por orden alfabético de los candidatos presentados y la comunicará a los
Estados miembros de la Organización al menos treinta días antes de la próxima Asamblea
General.
Artículo 80
La elección de miembros de la Comisión se hará de entre los candidatos que figuren en la lista
a que se refiere el artículo 79, por votación secreta de la Asamblea General y se declararán
elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos y la mayoría absoluta de los
votos de los representantes de los Estados miembros. Si para elegir a todos los miembros de la
Comisión resultare necesario efectuar varias votaciones, se eliminará sucesivamente, en la
forma que determine la Asamblea General, a los candidatos que reciban menor número de
votos.
Artículo 81
Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada Estado
parte que presente, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos para jueces de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. El Secretario General preparará una lista por orden
369
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
alfabético de los candidatos presentados y la comunicará a los Estados partes por lo menos
treinta días antes de la próxima Asamblea General.
Artículo 82
La elección de jueces de la Corte se hará de entre los candidatos que figuren en la lista a que
se refiere el artículo 81, por votación secreta de los Estados partes en la Asamblea General y
se declararán elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos y la mayoría
absoluta de los votos de los representantes de los Estados partes. Si para elegir a todos los
jueces de la Corte resultare necesario efectuar varias votaciones, se eliminarán sucesivamente,
en la forma que determinen los Estados partes, a los candidatos que reciban menor número de
votos.
Los textos de la reserva y declaraciones interpretativas antes mencionadas son los siguientes:
I. Reserva:
El artículo 21 queda sometido a la siguiente reserva: «El Gobierno argentino establece que
no quedarán sujetas a revisión de un tribunal internacional cuestiones inherentes a la
política económica del Gobierno. Tampoco considerará revisable lo que los tribunales
nacionales determinen como causas de “utilidad pública” e “interés social”, ni lo que éstos
entiendan por “indemnización justa”».
370
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
El artículo 10 debe interpretarse en el sentido de que el “error judicial” sea establecido por un
tribunal nacional.
Reconocimiento de Competencia:
Se deja constancia, asimismo, que las obligaciones contraídas en virtud de la Convención sólo
tendrán efectos con relación a hechos acaecidos con posterioridad a la ratificación del
mencionado instrumento.
371
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Preámbulo
372
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
373
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Art. 2º. Para los efectos de la presente Convención, se considera desaparición forzada la
privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometidas por
agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el
apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a
reconocer dicha privacidad de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo
cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes.
Art. 3º. Los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales, las medidas legislativas que fueran necesarias para tipificar como delito la
desaparición forzada de personas, y a imponerle una pena apropiada que tenga en cuenta su
extrema gravedad. Dicho delito será considerado como continuado o permanente mientras no
se establezca el destino o paradero de la víctima.
Los Estados Partes podrán establecer circunstancias atenuantes para los que hubieren
participado en actos que constituyan una desaparición forzada cuando contribuyan a la
aparición con vida de la víctima o suministren informaciones que permitan establecer la
desaparición forzada de una persona.
Art. 4º. Los hechos constitutivos de la desaparición forzada de personas serán considerados
delitos en cualquier Estado Parte. En consecuencia, cada Estado Parte adoptará las medidas
para establecer su jurisdicción sobre la causa en los siguientes casos:
Todo Estado Parte tomará, además, las medidas necesarias para establecer su jurisdicción
sobre el delito descripto en la presente Convención cuando el presunto delincuente se
encuentre dentro de su territorio y no proceda a extraditarlo.
374
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Esta Convención no faculta a un Estado Parte para emprender en el territorio de otro Estado
Parte el ejercicio de la jurisdicción ni el desempeño de las funciones reservadas
exclusivamente a las autoridades de la otra Parte por su legislación interna.
Art. 5º. La desaparición forzada de personas no será considerada delito político para los
efectos de extradición.
La desaparición forzada se considerará incluida entre los delitos que dan lugar a extradición
en todo tratado de extradición celebrado entre Estados Partes.
Todo Estado Parte que subordine la extradición a la existencia de un tratado y reciba de otro
Estado Parte con el que no tiene tratado una solicitud de extradición podrá considerar la
presente Convención como la base jurídica necesaria para la extradición referente al delito de
desaparición forzada.
La extradición estará sujeta a las disposiciones previstas en la Constitución y demás leyes del
Estado requerido.
Art. 6º. Cuando un Estado Parte no conceda la extradición, someterá el caso a sus autoridades
competentes como si el delito se hubiere cometido en el ámbito de su jurisdicción, para
efectos de investigación y, cuando corresponda, el proceso penal, de conformidad con su
legislación nacional. La decisión que adopten dichas autoridades será comunicada al Estado
que haya solicitado la extradición.
Art. 7º. La acción penal derivada de la desaparición forzada de personas y la pena que se
imponga judicialmente al responsable de la misma no estarán sujetas a prescripción.
375
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Sin embargo, cuando existiera una norma de carácter fundamental que impidiera la
aplicación, de lo estipulado en el párrafo anterior, el período de prescripción deberá ser igual
al del delito más grave en la legislación interna del respectivo Estado Parte.
Los Estados Partes velarán asimismo por que, en la formación del personal o de los
funcionarios encargados de la aplicación de la ley, se imparta la educación necesaria sobre el
delito de desaparición forzada de personas.
