Sei sulla pagina 1di 11

SUEÑA GRANDES SUEÑOS de Luis Palau

¿Alguna vez has tomado una Coca-Cola bien fría? Yo también. Y lo mismo ha hecho
otros cientos de millones de personas por lodo el mundo. Y todo comenzó con la idea de
Roberto Woodruff.
Woodruff fue presidente de Coca-Cola desde 1923a 1955. Siendo principal ejecutivo de
esa compañía de bebidas gaseosas, tuvo la audacia de declarar: "Haremos que todo
hombre que vista uniforme pueda conseguir una botella de Coca-Cola a precio ínfimo, sin
importar dónde esté o cuál sea el costo real".
Después de concluida la Segunda Guerra Mundial, Woodruff agregó que durante su vida,
deseaba que todo el mundo probara una Coca-Cola. ¡Eso sí que es tener visión!
Con detallada planificación y gran persistencia, Woodruff y sus colegas consiguieron
llegar con Coca-Cola a todo el mundo en esa misma generación.
¿Cuan grande es tu visión? ¿Alguna vez has pensado en lo que Dios podría hacer en tu
generación a través de ti?
No estoy bromeando; y tampoco bromeaba el Señor Jesucristo cuando instó a sus
discípulos a que tuvieran visión para impactar al mundo para Dios. Los Doce Apóstoles
(con excepción de Judas) escuchaban atentamente a Jesús cuando él los ponía en
sobreaviso de la cercana traición y su inminente muerte.
"No importa lo que suceda," les dijo, "crean en mí. Yo soy el Camino, y la Verdad y la
Vida. Yo soy en el Padre y el Padre en mí. Trabajamos en unidad. Si no pueden creer
sólo por mis palabras, al menos crean en mí por los milagros que han visto."
Y entonces el Señor sorprendió a los Apóstoles, diciendo: "Solemnemente declaro:
cualquiera que crea en mi realizará los mismos milagros que he realizado y aun mayores,
porque voy a estar con el Padre. Ustedes podrán pedirle cualquier cosa en mi nombre, y
yo se la concederé para que el Padre se enaltezca en las obras que he de hacer a través de
ustedes. Sí, pidan cualquier cosa en mi nombre, y se la concederé. Si me aman,
obedézcanme. "(Juan 14:12-15).
No subestimes estas palabras. Léelas Otra vez. En forma concisa, Cristo desafía a sus
discípulos—y ahora tú y yo estamos incluidos—a soñar grandes sueños, hacer grandes
planes, orar grandes oraciones, y obedecer sus grandes mandamientos.
Según los discípulos, el tiempo se estaba por acabar. Durante más de tres años habían
esperado que Cristo redimiese a Israel y reinase como Mesías. Pero sin embargo él ahora
decía que uno de ellos lo iba a traicionar y que lo entregaría a los líderes judíos para ser
crucificado.
No podían aceptar lo que les estaba diciendo; "Estaré con ustedes un poquito más. . . voy
a regresar al Padre... los voy a dejar." Una voz muy dentro de ellos parecía gritar: "¡No!
No puede ser cierto".
Así que imagínate lo que pensaron los Doce cuando Cristo les hizo esta promesa:
"Solemnemente declaro: Cualquiera que crea en mí realizará los mismos milagros que he
realizado" (Juan 14:12a).
Alrededor de la mesa en el aposento alto estaban sentados Pedro, que casi se había
ahogado tratando de caminar sobre el agua; Felipe, que había alzado sus brazos
exclamando que era imposible comprar pan para la multitud; y Andrés, quien con algunos
otros discípulos no había podido siquiera sanar a un muchacho endemoniado.
Jesús había dicho a cada discípulo: "Puedes continuar el trabajo que yo he estado
haciendo." Y él nos promete lo mismo a ti y a mí. Nos llama a soñar grandes sueños de lo
que podemos hacer para impactar al mundo para su gloria. ¿Te preguntas cómo es
posible? Hay una doble respuesta.
En primer lugar, puesto que Jesús iba al Padre. Aseguró a los discípulos que enviara un
Consolador, el Espíritu Santo, para que estuviera en lodos los creyentes. Cristo, entonces,
continuaría su trabajo a través de nosotros.
En segundo lugar. Cristo condicionó su promesa. Nota que dijo: "Cualquiera que crea en
mí realizará los mismos milagros que he realizado. " El Señor nos desafía a tener fe—no
necesariamente más fe, sino fe en él. Una fe activa. Una de las traducciones dice: "Todo
aquel que persevera en creer en mí, ése puede hacer las obras que yo hago."
¿Has cesado de ver grandes cosas en tu vida? Quizás hayas dejado de creer que, en
nuestra generación, Dios puede obrar de un modo poderoso. ¿Qué es lo que limita la obra
de Dios aquí en la tierra? ¿Acaso Dios es incapaz de hacer que los corazones de millares
y millares se vuelvan a él? ¿Es incapaz de producir un avivamiento en las iglesias y hacer
que las llamas de ese avivamiento se extiendan en todo el continente? Por supuesto que
no. Sin embargo Dios prefirió limitar, al menos en parte, su obra; limitarla a todo aquello
que le confiamos para que haga por medio de nosotros.
