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LOS NIÑOS EN LA GUERRA:

ENTRE EL DESARRAIGO Y LA REPARACIÓN, LA REALIDAD DEL


POSTCONFLICTO

INTEGRANTES

ANGIE TATIANA CASTRO GARCIA


ROSA MARIA TORRES ROMERO
NATHALY CECILIA SALAZAR GARCIA
JENNY ALEXANDRA CUSBA TAMARA
CARLOS ANDRES GONZALEZ PEÑUELA

POLITECNICO GRAN COLOMBIANO


METODOS CUALITATIVOS
INTRODUCCION

La vinculación de los niños, niñas y jóvenes a la guerra no es un suceso nuevo, sin


embargo, su reconocimiento como fenómeno social en Colombia, si lo es. En el contexto
militar en el que se desarrolla el conflicto armado colombiano, se han creado condiciones
sociales, políticas y económicas que motivan y legitiman su vinculación a las filas de los
GAI (Grupo Armado Ilegal) y, no obstante, los esfuerzos de los diferentes gobiernos por
establecer negociaciones y acuerdos para la desmovilización de los grupos, este fenómeno
ha aumentado progresivamente, alimentando el pie de fuerza de los mismos y las cifras de
niños, niñas y jóvenes que continúan entregándose de manera voluntaria, capturados o a
través de desmovilizaciones masivas producto de la negociación.

En el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes, se valora la mano de obra barata y ágil en el


aprendizaje de las lidias de la guerra, el manejo de armas, las labores de inteligencia, el
aprendizaje en formación política, la rápida adopción e interiorización de la doctrina del
grupo etc. A esto debemos sumar, que para muchos jóvenes la guerra se constituye en un
juego en el que el poder que otorga el arma y la posibilidad de surgir dentro de las
jerarquías del grupo, el ímpetu, la rebeldía y la curiosidad son factores adicionales que
motivan su vinculación. El reclutamiento ilícito de niños y niñas también ha recibido
especial atención de las organizaciones de derechos de los niños y de los gobiernos y
organismos internacionales, a partir de la implementación de medidas para terminar con
esta práctica y el establecimiento de programas de reintegración. Sin embargo, por lo
general, estos programas no se han integrado a las medidas de justicia transicional que a
menudo se desarrollan en paralelo.

De ahí que las estadísticas sobre menores de edad vinculados en combate vayan en aumento
significativamente en los últimos años; de acuerdo al informe de Human Rigths Watch
(2004) 1 el número de jóvenes menores de 18 años vinculados a la guerra actualmente en
Colombia asciende los 11.000 jóvenes las cifras reportadas por el Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar (ICBF) entre 1999 y 2003 se recibieron en el programa de atención
especializada un total de 1426 niños y adolescentes desvinculados de los grupos armados
por entrega voluntaria o captura.

Frente a este panorama y en respuesta a la situación de conflicto que atraviesa el país, a


partir de 1999, el gobierno nacional adelanta programas intersectoriales para la
desvinculación de los niños y adolescentes del conflicto armado y su inclusión social. El

1
HUMAN RIGHTS WATCH. Aprenderás a no llorar. Niños combatientes en Colombia. Ed.
Gente Nueva. Bogotá. Abril de 2004.
principal objetivo es apoyar el proceso de consolidación de la ruta de vida de los niños,
niñas y jóvenes, una vez están fuera del conflicto armado.

El programa de atención a niños, niñas y jóvenes desvinculados del conflicto armado, se


constituye en un proceso orientado a la restitución de derechos por medio de estrategias de
educación para la vida social y productiva, y la inclusión en un esquema de vida alterno a la
guerra con iniciativas que deben ser integrales y que por la misma línea tengan como
premisa el interés superior de niño, niña y adolescente.
La atención de la niñez desvinculada del conflicto armado es un tema prioritario para el
país, que demanda cada vez más un mayor desarrollo de acciones del Sistema Nacional de
Bienestar Familiar (SNBF) y la cooperación internacional.

