Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
parte 5
John Piper:
Romanos 7:14–25
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al
pecado. 15Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero,
sino lo que aborrezco, eso hago. 16Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo
que la ley es buena. 17De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino
el pecado que mora en mí. 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no
mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en
mí. 21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en
mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23pero
veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que
me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable
de mí! 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del
pecado.
¿Pero qué hay del cuerpo? En 1 Corintios 6:13 Pablo dijo, “el cuerpo no es
para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo”. El
cuerpo no es un pedazo de junco del que nos gustaría deshacernos al morir.
El cuerpo está diseñado por Dios, y para Dios: “el cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo”. En 1 Corintios
6:19b-20, Pablo dice, “y que no sois vuestros? 20 Pues por precio habéis sido
comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”. Cristo murió para comprar nuestro cuerpo.
¿Para qué? El cuerpo no es nuestro. Lo tenemos como una inversión para
un propósito postrero: para usarlo de modo que mostremos a Dios como el
tesoro que todo lo satisface —para glorificar a Dios. Para eso es el cuerpo.
(ver Filipenses 1:20; Romanos 6:13, 19).
Así que cuando Pablo dice en Romanos 7:24b “¿Quién me libertará de este
cuerpo de muerte?” no quiere decir que el cuerpo es malo y que la salvación
está en deshacerse del mismo, como una mariposa se despoja del capullo
¿A qué se refiere Pablo? ¿A qué hace referencia “este cuerpo de muerte”?
Pablo quiere decir, por lo menos, dos cosas: Primera, el cuerpo va a morir
por que todos heredamos la maldición de Adán (Romanos 5:12); y segunda,
el cuerpo une fuerzas con el pecado y lleva fruto para muerte (Romanos
7:5). El cuerpo va a morir porque todos somos criaturas caídas; y el cuerpo
va a morir porque es traidor. El cuerpo se asocia con el pecado para
llevarnos a la esclavitud una y otra vez (Romanos 6:13). Así que el cuerpo
es un “cuerpo de muerte” no porque intrínsicamente sea malo, sino porque
está caído y se vende al mal.
Pero en Romanos 8:2 el versículo dice, “Ahora…la ley del Espíritu de vida
en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado”. Entonces aquellos que
están en el otro lado de este debate dicen, “Ven, Romanos 7 está
describiendo la experiencia de una persona antes de estar en Cristo —antes
de ser una persona cristiana. Es antes de ser cristianos y tener el Espíritu
Santo, que la ‘Ley del pecado’ nos toma cautivos. Y después de convertirnos
en cristianos y tener el Espíritu Santo, somos liberados de la Ley del
pecado”.
De modo que cuando Pablo dice en Romanos 7:23 que la “ley del pecado”
lo lleva cautivo, y después dice en Romanos 8:2 que el Espíritu de vida en
Cristo Jesús lo ha liberado de la Ley del pecado, pienso que se refiere a que
la derrota y cautividad de Romanos 7:23 no es su condición suprema o final.
El Espíritu lo ha liberado del poder final y decisivo que tenía la “Ley del
pecado” para derrotarle y destruirle. El espíritu a menudo le da la victoria.
Y al final le dará la victoria decisiva. Y Pablo no puede ser destruido por la
ley del “pecado” porque la espalda del enemigo ha sido quebrantada. Su
cabeza ha sido separada de su cuerpo. Combatimos el pecado como se
combate a un enemigo derrotado. Y en Jesucristo, que ha comprado la
victoria, ganaremos. Permítanme concluir con esta aplicación. Teniendo en
cuenta la descripción bíblica de nuestra condición humana—que existe una
“Ley del pecado y de la muerte”, que el cuerpo esta bajo maldición y que
se vuelve la base de operaciones para esta “ley del pecado”, que por tanto
es un cuerpo de muerte; y tomando en cuenta el hecho de que nuestra
redención en Cristo Jesús, de la “Ley del pecado” y de este cuerpo de
muerte, viene progresivamente y por etapas —todo debe prepararnos para
no sorprendernos o estremecernos cuando veamos en nosotros mismos, y
en otros, deseos del cuerpo, excesivos y distorsionados, que nos tientan a
pecar.
Jesucristo, quien murió para comprar nuestro cuerpo para gloria su gloria,
es digno de nuestra total alianza. Solo Cristo puede salvar. Nadie más. No
lo abandonemos por los placeres efímeros que ofrecen la Ley del pecado y
este cuerpo de muerte.