Art. 9º. Los presuntos responsables de los hechos constitutivos del delito de desaparición
forzada de personas sólo podrán ser juzgados por las jurisdicciones de derecho común
competentes en cada Estado, con exclusión de toda jurisdicción especial, en particular la
militar.
Art. 10º. En ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales, tales como estado de
guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública,
como justificación de la desaparición forzada de personas. En tales casos, el derecho a
procedimientos o recursos judiciales rápidos y eficaces se conservará como medio para
determinar el paradero de las personas privadas de libertad o su estado de salud o para
individualizar a la autoridad que ordenó la privación de libertad o la hizo efectiva.
376
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Art. 11º. Toda persona privada de libertad debe ser mantenida en lugares de detención
oficialmente reconocidos y presentada sin demora, conforme a la legislación interna
respectiva, a la autoridad judicial competente.
Los Estados Partes establecerán y mantendrán registros oficiales actualizados sobre sus
detenidos y, conforme su legislación interna, los pondrán a disposición de familiares, jueces,
abogados, cualquier persona con interés legítimo y otras autoridades.
Art. 13º. Para los efectos de la presente Convención, el trámite de las peticiones o
comunicaciones presentadas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en que
se alegue la desaparición forzada de personas estará sujeto a los procedimientos establecidos
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y en los Estatutos y Reglamentos de
la Comisión y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, incluso las normas relativas
a medidas cautelares.
377
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Art. 16º. La presente Convención está abierta a la firma de los Estados Miembros de la
Organización de los Estados Americanos.
Art. 17º. La presente Convención está sujeta a ratificación. Los instrumentos de ratificación
se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.
Art. 18º. La presente Convención quedará abierta a la adhesión de cualquier otro Estado. Los
instrumentos de adhesión se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos.
Art. 19º. Los Estados podrán formular reservas a la presente Convención en el momento de
firmarla, ratificarla o adherirse a ella, siempre que no sean incompatibles con el objeto y
propósito de la Convención y versen sobre una o más disposiciones específicas.
Art. 20º. La presente Convención entrará en vigor para los Estados ratificantes el trigésimo
día a partir de la fecha en que se haya depositado el segundo instrumento de ratificación.
Para cada Estado que ratifique la Convención o adhiera a ella después de haber sido
depositado el segundo instrumento de ratificación, la Convención entrará en vigor el trigésimo
día a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación o
adhesión.
Art. 21º. La presente Convención regirá indefinidamente, pero cualquiera de los Estados
Partes podrá denunciarla. El instrumento de denuncia será depositado en la Secretaría General
de la Organización de los Estados Americanos. Transcurrido un año contado a partir de la
fecha de depósito del instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el
Estado denunciante y permanecerá en vigor para los demás Estados Partes.
Art. 22º. El instrumento original de la presente Convención, cuyos textos en español, francés,
inglés y portugués son igualmente auténticos, será depositado en la Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, la cual enviará copia auténtica de su texto, para su
registro y publicación, a la Secretaría de las Naciones Unidas, de conformidad con el artículo
102 de la Carta de las Naciones Unidas. La Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos notificará a los Estados Miembros de dicha Organización y a los Estados
378
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Preámbulo
Considerando que, conforme a los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas,
la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad
inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables,
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas impone a los Estados la obligación de
promover el respeto universal y efectivo de los derechos y libertades humanos,
379
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
PARTE I
Artículo 1
1. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho
establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico,
social y cultural.
2. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y
recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación económica
internacional basada en el principio de beneficio recíproco, así como del derecho
internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de
subsistencia. 3. Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen la
responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso,
promoverán el ejercicio del derecho de libre determinación, y respetarán este derecho de
conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.
PARTE II
Artículo 2
380
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que:
Artículo 3
Artículo 4
381
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
3. Todo Estado Parte en el presente Pacto que haga uso del derecho de suspensión deberá
informar inmediatamente a los demás Estados Partes en el presente Pacto, por conducto del
Secretario General de las Naciones Unidas, de las disposiciones cuya aplicación haya
suspendido y de los motivos que hayan suscitado la suspensión. Se hará una nueva
comunicación por el mismo conducto en la fecha en que haya dado por terminada tal
suspensión.
Artículo 5
1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder
derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos
encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el
Pacto o a su limitación en mayor medida que la prevista en él.
PARTE III
Artículo 6
1. El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la
ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente.
2. En los países que no hayan abolido la pena capital sólo podrá imponerse la pena de muerte
por los más graves delitos y de conformidad con leyes que estén en vigor en el momento de
cometerse el delito y que no sean contrarias a las disposiciones del presente Pacto ni a la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Esta pena sólo podrá
imponerse en cumplimiento de sentencia definitiva de un tribunal competente.
3. Cuando la privación de la vida constituya delito de genocidio se tendrá entendido que nada
de lo dispuesto en este artículo excusará en modo alguno a los Estados Partes del
cumplimiento de ninguna de las obligaciones asumidas en virtud de las disposiciones de la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
382
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
5. No se impondrá la pena de muerte por delitos cometidos por personas de menos de 18 años
de edad, ni se la aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
6. Ninguna disposición de este artículo podrá ser invocada por un Estado Parte en el presente
Pacto para demorar o impedir la abolición de la pena capital.