El enfoque del programa es la inclusión social, concebida como la generación de


herramientas propias y sostenibles de los jóvenes desvinculados en los temas de
autovaloración, participación, educación, generación de ingresos, reconstrucción de los
vínculos familiares y la salud, como básicos de la restitución de derechos y construcción de
corresponsabilidades de estos jóvenes consigo mismos, su familia y la sociedad. 2. Pone el
interés superior del niño como el elemento fundamental en el momento de tomar decisiones
sobre su situación, considera que la Familia, la sociedad y el Estado son corresponsables
del cumplimiento de dichos derechos, considerando el niño y adolescente como sujetos
participante hacedores de su propia vida. Desde la perspectiva de los derechos humanos,
ellos son sujetos con una dignidad que no les es dada por nadie, ni ganada en el tiempo, ni
construida en el desarrollo, su existencia misma les hace facultativos de los derechos
humanos. Muchos de los beneficios otorgados como parte de un programa de reintegración
pueden tener un efecto reparador. A su vez, la perspectiva de derechos que guía los
procesos de justicia transicional (en particular las medidas de reparación a víctimas),
también puede fortalecer las medidas de reintegración. Ambos esfuerzos no pueden ni
deben ser vistos por separado.

Esta postura exige asumir a la niñez y a la juventud como asunto que nos compete a todos y
que requiere un compromiso para la construcción de un país donde los niños y niñas y
jóvenes sean una preocupación prioritaria y que alrededor de ello y con ellos, se creen las
condiciones propicias para practicar y desarrollar la democracia.
Desde hace varios años, lideradas por diferentes actores sociales, se vienen desarrollando
en Colombia iniciativas de construcción de la memoria histórica, las cuales han procurado

2
INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR. Lineamientos técnico
administrativos y estándares de estructura de los servicios de bienestar en protección

Bogotá. Septiembre 30 de 2004. p. 35


hacer visible diversos hechos desconocidos o silenciados para el resto de la sociedad,
además de adelantar procesos de verdad y de reparación con la perspectiva de preservar y
difundir esas memorias. En este contexto, diferentes corrientes contemporáneas de la
museología y la gestión del patrimonio cultural se han perfilado como estrategias
metodológicas eficaces, que, por su naturaleza como lugar de encuentro con una función
pedagógica, pueden satisfacer la necesidad de las víctimas y sus organizaciones para dar
cumplimiento al derecho a la verdad en su dimensión individual y, aún más, en su
dimensión colectiva. Las iniciativas de trabajo alrededor del patrimonio cultural, orientadas
a representar la memoria del conflicto y la resistencia de las comunidades a continuar
siendo afectadas por el mismo, se vislumbran como medida de reparación simbólica en el
marco de un proceso de justicia transicional. Las diferentes perspectivas sobre la
construcción de la memoria histórica se convierten en una forma de reflexión, en un
mecanismo de no repetición, así como en un dispositivo pedagógico de reconstrucción del
tejido social y la comunidad en Colombia.

En el caso colombiano, la variedad de actores involucrados en el conflicto, la población


víctima y su naturaleza diversa en términos culturales y étnicos, además de la extensa
prolongación a través del tiempo de esta situación de guerra plantean un inmenso reto de
restauración del tejido social en un escenario de post conflicto. Es posible afirmar que
dentro de la construcción de los relatos oficiales de la historia colombiana se torna
insuficiente el trabajo sobre las narrativas relacionadas con el conflicto armado y la
violencia, a pesar de que, desde diversos lenguajes culturales como el cine, el teatro, la
música o las artes plásticas, se han desarrollado iniciativas que difunden la pluralidad de las
memorias y las víctimas de la violencia, estas, en su mayoría, desarrolladas por iniciativas
independientes, dado que el campo de la cultura oficial ha sido ajeno y distante a estos
desarrollos, o, más bien, a las exigencias que la realidad social del país demanda, como
consecuencia de la guerra.

