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Resumen primer parcial Psicología Institucional y Comunitaria

Communitas – Roberto Esposito

Pensar la comunidad: Nada parece más a la orden del día, nada más requerido, reclamado, anunciado. Nada tan
remoto, desplazado, postergado.

La comunidad no puede traducirse al léxico filosifico-politico más que a costa de una insostenible distorsión. Esta
reducción a objeto del discurso filosifico-politico es lo que distorsiona a la comunidad, desvirtuándola en el momento
mismo en que intenta nombrarla.

La filosofía política tiende a considerar también a la comunidad como una subjetividad más vasta (amplio), a pesar de su
pretendida oposición al paradigma individualista.

Lo que une a todas estas concepciones es el presupuesto no meditado de que la comunidad es una “propiedad” de los
sujetos que une: un atributo, una determinación, un predicado que los califica como pertenecientes al mismo conjunto.
O inclusive una sustancia producida por su unión. Se concibe a la comunidad como una cualidad que se agrega a su
naturaleza de sujetos, haciéndolos también sujetos de comunidad. Sujetos de una entidad mayor, superior o inclusive
mejor, que la simple identidad individual, pero que tiene origen en esta.

Para todas estas filosofías la comunidad es un “todo” o, por otra parte, es un bien, un valor, una esencia que se puede
perder y reencontrar como algo que nos perteneció en otro tiempo y que por eso podrá volver a pertenecernos.

El dato más paradójico de la cuestión es que lo “común” se identifica con su más evidente opuesto: es común lo que
une en una única identidad de la propiedad (étnica, territorial, espiritual) de cada uno de sus miembros. Ellos tienen en
común lo que les es propio, son propietarios de lo que les es común.

Este trabajo se propone tomar distancia de tal dialéctica. Pero si ella es constitutivamente inherente al lenguaje
conceptual de la filosofía política moderna, el único modo de evitarlo reside en la búsqueda de un punto de partida
externo e independiente. Esto es la etimología del termino latino communitas.

EI primer significado que los diccionarios registran delsustantivo Communitas, y del correspondiente adjetivo communis,
es, el que adquiere sentido por oposición a “propio”. En todas las lenguas neolatinas, y no sólo en ellas, “común” es lo
que no es propio, que empieza allí donde lo propio termina. (No hay nada propio a la hora de pensar lo comunitario).

Es lo que concierne a más de uno, a muchos o a todos, y que por lo tanto es “público” en contraposición a privado, o
“general” en contraste con “particular”. A este primer significado canónico, se agrega otro menos pacífico porque
traslada la complejidad semántica del término del que proviene: Munus →este oscila entre 3 significados, que parecen
quitarle el énfasis a la yuxtaposición inicial publico/privado en pro de otra área conceptual que puede remitirse en
conjunto a la idea de deber.

● Onus (obligación) y Officium (Oficio): Ambos son las secciones del deber.
● Donum (Don): Para el tercero es “don”. Significa don, pero uno particular, que distingue por su carácter
obligatorio implícito en la raíz *mei que denota intercambio.El don que se da porque se debe dar y no se puede
no dar.

El munus indica solo el don que se da, no el que se recibe. No implica de ningún modo la estabilidad de la posesión, y
mucho menos la dinámica adquisitiva de una ganancia, sino la perdida, sustracción, sesión.
Lo que prevalece en el munus es la reciprocidad o mutualidad del dar que determina entre el uno y el otro el
compromiso.

¿Qué es lo que tienen en común los miembros de la comunidad?

El sentido antiguo de communis debía ser “quien comparte una carga”. Por lo tanto communitas es el conjunto de
personas a las que las une, no una “propiedad” sino justamente un deber o deuda. Conjunto de personas unidas no por
un “más” sino por un “menos”, una falta, para aquellos que están afectados a diferencia de los que están exentos o
eximidos. El par de oposición que reemplaza a la alternativa publico/privado es el que contrapone communitas
(afectado- público)e immunitas (exento- privado).

El Munus que la Communitas comparte no es una propiedad o pertenencia, no es una posesión, sino una deuda, una
prenda, un don-a-dar. Un deber une a los sujetos de la comunidad (en el sentido de “te debo algo” pero no “me debes
algo” que hace que no sean enteramente dueños de sí mismos. Les expropia su propiedad inicial, es decir, su
subjetividad. Se impone así un giro a la sinonimia común-propio propuesta por las filosofías comunitarias, y se
reestablece la oposición fundamental: no es lo propio sino lo impropio lo que caracteriza lo común. Una despropiacion
que fuerza al sujeto a salir de sí mismo.

La comunidad no solo no se identifica con la res publica, la cosa común, sino que es más bien el pozo al que esta corre
continuamente el riesgo de resbalar, el desmoronamiento que se produce a sus costados y en su interior.

Esposito busca destruir la noción básica que tenemos de comunidad partiendo de la idea de que no hay algo común, ni
una permanencia de la identidad, sino que lo que hay es una fragilidad identitaria en donde lo que si tenemos en común
es esta obligación de donar.

Y por esto es que se desarrollan los sistemas inmunitarios, que lo que hacen es poner en contradicción a la sociedad.

Inmunización, contrapunto semántico de communitas:el inmune no es simplemente el distinto del común, es su


contrario.

Dos caras indisolublemente unidas en el concepto bivalente de munus: don y obligación, beneficio y prestación,
conjunción y amenaza. Los individuos modernos llegan a ser verdaderamente tales solo habiéndose liberado de la
“deuda” que los vincula mutuamente. En cuanto exentos, exonerados, dispensados de ese contacto que amenaza su
identidad exponiéndolos al posible conflicto con su vecino.

Hobbes: Lo que los hombres tienen en común es el hecho de que cualquiera pueda dar muerte a cualquiera. Aquí esta
lo que lee en el fondo oscuro de la comunidad: la communitas lleva dentro de sí un don de muerte. Si ella amenaza en
cuento tal la integridad individual de los sujetos que relaciona, la única alternativa es “inmunizarse” por anticipado
refutando sus propios fundamentos. Desde el momento en que el origen común amenaza tragar a todos aquellos a los
que atrae, la única posibilidad de salvación es romper con él. Relegarlo a un “antes” no equiparable con el “después”.
Debe romperse el vínculo con la dimensión originaria del vivir común, instituyendo otro origen artificial, que coincide
con la figura del contrato: contrato es ante todo lo que no es don, ausencia de munus.

La opción inmunitaria hobbesiana no se realiza gratuitamente, lo que se sacrifica es el cum que es la relación entre los
hombres. Viven en y de la renuncia a convivir.

Comunidad en busca de seguridad en un mundo hostil- Bauman

La palabra comunidad produce buena sensación


Mito de tantalo. Mensaje → Uno puede ser feliz, o al menos inconsciente y despreocupadamente feliz, solo mientras
conserve la inocencia: mientras uno disfrute su felicidad en tanto se mantiene ignorante de las cosas que le hacen feliz y
no intenta juguetear con ellas, y no digamos “tomarlas en sus propias manos”. Y que si uno intenta tomar las cosas en
sus propias manos, jamás resucitara la felicidad de la que solo podía disfrutar en estado de inocencia.

El punto es que todas las personas en general buscan libertad y seguridad pero son dos conceptos opuestos, más se
tiene de uno, más se pierde del otro. En la misma proporción se gana y se pierde.

Pensamos a la comunidad como algo bueno, diferente a lo que nos pasa con la sociedad en el advenimiento de la
modernidad.

Bauman va a hacer un rastreo de la noción de comunidad:

● F. Tonnies: Fue uno de los primeros en hacer una distinción entre la noción de comunidad (Gemeinschaft) y la
sociedad (Gesellschaft). Para él lo que distinguía a la comunidad de la sociedad que estaba surgiendo y en cuyo
nombre se lanzaba la cruzada era un entendimiento compartido por todos sus miembros.
Ese entendimiento esta hi, ya hecho y listo para usar, del tal modo que nos entendemos mutuamente “sin palabras” y
nunca necesitamos preguntar “¿Qué quieres decir?”. El entendimiento sobre el que se basa la comunidad
precede a todos los acuerdos y desacuerdos. Es el “punto de partida” de toda convivencia. Es un “sentimiento
reciproco, vinculante”, y gracias a un entendimiento tal, la gente “se mantiene unida a pesar de todos los
factores de separación. Se produce de forma natural.
● G. Rosenberg: Hace referencia al concepto de círculo cálido para captar el mismo tipo de inmersión ingenua en
la convivencia, que quizá fuera en tiempos algún común a la condición humana, pero que hoy es algo a lo que
solo se puede acceder en los sueños.Las lealtades humanas, que se ofrecen y esperan recibir sin más dentro del
“círculo cálido”, esto es lo que hace “cálido” el círculo: no hay espacio para el frio. Dentro del “círculo cálido” no
estarían obligados a demostrar nada e hicieran lo que hicieran, podrían esperar simpatía y ayuda.

Este tipo de comunidades pensadas por ambos autores es impensada en la modernidad.

Al ser tan obvio y “natural”, el entendimiento compartido que constituye la comunidad (o el “circulo cálido”) se sustrae
a la percepción, es como dice Tonnies “tácito”, o “intuitivo” en términos de Rosenberg. Como comunidad significa un
entendimiento compartido de tipo “natural” y “tácito”, no sobreviviría a partir del momento en el que el entendimiento
se vuelve autoconsciente, y por tanto proclamado y pregonado. La comunidad solo puede ser inconsciente o estar
muerta. La comunidad “de la que se habla” es una contradicción en los términos.

● R. Redfield: Esta de acuerdo con Tonnies en que en una auténtica comunidad no hay motivación alguna para
reflexión, la crítica o la experimentación; pero eso es así porque la comunidad es fiel a su naturaleza sólo en la
medida en que sea:
1. Distintiva: respecto a otros grupos humanos
2. Pequeña: tan pequeña como para que todos sus miembros estén a la vista de otros.
3. Autosuficiente: de tal modo que provea todas las actividades y necesidades de las personas que incluya,
o más de lo que necesitan.

En la medida en que estas características se den, es improbable que se dé la motivación para la reflexión, la crítica y
la experimentación.
La unidad original (primitiva) de la “pequeña comunidad” de Redfiel depende de que se bloqueen los canales de
comunicación con el resto del mundo habitado. La unidad de comunidad están constituidas: de homogeneidad, de
mismidad. La mismidad se evapora una vez que la comunicación entre sus miembros y el mundo externo se hace más
intensa y más importante que los intercambios mutuos entre sus miembros.

La comunidad del entendimiento común, incluso aunque se alcance, seguirá por tanto siendo frágil y vulnerable,
siempre necesitada de vigilancia, fortificación y defensa. La gente que sueña con una comunidad con la esperanza de
encontrar de encontrar seguridad a largo plazo, quedará desilusionada. En vez de una isla de “entendimiento natural”,
de un “círculo cálido” en el que puedan bajar la guardia y dejar de pelear, la comunidad realmente existente se sentirá
como una fortaleza asediada, bombardeada por enemigos externos, mientras que una y otra vez, es desgarrada por la
discordia interna; quienes busquen el calor comunal, el sentimiento de hogar y la tranquilidad comunitaria tendrán que
pasar la mayor parte de su tiempo en murallas y baluartes.

Los buscadores contemporáneos de la comunidad están condenados a compartir la suerte de Tántalo, están abocados a
que su propósito los rehúya, y es su propio esfuerzo por alcanzarlo, lo que hace que éste retroceda.

La comunidad realmente existente será distinta a la de sus sueños, más bien su opuesto, intensificara sus temores e
inseguridad en vez de anularlos o enterrarlos.

Bauman va a contraponer 2 comunidades:

La comunidad estética: Son aquellas que se conforman en pos de una construcción identitaria.

● La identidad parece compartir su estatuto existencial con la belleza: no tiene más fundamento que el de un
acuerdo compartido, explícito o tácito, expresado en una aprobación consensual del juicio o en un
comportamiento uniforme.
● Se reduce a la experiencia artística.
● La necesidad de la comunidad estética generada por preocupaciones identitarias es el terreno nutricio favorito
de la industria del entretenimiento.
● Son comunidades que se forman en torno a un ídolo o a un enemigo público.
● Comunidades listas para el consumo instantáneo; son totalmente desechables después de su uso.
● No requieren una larga historia de construcción.
● No quieren de un esfuerzo laborioso para garantizar su futuro.
● La característica común de estas comunidades es la naturaleza superficial y episódica de los vínculos que surgen
entre sus miembros. Estos vínculos son friables y efímeros.
● No atan, son “vínculos sin consecuencias”. Tienden a evaporarse en el momento en el que los lazos humanos
importan de verdad.

La comunidad ética:

● Lo opuesto a la variedad “estética”.


● Teje compromisos del tipo compartir fraternalmente, reafirmando el derecho de todos sus miembros a un
seguro comunitario frente a errores y desgracias que son los riegos inseparables de la vida individual.

Ambos modelos de comunidad, distintos, se han colapsado en uno solo y confundido en el “discurso comunitario”
actualmente en boga.

Bauman va a hablar que existen: Guetos voluntarios


La “sociedad” fue siempre una entidad “imaginaria”, que nunca fue posible experimentar en su totalidad; no hace tanto
tiempo, su imagen era la de comunidad que “cuidaba y compartía”. Esta “sociedad” ha perdido su imagen “paternal”.
Cuando se trata de proveer los bienes necesarios para una vida decente y para combatir las adversidades del destino,
sus manos parecen vacías.

Cada vez parece más probable que los consuelos perdidos de una existencia segura tengan que buscarse por otros
medios. La seguridad, entra en el ámbito del “hágalo usted mismo”. Allí donde ha fracasado el Estado, quizá la
comunidad provea del sentido de “seguridad” que el mundo en sentido amplio conspira para destruir.

La seguridad de las condiciones existenciales difícilmente se pueda comprar recurriendo a la cuenta bancaria, pero la
seguridad del lugar si se puede comprar. Los globales pueden permitirse los equivalentes de la alta costura que ofrece la
industria de la seguridad. La comunidad que desean equivale a un “entorno seguro”, libre de ladrones y a prueba de
extraños. “Comunidad” equivale al aislamiento, separación, muros protectores y verjas con vigilantes.

