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Caja de herramientas

El lugar de la cultura en la sociología norteamericana

Craig Calhoun, José Casanova, Paul DiMaggio,


Marc Steinberg, Lote Wacquant

Prefacio de Néstor García Canclini


UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES

Rector
Julio M. Vil/ar

Vicerrector de Relaciones Institucionales


Ernesto López

Vicerrector de Asuntos Académicos


Alejandro Vil/ar

Vicerrector de Gestión y Planeamiento


Mario Greco UNIVERSIDAD NACIONAL DE OUILMES

Vicerrector de Investigaciones
J ulián Echave

Vicerrector de Posgrado
Daniel Gómez

] avier
A u yero
Intersecciones Índice
Colección dirigida por Carlos Altamirano

Diseño de portada: Sebastián Kladniew


Realización: Siivana Ferrara Notas sobre los autores . 9

Craig Calhoun, "The Problem of Identity in Collective Action'', en J. Huber (ed.},


Prefa cío en disidencia
Macro-Micro Linkages in Sociology, 1991, pp. 51-75. Copyright© 1991 por Sage
N éstor García Canclini . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 13
Publicatíon, Inc. Reimpreso con permiso de Sage Publícations, Inc.
José Casanova, "Privare and Public Religions", en Public Religions in the Modem World, 19
Prólogo ·························
Chicago, The Universitv of Chicago Press, 1994. Copyright© 1994 por The University
of Chícago Press. Reimpreso con permiso de The University of Chicago Press,
El lugar de la cultura en la sociolog(a norteamericana
Paul DiMaggio, "Cultural entrepreneurship in nineteenth-centurv Boston: the Javier Auyero ················· ·· ·· ····· 25
creation of an organization base for high culture in América", en Media, Culture &
Society, vol. 4, No. 1, enero de 1982. Copyright© 1982 por Acade- mic Press lnc. E[ problema de la identidad en la acción colectiva
(Londres). Reimpreso con permiso de Sage Publication Ltd. 77
Craig Calhoun , .. , · . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·, ·
Marc W. Steinberg, "The Roar of the Crowd: Repertoires of Discourse and Co- llective
Action among the Spitalfield Silk Weavers in Nineteenth-Century London", en M. Religiones públicas y privadas
Traugott (ed.), Repertoires & Cycles of Collective, N. C. Action, Durham, Duke José Casanova ·.· · · · ··············· · ··· 115
University Press, Copyright 1995. Reimpreso con permiso.
Emprendimiento cultural en el Boston del siglo XIX: la creación
Javier Auyero. 1999 de una base organizativa para la alta cultura en Norteamérica
Pniversidad Nacional de Quilmes. 1999 163
Paul DiMaggio ········· ··················
t{i;3qtie Sáenz Peña 180, Berna! (1876) Buenos Aires
;;·'.-;,:.

:JJj-9173-39-2 El rugir de la multitud: repertorios díscursivos y repertorios de acción colectiva de


los hiladores de seda de Spitalfields, en el Londres del siglo XIX Marc W. Steinberg
lshoeldepósito que marca la ley 11.723
········ ······
Un arma sagrada. Los boxeadores profesionales:
capital corporal y trabajo corporal
Loíc ]. D. Wacquant........................................ 237
Introducción
EL lugar de la cultura en la sociología norteamericana
Javier Auyero

Esta Introducción presentará un mapa en el cual ubicar los cinco artí-


culos seleccionados. No pretende ser una cronología, sino una
suerte de genealogía de la preocupación cultural que atraviesa hoy a
la so- ciología norteamericana y de la cual estos trabajos son
expresión. En la primera parte analizaré dos autores a los que
comúnmente se deno- mina posclásicos, Talcott Parsons y Antonio
Gramsci. Sus aportes
r� aún subsisten en el debate sociológico contemporáneo. El estructural-
funcionalismo parsoniano dio origen a una teoría del comportamien-
to colectivo de la que presentaré sintéticamente sus rasgos principa-
les. En diálogo crítico con ésta se construyeron los dos paradigmas
centrales de estudio de la acción colectiva y de los movimientos so-
ciales: el paradigma centrado en la movilización de recursos y en la
estructura de oportunidades políticas, y el paradigma centrado en la
identidad colectiva. Los artículos de Calhoun y Steinberg dan cuenta
de las maneras actuales de abordar las protestas populares, las accio-
nes colectivas y los movimientos sociales.
En la segunda parte de esta Introducción, me centraré en la tradi-
ción neomarxista y neogramscíana como puerta de entrada a otra de
las problemáticas que plantean algunos de los artículos: la hegemonía, ;;,
el poder y las posibilidades de construcción contra-hegemónica. tJ1\'.úJ
··>}
breve excursus hará referencia a la crítica planteada por la teoría femi- La cultura como valores: Talcott
nista al enfoque thompsoniano de la formación de clases. Esta crítica Parsons
no sólo ilustra los problemas puntuales implícitos en la concepción
"culturalista" de clase, sino que también hace referencia a un tema Talcott Parsons intenta desarrollar una perspectiv}cle-'l�ul.. �1ura focali-
más general: la centralidad de la categoría de género para entender la z�ndose en el rol, a su juicio central, que juegan l�- �a�res) 'Fres so� los
dinámica social y cultural. sistemas en los que, de acuerdo con Parsons, la accton- ocurre': los siste-
La tercera parte analiza una de las derivaciones actuales de la teoría mas sociales, los sistemas de la personalidad y los sistemas culturales.
crítica: aquélla centrada en las nociones de sociedad civil y de esfera Éstos constituyen tres modos de organización de los elementos de la ac-
ción. El análisis del sistema cultural es de fundamental importancia
pública. Este debate resulta indispensable a los efectos de entender
la tesis de la deprivatización de la religión propuesta en el brillante para la teoría de la acción. Parsons define el "sistema cultural" como el
tra- bajo de José Casanova. sistema de patrones simbólicos que posee las �i�tes características:
La tradiciones neoweberianas y neodurkheimianas de análisis cul- . l. Está constituido. por la organización de valores, normas y símbo-
tural son debatidas en la cuarta parte de esta Introducción. En ella, los que guían las elecciones que.los actores realizan y limitan los tipos
me propongo situar el trabajo de DiMaggio en el contexto de su preo- de interacción que pueden ocurrir entre los actores.
cupación por las clasificaciones culturales, y entender parte de la ge- 2. Representa un tipo especial de abstracción de los elementos de
los otros dos sistemas. No es un sis��ma_en1pírico.
nealogía de la obra de Bourdieu, inspiradora fundamental del provoca-
3. Los patrones de normas regulatorias y de otros elementos cultura-
tivo análisis de L. Wacquant sobre la construcción del capital corporal

I
les que guían las elecciones de actores concretos no pueden ser cons-
en el ghetto norteamericano.
truidos con elementos tomados al azar o no relacionados entre sí. Esto
A lo largo de estas páginas se construyen algunas taxonomías
quiere decir que el sistema cultural debe ser un sistema consistente.
que, como toda clasificación, son en parte arbitrarias. Las, a veces
4. Un sistem;-��lt�ral es un "patrón de cultura cuyas diferentes
superficiales y breves, referencias a ciertos autores no deberían -es- partes están interrelacionadas a los efectos de formar sistemas de valo-
pero- llevar a suponer la falta de una lectura seria y detallada de los res, sistemas de creencias y sistemas de símbolos expresívos'V
mismos. Lo que sigue es un mapa, seguramente lleno de rutas alter- El sistema de orientaciones respecto de los valores ("value-orientation ·
nativas faltantes, caminos de tierra o estacionales que podrían ser system") -el sistema más importante en el nivel cultural- contiene, bá-
recorridos, sendas inexploradas, y carente de muchas referencias sicamente, un conjunto de reglas o estándares. El sistema de orientacio-
acerca de las virtudes o defectos de los lugares a visitar. Sin embar- nes respecto de los valores compromete al individuo respecto de un
pesar de todas sus carencias, un mapa, si bien insuficiente, es conjunto organizado de reglas y estándares. Lo que Parsons denomina
r�scindible para dar cuenta de la travesía en la que hoy está ern- "value-orientatíon" son aquellas características de la orientación de los
ké:lª una buena parte del oficio sociológico en su intento por to- actores que los obligan a seguir ciertas normas, estándares o criterios de
'! 'mente a la "cultura", y a las herramientas de las que se sir-
"�B#squeda. selección. De esta manera, las reglas o estándares que existen en el ni-
;·.,r_·_:{J: .

I
T. Parsons (1937, 1951 ); T. Parsons y E. Shils (1951 ).
Z T. Parsons y E. Shils (1951} .


vel cultural operan como orientaciones de valor o disposiciones a nivel neral sea el consenso que un sector de la sociedad impone sobre otro,
del actor. Como Parsons claramente señala, "un sistema cultural inclu- no encuentra lugar destacado en su teoría.
ye un conjunto de estándares. La orientación respecto de los valores de De acuerdo con Swidler (1995), Parsons intentó sintetizar la tradi-
los individuos es su compromiso para con estos estándares".3 ción weberiana que entendía la acción social como siendo guiada por

l
Para Parsons, /.os valores explican las razones por las cuales los actores rea- fines culturalmente determinados, y la tradición durkheimiana que
lizan cierto tipo de elecciones. De esta manera, la cultura da forma a la ac- veía a la cultura como un producto colectivo compartido. Los valores
ción al definir lo que la gente quiere. A pesar de que su énfasis en los va- que, de acuerdo con Parsons, gobiernan la acción, se diferencian de
lores debe ser contextualizado en su disputa contra la tradición utilitaria las "ideas" weberianas en que éstos orientan la acción de manera ge-
The Structure of Social Action-, e n su abor- neral. No constituyen visiones del mundo históricamente situadas, tal
-como queda demostrado en como las visiones del mundo weberianas (la ética protestante).
daje los valores carecen de historia: no son elementos simbólicos con- La crítica a la concepción parsoniana de la cultura ha sido claramen-
cretos que posean una historia. Por el contrario, constituyen esencias al- te articulada por Ann Swidler (1986, 1995). La cultura, no cabe duda,
rededor de las cuales las sociedades se organizan. Los valores, en el relato influye en la acción. Pero �o porque ésta establ�zcaj()��f!�S-��guidos
parsoniano, son el "motor inamovible de la teoría de la acción"." por los individuos, como si:tpoñía:.Parsons-ensu intento de sintetizara
We6er y a Durkheim, sino porque provee a los individuos de hen-amien-

