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Más allá de teorizaciones el dato incuestionable es que la llamada .«maldita


Los nuevos Leviatanes
trinidad » (Banco Mundial , Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial
del Comercio) manda mucho y de mala manera, por mucho que se quieran valorar Teoría de los sujetos colectivos
positivamente sus intervenciones para un buen orden económico internacional.
Se debe reconocer el protagonismo y la hegemonía de los sujetos colectivos en el
orden interno e internacional. Son entidades que no sólo mandan mucho, sino que
t ienen escasa legitimidad y casi nu lo contro l jurídico. Como provocación retórica, Nicolás López Calera
no alejada de la realidad, se les llama aquí Leviatanes, porque son como bestias
f eroces e insaciables y con poderes legibus soluti. Estamos en manos de sujetos
~elect i vos que no tienen rostro, si no siglas. Antes se sabía quién era y dónde vivía
el rey absoluto o el dictador. El tiran icidio era posi ble. Ahora t odo es más difuso.
Sus portavoces pasan, pero ellos permanecen. Bush pasará, pero permanecerá el
Pentágono o la OPEP. Hay problemas especialmente graves cuando se trata de
sujetos colectivos no reconocidos por un orden jurídico nacional o internacional.
Las naciones sin Estado son quizás el caso más grave.

A la teoría jurídica y politica debe interesar cómo los sujetos colectivos se


constituyen, se ordenan y sobre todo se legitiman. Gran parte de los problemas
de justicia, igualdad y libertad que se dan hoy a todos los niveles (local, estatal
e internacional) están relacionados con los poderes que hoy tienen determinados
sujetos colectivos. No hay aquí una teoría colectivista ni en su versión de derechas
(comunitarista) ni en su versión de izquierdas (comunista). No hay tampoco aquí
una simpatía irracional por lo colectivo. Pero se mantiene la firme convicción
argumentada de que o se reflexiona sobre los sujet os colectivos como factores
decisivos y determinantes de la vida pública y privada, o mal van a ir las cosas
para la human idad, bien por los daños que pueden producir por ca usa de sus
poderes descontrolados e ilegítimos, o bien por los beneficios que pueden dejar
de producirse por su injusta valorac ión.

·..

• t~ e Marcial
4» 4» 8 Marcial Pons
Pons • J. .1
LOS NUEVOS LEVIATANES
TEORÍA DE LOS SUJETOS COLECTIVOS
NICOLÁS LÓPEZ CALERA
Universidad de Granada

LOS NUEVOS
LEVIATANES
TEORÍA DE LOS SUJETOS
COLECTIVOS

Marcial Pons
MADRID 1 BARCELONA 1 BUENOS AIRES
2007
A Maguy) objetiva y subjetivamente

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del


«Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total
o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la
reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella
mediante alquiler o préstamo públicos.

© Nicolás López Calera


© MARCIAL PONS
EDICIONES JURÍDICAS Y SOCIALES, S.A.
San Sotera, 6-28037 MADRID
Telf.: 91 304 33 03
ISBN: 978-84-9768-484-2
o
Depósito legal: M-46080-2007
Diseño de la cubierta: n estudio gráfico
Fotocomposición: MEDIANIL COMPOSICIÓN, S. L.
Impresión: ELECE, INDUSTRIA GRÁFICA
Polígono El Nogal- c/Río Tiétar, 24
28110 Algete (Madrid)

MADRID, 2007
Avisos:

NI COMUNISTA NI COMUNITARISTA

No soy un colectivista ni en su versión de derechas (un co-


munitarista) ni en su versión de izquierdas (comunista). No tengo nin-
guna convicción dogmática sobre el sentido y el valor de lo colectivo
en la vida humana. Lo colectivo lo miro con el mismo descreimiento
con el que miro lo individual. Sin embargo, ya he escrito dos libros que
pueden parecer demasiado creyentes o convencidos del papel de lo co-
lectivo en la configuración y ordenación de las relaciones humanas.
En el primero, que titulé Yo) el Estado. Bases para una teoría sus-
tancializadora (no sustancialista) del Estado 1, manifestaba mi convic-
ción sobre la conveniencia de un protagonismo del Estado, como
ente colectivo, para la consecución de una sociedad más libre e igua-
litaria (para todos los individuos), aunque no estaba por la labor de
convertirme en «estatalista» incondicional. Por eso consideraba de-
cisivo el mantenimiento de una dialéctica viva entre la individuali-
dad y la socialidad del ser humano, y entre la sociedad (como ex-
presión más espontánea de la socialidad humana) y el Estado. En
todo caso debo recordar que mantenía una teoría sustancializadora
del Estado, en el sentido de que daba un papel importante al Esta-
do, apostaba por un Estado democrático e intervencionista, como
instancia «sustancial» (no accidental o accesoria) para que los indi-
viduos puedan vivir en una sociedad más justa. N o estaba a favor de
falsos amores por los individuos, que es lo que ha hecho histórica-
mente el Estado mínimo de inspiración liberal.
En el segundo libro, que titulé ¿Hay derechos colectivos? Indivi-
dualidad y socialidad en la teoría de los derechol-, intentaba argu-
1
N. LóPEZ CALERA, Yo, el Estado. Bases para una teoría sustancializadora (no
sustancialista) del Estado, Madrid, Ed. Trotta, 1992.
2
N. LóPEZ CALERA, ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y socialidad en la
teoría de los derechos, Barcelona, Ed. Ariel, 2000.
NI COMUNISTA NI COMUNITARISTA 11
10 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

mentar que hay derechos colectivos porque hay sujetos colectivos y · ma fuerza cuando se habla de las multinacionales, del Banco
mlS 1 .
que en el reconocimiento y protección de esos derechos colectivos Mundial, del Fondo Monetario Internac.ional, que son entes co e~tl-
estaban en juego importantes derechos individuales. Quizás una de s que mandan y ordenan nuestras sociedades al margen de los m-
vo d' .
las críticas más fuertes que se hizo a esta tesis fue que propiamente dividuos concretos a los que leen serv1r.
los sujetos colectivos no existen. La tesis de que los sujetos colectivos no existen sirve para ~acer
Lo dicho en estas publicaciones expresa dos convicciones per- frente a las naciones que pretenden desequilibrar una de~ermmada
sonales que se vuelven a reflejar en las reflexiones que siguen. La situación política, pero tambié? p~ra pasar c<:m~ de puntilla~ sobre
primera convicción es el reconocimiento del protagonismo y la he- las multinacionales y las orgamzac10nes econom1ca~ mternac10nales
gemonía que tienen hoy, en el orden interno e internacional, los su- e dorninan hoy el mundo. Con otras palabras, s1 mantenemos la
jetos colectivos en sus distintas formas de institucionalización, fren- ~~is de la no existencia cortamos la hierba debajo de los pies/ d~ los
te a lo que pueden hacer o decidir los individuos como tales. La nacionalismos, pero al mismo tiempo a esos poderes economicos
segunda convicción, que si se quiere se puede denominar como más transnacionales los dejamos camuflados para que no se descubran
metafísica, se refiere a que lo colectivo constituye una dimensión sus maldades.
inevitable, necesaria y positiva de la estructura de todo individuo. En este libro trato de demostrar que los sujetos colectivos exis-
Ahora en Los nuevos Leviatanes trato de reflexionar sobre la que ten, aunque haya que debatir mucho so~re qué es .un sujet. o, . qu~
quizás es la cuestión más filosófica que se pudiera plantear a propó- puede entenderse por existencia de u.r: sujet.o colectiv?/ y que senti-
sito del vigente y creciente protagonismo de los sujetos colectivos do 0 consecuencias puede tener esa existenCia en relac10n con el de-
(con sus poderes y sus derechos), como es la cuestión del mismo recho y la política.
concepto de sujeto colectivo. Algunos se deshacen de los peligros, Que lo colectivo tenga tan exaltado protagonismo, ~anta hege-
riesgos, miedos e, incluso paradójicamente, de los amores con el ar- monía en la vid·a de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que
gumento de que no existen o de que son puros artificios. Mi buen estemos más gobernados por sujetos colectivos q.ue propiam.ente
amigo y colega, Francisco LAPORTA, escribía a propósito del con- por sujetos individuales, que seamos más lo que quieren esos suj~tos
cepto de nación, que la nación «no tiene huesos, no tiene realidad», colectivos que lo que nosotros queremos ser desde nuestra propia Y
que no es otra cosa que una serie de movimientos emocionales que estricta individualidad, son fenómenos incuestionables, cuyos as-
quieren terminar siendo «una enti/icación de comportamientos co- pectos negativos son precisam.ente los q~e me han movido a refle-
lectivos hasta tomarlos en un "ser" que vive y actúa: Francia, Espa- xionar sobre el concepto de sujeto colectivo. Y uno de esos aspectos
ña, Cataluña, Alemania y, ahora, Andalucía»3• También hace poco negativos es, entre otros, que ese protagonismo y esa h~g~monía de
Jesús MOSTERÍN declaraba, a propósito de su libro La naturaleza hu- los sujetos colectivos no han sido ni son objeto de la. ~uficlente aten-
mana (Madrid, Espasa, 2006), que los valores colectivos se reducen ción de la teoría jurídica y política. Tal falta de atenc10n es una de las
a meras resultantes de los valores de cada individuo, que las colecti- causas de que esos sujetos actúen con gran descont:ol,. c~m escasa le-
vidades son descerebradas y, por tanto, no pueden tener libertad, ni gitimación y con enorme daño J?ar~ la vida de l?s md1v1duos que es
lengua, ni religión y que las naciones no existen y lo que los na- en definitiva lo que debe constltmr el valor mas relevante de cual-
cionalistas piensan que existe es una realidad metafísica. quier orden social.
De este tipo de afirmaciones está llena la literatura que trata de Esta necesidad de reflexionar sobre los sujetos colectivos se justi-
las naciones y los pueblos, como conceptos fundamentales del dere- fica especialmente, si se tiene en cuenta que muchos gra??-es males de
cho y de la política. Los miedos que engendran hoy los nacionalis- la historia contemporánea han sido causados por colectlVldades Yque
mos, especialmente en nuestro país, justifican ese rechazo. Sin em- gran parte de los problemas de la sociedad contempo.ránea, a todos
bargo, esta preocupación conceptual no se hace presente con la sus niveles (local, nacional e internacional) están relac10nados ~on la
existencia y con los poderes de sujetos colectivos. . (f:stados, _?aClones,
3
F J. LAPORTA, «La realidad nacional», en El País, 14 de mayo de 2006.
ejércitos, partidos políticos, iglesias, grupos economicos etcetera).
12 NICOLÁSLÓPEZCALERA

Sin embargo, no todo es negativo. Ese protagonismo de lo co-


lectivo tiene también un aspecto positivo. Y ese aspecto positivo
consiste en que la vida de los individuos se ve enriquecida y más pro-
fundamente planificada desde una integración no alienante en lo co-
lectivo. Las grandes gestas de la historia contemporánea han sido
más el fruto de esfuerzos colectivos que de acciones aisladas de in-
dividuos. En suma, por maldades y por sus bondades deben ser es- Capítulo primero
tudiados.
LOS PODEROSOS DE NUESTRO TIEMPO:
Declaro solemnemente que no tengo ninguna simpatía irracio-
nal por los entes colectivos, pues a fin de cuentas, como a todos, lo LOS SUJETOS COLECTIVOS
que me interesa es lo que le pasa, para bien o para mal, a sujetos in-
dividuales concretos, como a Pedro o a María. No sé si llevo o no
llevo razón con los argumentos que vengo exponiendo en los últi-
mos años sobre los sujetos colectivos. Seguramente no tengo razón, Hay que hablar de los sujetos colectivos. El mun?o ~stá d~~i­
pero sí tengo razones, que comparten muchos sectores sociales y nado principalmente por sujetos colectivos. La expenenCla pohtlca
también parte de las ciencias sociales en particular, para afirmar que y económica muestra la hegemonía crecie~te de .entidades qu~ no
una gran parte de los problemas de justicia, de igualdad y de liber- son individuos. Aunque no se les pueda ni ver m tocar, los sujetos
tad a todos los niveles (local, estatal e internacional) están relaciona- colectivos son reales como la vida misma. Los poderosos del mundo
dos con los poderes que hoy tienen los sujetos colectivos. son en la actualidad los Estados, las instituciones internacionales y
las entidades financieras internacionales. Cuando se quiere saber
Concluyo diciendo que no trato de transferir, en lo que escribí y por dónde va el mundo hay que mirar a los Estados ynidos, a la
en lo que escribo ahora, una desmesurada, injusta y tal vez irreal fe
ONU, a la Unión Europea, a la. OTAN, al Banco Mund~al, ~Fondo
en lo colectivo, pero sí digo con toda claridad y rotundidad, insisto, Monetario Internacional, a la OPEP, a las grandes multmac10nales y
que o se reflexiona sobre los sujetos colectivos como factor decisivo entidades financieras, a los medios de comunicación transnaciona-
y determinante de la ordenación de la vida pública y privada, o mal les, etc. Y hay que observar y valQrar esas entidades colectivas como
van a ir las cosas para la humanidad, bien por los daños que pueden
tales y no sólo por lo que dicen ocasionalmer:te sus representantes o
producir por causa de sus poderes ilegitimados o bien por los bene-
portavoces que suelen ~ambiar con frecuencia, que VIenen y se. van,
ficios que pueden dejar de producirse por su injusta valoración.
mientras que esas entidades colectivas permanecen. Estos entes co-
lectivos tienen su propia vida, su propia lógica que está ~ás allá ~e
los sujetos individuales que las representan. Se puede decir ademas
Granada, julio de 2007 que son más importantes que los sujetos individuales no sólo J?orque
tienen más poder, sino también porque perduran más en el. tiempo.
Los sujetos individuales pasan más rápidamente que los sujetos. co-
lectivos. George Bush pasará, morirá, pero su Pentágono seguirá ha-
cia delante, aunque no para siempre, por unos caminos u otros. Su
protagonismo es evidente. Los individuos so? casi nada frente a
ellos, son como marionetas en manos de esos gigantes que los llevan
de acá para allá. Nosotros, los individuos concretos con cuerpo y
sensibilidad, nos vemos perdidos en las turbulentas aguas de una
historia cuyos protagonistas son fundamentalmente esos entes co-
lectivos.
LOS PODEROSOS DE NUESTRO TIEMPO ... 15
14 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

Así pues, la importancia de los llamados sujetos colectivos no es ten, aunque sea a su manera o de otra manera, entre ot;as cosas p~r­
inicialmente teórica (qué son propiamente, qué clases de entidades que tampoco se puede decir que haya un ~oncepto umvoco ~e exls-
son), sino sobre todo es práctica. Aunque se pueda cuestionar e in- tencia. De los sujetos colectivos, de los 1mpenos, de. los remos se
cluso negar su comprensión ontológica, es un dato de la experiencia puede decir que nacen, viven y mueren como nacen, v1ven y ~ueren
social, política y jurídica que los protagonistas de las grandes deci- los emperadores y reyes, los individuos concretos que los d1ngen o
siones que afectan a grandes masas de población no son individuos, representan. Incluso l?s s.uj.etos colectivo~ pueden -como d~c~a an-
sino sujetos colectivos. tes- sobrevivir a los md1v1duos que los mtegran o que los d1ngen.
Estas tesis tienen siempre la antítesis que afirma que los que Más aun, se puede decir que en alguna medida los entes colecti-
realmente mandan en el mundo son, en última instancia, unos suje- vos tienen su empireidad y su sensibilidad, de las que dan prue?a
tos reales de carne y hueso. Esta antítesis tiene su lógica, porque sin sus símbolos y sus liturgias. El símbolo de la ba~?era: cuando se ~1_:;a
duda y en principio los sujetos «realmente» existentes son los suje- 0
se quema una bandera se está pisando o h1nendo a una nac1on
tos individuales (George, Hugo y Ángela), es decir, sujetos que se (ente colectivo). Y los individuos concretos se pel~an porque el ho-
pueden ver y tocar. En principio poco hay que decir contra la tesis nor de su patria ha sido mancillado cua~do han pls.ad~ ~u ba?dera.
de que los individuos juegan un papel relevante en política, de que y tienen sus liturgias. Esas liturgias trasc1enden las md1v1duahdades
los hechos políticos son productos de decisiones concretas que to- que las materializan y adquieren sentido por su referencia a un ente
man determinados individuos. Sería absurdo desconocer el enorme que no se ve. Cuando unos diputados introducen una papeleta en
poder que tienen determinados individuos como tales (Putin o una urna, el resultado es la expresión de la voluntad de una nación,
Bush). Su personalidad, sus pensamientos, sus pasiones determinan de un ente colectivo. Un Congreso de Diputados, sede de la sobera-
de alguna manera las colectividades que representan. Es una evi- nía popular, es el que aprueba una ley.
dencia incontrovertible. Las entidades colectivas son, pues, algo más que alguna clase de
Junto a la convicción de que los individuos de carne y hueso son asamblea de sujetos individuales. Por ejemplo, en mi opinión, un
los que realmente mandan, existe la extendida opinión de que los grupo de individuos que asisten a un concierto, unos individ~os que
sujetos colectivos sólo se pueden entender como creaciones, como están unos junto a otros para oír una sinfonía no son un sujeto co-
artificios, como ficciones que los individuos, los entes realmente lectivo. Un sujeto colectivo es algo más que un agregado o una yux-
existentes, construyen para su beneficio, pero no son nada más. Las taposición de individuos. El Estado norteamericano .es algo m~s q~e
colectividades sólo tienen sentido como instrumentos al servicio del un conjunto de ciudadanos que viven en un determmado terntono.
individuo, pero nunca pueden ser entendidas como entidades valio- Lo que hace el Estado norteamericano no es sólo el efecto de unos
sas en sí mismas y valoradas como superiores al individuo. Un indi- individuos concretos que los representan y que se llaman George o
vidualismo realista afirma, con razón, que la existencia e incluso la Condollezza, porque sus actuaciones individuales como hombres y
sobrevivencia de los sujetos colectivos no pueden darse sin los suje- mujeres de Estado tienen unas dimensiones y unos efectos que están
tos individuales. Es evidente que no puede haber sujetos colectivos más allá de lo que esos individuos como tales y solos podrían hacer.
sin sujetos individuales. Pedro, Juan y María son, sin duda y en prin- El sujeto colectivo como tal trasciende a los materiales que lo cons-
cipio, los sujetos realmente existentes. Los sujetos individuales tie- tituyen, esto es, a los propios individuos. Y el hecho es que si enfer-
nen a su favor su «empireidad», esto es, que se pueden ver y tocar. ma o muere George o Condollezza el Estado americano sigue ade-
Los sujetos individuales son los «tangibles». Tienen además «comu- lante. Incluso cuando ellos actúan o deciden siempre hay un plus
nicabilidad», dicen palabras. Tienen «sensibilidad», esto es, ellos engendrado y no controlado por sus voluntades individuales y que
son los que realmente sufren y gozan, los que lloran y ríen. No hay proviene de unas estructuras propias de las entidades colectivas (so-
mejor demostración de algo como existente que la risa o el llanto. ciales, políticas, jurídicas y económicas) que sin duda los ?eterminan
como sujetos individuales y también los superan. Las accwnes de los
Ese individualismo realista lleva razón, pero no toda la razón.
sujetos colectivos de alguna manera se «despersonalizan», esto es,
Sus conclusiones son parciales o excesivamente simples. Por ejem-
no se corresponden estrictamente con las acciones de las personas
plo, una tesis fundamental para mí es que los sujetos colectivos exis-
16 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

(individuales) que los representan o que actúan en su nombre. Las


acciones de los sujetos colectivos no son sólo el efecto de una acción
personal, sino son también un «efecto colectivo» efecto de una en-
tidad que ya no se puede reducir al individuo ;oncreto que la re-
presenta. La guerra contra Irak no es una acción de Bush. Lo es,
pero es algo más. Es una guerra de EEUU. Por esto también las
«responsabilidades» de un Estado no se identifican con las estrictas Capítulo segundo
responsabilidades personales de George o de Condolezza.
LOS NUEVOS LEVIATANES
Por otra parte, es cierto que la corporeidad, la sensibilidad la
com~nicabilida~, propi~s de los sujetos individuales, no se pueden
predicar en sentido estncto de un sujeto colectivo, por ejemplo, del
Fondo Monet~rio Internacional, pero en alguna manera sí, porque
un ente colectivo, en cierto sentido, también puede ser tocado (in- Como decía, el motivo que ha movido inicialmente este trabajo
cluso se sabe donde está ubicada su sede), habla, da comunicados, ha sido la convicción de que el (des)orden y el gobierno del mundo
sufre cuando sufre crisis económicas o cuando se violan sus normas. de hoy están fundamentalmente en manos de sujetos colectivos. Y
Evi~entemer:te los Estados, los Imperios, las Iglesias, las institucio- uno de los grandes problemas que plantean estos sujetos es que tie-
nes mternac10nales, las multinacionales no lloran ni ríen como los nen un enorme poder exento de controles y están poco o nada do-
individuos,. pero también sufren y mueren, pero sobre todo pueden tados de una razonable legitimidad democrática.
ser desgraciadamente crueles, pueden hacer daño, pueden hacer llo- Estos sujetos colectivos con grandes poderes incontrolados po-
rar a ~os .~dividuos. La vida de los sujetos colectivos no es, pues, una drían denominarse los nuevos Leviatanes que gobiernan el mundo.
ensonac10n. Y los llamo nuevos Leviatanes como una pura provocación retórica
De lo dicho se deduciría que resulta conveniente y necesario me- que retoma la vieja tradición bíblica sobre una bestia marina llama-
ter~e .en cuesti~nes teóricas. Podrá parecer exagerado, pero muchas da Leviatán a que se refiere en varias ocasiones el Antiguo Testa-
practicas relaciOnadas con esta clase de sujetos dependen también mento. El Leviatán es feroz e insaciable, un demonio acuático que
de su. . c~nceptuaciór:. Muchos de los problemas sociales, políticos y intenta devorar a las personas e incluso los barcos.
economicos que estan planteados hoy derivan, entre otras razones, El significado de Leviatán se hace coincidir casi siempre con la
de la falta de una teoría rigurosa sobre su concepto o conceptuación. idea de un poder absoluto, destructor y devorador de seres huma-
La ~inámica y los conflictos de nuestro tiempo exigen a la teoría nos. Esta idea de poder absoluto estaba, como se sabe, en el Levia-
considerar el problema de qué son los sujetos colectivos, si son enti- tán de Thomas HOBBES. El Leviatán de HOBBES nace para evitar el
dades reales o son meras construcciones o artificios convenientes a estado de naturaleza, el bellum omnium contra omnes y justifica pre-
1~ vida pública, a la vida política y a la vida jurídica, así como refle- cisamente ese poder absoluto del soberano por la necesidad de po-
xionar sobre graves cuestiones relativas a su legitimación y su con- ner fin a esa guerra, establecer la paz y asegurar la sobrevivencia. Sin
t~ol, aunque ?e?e reconocerse que cuando pasamos de la experien- embargo, el Leviatán de HOBBES tenía una pretensión de legitimidad
Cia y de la practica al campo de la teoría o de la teorización las cosas que le venía del pacto establecido entre los individuos por medio del
se complican enormemente. ' ejercicio de sus «derechos naturales», de sus libertades. El Leviatán
hobbesiano, aunque se definiera como un poder absoluto, tenía al
menos como objetivo poner orden, a instancia de los mismos indivi-
duos, en una situación de anarquía y de caos para la sobrevivencia
de todos.
La similitud inicial de los Leviatanes de nuestro tiempo con el
Leviatán de HOBBES es que son también algo artificial, son una crea-
18 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS NUEVOS LEVIATANES 19

ción humana, si bien, a diferencia del hobbesiano, los Leviatanes to de apropiación y de acumulación, etc.) que les facilitan convertir-
contemporáneos, dominadores del orden mundial, no suelen nacer, se en soberanos absolutos.
sobre todo los más malignos, de ningún pacto originario entre igua- En definitiva, son Leviatanes simplemente por estos dos moti-
les, sino que nacen de individuos o de minorías de individuos que vos: porque son soberanos absolutos e incontrolados (legibus solu-
quieren dominar el mundo sin que nadie les haya legitimado para tus) de la vida, del destino y de las libertades de los individuos, y
mandar tanto, como tampoco, porque ni siquiera se lo proponen, porque han sabido utilizar determinados factores que integran la na-
buscan imponer un orden que se pudiera calificar de justo. A dife- turaleza humana (egoísmo, tendencias insaciables al tener-más y al
rencia del Leviatán de HOBBES, los nuevos Leviatanes no tienen poder-más) para hacer posible su misma existencia. Sea, pues, per-
como fin aquella salus populi, el bienestar justo de la totalidad social, mitida esta licencia de nominar a esos poderes mundiales sin rostro
como pretendía el hobbesiano, sino la «salud» de sectores sociales y humano con este apelativo de «nuevos Leviatanes» porque son
económicos minoritarios. Han agravado los males del mundo. Son monstruos (no marinos, pero monstruos) con poderes inmiseri-
los responsables del desorden internacional existente, del estado sal-
cordes.
vaje en que vive la sociedad internacional de nuestro tiempo.
Muchos de los sujetos colectivos dominadores de nuestro mun-
do sólo tienen también en común con el Leviatán hobbesiano esa
cualidad negativa que históricamente se le ha atribuido a éste, que
es detentar un poder absoluto e incontrolado. Muchas empresas
multinacionales, muchas entidades financieras, muchos Estados,
muchas organizaciones internacionales se asemejan al Leviatán hob-
besiano en esto: en que gobiernan el mundo de hoy con un poder
absoluto e incontrolado (legibus solutus), o en que su voluntad es la
ley (auctoritas) non veritas /acit legem).
Además del poder absoluto e incontrolado, hay otro punto de
especial similitud. Los nuevos Leviatanes responden, como en HoB-
BES, a una cierta concepción mecanicista del ser humano. HOBBES
veía el egoísmo y la autoconservación como las fuerzas o leyes natu-
rales que llevan a los hombres a la guerra y al mismo tiempo a la bús-
queda de la paz. Los nuevos Leviatanes se apoyan también en una
concepción mecanicista de las relaciones humanas, porque parten
de la enorme fuerza del egoísmo humano y se alimentan particular-
mente de la ambición de tener. La propiedad privada sin límites ra-
zonables, porque así se responde más efectivamente a la ambición
de tener, y la lex mercatoria como ley natural de la dinámica históri-
ca que nadie puede interrumpir, son como un nuevo derecho natu-
ral del mundo económico, el más determinante de todos los mun-
dos. La especificidad de esta concepción mecanicista-mercantilista
es que ese egoísmo está determinado necesariamente por unas leyes
del mercado, como pueden ser las leyes de la competencia, de la ren-
tabilidad y de la acumulación, de las que resulta difícil desmarcarse.
No nac~n porque sí, sino porque responden casi mecánicamente a
leyes constantes (naturaleza) de los seres humanos (egoísmo, instin-
Capítulo tercero

LOS PRIMITIVOS LEVIATANES:


LOS ESTADOS
::1
"'
"'
"'
"1
111
111

"1
"1 Durante el siglo XX de manera destacada ha sido el Estado el su-
"1

111
jeto colectivo por excelencia, el dueño de los grandes poderes, una
¡¡¡ entidad subsistente en sí. Ningún gobernante individualizado po-
dría repetir hoy con sentido la famosa confesión de Luis XIV de «El
"1
"' Estado soy yo». Desde esta perspectiva incluso el Estado ha dejado
"' de ser una propiedad privada según la concepción absolutista del
"'
"'
"' poder estatal y ha pasado a convertirse en un ente colectivo que está
"1
111
más allá de las voluntades coyunturales de unos individuos con-
"1
cretas.
Ahora bien, lo grave es que el Estado se ha hecho en los últimos
tiempos más Leviatán que nunca, sobre todo las grandes potencias,
algunas de las cuales se han convertido en auténticos poderes impe-
riales. La crisis del Estado social y democrático, de aquel Estado in-
tervencionista y de bienestar social que tantas injusticias sociales re-
medió, ha hecho reaparecer la cara más siniestra del Estado. Juan
Carlos MONEDERO refiere esa crisis y dice de manera contundente y
brillante. «El esfuerzo por hacer del Leviatán un Estado de derecho,
un Estado social y un Estado democrático perdió su voluntad en al-
gún momento de los setenta» 1• El Éstado ha debilitado su mano iz-
quierda, su mano femenina (Pierre BoURDIEU) y abandona a las
fuerzas del mercado la tarea de cuidar, alimentar, enseñar y confor-
tar, y refuerza su mano derecha, la mano masculina, la que guerrea,
amenaza, encarcela, juzga y castiga2• MONEDERO añade: «El cansan-

}. C. MONEDERO, «Reglobalización o barbarie», en J. C. MONEDERO (ed.), Can-


1

sancio del Leviatán. Problemas políticos en la mundialización, Madrid, Ed. Trotta,


2003, p. 16.
2
Ibid. p. 17.
22 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS PRIMITIVOS LEVIATANES: LOS ESTADOS 23
~io del Leviat~n que presentamos no es sino la ruptura de esa paz que mente sus políticas. Los presidentes pasan, pero los Estados (sujetos
mstaura la existencia exitosa (aunque históricamente violenta) de los colectivos) permanecen.
Estados nacionales, y que en siglos posteriores se extendería a otros
ámbitos de lo social en forma de derechos de ciudadanía»3• El Banco Mundial, en su Informe sobre el Desarrollo Mundial
· de 1997, incluía un dossier dedicado a «El Estado en un mundo en
. Sea más o menos Leviatán, el Estado como sujeto colectivo sigue transformación», donde se confirmaba el protagonismo del Estado
siendo un decisivo agente del orden y el desorden existente a nivel como sujeto colectivo, aunque al mismo tiempo se precisaban sus
~terna~ional. Los males mundiales proceden, sobre todo en los úl- funciones de acuerdo con los enormes cambios de todo tipo que se
timos tiempos, fundamentalmente de los desórdenes e injusticias están dando en el mundo. La óptica del informe era obviamente la
que causan algunos Estados. Los ciudadanos del mundo estamos en propia de un organismo que, en última instancia, es un valedor del
manos de tres o cuatro grandes Estados. Por ejemplo, hay un Esta- orden económico capitalista de nuestro tiempo. Por eso no son de
do que ejerce como providencia de todos los pueblos del mundo. extrañar las instrucciones que plantea sobre el papel que puede y
MONEDERO afirma con razón que la nueva estrategia norteamerica- debe desarrollar el Estado hoy.
na está vinculada al «principio de legitimación imperial»4• Por ello
Se sabe que el Banco Mundial estaba y está preocupado sobre
creo, contradiciendo el título de la obra que edita MONEDERO, que
el papel que el Estado puede y debe jugar en las actuales circuns-
sería más realista hablar del renacimiento del Leviatán que de su
tancias. Está convencido de la conveniencia del protagonismo del
cansancio. Un único Estado, legibus solutus, se ha convertido en Le-
Estado tanto en el interior de las sociedades políticas como en las
viatán universal. Ha roto, a nivel internacional, la venerable idea de
relaciones de los pueblos. Nada sucede sin el Estado. Este informe
ROUSSEAU de la ley como voluntad general, ha derruido uno de los
afirmaba rotundamente que un «Estado eficaz es imprescindible»,
principios más purificadores del Estado moderno, aquél de MON-
«es fundamental para el proceso de desarrollo económico y so-
TESQUIEU sobre la división de poderes y se ha convertido casi en un
cial». El Banco Mundial, seguramente mirando hacia el tercer
Estado universal que carece de legitimidad por no responder a nin-
mundo, se plantea con especial preocupación «el problema de la
guna voluntad gener~l-universal. Lo más grave sea quizás que unifi-
eficacia del Estado en el ámbito mundial». Afirma que el proceso
ca los tres poderes. El decide qué es bueno o malo, él decide quién
de reformas no puede limitarse a reducir o diluir la función del Es-
ha hecho algo bueno o malo y él decide las sanciones para el que ha
hecho algo malo. tado, sino que ha de exigir un mejor funcionamiento del Estado.
«Aumentar la capacidad del Estado mediante una revitalización de
C:omo ya he indicado líneas más arriba, su importancia, como las instituciones públicas» es un elemento fundamental de las es-
también sus peligros, estriba precisamente en que a veces se hace trategias recomendadas por el Banco Mundial. De todas maneras
como un ente en sí y para sí que sobrevive a los individuos que tem- sus preocupaciones por el Estado están fundamentalmente dirigí-
poralmente ocupan sus estructuras. Así en principio las maldades das hacia los países en desarrollo, en los que abunda la corrupción
del Estado se atribuyen a aquellos individuos que los representan. y el Estado no proporciona ni siquiera los bienes públicos funda-
George Bush y Fidel Castro son considerados, en cuanto individuos mentales (propiedad, salud, educación). Sin embargo, la lógica de
que físicamente personifican y representan al Estado americano y al este organismo no puede ir muy lejos. Por ello criticaba al Estado
Estado cubano, los inmediatos responsables de las maldades políti- intervencionista que actuó con éxito tras la segunda guerra m un-
cas de esos Estados. Sin duda los dirigentes estatales tienen una alta dial. Sus críticas venían avaladas, en su opinión, por una economía
r~sponsabilidad en relación con lo que hacen sus Estados, pero si un globalizada que ha obligado en gran medida al Estado a abando-
dia ~llos desaparecen sus Estados seguirán adelante (por supuesto nar su papel intervencionista y a reducirse a regular las relaciones
no siempre o necesariamente) y seguramente no cambiarán radical- socio-económicas internas.
En todo caso lo que quería destacar es que los Estados, prota-
3
gonistas del orden mundial, son una importante prueba de cómo el
Ibid. p. 19. poder está en manos de entes colectivos. Y los individuos, aun vi-
4
Ibid. p. 28.
viendo en Estados democráticos, se ven como devorados por lama-