¿Por qué razón tan pocos cristianos tan pocas veces llegan a realizar grandes cosas para
Cristo? Creo que se debe a que perdemos la habilidad de soñar grandes sueños. Y vemos
que sucede continuamente.
Es envidiable el entusiasmo y la casi pueril confianza en Dios de los nuevos creyentes-
Las historias de héroes de la fe tales como Jorge Müller. Hudson Taylor, y Corrie ten
Boom, los inspiran a lanzarse a una acción que algunos podrían considerar demasiado
atrevida.
Pero con el correr del tiempo, las arterias espirituales se endurecen y nos volvemos
cínicos. Perdemos el gozo y la emoción de la vida cristiana. Oímos que ha sucedido algo
maravilloso, y todo lo que se nos ocurre decir es: "¡Qué bien!" Nos volvemos indiferentes
a la obra de Dios en el mundo.
Aunque nuestras declaraciones doctrinales son teológicamente correctas, nuestras vidas
niegan la realidad que afirmamos.
Si deseamos que Dios nos use nuevamente, debemos confesar nuestra incredulidad y
decir: ' 'Señor Jesús, renueva en mí la visión de tu poder- Renueva mi confianza en tu
fuerza. Renueva mi fe en tus recursos." Sólo entonces puedes comenzar a soñar otra vez,
El Señor Jesús nunca limitó la visión de sus discípulos. A pesar de que restringió su
propio ministerio público a Palestina, vino. vivió y murió por toda la humanidad.
Después de su resurrección, comisionó a sus seguidores ordenándoles: "Hagan discípulos
en todas las naciones" (Mateo 28:19), y los envió primero a Jerusalén, luego a toda Judea
y Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8).
La iglesia primitiva hizo lo que nacemos nosotros—vacilaron en soñar sobre lo que Dios
deseaba hacer en esa generación. Fue necesario que Esteban fuese apedreado y que se
convirtiera Saulo para que, de una vez por todas, ellos salieran de su inercia espiritual.
Mientras que otros creyentes se esparcían por toda Palestina, el Apóstol Pablo tomó en
serio la gran comisión del Señor y dedicó gran parte de su vida a viajar y predicar el
evangelio a los gentiles.
En Romanos 15 Pablo hace un resumen de su primer viaje misionero. El ya había dado
un informe oral, detallado, a la iglesia en Antioquia (Hechos 14:27) y al Concilio de
Jerusalén. Pero aquí sencillamente declara: ". . . desde Jerusalén, y por las alrededores
hastaI lírico, todo he llenado del evangelio de Cristo " (Romanos 15:19 versión Reina
Valera).
Ahora bien, la distancia por tierra de Jerusalén a Ilírico era de más de 1,200 kilómetros .
No obstante Pablo pudo mirar atrás en el viaje y decir; "Misión cumplida. He llenado del
evangelio de Cristo toda esa región." Pero Pablo no se detuvo, asumiendo que no
quedaba nada por hacer. Todo lo contrario. Ya había comenzado a soñar con otros
campos de labor.
¿Dónde se han detenido tus sueños? ¿En algún rincón de tu pequeño mundo? Si tus
sueños no van más allá de terminar tus estudios, pagar las cuentas o criar a tus hijos,
entonces tu visión no proviene de Dios. Quizás ya sea tiempo de considerar de qué
manera él podría usarte en las vidas de otros.
Hay muchísimas oportunidades de servir a Cristo en todo el mundo. ¿Quieres hacer un
pequeño tour? Déjame guiarte: En Asi, todo nuestro Equipo espera tener cruzadas de
evangelismo masivo en los próximos años- El budismo, el islamismo y otras creencias
tradicionales están muy extendidas. Expertos en misiones estiman que los cristianos
asiáticos no llegan a más del tres o cuatro por ciento de la población. La Iglesia allí debe
enfrentar muchos obstáculos. y necesita toda nuestra ayuda y aliento.
América Latina durante siglos ha sido dominada por el catolicismo, que alega tener entre
el ochenta y noventa por ciento de fieles en cada país, Aunque hay muchos latinos que
son católicos nominales, el continente está abierto a cuestiones espirituales. En este
último tiempo muchos latinoamericanos han entregado sus vidas a Cristo al oír el
mensaje del evangelio en cruzadas masivas, y programas de radio y televisión.
En los últimos veinte años me he emocionado al ver el tremendo crecimiento de las
iglesias evangélicas en Centro y Sudamérica. Creo firmemente que en diez o quince años
varias naciones podrían tener mayoría de creyentes cristianos. Pero la situación política y
económica en muchos de estos países es como un barril de pólvora a punto de explotar,
Nadie puede asegurar por cuánto tiempo más estarán abiertos al evangelio.
En África, el cristianismo crece a una velocidad pasmosa. Los estudiosos afirman que
cada día más de 16.000 personas entregan sus vidas a Cristo en ese continente. Los
campos están listos para la siega, pero se necesitan maestros de la Biblia que enseñen a
estos africanos acerca de su nueva fe y acerca de la manera en que pueden testificar de
día.