I
De acuerdo con Parsons, el sistema de valores y otros patrones de
la cultura pueden ser institucionalizados en los sistemas sociales e in- tas, de un vocabulario de significados, símbolos expresivos y repertorios
I ternalizados en el sistema de la personalidad. Cuando esto sucede, el emocionales con los cuales éstos organizan sus prácticas. Hablar de la
sistema cultural guía al actor respecto de la orientación hacia ciertos cultura como herramientas no implica que los individuos las usen de ma-
fines y respecto de la regulación normativa de los medios empleados y nera intencional y consciente. Por el contrario, como queda claro en el
de las actividades expresivas. La institucionalización y la internallza- artículo de Wacquant incluido en esta compilación, estas herramientas
ción son ambos fenómenos de la "interpenetración" de los diferentes son in-corporadas, dadas por descontado, y prerreflex�n''Ün aí:má-
sagrada", éstas" son herramientas corporales. C�111a' sostiene Swidler:
subsistemas de acción. La institucionalización de patrones de valor es
definida por un consenso entre los miembros dentro del contexto de Los estudiosos de la cultura siguen buscando valores culturales que
su propia sociedad. En este sentido, cualquier sistema de acción está explicarán aquello que es distintivo de la conducta de grupos o socie-
soste�ido por la necesidad funcional de orden. La institucionalización dades, y descuidan otros fenómenos culturales distintivos que ofrecen
del sistema de valores y la intemalización de los compromisos de va- mayores promesas para explicar patrones de acción. Estos factores son
\ lor juegan un rol fundamental en la legitimación cultural. mejor descriptos como habilidades moldeadas culturalmente, hábitos,
A pesar de hacer de la legitimación cultural un tema central, el en- estilos, que como valores o preferencias.5
foque parsoniano carece de noción alguna de imposición de códigos
El hecho de que los actores puedan introyectar valores
u .. ,.• ��- .. ��u. Es así que los agentes pueden compartir valores comunes mientras
de actores, grupos o instituciones, y que el así llamado consenso ge- permanecen profundamente diferentes en la manera en que la cultura

5
A. Swidler (1986), 275 (mi traducción).

29
titl .organiza sus patrones generales de conducta. La cultura es más que un mo un fenómeno que se auto-perpetúa, reproduciéndose a sí mismo.
La cultura de la pobreza es "una forma de vida ( ... ] que se traspasa
}11:L conjunto de pref�rencias o deseos (valores). Es un estilo, un conjunto
'.,'/ de destrezas, hábitos, prácticas, un repertorio. /!'::--- de generación a generación". Los valores de los pobres, sean cuales
.. . ·· La "cultura como valores" influyó teóricamente sobré g�1 P!}�u- fueran sus orígenes, aseguran la continuidad de su pobreza y la de sus
: : · paciones básicas de la sociología norteamericana: el debate sobre la hijos.
· !'cultura política", sobre la "cuJt_ura_d.�Ja_pob�eza" y sobre la teqrf�-d�l Aun cuando no haya sido la intención original de Lewis, la noción
comporiimíento colectivo. Me referiré brevemente a los dos prime- de cultura de la pobreza vino a denotar una situación en la cual la
ros-;o para luego concentrar mi atención en el abordaje de la gente pobre queda atrapada por su pobreza en un ambiente social ca-
acción racterizado por la irracionalidad, la apatía, la falta de aspiraciones, el
colectiva, que surge del estructural-funcionalismo. fatalismo, la delincuencia y el inmediatismo. Quizás sea A. Portes
Almond y Yerba enfatizan la existencia de bases psicológicas para· quien mejor sintetiza las reiteradas críticas a este abordaje que aún
hace sentir su influencia en el debate actual sobre la "underclass :8
11
la democratización y de un conjunto de actitudes profundamente aso-
ciadas con la democracia. La cultura política no se centra alrededor
de prácticas políticas sino alrededor de sentimientos, formas de cono- [ ... ] el grave error de las teorías de los barrios pobres urb�'lo�ha sido el
de transformar condiciones sociológicas en trazos psicológicos, y así im-
1/
cimiento y -en particular- orientaciones de valor. Estos autores anali-
za� diferentes tipos de cultura política -parroquial, "subject" y partici- putar a la víctimas las características distorsionadas de sus victirnaños.?
pativa- y concluyen que la cultura cívica -en tanto balance entre
actitudes tradicionales y orientaciones participativas- es la más apta
La acción colectiva: valores, intereses, estrategias, identidad
para la perpetuación de la democracia. La cultura cívica implica una
cultura política balanceada en la que si bien existe el activismo políti- Hasta principios de los años setenta, la tradición psico-sociológtca de
co racional, está balanceado por la pasividad, el tradicionalismo y el la Escuela de Chicago fue el paradigma explicativo dominante en el
compromiso con valores parroquiales. Esta preocupación por los "va- abordaje de la acción colectiva y de los movimientos sociales. Una de
lores democráticos" también está presente en los estudios inspirados sus variantes más importante es heredera directa del estructural-fun-
por la teoría de la modernización y en muchos de los trabajos más re-
cionalismo parsoniano: la teoría del comportamiento colectivo elabo-
;/.h ¡ .. :c;i�ntes sobre los procesos de democratización en Latinoamérica." _rada por Neil S�e�s!!r.10�-- - ---- ..

· · : el �recimiento económ�co y el mito de la "América afluente"-fue


'\r'1La persistencia de la pobreza, la miseria la dependencia -ocultas
. y
),

1� . . e,1� década del sesenta. La noción de cultura de la pobreza fue el


8 Véase Ch. Valentine (1968)¡ M. Katz (1989). Véase también L. Wacquanc
(1994) .
9 A. Portes (1972), p. 286 [mi traducción].
··· �-J.P.,t�rpretativo diseñado para dar cuenta de la situación. En LO Neil J. Smelser (1963). Para una reseña de los diversos paradigmas véase el clá-
·. ·���i,tps, Osear Lewis explica la persistencia de la pobreza co-
- � .
sico trabajo de J. Cohen (1985). Charles Tilly (1978) reseña las distintas formas clási-
cas de abordaje a la acción colectiva -Ias tradiciones durkheimiana, weberiana, mar-
·•·· ¡$:Verba (1989); O. Lewís (1961, 1966). t xiana y milliana- y propone su propia síntesis, originaria del paradigma de "resource
· P. Klaren yT. Bossert (1986). mobilizarion". , ·

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'j2áÚ'como la de los teóricos de la sociedad de masas- se entrados los años ochenta este énfasis racionalista y estructural. A ni-
v_e_l macro� la acción colectiva era vista como producto de la expan-
.· ivalores colectivos -ecos de Parsons- como respuestas a sion cfeías oportunidades políticas que, en determinados momentos
?emergentes del rápido cambio social. El énfasis estaba históricos, enfrentaban los actores sociales. A nivel micro, las redes
z-: [s\eacciones psicológicas individuales frente a la
sociales a�ociatiyas en las cuales se hallaban insertos los individuos
ruptura y'ií/a-la anomia. Este modelo dividía el -ya no sus creencias y percepciones- los hacía estar "estructuralmente
comportamiento colee- �isp��i-��1( para participar en acciones de protesta. Estos autores
}ihstitucional y no institucional. Este último no estaba guiado re=
< . normas sociales existentes, sino que se generaba a partir de si- _c!1azan la división entre acción institucional y !19_�¡;;-nal;
,., e Hones sociales no estructuradas, productos de rupturas en los órga- a�-
.... :Ji&s,de control existentes o en la integración normativa. Estas rupturas bas f�rmas de acción implican conflictos de intereses atravesados por
'J '. eran, de acuerdo con el modelo, producto de cambios estructurales. relaciones de poder. La formación de los movimientos no depende
Las tensiones y frustraciones resultantes llevaban a los individuos a tanto de rupturas normativas cuanto de las oportunidades políticas
participar en acciones colectivas. Producto del descontento, éstas eran que enfrentan los movimientos (como lo demuestra claramente T.
una respuesta no-racional o irracional al cambio social. Skocpol [1979] en su análisis de las revoluciones sociales, y lo clarifi-
La dimensión cultural, entendida como conjunto de valores y creen- ca conceptualmente Ch. Tilly [1978]) y de los recursos disponibles
cias compartidas, formaba parte central del argumento de la teoría del por sus organizadores y las redes organizativas de los participantes
comportamiento colectivo. Su acento en la irracionalidad y esponta- (McCarty y Zald, 1977; McAdam, 1982).
neidad incontrolada de las masas despertó las agudas críticas de un El centro de atención de esta perspectiva estaba puesto en la
conjunto de investigadores, que con el tiempo fueron configurando ac- ción colectiva de actores con intereses opuestos. Esta acción
un nuevo paradigma en el estudio de los movimientos sociales. Esta estaba caracterizada, contra las presuposiciones de la teoría del
nueva perspectiva insistía en la organización de los actores como con- comporta- miento colectivo, en la racionalidad estratégico-
dición de posibilidad de la acción colectiva y en la racionalidad de la instrumental.
movilización colectiva. El "resource-mobilization paradigm" no ponía el Las críticas a las que este paradigma ha dado lugar son múltiples, y es
acento en valores, sentimientos, rupturas normativas y tensiones psi- imposible intentar en esta introducción una síntesis que haga justicia a
ce-sociales, sino en la organización, los intereses, los recursos, la es- la riqueza del debate. Autores como Melucci (1980; 1994; 1995), Piz-
tructura de oportunidades que enfrentaban los actores y sus distintas zorno (1985; 1986) o Touraine (1981) han sido quienes mejor hansa-
estrategias. El actor racional vino a reemplazar a la multitud como su- bido exponer los problemas que conlleva explicar la acción colectiva
·..·; · , jeto de análisis, y la acción colectiva fue abordada desde la lógica de en términos de "rational choice". La solidaridad grupal, la identidad co-
)'.;>){Ja;,Jµteracción estratégica y de los cálculos costo-beneficio. lectiva y pública, la ideología y la conciencia grupal, no son aspectos de
,¡;,,::fi\í\{El,t�chazo al énfasis en los valores, en las creencias y en las idenri- los movimientos sociales y de las acciones colectivas de protesta que
.} J:,S?!�c:tivas produjo, de acuerdo con McAdam (1994), un fuerte puedan ser reducidos al cálculo o maximización de intereses. El artículo
· r-:_trµ(:turalista y racionalista en gran parte de la literatura nor- de Craig Calhoun incluido en esta compilación expone parte de
, fücana sobre los movimientos sociales. Autores importantes co- los problemas a los que se enfrenta la teoría de la acción racional
: , li?Illly; S. Tarrow, D. McAdain, T. Skocpol compartieron hasta cuando
est�n �n juego temas tan centrales como l�engdaq_i��i"._idual, grupal
_Y publica de los actores involucrados en una acción colectíva." -- --