UNIVERSiOAO bE ANTIOQUIA
24 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS PRIMITIVOS LEVIATANES: LOS ESTADOS 25

quinaria sin rostro del Estado e impotentes para controlar su desti- gobiernos como socios tácitos»7• Estas fuerzas transnacionales, cons-
no y condicionar efectivamente al Estado. tituidas en grandes corporaciones, y empresas multinacionales, son
quizás los Leviatanes más peligrosos del momento.
Aho~a bie?, se debe re~onocer que en los últimos tiempos el Es-
tado, cas1 el ~los sobre la tierra de que hablaba HEGEL, ha dejado de Llevan razón David HE~D y Anthony MACGREW, cuando afir-
ser el gran sujeto por antonomasia. Han surgido nuevos Leviatanes. man que el cambio económico global no se ha traducido necesaria-
El Estado .no tiene a .veces poderes para ordenar o dirigir determina- mente en una disminución del poder del Estado, sino en un cambio
das re!~cwnes soc1ale~ que se dan en su territorio y en su de las condiciones de su ejercicio8• Los Estados siguen siendo entes
poblac10n y que por razon de sus contenidos desbordan las fronteras colectivos de los que depende en gran medida el destino del mundo,
estatal~s para convertirse en relaciones globales, cuyo centro de re- el destino de miles de millones de individuos que integran la socie-
f~rencla. para su ordenación ya no es un Estado, que suele ser na- dad internacional. Pero dentro de un mundo caracterizado por un
Cional, smo otros entes colectivos con poderes y funciones mundiales expansivo proceso de globalización, han aparecido otros sujetos co-
o glob~es, poderes que son mucho más difusos en su representación lectivos a veces con más poderes y, desde luego, con menos legitimi-
Y funciOnes que los Estados. La crisis de este gran sujeto colectivo dad que el Estado. Al lado de los Estados están los productos de los
quiere decir, con otras palabras, que los grandes poderes se trasladan, Estados, los llamados «sujetos derivados», aquellos sujetos colecti-
cada vez con más frecuencia, más allá del Estado, concretamente a vos que derivan de los pactos entre los Estados, esto es, las organi-
entes colectivos transnacionales, internacionales, generalmente de zaciones internacionales. Las organizaciones internacionales, aun-
natural~za econórr:ica, ~ue no tienen unas estructuras y un orden que tienen evidentemente su destino en manos de los Estados que
normativo de funciOnamiento que garantice su legitimidad. las constituyen, tienen en alguna medida vida propia, una cierta di-
námica que se resiste a la intervención directa y constante de los Es-
Richard FALK se ha referido a los efectos de una «globalización tados. Indudablemente son protagonistas importantes de nuestra
de.J?reda~ora» que actúa sobre la capacidad del Estado para contri- historia. Ordenan y dirigen importantes sectores de la vida política,
bmr al bienestar humano5• La debilidad del Estado ha dado pie a económica y cultural a nivel global. Las preocupaciones que sobre la
que grandes grupos económicos transnacionales se hagan más po- legitimidad de los sujetos colectivos poderosos, como las multina-
derosos que los Estados. Según FALK, los vectores políticos del neo- cionales, he expresado anteriormente se puede trasladar también a
liberalismo (privatización, recortes del Estado de bienestar re- estas organizaciones internacionales. Aunque tienen una legitimidad
ducció~ del gasto público, flujos más libres del capital, etc.)' han originaria relativamente plausible, en cuanto nacen de los Estados,
produCido efectos acumulativos adversos sobre el bienestar huma- sin embargo sus competencias y funciones desbordan a veces a los
no. «La "globalización depredadora" ha erosionado, si no roto por Estados que las constituyen y afectan al destino de terceros (in divi-
c?mpleto, el contrato social previo forjado entre el Estado y la so- duos o Estados).
c~edad a lo largo del último siglo». No es probable que «el Estado pu-
diera recuperar su autonomía respecto a la economía mundial»6 si Sin embargo, en mi opinión, el Estado va a seguir siendo un
bien se muestra partidario de recuperar el protagonismo del Est¡do protagonista del orden internacional. Los males de la sociedad in-
en una llamada «globalización desde arriba». El Estado social como ternacional no deben atribuirse sólo a las multinacionales. Junto a
aquél de lo~ países escandinavos en la década de los ochenta, 'puede los gigantes económicos que son las multinacionales y los poderes fi- ·
Y. debe realizar proyectos sociales que mejoren las condiciones de nancieros internacionales, están casi siempre los Estados, aunque
v1d.a de grandes masas de población. Pero esta «globalización desde también podrían decirse lo contrario: tras los Estados están los gran-
arnba» no debe identificarse con aquella otra que se promueve por des poderes económicos nacionales o internacionales. Hay un juego
las fuerzas transnacionales del mercado que «se encuentran fuera dialéctico o de determinaciones mutuas y no hay claramente un su-
del alcance de la autoridad territorial y han incorporado a muchos
7
Ibid., p. 191.
8
~ R. .FALK, La globalización depredadora, Madrid, Ed. Siglo XXI, 2002. D. HELD y A. MACGREW, Globalización y antiglobalización, Barcelona, Ed.
Ibzd., pp. 2-3. Paidós, 2003, p. 144.
26 NICOLÁSLÓPEZCALERA

jeto hegemónico. Los Estados controlan sólo en alguna medida esos


monstruos económicos y en otras ocasiones se valen de ellos para es-
tablecer unas determinadas políticas que nada tienen que ver con un
orden social más justo o simplemente sirven a medio plazo a benefi-
ciar a esos Leviatanes económicos. Como también los poderes eco-
nómicos manipulan los Estados. Crean industrias armamentistas y
luego inducen a los Estado a hacer las guerras.· «Las industrias ar- Capítulo cuarto
mamentistas me sirven a mí y yo sirvo a las industrias armamentis-
tas», aunque en muchos casos los Estados son impotentes para con- MULTINACIONALES Y GLOBALIZACIÓN
trolar esas grandes entidades económicas y financieras. Los Estados
son sujetos colectivos de naturaleza política, que muchas veces, se-
gún una vieja tesis marxista, funcionan como superestructuras de
poderes económicos transnacionales. La importancia de los sujetos colectivos no puede entenderse
En suma, los Estados son los primitivos o primeros Leviatanes fuera del contexto de lo que hoy es y significa el fenómeno de la glo-
de nuestro tiempo, a los que han seguido las organizaciones que balización. Que los poderes que gobiernan el mundo sean los pode-
ellos mismos han creado o los entes económicos transnacionales que res de entes colectivos es un hecho social que está hoy decisivamen-
ellos promueven, tutelan y sirven. Si bien muchos Estados tienen te. determinado por la globalización económica y política. Hoy los
una alta dosis de legitimación en cuanto son Estados democráticos, grandes poderes son colectivos. Hoy la llamada aldea global tiene
en muchas ocasiones actúan con un poder legisbus solutus. miles de millones de kilómetros cuadrados y de habitantes. Hay una
aldea global porque no hay fronteras. La aldea global permite y de-
manda la existencia de agencias de poder que ya no son un indivi-
duo como sucedía en las antiguas monarquías. Antes el poderoso, el
individuo poderoso, mandaba sobre un territorio y unos individuos,
a los que alcanzaba a tocar con su mano y, obviamente, con su espa-
da. Hoy hay poderes mundiales. Son firmas o marcas, invisibles e in-
tocables, que no viven en palacios. No son como el rey absoluto o el
dictador militar. A un dictador se le puede asesinar. Una empresa no
puede ser asesinada. Las relaciones de poder hoy, aunque igual de
dolorosas para muchos individuos que en otros tiempos, son más di-
fusas. El poder te ve, pero tú no puedes tocarlo.
Hoy se habla del fenómeno llamado de la «desterritorialización»
;lel poder, porque los poderes de los entes colectivos son difíciles de
localizar (la «deslocalización» es un concepto muy vinculado a la
globalización) y se presentan como entidades difusas y al mismo
tiempo terriblemente eficaces. «El espacio político y el control sobre
el poder ya no se identifica con un territorio político delimitado. Las
formas de organización política ahora implican una desterritoriali-
zación y reterritorialización complejas de la autoridad política» 1•

1
D. HELD y A. MAcGREW, Globalización y antiglobalización, op. cit., p. 143.
28 NICOLÁS LÓPEZ CALERA MULTINACIONALES Y GLOBALIZACIÓN 29

Sin duda el fenómeno de la globalización ha promovido el po- tescas, mayores incluso que muchos Estados que dominan la pro-
der de los entes colectivos. Las relaciones económicas, que tienen ducción, el comercio y las finanzas mundiales.
hoy unas dimensiones globales, transnacionales, supraestatales, no
Son los nuevos amos del mundo. Entre las personas que más in-
son susceptibles de ser administradas por un individuo. Las relacio-
fluyen en el mundo, afirma Ignacio RAMONET, ya no se encuentran
nes económicas más importantes que condicionan decisivamente el
los políticos. Ni siquiera los jefes de gobierno. Hoy manda una nue-
destino del mundo ya no son relaciones personales. Prácticamente
ve especie: los señores del dinero. Ellos, los señores del dinero, ac-
hace mucho tiempo que se acabaron los mercadillos en las plazas de
túan a sus anchas en el ciberespacio de las geofinanzas, un nuevo te-
los pueblos, ni existe el tendero de la esquina. Sin duda existen el
rritorio del cual depende la suerte de una buena parte del mundo.
mercadillo y el tendero, pero son elementos insignificantes en un
Sin contrato social. Sin sanciones. Sin ley. Para su mayor provecho2•
mundo cuyo destino en general, y no solamente económico, está go-
RAMONET ve todavía a los poderosos como individuos con nombres
bernado más allá de las fronteras estatales, está en las manos de su-
y apellidos. Los grandes sujetos colectivos económicos están dirigi-
jetos colectivos (grandes entidades económicas y financieras inter-
dos y representados por sujetos individuales, por individuos con
nacionales). Compramos, contratamos, pagamos servicios, pero casi
nombres y apellidos, cuyo poder también es enorme. Muchas de las
siempre la otra parte es una empresa, no un empresario individual,
grandes empresas transnacionales, empresas que dominan el mun-
sino un sujeto colectivo que muchas veces está lejos de nuestras
fronteras e incluso no sabemos dónde está. do, siguen conectadas a sus originales propietarios y fun?adore~ y
estos individuos constituyen todavía una oligarquía mundial (Gum-
La naturaleza de estos sujetos colectivos de poder mundial es ness, Ford, Merck, Ferrero, Bill Gates, Georges Soros, Agnelli,
prioritariamente económica. Un elemental realismo político (no Quandt, Rotschild, Rockefeller, Botín, etc.), aunque sus grandes em-
marxista, sino de simple sentido común) obliga a reconocer que el presas tienen vida propia más allá de los individuos concretos que
poder político es ante todo poder económico y la política es un re- las crean y que todavía las gobiernan o controlan. Son empresas que
flejo de la economía. Esta vieja tesis marxista ha de ser tenida hoy no mueren tan fácilmente como sus fundadores (individuales), sino
como tópico incuestionable que ya no tiene calificativos ideológicos. que los sobreviven o se transforman por medio de fusiones y absor-
La política no es autónoma, la política sirve al mantenimiento de ciones.
unas determinadas relaciones de poder establecidas por la econo-
Ahora bien, cuando se habla, o hablo, de que los sujetos colec-
mía. La historia humana es fundamentalmente historia económica.
tivos de naturaleza económica dominan el mundo, no se trata de una
Las relaciones de poder se constituyen fundamentalmente por cau-
sas económicas. Las relaciones de subordinación o de dominación demagógica o infundada tesis política, sino que se trata sobre todo
de una situación social y política perfectamente constatable sobre la
tienen un origen económico. El mercado mundial es la sede para es-
tatuir los poderes económicos y también los políticos. La política que hay muchos datos. La UNCTAD ha censado 85.000 empresas
multinacionales. Una sociedad multinacional suele tener actividades
traza sus grandes rutas en el panel de la economía mundial. La polí-
tica es incluso una forma más de hacer negocio. · en al menos cinco países al mismo tiempo. Un grupo importante de
ellas tiene más poder que muchos Estados y casi todas tienen pode-
Dado el diabólico papel que lo económico juega en la sociedad res incontrolados o con controles nacionales e internacionales muy
internacional, no debe extrañar que, cuando la economía se trans- débiles. Jean ZIEGLER ha calificado el mundo de las multinacionales
nacionaliza (ya quedan pocas o no hay economías· nacionales), los como un sistema feudal capitalista. «Asistimos a la vuelta del mun-
sujetos colectivos económicos transnacionales se convierten en los do al sistema feudal. Este. nuevo poder feudal tiene rostro de las
grandes protagonistas, organizadores y dominadores de la política empresas multinacionales privadas»3. Y añade un dato: «No hay que
internacional. Los tradicionales agentes políticos, los Estados, sin olvidar que las quinientas mayores sociedades capitalistas multina-
haber desaparecido, han reducido enormemente su soberanía y cionales del mundo controlan anualmente el 52 por 100 del pro-
quienes marcan en gran medida las grandes rutas (no todas las ru-
tas) de los pueblos y las naciones son un reducido número de pode- 2
I. RAMoNET, «Los nuevos amos del mundo», en El Viejo Topo, 1995, pp. 36-39.
res económicos transnacionales, de empresas de dimensiones gigan- 3
J. ZIEGLER, El imperio de la vergüenza, Madrid, Ed. Taurus, 2006, p. 205.
30 NICOLÁS LÓPEZ CALERA MULTINACIONALES Y GLOBALIZACIÓN 31

dueto interior ?ruto d~l.planeta»4 • Su último objetivo es ser más po- con sus nombres. Entre las empresas transnacionales de carácter no
derosas cada dia. «El unico motor de estos nuevos señores feudales financiero están: Schell, General Motors, Ford, Exxon, IBM, AT &T,
es la acumulación de ganancias privadas máximas en el menor tiem- Mitsubishi, Merck, Toyota, General Electric, Sony, Brow Bovery,
po posible, la extensión constante de su poder y la eliminación de Coca-Cola, Microsoft. Hay también entidades financieras como
cualquier obstáculo social que se oponga a sus decretos»5. Deutsche Bank, BNP/Pariba, Citygroup, Bank of America, etc. El
l!no de l?s aspectos más graves de estos grandes monstruos que importe total de las fusiones-adquisiciones de grandes empresas
domman la vida, la salud y el bienestar de centenares de millones de multinacionales a comienzos del XXI se elevaba a 20 billones de dó-
sere~ hu~anos es que la lucha entre ellos mismos por la propia su- lares, esto es, dos veces y media el producto interior bruto (PIB) de
pervivencia l~s hace todavía más inhumanos. Así sucede, por ejem- EEUU 10 •
plo, con las mdustrias farmacéuticas. «El mercado mundial de los Más datos. Las ventas de la General Motors han superado la
que pueden pagar los precios exorbitantes de estos medicamentos producción nacional de Dinamarca y la de otros doscientos países.
no es ilimitado. Los enemigos son feroces. Los cosmócratas no se Y el número de sus empleados supera el número de miembros de las
tratan con guante blanco. Es la guerra de cada instante. La ley de la fuerzas armadas de muchos Estados. La escalada de las macrofusio-
6
selva» • Si se comportan como seres humanos solidarios, su imperio nes aumenta el poder de esta clase de empresas que muchas veces
se deshace. O bien envían al infierno toda compasión y actúan como constituyen auténticos monopolios que dominan prácticamente un
depredadores feroces y cínicos y entonces «sus beneficios saltan has- sector del mercado. Así cinco empresas cubren casi el60 por 100 del
ta el cielo y avanza (n) pisando cadáveres»7• Sólo tienen como fin el mercado mundial del automóvil y las 10 primeras empresas de co-
beneficio, «la acumulación de ganancias privadas máximas en el me- municaciones controlan el 86 por 100 del mercado. Por otra parte,
nor tiempo posible, la extensión constante de su poder»8• Se ocupan hay una conexión entre estos poderes económicos y los Estados,
del desarrollo de un medicamento cuando sus servicios de marke- dado que las 200 mayores empresas transnacionales tienen sus sedes
ting han identificado previamente la existencia de una clientela de establecidas en tan sólo 17 de los 211 Estados independientes y la
elevado poder adquisitivo. De ahí los graves daños que producen las mayoría de ellas están establecidas en EEUU y en Japón. La na-
llam~das «neglected diseases» (las enfermedades olvidadas). Alguien cionalidad de estas multinacionales traza un mapa del reparto del
ha dicho: «Es una desgracia que la malaria no cause estragos en poder en el mundo entre los Estados con más precisión que cual-
Nueva York» 9• quier otra circunstancia económica. Y se puede llegar a otra conclu-
Hay documentos, informes y cifras del más diverso origen y, por sión: el poder político de la inmensa mayoría de los Estados nada o
supuesto, con las más diversas intencionalidades ideológicas que de- casi nada puede hacer frente a empresas de dimensiones superiores
mu~stran la existencia de este imperialismo de los grandes entes co- a los Estados. Los grandes Estados están ligados a esas grandes em-
lectivos de la economía y de las finanzas mundiales. Así, por ejem- presas transnacionales 11 •
plo, la ci~ra de negocio anual de las 200 mayores empresas o grupos Lo grave es que estos sujetos colectivos económicos no tienen
trans~ac10nale~ representan la cuarta parte (26,3 por lOO) de la pro- rostro. Los dictadores de otros tiempos tenían rostro, un rostro que
duccwn mundial y supera la producción total sumada de 182 países se podía golpear. Hoy estos dominadores colectivos sólo tienen ca-
que no fo.rman parte de la OCDE, países donde vive la mayoría de retas, logotipos para ser bien conocidos, para implantarse con ma-
la humanidad. Cuando se habla de estas empresas se pueden citar yor eficacia entre grandes masas de población y dominarlas, como

4
Ibid., p. 205. 10
F F CLAIRMONT, «La puissance des véritables maitres du monde. Ces firmes
5
Ibzd., p. 206. géantes quise jouent des Etats», en Le Monde diplomatique, diciembre, 1999, p. 19
6
Ibzd., p. 218. y SS.
i !bid., p. 219. 11
A. VAN DEN EYNDE, «El poder de las multinacionales», en La Opinión Públi-
8
Ibid., p. 206. ca, 2 de septiembre de 2003, edited by Freedom Media International/Spanish Edi-
9
Ibid., p. 214. tion.
32 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

sucede con Coca-Cola o McDonald. Sus lagos-rostros impresos en


vallas publicitarias a veces adquieren tanta «personalidad» y «fuer-
za» como el más destacado atleta o el más famosos jugador deba-
loncesto. «Ahí está McDonald» y McDonald «manda» sobre miles
de individuo~ y les «obliga» a entrar en sus locales como si fuera un
duro mercenario de carne y hueso. Incluso mejor que uno de éstos.
Estos grandes entes colectivos tienen sus ideas, sus programas, sus Capítulo quinto
presupuestos. No son fuertes sólo porque están en manos de buenos
ejecutivos y de excepcionales especialistas en marketing, sino tam- LOS SUJETOS COLECTIVOS
bién porque están construidos o constituidos como grandes mons- EN LA CIENCIA DEL DERECHO
truos feroces que mandan y destruyen.
Se podría seguir hablando de otros sujetos colectivos que tam-
bién mandan en el mundo como pueden ser algunas organizaciones
no gubernamentales que influyen decisivamente en la configuración ~1 c~ncepto de sujeto colectivo no es una invención caprichosa.
del orden interno e internacional, cuya fuerza es a veces superior a La c1ene1~ d.el derecho ha trabajado rigurosamente este concepto.
la de muchos Es!ados. Manejan millones de euros y tienen millones No se ha l1m1tado a hablar en general de la categoría de sujeto de de-
de voluntarios. Ultimamente se habla de la otra cara de las ONGs. recho, sino que hace ya tiempo, desde el siglo XIX, ha distinguido en-
«Los tiempos del mero altruismo han dejado paso a grandes estruc- tre sujeto~ i~d~viduales y sujetos colectivos, entre personas físicas y
turas que combinan la presión política con la captación de cuantio- personas Jundicas. Ya en el derecho romano se utilizaron conceptos
sos recursos económicos». Las ONGs tienen mucho poder, mucho como «civitas») «collegium») «corpus») «universitas», si bien el con-
dinero no sólo para objetivos muy nobles, sino también para forta- cepto de persona jurídica como un concepto elaborado corresponde
lecerse y crecer como auténticas empresas. Sus fondos son también a ~pocas r~lativamente más cercanas, concretamente a la segunda
privados, con lo que su «visibilidad social» se pierde, dan síntomas m1tad del s1glo XIX, cuando las concepciones románticas, organicis-
de pragmatismo empresarial, miran escrupulosamente las cuentas de tas, populistas y nacionalistas del derecho y la política tienen un es-
resultados y su poder de «lobby» condiciona la agenda interna- pecial protagonismo 1.
cional12. Su legitimidad y su control como poderes de vocación uni- Las aportaciones de la ciencia jurídica son determinantes, por-
versal son de muy bajo nivel. Algunas pueden ser ya pequeños Le- que los datos sociológicos y políticos no bastan para comprender un
viatanes. fenómeno tan complejo como es la subjetividad de las colectivida-
des. El concepto de sujeto colectivo demanda su consideración cien-
tífica para colocarlo, en lo posible, más allá de simples especulacio-
nes políticas. No voy a exponer la larga historia de las aportaciones
de la ciencia jurídica en este sentido, pues tal tarea desbordaría mis
posibilidades y mis propósitos, pero sí quiero destacar algunos ar-
gumentos ..Estos argumentos, tomados de algunos juristas clásicos,
deben servu para demostrar que los sujetos colectivos no son una in-
vención o una creación metafísica, sino una realidad social y jurídi-
camente asumible.

1
G. S. Coco, Sulla volanta collettiva in diritto privato, Milano, Giuffre Editare,
12
Vd. «La utopía solidaria», El País, 5 de diciembre de 2005. 1967, p. 37.
34 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 35
l. AL<; UNOS ARGUMENTOS DE LA JURISPRUDENCIA dica adquiera la categoría de sujeto de derecho. Los individuos son
CLASICA: JHERING lo real. La persona jurídica es lo artificial. «Los miembros aislados
son los verdaderos destinatarios de la persona jurídica; pero· consi-
Históricamente se ha constatado la necesidad de que determi- deraciones prácticas exigen, ciertamente, que los intereses comunes
nadas relaciones jurídicas se expliquen por referencia no sólo al su- sean perseguidos, no por los individuos aislados, sino por el conjun-
jeto individual, sino también teniendo en cuenta los sujetos colecti- to de ellos representado por una unidad personal artificial»4•
vos. Rudolf VON }HERING se aproximó al concepto de persona
jurídica entendida como sujeto colectivo a partir de su teoría del de- Como se sabe, una de las tesis centrales de la teoría jurídica de
recho subjetivo. El jurista alemán sostenía que el concepto de dere- JHERING a propósito del derecho subjetivo, fue separar la voluntad del
cho subjetivo no puede entenderse sin comprender qué es un suje- ·interés frente a las tesis de SAVIGNY. Esta tesis le facilitaba su acepta-
to, pero al mismo tiempo afirmaba que no se pueden explicar ción de sujetos colectivos. La voluntad sólo es propia de los sujetos in-
determinadas relaciones jurídicas si no es a través de un concepto de dividuales, pero si el contenido fundamental de un derecho subjetivo
sujeto que no se reduzca al sujeto individual, esto es, a través del es el interés puede haber sujetos sin voluntad y con derechos. Se pue-
concepto de persona jurídica de afirmar que para el ejercicio de los derechos es posible separar el
interés de la voluntad individual del titular, como sucede con los me-
En verdad JHERING no afirma que los sujetos colectivos «exis- nores e incapaces. Los menores e incapaces son sujetos de derechos,
tan» junto a los sujetos individuales, sino más bien se refiere a la ne- pero sus representantes o tutores son los que realmente los ejercen.
cesidad de elaborar jurídicamente un concepto de sujeto (persona Así también los derechos de las personas jurídicas se explican en
/icta) que explique determinadas relaciones jurídicas de los sujetos cuanto son una exigencia derivada de determinadas relaciones jurídi-
individuales, porque hay especiales dificultades para explicar ciertos cas y, en definitiva, son un modo indirecto o artificial de posibilitar el
derechos subjetivos como simples derechos individuales, como po- ejercicio de derechos individuales muy peculiares.
dría ser la copropiedad. A veces en la copropiedad no se puede di-
vidir la cosa y hace falta instituir el concepto de «persona jurídica», Hay algo que siempre repiten los adversarios de este concepto y
«que -matiza inmediatamente }HERING- no es por sí misma la es que los sujetos colectivos no existen. Por supuesto, no existen
destinataria de los derechos que posee, sino que lo son las personas como entidades físicas, con cabeza, tronco y extremidades como las
físicas que se encuentran, por así decirlo, detrás de ella, a quienes no personas humanas. No son entes naturales, pero eso no quiere decir
hace más que representarlas, y que es el causa-habiente técnico ne- que no sean realidades. }HERING no sabe por donde salir para expli-
cesario (universitas personarum)»2• car la naturaleza de estos sujetos. Por un lado afirma que son una
simple máscara. Por otro lado, tiene que reconocer que funcionan
Estos sujetos colectivos nacen de necesidades reales. Cuando di- como un sujeto de derecho en sentido estricto, ejecutan acciones y
versas personas participan de obligaciones o derechos comunes contraen obligaciones. «Este ser jurídico no es en realidad más que
-sostiene }HERING- hay dificultades para determinar las relacio- una máscara; es el mecanismo q~e sirve de vehículo a las relaciones
nes internas entre ellas y sobre todo las relaciones con el exterior, de la comunidad con el exterior. El no tiene por sí mismo el derecho,
por lo que se hace necesaria la creación de «un ser artificial». Ese los que lo tienen son los que están interesados en la comunidad ...
mecanismo es la persona jurídica. Aquí -dice- el portador del de- Exteriormente, sin embargo, llena el papel de los verdaderos intere-
recho tiene una existencia puramente ideal. Son «mecanismos artifi- sados; él formula, contesta y acaba los actos jurídicos y los ejecuta»5•
ciales» que sirven para facilitar la persecución del derecho3•
En todo caso JHERING se resiste a darle pleno sentido como suje-
En }HERING parece que hay como una especie de lucha interna to a una colectividad en cuanto persona jurídica. Las colectividades
en el decurso de su argumentación por no dejar que la persona jurí- no pueden ser estrictamente sujetos. Las entidades colectivas no se
2
R. VON }HERING, El espíritu del derecho romano, Granada, Ed. Comares,
p. 534. 4
3 !bid., p. 1043.
!bid., pp. 951-953. 5
!bid., p. 950.
36 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 37

pueden homologar a los sujetos humanos. Sólo se puede llamar suje- luntad, no actúan. El derecho aplicable a las comunidades es el de-
to al individuo como entidad física dotada de razón y voluntad. JHE- recho común. El orden de las comunidades no es sino el propio de
RING lo dice tajantemente: «La persona jurídica, como tal, es incapaz una red de relaciones entre individuos 8•
de gozar, porque no tiene interés ni fines. No puede tener, pues, de-
Otto VON GIERKE se enfrenta a uno de los retos más importan-
rechos, porque los derechos sólo son posibles allá donde pueden al-
tes que suelen plantearse a las teorías que afirman la realidad y la im-
canzarse, es decir, donde pueden ser útiles a su causahabiente»6• Por
portancia de los sujetos colectivos. Porque los sujetos individuales se
eso al final de El espíritu del derecho romano clama rotundamente con
ven y se tocan, pero las colectividades no se ven, están más allá de
signos gramaticales de énfasis: «¡No! Los verdaderos sujetos del de-
los sentidos. Sólo se ven los individuos que actúan. Sin embargo, el
recho no son las personas jurídicas, sino los miembros aislados»7•
jurista alemán apela a la experiencia de lo colectivo. «Si no hay nin-
Hay que advertir ya, aunque luego insista sobre este tema, que guna verdadera persona fuera de los individuos, también entonces el
para los postglosadores el derecho es un instrumento taumatúrgico por Estado como tal puede ser, en caso de que sea una persona, sólo una
excelencia. Lo que no está en y por el derecho no existe. Por eso poco persona fingida» 9• Se dice que el Estado no es un sujeto, sino que el
a poco se va abriendo paso la tesis, como se verá en K:ELSEN, de que un sujeto es el soberano, sea un sujeto individual o un conjunto de in-
sujeto de derecho no tiene que corresponderse constitutivamente con dividuos10. Pero en la práctica esta tesis o este intento de eliminar la
una entidad física, con un individuo. Sujetos de derechos son sólo personalidad del Estado tienen que naufragar. Creer que sólo el so-
aquellas entidades que así las califica el orden jurídico, sean o no sean berano que se ve es el Estado sólo sucede en las sociedades poco de-
personas físicas. Por eso los esclavos no eran sujetos de derechos. sarrolladas, donde sólo el Rey o el Presidente serían Estado. La dis-
tinción entre existencia individual y vida colectiva, la distinción
entre la personalidad del individuo y la personalidad de las aso-
2. EL ORGANICISMO DE OTTO VON GIERKE ciaciones es un proceso de diferenciación que se da en la historia
Y LAS CRÍTICAS DE FRANCESCO FERRARA avanzada del derecho 11 •
Las asociaciones no son fantasmas, no son sombras sino seres vi-
Uno de los intentos teóricos más radicales a favor del reconoci- vos. En las ciencias sociales tradicionalmente ha habido un enfren-
miento de la realidad de los entes colectivos en la vida jurídica y po- tamiento entre las concepciones que entienden que la comunidad es
lítica se debe a Otto VON GIERKE (1841-1921). La afirmación de las sólo un agregado de individuos y aquellas otras que dicen que una
colectividades como sujetos de derecho tiene en su obra una radica- comunidad es un todo autónomo. Quizás sea FICHTE, sostiene GIER-
lidad incuestionable. Las colectividades son seres reales vivos, no KE, quien dio el paso decisivo de un individualismo iusnaturalista a
meras ficciones. GIERKE atribuye a las colectividades o asociaciones una concepción positiva sobre la realidad y el valor de la comunidad
(Verbiinde) una importancia y un sentido que superan las concep- como tal. En la segunda mitad del siglo XIX se fue extendiendo la
ciones jurídicas individualistas de su tiempo. Las personas jurídicas convicción sobre la esencialidad de las comunidades (Wesenha/tig-
constituyen una pieza fundamental de todo sistema jurídico. keit der Gemeinscha/ten) 12 •
Otto VON GIERKE recuerda que, para la concepción individua-
lista de la sociedad, la persona jurídica es una simple ficción. Lo real 8
son los seres humanos como individuos y las asociaciones no son O. VON GIERKE, Das Wesen der Menschliche Verbá'nden, Rektoratrede von der
Universiüit am 15. Oktober 1902, Sonderausgabe, Wissenshaftliche Buchgemeins-
sino una suma de individuos. A las asociaciones les falta esa entidad chaft Darmstadt, 1955, pp. 8-9.
corporal-espiritual que permite llamar a los individuos sujetos de 9
Ibid., p. 10.
10
derecho. Los individuos, dicen los individualistas, tienen personali- Ibid., p. 10.
11
dad, porque son seres con voluntad. Las asociaciones no tienen vo- Ibid., p. 11.
12
O. VON GIERKE, Das Wesen der Menscbliche Verbá'nden, op. cit., p. 13. Vd. J.
D. LEWIS, «The Genossenschaft-Theory of Otto von Gierke: A Study in Política!
6
Ibid., p. 1043. Thought», en The American Political Science Review, vol. 30, núm. 2 (Apr., 1936),
7 Ibid., p. 1043. pp. 380 y SS.
38 NICOLÁSLÓPEZCALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 39

El derecho se refiere a las comunidades como personas. De esta ta cierto punto se puede afirmar que toda la vida social tiene un fun-
manera no está contradiciendo la realidad sino que está ordenando damento natural.
la realidad. El derecho es así una adecuada expresión de la reali-
Los críticos de la teoría orgánica tienen derecho, pues, a criticar
dad13. Las asociaciones humanas son unidades reales (reale Einhei-
sus excesos. La comparación dice que se puede reconocer desde fue-
ten). Las asociaciones como los individuos son una unidad vital (Le-
ra a los cuerpos sociales como una unidad de vida en cuanto son un
benseinheit) que quiere y puede realizar lo que quiere. «La teoría
todo compuesto de partes. Pero no podemos olvidar que la estructu-
orgánica considera el Estado y otras asociaciones como organismos
ra interna de un todo, cuyas partes son hombres, es de tal condición
sociales y afirma así la existencia de organismos como un todo, cu-
que lo natural no sirve como modelo para las asociaciones. Hay un
yas partes son los hombres, por encima de los organismos indivi-
momento en que el reino de las ciencias naturales termina y comien-
duales»14. El reconocimiento de su personalidad por parte del dere-
za el reino de las ciencias del espíritu (hier das Reich der Naturwis-
cho se corresponde con su condición real. Incluso la vida humana en
senscha/ten endet und das Reich der Geisteswissenscha/ten beginnt) 15 •
común se considera como una vida de un orden superior a la que los
individuos se incorporan. Pese a esas matizaciones o reticencias Otto VON GIERKE se re-
bela contra una concepción empirista de los sujetos para la qUe
Como se sabe, obviamente uno de los conceptos centrales de la
sería difícil afirmar la existencia real de las colectividades, de las aso-
teoría gierkeana fue el mismo concepto de organismo, concepto que
ciaciones. Los enemigos de la teoría orgánica le criticaban especial-
obviamente se refiere en principio a los seres vivos individuales,
mente que de alguna manera sus tesis pasaban las estrictas fronteras
pero frecuentemente se han comparado los organismos sociales con
de la ciencia. Aceptar una vida más allá de la vida de los individuos
los organismos individuales. Incluso muchas expresiones jurídicas
es una forma de misticismo. Nuestra percepción sensible nos mues-
sobre los organismos sociales refieren características o atributos pro-
tra sólo individuos como tales. Pero, según GIERKE, es injusto afir-
pios de los organismos individuales. Así se habla de cuerpo social,
mar que la percepción sensible no dice nada de la existencia de las
de cabeza de una asociación, miembros de una asociación, órganos
asociaciones. Vemos un regimiento que marcha a ritmo de una mú-
de una asociación, etc.
sica. Vemos unos individuos que introducen una papeleta en una
El organicismo de Otto VON GIERKE es en una buena medida urna. Se trata de hechos. Lo que no podemos ver es el cuerpo del
moderado. Por eso afirma que estas comparaciones y coincidencias Estado como un todo de la misma manera que vemos un individuo.
entre organismos individuales y colectivos pueden ser fuente de Es claro que nosotros no podemos ver la unidad vital de las aso-
errores. «La teoría orgánica no se ha librado de tales excesos. A és- ciaciones, porque los sentidos sólo nos transmiten siempre los mo-
tos pertenece la construcción antropomórfica del Estado, que desde vimientos corporales. Cuando hablamos de la personalidad de las
PLATÓN intenta comprender el Estado como un hombre en grande asociaciones nos referimos a una unidad que no se ve, pero eso tam-
y deriva las tres clases sociales de su Estado ideal de la relación de bién sucede así con la personalidad del individuo. «Es un gran error
las fuerzas del espíritu» (16). Hasta se llegó a decir que el Estado era que se pueda comprender la personalidad individual con los ojos del
del género masculino y la Iglesia del femenino. Se hablaba de la Igle- cuerpo» 16 . Cuando hablamos de acciones de una entidad formada de
sia como el cuerpo místico de Cristo, un cuerpo con muchos miem- partes, nos referimos a un mundo invisible. Pero ¿nos apartamos de
bros, que cuando uno sufre, sufren los otros. El concepto de cuerpo la realidad? Lo que sucede es que se confunde lo real con lo sensi-
místico adquiere un sentido jurídico y afirma así la subjetividad ju- ble. Y cuando constatamos las acciones de unidad vital pasamos de
rídica terrenal de la Iglesia. Desde luego parece excesivo que el Es- lo visible a un algo invisible. «Cuando adscribimos personalidad a
tado haya sido concebido como un organismo con analogía con los algunas asociaciones, vinculamos la cualidad de ser un sujeto per-
cuerpos naturales. Los cuerpos sociales han sido tratados como manente con esta unidad no visible» 17 .
puro producto natural. En su moderación GIERKE dice que sólo has-
15
Ibid., p. 18.
D O. VON GIERKE, Das Wesen der Menschliche Verbtinden, op. cit., pp. 12-13. 16
Ibid., p. 20.
14
Ibid., p. 15. 17
Ibid., p. 20.
40 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 41

También se crítica a la teoría orgánica porque la esencia de un duos que la forman, un todo tiene que ser más bien con una unidad
mismo organismo es algo así como un misterio no resuelto ni por de vida supraindividual»23.
las ciencias naturales ni por las ciencias sociales. Según GrERKE
Además los individuos no pueden desconocer que su existencia
esta crítica es inconsistente, porque el enigma del organismo se co-
está determ~ada por el grupo a que pertenecen. Son lo que son por
rresponde con el mismo enigma de la vida. Aunque no sabemos
la pertenencia a un grupo. Otto VON GIERKE se dirigía así a sus co-
qué es propiamente la vida 18 , no podemos excluir el concepto de
legas de 1~ Universidad en los siguientes términos. «Así, queridos co-
vida de la ciencia. Nosotros podemos limitar y describir el fenó-
legas, se 1mpone el sentimiento de que ustedes son miembros vivos
meno de la vida y así nosotros construimos un concepto de vida
de un todo viviente. Pertenecen como ciudadanos académicos a una
con el que operamos tanto en las ciencias naturales como en las
gran comunidad de maestros y estudiantes que forman la Universi-
ciencias del espíritu. Cuando hablamos de vida, encontramos un
dad. Ustedes experimentan en sus relaciones la fuerza de una estre-
portador de la vida 19 • El portador es un todo formado de partes
cha unión comunitaria. Sirven al Estado y a la Iglesia. No olviden su
que interactúan y que constituyen una unidad que no es una sim-
más íntimo.deber de seguir su conciencia. Busquen siempre cumplir
ple suma de las partes. Los portadores de vida tienen sus caracte-
el mandamiento del amor al prójimo. Llenen a sí mismos del autén-
rísticas específicas. Así podemos construir un concepto de «orga~
tico _espíritu de la com~nidad. Cuiden y vigilen la conciencia de que
nismo». Este concepto es científicamente aplicable como otros
su vida es parte de la vida de un orden superior. Reconozcan que us-
conceptos que se obtienen a través de una correcta abstracción de
tedes como partes de un todo se deben al todo y denle amistosa-
los hechos conocidos. Nosotros podemos aplicar ese concepto a
mente a la comunidad lo que corresponde a la comunidad»24.
totalidades sociales en caso de que reconozcamos en ellas un por-
tador unitario de vida20 • Pero hay también una importante experiencia interna. La reali-
dad de la comunidad la encontramos en nuestra conciencia. Noso-
Además hay una experiencia externa que nos lleva a aceptar uni-
tros nos descubrimos como una parte de un todo vital que actúa en
dades asociativas que actúan. Hay opiniones diversas sobre si en las
noso~ros. Si nosotros prescindimos de nuestra pertenencia a una de-
grandes transformaciones de la vida colectiva, la fuerza activa viene
te:mrr:ado pueblo y E~tado, a una determinada comunidad religiosa
de las totalidades o de los individuos. Lo que hay verdaderamente es
e !glesia, a una _de~ermmada ~omunidad profesional, a up.a familia y a
una interacción entre ambos factores. «En todo caso la comunidad
diferentes asoCiaciOnes y sociedad, nosotros no nos reconoceríamos25 •
también es un algo que actúa»21 • Los hechos sociales «muestran que
los pueblos y otras comunidades que actúan forman el mundo de las N o son cadenas externas que nos rodean, sino conexiones físicas
relaciones de poder y producen la cultura material y espiritual. Todo que forman nuestro ser espiritual en lo más interno. Nosotros senti-
esto sucede en y por medio de los individuos, dado que las comuni- mos que una parte de los impulsos que determinan nuestra acción
dades están compuestas de individuos»22 • proceden de comunidades que se imponen. Tenemos la certeza d~
que nuestro yo no se funda sólo en unas entidades de vida individua-
Por tanto, ni el héroe ni la comunidad. Las acciones de la co-
les, sino que al mismo tiempo pertenece a entidades de vida superior,
munidad no pueden explicarse sólo desde una mera suma de fuer-
aunque nosotros no podemos t,ener conciencia, pues somos una par-
zas individuales, sino que son de una clase específica, como se ve en
te del todo. Incluso podemos constatar que los entes sociales son una
fenómenos tales como la organización del poder, el derecho, las cos-
n.aturale~a corporal-espiritual. Así hablamos no sólo de «cuerpos so-
tumbres, la economía política, el lenguaje. «Por lo tanto también la
Ciales», smo del alma del pueblo, del sentimiento del pueblo, de lavo-
comunidad que actúa puede no coincidir con la suma de los indivi-
luntad del pueblo, del espíritu de la familia, etcétera26 •