En Europa, donde nuestro Equipo ha llevado a cabo grandes campanas, el secularismo y
el humanismo están a la orden del día. Aquellas naciones que en un tiempo enviaban
misioneros para todo el mundo, son ahora vastos campos para el trabajo misionero.
Un periodista de la BBC de Londres cierta vez me preguntó por qué yo gastaba el tiempo
tratando de predicar el evangelio en una sociedad postcristiana. "¿Acaso no está usando
energías en un caso ya perdido?", se cuestionó.
"No existe una sociedad post-cristiana", le repliqué. "Una generación podrá rechazar el
evangelio para si misma, pero no lo puede rechazar para las futuras generaciones". Y
además, agregué con alegría, "Jesucristo vino a buscar lo que estaba perdido." Es por esto
que creo que hay tanta necesidad de trabajo evangelístico en este viejo continente,
perdido y muerto espiritualmente.
La Iglesia en Norteamérica ha tenido la ayuda del aumento de movimientos evangélicos,
institutos bíblicos y transmisiones cristianas. Pero aun se corre el peligro de perder la
llama de la visión encendida por este crecimiento. Si los cristianos de allí pierden el
trofeo que les mera confiado por la generación anterior, entonces Norteamérica se
convertirla en otra Europa sin vida espiritual.
Quizás me digas: "Sí, Luis, hay grandes oportunidades a nivel mundial, pero ¿cómo
podamos ganar a nuestra generación para Cristo? ¿En verdad es posible predicar el
evangelio en todas las naciones?"
Yo creo que si es posible si tomamos en serio la Palabra de Dios y planeamos hacer
grandes cosas con su poder divino en nosotros.
PLANEA GRANDES PLANES
Yo tenía unos 17 años cuando comencé a tomar en serio la Palabra de Dios. Fue entonces
que Juan 14:12 empezó a incomodarme. Simplemente no podía creer las palabras de la
segunda mitad del versículo. Incluso me tomé el trabajo de compararlo con otras
traducciones para ver si podía encontrar una mejor interpretación. Sin embargo en cada
versión las palabras son esencialmente las mismas.
Jesucristo declara: "Cualquiera que crea en mí realizará los mismos milagros y aun
mayores, porque voy a estar con el Padre" (Juan 14:12). Es una promesa fantástica, casi
increíble, pero veraz. Es una promesa hecha por el mismo Señor Jesús, y por lo tanto es
segura. Cristo promete que podemos hacer obras mayores que las que él hizo.
Quizás otro vistazo al ministerio de Pablo nos ayude a comprender mejor lo que Cristo
está diciendo aquí. Sin lugar a dudas. Dios uso a Pablo de una manera tremenda durante
los primeros y cruciales anos de la Iglesia del Nuevo Testamento. Hasta sus adversarios
admitieron que Pablo había saturado provincias enteras con el evangelio (Hechos 9;26) y
había causado impacto en todo el mundo (Hechos 17:6).
Algunos estudiosos han llegado a declarar que, desde un punto de vista humano, este
fariseo convertido en predicador tuvo más influencia en la historia que el mismo
Jesucristo- En su libro De la culpa a la gloria Ray Stedmandice: "¿Alguna vez te has
preguntado cuál ha sido la influencia del Apóstol Pablo en tu vida? El vivió hace casi dos
mil años, y no obstante entre nosotros no hay una sola persona en cuya vida no estén las
huellas dejadas por este hombre. La historia toda ha sido cambiada por las verdades que
él enseñó".
¿Te gustaría que tu iglesia apoyara a un misionero como Pablo? ¿Cuál era su secreto?
Muy simple. El no era sólo un soñador. También planeo grandes planes y los llevó a cabo
en el poder del Espíritu Santo. Esos planes incluyeron el trabajo en equipo, largos viajes,
testimonio personal y el establecimiento de iglesias locales para que los nuevos creyentes
se alimentaran.
Ya ves que Pablo no se conformó saturando con el evangelio a una pequeña región y
dejando a un lado al resto del mundo. Tuvo una estrategia para llegar a todo el Imperio
Romano. Pudo decir: "Pero al fin, eras años de espera, ya he terminado mi trabajo por
estos lugares (Jerusalén a Ilírico), y puedo ir. Estoy pensando ir a España; cuando lo
haga, pasaré por Roma. y tendré el gusto de estar con ustedes algún tiempo" (Romanos
15:23-24).
En este capítulo Pablo continúa explicando su itinerario. En su mente pudo visualizar
cada ciudad importante en la que haría una parada en su viaje a Roma. Anhelaba que, con
el tiempo, la gente de esas ciudades capitales se convirtiera a Cristo. Pero más aun, su
meta final era llegar hasta España, el límite occidental del Imperio.
Observa que el Apóstol usó de la estrategia para llevar a cabo su ministerio. El no creyó
que un plan estratégico fuera camal o indigno. Todo lo contrario. Lo vio como
herramienta para alcanzar a las masas de manera mas efectiva.
