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Introducción
Cristina Rossi
Jóvenes y modernos de los años 50 en diálogo con la Colección Pirovano es una exposición que
recorre el trabajo de quienes se propusieron inventar «nuevas realidades» para interpretar el
tiempo de posguerra. La exposición articula un conjunto de obras coleccionadas por Ignacio
Pirovano —legadas al Museo de Arte Moderno en 1980— y otro grupo de producciones del período
pertenecientes al mismo acervo.
1
Entre ellos, véase: María Amalia García, «Diseñando el progreso. Ignacio Pirovano en la difusión y promoción
del diseño industrial», IV Jornadas del Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró Imágenes‐Palabras‐
Sonidos. Prácticas y Reflexiones, Buenos Aires, UBA, 2000, 469‐484; María Amalia García, Abstracción entre
Argentina y Brasil. Inscripción regional e interconexiones del arte concreto (1944‐1960), Buenos Aires, Siglo
veintiuno editores, 2011; Talía Bermejo, Arte y coleccionismo en la Argentina (1930‐1960) [tesis], Universidad
de Buenos Aires, 2008; Cecilia Rabossi, «Pirovano y el MAMba en diálogo», El imaginario de Ignacio Pirovano,
Buenos Aires, Museo de Arte Moderno, 2010.
1
Espacio, tiempo, vibración, energía, eran ya el eje y el mandato de la hora2.
En la inmediata posguerra, los grupos de la vanguardia concreta —surgidos alrededor de Arturo,
Revista de artes abstractas— propusieron un arte de invención contra la representación figurativa
dominante; sin embargo, pronto se desmembraron. Si bien ya en 1947 las primeras muestras de
«arte nuevo» habían manifestado una apertura hacia un movimiento más amplio que incluía a más
de cincuenta artistas, al comenzar la década del 50 se observó un proceso de reagrupamiento que
consolidó y expandió el lenguaje de esas «nuevas realidades». En suma, las producciones mostraban
una tensión hacia lo nuevo y una permanente apuesta por el arte moderno. Pero, ¿qué se entendía
por arte moderno en los años 50?, ¿cómo se comprendía lo «nuevo» en aquellos años?, ¿cuáles eran
los discursos locales modernos? y, en definitiva, ¿cómo se veían a sí mismos aquellos jóvenes
modernos?
Algunas revistas culturales testimonian las imágenes y representaciones que gravitaban en la época.
La publicación de arte contemporáneo Letra y Línea difundió una encuesta dirigida a los pintores de
la «nueva generación» que renovaba la pregunta central de las polémicas de las décadas anteriores:
«¿Adónde va la pintura moderna?»3.
Por ejemplo, Sarah Grilo aseguraba que el arte moderno debía orientarse hacia tendencias no
figurativas y Juan Cerdá Carretero sostenía que debía afianzarse como arte puro, es decir, por sus
valores intrínsecos y no como documento histórico o costumbrista. Una pintura de tal naturaleza —
según la opinión de este artista— permitía superar lo anecdótico, hacía más sutiles las diferencias
entre pintura francesa, italiana o argentina y abría, por lo tanto, la posibilidad de sentirse parte
activa de la cultura universal.
Lidy Prati ponía a lo moderno en relación con la exploración de los problemas que el arte tradicional
no había tenido en cuenta. Miguel Ocampo pensaba que la pintura moderna debía ser
«investigación‐comunicación», mientras que José Fernández Muro opinaba que había que crear un
nuevo concepto visual en el espectador.
2
«Carta de I. Pirovano a Carmen Waugh, Buenos Aires, junio de 1972», Ignacio Pirovano. Retrospectiva 1925‐
1945, Buenos Aires, Galería Carmen Waugh, 1972.
3
Se preguntaba: ¿Qué es para usted lo fundamental en pintura? ¿Adónde va la pintura moderna?, ¿Existe una
pintura argentina? y ¿Cree usted en la anterior generación? ¿Aportó algo a la pintura la antigua generación?
«Encuesta realizada entre pintores argentinos de la nueva generación. 4 preguntas», Letra y Línea. Revista de
cultura contemporánea. Artes plásticas. Literatura. Teatro. Cine. Música. Crítica (Buenos Aires) 4 (07‐1954) 12‐
13.
2
A Tomás Maldonado le interesaba la forma, aunque agregaba: «Si no fuera tan exigente conmigo
mismo hubiera podido introducir la palabra energía. Por ejemplo, decir, con Vantongerloo y
Vordemberge‐Gildewart que lo fundamental en la pintura es la organización estética de la energía».
Maldonado era partidario de un «arte de tesis», en el cual la imagen debía definir un
comportamiento intelectual frente al proceso creador, debía manifestar una voluntad de opinión.
Otros artistas, en cambio, se inclinaban por una línea de interpretación más lírica, como Ideal
Sánchez, que sostenía que la pintura moderna se dirigía a la exultación del estado poético; José
Manuel Moraña entendía que la pintura moderna continuaría el proceso de liberación lírica y Víctor
Magariños D. opinaba que lo fundamental en pintura era que la forma y el contenido fueran fruto de
la creación.
En el mismo período, entre los temas de interés general y los artículos sobre las acciones peronistas
que habitualmente publicaba la revista Continente, se intercaló el interrogante «¿Qué entiende
usted por triunfar en arte?», pregunta que, en algunos casos, transparentó las representaciones y el
rol que cada entrevistado le asignaba al artista moderno4. Por su parte, la coreógrafa Renate
Schottelius —vinculada a la danza contemporánea y experimental— opinaba que el artista debía
hacer de su oficio un «laboratorio» de trabajo incesante, pero no necesariamente para encontrar «lo
nuevo», sino para lograr autenticidad evadiendo las modas.
Como todo verdadero vanguardista, Maldonado se identificó con la permanente rebeldía a lo
establecido y dejaba el triunfo para «los hombres de carrera». Muchos opinaron según su caso:
Libero Badii, Olga Orozco, Raúl Gustavo Aguirre, entre otros. Por ejemplo, el arquitecto y
escenógrafo Gastón Breyer sostenía que era necesario ser capaz de renovar como Le Corbusier, que
había propuesto «soluciones para el presente hechas sobre la base de una insobornable fe en el
futuro»5.
Desde perfiles editoriales diferentes, estas dos publicaciones muestran que a comienzos de los 50
los jóvenes se identificaban con el quiebre del lenguaje figurativo y —aunque en las opiniones se
4
Continente, Mensuario de arte, letras, ciencias, humor, curiosidades e interés general circuló entre abril de
1947 y diciembre de 1955. El análisis de Suárez Guerrini señala que aunque no fue una publicación orgánica
del peronismo, adhirió y suscribió textos elogiosos. Florencia Suárez Guerrini, «Arte nacional y masivo. Los
primeros años de la revista Continente», La autonomía del arte: debates en la teoría y en la praxis, VI Congreso
Internacional de Teoría e Historia del Arte, Buenos Aires, CAIA, 2011, 391‐403.
5
Si bien no presentamos un relevamiento exhaustivo de la encuesta, las opiniones analizadas corresponden a
los números 78, 80, 83, 84, 90 y 93 de Continente, publicados entre septiembre de 1953 y diciembre de 1954.
3
perciben matices— sus discursos develan la necesidad de cambio, las tensiones generacionales, la
actitud rebelde, el impacto de los avances científicos y la pulsión hacia lo nuevo.
De hecho, Pirovano también había comprendido ese momento de viraje. En un principio, se había
vinculado a los integrantes del grupo Orión, nacidos entre la primera y segunda década del siglo y
con quienes se correspondía generacionalmente6. Con ellos había compartido cierta visión
neorromántica y los había apoyado no solo desde su rol de coleccionista, sino que también les
brindó ayuda económica para la instalación del taller donde podían realizar trabajos artesanales7.
Tras el quiebre que produjo la vanguardia concreta en la escena cultural, Pirovano reorientó sus
preferencias hacia la línea constructiva, se acercó a los jóvenes que trabajaban desde diferentes
disciplinas y trabó amistad con Maldonado, en particular. Precisamente, la apuesta de su colección
por el arte abstracto llegó a través del asesoramiento de este artista concreto que, en clave
evolutiva, le propuso lograr una línea progresiva que vinculara las piezas de los vanguardistas
europeos con el concretismo local8.
En 1954 Maldonado partió para Alemania, invitado para ejercer la docencia en la Hochshule für
Gestaltung de Ulm —dirigida por Max Bill— donde se desarrollaría en el área del diseño. Sin
desatender la continuación del primer proyecto concretista9, Pirovano se acercó a los artistas más
jóvenes que compartían su inclinación por las ideas vantongerlianas y su colección fue integrando
piezas geométricas, de arte generativo, óptico y cinético; luego comenzó a frecuentar a algunos
artistas informalistas, tal como testimonian las obras de Luis Wells y Alberto Greco que forman parte
del legado al Museo de Arte Moderno10.
6
Los integrantes de Orión Antonio Miceli, Orlando Pierri y Alberto Altalef nacieron en 1913; Ernesto B.