Un gueto, combina el confinamiento espacial con el social: logra ser a la vez territorial y social al combinar la
proximidad/distancia “física” con la proximidad/distancia “moral” Un tercer elemento, la “homogeneidad” de quienes
están adentro en contraste con la “heterogeneidad” del exterior.

Los guetos voluntarios, no son auténticos guetos, y tienen voluntarios. Su finalidad es evitar que los de afuera entren en
ellos: quienes están adentro pueden salir a voluntad.

Están concebidos para servir a la causa de la libertad. Sus habitantes descubren que cuando más seguros se sienten
dentro de su confinamiento, menos familiar y más amenazadora parece la jungla exterior, y cada vez se necesita más
valor para aventurarse más allá de los guardas armados y del alcance de la red de vigilancia electrónica.

Estas comunidades siguen propiciando la expulsión y segregación.

Introducción a la psicología comunitaria- Montero, M

Cap2: ¿Qué es la psicología comunitaria?


Si entendemos que una ciencia se define por su objeto, por sus conceptos y por su método, entonces es explicable la
discreción inicial que marca el fin de los ‘70, ‘80.

Lo primero en estar claro fue el objeto de la PC y a partir de él se produjeron conceptos, por tal razón no se encontraban
conceptos antes de los ‘80.

En 1.982 Montero define por primera vez la psicología comunitaria como: la rama de la psicología cuyo objeto es el
estudio de los factores psicosociales que permiten, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden
ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos
ambientes y en la estructura social.

Esta definición implica:

● Un rol diferente para los psicólogos: el de agente de transformación social que comparten su conocimiento. Con
otros actores provenientes de la comunidad poseedores de un saber y orientados por objetivos con los cuales
trabajan conjuntamente.
● Campo interdisciplinario: Es imposible que un psicólogo comunitario sólo, produzca cambios. Trabajará con
profesionales de otras disciplinas: trabajadores sociales, antropólogos, abogados, etc.
● Detección de potencialidades psicosociales.
● Un cambio en el modo de enfrentar la realidad, de interpretarla y de reaccionar ante ella.
● Hacer psicología para la transformación positiva, social e individual.
● Cambios en el hábitat, en el individuo, en las relaciones individuo-grupo-sociedad. Relación dialéctica de
transformaciones.

Características de la PC:

● El enfoque ecológico.
● La preocupación por problemas del “funcionamiento humano”, que incluían la prevención de trastornos, pero
que iban más allá de aquellos tradicionalmente señalados como “de salud mental”.
● La investigación multidisciplinaria, colaborada, ya que el campo de las comunidades no es privado de una sola
ciencia.
● El énfasis en la capacidad para enfrentar los problemas, en la adaptación y la competencia y no sólo en los
trastornos.
● Un enfoque empírico, experimental, de la intervención social.
● El rechazo del modelo médico.

El método de la psicología comunitaria se rige por los siguientes principios básicos:

● El principio científico de que el método sigue el objeto. Los métodos no son independientes ni son ellos los que
determinan que investigar. El método está inseparablemente unido a los aspectos epistemológicos y
ontológicos; por lo tanto es el problema el que determina que método emplear, para qué y cuándo. De allí el
carácter participativo de los métodos comunitarios.
● El carácter participativo de ese método, ya mencionado, que se manifiesta ya en su implementación, ya en la
discusión y reflexión de los resultados presentados, y en la toma de decisiones respecto de su uso.
● El carácter activo del método. La orientación hacia la trasformación de la psicología comunitaria exige modos de
conocer que respondan a las exigencias que plantean las comunidades.
● El carácter continúo de su aplicación. Esto se refiere a que si bien hay aplicaciones técnicas o procesales de
carácter puntual, toda intervención comunitaria supone una aplicación metodológica que acompaña todas las
acciones y relaciones que ejecutan con la comunidad.
● El carácter heurístico de este método, que en su necesidad de responder a las exigencias de la situación debe
generar modos sistemáticos de responder a sus características cuando ellos no existen previamente.
● El carácter contextualizado, que se expresa en la adaptación del método, de las técnicas y de los procedimientos
al contexto específico, cultural y comunal, en el cual se trabaja.

Cap3: El paradigma de la psicología comunitaria y su fundamentación ética y relacional

La PC nace marcada por los signos de la complejidad, el holismo y la ambigüedad. Con su creación se buscaba producir
una forma de intervención en los problemas psicosociales a fin de hacer una psicología efectivamente social,
produciendo transformaciones en las personas y no desde programas que, al no contar con la participación de sus
destinatarios, veían limitada su eficacia y la capacidad de sus ejecutantes.

¿Cuál es el método que resume este modo de construir conocimiento? El paradigma de la transformación y
construcción crítica.
Por paradigma se entiende un modo de conocer, que incluye tanto una concepción del individuo o sujeto cognoscente,
como una concepción del mundo en el que éste vive y de las relaciones entre ambos.

Según Munné, para que haya paradigma es necesario: (…) generar una comunidad científica, informal, caracterizada por
disponer con canales de comunicación propios, por compartir un mismo enfoque epistemológico, por emplear una
terminología conceptual común, por utilizar métodos particulares e incluso por asumir una similar escala de valores.

Los aspectos ético y político se incluyen porque la PC hace partícipe de la producción de conocimiento al agente interno
(al Otro).

Cinco dimensiones que conforman la PC:

● Dimensión ontológica: (naturaleza y definición del objeto cognoscente)

En PC no se trabaja con sujetos, sino con actores sociales o agentes sociales. No sólo se trata con un ser activo y no sólo
reactivo, sino con alguien que construye realidad y que protagoniza la vida cotidiana. El agente social es alguien posee y
produce continuamente conocimiento, denominado “popular”. El sujeto de conocimiento, cualquiera sea su
procedencia, es también un sujeto que critica, actúa y reflexiona desde la propia realidad que construye. Las
consecuencias de esta posición ontológica es que se desecha toda consideración pasiva de la comunidad.

El rol del profesional en este trabajo debe ser de facilitador, no de experto.

● Dimensión epistemológica: (relación entre sujetos de conocimiento y objetos a conocer)

Tal relación se plantea con carácter monista, lo cual significa que entre sujeto y objeto no hay distancia. En resumen,
tratamos con un monismo dinámico que propone movimiento continuo de mutua transformación entre sujeto
cognoscente y objeto conocido.

● Dimensión metodológica: (modos empleados para la producción del conocimiento)

Se asume la IAP. Pero quizás lo más interesante en la dimensión metodológica comunitaria es la necesidad de generar
métodos que se transformen al mismo ritmo que se transforman las comunidades.

● Dimensión ética: (la definición del Otro y su inclusión en la relación de producción del conocimiento) Tiene
como objetivo principal la relación con el otro en términos de igualdad y respeto. Se busca integrar, respetando
las diferencias individuales, en lugar de excluir o apartar.
● Dimensión política:Se refiere al ámbito de lo público, la ciudadanía y a como nos relacionamos con otras
personas. También refiere al poder.

No podemos considerar a una sociedad libre cuando el diálogo sólo ocurre entre aquellos que dicen lo mismo. Por eso,
la relación dialógica que se propone la psicología comunitaria, al generar un espacio de acción transformadora, crea al
mismo tiempo un espacio de acción ciudadana que permita la expresión de las comunidades y por lo tanto el ejercicio
de la democracia.

La finalidad del conocimiento producido, sus efectos sociales, el carácter político de la acción comunitaria, hacen a la
dimensión política.

Cap. 7 Comunidad y sentido de comunidad


“Comunidad” es un término polisémico, complejo y confuso. RAE, da su definición: cualidad de lo común, que
pertenece o se extiende a varios. En el campo psicológico se la define como un fenómeno social, particularmente
psicosocial, que deriva de su denominación de lo común, compartido, que toca a todos aquellos agrupados en función
de determinados móviles, intereses o aspectos. Pero dicho así comunidad podría ser casi cualquier cosa, desde un grupo
de accionistas hasta una empresa.

Montero define comunidad desde el ámbito de las cs. Sociales. Una comunidad, como todo fenómeno social, no es un
ente fijo y estático, es un ente en movimiento. Lo que permite definirla es la identidad social y el sentido de comunidad.

Un grupo social dinámico, histórico y culturalmente constituido y desarrollado, preexistente a la presencia de los
investigadores o de los interventores sociales, que comparte intereses, objetivos, necesidades y problemas, en un
espacio y un tiempo determinados y que genera colectivamente una identidad, así como formas organizativas,
desarrollando y empleando recursos para lograr sus fines.

Aspectos constitutivos del concepto de comunidad:

● Aspectos comunes compartidos: historia cultura, intereses, necesidades, problemas, expectativas socialmente
construidas.
● Un espacio y un tiempo
● Relaciones sociales habituales
● Interinfluencia entre individuos
● Identidad social construida a partir de los aspectos anteriores
● Sentido de pertenencia a la comunidad
● Desarrollo de un sentido de comunidad derivado de todo lo anterior.
● Nivel de integración más concreto que el de las etnias o clases por ejemplo.
● Vinculación emocional compartida.
● Formas de poder producidas dentro del ámbito de relaciones compartidas.

¿Cuáles son las cuestiones que dan cuenta de que estamos en presencia de una comunidad?

La cohesión entre los miembros, que se expresa en la solidaridad, la unión entre personas de la comunidad, la forma de
conocimiento y de trato que se da entre sus miembros. En general, se tiene una idea de quien es quien, dónde vive que
hace. La existencia de redes de apoyo social para fines benéficos, deportivos, culturales, laborales así como formas de
organización específicas. Un aspecto fundamental es la conciencia de la comunidad, en ese reconocerse como
participantes de un proceso históricamente vivido, que afecta a todos.

¿Qué es el sentimiento de comunidad? Desarrolle sus 4 elementos.

Sarason es el primero en usar esta noción. Dice que consiste en la “percepción de similitud con otros, una voluntad de
mantener esa interdependencia dando o haciendo a otros lo que se espera de ellos, el sentimiento de que se es parte
de una estructura mayor, estable y de la que sedepende. El s de c es en función de una cultura específica, no se puede
hablar de él en abstracto, sino a partir de la experiencia de comunidad.

Componentes:

1. Membresía: Abarca la historia y la identidad social compartida por los miembros, los símbolos comunes, la
seguridad y el apoyo emocional, la inversión personal en la comunidad, los derechos y deberes provenientes de
esa membresía, las gratificaciones por el hecho de pertenecer a la com. , y finalmente los límites de la
membresía que son difíciles de demarcar pues cambian constantemente y son imprecisos, a la vez que muy
importantes para el sentimiento de pertenencia.
2. Influencia: Capacidad de inducir a otros a actuar de una cierta forma, así como de ser consultados, o de que su
opinión sea escuchada y pese en la comunidad.
3. Integración y satisfacción de necesidades: Los beneficios que las personas pueden recibir por el hecho de
pertenecer a la com. en términos de estatus, respeto, valores compartidos, popularidad y ayuda material y
psicológica en momentos de necesidad.
4. Compromiso y laxos emocionales compartidos: Pertenecer a una com. significa compartir fechas y
acontecimientos especiales, conocer a los integrantes por sus nombres y sobrenombres, mantener relaciones
estrechas y afectivas con muchas personas, saber que se puede contar con ellas en momentos de alegría y de
tristeza.

Plan nacional de acción para la prevención, asistencia y erradicación de la violencia contra las mujeres. Ley 26.485

La violencia hacia las mujeres, es la violación a los derechos humanos más frecuente, extendida y generalizada en todo
el mundo. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, “alrededor del 70% de las mujeres en todo el mundo
ha sufrido violencia en el transcurso de su vida”.
La construcción de cada mujer está atravesada por una trama compleja de dimensiones sociales, económicas, políticas y
culturales, pero el patrón común a todas y cada una de las mujeres ha sido y es el Patriarcado.
La principal causa de que las mujeres sean violadas, asesinadas, mutiladas, violentadas en infinitas formas, ha sido y es,
este Patriarcado perpetrado por la acción concreta de personas inmersas en esta sociedad y en las instituciones. La
desigualdad que consagra el Patriarcado, al naturalizar la inferioridad de un género respecto del otro, termina
legitimando el maltrato que sufren las mujeres.
Es el feminismo, como movimiento de las mujeres, quien ha ido construyendo a lo largo de la historia espacios y
estrategias colectivas para denunciar las infinitas formas de violencia contra las mujeres como así también para ir
transformando estas relaciones desiguales de género.

2009 → Sanción de la ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las
Mujeres en los Ámbitos en que se desarrollen sus Relaciones Interpersonales”

Definición. “Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o
indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida,
libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad
personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes” Se considera violencia indirecta, a
los efectos de la presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a
la mujer en desventaja con respecto al varón.
La ley realiza una distinción entre tipos de violencia contra las mujeres:
● Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier
otra forma de maltrato agresión que afecte su integridad física.
● Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno
desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones,
mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación
aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción
verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y
limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la
autodeterminación.
● Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho
de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción,
uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o
de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso
sexual y trata de mujeres.
● Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o
patrimoniales de la mujer, a través de: a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes; b)
La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo,
documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales; c) La limitación de los recursos económicos
destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna; d) La
limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un
mismo lugar de trabajo.
● Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y
reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación
de la mujer en la sociedad.

Se entiende por modalidades las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres:
● Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo
familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar, la
integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad
reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el originado en el
parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o
noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia;
● Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal
y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar,
obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en
esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones
empresariales, deportivas y de la sociedad civil;
● Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o
privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo,
exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo.
Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual
remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática
sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;
● Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y
responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley
25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;
● Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las
mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos
naturales, de conformidad con la Ley 25.929.
● Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a
través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación
de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las
mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes
pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la
desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.

Salud elemental- Introducción gradual al concepto de numerosidad social- Ulloa


Numerosidad social: manera de nombrar una intervención clínica psicoanalítica en situaciones plurales.

El termino numerosidadhace referencia a la sumatoria de sujetos que resulta cuando al dueto analista/analizante se le
suma uno, más uno, más uno… y así sucesivamente, hasta el numero lógico de integrantes de un equipo, en relación
con sus objetivos específicos; numerosidad que también está acotada en su constitución por el espacio disponible.