Puedo recordar qué frustrado me sentía cuando era muchacho, pensando en la
evangelización de los no-cristianos. "Señor, hay millones de personas que no te conocen,
Y sin embargo aquí estamos, muy cómodos, sentados cada domingo, la misma gente,
haciendo siempre lo mismo. Debemos hacer algo." Así que varios de nosotros
comenzamos a orar juntos' 'Señor, mueve nuestros corazones para alcanzar a los
perdidos. Que tu Espíritu nos use." Y puedo decir que lentamente en mi corazón y en el
corazón de los otros, comenzó a crecer una visión. Era la visión de ganar a miles y miles
para Cristo.
Algunos de mis sueños eran tan descabellados que no los comenté con nadie más que con
mi madre; y ni siquiera con ella los compartí todos. Mamá nos alentaba, diciendo:
"Vamos, ustedes no necesitan una revelación especial de Dios para ir a alcanzar a los
perdidos. Hace siglos él dejó la gran comisión de anunciar las buenas nuevas a todo el
mundo. Así que vayan. No se queden esperando más instrucciones."
De manera que empezamos a evangelizar—lentamente; era nuestro comienzo. Y ahora no
puedo sino sorprenderme al pensar en cómo el Señor la hecho realidad tantos de nuestros
grandes sueños. Lo único que podemos decir es: "Alabado sea el Señor. Esto es obra de
su poder."
Por cierto que constantemente debemos tener en Cuenta a Dios cuando hacemos planes.
El Salmo 127:1 nos recuerda que "a menos que el Señor edifique una casa, vano es et
trabajo de los constructores"—no importa cuan buen trabajo haya hecho el arquitecto.
Creo que Dios nos alienta a hacer planes que estén basados en consejos sabios. Por
ejemplo, al leer bates notarás que mientras Dios condena a quien no toma consejo de él
(30:1), se alegra con los planes de los justos (32:8) —aunque ya él ha previsto lodo desde
hace mucho tiempo (37:26).
Nuestros planes no tienen como objetivo reemplazar la soberana dirección de Dios en
nuestras vidas. Pablo mismo lo demostró en su ministerio. El tuvo una estrategia definida
para que todo el Imperio Romano oyera la voz de Dios, pero no fue esclavo de sus
planes, sino que permaneció sensible a la guía del Espíritu. Recuerda, por ejemplo, cómo
el Espíritu le envió a Macedonia aunque él tenía otros planes (Hechos 16:6-10).
Para mí esto es extraordinario. Por un lado, Dios espera de nosotros planeamiento lógico
y estratégico para llevar a cabo la gran comisión. Por otro lado, cuando sea necesario
hacerlo, Dios puede reencauzar nuestros planes. Una cosa no invalida a la otra
necesariamente.
¿Tienes sueños y planes de lo que Dios podría hacer a través de tu vida? ¿O simplemente
estás ocupado con las tareas diarias y la rutina de la vida? ¿Te has vuelto una persona
aburrida—o que aburre a los demás?
El Señor Jesucristo nos desafía a abandonar nuestro conformismo y nos dice: "A través
de mi Espíritu que mora en ustedes, podrán hacer cosas aun más grandes que las que yo
mismo he hecho." El no espera que nos sentemos cómodamente todo el día y sólo
soñemos sobre lo que podría suceder para su gloria. El quiere que hagamos grandes
planes para que los grandes sueños se vuelvan realidad.
Guillermo Carey produjo descontento en la iglesia de su tiempo cuando propuso enviar
misioneros de Gran Bretaña para evangelizar otras regiones del mundo. Sus mayores lo
instaron a abandonar sus ideas absurdas. Carey enfrentó esa pasividad e inercia,
escribiendo: ' 'Esperen grandes cosas de Dios; intenten grandes cosas para Dios-'' Este
llegó a ser el credo del movimiento misionero moderno, con hombres y mujeres que
siguieron el ejemplo de Carey y llegaron a los confines de la tierra con el mensaje del
Evangelio de Cristo. Dios quiere que nosotros, a la manera de Carey, intentemos grandes
cosas para él, para alcanzar a nuestra generación.
A través de los años. Dios ha ensanchado mi visión. Al principio Dios puso una carga en
mi corazón, la ciudad de Córdoba—donde yo vivía cuando muchacho. Después toda la
provincia. Luego la Argentina entera. Finalmente comencé a soñar con predicar el
evangelio por toda la América Latina.
Pero Dios aun no había acabado su obra conmigo. Hoy día, y por la fe. nuestro Equipo
quiere que lodo el mundo escuche la voz de Dios. En razón de ese sueño, planeamos
cruzadas masivas, que se multiplican por radio y televisión para llegar a grandes
segmentos de la población mundial. Y por la gracia de Dios, como cantaradas en el
evangelismo con otros cristianos y sus respectivas iglesias y organizaciones, somos
testigos de millares de vidas cambiadas.