18
Ibid., p. 21.
19
Ibid., p. 22. 23
Ibid., p. 24.
20
Ibid., p. 22. 24
Ibid., p. 36.
21
Ibid., p. 23. 25
Ibid., p. 24.
22
Ibid., p. 23. 26
Ibid., p. 25.
42 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 43

Ahora bien, que las comunidades sean consideradas en un orden Así pues, en Otto VON GIERKE aparece por primera vez, creo, la
jurídico como personas es indudablemente un problema para la creencia de que los sujetos colectivos tienen una realidad o una exis-
ciencia jurídica. Para la ciencia del derecho no es un problema indi- tencia importante para la vida pública más allá del derecho, es decir,
ferente cómo se resuelve el problema de la persona jurídica27 • ¿Se antes que o al margen de que el derecho les reconozca una organi-
trata de una cuestión teorética de lucha de escuelas? Otto VON GIER- zación y consecuentemente una personalidad. Las fuerzas vivas de
KE responde: de ninguna manera («Keineswegs.'»). La construcción los organismos sociales se manifiestan más allá del derecho en todos
del sistema jurídico y de los más importantes conceptos jurídicos, así los movimientos culturales y políticos y sus más poderosas acciones
como muchas cuestiones prácticas dependen de la construcción de se realizan independientemente del derecho y aun en contra del de-
la personalidad de las asociaciones. El derecho debe reconocer la recho31.
doble naturaleza del hombre como un todo en sí y como una parte Ahora bien, para GIERKE la comunidad no es sólo una cuestión
de un todo superior y distinguir entre un derecho individual y un factual, porque el jurista debe tener en cuenta también la significación
derecho social. ética de la comunidad, esto es, que la comunidad es valiosa en sí mis-
Las consideraciones de GIERKE sobre la ordenación y funciona- ma. Se mantiene incluso el valor superior del todo frente a la parte, se
miento de los órganos y de sus relaciones con las partes es una bue- fundamenta la obligación moral del hombre de vivir para el todo y,
na ocasión para aclarar el concepto de órgano y no puede confun- cuando tenga que ser, de morir incluso por el todo, si bien, según
dirse con el concepto de representación desde un punto de vista GIERKE, una obligación de esta clase no pueda ser impuesta. ¿Por qué
jurídico-individual. El órgano hace las funciones de los ojos que ven, debe el individuo sacrificarse a sí mismo por el bienestar de otros mu-
la boca que habla, la mano que coge, como sucede en el hombre. A chos individuos, que no son ninguna otra cosa que él mismo? 32 Hay
través del órgano se manifiesta la persona colectiva que no se ve. «La un mandamiento en la comunidad terrenal, similar al mandamiento
persona jurídica de nuestro derecho no es una esencia menor de religioso del amor al prójimo, que dice: ama al todo más que a ti mis-
edad necesitada de representación, sino un sujeto que actúa desde sí mo. «Y esto sólo tiene un sentido, cuando el todo es superior y más
y en el mundo exterior»28 . Incluso el nacimiento y la muerte de un valioso que la suma de los individuos, cuando el ser significa más que
ser social son fenómenos jurídicos que no pueden ser tratados según un medio para unos fines de los individuos y cuando quien actúa y lu-
los conceptos jurídicos relativos al individuo y deben elaborarse, cha por el honor y el bien, por la libertad y el derecho de su pueblo y
pues, una serie de conceptos jurídico-sociales29 . su Estado no vive y muere por nombres vacíos»33 .
GIERKE reconoce que muchas comunidades tienen gran fuerza, Francesco FERRARA criticó este realismo organicista de Otto
pero no toda comunidad ha de entenderse como persona. Solamen- VON GIERKE, porque consideraba que atribuía a los entes colectivos
te el pueblo organizado como Estado deviene persona. Un pueblo una consistencia ontológica desmesurada. Las tesis organicistas se
como comunidad produce derecho, sin que por ello sea una unidad extralimitaban con su «realismo colectivista».
subjetiva para el derecho. Lo mismo sucede con la comunidad reli- Según FERRARA, sólo cuando el derecho objetivo dice que hay
giosa, o con las clases sociales, con las comunidades profesionales o una persona colectiva puede decirse que la hay. No admite que haya
de intereses, con los partidos políticos, en tanto no se constituyen en una persona colectiva y que luego venga el derecho a reconocerla. Es
unas asociaciones organizadas. Solamente cuando una comunidad posible, dice, hablar de sujetos colectivos como la familia, los pue-
se presenta como un todo jurídicamente ordenado, se plantea la blos o los Estados, pero su personalidad «es una forma jurídica, no
cuestión de si y con qué validez la unidad social de vida debe ser re- es un ente en sí»34 . Detrás de la persona jurídica no hay una especial
conocida como persona (Verbandperson) 30 •
31
Ibid., p. 3.
32
27 Ibid., pp. 26-27. Ibid., p. 35.
28
Ibid., p. 30.
33
Ibid., pp. 35-36.
29
Ibid., p. 32.
34 F. FERRARA: Teoría delle persone giuridiche, Seconda edizione riveduta, Editri-
30
Ibid., p. 27. ce Torino, 1923, p. 369.
44 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 45

entidad orgánica o psicológica, como sostenía Otto VON GIERKE35 • FERRARA ironiza sobre las tesis de GIERKE, cuya teoría es «una
La única realidad existente son los individuos. Cuando se habla de hipótesis fantástica de un artista del derecho» e implica sin duda un
un «interés de la colectividad» ese interés no es distinto del que tie- reto metafísico. Hablar de la sociedad como individualidad colecti-
nen sus miembros, sino que es el interés común de sus miembros, el va y autónoma y con existencia propia es un grave salto de lo real a
resultado sintético del querer de la mayoría36 • la metafísica, sostiene FERRARA40 •
FERRARA critica la tesis de GIERKE de que una agrupación de
hombres, una totalidad de individuos, no es otra cosa que otro indi-
viduo. Según Otto VON GIERKE, si diez personas se unen en una aso- 3. LOS SUJETOS COL~CTIVOS COMO SUJETOS
ciación, nace una undécima persona que existe, quiere y actúa. No DE DERECHO SEGUN EL NORMATIVISMO
es lo mismo una manada de corderos que un cordero, pues una ma- DE HANS KELSEN
nada de corderos es un cordero moral, pero real y distinto de los ele-
mentos que lo componen. Cuando se da el heno a la manada los ver- La ciencia jurídica de finales del XIX asumió, pues, la necesidad
daderos destinatarios no son los carneros físicos, sino el carnero de construir el concepto de persona jurídica. N o era posible orde-
moral, un todo orgánico que persiste aun cuando los carneros físi- nar las nuevas situaciones sociales y económicas con la idea de que
cos desaparezcan o se reemplacen37 • el único sujeto de derecho era solamente la persona física, el sujeto
individual. Poco a poco el positivismo jurídico asumió la necesidad
Este realismo colectivista es imposible, es una hipótesis osada, de reconocer sujetos colectivos y construyó el concepto de persona
porque es imposible atribuir una voluntad a un ente colectivo, según jurídica. La verdad es que no tuvo especiales dificultades metodoló-
FERRARA. La voluntad como fenómeno psíquico se predica exclusi- gicas, porque para una perspectiva estrictamente positivista el pro-
vamente de individuos, de hombres reales y perceptibles, o de lo blema de la existencia de sujetos colectivos tenía una respuesta muy
contrario es una idea mística. La voluntad de un ente colectivo no es simple: el orden jurídico positivo. Sujeto de derecho es lo que dice
sino la voluntad de los individuos que lo componen, si bien recono- el derecho, ni más ni menos. Toda conceptuación sobre qué es un
ce que la voluntad general de una colectividad no es la simple suma sujeto de derecho que se desligue de la legalidad positiva queda
de las voluntades individuales. Frente a GIERKE, dice que un acto de descalificada desde el punto de vista de la ciencia jurídica. Por tan-
voluntad no se comprende sin una sensación, un conocimiento, una to, si un orden jurídico decía que hay sujetos colectivos (personas ju-
inteligencia de alguien. ¿Una persona colectiva puede tener todo rídicas) habrá sujetos colectivos.
eso? Sería una ficción decir que sí tiene sensaciones e inteligencia,
dice FERRARA38 • «La sociedad no forma un ente nuevo, con concien- Hay una razón de fondo que explica esta actitud positivista. Los
cia y voluntad propia, distinta de los hombres. No existe un yo co- positivismos jurídicos son en general historicistas, por lo que en-
lectivo distinto de la totalidad de los yo individuales. Falta el sustra- tienden que el sujeto de derecho no puede identificarse con una ca-
to orgánico que sea la sede o la base de la vida psíquica colectiva tegoría metahistórica, trascendental u ontológica, sino que ha de te-
independiente, falta un centro supraindividual de memoria, de per- nerse como un concepto creado por el mismo derecho. El concepto
cepción, de sentimiento y de voluntad. El ente colectivo no es otra de persona jurídica es simplemente un concepto técnico-operativo,
cosa que una agrupación de hombres, una totalidad de individuos, una determinación normativa que permite hablar de sujetos colecti-
entre los cuales corren relaciones y entre los cuales se determinan las vos con derechos, obligaciones y responsabilidades41 • Así la persona
influencias psicológicas»39 • jurídica es sólo un centro autónomo de imputación de efectos jurí-
dicos. La personalidad jurídica de los entes colectivos no es sino un
instrumento lógico-operativo por el que se confiere una determina-
35
Ibid., p. 368.
36
Ibid., p. 365.
37
Ibid., p. 214.
38
Ibid., pp. 215-217. 40
!bid., pp. 208-210.
39
Ibid., p. 210. 41
G. S. Coco, Sulla volanta collectiva in diritto privato, op. cit., p. 61.
46 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 47

da calificación jurídica a unos datos de la experiencia social (orga- que la es~ncia de la personalidad está en la libertad y la libertad tie-
nismos, asociaciones, etc.) 42 . ne su pnmera manifestación externa en la propiedad; Desde este
punt? de vista, un o;den que I?-o garantiza el derecho subjetivo de
KELSEN es un ejemplo del positivismo que descalifica la. llamada
propiedad, no debena ser considerado como orden jurídico46 •
teoría tradicional del sujeto de derecho, es decir, aquella doctrina que
entendía que el sujeto es antes que el derecho. La teoría tradicional KELSEN no cree que el concepto de sujeto de derecho sea una ca-
decía: «Como en el concepto de derecho subjetivo, también en el de tegoría trascendental, como algunos doctrinarios del XVIII afirma-
sujeto de derecho es determinante la representación de una entidad ~an, esto es, que hubiera un sujeto trascendental, una especie de en-
jurídica independiente del orden jurídico, de una subjetividad jurídi- tidad sagrada con derechos innatos. El «sujeto de derecho» es una
ca que el derecho encuentra ya en el individuo o en ciertos grupos, construcción del mismo orden jurídico, no es una realidad natural.
subjetividad a la que tiene sólo que reconocer o necesariamente debe Ser persona y ser humano son dos cosas distintas y en determinados
reconocer, si no quiere perder su carácter de "derecho"»43 . Para la te- momentos históricos han estado separadas, si bien en nuestro tiem-
oría tradicional el sujeto se entiende, pues, como una categoría tras- ~o se· mantiene la tesis de que «todos los hombres son personas o
cendente al derecho histórico, una categoría que pondría un límite tler:en J?ersonalidad jurídica, esto es, son portadores de derechos y
determinante al derecho objetivo. El sujeto de derecho (el ser huma- obligaciOnes, que en eso consiste tener personalidad jurídica»47.
no) existe como tal antes que las normas de un sistema jurídico his- La idea del sujeto de derecho como una construcción del dere-
tórico. El sujeto así entendido tendría personalidad y derechos ante- c~o permite a KELS~N n~ te?~r especiales dificultades teóricas para
riores al derecho histórico. El iusnaturalismo y el individualismo afirmar que .~ay sujet?s mdividuales y sujetos colectivos.· Según el
moderno afirmaron un sujeto metahistórico que tenía derechos na- derecho positivo no solo los hombres son sujetos de derechos. Hay
turales. La Declaración de derechos del hombre y del ciudadano de otros entes (grupos, asociaciones, sociedades anónimas, municipios,
1789 participaba de esta concepción y por ello no fue considerada Estados, etc.) que no son hombres y pueden ser tenidos como suje-
propiamente como una constitución de derechos subjetivos del ciu- tos de derecho. Por ello KELSEN no está de acuerdo con la tesis clá-
dadano, sino como una «declaración», un texto en el que se declara- sica de diferenciar entre persona física y persona jurídica. «Se con-
ba que hay un sujeto que tiene unos derechos «naturales, inalienables trapone así la persona física, constituida como una persona natural
y sagrados», un sujeto con unos derechos preexistentes al orden po- a la persona jurídica, que sería una personalidad artificial constituí~
sitivo creado por asambleas legislativas. Esta teoría tradicional vincu- da por la ciencia del derecho, como no real»48 • '
la, pues, también la idea de sujeto al principio de que hay obligacio-
nes y derechos que existen antes del derecho positivo44. E~t~ __contraposició~ no puede ser admitida por KELSEN, pues en
~u ?I:mion todos lo~ sujetos de derecho son por definición personas
Curiosamente KELSEN no se recata en este punto de hacer la crí- jundicas, son creaciOnes del derecho. Por tanto no admite que las
tica ideológica a esta concepción iusnaturalista, pues entiende que P.ersonas mora~es o los entes colectivos sean reales. Si las personas fí-
tal exaltación de la categoría de sujeto significa una defensa indirec- sicas no son sujetos de derecho hasta que el derecho las constituye o
ta del derecho de propiedad. «La idea de un sujeto de derecho, in- las declara como tales, no debe extrañarque para KELSEN la tentati-
dependiente en su existencia del derecho objetivo, como portador va de demostrar que las personas jurídicas son personas reales son
de un derecho subjetivo que quizás no sea menos, sino más "dere- tentativas inútiles, porque -como ya hemos visto- un análisis mi-
cho" que el derecho objetivo mismo, serviría para proteger la insti- nucioso de la realidad muestra que incluso la persona física sólo es
tución de la propiedad privada de su eliminación por el orden jurí- una persona jurídica, es decir, sólo es persona cuando el derecho la
dico»45. Esta concepción del sujeto está incluso en HEGEL para el reconoce como tal 49 • «La denominada persona jurídica es, por lo

42 Ibid., p. 24.
46
Ibid., pp. 181-182.
43 H. KELSEN, Teoría pura del Derecbo, México, Unam, 1981, pp. 179-180. 4
¡ Ibid., p. 182.
48
44 Ibid., p. 178. Ibid., p. 182.
45 Ibid.~ p. 181.
49
Ibid., p. 182.
48 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 49

tanto, no un hombre, sino la unidad personificada de las normas ju- considerar al Estado como una persona con una existencia indepen-
rídicas que obligan y facultan a uno y el mismo hombre. No se trata diente del orden jurídico53 •
de una realidad natural, sino de una construcción jurídica creada
Las conclusiones que se sacan de la teoría de KELSEN sobre el
por la ciencia del derecho, de un concepto auxiliar para la exposi-
sujeto de derecho son muy claras. KELSEN siempre pretendió hacer
ción de hechos jurídicamente relevantes. En este sentido, la deno-
ciencia del derecho y estudiar el derecho que existe. Salirse del ám-
minada persona física es una persona jurídica»50 • Por eso los escla-
bito del derecho positivo, del derecho existente para hablar de suje-
vos no eran sujetos de derecho, dice KELSEN.
tos y de derechos no tiene sentido para la ciencia del derecho. Las
Para KELSEN no hay dificultad incluso para referir el concepto doctrinas clásicas consideraban el derecho desde una perspectiva
de «persona jurídica» en sentido restringido a una sociedad, a una metafísica, teológica o idealista, perspectivas que podrían tener to-
asociación de hombres, a la que el orden jurídico impone obligacio- dos sus respetos con tal de que no pretendan considerarse corno
nes y otorga derechos, que no son propiamente los derechos de los científicas, esto es, como garantes de certezas o verdades objetivas,
miembros que pertenecen a la asociación. Una sociedad alquila una pretensiones epistemológicas que son sólo propias de la ciencia. Por
casa o compra un inmueble: el derecho de usar la casa es un dere- tanto, para KELSEN no hay inconveniente en afirmar que los sujetos
cho de la asociación, pero no de ningún miembro aislado. La obli- colectivos existen y que tienen derechos y obligaciones jurídicas,
gación de pagar un impuesto es de la asociación. Y un proceso por pero los sujetos colectivos sólo existen por y en el derecho positivo.
incumplimiento de una obligación no se ejecuta sobre el patrimonio
La concepción positivista de los sujetos colectivos, como sucede
de los miembros, sino sobre el patrimonio de la asociación51 •
con los positivismos jurídicos en general, obliga a preguntarse si la
Sin embargo, KELSEN advierte sobre el riesgo de llevar demasia- realidad jurídica es algo más que la que determina un orden jurídi-
do lejos esta tesis que afirma la posibilidad de que los sujetos colec- co positivo. ¿Basta una perspectiva estrictamente científico-jurídica
tivos pueden actuar según derecho, pues ello puede favorecer los para entender la dinámica de la realidad jurídica? Esta cuestión no
planteamientos de fondo de las teorías realistas. Así deja bien claro puede ser obviada, porque la realidad social y política interpela a la
que decir que una asociación actúa se hace recurriendo «a una me- razón cuando se constata que muchas veces se reivindican derechos
táfora antropomórfica que implica una ficción del mismo tipo que la y se reclama justicia sin el apoyo de un orden jurídico positivo. En
atribución de los actos del representante legal al individuo repre- todo caso no cabe duda que el positivismo jurídico ha dicho cosas
sentado e incapaz de hecho. La desinterpretación de la metáfora an- interesantes sobre la categoría de sujeto de derecho que pueden y
tropomórfica, como si se tratara de un ente real, como una suerte de deben ser tenidas en cuenta por las teorías no positivistas.
superhombre, o de organismo, es una hipóstasis inadmisible de un
recurso intelectual o concepto auxiliar que ha sido constituido con
el fin de simplificar y hacer más intuitiva la exposición de una situa- 4. MÁS ALLÁ DEL SUJETO INDIVIDUAL
ción jurídica complicada. Semejante hipóstasis no sólo tiene como
consecuencia el oscurecimiento de la situación que se describe, sino A) El derecho privado y las personas jurídicas
que conduce a problemas ficticios, en cuya solución la ciencia se
afana inútilmente. Esos problemas ficticios desempeñan un papel El concepto de sujeto colectivo ha tenido planteamientos muy
especialmente desgraciado cuando el objeto de la hipóstasis es la favorables dentro del ámbito de la ciencia iusprivatista, lo cu~ es
persona jurídica del Estado, surgiendo entonces la pregunta acerca interesante para nuestro argumento, sobre todo si se tiene en cuen-
de la relación en que esa realidad se encontraría con el derecho»52 • ta que el derecho privado ha tenido siempre como núcleo principal
Los problemas a los que se refiere son aquellos que se plantean al de referencia para sus normas a los sujetos individuales y ha defen-
dido como valor y concepto fundamental la llamada autonomía de
50 Ibid., p. 184. la voluntad (individual).
51
Ibid., p. 185.
53
52
Ibid., p. 187. Ibid., p. 290.
50 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 51

Los privatistas mantienen la tesis de que un sujeto de derecho es Particularmente, los sujetos colectivos adquieren especial relie-
una creación del derecho. Por ello, en la línea de lo que dice KELSEN, ve en el campo de los derechos reales en las llamadas «comunida-
no han tenido inconveniente en aceptar la existencia de sujetos colec- des», en la propiedad colectiva (dos o más personas son titulares del
tivos en el mundo jurídico, lo que ellos llaman las «personas jurídi- mismo derecho sobre una cosa), en la comunidad conyugal, en las
cas». Baste recordar que el Código Civil español distingue dentro de compañías mercantiles, esto es, cuando varios sujetos individuales
su Título II entre «personas naturales» y «personas jurídicas», y éstas ejercitan «colectivamente» los poderes relativos a un interés común
son <das corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público o compartido. Hay una voluntad y un interés colectivo, que son dis-
reconocidas por la ley», así como «las asociaciones de interés particu- tintos de la voluntad y del interés de cada individuo, aunque por su-
0 0
lar( ... ) a las que la ley concedapersonalidad propia» (art. 35.1. y 2. ). puesto nacen de las voluntades y de los intereses individuales. El
elemento típico de la comunidad, dice Coco, consiste en la «ca-ti-
Consecuentemente, los privatistas rompen con la idea tradicio- tularidad», según la cual el objeto del derecho del sujeto individual
nal de que el derecho subjetivo sólo puede ser propio de un sujeto es «la cuota»55 • Cada individuo tiene un interés propio, pero ese in-
individual, si bien en el fondo mantienen un individualismo ontoló- terés debe coordinarse adecuadamente con el de otros. Hay una ne-
gico. Una persona jurídica representa en última instancia una suma cesidad de coordinación. Los poderes (de disfrute, disposición, u ti-
de intereses individuales, pues no hay un «algo más» totalmente di- lización y gestión) no pueden ser ejercidos de manera separada o
ferenciado de los individuos, ni a nivel de intereses y, por supuesto, individualmente, por cada individuo, sino comunitariamente. Tal
menos aún a nivel ontológico, esto es, no hay un ente colectivo en sí vez por estos mismos motivos, Francisco CAPILLA ha dicho, a pro-
y para sí que, como sostienen otras doctrinas, podría tenerse inclu- pósito de las amplias y complejas polémicas doctrinales sobre el con-
so como superior al sujeto individual. cepto de persona jurídica, que lo que se discute en última instancia
El reconocimiento de entidades colectivas con personalidad ju- es el. concepto de personalidad jurídica, un concepto que «ha sido el
rídica ha tenido su justificación en que de esta manera se respondía expedienté que ha permitido cohonestar la salvaguardia del sistema
mejor a las necesidades económicas y jurídicas del individuo. La im- de derechos subjetivos de atribución individual con situaciones en
portancia del individuo propietario o de la propiedad privada in di- las cuales tal esquema corría el riesgo de quebrar»56 •
vidual ha sido curiosa y paradójicamente uno de los motivos por los Sin embargo, Coco intenta matizar este planteamiento iuspriva-
que el derecho privado ha tenido que abrirse a la conceptuación y tista. Sostiene que habría que distinguir entre el dato social y el dato
normativización de los sujetos colectivos. En efecto, el desarrollo normativo, entre la experiencia social y la experiencia jurídica y ante
económico de inspiración liberal propio de finales del XIX veía con la pregunta de qué clase de existencia se puede predicar de los suje~
buenos ojos las agrupaciones de personas con un fin común lucrati- tos colectivos como sujetos de derecho, Coco afirma que no se pue-
vo (sociedades mercantiles) 54 • Así ha habido un progresivo creci- den reducir absolutamente a puras creaciones del derecho, aunque
miento en número e importancia de asociaciones y corporaciones lo sean. Los sujetos colectivos, aunque se perciben más por el inte-
económicas reconocidas en todas las legislaciones como sujetos de lecto que por los sentidos, son también indudables hechos de la ex-
derechos La ciencia del derecho privado ha tenido que constatar la periencia social. Las agrupaciones políticas, las comunidades lin-
existencia de una «voluntad colectiva», diferenciada de la voluntad güísticas, las comunidades religiosas, las naciones pueden tenerse
de las partes, en estas colectividades dominadas por intereses eco- como realidades «pre-positivas», anteriores a la declaración del de-
nómicos. Las deliberaciones comunitarias que se tienen en el seno recho positivo que las constituye como personas jurídicas. Coco ad-
de las colectividades· o sociedades con fines principalmente econó- vierte sobre la confusión que existe en la dogmática tradicional por
micos no pueden ser entendidas ni tampoco valoradas, desde el no distinguir entre «hechos de la experiencia social» y «su califica-
punto de vista del derecho privado, solamente de acuerdo con el pa- ción y regulación jurídica».
radigma de la voluntad privada individual.

54 F. CAPILLA RoNCERO, La persona jurídica. Funciones y dis/tmciones, Madrid, 55 G. S. Coco, Sulla volanta collectiva in diritto privato, op. cit., pp. 22-23.
Ed. Tecnos, 1984, pp. 26-30.
56
F.CAPILLA, La persona jurídica, op. cit., p. 144.
52 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 53

Esta distinción entre experiencia social y experiencia jurídica haya obviado la problematicidad compleja que plantean los llamados
(entre las colectividades como realidades sociológicas y como estric- «intereses supraindividuales» («intereses colectivos» e «intereses di-
tas personas jurídicas) conecta con la cuestión de la posibilidad de fusos»). Hay una enorme confusión, falta de claridad y equivocidad
atribuir derechos (morales) a sujetos colectivos que no son propia- en torno a estos conceptos. De estas cuestiones trata la voluminosa
mente o estrictamente personas jurídicas, esto es, que no han sido obra de Pablo GUTIÉRREZ DE CABIEDES, titulada La tutela jurisdiccio-
reconocidos por las leyes de un Estado o por el derecho interna- nal de los intereses supraindividuales: colectivos y difusos.
cional. Coco advierte sobre la posibilidad de entender que los or- Si bien en este libro se exponen principalmente cuestiones pro-
ganismos desprovistos de personalidad jurídica debieran equiparar- cesales muy técnicas, propias de una disciplina como el derecho pro-
se a los esclavos. Sin embargo, en su opinión, esta comparación no cesal, el autor reflexiona sobre los problemas de fondo que la tutela
es correcta, porque los esclavos estaban provistos de una capacidad de los intereses colectivos plantea y hace consideraciones enor-
natural, pero no jurídica. En cambio en los organismos es el orde- memente interesantes que confirman que muchas de las cuestiones
57
namiento positivo el que les confiere personalidad y capacidad • que estoy planteando no son nada artificiales ni desligadas de la rea-
Así pues, quizás la aportación más interesante de Coco en rela- lidad jurídica. El procesalista constata sociológicamente que la so-
ción con nuestro tema es que los sujetos colectivos no son en térmi- ciedad contemporánea es una sociedad en la que se han incremen-
1
nos absolutos una pura y absoluta creación ex nihilo de las leyes. Una tado las producciones, los intercambios, el consumo masivo y las
nación no reconocida o un partido político no legalizado se compo- actividades que afectan no ya sólo al individuo aislado, sino a grupos
nen de un conjunto de sujetos individuales y de relaciones intersub- enteros de personas58 • Los procesalistas se dan cuenta de la impor-
jetivas perfectamente verificables por un observador externo y, por tancia y complejidad (incluso filosófica) que implica la tutela de los
consiguiente, componen un entramado de contactos, reuniones e in- intereses colectivos.
cluso de estructuras de funcionamiento colectivo que en su conjunto GUTIÉRREZ DE CABIEDES reconoce que se trata de un tema de in-
o como una totalidad no pueden conceptuarse como algo inexisten- dudables connotaciones ideológicas. Los estudios relativos a «lo co-
te, sino que pueden ser base para el reconocimiento legal, por lo que lectivo» en el ámbito de las ciencias sociales, aun incluso en el dere-
los sujetos colectivos no pueden tenerse simplemente como personae cho procesal, han sido vistos frecuentemente con grandes
fictae como han sostenido las doctrinas más tradicionales sobre las suspicacias, porque se .entendía que eran temas promovidos desde
personas jurídicas o morales. Un sujeto colectivo puede ser, antes de planteamientos marxistas o neomarxistas. GUTIÉRREZ DE CABIEDES,
que un orden jurídico lo declare como tal, algo real, algo más que un por supuesto, intenta marginar la perspectiva de una «sociedad de
simple encuentro o yuxtaposición de individuos. Unos cientos de clases» y afirma rotundamente que es un problema de grupos, no de
hombres y mujeres reunidos en un determinado espacio no son siem- , clases59 • Los estudios relativos a «lo colectivo» no son bien acogidos
pre simplemente unos cientos de individuos con sus nombres y sus en la dogmática jurídica contemporánea, que -como se sabe- está
apellidos puestos unos junto a otros, sino que pueden ser algo más, totalmente alejada de posibles principios marxistas o neomarxistas y
pueden ser la asamblea constituyente de un partido no legalizado. está impregnada de los postulados individualistas propios del neoli-
beralismo creciente y dominante en nuestro tiempo.
B) El derecho procesal y los intereses colectivos No obstante, GUTIÉRREZ DE CABIEDES llega a una conclusión,
que es muy coincidente con uno de los argumentos centrales de mi
Desde el punto de vista del derecho procesal, precisamente en el estudio, y es que, nos guste o no nos guste, es necesario estudiar la
interior de una dogmática jurídica que en principio podría tenerse realidad y la virtualidad de lo colectivo desde la perspectiva de la
como ajena a nuestro tema, se ha planteado también el problema de
los sujetos colectivos. Es interesante que la doctrina procesalista no
58 P. GuTIÉRREZ DE CABIEDES, La tutela jurisdiccional de los intereses suprainvi-

duales: colectivos y difusos, Pamplona, Editorial Aranzadi, 1999, p. 9.


59
5i G. S. Coco, Sulla volanta collettiva in diritto privato, op. cit., p. 70. Ibid., p. 69.
54 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 55

subjetividad jurídica. GUTIÉRREZ DE CABIEDES dice que «sería un de- cada uno de ellos, en la misma medida y por el hecho de ser miem-
sacierto "descalificar" globalmente la entera temática de los intere- bros del grupo genéricamente afectado»65 • Ejemplos: publicidad en-
ses supraindividuales (colectivos y difusos) como consecuencia de lo gañosa, comercialización de producto defectuoso, falta de higiene o
anterior (origen marxista)». Incluso, por causa de esa ideologización de seguridad en una fábrica o centro escolar66 •
del tema, se hace más necesario este estudio desde la óptica de la
dogmática jurídica60 • Pablo GUTIÉRREZ DE CABIEDES trata también de la problemática
de los grupos sin personalidad jurídica, esto es, se refiere, aunque sea
El procesalista plantea la cuestión de fondo de si un interés su- de manera indirecta, a la cuestión de los sujetos colectivos no reco-
praindividual, un interés colectivo, es una relación jurídica unitaria, nocidos por las leyes, cuando afirma la objetividad de los intereses
inescindible o incluso objetiva, no atribuible a ningún sujeto indivi- colectivos, al margen de que se puedan o no se puedan atribuir a un
dual o si, por el contrario, es una mera suma de intereses individua- sujeto colectivo. GUTIÉRREZ DE CABIEDES sostiene que un interés co-
les. Esto es, se está planteando si es posible hablar de entidades co- lectivo no se hace colectivo ni deviene interés tutelable por el hecho
lectivas como diferenciables .de la mera suma o agregación de de que lo porte un «ente colectivo». Y sostiene la siguiente tesis, inte-
entidades individuales61 • El procesalista no rehuye, pues, una de las resante para nuestro estudio: «El que un grupo de personas no esté
cuestiones filosóficas más difíciles cuando se habla de lo colectivo en organizado previamente no impide que pueda existir una afección
relación con la vida política y jurídica y reconoce que hay doctrinas unitaria de sus intereses». No es necesario un ente preexistente, una
para todos los gustos 62 • Sin embargo, GUTIÉRREZ DE CABIEDES recha- persona jurídica preconstituida. No se puede obligar a una colectivi-
za la tesis de RODOTA de que el criterio de identificación de los inte- dad a organizarse para que su interés sea tutelablé7• La cuestión de
reses colectivos sea el de su «portador», un grupo no ocasional, pues los grupos que no son propiamente personas jurídicas plantea,
cree que hay intereses colectivos que los puede defender un indivi- dentro del ámbito de derecho procesal, especiales problemas porque
duo e intereses de un grupo que no podrían llamarse colectivos63 • La entran en juego las categorías de capacidad para ser parte y capacidad
suspicacia con que la dogmática jurídica dominante trata esta clase procesal, categorías que a su vez remiten a las de personalidad jurídi-
de relaciones en las que inevitablemente se detecta la dicotomía indi- ca y la capacidad jurídica. Unos sostienen que no puede existir capa-
vidual-colectivo se demuestra en el mismo lenguaje utilizado. Así cidad sin personalidad jurídica, esto es, la capacidad sólo puede pre-
cuando GUTIÉRREZ DE CABIEDES se refiere a la discusión en torno a dicarse de quienes tienen personalidad, esto es, de las personas físicas
la diferenciación entre intereses colectivos e intereses difusos, él pre- y las personas jurídicas. Pero también están los que sostienen que
fiere hablar mejor de «intereses supraindividuales», si bien aplica el puede existir capacidad procesal sin personalidad, tesis que apoya
concepto de «intereses colectivos» cuando los intereses se refieren a GUTIÉRREZ DE CABIEDES y que implica la introducción de otro con-
un grupo o colectividad muy determinada y estructurada64 • cepto como es el de subjetividad jurídica68 • Refiere un texto de SÁINZ
La definición de interés supraindividual que aporta parece bas- DE BUJANDA quien, en el campo del derecho tributario, afirma que la
tante comprensiva y realista. «El interés supraindividual es una si- subjetividad jurídica no puede agotarse en la dicotomía persona físi-
tuación jurídica en que una comunidad de sujetos se encuentran ca-persona jurídica69 • «Así, el campo de la subjetividad jurídica dila-
-en idéntica posición- respecto a un bien del que todos ellos dis- ta y enriquece con nuevas figuras nuevos protagonistas de la vida ju-
frutan simultánea y conjuntamente, de forma concurrente y no ex- rídica, postulándose de ese modo una distinción entre el concepto de
elusiva y que se ven afectados de forma unitaria por un determina- persona y el de sujeto de derecho» 70 • Esta posibilidad o esta distinción
do acto que a todos perjudica. Es un interés que es de todos y de tiene apoyos legales en el derecho laboral, en el derecho tributario y