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't1.1alidad, la investigación sobre movimientos sociales se ,f}d{cada uno de estos paradigmas: redes organizativas y solí-
it¡:rjeri una búsqueda de síntesis conceptuales que incorporen -�á¿:íJ'colectivas, intereses e identidad, estructura de oportunida-
f&lít:icas y estructura de oportunidades culturales.
;,;7\rttores identificados con el paradigma centrado en el interés ra- compilación, Calhoun da cuenta de ello en relación con la noción de
. ¿¡brial de los actores están reconociendo la validez de muchas de las honor y de persona en el movimiento estudiantil chino.
ttrít:icas, incorporando la dimensión cultural a sus análisis. Un ejem- Los artículos de Calhoun y Steinberg incluidos aquí demuestran có- mo
. pl� de esto es el trabajo de uno de los autores más importantes del "re- las ideologías, los proyectos, las identidades colectivas y públicas, pueden
source mobilization paradigm", Doug McAdam.'! Para este autor, la di- volver a ser considerados como causas y contenidos de las ac- ciones
mensión cultural debe ser incorporada en tres niveles: a) en el nivel de colectivas sin caer en los viejos errores de la teoría del compor- tamiento
las causas de las acciones colectivas y de los movimientos sociales colectivo, al mismo tiempo que cuestionan el énfasis en la
-prestando atención a las maneras de enmarc�Jª-._;;tcción colectiva maximización de intereses y el cálculo estratégico. Aunque las pers-
por parte de los organizadores.U a las posibilidades culturales para que pectivas centradas en el cálculo estratégico y en la maximización de
intereses como principios generadores de la acción pueden producir
modelos más o menos sofisticados, más o menos prolijos, la realidad es
-lamentablemente- mucho más compleja: actores que -como los hila-
dores de Spitalfields- a pesar de fracasar con un repertorio de acción
colectiva se empecinan (¿sin razón?) en él; otros que -como los bo-
emerjan las acciones colectivas, a la disponibilidad de narrativas en
xeadores del ghetto en C l1icago- "d estruyen " ( ¿m. ac1. ona 1 mente.7) sus
las cuales se encuadren los movimientos-. En esta compilación, el én-
cuerpos en la rutina diaria del gimnasio; otros -como los manifestan- tes
fasis de M. Steinberg en la apropiación del discurso político-económi- co
estudiantiles en Tiananmen- que son capaces de enfrentar a un tanque
dominante por parte de los hiladores de Spitalfields es una buena
militar en el medio de una manifestación estudiantil cuando cualquier
ilustración de este esfuerzo; b) en el nivel de las consecuencias cultu-
cálculo estratégico los induciría a correr lejos de allí.
rales de estas acciones y estos movimientos; explorando las huellas que
En la actualidad, una de las áreas más dinámicas de la sociología
éstos dejan en la cultura dominante, de acuerdo con el grado de éxito
norteamericana -el estudio de los movimientos sociales- asiste al de-
alcanzado, el contacto que éstos produjeron entre grupos ante-
sarrollo de una nueva perspectiva más sensible a los factores cultura-
riormente segregados, el alcance de sus objetivos, y los lazos estableci- dos
les.13 Habiendo sido un aspecto prácticamente ausente en los estudios
con las élites culturales dominantes; y e) en el análisis de las sub- culturas
sobre movimientos sociales.l" hoy ya nadie duda de que el análisis cul-
generadas por los movimientos, dando cuenta de las visiones del mundo,
tural profundiza nuestra comprensión de la acción colectiva. Sin em-
ideologías, identidades colectivas y productos culturales materiales
bargo, no basta con agregar la "variable cultural" al conjunto de varia-
generados en el interior de estos movimientos. En esta

13 El reciente trabajo de Beth Roy ( 1994) es un excelente ejemplo de esta nueva

(1994),t:'-- . '¡, tendencia.


14 Para Doug McAdam (1994 ), esta ausencia puede ser el resultado del rechazo del
de encuadr ("framing"•))e la acción colectiva como u_n acto de
.,.,..,u1c,,u11 es toma a.del tr3bajo de Snow y Benford (1988), quienes, a su
paradigma clásico del comportamiento colectivo, el cual enfatizaba la relevancia de las
interaccionismn simbólico de Goffman (1974 ). creencias y valores compartidos, haciendo -al mismo tiempo- alusiones a la
. irracionalidad y al contenido patológico de las acciones colectivas.

35
bles causales centrales de la acción colectiva -organización, recursos, hegemonía la cualidad de ser sie_mpre .12.�EflªLY...E!ºblemática. La fege- \
intereses, redes, estrategias-. Como enfatizan Johnston y Klandermans (' monía, como bien nos recuerda Raymond Williams (19771, ni/ica es
(1995) en uno de los últimos trabajos sobre la relación entre cultura y ¡
movimientos sociales, también hay que indagar cómo la cultura im- total, sino que es un proceso de lucha y negociación. En esta compila-
pacta en estas variables. ción, Steinberg articula empíricamente la noción de contra-hegemo-
Los trabajos que se incluyen en esta compilación constituyen un nía junto a la noción bajtiniana de discurso, dando lugarnunÓción
primer esfuerzo en esta dirección. -de- repertorio discursivo como complemento necesario del _repertorio
de acción.colé�tiva,16 - ·-. - .
Para Gramsci la clase dirigente en el nivel estructural ( clase funda-
mental en el campo económico) ejerce la dirección ideológica vía los
Gramsci y los neomarxistas: estudios culturales y hegemonía
intelectuales (orgánicos) a nivel superestructura]. Esto implica dos as-
pectos centrales de la noción de hegemonía: es un proceso de direc-
Al contrario que Parsons, Gramsci señala que los procesos culturales
ción cultural basado fundamentalmente en la clase. El Marx de La
tienen lugar en sociedades profundamente divididas.15 Una de las
Ideología Alemana, así como el de las "Tesis sobre Feuerbach", se hace
preocupaciones centrales que atraviesa los Cuademos de la Cárcel es la presente así en el énfasis gramsciano en las ideas dominantes.17 Pero
que sostiene que la cultura debe concebirse como parte del proceso de
dominación.
La clase fundamental al nivel de la estructura domina a la sociedad 16
Para una comparación teórica entre A. Gramsci y M. Bajtin, véase Craig Bran-
no sólo por la fuerza (en realidad, no puede dominar sólo por la fuerza dist ( 1996).
excepto en situaciones históricas extraordinarias), sino por consenso. 17 En los escritos tempranos de Marx, el énfasis está puesto en la conciencia como

Este consenso es obtenido debido al control de la sociedadcivil, un reflejo invertido de la realidad. En estos primeros trabajos, vemos a un Marx preo-
"control" -dirección cultural- caracterizado, básicamente, por la difu- cupado por las mistificaciones que esconden el verdadero carácter de la realidad so-
cial y las distorsiones culturales que ocultan a las contradicciones societales, Su abor-
sión de la visión del mundo de la clase dominante entre todos los
daje del fenómeno religioso está permeado por estas ideas. La religión es la
otros grupos sociales. Esta visión del mundo se transforma en sentido conciencia invertida del mundo, es la base general para la justificación y consolida-
común, un sentido común popular que es casi siempre fragmentario, ción del mundo social.
desarticulado, contradictorio e incoherente. La difusión de la "visión En La Ideología Alemana, Marx y Engels dirigen nuestra atención hacia la natura-
del mundo dominante" constituye-lo-cfi:!\se conoce como proceso de leza de estas inversiones y su impacto en los procesos de conformación de las ideas.
En este trabajo, ellos introducen una distinción que luego desaparecerá: cultura e
construcción hegemónicf La hegemoní;:\entonces, implica un con-
ideología. La primera se refiere a las formas de expresión y representación de la vida
de relaciones de poder que tienen el efecto de imponer una ma- social. La segunda contiene formas distorsionadas de conciencia que emergen de (
mirar el mundo. El carácter fragmentario del sentido común y y disimulan) las relaciones de dominación de clase.
incompletitud de la realidad social otorgan a la noción de En este texto, Marx y Engels introducen un relación esencial que, de alguna ma-
nera, constituye el fantasma que acecha· a todos los estudios contemporáneos de la di-
námica cultural: la relación entre I� idéasy"l�,Prácticas. Las ideas emergen de y es-;
t�n ínremamenre CO!:_l��tad�� Con � práctíca Jifotendiendo por .firáctica [a actividad · l\
sensorial y consciente por la cual h mbres y mujeres producen y reproducen las con- /)

37
'\Iª-.relación entre prácticas e ideas, que constituye un aspecto nuevas experiencias del tiempo y del espacio deben ser analizadas en
,)'.í)a obra de Marx, constituye una preocupación fundamental el contexto del surgimiento de nuevas formas, de modos "flexibles" de
.i��sci. Ésta es ejemplificada en su discusión del americanismo acumulación capitalista. La lógica cultural -las nuevas "estructuras
l�fordismo, en la que analiza la manera en que los nuevos métodos del sentir" y las nuevas prácticas- debe ser puesta en el contexto de
�;¡{rabajo se relacionan con "un modo específico de vivir, de pensar y cambios profundos en la economía política.
g,�1sentir la vida". Esta preocupación es retomada en uno de los mejo- \ . Tres son los libros que, emergiendo de la historiografía marxista in-
. fres estudios sobre la "condición posmoderna". .
-· --..J ...... ._

glesa, abren el camino para lo que hoy se conoce como la tradición de


En The Condition of Posmodernity, David Harvey sostiene, al igual
; que F. Jameson ( 1991), que las nuevas producciones culturales y las
estudios culturales británicos y que ha tenido un profundo impacto en
las ciencias sociales norteamericanas.18 Estos trabajos son Culture and
.
diciones materiales y las relaciones sociales en las que viven). La práctica determina
Society, de R. Williams, The Uses of Literacy, de R. Hoggart, y The Ma-
king of the English Worl<ing Class, de E. P. Thompson. 1
a la cultura, a la conciencia y a la ideología. En la tesis VIII sobre Feuerbach, Marx Para Hoggart la cultura era central ya que nos podía ayudar a reco-
asegura que "La vida social es esencialmente práctica". Y en La Ideología Alemana, la nocer que un tipo de práctica ( como la lectura) no debía ser separada
relación entre ideas y prácticas queda claramente delineada: "la producción de ideas, de la red más abarcadora de otro tipo de prácticas cotidianas ( el
de concepciones, de conciencia, está entretejida con la actividad material y con el
tra- bajo, la sexualidad, la vida familiar). Su pregunta central -
intercambio material de los hombres, el lenguaje de la vida real".
La ideología significa representaciones ilusorias de la práctica. Esta ilusión emerge ¿Cómo es que los cambios en la Inglaterra de la posguerra afectaron
delm�o��-ei c�al se desarroiia la práctica en las so�iedades capitalistas: la lucha de "toda una forma de vida" de los individuos?- implica focalizarse en
clases. De esta manera, la ideología se refiere a las ideas generadas por una práctica
la subjetivi-
que está distorsionada por el marco de clase en el cual tiene lugar. Estas ideas ocultan
las contradicciones sociales en el interés de la clase dominante -la ideología se define
dad, en la relación entre la cultura y la vida de los individuos.19
en su relación con las contradicciones e intereses de clase, no con la verdad-. Por su parte, R. Williams nos proporciona una definición de cultu-
En El Capital, Marx introduce una dimensión doble de la práctica en el modo de ra como "toda una forma de vida". La cultura es ordinaria y está basa-
producción capitalista: relaciones sociales esenciales y formas fenoménicas. Ahora, la da en cie;tos patrones que organizan las prácticas sociales. Estas prác-
determinación de la conciencia por la práctica está mediada por los intercambios de
ticas son la dimensión central en la definición de cultura.
mercancías. El proceso de mistificación surge no sólo de las relaciones de clase (como
enLa Ideología Alemana) sino que está contenido dentro de la misma forma mercancía.
Como bien señala S. Hall (1980),'E. P. Thompson critica la idea
·. La categoría del fetichismo de la mercancía implica: a) el proceso de extrañamiento de
c. ,·¡,1�,mercancías de sus orígenes humanos, volviéndolas misteriosas, opacas, objetos ex-
de "toda una forma de vida" por carecer de
°
la dimensión de lucha y de
oposición entre formas de vida opuesta. 2 Como queda claro en las
���¡ y 1?) el surgimiento de un nuevo tipo de subjetividad, una subjetividad
fetlchiza-
' ' · ·.w.n. .:.·-.e.:. �st.a, última idea, la ideología es vista como permeando la totalidad de la ta Véase Stuart Hall (1980) y V. Blundel, J. Shepherd e l. Taylor. (1993).
19Simon During (1993).
cultu-
,,,t', ; ncia, y todas las esferas vitales {la noción de Lukács de reificación va en la 20 A la luz de la teoría gramsciana de la hegemonía, R. Williams reelaboró su defl-

ión al combinar la noción weberiana de racionalización y burocratización, nición de cultura, dando lugar a sus bien conocidas concepciones de hegemonía y de
""\,;.iana de fetichismo). Este movimiento final de Marx no permite di- estructura como procesos que establecen límites y ejercen presiones, evitando de esta
· ··.¡¡,��� la ideología, y no presea atención al carácter activo de la con- manera cualquier versión fuerte de determinación.
.. · así la potencialidad constitutiva de la cultura. En sus últimos trabajos, tanto R. Williams como E. P. Thompson acuerdan en tres
puntos centrales (Hall, 1980):