Artículo 7
Artículo 8
3.
a) Nadie será constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio;
383
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
legalmente dictada, o de una persona que habiendo sido presa en virtud de tal
decisión se encuentre en libertad condicional;
iv) El trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales.
Artículo 9
1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser
sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por
las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta.
3. Toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad. La prisión
preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su
libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del acusado en el
acto del juicio, o en cualquier otro momento de las diligencias procesales y, en su caso, para
la ejecución del fallo.
4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá derecho a
recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la legalidad de su
prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.
5. Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a
obtener reparación.
384
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 10
1. Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano.
2.
a) Los procesados estarán separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento distinto, adecuado a su condición de
personas no condenadas;
b) Los menores procesados estarán separados de los adultos y deberán ser llevados
ante los tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para su enjuiciamiento.
Artículo 11
Nadie será encarcelado por el solo hecho de no poder cumplir una obligación contractual.
Artículo 12
1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tendrá derecho a circular
libremente por él y a escoger libremente en él su residencia.
2. Toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio.
3. Los derechos antes mencionados no podrán ser objeto de restricciones salvo cuando éstas
se hallen previstas en la ley, sean necesarias para proteger la seguridad nacional, el orden
público, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de terceros, y sean
compatibles con los demás derechos reconocidos en el presente Pacto.
4. Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país.
385
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 13
Artículo 14
1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación
de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u
obligaciones de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o
parte de los juicios por consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una
sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la
medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales
del asunto la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en
materia penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de menores de
edad exija lo contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de
menores.
2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.
3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a
las siguientes garantías mínimas:
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ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
5. Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y
la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito
por la ley.
6. Cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente revocada, o el condenado
haya sido indultado por haberse producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de
la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de tal
sentencia deberá ser indemnizada, conforme a la ley, a menos que se demuestre que le es
imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido.
7. Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o
absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país.
Artículo 15
1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivos según el derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave
387
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 16
Artículo 17
2. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques.
Artículo 18
2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de
adoptar la religión o las creencias de su elección.
3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente
a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden,
la salud o la moral públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás.
388
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
4. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres
y, en su caso, de los tutores legales, para garantizar que los hijos reciban la educación
religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.
Artículo 19
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad
de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de
fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro
procedimiento de su elección.
Artículo 20
2. Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la
discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley.
Artículo 21
Se reconoce el derecho de reunión pacífica. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar sujeto
a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en
interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública o del orden público, o para proteger
la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás.
389
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 22
1. Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con otras, incluso el derecho a fundar
sindicatos y afiliarse a ellos para la protección de sus intereses.
2. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que
sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la
seguridad pública o del orden público, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos y libertades de los demás. El presente artículo no impedirá la imposición de
restricciones legales al ejercicio de tal derecho cuando se trate de miembros de las fuerzas
armadas y de la policía.
Artículo 23
4. Los Estados Partes en el presente Pacto tomarán las medidas apropiadas para asegurar la
igualdad de derechos y de responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptarán
disposiciones que aseguren la protección necesaria a los hijos.
390
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 24
1. Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, origen nacional o social, posición económica o nacimiento, a las medidas de
protección que su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como de la
sociedad y del Estado.
Artículo 25
Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de las distinciones mencionadas en el artículo 2, y
sin restricciones indebidas, de los siguientes derechos y oportunidades:
Artículo 26
Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual
protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas
las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
391
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 27
En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las
personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los
demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia
religión y a emplear su propio idioma.
PARTE IV
Artículo 28
2. El Comité estará compuesto de nacionales de los Estados Partes en el presente Pacto, que
deberán ser personas de gran integridad moral, con reconocida competencia en materia de
derechos humanos. Se tomará en consideración la utilidad de la participación de algunas
personas que tengan experiencia jurídica.
3. Los miembros del Comité serán elegidos y ejercerán sus funciones a título personal.
Artículo 29
1. Los miembros del Comité serán elegidos por votación secreta de una lista de personas que
reúnan las condiciones previstas en el artículo 28 y que sean propuestas al efecto por los
Estados Partes en el presente Pacto.
2. Cada Estado Parte en el presente Pacto podrá proponer hasta dos personas. Estas personas
serán nacionales del Estado que las proponga.
Artículo 30
1. La elección inicial se celebrará a más tardar seis meses después de la fecha de entrada en
vigor del presente Pacto.
392
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Por lo menos cuatro meses antes de la fecha de la elección del Comité, siempre que no se
trate de una elección para llenar una vacante declarada de conformidad con el artículo 34, el
Secretario General de las Naciones Unidas invitará por escrito a los Estados Partes en el
presente Pacto a presentar sus candidatos para el Comité en el término de tres meses.
3. El Secretario General de las Naciones Unidas preparará una lista por orden alfabético de los
candidatos que hubieren sido presentados, con indicación de los Estados Partes que los
hubieren designado, y la comunicará a los Estados Partes en el presente Pacto a más tardar un
mes antes de la fecha de cada elección.
