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se derivan de la naturaleza de las cosas. Las leyes son relaciones; existen ob-
jetivamente y por necesidad, "Gobiernan" la acción de todas ias cosas: de
MONTESQUIEU Dios sobre el mundo, de los cuerpos entre sí, etc. Esta legalidad universal
[1689-1755] es e! fondo contra ei cual debe verse la ley humana, Pero el término "ley" es
equívoco: en los estatutos humanos implica a un hacedor de la ley, una pro-
DAVID LOWENTHAL mulgación de la ley para aquellos que deben obedecerla y una coacción legal,
con la sanción concominante. Entonces, ¿"gobiernan" las leyes todas las cosas
del universo, e:<actamente como gobiernan a los seres humanos? La exposi-
CHARLES SECONDAT, BARON DE MONTESQUIEU, nació y murió en Francia. Sus ción clásica en el caso de la respuesta afirmativa ha sido la interpretación de
obras más famosas son LÍJS cartas persas (1721), las Consideraciones süfare la la ley de Santo Tomás de Aquino en la Swiiina Theologica. El estatuto humano
grandeza y decadencia de ¡os romanos (1734) y El espíritu de las leyes (1748). o derecho positivo se concebía por su conexión con la ley eterna, la ley natu-
ral y la ley revelada. La ley. como tal, era una ordenanza de la razón, esta-
blecida, promulgada e impuesta para el bien común por el gobernante de la
comunidad. Su origen último era el espíntu de Dios,
1. I>miODUCaON
La definición inicial de la ley por Montesquieu está en desacuerdo con la
La doctrina más madura de Montesquieu debe ser tomada fundamental- tradición tomista: primero, porque parece no dejar sitio a los milagros y, se-
mente de E/ espíritu de las leyes, como él mismo lo señala en su prefacio. Por gundo, por describir la universabdad de la necesidad absoluta, ciega, en lu-
consiguiente, sus otros escritos han de remitirse a éste. Empero, sus 31 li- gar de un gobierno racionalmente orientado hacia un bien. La ley humana,
bros parecen no tener un plan general ni coherencia, de io cual se ha inferido como razón humana aplicada al gobierno del hombre,i parece que está
que Montesquieu no era un filósofo sistemático y no tenía una enseñanza fuera de lugar en tal mundo. Pero es justamente la medid? en la que las
madura en sentido estricto. El prefacio, sin embargo, contiene una afirma- cuestiones humanas son gobernadas por causas mecánicas lo que Montes-
ción explícita de que la obra en su totalidad tiene un proyecto v se basa en quieu se propone demostrar. Abandonando tanto la teología divina como la
un principio largamente meditado. Así pues, el proyecto, y por tanto una natural y señalando también los límites de la acción humana intencionada,
doctrina sistemática, o bien no existe, o bien existe en forma que no es Montesquieu espera establecer una ciencia de las cuestiones humanas con-
evidente. Si se nos obliga a elegir, preferimos suponer que la clara referen- gruente con la física cartesiana y newtoniana. Es difícil decir con segundad
cia del autor a la existencia de un plan tiene más peso que el rechazo de su qué concepción de Dios consideraba compatible con esta concepción de la
existencia por cualquier lector. Montesquieu es categórico en su sugerencia ley y de la naturaleza.