En el campo de la numerosidad social cuenta tanto sujetos de cuerpo presente como sujetos hablantes cuenta.

El primer cuentan alude a la mirada en reciprocidad, punto de partida de cualquier sujeto en tanto sujeto social. El
segundo cuentan se refiere al discurso, ya que el discurso de un sujeto siempre tiene algo de singular; en ello radica,
básicamente, el inicio de la singularidad de un sujeto, en su condición de pensante. (Sujetos contextuados: sujetos de
cuerpos presentes y sujetos hablantes que cuentan).

La tensión dinámica en un sujeto, al mismo tiempo sujeto social y singular, hace propicio el accionar del psicoanálisis en
ese campo de la numerosidad social (NS), que en algún momento será recinto perelaborativo multiplicador.

Perelaboración en términos de intensificación con efectos perdurables. Esos efectos se dan en un tratamiento dentro
de los excesos del loquis (hablar), propios de la asociación libre: coloquio, circunloquio, interlocutor, locuacidad, locuela,
etc. Se trata de una variabilidad necesaria para que no solo el trabajo interpretativo, sino también y principalmente lo
que se va sintetizando en el analizante como advertencia de si, puede traducirse en el tal efecto perelaborativo.

La perelaboración constituye uno de esos recursos curativos propios de la condición humana, previos al acontecer que
marco la irrupción del psicoanálisis. Un acontecer que significó el pasaje de lo inconsciente como presencia cultural en
la civilización, alinconsciente freudiano, ahora articulado a la conciencia del sujeto. El propio dispositivo psicoanalítico es
perelaborativo, en tanto intensifica los procesos resolutivos-curativos, posibles en todo sujeto.

El prefijo perindica mayor intensidad de un proceso y, de manera menos explícita, lo que perdura en el tiempo, lo
persistente, lo perdurable.

Para pensar la perelaboración tal como se deduce de los escritos freudianos, es útil establecer su parentesco con el
concepto de trabajo psíquico en términos del proceso por el cual el aparato psíquico elabora los estímulos
perturbadores, cualquiera sea su origen. Gracias a él, lo reprimido logra en ocasiones abrirse paso, camino a hacer
conciencia. Pese a estar determinada por el inconsciente, este puede no obstante “aprovechar” la ventaja relativa de
ser testigo periférico, para advertir precisamente aquellos propio de la instancia que la determina.

Freud se ocupa del tema en el contexto del tratamiento de la histeria y en las teorizaciones tempranas del “proyecto…”.
Afirma que una vez identificado el núcleo patógeno o sus proximidades aparecerá una resistencia en el paciente y la
situación perderá transparencia. El tratamiento se estanca y no basta con nombrar esa resistencia, sino que será
necesario identificar el núcleo patógeno. Así, la perelaboración es el arduo y silencio camino por el que se transfiere
(trascurre) lo reprimido entre una y otra tópica del aparato psíquico.

Freud destaca que el incremento de la resistencia marca un momento culminante, en el proceso mayor del trabajo-a-
través-de. Señala que “solo en el apogeo de ese proceso se descubren, dentro del trabajo en común con el paciente,
emociones pulsionales reprimidas que lo alimentan y de la cuya existencia y poder se convence en virtud de tales
vivencias”.

Por mi parte, agrego que este proceso es así especialmente en ámbitos colectivos.

En cuanto a ese momento apogeo, viene a quedar ilustrado por dos frases imaginarias. La primera proclama: “Aquí las
cosas siempre fueron, son y serán así”. Corresponde al momento inicial de un suceder que viene a ser interrumpido por
un distinto acontecer, con efectos a futuro. Es entonces otra la frase que expresa el nuevo estado de conciencia: “me
doy cuenta de que siempre supe algo de lo que acabo de saber”. Quizás ese saber solo admita un saber a qué atenerse
o quizás habilite un intento de hacer gracias al cual se aprende.

La perelaboración corresponde a ese acontecer que hace al funcionamiento mismo del aparato psíquico, con un proceso
en cierta forma independiente (nunca del todo) del importante accionar interpretativo en lo que respecta a la neurosis
de transferencia.

EL termino acontecerse juega a los efectos promovidos a futuro inmediato o mediato. Esta idea corresponde bastante a
la reducción de pensamiento crítico; y es que la clínica psicoanalítica es un proceder promotor de tal pensamiento.

¿Cómo opera un analista cuando esta despojado funcionalmente de su instrumental interpretativo? Será importante
para ello ceñirse con rigor a lo que sitúo en términos de las tres interpretaciones, que poco tienen que ver con lo que
entendemos tradicionalmente por interpretación psicoanalítica.

● La primera interpretación:que deberá asumir en persona el analista implicará precisamente representar, sin
duda a la manera teatral, a un analista que es convocado sin demanda terapéutica formulada.

Doy al término demandael sentido fuerte que tiene para alguien en busca de un análisis personal.

Dije “a la manera teatral” porque aludir a ese ámbito es el modo más simple de indicar como se encarna un personaje,
sobre la base del no hacer. Este no hacercobra en el analista connotaciones que remiten a la abstinencia atravesada por
lo pertinente.

En función de ellas y en ese interpretar de forma actoral a un analista, este pondrá cuidado en no predicar una teoría
psicoanalítica, cualquiera sea, bajo ninguna forma, salvo que este en función de transmisor.

Otro comentario con respecto a la abstinencia propone que ningún analista, por más habituado que este en los ámbitos
sociales, se presentará como experto acerca de lo que ahí ocurre, pues estar psicoanalista supone un largo aprendizaje,
sobre todo teniendo en cuenta que en ámbitos colectivos, muchas veces el psicoanálisis solo pasa por el analista mismo.

Si deberá ser “experto” para procurar que quienes lo convocan o lo demandan (ámbito social o transferencia) sepan
apoderarse de su propio saber.

● La segunda interpretación:que le corresponderá asumir al analista resulta más fácil de situar recurriendo a una
analogía, según la cual es cuestión de interpretar la lectura de un texto, aquel del campo que constituye el
objeto mismo de ese análisis; las letras de las que se ocupa esta lectura son las de las palabras pronunciadas por
quienes habitan ese campo. También, pero sin palabras, las dicen sus actitudes que, como suele ocurrir con las
imágenes, valen por muchas palabras.

El analista en trance de interpretar tal lectura estará atento a lo que ese texto dice y contradice, configurando, por
momentos, lo que designo en términos de relaciones insólitas, situándolas como una de las cinco condiciones de la
eficacia clínica: Capacidad de predicción; actitud no normativa; posibilidad de establecer relaciones insólitas en un
discurso; definiciones por lo positivo o por lo que es; coherencia entre teoría y práctica o entre ser y decir.

Además de ocuparse de lo que el texto dice y de aquello que contradice, esa lectura también prestara atención a lo que
el texto no dice. Esto es algo de particular importancia cuando es no decir cobra matices de lo secreto, muchas veces un
secreto a voces; en otras cosas ocasiones materializado en murmullos que circulan por los pasillos. Un analista pronto
tendrá indicios de tal secreto; los encontrar en las vacilaciones, los gestos, las miradas significativas y aun en las
sonrisas.

Nada de esto podrá traducirse en un esbozo interpretativo, como tampoco en preguntas que violenten ese secreto.
Pero llegado el momento, el analista habrá de promover todo lo que ha ido conjeturando, de manera tal que alguien
denuncie ese secreto a voces.

Ese secreto a voces puede ser la causa que justifica la presencia de ese analista, a un tiempo convocado y privado de la
información que algunos o muchos conocen.

● La tercera interpretación: Si el analista se ha mantenido en pertinente abstinencia, con su atención centrada en


los emergentes, él mismo, como también aquellos objetos de ese análisis irán aproximándose a las palabras más
eficaces para decir acerca de lo que ahí ocurre.

Lo dicho antes acerca de la imbricación entre inconsciente y psicoanálisis, operando uno sobre otro, permite pensar al
psicoanálisis como un oficio próximo a lo que pueden considerarse oficios básicos de la palabra, formando parte
legitima de la condición humana.

El oficio del analista entrenado en el quehacer colectivo donde habita esa numerosidad social atrapada en lo instituido:

Permite interpretar el discurso que se dice, el discurso que se contradice, y promover la emergencia del discurso que no
se dice (pero circula como secreto a vocees y murmullos de pasillo), para lograr comprender entre los sujetos que lo han
convocado y hacer decir lo que allí ocurre para conjeturar la imaginería y la eficacia simbólica de la novela institucional a
través de las cinco condiciones de su habilidad clínica:

● Capacidad de predicción
● Actitud no normativa
● Posibilidad de establecer relaciones insólitas en el discurso
● Definiciones por lo positivo y por lo que es
● Coherencia entre teoría y práctica, entre ser y decir.
Ulloa, como analista institucional, se ocupó de la desestimación y la desmentida, con el propósito de teorizar su práctica
psicoanalítica con las instituciones.
A través de sus dispositivos denominados asambleas clínicas, en los recintos perelaborativos de numerosidad social.

Salud ele-Mental- Ulloa

Cap. 2: La producción de Salud Mental

Desde el punto de vista de Fernando Ulloa, la salud mental es una producción cultural y debe ser ubicada en el marco
de los derechos humanos.

Nietzsche escribió: “El hombre no busca la felicidad, busca el poder”. Curiosamente la concepción del poder traza una
propuesta de felicidad, la de vencer los obstáculos personales,que impiden quererse a sí mismo.

Muchos siglos antes Aristóteles ya se había ocupado de la felicidad, aquella descartada por Nietzsche. Según él, la
felicidad es el despliegue de todas las potencialidades del alma (hoy diríamos sujeto) sin que aparezcan obstáculos.
Como quiera que sea, para definir el poder y la felicidad, ambos filósofos recurren a la misma palabra: obstáculos, en el
caso de Nietzsche, le acuerda un sustento específico cuando identifica a estos obstáculos como personales.
Pronto arribe a la siguiente conjetura: la crueldad como producción cultural a la vez antitética y contemporánea de la
ternura, desde los inicios de la civilización, reviste distintas categoríasútiles para orientar esta investigación. Una de ellas
es la disposición universal hacia la crueldad, en grados y ocasiones distintas.

Es así que pienso que los obstáculos personales por vencer a los que aluden ambos no son ajenos a esa disposición a la
crueldad cuando este se ha activado también contra el propio sujeto, pues esto es lo que señala Nietzsche en cuanto al
poder y Aristóteles, en cuanto a la felicidad.

Quizá aclare más lo anterior si establezco una diferencia entre saber curioso y saber cruel (y por ende, saber canalla).

Saber cruel:Se orienta al poder como colonización del conocimiento y continuidad de lo mismo, enajena el surgimiento
de lo otro. Es un saber canalla, discriminador, pues obtura la diferencia, genera deshumanización tanática, promueve
heteronomía, y condena a los sujetos hacedores de cultura, al padecimiento de la significancia de los sujetos de
hechura.

Saber curioso: Como motor del conocimiento se orienta a la felicidad del surgimiento de lo nuevo desde la alteridad,
promueve la autonomía, la conciencia crítica y la transformación.

Desde esta mirada la producción de salud mental es un contraponer que resiste a la deshumanización del síndrome de
padecimiento y a la enajenación de una cultura mortecina, y se basa en el registro de la dignidad del sujeto de derecho y
de deseo.

Ulloa. 2826 Capitulo 3 el síndrome de padecimiento.

Síndrome de padecimiento: Pérdida de coraje Pérdida de lucidez

Contentamiento del

cuerpo

Los estados manicomiales→ suelen ser la consecuencia extrema del deterioro de la actitud y de la aptitud, si bien este
estado puede darse en cualquier organización lo hace con preferencia donde domina la mortificación cultural.

Mortificación alude al dolor psíquico, tiene un matiz mortecino, aquel que propicia los estados de alienación en los que
el sujeto zozobra en la costumbre por efectos de a renegación, siguiendo (negar que se niega). Deteriora la capacidad
perceptual. Algo de esto puede ocurrir a aquel que se enfrente con una encerrona trágica, situándose en dos lugares:
víctima y victimario, sin tercero de apelación que intervenga. El paradigma de la encerrona trágica es la tortura,
crueldad.
Es importante para el psicoanalista levantar de la capacitación analítica los escotomas que impiden advertir lo cruel (o
que lo evitan sin saberlo), desde esta perspectiva la perversidad del guiño cómplice es incompatible con el accionar del
psicoanálisis.

En individuos singulares la resignación que impide luchar frente a lo adverso desemboca en el Síndrome de
Padecimiento.

El padecimiento también lo representa el sufrimiento ocasionado por algún maltrato cruel, la trata en su forma de
distrato cruel, todo lo opuesto al “buen trato”. De este buen trato/ternura deriva el término tratamiento, en todos los
sentidos, en la manera en que se trata la materia con la que se trabaja y también sus herramientas.
Comenzamos por el contentamiento como efecto de acciones elegidas y el coraje por sostener esas acciones. Luego es
cuestión de ubicar al sujeto según la índole de su padecer, en el terreno mismo de la clínica específica a su situación.

Pongo a la salud mental como un recurso que optimiza cualquier proceder clínico.
El padecimiento re-enferma al sujeto enfermo.

Respecto de la lucidez entiendo que resulta de un largo proceso, en el cual la clínica de la salud mental tiene la
responsabilidad de hacer posible recuperar contentamiento y coraje, es decir, el ánimo hundido en el sufrir hecho
costumbre.
La lucidez depende de procederes técnicos específicos, requiere de un clínico especializado, pero los resultados que él
pueda alcanzar dependerán de la ayuda de ese entorno tocado por la clínica del bienestar, tan propia de la salud
mental.