4. La elección de los miembros del Comité se celebrará en una reunión de los Estados Partes
en el presente Pacto convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas en la Sede
de la Organización. En esa reunión, para la cual el quórum estará constituido por dos tercios
de los Estados Partes en el presente Pacto, quedarán elegidos miembros del Comité los
candidatos que obtengan el mayor número de votos y la mayoría absoluta de los votos de los
representantes de los Estados Partes presentes y votantes.
Artículo 31
2. En la elección del Comité se tendrá en cuenta una distribución geográfica equitativa de los
miembros y la representación de las diferentes formas de civilización y de los principales
sistemas jurídicos.
Artículo 32
1. Los miembros del Comité se elegirán por cuatro años. Podrán ser reelegidos si se presenta
de nuevo su candidatura. Sin embargo, los mandatos de nueve de los miembros elegidos en la
primera elección expirarán al cabo de dos años. Inmediatamente después de la primera
elección, el Presidente de la reunión mencionada en el párrafo 4 del artículo 30 designará por
sorteo los nombres de estos nueve miembros.
2. Las elecciones que se celebren al expirar el mandato se harán con arreglo a los artículos
precedentes de esta parte del presente Pacto.
393
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 33
1. Si los demás miembros estiman por unanimidad que un miembro del Comité ha dejado de
desempeñar sus funciones por otra causa que la de ausencia temporal, el Presidente del
Comité notificará este hecho al Secretario General de las Naciones Unidas, quien declarará
vacante el puesto de dicho miembro.
Artículo 34
2. El Secretario General de las Naciones Unidas preparará una lista por orden alfabético de los
candidatos así designados y la comunicará a los Estados Partes en el presente Pacto. La
elección para llenar la vacante se verificará de conformidad con las disposiciones pertinentes
de esta parte del presente Pacto.
3. Todo miembro del Comité que haya sido elegido para llenar una vacante declarada de
conformidad con el artículo 33 ocupará el cargo por el resto del mandato del miembro que
dejó vacante el puesto en el Comité conforme a lo dispuesto en ese artículo.
Artículo 35 - Los miembros del Comité, previa aprobación de la Asamblea de las Naciones
Unidas, percibirán emolumentos de los fondos de las Naciones Unidas en la forma y
condiciones que la Asamblea General determine, teniendo en cuenta la importancia de las
funciones del Comité.
394
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 37
1. El Secretario General de las Naciones Unidas convocará la primera reunión del Comité en
la Sede de las Naciones Unidas.
Artículo 38
Antes de entrar en funciones, los miembros del Comité declararán solemnemente en sesión
pública del Comité que desempeñarán su cometido con toda imparcialidad y conciencia.
Artículo 39
1. El Comité elegirá su Mesa por un período de dos años. Los miembros de la Mesa podrán
ser reelegidos.
2. El Comité establecerá su propio reglamento, en el cual se dispondrá, entre otras cosas, que:
b) Las decisiones del Comité se tomarán por mayoría de votos de los miembros
presentes.
Artículo 40
1. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a presentar informes sobre las
disposiciones que hayan adoptado y que den efecto a los derechos reconocidos en el Pacto y
sobre el progreso que hayan realizado en cuanto al goce de esos derechos:
395
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
a) En el plazo de un año a contar de la fecha de entrada en vigor del presente Pacto con
respecto a los Estados Partes interesados;
2. Todos los informes se presentarán al Secretario General de las Naciones Unidas, quien los
transmitirá al Comité para examen. Los informes señalarán los factores y las dificultades, si
los hubiere, que afecten a la aplicación del presente Pacto.
3. El Secretario General de las Naciones Unidas, después de celebrar consultas con el Comité,
podrá transmitir a los organismos especializados interesados copias de las partes de los
informes que caigan dentro de sus esferas de competencia.
4. El Comité estudiará los informes presentados por los Estados Partes en el presente Pacto.
Transmitirá sus informes, y los comentarios generales que estime oportunos, a los Estados
Partes. El Comité también podrá transmitir al Consejo Económico y Social esos comentarios,
junto con copia de los informes que haya recibido de los Estados Partes en el Pacto.
5. Los Estados Partes podrán presentar al Comité observaciones sobre cualquier comentario
que se haga con arreglo al párrafo 4 del presente artículo.
Artículo 41
1. Con arreglo al presente artículo, todo Estado Parte en el presente Pacto podrá declarar en
cualquier momento que reconoce la competencia del Comité para recibir y examinar las
comunicaciones en que un Estado Parte alegue que otro Estado Parte no cumple las
obligaciones que le impone este Pacto. Las comunicaciones hechas en virtud del presente
artículo sólo se podrán admitir y examinar si son presentadas por un Estado Parte que haya
hecho una declaración por la cual reconozca con respecto a sí mismo la competencia del
Comité. El Comité no admitirá ninguna comunicación relativa a un Estado Parte que no haya
hecho tal declaración. Las comunicaciones recibidas en virtud de este artículo se tramitarán de
conformidad con el procedimiento siguiente:
a) Si un Estado Parte en el presente Pacto considera que otro Estado Parte no cumple
las disposiciones del presente Pacto, podrá señalar el asunto a la atención de dicho
Estado mediante una comunicación escrita. Dentro de un plazo de tres meses, contado
396
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
e) A reserva de las disposiciones del inciso c, el Comité pondrá sus buenos oficios a
disposición de los Estados Partes interesados a fin de llegar a una solución amistosa
del asunto, fundada en el respeto de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales reconocidos en el presente Pacto.
f) En todo asunto que se le someta, el Comité podrá pedir a los Estados Partes
interesados a que se hace referencia en el inciso b que faciliten cualquier información
pertinente.