¿Y qué de Tí? ¿Estás esperando grandes cosas de Dios? ¿O acaso estás dejando pasar las
oportunidades? Si es verdad que el Señor desea que se predique el evangelio en todas las
naciones, entonces no podemos permanecer pasivos. Cualesquiera sean nuestros dones,
habilidades o recursos, necesitamos trabajar juntos como fieles mayordomos de lo que
Dios nos ha concedido. Sueña por un momento. Trata de visualizar los 6000 millones de
personas que no han aceptado el evangelio en esta generación. Muchos ni siquiera han
oído las buenas nuevas. ¿Qué vas a hacer?
Comienza haciendo planes específicos. Trata de determinar cómo Dios podría usarte para
que compartas tu fe en Cristo en el trabajo, en la escuela, en tu vecindario—y aun más
allá. Recuerda: Dios quiere usarte. ¡Permítele hacerlo¡
ORA GRANDES ORACIONES
Hace muchos años en la revista Time leí un articulo sobre la asombrosa invención de la
televisión, y me puse a soñar en cómo podría usarse para transmitir el evangelio a
literalmente cientos de millones de personas.
Fue muy pequeña mi imaginación en cuanto a cuan efectiva podría ser esta herramienta
en nuestras cruzadas de evangelismo.
Hoy día, a menudo hacemos los arreglos necesarios para una hora de transmisión después
de cada noche de campana. Instamos a los televidentes a llamar al estudio de TV y
conversar con nosotros sobre sus problemas, que con frecuencia incluyen alcoholismo,
divorcio, inmoralidad y conflictos entre padres e hijos. Muchos de los que nos llaman por
teléfono deciden entregar sus vidas a Cristo mientras aun estamos en el aire.
Un amigo mío, rico y con mucho amor al Señor, está entusiasmado con la posibilidad de
alcanzar a la gente a través de la televisión- En muchas oportunidades me ha dicho:
"Luis, cada vez que tengas una campaña evangelíslica, pagaré una noche de televisión. Y
si puedo pagaré dos o tres noches."
Es muy grato tener amigos así. Este caballero es un hombre extraordinario. Pero, para ser
honesto, debo confesar que me cuesta bastante llamarlo. ASÍ que de vez en cuando es él
quien me llama: "Luis, no me has llamado; ¿acaso no tienen cruzadas? ¿No necesitas
dinero?" Bueno, por supuesto que tenemos cruzadas, y por supuesto que necesitamos
dinero para transmitir el evangelio por televisión, Pero sin embargo vacilo mucho en
llamarlo.
Nosotros también somos así con el Señor. Y él no nos dice que simplemente soñemos
grandes sueños y planeemos grandes planes. Dios agrega; 'Ustedes podrán pedir al Padre
cualquier cosa en mi nombre, y yo se la concederé para que el Padre se enaltezca en tas
obras que he de hacer a través de ustedes. Sí, pidan cualquier cosa en mi nombre, y se la
concederé" (Juan 14:13,14).
El Señor desea que pidamos lodo en su nombre. ¡Todas las cosas! No lo dice una sola
vez. sínodos: "Miren, voy a repetirlo para que les quede bien en claro. Anímense a orar
grandes oraciones, y luego observen cómo lo hago realidad."
Como sucede con otras promesas en las Escrituras. ésta tiene una condición: "Podrán
pedir al Padre cualquier cosa en mi nombre, y yo se la con cederé" y noten estas palabras,
"para que el Padre se enaltezca en las obras que he de hacer a través de ustedes. " Esa es
la clave- Si nuestro ruego es que el Padre sea glorificado y enaltecido, el Señor nos
contestará- Por esa razón, cuando oramos por las oportunidades para predicar a Cristo y
por los recursos necesarios, podemos estar seguros de que Dios no nos va a decepcionar.
El se deleita en contestar nuestras peticiones.
Cuando Esteban, mi hijo menor, tenía sólo seis años, siempre me peda cientos de cosas
como suele suceder-con niños de esa edad. Y sus pedidos a veces eran cosas
inverosímiles, pero a mí me encantaba que viniera y me hiciera peticiones. Por regla
general, si lo que Esteban solicitaba estaba dentro de mis posibilidades yo se lo daba.
Después de Iodo es mi hijo.
Nuestro Padre celestial también desea que nos lleguemos a él con nuestras peticiones. El
se deleita en respondernos. Cristo lo expresó muy claramente cuando dijo: "Y si vi
hombre de corazón endurecido sólo da buenas cosas a sus hijos, ¿no crees que tu Padre
que está en los cielos dará aun mejores cosas a los que se las pidan? " (Mateo 7:11).
"Haré todo lo que pidan ..." En mi vida muchas veces he rechazado esa promesa. Uno de
mis primeros pedidos fue una moneda para poder tomar el ómnibus que me llevara al
trabajo. Eso sucedió en Argentina. Dios no hizo caer una moneda del cielo. Pero permitió
que viajara al trabajo de una manera totalmente fuera de lo común.
Dios ha continuado contestando muchas oraciones—oraciones por decisiones
importantes, por tremendas necesidades, por seguridad, por personal, por sabiduría ... y
las respuestas de Dios a esas oraciones han dado como resultado una fe renovada y en
aumento.

