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Lám. II. La posguerra de la arqueología cspañoa y su despegue (archivo familia Alcina): A. Primer Congreso Arqueológi-
co del Levante (Valencia, 1946) José Alcina Franch (izquierda. Secretario del Congreso) e Isidro Ballester Tormo (Direc-
tor del Servicio de Investigación Prehistórica, Excma. Diputación de Valencia). B. Banquete del IV Congreso Internacio-
nal de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (Madrid, 22 abril de 1954). De derecha a izquierda, sentados: persona no
identificada, José Alcina Franch, Josefina Palop, Julian San Valero Aparisi (vocal del comité organizador), Victoria Gavi-
na Cebrian y José Cano Marqués.
CO de Historia Universal en 1941, y al que desde últimos en los que se inició cuando todavía era es-
entonces estuvo vinculado. El Dr. Luis Pericot, tudiante. En Saitabi aparece como responsable de
catedrático de Historia Moderna y Contemporánea 'La arqueología en las Revistas' donde entre 1943
de España desde 1927 (Cebrià 1999: 10; Alcina (n° 6) y 1948 (n° 28) comenta 174 artículos que
1994:268-270), también tuvo su papel. Era la figu- cubren todos los temas de la arqueología española
ra mas influyente de la arqueología española de la prehistórica, protohistórica y clásica y, en menor
época y una de las de mayor proyección exterior medida, medieval. Una treintena se refieren a la
gracias a la relación que siempre mantuvo con el Dr. arqueología de otros países, a diplomática e histo-
Bosch Gimpera, su maestro en la Universidad de ria del arte español del Siglo de Oro e, incluso, a un
Barcelona. Ambos, "aun dedicando lo mejor de film histórico (n° 14, 1944: 425-426). Su propia
su esfuerzo personal al estudio de la Prehistoria tesis doctoral (1948, ¡en Alcina 2000!) es otra
española y por razones diferentes, fueron ameri- muestra de la temprana amplitud e intensidad de su
canistas" (Alcina 1979: 231) y, prácticamente, los actividad investigadora.
únicos representantes del americanismo catalan Dirigió excavaciones arqueológicas en yaci-
(Alcina 1994: 269-270). mientos romanos (Alcina 1947, 1949, 1950). Fue
José Alcina conoció al Dr. Pericot cuando toda- Secretario del I Congreso Arqueológico del Levan-
vía era alumno del Instituto-Escuela de Valencia te (Valencia 1946) (Lám. II A). Además asistió a los
pero su relación personal se desarrolló, ya como Congresos de Arqueología del Sudeste Español (II
estudiante universitario, en el Servicio de Investi- Albacete 1946; III Murcia 1947; IV Elche 1948 y
gación Prehistórica (SIP) de la Diputación Provin- VI Alcoy 1950) y al I Congreso Arqueológico Na-
cial de Valencia y en el Laboratorio de Arqueología cional (Madrid 1951). Esos Congresos fueron la
de la Universidad (Alcina 1979: 232), unas de las única ocasión de contacto general entre los arqueó-
pocas instituciones activas del país. En la importan- logos españoles y sus actas constituyen la crónica
te biblioteca del SIP inició su especialización en ar- de la arqueología española de la época (Ruiz Zapa-
queología (Alcina 1994: 268-270). tero 1993: 49-50). La significación de la participa-
Una vez licenciado fue Profesor Ayudante y ción del Dr. Alcina en ese contexto queda reforza-
Adjunto de 'Prehistoria e Historia Antigua', 'Ar- da por su presencia en el IV Congreso Internacional
queología', 'Arqueología, Epigrafía y Numismáti- de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (Madrid
ca', redactor de la revista Saitabi (1942-1948) y 1954) (Lám. IIB). Presidido por el Dr. Pericot y con
Secretario del Laboratorio de Arqueología y Cien- el Dr. Antonio Beltran como Secretario fue la prue-
cias Auxiliares (1945-1948) (Martí Oliver y Villa- ba palpable en arqueología de la apertura interna-
verde Bonilla 1997: 164 y 161, n. 1), cargos estos cional que iniciaba el país en esos años (ingreso en
la ONU, tratado España-EE.UU, Concordato con la En ese contexto, la ponencia presentada por el
Santa Sede...). Dr. Alcina en la I Reunión de Antropólogos españo-
En los años 50, el Dr. Alcina estaba ya orienta- les (Sevilla 1973) supuso una auténtica inflexión en
do hacia el americanismo. En 1950 obtuvo una beca la conexión del americanismo con la renovación
para trabajar en el Musée de l'Homme de París. Allí teórica de la Prehistoria española. Esta vez la pro-
el Dr. Pericot le presentó al Dr. Bosch Gimpera por puesta de introducción de la Arqueología antropo-
entonces director de la División de Etnología de la lógica fue acompañada de "un examen crítico de la
UNESCO (Alcina 1979: 232). Actuaba así como Arqueología en España (...) con un especial énfasis
puente entre su maestro exilado y jóvenes arqueó- en la producción de la última década" (Alcina 1975 :
logos como el propio J. Alcina (1976:59) que veían 66). Su ejemplificación en los contenidos de cinco
en Bosch un 'ramillete de símbolos'. de las mas importantes revistas españolas sobre
En esta etapa adopta una interpretación tradicio- Prehistoria y Arqueología -recordemos su expe-
nal de historia cultural cuyo difusionismo queda riencia en Saitabi- dio lugar al primer ensayo bi-
muy bien expresado en la investigación de las bliométrico con fines críticos publicado en España.