397
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
2. Las disposiciones del presente artículo entrarán en vigor cuando diez Estados Partes en el
presente Pacto hayan hecho las declaraciones a que se hace referencia en el párrafo 1 del
presente artículo. Tales declaraciones serán depositadas por los Estados Partes en poder del
Secretario General de las Naciones Unidas, quien remitirá copia de las mismas a los demás
Estados Partes. Toda declaración podrá retirarse en cualquier momento mediante notificación
dirigida al Secretario General. Tal retiro no será obstáculo para que se examine cualquier
asunto que sea objeto de una comunicación ya transmitida en virtud de este artículo; no se
admitirá ninguna nueva comunicación de un Estado Parte una vez que el Secretario General
de las Naciones Unidas haya recibido la notificación de retiro de la declaración, a menos que
el Estado Parte interesado haya hecho una nueva declaración.
Artículo 42
1.
a) Si un asunto remitido al Comité con arreglo al artículo 41 no se resuelve a
satisfacción de los Estados Partes interesados, el Comité, con el previo consentimiento
de los Estados Partes interesados, podrá designar una Comisión Especial de
Conciliación (denominada en adelante la Comisión). Los buenos oficios de la
Comisión se pondrán a disposición de los Estados Partes interesados a fin de llegar a
una solución amistosa del asunto, basada en el respeto al presente Pacto.
b) La Comisión estará integrada por cinco personas aceptables para los Estados Partes
interesados. Si, transcurridos tres meses, los Estados Partes interesados no se ponen de
acuerdo sobre la composición, en todo o en parte, de la Comisión, los miembros de la
Comisión sobre los que no haya habido acuerdo serán elegidos por el Comité, de entre
sus propios miembros, en votación secreta y por mayoría de dos tercios.
398
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
7. Cuando la Comisión haya examinado el asunto en todos sus aspectos, y en todo caso en un
plazo no mayor de doce meses después de haber tomado conocimiento del mismo, presentará
al Presidente del Comité un informe para su transmisión a los Estados Partes interesados:
a) Si la Comisión no puede completar su examen del asunto dentro de los doce meses,
limitará su informe a una breve exposición de la situación en que se halle su examen
del asunto;
b) Si se alcanza una solución amistosa del asunto basada en el respeto a los derechos
humanos reconocidos en el presente Pacto, la Comisión limitará su informe a una
breve exposición de los hechos y de la solución alcanzada;
399
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
8. Las disposiciones de este artículo no afectan a las funciones del Comité previstas en el
artículo 41.
9. Los Estados Partes interesados compartirán por igual todos los gastos de los miembros de
la Comisión, de acuerdo con el cálculo que haga el Secretario General de las Naciones
Unidas.
10. El Secretario General de las Naciones Unidas podrá sufragar, en caso necesario, los gastos
de los miembros de la Comisión, antes de que los Estados Partes interesados reembolsen esos
gastos conforme al párrafo 9 del presente artículo.
Artículo 43
Los miembros del Comité y los miembros de las comisiones especiales de conciliación
designados conforme al artículo 42 tendrán derecho a las facilidades, privilegios e
inmunidades que se conceden a los expertos que desempeñen misiones para las Naciones
Unidas, con arreglo a lo dispuesto en las secciones pertinentes de la Convención sobre los
privilegios e inmunidades de las Naciones Unidas.
Artículo 44
Las disposiciones de la aplicación del presente Pacto se aplicarán sin perjuicio de los
procedimientos previstos en materia de derechos humanos por los instrumentos constitutivos
y las convenciones de las Naciones Unidas y de los organismos especializados o en virtud de
los mismos, y no impedirán que los Estados Partes recurran a otros procedimientos para
resolver una controversia, de conformidad con convenios internacionales generales o
especiales vigentes entre ellos.
400
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 45
El Comité presentará a la Asamblea General de las Naciones Unidas, por conducto del
Consejo Económico y Social, un informe anual sobre sus actividades.
PARTE V
Artículo 46
Artículo 47
Ninguna disposición del presente Pacto deberá interpretarse en menoscabo del derecho
inherente de todos los pueblos a disfrutar y utilizar plena y libremente sus riquezas y recursos
naturales.
PARTE VI
Artículo 48
1. El presente Pacto estará abierto a la firma de todos los Estados Miembros de las Naciones
Unidas o miembros de algún organismo especializado, así como de todo Estado Parte en el
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y de cualquier otro Estado invitado por la
Asamblea General de las Naciones Unidas a ser parte en el presente Pacto.
401
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 49
1. El presente Pacto entrará en vigor transcurridos tres meses a partir de la fecha en que haya
sido depositado el trigésimo quinto instrumento de ratificación o de adhesión en poder del
Secretario General de las Naciones Unidas.
2. Para cada Estado que ratifique el presente Pacto o se adhiera a él después de haber sido
depositado el trigésimo quinto instrumento de ratificación o de adhesión, el Pacto entrará en
vigor transcurridos tres meses a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su
instrumento de ratificación o de adhesión.