de que el plan no es evidente a primera vista cuando habla de la necesi- Antes de que existieran leyes humanas existió el hombre. Para compren-
dad de buscarlo. El espíritu de las leyes es, en consecuencia, ima obra oscu- der la diversidad de las leyes humanas debemos visualizarlas como si sur-
ra. Una razón importante para disfrazar las concepciones lieterodoxas era la gieran de la naturaleza del hombre cuando actúa en unos medios particulares
posibilidad de sufrir represalias por parte de la Iglesia y del Estado. Pero naturales y sociales. La diversidad de los medios mismos puede explicar la
D' Alembert, en su Elogio de Montesquieu, esento poco tiempo después de la diversidad de las cuestiones humanas, y en realidad la historia de todas las
muerte de éste, explica más esta oscuridad. Según D'Alembert. Montes- naciones, siempre que conozcamos los principios generales que intervienen
quieu quería instruir tanto a sabios como a no sabios de una manera que V con tal que se tengan en cuenta los individuos excepcionales, la capacidad
ocultara a los no sabios las verdades importantes cuya enunciación directa política y el azar. La ciencia humana requiere de los estudios históricos, y
podría provocar danos innecesarios. El desorden y la oscuridad aparentes estos estudios forman ei nexo entre teoría v práctica. La práctica política, o
eran instrumentos para su propósito. El propio Montesquieu nos dice que el arte de gobernar, exige que cada sociedad sea concebida y tratada en su
sus principios pueden ser descubiertos reflexionando en los detalles; nues- peculiaridad, es decir, a la luz de su historia, C'ero los detalles históricos sólo
tra tarea es, por tanto, lograr una visión de la totalidad y sus principios a son inteligibles a la luz de causas generales, próximas y últimas, y por con-
través de las partes y los detalles. siguiente el auténtico conocimiento histórico precisa de la teoria o de la filo-
La filosofía presentada en el prólogo v en el Libro I tiene un doble propó- sofía,^ Esta es la manera en que se encuentran conectadas la ley en tanto
sito: comprender la diversidad de las leyes v las costumbres (leyes no escri- "legislación" y la ley en tanto "relaciones necesarias entre las cosas".
tas) humanas, y ayudar dondequiera al gobierno sabio. El primero es teó-
rico, el segundo práctico, y su relación surge del interior de! problema de la ' Véase la cita que aparece en ia p, 46a iiifra.
' Montesquieu, De inprit des lois, Gonzague Truc. ed. [2 vols., Paris. Collection des CUssi-
"ley" en sí. En su famosa formulación con la que comienza, Montesquieu
ques Camicr, sin fecha}. Prólogo,
¿Cómo eran los hombres antes de que hubiera leyes humanas, y por qué quieu surge como conclusión un relativismo total. Aunque no es subjetivis-
surgieron estas leyes? Al principio, los hombres eran apenas distinguibles mo. Montesquieu reconoce que un cierto conjunto de leyes puede ser de he-
de las bestias. Al carecer de lenguaje y de razón, se dejaban guiar por temo- cho, y no simplemente en el pensamiento de un sujeto, objetivamente mejor
res y deseos físicos instintivos para salvaguardar su integridad individual y o peor para un determinado pueblo. Sostiene, sin embargo, que existe una
después, a asociarse entre sí; sólo tiempo después podrían desear conscien- variedad irreductible de normas y de configuraciones políticas concretas.
temente permanecer en sociedad. Pero la sociedad engendra descontentos. Estas normas, dicho de manera sucinta, no pueden ser objeto de juicios res-
Los grupos mtentan hacerse privilegiados en la posesión de sus ventajas e, pecto a lo que es absolutamente mejor o políticamente peor. De ahí se segui-
incitados entonces por una conciencia de su propia fuerza, se dedican a lu- ría que el estudio de la historia es más importante para descubrir normas
char unos contra otros. Es de la guerra de donde surgen la ley, el derecho o específicas que el estudio de la filosofía. Empero, la historia, en tanto que es-
lo justo (druit). La ley surge como medio para suprimir la guerra, ya sea tudio de hechos y causas, no puede por sí misma conducirnos a norma al-
dentro de las sociedades o entre ellas. Dentro de las sociedades, las relacio- guna. ¿Cómo se derivan entonces las normas específicas válidas?
nes entre gobernantes y gobernados (la ley política) y de un ciudadano con £/ espiriti! de ¡as ¡ei/es es un análisis de las diversas cosas con que tienen
otro (ley civil) se establecen de este modo para unir a la comunidad desga- que ver las leyes. Estas cosas, examinadas una tras otra sin orden aparente,
rrada por la guerra. La idea del derecho, lo justo, lo obligatorio, se origina ocupan los libros II al XXV de la obra, mientras que en los libros XXVI y
con la idea de ley y no precede a ésta. El hombre no posee por naturaleza o XXIX vuelve a un nivel de generalidad semejante al del Libro I. Los libros
en el origen una conciencia o sentido del deber. XXVII, XXVIII, XXX y XXXI, sin embargo, parecen más bien anexos al cuer-
Esta explicación, derivada del segundo capítulo del Libro I, omite la alu- po principal de la obra que elementos intrínsecos a ella, sirviendo los tres
sión a las "anteriores relaciones de igualdad" atribuidas a los hombres en el últimos para arrojar luz sobre la constitución de la Francia moderna por
primer capíl^ilo. Estas relaciones o derechos que preceden a todo derecho medio del descubrimiento de sus orígenes históricos.