Para reparar a los que han sido víctimas de la violencia, primero, los diferentes impactos
que éste ha tenido. Ello implica examinar las condiciones que dieron lugar al reclutamiento,
como posibles situaciones de vulneración de los derechos de los niños; su situación durante
el período de reclutamiento, y las condiciones que se les ofrecen tras la desvinculación. Es
el conjunto de estas situaciones las que impactan en ellos y las que, por tanto, deben ser
consideradas para diseñar formas de reparación efectivas. El examen de estas situaciones
exige también prestar atención a los impactos diferenciados en niños y niñas, así como las
condiciones que, según el género y la pertenencia a comunidades étnicas de los jóvenes, se
requieren para su adecuada reparación.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

En Colombia se contabiliza una guerra de más de 50 años, tanto por diferencias políticas,
económicas y/o sociales. Sin embargo, de violencia podemos hablar desde la época de la
conquista e inicio de la esclavitud en nuestro país, seguido por las luchas bipartidistas
después de la independencia y lo que fue el constante enfrentamiento entre los partidos
políticos liberal y conservador durante el siglo XX, que en gran medida desencadenaron la
guerra civil que ha perdurado en nuestro país en las últimas décadas.

La violencia como fenómeno político es una práctica muy antigua que, como medida de
sobrevivencia, el individuo ha desarrollado distintos mecanismos de defensa que son
manifestados en actividades agresivas individuales o colectivas. Según Flórez, “la guerra es
la forma de conflicto más grave entre tribus, pueblos o estados. Es una de las más viejas
formas de relación de seres humanos. Supone el enfrentamiento con el propósito de
controlar recursos naturales y/o humanos” (2008, p.7).

El conflicto armado en Colombia realmente es dificultoso de estudiar, más aún si involucra


un sin número de causas, que han cambiado a través del tiempo, más un número de agentes
que van más allá de un grupo de oposición, esto si se tiene en cuenta que es un
enfrentamiento y cruce entre guerrillas, grupos armados al margen de la ley, partidos
políticos y narcotráfico, todos con un objetivo y papel determinado en busca de sus propios
beneficios e intereses, sin importar que hay una población civil en medio, sufriendo y
observando los vejámenes de la guerra. 

De él, se puede descifrar con trece modalidades principales de victimización, del cual
suelen ser los campesinos y gente de zonas rurales los más afectados en el marco del
conflicto armado, pero también lo han sido todas las clases sociales y las fuerzas militares,
ya sea a través del desplazamiento forzado, despojo de tierras de cientos de campesinos,
secuestros, reclutamiento de niños y niñas para conformar parte de grupos guerrilleros,
amenazas y cientos de desapariciones forzosas que han hecho tanto mal a nuestro país
(Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, 2015, p. 74).

Es precisamente uno de estos problemas, la realidad del reclutamiento de niños, niñas y


jóvenes en las filas de Grupos Armados Ilegales (GAI), que dan cuenta de la complejidad
del planteamiento anterior y evidencian de la grave violación sistemática a los derechos
humanos, según las disposiciones que se han desarrollado en materia normativa
internacional y nacional sobre este tema. Lo anterior sin desconocer el alto número de
fenómenos a los que los niños y jóvenes se exponen y que van en contra del interés
superior del niño y las familias colombianas en la realidad nacional (maltrato infantil,
explotación y abuso sexual, desapariciones, homicidios, trabajo infantil, consumo de
sustancias psicoactivas, etc.) y la importancia que amerita su atención. Basados en este
contexto, el presente texto se centrará en el análisis de la participación de niños, niñas y
jóvenes en la guerra y su papel en el postconflicto.
El reclutamiento de menores es una expresión de la degradación del conflicto armado en
Colombia, tal y como lo señala el Informe Nacional de Desarrollo Humano El Conflicto:
callejón con salida, realidad que, con todos los matices que presenta, tanto entorno al hecho
de la vinculación como el de la desvinculación, se enfrenta a diferentes historias de vida de
estos niños, niñas y jóvenes, que los convierte en víctimas de factores que legitiman su
participación en dichas acciones: vivencia en  zonas rurales permeadas por el ejercicio
legítimo de la fuerza por parte de los GAI, ausencia estatal, vinculación de uno o varios
familiares al grupo ilegal y la ausencia de oportunidades de desarrollo y proyección, entre
otras. Así, “más que obligados por los grupos, son obligados por las circunstancias. Por
esta razón el reclutamiento de menores siempre es forzado a pesar de que los niños, niñas
y adolescentes manifiesten que se enrolaron de manera voluntaria” (Boletín Hechos del
callejón, 2006, p. 8.).
Aunque sobre este tema podríamos exponer diferentes posiciones, definir innumerables
causas e identificar sus consecuencias, no agotaremos aquí lo que en esta materia compete,
pues nos interesa entender y comprender que sucede en el presente con la realidad de estos
niños, niñas y jóvenes, es decir, después de la finalización del conflicto con el grupo
armando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de la
implementación del acuerdo para el postconflicto. “Más que obligados por los grupos, son
obligados por las circunstancias. Por esta razón el reclutamiento de menores siempre es
forzado a pesar de que los niños, niñas y adolescentes manifiesten que se enrolaron de
manera voluntaria”.3
El título de este documento sugiere un análisis de la realidad de los niños, niñas y jóvenes
desvinculados en medio de la dualidad desarraigo y reparación, pues si bien es cierto que
algunas cifras hablan de la existencia de 14 mil niños, niñas y adolescentes en los grupos
armados ilegales y que son 2.864 los menores atendidos por el programa especial del
ICBF,  también lo es el hecho de que estos 2.864 niños, niñas y jóvenes se encuentran en la
encrucijada de hacer frente a una compleja realidad entre la elaboración de situaciones
difíciles de su historia de vida, resignificación de las experiencias de guerra y la adaptación
a un nuevo entorno físico de vida que les es impuesto y que rompe con las dinámicas
cotidianas del ser, pensar y hacer (en la mayoría de los casos) en contextos rurales. 
Los niños, niñas y jóvenes desvinculados del conflicto armado llegan a un espacio social
que no es el suyo, a un medio institucional que coarta, a un escenario que no es suyo, que es
ajeno a sus expectativas. Provienen en el 80% de los casos del campo, la vida en el grupo se
desarrolla en lo rural, en un espacio “abierto” y aunque algunos de ellos sean de origen
urbano la “reinserción social” significa todas las veces rupturas con lo que sienten que es
suyo: su familia, su casa, sus amigos, su región, su pueblo, su ser, su territorio y, más aun,
su identidad.