Rodríguez, Bruno Venier y Luis Barragán, en 1914; Leopoldo Presas, en 1915; Ideal Sánchez y Juan Fuentes, en
1916.
7
Cristina Rossi, «Ignacio Pirovano y Ernesto B. Rodríguez, entre la tradición y la innovación», IX Jornadas
Estudios e Investigaciones Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró El arte de dos siglos: balance y
futuros desafíos, Buenos Aires, UBA, 2010 [en prensa].
8
María Amalia García, «Diseñando el progreso. Ignacio Pirovano en la difusión y promoción del diseño
industrial», IV Jornadas del Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró Imágenes‐Palabras‐Sonidos.
Prácticas y Reflexiones, Buenos Aires, UBA, 2000, 469‐484.
9
Con relación a los desarrollos en el área del diseño, luego del contacto establecido con Max Bill en 1950,
Pirovano proyectó una muestra de la «buena forma», aunque no llegó a realizarse. Luego participó en la
creación de la Comisión Nacional de Cultura Industrial presidida por Maldonado e integrada por Francisco
Bullrich y Juan Manuel Borthagaray, entre otros.
10
Después de visitar la exposición Las Monjas que Greco presentó en la Galería Pizzarro en 1961, Pirovano le
escribió una carta a Greco para comentarle el impacto que le había causado. También expresó que
4
En consecuencia, Pirovano fue un agente dinamizador del campo cultural, atento a los cambios que
atravesaron gran parte del siglo XX. El recorrido que proponen los dos segmentos de Jóvenes y
Modernos en los años 50 en diálogo con la Colección Pirovano testimonia las preferencias tempranas
de este coleccionista y acompaña los cambios que señalamos.
El guión curatorial del primer diálogo, «Entre la expansión y la difusión: las agrupaciones artísticas»,
se organiza a partir de una serie de obras y documentos que señalan los primeros quiebres con la
tradición figurativa y la radicalización de la vanguardia concreta de los 40, despliega diferentes
interpretaciones de los grupos que defendieron el arte nuevo de los 50 y esboza las
transformaciones que se estaban operando hacia la salida de la década. «Desde la abstracción de los
50: rupturas y continuidades» profundiza en las zonas de ruptura que habían surgido hacia el final de
la década del 50 y despliega algunas de las transformaciones que habían provocado aquellos
jóvenes.
Las propuestas de los «jóvenes y modernos» se presentan en el marco de las agrupaciones desde las
cuales impulsaron el lenguaje de la abstracción, lo difundieron en el circuito y lo trasmitieron a
través de la elaboración teórica y de la enseñanza. En este sentido, el guión de la exposición procura
inscribir el surgimiento de esas «nuevas realidades» inventadas en las tensiones de su espacio de
circulación, con miras a destacar el rol activo que asumieron los artistas en el momento de
consolidación y expansión de sus propuestas abstractas. Para caracterizar a los grupos que surgieron
en la primera parte de la década del 50 consideramos necesario plantear las diferencias con las
agrupaciones que llevaron adelante las rupturas de los 40, que radicalizaron su oposición mediante
la normativa de sus programas estéticos. A final de los 50, las nuevas direcciones que había ido
tomando la abstracción, para algunos, exigían rearmar el bastión de defensa grupal para profundizar
las rupturas, mientras que otros continuaban sus desarrollos dentro del proceso de
transformaciones abierto por el arte nuevo de posguerra.
consideraba que, después de esta exposición, su etapa informalista habría concluido. Carta de I. Pirovano a A.
Greco, Buenos Aires, 12 de octubre de 1961, Buenos Aires, Archivo Fundación Espigas.
5
Entre programas y manifiestos: las agrupaciones de los 40
La imagen invención es intérprete de lo desconocido,
acostumbra al hombre a la libertad.
EDGAR BAYLEY11
Nuestro arte es humano, profundamente humano, porque es
la persona en toda su esencia la que concientemente crea,
hace, construye, inventa realmente.
MOVIMIENTO MADÍ12
Hacia finales de 1945 los jóvenes que se había reunido alrededor de la revista Arturo organizaron
dos veladas en las residencias particulares de Enrique Pichón Rivière y Grete Stern. Si bien esa
primera agrupación tomó el nombre de Movimiento de Arte Concreto Invención, eran tiempos de
combate a través de panfletos y manifiestos y, pronto, se originaron dos nuevos grupos: la
Asociación Arte Concreto Invención (AACI)13 y Madí14, que exhibieron en el circuito porteño en 1946.
Interesa destacar que a partir de las primeras reuniones, estos jóvenes optaron por un trabajo
colectivo que proponía una «invención integral». Formulada en sus dimensiones estética y política,
su propuesta también aspiraba a reinstalar el arte en la praxis vital. El balance de la guerra y la
situación de la política interna habían generado nuevas condiciones para la resistencia y el
acercamiento de ideas, en cuyo marco estas agrupaciones asumieron posiciones de plena oposición.
Sus propuestas ponían en tela de juicio lo existente y marcaban claramente el límite con el arte
representativo.
De todos modos, la tendencia abstracta había recibido los tempranos aportes de artistas como
Emilio Pettoruti, Juan Del Prete, Lucio Fontana, Antonio Sibellino y Pablo Curatella Manes, además
del influjo de la línea iniciada por Joaquín Torres García. Incluso las polémicas que enfrentaron a
figurativos y abstractos en el campo local se remontan a la Primera Exposición de Dibujos y
Grabados Abstractos que, en diciembre de 1936, había presentado obras de Mauro Reggiani, Luigi
11
Edgar Bayley, «Durante mucho tiempo el criterio», Arturo (Buenos Aires) (verano de 1944).
12
I Exposición Madí, Instituto Francés de Estudios Superiores, Buenos Aires, 3 al 6 de agosto de 1946.
13
En la primera exposición participaron Edgar Bayley, Antonio Caraduje, Simón Contreras, Manuel Espinosa,
Claudio Girola, Alfredo Hlito, Enio Iommi, Obdulio Landi, Raúl Lozza, Rembrandt Van Dyck Lozza, Tomás
Maldonado, Alberto Molenberg, Primaldo Mónaco, Oscar Núñez, Lidy Prati y Jorge Souza; después se sumaron
Juan Melé, Gregorio Vardanega y Virgilio Villalba.
14
En la primera exposición participaron Arden Quin, Rhod Rothfuss, Valdo W. Longo, Gyula Kosice, Didy Laañ,
Ricardo Humbert, Alejandro Havas, Paulina Ossona, Martín Blaszko, Elizabeth Steiner y Esteban Eitler.
6
Veronesi, Juan Bay, Ezio D’Errico, Mario Radice, Attanasio Soldati, Fausto Melotti y Lucio Fontana en
la Galería Moody. En ese momento, la crítica de Julio Rinaldini apuntó contra las «pretensiones» de
la muestra y motivó una réplica de Attilio Rossi, en la que también estaba implicada su defensa de la
obra de Pettoruti y Del Prete15.
Por su parte, hacia mediados de los años 40, los hermanos Pirovano reforzaron su intención de
incluir obras de arte en las salas de su empresa de mobiliario, para lo cual encararon el proyecto de
la Galería de Arte Comte, cuyo programa también demuestra sus preferencias estéticas del
momento. En este sentido, en diciembre de 1944 dieron cabida a la Exposición de Pintura Moderna
del Uruguay, con una importante representación del Taller Torres García y, a mediados de 1945,
editaron un primer boletín con un artículo sobre la exposición de Casimiro Domingo —en ese
momento en exhibición— y el anuncio de una siguiente muestra de arte concreto integrada por
Maldonado, Prati, Espinosa, Gyula Kosice, Carmelo Arden Quin y Rhod Rothfuss16.
El pastel Sin Título, de Domingo, incluido en nuestro guión curatorial, presenta una trama sígnica
densa que se va entrelazando para generar recorridos laberínticos. De origen español, Domingo
había comenzado a dibujar con lápices de colores a los cincuenta años y empleaba la técnica
surrealista del automatismo17. En consecuencia, por un lado, este tipo de obras se inscribían en la
línea surrealizante que Pirovano apreciaba en ese momento y, por otro, correspondían al lenguaje
abstracto hacia el cual comenzaban a orientarse sus preferencias.
Tantas veces recordado por la aparición de Arturo, el año 44 está representado en nuestro recorrido
por Mi florero (1944) de Pettoruti y Cabeza futocubismo (1944) de Del Prete, tempranos cultores del
lenguaje abstracto cuyas propuestas contrastan con la línea sinuosa y instintiva de la obra de
Domingo, de la misma época. En diciembre de 1944 también comenzó a circular la revista
Contrapunto, que publicó la encuesta «¿Adónde va la pintura?» y tomó el lugar de vidriera pública
para el arte concreto al reproducir la obra de marco recortado Pintura (1945) de Espinosa,
enfrentada a Mesa blanca de Pettoruti.