Hace varios años, mientras organizábamos una cruzada en Nicaragua, Dios demostró que
estaba deseoso de responder nuestras más grandes oraciones. Al comienzo el presupuesto
para el esfuerzo de evangelismo masivo solo permitía una limitada cobertura radial de las
reuniones, pero el plan se amplió y pensamos en una red satélite que alcanzaría por radio
a 20 países de habla hispana. Luego alguien sugirió: "¿Por qué no usar también la
televisión? (Cubramos todo el continente!"
Comprendimos entonces que ante la magnitud de esa visión—alcanzar de una sola vez
con el evangelio a 200 millones de hispanohablantes—y el de las implicaciones de lo que
podría costar, en un mismo sentir debíamos arrodillamos ante el Señor.
Oramos encomendando a Dios la gigantesca empresa, y le pedimos que proveyera el
dinero necesario. Dijimos AMEN, convencidos de que él supliré todo.
¡Y lo hizo! Cuando llegaron las cuentas y concluyó toda la contabilidad, había entrado
prácticamente hasta d ultimo centavo de los 200.000 dólares que se requerían.
Un año después nuevamente ampliamos nuestra visión para el evangelismo, y le pedimos
al Señor medio millón de dólares. Parecía ridículo que unos pocos misioneros osáramos
pedir esa cantidad de dinero. A pesar de todo, creíamos que d Señor iba a proveer.
Pero pensé más detenidamente. Por cierto que seguía deseando que el Señor supliera
nuestras necesidades financieras, pero no podía tomar tan literalmente las palabras de
Juan 14:13-14,y decir: "Señor Jesús, tú prometiste dar todo lo que pidamos en tu nombre,
por lo tanto te pido 500.000 dólares".
Así que comencé a "venderle" nuestra visión a Dios. La reduje un poco, diciendo: "Señor,
necesitaríamos 20.000 dólares este mes porque tenemos la cruzada en México; y el mes
próximo vamos a necesitar ..." De pronto me di cuenta de lo que estaba naciendo y me
dije: " ¡Qué ridículo! El Señor conoce todos nuestros planes. No es ninguna novedad para
él cuando le digo que necesitamos medio millón de dólares".
Cristo dijo: "Pidan cualquier cosa en mi nombre, y se la concederé." ¡Cualquier cosa que
pidamos! El no nos dice que tenemos que convencerlo tratando de venderle nuestra idea
para que así nos dé lo que pedimos. Simplemente dice "¡pidan!".
OBEDECE GRANDES MANDAMIENTOS
El Señor Jesucristo ha estado llamando a sus discípulos a tener visión evangelistica. Los
alentó a soñar grandes sueños, a planear grandes planes y a orar grandes oraciones. Pero
eso no es todo. Cristo añade otra palabra de aliento cuando dice:"Si me aman,
obedézcanme" (Juan 14:15).
A primera vista, esta petición parecería fuera de lugar. Ya hemos considerado los tres
versículos anteriores de Juan 14, y este ofrece un gran contraste ya que no es una
promesa, ¿verdad?
El contexto del pasaje nos da la clave. En el versículo 21 podemos leer: "El que me
obedece, me obedece porque me ama; y por cuanto me ama el Padre lo amará, y yo le
amaré también y me revelaré a él". En otras palabras, experimentamos el amor de Dios
cuando obedecemos sus mandamientos. Esta es una promesa digna de recordar
Si hacemos lo que se nos ordena, resulta en nuestro propio bien. El valor de esta
obediencia se ilustra claramente y de manera vivida en un suceso ocurrido hace algunos
años. En esa oportunidad más de 90 personas participaron en la búsqueda de un niño de
ocho años, Danny. El pequeño había ido a esquiar con su padre y casi sin darse cuenta se
alejó de la pista de esquí y se perdió. Las brigadas de rescate comenzaron a trabajar y
esperaban encontrar a Danny en algún sitio de la ladera de la montaña, pero esperaban
encontrarlo antes de que fuera demasiado tarde.
A medida que transcurrían las horas, el grupo de rescate y la familia del niño se
empezaron a preocupar cada vez más. Al amanecer aún no se habían hallado rastros. Dos
helicópteros se unieron a la búsqueda, y en menos de quince minutos divisaron huellas de
esquíes. Un grupo terrestre siguió las huellas, que luego se convirtieron en pequeñas
pisadas. Estas los condujeron a un árbol donde finalmente hallaron al niño.
"Está perfectamente bien," dijo el sargento Coordinador de la brigada, en su anuncio a la
angustiada familia y a la prensa. "En realidad, en este momento está mucho mejor que
nosotros." Un vocero agregó que el niño se encontraba en muy buenas condiciones y, por
lo tanto, no había necesidad de hospitalizarlo.
El sargento explicó por qué Danny estaba tan bien a pesar de haber pasado la noche
helada a la intemperie. Su padre lo había prevenido lo suficiente en cuanto a lo que debía
hacer si se perdía. El niño, por su parte, había confiado lo suficiente como para seguir las
instrucciones de su papá. Danny se protegió del posible congelamiento y la hipotermia
cobijándose bajo el árbol y cubriéndose con las ramas. Nunca se le hubiera ocurrido esta
idea.
