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Don Ruggieri: “cuando vas a los rincones, porque te llaman de los rincones ¿no?...

ves
como es la calle y qué hay en la calle… Mirá yo tengo un cliente, un primer piso en el
centro… lo único que no te voy a decir la dirección… un tipo tiene un sauna, nada más que
en vez de minas tiene hombres, tipos, vagos… claro, van los tipos y pagan para que le
rompan el tortero… me dice el tipo, no, acá…. Los primeros cinco clientes son para la
cana… lo quise hacer pasar como gimnacio pero noo…. Te aprietan mas.” “Voy con el
taxi, yo tenía taxi, año 2006, miro, pensé que era una mina… miro bien y no, era un
travesti, viste, y me dice, hola papi, como eztazz, qué decizz, poca gente hoy, no?... ¿Qué
decíz, zalgo a laburar?... Y yo le digo: y, ya te bañaste, ya te cambiaste, te maquillaste, te
pintaste, te diría que ya está, salí… y ahí me dice, claro, viste, que tenía que poner
cincuenta pesos, de aquel momento, ¿No? Y: bueno. El guaso me hace llevarlo hasta Santa
Rosa y Cañada viste, más o menos, adonde está todo el loquerío. Parece que pasaba un cana
y le cobraba cincuenta mangos a cada uno. ¿Cómo se daban cuenta? Bueno, pasaba un
Siena, el único que había quedado en circulación en la zona, cuando cambiaron los autos en
el primer gobierno de De la Sota creo que era… y, bueno, ese levantaba la cuota. Por ahí te
llaman viste, de los rincones, entonces uno anda en los rincones... y así… una vuelta voy a
laburar que me llaman de un departamento donde trabajan mujeres… y está la tipa, la
madama, me dice queremos arreglar acá que pierde porque mañana vienen a hallanar…
¿aah?, le digo… oh, claro… qué te pensas…me dice, viste… qué te pensas… acá cada un
mes viene la yuta y las chicas ya se traen las galletitas el mate y nos llevan detenidas una,
dos noches… exactamente, es el arreglo, exacto, la cuota… hay de todo, acá los controles o
son… o sea, son… O: predecibles… o hay arreglo, viste, porque juego, que vos decís
¿Juego? Noo, cómo… y sí, se me cagaba de risa un tipo el otro día, le digo qué onda acá
loco siempre hay uno dos autos distintos, y sí me dice, ahí se juega clandestino, hay de lo
que querás… hasta rula dice que hay… tomá… claro, esa cara puse yo también…” “En el
taxi, impresionante lo que uno ve, lo que se conoce, vas y, hoy día eh, hoy, actualmente, en
las estaciones de servicio, te caen ahí con tres billetitos, yo al principio no entendía nada, y
es tres por uno, tres truchos por, claro, uno verdadero, y en el cambio se lo hacés pasar, a la
gente grande sobre todo, viste. O le cambiás el que te dio, le decís no, tío me está dando un
billete falso... y “pero cómo” y si, deme otro, o lo bajas… bajáte del auto viejo´e mierda
dejá, no me pagués nada, y le hiciste doscientos mangos al viejo, es así… Una vez un
guaso, mirá vo´, me sube y me dice, che, tío, no sabé donde puedo conseguir un papel… y
yo me hago el boludo, digo “a esta hora, maestro, imposible, raro una librería abierta”, y
me dice no, merca, un papel de merca, viste… que estuvo mucho tiempo afuera y recién
volvía y no sabía donde conseguir porque había perdido los, cómo es, los contactos, y le
digo, “no, ni idea… yo te llevo, vos me decis hasta dónde, y ahí hacé lo que querás,
comprá, vendé si querés, alquilá”, viste, yo no quiero tener nada que ver… Y me dice,
bueno, vamos hasta la calle Lola Mora, allá a San Vicente, donde dicen que están todas las
cocinas de la merca, la frula, viste, todo eso… Yo pensaba “nooo qué tengo que ir a hacer
yo allá aquellos andurriales, viste, esos rincones perdidos… y ahí, bueno, le digo “Yo te
llevo, vos me pagás, te bajás, yo dejo el auto en marcha, pero se mueve un gato y yo…
pero… mirá… ¡desaparezco!”… Sí, sí… Bué… y así es que vamos, y allá el tipo se baja y
yo luces prendidas, auto en marcha, el loco chamuyando bajito con dos tipos ahí, se acerca
y me dice, che, nos vamos hasta acá la esquina, vos seguime despacito porque no podemos
hacer el trámite ahí… yo digo, qué audacia el vago irse con estos dos, sólo, uno era negro,
alto, una cara de mono, un lémur parecía el negro, viste… todo oscuro, en la esquina un
flaco agarrado de una rama de un árbol, como cansado, y se acerca uno y me dice Che,
Cabeza, acá no pasa nada, quédate tranquilo, no te va a pasar absolutamente nada, ¿Te
puedo pedir que apagues las luces y el motor? Oh, la pucha, viste digo yo, “¿Y si apago las
luces nomás?” Bueno, hicieron todo, el tipo, el pasajero, se sube y cuando vamos saliendo
se vuelve uno de los vagos, se acerca al auto y me dice, cabeza, mirá, vos acá traé gente
nomás, eh, podés confiar tranquilo está todo bien, podés dejar guita arriba del auto, bajate
a tomar un café, aca no pasa nada, nadie te la toca, nadie te toca un pelo” “Y ¿la Cueva
del Oso? Qué se yo, yo iba mucho de chico, cuando nos hacíamos la chupina íbamos a
boludear al Parque Sarmiento, y ahí nos cagábamos de risa, porque encontrábamos forros
adentro y eso… claro, sí… yo pienso que es algo natural o algo de los indios que había,
acá… porque acá parece que había tres tribus una en lo que es el parque sarmiento, otra
sobre el río y otra más para el centro, originariamente, digamos, y bué, los del Sarmiento
parece que trabajaban, cazaban, cultivaban, viste, hacían agricultura, pero los de esta otra
zona dice que eran vagos y que vivían de lo que le choreaban a los otros de allá que
trabajaban… lo mismo de ahora, o sea, vos ves, y pensás, y los que antes vivían en las
tolderías ahora viven en las villas, le sacas al indio el caballo y le ponés una moto y te
queda un negro de ahora tal cuál… una vez iba llevando un tipo, y había un guaso en la
calle que oteaba hacia los autos que tenía a su izquierda, sería, y me dice el tipo, mirá,
mirá… cráneo cuadrado, tórax estrecho, vientre prominente, un metro ochenta, nariz
aguileña con punta hacia abajo, es tal cual un aborigen de acá… y claro, el tipo me dice,
soy abogado, y fui mucho tiempo profesor de historia y geografía, y me explicó todo esto
que te decía… y también me decía, yo le digo: “estos tipos trapitos, los naranjitas, pensar
que hacen como mil mango la noche”, justo había uno ahí limpiando el vidrio, y el tipo
negaba con la cabeza y se mordía el labio y me dice sí, claro pero hacen mil y te puedo
asegurar que se gastan mil doscientos en merca”…Y claro… pero seguro…

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