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EL PRINCIPIO DEL HOMBRE

Arnold Gehlen hace una observación importante sobre la imagen que los hombres se
hacen de sí mismos y de su rango específico entre los demás seres. A la pregunta sobre
el origen del hombre se dan dos respuestas; la primera hace que el hombre provenga de
Dios, la otra del animal. La primera no es científica y la segunda, como veremos, es
equivoca, precisamente desde el punto de vista científico. El hombre es una criatura
fabricada por Dios a su imagen y semejanza, es decir, un pariente divino aunque caído y
por tanto menesteroso, un sub-dios… o bien es un mono que ha evolucionado hasta
alcanzar un éxito abrumador sobre el resto de sus congéneres, un súper-animal. Ambas
perspectivas parten de lo no humano para llegar a lo humano, sea sustrayendo o
añadiendo cualidades. Por lo visto, el hombre no puede ser comprendido a partir de
algún concepto o categoría que le sea específicamente propio.

Consideremos el hombre en sí mismo. ¿Qué le define? Dice Gehlen que es un


ser práxico, es decir un ser que actúa. Que quiere hacer cosas y que hace cosas que
quiere. La característica no parece demasiado distintiva. ¿Acaso no es la actividad lo
característico de todos los seres vivos? ¿Acaso vivir no equivale siempre, de alguna a
actuar? Aristóteles asegura que los animales no actúan. De modo que actuar debe ser al
más que alimentarse y reproducirse, buscar refugio o fabricar madrigueras, cazar o
moverse en busca del calor del sol o de aguas templadas. Actuar no es solo ponerse en
movimiento para satisfacer un instinto, sino llevar a cabo un proyecto que trasciende lo
instintivo hasta volverlo irreconocible o suplir su carencia.

La acción está vinculada la prevención pero también a lo imprevisto, es intentar


prever jugando con lo imprevisible y contando con su incertidumbre, es una forma
emprendedora de responder a las urgencias y solicitaciones de la realidad plural, pero
también de explorarla y descubrir en ella capacidades aun no efectuadas. El ser activo
no solo obra a causa de la realidad sino que activa la realidad misma, la pone en marcha
de un modo que sin él nunca hubiera llegado a ocurrir.

El principio del hombre está en la acción, es decir en una intervención en lo real


que selecciona, planea e innova. Los seres humanos estamos programados en cuanto
seres, pero no en cuanto humano. Recibimos con nuestra dotación genética la
capacidad innata de llevar a cabo comportamientos no innatos.

La diferencia entre los seres vivos totalmente programados y los seres humanos
solo en parte programados puede parecer cuantitativamente mínima pero constituye un
salto cualitativo radical.

Los animales superiores y en particular los antropoides que más se nos asemejan
están definidos de una forma más precisa y eficaz que los humanos. Han desarrollado
mejores armas, músculos más aptos, capacidades mas determinadas. Son menos
ambiguos que nuestros congéneres. Del mismo modo que el feto o el recién nacido son
mas imprecisos en la mayoría de los aspectos que los adultos plenamente desarrollados
en cuanto su identidad sexual, el manejo de sus extremidades y la competencia
focalizada de sus órganos. Los seres humanos tenemos en cambio un órgano
máximamente desarrollado y con múltiples prestaciones muy sofisticadas: el cerebro. El
cerebro es el órgano específico de la acción: conoce, delibera, valora y decide. Funciona
por nuestras carencias e insuficiencias, para buscarles remedio y aprovecharlas a
nuestro favor.

El ser humano comete constantemente errores pero aprende de ellos y va


corrigiendo permanentemente sus derroteros vitales. Porque la otra función del cerebro
es almacenar la información adquirida a partir de la experiencia, codificarla en símbolos
abstractos y transmitirla por medio del lenguaje. El medio ambiente natural
específico de los seres humanos es la sociedad. En la naturaleza la que obra a través de
lo demás seres, cuyo destino tienen seguro y a salvo en ella, mientras que el hombre
actúa por sí mismo y a su propio riesgo en la naturaleza

C O N C L U S I O N:

“EL PRINCIPIO DEL HOMBRE”, es que se basa principalmente en el principio del


ser humano en otras palabras aquello que nos hace ser hombre y nos distingue de las
demás especies existentes, así como también retoma el teman de cuál es la razón por la
que el hombre existe, es decir el Origen del ser humano.

Dentro de lo que es el tema del origen del ser humano se encuentran dos teorías; en la
cual la primera parte de la idea de que el ser humano se encuentra creado por dios y a su
semejanza y la otra por el lado científico o bien biológico en el cual se dice que el
hombre viene de la evolución del mono o chimpancé que científicamente es equivoca.
En fin es difícil obtener una idea clara sobre lo que es el origen del hombre pero de lo
que sí se puede hablar es sobre el principio del hombre.

El principio del hombre ósea aquella razón por la cual comienza hacer hombre. Se habla
mucho sobre las demás especies existentes y la relación y semejanza con el hombre. Se
dice que los dos son seres programados y con instintos, los animales son seres que
reciben el nombre de especie debido a la razón de que son especializados debido a que
cuentan con características muy distintivas, a diferencia del ser humano este no es un
ser especializado pero si con una cualidad aun mejor que estas especies, el cerebro. El
cerebro es un órgano tan especial y avanzado, que además de tener instintos además de
las otras especies cuenta con la habilidad de pensar, razonas y actuar, tiene una
habilidad sorpréndete para aprender y retener información. A través de esto el hombre
es tan diferente de las otras especies tomando en cuenta también al chimpancé, aquella
especie que según los informes es el más parecido al ser humano.

Este principio se debe a que el hombre actúa pero principalmente piensa debido a este
órgano tan especial, es decir es difícil hablar de lo que es el origen y obtener una idea
clara, es verdad que hay hipótesis muy interesantes pero lo que sí es fácil aclarar es el
principio de este ser se debe a que podemos pensar, razonar, actuar, aquellos que los
demás animales no pueden hacer.

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