65
!bid., p. 110.
60
!bid., p. 70. 66
!bid., p. 111.
61
!bid., p. 31. 67
!bid., p. 301.
62
!bid., p. 73. 68 !bid., pp. 312-313.
63
!bid., pp. 101-102. 69
!bid., p. 313.
M Jbid., p. 109. 70
!bid., p. 314.
56 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 57

en el derecho procesal. Quizá la explicación más clara que dan los nal72 • El derecho internacional vincula especialmente la posible sub-
que hacen esta distinción es que el derecho puede considerar como jetividad a su reconocimiento legal o normativo y a la existencia de
centro autónomo de imputación de determinadas relaciones o efec- efectivas e importantes funciones en el ámbito internacional, que es
tos jurídicos a un conjunto de bienes o de personas que no tienen el aspecto sociológico, como ya puso de manifiesto el TIJ en su dic-
personalidad jurídica propia como tal conjunto. tamen de reparación de daños de 1949 (Rec. CIJ, 1949, p. 178 y ss.).
Además de este planteamiento contractualista y funcionalista
sobre las organizaciones internacionales, el derecho internacional
C) El derecho internacional: los Estados, tuvo que flexibilizar sus principios ante la presencia de pueblos, na-
los pueblos y las naciones ciones, minorías, movimientos de liberación nacional, grupos de in-
surgentes que no eran Estados, que pretendían ser reconocidos
La existencia de sujetos colectivos tiene un especial relieve den- como sujetos y que incluso reclamaban «derechos» (morales o no-le-
tro del ámbito del derecho internacional y de las relaciones interna- gales). Hasta los Pactos Internacionales sobre derechos civiles, polí-
cionales. Como se sabe, para el derecho internacional los sujetos por ticos, económicos, sociales y culturales de Nueva York de 1966, es-
antonomasia son los Estados, esto es, unos determinados sujetos co- tas colectividades no eran tenidas como sujetos legitimados por el
lectivos. Este principio, incuestionable en el derecho internacional, derecho internacional, sino que eran tenidas como simples colonias,
es un principio diametralmente opuesto al que constituye la sustan- como partes de una gran metrópoli que luchaban por su reconocí-
cia de todo derecho interno, el individuo como sujeto absoluto y fin miento con la firme convicción de ser sujetos del orden interna-
primario del orden jurídico. cional con derechos morales. En el orden internacional hay «sujetos
El derecho internacional reconoce también, después de una colectivos» que no son estrictamente sujetos de derecho y, sin em-
larga evolución, otros sujetos colectivos que no eran los Estados. Tal bargo, funcionan con una cierta subjetividad. Un caso muy conoci-
es el caso de las organizaciones internacionales. Por exigencias fun- do fue el caso del pueblo palestino. En otros tiempos no muy leja-
cionales de la sociedad internacional las organizaciones internaciona- nos, no era nada para el derecho internacional. Pero al mismo
les empezaron a partir de 1945 a configurarse como nuevos sujetos tiempo lo era. Era un «sujeto metalegal» en cuanto era una entidad
del derecho internacional. Dada la importancia y el interés público colectiva que reclamaba derechos «morales», reivindicaba un terri-
de algunas organizaciones internacionales (ONU, UNESCO, FMI, torio y unos recursos naturales. Incluso sus representantes eran con-
etc.), el derecho internacional no ha tenido más remedio que reco- vocados y escuchados por los Estados. Poco a poco, sin ser un Es-
nocerles una subjetividad internacional, aunque ésta no conlleve to- tado, ha devenido «más» sujeto dentro de la sociedad internacional
dos los derechos, facultades y poderes que tienen, por supuesto, los por medio de un estatuto político que le ha permitido, ya dentro del
Estados como sujetos del derecho internacional por excelencia. Las derecho internacional, tener una relativa subjetividad, aunque por
organizaciones internacionales tienen una personalidad jurídica es- desgracia no sea todavía en sentido estricto un sujeto del derecho in-
pecífica, que depende de las funciones que les atribuye el tratado ternacional, esto es, un Estado.
constitutivo a través del cual se crean. La capacidad real de actuar, las Sin afirmar la existencia de derechos morales colectivos, Joseph
funciones efectivas, la existencia de unas estructuras, de unos órga- RAz ha dado una explicación interesante sobre esta entidad de los
nos y de una organización reglada son las condiciones y los referen- intereses colectivos que conduce a la afirmación de un sujeto colec-
tes que llevan al reconocimiento de una entidad colectiva como or- tivo. Cuando determinados líderes políticos reivindican la autono-
ganización internacional con personalidad propia71 • N o todos los mía de sus naciones, reivindican algo -dice RAz- que no es de un
sujetos en el derecho internacional tienen el mismo estatuto perso-
72
C. DOMINCÉ, I:ordre juridique international entre tradition et innovation Pa-
7I J. A. BARBERIS, «Nouvelles question concernant a la personalité juridique in-
rís, PUF, 1997, pp. 8-9 y 2-3. Vd. también R. HOFMANN (ed.), Non-State Acto,rs as
ternationale», RCADI, 1983/1, pp. 157-304, en especial con respecto a las personas Subjects of International Law. From the Traditional State Order towards the Law of
privadas, p. 18, y con relación a organizaciones internacionales, pp. 216-219. the Global Society, Berlín, Duncker-Humblot, 1999.
58 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL DERECHO 59

individuo, ni de una suma de individuos, sino el interés o el derecho por ejemplo, que en una guerra no se puede combatir sin las accio-
de una realidad supraindividual que resulta difícil de identificar y de nes antagónicas de unos individuos, pero es falso reducir una guerra
fundamentar, pero que tampoco se puede decir que no exista. Jo- a las acciones de soldados individuales. Cuando J ones del país A)
seph RAz aplica a estos casos el concepto de «bienes colectivos» de mata a Smith del país B) no lo hace por un conflicto personal con
la siguiente manera. Arafat tiene un interés en la autodeterminación Smith, sino más bien como miembro de un grupo que tiene un con-
palestina, un interés en vivir en una comunidad que le permita ex- flicto colectivo con el grupo de Smith, por defender a su nación74 •
presarse en público y desarrollar sin represiones aquellos aspectos
de su personalidad que están ligados a su sentido de la identidad En suma, se debe constatar el protagonismo de los sujetos co-
como miembro de una comunidad. Pero Arafat no tiene un derecho lectivos dentro del marco del derecho internacional y fuera de él. La
a la autodeterminación palestina. La autodeterminación es un bien historia de la sociedad internacional, con sus bondades y sus malda-
colectivo, que impone exigencia a otras comunidades, pero el inte- des, es una obra no sólo de individuos excepcionales (para bien o
rés de Arafat, como de un número determinado de palestinos, no para mal), sino también de colectividades, de sujetos colectivos que
justifica imponer deberes a comunidades 73 • a veces no están reconocidos como tales (los no-Estados). La socie-
dad internacional no puede comprenderse sin reconocer que hay co-
Los intereses de las naciones y los pueblos han tenido un espe- lectividades que demandan derechos que no existen en la ley (dere-
cial protagonismo en la historia del siglo XX como expresión de hu- chos humanos o morales) y por las que hay individuos dispuestos a
manización del derecho .internacional. Las luchas por el reconocí- morir. «¿Por qué tantas personas están dispuestas a morir por sus
miento de una subjetividad colectiva, en las que han perecido naciones?»75 •
muchos hombres y mujeres, se han producido por la defensa de in-
tereses colectivos que se tenían como contenidos de derechos colec-
tivos, estuvieran o no estuvieran reconocidos en una legalidad posi-
tiva. Más allá de cuestiones estrictamente jurídicas, la historia de la
sociedad internacional es una prueba palpable del protagonismo de
los sujetos colectivos no sólo dentro de la ley, sino también al mar-
gen de la ley. Las guerras y los conflictos más violentos de los últi-
mos cien años han tenido como origen los intereses de sujetos co-
lectivos, concretamente de las naciones que no eran Estados y que
afirmaban derechos que no estaban reconocidos en ninguna norma
internacional. Sobre esos supuestos se produjeron las guerras de li-
beración colonial de la década de los cincuenta y sesenta, que fue-
ron soluciones extremas para que pueblos y naciones colonizadas
pudieran alcanzar la cualidad de sujeto-Estado. Así también guerras
y conflictos más recientes (Balcanes, Oriente Medio, Sureste Asiáti-
co, etc.) han tenido como origen los intereses de pueblos y naCiones
que no eran Estados, que no eran propiamente sujetos del derecho
internacional. A propósito de los conflictos, hay un argumento im-
portante que mantiene C. Ch. WELLMAN para justificar la existencia
de sujetos colectivos. Según WELLMAN, la dinámica de los cOnflictos
internacionales no se puede explicar sin tener en cuenta la eficiente
realidad de los grupos o las colectividades. C. Ch. WELLMAN afirma,
74
C. HEATH WELLMAN, «Líberalism, Communítarísm, and Group Ríghts», en
Law and Philosophy, vol. 18., núm. 1, January, 1999, pp. 23-24.
73
J. RAz, The Morality o/Fredom, Oxford, Clarendon, 1988, p. 207. 75
M. GUIBERNAU, Los nacionalismos, Barcelona, Ariel, 1996, p. 159.
Capítulo sexto

LOS SUJETOS COLECTIVOS NO RECONOCIDOS


POR LAS LEYES: LAS NACIONES SIN ESTADO

Como venimos diciendo, los sujetos colectivos existen. Los suje-


tos colectivos son, en principio, una creación del derecho, del orden
jurídico de cualquier Estado. Aunque se discutan sus funciones, su
importancia o su valor en relación con los sujetos individuales, in-
cluso aunque se les califique como entes ficticios, desde una pers-
pectiva legalista la existencia jurídica de los sujetos colectivos es di-
fícil de rebatir.
Pero vayamos hacia una de las cuestiones más problemáticas de
nuestro estudio: la existencia de sujetos colectivos más allá de las le-
yes, más allá de un orden jurídico positivo, del derecho propio de un
Estado o del derecho internacional. Con otras palabras: las grandes
preguntas ontológicas sobre los sujetos colectivos aparecen cuando
se pretende afirmar su existencia al margen o más allá de un sistema
de derecho. La posibilidad de un sujeto colectivo anterior a la ley de
un Estado, la existencia de una subjetividad metalegal es una de las
cuestiones que seguramente más interrogantes, dudas o recelos
plantea dentro de una filosofía jurídica, particularmente por las con-
secuencias de carácter político que la admisión de este principio
puede tener, particularmente para la legitimación de algunas reivin-
dicaciones políticas de carácter nacionalista. Como acabamos de ver,
éste es el caso de las naciones sin Estado, de colectividades que se
declaran o autoproclaman como naciones y como sujetos de dere-
chos fundamentales, de derechos simplemente morales.
Que haya seres que no son tenidos como sujetos de derecho por
un determinado orden jurídico es una vieja cuestión de la historia del
derecho, nunca definitivamente resuelta, porque, parafraseando a
HEGEL, no todo lo real es legal, como tampoco todo lo legal es real.
Así sucedió en otros tiempos (incluso, hoy también) cuando algunos
62 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS NO RECONOCIDOS POR LAS LEYES ... 63

sujetos individuales (seres humanos) no eran tenidos como sujetos de dinámica de las relaciones políticas en unos determinados territorios
derecho y, sin embargo, se afirmaban como personas y sujetos de de- y en unas determinadas poblaciones. Los nacionalismos son ideolo-
rechos naturales o morales. Reivindicaban su reconocimiento jurídico, gías políticas con contenidos muy diversos.
pues se sabía y se sabe, desde que la civilización jurídica se hizo do- Si el concepto de nación es ya en sí un problema, es fácil imaginar
minante, que en el campo de las relaciones y de los conflictos sociales lo que puede significar hablar de naciones sin Estado que reivindican
ser reconocido por las leyes es una garantía, aunque no total, para derechos y libertades que no están reconocidos legalmente. Desde el
existir realmente. Los hechos demuestran que la historia política y ju- siglo XVIII se adscribe con bastante regularidad al mismo concepto de
rídica está llena de actuaciones de sujetos que no tenían ese reconoci- nación el derecho a su soberanía. Los problemas no son sólo teóricos
miento y que afirmaban tener una legitimidad para existir más allá de (¿cómo justificar sujetos colectivos con derechos, cuando ni los sujetos
un derecho histórico. Sin embargo, que «algo» sea un sujeto al mar- ni los derechos están reconocidos en un orden jurídico?), sino sobre
gen derecho se tiene hoy como una tesis poco fundada o poco razo- todo prácticos, como son las enormes energías que despliegan estos su-
nable. Si el derecho no reconoce una subjetividad, el sujeto no existe. puestos sujetos hasta promover guerras enormemente sangrientas.
Hablar de una subjetividad colectiva pre-legal o metalegal es ra- Pero el hecho es que hay muchas naciones que se autoprocla-
zonable, si se tiene en cuenta el dato de que gran parte de los con- man como sujetos con derechos (palestinos, irlandeses, vascos, kur-
flictos de nuestro tiempo han sido originados por colectividades que dos, etc.). Las naciones sin Estado pueden catalogarse dentro de los
no eran estrictos sujetos de derecho. El derecho y la política han te- llamados aquí nuevos Leviatanes, porque tienen una vocación de
nido y tienen que hacer frente a veces a individuos que actúan en poder absoluto sobre una población determinada, sobre un territo-
nombre de unas colectividades (naciones) que no tienen el recono- rio, sobre unas riquezas naturales y porque no tienen una plausible
cimiento expreso de un orden jurídico vigente. La realidad social y legitimidad. Por ello generan conflictos muy radicales que pueden
política muestra que determinadas colectividades se presentan con llegar a ser guerras o terrorismo.
pretensiones de justicia, con reivindicaciones políticas que está~ más
allá de lo que dice el derecho positivo. Es un hecho la presenc1a de En todo caso juzgar a las naciones sin Estado es una tarea difícil
sujetos colectivos «nacientes» que se presentan con lo que se podría y harto comprometida. Quizás para salirme por la tangente, diría que
llamar una «personalidad colectiva fáctica» o simplemente como un no se las debe denostar ni tampoco aplaudir fácilmente. Eric J. HOBS-
conjunto de individuos que demandan «derechos» para el grupo al BAWM ha elaborado unas tesis, bastante plausibles a mi entender, so-
que dicen pertenecer y representar. bre el papel de las naciones y de la ideología política que las utiliza,
el nacionalismo. Según HOBSBAWM, los movimientos nacionalistas en
Este es el problema que plantean, por ejemplo, las «naciones sin occidente son enormemente fuertes, sobre todo en el interior de los
Estado» 1, que reivindican derechos que no están en un orden jurídi- viejos Estados-nación, como Reino Unido, España, Francia y a me-
co. Esta conexión nación-derechos ha producido conflictos muy nor escala en Canadá y Suiza2• La explosión de los nacionalismos se-
graves, incluso guerras. Pienso que conviene detenerse a reflexionar paratistas en Europa, tras el colapso de la Unión Soviética, es tam-
sobre unos sujetos· colectivos especialmente problemáticos como bién otro dato importante. Checos, croatas, eslovenos, serbios,
son las naciones sin Estado. La cuestión es complicada, en primer ucranianos, georgianos, armenios han estado y están inmersos en rei-
lugar, porque el mismo concepto de nación conlleva enormes pro- vindicaciones nacionalistas e incluso en luchas fraticidas 3• El caso de
blemas de todo tipo. Sobre el concepto de nación y sobre el papel las sociedades ex -comunistas se explica por la desorientación social
de las naciones en la política contemporánea hay un enorme o com- que produjo la caída de la URSS. El nacionalismo y la etnicidad han
plejo lío intelectual y político, del que es difícil salir. No hay un con- sido los factores decisivos para la integración de unas sociedades de-
cepto unívoco y único de nación, como tampoco hay unanimidades
sobre el papel que pueda tener una nación en la constitución y en la
2
E. J. HOBSBAWM, Nations and Nationalism since 1780, Second Edition, Cam-
1 M. KEATING, Naciones contra el Estado, Barcelona, Ed. Ariel, 1996; y M. Gm-
bridge University Press, 1993, p. 169.
3
Ibid., pp. 163-165.
BERNAU, Los nacionalismos, op. cit.

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
BIBLIOTECA CENTRAl
64 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS NO RECONOCIDOS POR LAS LEYES ... 65

sintegradas4• También el mundo islámico ha fomentado y fomenta un ración nacional y de independencia fueron agentes importantes para la
separatismo nacionalista distinto del liberal y democrático-revolucio- emancipación política de la mayoría del mundo, esto es, para una eli-
nario del siglo XIX. Algunos Estados africanos post-coloniales están minación de la administración imperialista y, más significativamente de
hundidos en el caos y el desorden por la apelación del derecho de los una dominación militar directa de los poderes imperialistas» 10• Sin em-
pueblos a constituir un Estado-nación soberano, como sucede en So- bargo, HOBSBAWM cuestiona la fuerza y la dominación del nacionalis-
malia y Etiopía. Y todos estos conflictos se generan a partir de con- mo y entiende que el nacionalismo declinará con el declive del Estado-
vicciones sociales amplias y arraigadas en determinadas colectivida- nación, aunque considera absurdo creer que ese día está cerca 11 •
des que se tienen con identidad propia y con derechos propios más En mi opinión, hay un principio inicial que debiera respetarse:
allá de lo que diga un orden jurídico vigente. no se debe minusvalorar el papel político de las naciones en el mun-
Sin embargo, HOBSBAWM es crítico con los nacionalismos. Así do de hoy. Las naciones siguen siendo grandes protagonistas de la
dice que se exagera la fuerza del factor nacionalista. Es cierto que vida política. De manera incuestionable lo son aquellas naciones que
hay un hambre de pertenencia y unas políticas de identidad, pero forman un Estado. Es difícil desintegrar un Estado que es una sola
también hay una hambre de «ley y orden» para responder a otros as- nación, que no es plurinacional. Las naciones que son Estados o que
pectos de esa desorganización social. Estas situaciones de crisis so- están integradas en Estados van a seguir jugando un papel importan-
cio-políticas crean una ilusión: «crean la ilusión de las naciones y el te en el contexto de una política y una economía globalizada, porque
nacionalismo como una fuerza irresistiblemente ascendente para el son el alma de los Estados y los Estados, aunque pierden soberanía,
tercer milenio»5• Por otra parte, es un hecho que «la nación» está vi- siguen siendo los grandes sujetos de la política internacional. Ahora
siblemente perdiendo parte de sus antiguas funciones, como podría bien, se debe tener en cuenta que hoy hay todavía naciones que no
ser la de constituir una «economía nacional», porque tal función se son Estados y que se presentan en el orden internacional y en el or-
encuentra minada por una «economía global»6• Esta pérdida de sen- den interno de algunos Estados reclamando el derecho a su recono-
tido de «la nación» se constata particularmente en los pequeños Es- cimiento, a su autonomía política y económica, el derecho a ser un
tados existentes con una población de unos pocos millones. La Estado. No estamos en una situación similar a aquélla de los proce-
Kleinstaaterie no resuelve ningún problema7 • Por eso los nacionalis- sos de descolonización de los años cincuenta, pero sin duda hay una
mos separatistas europeos, como el escocés, el galés, el vasco y el ca- lista de naciones sin Estado que están continuamente exigiendo a los
talán, tratan de evitar sus gobiernos nacionales y apelan directamen- sistemas en que están insertas, cuando no luchan abiertamente con
te a Bruselas como «regiones», no propiamente como naciones sin las armas, que se les reconozca su subjetividad y la consecuente titu-
Estado8• Globalmente considerada, en su opinión, la fase «étnica» y laridad de unos derechos colectivos (derecho de autodeterminación,
separatista del nacionalismo no tiene mucho futuro, a pesar de que soberanía nacional, recursos naturales, lengua, etc.). Baste citar los
la xenofobia está llegando a ser una ideología bastante extendida en casos de los palestinos, los kurdos, los serbios, los chechenios, los
nuestro mundo, pero esto es sólo un grito de furia de movimientos ucranianos, los irlandeses, los quebecqueños, los vascos o los catala-
extremistas como el Frente Nacional de Le Pen9• nes. Utilizo «los» para no utilizar la expresión «la nación ... », porque
hablar de «naciones» podría significar que estoy por mi parte, sin
Por todo ello HOBSBAWM, en una valoración general de los fenó-
más argumentos, otorgándoles ya a esos grupos de individuos el títu-
menos nacionalistas de nuestro tiempo, concluye lo siguiente: «En el lo de «nación», aunque por supuesto en el interior de ese grupo se
mundo "dependiente" de la primera mitad del siglo XX, y por razones
tengan como un sujeto colectivo con la categoría de nación.
obvias especialmente en su parte colonizada, los movimientos de libe-
En todo caso, ahí está el dato: hay colectividades que sin tener
4 Ibid., p. 173. el reconocimiento de sujeto por parte de un determinado orden ju-
5 Ibid., p. 177. rídico (interno o internacional) afirman su entidad de naciones y su
6 Ibid., p. 181.
7 Ibid., p. 185.
10
8 Ibid., p. 185. Ibid., p. 169.
9 Ibid., p. 170. 11
Ibid., p. 192.
66 NICOLÁS LÓPEZ CALERA LOS SUJETOS COLECTIVOS NO RECONOCIDOS POR LAS LEYES ... 67

identidad y pretenden ejercer unas libertades y derechos. No son un No trato de entrar a fondo en el debate político (y teórico) del
grupo de amiguetes que se reúnen para plantear cualquier reivindi- «caso vasco». Lo que quiero subrayar ahora es el hecho social y po-
cación banal, sino una colectividad con lazos de solidaridad y de co- lítico de que hay colectividades (naciones sin Estado) que procla-
munidad que les permite hablar en la forma del «nosotros» y tener- man, al estilo de la Antígona de Sófocles, sus derechos más allá de
se como naciones. un orden jurídico. ¿Qué justificación puede darse para afirmar que
En España tenemos el «caso vasco». Una amplia e importante los sujetos colectivos existen y que como tales sujetos pueden y de-
parte de la socieC:lad vasca se presenta o se autopresenta como una na- ben tener determinados derechos fundamentales? Esta pregunta re-
ción sin Estado, como una nación que demanda el reconocimiento de plantea el viejo debate iusnaturalismo-positivismo. Los movimientos
su derecho (¿anterior/superior a la Constitución española?) a ser un nacionalistas no aceptan lo establecido por el orden jurídico al que
Estado. El gobierno y el parlamento de dicha Comunidad Autónoma, están sometidas sus poblaciones y adoptan, sin decirlo expressis ver-
como representantes del pueblo vasco, han afirmado el derecho de bis, un planteamiento iusnaturalista: hay sujetos colectivos y dere-
autodeterminación de la nación vasca, un derecho que no está reco- chos colectivos más allá de lo que dice el derecho positivo. La res-
nocido en la ley fundamental que los legitima, la Constitución Espa- puesta positivista (kelseniana) diría que sólo son sujetos de derecho
ñola de 1978. Afirman ese derecho como una especie de «derecho na- y de derechos aquellas colectividades que sean reconocidas por un
tural» de las naciones. Al margen de lo que digan representantes orden jurídico determinado.
legítimos o ilegítimos de la sociedad vasca, y más allá de debates his- Ahora bien, ¿se puede afirmar que hay sujetos y derechos colec-
tóricos, el hecho sociológico (quizás no justificable histórica, ética o tivos más allá de lo que dicen las leyes históricas sin tener que acu-
jurídicamente) es que hay una nación vasca activa, un sujeto colectivo dir a argumentos iusnaturalistas-nacionalistas? La conciencia ética y
que pretende justificar determinados derechos fundamentales más política de la humanidad del siglo XXI tiene ya plasmados en textos
allá de lo que diga el derecho español y el derecho internacional. jurídicos internacionales lo que pueden ser esos derechos funda-
Uno de los grandes problemas de la organización territorial y mentales de las colectividades más allá de lo que pueda decir un de-
política del Estado español es precisamente que determinadas co- recho histórico en particular. Los Pactos Internacionales sobre de-
lectividades o regiones tratan de autodefinirse como naciones, aun- rechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de Nueva
que el derecho español no las defina así. Para el derecho constitu- York de 1966 establecen que «todos los pueblos tienen derecho de
cional español no hay nada más que una nación con derechos que es libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremen-
España y las demás comunidades son tenidas a lo más como «na- te su condición política y proveen asimismo a su desarrollo econó-
cionalidades» o «comunidades autónomas» con los derechos y obli- mico, social y cultural» (Art. 1).
gaciones establecidos en la Constitución de 1978. Según el plantea- No es posible aquí valorar el alcance (coyuntural o permanente)
miento positivista, la nación vasca o la nación catalana no existirían de ese artículo de los Pactos de Nueva York. Simplemente me limi-
hasta que el derecho español no las reconozca como tales. Los nue- to a constatar el hecho político de que hay colectividades que se pro-
vos Estatutos de algunas Comunidades Autónomas (Cataluña, An- claman sujetos de derechos más allá de las leyes vigentes y que esta
dalucía) han dado un cierto paso en el reconocimiento legal (discu- clase de hechos es constante en toda la historia ética, política y jurí-
tido en su alcance) de otras naciones dentro del derecho español. dica de la humanidad. Estos hechos expresan la convicción de que
Hasta ahora la única nación era España. Por eso Juan Pablo Fusr es- la justicia no termina en lo que dice un derecho histórico. Desde lue-
cribía hace poco lo siguiente: «Lo que debe toda situación demo- go estos hechos tampoco demuestran que toda demanda de dere-
crática tener en la base -y esto está en los cimientos de la Consti- chos no escritos está legitimada a priori, porque ello conduciría al
tución- es la plena garantía de los derechos de sus ciudadanos y el caos social. No obstante, la dinámica histórica, con todas las caute-
sujeto político sobre el que se apoya: lo que llamamos España» 12 • las y restricciones que se quieran, está abriendo continuamente las
puertas a nuevos derechos individuales y colectivos, derechos que
en una primera fase suelen ser tenidos como pretensiones irraciona-
12
J. P. Fusi, en ABC, 10 de octubre de 2005. les, injustificadas y a veces como delitos y que más adelante pasan a
68 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

ser tenidos como derechos «morales» con la pretensión de conver-


tirse (no siempre) en derechos legales (legal rights). Si bien puede
afirmarse que esos sujetos y esos derechos no son propiamente tales
hasta no ser reconocidos por un orden jurídico positivo, también es
cierto que su «inexistencia jurídico-positiva» no puede significar su
absoluta inexistencia o que sean una irracionalidad despreciable e
inatendible. Capítulo séptimo
No se puede entender la vida (y el destino) de los individuos ha-
EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO
bitantes de determinados territorios sin tener en cuenta las actua-
ciones de unas colectividades que se llaman naciones y que no son
Estados. Si volvemos al caso español, es evidente que lo que pasa en
España (no todo por supuesto, ni todo siempre malo) no se entien-
de sin el papel que juegan dos colectividades que se autodenominan Cuando se habla de sujetos colectivos, no basta constatar el ex-
naciones y no son Estados (Euskadi y Cataluña). El destino de mi- traordinario protagonismo que tienen en la sociedad contemporá-
llones de españoles, incluso la vida de muchos de ellos, está depen- nea. Es necesario reflexionar también sobre algunas cuestiones teó-
diendo de las jugadas (a veces sangrientas por parte de quienes se di- ricas de cuya elucidación dependerá un más correcto tratamiento de
cen sus representantes) y de las estrategias que ejecutan esas esta clase de sujetos, de sus derechos y de sus obligaciones. El reco-
colectividades que se dicen naciones y que no son Estados. nocimiento de los sujetos colectivos, y sobre todo, en mi opinión, lo
que es más importante, su ordenación y control jurídico, depende en
Ahora bien, en el interior de mi argumento las naciones sin Es- gran medida de un concepto de sujeto que pueda dar explicación de
tado aparecen como uno de los tests más exigentes en relación con algunos fenómenos sociales que están ligados razonablemente a de-
la elaboración del concepto de sujetos colectivos. Las naciones sin terminados agentes sociales que no son individuos, que no son tam-
Estado plantean hoy, de nuevo y de manera más fuerte, la cuestión poco un mero agregado de individuos y que se declaran sujetos de
de si hay una subjetividad real anterior a la que se deriva de lo esta- derechos.
blecido por un orden jurídico determinado. Con otras palabras, las
naciones sin Estado replantean, pues, la cuestión de si la subjetivi- Hay cuestiones teóricas importantes derivadas de dos críticas
dad es estrictamente un concepto jurídico (sólo la existencia jurídi- bastantes frecuentes que se hacen sobre los sujetos colectivos. La
ca es la existencia de un sujeto), o si tal vez hay un concepto más primera crítica es la que dice que los sujetos colectivos «no son su-
complejo y difuso (¿ético?, ¿político?, ¿sociológico?) que compro- jetos» (no tienen razón, voluntad, libertad, responsabilidad). La se-
mete a saberes más abstractos, menos científicos, esto es, más filo- gunda sostiene que «no existen» (son puras ficciones morales, polí-
sóficos, como pueden ser la ontología, la antropología filosófica, la ticas o jurídicas).
filosofía moral, la filosofía política, la filosofía jurídica. En el ámbito
del derecho (legalidad) y de la ciencia jurídica (teoría) el concepto
de sujeto colectivo es un concepto más cerrado, más acabado, más 1. CONSTRUCCIÓN Y DES-CONSTRUCCIÓN
consensuado, pero más allá de la positividad de las leyes las cosas no DEL SUJETO
están tan claras. De todas maneras la perspectiva legal-positivista no
es tan inocente ni tan efectiva para resolver la cuestión de si hay o no Hacer una filosofía del sujeto es una tarea que desborda los lí-
hay sujetos colectivos. Por eso conviene abrir la cuestión de los su- mites de este trabajo, que no pretende· decirlo todo, solucionarlo
jetos colectivos a las reflexiones propias de la filosofía jurídica, mo- todo. Sin embargo, conviene, y ello es posible, desarrollar algunos
ral y política. Los análisis y argumentos sobre esta cuestión dejan argumentos que estructuren, al menos elementalmente, un concep-
siempre muchas ventanas abiertas, como veremos, y desembocan en to de sujeto para entender mejor de qué estamos hablando. Creo ne-
inevitables planteamientos de naturaleza estrictamente filosófica. cesario explicitar un concepto elemental de sujeto sobre todo con
70 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 71

las miradas puestas en el mundo del derecho y la política, que es toda la filosofía escolástica de su tiempo con su afirmación de la evi-
donde las más importantes o trascendentales actuaciones (buenas o dencia del yo como res cogitans (ego sum res cogitans), del yo como
malas) de los sujetos colectivos tienen lugar. el supremo hacedor de su propia sabiduría. El yo es sujeto en cuan-
to ser pensante. Esta gran revolución fue ante todo a nivel gnoseo-
Los argumentos que quiero exponer aquí se ubican en el campo
lógico. La primera filosofía moderna, sin duda variada o no homo-
de la razón práctica, esto es, son fundamentalmente de naturaleza fi-
génea, aporta la idea de· sujeto como individuo que piensa, que es
losófico-moral y filosófico-política, dado que los llamados sujetos
capaz de comprender desde sí la realidad y su destino, lo cual era
colectivos tienen especial importancia y protagonismo en la vida po-
una manera de intentar superar las concepciones todavía dominan-
lítica, jurídica y económica. No pretendo referirme, pues, a todos los·
tes que tenían en general al individuo subordinado y esclavo de las
argumentos que se dan sobre la categoría de sujeto en la filosofía
leyes de la naturaleza, de las órdenes de Dios o de sus representan-
(gnoseología, moral, lógica, sicología, etc.).
tes en la tierra, esto es, de Dios como el sujeto por antonomasia, el
Desde esta perspectiva, en primer lugar, se debe constatar que la único sujeto capaz de pensar y de determinar lo verdadero y lo fal-
categoría de sujeto está hoy filosóficamente muy cuestionada. Nues- so, lo bueno y lo malo. Sólo había un Gran Sujeto. Algunas aporta-
tro tiempo, filosóficamente hablando, no se muestra propicio a filo- ciones modernas, como las de DESCARTES, sirvieron para superar
sofar sobre el sujeto, entre otras cosas porque se tienen ya demasia- aquellas concepciones premodernas e incluso algunas modernas
das experiencias negativas sobre tal categoría, debidas a las para las que el yo pensante no era una instancia con autonomía epis-
concepciones ambiciosas o dogmáticas que se han dado al respecto temológica y ética.
en la historia del pensamiento. Las filosofías premodernas y moder-
KANT elevó el yo no sólo a la categoría de sujeto, sino también
nas han hecho mucho daño a una concepción razonable del sujeto,
al de persona, esto es, convirtió a todo ser humano en un yo capaz
porque han elaborado una categoría demasiado rígida por metafísi-
de saber, de actuar moralmente y de esperar y cuya dignidad era su
ca y ahistórica. Esas absolutizaciones conceptuales han sido una
autonomía moral y su libertad. La revolución copernicana de KANT
constante de la filosofía hasta que en la segunda mitad del siglo XIX
no fue sólo la afirmación de la primacía del sujeto sobre el objeto,
determinadas filosofías antidogmáticas e irracionalistas dijeron has-
sino también la afirmación de que cada sujeto es dueño de sí. El «sa-
ta aquí hemos llegado. Concretamente SCHOPENHAUER y NIETZS-
pere aude» de su ensayo sobre la ilustración y el principio de la au-
CHE, entre otros, negaron la posibilidad de un concepto de sujeto
tolegislación moral del sujeto fueron contenidos emblemáticos de
como categoría dogmática, como un producto metafísico invariable
una nueva idea de sujeto y sobre todo significaron un avance histó-
y universalizable. Desde entonces, la negación del sujeto es un posi-
rico importante a favor de la no exclusión de ningún individuo
cionamiento doctrinal bastante extendido en la cultura de nuestro
como sujeto y, en el campo del derecho y de la política. El método
tiempo.
kantiano fue una aportación decisiva para que se afirmaran como
¿Por qué tantas críticas al concepto de sujeto, a cualquier con- universales los valores de la dignidad, de la libertad y de la igualdad.
ceptualización que pretenda dar una cierta foto fija del sujeto? ¿Por
No obstante, esta idea del sujeto como dueño de su saber y de
qué erraban las doctrinas metafísicas y ontologistas? Quizá uno de
su hacer tuvo unas pretensiones universalistas que no se correspon-
los mayores errores de las concepciones dogmáticas y universalistas
dían con la realidad. La filosofía kantiana y sus herederos olvidaron
del sujeto fue que sus concepciones falsificaban la realidad y cons-
que la historia real construye sus propios conceptos. Aquellas so-
truían conceptos de sujetos que eran excluyentes. Es decir, elahora-
lemnes y nobles formulaciones kantianas fueron desdichas por el de-
ban un concepto universal que de hecho excluía de la subjetividad,
recho histórico de su tiempo que formulaba en términos normativos
entendida como el mundo de la autonomía y de la libertad, a grupos
un concepto de sujeto que poco tenía que ver con el liberalismo y el
de individuos, a personas humanas concretas que realmente exis-
igualitarismo ético de KANT. Los tratamientos legales que tuvieron
tían. Esta herencia de la filosofía moderna está todavía vigente.
importantes grupos sociales, como por ejemplo las mujeres y los tra-
Ahora bien, pese a esos enormes déficits teóricos, hubo doctri- bajadores durante todo el siglo XIX, y que, en buena medida, se man-
nas especialmente positivas. Por ejemplo, DESCARTES se enfrentó a tienen en nuestro siglo, son ~na prueba de que esos conceptos uní-
72 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 73