39
páginas de The Making of the English Working Class, Th.ompson trabaja desempleo y el alza de precios. La visión espasmódica sería una versión
su definición de cultura desde la distinción marxista entre ser social y pavloviana de la acción colectiva: el "estímulo" del hambre provocaría
conciencia social. La relación entre cultura y política es también pro- los saqueos y los "ríors''. La noción de �rr.!.(ª-.1�2r�� que Steinberg
fundamente explorada: el metodismo y las tradiciones de "Old díssent" re-
constituyeron las energías culturales centrales que fomentaron las ca- toma en "El rugir de la multitud" debe su origen a E. P. Thompson y a
pacidades organizativas y la autoconfianza entre los trabajadores, pro- la crítica formulada por Charles Tilly.22 Esta idea hace referencia al
moviendo "la formación de la clase obrera" durante el período que va conjunto de nociones que las multitudes del siglo XVl!l inglés tenían

l
de 1790 a 1830.21 acerca de la legitimidad o ilegitimidad de ciertas prácticas. Es un "con-
En Cµ.,toms- in Common, Th.ompson discute con lo que él denomina senso popular" basado en una visión consistente de las normas y obliga-
la_�jsi_9� espª�m9dici7-d� la }:tJ�E2.r_�, que entiende las acciones de pro-
ciones sociales, de las funciones económicas adecuadas de cada sector
testa, saqueos y tumultos de los pobres como productos del hambre, el
de la comunidad. Tanto como la privación material, una afrenta a esta
economía moral motivaba la acción directa por parte de los pobres.
A la luz del trabajo de E. P. Thompson, Roy Rosenzweig explora la
- ambos conciben a los agentes humanos como activos, como constructores de su relación entre cultura y política en su Eight Hours far What We Will.
propia historia,
Allí examina la relevancia de la "cultura de la bebida" y del salón en
- ambos rechazan la metáfora de base y superestructura en su abordaje de la cultura,
- ambos se oponen al rol residual y reflejo asignado a la cultura.
los procesos de adaptación y resistencia de los trabajadores a la implan-
La cultura, para ambos, contiene sentidos y valores que emergen de diferentes tación del nuevo orden capitalista (en su caso, trabajadores de Worces-
grupos sociales y clases sobre la base de sus condiciones de existencia. A través de es- ter durante el fin de siglo).
tos sentidos, significados y valores, los agentes manejan, procesan y entienden sus Rosenzweig presta especial atención a un aspecto que será parte
condiciones de existencia. Estos procesos de comprensión están incorporados en tra- central del trabajo de Paul Willis (1977) y de Pierre Bourdieu (1992),
diciones y prácticas. Es este abordaje el que emparenta a los neomarxistas ingleses según el cual las formas de resistencia pueden convivir y coincidir con
con el "estructuralismo constructivisra" de Bourdieu: la noción de habites de este úl-
formas de opresió11: ----- - · -
timo condensa la relación dialéctica entre condiciones de existencia, prácticas y es-
quemas de percepción.
El salón, en su segregación masculina y de género, disputaba y, al mis-
E. P. Thompson rechaza expresamente lo que podríamos denominar como nocio-
nes "consensuales" y holísticas de la cultura. En las primeras páginas de Cusroms in
mo tiempo, afirmaba la cultura dominante. Por un lado, el salón era
Common, define la cultura como una arena de elementos conflictivos. Esta arena una institución masculina en una era en la que, crecientemente, el
ne- cesita de cierta presión compeledora para tomar la forma de un sistema ideal de la clase media era el del ocio centrado en la familia. Por otro
(nacionalismo, unuuL""'' religiosa, conciencia de clase). Pero, en principio, la cultura lado, tanto el salón como la familia burguesa ordenaban roles subordi-
no es un siste- de "significados compartidos, valores o actitudes y las formas simbólicas nados para las mujeres. De esta manera, mientras que los asistentes al
en las que salón aparentemente se distanciaban de algunos de los valores básicos
. Por el contrario, la cultura (en Customs in Common, la cultura po- de la Norteamérica industrial, no obstante compartían algunas de las
debe ser situada en el contexto de las relaciones de explotación, premisas patriarcales más profundas.23
do- a la explotación, en el contexto de relaciones de poder.
cultura y política también es analizada en "Time, Work-Dis-
22
, ,.. , . ··_,_.,.,,a,� annmousmai Capitalism", en E. P. Thompson (l 993a). Véase en el artículo de Sreinberg la nota 7.
23R. Rosemweig (1983), p. 147 [mi traducción).

41
de lo masculino y lo femenino en determinados contextos
Excursus: cultura )' género24 históricos y culturales, asumiendo que escas construcciones
emergen para dar sen- tido a una determinada relación de poder.
;- Esta última cita nos sirve para introducir una de las críticas Los esfuerzos analíticos deben centrarse en deconstruir las fonnas
;

·
·..
centrales al trabajo de E. P. Thompson: aquella que proviene de de
parte de la reo- tia feminista. En Gender and che Politics of Hístory, dominación, develando su historicidad, su construcción cultural y
la historiadora Joan Scott sienta las bases conceptuales y su posición en la estructura social, abandonando la búsqueda de
metodológicas del cambio al que asisten los estudios de género: causas universales, orígenes comunes y subjetividades femeninas
del estudio de los orígenes de la domi- nación al estudio de sus integradoras.
formas, del examen de las causas de la desi- gualdad al análisis de En esta línea, Scott considera esencial construir una crítica al
los moldes que asumen las jerarquías de género. La autora critica clá-
las posiciones binarias desde un análisis de los estu- dios sico trabajo de E. P. Thompson, desde una perspectiva que
históricos sobre la mujer y plantea considerar el género como podría aplicarse a muchos trabajos sobre cultura obrera y popular.
una categoría integral de análisis. No se trata de saber qué El problema central del argumento de The Making of the
dimensio- nes sociales nos sirven para entender las relaciones de English
Working Class radica, de acuerdo con Scott, en el significado que
género en una sociedad determinada, sino de qué nos dicen
E. P. Thompson atribuye a las mujeres y a lo femenino. Para Scott,
determinadas construcciones de género sobre la sociedad en que
los con- ceptos generales con que Thompson construye a los
vivimos. En otras palabras, el análisis de las jerarquías de género
actores políticos están masculinizados. Su definición de clase y
debe servir como un prisma para analizar una sociedad en su
conciencia de clase sur-
conjunto. De esta manera se superarían las visiones parcializadas
' ge de experiencias masculinas; la presencia de las mujeres en su
(una historia de mujeres, historia de la familia, historia del
narra- tiva sirve para confirmar la asociación entre clase y el
trabajo) en favor de una visión integral, fundamentalmente políti-
quehacer políti- co de hombres trabajadores. Para Thompson, las
ca, de cómo todas las esferas sociales, tanto públicas como
acciones políticas de mujeres trabajadoras no llegan a cuestionar
privadas, están permeadas por determinadas relaciones de poder
el sistema moral y político porque se centran en demandas
que asignan je- rarquías de género a las categorías sociales.
circunstanciales que expresan nostal- gia de una economía
Además de reconocer las diferencias de género como principios
doméstica preindustrial o denotan una forma irracional de hacer
básicos de la organización so- cial y como construcción cultural,
política.
debemos atender, nos dice Scott, a la manera en que éstas Thompson asume que la única posibilidad de alcanzar
constituyen y son constituidas por estructuras sociales jerárquicas. conciencia
Se trata entonces de analizar las formas de cons- trucción política de clase es a través de una formasecular y racionalista de hacer
de las diferencias de género y la manera en que las relaciones de políti- ca, y se opone a 1 as reorrnas ma, s u expresi. vas " y " emoci'
género construyen el espacio de lo político. Para Scott, esto ona les " que asu- men los movimientos religiosos, muchas veces
implica desentrañar el sentido que asumen las representaciones liderados por mujeres
visionarias. En otras palabras, en el lenguaje de Thompson, el
trabajo como actividad productiva determina la conciencia de
24 Parte de esca sección ha sido escrita en colaboración con Gioconda
clase cuyo que- hacer político es racionalista; lo doméstico está
Herrera
(Columbia University). fuera del ámbito pro- ductivo y subvierte la conciencia de clase,
muchas veces en alianza con movimientos (religiosos) expresivos
más que racionales. En sínte- sis, para Scott, la concepción de clase
de Thompson está permeada de contraposiciones entre lo
masculino y lo femenino en un sistema bi-
43
42
nario que distorsiona las experiencias femeninas y masculinas. La laboral calificado y los condena al mundo del trabajo no-calificado.
Su trabajo es un admirable ejemplo de lo que Bourdieu llama l�'.'p_ara-
concepción unificada del movimiento colectivo que Thompson im- dojadel dominado" -si resisten, se descalifican a ellos mismos; si no
plícitamente sostiene no puede incorporar la diferencia. De esta ma- resisten, deben adaptarse a los dictados del sistema- y de la
nera, argumenta Scott, "a pesar de que el 'hombre' pueda representar manera en que la hegemonía opera -algunas veces coincidiendo con
a un sujeto humano neutral o universal, se hace difícil articular la formas de resistencia activa- en la reproducción de relaciones de
cuestión de la 'mujer', dado que su diferencia implica desunión y clase y de género.25 Los "lads" de Willis representan lo mismo que
cuestiona la coherencia" (Scott, 1988, p. 72). William Bla- ke y las sectas antinómicas representaban durante el
Inscripto en el proyecto general de búsqueda de instrumentos teó- siglo XVIII inglés: la oposición a la hegemonía. 26
rico-metodológicos que permitan dar cuenta de la diferencia, el enfo- El rechazo de los "lads" a la escuela -su "contracultura"- es el resul-
que posestructuralista de Joan Scott resulta un aporte fundamental a tado de ciertas evaluaciones que ellos realizan en las condiciones eco-
los estudios culturales. Éste explora las distintas formas en las que la nómicas de su clase en el capitalismo. Sus posibilidades de movilidad
categoría de género ejerce una influencia básica sobre el pensamiento ascendente son tan insignificantes que no vale la pena sacrificarse
social y cultural y sobre la vida en sociedad, y nos provee de herra- hoy para cumplir con las demandas y las disciplinas impuestas por la
mientas para persistir en la búsqueda. escuela. Sin embargo, estas evaluaciones tienen sus limitaciones. Al
asociar el trabajo manual con la masculinidad -elemento altamente
valorado entre los hombres de clase obrera-, el trabajo mental queda
Etnografía y estudios culturales: mentalidades y resistencia vinculado con la femineidad y la inferioridad social. Esta limitación
hace que sus evaluaciones no permitan percibir el trabajo manual no
Leaming to Labor, de Paul Willis, y Ain't No Makin'it, de Jay Mac- calificado como una forma de dominación de clase indispensable para
Leod, son dos libros que marcan hitos fundamentales en los estudios la reproducción de las características generales del sistema capitalista.
\ etnográficos sobre la cultura de los jóvenes de clase obrera. Ambos Vemos cómo la ideología patriarcal limita seriamente lo que, de otra
combinan un detallado estudio etnográfico comparativo con proble- manera, sería una percepción crítica del orden social. Afirmando
máticas teóricas vinculadas con los diversos enfoques de la reproduc- acríticamente el trabajo manual, los "lads" aceptan la subordinación
ción social. de su condición y su destino, y aseguran la reproducción exitosa de la
El libro de Willis ya se ha erigido en un clásico de los estudios cul- estructura de clases. La reproducción de la desigualdad social no ocu- '
\L . turales británicos. Mediante un minucioso estudio etnográfico, este rre por "sobre las cabezas" y "a espaldas" de los sujetos involucrados si-
"\L:�µtqr examina la manera en que el trabajo es constituido como una no que requiere de sU.P!1rticipadQn. En el clásico estudio de Willis
,.,., ,ei;,tC!p.cia cultural, centrándose en las formas en que un grupo de vemos que la hegemonía, la construcción contra-hegemónica y la re-
""'"tª�;,:¡,,.. ·.
clase obrera inglesa -los "lads"- crean una contracultura
· ":en,la .escuela. Centrado en las nociones de "consecuencias
''�'.��l.�cla acción" y de "penetración parcial de las limitadas 25 Bourdieu y Wacquant ( 1992).
' "" f�.i�t, Willis describe la manera en que esta forma de 26 E. P. Thompson (l993b).
· jl.idescalificando a los "lads" para entrar al mercado