3
BOLETÍN HECHOS DEL CALLEJÓN. No. 16. julio de 2006.” menores combatientes: una realidad
que se esconde”. p. 8.
OBJETIVO GENERAL.

Analizar el tema del postconflicto en Colombia en aras de identificar el Proceso


Administrativo de Restablecimiento de Derechos en niños, niñas y adolescentes víctimas
del conflicto armado, su inclusión social, la familia, la sociedad y el estado en su
corresponsabilidad como entes garantes de derechos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

* Conocer la ruta de atención que recibe un NNA (niño, niño, adolescente) al ser
desvinculado de un GAI.

* Realizar una intervención por medio de una entrevista semi estructurada a un joven en
proceso de restablecimiento de derechos , con el fin de identificar y describir factores de
mayor afectación psicología y social en su proceso de inclusión.

Marco Teórico
En aras de establecer una correlación de niños, niñas y adolescentes con el Conflicto
Armado en Colombia, esta investigación ira enfocada en identificar sus características e
incidencia en víctimas de la guerra, este grupo de trabajo se sustenta epistemológicamente
en el enfoque cualitativo entendiendo que se basa en un estudio de carácter humanístico al
hacer una percepción de su entorno con datos no estandarizados destacando la naturaleza
social de un fenómeno con el fin de establecer una teoría. El desarrollo de la propuesta
investigativa “Los Niños En La Guerra Entre El Desarraigo Y La Reparación, La Realidad
Del Postconflicto” a través de la implementación metodológica del enfoque cualitativo,
busca dar cumplimiento a los objetivos planteados, partiendo sobre la base de una reseña
histórica del conflicto armado en Colombia Y EL POST CONFLICTO.
Teniendo en cuenta el enfoque descriptivo, se desarrolla un conocimiento experimental
acerca de las emociones y sentimientos que padecen NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
víctimas de la guerra, partiendo del conocimiento propio.
La fenomenología en el proceso de inclusión de Niñas, niños y adolescentes víctimas del
conflicto armado, cumple un papel activo en el trabajo investigativo y sus emociones pre –
post de experiencias vividas en esta problemática social; para esto, el grupo colaborativo e
investigativo del politécnico grancolombiano, identifica con este enfoque metodológico el
mundo como algo no acabado, en constante construcción en tanto los sujetos que lo viven
son capaces de modificar y darle significado “si el conocimiento es construido, entonces el
conocedor no puede separarse totalmente de lo que es conocido – el mundo es construido”
(Maykut – Morehause. 1994, Pag. 11).
El contexto del estudio cobra especial importancia en tanto se considera que un fenómeno
social que se produce en una situación y un medio específico, con características únicas
como es el (maltrato infantil, explotación y abuso sexual, desapariciones, homicidios,
trabajo infantil, conflicto armado, postconflicto, secuestros, extorciones, desplazamiento
forzado, guerrillas, grupos armados al margen de la ley, partidos políticos, narcotráfico etc.)
y la importancia que amerita su atención, centraremos nuestros esfuerzos de análisis aquí,
en el desarraigo y la reparación, la realidad del postconflicto presentado la inserción
personal y social de los menores que padecieron los estragos de la guerra, los cuales serán
participes en la investigación.
Para entender desde un inicio se da a conocer los antecedentes históricos de conflicto
en Colombia;
La historia de Colombia en los últimos sesenta años ha estado marcada por el conflicto
armado. En sus inicios, la desigual repartición de la tierra y la falta de espacios para
participación política dieron aforo al uso de la violencia y la lucha armada. Así pues, la
fisura creada por las desigualdades, el uso de la violencia y la lucha por el poder han
marcado las dinámicas sociales y políticas que han tenido lugar en Colombia desde que se
instauró la República (S.XIX) hasta el día de hoy, cuando Colombia da inicio a un nuevo
capítulo en su historia con los actuales procesos de paz llevados a cabo por el ex presidente
Juan Manuel Santos.
Vale la pena recalcar los periodos de violencia que marcaron historia en Colombia.
Inicialmente desencadenando el periodo de violencia en el S.XIX el Partido Conservador y
el Partido Liberal de Colombia se institucionalizaron. Luego se da el Bogotazo, el asesinato
del candidato a la presidencia liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 propició una