Sencillamente obedeció a su papá, que era sabio y que le amaba. Danny me recuerda lo
que debiéramos hacer como hijos de nuestro amante y sabio Padre celestial. No debemos
vivir siguiendo el nimbo de este mundo, que es pasajero. Por el contrario, debemos
caminar en obediencia a los mandatos del Señor. Después de todo El sabe qué es lo mejor
para nosotros. Esta es una de las razones por las cuales creo que la Biblia es hoy tan
relevante para nosotros. Allí encontramos los mandamientos de Dios.
El Apóstol Pedro habla sobre este tema casi al comienzo de su primera carta. Nos dice:
"Como hijos obedientes, obedezcan a Dios; no vuelvan bajo ningún concepto a la vida
que llevaban cuando no conocían nada mejor. Sean santos en su manera de vivir, porque
el que los invitó a ser hijos suyos es santo. Recuerden que su palabra dice" Sean santas,
porque yo soy santo. “(1 Pedro 1:14-16)
Acaso te digas: "Yo creo que Pedro, el impulsivo, el que negó al Señor, está siendo un
poco idealista. ¿Cómo puede esperar que alcancemos tal obediencia y santidad durante
nuestra vida terrenal?" Algunos cristianos piensan que si se esfuerzan y oran lo
suficiente, pueden cumplir con la exhortación de Pedro. Pero esa es la esencia del
legalismo. Por más sincero que sea un legalista, si su fe está puesta en sí mismo y no en
el Cristo viviente, entonces va camino al fracaso.
Tal fue el caso de Moisés cuando mató al egipcio que había golpeado al hebreo. Fue
sincero en sus intenciones, pero confió en sus propias fuerzas, las armas de la carne.
También fue mí caso cuando en 1961 fui a los Estados Unidos para realizar estudios
teológicos en la ciudad de Pórtland en Oregón. Tenía grandes sueños que quería ver
realizados, y mi impaciencia me llevo a confiar en mí y no en el poder del Señor.
Durante una de nuestras últimas reuniones devocionales antes de las vacaciones, el
orador en esa ocasión, el Mayor Lan Thomas. Tuvo un mensaje cuyo título era:
"Cualquier zarza sirve, siempre que Dios esté en la zarza". El Mayor Thomas señalo que
Moisés tuvo que estar 40 años en el desierto, y sólo entonces cayó en la cuenta de que él
era nada. Dios trataba de decir a Moisés: "No necesito una zarza bonita, educada o
elocuente. Cualquier zarza sirve siempre que yo esté allí. No serás tú haciendo algo por
mí sino Yo haciendo algo a través de Ti".
Thomas nos comentó que la zarza en el desierto probablemente era un horrible montón de
ramitas secas, que apenas habían crecido, y sin embargo Moisés tuvo que quitarse el
calzado. ¿Por qué? Porque era tierra santa. ¿Por qué? Porque Dios estaba en la zarza.
Yo era como esa zarza. No podía hacer nada para Dios. Todo lo que pudiera leer y
estudiar, todas las preguntas que pudiera formular y el esfuerzo que hiciese para imitar a
otros, todo era sin valor. ¡Todo en mi ministerio carecía de valor si Dios no estaba en mí!
No es de extrañar que me sintiera tan frustrado.
Cuando el Mayor Thomas concluyó el mensaje citando Calatas 2:20. todo adquirió
sentido: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo mas vive Cristo en mí,
y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. (Versión Reina Valera)
En ese instante comprendí que el secreto para ser un cristiano santo y obediente, no
radicaba en la dependencia de mí mismo sino en la dependencia ' del Señor Jesús
resucitado, todopoderoso, quien vive en mí. ¡Al fin Dios tenía el control de esta zarza!
Tuve una inmensa paz porque me di cuenta de que no debía luchar para ser santo- Fue
triste haber perdido ocho anos de mi vida tratando de hacer las cosas con mis propias
fuerzas.
El hecho de que no podamos ser santos por nuestros propios medios, ni podamos alcanzar
la salvación por nosotros mismos no significa que debamos apagar al Espíritu y
quedarnos sin hacer nada. Los cristianos que permanecen pasivos cuando Dios quiere que
actúen, hablen y se muevan, me recuerdan a los soldados que deben montar guardia en
lugares como la Casa de Gobierno. Están tan inmóviles que parecen muñecos.
¡Cuántos niños que pasan quieren tocarlos para comprobar si son "personas de verdad"!
¿Qué sucede en tu caso particular? ¿Se pregunta la gente si eres un cristiano verdadero?
Si en verdad eres un discípulo de Cristo, vas a estar deseoso de obedecer los grandes
mandamientos del Señor Jesús.
Después de todo, el primer paso en la vida cristiana es confesar que "Jesús es Señor"
(Romanos 10:9). En realidad, llegará el día en que "toda lengua confiese que Jesucristo es
Señor'' (Filipenses 2:11). ¿Por que? Porque Dios et Padre le ha dado supremacía sobre
toda la creación (Colosenses 1:18). Cristo es "Rey de reyes y Señor de señores" (1
Timoteo 6; 15).