. 45
norteamericano del libro de Willis. McLeod combina el punto de vista
sistencia, siguen siendo temas centrales en los estudios sociológicos académico de las diversas teorías de la reproducción con la ex- periencia,
que se ocupan seriamente de la cultura; Marc Sceinberg da cuenta de los significados y las acciones intencionales que los grupos jóvenes por él
ello en "El rugir de la multitud". estudiados -los "Brothers" y los "Hallway 1-Iangers"- construyen para
La preocupación por la reproducción cultural y la desigualdad so- dotar de sentido a sus vidas.
cial están en el centro de Am'r No Mal<in' It, una suerte de compañe- ro
Al intentar desentrañar la manera en que las relaciones sociales se
Siguiendo a Bourdieu, el autor parte de la premisa del ajuste que si
reproducen de generación en generación en las sociedades capitalistas, los
produce entre las condiciones de existencia y las aspiraciones como e
teóricos de la reproducción reseñados en este libro (Bowles y Gin- tis,
mecanismo mediante el cual se reproduce generacionalmente la desi
Willis, Giroux, Bourdieu, Bernstein y Heath) apuntan a un sitio
gualdad entre las clases. Pero difiere de él a partir de lo que confronn en
l\común: la escuela, lugar que la imaginación popular ve como el gran
el trabajo de campo. En una comunidad caracterizada por el haci
nivelador de oportun�dades. Es�o� enfoques teóricos proponen .diversos
namiento, el desempleo y la pobreza, el abuso de drogas, el alcoholís mo,
modelos: desde los mas deterministas, hasta aquellos que perrmten una
el crimen y el racismo, MacLeod exploró los comportamientos 1 actitudes
autonomía mayor a los individuos en sus ámbitos culturales, desde
aquellos que se centran en las necesidades sistémicas hasta aquellos de dos grupos de jóvenes: los "Hallway Hangers", predomi nantemente
jóvenes blancos, y los "Brochers", predominantemente negros. Los
que ponen el acento en las experiencias culturales de los actores.
primeros forman una subcultura con su propio conjunte de valores que
En el análisis de MacLeod, el trabajo de Pierre Bourdieu ocupa un
se oponen a la cultura dominante, rechazan la visiór de la sociedad
lugar central, no sólo por su teoría del capital cultural como elemento
norteamericana como una sociedad abierta y como uns tierra de
decisivo en la reproducción de las diferencias de clase, sino por su
oportunidades. Las experiencias de sus vecinos, de sus fami· liares y las
abordaje de la correspondencia entre estructuras mentales y condicio- nes
suyas propias sirven de base a este rechazo. Las fuentes de las
materiales de existencia, entre aspiraciones y posiciones, median- te su
aspiraciones =las fuentes del habitus- de los "Hallway Hangers" es- tán en
concepto de habitus. En realidad, una buena parte del análisis puede
íntima relación con sus historias familiares: historias de desem. pleo Y
leerse como una elaboración del autor a partir de las limitacio- nes que
subempleo, de dependencia del sistema público de asistencia de bajos
éste encuentra en el concepto de habitus (básicamente la cir- cularidad
logros educativos de padres, madres y hermanos, de padres ausentes, de
implícita entre estructuras y prácticas).27
familias numerosas y de reiterados encuentros con la ley.
Por el contrario, los "Brothers" son un grupo de jóvenes negros que
se adaptan a los roles sociales y a los comportamientos socialmente
(1993) critica la lectura fragmentada que Mcleod realiza de la aprobados. A diferencia del los "Hangers", éstos aceptan las definicio- nes
dominantes de éxito, del logro, y se autoevalúan de acuerdo con estos
criterios. Son un grupo de pares sin una subcultura propia, en el que no
se consumen drogas, tabaco ni alcohol en cantidades significa- tivas. De
manera paradójica, quienes probablemente tengan menos posibilidades
objetivas de "lograrlo" -dado el racismo institucional predominante
en la sociedad norteamericana- son quienes tienen mayores
aspiraciones y actitudes positivas con respecto al futuro.
Dos grupos de pares de igual clase social -con la misma posición
estructural-, del mismo barrio, con disposiciones radicalmente dife-
rentes. Si bien el autor no descarta el impacto que los determinantes
estructurales tienen en las percepciones, evaluaciones y acciones de

47
/; li;i_sjóvenes, se pregunta por las causas que producen que jóvenes con Ginzburg explora la manera en que un molinero del Friuli durante
íi�inisma posición en el espado social tengan orientaciones tan dis-
el siglo XVI construye una teología muy particular, y por esta razón he-
_,,drit'as. Esta pregunta y el trabajo que demanda contestarla constitu- rética, basada en sus lecturas de libros históricos y religiosos. La com-
tYeri· el aporte principal de este libro. Dentro del marco general de la
binación de las experiencias cotidianas de Menocchío (el molinero) y
?)reproducción social, los "Hangers" y los "Brothers" representan dos
sus lecturas promueve la cosmovisión que él tan vehementemente
·);vías diferentes, dos vías que cuestionan la correspondencia entre aspi-
sostiene: el mundo fue creado de la misma manera en que los gusanos
. }:raciones subjetivas y oportunidades objetivas y que ayudan a cornple-
nacen en el queso. Por cierto, el acento puesto en las "cosmovisiones"
:jizar y clarificar de manera crítica las fuentes a partir de las cuales se
y las "mentalidades" nos indica también la influencia de Durkheim en
. estructura el habitus: la etnicidad, la historia familiar, la experiencia
su trabajo -así como en el de Darnton- .
escolar y laboral, la interacción con el grupo de pares, etcétera.
Este último autor rescata otra historia de los archivos. En La gran
Los libros de Willis y McLeod nos enseñan que la pobreza no es sólo
matanza de gatos Robert Darnton analiza la manera en que el descon-
carencia, sino desigualdad producida por la compleja interacción de
tento y la hostilidad de los aprendices de un taller de imprenta parisi-
raza y clase. Ambas -clase y raza- tienen dimensiones objetivas y sub-
no son expresadas en formas violentas de acción. Esta violencia es di-
jetivas¡ esto es, viven una doble vida. Primero, en la materialidad, co-
rigida contra la gata más preciada por la esposa del dueño del taller
mo diferencias objetivas observables y medibles bajo la forma de distri-
-la "grisse"-. La protesta se canaliza -a falta de otras posibilidades- en
buciones de bienes y servicios; y, en segundo lugar, en la subjetividad,
la acción simbólica. La "cultura del taller" se asemeja de esta manera
como esquemas de percepción, apreciación y acción, en la forma de
a la "cultura de la calle" analizada por De Certeau: ambas se refieren a
distinciones simbólicas producidas y reproducidas vía disposiciones so-
las formas clandestinas y dispersas que puede adquirir la resistencia
cialmente constituidas. Esta doble vida de lo social es brillantemente
frente a un orden disciplinario y represivo.
ilustrada en la descripción densa de Wacquant: el ghetto y su contra-

·�I -:
parte, la "isla de orden" del gimnasio, constituyen universos sociales
específicos en los cuales el habítus se construye y reproduce. La esfera pública y la sociedad civil:
Si bien C. Ginzburg (1992), R. Darnton (1985), y M. De Certeau lo público y lo privado como clasificación cultural
··./ (1984) no se ubican directamente en la tradición neomarxista y
El énfasis que Darnton, Rosenzweig y E. P. Thompson ponen en la vi-
neogramsciana de estudios culturales, comparten con ésta, algunas de
da pública obrera constituye un apoi;cefün-a�mental en el cual abrevan

¡ -::i1
¡ },:i:> sus preocupaciones centrales. El énfasis en la "gente común" y la ex- f.
las críticas al ya clásico trabajo de Haberm\�obre la esfera pública.
s. ,11ploración de formas activas de resistencia a la dominación hegernóni- Como ha señalado Craig Calhoun (1992), eltrabajo de Thompson
"'\�,fvía el socavamiento transgresor de las rutinas y jerarquías sociales nos ha enseñado que la vida pública obrera en la Europa del siglo
• • z yés de resistencias pasivas, formas irónicas, silencios, inversiones xvm y XIX era lo suficientemente dinámica e intensa para ser ignora-
'',.!"· l$.�, etc.- permiten ubicarlos en esta área de los estudios cultu- da, de la manera en que lo es en el análisis haberrnasíano.
i::itapropiación e inversión del discurso económico dominante A pesar de esta crítica y de otras a las que me referiré luego, él tra-
:!i�J;trÍo de los rasgos centrales de los "repertorios discursivos" bajo de Habermas constituye una influencia central en buena parte
. 6iitfürM.
-1�.-:-·· .
Steinberg en esta selección. del análisis sociológico sobre la dinámica cultural contemporánea.