versalistas no eran tales en la realidad. El sujeto real (no el construi- ciaba que detrás de tanta metafísica sobre el sujeto no había sino una
do por la filosofía) no era un concepto universalizable, sino más bien voluntad de poder. El sujeto para NIETZSCHE se hallaba inmerso en
una construcción histórica que respondía a unas coordenadas socio- la jaula de valores tradicionales adquiridos heterónomamente, es de-
económicas y culturales. Debe asumirse que los conceptos se crean cir, impuestos por una supuesta autoridad moral ajena al propio su-
o se recrean según las fuerzas de la historia y, por tanto, también la jeto. SCHOPENHAUER señalaba: ¿qué fundamento tiene hablar filosó-
categoría del sujeto ha sido también una creación histórica, un pro- ficamente del sujeto, cuando nadie es dueño de sí, ni tiene la libertad
ducto de unas determinadas correlaciones de fuerzas culturales y pura que podía identificar a un sujeto humano? Para MARX el suje-
económicas que no se corresponden con los ideales positivamente to es una realidad indefinible en términos universales, pues los hom-
universalizantes de algunas filosofías. bres y las mujeres se hallan inmersos en unas estructuras socio-eco-
Esta categoría también ha sido casi siempre un motivo propicio nómicas injustas y alienantes, están determinados por una base
para luchas ideológicas, una ocasión para afirmar unos poderes es- económica, por unas relaciones y modos de producción que los con-
tablecidos. Detrás de tantas filosofías del sujeto ha habido casi siem- vierten en unos seres enajenados, en seres que no se pertenecen a sí
pre muchos intereses parciales recubiertos de ropajes filosóficos e mismos, es decir, que realmente no pueden ser sujetos capaces de
incluso teológicos. La historia política, la historia de los conflictos comprender y actuar desde sí mismos. Las teorías desconstructivis-
sociales, ha girado frecuentemente en torno a las luchas ideológicas tas de nuestro tiempo niegan una base sustancial o esencial primaria
por definir y determinar quiénes podían o no podían ser sujetos (in- desde la que se pueda hablar del sujeto. Tratan de desvelar los po-
dividuales o colectivos). Llevan razón los irracionalismos y los histo- deres que someten a los individuos, poderes que no son siempre vi-
ricismos cuando afirman que el problema más debatido no es qué es sibles. Desde este punto de vista se «des-construyen» todas las con-
un sujeto, sino más bien quién puede ser realmente un sujeto dentro cepciones metafísicas del sujeto que están basadas en la realidad del
de unas determinadas coordenadas históricas. Precisamente la hege- individuo como una entidad trascendental 1•
monía de determinadas ideologías y la existencia de unas estructu- Para determinadas doctrinas post-humanistas el sujeto es un
ras socio-económicas poco propicias para afirmar el valor de la constructo histórico, más concretamente el sujeto es una creación
igualdad han hecho que durante muchos siglos no pudieran ser su- del poder. FOUCAULT decía, en La verdad de las formas jurídicas, que
jetos los miembros de determinados grupos y clases sociales. el sujeto era un artefacto establecido por técnicas, saberes y poderes
Cuando se trata de hablar del sujeto, suele asumirse el riesgo o dentro de una sociedad que vigila y controla. FOUCAULT intenta así
reto de intentar elaborar un concepto universal. Ese afán por uní- des-construir el sujeto de la modernidad, ese sujeto cartesiano que
versalizar los conceptos conduce a muchos fracasos, pues normal- es la fuente de todo conocimiento y subsiguiente de toda moralidad.
mente -por no decir siempre- los conceptos universales suelen En FOUCAULT parece que lo individual queda dominado por lo so-
ser un fracaso para comprender la realidad. Por eso las filosofías cial, por lo colectivo. Es curioso que cuando se pregunta a sí mismo
de nuestro tiempo, escarmentadas, tienden a ser ante todo histori- si el objetivo de sus estudios era el poder, se responde que no, que
cistas y poco propicias a elaborar una categoría metafísica de suje- más bien ha pretendido elaborar una historia de los diferentes mo-
to y han rechazado la universalización de un concepto de sujeto. Se dos de subjetivización del ser humanal. Pues bien, si no he entendi-
han dedicado a la «des-construcción» de la categoría. Han critica- do mal a FOUCAULT, lo que en ese ensayo pone de relieve, al menos
do el sustancialismo metafísico medieval y moderno y cons-e- por lo que aquí interesa, es que en los modos de objetivización que
cuentemente todos los intentos de conformar un sujeto universal transforman a los seres humanos en sujetos se pueden encontrar las
que nada tiene de universal, sino todo lo contrario, pues respondí- claves para entender los fenómenos de poder. Los seres humanos
an más bien a los intereses de los sujetos dominadores de cada mo- son sujet.os en el modo y medida que determinadas prácticas del po-
mento histórico.
1 Vd. J. CULLER, Sobre la desconstrucción: teoría y crítica después del estructura-
De esta clase fueron las reacciones fuertes, radicales e incluso lismo, Madrid, Ed. Cátedra, 1992.
irracionalistas que tuvieron filósofos como NIETZSCHE, SCHOPEN- 2 M. FOUCAULT, «Por qué hay que estudiar el poder: la cuestión del sujeto», en
HAUER o MARX. Recuérdese, por ejemplo, cómo NIETZSCHE denun- Materiales de Sociología Política, Madrid, Ed. La Piqueta, 1986, pp. 25 y ss.
EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 75
74 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

der les determinan. Por eso hay luchas contra los poderes que cues- toricista no debe negar determinadas «cualidades» del sujeto que
tionan el estatuto del individuo, luchas en contra de lo que Fou- pueden ser tenidas como raz?nabl~mente ob~ias pa~a la cultura de
CAULT llama «el gobierno por la individualización», porque esos po- nuestro tiempo, pero debe evitar afirmar la universalidad de un con-
deres que «individualizan» se ejercen sobre la vida cotidiana cepto.
inmediata, clasifican a los individuos en categorías, los atan a su ·Qué queda del sujeto? A pesar de la historicidad del concepto
identidad. «El término "sujeto" tiene dos sentidos: sujeto sometido y a~que parezca contradictorio con l? dich?, se~ía poc.o raz~nabl.e
al otro por el control y la dependencia, y sujeto relegado a su propia concluir rotundamente que no hay suJeto. Sm suJeto (s~n raciOn~h­
identidad por la conciencia y el conocimiento de sí mismo. En los dad comprensiva y crítica y sin dignidad humana) no tie~e sentido
dos casos, el término sugiere una forma de poder que subyuga y so- tratar de entender la historia, evaluarla, transformarla y solo queda-
mete»3. Quizás por ello FOUCAULT decía al final de este ensayo: «He- ría el bellum omnium contra omnes. La esencia del sujeto humano se-
mos de promover nuevas formas de subjetividad que se enfrenten y ría su simple fuerza para oprimir o destruir a otros seres humanos.
opongan al tipo de individualidad que nos ha sido impuesta duran-
te siglos»4• En mi opinión, la idea de sujeto puede estar representada. por
una serie de sub-conceptos razonablemente aceptables. Por eJe~­
Coincido con el historicismo de nuestro tiempo en que el con- plo la idea de sujeto puede contener a las cualidades que KAN! asig-
cepto de sujeto no puede ser un concepto absoluto. No es posible naba al concepto de persona. En este sentido diría que ser suJ~~o es
atribuir un contenido absoluto a un concepto de sujeto. No hay sinónimo de ser un fin en sí mismo, de libertad, de responsabili.dad
unos criterios epistemológicos que puedan fundamentar un concep- (de ser capaz de responder de los propios actos), de ser autolegisla-
to de sujeto entendido como sustancia universal. Las doctrinas filo- dor de sí en lo que sea lo más constitutivo de su ser, pe~o ~econo­
sóficas se ven desbordadas por la realidad social, donde se puede ciéndose como igual a otras entidades de igual estructura ontica. No
constatar la pluralidad de concepciones de la subjetividad. Los his- ser sujeto significaría no poder proclama~se co~o autor de una ac-
toricismos llevan razón cuando hacen planteamientos negativistas, ción, no poder declararse dueño del propio destu:o, no poder esc.o-
porque constatan con razón los fraudes éticos y políticos que en la ger los caminos del propio desarrollo como ser vivo, no poder dis-
historia han cometido algunas filosofías con sus pretendidos con- poner de los bienes que considera propios, no poder tener derechos.
ceptos universales de casi todo, incluido el sujeto. Porque los onto-
logismos (escolásticos o no escolásticos) convierten a la historia en
ontología, en espacios de entidades universales y permanentes que
no son tales. Un concepto universal de sujeto expresa un absolutis- 2. LOS AMIGOS DE LO COLECTIVO: DEL
mo ontológico (esto y sólo esto es un sujeto) que consecuentemente ROMANTICISMO AL COMUNITARISMO,
suele acabar en un absolutismo político (sólo éste o éstos son los que PASANDO POR HEGEL Y MARX
tienen que mandar). Así actuó el nazismo cuando afirmó un con-
cepto absoluto de sujeto, como fue el concepto de pueblo ario, que Dicho lo dicho, el paso de un concepto general ?~ sujeto a un
fue el instrumento intelectual para condenar a masas de individuos, concepto de sujeto colectivo resulta enormemente difi~ul~oso. L.as
a los que no era sujetos, a la muerte. La absolutez de la subjetividad peculiares y trascendentales cualid~des que se suelen atn?uir al suJe-
excluye y destruye. La filosofía de nuestro tiempo, al poner sobre el to en general como agente moral, hbre y responsable encierran. e.spe-
tapete la problematicidad del concepto de sujeto, hace que se tam- ciales dificultades para ser asignadas a un grupo, a una col.ectividad
balee uno de los pilares más (aparentemente) sólidos de la tradición de forma tal que un grupo o una colectividad puedan devemr una en-
filosófica y cultural de nuestro entorno social y político. De todas tidad de referencias de responsabilidades, derechos y deberes.
maneras, en mi opinión, conviene precisar que una concepción his- No obstante, como vengo afirmando, es posible hablar de s~j~­
tos colectivos. Quizás una perspectiva sociológica sea la que obJeti-
3
Ibid., pp. 30-31. va menor el problema del concepto, pues es capa~ de llegar a c~n­
4
Ibíd., p. 36. clusiones verificables, aunque inevitablemente dicha perspectiva
76 NICOLÁSLÓPEZCALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 77
resulta también muy discutible. Por ejemplo, según GoULD, un gru- fesión, etc.); grupos en los que los individuos interactúan y se rela-
po no es simplemente un agregado accidental de individuos, ni in- cionan según un conjunto de roles; grupos primarios, cuyos miem-
cluso un agregado de individuos que tengan las mismas caracterís- bros interactúan cara a cara (la familia), grupos secundarios, cuyos
ticas. Ni tampoco es una entidad que existe sobre los mismos miembros no interactúan directa y personalmente (un partido), gru-
miembros que la integran. Más bien se suele entender que se trata pos con continuidad por referencia a unos derechos de propiedad
de unos individuos que tienen unas ciertas relaciones unos con (las corporaciones), grupos de acción para realizar una tarea común,
otros, esto es, participan de un propósito común o tienen una mis- etcétera7•
ma intencionalidad. GOULD caracteriza un grupo social como una
entidad constituida por «individuos que están relacionados». Los Desde una ontología de los grupos hay doctrinas que mantienen
individuos, agentes ontológicamente anteriores a los grupos, devie- que un grupo es una entidad, aunque no independiente de sus
nen por tales relaciones individuos sociales (social individuals). La miembros. Aunque el ser humano usa la garganta y la lengua para
prioridad ontológica de los individuos (the ontological priority o/ the hablar es el profesor quien da una clase, no su garganta o su lengua.
individuals) se mantiene en razón de su mediación, a su capacidad De modo semejante, cuando el tesorero de una corporación firma
de cambiar esas relaciones o de elegir una nueva (entre ellos mismos un cheque o un empleado suministra un material, es la corporación
o con otros). Las entidades sociales constituidas no existen inde- la que paga y no el tesorero. Un grupo social es algo más que la suma
pendientemente como los universales platónicos, sino sólo existen de sus miembros.
en y a través de los individuos que se relacionan entre sí y desapare- Una teoría intermedia sostiene que un grupo no es un mero
. cen cuando esas relaciones ya no se tienen5• agregado de individuos ni algo más que sus miembros. Un grupo so-
Carl WELLMAN hace también un relato extenso de los distintos cial se constituye por individuos que mantienen unas relaciones y
conceptos de grupo cuando se habla de los derechos de los grupos. esas relaciones permiten actuar a sus miembros en nombre del todo
La aportación de WELLMAN es una interesante síntesis descriptiva y y tener intereses conjuntos distintos de los intereses de cualquiera de
analítica de los distintos conceptos de grupo que circulan dentro de sus miembros 8• En cambio otros, como Mary Anne WARREN, defi-
la sociología. Así hace una diferenciación entre «grupos organiza- nen la personalidad con rasgos psicológicos tales como ciencia, ra-
dos» (organized groups), que están estructurados por un conjunto de cionalidad, automotivación, capacidad de comunicarse, auto-
normas que definen sus funciones y papeles dentro del grupo, y los conciencia. Por ello las corporaciones son ficciones legales, porque
«grupos no-organizados» (unorganized groups) que no disponen de no pueden tener esos rasgos psicológicos. Habría que demostrar
una estructura normativa para actuar como tal grupo. Un ejemplo cómo un grupo puede tener conciencia, razón, comunicabilidad9•
de los primeros sería la Gulf Oil, y de los segundos, un equipo de Quizás la aportación más atrevida de Carl WELLMAN sea afirmar
niños jugando al baloncesto en la playa. La General Motors o la Uni- la existencia de bienes o intereses colectivos para explicar que los
versidad de Washington existen por disponer de una constitución, grupos pueden tener derechos. La conservación de una lengua debe
un acto legalmente válido. Lo que distingue a un grupo, desde esta ser un interés colectivo, porque ningún individuo podría conservar-
perspectiva, es que las interacciones de sus miembros representan la por sí mismo. Solamente una comunidad puede tener una lengua.
roles sociales definidos por reglas sociales 6• La independencia política es algo similar. La independencia política
Los sociólogos hacen otras distinciones: grupos según las carac- es muchas veces un interés de un pueblo colonial, pero no es algo
terísticas socialmente relevantes de sus miembros (edad, sexo, pro- que puede ser conseguido y disfrutado por uno o unos pocos indi-
viduos. Cierta clase de bienes son por su verdadera naturaleza co-
lectivos. La lógica conclusión que se puede obtener de estas tesis de
5
• C. C. GOULD, «Group Rights and Social Ontology», en Groups and Group Rights,
edited by C. SISTARE, L. MAY y L. FRANCIS, University Press of Kansas, 2001, p. 44.
6
C. WELLMAN, «Alternatives for a Theory of Groups Rights», en Groups and i !bid., pp. 24-25.
Group Rights, Edited by C. SISTARE, L. MAY y L. FRANCIS, University Press of Kan- 8
!bid., p. 25.
sas, 2001, p. 25. 9
Ibid., p. 29.
78 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 79

WELLMAN es que, si hay derechos colectivos, tiene que haber suje- uno de los elementos de esta dialéctica. La primacía axiológica (con
tos colectivos. Un individuo no puede ser titular de los derechos de indudables consecuencias en el campo del derecho y la política) de
una lengua o de una nación. lo colectivo o de lo individual es una de las cuestiones permanente-
mente planteadas y no resueltas de la filosofía política y moral. Es
Estas aportaciones, hechas desde la perspectiva de las ciencias
una cuestión propia de una razón práctica. La cuestión axiológica es
sociales, no desde una filosofía del sujeto, se deslizan inevitable-
quizás más importante que la cuestión ontológica. Esto e~, lo decisi-
mente a planteamientos más complejos sobre el concepto de grupo.
vo es, a fin de cuentas, cómo se puede razonar que, por eJemplo, los
Este deslizamiento significa, en mi opinión, que una teoría de los
intereses y fines de las comunidades pueden preferirse a los propios
grupos y de los intereses y bienes colectivos demanda plantearse
de los individuos como tales, esto es, si cabe -por ejemplo- sacri-
cuestiones más complejas.
ficar el interés más alto del individuo (vida-pena de muerte) por el
Argumentar desde una perspectiva no científica, esto es, filosó- bien de la colectividad.
fica, sobre lo colectivo es una tarea más dificultosa que hacerlo des-
En todo caso creo que ambas perspectivas, la ontológica y la
de la sociología. En el campo de la filosofía se entrecruzan interro-
axiológica, se relacionan y se condicionan mutuamente, pues cual-
gantes ontológicos y axiológicos y entonces ya no es posible el rigor
quier explicación ontológica de lo colectivo conlleva casi necesaria-
metodológico de las ciencias sociales. Porque históricamente es un
mente una valoración, como también una valoración de lo colectivo
dato incuestionable que el ser y el valor de lo colectivo son cuestio-
en relación con lo individual presupone una reflexión sobre el ser
nes complejas (filosóficas) que no pueden ser resueltas con el méto-
mismo de lo colectivo. Así pues, para nuestro estudio las dos pers-
do científico. Para elaborar un concepto de sujeto colectivo hay que
pectivas son importantes. Los sujetos colectivos no pueden com-
referirse inevitablemente a la naturaleza (cuestión ontológica) de lo
prenderse como tales si no es desde tma afirmación ontológica sin
colectivo en general y reflexionar sobre el valor (cuestión axiológi-
pretensiones no dogmáticas de lo colectivo que permite diferenciar-
ca) de lo colectivo en relación con lo individual.
lo e incluso individuado (no sustancializarlo) en relación con lo que
La pregunta ontológica sobre lo colectivo resulta inevitable, pueda entenderse por lo individual. Esa afirmación ontológica no
aunque la respuesta sea negativa, como hizo Martín HEIDEGGER. debe entenderse, en el contexto de las argumentaciones que aquí se
Desde una perspectiva ontológica se suele plantear el problema de hacen, como si fuera posible una concepción metafísica o trascen-
si lo colectivo puede entenderse o explicarse como una dimensión dental de lo colectivo que ofreciera un sentido del mismo para siem-
constitutiva y permanente del ser humano, del sujeto individual. pre, como la escolástica medieval y la segunda escolástica sostuvie-
Atribuir un carácter ontológico (constitutivo) a lo social, esto es, re- ron en sus tratados de ontología o de metafísica. Hoy se puede
conocer la radical condicionalidad óntica de lo colectivo para todo diferenciar perfectamente entre un bien colectivo (seguridad del Es-
sujeto individual es una tarea dificultosa en extremo. Reflexiones de tado) y un bien privado (el derecho a la intimidad) sin tener que ha-
esta índole son difíciles de digerir por la mentalidad de nuestro tiem- cer manifestaciones solemnemente metafísicas sobre lo colectivo.
po y desde luego resultan siempre muy polémicas. Nuestra cultura No se puede negar la realidad y el valor de lo colectivo, esto es, se
no está para muchas ontologías. En todo caso la permanencia del ha de reconocer que todo sujeto individual tiene necesariamente una
factor de lo social en la vida individual da pie a considerar lo colec- dimensión social o colectiva que le condiciona y que incluso necesi-
tivo como un elemento no despreciable de cuyo respeto y realiza- · ta implementar. Otra cosa, sin duda mucho más discutible, son las
ción depende la mejor vida de los individuos. preferencias o las prioridades.
Una perspectiva axiológica tampoco está exenta de dificultades. En la historia de la filosofía hay interesantes doctrinas que han
Una perspectiva axiológica trataría lógicamente de reflexionar sobre trabajado directa o indirectamente a favor de un concepto de sujeto
el valor (superior o inferior) de lo colectivo frente a lo individual en colectivo. Curiosamente las filosofías más historicistas, es decir, las
sentido estricto, teniendo en cuenta especialmente que son frecuen- menos amigas de conceptos absolutos, fueron las que más insistie-
tes e inevitables los conflictos entre lo individual y lo colectivo y que ron en el sentido de una categoría de esta clase. Por ejemplo y sin
en determinados momentos se sacrifica (más o menos, o del todo) ánimo de hacer un estudio monográfico sobre la cuestión, el ro-
80 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 81

manticismo alemán fue una de las doctrinas filosóficas y políticas nario universal, esto es, convirtió un sujeto colectivo histórico en un
que con más decisión se empeñó en afirmar la centralidad histórica sujeto trascendental, capaz de remover las estructuras sociales y con-
de conceptos como nación o pueblo. CASSIRER recuerda cómo HER- seguir una sociedad (sin clases) en la que todo individuo fuera real-
DER hablaba de los sujetos históricos colectivos. Para HERDER no hay mente sujeto. En MARX se afirma, pues, un concepto de sujeto co-
dos culturas iguales, porque cada una es expresión del espíritu de un lectivo que sin duda ha tenido una extraordinaria importancia, más
pueblo (Geist des Volkes). El verdadero sujeto histórico es la comu- práctica que teórica, en la transformación de la sociedad contempo-
nidad, el grupo humano aglutinado por ciertas señas de identidad ránea, aunque hoy el concepto de clase proletaria está sometido a
culturales. La singularidad (Eigenheit) en HERDER no es un atributo fuertes revisiones y negaciones.
vinculado a la individualidad (Einzelheit), sino que se da en cada to-
Dentro de las llamadas teorías holistas, junto a MARX, se ha ubi-
talidad cerrada, en un pueblo y eri su lenguaje. Los pueblos son in-
cado a Émile DURKHEIM. El francés entiende que la sociedad es
dividuos absolutos, irreductibles en su singularidad. Para HERDER el
algo más que la mera suma de los individuos que la integran. Lo
verdadero sujeto histórico parece ser la comunidad, el grupo. En pa-
que quizás caracteriza al sociólogo francés sean sus afirmaciones
recida línea doctrinal está aquella definición de GOETHE de que la
demasiado ontologistas sobre la sociedad a la que considera sujeto
poesía es un don de los pueblos (eine Volkergabe) 10 •
moral absoluto, pero no solamente el sujeto moral por excelencia,
Aunque individualista y liberal, el siglo XIX fue propicio tam- sino el fin moral por excelencia. «La sociedad -decía- es el fin
bién a afirmar lo colectivo, lo meta-individual. Así HEGEL creía en eminente de la actividad moral» 11 • La moral no puede mirar exclu-
una instancia ontológica e histórica donde lo individual se subli- sivamente a la conservación del individuo. Un acto de conservación
maba y superaba sus parcialidades para encontrarse con lo univer- puede devenir moral, si yo actúo así para mi familia, para mi patria,
sal. Sostenía, con su idea del Estado como existencia ética de la li- pero no lo es si lo hago para mí mismo. Ni tampoco es fin de lamo-
bertad objetiva o sustancial, que la vida humana se desarrolla hacia ral una suma numérica de individuos. El único objetivo posible de
su plenitud a través de una dialéctica que la lleva desde la morali- la actividad moral ha de ser un sujeto sui generis formado por una
dad subjetiva (Moralitiit) a la objetividad ética (Sittlichkeit), en la pluralidad de sujetos individuales asociados para formar un grupo.
que el Estado es el momento final y sublime, la realización plena «No queda más que el sujeto colectivo» 12 • Su planteamiento en este
de la libertad, tesis que le valió a HEGEL las descalificaciones más sentido es muy claro y rotundo. «Y además es necesario que la per-
radicales por parte del individualismo metodológico y del indivi- sonalidad colectiva sea otra cosa que el total de individuos que la
dualismo político que valoraron esa instancia de socialización tras- componen; porque si ella no fuera sino una suma, no podría tener
cendental que era el Estado como una negación del individuo y sus más valor moral que los elementos que la forman y que ellos no lo
libertades. tienen por ellos mismos. Nosotros llegamos, pues, a esta conclu-
sión: si existe una moral como un sistema de deberes y obligacio-
MARX, que era un historicista, también destacó el papel relevan-
nes, es necesario que la sociedad sea una persona moral cualitativa-
te de los sujetos colectivos con su concepto de clase. Quizás el mar-
mente distinta de las personas individuales que la componen y de la
xismo se vio envuelto en una cierta incoherencia en relación con su
síntesis de las cuales ella resulta» 13 • N o entro a fondo en el holismo
historicismo radical, ya que atribuyó a un sujeto colectivo histórico,
de DURKHEIM, sin duda bien distinto del propio de MARX, pero sí
como era la clase obrera de su tiempo, un protagonismo revolucio-
quisiera subrayar que su doctrina moral es una réplica al individua-
lismo de su tiempo y desde luego una fuerte «entificación» de lo co-
10
lectivo.
E. CASSIRER, «Freiheit und Form: Studien zur deutschen Geistesgeschichte»,
Darmstandt, Wissenschaftlicte Buchssgesellschaft, 1994, pp. 120-121; J. W. GOET-
HE, «Aus meinem Leben: Dictung und Wharheit», vol. I, Berlín, Preussische Aka-
demie der Wissenschaften, 1970, p. 340; HERDER, «Auch eine Philosophie der Ges- 11
E. DURKHIEM, «Determination du fait moral», en Sociologie et Philosophie,
chichte zu Bildung der Menschheit», Stuttgart, Reclam, 1997. Vd. Estos argumentos Préface de C. BüUGLÉ, París, PUF, 1974, p. 73.
y referencias en F CONTRERAS, «El concepto de progreso de San Agustín a Herder», 12
Ibid., p. 70.
enACFS, núm. 37, pp. 261-265. 13 Ibid., p. 70.
82 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 83

Una valoración radical de lo colectivo puede tomar diversos dual. Esta enemistad hacia lo colectivo lleva en muchas ocasiones a
caminos. Así hoy todavía es posible constatar ciertos argumentos un radical individualismo que se confunde con el anarquismo 14 •
de esta naturaleza holista en el campo de las ciencias sociales,
Ahora bien, hay concepciones especialmente amigas de lo social
cuando se valora altamente lo colectivo. Por ejemplo, en nuestro
o lo colectivo que conviven amistosamente con el neoliberalismo do-
tiempo las doctrinas socialdemócratas han considerado al Estado
minante, tal vez por la simple razón de que sirven al mantenimiento
como una clase de colectividad organizada que beneficia más al
de tradiciones y a la conservación de viejos y caducos ideales políti-
individuo que si se dejan las relaciones sociales al juego de liber-
cos. Son las concepciones comunitaristas. El comunitarismo de
tades individuales. En este sentido podría decirse que no se ha ol-
nuestro tiempo tiene una concepción ontológico-trascendental de lo
vidado el argumento hegeliano de que el Estado es la realización
social. Consideran que el individuo es en sí mismo social y las co-
más plena de la libertad, como tampoco se ha olvidado una tesis
lectividades son en sí buenas para la misma realización del indivi-
operativa del marxismo, que estaba más allá de las tesis iniciales
duo.
de sus clásicos y fundadores, como era que el Estado puede ser un
eficaz instrumento en manos de la clase obrera (democracia po- Se puede recordar que el inicio del comunitarismo se produjo a
pular, dictadura del proletariado) para alcanzar la igualdad y la li- partir de las críticas de Michael SANDEL (Liberalism and Limits o/
bertad de todos los seres humanos, negando así el modelo liberal ]ustice, 1982) a la Theory o/Justice deJohn RAWLS. Sus críticas se ba-
de política y economía que con sus enormes desigualdades eco- saban principalmente en que RAWLS no daba cabida en su teoría de
nómicas hacían falsas o irreales las libertades individuales que la justicia a la idea de que los sujetos pueden estar o llegar a estar
proclamaban. Las doctrinas políticas de nuestro tiempo que han constitutivamente vinculados a la comunidad y alcanzar así un tipo
defendido un Estado intervencionista y socializado (Estado de de bien humano que no podrían obtener por sí mismos. Según el co-
bienestar, Estado social de derecho) responden, al menos de ma- munitarismo, la identidad individual es inseparable del hecho de
nera indirecta, a esas filosofías estatalistas y colectivistas del XIX que nos concebimos a nosotros mismos como miembros de una de-
como eran el hegelismo y el marxismo, tomando lo más positivo y terminada familia, clase, comunidad, pueblo o nación 15 • Es el «yo en-
utópico que esas filosofías ofrecieron, aunque cuestionando las marcado» de SANDEL frente al «yo desvinculado» de RAWLS 16 • Tal
consecuencias políticas, negativas por totalitarias, que esas doctri- importancia de la comunidad no puede entenderse sino porque res-
nas dieron de sí. ponde a una exigencia ontológica del ser humano. En efecto, los co-
munitaristas justifican, desde un planteamiento ontológico, la «sei-
Sin embargo, estamos en una época de renacimiento y hegemo- dad» inevitable de lo colectivo y elevan el ser de lo colectivo a la
nía del liberalismo (neoliberalismo), de un liberalismo que cae en categoría de dimensión necesaria e insoslayable del ser humano. Los
una vergonzosa paradoja, a la que un poco más adelante me referi- comunitaristas se conectan con la tradición aristotélica del hombre
ré. Pues bien, en principio se puede afirmar que quizás los enemigos entendido como «zoom politikon», y con la concepción de la <<:polis»
más radicales de los sujetos colectivos sean hoy los liberales, que como lugar por excelencia para la realización del individuo y de la
normalmente ven tales sujetos como un peligro para el individuo, política como el saber práctico más decisivo para la virtud. Los co-
para las libertades individuales. Para los libera1es el individuo y sus munitaristas entienden lo colectivo como tradición que condiciona
libertades son lo primero. Condicionar desde lo colectivo la autono- al individuo y en este sentido tienen una concepción muy conserva-
mía de los individuos, esto es, el derecho de cada individuo a optar dora de la historicidad humana. Sus convicciones sobre la radical
por lo que entiende por una vida buena, es algo negativo para los li- importancia de los valores de la tradición como componentes fun-
berales. De ahí, por ejemplo, las críticas liberales a la hegemonía del
Estado sobre la sociedad civil y el individuo, al paternalismo estatal,
14
así como su afecto a las políticas de neutralidad de los Estados, qui- W KYMLICKA, Filosofía política contemporánea, Barcelona, Ed. Ariel, 1995,
pp. 224-227.
zás el sujeto colectivo amenazante por antonomasia. Es decir, el li- 15
Vd. S. MULHALL y A. SWIFT, El individualúmo /rente a la comunidad, Madrid,
beralismo muestra su rechazo total a todo lo que en mayor medida Ed. Temas de Hoy, 1996, pp. 74 y 105.
haga referencia a la socialización o colectivización de la vida indivi- 16
W KYMLICKA, Filosofía política contemporánea, op. cit., p. 241.
84 NICOLÁSLÓPEZCALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 85

damentales de la personalidad de los individuos son relativamente control de los llamados sujetos colectivos, se debería definir qué son.
plausibles si se refieren al ámbito de la intimidad personal, pero des- Sin embargo, definir es muy difícil, sobre todo cuando se trata de
de luego son un grave error si pretenden trasladarse al ámbito de lo entidades complejas y difusas, como la que tratamos aquí.
público, porque restringen enormemente las posibilidades de las Michael HARTNEY ha realizado una interesante síntesis de los
fuerzas progresivas que pueden cambiar la historia. complejos y numerosos interrogantes que plantean los grupos, las
Sin embargo, los comunitaristas no tienen conciencia clara de las colectividades, como actores reales de la vida humana. Su síntesis
implicaciones políticas y económicas que puede tener ese sustancia- ilustra bastante sobre lo difícil que es dar una definición de sujeto
lismo comunitarista. Personalmente pienso que el comunitarismo se colectivo y puede servir también para tomar algunos de sus argu-
deslegitima por su parcialidad o radicalidad y no porque estimen mentos para apoyar un determinado concepto de sujeto colectivo.
importante la socialidad humana, cosa que nadie discute. En mi opi- Es curioso, sin embargo, que HARTNEY no toma posición sobre las
nión, es difícil de aceptar hoy una filosofía radical de lo colectivo, en importantes cuestiones que desliza dentro de esa síntesis o solamen-
el sentido de afirmar lo que podría llamarse la «ontologicidad» de lo te hace algunas precisiones críticas muy suaves. De todos modos el
colectivo (ARISTÓTELES y HEGEL), esto es, entender lo colectivo relato de HARTNEY sobre las cuestiones conceptuales, ontológicas y
como una sustancia constituyente y determinante del mismo ser in- axiológicas de los grupos o colectividades es amplio. Aquí refiero
dividual hasta el punto de que, según la tesis aristotélica, el ser que aquellas que más interesan para mis tesis personales al respecto.
no sea político, que no viva en y por la «polis» o comunidad, no es HARTNEY trata de la que llama la «cuestión del valor del grupo»
un ser humano, sino una bestia o un dios, o hasta al punto, según la («the value-ofgroup question») 17 • En su opinión hay un interés re-
tesis hegeliana, de considerar al Estado como el paso de Dios por el ciente y creciente sobre el valor de las comunidades. Se argumenta
mundo. Como tampoco sería aceptable el comunismo marxista que las comunidades son bienes, se afirma el valor de la existencia de
como doctrina radicalmente colectivista, que ha pretendido justifi- ciertos grupos y la importancia de proteger esos grupos contra fuer-
car que el individuo camina necesariamente, bajo el liderazgo de la zas que pudieran debilitarlos o destruirlos o que sobrevaloran cier-
clase obrera y sus dirigentes, hacia una sociedad sin clases, de igual- tos derechos de los individuos.
dades y libertades totales y para todos.
Muy poca gente niega la premisa básica de que los seres huma-
A nivel teórico conviene extender, creo, un saludable manto de es- nos no pueden prosperar sin relaciones humanas y al margen de las
cepticismo sobre cualquier clase de propuesta doctrinal colectivista comunidades. Los desacuerdos están en las razones de la importan-
que pretenda dar una visión tan radical y parcial del ser humano. Y el cia de las comunidades y en el grado de esa importancia. Unos sos-
mismo razonamiento debe aplicarse a toda filosofía liberal-individua- tienen que la comunidad es necesaria para la prosperidad y otros
lista, que constituye al individuo como centro de la historia, pero que sostienen que lo es para la identidad. Otros dicen que el valor de las
termina colocando sólo a algunos individuos como centro o señores comunidades puede medirse por sus características morales, esto es,
de la historia y a unas mayorías en la marginación y en la dominación. si fomentan la autonomía y la tolerancia. Y otros afirman que la
fuente de su valor está en el hecho de que uno haya nacido o siem-