positivo tienen un carácter peculiar. Imponen una correspondencia mínima:
obedecer las leyes positivas, ser agradecido por los beneficios recibidos,
mantenerse supeditado al ser que ha creado al hombre y devolver el mal 2. LAS FORMAS DE COBIEEOJO
con el mismo mal. Su sencillez prácticamente garantiza que sean percibidos
por los hombres de cualquier lugar. Con todo, no se incluyen en la expo-
Montesquieu hace primero un examen de las estructuras políticas, es decir,
sición de la naturaleza del hombre y de su conducta primigenia en el capítu-
de los medios para reprimir el conflicto social. Todo gobierno tiene una na-
lo JI. Esto sugiere que entran en escena como resultado de necesidades so-
turaleza y ил principio a los cuales sus leyes deben remitirse. Conocemos su
ciales primitivas similares a las que engendran la ley. Sea como fuere, tales
naturaleza cuando sabemos quién gobierna y cómo lo hace; las pasiones
obligaciones resultan insuficientes para prescribir la plenitud de la justicia o
que lo mueven son su principio. Las principales clases de gobierno son la
del bien humano por el que deben guiarse las sociedades.
república (democrática o aristocrática), la monarquía y el despotismo. Sus
Si el hombre no comienza por conocer la justicia, tampoco tiene ningún asuntos internos y más tarde los asuntos exteriores constituyen el tema de
fin o perfección natural. Montesquieu niega de manera explícita que la na- los libros П al X.
turaleza requiera, o esté más de acuerdo con, alguna forma de gobierno par-
Antes de examinar los detalles, resultan pertinentes varias observaciones
ticular o conjunto de leyes: "La ley, en general, es la razón humana en la me-
generales. Tomemos en cuenta, antes que nada, que Montesquieu hace mu
dida en que gobierna a todas las personas de la tierra; y las leyes pohticas y
cho más que simplemente informar acerca de las diversas formas de go-
civiles de cada nación tienen que ser simplemente los casos particulares en
bierno según realmente han existido. Nos dice que su principal objetivo es
los que se aplica la razón humana."^
formar las leyes, instituciones y prácticas por las cuales cada forma se per-
Las leyes de cada nación tienen que estar relacionadas con su forma de fecciona. Esto, en sí mismo, puede ser congruente con el relativismo que él
gobierno, sus circunstancias físicas (por ejemplo: el clima, la geografía) y se propone adoptar. Pero también compara unas con otras las diversas for-
con las condiciones sociales (por ejemplo: libertad, costumbres, comercio, mas, con el propósito de indicar su mérito comparativo fundamental. ¿Es
religión). Y todas las relaciones que las leyes tienen o deben tener, conside- esto posible sin un criterio absoluto del bien y del mal políticos?
radas en su conjunto, constituyen su espíritu (esprit).
Comencemos con la república democrática. En una democracia adecua-
Con este pasaje ia pesquisa clásica sobre el mejor estado, el derecho natu- damente constituida, el pueblo soberano delega la autoridad para hacer lo
ral tomista y el derecho natural lockeano, son rechazados como guías para que él mismo no puede hacer Necesita ser guiado en asuntos exteriores y
la ordenación de la sociedad política. Del libro introductorio de Montes- en la preparación de la legislación por un consejo O senado, y sólo puede te-
ner confianza en él si él mismo lo elige. Necesita magistrados y es admirable
¡ Ibid.. l iii. (D. U trad.)
