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No tenemos por qué encasillar a un mismo cliente dentro de un subgrupo sino que
es fácil que pertenezcan a varios.
Los clientes actuales y activos también pueden someterse a otra clasificación que
nos permita adecuar nuestras actividades atendiendo a otros aspectos.
Tipos de clientes según su frecuencia de compra.
N
Clientes de compra frecuente.
Son los que compran siempre en nuestro establecimiento. Por lo general están
satisfechos con la empresa, sus productos y servicios. En este caso es fundamental
no descuidar las relaciones con ellos y ofrecerles continuamente un servicio
personalizado que los haga sentir importantes y valiosos para nosotros.
N
Clientes de compra regular.
Suelen comprar en el mismo establecimiento pero a veces compran en otros. Es
aconsejable ofrecerles una atención especial para incrementar su nivel de
satisfacción y, así, intentar aumentar su frecuencia de compra.
N
Cliente de compra ocasional.
Realizan compras de vez en cuando o compran por primera vez. Lo ideal sería
convertirlos en clientes habituales, por eso es aconsejable solicitar en la primera
compra algunos datos que nos permitan un contacto posterior para conocer las
razones por la que no vuelve e intentar remediar esta situación.
Tipos de clientes según su volumen de compras.
N
Clientes con volumen alto de compras.
Compran en mayor cantidad que la mayoría de clientes. Es fundamental retenerlos
planificando y llevando a la práctica acciones con un alto grado de personalización,
que les haga sentir importantes y valiosos.
N
Clientes promedio en volumen de compras.
Realizan compras con un volumen dentro del promedio general de los clientes.
N
Clientes con bajo volumen de compras.
Su volumen está por debajo del promedio, suelen ser compradores ocasionales.
Los clientes más importantes son los que realizan un volumen alto de compras,
pero nunca se debe descuidar a los demás grupos, planificando acciones
que permitan la movilidad de categorías.
Tipos de clientes según su satisfacción.
N
Clientes complacidos.
Son aquellos con los que has conseguido superar sus expectativas, generando una
afinidad emocional con tu marca, ya no se trata de una preferencia racional sino
que su nivel de lealtad les sitúa por encima de los satisfechos.
Evidentemente, mantenerlos en este nivel de satisfacción no resulta fácil, de modo
que tendrás que superarte, sorprendiéndoles cada vez que compran o interatúan
contigo.
Son clientes muy valiosos porque son los Apóstoles, los incondicionales de la
empresa que se convierten en embajadores en sus respectivos círculos.
N
Clientes satisfechos.
Perciben tu oferta comercial como coincidente con sus expectativas, aunque no
suelen cambiar de proveedor pueden hacerlo ante una oferta comercial mejor, de
forma que tendrás que elevar su nivel de satisfacción mediante servicios especiales
que no esperaban recibir.
Dentro de esta categoría se encuentran también aquellos clientes satisfechos pero
con un nivel bajo de compromiso, donde el precio dicta su permanencia como
clientes y van cambiando regularmente.
N
Clientes Indiferentes.
Aquellos que tienen una actitud neutra hacia tu oferta comercial.
N
Clientes insatisfechos.
Con ellos no has llegado a cumplir sus expectativas y no quieren repetir la
experiencia. Revertir esta situación supone llegar a conocer las causas concretas
de insatisfacción para corregirlas, aunque la mala impresión ya estará fijada en su
subconsciente, por lo que resultará difícil.
Dentro de este grupo se situarían también los clientes rehenes, que a pesar de
no estar contentos con tu oferta comercial no perciben alternativas viables o la
migración a otra empresa puede resultar costosa, de modo que permanecen ahí
hasta que puedan cambiar.
Tipos de clientes según su influencia.
Es decir, el grado de autoridad o crédito que tienen para influenciar a sus
contactos, de forma que podrán atraer o no, a clientes a tu establecimiento, según
su opinión o recomendación.