3. El; SUJETO COLECTIVO: ENTRE UNJ\ ONTOLOGÍA


li M. HARTNEY, «Sorne Confusions Concerning Collective Rights», en W KYM-
DEBIL Y UN NEOLIBERALISMO HIPOCRITA· LICKA (ed.), The Rights of Minority Cultures, New York, Oxford University Press,
1995, p. 203. La importancia de ciertos grupos plantea la cuestión de si hay derechos
A) HARTNEY y el valor de las colectividades morales para estos grupos, esto es, si tiene sentido hablar de los grupos como titula-
res de derechos (la cuestión conceptual), si ciertas comunidades tiene derechos mo-
rales colectivos e incluso derechos legales para proteger su existencia. No es el mo-
Cuando se tratan esta clase de cuestiones, los puristas metodo- mento ahora de entrar en el debate de los derechos colectivos, sino de reflexionar
lógicos suelen insistir en la necesidad insoslayable de dar una defi- sobre en qué medida las comunidades tienen valor para los individuos e incluso tie-
nición del objeto de que se trata. Antes de hablar de ordenación 'y nen valor en sí mismas.
86 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 87

pre haya permanecido en una comunidad, esto es, su importancia dad, son «bienes colectivamente disponibles» («collectively available
está en que se trata de la propia comunidad de uno: «one)s own com- goods») y son bienes que implican una actividad colectiva («collecti-
munity»18. Ante algunas de estas tesis HARTNEY se define. Por ejem- ve activity»). El bien no es el fin de la actividad, sino la actividad en
plo, dice que relacionar y vincular la identidad personal con la co- sí misma: por ejemplo, la amistad o una actividad cultural o depor-
munidad a la que uno pertenece y ha nacido llevaría al desastre si tiva en la que se toma parte. Al margen del salario de un deportista,
uno la abandonara y eso es falso. Mucha gente hace un cambio ra- la participación en tal actividad es en sí un bien21 • Algunos bienes
dical de comunidad (emigrando o cambiando de religión) y eso su- contribuyen al bienestar individual en razón de la pertenencia a un
pone más bien una liberación y un bienestar 19 • grupo. Son los bienes de grupo («group goods»), son bienes asequi-
Quizás haya que dar a las comunidades un valor más simple, se- bles colectivamente (la autodeterminación de un grupo étnico).
gún HARTNEY. Las comunidades tienen valor o son importantes sim- El reconocimiento de la dimensión colectiva de ciertos bienes
plemente porque contribuyen al bienestar de los individuos. Este es no disminuye la verdad del valor del individualismo («value-indivi-
el planteamiento que hace el individualismo axiológico («value-indi- dualism»). Todos los bienes son bienes en tanto contribuyen al bie-
vidualism»). Para este individualismo las vidas de los individuos tie- nestar de los individuos. La comunidad no tiene otro valor que con-
nen un valor último y el valor de las comunidades deriva de su con- tribuir a la buena vida de sus miembros22 • El individualismo no
tribución a la vida de los seres individuales 20 • implica un individualismo ontológico, esto es, que sólo existan los
Sin embargo, hay una teoría opuesta, el colectivismo axiológico individuos y que los grupos se reduzcan a una agregación de indivi-
(«value-collectivism»), según la cual una entidad colectiva puede te- duos. Los comunitaristas y los defensores de los derechos colectivos
ner valor independientemente de su contribución al bienestar de los han refutado este individualismo ontológico.
individuos. HARTNEY matiza esa excesiva importancia que a veces se Pero ¿puede haber intereses colectivos? Parece que es posible re-
da a los grupos. Por supuesto, dice, que tiene sentido decir que es conocer su existencia sin pasar al «colectivismo axiológico», pues un
bueno para un grupo continuar existiendo o aumentar su tamaño, al interés colectivo puede ser un agregado de intereses individuales,
margen de que eso beneficie o no beneficie a sus miembros. Favo- como sería que el dólar canadiense no baje. Sin embargo, HARTNEY se
recer al grupo puede ser bueno, pero puede ser moralmente irrele- pregunta si los intereses colectivos pueden reducirse a una suma de in-
vante para los miembros del grupo. tereses individuales. Para responderse hace una interesante distinción.
En HARTNEY el tema de la subjetividad colectiva aparece de ma- Hay dos conceptos posibles. Puede haber intereses no individualiza-
nera más directa cuando se plantea la posibilidad de bienes colecti- bies y puede haber intereses por encima de los intereses de los miem-
vos. Según el individualismo todos los bienes son bienes individua- bros de un grupo. En este segundo caso, puede haber conflictos entre
les por lo que se refiere a su fundamentación o justificación, aunque los intereses individuales y los intereses colectivos o del grupo.
se pueda hablar de «bienes colectivos». La disponibilidad («availabi- Intereses no individualizables. Pone el ejemplo de la existencia
lity») de algunos bienes es colectiva. Son bienes imposibles de con- de una orquesta. Una orquesta es un bien participatorio para sus
trolar y de distribuir por cualquier beneficiario: por ejemplo, que miembros y es un bien (no partidpatorio) para los miembros de una
una sociedad sea tolerante, culta o próspera. La característica cen- comunidad que disfrutan con la música de esa orquesta. Los indivi-
tral de tales bienes es la no-exclusividad o no-exclusión («non-ex- duos de esa comunidad tienen interés en que se mantenga la exis-
cludability»). Podemos llamar a esos bienes «no-exclusivos» («non- tencia de la orquesta, pero los miembros de la orquesta pueden no
excludable goods») o «bienes públicos» («public goods»). Y si los tenerlo. En ambos casos, hay intereses individuales por medio.
llamamos bienes colectivos es porque no referimos a su disponibili-
Intereses supraindividuales (por encima o sobre los intereses de
sus miembros). Puede haber conflictos entre el interés del grupo y
18
Ibid., p. 206.
21
19
Ibid., p. 206. Ibid., p. 207.
22
20
Ibid., p. 206. Ibid., p. 208.
88 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 89

los intereses individuales, si el interés colectivo es más que un mero supuesto discutible. En lo que sigue me ocupo de elaborar un con-
agregado de intereses individuales. Pero ¿tiene sentido que el grupo cepto mínimo, sin pretensiones dogmáticas ni de resultados defini-
como tal tenga un interés en subsistir o crecer, aunque fuera mejor tivos y dentro de las diez mil limitaciones que tiene una tarea de esta
para la mayoría de sus miembros que desapareciera? 23 • Habría que clase.
especificar el sentido de «interés». Un interés colectivo sólo puede Puestos a dar una definición para cumplir con esa insoslayable
ser relevante moralmente (su supervivencia) como un interés deri- necesidad metodológica, la primera idea que hay que poner por de-
vativo, derivado de un agregado de intereses de sus miembros en su lante es que el concepto de sujeto colectivo no es una invención,
supervivencia24 • La conclusión de HARTNEY es que las comunidades porque tampoco se trata de un sujeto inventado. No habrá un solo
son valiosas y que deben ser protegidas. concepto, porque hay múltiples teorías de los sujetos colectivos. La
La siguiente cuestión es todavía más complicada y esa cuestión historia de la filosofía y de la filosofía del derecho, como ya se ha de-
es si esta protección puede o debe tomar la forma de derechos. Esta mostrado más arriba, tiene en este sentido ejemplos consistentes.
cuestión lleva a plantear de nuevo la posibilidad de sujetos colecti- Inicialmente hay un argumento fáctico que no puede descono-
vos que, en su caso, podrían tener «derechos morales» y «derechos cerse. La historia política refiere cómo muchos de los conflictos y las
legales». Sin entrar ahora en la cuestión de los «derechos», de la que guerras de casi todos los tiempos, pero sobre todo en el nuestro, han
ya me he ocupado en otro trabajo, me parece más importante ahora tenido como origen las reivindicaciones, los deseos, los intereses de
continuar con algunas reflexiones personales sobre el concepto de determinadas colectividades (Estados, naciones, razas, religiones,
sujeto colectivo, cuya fundamentación puede servir a que haya me- etc.). El individualismo militante puede decir que muchos de esos
nos cosas oscuras sobre el debatido tema de los «derechos colecti- conflictos y esas guerras podrían haberse evitado si no se hubieran
vos». impuesto las ambiciones de determinados individuos, pero no pue-
de negar que surgieron también a partir de colectividades que recla-
maban derechos o defendían intereses. Como también es cierto que
muchos de esos conflictos y esas guerras pudieron haberse evitado,
B) Una concepción personal, quizás no original
si determinadas pretensiones y reivindicaciones, tenidas como pro-
pias de sujetos colectivos, hubieran sido reconocidas y atendidas. Lo
En mi opinión, se puede «definir» y «entender» lo que son los que no se puede hacer, dadas las enseñanzas de la historia, es man-
sujetos colectivos con tal de que se abran los ojos a la experiencia so- tener simplísticamente que los sujetos colectivos no existen y que no
cial de nuestro tiempo y se detecten determinados fenómenos, fac- tiene sentido, pues, una teoría sobre los mismos.
tores, hechos de naturaleza colectiva, cosa que el individualismo me-
todológico no hace, por lo que en consecuencia sus déficits teóricos Hay otra tesis obvia de la que partimos y es que los sujetos co-
para comprender el discurso del poder en las sociedades contempo- lectivos no tienen sentido sin los sujetos individuales. Un sujeto co-
ránea son grandes y numerosos. Porque no se puede comprender la lectivo es en principio un conjunto o agregado de individuos. Cómo
dialéctica y la expansión de los poderes de toda clase que existen en un conjunto y agregado de individuos puede transformarse en un
nuestras sociedades si no reconocemos la centralidad de los sujetos sujeto colectivo suele ser un misterio nunca suficientemente aclara-
colectivos en el devenir de la política de hoy. do. Un conjunto de espectadores que presencian un partido de fút-
bol no constituye un sujeto colectivo, son simplemente 40.000 indi-
A pesar del escepticismo reinante sobre esta categoría de sujeto, viduos sentados unos junto a otros, aunque también podrían ser
debido principalmente a ese individualismo ontológico que nos in- tenidos como la «afición del Club X». Para que se pueda hablar de
vade, pienso que no es una locura teorética afirmar la posibilidad de un sujeto colectivo tienen que darse una serie de condiciones que
un concepto de sujeto colectivo que resulte razonable, aunque por son variables según ideologías y circunstancias históricas. Evidente-
mente los órdenes jurídicos establecidos fijan unas condiciones para
23 Ibid., p. 209. la constitución de un sujeto colectivo (persona jurídica), pero más
24 Ibid., p. 210. allá del derecho positivo resulta muy difícil y, desde luego, siempre
90 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 91

muy discutible, determinar bajo qué condiciones un conjunto de in- La existencia de un sujeto colectivo se muestra o se demuestra
dividuos forma una colectividad que puede alcanzar la categoría de también cuando, al tomar decisiones en el seno de un grupo, ya no
sujeto, al menos en un sentido moral o político. Fuera de una legali- puede decirse que éstas son de uno o de unos individuos, sino que
dad positiva sólo caben razonamientos más o menos plausibles y, son del conjunto, de la colectividad. Se puede constatar la existen-
desde luego, hay muchas probabilidades de que se pueda afirmar cia de un sujeto colectivo, cuando de alguna manera se puede hablar
también razonablemente de que fuera de un orden jurídico no cabe de «otra persona» distinta de los individuos que integran un agre-
hablar con rigor de sujetos colectivos. gado, de una entidad que supera a la de los individuos y cuyas razo-
Personalmente creo que se puede hablar de sujetos colectivos nes y deseos no se identifican con una suma de razones y deseos in-
más allá de la legalidad, aunque tal tesis encuentra siempre enormes dividuales. Puede haber una voluntad «general» distinta de las
reticencias, de igual modo que en otras épocas resultaba difícil de voluntades individuales sumadas, entre otros motivos porque en los
admitir, por parte de una legalidad vigente, determinada clase de su- sujetos colectivos, en cuanto colectividades complejas, no es posible
jetos (mujeres o gente de raza negra) como estrictos sujetos de dere- la unanimidad. La colectividad deviene sujeto en tanto se puede
cho. En todo caso pienso que se puede decir algo razonable en este constatar como una entidad distinta de la mera suma de individuos,
sentido. hasta el punto de que algunos de sus integrantes pueden desapare-
cer y el sujeto colectivo, sin embargo, seguirá existiendo. Es eviden-
En primer lugar, me atrevería a decir que, para hablar de un su- te, en coherencia con lo dicho al principio, que si desaparecen todos
jeto colectivo, ha de darse la condición de que un conjunto. o agre- los individuos desaparece el sujeto colectivo, pero aun así hay de-
gado de individuos tenga algún tipo de objetivos inalcanzables por terminados colectivos que permanecen como nombre y se reavivan
los individuos como tales. Si fueran alcanzables individualmente no o resucitan en un momento posterior por la integración de otros in-
tendría sentido que se unieran para formar una colectividad. Y esos dividuos bajo ese nombre.
objetivos, además, deben ser considerados como importantes y per-
manentes (no transitivos) para la realización personal de cada indi- Ahora bien, no cabe duda de la importancia del papel del dere-
viduo. Se puede hablar, pues, de una trascendentalidad de los fines cho para la existencia de un sujeto colectivo, un papel decisivamen-
constitutivos de un ente colectivo, lo cual significa dos cosas: una es te constituyente. Pero no todo lo real es legal. Creo que un sujeto co-
la impotencia individual para su realización, y dos es su importancia lectivo puede superar los límites formales de lo que establece el
decisiva y permanente. Puede haber un objetivo imposible para un derecho para tenerse como existente. Los entes colectivos pueden
individuo, pero que no sea un objetivo permanente e incluso oca- existir aunque el derecho no los reconozca. Aun sin ser estrictas per-
sionalmente pueda ser vital (huir de un fuego). sonas jurídicas, el derecho no puede ignorar la realidad de determi-
La «trascendentalidad» de los objetivos obliga también a que, nadas colectividades. Valga el siguiente ejemplo. La STC 214/1991,
para empezar a hablar de sujetos colectivos, se exija del agregado de 11 de noviembre, es una prueba de la realidad de un sujeto co-
que disponga de una cierta organización interna y unos represen- lectivo que está más allá de lo que formal y ordinariamente se en-
tantes, si bien no siempre ni la organización ni la legitimidad de los tiende jurídicamente como un sujeto colectivo, como una persona
representantes son reconocidas por el orden jurídico en que ese jurídica. En la citada sentencia se defiende el derecho al honor del
agregado de individuos se desenvuelve. pueblo judío a propósito de las declaraciones realizadas por Leon
DEGRELLE en las que negaba el genocidio del pueblo judío, declara-
Así pues, a partir de estas condiciones se podría hablar de una ciones contra las que actuó una ciudadana española de raza judía
colectividad con personalidad propia, se podría hablar en un senti- por atentado contre el derecho fundamental al honor, pero no sólo
do muy amplio de sujeto colectivo: objetivos trascendentes (impor- el suyo, sino el del pueblo judío y consecuentemente el suyo. No
tantes, permanentes e inalcanzables individualmente), organización pretendo entrar a fondo en el contenido de esta sentencia, pero me
interna y representación son condiciones constitutivas primigenias interesa destacar algunos de sus argumentos a favor de la existencia
de un sujeto colectivo, esto es, para que una agrupación de indivi- · de los sujetos colectivos al margen o más allá de que el derecho los
duos puede empezar a conformarse como sujeto. reconozca como tales. En dicha sentencia se dicen cosas como las si-
92 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 93

guientes. Aunque el derecho al honor es un derecho personalísimo, un concepto para siempre y para todos los tiempos. Desde nuestra
el Tribunal acepta la legitimación de un miembro de este grupo ét- perspectiva historicista, tan dogmática sería la tesis de que sólo el in-
nico o social. Reconoce el TC que tales grupos étnicos y sociales son dividuo es el único sujeto de la historia como aquella que dijera que
entes sin personalidad jurídica. Sin embargo, el interés de la deman- los sujetos colectivos son la sustancia de la historia.
dante se considera legítimo «a los efectos de obtener el restableci- Ahora bien, cuando tantas críticas se acumulan contra una teo-
miento del derecho al honor de la colectividad judía en nuestro ría de los sujetos colectivos, conviene traer a colación la grave para-
país». El TC reconoce que el derecho al honor tiene en nuestra doja en que incurre, en este contexto, el neoliberalismo dominante
Constitución un significado personal y que sería inadecuado hablar cuando desafía hipócritamente toda apuesta a favor de lo colectivo.
del honor de instituciones públicas o de clases. No obstante, al mis- Me voy a referir a la paradoja de ese neoliberalismo a la que hacía
mo tiempo admite que determinados ataques referidos a un deter- alusión en páginas anteriores.
minado colectivo de personas pueden trascender a sus miembros o
componentes. El significado personalista que el derecho al honor La paradoja existe. El neoliberalismo capitalista afirma el prota-
tiene en la Constitución no impone que los ataques o lesiones al ci- gonismo de los entes colectivos, porque sabe que muchos de los
tado derecho fundamental haya de estar necesariamente perfecta y grandes objetivos de los hombres y las mujeres de hoy no pueden ser
debidamente individualizado esto es, ad personam. Y así llega a la si- alcanzados con el simple esfuerzo individual. Trabajar en equipo,
guiente conclusión: «El odio y el desprecio a todo un pueblo o a una aunar y organizar fuerzas individuales es algo propio de este sistema
etnia (a cualquier pueblo o a cualquier etnia) son incompatibles con social y económico que domina el liberalismo. Las empresas grandes
el respeto a la dignidad humana, que sólo se cumple si se atribuye y eficaces son uno de sus grandes amores. El dato es que hoy se ha-
por igual a todo hombre, a toda etnia, a todos los pueblos». Según bla más de empresas que de empresarios. Antes había ricos y hoy
el TC «ni el ejercicio de la libertad ideológica ni la de expresión pue- hay entidades financieras.
den amparar manifestaciones o expresiones destinadas a menospre- Las críticas neoliberales a los sujetos colectivos son, pues, gra-
ciar o a generar sentimiento de hostilidad contra determinados gru- vemente hipócritas, porque ese capitalismo vigente es el que pro-
pos étnicos, de extranjeros o inmigrantes, religiosos o sociales». La mueve esas grandes sociedades mercantiles, esas entidades financie-
sentencia pone de relieve que la existencia de un sujeto colectivo es ras internacionales, esas corporaciones económicas de enorme
una cuestión que desborda las calificaciones estrictamente jurídicas poder, que son una de las grandes amenazas para las libertades e in-
y esa existencia, aunque no sea propiamente una existencia jurídica cluso para la vida de los sujetos individuales. Lo que sucede es que
(en este caso estaríamos hablando de «personas jurídicas»), puede esos sujetos colectivos son los suyos. Sus temores y sus descalifica-
tener efectos jurídicos y políticos. Los sujetos colectivos (pueblo ju- ciones se dirigen prioritariamente hacia la posibilidad de un Estado
dío) no son siempre una invención, diga lo que diga el derecho. poderoso y controlador de las libertades económicas individuales o
del mercado libre.
Tanta «afición» por los sujetos colectivos no reconocidos en las
leyes no debe entenderse como intento de elaborar una ontología de La ideología neoliberal produce el engaño de decir que está fo-
lo colectivo, pero en todo caso no me importa reconocer una onto- mentando los bienes y los intereses individuales, cuando en la prác-
logía débil de lo colectivo. Esa perspectiva viene proporcionada por tica está fomentado la existencia y la prepotencia de sujetos colecti-
la misma historia, esto es, la historia demuestra que los sujetos co- vos de enorme poder económico y político. El neocapitalismo,
lectivos son entidades reales, agentes importantes en la praxis ética fundado filosóficamente en una concepción liberal de la vida eco-
y política, protagonistas y poderes decisivos de la sociedad contem- nómica, apuesta paradójicamente por los sujetos colectivos (multi-
poránea. Me desmarco, pues, de las concepciones ontologistas fuer- nacionales, etc.) para la producción y la rentabilización del trabajo y
tes al estilo hegeliano (el Estado) o al estilo marxista (la clase obre- de los recursos naturales. Es esa ideología liberal la que más deci-
ra) y, con más motivos, de los planteamientos aristotélicos y sivamente ha facilitado y consentido la expansión de los sujetos
escolásticos sobre la socialidad humana. Un concepto de sujeto co- colectivos de naturaleza económica, porque de esta manera los po-
lectivo debe estar siempre relativizado, no debe ser entendido como deres dominantes se hacían más difusos y también (y esto es espe-
94 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 95
cialmente importante) más incontrolables. Conocidas son las estra- C) Una valoración final
tegias de esconder riquezas individuales bajo la cobertura de socie-
dades mercantiles. La hipocresía o la paradoja están ahí. Los que La importancia del estudio de los sujetos colectivos estriba en
más reniegan de los sujetos colectivos. son los que más fomentan las que es una posibilidad de entender algunos de los grandes problemas
grandes «alianzas» económicas y políticas que conducen al nací- del mundo de hoy, como es la globalización dominante, expansiva e
miento de entes colectivos como la Organización Mundial del Co- ingobernada, una globalización que se hace precisamente injusta,
mercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la porque está gobernada por sujetos colectivos que se difuminan en los
OTAN, etcétera. espacios políticos y jurídicos, que están lejos de todo control legal y
Yo diría, e insisto en la paradoja, que los sujetos colectivos son, legítimo. No se quiere hablar del tema para que no aparezca la nece-
en su versión más negativa, una de las invenciones más inteligentes, sidad de un orden jurídico nuevo que los controle.
hechas realidad, del discurso del poder. Antes se sabía dónde esta- Reconozco que esta ocupación y preocupación por una teoría de
ban o dónde habitaban los individuos poderosos. Ahora eso no es los sujetos colectivos, aun desde la perspectiva de una ontología dé-
posible. Los ilícitos y las injusticias se cometen sin que sus autores bil, horroriza a amplios sectores sociales y doctrinales de nuestro
tengan una cara concreta. Es difícil entender la guerra de Irak como tiempo. Pero no debemos engañarnos. Este rechazo a tal clase de te-
la decisión de un sujeto individual que tiene una injusta e inmoral orización corresponde, en mi opinión, a una estrategia inteligente
concepción del orden mundial. Es difícil encontrar un responsable del discurso de los poderes dominantes. Porque todos, al final, apos-
individual total de las matanzas producidas en la guerra de Irak. El tamos por los sujetos colectivos. Lo que sucede es que unos refle-
«gran culpable» ha sido la Administración estadounidense. Si la xionamos sobre ellos para exigir políticas de control, democratiza-
guerra de Irak nace de acciones de sujetos colectivos de distinta en- ción y legitimación de su constitución y funcionamiento, mientras
tidad y naturaleza (administración norteamericana, multinacionales que otros Oos neoliberales) rechazan estudios de esta clase, porque
del petróleo, etc.), esas políticas imperialistas y destructoras son más en el fondo saben que esos entes colectivos son realmente instru-
difíciles de desmontar y desde luego tienen menos obstáculos, me- mentos de su imperialismo político o de sus políticas económicas y
nos controles. Los sectores más liberales y reaccionarios, que no no quieren que sean sometidos a las reflexiones rigurosas y críticas
quieren saber nada de los sujetos colectivos, los usan para dar co- que conduzcan a la descalificación y rechazo de muchos de ellos,
bertura a sus decisiones más funestas (como sería el gran valor de la muchas veces los más importantes del mundo económico, por ilegí-
seguridad del pueblo norteamericano, por ejemplo), porque saben timos e injustos.
que su estudio y valoración llevarían a descubrir una de sus trampas
Convendría llegar a la siguiente conclusión. Desde el punto de
más mortales para el bienestar global de las sociedades políticas. No
vista de la filosofía jurídica y política hay que distanciarse de ambi-
es lo mismo pedir responsabilidad al dictador que tortura y asesina
ciosos planteamientos metafísicos u ontológicos y hay que tener un
que pedir responsabilidad a una multinacional que implanta formas
concepto de sujeto en general y del concepto de sujeto colectivo en
laborales de esclavitud moderna en un país subdesarrollado.
particular más limitado, menos ambicioso y más radicado en la his-
Las críticas a lo colectivo en la sociedad contemporánea debe- toria. No pretendo llegar demasiado lejos al afirmar que los sujetos
rían dirigirse, pues, también a poner de relieve esa hipocresía de colectivos existen, pues estoy convencido de las dosis de artificiali-
quienes, por un lado, exaltan los valores individuales más propios dad o de ficción que este concepto inevitablemente tiene. Los uni-
del viejo liberalismo (libertades económicas individuales, autonomía versales siempre han sido descalificados como irreales. Sin embargo,
de la voluntad, propiedad privada, libre mercado etc.) y, por otro deberá reconocerse que tiene sentido decir que «el pueblo palestino
lado, potencian la existencia de sujetos colectivos económicos que reivindica un territorio y un Estado independiente» o que «el Ban-
oprimen y explotan a masas de individuos con tal de conseguir sus co Mundial manda mucho».
objetivos «sociales» o «colectivos» mercantiles. Por otra parte, cabe otra conclusión. Se sabe que para el dere-
cho sujeto es una entidad de atribución de derechos subjetivos y de
deberes legales. Sin embargo, hay experiencias históricas para soste-
96 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 97

ner que hay entidades «dignas» de tener derechos que no s?t_l siem- toria de la filosofía ha estado dedicada a reflexionar sobre el con-
pre las que el derecho dice que lo son. En el campo de la et1ca y la cepto mismo de existencia en general y particularmente sobre las
política la categoría de sujeto no está siempre vinculada as~ ~atura­ formas y sentidos de la existencia humana. Ya ARISTÓTELES se ocu-
leza jurídica. Los criterios jurídico-nor~ativ?s 1_1~ son sufle1en~es. pó en su Metafísica de esta cuestión y tras muchos siglos todavía los
Para la política sujeto puede ser una entidad (md1V1dual o colectiva) interrogantes permanecen, como dejó bien razonado HEIDEGGER en
que tiene un poder efectivo para reivindicar intereses (derechos mo- su Sein und Zeit. Además las filosofías sobre una categoría tan com-
rales o políticos) frente a otros individuos o colectivida?es. Esas rei- pleja como la de «existencia» han ido por caminos muy diversos. En
vindicaciones pueden hacerse al margen del derecho e mcluso en su la historia de la filosofía no hay un concepto unívoco de existencia.
contra, como sucede con las naciones que no son un Estado y que En todo caso se puede afirmar que la existencia no se ha reducido
reclaman el derecho a serlo. Y la nación que reclama ese derecho no siempre a la simple existencia empírica.
es un sujeto de derecho para el derecho interno del Estado en el que
existe y quizás tampoco por el derecho internacion~l, pero n~ se En cualquier caso creo que debo referirme, aunque sea de ma-
puede decir que no exista, en cierto sentido, como suJeto colect1~o. nera elemental y breve, al concepto de «existencia» para demostrar
Al derecho y a la teoría del derecho, sin embargo, no les debe ser m- en qué sentido los sujetos colectivos, sean lo que sean, existen. Pien-
diferente el hecho de que una colectividad no reconocida se auto- so que antes de considerar cómo funcionan (son sujetos que actúan,
proclame como sujeto (colectivo) de derechos morales. que dan órdenes) y cómo se controlan, hay que afrontar el proble-
ma filosófico de qué puede entenderse por su existencia. No se tra-
ta de hacer aquí una filosofía de la existencia, pero pienso que se
pueden dar algunos argumentos, unos muy simples y otros más com-
4. ¿EXISTE EL QUIJOTE? ¿EXISTEN LOS SUJETOS plejos o abstractos, para concluir que cuando hablamos de los suje-
COLECTIVOS? tos colectivos no estamos hablando de molinos de viento.
A pesar de todos los argumentos ficcionistas y al margen de lo
Que los sujetos colectivos no existan como entidades reales es que diga el orden establecido por el derecho y la política, la expe-
un argumento frecuente y contundente que el indiv~dualismo r~di­ riencia muestra que los sujetos de la vida social y política no son sólo
cal utiliza. El individuo es lo real-existente. Los suJetos colectivos los sujetos individuales. Eso lo sabe el individualismo más radical si
son considerados como un puro artificio, como un instrumento ju- es mínimamente coherente con una visión empirista de la realidad.
rídico al servicio de los sujetos individuales, pero nada más. Y pre- La realidad está hecha de individuos y grupos. Como sabe también,
cisamente porque los considera un artificio, afirma que jamás un en otro orden de cosas, que en la práctica comunicativa los actores
ente colectivo podrá tenerse como una realidad superior a los suje- de un verbo (dirigir, ordenar, mandar, dominar, etc.) no son siempre
tos individuales. El individualismo tiene especial horror a la cuestión y exclusivamente una pura individualidad biológica, como materia
ontológica (el ser colectivo), esto es, teme que una concepción on- organizada, esto es, un ser vivo individuado. Hay también un «no-
tológica de los entes colectivos pase a ser también un planteamiento sotros», un «vosotros» y un «ellos».
axiológico, esto es, a que se diga que los entes colectivos no sola-
mente existen, sino que también pueden ser superiores a los entes Es claro que, más allá de lo que diga el derecho, hay acciones co-
individuales o que una colectividad puede valer más que un indivi- lectivas que sólo pueden atribuirse a sujetos colectivos. Es intere-
duo. Para acallar esta clase de peligrosas teorizaciones sobre lo co- sante relacionar la idea de sujeto con la idea de acción. Una acción
lectivo, pone siempre por delante las experiencias históricas tota- puede atribuirse a un sujeto individual o a un sujeto colectivo. Por
litarias que determinadas ideologías políticas llevaron a ca~o so ejemplo, cuando un equipo de fútbol gana una Copa de Europa no
pretexto de la importancia ontológica y axiológica de lo colectivo. la ganan sólo los once individuos (A, B, C, etc.) que componen ese
equipo, que por supuesto la ganan, sino la gana un conjunto de in-
¿No existen? Explicar el concepto de existencia es una tarea in- dividuos, una colectividad, un club, que es un sujeto colectivo. Las
terminable que desborda los objetivos de estas reflexiones. El deba- Copas de Europa fueron ganadas por el Real Madrid, no por Di Ste-
te sobre el concepto de existencia es muy viejo. Gran parte de la his- fano y diez individuos más. N adie expresaría estas victorias en tér-
98 NICOLÁS LÓPEZ CALERA EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 99

minos individualistas. El club Real Madrid es un sujeto colectivo den ser objetos reales de mi experiencia s~nsorial, cuando son sus-
que supera y se distingue de los individuos que componen el equipo ceptibles de ser vistos, tocados, sentidos. Esta es la existencia física.
victorioso. Por eso las copas ganadas son propiedad del Real Ma-
drid, no de fulano o zutano. ¿O es que el Real Madrid no existe? N adie discute que la existencia física de algo o de alguien se da,
cuando su «em pireidad» y su «mensurabilidad» son características
Y siguiendo con el argumento futbolístico. La importancia de la de su ser. La «empireidad» y la «mensurabilidad» (tocar y medir)
idea de equipo es un hecho incuestionable en la misma dinámica de- son la evidencia más contundente de que algo o alguien existe. Ese
portiva. La realidad de la colectividad es a veces más importante y concepto de existencia se confunde con la categoría de res extensa
más fuerte que la de los individuos que la componen. La necesidad de DESCARTES dentro de su concepción fisicista o mecanicista de la
de que el juego de equipo prevalezca sobre el juego individual es in- realidad. Los atributos de la res extensa son precisamente la exten-
cuestionable, aunque esto no significa que no sea importante el buen sión, la longitud, la anchura y la profundidad (DESCARTES, Princi-
juego de las individualidades que lo integran. La idea de totalidad pios, f 52). Incluso la res cogitans no existe sin su corporeidad. El
domina sobre la de individualidad. Por eso los jugadores como in- hombre es cuerpo y alma, pero es cuerpo.
dividuos no pueden hacer lo que quieran. Se someten a los intereses
y necesidades de la totalidad. Por ello el entrenador puede sacrificar Habrá que reconocer que este concepto de existencia no puede
individualidades o la forma de juego personal de unos individuos ser rebatido. En principio, pues, la cuestión siempre pendiente es si
para que el equipo prevalezca y triunfe, porque la prevalencia de hay otro concepto o sentido de existencia, pues desde esa perspecti-
unos individuos en el terreno de juego podría significar no sólo una va empírico-realista los únicos sujetos (u objetos) existentes por sí
negación de la idea de equipo, sino que las habilidades de otros in- serían los sujetos con corporeidad.
dividuos que sirven al todo no sirvieran para nada, esto es, que no
Ahora bien, hay una existencia física, pero también hay una «exis-
sirvieran para alcanzar la victoria del conjunto. En definitiva los su-
tencia jurídica». ¿Se puede decir que para el derecho y la política los
jetos colectivos (no de derecho, todavía) existen. Una colectividad
únicos sujetos existentes son los individuos que se pueden ver y tocar?
no es un absoluto ente de razón.
Para el derecho lo realmente existente como sujetos son en principio
El debate sobre si existen o no existen sujetos colectivos estará los individuos como sustancias mixtas (res extensa + res cogitans). Y
siempre pendiente de lo que ese entienda por «existencia».Ya en la digo en principio con toda la intención, porque no todos los indivi-
Baja Edad Media abundaban los nominalistas para los que todo lo duos que son sustancias físicas han sido reconocidos en la historia
que no sea una sustancia individuada físicamente no era sino pura como sujetos por el derecho. La «individualidad física» es el soporte
palabra. Este realismo ontológico se vuelve a plantear hoy respecto más decisivo de la subjetividad y la personalidad jurídica según la his-
a los sujetos colectivos, sobre todo ·si no son estrictamente personas toria del derecho. El sujeto de derecho es identificable inicialmente
jurídicas. El individualismo realista o el realismo individualista sólo como una sustancia física individual, diferenciable físicamente por los
cree en la existencia o en la realidad de los sujetos individuales como sentidos externos. La existencia de «alguien» para el derecho parte
sustancias físicas individuadas. siempre de lo que es un individuo físicamente considerado.
En principio y por supuesto, cuando se habla de la «realidad», Por todo ello inicialmente los sujetos colectivos son cuestiona-
de la «realidad existente» (no imaginada o ideal) se está haciendo re- dos, esto es, porque no son realidades diferenciables en sí física-
ferencia a objetos y sujetos mensurables según las leyes de la física, mente, porque no son propiamente sustancias físicas individualiza-
esto es, los objetos y sujetos «existentes» son los que en alguna me- das, entidades físicas con potencialidades como una razón y una
dida se pueden medir, ver o tocar. La cosa que existe (realidad = res voluntad que son propias de los individuos. Cuando se habla de co-
=cosa) es lo real-empírico. María existe, porque la veo, porque pue- lectividades, se dice, lo que realmente existe es un agregado de indi-
do besarla. Mi piso es una «realidad existente», porque está-ahí viduos (sustancias físicas). Más allá de ese elemento fáctico o real,
(«Da-Sein») con sus estructuras de hormigón, con sus paredes, sus los sujetos colectivos (personas jurídicas) son concebidos como pu-
puertas y sus ventanas, separado de mí, tocable por mí, medible por ras «estructuras formales», constituidas por una ley y que son teni-
mí. Desde este realismo empirista los sujetos existen en cuanto pue- das por la autoridad jurídica como un centro de imputación.
EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO 101
100 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

Cuando se habla, pues, de los sujetos colectivos siempre surge el ro hoy existe de otra manera. El dinero es hoy una simple honda es-
concepto de «ficción». Los sujetos colectivos, en cuanto existentes pacial. Es una realidad telemática. A pesar de ello se puede decir que
solamente pueden aspirar a ser un «ente de ficción», una «ficción ju~ mi cuenta corriente y mi dinero existen.
rídica». En este sentido ya se habla sin restricciones de «existencia Así pues, hay más formas de existencia que no son pura «empi-
jurídica». Este posicionamiento juridicista lleva precisamente a pre- reidad». Por ejemplo, el Quijote es un personaje literario que no
guntarse si la existencia puede reducirse a la simple realidad física o existió, que es un producto de la imaginación de Cervantes. Sin em-
caben otros sentidos de la existencia. bargo, el Quijote, como personalidad ideal o utópica, es una reali-
La teoría jurídica y política tienen que contar con los hechos. La dad existente aunque nadie la puede ver o tocar. El Quijote es una
existencia no puede reducirse a «existencia jurídica». Para el dere- realidad en cuanto mueve la sensibilidad de los lectores y produce
cho y la política basta que alguien diga o grite «esto me pertenece» en los sujetos individuales de carne y hueso movimientos interiores
para que los aparatos jurídicos y políticos se pongan en marcha o, muy diversos (admiración, simpatía, etc.), incluso acciones que quie-
por lo menos, en alerta. Y ese «alguien», en la vida social y política, ren reproducir los principios y valores que representa el Quijote. Lo
puede ser no sólo un individuo, sino también una colectividad. Cier- irreal, lo inexistente no mueve nada. Se puede concluir que el Qui-
tamente el derecho tarda mucho en reaccionar ante posibles sujetos jote, aunque sea un «sujeto inventado», un sujeto que realmente no
que no son de derecho, porque tiene establecidas unas condiciones existe en un sentido fisicalista de existencia, sin embargo paradóji-
sobre quiénes tienen derecho a tener derechos. Sin embargo, no camente es un sujeto que existe. Lo que sucede es que existe «de
cabe duda de que la historia está llena de gritos de individuos y co- otra manera». Su existencia es muy distinta, por supuesto, de otros
lectividades que no eran sujetos de derecho. Los comienzos de las sujetos también existentes como pueden ser Pedro o María. Es un
revoluciones no suelen tener lugar por acciones de estrictos sujetos sujeto al que obviamente no se le pueda atribuir la responsabilidad
de derecho. de un crimen ni puede ser encerrado en una cárcel.
Si el derecho debe tener en cuenta este argumento sobre la exis- Ahora bien, una concepción así de flexible de la existencia en-
tencia no sólo jurídica de sujetos colectivos, también el individualis- gendra siempre especiales recelos en el campo del derecho, sobre
mo ontológico debiera asumir una cierta dosis de realismo empiris- todo cuando se plantea la cuestión quiénes son los sujetos del dere-
ta y abrirse a un concepto más amplio de existencia. La radicalidad cho y la política, más aun si se tiene en cuenta que el derecho y la
de los planteamientos realista-empíricos debiera evitarse. En mi opi- política han de hacer frente a una tarea propia especialmente difícil,
nión, conviene razonar que la existencia entendida como pura «em- como es la atribución (reglada) de derechos y deberes a sujetos. Y
pireidad» significa una reducción bastante fuerte e incluso irreal de los derechos y deberes implican actuaciones con efectos muy con-
la realidad. Creo que se puede hablar de la existencia de algo (obje- cretos para los individuos, para personas físicas concretas, efectos
to o sujeto), aunque ese «algo» no sea identificable o mensurable que son incluso muchas veces físicamente mensurables. Ser o no ser
~orlos senti~os externos. No es un sinsentido afirmar que hay rea-
sujeto de derecho tiene consecuencias muy importantes y concretas.
lidades que ttenen nombre y no «existen», si por existencia enten- La cuestión de la existencia en el ámbito del derecho es una cuestión
demos esa «fisicidad» o «mensurabilidad». La amistad de mi com- de importantes implicaciones prácticas (la efectividad de derechos y
pañero que vive en Alemania no se puede tocar, pero existe. El amor deberes). Las concepciones de la subjetividad en el derecho y en la
de los hijos no se ve, aunque a veces se puede sentir e incluso se pue- política son discursos teóricos que se cuidan mucho, porque tienen
de tocar, como sucede cuando el hijo te besa, si bien los besos (rea- que ver con los intereses sociales, políticos y económicos que afec-
lidad física) tampoco son prueba definitiva de la existencia del amor. tan, eso sí, a individuos de carne y hueso.
El amor existe y no es pura «empireidad». El amor puede existir sin Ahora bien, precisamente porque están en juego, dentro de una
esa «fisicalidad» de los besos y las caricias. Por los caminos fisicalis- sociedad política, importantes intereses, fines y valores (individuales
tas de la realidad podríamos llegar también a la conclusión de que o colectivos) no se debe descalificar tan prontamente la pretensión
Andrés no tiene dinero, que su dinero no existe, porque no puede filosófico-jurídica y filosófico-política de que el concepto de sujeto
tocarlo, porque no puede contarlo. El dinero ya no se toca. El dine- colectivo pueda ser llevado a una existencia que no sea la pura «em-
102 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

pireidad» (existencia física) o el simple reconocimiento legal (exis-


tencia jurídica). Además, paradójicamente, el derecho y la política
no son tan radicales sobre la «empireidad» o la «mensurabilidad» de
una entidad como referente para la atribución de derechos y reivin-
dicaciones de la clase que sean, entre otras cosas porque muchas ve-
ces en los conflictos jurídicos y políticos no siempre se lucha por las
simples res extensae. En el derecho el sujeto no siempre es de carne Capítulo octavo
y hueso. El derecho moderno, aun alimentado de una concepción
individualista de la vida e incluso antropomórfica, no ha tenido in- RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD
conveniente en crear sujetos colectivos ficticios (personas jurídicas). DE LOS SUJETOS COLECTIVOS
Así determinadas colectividades o grupos son elevados a la catego-
ría de sujetos (colectivos) por medio del derecho (Estados, naciones,
universidades, iglesias, etc.). No tienen una individuación física, son
ficciones jurídicas, pero existen, son reales sujetos de derechos y Quizás el argumento más contundente contra los sujetos colec-
obligaciones. En el derecho hay a veces el deber jurídico-constitu- tivos haya sido afirmar que una colectividad no piensa, no tiene vo-
cional de defender a esas «ficciones jurídicas», como sería el Estado, luntad, no tiene libertad, no tiene responsabilidad, capacidades que
aun a costa de la vida de individuos concretos. sólo pueden ser atributos propios y exclusivos de los individuos.
En resumen, hay realidades como la amistad, el amor y otras Normalmente la idea de sujeto se conecta con la idea de razón y vo-
muchas de esta índole, que no son sustancias físicas, que no son luntad. Un perro no es un sujeto. Al perro no se le puede pedir res-
«reales» en el sentido grosero del hiperrealismo, pero «existen». No ponsabilidad por ladrar, porque no tienen ni razón ni voluntad. En-
se puede llevar tan lejos ese concepto reduccionista de existencia tonces ¿cómo se puede afirmar que las colectividades son sujetos, si
como mera «existencia física». Incluso el mismo concepto de «exis- no encontramos un soporte fisiológico para afirmar la existencia de
tencia jurídica» rompe también los esquemas de las concepciones razón y voluntad en unos entes que no son seres vivos, que no tie-
realistas radicales. Pero, cuidado, tampoco, la existencia jurídica nen órganos físicos complejos para ver, comprender y decidir libre y
puede ser el único paradigma de lo real-jurídico, porque tal posicio- responsablemente? Para los negadores de los sujetos colectivos, és-
namiento teórico y práctico puede llevar a absurdos morales y a in- tos son pura ficción. Sin embargo, los hechos son muy tozudos. En
justicias muy graves. Puede llevar a sostener que María no es un su- la experiencia jurídica y política se habla de libertades y responsabi-
jeto de derecho (no existe como tal) y a que un pueblo no tiene lidades de los entes colectivos, de los Estados, de las naciones, de los
derecho a su propia organización política y económica (no existe ayuntamientos, de las entidades financieras internacionales, de la
como sujeto) porque simplemente el derecho no los ha reconocido ONU, de los partidos políticos, etc. Y de libertades y responsabili-
como tales. Sostener que María no es sujeto o que· una nación no es dades no se puede hablar con sentido sin aceptar razón y voluntad
un sujeto hasta que lo diga el derecho es una aberración gravísima y en el agente.
eso ha pasado y sigue pasando. Porque si se mantienen esos dos
ejemplos como expresión de una concepción de la existencia huma-
na, se llega a la conclusión de que la esclavitud es buena y el colo- l. ¿HAY UNA RAZÓN COLECTIVA? ¿HAY
nialismo también. UNA VOLUNTAD COLECTIVA?