en el discernimiento del valor de los individuos para este propósito. La le- pobreza, su pequenez, su limitación de la intimidad, su sumisión a una de-
gislación misma, sin embargo, será obra directa del pueblo. voción pública ciega y la mutua vigilancia de sus ciudadanos impide un
La democracia no exige que todo ciudadano sea elegible para un cargo desarrollo más completo de los talentos humanos —especialmente en el
ptiblico, sino que todos parbcipen en la selección de funcionarios. Senado- área de la filosofía y de las bellas artes—, Democracia significa mediocridad
res V magistrados civiles de menor jerarquía deben elegirse por sorteo, no intelectual y artística.-^ Montesquieu reconoce una diferencia entre repúbli-
medíante el voto, entre voluntarios tomados entre los no necesitados: los cas productivas, comerciales, como Atenas, y repúblicas militares, como Es-
pobres no son elegibles. Los militares y los magistrados civiles superiores parta, La elección elemental de democracia parece ser algo entre las dos: la
deben ser elegidos por todos, una vez más, entre aquellos que poseen ri- ciudadanía debe estar constituida por agricultores que trabajen v que tam-
quezas. Por último, los miembros de los tribunales populares se eligen por bién combatan. Sin embargo, una democracia fundada en un espíritu co-
sorteo entre todos los voluntarios, pobres o ricos. Así pues, la democracia mercial como principio es posible en tanto sus leyes eviten que esta disposi-
no es simple gobierno de la mayoría, ni simple gobierno por sorteo. Es una ción económica sea destruida por la riqueza excesiva, Montesquieu, no
mezcla. En efecto, los pobres son obviamente menos privilegiados, y los ri- obstante, da la impresión de afirmar que la salud de una democracia comer-
cos mucho más, de lo que ios puros números revelarían, lo que se ve refor- cial es muy difícil de mantener. El brillo de la democracia de Péneles, a dife-
zado por la implicación de que los cargos públicos se dejen sin pago y sín rencia de la de Solón en Atenas, se basó en extremos de riqueza, corrupción
obligatoriedad la asistencia a las asambleas populares. La democracia nece- moral y libertad, es decir, en una decadencia y no en un bienestar político.
sita el conservadurismo así como ¡a independencia económica y el tiempo La república aristocrática es un régimen en el cual sólo una parte de! pue-
libre de! acaudalado, Pero también requiere mérito, en cuya obtención ayu- blo es soberano, como bien ,se ilustra en ¡a antigua república romana y en ln
da el uso de las técrucas de elección y examen de candidatos. Venecia moderna. La aristocracia depende de la desigualdad política y eco-
El principio de la democracia es la virtud. Donde todos participan en la nómica entre los nobles soberanos v el pueblo sin participación. Es poco
elaboración de las leyes que ellos mismos deben obedecer y en la elección común, aunque no imposible, que los nobles identiíiquen su propio interés
de sus propios gobernantes de entre ellos mismos, se necesita un muy alio con el interés del pueblo, acercándose más en este sentido a la virtud de la
grado de voluntad o dedicación públicas a! bien común. La virtud es, en democracia. Con todo, el principio más probable de la aristocracia es un es-
suma, patriotismo, amor a la república y las leyes y de él se derivan las vir- píritu de moderación en los nobles, que los contiene de buscar una superio-
tudes ciudadanas particulares de probidad, templanza, vaíor y ambición ridad desmesurada sobre los demás en su posición y con respecto al pueblo.
patriótica. Para conservar la virtud deben evitarse los extremos de pobreza Es difícil consolidar leyes e instituciones que conduzcan a este límite. En
y riqueza, estableciendo mínimos y máximos legales ala posesión de la pro- general, cuanto mayor es el número de los nobles, y menor y más pobre el
piedad. La virtud precisa una cuasi igualdad, y más que eso, un nivel gene- conjunto de aquellos que carecen de derechos políticos, más saludable es la
ral relativamente bajo de riqueza, de modo que se asegure la frugalidad y se aristocracia. La democracia puede ser considerada, por tanto, la mejora de
evite el lujo. Esta condición debe a la vez existir y ser apreciada. Otras for- la aristocracia. Se caracteriza por un interés y una disposición más generales
mas de mantener la virtud son un consejo de ancianos para censurar, elegi- por el bien común que la aristocracia. Sus miembros son, en promedio, más
dos de por vida para mantener ia pureza de las costumbres; fuerte auto- virtuosos, más libres y gozan de mayor segi.iridad. o, visto desde la perspec-
ridad paterna; leyes suntuarias; la acusación pública de las esposas infieles; tiva opuesta, menos humillados v explotados.
y, en general, la mutua vigilancia de todos en lo que concierne a conducta. Debemos notar que Montesquieu altera radicalmente los criterios v deno-
La democracia sólo puede subsistir en una ciudad-Estado pequeña, cuya minaciones que se emplean en la clasificación tradicional aristotélica de los
cohesión tan semejante a la de una familia engendra una continua preferen- regímenes. Aristóteles los clasificó en lérminos de los sustentadores de la
cia por el bien público por encima del privado. Sus asambleas no son repre- autoridad soberana v dei propósito de su gobierno, A ios buenos regímenes
sentativas. No es compatible con un clero independiente —es decir, con un los guía el bien común, a los malos el beneficio personal de los gobernantes.