15
Sobre el tema: Patricia Artundo y Cecilia Lebrero (ed.), Julio Rinaldini. Escritos sobre arte, cultura y política,
Buenos Aires, Fundación Espigas, 2007; Mario Gradowczyk y Nelly Perazzo, Abstract art from Río de la Plata.
Buenos Aires and Montevideo 1933‐1953, Nueva York, The Americas Society, 2001, 30.
16
Aunque no llegó a realizarse —según nos manifestó Espinosa en una entrevista— es interesante observar
que en el mes de junio de 1945 la exposición programada reunía a todos los integrantes del núcleo original de
Arturo y estaba incorporando los trabajos de Espinosa.
17
Debido a este tipo de trabajo, Aldo Pellegrini lo incluyó en la exposición Surrealismo en la Argentina,
realizada en 1967 en el Instituto Torcuato Di Tella.
7
Mientras la AACI y Madí presentaban su primera exposición, en 1946 también se constituyó el Grupo
Joven integrado por Osvaldo Luchentini, Domingo Distéfano, Héctor Álvarez y Víctor Magariños D.,
su principal portavoz. Esta agrupación no defendía una única propuesta estética ni adoptaba un
posicionamiento ideológico excluyente, sino que proponía una toma de conciencia sobre el arte y el
compromiso del artista a partir de la consigna: «No estamos a favor ni en contra de hombres.
Luchamos por el arte».
En sus primeros cinco años de existencia, se sumaron al núcleo original Eduardo Mac Entyre, Alfredo
Carracedo, Miguel Ángel Vidal, Pedro Desimone y Diana Chalukian. En este período, el Grupo Joven
manifestó su rebeldía frente a la chatura académica y a la mediocridad de los Salones, luego
reaccionó contra los discursos oficiales y la torpeza de la crítica.
De esta época son las obras Composición (1945‐1946) de Arden Quin, El plano azul (1946) de Martín
Blaszko y Pintura nro. 15 (1945) de Raúl Lozza —incluidas en nuestra exposición—, que muestran
que tanto los integrantes de la AACI como de Madí desarrollaron la idea del marco recortado
postulada por Rothfuss en el texto publicado en Arturo. Ambas agrupaciones realizaron también
obras coplanares, es decir, conjuntos de formas geométricas recortadas y pintadas con colores
planos con la particularidad de estar unidas por varillas y colocadas directamente sobre la pared. Sin
embargo, mientras los Madí permitían la movilidad de esas articulaciones, los artistas de la AACI las
fijaban una vez que consideraban adecuada la relación entre formas, como se observa en Coplanar
nro. 14 de Juan Melé18.
Hacia finales de 1947 los artistas de la AACI observaban que esas figuras coplanares lograban una
oposición figura/fondo concreta, pero el muro se convertía en un fondo con un valor operativo
imprevisible para el pintor. Por lo tanto, consideraron que se producía una exaltación escultórica de
la figura donde la pintura quedaba sometida a la arquitectura. Maldonado escribió en 1948: «Por
todo esto se aplazó para más adelante el estudio de esta posibilidad. Se retomó la problemática de
figura versus fondo sobre una superficie»19.
18
La pieza exhibida es una réplica de la obra de 1946 que Melé realizó en el año 1999 y donó al Museo de Arte
Moderno en ocasión de la presente exposición.
19
El escrito de Maldonado recuperado por Gradowczyk descarta las soluciones que habían propuesto los
suprematistas y neoplasticistas y sugiere que ellos deberían llegar a la valoración tensional del fondo que
habían logrado Max Bill y Georges Vantongerloo. Mario Gradowczyk, T. Maldonado, «El arte concreto y el
problema de lo ilimitado. Notas para un estudio teórico, Zurich, 1648 [1948]», Ramona, revista de artes
visuales (Buenos Aires) 30 (marzo 2003) [edición facsimilar].
8
En consecuencia, poco a poco los integrantes de la AACI volvieron a los formatos ortogonales,
mientras que Madí continuó desarrollando obras de marco recortado, así como pinturas y esculturas
articuladas y móviles. Por otra parte, en este lapso la Asociación se fragmentó y los hermanos Lozza
continuaron la línea de investigación de las formas coplanares, sumando la labor teórica de Abraham
Haber. El Perceptismo —según la denominación sugerida por este teórico— se apoyó en tres
principios: la sustitución del fondo tradicional por la noción de campo (muro arquitectónico); la
estructura centrífuga de referencias en el espacio, que buscó anular la incidencia de la periferia; y la
creación de una Teoría Estructural del color, basada en el color como fenómeno perceptivo, la
relatividad del color y el color como elemento estructural.
Tras la primera etapa desarrollada entre 1945 y 1948 —lapso reconocido como el período heroico de
la vanguardia concreta— las agrupaciones originales se fueron abriendo hacia un «movimiento más
amplio», tal como se lee en la declaración colectiva publicada en el catálogo del Salón de Arte Nuevo
reunido en 1947 por la Galería Kraft. Este hecho se corrobora también en el siguiente Salón de Arte
Nuevo organizado en la galería Payer y en la inclusión de los concretos, madí e independientes en
Nuevas Realidades y en el II Salón argentino de arte no figurativo presentados en Van Riel en 1948 y
1949, respectivamente.
Las tintas y témperas de Yente y Tres formas blancas (1948) de Del Prete, que presentamos,
muestran una abstracción que no suscribe los programas más radicales; fluctúa entre la línea de la
expresión tierna y la de expresión dura, según los términos empleados para interpretar los dos polos
en la revista Ver y Estimar, que dirigía Jorge Romero Brest20.
Además, nuestro recorrido articula las producciones de los años 40 con los relatos internacionales a
través de las obras de dos artistas que fueron emblemáticos en la tradición selectiva adoptada por
muchos abstractos locales: Piet Mondrian y Georges Vantongerloo. La obra serigráfica Sin título de
Mondrian presenta una solución neoplasticista ceñida a su estructura ortogonal, mientras que Mesa
baja es una maqueta concebida por el artista belga en su período concreto —aplicando dichos
principios al diseño de un mueble— que ofrece un juego de llenos y vacíos en cinco de sus caras.
También resulta interesante acercar los trabajos de Yente a la Témpera nro. 2 de Sonia Delaunay,
por cuanto fueron dos artistas que dieron cabida a los elementos constructivos y a los de la
abstracción libre en sus poéticas, conjunción que se observa en las formas geométricas que, sin
embargo, eluden la rigidez del trazo mecánico en el estarcido de Delaunay.
20
Nos referidos a los análisis del arte abstracto francés presentado por Léon Degand en 1949 en el Instituto de
Arte Moderno, publicado por Raquel Edelman y Samuel Oliver en el número 13 de Ver y Estimar.
9
Los invencionistas habían trazado un programa estético que proponía rodear a los hombres de cosas
«reales», habituarlos a la relación directa con las cosas en lugar de sus «ficciones», con el objetivo de
generar voluntad de «acción». Creyeron posible articular su propuesta con la militancia comunista,
pero en 1948, cuando Zhdánov profundizó la exigencia de alineamiento sobre el canon del realismo
soviético, la conducción del Partido Comunista Argentino sancionó a Tomás Maldonado y, con él, el
grupo abandonó la militancia. Si bien se habían propuesto unir las transformaciones políticas a las
estéticas mediante el desarrollo de las capacidades creativas del hombre «nuevo», no lograron
sedimentar alternativas de intervención directa sobre la realidad antes del quiebre con la militancia
y el desmembramiento de estas primeras agrupaciones.
Entre la expansión y la difusión: las agrupaciones artísticas de los 50
Es sintomático que ahora los pintores resuelvan reunirse en
grupos, asociaciones, etc., para exponer sus obras en común
[…] ya no es la agrupación persiguiendo un propósito idealista
ni aun sosteniendo una forma expresa de determinada
proyección, tanto ejecutiva como ideológica. Acaso no sea
mejor así, pero indudablemente es distinto.
EDUARDO BALIARI21
El proceso de reconstrucción europea reabrió la posibilidad de embarcarse con ese rumbo; el
primero en hacerlo fue Maldonado, quien partió en marzo de 1948 y retornó en julio. Fue seguido
por Arden Quin, que decidió radicarse en París, y viajó junto a Vardanega y Melé en el buque que
partió el 25 de septiembre de 1948. En mayo de 1949 Claudio Girola fue a Francia e Italia y, más
tarde, lo sucederían Kosice, Espinosa y Prati. Diversos factores contribuyeron a la dispersión de las
primeras agrupaciones, aunque ya estaban operando con un grado de cohesión menor, que no solo
no les permitiría resolver las diferencias internas sino que también favorecía el rápido surgimiento
de matices y de posicionamientos personales.
En los primeros años de la década del 50 los artistas involucrados en la producción del «arte nuevo»
comprendieron que era preciso llevar adelante iniciativas que permitieran consolidar y difundir el
lenguaje abstracto. En este marco surgieron diferentes agrupaciones con el objetivo de organizar
muestras, publicar revistas, intercambiar y transmitir la experiencia. Principalmente, la circulación de
esas «nuevas realidades» se activó a través de los grupos organizados por los críticos —como el
21
E. Baliari, «Caballete. Panorama de las artes plásticas. No figurativos», Noticias Gráficas, Buenos Aires (4‐12‐
59) 13.