Frente al sufrimiento hay dos respuestas: en un polo la resignación que conduce al padecimiento (síndrome de
padecimiento), en el otro polo, la resistencia al sufrimiento que implica una lucha no ajena a la pasión. El punto por
alcanzar es recuperar la pasión.
La pasión que resiste y lucha no necesariamente conduce a buen destino; para alcanzarlo es preciso trabajarla desde las
operaciones que llamo las tres maneras de estar afectado maneras que hacen de la pasión un instrumento útil para
organizar una comunidad rota en su activismo:
1- Ser afecto, en el sentido vocacional.
2- Estar involucrado e incluso contagiado. La pasión va haciéndose estructura de un oficio. Donde la actitud es
recíprocamente funcional a la aptitud.
3- Estar afectado a las normas: en este caso las del oficio clínico, aunque si es necesario se pueden transgredir,
siempre con el examen y la discusión critica previa privilegiando siempre el debate colectivo. Se trata de
advertir si entre lo transgredido y la trasgresión atraviesa una legítima solución o solo una arbitrariedad al
servicio de enmascarar como transgresión algo que solo constituye una infracción. La diferencia es que mientras
la infracción suele implicar una actitud ventajera del infractor, la transgresión cuando es legítima, es en esencia
fundadora; en primer término de la toma de conciencia y en la teoría revolucionaria.

Las condiciones habilitadas por la transgresión son las necesarias para superar el síndrome de padecimiento.

Cuando el síndrome de padecimiento se instala su primer efecto es el acobardamiento, donde hecho costumbre
zozobra todo coraje. En estas condiciones prevalece la renegación donde primero se niega y luego se niega que se ha
negado.

Una buena manera de resolver el padecer del psicoanalista jugando de visitante es trocarlo en pasión.

Destacar la chance de que un sujeto sea sujeto social, como aquello que lo preserva, al menos en calidad de chance, de
los riesgos a los que se ve expuesto, entre los cuales el primero es el de ser no ya un sujeto singular, sino sujeto aislado
de su entorno social.
Ya descrito el segundo desanudamiento en términos de actitudes frente a ese sufrir especifico del síndrome de
padecimiento, pasamos al tercero, el de una clínica de la salud mental desanudada de la clínica médica, pero a la vez
recurso de primera magnitud para cualquier de sus prácticas.

Lo esencial de la cultura de la mortificación: en ella prevalece la queja que no llega a la protesta y las infracciones que
no se tornan transgresiones y no tienen el carácter en general, fundador de estas últimas.
Desde la perspectiva del accionar clínico, el comienzo es por el principio: se trata de recuperar la valentía. Todavía no la
del paciente sino la de un clínico sostenido en una capacitación colectiva que de suficiente contrapoder para trabajar en
condiciones adversas.

La salud mental, ahora designando una producción cultural, una variable política y sobre todo un contrapoder para
trabajar en condiciones adversas, supone que una vez cumplida esa movilización dada en sede clínica será
imprescindible impulsar, para consolidarla, el pasaje a otra movilización que la inscriba en el campo político-cultural. Es
en ese pasaje donde encuentro las mayores dificultades para que un psicoanalista que hace del campo social su objeto
enfrente a su tiempo los niveles de gobierno.

Tres desanudamiento para encaminar el bosquejo de una clínica de la salud mental

Clínica de la salud mental: una modalidad del proceder clínico destinada a producir la salud mental.
La salud mental no solo es tributaria de los clínicos sino de todo el quehacer cultural.
Freud: cultura es todo el quehacer y saber puestos en juego por el hombre, para extraer de la naturaleza los bienes
necesarios a su supervivencia; la distribución justa o arbitraria de estos bienes también hace a la cultura.
Una sociedad organizada democráticamente concuerda con el paradigma de la salud mental pública y la arbitrariedad
distributiva forma parte, desde un punto de vista crítico, tanto de la cultura como de la salud en el más amplio sentido.
Salud mental esta entrelazado con justicia social.
Cuando se logra ubicar el núcleo esencial del estado de sufrimiento podemos encontrarnos con la sorpresa de que, al
nombrar ese matiz, convocamos al sujeto titular de la angustia, a la par que promovemos un dialogo hasta ese
momento inexistente. Se facilita así dar con la pista que conduce hasta el origen de su padecer.
Es importante interrogarse acerca del “para que” de un síntoma.

Lo visto en teórico:

● Numerosidad social cuatro conceptos atravesados por


● Síndrome del padecimiento la clínica de la salud mental
● Cultura de la mortificación
● Encerrona trágica

Institución:Es un sistema de regulaciones socio-histórico culturales. Que puede definirse como un conjunto de normas
sociales instituidas por la ley y la costumbre; que regulan nuestras relaciones, nos pre-existe y se nos impone.

Numerosidad social

➢ Numerosidad abarcativa en diferentes tipos de intervenciones en un proceso analítico.


➢ Comunidades recortadas institucionalmente: hospitales, cátedras, cárceles, colegios, etc.
➢ Sujetos contextuados: sujetos de cuerpos presentes y sujetos hablantes que cuentan.
➢ La palabra escuchada, la reciprocidad perceptual, la irreductible discontinuidad y las transferencias, que se dan
en un espacio de alteridad analizante de una escena.
➢ Se rescatan las situaciones del inconsciente y situaciones de la tópica del consiente.
➢ Se genera un recinto perelaborativo: recurso curativo de la condición humana → a través de un dispositivo
psicoanalítico se produce una intensificación con efectos perdurables.
➢ El oficio del analista entrenado en el quehacer colectivo donde habita esa numerosidad social atrapada en lo
instituido:
Permite interpretar el discurso que se dice, el discurso que se contradice, y promover la emergencia del discurso que no
se dice (pero circula como secreto a vocees y murmullos de pasillo), para lograr comprender entre los sujetos
que lo han convocado y hacer decir lo que allí ocurre para conjeturar la imaginería y la eficacia simbólica de la
novela institucional a través de las cinco condiciones de su habilidad clínica:
● Capacidad de predicción
● Actitud no normativa
● Posibilidad de establecer relaciones insólitas en el discurso
● Definiciones por lo positivo y por lo que es
● Coherencia entre teoría y práctica, entre ser y decir.
Ulloa, como analista institucional, se ocupó de la desestimación y la desmentida, con el propósito de teorizar su práctica
psicoanalítica con las instituciones.
A través de sus dispositivos denominados asambleas clínicas, en los recintos perelaborativos de numerosidad social.

Salud mental:

Desde Ulloa la salud mental es una producción cultural y debe ser ubicada en el marco de los derechos humanos.

La producción de la salud mental es un contraponer que resiste a la deshumanización del síndrome de padecimiento y a
la enajenación de una cultura mortecina, y se basa en el registro de la dignidad del sujeto de derecho y de deseo.

Síndrome del padecimiento: Cuadro clínico

➢ Perdida de coraje, de lucidez, y de contentamiento del cuerpo.


➢ Resignación que impide luchar frente a lo adverso
➢ Renegación: Se re niega a las condiciones en las que vive, trabaja, etc.
➢ Idiocia: Cuando se esta tan violentado ya te da lo mismo. Cuando naturalizas algo porque no se puede cambiar
➢ 3 formas de estar afectado: 1- Vocacionalmente
2- Involucrado
3- Leyes del oficio
➢ Cuando las normas no alcanzan es necesario transgredir: solución creativa

Cultura de la mortificación:

➢ Un matiz de sufrimiento social contemporáneo que afecta a sectores sumergidos en la nudez sorda y ciega de la
mortificación.
➢ Se habla de cultura en sentido estricto, pues no ha desaparecido la producción de pensamiento, ni el suficiente
valor para resistir bajo la forma de protesta que incluso pueda animar a transgredir.
➢ La mortificación refiere a la falta de fuerza, a lo mortecino, apagado, sin vivencia. Es lo vacío, cuerpos agobiados,
por la astenia, el mal humor: sentimiento personal de dolor, enojado e importante. Aparece por momentos
acompañada de distintos grados de fatiga crónica, estrés, hasta patologías difusas o definidas, no hay alegría. Se
observar indicadores tales como la desaparición de la valentía, resignación acobardada. Acá disminuye y
desaparece el accionar crítico y más aun el de autocrítica y se instala en su lugar una queja que nunca asume la
categoría de protesta.
Encerrona trágica

Situación de dos lugares: víctima y victimario sin tercero de apelación, donde se sufre cruelmente.

Ulloa postula que el síndrome del padecimiento es la renegación que le impide luchar contra lo adverso a los individuos
singulares, integren o no sectores poblacionales mortificados colectivamente.

El denominador del padecimiento lo representa el sufrimiento ocasionado por el maltrato o toda forma de distrato
cruel, donde operan distintos modos de resignación o desesperación, opuestos al buen trato o a la institución de la
ternura.

La tragedia institucional

La tragedia → desde la forma de encerrona trágica, es un factor epidemiológico habitual en cualquier ámbito social
donde juega lo establecido (instituido) y lo cambiante (instituyente). Que asume la rigidez cultural propia de la
mortificación; que coarta (encierra) a los sujetos, que constituye un factor etiopatogenico para un abordaje de la
psicopatología social.

→Las instituciones (de salud y educación) donde las personas agrupan sus vidas y esfuerzan sus trabajos, son escenarios
de las prácticas sociales del psicoanálisis. Identificar el costado trágico del espacio institucional, el que hacer con la
enfermedad y la muerte en unas y la epopeya del aprender en otras suelen estar contextuadas. En muchos casos,
acontecen en la proximidad con el escándalo de la pobreza, lo cual multiplica el factor trágico.

Las instituciones configuran los espacios de numerosidad social: esta denominación abarca a los seres humanos en
sociedad, sobre todo cuando estos son maltratados o al menos “distratados” en el espacio institucional (hospitales,
colegios, etc).

La crueldad es un dispositivo sociocultural que requiere de un contexto→ el eje dispositivo de la crueldad es la


encerrona trágica: “Se da cada vez que alguien para amar, divertirse, trabajar, estudiar, transcurrir su vejez, depende de
alguien que lo maltrata o simplemente lo distrata, negándolo como sujeto”.

Existen múltiples tipos de encerrona trágica: Cada vez que alguien depende de algo o de alguien para cubrir sus
necesidades, de estudio, de trabajo, de alimentos, de salud, de tener una muerte asistida.

Existe encerrona trágica cuando:

● Alguien de quien depende lo maltrata, lo rechaza


● No hay tercero de apelación
● No hay alguien que intervenga y ponga lugar ahí
● Hay solamente una situación de dos lugares.

Lo especifico de la encerrona trágica, lo específico de la crueldad es el dolor psíquico, que no tiene salida.

● El infierno es la metáfora de lo que es el dolor psíquico, lo que no tiene salida.


● Una situación sostenida en el tiempo
● Tendrá salida por la muerte, esa es la otra cosa específica de la crueldad, que está muy asociada a la muerte.
Ana Maria Fernandez: 2859

La palabra FEMICIDIO ha sido necesaria para comprender su significado político: con ella se remueve el velo
oscurecedor con el que las cubren (a las muertes) términos “neutrales” como homicidio o asesinato. El concepto da
cuenta de que las relaciones inequitativas entre los generos determinan socialmente estas muertes; resulta útil porque
indica el carácter social y generalizado de esta violencia, y se aleja de planteamientos individualizados que tienden a
culpabilizar a las víctimas o representar las muertes como “problemas pasionales” (justificando, consintiendo y a veces
legitimando los crímenes).

El concepto de femicidio ayuda a desarticular los argumentos de que la violencia de género es un asunto personal o
privado. “es el genocidio contra las mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan practicas sociales que
permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres..todos tienen en común que las
mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Son crímenes de odio contra las mujeres con infinita
crueldad”

El concepto de femicidio permite entender que la muerte de las mujeres no son producto de situaciones inexplicables,
de conductas patológicas o de la casualidad. Por el contrario, son el producto de un sistema estructural de opresión.

Se entiende por femicidio el asesinato de mujeres por razones asociadas con su genero. Es la forma mas extrema de
violencia de genero, entendida como la violencia ejercida por los varones contra las mujeres en su deseo de obtener,
conservar y/o acrecentar poder, dominación, control y propiedad sobre ellas.

Tipos:Femicidio intimo: asesinato cometido por hombres con quien la victima tenia o tuvo una relación intima, familiar,
de convivencia o afines.

Femicidio no intimo: La victima no tenia relación alguna. Frecuentemente involucra el ataque sexual.

Por conexión: mujeres que fueron asesinadas “en la línea de fuego” de un hombre tratando de matar a una
mujer (trataron de intervenir o fueron atrapadas en la acción del femicida).

Formas de encubrimiento de femicidios:

- Encubrimiento con participación deliberada de agentes de organismos oficiales: para transformar un homicidio
en un suicidio se debe contar con la anuencia de algún médico que firme el certificado de defunción, personal
policial que sepa alterar la escena del crimen, fiscales y jueces que no investiguen debidamente, que los diarios
instalen de entrada la idea de suicidio, etc. Es una acción mas factible para varones con poder, relaciones y
recursos económicos. Tambien son los casos de homicidas que pertenecen a las fuerzas de seguridad, al mundo
de la política, etc. Otras veces las estrategias de ocultar un femicidio suelen ser de parte de operatorias de
gobernantes de provincia que quieren impedir el trascendido de indicadores de inseguridad en su territorio.
- El peso de lo patriarcal para que no se investigue: Este poder actúa muchas veces de forma implícita, no
reflexiva, no deliberada a través de la acción efectiva de significaciones imaginarias sociales instituidas. Se
transforma en algo impensable que el hombre haya cometido un femicidio.
- Inducción al suicidio: Víctimas de violaciones o abusos incestuosos, mujeres que se suicidan luego de años de
maltrato o violencia de todo tipo, donde él no la mato materialmente, pero la indujo.

Luce Irigaray: 2854

Reclamar la igualdad, como mujeres, es la expresión equivocada de un objetivo real. Reclamar la igualdad implica un
término de comparación. La especie está dividida en dos generos que aseguran su producción y reproducción. Lo que
realmente importa es definir los valores de la pertenencia a un genero que resulten aceptables para cada uno de los
sexos. Lo indispensable es elaborar una cultura de lo sexual desde el respeto a los dos generos. La igualdad entre
hombres y mujeres no puede hacerse realidad sin un pensamiento del genero en tanto que sexuado, sin una nueva
inclusión de los derechos y deberes de cada sexo, considerado como diferente.

La diferencia sexual es imprescindible para el mantenimiento de nuestra especie.

El estatuto de la diferencia sexual está vinculado al de nuestra cultura y sus lenguajes. El sexo se entiende como un
asunto separado de la civilización.