Artículo 50
Las disposiciones del presente Pacto serán aplicables a todas las partes componentes de los
Estados federales, sin limitación ni excepción alguna.
Artículo 51
1. Todo Estado Parte en el presente Pacto podrá proponer enmiendas y depositarlas en poder
del Secretario General de las Naciones Unidas. El Secretario General comunicará las
enmiendas propuestas a los Estados Partes en el presente Pacto, pidiéndoles que le notifiquen
si desean que se convoque a una conferencia de Estados Partes con el fin de examinar las
propuestas y someterlas a votación. Si un tercio al menos de los Estados se declara en favor
de tal convocatoria, el Secretario General convocará una conferencia bajo los auspicios de las
Naciones Unidas. Toda enmienda adoptada por la mayoría de Estados presentes y votantes en
la conferencia se someterá a la aprobación de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
2. Tales enmiendas entrarán en vigor cuando hayan sido aprobadas por la Asamblea General
de las Naciones Unidas y aceptadas por una mayoría de dos tercios de los Estados Partes en el
presente Pacto, de conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales.
402
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
3. Cuando tales enmiendas entren en vigor, serán obligatorias para los Estados Partes que las
hayan aceptado, en tanto que los demás Estados Partes seguirán obligados por las
disposiciones del presente Pacto y por toda enmienda anterior que hayan aceptado.
Artículo 53
1. El presente Pacto, cuyos textos en chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente
auténticos, será depositado en los archivos de las Naciones Unidas.
2. El Secretario General de las Naciones Unidas enviará copias certificadas del presente Pacto
a todos los Estados mencionados en el artículo 48.
Considerando que para asegurar el mejor logro de los propósitos del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (en adelante denominado el Pacto) y la aplicación de sus
disposiciones sería conveniente facultar al Comité de Derechos Humanos establecido en la
parte IV del Pacto (en adelante denominado el Comité) para recibir y considerar, tal como se
403
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 1
Todo Estado Parte en el Pacto que llegue a ser parte en el presente Protocolo reconoce la
competencia del Comité para recibir y considerar comunicaciones de individuos que se hallen
bajo la jurisdicción de ese Estado y que aleguen ser víctimas de una violación, por ese Estado
Parte, de cualquiera de los derechos enunciados en el Pacto. El Comité no recibirá ninguna
comunicación que concierna a un Estado Parte en el Pacto que no sea parte en el presente
Protocolo.
Artículo 2
Con sujeción a lo dispuesto en el artículo 1, todo individuo que alegue una violación de
cualquiera de sus derechos enumerados en el Pacto y que haya agotado todos los recursos
internos disponibles podrá someter a la consideración del Comité una comunicación escrita.
Artículo 3
Artículo 4
2. En un plazo de seis meses, ese Estado deberá presentar al Comité por escrito explicaciones
o declaraciones en las que se aclare el asunto y se señalen las medidas que eventualmente
haya adoptado al respecto.
404
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 5
3. El Comité celebrará sus sesiones a puerta cerrada cuando examine las comunicaciones
previstas en el presente Protocolo.
Artículo 6
El Comité incluirá en el informe anual que ha de presentar con arreglo al artículo 45 del Pacto
un resumen de sus actividades en virtud del presente Protocolo.
Artículo 7
En tanto no se logren los objetivos de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, de 14 de diciembre de 1960, relativa a la Declaración sobre la concesión de
la independencia a los países y pueblos coloniales, las disposiciones del presente Protocolo no
limitarán de manera alguna el derecho de petición concedido a esos pueblos por la Carta de
las Naciones Unidas y por otros instrumentos y convenciones internacionales que se hayan
concertado bajo los auspicios de las Naciones Unidas o de sus organismos especializados.
405
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 8
1. El presente Protocolo estará abierto a la firma de cualquier Estado que haya firmado el
Pacto.
2. El presente Protocolo está sujeto a ratificación por cualquier Estado que haya ratificado el
Pacto o se haya adherido al mismo. Los instrumentos de ratificación se depositarán en poder
del Secretario General de las Naciones Unidas.
3. El presente Protocolo quedará abierto a la adhesión de cualquier Estado que haya ratificado
el Pacto o se haya adherido al mismo.
5. El Secretario General de las Naciones Unidas informará a todos los Estados que hayan
firmado el presente Protocolo, o se hayan adherido a él, del depósito de cada uno de los
instrumentos de ratificación o de adhesión.
Artículo 9
2. Para cada Estado que ratifique el presente Protocolo o se adhiera a él después de haber sido
depositado el décimo instrumento de ratificación o de adhesión, el presente Protocolo entrará
en vigor transcurridos tres meses a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su
propio instrumento de ratificación o de adhesión.
Artículo 10
Las disposiciones del presente Protocolo serán aplicables a todas las partes componentes de
los Estados federales, sin limitación ni excepción alguna.
406
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 11
2. Tales enmiendas entrarán en vigor cuando hayan sido aprobadas por la Asamblea General y
aceptadas por una mayoría de dos tercios de los Estados Partes en el presente Protocolo, de
conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales.