49
esencial para examinar la problemática de lo público, la publi- cidad y la
The Structural Transfomwtion of the Public Sphere (la tesis doctoral de
constitución de la esfera pública abordada por José Casano- va en
Habermas que fuera traducida hace pocos años al inglés suscitando un
"Religiones públicas y privadas".
intenso debate en la academia norteamericana) resulta una refe- rencia
Habermas sitúa su noción de la esfera pública en la temprana mo-
dernidad. La esfera pública se constituye por primera vez en el mundo te privados eran inadmisibles, las desigualdades de estatus eran pues, tas
letrado burgués ( casas de café en el Londres del siglo XV!!, salones en la entre paréntesis y los participantes deliberaban como pares. La es, fera
Francia del siglo XVlll, y las "table societies" en Alemania) como un pública habermasiana es un teatro de relaciones discursivas, de debate y
contrapeso de los estados absolutistas. Habermas intenta construir la deliberación que es diferente a la economía y al estado. En ese teatro, la
categoría histórica de la esfera pública (su surgimiento, transformación y participación es actualizada a través del discurso. A los efectos de poder
declinación), y extraer de esta categoría histórica un ideal normati- vo. En funcionar, este espacio debe ser estabilizado por un conjunto de derechos.
este sentido, el concepto de esfera pública tiene los mismos ob- jetivos que Históricamente, el surgimiento de esta esfera de argumentación crí-
la noción de sociedad civil utilizada por varios estudiosos de procesos de tica presupone una fuerte división entre lo público y lo privado, entre el
democratización en Latinoamérica y Europa del Este: estado y la sociedad. La transformación estructural a la que Habermas se
ambas nociones s�!-1.J:?�Q.Y��_tQ_;; norman.vos y e liaves h ermene, uti. c�J: Z8 refiere implica el desvanecimiento de estas separaciones: el estado y la
Bien sabido es que Habermas es un defensor del proyecto de la mo- sociedad, alguna vez distintos, se vuelven mutuamente entrelazados. El
dernidad en tanto ideal aún valioso e inacabado. Con el concepto de esfera discurso racional es reemplazado por el consumo de la cultura, las
pública, intenta encontrar un sitio institucional para el ejercicio de la desigualdades dejan de ser puestas entre paréntesis y se vuelven las ba- ses a
razón práctica en los asuntos públicos. En este sentido, este tra- bajo se partir de las cuales se discute, y el interés común es reemplazado por el
diferencia de sus más recientes búsquedas (ejemplificadas en su compromiso entre intereses competitivos. Es así que la transfor- mación de
monumental Teoría de la acción comunicativa). En este último trabajo la esfera pública nos lleva a una esfera generada por los me- dios masivos de
vernos a un Habermas más centrado en las capacidades transhistóricas de comunicación, una esfera que se comercializa y se "go- bermentaliza". Este
comunicación humana. La posibilidad de "comunicación libre de proceso es lo que Habermas describe -en clave
constreñimientos" puede proveer una base universal para la adjudica- ción frankfurtiana- como la degeneración de la esfera _pftblica.
racional de redamos de validez que compiten entre sí. Tanto como categorfaanalítica así como proyecto normativo, la
La esfera pública burguesa estableció un tipo diferente de interac- ción noción habermasiana ha sido sometida a diversas críticas:
discursiva, una interacción compuesta de individuos privados, en principio a) el proceso de "degeneración" está probablemente sobrestimado. De
abierta y accesible a todos, en la que los intereses meramen- acuerdo con C. Calhoun,29 esto se debe a que Habermas tiende a juzgar la
esfera pública del siglo XX de acuerdo con los estándares del
típico telespectador suburbano. Ignorar las posibilidades de.!ecepc_i�n
creativa estaría conduciendo a Habermas a presentar un argumento
.unilateral acerca de la vida cultural;
b) citando la historiografía revisionista, N. Fraser asegura que nun- ca
ha habido esa "puesta entre paréntesis" de las desigualdades socia-

29 C. Calhoun (1992).

51
les a las que Habermas hace referencia. Por el contrario, mecanismos minos eficaces, utilizados regularmente para deslegitimar ciertos inte-
informales ( como los protocolos de estilo y decoro) funcionaron para reses, visiones y temas y para valorizar otros.
marginar a las mujeres y a los miembros de las clases plebeyas, a pesar
de no existir las exclusiones formales;30
e) este último punto histórico introduce otro argumento de rele- Neoweberíanos: sentidos y estilos de vicia
vancia teórica que incluso cuestiona los últimos esfuerzos habermasia-
nos de la manera en que son presentados en The Theory of Communi- De acuerdo con Casanova,32 tanto Durkheim como Weber sentaron las
cative Action. Es imposible evitar la 1·eferencia a los contextos en los bases para un estudio científico de la religión. La discusión de la teoría
que las arenas discursivas están situadas: esto es, un contexto societal de la secularización y el acento puesto en la relevancia de las clasifica-
atra- ciones culturales de lo público y lo privado hacen sentir la impronta de
l vesado por relaciones estructurales de dominación y subordinación; Weber y Durkheim en el artículo "Religiones públicas y privadas".
d) Nancy Fraser sostiene que la fuerte separación entre la sociedad Un conjunto de autores de las ciencias sociales norteamericanas
civil y el estado que Habermas promueve dará lugar a "públicos débi- pueden ubicarse dentro de lo que, con cierta amplitud de criterio,
les" incapaces de hacer que el estado rinda cuentas a la sociedad. Para puede denominarse la tradición neoweberiana, La centralidad de la
esta autora, las esferas públicas deben tener capacidades tanto para interpretación como vía de acceso al sentido de las acciones sociales,
formar opiniones como para promover decisiones; y de los estilos de vida en la construcción de los grupos sociales, cons-
e) contrariamente a Habermas, y centrándose en la emergencia de tituyen dos aspectos centrales en los trabajos de C. Geertz, P. Berger,
"contrapúblicos subalternos", Fraser sugiere que una multiplicidad de M; Walze,r, J. Gusfield, R. Peterson y A. Simkus.
públicos es preferible a una sola y omnicomprensiva esfera pública a los _(Geer:zly� autor ya convertido en �na referencia clásica en los e.stu-
efectos de cuestionar los límites de las democracias liberales existentes; dios sociológicos sobre la cultura, entiende la cultura como el conjun-
f) por último, Nancy Fraser y Seyla Benhabib31 cuestionan la afir- to de hebras de significado en el que los seres humanos se hallan sus-
mación habermasiana de que la deliberación en la esfera pública debe pendidos. Las sociedades contienen sus propias interpretaciones y el
estar restringida al bien común. Lo que es "común" está sujeto a dís- acceso a ellas requiere de un acto interpretativo. Es así que las ciencias
\ [puta discursiva. Lo que constituye lo público no es un a priori sino una sociales confrontan interpretaciones de interpretaciones -lo que Gíd-
U clasificación cultural. dens (1976, 1984) denomina doble hermenéutica-: entender fenóme-
· Esta última crítica apunta al centro ele la distinción entre lo público nos humanos no es sólo una cue;tió� de interpretar las acciones de los
y lo privado, que constituye uno de los núcleos temáticos del trabajo agentes, sino de entender las maneras en que sus interpretaciones y
de José Casanova incluido en esta compilación. Los términos "públi- construcciones subjetivas de significado dan forma a sus acciones.
y "privado" no designan esferas societales claramente demarcadas:
culturales y rótulos retóricos. Son, sin embargo, tér- La riña de gallos de Bali, el clásico estudio geertziano, es una activi-
>�,...,,.. ,..--- ----· · ·----·- -·- - -·· - dad gobernada por reglas, una forma artística articulada y un encuen-

32 J. Casanova (1994).

53
· s.�lJza.do: algo similar a la práctica del box analizada por Wac- La idea de "juego profundo" también constituye un legado geertzia-
'.:':4hflña constituye un universo social específico a través del cual no fundamental. Si bien rechazaría la tendencia de reducir lo social a
'·áHsta cultural puede tener acceso al -símbólícamente estructura- un texto, Lote Wacquant acordaría con Geertz en que focalizar nues-
/}riundo balinés, al "punto de vista balinés". De manera similar a la tra atención en una performance cultural específica, y en lo que la
.,. �fariza de gatos analizada por Darnton, la riña de gallos nos propor- convierte en una experiencia intensa, "profunda" y absorbente, cons-
t(cfona un comentario metasocial acerca de la jerarquía social balínesa. tituyen preocupaciones sociológicas y antropológicas fundamentales.
:;t?id{{\;,·Las críticas a la obra de Geertz han sido múltiples -y muchas veces El intento por recuperar el "punto de vista del boxeador", a los efectos
{¿':;'.'{< devastadoras-. 33 Sin embargo, su influencia en la sociología -así como de romper con las visiones objetivistas que no ven en el boxeo más
,o:c·:,:c 'en otras disciplinas, como la crítica literaria, la historia y, obviamente, que sangre e irracionalidad, también hace sentir los ecos de Geertz en
· ·. }ff1intfPPOlogía- aún perdura. Siguiendo a Swidler,34 podemos señalar "Un arma sagrada".
( .�u?tro )reas conceptuales en las que el trabajo de Geertz plantea cues- Por último, otra de las preguntas que el trabajo de Geertz ha reín-
' tienes de central importancia para una sociología que se ocupe seria- troducido en la sociología es la que se interroga por_la medida en que .
mente de la cultura. En primer lugar, la obra de Geertz orienta nuestra la cultura _cc;,ps_tituye un "sistema", de tal manera que el estudio ctelos

i
atención hacia la interacciónentre el "ethos", las visiones del mundo y
0
'grados d� variación,.cohereñcia y homogeneidad de una cultura (una
la experiencia ritÜa[ºla riña de gallos ejemplifica, entre 0t�as cosas, preocupación que ya estaba en Parsons) cobró renovado ímpetu a par-
cóm� interactúan distintos órdenes de realidad y cómo algunos se tir de v�f.!iUS trabajos.
vuelven más "verdaderos" que otros para los participantes. La idea de Petek Bergér �pmparte con Geertz -y, por e�de, con Web�r- su fo-
la construcción social de la realidad, que informa una buena parte del calízacíón en la,cultura como un mundo omniabarcador, socialmente
abordaje geertziano, está en el centro de la preocupación de Calhoun construido, de significados compar.t!dos subjetiva e in.tersu?jeciva-
sobre la manera en que los estudiantes chinos "construyen" la realidad mente. Los trabajos de Berger también dan cuenta de cierta influen-
de la protesta y su identidad-individual, colectiva y pública- en ella. cia durkheimiana en el re.conocimiento del juego dialéctico entre el
Una segunda área en la que el pensamiento geerrziano aún conser- mundo individual y el mundo sociocultural: existe un momento de
va su utilidad es aquella que nos interroga acerca de la manera en que objetivación (los otros dos son de externalízación e internalización)
las socieqªdes p¡._:g�esan los desafíos de la modernidad. Si bien, co.mo
en el que el mundo de significados enfrenta a los agentes como una
�a Swidler, Geertz se basa en un abordaje weberiano de la facticidad fuera de ellos, como "algo allí afuera". Sin embargo, como
racio- Weber y Geertz, Berger insiste en la intencionalidad como un aspecto
nalización, ve a ésta como un proceso complejo, contradictorio y pa- central en la construcción de significados. Tanto Geertz como Berger
radójico. La tesis de la deprivatízación de la religión de José Casanova prestan muy poca atención a los recursos simbólicos diferenciados de
puede ser leída a la luz de esta relectura crítica del proceso de moder- acuerdo a clase, género, etnicidad, raza, así como a la relación entre
nización-racionalización.
poder y cultura.
Por otro lado, la tesis de la secularización presente en el trabajo de
Peter Berger constituye uno de los interlocutores fundamentales del
33 R. Keesing (1974); P. Shankman (1984); A. Swidler y R. Jepperson (1994).
34 trabajo de Casanova incluido aquí.
A. Swidler (1996).