La regresión de la cultura sexual va acompañada del establecimiento de unos valores diferentes que se manifiestan
como el dominio de una parte de la humanidad sobre la otra, el mundo de los hombres sobre el de las mujeres. Es
necesario demostrar que vivimos conforme a unos sistemas genealógicos exclusivamente masculinos. Las tradiciones
patriarcales han borrado las huellas de las genealogías madres-hijas.

El devenir patriarcal se inscribe también en la lengua. El género gramatical no es arbitrario ni carece de motivación. La
diferencia sexual informa la lengua y es informada por esta. La diferencia sexual se sitúa en la confluencia de la
naturaleza y la cultura. En lugar de constituir un género diferente, el femenino en nuestras lenguas se ha convertido en
un NO-MASCULINO, es decir, en una realidad abstracta sin existencia. El léxico que concierne a las mujeres con
frecuencia está compuesto de términos escasamente valoradores, cuando no injuriosos, que la definen como objeto en
relación con el sujeto masculino. Se necesita un derecho que valore las diferencias. Los sujetos no son ni idénticos ni
iguales y no conviene que lo sean. Una justicia social no puede realizarse sin transformaciones en las leyes de la lengua.

En el lenguaje, el género masculino domina siempre sintácticamente. Esta marca gramatical, que eclipsa al género
femenino, influye en la forma en la que se experimenta la subjetividad y, por tanto, en como esta traduce el discurso y
se traduce en él. Parece que el hombre ha querido dar su género al universo: todo aquello que supuestamente posee un
valor pertenece a los hombres y está marcado por su género (Dios, sol). El femenino es una marca sintácticamente
secundaria, no constituye la norma. La liberación sexual no puede llevarse a cabo sin cambios en las leyes lingüísticas
relativas a los géneros: Hasta el presente, para que un plural sea femenino se necesita que las mujeres permanezcan
exclusivamente entre ellas.

La cultura del entre-hombres se organiza excluyendo de su sociedad la aportación del otro sexo. Se edifica
jerárquicamente excluyendo la diferencia. Nuestras civilizaciones presentan dos carencias: 1) Las mujeres, que han dado
vida y crecimiento a otro dentro de ellas, son excluidas del orden del mismo-que-ellos que los hombres han elaborado.
2) La niña, aunque concebida de hombre y mujer, no es admitida en la sociedad como hija del padre con el mismo trato
que el hijo. Permanece fuera de la cultura, conservada como cuerpo natural que tiene valor para la procreación.

Para obtener un estatuto subjetivo equivalente al de los hombres, las mujeres deben hacer que se reconozca su
diferencia. Deben afirmarse como sujetos portadores de valor, hijas de madre y padre, respetuosas del otro en ellas y
exigiendo de la sociedad idéntico respeto.
(Sida) La sexualidad es el pecado y la enfermedad, que reduce sus prácticas, representa en el fondo una via de salud.

Nuestros cuerpos y nuestros espiritus están expuestos a una serie de agresiones permanentes que destruyen poco a
poco sus mecanismos inmunitarios y los médicos no lo dicen nunca. Intervenir como medico es arrebatarle a alguien el
derecho a la palabra ya que los enfermos suelen no comprender nada de la jerigonza medica. Las relaciones medico
paciente recuerdan en cierta forma a las relaciones de poder sexual que se dan en ciertas parejas: El derecho a hacer
ruido, material o espiritualmene es un privilegio de los hombres. Hay que educar a los hombres con las virtudes propias
de las hijas: saber estar en silencio, tranquilos, hablar suavemente, abstenerse de juegos ruidosos y violentos, etc.

Ante la necesidad de reglas gramaticales algunas mujeres se apresuran a objetar que el genero masculino no les
molesta, siempre que a ellas se les reconozcan sus derechos. Neutralizar el genero gramatical supone abolir la diferencia
entre las subjetividades sexuadas, y excluir poco a poco la sexualidad de la cultura. Abolir el genero gramatical seria una
considerable vuelta atrás. Es urgente restituir a hombres y mujeres iguales derechos subjetivos.

Ser mujer equivale a no ser hombre. Es lo que con toda tranquilidad enuncia por su parte el psicoanálisis, en su teoría y
en su practica de la envidia del pene o del falo. La liberación de las mujeres no pasa por “convertirse en hombres” o en
envidiar objetos o partes del hombre, sino porque los sujetos mujeres den un nuevo valor a la expresión de su sexo y de
su género.

Debo hacer evolucionar la lengua si quiero tener derechos subjetivos equivalentes a los que disfrutan los hombres, si
quiero intercambiar con ellos lenguajes y objetos, ya que esta representa un instrumento de producción indispensable.
Poseer bienes equivalentes a los de los hombres no resuelve la cuestión del genero.

Las mujeres gozan ahora de ciertos derechos que antes no tenían en cuanto a la adquisición y disposición de bienes.
Pero este progreso, insuficiente y frágil, solo podrá estabilizarse si va acompañado del derecho a la vida, derecho
siempre sexuado. Las mujeres necesitan derechos específicos. Vivimos en un marco familiar-religioso en el que la mujer
es el cuerpo y el hombre su cabeza. Las mujeres no suelen ser mas que los rehenes de la reproducción de la especie. Su
derecho a la vida exige que puedan disponer legalmente de sus cuerpos y de su subjetividad. Su identidad esta definida
únicamente en relación con la familia. Es imprescindible volver a pensar en ella como en la identidad de una mitad del
genero humano. Y el genero humano, en efecto, no es solo reproductor de la especie.

Derechos de las mujeres:

- Dignidad humana: acabar con la utilización comercial de sus cuerpos o sus imágenes; representaciones
valoradas de las mujeres en gestos, palabras e imágenes, en todos los lugares públicos; acabar con la
explotación que los poderes civiles y religiosos hacen de una parte funcional de ellas mismas: la maternidad.
- Identidad humana: Reconocimiento jurídico de la virginidad no reducible a dinero, no comercializable. Derecho
a denunciar a quien atente contra ello. Libre consentimiento de las mujeres en unas relaciones amorosas y una
institución matrimonial no alienadas al poder masculino. Derecho a la maternidad como componente no
prioritario de la identidad femenina.
- Deberes mutuos entre la madre y los hijos.
- Derecho civil que defienda sus vidas y la de sus hijos, su vivienda, sus tradiciones, etc. contra toda decisión
unilateral proveniente del derecho masculino.
- Representación igual a la de los hombres en todos los lugares de decisión civil o religiosa.
Debemos por necesidad ser sujetos sexuados femeninos. Es, además, una obligación ética frente al resto de las
mujeres, madres, hermanas, naturales y espirituales.

Derecho a la verticalidad en la identidad femenina: debe existir una circularidad enriquecedora entre la identidad
de una mujer y los deseos que pueda abrigar. Esto va mas alla de ese minimo de liberación que consideramos ya
adquirida y que cada mujer desea para si. Yo deseo para mi y para las demás una libertad enraizada en la identidad
de mi genero, que muchas mujeres ya no buscan o no han buscado jamás.

Las mujeres no pueden sentirse bien sin cambios en la lengua y en los sistemas de representación, ya que estos se
han adecuado a la subjetividad de los hombres, al “bienestar” del mundo masculino. Las mujeres no pueden
sentirse bien en nuestra sociedad si no se producen cambios en instrumentos de cultura como la lengua y las
imágenes. Las mujeres se encuentran subordinadas a la identidad masculina, incluso en todo lo que imaginan bueno
para ellas, a la vez que ejercen una continua presión unas sobre otras, por falta de subjetividad propia.

El bienestar, en sentirse a gusto con el mundo, significa dejar de estar en el mundo como extrañas o como
sirvientas, para estar como mujeres entre ellas y en si mismas.

¿Cómo definir la salud de las mujeres? Es verdad que nuestras sociedades ya no exigen, en general, la dote a las
muchachas, pero no por eso los cuerpos femeninos han dejado de estar en venta, en los mercados del arte, de la
industria, de la publicidad, de los medios de comunicación, con la aprobación de los Estados y el silencio de las
instancias morales y religiosas.

“Para ser mujer hay que sufrir”: la sociedad concede el derecho a existir a las mujeres que han sufrido el parto. Los
encuentros entre mujeres suelen reducirse a un circulo de palabras que se limita a los hijos, y el encuentro de las
hijas con las madres en nuestras culturas se produce solo cuando aquellas han pasado la prueba de entrada en el
clan de las madres. La maternidad aporta una gran dicha a las mujeres, pero supone también un dolor que se
reconoce como uno de los mayores sufrimientos físicos tolerables. El hecho de que la maternidad defina casi
exclusivamente a la mujer adulta ha provocado una repercusión excesiva de los descubrimientos en materia de
procreación artificial.

¿Qué edad tienes? Es la pregunta que nunca debe hacérsele a una mujer, so pena de ofenderla, pues solo en sus
años de juventud o, por otros motivos, de posible maternidad, será bonita y deseable.

Para las mujeres, el trabajo de la reproducción y el domestico, no remunerados, para los hombres, el de la
producción remunerada; categorías aun vigentes bajo una evolución social patriarcal o aparente.

La mujer se encuentra siempre, siendo madre. Si su libertad ha de definirse solo por la capacidad de privarse del
hombre en la procreación, me parece una libertad muy precaria. El orden patriarcal es el que ha reducido a las
mujeres a la maternidad.

EL MALESTAR EN LA CULTURA:

El hombre suele aplicar canones falsos en sus apreciaciones. Mientras anhela para si y admira en los demás el poderío,
el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida le ofrece.
En condiciones normales nada nos parece tan seguro y establecido como la sensación de nuestra mismisidad, de
nuestro propio yo. Este yo se nos presenta como algo independiente, unitario, bien demarcado frente a todo lo demás.
La investigación analítica nos ha enseñado que esa apariencia es engañosa, que el yo se continua hacia adentro sin
limites precisos. Pero por lo menos hacia el exterior el yo parece mantener sus limites claros y precisos. Solo los pierde
en un estado que, si bien extraordinario, no puede ser tachado de patológico: en la culminación del enamoramiento
amenaza esfumarse el limite entre el yo y el objeto. El enamoramiento afirma que el yo y tu son uno, y esta dispuesto a
comportarse como si realmente fuera asi. De modo que los limites del yo con el mundo exterior no son inmutables.

Tendencia a disociar del yo cuanto pueda convertirse en una fuente de displacer, a expulsarlo de si, a formar un yo
puramente hedónico, un yo placiente, enfrentado con un no-yo, con un afuera, ajeno y amenazante. El yo se desliga del
mundo exterior.

Lo que el hombre común concibe como su religión: sistema de doctrinas y promisiones que, por un lado, le explican con
envidiable integridad los enigmas de este mundo, y por otro, le aseguran que una solicita providencia guardara su vida y
recompensara en una existencia ultraterrena las eventuales privaciones que sufra en esta. Tal como nos ha sido
impuesta la vida nos resulta demasiado pesada, nos depara excesivos sufrimientos, decepciones, empresas imposibles.
Para soportarla, no podemos pasarnos sin paliativos, los hay de tres tipos: distracciones poderosas que nos hacen
parecer pequeña nuestra miseria; satisfacciones sustitutivas que la reducen; narcóticos que nos tornan insensibles a
ella. Alguno cualquiera de estos remedios nos es indispensable.

¿Qué fines y propósitos de la visa expresan los hombres en su propia conducta; que esperan de la visa, que pretenden
alcanzar en ella? Aspiran a la FELICIDAD, quieren llegar a ser felices, no quieren dejar de serlo. Esta aspiración tiene DOS
FACETAS: un fin positivo y otro negativo. Por un lado EVITAR EL DISPLACER Y EL DOLOR, por el otro, EXPERIMENTAR
INTENSAS SENSACIONES PLACENTERAS. Quien fija el objetivo vital es el principio del placer. Lo que en el sentido mas
estricto se llama felicidad, surge de la satisfacción, casi siempre instantánea, de necesidades acumuladas que han
alcanzado elevada tensión, y de acuerdo con esta índole SOLO PUEDE DARSE COMO FENOMENO EPISODICO. Nuestra
disposición no nos permite gozar intensamente sino el contraste, nuestras facultades de felicidad están limitadas por
nuestra propia constitución. En cambio, nos es mucho menos difícil experimental la desgracia.

El sufrimiento nos amenaza desde tres lados: desde el propio cuerpo (condenado a la decadencia); del mundo exterior
(fuerzas destructoras omnipotentes e inexplicables); y a través de las relaciones con otros seres humanos (el mas
doloroso).

El hombre suele rebajar sus pretensiones de felicidad, se estima feliz por el solo hecho de escapar a la desgracia. La
satisfacción ilimitada de todas las necesidades se nos impone como norma de conducta mas tentadora, pero significa
preferir el placer a la prudencia, y a poco de practicarla se hacen sentir sus consecuencias. Los otros métodos, que
persiguen ante todo la evitación del sufrimiento (procedimientos extremos), se diferencian según la fuente de displacer
a la que conceden máxima atención: Aislamiento voluntario (alejamiento de los demás, método mas inmediato contra
el sufrimiento de las relaciones humanas, aunque no alcanza la felicidad, sino solo la quietud); Ataque contra la
naturaleza (someterla a la voluntad del hombre); Intoxicación (ya que todo sufrimiento es una sensación, nos impide
percibir estímulos desagradables).

La satisfacción de los instintos, que implica felicidad, se convierte en causa de intenso sufrimiento cuando el mundo
exterior nos priva de ella, negándonos la satisfacción de nuestras necesidades. Cabe esperar que al influir sobre
nuestros impulsos evitaremos buena parte del sufrimiento. Pero esta forma de evitar el dolor ya no actúa sobre el
aparato sensitivo, sino que trata de dominar las mismas fuentes internas de nuestras necesidades, consiguiéndolo en
grado extremo al aniquilar los instintos. Lograrlo significa al mismo tiempo abandonar toda otra actividad para ganar la
felicidad únicamente por el reposo absoluto.

Otra técnica para evitar el sufrimiento recurre a los desplazamientos de la libido previstos en nuestro aparato psíquico y
que confieren gran flexibilidad a su funcionamiento. El problema consiste en reorientar los fines instintivos, de manera
tal que eluden la frustración del mundo exterior (pero este método es solo accesible a pocos seres p.e. artistas).