N
Clientes altamente influyentes.
Producen una percepción positiva o negativa en un grupo grande de personas en
quienes influyen. Son, por ejemplo, actores, deportistas, empresarios, etc. con
reconocimiento social. Lograr su recomendación deriva en el aumento de clientes
a través de su consejo o el uso público de tus productos o servicios, aunque ese
“favor” puede suponer un costo para tu negocio.
N
Clientes de influencia regular.
Su influencia se refiere a grupos más reducidos, por ejemplo, médicos, bloggers,
etc. Lograr que te recomienden es más sencillo y menos costoso que en el caso
anterior y solo requiere generar un nivel de complacencia en ellos para que influyan
en su entorno social.
N
Clientes de influencia familiar.
Su grado de influencia se centra en familiares y amigos, sus consejos son
escuchados al ser considerados como expertos en determinadas materias; cocina,
moda, bricolaje… Lograr su recomendación pasa por que se sientan satisfechos.
En cuanto a la clasificación de los clientes potenciales es la misma que los
clientes actuales, con la particularidad de que para conocer la frecuencia o volumen
de compras, así como su grado de influencia debemos recurrir a estudios de
mercado.
Tipos de clientes según su personalidad
Como decíamos, en cualquier negocio tenemos que tratar con muchos tipos de
clientes, unos más fáciles y otros que ponen a prueba nuestra paciencia.
Todos pueden llevarse bien si se sabe cómo tratarlos, incluso clientes a priori
difíciles pueden convertirse en buenos clientes si llegamos a
comprenderlos, a conocer cuáles son sus necesidades y motivaciones, y además,
tener la ventaja de que la competencia puede que no sepa hacerlo.
Como vendedores necesitamos establecer una buena comunicación con nuestros
clientes ya que todo está en sus manos.
El Cliente Amable.
Son aquellos clientes que creen conocer todas las respuestas, un poco sabelotodo,
les encantan las discusiones, son polémicos y pueden llegar a tener un tono
agresivo, además de ser el comprador eternamente descontento.
De paso firme y confiado, suele hablar con tono elevado, en ocasiones hasta
agresivo. Les gusta discutir y exigen razones ante las que se muestra siempre
descontentos.
Ante este tipo de cliente es muy importante conocer a fondo nuestro producto o
servicio.
Una variante es el cliente vanidoso, no suele resultar agradable, se da mucha
importancia, contradice o pone en duda cualquier argumentación, intentando
demostrar sus conocimientos. Puede llegar a exasperar. Su ego es lo más
importante y necesita sentirse comprendido.
Cómo actuar:
Escúchale con paciencia, sin interrumpirle, deja que hable y utiliza una técnica de
preguntas.
Conserva la calma y el buen humor.
Nunca entres en sus provocaciones, ni discutas, no lo tomes como algo personal.
Muestra interés por sus opiniones e intenta alinearte con él.
Ofrece alternativas.
Ofrece la solución que necesita, haciéndole ver que ha sido idea suya.
Actúa rápido.
Garantiza, en la medida de lo posible, atender sus reclamaciones.
Haz que se sienta bien en el momento de la venta.
El Cliente Distraído.
El Cliente Desubicado.
Puede estar comprando algo poco habitual para él o en un lugar nuevo. Se muestra
desorientado e inseguro.
Cómo actuar:
El Cliente Reservado.
El Cliente Indeciso.
Es incapaz de tomar una decisión, se interesan por varias cosas a la vez y piden
opinión a todo el mundo.
Cómo actuar:
No los dejes solos.
Apóyales y confirma cada decisión que vayan tomando.
No ofrezcas demasiadas alternativas.
Dales información precisa y consejos útiles.
Descubre hacia dónde va su interés.
El Cliente Lento.
El Cliente Exigente.
El Cliente Impaciente.
Mira el reloj con frecuencia y se muestra nervioso, siempre tiene prisa. Tiende a
generar incomodidad tanto en quien le atiende como en los que están alrededor.