55
'ir.;pr�ocupación por la construcción de significados también está simultáneo. Al mismo tiempo que su análisis es un magnífico ejemplo
rite,en el análisis de Gusfield sobre los símbolos y significados de de lo importante que es explorar las redes sociales en las que están in-
\Ly.facomida en el contexto de los movimientos por la comida
¡..
sertos los individuos para entender sus posibilidades prácticas, el artí-
JLde los siglos XIX y XX en los Estados Unidos. "Ingerimos formas culo seleccionado también incorpora la preocupación durkheimiana
")icas", asegura este autor, conduciéndonos por una dirección ya por las clasificaciones sociales. Como veremos a continuación, la
_jirida por algunos de los trabajos anteriormente mencionados: pen- preocupación por los sistemas clasificatorios también es de larga data
<1�r'fa comida, los gatos, los gallos no como simples objetos sino como en las ciencias sociales.
-:'-�'oinentarios que _gas�i�Et?_�n �':: -�����i_aJid2'd. En la
ateoción
· prestácla a la manera en que los repertorios culturales y los contextos Neodurkheimianos: clasificaciones culturales
de interpretación son movilizados en el trazado de límites simbólicos,
Su atención a la naturaleza colectiva de la existencia humana, a las
Gusfield se ubica claramente en la tradición weberiana aun cuando
cuestiones del orden moral de una sociedad, a la manera en que los ri-
algunos otros elementos sugieran también la influencia del pensa-
tuales dramatizan este orden moral y recargan los sentimientos colecti-
miento de Durkheim. 35
vos de una sociedad, y a la naturaleza de los sistemas clasificatorios per-
Finalmente, Peterson y Simkus ( 1992) resaltan otro potencial uso
miten ubicar a Mary Douglas dentro de la tradición neodurkheimiana.
del trabajo de Weber (y que Bourdieu supo poner en el centro de uno
Tanto M. Douglas como Victor Turner -otro destacado neodurk-
de sus trabajos centrales: La distincíón). El arte -y, particularmente en heimiano- se centran en los sistemas de clasificaciones como separa,
el caso de Peterson y Simkus, el gusto musical- constituye aún una ciones entre lo sacro y lo profano. Estas separaciones son, como diría
marca de distinciones de estatus. Distintos grupos ocupacionales po- Mauss, la base de distintos grados de solidaridad social, al mismo
seen distintos patrones de preferencias estéticas. Es más, el gusto mu- tiempo que están basadas en éstos. Los rituales son la mediación entre¡{·
sical actúa como una marca de estatus que ayuda a establecer y man-
las divisiones simbólicas y las solidaridades sociales. {
tener los límites entre los grupos.
Si bien Douglas reconoce la influencia de Durkheim, de M. Mauss
En su estudio de las bases organizativas necesarias para la construc- y de Lévi-Strauss, también se diferencia de ellos de manera significa-
ción de la distinción entre la cultura culta y la cultura popular, P. Di-
tiva. Douglas coincide con Durkheim en enfatizar la centralidad de
Maggío retoma esta última línea weberiana. DiMaggio ( en esta com- los rituales en la reproducción de las relaciones sociales. La limpieza,
pilación) acentúa la necesidad de analizar estatus y clase de
la puesta en su lugar de los objetos, implica una "lubricación ritual"
modo
que permea la existencia cotidiana. Sin embargo, se distingue del au-
tor francés en que ella no considera que la división entre solidaridad
), ·¡'r:l? Michael Walzer (1965) nos lleva en otra dirección weberiana. Él centra su aná-
orgánica y mecánica separe a las sociedades primitivas de las socieda-
·, ., °s'enJ!i relación entre ideas (ideas religiosas) y prácticas (prácticas políticas). El po-
. :fc:>rnador del puritanismo que Weber vio como influencia central en las ac- des modernas. Por el contrario, ambas formas de solidaridad atravie-
17
eseconémicas, es ahora aplicado a la política. El puritanismo creó, de acuerdo san a ambos tipos de sociedad. Además, Douglas pone en duda la con-
·:, "'er; ,!ln activismo critico que sostuvo y dio fuerza a la noción moderna de fianza durkheimiana en el conocimiento científico considerando a la
!',ara los puritanos ingleses, el oficio religioso fue un foro secular que sir·
ciencia como un aspecto de la legitimación del orden social.
ih1,1ncia de la autoridad política y económica establecida, un foro en el
,éiudiídanfa.
:,t�r_,:: .·
\!-'(·.1,··.

57
Contrariamente a Lévi-Strauss, Douglas afirma que: a) no todos durkheimiana al examinar los procesos de purificación y sacralización
los sistemas clasificatorios están compuestos por pares opuestos y b) del cuerpo de los boxeadores del ghetto.
i no existe sólo un significado de los sistemas simbólicos. De esta ma- En Ritual Process. Structure and Anti-Structure, Turner ofrece una
! nera, Douglas coincide con uno de los énfasis centrales de los estu- interpretación de los ritos de pasaje como algo central en nuestra
dios culturales británicos en la polisemia y la hibridación de los siste- comprensión de la relación entre sociedad y cultura, que también lle-
mas simbólicos. va la marca del pensamiento durkheimiano. Los ritos de pasaje son
La sociedad, de acuerdo con Douglas, implica un orden (reglas, lími- transiciones desde una posición estructurada hacia una posición no-
1 estructurada (períodos limínales), y la vuelta desde este último al pri-
tes, categorías, clasificaciones morales y cognitivas). No todo se ajusta a
1 este orden: lo que no se ajuste se convierte en raro, desviado, extraño, mero. La estructura y los procesos de una sociedad son ilustrados en
'l criminal. En Purity and Danger, Douglas analiza las concepciones de pu- estos ritos: dentro de la sociedad hay mundos fijos y flotantes. Existen
'.! constreñimientos y límites provistos por los códigos culturales pero
reza y suciedad relacionándolas con las clasificaciones simbólicas domi-
1 también existen tiempos y espacios que no pueden ser capturados en
nantes. Las concepciones de pureza y suciedad no están relacionadas
con condiciones materiales o higiénicas sino con el orden simbólico las redes clasificatorias cotidianas. En su esfuerzo por liberar al análisis
dominante. Como ella afirma, "nuestro comportamiento respecto de la cultural de la noción de estructura como la única dimensión posible,
polución es la reacción que condena a cualquier objeto o idea que pue- Turner asegura que tanto en los rituales como en las sociedades exis-
da confundir o contradecir nuestras queridas clasificaciones". Douglas ten áreas liminales en las que se forman comunidades de iguales. A
también ofrece algunas pistas para construir una sociología de la per- pesar de que Turner comparte con Geertz la idea de que "las formas
cepción como un aspecto central en nuestra comprensión de la cultura. culturales [como los rituales] pueden ser leídas como si fuese la cultu-
11 Las percepciones están relacionadas con los intereses, los cuales, a su ra que se piensa a sí misma en voz alta", este último (1983) critica a
U vez, están gobernados por patrones, por esquemas. Turner afirmando que, pese a que los rituales tengan similitudes for-
En "Emprendimiento cultural en el Boston del siglo XIX: la creación males (fases iniciales -separación de la vida cotidiana-, momento li-
de una base organizativa para la alta cultura en Norteamérica", Paul minal, reintegración en la vida cotidiana), ellos dicen cosas diferentes
OiMaggio demuestra cómo la separación entre alta cultura y cultura y tienen imp l1cacioñe�iferentes para la vida social.
popular fue lograda por la élite bajo la presión de la creciente urbani- Pese a q� Goffman 'n9 ha sido tradicionalmente señalado entre
zación y de la inmigración. Forzada a articular una nueva base de le- los autores inspiradores del giro cultural de la sociología contemporá-
gitimación para su poder y su prestigio, la élite "sacralizó" algunos nea y a que tampoco pueda ser ubicado -sin ambigüedad- dentro de
ppjetos culturales. Lo sacro y lo profano, en Durkheim; lo puro y lo la tradición durkheimiana, comparte con esta tradición, y con el re-
;;Jfui.>HF�· en Douglas; lo culto y lo popular, en OiMaggio: todas consti- novado énfasis culturalista, una valiosa atención hacia los límites
º\�D;flasificaciones culturales que son productos de procesos socia- simbólicos. El énfasis de sus análisis no está ubicado en las herramien-
. · p,_;�,tl,Jn arma sagrada", Wacquant retoma esta preocupación tas cognitivas sino en los procesos sociales -interactivos- que cons-
}h;}ü,,. truyen las identidades de los sujetos. Como enfatiza en Asilos, las dis-
. '�ki,crabajos de sociología de la cultura en los Estados Unidos también tancias y los límites que separan a los individuos no son puramente
. ,.,:;félliáiLawrence W. Levine (1988); J. Wolff y J. Seed (1988). físicos, ni siquiera en las instituciones totales. Los límites son
·'··.::�:�· .
repre-

59
, sentac_iones simbólicas que casi siempre toman la forma de estigma. La tradición micro-interacciona! (Mead y Blumer) y la tradición
'¡ En Asilos, Goffman señala que las categorías utilizadas por doctores y durkheimiana forman un delicado balance en la obra de Goffman
1
ti pacientes son: a) productos contingentes de la lucha por el poder y dando lugar a un abordaje interesante de la dinámica de la cultura co-
tidiana contemporánea. Sin embargo, la escasa atención prestada a
el
� control y b) determinadas por la estructura de la institución total. los determinantes estructurales que condicionan y dan forma a los ac-
Sin duda, la "brillante ambigüedad" de Goffman (Alexander, 1987) tores antes de entrar en ciertas interacciones hace que su perspectiva
es lo que hace de su obra una herramienta potencial problemática para -aun cuando fructífera- sea limitada.
nuestra preocupación actual por la cultura.
En su estudio de las interacciones cara-a-cara, Goffman (1959,
1967, 1971) centra su (y nuestra) atención en las reglas que gobiernan La doble vida social en Bourdieu: la cultura como práctica incorporada
las interacciones cotidianas. Reglas e interacciones: en esta pareja po-
En su visión sistemática del mundo social como una estructura
demos hallar el origen de la ambivalencia goffmaniana. La sociedad
de poder y privilegio basada en la clase, Bourdieu intenta siste-
está compuesta de individuos atomizados que interactúan, y en estas matizar el pensamiento weberiano en un modo cuasi-marxista
interacciones se constituyen a sí mismos como actores que presentan y subjetivizar el pensamiento marxista mediante la incorpora-
un "self' -una persona- a los efectos de definir la situación interactiva. ción de la preocupación durkheimiana respecto de las formas
Los actores aspiran a controlar a los otros mediante el control de la simbólicas y la preocupación weberiana por el poder simbóli-
ifñpresiórrsobre esos otros. Al efecto de crear impresiones, los actores cos y por los bienes simbólicos.
uttltzan ciertas técnicas extraídas del drama, ellos producen "vehículos
de signos" (referencias simbólicas). Utilizando "máscaras" para llevar a R. Brubaker
cabo su voluntad, los actores son vistos como estrategas maquiavélicos.
En esta línea del pensamiento goffmaniano, se nos presenta el linaje
dramatúrgico del interaccionismo simbólico de H. Blumer. La actual localización de la cultura en las prácticas incorporadas y/o
Al mismo tiempo, las interacciones viven otra vida, una vida en el institucionalizadas se debe en gran medida a los trabajos de Foucault y
orden colectivo: son actividades regladas; no son invenciones contin- Bourdieu. En la parte final de esta introducción me centraré en el tra-
gentes (como pensaba Blumer), sino performances que están cultural- bajo de este último a los efectos de situar los artículos de Wacquant,
mente ordenadas (como sostendría Durkheim). Las interacciones ca- Calhoun y OiMaggio.37 Durante los últimos años, la traducción de
ra-a-cara implican el uso de rostros (apariencias que un actor presenta
;\�\nlúblico). Contrariamente a lo que esperaríamos de su excesiva- 37 Si Bourdieu puede ser visto como el gran ínspirador de la concepción de cultura
�·' : t�Antencional relato acerca del comp rtamiehtQ de los actores,
como prácticas in-corporadas (de lo cual da clara cuenta Wacquant en "Un arma sa-
ventan estos rostros de la nada: os rostro�'constituyen grada"), Foucault es quien ha promovido la localización de la cultura en prácticas
un institucionalizadas. Al mismo tiempo, ambos autores han sido quienes más han inci-
'r�s�vo estandarizado, equipo que da cuenia de un conjunto dido en el creciente énfasis que la sociología norteamericana le está dando al vínculo
ífü,i,\!ntos culturales. Las interacciones son pelformances rí�
entre poder y cultura. Razones de espacio, la amplia difusión de l:l. obra de Foucault y
· ·. lti�ren de habilidades culturales para ser llevadas a
cabo