Cada paso posterior en la vida cristiana tiene que ver con la obediencia a Jesús como
Señor. El Apóstol Juan nos dice: "¿Cómo podemos saber que le pertenecemos?
Examinándonos por dentro y preguntándonos: ¿Estamos de veras tratando de obedecer
sus mandamientos?" (1 Juan 1:3}. Si creemos de todo corazón que Jesús es Señor, le
obedeceremos. La Biblia dice que esto es ' 'el temor de Dios".
El temor al Señor es temor reverencial, y una lógica respuesta de obediencia. El Salmo
112:1 dice: "Todos los que temen a Dios y confían en el son indescriptiblemente
bendecidos. Dichoso el hombre que se deleita en cumplir sus mandamientos".
Cristo sabía que la obediencia de sus discípulos dependía de la convicción que él era —y
es— el Señor- Por eso, después de su resurrección, una de las últimas cosas que les
declaró fue: "He recibido toda autoridad en el délo y en la tierra" (Mateo 28:18). Porque
Cristo es Señor de señores, tiene derecho de dejamos grandes mandamientos.
Y Jesús continuó diciendo: "Por lo tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones.
Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenlos a
obedecer los mandamientos que les he dado" (Mateo 28:19-20). A menudo llamamos a
esto " la Gran Comisión”. Pero en realidad sus mandamientos son siempre grandes. El
nunca nos hace sugerencias triviales.
A causa de los grandes mandamientos que hemos recibido de Cristo, nuestra visión como
cristianos debe ser ganar para Jesucristo a tanta gente como sea posible en todo el mundo.
En la vida cristiana, el evangelismo no es simplemente una opción. Pablo admitió: "No
me enorgullezco de predicar el evangelio, porque tengo esa encomienda como una
obligación, y ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!" (1 Corintios 9:16).
LA EMOCION MÁS GRANDE
Un buen día llegué a la conclusión de que yo no tenía el don del evangelismo. Era obvio.
En Argentina había estado predicando el evangelio con mucho celo, pero nadie aceptaba
a Cristo. Nada de lo que yo hacía parecía cambiar las rosas. Me había sentido inspirado
por lo que leí y oí acerca del ministerio de Billy Graham, pero sabía que yo no tenía lo
que el sí.
Decidí darle un plazo a Dios: "Si a fin de año no hubiera ningún convertido por mi
predicación, abandono todo''. Me dije que podría seguir siendo un cristiano obediente,
aunque pasando por alto la Gran Comisión y otros pasajes, y dedicándome simplemente a
enseñar a otros creyentes.
Llegó fin de año, pero los convertidos no aparecían. Yo ya había decidido renunciar a la
evangelización. Me había convencido de que no era mi don. Un sábado en la mañana,
durante la primera semana del nuevo año, la pequeña iglesia a la que yo concurría tuvo
un estudio bíblico casero. Yo no tenía deseos de asistir. Pero a pesar de ello lo hice por
amor a los ancianos.
El líder del estudio bíblico no fue, así que el dueño de casa me dijo: "Luis, vas a tener que
hablar". Yo no me había preparado. Sin embargo, había estado leyendo un libro de Billy
Graham basado en las Bienaventuranzas, El secreto de fa felicidad. Decidí pedir un
Nuevo Testamento; leí Mateo 5:1-12, y recuerdo que lo único que hice fue repetir lo que
me acordaba del libro de Graham.
Estaba comentando la bienaventuranza "Bienaventurados (dichosos) los de corazón
limpio, porque ellos verán a Dios" (Versión Reina Valera). De pronto una señora se puso
de pie y comenzó a llorar, diciendo: "Mi corazón no está limpio. ¿Cómo podré ver a
Dios? Por favor, que alguien me explique qué hacer para tener un corazón limpio" ¡Fue
tan emocionante llevarla a los pies de Jesucristo!
Sinceramente no recuerdo el nombre de la mujer, pero nunca olvidaré sus palabras: "Por
favor, que alguien me explique qué hacer para tener un corazón limpio." Recuerdo que
leímos en la Biblia: "La sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios nos limpiará de todo
pecado" (1 Juan 1:7). Y fue allí en esa reunión que aquella mujer encontró la paz con
Dios y se fue a casa con un corazón limpio y lleno de alegría celestial.
El más grande gozo es aquel producido por ganar almas para Jesucristo- Tu graduación es
emocionante. El día de tu boda es emocionante. Tu primer hijo es emocionante. Pero la
emoción más grande es ganar a alguien para Cristo- Y ¿sabes?, tiene una particularidad;
Una vez que comienzas ya no quieres parar. Te desafío a que ores, diciendo: "Señor,
quiero tener esa experiencia. Quiero saber por mí mismo lo que es ganar a alguien para el
Señor Jesús."
¿Estás dispuesto a tener visión de lo que Dios podría hacer a través de ti para llevar a
otros a sus pies? Después de todo. Dios no cuenta con un plan A, un plan B. y un plan C
para evangelizar al mundo. Dios solo tiene un plan y ese plan somos tú y yo.

Potrebbero piacerti anche