Otro procedimiento: el que ve en la realidad al único enemigo, fuente de todo sufrimiento, con quien es preciso romper
toda relación: el ermitaño vuelve la espalda a este mundo y nada quiere tener que hacer con el. También se puede ir
más lejos, empeñándose en transformarlo, construyendo en su lugar un nuevo mundo en el cual queden eliminados los
rasgos más intolerables (pero no llegara muy lejos porque la realidad es más fuerte).

Otro método: AMOR: utiliza el efecto de la ya mencionada desplazabilidad de la libido, pero sin apartarse por ello del
mundo exterior, aferrándose por el contrario a sus objetos y hallando la felicidad en la vinculación afectiva con ellos. Se
concentra en el cumplimiento positivo de la felicidad y no meramente en alejarse del sufrimiento. Proporciona la
experiencia placentera mas poderosa y subyugante. El punto débil es que jamás nos hallamos tan a merced del
sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el
objeto amado.

Cabe aclarar el hecho de que la felicidad de la vida se busque ante todo en el goce de la BELLEZA (en formas, gestos,
paisajes, naturaleza, etc.). Posee un particular carácter emocional, ligeramente embriagador. No tiene utilidad aparente
y sin embargo la cultura no puede prescindir de ella.

El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es IRREALIZABLE, mas no por ello se debe, ni se puede,
abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. La felicidad, considerada en el sentido
limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo, cada
uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz.

¿Por qué al hombre le resulta tan difícil ser feliz? Es inevitable el sufrimiento por la naturaleza ya que nunca la
llegaremos a dominar, también es inevitable la caducidad de nuestro cuerpo. Pero al tercer motivo de sufrimiento, el de
origen social, nos negamos a aceptarlo. ¿Por qué las instituciones que nosotros mismos hemos creado no habrían de
representar más bien protección y bienestar para todos? Comenzamos a sospechar que también aquí podría ocultarse
una porción de la indomable naturaleza, tratándose esta vez de nuestra propia constitución psíquica. Nuestra llamada
cultura llevaría gran parte de la culpa por la miseria que sufrimos, y podríamos ser mucho más felices si la
abandonásemos para retornar a condiciones de vida más primitivas. Es innegable que todos los recursos con los cuales
intentamos defendernos proceden de la cultura.

¿Por qué caminos habrían llegado tantos hombres a esta extraña actitud de hostilidad contra la cultura? → (Enumera
progresos científicos y técnicos) El dominio de la naturaleza no es el único requisito de la felicidad humana.

ESENCIA DE LA CULTURA: Suma de producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestos
antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la naturaleza y regular las relaciones de los
hombres entre si. Aceptamos como culturales todas las actividades y los bienes utiles para el hombre. La belleza, el
orden y la limpieza ocupan una posicion particular entre las exigencias culturales. Se caracteriza por la valoración y el
culto de las actividades psíquicas superiores (producciones intelectuales, artísticas y científicas); y como ultimo rasgo
característico, la forma en que son reguladas las relaciones de los hombres entre si. La vida humana en común solo se
torna posible cuando llega a reunirse una mayoría mas poderosa que cada uno de los individuos por separado y que se
mantenga unida frente a cualquiera de estos: los miembros de la comunidad restringen sus posibilidades de
satisfacción. El desarrollo cultural impone restricciones y la justicia exige que nadie escape a ellas. Uno de los problemas
del destino humano es el de si se puede hallar un equilibrio entre las reivindicaciones individuales y las colectivas, o si
son inconciliables. La sublimación de los instintos constituye un elemento cultural sobresaliente, pues gracias a ella las
actividades psíquicas superiores, tanto científicas como artísticas e idiologicas, pueden desempeñar un papel muy
importante en la vida de los pueblos civilizados.

La vida de los hombres en común adquirió un doble fundamento: por un lado, la obligación del trabajo impuesta por las
necesidades exteriores, por el otro, el poderío del amor, que impedía al hombre prescindir de su objeto sexual, la mujer,
y a esta, de esa parte separada de su seno que es el hijo. De tal manera, Eros y Ananké (amor y necesidad) se
convirtieron en los padres de la cultura humana, cuyo primer resultado fue el de facilitar la vida en común a mayor
numero de seres.

La cultura no se conforma con los vínculos de unión que hasta ahora le hemos concedido (amor), sino que también
pretende ligar mutuamente a los miembros de la comunidad con lazos libidinales, sirviéndose a tal fin cualquier recurso,
favoreciendo cualquier camino que pueda llegar a establecer potentes identificaciones entre aquellos, poniendo en
juego la máxima cantidad posible de libido con fin inhibido, para reforzar los vínculos de comunidad mediante los lazos
amistosos.

El hombre no es una criatura tierna y necesitada de amor, que solo osaría defenderse si se le atacara, sino, por el
contrario, un ser entre cuyas disposiciones instintivas también debe incluirse una buena porción de agresividad. El
prójimo no le representa únicamente un posible colaborador y objeto sexual, sino también un motivo de tentación para
satisfacer en el su agresividad, para explotar su capacidad de trabajo sin retribuirla, para aprovecharlo sexualmente sin
su consentimiento, para apoderarse de sus bienes, para humillarlo, etc. Debido a esta primordial hostilidad entre los
hombres, la sociedad civilizada se ve constantemente al borde de la desintegración. La cultura se ve obligada a realizar
multiples esfuerzos para poner barreras a las tendencias agresivas del hombre, para dominar sus manifestaciones
mediante formaciones reactivas psíquicas.

Si la cultura impone tan pesados sacrificios, no solo a la sexualidad sino también a las tendencias agresivas,
comprenderemos mejor porque al hombre le resulta tan difícil alcanzar en ella su felicidad. El hombre civilizado ha
trocado una parte posible de felicidad por una parte de seguridad.

¿A que recursos apela la cultura para coartar la agresión que le es antagonica, para hacerla inofensiva y quizá para
eliminarla? La agresión es introyectada, internalizada, devuelta en realidad al lugar de donde procede: es dirigida contra
el propio yo, incorporándose a una parte de este, que en calidad de super-yo se opone a la parte restante, y asumiendo
la función de “conciencia” moral, despliega frente al yo la misma dura agresividad que el yo, de buen grado, habría
satisfecho en individuos extraños. La tensión creada entre el severo superyó y el yo subordinado al mismo la calificamos
de SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD; se manifiesta bajo la forma de necesidad de castigo. Por consiguiente, la cultura
domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo, debilitando a este, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una
instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la cuidad conquistada.

Muchas veces lo malo ni siquiera es lo nocivo o peligroso para el yo, sino, por el contrario, algo que este desea y le
procura placer. Cuando el hombre pierde el amor del prójimo, de quien depende, pierde con ello su protección frente a
muchos peligros, y ante todo se expone al riesgo de que este prójimo, mas poderoso que el, le demuestre su
superioridad en forma de castigo.
Conocemos dos orígenes del sentimiento de culpabilidad: uno es el miedo a la autoridad; el segundo, mas reciente, es el
temor al superyó. El primero obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos; el segundo impulsa, además, al castigo,
dando que no es posible ocultar ante el superyó la persistencia de los deseos prohibidos. La renuncia instintual es una
consecuencia del temor a la autoridad exterior; se renuncia a satisfacciones para no perder el amor de esta. Pero no
sucede lo mismo con el miedo al superyó. Aquí no basta la renuncia a la satisfacción pues el deseo correspondiente
persiste y no puede ser ocultado ante el superyó, circunstancia que representa una gran desventaja económica de la
instauración de la génesis de la conciencia moral. La conciencia moral es la consecuencia de la renuncia instintual; o
bien: la renuncia instintual (que nos ha sido impuesta desde fuera) crea la conciencia moral, que a su vez exige nuevas
renuncias instintuales.

El sentimiento de culpabilidad es el problema más importante de la evolución cultural, el precio pagado por el progreso
de la cultura reside en la perdida de felicidad por aumento del sentimiento de culpabilidad. Permanece totalmente
inconsciente, por eso también se concibe que el sentimiento de culpabilidad engendrado por la cultura no se perciba
como tal, sino que permanezca inconsciente en gran parte o se exprese como un malestar, un descontento que se trata
de atribuir a otras motivaciones.

El superyó de una época cultural determinada tiene un origen análogo al superyó individual, pues se funda en la
impresión que han dejado los grandes personajes conductores, los hombres de abrumadora fuerza espiritual o aquellos
en los cuales algunas de las aspiraciones humanas básicas llego a expresarse con máxima energía y pureza. El superyó
cultural ha elaborado sus ideales y erigido sus normas.

Galende NO ENTRA. ‘De un horizonte incierto. La nueva configuración de la salud mental’.

CAP 1

Un nuevo objeto para la salud mental.

Se cuestionó la comprensión del sufrimiento mental bajo la categoría médica de “enfermedad”, por las implicancias de
“naturaleza” y las ilusiones de objetividad que sostenía, para poder restituir en los individuos la complejidad existencial
contenida en estas perturbaciones.

Los centros de salud mental, los servicios del hospital general, los hospitales de día, hasta las estrategias de intervención
comunitarias se propusieron como alternativas al manicomio y a la internación de los enfermos. Se buscaba
reestablecer un trato menos jerarquico con los enfermos.

Ya no es posible hablar de las enfermedades como el objeto de la salud mental.

Se generó un nuevo foco desde el cual abordar los problemas, y éste era el de comprender los sufrimientos mentales
del individuo en el conjunto de sus relaciones familiares, grupales y sociales en un sentido amplio.

El objeto de Salud Mental no es de un modo exclusivo el individuo o los conjuntos sociales, sino las relaciones que
permiten pensar conjuntamente al individuo y a su comunidad. Es justamente en esta relación en la que se piensan los
problemas de salud mental, de la vida de los individuos a la vida social, la que se ha tornado critica en estos últimos
años, generando una tensión que se extiende por todas las instituciones dedicadas al sostenimiento de estas relaciones:
El Estado, la justicia, la salud, y de un modo especial el sector de Salud Mental, ya que todas ellas dependen en su
desenvolvimiento de las relaciones entre lo público y lo privado.

Una de las razones fundamentales del desarrollo del sector de Salud Mental en los últimos 30 años fue esta situación
crítica de las relaciones entre las cuestiones globales y las situaciones locales, entre los individuos y las formas de lo
social.

El profesional de la Salud Mental de hoy está obligado a pensar conjuntamente los problemas del sufrimiento mental
del individuo y las dinámicas de integración-exclusión social.

Las prácticas terapéuticas frente a los nuevos lazos sociales.

En no muchos años, las características de los individuos que demandan los servicios de SM tanto como las prácticas de
los profesionales dedicados a ella, han sufrido cambios profundos. El reordenamiento de las funciones del Estado
respecto a los cuidados de la salud y los cambios en la cultura que esbozamos han contribuido de manera decisiva a esta
transformación.

Hoy el panorama es mucho más complejo y amplio. La demanda se amplió por el efecto de la estrecha relación del
sufrimiento mental con las vicisitudes de la vida, y seria abusivo seguir caracterizando como enfermos mentales a todos
los sujetos que demandan ser asistidos, y la respuesta de atención se ha diversificado enormemente. Entre tanto, el
hospital ha cambiado sus caracteres, y las condiciones contractuales de la práctica liberal (atención privada pagada por
el paciente y hospitales que diferenciaban en función de la jerarquización social) van siendo restringidas y modificadas
por el avance de una forma de privatización que pone en manos de empresas de seguros y servicios la gestión de la
salud.

Las psicoterapias cambiaron profundamente el rostro visible de la institucionalización psiquiátrica. Ellas se desarrollaron
principalmente como prácticas privadas al margen de las prácticas hospitalarias. Su carácter de relación bi-personal y
privacidad se asoció fuertemente con los rasgos de la atención privada y el contrato de un ejercicio liberal de la
profesión.

Los pacientes de estas prácticas se sitúan de un modo casi antagónico al del enfermo mental de las prácticas
psiquiátricas del hospital: el individuo no es institucionalizado, no está desprovisto del derecho de decidir sobre su
atención y ejerce cierto poder contractual; a diferencia del paciente psiquiatrizado no pierde sus derechos ciudadanos,
sino que por el contrario solicitar atención constituye un ejercicio de los mismos, no sufre por su atención ninguna
exclusión del circuito social del trabajo o los intercambios simbólicos.

La relación psicoterapéutica se difunde en la vida cotidiana, impregna la expectativa de un lazo social ampliado por la
palabra y la esperanza de comprensión, la separación entre sano y enfermo, a diferencia del centramiento que producía
el diagnostico psiquiátrico de enfermedad, se diluye en la problemática de los conflictos interpersonales y las vicisitudes
de toda existencia. Las psicoterapias encontraron un potencial enorme de despliegue y consenso en la cultura.

Tanto las exigencias de la practica en el sector público como las condiciones que imponen las obras sociales y los
seguros privados, han ido mostrando que los criterios economicistas aplicados a la atención de la salud se van
imponiendo sobre las consideraciones de necesidad y eficacia de los tratamientos que fijan los psicoterapeutas.

Asistimos a un malestar general de los profesionales del sector de salud mental. Las exigencias de esta época
descolocan a los psicoterapeutas hegemónicos de los años sesenta: enfrentar a poblaciones más numerosas y de
sectores pobres o marginados, intervenir más rápida y eficientemente, etc.
Durante los últimos años hubo un surgimiento de todo un sector nuevo de terapias mucho mejor adaptadas para
responder y encubrir los padecimientos encerrados de las nuevas demandas. Terapias de la conducta, gestálticas, de
familia, bioenergéticas, terapias sexuales, flores de Bach, control mental, etc., se mostraron más aptas para atenuar la
soledad, la inseguridad en los vínculos afectivos, los miedos a la realidad, etc. Este desarrollo es congruente con el
crecimiento de los grupos llamados de autoayuda (ej.: desocupados, padres separados, gordos, alcohólicos, solos y
solas, fumadores, etc.). Estos grupos instauran una solidaridad especial a partir de la identidad de un rasgo, se proponen
suplir la sociabilidad y comprensión que se piensa no existe en la vida social actual. De allí el énfasis de la exigencia de
espontaneidad, de afinidad como condición del vínculo, la comprensión por el que padece lo mismo, solidaridad entre
quienes sufren la misma situación vital, escucha y contención mutuas. Verdaderos creadores de una nueva sociabilidad,
ligada al rasgo distintivo y no a patología alguna. Muchas de estas terapias dirigidas explícitamente a desarrollar o
potenciar la personalidad. De allí su habitual énfasis en lo corporal, la expresividad de las emociones, el contacto
liberado con los otros, el dominio de los pensamientos, etc.