Estado dentro del Estado— y probablemente sólo es compatible con la reli- De este modo se establece una distinción clara entre oligarquía y aristocra-
gión y la moral paganas. La Atenas de Solón. Esparta. Cartago, la última re- cia, siendo que en ambas ei gobierno es de unos cuantos, Montesquieu sólo
pública romana son aducidas para ilustrar la democracia. Ninguna repú- concibe dos (no cuatro) tipos de república, dependiendo de si gobierna todo
blica cristiana, ni tampoco en lo qi-e a esto concierne ninguna república no el pueblo o sólo una parte de él. Cada dpo alcanza un perfeccionamiento de
pagana o no antigua, es así denominada. determinada manera, y los casos reales de cualquiera de ellos tendrian una
La característica más atractiva de la democracia es ia grandeza moral de mayor o menor semejanza con esta perfección. Pero no resulta ya funda-
sus ciudadanos. La democracia asegura además a sus ciudadanos un alto mental, como si lo es en el caso de Maquiavelo, la distinción clara entre regí-
grado de libertad y seguridad bajo el amparo de la ley. Por otra parte, debe
establecer forzosamente límites tanto a su grandeza como a su libertad. Su - Ibid.. V, ii'iii.
mcnes con motivación virtuosa у regímenes con motivación mal intencio- A menos que la monarquía posea una estructura como ésta, no será un ré
nada. De este modo, Montesquieu emplea el termino "aristocracia" en el gimen estable. Montesquieu afirma que el mimdo antiguo no tenía una con
caso de regímenes que Aristóteles habría llamado "oligarquías". También cepción adecuada de la monarquía. Esta concepción surgió de la conquista
denomina "democracia" al tipo de régimen que Aristóteles probablemente germánica de Roma, y sus dos componentes principales eran una nobleza
habría llamado "constitución política", e incluso toma como casos de "de- privilegiada, hereditaria e independiente y un gobierno representativo. En
mocracia" regímenes que Aristóteles consideraba aristocracias n\ixtas (por la que más se acercaron los antiguos a ésta fue en ia monarquía de la época
ejemplo: Cartago). Poclría concluirse que la clasificación revisada de Mon- heroica descrita por Aristóteles, pero en ella el pueblo poseía un poder le
tesquieu tiene dos efectos: primero, pone en duda la conveniencia de clasi- gislativo directo y podía, en última instancia, despojar de sus poderes ai
ficar los regímenes de acuerdo con la bondad de los motivos de sus gober- rey. En lo que respecta a la clasificación de las monarquías, Montesquieu
nantes; segundo, eleva el mérito de los regímenes populares, o del elemento está explícitamente en desacuerdo con Aristóteles. Rechaza el principio clá
popular en regímenes mixtos, indicando con eUo que el bien común puede sico de clasificar los regímenes con base en las intenciones o en los vicios y
alcanzarse mejor por medio de una amplia participación popular en el go- virtudes de los gobernantes. No basta tener una buena monarquía para te
bierno. Podríamos sentirnos tentados a cuestionar esto por la exaltación que ner un buen monarca. El gobierno posee una naturaleza o constitución sólo
hace Montesquieu de las "instituciones singulares" de La República de Pla- si su estructura no depende de circunstancia tan poco fiable como las dotes
tón en el Libro IV, pero tal concesión no significa adoptar la preferencia morales naturales o aprendidas de un individuo importante. Con todo, Mon
clásica por la aristocracia. tesquieu admite también más adelante que el carácter moral de un monarca
es tan vital para la libertad de su pais como lo son sus leyes.