ola de violencia en la ciudad de Bogotá conocida como el Bogotazo (1948).
Después se da a conocer el Frente Nacional En 1956 el partido conservador y el partido
liberal firmaron el Pacto de Benidorm, en España. Un acuerdo que establecía el sistema de
alternancia política entre ambas fuerzas. Sin embargo, el pacto incluía únicamente a los dos
partidos tradicionales, razón por la cual se originó el surgimiento de movimientos
opositores: el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), el Movimiento Obrero
Independiente
Revolucionario (MOIR) y Alianza Nacional Popular (ANAPO).
Surgimiento de las guerrillas contemporáneas el origen de las guerrillas contemporáneas en
Colombia se atribuye, entre otros aspectos, a la exclusión socioeconómica y a la falta de
espacios para la libre participación política. a) Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) Las FARC-EP se formó en 1964 como un
grupo de autodefensa campesina,
De esta forma surge el ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN)
El ELN nace en 1965 influenciada por la Revolución Cubana (1959) y la Teología de la
Liberación. Junto con las FARC-EP conforman el denominado foco insurreccional.
Históricamente, el surgimiento de este movimiento tiene que ver con la radicalización de la
lucha de clases a través de la violencia.
De igual forma nace el ejército Popular de Liberación Nacional (EPL)
El Ejército Popular de Liberación Nacional se constituye en 1966 y a diferencia de los
anteriores su ideología es marxista-leninista-maoísta vinculado al Partido Comunista. Este
grupo pasó por un proceso de desmovilización de 2.000 combatientes en 1991.
Entra en escena en 1973 el movimiento 19 de abril (M-19) Nació a raíz del declarado
fraude electoral en 1970. Algunos de sus líderes principales habían combatido previamente
en las FARC-EP y se convirtieron en fuerza política (Alianza Democrática M-19)
Siguiendo por el Paramilitarismo; Son grupos de extrema derecha, que se multiplicaron en
la década de 1980 y tienen su origen en la promulgación de la Ley 48 de 1968 a través de la
cual el Estado colombiano permitió la privatización de la lucha armada a manos de civiles
protegidos por los intereses de las élites regionales.
En los años noventa se creó el grupo Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que unió a
diversos grupos paramilitares. La AUC se disolvió entre 2003 y 2006 en un proceso de
desmovilización emprendido por la Ley de Justicia y Paz (Ley 975 del 2005.En cuanto a las
Fuerzas de seguridad se encuentra las Fuerzas Militares (Ejército, Armada y Fuerzas
Aéreas) y la Policía Nacional. Estos organismos iniciaron la lucha contra de los grupos
insurgentes con la adopción del Sistema de Seguridad Nacional que tenía como objetivo la
erradicación de la amenaza comunista a través de la creación de cuerpos de seguridad
antiterroristas y de asistencia para el desarrollo.
En la década de 1990 llega el narcotráfico, Colombia se convirtió en el primer productor de
hoja de coca del planeta., entre 1975 y 1995 la estructura del negocio era sencilla. Bolivia y
Perú producían el 90 por ciento de la hoja de coca y de la pasta y base de coca, ésta se
transportaba en pequeños aviones a las selvas colombianas donde se refinaban el 90 por
ciento de la cocaína del mundo, la cual se vendía a Estados Unidos. La participación de las
FARC-EP en el narcotráfico tiene que ver con el proceso de producción de este narcótico.
La guerrilla se financia del cobro por seguridad a los cultivos ilícitos, del impuesto a
laboratorios ("impuesto de gramaje") y del uso de pistas clandestinas. Por lo tanto, en
medio del conflicto armado, el narcotráfico ha servido como medio de financiación tanto
para las guerrillas como para las autodefensas.
Lo anteriormente mencionado le dio cabida a El crimen organizado
Las redes de criminalidad se dedican mayoritariamente al tráfico de drogas y de armas. En
los años setenta y ochenta, los cárteles de droga se concentraron principalmente en las
ciudades, siendo los más conocidos el cártel de Medellín y el cártel de Cali. Estos dos
fueron desmantelados durante los años noventa
Después de esta serie de problemáticas que ocasionan violencia se encuentra el
Postconflicto aquí se puede analizar cifras que este conflicto dejo, en cuanto aquellas
personas que han vivido alguno de los anteriores episodios violentos descritos se