61
centros del debate cuando de análisis cultural se trata. La recepción de su pensamiento,
muchas de sus obras al inglés, junto a la edición de antologías y cornpi- sin embargo, ha sido por demás problemática.é''
ladones dedicadas a su trabajo, han convertido a Bourdieu en uno de los
El de Bourdieu es un abordaje sociológico eminentemente relacio- nal.
Sus conceptos centrales -habitus, campo, y capital- designan un conjunto que son el principio generativo de las prácticas. El habitus es un siste- ma
de relaciones sociales, políticas, económicas y culturales. El campo es un de disposiciones en el interior de los agentes que son: durables (porque
conjunto de relaciones históricas -y @bjedyas entre posi- duran lo que dura la vida de los agentes), transladables (por- que pueden
ci�nes "ancladas" en distintos tipos de capital.(Capital se refiere a "tra- generar prácticas en diferentes campos), estructuras es-
bajo acumulado (en su forma materializada o in-corporada, corporiza- da) tructuradas (porque son producto del proceso de inculcación de las
'\
que, cuando es apropiado de manera privada, esto es, exclusiva, por 1 estructuras objetivas), y estructuras estructurantes (porque generan
li
prácticas ajustadas a situaciones específicas). Las prácticas generadas
agentes o por un grupo de agentes, les permite apropiarse de la energía
por el habitus no son llevadas a cabo en un vacío social: ésta es la ra- zón
social en forma de trabajo reificado o viviente".39 Bourdieu
I
por la que la noción de campo es tan central como la de habitus, en tanto
distingue cuatro formas de capital: económico (poder basado en recur-
universo social específico de conflicto y competencia por distintas
sos monetarios), capital cultural-en su estado corporizado, en su esta- do
formas de capital. Habitus y campo funcionan en relación mutua
objetivado, o en su estado institucionalizado- (poder ejercitado por
permitiendo a Bourdieu trascender falsas -aunque perdura, bles-
recursos heredados o adquiridos centralmente de la familia o del siste- ma
antinomias: espontaneidad-constreñirníento, líbertad-necesí- dad,
educativo), capital social (recursos basados en las conexiones y la membrecía
a un grupo), y capital simbólico (la forma que adquieren los diferentes elección-obligacíón, individuo-estructura.
tipos de capital cuando son percibidos y reconocidos co- mo legítimos). Bourdieu ve las estructuras del mundo social como viviendo una doble
vida.i? Las estructuras existen en la objetividad del primer orden (distribución
Las posiciones ocupadas en un campo, la cantidad de capital que los
de recursos materiales y medios de apropiación de los bienes y valores
agentes poseen, viven en el habitus. El habitus se refiere a un con- junto
socialmente escasos) y en la objetividad del segundo ; orden (sistemas de
de esquemas de percepción, apreciación, evaluación y acción
clasificación, esquemas mentales y corporales que operan como patrones
simbólicos para las actividades prácticas).
Los esquemas mentales y corporales tienen una relación de corres,
influencia de Bourdieu en tres de los artículos seleccionados son los motivos esta
introducción no se ha ocupado de Foucault. Como bien lo de,
pondencia con las estructuras sociales. Las divisiones objetivas del
..Itltl�s;ran owioier (1995), Larnont y Wuthnow (1990), la preocupación foucaultiana mundo social y los principios de división que los agentes aplican a ellas
en que los sistemas clasificatorios estructuran la realidad { el vínculo tienen una relación homóloga, dando lugar a una relación dóxica con el
formas en que éstos se institucionalizan en prácticas, son dos te- mundo. Esta correspondencia es el sostén de la dominación so, cial. "Un
reconsioeracion sociológica de la cultura.
arma sagrada", de L. Wacquant, es un magnífico ejemplo de esta relación
de esta recepción se encuentra en L. Wacquant {1993).
dóxica producto de la correspondencia entre estructuras sociales y
mentales.
Bourdieu construye una teoría de las prácticas articulada con una teoría
de la sociedad. El principio de organización de la vida social es la lógica de
la distinción. Los límites que los agentes crean son simbó-

40
P. Bourdieu y L. Wacquanc (1992).

63
r s como productos de historias específicas. En este sentido, el capital
e cultural contribuye al proceso de dominación al legitimar diferencias
c culturales como "naturales". El análisis de Paul DiMaggio muestra cómo
o los procesos de legitimación cultural dependen, a su vez, de bases
n organizativas. Éstas están íntimamente relacionadas con las redes sociales en
licos y políticos porque "congelan un estado particular de la lucha so- cial, o las cuales los actores están ubi- cados y de su posición dentro de estas redes.
esto es, un estado dado de la distribución de las ventajas y obli- gaciones" c Varios autores clásicos, neoclásicos y posclásicos hacen sentir su
(lucha clasificatoria). Ciertas prácticas culturales son legiti- madas como i presencia en el pensamiento bourdiano. No me refiero con esto a una
superiores, el conjunto de competencias culturales y disposiciones d influencia directa, sino a una confluencia analítica de varías perspec- tivas
estéticas es tomado como talentos naturales disponibles a todos y no o
'1
diferentes posibles de ser reconstruidas post-factum en el trabajo del autor
francés.
Su foco en estructuras mentales diferenciadas por clase (habitus)
conformadas por las condiciones de existencia nos recuerda al Marx de La
Ideología Alemana. El pensamiento de Marx también hace sentir su
influencia en el énfasis bourdiano en la actividad práctica en la niente a la correspondencia entre las estructuras sociales y las estruc- turas
producción y reproducción de la vida social, en la noción del ser so- cial f' simbólicas, muestran una fuerte influencia de Durkheim y un paralelo con
determinando a la conciencia social, y en la relevancia de la vio- lencia M. Douglas. Lévi-Strauss y Gramsci (mucho más el pri- mero que el
simbólica como elemento central de la dominación social. segundo, con el cual Bourdieu entra en contacto tardía- mente) que
El acento puesto en La Distinción en la relación entre estilo de vida también se hacen presentes en la construcción de esta perspectiva teórica.
como marcas de distinción y las condiciones materiales de existencia Aun cuando su teoría de las prácticas está cons- truida en abierta polémica
-una relación entre estratificación por clase y estratificación por esta- tus- con Lévi-Strauss, Bourdíeu comparte con éste una perspectiva que percibe
nos recuerda decididamente al Weber de "Clases, status y parti- rm1twnrr1 y el orden simbólico dominante con- formado por oposiciones binarias
Sociedad. Su presencia también es clara en el trata- (vulgar-noble, etc.). Éste, en Bour- dieu, es un sistema simbólico que valoriza
Bourdieu le da al tema de la legitimidad en su teoría de la las experiencias y los atribu- tos de la clase dominante. Las categorías de
, ....,,i:,;,uuuv,w..a y a la relación entre poder político y económico. por la pensamiento y evaluación de los grupos dominantes son intemalizadas por las
génesis social de los esquemas de clases medias y ba- jas y utilizadas como estándares para apreciar el mundo (la
Clcll9ll..;JfJ.j>p,en�q)l.:LIUll Y acción Y la hipótesis preliminar concer- hegemonía y el sentido común en Gramsci).
Como veremos en tres artículos de esta compilación, las herra-
mientas provistas por el pensamiento bourdiano son susceptibles de distintas
y fructíferas utilizaciones. A OiMaggio le permiten develar las bases
sociales de la distinción entre la alta cultura y la cultura po- pular, y al
mismo tiempo examinar la estrecha relación entre estilos de vida y
formación de grupos sociales. A Wacquant y a Calhoun, las nociones de
habitus y de capital les permiten cuestionar por simplifi- cadores los
enfoques que ven -de manera ahistórica- la acción social como producto del
cálculo racional. Sin negar la racionalidad de las acciones, sus análisis ponen
en duda la efectividad del cálculo racio- nal y de la maximización de
intereses como principios generadores
de la acción. ·
Los tres autores siguen, de esta manera, uno de los axiomas bour- dianos
fundamentales: los conceptos teóricos, elaborados a propósito de
investigaciones empíricas, no están destinados al comentario exe- gético
sino a la comprensión mediante el uso. Este axioma fundamen- tal debería,
espero, servir de guía de lectura de los cinco artículos se- leccionados.

65
Conclusión
Benjamín, [essica (1988), The Bonds of Lave, Nueva York, Pantheon Books.
Berger, P. y Luckmann, T. (1966), The Social Construction of Reality, Garden
El giro cultural al que asiste la sociología norteamericana, del cual es-
City, Doubleday.
ta compilación procura dar cuenta, contiene una redefinición del Bourdieu, Pierre (1977), Outline of a Theory of Practice, Cambridge, Cam-
contenido de la cultura. En esta introducción procuré ubicar los cinco bridge University Press.
textos que componen esta edición dentro ele diversas tradiciones y --- ( 1984 ), Distinction, Cambridge, Harvard Uníversity Press.
preocupaciones sociológicas. Los cinco artículos dan cuenta de este --- (1986), "The Forms of Capital", en John Richardson (ed.),
giro cultural y del nuevo contenido de la noción de cultura: de estar Hand- book of Theory and Research for the Sociology of Education,
centrado en los valores y las creencias compartidas, el acento ha gira- Nueva York, Greenwood Press.
do hacia las prácticas socialmente organizadas, estén éstas incorpora- --- (1990), The Logic of Practice, California, Stanford University Press.
das o institucionalizadas. Al mismo tiempo, los cinco artículos nos --- (1990), In Other Words. Essays Towards a Reflexive Sociology, Cali-
fornia, Stanford University Press.
proveen de herramientas, de miradas, de prismas, con los cuales hacer
--- (1991), Language and Symbolic Power, Massachusetts, Harvard Uní-
sociología tomando seriamente a la cultura.
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