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1.El Bautismo.
Si no puede ser postergado hasta el fin de la emergencia sanitaria (por peligro de muerte u
otra causa justa y razonable a juicio del párroco), en la celebración tener en cuenta lo
siguiente: a. Asista el menor número posible de personas y mantengan la necesaria distancia.
b. Higienizarse cuidadosamente las manos antes y después de cada una de las unciones, en
especial si hay más de un bautizando. Otra alternativa es el uso de guantes descartables de
látex. c. En casos de particular urgencia, usar el rito abreviado en peligro de muerte.
2. La Eucaristía
Respecto de la celebración de la Eucaristía sin la participación física de fieles y ofrecida por los
diversos medios de comunicación ya se han dado indicaciones suficientes en otras
comunicaciones. Aliento a estar disponibles en las parroquias para dar la comunión fuera de la
misa – con los cuidados necesarios – a aquellos fieles que la pidan con ocasión de alguna salida
que le está permitida especialmente al personal sanitario, fuerzas de seguridad, etc.
3. La Penitencia
A. Forma ordinaria: Confesión individual (CIC c.960) Aliento a estar disponibles en las
parroquias para atender en confesión a aquellos fieles que lo pidan con ocasión de alguna
salida que le está permitida sea por compras o por ser persona habilitada a hacerlo (personal
sanitario, fuerzas de seguridad, etc). Cuidar de mantener la distancia necesaria (por ej.
poniendo una mesa entre confesor y penitente, el uso del confesionario con rejilla, evitar
ponerse uno frente al otro, etc) y evitar todo contacto al saludarse. El confesor podría incluso
usar barbijo.
Se trata de situaciones en las que no hay peligro de muerte (ya que en ese caso estaríamos en
el supuesto 1°) pero se dan al mismo tiempo dos condiciones: 1° imposibilidad de confesar
«como conviene» a todos dentro de «un tiempo razonable» porque son pocos sacerdotes y
muchos penitentes y 2° los penitentes se verían privados por un «notable tiempo», sin culpa
suya, de la gracia sacramental. En el contexto del Covid-19 como obispo diocesano autorizo a
usar esta forma extraordinaria sólo por el tiempo de esta emergencia en geriátricos donde hay
varios abuelos juntos que quisieran confesarse y donde no nos autorizan a atenderlos uno por
uno sino sólo a dar una bendición a todos juntos y por breve tiempo. - Si hay alguna otra
situación que podría encuadrarse en este supuesto, los sacerdotes deberán pedir permiso para
se pueda juzgar si corresponde esta forma. - Si alguien recurrió a esta forma (fuera del caso de
peligro de muerte)ante una situación imprevista que no pudo pedir permiso, debe informarme
cuanto antes para juzgar si esa situación lo amerita en orden a autorizarla o no para el futuro.
Nota aclaratoria: En cualquiera de los dos supuestos, en la medida que lo permitan las
circunstancias, antes de dar la absolución hay que invitar a los fieles a arrepentirse
interiormente de los pecados que no pueden manifestar en ese momento. Se debe recordarles
que deben confesar esos pecados en la próxima confesión que realicen según la forma
ordinaria. Para que la fórmula de la absolución sea oída por los penitentes presentes, en lo
posible y con las debidas precauciones, se podrá usar los medios de amplificación de la voz.
Catequizar a los fieles a través de los diversos medios disponibles (redes sociales, audios o
videos) sobre el recurso a la contrición perfecta cuando no se pueda acudir al confesor.
b. Tanto apenas llegado como antes de salir del lugar donde estos se hallen, higienizarse las
manos cuidadosamente. Si se visitan a más de un enfermo (por ej. hospital, hogar de
ancianos), higienizarse antes de pasar de uno a otro. Tener las cautelas necesarias acerca de la
distancia entre personas, excepto cuando los ritos lo exijan. Evitar ciertas formas de saludos
que impliquen cercanía. Puede también usarse barbijo y guantes descartables.
e. El viático – hasta el cese de la emergencia sanitaria – será llevado por el ministro ordenado y
no por un MEC. Evitar tocar la boca del enfermo y, en caso de hacerlo, higienizarse
adecuadamente.
Desde ya les agradezco todo lo que están haciendo para acompañar al rebaño que el Señor nos
ha confiado y no dejemos de honrar para que Dios se apiade de Su Pueblo. Fraternalmente en
Jesús Buen Pastor y en Nuestra Madre del Rosario
+ Juan Alberto Puiggari
1. Para más clarificaciones sobre este punto se puede recurrir al motu proprio Misericordia Dei
de Juan Pablo II (7/4/2002) y a la Nota de la Penitenciaría Apostólica del 20/3/2020.