10
Grupo de Artistas Modernos de la Argentina (GAMA) y 20 Pintores y Escultores— o impulsadas por
los propios artistas, como la Asociación Arte Nuevo (AN) o Artistas no Figurativos de la Argentina
(ANFA), además de Madí, Perceptismo y el Grupo Joven, entre los más importantes que se
encontraban activos.
Fueron muchos, también, los artistas que trabajaron con independencia de toda forma de
agrupación, aunque quienes optaban por lo moderno generalmente confluían en formaciones que,
desde cierto punto de vista, podrían considerarse alternativas frente a la falta de aceptación o
rechazo. Entre ellos, consideramos que la Galería Krayd —fundada por los músicos Francisco Kröpfl y
Zoltan Daniel— funcionó como un punto de encuentro que, más allá de los intercambios
comerciales, dio lugar a la intervención de los jóvenes modernos. En este marco, el estudio oam se
encargó del diseño arquitectónico22, Maldonado, Tomás Gonda y Hlito de la gráfica y la
programación incluyó actividades que, en muchos casos, proponían los mismos artistas23 (Rossi,
2006, 1‐11).
En los años 50 el Grupo Joven también sumó integrantes de diversas disciplinas, como Leopoldo
Torre Nilson (cine), José Arcuri (cine), Rodolfo Bardi, Domingo Salgueiro, Carlos Filevich (grabado) y
A. S. Cuberas; en septiembre de 1954 fundaron el Centro de Estudio y Difusión del Arte Moderno
(CEDAM), con la intención de vincular al hombre creador de nuevas realidades con el público
desorientado. Hacia 1958, el comienzo de la labor docente de Magariños D. contribuyó a la
incorporación de sus amigos y alumnos como Gabriel Messil, Armando Rearte, Armando Durante,
Hilda Mans, Ricardo Laham y Elida Manselli.
Entre octubre de 1950 y julio de 1953, el Perceptismo tuvo su órgano de difusión, la revista
Perceptismo, donde Raúl Lozza publicó muchos artículos, sintetizó su libro El color en la pintura y
expuso su investigación estética objetiva. Teórico y polémico, también divulgó la producción plástica
de Rembrandt Van Dyck Lozza, de escasa circulación.
Tras el establecimiento de Arden Quin en París, los trabajos del grupo liderado por Kosice en Buenos
Aires circularon bajo el nombre de Madinemsor —aunque luego retomó el nombre Madí— mientras
la versión europea circuló como Madí Internacional. Además de la participación en el 3ème. Salon de
22
Se trata de la organización de arquitectura moderna integrada por Juan Manuel Borthagaray, Horacio
Baliero, Alberto Casares Ocampo, Alicia Cazzaniga, Carmen Córdoba, Jorge Goldemberg, Francisco Bullrich,
Jorge Grisetti y Eduardo Polledo.
23
Cristina Rossi, “Confluencia de intereses. La galería Krayd como punto de encuentro”, en IV Jornadas de
Investigación en Arte y Arquitectura, Universidad de La Plata, CD Rom, La Plata, 1‐11.
11
Réalités Nouvelles, gestionada en 1948 por Kosice, esta vertiente editó la revista Madí Universal.
Madinemsor. Entre 1947 y 1954 sus páginas testimonian la vocación interdisciplinaria del grupo, la
necesidad de integrar en el proceso creador tanto las visiones como los conceptos provenientes de
la ciencia y el carácter plural de las esculturas Madí debido al desplazamiento y la conversión.
También postuló que el ambiente propio de la escultura madí debía ser multiforme, idea con la cual
anticipaba sus visiones de una ciudad con edificios y móviles capaces de quedar suspendidos en el
espacio.
Como órgano de difusión, la revista procuró tender una red internacional a través de colaboradores ;
con cierta amplitud de criterio, fue portavoz de hechos locales, ya que en sus páginas pueden leerse
comentarios sobre muestras de Lozza, Molenberg o Blaszko, los intercambios con la danza de Renate
Shottellius, la música de Hans‐Joachim Koellreutter y la difusión de las obras Madí. La conformación
del grupo liderado por Kosice fue variando, mientras se fueron estableciendo nuevas alianzas, tal
como se observa en el grupo que en 1958 participó en la muestra Art Madí International. Groupe
Argentin, gestionada por Kosice en la Galería Denise René de París.
Entretanto, Arden Quin desarrolló otras vinculaciones en París. Agnès de Maistre ha realizado un
seguimiento sobre su trayectoria parisina que subraya la rápida constitución de un nuevo grupo,
integrado por los peruanos Bresciani y Jorge Eielson, así como por los franceses Desserprit, Chaloub
y Guy Lerein24. En 1949 también se vinculó con Mateo Manaure, de la comunidad latinoamericana, y
en 1951 conoció a Luis Guevara Moreno, quien lo acercó a un grupo mayor de venezolanos formado
por Alejandro Otero, Carlos González Bogen, Rubén Nuñez, Pascual Navarro, Peran Erminy Aimée
Nattistini, Dora Hersen y Narciso Debourg, quienes entre marzo y septiembre de 1950 publicaron la
revista Los disidentes. A partir de estos contactos fueron surgiendo intereses compartidos que
dieron lugar al grupo conocido como Movimiento Madí Internacional, en el que participaron Núñez y
Guevara25.
24
Agnès De Maistre, Carmelo Arden Quin, Niza, Demaistre, 1996, 43‐58.
25
Adolfo Wilson, «Apuntes sobre la abstracción geométrica en Venezuela», Consonancia. La abstracción
geométrica en la Argentina y Venezuela. Años 40 y 50, Caracas, Artesanogroup, 2007, 153‐57.
12
A través del impulso de los críticos
En todos ellos, artistas concretos e independientes, domina la
búsqueda de un lenguaje plástico personal
ALDO PELLEGRINI26
Deseo que en ese árbol pájaros de muchos colores y formas
puedan anidar y sentirse protegidos. […] deseo que sea un
árbol generoso, del cual puedan escucharse muchas
canciones, excepto los falsos sonidos de los imitadores.
WALTER GROPIUS27
En 1952 surgió el Grupo de Artistas Modernos de la Argentina (GAMA), una agrupación impulsada
por Aldo Pellegrini que reunió a los concretos Girola, Iommi, Hlito, Maldonado y Prati con los artistas
enrolados en una abstracción libre: el suizo Hans Aebi, el español José Antonio Fernández Muro,
Sarah Grilo y Miguel Ocampo. La primera exhibición del GAMA se realizó en la Galería Viau, donde
los cinco concretos presentaron obras sintéticas y de filiación billiana, con esculturas que empleaban
planos curvos desarrollados en un movimiento continuo, o planteos direccionales y pinturas que
articulaban relaciones lineales y cromáticas, mientras que los planteos de los independientes
mostraban un manejo más espontáneo de la forma y el color y aún mantenían reminiscencias
figurativas, tal como se puede seguir en el recorrido de la exposición a través de las obras de
Maldonado, Hlito, Iommi, Grilo y Testa.
El diseño y la tipografía del catálogo de la muestra estuvieron a cargo de Fernández Muro y Hlito; las
tareas de montaje recayeron en Maldonado y Ocampo, quienes contaron con el apoyo de Josefina
Puga para quitar el mobiliario habitual de la sala. Iommi ha señalado que esta muestra fue la primera
«estructurada con un criterio contemporáneo»28, lo cual se constata en la lectura que proponía una
sala ocupada por una mesa central con jarrones y pesados ornamentos y la articulación espacial
proyectada por los artistas, que enlazaba el recorrido visual de las obras sobre papel, los volúmenes
de las esculturas y las telas dispuestas en los muros.
El 20 de octubre de 1952 se presentó la Primera Exposición de Arte Concreto, organizada por el
Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso (IA‐UCV), por iniciativa de los
26
Aldo Pellegrini, Exposición Grupo de Artistas Modernos de la Argentina. Pintura, escultura, dibujos, Buenos
Aires, Galería Viau, junio de 1952.
27
Citado por Ernesto B. Rodríguez en el prólogo del catálogo de la exposición 20 pintores y escultores,
presentada en 1957 en la Galería Van Riel. Todos los prólogos de las exposiciones y una reseña sobre la
actuación del grupo pueden consultarse en Ernesto B. Rodríguez, 20 pintores y escultores, Ediciones Culturales
Argentinas, s/f.
28
Jorge López Anaya, Enio Iommi. Escultor, Buenos Aires, Ediciones de Arte Gaglianone, 2000, 44.