encuentran las Víctimas niños, adultos ancianos, familias completas.
¡En el 2013 en centro de memoria histórica en su informe Basta Ya! Indica datos
sorprendentes y alarmantes que han dejado estas distintas olas de violencia entre 1958 y
2012 el conflicto causó la muerte de 40.787 combatientes y 177.307 civiles. El número de
desaparecidos entre 1981 y 2010 fue de 25.000, el de secuestrados 27.023 y el de asesinatos
150.000. De esta última cifra el 38,4 por ciento fue responsabilidad de los paramilitares, el
16,8 por ciento de la guerrilla y el 10,1 por ciento de la Fuerza Pública
(Centro de Memoria Histórica, 2013).
Así pues, el anuario de procesos de paz 2015 de la Escuela de Cultura de Paz apunta que en
40 años de conflicto interno hubo 39.000 colombianos que fueron víctimas de secuestro,
con una tasa de impunidad del 92 por ciento. Un 37 por ciento de los secuestros fueron
atribuidos a las FARC-EP y un 30 por ciento al ELN. El anuario reporta que según el
Uppsala Conflict Data Programme (UCDP) se registra un mínimo de 1.000 muertos anuales
relacionados con el combate. (Escuela de Cultura de Paz, 2015).
Por otro lado, la organización ACNUR sostiene que desde 1997 se han producido 3,9
millones de desplazamientos forzosos en Colombia (ACNUR, 2013). La sociedad civil ha
resultado afectada en su mayoría por el conflicto armado y desde hace muchos años realiza
protestas en contra de la violencia ejercida por todos los involucrados en el conflicto. Las
comunidades de mujeres, afro descendientes e indígenas, entre otros, representan un papel
crucial en las demandas ciudadanas, desde 1998 (el año en el que se creó el Consejo
Nacional de Paz) aportan en el diálogo de paz, dirigiendo sus peticiones tanto a las
guerrillas como a los grupos paramilitares y al gobierno.
Se reporta 5,7 millones de víctimas entre 1985 y 2012 de desplazamiento (Centro de
Memoria Histórica, 2013). En 2011, el presidente Santos aprobó la Ley de Víctimas y
Restitución de Tierras, que incluía la restitución de millones de acres a personas
desplazadas y la recompensa financiera para víctimas de violaciones de los derechos
humanos. Según el informe de Human Rights Watch, este proceso está ralentizado por los
grupos sucesores de los paramilitares, quienes continúan creciendo, cometiendo atrocidades
generalizadas y manteniendo extensos vínculos con los miembros de las fuerzas de
seguridad pública y los grupos políticos locales (Human Rights Watch, 2015).
‘Mi Futuro es Hoy: Llamado así el programa que se presentó el 24 de enero de 2018
creando entornos de paz para la niñez’, dirigido a la prevención del reclutamiento, uso y
utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de grupos armados ilegales.
La Consejera Presidencial para los Derechos Humanos, Paula Gaviria. Informa que “El
programa busca que los adolescentes, los jóvenes y sus entornos más cercanos desarrollen
capacidades que les permitan resolver conflictos de manera pacífica, reforzar su conciencia
sobre los derechos humanos y convertirse en agentes de transformación positiva en sus
territorios”
El programa, que hace parte de la puesta en marcha del Acuerdo Final de Paz, tiene por
objetivo desarrollar y fortalecer las capacidades de cerca de 27.000 niños, niñas y
adolescentes entre 12 y 18 años, sus familias, comunidades, escuelas y otras instituciones,
para la construcción colectiva de entornos protectores y garantes de los derechos de la
niñez.
Roberto de Bernardi, Representante de UNICEF en Colombia afirma “El escenario de
postconflicto por el que transita Colombia actualmente establece retos y objetivos
específicos para la consolidación de la paz. En este sentido, los niños, las niñas y los
adolescentes son actores fundamentales en la construcción de escenarios de reconciliación
y agentes de cambio en sus comunidades. Este proyecto nos permite llegar a zonas rurales
dispersas, consolidar la protección de los derechos de la niñez y generar proyectos de vida
El programa está coordinado por la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos,
con el apoyo de la Alta Consejería para el Posconflicto, el Fondo Multidonante de las
Naciones Unidas para el Posconflicto, la Organización Internacional para las Migraciones y
UNICEF. Por otro lado, las organizaciones Aldeas Infantiles SOS, Fundación Plan, Save
the Children y el Círculo de Obreros de San Pedro Claver facilitarán la implementación en
las regiones, donde gobernaciones y alcaldías también tendrán un papel fundamental.