De la medicina a la noción de riesgo.

Hoy el sector de SM se ocupa de una gama mucho más amplia de dimensiones conflictivas de la vida y de diversos
sufrimientos humanos, lo cual necesariamente puso en crisis la comprensión y una práctica estrechamente ligada al
diagnóstico.

DSM como criterio clasificador provoco un estallido de las nosografías tradicionales, llevando a las antiguas categorías
diagnosticas (psicosis, neurosis, psicopatía, depresión, etc.) más cerca de los padecimientos cotidianos. Por otra parte, la
imposición de criterios comunitarios para la comprensión y el abordaje de los problemas de asistencia, junto al vínculo
estrecho que se consolidó entre las prácticas de SM y la administración de la protección social, puso en evidencia el
papel clave y determinante de las políticas sociales para la resolución de la demanda de atención.

En pocos años este conjunto de hechos hizo girar la perspectiva desde una asistencia hospitalaria hacia una orientación
de las acciones a una prevención generalizada de los riesgos.

- La inclusión de SM en las acciones de salud: inclusión de la salud mental en los criterios de la medicina social,
aportando una mayor racionalidad a la comprensión de los problemas y a las acciones que se emprenden.

- La reformulación de los criterios diagnósticos: ya no estamos en los tiempos en los que el criterio psiquiátrico de
enfermedad mental articulaba una definición completa del sujeto configurando un destino soldado al lugar que le
otorgaba la institución psiquiátrica. La atención prestada al sufrimiento mental no se limita a una diferenciación del
individuo en función de su discapacidad y su clasificación diagnostica, no interrumpe la continuidad de sus pertenencias
sociales ni entiende a la enfermedad como naturaleza ajena al conjunto complejo de su funcionamiento mental y su
existencia. Se trata de romper todo el sistema de diferenciación y exclusión que operaba el dispositivo de la medicina
mental, oponiendo criterios de integración socio-comunitaria, tanto en la comprensión del sufrimiento mental como en
su tratamiento práctico, restableciendo continuidad entre la enfermedad y los avatares de la existencia.

- Del ideal de la nomenclatura diagnóstica a la noción de riesgo: Uno de los aspectos clave para la constitución del
sector de SM fue sin duda la comprensión de que toda forma de relación de asistencia expresa un modo de lazo social.
La existencia de un dispositivo disciplinario para la atención de un sector de malestar de los individuos no es otra cosa
que la propuesta de un lazo social particular, en tanto esta relación con los agentes del dispositivo condiciona y da
significados a las relaciones del enfermo con el conjunto institucional y político de su cultura.
Se denuncia de la medicina mental (psiquiatría) el lazo social perverso, que se instituye al poner del lado del médico el
saber y el dominio de la verdad, el poder de todas las decisiones y el sometimiento del enfermo a los tratamientos que
instruye.

Se trata entonces de estar alertas ahora a cuales son los rasgos del lazo social que promueve las prácticas preventivas y
comunitarias.

El sector de SM es básicamente un ámbito multidisciplinario destinado a prevenir, asistir y a la rehabilitación de los


padecimientos mentales, y lo hace desde una comprensión de los lazos sociales deseables, implementando
determinadas políticas dirigidas a la integración social y comunitaria de los individuos involucrados.

No deberíamos olvidar nunca que el saber médico-psicológico proporciona y legitima como científico un código de
objetivación de las diferencias y de clasificación de individuos. Es justamente esta legitimación por la supuesta
cientificidad la que ha utilizado siempre el dispositivo de la medicina mental para ocultar y negar la política que
realizaba en el lazo social que instituye.

Desde la nueva configuración de SM resulta imprescindible la noción de riesgo para encarar la acción preventiva, dada la
insuficiencia de todo modelo basado en la sola asistencia de los enfermos. La noción de riesgo requiere de la evaluación
de una complejidad de factores entre los cuales resulta siempre dominante la situación social del individuo o los grupos.

Estamos frente a la constatación de formas nuevas de la vida social en las que están surgiendo nuevos problemas de
exclusión y marginalidad, en las que emergen las poblaciones de riesgo, y que requieren un debate mucho más amplio
acerca de su abordaje social solidario.

Privatización y mercantilización de la salud: el estado se retira de determinadas funciones que hacen de soporte a la
solidaridad social, convirtiéndose en garante del desarrollo económico. Se espera que cada instancia de Salud se
gestione como lo hace una empresa. Nuevo impulso de lo privado, expansión de seguros a cargo de empresas
financieras, prepagas, obras sociales. Los profesionales se ven lanzados al mercado privado de sus prestaciones: deben
asumirse como técnicos para responder a los criterios de eficacia y tiempos de la atención, deteriorando sus
conocimientos y su experiencia práctica. Los usuarios se ven sometidos en la atención de sus sufrimientos mentales a
los criterios del mercado, acrecentándose la atención técnica operatoria en desmedro de una relación médico-paciente
que sigue reclamando.

CAP 2

Subjetividad y cultura: el malestar de la individuación

Los nuevos temas que invadieron rápidamente la escena intelectual, y a través de los cuales se trata de intelegir lo que
podríamos llamar esta nueva forma de la realidad actual, son las “puestas en escena”, esa curiosa capacidad de montar
situaciones que, al modo de los recuerdos encubridores, hacer ver a los espectadores una realidad cuya finalidad es
mantener oculta otra. La hegemonía de los aparatos que permite sustituir las interacciones personales por una
comunicación electrónica.

Vivimos en una nueva cultura y asistimos a cambios profundos en las formas del trato y del vínculo social.

La individualidad actual.
La primera forma de reconocimiento de la individualidad esta ligada a la institución social de la propiedad y, a partir de
esta, la constitución de la esfera de lo privado. Para la experiencia moderna la individualidad no puede ser asumida sin
esta referencia, ya que la propiedad y la privacidad caracterizan la cualificación que toma la individualidad en los
procesos históricos. Los individuos solo pueden representarse lo publico y lo privado por referencia a la comunidad, lo
publico. La propiedad y la privacidad son para el individuo la esfera de su dominio y la condición de su libertad, mientras
que lo propio de la comunidad y de la esfera publica se constituye como necesidad y limitación a la autonomía de los
individuos.

La individualidad no puede pensarse sin referencia a lo publico. Los cambios en una esfera son los cambios de la otra. En
nuestro tiempo privacidad e individualismo han cobrado un sentido positivo en la experiencia de los individuos, y van
conformando una utopia de realización personal por fuera, con indiferencia del conjunto social.

El problema consiste en que el proceso de individuación depende enteramente de que los sistemas de reconocimiento y
trato del otro, por lo que la ilusión de esta realización personal no puede mas que llevar al individuo justamente a la
perdida de los rasgos de individualidad. Es entonces que el individualismo posibilita la masificación. Lo publico perdió los
rasgos de solidaridad y cooperación para ser vivenciado como el lugar de la masa indiferenciada, privada de los rasgos
del consumo y del éxito personal. Lo publico se significa con frecuencia por la pobreza.

El individuo actual no parece semejante a aquel que buscaba el desarrollo individual al abrigo y bajo la protección de la
privacidad (individualidad burguesa); por el contrario, muestra públicamente sus rasgos narcisistas, se muestra
insolidario y débil, no tiene dificultades en hacer publico su descreimiento y temor.

La individualidad solo puede conformarse en la experiencia de las relaciones con el conjunto, necesarias para afirmar
una diferenciación y un margen de libertad personal. Individualidad y libertad tienen solamente el sentido de una mayor
autonomía de lo social, por lo cual es la conformación de lo social y su funcionamiento lo que posibilita y fija las
condiciones de la individualidad.

Se observa un retiro narcisistico sobre el propio yo, el aislamiento de los individuos, la perdida de las formas clásicas de
sociabilidad, el despliegue de modelos de sensibilidad masivos transmitidos por los medios de comunicación.

Lo que estamos observando no es precisamente el esperado triunfo de la libertad del individuo, sino un mayor
sometimiento, mas desconcierto, mas angustia por la existencia, masconstriccion, mas temor por la vida y el futuro.

El sentido de lo colectivo para esta subjetividad termina siendo la afirmación pura de la propia subjetividad. Estos
individuos necesitan desesperadamente de los demás, pero solo para afirmar la conciencia de su propia existencia y su
valia.

De la nueva cultura del amor.

El esquema freudiano (Amor patológico como dependencia e idealización desmedida del objeto) ya no explica
totalmente las formas actuales de relación amorosa. Hay individuos para quienes la dependencia del objeto, lejos de ser
un mal a soportar, consituye un fin pulsional. Pero ya no buscan en las formas simbióticas de relación con el otro su
satisfacción sino en objetos capaces de satisfacer estas formas de dependencia. A diferencia del objeto de amor clásico,
se trata de objetos totales que encarnan un ideal del yo actual, sin historia.

La sexualidad se hace adictiva pero disociada del amor. El amor tierno, en otros, empobrece o desmerece la sexualidad.
No es el amor el que ha cambiado sino los modos de relación entre las personas.
El discurso sobre la libertad y la autonomía, sobre la independencia y el derecho a la afirmación personal, se ha hecho
coidiano en la vida de la pareja y hace estallar las antiguas servidumbres amorosas.

En la sociedad burguesa valores como igualdad, justicia o libertad eran considerados ajenos y hasta antagónicos con los
valores que regían las relaciones de amor (el que ama de este modo no quiere su libertad sino la posesión mutua). Hoy
en día el creciente individualismo como rasgo cultural dominante, junto al clivaje manifiesto y aceptado socialmente
entre sexualidad y amor, que estos valores impregnan la experiencia amorosa y los discursos que la sostienen.

Los síntomas de estas nuevas situaciones se expresan en la vida familiar y en la pareja. La indiferencia es uno de ellos,
tanto en su sentido de desinterés por el otro como el de indiferenciación. En muchas personas, hombres y mujeres, la
indiferencia es señal de una negativa a comprometerse en cualquier relación afectiva. No suelen mostrar pasión ni
rencor frente a los fracasos amorosos, sino más bien expresiones de vacío afectivo. Puro aislamiento, empobrecimiento
general de su vida afectiva y sexual.

Ser empresario de sí mismo:

El empresario, emblema del capitalista, se ha recubierto de los imaginarios de la eficacia, el éxito social, modelo de
realización personal, en desmedro de aquella imagen de agente de la explotación del hombre por el hombre. El
empresario se tranformo en un emblema social de la real profesionalización de la vida que sufren gran parte de los
sectores medios. En un mundo marcado por la incertidumbre y la complejidad, se construye un estilo de vida que
necesariamente pasa por la asunción de los riesgos personales, facilitado por una cultura que invita a cada uno de sus
ciudadanos a devenir único responsable de si mismo.

La asunción personal de riesgos que se fue afirmando a través de diversas leyes que invocan la eficacia de la empresa
privada para la administración de estas cuestiones, lógicamente transforma al empresario en modelo social: es aquel
que suele exibir su patrimonio y su renta como expresión de la asunción de los riesgos que afronto. Es el verdadero
héroe moderno.

El ser empresario de si mismo es entrar en la competencia: dado que el éxito es ahora el ser competitivo se trata de
asumir la aventura de la realización personal por esta via.

Ser uno mismo no consiste en un acto de libertad que permita elegir una identidad como se eligen los objetos de
consumo, ya que en verdad se trata de la imposición de una norma, de una exigencia social en el seno de una tensión
constante por la amenaza de exclusión, de una existencia condenada a la nada.

La subjetividad de la competencia generalizada:

Estamos en transición de devenir una sociedad de competición generalizada. Se trata de verdaderas ficciones eficaces a
la hora de promover ciertos emblemas para la aceptación de la competencia como valor social, de la empresa y del
consumo, como motores de la realización personal. Los individuos no pueden prescindir de estos emblemas que les
permiten encontrar un lugar imaginario en los procesos colectivos, ya que necesitan imperiosamente ser “alguien”, es
decir autónomos, participativos, libres.

Consumo y realización personal:

Los objetos que se venden llevan la marca social del comprador. Estamos frente a rasgos nuevos del consumo que
definen nuevas formas de subjetividad. Los individuos quedan pegados a las necesidades que les han inducido y piensan
en función de ellas. Lo curioso es la creencia de los individuos de que satisfacer estas necesidades consiste en un acto de
libertad personal y de diferenciación social. El vector del consumo produce masificación no solo por la uniformidad que
genera sino también por este apoderamiento que efectúa sobre los individuos igualándolos en sus necesidades, gustos
estéticos, habitos culturales, valores y jerarquías sociales. Este rasgo cultural dominante hace ilusiorias las expectativas
de una autonomía de los individuos respecto al consumo y los valores que expresa, ya que el único que ha cobrado una
real autonomía respecto de los individuos es el consumo mismo.

La nueva nerviosidad moderna:

La aventura de la competencia en que ha devenido la vida, junto a la desprotección institucional de los menos aptos ha
generado nuevos modos de sufrimiento subjetivo, muchos de ellos englobados en la idea de presión, crisis ansiosas,
pánico o inseguridad. Estamos asistiendo a un consumo masivo de psicofármacos para aliviar estos malestares surgidos
del peso de una presión psíquica inédita y de una crisis identitaria.

Se trata de verdaderas drogas para la vida social, justamente en una sociedad cuya integración y mantenimiento de las
relaciones se han vuelto altamente competitivos y amenazantes. El uso de drogas clásicas era censurado socialmente y
reprimido legalmente en algunos casos. Hoy los psicofármacos están legitimados por los médicos en primer lugar, por
los laboratorios productores y por la misma sociedad que acepta esta nerviosidad. La propaganda medica avala estas
utilizaciones y construye un imaginario nuevo: estos malestares son de responsabilidad del individuo y al modo de una
enfermedad son tratables con medicamentos.