13
artistas concretos, con Girola como intermediario, en las salas del Hotel Miramar (hoy Sheraton) de
Viña del Mar y el 27 de octubre comenzó la exhibición en la Sala de Exposiciones del Ministerio de
Educación de Santiago. Esta planificación de exposiciones consecutivas, así como la organización de
una conferencia de cierre, denotan la voluntad de asumir la cruzada por la difusión de la propuesta
vanguardista en el país trasandino. Tras estas vinculaciones, Girola desarrolló una intensa labor
artística y pedagógica en Valparaíso.
En octubre de 1953 el GAMA se presentó en la galería porteña Krayd; apenas unos días antes se
había presentado en Río de Janeiro y aun restaba la exposición laudatoria de Ámsterdam, ambas
prologadas por Romero Brest, la segunda presentada con un discurso inaugural de Vordemberge
Gildewart. El grupo había variado su conformación: Aebi ya no estaba y fueron invitados Rafael
Onetto y Clorindo Testa29. Para la última exposición del GAMA, presentada en la galería Viau en
1955, Maldonado ya había partido hacia Alemania, donde se desempeñaba como profesor de la
Hochschule für Gestaltung de Ulm.
El grupo contaba con las páginas de nueva visión, una revista de cultura visual en la que
predominaba el área proyectual, tanto del diseño arquitectónico, como gráfico o industrial30. La
revista concedió una amplia difusión y documentación a las exposiciones de GAMA, a los contactos
que se establecían con el medio brasileño y a los temas vinculados con el diseño. Las relaciones
entre arte y arquitectura aparecieron tratadas por primera vez a través del arquitecto César
Jannello, quien entendía que la colaboración entre constructor, pintor y escultor debía abandonar
los prejuicios individualistas y entregarse al trabajo colectivo. Desde sus páginas, los «jóvenes
modernos» mostraban los pabellones proyectados para la Feria de América en Mendoza por
Jannello, Maldonado y el músico Mauricio Kagel31.
La otra agrupación formada también por un crítico en 1952 fue 20 pintores y escultores, en este caso
convocada por Ernesto B. Rodríguez. El grupo de «los veinte», contó con ese número solo en la
29
En Río de Janeiro disertaron Romero Brest y Maldonado. Este último ya había dictado un curso de Diseño
Industrial en Teresópolis, invitado en 1951 por Koellreuter.
30
Sobre esta revista véase: Verónica Devalle, La travesía de la forma. Emergencia y consolidación del diseño
gráfico (1948‐1984), Buenos Aires, Paidós, 2009; María Amalia García, Abstracción entre Argentina y Brasil.
Inscripción regional e interconexiones del arte concreto (1944‐1960), Buenos Aires, Siglo veintiuno editores,
2011, entre otros.
31
César Jannello, «Pintura, escultura y arquitectura», nueva visión (Buenos Aires) 1, 1 (diciembre de 1951); «La
Feria de América», nueva visión (Buenos Aires) 6 (1955).
14
primera muestra, porque su conformación fue variando a través del tiempo32. Hacia finales de los 30,
muchos de sus integrantes habían participado en Orión, el grupo de pintores y poetas de orientación
surrrealista. Para sintetizar la variedad de propuestas estéticas a la que estaba abierto el grupo,
Rodríguez empleó la metáfora del árbol habitado por pájaros multicolores acuñada por Gropius, que
citamos en el acápite.
Sus presentaciones destacaban la variedad de tendencias y hacían hincapié en que se trataba de un
grupo desprovisto de un «empaque intelectual de conjunto y de la creencia común en un sistema».
En las salas, entonces, convivían los abstractos y los planteos figurativos de Julio Barragán, Florencio
Garavaglia, Primaldo Mónaco, Ideal Sánchez, Carlos Torrallardona o las esculturas de Aurelio Macchi.
Las abstracciones, en general, presentaban formas sintetizadas que conservaban la huella de lo
representado; unos pocos trabajos eran decididamente abstractos o planteos más geométricos,
como los de Luis Tomasello y Julián Althabe. Las obras de Rafael Onetto, integrante de «los veinte»
desde su primera exposición e invitado en el GAMA, articulaban formas simplificadas que remitían a
la realidad dentro de una composición espacial que no eliminaba la fuga en profundidad.
Una y otra vez el grupo reafirmó esa posición señalando que no tenían «puntos de vista absolutos
que defender», sino su propia diversidad, estableciendo una diferencia radical con aquellas
agrupaciones cerradas alrededor de un programa estético excesivamente pautado. Es interesante
tener en cuenta la dinámica de funcionamiento interno que en 1955 los llevó a firmar un acuerdo en
el cual se proponían intensificar las exposiciones de conjunto, mantener un fondo común mediante
el pago de una cuota de veinte pesos mensuales para financiar la compra de materiales, nombrar
por votación a un secretario y cinco miembros para asumir la representación y establecer el primer
viernes de cada mes como día de reunión general. En la votación del 14 de diciembre de ese año
designaron una Comisión formada por Ernesto B. Rodríguez, Franz Van Riel y los Dres. Korin,
Neuman y Boris Von Wyszecki33.
32
Formaron parte del grupo: Alberto Altalef, Althabe, Julio Barragán, Luis Barragán, Juan Cerdá Carretero,
Florencio Garabaglia, Iraolagoitía, Febo Marti, Primaldo Mónaco, Ideal Sánchez, Bruno Venier, Líbero Badii,
Rafael Onetto, Magda Frank, Noemí Gerstein, Juan Carlos Labourdette, Aurelio Macchi y Josefina Zamudio,
Manuel Pinnisi, José Alonso, Centurión, Vicente Forte, Juan Manuel Moraña, Leopoldo Presas, Luis Tomasello y
Carlos Torrallardona, entre otros.
33
Véase: 20 pintores y escultores (13‐4‐56) y En la reunión realizada… (17‐12‐56) [dactiloscritos], archivo E. B.
Rodríguez.
15
A partir de la iniciativa de los artistas
La modalidad no figurativa en las artes plásticas señala la
máxima libertad de expresión espiritual […] No debe ser
considerada como un ejercicio de ociosos.
ALDO PELLEGRINI34
El arte no‐figurativo de hoy permite la realización de la obra
del hombre‐artista en todas las direcciones posibles.
ALDO PELLEGRINI35
El espectador que recorre las muestras de Pizarro y Van Riel
no sólo debe renunciar al reconocimiento de una figuración
en los cuadros, sino también, si fuera posible debería dejar en
suspenso sus hábitos mentales y visuales.
HUGO PARPAGNOLI36
Por iniciativa de Arden Quin, en 1955 se fundó la Agrupación Arte Nuevo como un movimiento
abierto a todas las personas de intención moderna y de producción abstracta, que incluía pintores,
escultores, fotógrafos, músicos y arquitectos. La convocatoria cursada por Arden Quin para la
primera muestra —que se realizó en la Galería Van Riel entre el 21 de noviembre y el 3 de diciembre
de 1955— testimonia la formación de una Comisión para la etapa organizativa integrada por
representantes de las diferentes disciplinas. Ellos eran el músico Juan Carlos Paz, los arquitectos
Ferrari Hardoy, Hans Fischer, Horacio Martínez Carreras y Henri Tronquoy, los críticos y poetas Aldo
Pellegrini y Juan Jacobo Bajarlía, el fotógrafo Alex Klein y los artistas plásticos Vardanega y Blaszko37.
En línea con la agrupación Réalités Nouvelles, la organización interna de esta formación se basaba en
un principio de no exclusión —ni de personas ni de tendencias—, dado que no existía un jurado de
admisión, sino la única condición del pago de una inscripción con la que se solventaban los gastos de
las instalaciones y el catálogo. Los salones de Arte Nuevo (AN), entonces, adoptaron un aspecto
multitudinario dentro del cual se podían encontrar desde manifestaciones emergentes —cuyos
autores aún no lograban exhibir en otros espacios— hasta producciones experimentales de artistas
consagrados38. El primer catálogo fue diseñado por Arden Quin, con un rectángulo central
34
Aldo Pellegrini, «Prefacio», Boletín de la Asociación Arte Nuevo (Buenos Aires) 3 (1957) 9.
35
Aldo Pellegrini, «Prólogo», Exposición Arte no Figurativo, Buenos Aires, Van Riel, diciembre de 1959.
36
Hugo Parpagnoli, «Pintura informal», La Prensa (Buenos Aires) (15‐7‐1959).
37
Arden Quin, Estimado amigo, s/f [dactiloscrito]. Archivo Raúl Naón.
38
Formaron parte de este grupo Eugenio Abal, Hans Aebi, Julián Althabe, Manuel Álvarez, Emma Álvarez
Piñeiro, Carmelo Arden Quin, Ricardo Aronovich, Manuel Avedikian, Rudy Ayoroa, Fernando Baraglia, Rodolfo
Bardi, Elio Barberi, Ramón Baudes Gorlero, Juan E. Bechis, Meneca Bernal, Eduardo Berjman, Paulina Berlatzky,
Mauricio Berú, Antonio Blagonic, Martín Blaszko, Inés Blumencweig, Marcelo Bonevardi, Martha Boto, Úrsula
16
troquelado —al estilo de los calados de las piezas gráficas y obras Madí— que deja ver las palabras
«arte nuevo».