Gran parte de las reticencias, por atribuir a las colectividades, a


los grupos, a los entes colectivos alguna clase de razón y voluntad,
tiene sus orígenes históricos en la filosofía moral kantiana, cuya im-
portancia histórica (influencia histórica) y teorética (profundidad en

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
BIBLIOTECA CENTRAL
RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 105
104 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

su razonamiento) ha condicionado muy fuertemente la especulación jurídicos para llegar a la conclusión de que los animales y las plantas
sobre el concepto de sujeto moral. En el campo moral es donde la tienen derechos, cuando ni los animales, ni las plantas pueden tener
razón, la voluntad y la libertad se hacen con más fuerza elementos responsabilidades.
constitutivos del sentido más común de un concepto de sujeto. El Ahora bien, en principio, si se habla de razón y voluntad de los
individualismo ontológico y metodológico de KANT ha influido no entes colectivos es porque éstos están integrados, en última instan-
solamente en el campo de la moral, sino también en el campo del de- cia, por individuos con razón y voluntad. Indudablemente no se
recho y de la política. KANT ha sido un buen motivo teórico para puede hablar de sujetos colectivos sin los s.ujet?s individuales. ~so
cuestionar la posibilidad de trasladar el concepto de sujeto moral a es incuestionable. Por ello cuando la expenencia habla con sentido
las colectividades. de «razones sociales», de «razones colectivas», de «voluntad social»,
Ahora bien, conviene hacer alguna precisión. Es cierto que de «voluntad nacional», de <<Voluntad popular» es porque esas ra-
cuando KANT habla del sujeto moral se refiere obviamente a seres vi- zones y esas voluntades existen bajo un supuesto: que se acepte que
vos, esto es, a los seres humanos, a los seres racionales, aquellos que una «razón colectiva» o una «voluntad colectiva» son, obviamente,
tienen una razón y una voluntad como la causalidad de los propios el resultado de un proceso complejo en el que intervienen inexcusa-
actos. Cuando se habla de sujetos responsables de acciones se hace blemente las razones y las voluntades de individuos concretos. Pero
referencia exclusivamente a los individuos como tales. Solamente esa condición no empece que, tras un proceso de encuentro de ra-
hay sujeto moral cuando hay libertad («la libertad es la ratio essendi zones y voluntades individuales, exista la posibilidad de rec~nocer
de la ley moral») y cuando hay una ley impresa en la razón («la ley una razón y una voluntad colectivas resultantes y que son realidades
moral es la ratio cognoscendi de la libertad»). Si la ley moral no es- diferenciadas y consistentes en sí mismas y que no pueden enten-
tuviera en nuestra razón no podríamos admitir la libertad, pero si no derse solamente como una suma de razones y voluntades individua-
hubiera libertad no podría encontrarse la ley moral, añade KANT 1• les, aunque lo sean.
La razón, la ley moral, la libertad son realidades de la propia auto- La posibilidad de hablar de una «razón c?lec~iva» ~ de un~ .«vo-
conciencia del sujeto. Las tesis kantianas son difíciles de aplicar a un luntad colectiva» no es un invento. La expenencia social, pohtica y,
concepto de sujeto que no tiene soporte físico individuado para po- por supuesto, jurídica refiere fenómenos como <<las ideas de un pue-
der decir que piensa sobre sí. Desde este concepto de sujeto, que sin blo», «el espíritu de un pueblo», «la voluntad del pueblo». Ha~ co-
duda podría ser definido en términos más sencillos como individuo sas que una colectividad piensa o quiere y que superan con ent!dad
con razón, libertad y conciencia de sí, el concepto de sujeto colecti- propia la razón y la voluntad individual de cada uno de sus mte-
vo resulta teóricamente difícil de digerir, porque uno de los proble- grantes. Por eso cuando desaparece uno o .u?os individ~os que in-
mas más importantes que plantea es cómo se pueden atribuir las tegran la colectividad, las razones y las deCisiOnes colecti:ra.s no de-
cualidades más específicas de un sujeto moral a una colectividad saparecen. Que los individuos d~sapare~can ~ l~s ~ole~tlvidade~ ~
que, en última instancia, no es sino un agregado de individuos. sus productos (lenguaje, ideales, Ideologias, reivmdicacwnes políti-
cas, idiosincrasia, cultura, costumbres, etc.) permanezcan es una
En consecuencia tanto el derecho como la ética han sido enten-
prueba de que el pensar y el querer de las colectividades, ~un pro-
didos como órdenes normativos que regulan acciones individuales
ducidas ciertamente por medio de los individuos, se emancipan del
de sujetos a los que se pueden exigir responsabilidades. El derecho
y la moral piden «cuentas» de las acciones, de los hechos que pue- pensar y del querer de los individuos.
den tener un origen «personal». A la pregunta «¿quién ha sido?», el Quizás sea en la vida política donde se puede constatar de ma-
sujeto respondía: «yo he sido». Por ello se ha negado casi siempre nera más fehaciente esta personalidad real de los sujetos colectivos.
que los animales y las plantas fueran sujetos de derecho, aunque de En la vida política no hay lugar para tanta especulación sobre si un
un tiempo para acá también se hacen malabarismos intelectuales y sujeto colectivo tiene razón y voluntad. El pueblo español piensa
que es bueno formar parte de la Unión Europea. O el pueblo espa-
1
I. KANT, Kritik der reinen Vernun/t, a,5 ,6, I. Kant Werke in sechs Bande, he- ñol quiere que se retiren sus fuerzas militares de I;ak. .una v~l~tad
rausgegeben von Wilhelm Weischedel, Im Insel Verlag, Vierter Band, p. 108. colectiva es un hecho político frecuente. En el ambito político es
106 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 107

donde de una manera más palmaria se constata la existencia de una Constitución está dedicada a definir y ordenar la razón y la voluntad
voluntad colectiva (collective will). Es más frecuente hablar de «vo- del Estado, razón y voluntad que se objetivan y se expresan funda-
luntad colectiva» que de «razón colectiva», pero si hablamos de una mentalmente por medio de las leyes de diversos rangos y niveles. Por
voluntad colectiva es porque detrás de esa voluntad tiene que haber tanto hablar de voluntad, de libertad, de autonomía de entes colec-
una razón, esto es, una colectividad que razona, que delibera y que tivos e implícitamente de razón, es un tópico constitucional. No es
concluye «cosas razonables». una invención fuera de toda lógica. Con otras palabras: no me estoy
El reconocimiento de que los sujetos colectivos tienen razón y inventando nada. Constitucionalmente la tesis de la existencia de
voluntad es una condición, sin la cual determinados textos jurídicos una razón y una voluntad colectiva está confirmada.
carecerían de sentido. La Constitución española de 1978 tiene ejem- Para apoyar teóricamente la idea de una voluntad colectiva vie-
plos muy definidos sobre reconocimiento de la realidad de una vo- ne bien recordar algunas tesis de RoussEAU sobre la voluntad ge-
luntad colectiva. En un texto, que es norma constitucional, no se neral, la voluntad de todos y la voluntad individual. Especialmen-
pueden, o no se deben, introducir conceptos que sean radicalmente te importante en este sentido es la voluntad general que, para el
discutibles. Una Constitución no puede ser el lugar de una arriesga- ginebrino, era una realidad diferenciable de la voluntad de todos,
da especulación conceptual. Por ello la Constitución española afir- entendida ésta como el simple agregado de voluntades individua-
ma, de forma nítida y rotunda en más de una ocasión, la existencia les, y diferenciable también de la simple voluntad individual.
de una voluntad colectiva. Uno de esos ejemplos está en su preám- ROUSSEAU pretendía dar a la voluntad general una naturaleza tras-
bulo, donde se afirma que «la N ación española» (sujeto colectivo) cendental y convertirla en una instancia donde se superaran las in-
desea «establecer la justicia, la libertad y la seguridad« y <<proclama conveniencias de la pura voluntad individual, aunque nunca para
su voluntad» de realizar una serie de actuaciones políticas de enor- negarla sino para dar una plenitud a lo individual. «La voluntad
me calado (garantizar la convivencia democrática, consolidar un Es- general no puede errar, ella es siempre justa, ella tiende siempre a
tado de derecho, etc.). Quien desea es una colectividad. En el art. 1. 0 la conservación y al bienestar de todos y cada uno que es la fuente
se habla de «España», del «pueblo español». La Constitución es sus- de la ley y la regla de lo justo y de lo injusto» 2• La voluntad gene-
tancialmente lo que es y lo quiere España o el pueblo español para ral puede ser benéfica por encima de la voluntad particular y de
su mayor bienestar. La «voluntad del pueblo español» existe como una voluntad de todos, que es una suma imposible de voluntades
una realidad diferenciada de la voluntad de los individuos españo- particulares.
les, aunque evidentemente esa voluntad colectiva (la del pueblo o la
de la nación española) no existiría sin la existencia de unas volunta- La voluntad general no era, pues, para ROUSSEAU, aun siendo
des individuales (de los españoles). Pero una cosa es la «voluntad distinta de la voluntad individual, una negación, sino todo lo con-
del pueblo español» y otra cosa es «mi» voluntad o «tu» voluntad. trario, una afirmación de las libertades individuales. Esto es, Rous-
SEAU ya trabajó en anular la crítica individualista de que una volun-
Otros artículos de la Constitución de 1978 aluden a sujetos co- tad colectiva sería algo así como el enterramiento de las voluntades
lectivos con capacidades de pensar y decidir por sí y para sí: las na- individuales. Sostenía la posibilidad de una «coexistencia» de lo
cionalidades, las regiones, los ayuntamientos, los partidos políticos, individual y lo colectivo. Anticipándose a HEGEL, ROUSSEAU desta-
los sindicatos, las universidades, etc. Como jurista universitario me caba la importancia de la voluntad general como voluntad integra-
interesa destacar que en el art. 27.10 se reconoce «la autonomía de dora de las voluntades individuales. «Encontrar una forma de aso-
las Universidades», esto es, la libre voluntad de las Universidades a ciación que defienda y proteja de toda fuerza común a la persona y
decidir dentro de un determinado marco legal sobre sus fines y or- a los bienes de cada asociado, y por virtud de la cual cada uno unién-
ganización. También el art. 117 dice: «La justicia emana del pue- dose a todos, no obedezca sino a sí mismo y quede tan libre como
blo». El título VIII hace repetidas referencias a la «autonomía» de
entes colectivos, como las Comunidades Autónomas y los Munici- 2
pios. Finalmente se podría hacer una referencia general al Estado R. DERATTHE, «JJR et la philosophie politique de son temps», 1950, apud
H. BARTH, «Volonté générale et volonté particuliere chez J.-J. Rousseau», en Annales de
como el sujeto colectivo por excelencia. Una importante parte de la philosophw politique/5, «Rousseau et la philosophie politique», París, PUF, 1965, p. 41.
RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 109
108 NICOLÁS LÓPEZ CALERA
un punto de vista jurídico, solamente por medio del paradigma de la
antes»3• Cuando RoussEAU se plantea un orden de convivencia civil
voluntad individual. Así se habla de una voluntad colectiva y de un
esto es, la necesidad de establecer una comunidad civil que tuvier~
interés colectivo como propios de una comunidad, voluntad e inte-
pod~r para imponer sus actos sobre sus miembros, lo que perseguía
rés que se distinguen de la voluntad y del interés de cada individuo.
precisamente era la protección de las libertades individuales. «La vo-
Una «voluntad colectiva» indica «la convergencia de dos o más vo-
luntad general es una realidad común a todos, no es una ley exterior
luntades para la formación de un acto unilateral, que se califica acto
o extraña, porque se contradiría la regla de la autonomía que rige
de un organismo colectivo unitariamente considerado»6•
toda moralidad. La voluntad general es una realidad común a todos
los miembros del cuerpo político. El Estado está para restablecer la Para entender mejor lo que puede ser una «voluntad colectiva»
autonomía»4• sirva tener en cuenta la formación de la voluntad colectiva, esto es,
analizar cómo nace o se hace. La construcción de una voluntad co-
De todas maneras reconocer una voluntad colectiva que contro-
lectiva está vinculada a la misma constitución de las colectividades.
la, a~que no niegue, vol.untades individuales, es una cuestión que
La voluntad de una colectividad organizada nace en alguna clase de
suscita muchos recelos e mterrogantes. Cuando la voluntad colecti-
asamblea (aquí entra también el problema de qué orden jurídico o
va se refiere a entes políticos, las dudas y las reticencias proliferan
qué normatividad determina el funcionamiento de esa asamblea),
con mayor motivo. Porque, como dice BARTH, habría que pregun-
que no es sino la reunión de un número de individuos. El método
tarse quién es, en el cuerpo social, aquel que debe infaliblemente re-
colegial atribuye, dice Coco, la voluntad colectiva a la mayoría7•
conocerse en toda circunstancia como portador de esa voluntad ge-
nera!. A esta cuestión RoUSSEAU no dio una respuesta, pues no En el juego de mayorías-minorías dentro de las colectividades se
confiaba en el pueblo como voz de Dios, ni en un individuo, ni en manifiesta claramente uno de los aspectos más problemáticos de una
un legislador milagroso que tuvieran la capacidad para reconocer la voluntad colectiva. Particularmente en el derecho privado el princi-
esencia de la voluntad general. La naturaleza casi sublime de la vo- pio de la mayoría comporta una cierta contradicción con el princi-
luntad general no se culmina con una argumentación convincente pio de la autonomía privada8, salvo que haya unanimidad. La regla
sobre su titular, ni sobre los procedimientos de su constitución. Pa- de la mayoría es procedimiento usual para constituir una voluntad
rece que la teo:ía política de ROUSSEAU no estaba dirigida a los gran- colectiva. Sin embargo, los sujetos que integran las minorías, es de-
des Estados, smo que pensaba en las pequeñas repúblicas, donde cir, que no participan de lo querido por la voluntad colectiva (ma-
todo el mundo se conoce, donde las costumbres son simples y don- yoritaria), se ven sometidos a una voluntad extraña. En consecuen-
de sería fácil detectar cuál es la voluntad general5 • cia hay que reconocer que la autonomía de los individuos está
vinculada a la voluntad de la totalidad social en la que se insertan,
Más allá de los argumentos de autoridad, el derecho positivo
voluntad que se expresa por una asamblea o por otros sujetos (ór-
ofrece pruebas del reconocimiento de una razón y una voluntad co-
ganos) a los cuales se atribuye por el propio estatuto constitutivo po-
lectivas. Particularmente el derecho privado es un buen terreno para
deres de obligar con sus actos a todos los componentes (individua-
comprobar la consistencia teórica y legal de un concepto de volun-
tad colectiva diferenciada de la voluntad individual. La ciencia ius- les) del grupo9•
privatista no ha tenido más remedio que afrontar la cuestión de la Cuando el funcionamiento de una colectividad está reglado por el
ex~s~encia de voluntades colectivas simplemente porque así se lo ha mismo derecho, no hay especiales problemas para determinar lo que
exi~Ido la experiencia jurídica. Las deliberaciones comunitarias que quiere la colectividad, esto es, cuál es la voluntad colectiva. Estaría-
se tienen en el seno de las colectividades existentes con fines princi- mos, precisamente porque hay una regulación jurídica para la forma-
palmente económicos no pueden ser entendidas ni valoradas, desde ción de una voluntad colectiva, en presencia de una persona jurídica,

6 G. S. Coco, Sulla volanta collectiva in diritto privato, op. cit., p. 19.


3
J.-J. RouSSEAU, Contrato Social, Capítulo VI, Libro, I.
4
• H. BARTH, «Volonté générale et volonté particuliere chez J.-J. Rousseau»,
7 Ibid., p. 141.
op. czt., p. 43.
8 Ibid., p. 142.
5 Ibid., p. 48.
9 Ibid., p. 145.
110 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 111

que es ya un sujeto colectivo reconocido por el derecho. La formación tienen una homogeneidad ontológica, como sucede con las realida-
de una voluntad colectiva, como la propia de las personas jurídicas, no des simples, y no pueden ser concebidas como unas entidades libres
plantea, por lo que se refiere a nuestro argumento, especiales proble- de contradicciones. Por ello no se puede definir y limitar en térmi-
mas. Los problemas se dan cuando se pretende afirmar la existencia nos absolutos lo individual y lo colectivo. La dialéctica individual-
de un sujeto colectivo, con sus pretensiones o reivindicaciones (su vo- colectivo se manifiesta especialmente en la constitución y ordena-
luntad) que se presentan como racionalizadas y queridas colectiva- ción de una voluntad colectiva. El concepto de voluntad colectiva
mente, sin que haya una intervención de un orden jurídico que ga- pone de relieve siempre las escisiones reales que existen en toda co-
rantice la constitución, ordenación y control de ese sujeto colectivo. lectividad. Las sociedades, sobre todo las sociedades complejas, se
Es el grave problema que se da en el ámbito político cuando un pue- suelen manifestar fragmentadas porque en ellas no es posible la una-
blo o una nación manifiestan su voluntad de ser un Estado. nimidad dada la diversidad y riqueza de lo individual.
De todas maneras atribuir voluntad y razón a una entidad co- En la obra de RousSEAU se detectaba claramente esa irreducible
lectiva que no se puede ver ni tocar resulta en general difícil de acep- dialéctica entre lo individual y lo colectivo. RouSSEAU era consciente
tar. Sobre esta clase de conceptos cae siempre la sospecha de que se de esa intrínseca dialéctica de la existencia humana, pero no preten-
trata de creaciones intelectuales que intentan explicar lo que no tie- dió enfrentar lo individual y lo colectivo y mucho menos reconocer
ne explicación. Desde una perspectiva ética o política se entiende la hegemonía de uno de los elementos de esta dicotomía dialéctica,
que dar a las colectividades esa entidad casi personal en sentido es- aunque tampoco es posible encontrar en su obra una concepción ar-
tricto, esto es, como si se tratara de una persona individual, conlle- mónica de lo individual y lo colectivo. Una voluntad colectiva como
va el riesgo de llevar esas construcciones intelectuales o jurídicas voluntad general, en parte será siempre y en el mejor de los casos,
demasiado lejos, esto es, el riesgo de dañar a los sujetos individuales. una parcial negación de las volw1tades particulares de los individuos.
Así ha sucedido con conceptos de lo colectivo muy operativos polí- La vida política está llena de ejemplos en este sentido.
ticamente, como los de patria, nación o clase.
Por otra parte la existencia y el sentido ético de una voluntad co-
Más allá de las experiencias diversas existentes sobre una volun- lectiva tropiezan siempre con una especial dificultad que anima a la
tad o una razón colectiva, me interesa destacar el trasfondo filosófi- descalificación de este concepto. Muchas críticas no tratan de desca-
co de estos conceptos. Entiendo que la complejidad de conceptos lificar de manera apriorística una supuesta «voluntad colectiva», sino
como «voluntad colectiva« y «razón colectiva» no estriba solamente más bien tratan de negarla porque no hay un método capaz de ase-
en las dificultades que se constatan en la experiencia sobre su posi- gurar que la construcción de una voluntad colectiva responda al pa-
ble entidad real y no meramente simbólica. Su complejidad se en- radigma que la teoría elabora. Se teme que, al final, la voluntad ge-
cuentra de manera especial en que desvelan la estructuración dia- neral no sea tan general. Sucede así de manera análoga como con la
léctica de la existencia humana, que es irreducible en términos democracia, cuyos críticos, que son muchas veces los amantes de las
excluyentes a lo individual o a lo colectivo. Nunca se sabe a ciencia dictaduras, la descalifican no en sí misma, sino porque entienden que
cierta la entidad y el valor de lo «individual en sí» y de «lo colectivo sus resultados y efectos son mentira, es decir, no son realmente ex-
en sí» para la conformación de la existencia humana. Su relación presión de una voluntad general, de una real soberanía popular, por-
dialéctica (conflictiva) no permite síntesis definitivas de ambos ele- que el método democrático en sí es falaz. Sin duda, una voluntad co-
mentos reales de la vida humana y, desde luego, menos aún, su afir- lectiva plantea siempre el problema de su legitimación, plantea la
mación unilateral, esto es, de solo uno de estos elementos ontológi- necesidad de asegurar que los métodos utilizados en su construcción
cos. Ambos elementos forman parte de la estructura del ser humano y realización (de esa voluntad colectiva) van a expresar «lo general»,
y vivirán siempre en permanente contradicción. Esto es, siempre ha- no van a significar una negación total de las voluntades individuales,
brá lamentos de que la vida humana es poco razonable, bien porque es decir, que no van a ser un invento para negar lo individual.
se haya sobrevalorado sólo lo individual o sólo lo colectivo. Se debe En el fondo, cuando se habla de un sentido benéfico o imple-
reconocer que las realidades complejas, como la existencia humana, mentador de lo colectivo en relación con lo individual hay una cues-
tienen una especie de escisión constitutiva. Es difícil definirlas, no tión que debe ser tratada inevitablemente, pues su adecuada res-
112 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 113

puesta resuelve muchos de los interrogantes que esta categoría pro- mismo tiempo afirman la necesidad de asumirlo de alguna manera
voca casi siempre. Y esa cuestión es la ya referida del procedimien- para explicar determinados fenómenos o problemas de conducta del
to o del método de su constitución y funcionamiento. ¿De qué for- ámbito moral, político y jurídico. Los argumentos son de autores de
ma, con qué procedimientos la voluntad colectiva puede legitimarse muy diversa procedencia intelectual, casi todos ellos de Universida-
para no presentarse como un enemigo de la voluntad individual, des norteamericanas.
sino con una función benéfica o implementadora de lo humano-in-
Algunos ejemplos sirven para introducir la debatida cuestión de
dividual? No se ha encontrado el procedimiento cierto, seguro y de-
si los grupos tienen responsabilidades como tales. Un ejemplo es el
finitivo para constituir y expresar una voluntad general. Los proble-
mas de procedimiento y representación de una voluntad colectiva caso de la condena deJohn Metzger, jefe de un grupo de skinheads,
son claves para una más convincente fundamentación del mismo . a pagar los daños a la familia de una víctima, de una persona asesi-
nada por un miembro de su grupo, condena que se justifica por ser
concepto de sujeto colectivo. De estas cuestiones del procedimiento
y la representación me ocupo más adelante. jefe de un grupo que provoca y enseña la violencia. «Este modelo de
conspiración es precisamente un modelo de responsabilidad colecti-
va, y quizás el más común» 10 •
2. ¿HAY UNA RESPONSABILIDAD COLECTIVA? Hay otro caso: la posibilidad de hacer responsable a una nación
por lo que han hecho algunos de sus nacionales. En octubre de 1990
A) Cinco décadas de debates doctrinales unos oficiales israelíes instaron a unos patrones judíos a disparar con-
tra trabajadores palestinos y así poder reemplazarlos por judíos inmi-
Justificar una «responsabilidad colectiva», determinar qué clase grantes de la Unión Soviética. Estos oficiales actuaron como represa-
de responsabilidad (moral, penal, política, civil) pueden tener razona- lia por varios actos de violencia de algunos palestinos, que a su vez
blemente los sujetos colectivos vendría a ser como un «Triángulo de estaba motivada por la muerte de veinte árabes por la policía israelí.
las Bermudas» para la filosofía moral, política y jurídica. Tal vez la En ambos casos la venganza fue dirigida contra gentes que no habían
responsabilidad, como implícitamente la imputabilidad, es una de las causado ningún daño, cuya «culpa» era solamente ser miembros de
cuestiones más dificultosas para admitir la existencia de sujetos colec- un grupo. Esto significaba la acusación de que el grupo per se era res-
tivos. La posibilidad de una responsabilidad colectiva agrava los pro- ponsable de los daños y que todos los miembros deberían pagar una
blemas ontológicos de la razón y la voluntad en los sujetos colectivos. compensación. Esto es un mal uso de la responsabilidad colectiva. En
Atribuir responsabilidad a unas entidades que, al menos físicamente la historia hay muchos ejemplos de culpabilizar a los grupos.
hablando, no son seres racionales y libres, complica todavía más las La pregunta que deriva de estos casos concretos es: ¿pueden te-
cosas, más aún si se tienen en cuenta los diversos campos de la prác- ner los grupos, como entidades diferenciadas de los individuos, pro-
tica humana a los que puede referirse el concepto de responsabilidad. piamente una responsabilidad? Hay una primera estrategia fre-
Aunque sea difícil fundamentar y determinar su alcance, hay un cuentemente utilizada que consiste en asignar una responsabilidad
dato primero que no se puede cuestionar: desde hace bastantes dé- colectiva a los grupos que tienen unos procedimientos de toma de
cadas ha habido importantes debates teóricos sobre la «responsabi- decisiones 11 , como sucede en las sociedades mercantiles y en los Es-
lidad colectiva». Como prueba se puede citar el extenso y rico de- tados-nación. Estos grupos se parecen a las personas individuales,
bate doctrinal sobre el concepto de responsabilidad colectiva que se tienen las características relevantes de lo que es una personalidad e
contiene en un libro titulado Collective Responsability. Five Decades incluso disponen de un método para tener intenciones y capacidad
o/Debate in Theoretical andApplied Ethics, publicado en 1991 y edi- de actuar. Se puede hablar de las intenciones de un grupo, porque
tado por Larry MAY y Stacey HOFFMAN. Plantearse tal cuestión no
es, pues, un innovador dislate. 10
Collective Responsability. Five Decades o/ Debate in Theoretical and Applied
Ethics, editado por L. MAY y H. STACEY, Maryland, Rowman & Littlefield Publis-
Los argumentos más importantes de esta obra recogen un inte- hers, 1991, p. l.
resante panorama de las aporías que encierra este concepto, pero al 11
Ibid., p. 2.
114 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 115

es posible transformar las intenciones individuales en una intención H. D. LEWIS (Collective Responsability, 1948), en un trabajo casi in-
corporativa, una intención diferente de las intenciones de cualquie- mediatamente posterior al final de la segunda guerra mundial, recha-
ra de sus miembros. Dado que una acción y una intención pueden zaba que el pueblo alemán fuera colectivamente responsable del holo-
ser atribuidas al grupo y no a los miembros individuales, la respon- causto, pues sólo el individuo puede ser titular de una responsabilidad
sabilidad podría atribuirse al grupo como todo. moral. Pensar de otra manera, decía, sería volver a la barbarie, a for-
mas tribales en las que no tiene sentido la responsabilidad personal 14 •
La segunda estrategia es considerar los intereses o necesidades CO'-
munes de los miembros del grupo como base de la acción del grupo. En cambio, David COOPER (Collective Responsability) 1968) sos-
Si los miembros de un grupo, como una familia, tienen mucho en tenía que en las sociedades modernas la gente culpa casi tan fre-
común, se puede dar una solidaridad que permite al grupo compro- cuentemente a los grupos como a los individuos. Es posible mantener
meterse en unas acciones colectivas. La solidaridad lleva a tener una que el colectivo X es responsable de Y sin pensar que cada miembro
voluntad común e incluso a que el grupo se sienta orgulloso o aver- del colectivo tenga una responsabilidad. De todos modos, COOPER re-
gotlZado por la conducta del grupo. «La responsabilidad colectiva conoce que hay muchas formas de pertenecer a un grupo. En algunos
puede ser asignada propiamente a tales grupos, una vez que el grupo casos se podría trasladar o reducir la responsabilidad colectiva a la res-
tiene suficiente cohesión para permitir que el grupo tome una clase de ponsabilidad individual, pero en otros casos no es posible.
acciones colectivas por tener una estructura de toma de decisiones» 12 •
COOPER argumenta que la capacidad para evitar hacer un daño
La tercera estrategia parte de los beneficios de los miembros de no es una condición necesaria para ser responsable de ese daño. Un
un grupo como resultado de formar parte del grupo. Esto sucede en club puede ser responsable de unos daños si su incapacidad de pre-
los grupos profesionales. Junto a los beneficios, puede haber deter- venir el daño era debida al hecho de que el club falló en cumplir con
minados costos, como tener responsabilidad por los daños causados un standard correspondiente a tales colectividades, por ejemplo, si el
por uno de los miembros del grupo. El grupo ha de prevenir las ma- club no tenía la suficiente cohesión para poder actuar por sí mismo.
las acciones de sus miembros. «El beneficio recibido por ser miem- Esto sucede también con los individuos, porque muchas veces tene-
bro de un grupo crea la responsabilidad por las acciones de un mos a una persona como responsable de un daño causado cuando
miembro del grupo» 13 • estaba borracho, aunque ese individuo no podía en ese momento ha-
ber prevenido esos daños 15 •
En cualquier caso una responsabilidad colectiva se puede en-
tender de dos maneras muy distintas. Por ejemplo, algunas doctri- Joel FEINBERG (Collective Responsability) 1970) explica la res-
nas sostienen que la responsabilidad colectiva es meramente una res- ponsabilidad colectiva con una referencia a lo que es la responsabi-
ponsabilidad individual agregada, una suma de responsabilidades lidad vicaria (vicarious liabilty), como es la que tiene el padre por los
individuales. Otras mantienen que la responsabilidad colectiva es daños producidos por su hijo. En estos casos se atribuye una res-
verdaderamente no-distributiva, esto es, los miembros del grupo no ponsabilidad a una parte que propiamente no ha actuado. «La
son individualmente responsables sino sólo el grupo como tal. El responsabilidad colectiva es una responsabilidad vicaria de un gru-
punto medio diría que la pertenencia al grupo juega un papel deci- po organizado por las acciones de sus miembros. Cuando el grupo
sivo en la determinación de la parte de responsabilidad individual. como todo se tiene como responsable de las acciones de uno de sus
El hecho de ser un líder es más importante que si uno fue el causante miembros, entonces, desde el punto de vista de cualquier individuo
directo de un daño concreto, como sucedía en el caso del grupo de que se tiene como responsable, su responsabilidad en la mayoría de
skinheads mencionado. los casos será vicaria» 16 •
Los argumentos a favor o en contra se multiplican en este libro re-
sumen de cinco décadas de debate sobre el tema. Por ejemplo,
14
Ibid., pp. 4-5.
15
Ibid., p. 5.
12
Ibid., p. 3. 16
J. FEINBERG, «Collective Responsability», en Collective Responsability. Five
13
Ibid., p. 4. Decades o/ Debate in Theoretical and Applied Ethics, op. cit., p. 61.
116 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD YRESPONSABILIDAD ... 117