El gobierno republicano tiene como ámbito natura! el de una sociedad
pequeña, y la expansión en cuanto a tamaño, poder y riqueza de una repú- El principio de ia monarquía es ei honor, no la virtud. Montesquieu es su
blica conduce forzosamente al resquebrajamiento de su espíritu y sus insti- mamente severo en su crítica moral de las cortes y de los hombres principales
tuciones. Ésta es, antes que nada, la lección que Montesquieu extrae de su de las monarquías de cualquier parte del mundo. Hace alusión a su carácter
estudio de Roma, contrariamente a ia defensa de Maquiavelo del imperia- miserable y a su marrullería, que se difunde por todos los niveles de la so
lismo romano en los Discursos. Pero la pequenez requerida por las repúbli- ciedad. Sin embargo, lo más buscado —el honor, o superioridad de condi
cas plantea un fundamental problema de defensa. La solución a este proble- ción y personal— sirve como sustituto de los incentivos de la acdón virtuosa.
ma sobre fundamentos republicanos es la confederación, a partir de la cual La ambición de distinguirse, propia de todas las clases e individuos, provoca
diversas repúblicas se luien para formar un сиефо defensivo mas poderoso. conductas que redundan en el beneficio público a pesar de tener como pro
La república holandesa moderna y la antigua confederación iicia son ejem pósito sólo el bien privado o egoísta. Además, el código de honor estable
plos de esta disposición. Montesquieu consideraba al parecer la confedera ce límites no oficiales a la arbitrariedad tanto del rey como de los subditos.
ción como una asociación de sociedades, no directamente de individuos, y La búsqueda del honor que critica Montesquieu no puede identificarse
hace referencia a la posibilidad de disolución de la confederación en tanto sin más con la actividad que Aristóteles atribuía al hombre magnánimo o
las sociedades que la conforman se conservan. Aunque también expresa en liberal. El sistema de costumbres y tradiciones de la monarquía es honor
forma explícita predilección —como en el caso licio-— por una asociación vulgarizado, u honor que pretende ser reconocido por muchos, que depen
sumamente centralizada más que libre de lus Estados miembros. de tanto de! reconocimiento de los demás, que sucumbe, en lugar de resis
En la monarquía, gobierna una persona de acuerdo con leyes fijas y esta tir, a los vicios (por ejemplo; la galantería) que popularmente son considera
blecidas. Esto hace necesario que haya poderes intermedios entre el mo dos como signos de descaro. Por otro lado, Montesquieu parece menos
narca y el pueblo, de ahí la nobleza, la Iglesia y los concejos. Debe existir dispuesto que Aristóteles a aceptar a su vez la perspectiva mental de! hom
también un depositario O guardián de las leyes independiente, como los par- bre magnánimo, dado que tal perspectiva tiene como marco fundamental el
kmenti franceses. Juntas, estas fuerzas —en virtud de sus privilegios e inde amor propio, y fomenta la conducta menos a partir del amor al bien público
pendencia— pueden frenar las acciones tanto del monarca como del pueblo. que a partir del amor propio y ei deseo de más altos honores,"
Sin embargo, cuando el monarca combina en su persona el poder legislatívo Las leyes que favorecen el honor en las monarquías deben garantizar
V el poder ejecutivo (como en Francia), el gobierno se indina al despotismo. privilegios hereditarios a las personas y la propiedad de la nobleza. El lujo
Ел forma cauta aunque con toda claridad, Montesquieu da muestras de con ha de permitirse como medio de sustentar al pobre, y favorecerse el comer
siderar equilibrada una monarquía como aquella en la que algo parecido a cio por parte de los que no son nobles. La monarquía está más dispuesta de
los antiguos Estados Generales franceses comparte el poder legislativo con manera inherente a la guerra y la conquista de lo que lo está la república, y
el monarca.5 por su naturaleza precisa de un territorio más grande. Pero la expansión
7. CONCLUSIÓN
LECTURAS
\ . Montesquieu. Е/ cipirilu de tas leyes. Trólogo, libros I-V, XI, ХП, XK {11, 27).
B- Montesquieu. Eí espíriln ik las leyes. Libros XIV, XV. XVIII, XX, XXI. ХХГ/, XXVT.
, ¿lis Cartai Pería?
, Consideraciones sobre la grande:^ y decadencia de los romanos.
V- Ibhi.. Prólogo: I. ¡ii; X X \ 1 . i: XXIX. i.