REFERENCIAS
 Boletín Hechos del callejón. No. 16. julio de 2006. “menores combatientes: una
realidad que se esconde”. p. 8.
 Instituto Nacional de Salud, Observatorio Nacional de Salud, (2017). Consecuencias
del Conflicto Armado en Salud en Colombia; Noveno Informe Técnico 9. Bogotá,
D.C., 2017
 Pizarro, E., Moncayo, V.. (2015). Contribución al entendimiento del conflicto
armado en Colombia. 28/10/2019, de Comisión Histórica del Conflicto y sus
Víctimas.

 Unicef, (2018) Lanzamiento del programa Mi Futuro es Hoy: creando entornos de


paz para la niñez, dirigido a la prevención del reclutamiento. Disponible en:
www.unicef.org/colombia
 Varios, Autores. “La implementación del Acuerdo de Paz y la Seguridad en
Colombia en el posconflicto”, Universidad Católica de Colombia, Bogotá, 15 agosto
2018. DOI: http://doi.org/10.5281/zenodo.1802592
 Varios, autores. (2016) “Apoyo mutuo, liderazgo afectivo y rehabilitación
comunitaria una experiencia de acompañamiento psicosocial para la
“rehabilitación” de víctimas del conflicto armado”. Recuperado de
http://web.a.ebscohost.com.loginbiblio.poligran.edu.co:2048/ehost/pdfviewer/pdfvi
ewer?vid=5&sid=0dfefab0-1af9-4039-893e-55dda497f380%40sdc-v-sessmgr03
 Grupo de memoria histórica. “! Basta Ya ¡Colombia: memorias de guerra y
dignidad” . Bogotá: Imprenta Nacional, 2013. Recuperado de
https://www.ictj.org/sites/default/files/ICTJ-Informe-Colombia-Reparacion-reclutamiento-ilegal-
2014.pdf

https://books.openedition.org/uec/877?lang=es

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