Cómo actuar:
Pon mucha atención a lo que pide para mostrarle una pequeña selección de
productos.
Actúa rápido.
No entres en detalles.
Muéstrate decidido y firme en gestos y palabras.
No dejes que te dominen los nervios.
Puede ser el que se queja por todo. Todo está mal; la atención es insuficiente, los
precios caros y el aparcamiento lejos.
El que todo lo ve negro, nada va a funcionar, todo es imposible.
O el que utiliza la lástima para tratar de dominarnos.
Cómo actuar:
El Cliente Conflictivo.
Es ese cliente que cumple a rajatabla la ley de Murphy; si algo puede salir mal,
saldrá mal…
Y, por supuesto, se molestará más de lo razonable para el caso.
Generalmente, está de mal humor, se muestra grosero, ofensivo e incluso violento
y discute con mucha facilidad.
Necesitan descargar toda su furia y frustración.
Utiliza el insulto y el sarcasmo como forma de comunicarse.
Cómo tratarlo:
El Cliente Negociador.
Negocia con todo, nunca va a perder la oportunidad de sacar un poco más; pagar
menos, más tarde, un regalo…
Lo que le interesa es siempre hacer un buen negocio, necesita obtener siempre
algo más que los demás, eso le produce placer.
Cómo tratarlo:
Tener claro que a veces hay que poner límites claros y decir NO.
Argumenta por qué no puedes darle lo que pide y cuenta siempre con opciones
que sí puedas ofrecerle para calmar sus ansias.
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Tipos de Clientes según su Estilo de Comunicación
La gente se comunica de forma distinta según su personalidad.
Conocer los distintos estilos de comunicación nos permite adecuar nuestro mensaje
al receptor para establecer una comunicación más eficaz.
En 1920 el psicólogo Carl Jung elaboró una teoría para calificar los distintos tipos
de personalidad que puede servirnos como base para entender los distintos canales
de comunicación.
Es un ejercicio que podemos hacer con nosotros mismos. Decide qué categoría se
ajusta más a ti.
Primero hay que establecer si la persona es principalmente lógica o
emocional.
Y después, si es más bien firme y enérgica (extrovertida) o no
(introvertida).
Vamos a ver las distintas combinaciones que salen de esta matriz:
\
Estilo Analítico.
Perciben las cosas como imágenes más que como sonidos o sensaciones.
Suelen hablar tan rápido como pasan las imagenes por su cabeza.
Sus gestos también son rápidos y utilizan expresiones como “lo veo claro”, “desde
mi punto de vista”, “desde mi perspectiva”…
Su respiración es poco profunda y localizada en la parte superior del pecho.
En relación con los estilos de comunicación, suelen ser personas visuales las
“directivas” y “sociables”.
La mejor forma de tratar con una persona influenciada por las imágenes
es hablar rápido, igualar su velocidad, utilizar el mismo tipo de palabras y
ayudarnos de fotografías, mapas, vídeos, gráficos, catálogos…
Z
Auditivo.
Recuerda que todos utilizamos los tres sistemas pero siempres hay uno
predominante.
Identificar los posibles tipos de clientes y saber cómo tratarlos te ayuda a que las
relaciones con tu público sean más fluidas, las ventas más efectivas y los clientes
queden más satisfechos.
Quizás el cliente no siempre tiene razón, pero la firmeza no está reñida con la
amabilidad y el respeto, debemos tener cuidado con la crítica vehemente a
determinados comportamientos de los consumidores, sobre todo en Redes
Sociales, porque puede causar muy mala imagen. La contestación puede ser
firme pero siempre informativa, educada y respetuosa.
Ningún cliente es imposible, puede ser más o menos difícil pero, saber cómo
tratar a cada uno de los distintos tipos de clientes y manejar situaciones
complicadas forma parte de ofrecer un buen servicio.