El nuevo terror a la exclusión social:

Ciertas ideas que organizaban lo social y afirmaban cierta ética son desmentidas y reemplazadas por nuevos valores. Las
ideas de Nacion o de Pueblo han ido cediendo paso a una sociabilidad basada en determinados rasgos particulares
(punks, villeros, etc.). Estos colectivos nuevos permiten a los individuos sentirse reconocidos por el grupo, pero al precio
de una actitud hostil o resentida respecto de la Nacion, el Pueblo, etc. Mediatizan la relación de estos individuos con la
realidad. Se trata en muchos casos de comunidades construidas artificialmente dominadas por el terror de la exclusión
social.

El problema de la integración social y la nueva categoría de la exclusión social se produce a partir del abandono de los
valores universales de la igualdad social. Se plantean los problemas de la inserción social y la marginalidad, pero ahora
no como los datos sociales que era necesario resolver con la igualdad sino como los problemas de gestionar la
producción de estos nuevos excluidos sociales.

Másallá de las significaciones sociales y los derechos que implica la ciudadanía, esta articula para el sujeto la experiencia
de ser individuo, de poder enunciar en nombre propio y vivenciar un yo en el reconocimiento con los otros. La pérdida
de ciudadanía implica a la vez una desarticulación de estos tres aspectos: el individuo pierde junto a ella el sostén de su
individualidad, de enunciar en nombre propio y aun la vivencia de su identidad personal. No podríamos hablar de
exclusión social, marginalidad y pérdida de ciudadanía sin tener en cuenta el correlato de sus efectos reales sobre la
subjetividad.

La inserción social debe diferenciarse de la integración social. Porque la integración social, reclamo más próximo a la
exigencia de igualdad, pone en juego problemas más amplios: de orden psicológico, sociológico, del derecho, economía,
política, ya que la integración supone la intención de restituir a quien esta marginado de los derechos globales una
ciudadanía plena. Muchas de las políticas de inserción social se limitan en verdad a una cierta estética de urgencia para
modificar el rostro de la marginalidad, que suele ocultar la inexistencia de una verdadera política de integración social.

Todos somos jóvenes: el borramiento de las diferencias:


Muchas personas recurren al cirujano plástico para la renegación de la realidad de sus cuerpos y el restablecimiento de
una forma bella perdida, o la creación de una belleza inexistente. Lo importante es permanecer en forma y cumplir de
ese modo con la exigencia cultural de ser competitivo. Las nuevas identidades se soportan sobre rasgos banales de la
cultura, haciendo curiosamente que la ilusión individualista de una singularidad plena desemboque en los rasgos
masificantes de los modelos publicitarios que promueven los iconos del éxito. El modelo hegemonico es el de ser joven.
La infancia parece acortarse: los niños en periodo de latencia y púberes toman los modos y costumbres de los jóvenes a
los que tienen como modelos de identificación.

El modelo de ser joven condensa exitosamente el borramiento de las tres oposiciones (de clase, genero y generación).
De clase, ya que los jóvenes se parecen entre si y atenúan el conflicto de sus desigualdades. De generación, ya que de la
jerarquízacion social que suponía antes la edad de las personas, se paso a una idealización del joven por sus cualidades
flexibles, eficacia, rapidez, movilidad, etc. De genero, ya que se trata de evitar o renegar de la diferencia tajante que va
imponiendo la edad del cuerpo sexuado, tomando la figura del joven como modelo un tanto hibrido.

Llama la atención la uniformidad que manifiestan los jóvenes de los sectores medios a través del consumo de objetos,
de lugares de diversión, de moda, de marcas de ropa que visten, de modos de relacionarse, que hacen pensar en el
valor que ha adquirido cierta igualación cultural producida por los medios masivos de comunicación. Al consumo de
objetos comunes cabe agregar también el consumo masivo de un tipo de cultura que ofrecen los medios y que es
incorporada en las creencias y comportamientos de los jóvenes como modo de inserción social.

Un nuevo espacio para una nueva sociabilidad:

Populismo estético: nuevo estilo que consiste en la mezcla, rasgos de indiferenciación, la libertad con la que se
construye fuera de los ejes de su tiempo, fuera de las tradiciones de la cultura local. Cambio de los estilos
arquitectónicos propios de la modernidad hacia un cierto collage de estilos. Pasaje de una estética cargada de sentido
histórico a una estética dirigida a la sensación. Dominancia de la superficie y de lo superficial, de lo inmediato.

Espacios anónimos que no sostienen ninguna identidad social, más que la que provee el consumo. Estos lugares tienden
a borrar o ignorar las identidades sociales de clase, pobreza, origen, raza, generando una ilusión de un espacio social en
el que se neutralizan las desigualdades sociales. Su arquitectura también es semejante (shoppings), en contraste con
espacios tradicionales como la plaza o clubes de barrio que eran lugares entroncados en las historias de quienes por allí
transcurrían, fomentaban el encuentro y la interacción.

CAP 5: LA SUBJETIVIDAD ACTUAL Y SU PATOLOGIA.

Subjetividad e historia:

Doble tensión entre lo histórico en la subjetividad y de esa subjetividad con su presente cultural y social,
necesariamente constitutiva de la experiencia humana (Eros y Tánatos).

El despeje de una temporalidad histórica que responde a diversos ordenes es importante para comprender que “lo
nuevo”, de época, se enfrenta siempre con niveles inerciales de la subjetividad, que actúan como un “fuera del tiempo”
y que matizan a la subjetividad en la convivencia de temporalidades distintas.

Tres ordenes de temporalidad histórica:

● La que se impone como filogénesis, que ordena el funcionamiento de las organizaciones libidinales, gran parte
de la erogenidad, la satisfacción sexual, la reproducción, etc.
● Aquella que pertenece a ciertas invariantes de la cultura, sobre todo en relación con las funciones del otro para
la estructuración del psiquismo (Edipo, castración, represión, etc.)
● Y una temporalidad masepocal, ligada a las formas sociales y culturales, como la organización de la familia, los
modos de crianza, la valoración y el comportamiento de las identidades sexuales, los valores morales, los
ideales, etc.

En la subjetividad actual hay una dominancia de lo espacial sobre la temporalidad histórica, de lo superficial sobre las
sensibilidades profundas, de la velocidad y lo inmediato sobre todo proyecto temporal, es a la vez un carácter
hegemonico de la cultura urbana y del funcionamiento subjetivo de los individuos. La perdida de las referencias
temporales que enhebran y dan consistencia a la identidad individual lleva necesariamente a una liberación y
dominancia de los efectos de la pulsión de muerte: narcisismo de muerte, aislamiento, egoísmo, agresividad,
ritualizacion de lo cotidiano, etc.

La producción de subjetividad:

El proceso de individuación psíquica consiste básicamente en un largo pasaje desde ciertos universales de la especie y
de la cultura, a través de las mediaciones que introducen las formas de crianza, hasta la singularización en que estos
elementos de la historia son apropiados por el mismo devenir del individuo. Su subjetividad es producida por la cultura,
a la vez que el individuo resulta productor de esta, dando vida a la forma social. El proceso de individuación y de
singularización subjetiva se realiza siempre en relación con una región de lo social y cultural y con una época. Es la
relación social la que habrá de constituir la individualidad, no se trata de individuos preexistentes que “se relacionan”.
Para que la individualidad se sostenga, son necesarias las relaciones sociales concretas, es decir, la presencia del otro en
el lenguaje y en la acción.

Nuevas instituciones sociales han ido tomando un papel dominante en la producción de subjetividad, como los medios
masivos de comunicación, en especial la televisión, el cine y en estos tiempos la informática. Esto genera que la
producción subjetiva este menos ligada a las funciones tradicionales de la familia, produciendo cierto caos o dispersión,
pero también nuevas e insólitas posibilidades para el ser humano.

Asistimos a cambios importantes elas funciones paternas en el modelo de vida urbano: crecimiento de las familias
monoparentales, hogares “unipersonales”, etc. Esta situación ha abierto dos problemas: el vacio que deja en la
subjetividad este debilitamiento de las funciones de la familia es ocupado por las instituciones massmediaticas; por otro
lado los cambios en el lazo social, por la perdida o atenuación de las identificaciones ideales con el padre, genera una
violencia mas flotante, que tiende a buscar su organización con la forma de colectivos de nuevo tipo, como bandas,
grupos de “autoayuda”, agrupamientos religiosos, etc.

Caracteres subjetivos, predominantes en sectores medios, ligados a la emergencia de las nuevas demandas que se
efectúan a Salud Mental:

● Pasivizacion de los individuos, respecto de la cultura y la vida social: “sociedad del espectáculo”, ser espectador,
dificultado en la distinción entre realidad y virtualidad. Subjetividad mas volcada hacia si misma, que lleva a
formas de aislamiento.
● Saturación del yo, en la que el individuo esta sometido a diversas estrategias de información, consumo,
pornografía, etc. que generan la sensación subjetiva de un “lleno” sobre la vivencia de un vacio de relación con
los otros.
● Maquinización, o robotización, por via de una operacionalizacion utilitaria de las relaciones sociales. También
sustitución de la relación con el otro por el vinculo que se establece con los diversos aparatos para el goce. Asi
como el aparato reemplaza al sujeto para el goce, también el sujeto pretende tratar al otro con la misma
disponibilidad con la que se relaciona con el aparato, lo que debiera orientarnos acerca del papel que juega esta
era tecnológica en la producción de subjetividad.
● Superficialidad en los afectos, ausencia de compromiso emocional que parece eficaz por el manejo utilitario e
insolidario de las relaciones con los demás.
● Sensibilidad impostada, adquirida no en las vivencias emocionales de la relación con otras personas, sino en los
modelos de sensibilidad que aportan los programas televisivos y los videos.
● Compulsion a hacer, por la cual el individuo necesita de una actividad constante y planificada (gimnasios,
programas, planificación del tiempo libre). Adiccion al consumo como una conducta y un fin en si mismo.
Nuevamente se logra la vivencia de “lleno”.
● Dominio del valor de cambio sobre el valor de uso, tanto en los objetos cotidianos de consumo como en el trato
con las demás personas. Sobrevaloracion de lo nuevo y de lo ultimo impregnan las relaciones afectivas,
haciendo del otro un objeto sustituible y renovable, alejado de los procesos de perdida y de duelo.
● Irrealidad por dominio de la imagen, en la que la subjetividad pervierte su percepción y su análisis de la realidad
reemplazándolos por la virtualidad de aquella. Lo virtual que introduce la imagen no es otra cosa que inducir en
el individuo significaciones que no tienen necesariamente referentes en a realidad. El sujeto actual se mueve en
espacios públicos sin necesidad alguna de hablar o relacionarse con otras personas. La virtualidad de están en
un mundo que solo es ficcional.

La subjetividad del conformismo y la adaptación exitosa:

Los individuos tienden a vivenciar el acceso a las producciones de la cultura central, que los hace espectadores a costa
de la destrucción de muchos de los valores propios de la cultura que viven, como si participaran de esa cultura.
Espectadores que tienen la vivencia emocional de ser participantes del hecho y la producción cultural, que genera una
forma de identificación superficial y transitoria. A la vez sus deseos parecen ser causados por los mismos objetos del
consumo masivo. Esta subjetividad superficial y masificada deja sin sustento a los sujetos para actuar sobre la realidad
desde la subjetividad de sus deseos, sus ilusiones, sus anhelos, sus ideales o sus fantasías, llevándolos a la sola
reproducción automática de la realidad que habitan.

La respuesta adaptativa de muchos individuos a esta forma de la autoridad y del poder (“el mercado”) consiste en la
adquisición de cierto automatismo. Cuando la relación con el otro de la autoridad cae fuera del campo sensible, es decir,
no transita en ninguna relación interpersonal, el individuo tiende a responder como lo hacemos frente a las señales del
tránsito: se acatan sin reflexión, de modo automático. La subjetividad adaptada a estas formas impersonales de la
autoridad genera una adaptación irreflexiva y repetitiva en la conducta. El individuo adaptado a estas formas de
dominación solo percibe, y asume como propia la necesidad de acatar estas señales a fin de mantener un cierto “orden”
entre él y su medio social.

La adaptación exitosa puede tener como condición está perdida relativa de lo imaginario, empobrecimiento de la
capacidad de fantasía, ausencia de la nostalgia por el pasado, vacío del registro de los duelos, indiferencia del apego a lo
histórico vivencial y desinterés por el vínculo emocional con los semejantes. Los individuos que padecen los rasgos
dominantes de esta subjetividad tienen la compulsión de estar con los demás, y los vemos en las distintas
aglomeraciones de los shoppings o los supermercados, restaurantes, autopistas, etc. Aislamiento, soledad y
aglomeración parecen señalar uno de los rasgos dominantes en el carácter de la vida actual en la gran ciudad. Esta
subjetividad promueve una cotidianidad ritualizada, sin demasiada reflexión sobre su existencia ni crítica sobre lo
existente, sin sospecha sobre el sentido de la vida, lo que caracteriza el devenir de estos individuos como repetitivo y
monótono.

“compulsión del lazo social”: compulsión a pertenecer a algún lugar social, a ligar al otro y ligarse en cualquier forma de
vinculo, a formar sociedades, grupos, instituciones, iglesias, sectas. La cuestión es luchar contra la exclusión y
pertenecer. La verdadera patología de esta subjetividad está dada por la necesidad imperiosa de la pertenencia social y
los vínculos instituidos, y a la ver por la imposibilidad de estos. El individuo precisa estar con los otros para ser
reconocido y tener la vivencia de existir a la vez que se enfrenta con la amenaza constante de un no lugar social. El lazo
social mismo está bajo la amenaza de su fragilidad creciente y su perdida.

Una subjetividad sin tragedia:

En la subjetividad singular se trata de un ignorar todo lo negativo para sostener una positividad superficial, generando
un afán de embellecer la realidad y embellecerse a sí mismo, a la vez que los individuos se vuelcan hacia un hacer sobre
si mismos marcado por esta renegación de la impotencia que los invade. Renegación colectiva del mal, por la cual se
produce una banalización de lo negativo.

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