3. Cuando tales enmiendas entren en vigor serán obligatorias para los Estados Partes que las
hayan aceptado, en tanto que los demás Estados Partes seguirán obligados por las
disposiciones del presente Protocolo y por toda enmienda anterior que hubiesen aceptado.
Artículo 12
1. Todo Estado Parte podrá denunciar el presente Protocolo en cualquier momento mediante
notificación escrita dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas. La denuncia surtirá
efecto tres meses después de la fecha en que el Secretario General haya recibido la
notificación.
2. La denuncia se hará sin perjuicio de que las disposiciones del presente Protocolo sigan
aplicándose a cualquier comunicación presentada, en virtud del artículo 2, antes de la fecha de
efectividad de la denuncia.
Artículo 13
407
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo 14
1. El presente Protocolo, cuyos textos en chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente
auténticos, será depositado en los archivos de las Naciones Unidas.
2. El Secretario General de las Naciones Unidas enviará copias certificadas del presente
Protocolo a todos los Estados mencionados en el artículo 48 del Pacto.
Considerando que la Asamblea General de las Naciones Unidas, por su resolución 96 (I) de
11 de diciembre de 1946, ha declarado que el genocidio es un delito de derecho internacional
contrario al espíritu y a los fines de las Naciones Unidas y que el mundo civilizado condena,
408
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Convienen en lo siguiente:
Artículo I
Las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en
tiempo de guerra, es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y
a sancionar.
Artículo II
Artículo III
a) El genocidio;
409
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
d) La tentativa de genocidio;
e) La complicidad en el genocidio.
Artículo IV
Las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los otros actos enumerados en el
artículo III, serán castigadas, ya se trate de gobernantes, funcionarios o particulares.
Artículo V
Artículo VI
Artículo VII
A los efectos de extradición, el genocidio y los otros actos enumerados en el artículo III no
serán considerados como delitos políticos. Las Partes contratantes se comprometen, en tal
caso, a conceder la extradición conforme a su legislación y a los tratados vigentes.
410
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo VIII
Toda Parte contratante puede recurrir a los órganos competentes de las Naciones Unidas a fin
de que éstos tomen, conforme a la Carta de las Naciones Unidas, las medidas que juzguen
apropiadas para la prevención y la represión de actos de genocidio o de cualquiera de los otros
actos enumerados en el artículo III.
Artículo IX
Artículo X
La presente Convención, cuyos textos inglés, chino, español, francés y ruso serán igualmente
auténticos, llevará la fecha de 9 de diciembre de 1948.
Artículo XI
La presente Convención estará abierta hasta el 31 de diciembre de 1949 a la firma de todos los
Estados Miembros de las Naciones Unidas y de todos los Estados no miembros a quienes la
Asamblea General haya dirigido una invitación a este efecto. La presente Convención será
ratificada y los instrumentos de ratificación serán depositados en la Secretaria General de las
Naciones Unidas. A partir del 1° de enero de 1950, será posible adherir a la presente
Convención en nombre de todo Estado Miembro de las Naciones Unidas y de todo Estado no
miembro que haya recibido la invitación arriba mencionada. Los instrumentos de adhesión
serán depositados en la Secretaría General de las Naciones Unidas.
Artículo XII
Toda Parte contratante podrá, en todo momento, por notificación dirigida al Secretario
General de las Naciones Unidas, extender la aplicación de la presente Convención a todos los
territorios o a uno cualquiera de los territorios de cuyas relaciones exteriores sea responsable.
411
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo XIII
En la fecha en que hayan sido depositados los veinte primeros instrumentos de ratificación o
de adhesión, el Secretario General levantará un acta y transmitirá copia de dicha acta a todos
los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a los Estados no miembros a que se hace
referencia en el artículo XI. La presente Convención entrará en vigor el nonagésimo día
después de la fecha en que se haga el depósito del vigésimo instrumento de ratificación o de
adhesión. Toda ratificación o adhesión efectuada posteriormente a la última fecha tendrá
efecto el nonagésimo día después de la fecha en que se haga el depósito del instrumento de
ratificación o de adhesión.
Artículo XIV
La presente Convención tendrá una duración de diez años a partir de su entrada en vigor.
Permanecerá después en vigor por un período de cinco años; y así sucesivamente, respecto de
las Partes contratantes que no la hayan denunciado por lo menos seis meses antes de la
expiración del plazo.
La denuncia se hará por notificación escrita dirigida al Secretario General de las Naciones
Unidas.
Artículo XV
Si, como resultado de denuncias, el número de las Partes en la presente Convención se reduce
a menos de dieciséis, la Convención cesará de estar en vigor a partir de la fecha en que la
última de esas denuncias tenga efecto.
Artículo XVI
Una demanda de revisión de la presente Convención podrá ser formulada en cualquier tiempo
por cualquiera de las Partes contratantes, por medio de notificación escrita dirigida al
Secretario General. La Asamblea General decidirá respecto a las medidas que deban tomarse,
si hubiere lugar, respecto a tal demanda.
412
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo XVII
El Secretario General de las Naciones Unidas notificará a todos los Estados Miembros de las
Naciones Unidas y a los Estados no miembros a que se hace referencia en el artículo XI:
Artículo XVIII
El original de la presente Convención será depositado en los archivos de las Naciones Unidas.
