Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
FACULTAD DE HUMANIDADES
PROFESORADO EN HISTORIA
PLAN 2010
Aludiendo a una postura de la ciencia biológica, se pueden diferenciar tres tipos de sexo:
el morfológico, definido por lo genitales, el genético por las manifestaciones fenotípicas
determinado por influencias endocrinas y el cromosómico. En este sentido el sexo alude a
una clasificación de seres vivos en machos y hembras de acuerdo a órganos
reproductivos y sus cromosomas. [ CITATION Ana01 \l 11274 ]
Sin embargo es necesario destacar que la dicotomía hombre/mujer resulta, más que una
realidad puramente biológica, una realidad simbólica y cultural. Esta concepción binaria
del género se refuerza por el hecho de que la mayoría de las sociedades estructuran su
pensamiento a partir de opuestos dicotómicos. Cuestionar las ideologías de género
binario implica entender que el sexo y el género son un conjunto de disposiciones por el
que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana
social y cultural.
Introducción
En este proyecto se pretende esbozar de manera breve la relación de “equilibrio” (móvil y
en conflicto) entre los géneros que existía antes de la conquista, basada
fundamentalmente en la complementariedad, lo cual no implicaba la inexistencia de una
desigualdad. Para esto se utilizará la noción de género como herramienta para el análisis,
para comprender las relaciones de poder entre los géneros, la posición que ocupaba la
mujer dentro de la sociedad andina en relación a los hombres, teniendo en cuenta
factores como la edad, la relación del parentesco, la división sexual del trabajo, la
religiosidad y los valores simbólicos.
Resulta necesario tener en cuenta que existen una serie de dificultades en torno a la
aplicación de este concepto, que tienen que ver con la utilización de categorías
occidentales para observar otros grupos culturales, diferentes en su modo de ver y
entender el mundo, además de aplicar significados que son particulares a nuestro mundo
occidental. [ CITATION Ana01 \l 11274 ]
Los estudios de género en los Andes surgen en 1980 en torno a las relaciones de poder
entre géneros buscando explicar la complementariedad o subordinación. La perspectiva
que sostiene que existe “complementariedad” de género afirma que las relaciones de
género no implican desigualdades sociales entre hombres y mujeres. El proceso de
conquista y colonización, a través de su impacto en las estructuras sociales, económicas
y fundamentalmente culturales, hizo que esta complementariedad se pierda. Según
quienes sostienen la subordinación de un género frente al otro en los Andes, afirman la
existencia de diversas manifestaciones de la desigualdad de la mujer con respecto al
hombre.
Silvia Rivera Cusicanqui en su libro las violencias re encubiertas nos demuestra cómo se
configuraron las relaciones entre hombres y mujeres en la sociedad andina, teniendo en
cuenta los lazos de complementariedad, como así también las asimetrías presentes en
estos vínculos. Por su parte, Carrasco y Gavilan refutan la hipótesis de que las relaciones
de género aymaras no acarrean desigualdades sociales, afirman que si bien existen
ciertas manifestaciones de vínculos complementarios, las relaciones sociales se conciben
en términos de posiciones diferenciadas, donde una de las partes posee mayor o menor
prestigio con respecto a la otra.
La posición del hombre y mujer se establece según un orden jerárquico basado en tres
relaciones fundamentales: 1 la relación de parentesco, 2 el momento del ciclo vital, 3 la
relación fraternal (el lugar que ocupa entre hermanos). Para definir el carácter de las
relaciones entre individuos, resulta necesario considerar el género y la edad, junto al rol
asignado en la familia y en la comunidad. [ CITATION Ana14 \l 11274 ]
Una de las manifestaciones de esta asimetría se refleja en que el ayllu tenía como
referencia común a un ancestro masculino. La mujer compartía el vértice en esta
estructura del parentesco en tanto era esposa del fundador del linaje, no por cuenta
propia. El matrimonio según Carrasco y Gavilán también se traduce en esta desigualdad
por el carácter patrilocal de la residencia matrimonial, es decir, se residía en la casa,
comunidad o unidad doméstica de los padres del esposo. [ CITATION Ana14 \l 11274 ]
A nivel estatal la principal esposa del Inka era a su vez su hermana por parte de padre y
madre, que al mismo tiempo formaba parte de su misma panaka y conformaba otra
diferente. Es otra expresión de las relaciones complementarias entre hombres y mujeres,
en este caso en los ámbitos del gobierno.
Resulta necesario tener en cuenta que los espacios étnicos andinos eran diversos,
durante el Tawantisuyu los territorios contaban con pisos ecológicos compartidos con
etnias sin la necesidad de un poder central, la importancia de los intercambios rituales y
simbólicos recíprocos desde entonces era fundamental.
Existe la posibilidad de que una deidad sea hombre y mujer al mismo tiempo, Carrasco y
Gavilan sostienen que la Pachamama es una mujer que contiene componentes femeninos
y masculinos a la vez, divinos y diabólicos. La madre tierra, está viva, tiene voluntad,
ánimo, se enoja y está feliz, mantiene a la gente, otorga bendiciones. Está asociada a la
fertilidad, se la recuerda en tiempos de siembra y cosecha, durante los meses de mayo y
agosto. Existe una analogía de la siembra como expresión de embarazar la tierra, la
semilla situada en el cuerpo femenino se encuentra cubierta y protegida. [ CITATION
Ana01 \l 11274 ]
Ana Maria Carrasco y Vivian Gavilan. (2001). Representaciones del Cuerpo, Sexo y
Género. Una Aproximación a las categorías Andinas de las Diferencias. Chile.