relaciones culturales entre el Viejo Mundo y Amé- Su eficacia residió en manejar la misma informa-
rica a través de la distribución atlántica de ciertas ción empírica que los prehistoriadores españoles
vasijas y figuras cerámicas y de las 'pintaderas' pero para señalar las insuficiencias del enfoque
(Guinea Bueno 1987: 38-39). Los paralelos que histórico-cultural todavía hegemónico.
tanto el Dr. Alcina (1969, reuniendo la bibliogra- La rigidez de la estructura universitaria, los
fía anterior) como el Dr. Pericot las encontraban en intereses corporativos y el escaso número de ar-
Gran Canaria les unieron como secretario y presi- queólogos-antropólogos americanistas, entre otros
dente, res-pectivamente, del 'Primer Simposio In- factores, limitaron el alcance de estos conatos re-
ternacional sobre posibles relaciones transatlánti- novadores que, sin embargo, los prehistoriadores
cas precolombinas' (Las Palmas-Santa Cruz de valoramos como tales (Lull 1991: 238; Martin de
Tenerife, diciembre de 1970) (Alcina 1979: 233- Guzman 1984: 35, n. 1; Martínez Navarrete 1989:
234) (3). 71 y 74). La separación profunda, absurda y la-
Esa fue la última actividad significativa en rela- mentable (Alcina 1991: 14), entre arqueología
ción con el registro arqueológico del Viejo Mundo. americana y arqueología del Viejo Mundo subsis-
A partir de entonces el Dr. Alcina, incorporado a la tió. Así el Dr. Alcina (1990) intervino junto con
cátedra de Arqueología Americana de la Univer- otros americanistas, geógrafos, prehistoriadores e
sidad Complutense, inicia sus trabajos de campo historiadores del mundo antiguo y medieval en el
en América caracterizados "por un enfoque decidi- Seminario 'Espacio y organización social' (Madrid
damente antropológico a la hora de la interpreta- 1988) promovido por el decano de la Facultad de
ción" (García Guinea 1987: 39). Fue precisamen- Geografía e Historia, Dr. Estébanez, en favor del
te ese nuevo enfoque y su conocimiento desde diálogo entre los distintos investigadores de la
dentro de la tradición disciplinar de la Prehistoria Facultad (Adanez Pavón et al [eds.] 1990). Sin
española lo que le permitió ser uno de los agentes embargo se trató de otra interesante iniciativa sin
de su renovación. continuidad.
Su llegada al Dpto. de Antropología y Etnología Veinte años después del manifiesto sevillano,
de América (Facultad de Filosofía y Letras) refor- aquellos conatos, junto con la labor de traducción
zó la reivindicación pionera y aislada de una ar- y publicación de Miguel Rivera (1991), eran las
queología antropológica por el Dr. Claudio Esteva referencias que el Dr. Alcina (1991: 16-17) apun-
(1959) y por las publicaciones vinculadas con dicho taba como aportación del americanismo al desa-
Departamento: Revista Española de Antropología rrollo de la orientación antropológica en la ar-
Americana y los Cuadernos de Antropología Social queología española. El artículo, resultado de una
y Etnología entre los que destacan los dos números invitación de Trabajos de Prehistoria, mostraba el
monográficos sobre Arqueología teórica editados compromiso activo y continuo del autor con la su-
por el Dr. Miguel Rivera Dorado (1971, 1972). peración de dicha división disciplinar.
La siguiente iniciativa fue su coordinación de un
diccionario de contenido universal que, además de
(3) La investigación posterior no ha retomado la cuestión
(Martín de Guzman 1984a: 417, 434-436, 598-599 y J. Onrubia,
campos temáticos descriptivos y como una de sus
comunicación personal). principales novedades, recogía los planteamientos
AGRADECIMIENTOS
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