Desde 1956 Arte Nuevo contó con una revista que, desde su segundo número, circuló como Boletín
de la Asociación Arte Nuevo, de la cual se publicaron seis números entre 1956 y 1958. Esta
publicación documentó las exposiciones y su colectivo editor asumió como punto de partida que la
plástica no figurativa —como todo movimiento renovador— debía insertarse en un ambiente hostil
hacia lo no conocido y, en consecuencia, se propuso divulgar las teorías y los trabajos de los artistas,
los intereses en el campo de la arquitectura y la urbanización o las últimas perspectivas discutidas
internacionalmente.
Hacia el fin de la década, ya repercutían las nuevas búsquedas que estaban surgiendo en la
abstracción en el seno de esta nutrida agrupación. Entre agosto y septiembre de 1958 el Museo
Nacional de Bellas Artes presentó cerca de cuarenta obras de los últimos diez años de la producción
de Víctor Vasarely. Bajo el impacto de esta muestra, los números 5 y 6 del Boletín difundieron su
pensamiento a través de sus escritos, traducidos por Eduardo Mac Entyre y Manuel Álvarez39.
En noviembre de 1958 Kenneth Kemble presentó en el IV Salón Anual Arte Nuevo los collages Juegos
de naipes, rejilla (1956) y Tregua (1957), realizados con trapos en desuso y deshilachados. Sin
embargo, las obras generaron polémica porque los organizadores le preguntaron —según relató
Kemble—«si no tenía “otras cosas” para exponer» y, ante su negativa, aceptaron exhibir solo
Burghardt, Mina Carlisky, Ángel Cavaliere, José Ceselli, Zulema Ciordia, Néstor Corral, Víctor Chab, Jaime
Davidovich, Dora de la Torre, Francisca de los Reyes, Olga Demitrópulos, Horacio Félix Denot, Noemí Di
Benedetto, Franco Di Segni, Domingo Di Stéfano, Simona Ertan, Rosa Espagnol, Nélida Fedulo, Albino
Fernández, Manuel Fernández Teijeiro Fischer, César Fioravanti, Magda Frank, Carlos Funes, Gian Juan Gaeta,
Pedro Gaeta, Francisco Garavaglia, Julio Gero, Noemí Gerstein, Orlando Gianferro, Elida Gianni, César Gioia,
Nahum Goijman, Mina Gondler, Alberto Greco, Grondona, Gina Ionesco, José Guevara, Berta Guido, Walter
Jacobowicz, Jaime Jaimes, Lidia Juárez, Eduardo Jonquières, Kenneth Kemble, Alex Klein, Mauro Kunst,
Ocampo Landa, Hernán Larrain, Jorge Lezama, Nélida Licenziato, Jorge López Anaya, Rómulo Maccio, Eduardo
Mac Entyre, Sameer Makarius, Francisco Maranca, Víctor Marchese, Martínez Carrera, Delia Martínez Rivera,
Federico Martino, Roberto Matiello, Julio Maubecin, Fernando Maza, Michelle Marx, Juan Mele, Luis Molinari
Flores, José Novoa, Rodolfo Ostermann, Aldo Paparella, Blanca Pastor, Martha Peluffo, Manuel Peralta Ramos,
Alberto Pilone, Esther Pilone, Enrique Romano, Mabel Rubli, Ana Sacerdote, Kasuya Sakai, Eduardo Sabelli, Bob
Saint Clair, Ricarco Sansó, Fred Schiffer, Eduardo Serón, Alberto Silva, Carlos Silva, Sinclair, Benjamín Solari
Parravicini, Rogelio Polesello, Mario Pucciarelli, Jaime Rodríguez, Emilio Schiavo, Nelly Schneider, Jorge Souza,
Osvaldo Stimm, Osvaldo Svanascini, Abraham Taradach, Elena Tarasido, Luis Tomasello, María Torchelli, Silvia
Torrás, Tomás M. Towas, Gregorio Vardanega, Vera, Miguel Ángel Vidal, Olga Villa, Virgilio Villalba, José
Villalobos, Viola, Ángel Zampella, Alicia Zamudio, Josefina Zamudio, Velia Zavattaro, Ricardo Zelarayan,
Marcelo Zimmermann, Martha Zuik y Zygro.
39
Véase: «Conceptos de Vasarely sobre la pintura» [Eduardo Mac Entyre, trad.] Boletín de la Asociación Arte
Nuevo (Buenos Aires) 5 (1958) 15; y Vasarely «Notas para un manifiesto» primera parte [Manuel Álvarez, trad.]
Boletín de la Asociación Arte Nuevo (Buenos Aires) 6 (1958) 12.
17
Tregua. El episodio denota, tal como señaló Florencia Battiti, la incapacidad de lectura de los nuevos
lenguajes plásticos, hecho que repetía lo ocurrido con las cartulinas monocromas que Greco había
propuesto exponer en la galería Antígona en 1957 y, finalmente, debió cambiar por un conjunto de
gouaches que había realizado en París40.
Dentro de las aspiraciones multidisciplinarias que guiaron a esta asociación, a través de los años la
fotografía encontró mejor respuesta que los proyectos arquitectónicos, mientras que las propuestas
de base constructiva tuvieron una presencia importante en la pintura y la escultura hasta que
comenzó a ingresar el informalismo. En general, las muestras fueron presentadas por Pellegrini,
quien para el salón reunido en 1960 señaló el gran cambio que se estaba produciendo en la pintura
con la irrupción en un arte vitalista, que verificaba el pasaje de lo intelectual a lo vital.
En julio de 1956 bajo el nombre de ANFA (Artistas No Figurativos Argentinos), Álvarez, Boto,
Makarius, Sinclair, Towas, Vardanega, Vera y Villalba realizaron una primera exposición en Galatea.
Aunque se habían constituido como grupo, en poco tiempo se disolvieron debido a que varios
integrantes emigraron. En 1958 se fundó Arte no Figurativo (ANF) con el objeto de realizar actos,
cursos y difundir esa tendencia; realizaron el I Salón Anual en la Galería H de Buenos Aires. Su
organización interna descansaba sobre un Consejo Directivo, cuyo primer presidente fue Juan Del
Prete, sucedido por Juan Carlos Miraglia (con José Rodrigo Beloso como secretario) y más tarde fue
presidido por Paulina Berlatzky.
Pellegrini también fue el crítico elegido para la presentación de la exposición inaugural del 30 de
noviembre de 1959. En el texto consideró la amplia diversidad de expresiones de este grupo de
artistas no figurativos y señaló que entendía que toda esta línea de expresión obedecía a una
libertad absoluta, y por esa vía la pintura se había humanizado, posiblemente, para responder a la
deshumanización de la vida moderna.
Esta primera muestra de Arte no Figurativo se realizó en las salas de Van Riel inmediatamente
después del 5º Salón Arte Nuevo, razón por la cual los críticos realizaron una lectura en paralelo, y
las opiniones admitieron que había menos “incoherencia y desorientación” en este nuevo grupo41. Al
año siguiente se presentaron en el Museo Provincial de Paraná, en la Galería Peuser de Buenos
40
Florencia Battiti, Entre el pincel y la Underwood. Kenneth Kemble, crítico de arte del Buenos Aires Herald»,
Buenos Aires, Ediciones JK, 2012.
41
Véase: E. Baliari, “No figurativos”, en Noticias Gráficas, Buenos Aires, 4‐12‐59, p. 13 y “Agrupación de Arte
no Figurativo, en Clarín, Buenos Aires, 4‐12‐59.
18
Aires42 y en la Universidad Mayor de San Andrés, de la ciudad boliviana de La Paz y comenzaron las
gestiones para lograr una muestra en el Riverside Museum de Nueva York.
Es interesante tener en cuenta que si bien en 1956 había surgido una agrupación bajo la sigla ANFA y
en 1958 se fundó a.n.f., desde mediados de los sesenta esta última comenzó a presentarse como
ANFA. El prólogo de la exposición realizada en 1964 en la SAAP bajo el título ANFA, Arte no Figurativo ‐
Nueva Figuración, señalaba:
ANFA movimiento artístico de actuación nacional e internacional (recordamos, entre otras, su
exposición en el Riverside, en los Estados Unidos) ha realizado, como todos saben, a través de
estos últimos años una serie de muestras […] Y bien estamos ante una nueva presentación de
este grupo de artistas que experimentan y se expresan dentro de esos novísimos dominios
plásticos que se llaman Arte Geométrico, Informalismo y Nueva Figuración43.
En consecuencia, el grupo no solamente incluía el Informalismo sino también a la Nueva Figuración
naciente, pero mientras se adoptaba la sigla ANFA se hacía referencia a la exposición que Arte no
Figurativo (a.n.f.) había presentado en el Riverside Museum. Esta misma situación se verifica en las
sucesivas exposiciones realizadas hasta 196744.