Una copia certificada será dirigida a todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas y a
los Estados no miembros a que se hace referencia en el artículo XI.
Artículo XIX
La presente Convención será registrada por el Secretario General de las Naciones Unidas en
la fecha de su entrada en vigor.
413
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Preámbulo
414
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Recordando las resoluciones del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas 1.074
D (XXXIX) de 28 de julio de 1965 y 1158 (XLI) de 5 de agosto de 1966, relativas al castigo
de los criminales de guerra y de las personas que hayan cometido crímenes de lesa
humanidad,
Considerando que los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad figuran entre los
delitos de derecho internacional más graves,
Convencidos de que la represión efectiva de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad es un elemento importante para prevenir esos crímenes y proteger los derechos
humanos y libertades fundamentales, y puede fomentar la confianza, estimular la cooperación
entre los pueblos y contribuir a la paz y la seguridad internacionales,
Advirtiendo que la aplicación a los crímenes de guerra y a los crímenes de lesa humanidad de
las normas de derecho interno relativas a la prescripción de los delitos ordinarios suscita grave
preocupación en la opinión pública mundial, pues impide el enjuiciamiento y castigo de las
personas responsables de esos crímenes,
Convienen en lo siguiente:
Artículo I
Los crímenes siguientes son imprescriptibles, cualquiera que sea la fecha en que se hayan
cometido:
415
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar
Internacional de Núremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada por las
resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de febrero de
1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, sobre todo las “infracciones graves”
enumeradas en los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 para la protección
de las víctimas de la guerra;
Artículo II
Artículo III
Los Estados Partes en la presente Convención se obligan a adoptar todas las medidas internas
que sean necesarias, legislativas o de cualquier otro orden, con el fin de hacer posible la
extradición, de conformidad con el derecho internacional, de las personas a que se refiere el
artículo II de la presente Convención.
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Artículo IV
Los Estados Partes en la presente Convención se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
respectivos procedimientos constitucionales, las medidas legislativas o de otra índole que
fueran necesarias para que la prescripción de la acción penal o de la pena, establecida por ley
o de otro modo, no se aplique a los crímenes mencionados en los artículos I y II de la presente
Convención y, en caso de que exista, sea abolida.
Artículo V
La presente Convención estará abierta hasta el 31 de diciembre de 1969 a la firma de todos los
Estados Miembros de las Naciones Unidas o miembros de algún organismo especializado o
del Organismo Internacional de Energía Atómica, así como de todo Estado Parte en el
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia y de cualquier otro Estado invitado por la
Asamblea General de las Naciones Unidas a ser parte en la presente Convención.
Artículo VI
Artículo VII
Artículo VIII
1. La presente Convención entrará en vigor el nonagésimo día siguiente a la fecha en que haya
sido depositado en poder del Secretario General de las Naciones Unidas el décimo
instrumento de ratificación o de adhesión.
2. Para cada Estado que ratifique la presente Convención o se adhiera a ella después de haber
sido depositado el décimo instrumento de ratificación o de adhesión, la Convención entrará en
417
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
vigor el nonagésimo día siguiente a la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento
de ratificación o de adhesión.
Artículo IX
1. Una vez transcurrido un período de diez años contado a partir de la fecha en que entre en
vigor la presente Convención, todo Estado parte podrá solicitar en cualquier momento la
revisión de la presente Convención mediante notificación por escrito dirigida al Secretario
General de las Naciones Unidas.
2. La Asamblea General de las Naciones Unidas decidirá sobre las medidas que deban
tomarse, en su caso, respecto a tal solicitud.
Artículo X
1. La presente Convención, será depositada en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas.
2. El Secretario General de las Naciones Unidas hará llegar copias certificadas de la presente
Convención a todos los Estados mencionados en el artículo V.
3. El Secretario General de las Naciones Unidas comunicará a todos los Estados mencionados
en el artículo V:
Artículo XI
La presente Convención, cuyos textos en chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente
auténticos, llevará la fecha 26 de noviembre de 1968.
418
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Decreto 810/95
Buenos Aires, 23/11/95.
POR TANTO:
Decreto 579/03
(B. O. 13/8/2003)
CONSIDERANDO:
419
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TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Que sin perjuicio de ello, a la fecha no ha sido depositado en la Secretaría General de las
Naciones Unidas, el pertinente instrumento de adhesión por parte del Gobierno Argentino.
Que la República Argentina, ha dado inicio a una nueva etapa en la que el respeto a los
derechos esenciales del hombre, a las instituciones de la democracia y a la justicia social, se
han convertido en los pilares fundamentales de la gestión de Gobierno.
Que atento lo expuesto, corresponde en esta instancia adoptar los recaudos de estilo, para
concluir el procedimiento pertinente para la adhesión a la citada CONVENCIÓN.
Que la presente medida se dicta en uso de las atribuciones conferidas por el artículo 99, inciso
1, de la Constitución Nacional.
Por ello,
DECRETA:
420
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Ley 25.778
(B. O. 3-9-2003)
421
ARGENTINA
TRATADOS INTERNACIONALES CON JERARQUÍA CONSTITUCIONAL
Decreto 688/03
Buenos Aires, 2/9/03.
POR TANTO:
422