En rigor, hacia finales de 1957 ya se habían presentado dos exposiciones que presagiaban un tiempo
de nuevas rupturas. En octubre el grupo Siete pintores abstractos, formado por Osvaldo Borda,
Víctor Chab, Rómulo Macció, Martha Peluffo, Josefina Miguens, Kasuya Sakai y Clorindo Testa
presentó obras sígnicas, de trazos libres, manchas y texturas y algunas asimilables a la geometría
sensible en la Galería Pizarro. El trabajo grupal derivó en la propuesta de Boa que, bajo el impulso de
Julio Llinás, buscaba reunir los vestigios de dadá y el surrealismo con el nuevo universo pictórico
poético. La revista Boa, presentada como «Cuadernos Internacionales de documentación sobre la
poesía y el arte de vanguardia», en línea con Phases de París, postulaba una pintura de lo
imaginario45.
42
Los artistas participantes en la Galería Peuser entre el 22 de agosto al 5 de septiembre 1960 fueron: Eugenio
Abal, Miguel Ángel Arroyo, Juan Bay, José Beloso, Paulina Berlatzky, Del Pino, Dora de la Torre, Juan Del Prete,
Delatte, Noemí Di Benedetto, Domingo Di Stéfano, Rosa Espagnol, Carlos Matías Funes, Pedro Gaeta,
Garavaglia, García, Luis Gowland Moreno, Gina Ionescu (sic), Hernán Larrain, Abel Laurens, Mario Giordano La
Rosa, Mane Bernardo, Aldo Massa, Miraglia, Haydée Miranda Gallino, Monzani, Laura Mulhall Girondo, Aldo
Paparella, Saravi, Osvaldo Svanascini, Elena Tarasido, Carlos Sánchez Vacca, Yente (seudónimo de Eugenia
Crenovich).
43
Véase: E.B. Rodríguez, ANFA, Arte no Figurativo–Nueva Figuración en la SAAP, 1964.
44
Las exposiciones se sucedieron entre 1958 y 1967, salvo durante 1963. Algunos lograron exhibir en tres o
cuatro salas diferentes.
45
Véase: Andrea Giunta, Vanguardia, internacionalismo y política. Arte argentino de los sesenta, Buenos Aires,
Paidós, 2001
19
A su vez, con la intención de manifestar su reacción frente a la academia abstracta, en noviembre de
ese mismo año se inauguró ¿Qué cosa es el coso? en la sala de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes,
con trabajos de Jorge López Anaya, Jorge Martín y Mario Valencia, y Nicolás Rubió y Vera Zilzer como
invitados. Se trataba de obras pintadas con brea, con pigmentos mezclados con arena o carbón, con
arpillera, en algunos casos con elementos adheridos como plumas, pajas o monedas. La muestra, en
opinión de López Anaya, «fue menos trascendente por sus obras que por el ejemplo de libertad y de
irreverencia hacia los productos del “buen arte”»46.
El quiebre anunciado se profundizó con el surgimiento del Movimiento Informalista formado por
Enrique Barilari, Alberto Greco, Kemble, Olga López, Fernando Maza, Mario Pucciarelli, Towas y Luis
Alberto Wells, que presentó su primera exposición en julio de 1959, desde el cual rechazaban la
tradición de la abstracción geométrica y el concretismo, es decir, se manifestaban contra el
racionalismo y la conciencia asociada a la voluntad47.
Arte nuevo en los años 50
Desde la ruptura del canon figurativo producido por la vanguardia del 40 las propuestas de cuño no
figurativo presionaron para posicionarse en el campo. En la primera parte de la década del 50, los
jóvenes modernos conformaron agrupaciones desde las cuales articularon estrategias de inserción
para obtener salas, disputar premios o lograr el apoyo de los críticos. Si bien en la primera parte de
la década la abstracción de cuño constructivo mantuvo un espacio significativo, no fue exclusiva. La
abstracción lírica dio al conjunto cierta nota ecléctica que, en algunos casos, mantenía ciertas
deudas con la figuración.
El estudio de la organización interna de estos grupos y su interacción en el campo artístico, que
Raymond Williams propone analizar en términos de grupos de especialización, alternativos o de
oposición48, contribuye a plantear el tipo de problemas que se está negociando en cada momento.
Autoconvocados o gestados por los críticos, tanto el GAMA, 20 pintores como AN y a.n.f. fueron
agrupaciones especializadas en la promoción del arte moderno, a partir de una noción amplia de lo
46
Jorge López Anaya, La vanguardia Informalista: Buenos Aires 1957‐1965, Buenos Aires, Ediciones Alberto
Sendrós, 2003, 17‐25.
47
En la primera muestra, se llamó Movimiento Informal; en la segunda, adoptó el nombre de Movimiento
Informalista y se sumó el fotógrafo Jorge Roiger.
48
Raymond Williams, Sociología de la Cultura, Barcelona, Paidós, 1994, 53‐79 (1ª ed. 1981)
20
abstracto que no se ceñía a ningún programa pautado. Nuestro guión curatorial da cuenta de las
zonas de intersección —y tensión— de las relaciones grupales al poner en diálogo las obras de
artistas cuyas poéticas abstractas realizaron elecciones y arribaron a resultados semejantes.
La posibilidad de asociarse entre artistas para lograr mayor eficacia ya estaba en el modelo de la
Association Abstraction‐Création, fundada en 1931 con el fin de promover manifestaciones de arte
no figurativo. En este punto resulta interesante tener en cuenta que si bien AN fue una iniciativa
originalmente impulsada de Arden Quin –posiblemente motivada por su inclinación hacia el trabajo
colectivo y por su necesidad de reinserción tras su separación de MADI– su nombre figura sólo en la
primera exposición. Aunque la conformación grupal se organizó a partir de una comisión
interdisciplinaria, la mayor parte de las presentaciones fueron realizadas por Pellegrini, hecho que
parece haber sugerido que fue un grupo impulsado por este crítico, como aparece en alguna
bibliografía.
Por supuesto que la necesidad de activar la circulación también guiaba a los grupos originados por
los críticos aunque, al ceder el control de la iniciativa, los artistas tenían menor cohesión grupal y
debían adecuarse a la línea que imponía el organizador. En este sentido, los miembros de GAMA
lograron difusión local e internacional no sólo a través de la gestión de Pellegrini, sino también en
sintonía con su concepción de arte moderno, válida tanto para la abstracción expresionista y el arte
constructivo y racional como para el surrealismo.
Una vez logrado el primer objetivo de llegar a la sala de exposición, la siguiente meta era trascender
las fronteras. El GAMA obtuvo el apoyo de Romero Brest para sus presentaciones en Río de Janeiro y
Amsterdam, mientras las gestiones de Berlatsky, Gowland Moreno y Víctor Marchese para lograr
exponer en el Riverside Museum de Nueva York muestran los esfuerzos que demandaba acceder al
circuito internacional. De hecho al comenzar la década se había fundado la Bienal de San Pablo, pero
el primer envío donde figuraban artistas del GAMA, MADI y 20 Pintores y Escultores no llegó a ser
49
exhibido y recién en la II Bienal de 1953 logró participar un grupo importante . También en 1953
Pablo Curatella Manes organizó la Exposición Homenaje de la Sociedad Nacional de Bellas
Artes de Chile a los Artistas Argentinos –cuyo recorrido incluía la visita a Bolivia, Perú y Ecuador–
en la que también estuvo representado el arte nuevo.
49
Fueron: Altalef, Althabe, Badii, Barragán, Blaszko, Curatella Manes, Debercq, Fernández Muro, Girola, Sarah
Grilo, Hlito, Iommi, Kosice, Maldonado, B. Núñez, Rosario Moreno, Raúl Lozza, Ottano, Ocampo, Onetto, Pierri,
Prati, Presas, Russo, Ideal Sánchez y Venier.
21
Nuestro guion curatorial da cuenta de las zonas de intersección —y tensión— de las relaciones
grupales al poner en diálogo las obras de artistas cuyas poéticas abstractas realizaron elecciones y
arribaron a resultados semejantes.
El recorrido pone en paralelo, entonces, los trabajos sobre el plano y las tensiones de la línea, rectas
o curvas, de Una forma y series y Azul con estructura de Maldonado, Estructura sobre verde y
Formas y líneas en el plano de Alfredo Hlito (que corresponde a la época de actuación desde el
GAMA), Espiral nro. 7 de Ramón Baudes Gorlero, Sin Título de Eduardo Mac Entyre (integrantes de
AN) y Síntesis mural nro. 310 de Raúl Lozza, que corresponde a la variante perceptista.
Entre los planteos espaciales: Línea Continua, Líneas espaciales en el plano y Sobre 3 espirales son
tres esculturas de Iommi que interactúan con Líneas en el espacio de Vantongerloo, maestro
admirado por Iommi. A su vez, las obras Sin Título (c. 1952) y Construcción (Maqueta) (1958),
realizadas con varillas de acero y alambre por Alberto Heredia, corresponden a una etapa
experimental en la que trabajaba en el taller de Iommi y Claudio Girola, dentro de la síntesis del arte
concreto.
En esta línea también se incluyen los trabajos de Álvarez, Boto, Makarius, Towas, Vardanega y
Villalba que se presentan en sus versiones serigráficas y corresponden a la exposición que realizó el
grupo ANFA en 1956, dado que al finalizar la muestra los artistas decidieron imprimir una carpeta
con dos trabajos de cada artista. Nuestro relato también incluye dos témperas de los años 50 de
Magariños D. que privilegian la línea curva y el plano de color. Aunque se enmarcan dentro de sus
indagaciones más cercanas al planteo concreto, el trabajo lineal anticipa el desarrollo de la serie
Finito‐Infinito50, que Magariños D. elaboró en diálogo con Vantongerloo. Las líneas ondulantes de
Atracción‐Repulsión fueron inspiradas a este maestro belga por la noción de constante cósmica de
Albert Einstein, donde la atracción newtoniana y la repulsión cósmica están en equilibrio inestable y
su alteración provoca contracciones o expansiones. En sintonía con esta dinámica y también con la
tinta de Michel Seuphor, se presentan las obras Formas en distensión cinética de Gyula Kosice y la
serigrafia Sin título de Vardanega, dos artistas interesados en presentar el movimiento en sus obras.
Anita Payró fue una de las artistas que no frecuentó las agrupaciones más formalizadas; sin
embargo, sus trabajos se exhibieron en Krayd punto de encuentro, que, como señalaba la crítica del
momento, reunía a los «nuevos valores». Su óleo Motivo oriental dialoga con Fou de Auguste
Herbin, que a su vez presenta puntos de referencia con la síntesis formal que propone La familia (o
50
Se trata de dos témperas sobre papel realizadas en la década del 50 y donadas por Dolores Rubio,
Presidente de la Asociación Amigos de Víctor Magariños D. en ocasión de la presente exhibición.
22
El oráculo) de Noemí Gerstein. Las formas abstractas del gouache Composición en rojo y negro de
Simone Ertan también se relacionan con Puente del Riachuelo, fotografía de Grete Stern.
Sarah Grilo y Clorindo Testa fueron dos de los artistas representantes de la abstracción libre que
integraron el GAMA junto a los concretos. Las obras Banda oscura (1961), de la primera, y Pintura,
del segundo, permiten articular el pasaje del tratamiento austero de las formas concretas a la
abstracción libre que se perfila desde el grupo Siete pintores abstractos y su continuación alrededor
de Boa: Pintura de Josefina Miguens, Fauna mineral de Víctor Chab y El que volvió sin rostro de
Osvaldo Borda. La postura informalista más radical de La viuda (Funerales de un dictador) de Enrique
Barilari y Pintura de Kenneth Kemble, se contrapone a los planteos inscriptos en una línea
surrealizante como la de Figura de Juan Batlle Planas y Blanco y sombra de Leopoldo Torres Agüero.
Desde el vocabulario constructivo dialogan los planteos escultóricos Desarrollo en tres planos (1955)
de Pablo Curatella Manes, Monumento al Prisionero Político Desconocido (1952) de Martín Blaszko,
Proyecto para un monumento (s/f) de Eduardo Sabelli, así como la maqueta para La energía humana
de Julián Althabe, mientras que las pinturas Hacia la luz de Luis Barragán y Distorsiones de Oscar
Capristo se permiten un planteo más libre. Abstracta y ajustada a la representación del tiempo a
través de las líneas onduladas, la obra Pintura tiempista de Federico Martino articula —en el
recorrido de esta exposición— con las propuestas de los más jóvenes, que eran sus alumnos en la
Escuela de Bellas Artes.
Además de la dinamización del espacio de circulación de sus obras, los artistas más activos de estos
grupos establecieron contacto con los «nuevos» jóvenes a través de la enseñanza en las escuelas de
arte porteñas que, tras los dos períodos de gobierno peronista, no habían renovado su estructura de
funcionamiento ni los planes y métodos de enseñanza. Por este motivo, promediando 1955 los
alumnos comenzaron una lucha sostenida; el 3 de octubre el Movimiento Estudiantil tomó las tres
escuelas de arte para exigir la renovación de los planes de estudio y la transformación de la Escuela
en una Facultad de Artes.
En el período en que se mantuvo la toma de las escuelas, los alumnos fueron buscando alternativas
para no interrumpir sus estudios y encontraron el apoyo de los profesores. Mientras tanto, se
sucedieron las intervenciones de Julio E. Payró, Hilarión Hernández Larguía y Delia Isola y, al
comenzar el ciclo 1958, se llegó a la formulación de un nuevo plan de estudios y se nombró al
Consejo Asesor, formado por los profesores Fernando López Anaya, Aurelio Macchi, Albino
Fernández, Héctor Cartier, José Manuel Moraña, Eduardo Fasulo, Ideal Sánchez, Osvaldo Svanascini,
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Erio Luis Silva, Alicia Martínez y seis alumnos: Leonor Abinet, Juan Carrera, Julio Le Parc, Laura
Márquez, Horacio Safons, Juan Carlos Stekelman51.
Por iniciativa del Centro de Estudiantes de Artes Plásticas (CEAP) —con el apoyo de Florencio
Escardó y Leopoldo Torres Agüero— en agosto de 1958 se organizó un concurso de croquis al ritmo
del jazz, ejecutado por distintos grupos como los Dixieland Smugglers, en el cual tocaba la trompeta
Gustavo Bergalli. Más tarde el CEAP organizó concursos de estímulo; los salones, con jurados
formados por profesores como Magariños D, Pujía, el arquitecto Onetto, Aída Carballo o Albino
Fernández, entre muchos otros. Los docentes que apoyaban los reclamos alentaban a los alumnos
en el trabajo según su sensibilidad. En este sentido, los grabadores Aída Carballo, Fernando López
Anaya, Ana Moncalvo y Albino Fernández incentivaron el ejercicio en el taller de grabado, mientras
que Torres Agüero y Osvaldo Svanascini fueron los anfitriones de Georges Mathieu durante su visita
a Buenos Aires en noviembre de 1959.
Para quienes estaban interesados en los juegos de visión y el cinetismo, la visita a la exposición de
Vasarely fue un acicate. Algunos de ellos, que habían compartido el trabajo en un taller de San
Telmo, quisieron conocer la experiencia europea de cerca y se embarcaron hacia París. Julio Le Parc
partió en noviembre de 1958 y luego lo sucedieron Francisco Sobrino, Horacio García Rossi, Sergio
Moyano y Horacio De Marco. Allí decidieron compartir sus búsquedas en la investigación grupal, y
fundaron el Groupe des Recherches d’Art Visuel. Muchos otros continuaron trabajando en Buenos
Aires, como Luna Ercilla, Alicia Orlandi, Rogelio Polesello, Eduardo Rodríguez y Perla Benveniste,
Espinosa y Silva, entre otros.
La última etapa de nuestro recorrido, entonces, se articula alrededor de la témpera Sin título de
Vasarely, que dialoga en primer término con las obras de los jóvenes que continuaron la línea de las
investigaciones visuales: Composición octogonal (1958) de Sergio Moyano, Simetría de María
Martorell y Pintura de Rogelio Polesello. El óleo El pez mágico de Pérez Celis permite presentar una
temprana etapa geométrica en la cual el planteo constructivo incorpora juegos ópticos. Es
interesante observar que los diseños publicitarios que desarrolla para la empresa Siam Di Tella
mantienen la línea interpretativa de su pintura.
Para Manuel Espinosa, la témpera Sin Título es parte de un replanteo del programa ortodoxo del
concretismo que anticipa los juegos ópticos que caracterizaron su trabajo maduro; el óleo July de
Julio Le Parc corresponde a un período breve y temprano, anterior a su trabajo de investigación
51
Véase «Disposición de la Dirección de Enseñanza Artística 1012/58» (16‐9‐58).
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cinética en París. Finalmente, los óleos Pintura de Eduardo Mac Entyre, Pintura generativa en plano
blanco y Pintura generativa de Miguel Ángel Vidal son ejemplos tempranos de los planteos
generativos que surgieron hacia fines de la década y se exhibieron en la Galería Peuser en 1960.
Promediando la década y mientras la historia política argentina daba vuelta la página de dos
períodos consecutivos de gobierno peronista, algunos cambios en las instituciones oficiales –como
las acciones de Romero Brest al frente del Museo Nacional de Bellas Artes y la fundación del Museo
de Arte Moderno y del Fondo Nacional de las Artes – así como algunos proyectos culturales del
sector privado –como la creación del Instituto Torcuato Di Tella y del I Salón IKA sobre el cual se
fundaría la Bienal Americana de Arte– contribuyeron a mejorar la dinámica de funcionamiento del
campo artístico y, en consecuencia, la difusión y circulación del arte nuevo que preocupaba a los
jóvenes modernos. No obstante, hacia finales de la década ya se observaban las señales de una
nueva ruptura gestada al amparo de los grupos originados para difundir el arte nuevo de los
primeros 50.
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