FEINBERG, no se refiere, como COOPER, a la responsabilidad co- GEORGE mantiene que los ingenieros como profesionales tienen por
lectiva de los grupos que tienen una estructura para la toma de deci- supuesto una responsabilidad de diseñar modelos seguros y eficien-
siones, sino de aquellos que tienen un alto nivel de solidaridad, don- tes y de informar sobre los problemas de seguridad a sus directivos
de los miembros tienen un gran interés en los intereses del otro. El o supervisores. Sin embargo, no están obligados a forzar a la direc-
argumento de la solidaridad de FEINBERG ofrece una base novedosa ción a aceptar sus recomendaciones de seguridad, ni a hacerlas ac-
para justificar la responsabilidad colectiva. Sin embargo, las dificulta- cesibles al público. Hacer a los ingenieros moralmente responsables
des surgen cuando se trata de una responsabilidad criminal. En estos por las decisiones de sus directivos es imponerles obligaciones de es-
casos la solidaridad no es suficiente. En tiempos primitivos se impo- fuerzos heroicos y esto no es una exigencia moral para nadie 18 •
nía unas funciones de policía al grupo como tal, un sistema de «segu-
ridad universal preceptivo», basado en la vecindad. Todo miembro de James MUYSKENS (Collective Responsability and Nursing Pro/es-
un grupo era custodio de la responsabilidad de cada uno, pero si un sion, 1982) considera la responsabilidad de la profesión de enferme-
miembro no respondía de las acusaciones, un castigo era impuesto a ría tomada como un todo. Reconoce que los enfermeros y enferme-
cada miembro del grupo. Según FEINBERG, obviamente, los tiempos ras son muchas veces tratados como subordinados de los doctores y
de esta clase de responsabilidad colectiva han pasado. pueden hacer poco para prevenir las violaciones de los protocolos y
los daños consiguientes. Sin embargo, los enfermeros como profe-
FEINBERG coincide con la tesis de H. GUMPERZ en que el princi- sión tienen un enorme poder en los hospitales. MUYSKENS argumen-
pio de la responsabilidad individual no es una ley eterna, pero no en ta que las profesiones pueden tener una responsabilidad moral por
razón de un relativismo histórico que alterna la responsabilidad in- diversas razones. Primero, uno elige una profesión, pero la perte-
dividua! y la responsabilidad colectiva como las damas cambian de nencia al grupo no es elegida, aunque esta elección incluye el acuer-
moda, como ironiza GUMPERZ. Hoy la detención y persecución de do de asumir ciertas responsabilidades. Segundo, muchas profesio-
los delincuentes es una tarea de la policía, a la que se paga por ello. nes, la enfermería incluida, tienen el derecho legal a establecer e
Por el principio de la responsabilidad individual hemos perdido en imponer procedimientos y standards básicos a sus miembros. Mien-
privacidad, porque los medios técnicos de las policías modernas tras que la responsabilidad del enfermero en cuanto individuo pue-
pueden alcanzar la vida de uno minuto a minuto. Antes sólo podía de ser menor, debido a su relativa falta de poder para prevenir la vio-
vigilar el vecino, el próximo del grupo. Hoy preferimos no vernos lación de los protocolos, la profesión como todo debe tener una
implicados en el control del crimen con la consecuencia de que responsabilidad colectiva de exigir sus standards.
aquellos que controlan el crimen nos controlan más y más. En suma,
según FEINBERG, la responsabilidad colectiva criminal impuesta a los MUYSKENS y DE GEORGE argumentan que los profesionales tie-
grupos formaba parte del sistema auto-policía propio de unos gru- nen ciertas responsabilidades morales, pero reconocen que el «siste-
pos con un alto grado de solidaridad y donde una policía profesio- ma» pone muchos obstáculos para realizarlas. La seguridad del
nal eficiente era impensable. Esas condiciones no se dan hoy en la puesto de trabajo de un ingeniero o un enfermero depende mucho
vida moderna y «no porque la responsabilidad individual sea una ley de la lealtad a sus empleadores, lo cual puede mitigar algunas de sus
eterna de la razón». La responsabilidad colectiva criminal no es por responsabilidades profesionales, aunque tal preocupación no ab-
más tiempo una forma aceptable de organización sociaF 7• suelve a la profesión como todo. Debería haber canales para denun-
ciar la violación de los protocolos ante superiores de más alto nivel
Richard DE GEORGE se refiere a la responsabilidad de algunos sin hacer peligrar la carrera de los individuos profesionales 19 •
grupos que tienen una estructuración débil, como los miembros de
una profesión. Pone el ejemplo de la Foro Motor Compaña como La cuestión de la responsabilidad del grupo aparece también
responsable de introducir en el mercado un automóvil poco seguro. respecto a las acciones ilícitas cometidas por los soldados en tiempo
La cuestión es si el grupo de ingenieros que nombró la Ford debie- de guerra. La dificultad está en determinar dónde está la responsa-
ra ser responsable por los defectos del modelo o la compañía. DE
18
Collective Responsability. Five Decades o/ Debate in Theoretical and Applied
17
Ethics, op. cit., p. 9.
!bid., pp. 65-67. 19
!bid., p. 10.
118 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 119

bilidad de los soldados que cumplen órdenes, de los jefes que die- Larry MAY (Methaphiscal Guilt and Moral Taint) 1992) se refie-
ron las órdenes o del mismo ejército como un todo. Richard WAS- re a la culpa metafísica de que hablaba Karl JASPERS. Los individuos
SERSTROM (Conduct and Responsability in War, 1980) utiliza las leyes como miembros de las comunidades pueden ser metafísicamente
de la guerra como standards para la evaluación de una conducta en culpables por muchas cosas de las que ellos no son moralmente cul-
tiempos de guerra. En su opinión es difícil satisfacer el requeri- pables. La culpa metafísica emerge de la pertenencia al grupo y por
miento de mens rea para el soldado combatiente, ya que son muchos no haber intentado prevenir el daño hecho por el grupo o un miem-
los factores que debilitan la responsabilidad del soldado como in di- bro del grupo. «Pero ser metafísicamente culpable no es necesario
viduo. La educación en la obediencia militar y el miedo a ser casti- ser moralmente culpable, dado que la culpa metafísica no se ocupa
gado por desobedecer órdenes lleva muchas veces a los soldados a de aquellas cosas que uno puede fácilmente cambiar. La culpa me-
violar las leyes de la guerra. Según WASSERSTROM, cuando los solda- tafísica es una motivación legítima para apartarse de los grupos que
dos cometen acciones ilícitas sin que se las hayan ordenado, su res- participan en los daños»22 •
ponsabilidad puede aminorarse por la tensión del combate. Sin em- Zvie BAR-ON, (Measuring Responsability, 1985) se refiere a la
bargo, los mandos militares pueden asumir una apropiada mens rea responsabilidad colectiva del pueblo alemán por el holocausto. En
de culpabilidad. Las necesidades de la guerra requieren muchas ve- su opinión, el pueblo alemán debiera ser responsable en sentido li-
ces acciones inmorales para lograr fines moralmente justificables. mitado por el daño cometido. Sugiere que los participantes efectivos
Entonces se podría decir que la intención de los mandos no era co- o reales en la «Solución Final» debieran ser considerados como cri-
meter una acción injusta, sino llevar el conflicto al final. El mando minalmente culpables. Pero esto no exime a cualquier otro de otras
debe razonablemente prever que sus acciones pueden llevar a una formas de culpa y responsabilidad. Cada alemán que no hizo nada
violación de las leyes de la guerra. La cuestión de fondo es si se acep- que estaba en su mano para parar los daños o para separarse del gru-
tan las leyes de la guerra como un standard 20 • po que cometía los daños, tiene una responsabilidad moral, al me-
Kurt BAIER (Guilt and Responsability, 1972) considera la res- nos en un sentido débil, por los crímenes de la Alemania nazi. Esa
ponsabilidad del grupo en el caso de la masacre de la aldea de My responsabilidad moral se basa, siguiendo a JASPERS, «en el hecho
Lai durante la guerra de Vietnam. No es razonable decir que el te- metafísico de la solidaridad humana»23 •
niente Calley, jefe del batallón, fue el único responsable de la masa- Hannah ARENDT (Organized Guilt and Universal responsability,
cre. Según BAIER una cosa es ser culpable de una acción y otra es ser 1945) también intenta determinar quién fue responsable de las atro-
responsable de esa acción. Para ello distingue entre «responsabili- cidades del holocausto. Admite que es razonable hacer responsable
dad causal» (causal responsability), que es el caso del soldado que al pueblo alemán en distintos grados por los daños cometidos, pero
dispara, y la «responsabilidad del agente» (agent-responsability). Un la responsabilidad moral no debiera limitarse a ellos. No se refiere a
agente puede ser responsable si falla en asignar una tarea y que se re- los que realmente exterminaron a los judíos o mantuvieron los cam-
alice de forma apropiada. pos de concentración. Se refiere más bien a una importante fuente
Anthony APPIAH (Racism and Moral Pollution, 1987) extiende la de responsabilidad moral, como era el sistema social que fuerza a un
noción de responsabilidad colectiva a las consecuencias injustas que pueblo a participar en tales daños o a no poder disociarse del grupo
causa un grupo pero que no pudo prevenir. Es el caso de las Uni- que hacía los daños. La escasez de empleo, dice ARENDT, fuerza a los
versidades que invirtieron en compañías sudafricanas que apoyaba individuos a que mantengan el sistema y que puedan estar dispues-
el apartheid. La no-inversión cambiaría el apartheid, pero no sería tos a asumir cualquier función, aun incluso la de verdugo («under-
coherente con los ideales morales modernos. Por otro lado la no-in- taken any /unction) even that o/ hangman»). Este sistema social no
versión sería más bien un acto público significativo para llamar la estaba limitado a la Alemania nazi, sino que estaba introducido en
atención sobre algo injustd 1• toda la civilización moderna. ARENDT sostiene que debemos consi-

20 22
!bid., p. 11. !bid., p. 13.
21 23
!bid., p. 13. !bid., p. 13.
NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 121
120
t~~to, si se ha?la de sujetos colectivos hay que hablar de responsa-
derar a la raza humana entera responsable de los crímenes que son
cometidos por los seres humanos. No sólo los alemanes, sino toda la bilidad colectiva, de sujetos responsables. Y si se puede hablar de
res~onsabilidad colectiva, habrá que hablar también de sujetos co-
humanidad debe tenerse como responsable del holocausto. El pun-
to de vista ARENDT implica que si la responsabilidad colectiva pue- lectivos. Como se ve, es todo un círculo vicioso extremadamente
de atribuirse al grupo de todos los humanos, entonces el impacto es complicado y casi imposible de desliar de manera definitiva. Sin
embarg~, creo que se pueden dar algunos argumentos sobre el posi-
bastante difuso. Cuando la responsabilidad colectiva se amplía al
grupo de todos los humanos, es duro distinguir la responsabilidad ble sentido y alcance de una responsabilidad colectiva.
colectiva del precepto de que debemos todos ser los guardianes de En principio decir que «he sido yo, la colectividad X» resulta, en
nuestros hermanos y hermanas24 • principio, duro de asimilar, pero tampoco es un absoluto sinsentido
Estos argumentos, que nos descartan la posibilidad, aunque sea afirmar que la responsabilidad humana no está relacionada exclusi-
en un sentido limitado, de una responsabilidad colectiva, me sirven vamente con los individuos como entidades físicas. Históricamente
para apoyar mi tesis de que no es tan descabellado este concepto, las entidades de imputación y de responsabilidad no han sido siem-
aunque desde luego en la práctica debe afinarse mucho, tanto a ni- pre los individuos (entidades físicas), los entes naturales (personas fí-
vel regulativo o legislativo como a nivel pragmático, para no diluir sicas, sujetos individuales). Ya en la Edad Media, aunque no sea un
las responsabilidades, para evitar que las responsabilidades directas ejemplo a seguir, la Iglesia excomulgaba ciudades y eso sucedía en un
mom~nto histórico totalmente alejado de la preocupación por el pro-
de líderes y representantes escapen de su enjuiciamiento.
tagomsmo de los entes. colectivos (naciones y multinacionales) 26 •
En nuestro tiempo se debe reconocer que los grandes males de la
B) Para una filosofía de la responsabilidad colectiva humanidad, la miseria de cientos de millones de seres humanos se
atribuye a una responsabilidad o irresponsabilidad colectiva. Desde
Para empezar diría que la idea de sujeto está especialmente vin- una perspectiva individualista, un «yo no he sido el culpable» vendría
culada a la idea de responsabilidad. La práctica estrictamente huma- a ser una respuesta común a esos males globales. Por supuesto siem-
na, aquella que no está sometida a leyes de necesariedad, es un mun- pre y al final está la responsabilidad individual, pero comúnmente
do de sujetos responsables, es el mundo de la responsabilidad. Si se esos grandes males se atribuyen a una suma de responsabilidades in-
habla de prácticas humanas es porque hay un ser humano (sujeto) divid~ales, que se convierte de algún modo en una responsabilidad
que se hace responsable de lo que hace, porque hay «alguien» que es colectiva, cuyo sujeto nadie sabe quién es (¿la sociedad en general?).
capaz de «responder» de unos actos. Ninguna práctica propiamente No obstante, más allá de esa responsabilidad colectiva difusa se pue-
humana puede ser entendida sin que haya un sujeto que pueda decir den encontrar otras responsabilidades colectivas más particulares
«yo lo he hecho», como afirma Agnes HELLER. «Asumir la responsa- que se asientan no ya en un sujeto tan difuso como es la «sociedad»
bilidad por un acto surgido de mi acción significa, ante todo, res- o in.cluso, como se dice a veces, el «sistema», sino en unos sujetos co-
ponder a la pregunta" ¿quién lo hizo?" "Yo lo hice", o a la pregunta lectivos concretos a los que ya sí se les puede hacer responsables (res-
"¿Has hecho esto o lo otro?" "Yo he sido"»25 • La cuestión de la res- ponsabilidad colectiva) de los males que causan. Así las grandes or-
ponsabilidad es central dentro de la historia humana que no podría ganizaciones económicas internacionales (de programación o de
entenderse como «humana» sin aceptar la existencia de unas entida- producción), como la llamada «maldita Trinidad»27 (Fondo Moneta-
des de imputación y de responsabilidad por lo que ha acaecido. rios Internacional, Banco Mundial, Organización Internacional del
Comercio), o como los fondos mundiales de inversión o las grandes
Hablar de sujeto es, pues, hablar de responsabilidad, como a la multinacionales del petróleo o del armamento pueden ser tenidos
inversa la responsabilidad sólo se puede predicar de los sujetos. Por hoy como responsables de dañinos efectos sobre la población mun-
24 Ibid., p. 14. 26
Vd. F. CAPILLA, La persona jurídica, op. cit., p. 35.
A. HELLER, Ética General, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales,
25
27
R. PEET, La maldita Trinidad, Pamplona, Laetoli, 2004.
1995, p. 89.
122 NICOLÁSLÓPEZCALERA
RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 123
dial. Y no se trata, en estos casos, de atribuir esos efectos solamente
Sin embargo, conviene no exagerar este concepto. Para dejarlo
a la posible «maldad» de sus dirigentes o representantes, que puede
en su justo lugar, me parece interesante tener en cuenta las tesis que
suceder también, sino de constatar que esos daños provienen de esos
Karl JASPERS expuso en unas lecciones impartidas en la Universidad
mismos entes colectivos al margen o más allá de las buenas o malas
de Heidelberg, recién terminada la guerra mundial, en el semestre de
voluntades individuales que los dirijan. No debe escandalizar, pues,
que se hable de responsabilidad colectiva. 1945-1946 sobre el tema de la culpa y la responsabilidad política
de Alemania en relación con los crímenes contra la humanidad co-
De todas maneras el asunto es muy complejo. Así, por ejemplo, metidos por el régimen hitleriano. Estas lecciones fueron publicadas
una de las dificultades más fuertes para aceptar la idea de una res- con el título Die Schuldfrage 28 •
ponsabilidad colectiva es que el mismo concepto de responsabilidad Tras la guerra y la celebración de los juicios de Nürnberg, ~arl
está históricamente lleno de prejuicios antropológicos. Normalmen- JASPERS se planteó la cuestión de si una colectividad puede ser JUZ-
te se dice que sólo puede ser responsable (sobre todo moral o cri- gada. «La cuestión es en qué sentido puede ser enjuiciada una co-
minalmente) el individuo humano. Cualquier posibilidad de atribuir lectividad y en cuál sólo el individuo». Esto es, se refería a si tiene
responsabilidad a otras entidades que no sean los individuos en sí sentido hacer responsables a todos los ciudadanos de un Estado por
(colectividad o animales, por ejemplo) suele ser tenida como una las consecuencias derivada de acciones de ese Estado2 9• Para enten-
doctrina arriesgada e inconsistente. Sólo quien tiene razón y libertad der bien el concepto de culpa, JASPERS hacía distinciones importan-
-se dice- puede considerarse como responsable.
tes. Así distinguía entre «culpa criminal», «culpa política», «culpa
¿Qué significa realmente la responsabilidad? Agnes HELLER sos- moral» y «culpa metafísica».
tenía que siempre habrá que imputar a alguien, con todos los erro- La culpa criminal: los crímenes consisten en acciones demostra-
res o limitaciones posibles, lo que pasa o lo que se hace. Sin un «yo bles objetivamente que infringen leyes inequívocas. La instancia que
he sido» o incluso sin un «hemos sido nosotros» no es posible en- juzga es un tribunal. El crimen recibe castigo. Las acciones crimina-
tender ni ordenar ningún género de vida. Para el derecho y la polí- les son de responsabilidad individual. «Por los crímenes sólo se pue-
tica es importante una explicación funcional y moral de la subjetivi- de castigar en cada caso al individuo, ya sea porque él sólo es el au-
dad. Siempre tiene que haber una entidad (individual y ¿colectiva?) tor, o porque tenga una serie de cómplices, a cada uno de los cuales
que, desde su libertad, pueda ser reconocida como autora, como im- se les pueden pedir cuentas por sí solos». Y matizab~: «Pero .es .ab-
putable o responsable de unas determinadas acciones o efectos ve- surdo inculpar por un crimen a un pueblo entero. Solo es cnmmal
rificables desde fuera y que afectan a terceros. La categoría de la el individuo»30 •
responsabilidad es especialmente importante para las relaciones so-
ciales. Siempre habrá que preguntarse por el autor de unos deter- La culpa política: se debe a las acciones de los estadistas y de los
minados hechos. ciudadanos de un Estado. Cada persona es corresponsable de cómo
sea gobernada. La instancia que juzga es la fuerza y la voluntad del
Cuando se habla de las «colectividades» como actores de la vida vencedor. «(La) culpa política implica responsabilidad de todos los
política y jurídica, cuando se habla de voluntad colectiva y de accio- ciudadanos por las consecuencias de las acciones estatales, pero no
nes colectivas, sea lo que lo sea lo que se entienda por «colectivo», la culpa criminal y moral de cada ciudadano con respecto a los crí-
se está hablando de acciones humanas, esto es, de acciones nacidas menes que se hayan cometido en nombre del Estado»31 •
de decisiones libres, porque si no fuera así estaríamos hablando de
«hechos», no de acciones. Si hay acciones colectivas que nacen de
sujetos colectivos (la decisión de un consejo de administración, de
un gobierno, de un claustro universitario, del Banco Mundial, etc.), zs Die Schuldfrage, Heidelberg, L. SCHNEIDER, 1946. Traducción en español: El
problema de la culpa. Sobre la responsabilidad política de Alemania, Introducción de
habrá que aceptar que coherentemente tiene que haber una respon- E. GARZóN VALDÉS, Barcelona, Ed. Paidós, 1998.
sabilidad colectiva, cuyo alcance y consecuencias pueden ser sin 29
K. JASPERS, El problema de la culpa, op. cit., p. 60.
duda discutidos y determinados de maneras muy diversas. 30
Ibid., p. 53 y p. 60.
3
1
Ibid., p. 53 y pp. 53-54.
RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 125
124 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

La culpa moral: todas las acciones de un individuo implican una lidad? Hay una responsabilidad política, no moral, de los que no
responsabilidad moral. Nunca vale el principio de «obediencia de- fueron participantes activos en los crímenes. «La culpa colectiva
bida». La instancia que juzga es la propia conciencia32 • existe, así pues, como responsabilidad política de los ciudadanos,
pero no por eso en la misma forma que la culpa moral y metafísica
La culpa metafísica: hay una solidaridad entre los hombres como y no como culpa criminal ... »38 •
tales ~~e ~a~e que cada uno se~ responsable de todo agravio y de
toda lllJustlcla del mundo, espec1almente de los crímenes que suce- Tal posibilidad se explica porque históricamente permanecemos
den en su presencia o con su conocimiento. Si no hago lo que pue- sujetos a las comunidades más próximas39 . Hay que reconocer que
d~ para impedirlos, soy también culpable. La instancia que juzga es los juicios y los sentimientos de los hombres se encuentran dirigidos
D10s33 • La culpa metafísica tiene como consecuencia una transfor- en parte por representaciones colectivas, por categorías colectivas
mación de la conciencia de sí ante Dios34 • (alemanes, judíos, etc.). Ante la barbarie de la guerra se toma lapo-
blación como un todo. El uso de categorías colectivas hace que la
Según JASPERS, no cabe hablar de responsabilidad colectiva. responsabilidad política sea considerada al mismo tiempo como un
«No existe un pueblo tomado como una totalidad». Es absurdo acu- castigo por la culpa moral40 • No se puede separar la situación políti-
sar moralmente a todo un pueblo. «Un pueblo no puede transfor- ca y el entero modo de vida de los hombres. Las circunstancias po-
marse en un individuo. Un pueblo no puede perecer heroicamente líticas conforman al suizo, al holandés, al alemán. ¿Son culpables los
no puede ser criminal, no puede actuar moral o inmoralmente sin~ pueblos por los gobernantes que toleran? La mayoría de los france-
sólo los individuos que lo constituyen. Un pueblo tomado co~o un ses estaban a favor de Napoleón. «Napoleón sólo fue posible porque
todo no puede ser culpable o inocente, ni en sentido criminal, ni en los franceses lo quisieron»41 • JÁ.SPERS reconoce que «todos nosotros
el político (en esto son responsables únicamente los ciudadanos de hemos sido educados en Alemania durante largo tiempo para la obe-
un Estado) ni en el moral». Descalifica, pues, una sustancialización diencia, para el respeto del orden dinástico, para la indiferencia y la
de las colectividades. «El enjuiciamiento de un pueblo como si se irresponsabilidad ante la realidad política»42 •
tratara de una categoría resulta siempre una injusticia; presupone
una sustancialización equivocada que tiene como consecuencia la En el epílogo de la edición de esta obra que escribe más tarde en
degradación de las personas en tanto que individuos»35• En conse- 1962, JASPERS concluye para sí que la única responsabilidad real es
cuencia rechaza la culpa colectiva: «No puede haber culpa colectiva la responsabilidad individual. «Ningún político, militar o funciona-
de un pueblo o de un grupo dentro de un pueblo -quitando la res- rio podrá remitirse en el futuro a la razón de Estado o a la obedien-
ponsabilidad política-, ni culpa criminal, ni moral, ni metafísica»36 • cia debida. Todas las acciones de los Estados acontecen por medio
del obrar de personas humanas, tanto de los que dominan como de
Sin embargo, el filósofo alemán reflexiona sobre la posibilidad los que colaboran en diferentes grados. Antaño se hacía recaer la
de que hubiera en Alemania alguna culpa (política) colectiva. El responsabilidad sobre el Estado, como si él fuera un ser sagrado, so-
proc~so de Nürnberg castigó a los criminales y descargó al pueblo brehumano. Ahora cada uno tiene que responder por lo que hace.
aleman. «Para nosotros los alemanes este proceso tiene la ventaja de Hay crímenes de Estado, que son siempre y al mismo tiempo críme-
diferenciar los criD:enes particulares de los gobernantes, con lo que nes de determinados individuos»43 •
no condena colecuvamente al pueblo»37 • Sin embargo, según JAS-
PERS, el pueblo alemán no quedó libre de toda culpa. «Un pueblo Desde una perspectiva alemana se huye lógicamente, pues, de re-
responde por su vida política». Pero ¿con qué clase de responsabi- conocer una posible responsabilidad colectiva. Más recientemente

32
Ibid., p. 53.
38 Ibid., p. 80.
33
Ibid., p. 54.
39 Ibid., p. 91.
34
!bid., pp. 53 y 57.
40 Ibid., p. 91.
35
Ibid., p. 61.
41 Ibid., p. 92.
36
Ibid., p. 62.
42 Ibid., p. 92.
37
Ibid., p. 77.
43 Ibid., p. 130.
126 NICOLÁS LÓPEZ CALERA RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 127

Daniel GOLDHAGEN ha estudiado en su libro Los verdugos voluntarios una desaprobación moral de las medidas y los objetivos e~inadores
de Hitler. Los alemanes corrientes y el holocausto 4\ la responsabilidad que llevaban a la práctica el gobierno y tantos ciudadanos») 1•
del pueblo alemán sin pretensiones propiamente filosóficas y, sobre Jürgen HABERMAS se ha referido a una posible respons~bilidad
todo, en otro contexto, ya alejado del final del holocausto. GOLDHA- colectiva cuando intervino en la polémica creada por el hbro de
GEN no plantea el problema de una responsabilidad colectiva, porque GOLDHAGEN. De manera directa se preguntó: «¿puede imputarse la
su preocupación principal era explicar cómo sucedió el holocausto y criminalidad política de masas a individuos particulares o a %rupos de
demostrar que éste fue posible por la colaboración de los alemanes personas?» 52 • HABERMAS entiende que «de un c~mp?rtam1ento cul-
corrientes. Sostiene que los perpetradores no fueron sólo los dirigen- pable muy extendido en el pasado surge la cone1ene1a de ~a r~~pon­
tes nazis, sino también hombres y mujeres corrientes que contribuye- sabilidad colectiva; esto no tiene nada que ver con una atrzbuczon co-
ron adrede a la matanza de los judíos. Trata de demostrar que lo que lectiva de culpabilidad que, por razones conzprensibles, es ~n a~s.urdo
hubo en el período nazi fueron muchas responsabilidades individua- puro y simple»53 • La tesis de GoLDHAGEN de 9-ue el ant1ser~nt1s~o
les. No basta estudiar solamente las instituciones de exterminio45 • No propulsó a muchos millares de alemanes «cornent~s~>/ a asesmar Ju-
todos los verdugos fueron los nazis o los miembros de las SS46 • díos y a muchos millones a encontrarse en una pos1c1on adecuada a
Sin embargo, en su obra hay una sutil y constante alusión a una tal fin no puede llevar a la conclusión, según HABERMAS, de que los
cierta responsabilidad colectiva, a una responsabilidad de la socie- alemanes eran «una nación de asesinos»54 ni se puede hablar del ex-
dad alemana como tal. «El exterminio fue ante todo una empresa terminio de los judíos como un «proyecto nacional»55 •
alemana», dice. Hay que explicar «el impulso que sentían los alema- Según HABERMAS, se trata aquí de _lo q_ue Klaus .G?NT!"lE~ 6 ha
nes de matar a los judíos»47 • Una causa decisiva que explica tanta llamado «el tratamiento público de la h1stona de la cnmmal1dad po-
barbarie fue, según GOLDHAGEN, el antisemitismo de la sociedad ale- lítica». Los problemas de atribución no dependen sólo de /los he-
mana en los años treinta e incluso antes de esos años: «las creencias chos sino también de nuestra manera de observarlos. La lmea de
antisemíticas que los alemanes tenían sobre los judíos constituyeron sepa~ación entre la libertad y la coerción, entre la cul~a y la discul-
la causa básica del Holocausto»48 • «Lo que Hitler y los nazis hicie- pa depende de la precomprensión con que nos aprox1me~os al su-
ron fue quitar las trabas y, por lo tanto, activar el antisemitismo pre- ceso. El reparto dela culpa y la inocenCia no es una cuest1on de los
existente y reprimido de los alemanes»49 • historiadores como expertos 57 •
Así pues, para GOLDHAGEN hubo una especie de «razón social» Es evidente que la responsabilidad colectiva es una cuestión
participada: a los «alemanes corrientes» les impulsaba el antisemitis- muy compleja. Es difícil afirmarla, au?que tambié~ p~e?e ser un
mo, «una clase particular de antisemitismo que les llevó a la conclu- tanto ingenuo negarla rotundam~~te. S~ d~~a, en prmc~p1?, 1~ real-
sión de que los judíos tenían que morir>>50 • Hay un dato que confirma mente existente es la responsabilidad md1V1dual. La d1stmc1on de
esta tesis. «En ningún momento durante el período nazi sectores im-
portantes, ni siquiera minorías identificables del pueblo alemán ex-
presaron su disentimiento de las ideas imperantes sobre los judíos o 51
!bid., p. 527. . . . , .
52 J. HABERMAS, «Goldhagen y el uso público de la htstona. ¿Por que el Premto
Democracia para Daniel Goldhagen?», en F. FINCHELSTEI.N, Los Alemanes, el Holo-
causto y la Culpa Colectiva. El debate Goldhagen, Buenos Aires, Eudeba, 1999, p. 207.
44 53
D. GOLDHAGEN, Los verdugos voluntarios de Hitler. Los alemanes corrientes y !bid., op. cit., p. 210. . .. .
el holocausto (Hitler's Willing Executioners. Ordinary Germans and the Holocaust), 54 Expresión utilizada por J. H. SCHOEPS (e~.), en Ezn Volk van Mor~ern? Dze Do-

Madrid, Taurus, 1997. kumentation zur Goldhagen Kontroverse um dze Rolle der Deutschen zm J?.olocaust,
45
!bid., p. 24. Hamburg, Verlag Hoffmann und Campa, 1996, citado p~r ~ERMA~, op. czt., p. 214.
46
Ibid., p. 25. 55 J. HABERMAS, Goldhagen y el uso público de la hzstorza, op. czt., pp. 214-215.
47
Ibid., p. 25. 56 K. GüNTHER Schuld und kommunikative Freiheit. Studien zur persona/en Zu-
48
Ibid., p. 28. rechnung stra/bare~ Unrechts im Rechtsstaat, Frankfurt a. Main, Vittorio Kloster-
49
Ibid., p. 542. mann Verlag, 2005. . . .
50
!bid., p. 34. 57 J. HABERMAS, Goldhagen y el uso público de la hzstorza, op. czt., pp. 215-216.
128 NICOLÁS LÓPEZ CALERA
RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD ... 129
JASPERS entre «culpa criminal», «culpa política» y culpa moral» es
que se quiera añadir al caso, de que las colectividades piensan y ac-
muy adecuada para aclarar que, a lo más, cabe reconocer una «res-
túan en libertad y que, por ello y solamente por ello, se las puede ha-
ponsabilidad política» y una «responsabilidad política» es más bien
cer responsables de actuaciones, de efectos concretos.
una suma de responsabilidades individuales ante las acciones de un
Estado que obra injustamente. Y si, de algún modo, se puede hablar Reconocer esa responsabilidad colectiva en sentido muy restricti-
de responsabilidad colectiva ésta habrá de entenderse como origi- vo significa que, de alguna manera sin duda especial, las colectivida-
nada en última instancia por individuos. des razonan y toman decisiones, es decir, que tie~en .r~zón y volun~ad.
Sin duda las tienen porque están formadas por mdivtduos que plen-
Ahora bien, debe reconocerse que lo que piensan y deciden los
san y quieren. Una razón y una voluntad colectiva~ son, en 0t~~ ins-
individuos, constituidos en una colectividad, supera a veces a los in-
tancia, un producto de pensamientos y de resoluc10nes de mdi~duos
dividuos mismos, uno a uno considerados, y se convierte en «pro-
que ya no se pueden identificar con. una mera s~a de pensam1~r:tos
ducto colectivo». Así, en un sentido muy débil, se podría hablar de
y voluntades individuales, porque s1 ello fuera as~ las responsabilida-
una responsabilidad colectiva, de una responsabilidad colectiva dzfu-
des por la actuación incorrecta de un grupo organ1zado, desde e~ pun-
sa, que nunca puede llegar a tener todas las características ni todas to de vista de una determinada normatividad, habrían que refenrlas a
las consecuencias propias de una responsabilidad individual, como
los individuos uno a uno considerados, que han deliberado (razón) y
han tomado ~as decisiones (voluntad) en nombre de la colectividad,
sería la responsabilidad criminal, entre otros motivos, porque (per-
mítase la ironía) las colectividades no son entes físicos y no pueden
no a la colectividad como tal. Sin embargo, esto no sucede así. Cuan-
ir a la cárcel. Esta responsabilidad colectiva dzfusa se puede dar cuan-
do unos individuos, en asamblea, toman una decisión, la decisión es
do la mayoría de una sociedad crea un «clima» social, ético y políti-
ya del ente colectivo y la respons~bilidad super~,. aunq~e no siempre
co que permite o facilita determinadas acciones individuales que se
la excluye, la ,responsabilidad estncta de los mdivtduos. mt~~rant~s de
pueden juzgar como «antisociales», como «inmorales» e incluso
la totalidad. Este puede ser quizás el salto que no da el mdivtduali~mo
como «criminales». Este sentido de una responsabilidad colectiva
ontológico más radical, esto es, que haya efectos pensados y quendos
quiere poner de relieve la importancia de no abandonar las respon-
que no puedan ser atribuidos propiamente a l~s individuos como .t~­
sabilidades individuales, pues la suma de unas irresponsabilidades
les. Las actuaciones de los individuos, en tanto mtegran una colectlVl-
individuales puede generar hechos y situaciones negativas, una «cli-
dad y actúan como parte o representación de ella, estatuyen una res-
ma» que permite acciones individuales e institucionales (estatales)
ponsabilidad distinta de la responsabilidad individual.
negativas o incluso criminales, pero hechos, situaciones o «clima» de
los que nadie (ningún individuo en concreto) se siente responsable, Algunos ejemplos cercanos a mi profesión y mi afi.cjón pueden
pero de los que todos pueden ser responsables. aclarar la cuestión. Si la Universidad no me paga, ¿qu1en es el res-
ponsable?, ¿el Rector (individuo) o la Universidad (~olectividad)?
Si es cierto que resulta difícil o imposible reconocer una res- Cuando la Universidad no paga a uno de sus trabaJadores la de-
ponsabilidad colectiva de naturaleza criminal e incluso moral, no mandada, la responsable y la que tiene que pagar es la «Universi-
debe olvidarse que en el campo del derecho se reconoce algunas for- dad» como ente colectivo, no el Rector ni todos los individuos qu~
mas de responsabilidad colectiva. Por ejemplo, para el derecho in- la componen. Hay cosas que yo no hecho y que las ha hecho «ml
ternacional hay una responsabilidad de los Estados en determinadas Universidad» de la que formo parte junto con otros miles de profe-
materias y con determinadas actuaciones. En los derechos internos sores, alumnos y personal de administración y servicios. E~ evide~te
se reconocen responsabilidades colectivas por ilícitos civiles, admi- que la Universidad nunca podrá ser responsable en los m1smos ter-
nistrativos e incluso fiscales. En estos casos son propiamente las co- minos o con el mismo alcance que un individuo. No es lo mismo que
lectividades las que se tienen como responsables, aunque también la Universidad no pague los salarios a sus trabajadores que el hecho
en algunos casos se puedan exigir responsabilidades individuales. de que un miembro de su Consejo de gobierno se ~propie de unos
Las leyes internacionales y los derechos internos reconocen, con fondos que estaban destinados al pago de esos salanos.
toda la carga de analogía que se quiera asignar al concepto, una res-
ponsabilidad colectiva, lo cual es una prueba, con toda la analogía Otro ejemplo. Un club de fútbol tiene una e::tidad, y u.n~s res-
ponsabilidades, que sobrepasa la mera agregac10n de md1v1duos.
130 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

Cuando se multa a un club de fútbol por un delito fiscal, se castiga


al ente colectivo como tal, aunque las consecuencias concretas las
paguen los individuos concretos que lo integran. Cuando se clausu-
ra estadio de un club por los actos vandálicos de algunos de sus so-
cios es porque se entiende que ese club de fútbol tiene una respon-
sabilidad que está más allá de las responsabilidades concretas de los
individuos que han protagonizado dichos actos vandálicos, incluso Capitulo noveno
más allá también de la responsabilidad de los socios que integran la
junta directiva del club. A las posibles responsabilidades individua- PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN
les por alteración del orden público se añade una cierta responsabi- EN LOS SUJETOS COLECTIVOS
lidad del sujeto colectivo que es el club. Por ello el club, y no sólo
los individuos concretos que han alterado el orden público, tendrá
que pagar una multa y aceptar la sanción del cierre del campo. Ha-
brá socios, sujetos individuales, que seguramente no estaban en el Cuando se habla de las aporías teóricas del concepto de sujeto
campo o que nunca han participado en las asambleas, y que tendrán, colectivo (razón colectiva, voluntad colectiva, responsabilidad co-
sin embargo, que soportar el daño de ser privados de presenciar los lectiva), es necesario considerar dos factores fundamentales que
partidos de su equipo durante un tiempo por la (ir)responsabilidad pueden explicar en qué medida las colectividades pueden ser teni-
de la colectividad a la que pertenecen. das como sujetos. Estos dos factores son:
Y otro ejemplo. Cuando el FC Barcelona, que es un ente colec- 1) los procedimientos de su constitución y funcionamiento; y
tivo, decide contratar a Ronaldinho lo hace el Barcelona, no el Sr. 2) la representación de los entes colectivos y las formas desuco-
Laporta, su presidente. El FC Barcelona puede decir, con toda la municación con otros sujetos.
carga metafórica que se quiera, pero también con estricto sentido ju- Una parte importante de la problematicidad de los sujetos colecti-
rídico, lo que Agnes HELLER dice de los sujetos morales: «he sido vos reside en aclarar y justificar adecuadamente los modos de su nací-
yo», «yo he contratado» como sociedad anónima deportiva. El Bar- miento y de sus actuaciones que, obviamente, son distintos de los pro-
celona es, por tanto, quien tiene la responsabilidad, quien debe pa- pios de los sujetos individuales, esto es, considerar los procedimientos
gar o quien debe ser demandado si no se paga. No tiene sentido ju- de su constitución y de su funcionamiento. Tanto su constitución como
rídico, en este caso, demandar al Sr. Laporta, su presidente, aunque su funcionamiento penden y dependen a su vez de otra categoría fun-
evidentemente sin el Sr. Laporta como Presidente y representante damental en una teoría de los sujetos colectivos: la representación. La
del club no podría hacerse esa contratación, porque obviamente no representación conecta con las cuestiones de la legitimación y la co-
hay sujetos colectivos y, como veremos más adelante, sin represen- municación de los sujetos colectivos que tienen implicaciones ontoló-
tantes o portavoces, sin sujetos individuales. gicas, pues por la representación se puede saber algo de su existencia.
En suma, creo que es posible justificar un concepto de res pon- En todo caso explicar el sentido y el alcance de los procedimientos y la
sabilidad colectiva, aunque debe hacerse la decisiva precisión de que representación permite una comprensión más generosa y sin tantas re-
la responsabilidad colectiva nunca puede ser tratada en términos ticencias de los sujetos colectivos como tales sujetos.
equivalentes a la responsabilidad individual. Las colectividades no
torturan y no matan. Por eso no van a las cárceles. Son los indivi-
duos los que torturan, matan y van a las cárceles. Pero es cierto que l. EL PROCEDIMIENTO
las colectividades pueden tener tales responsabilidades.
Los procedimientos de constitución de un ente colectivo son
una de las claves para que un agregado de individuos pueda ser te-
nido como un sujeto que piensa y quiere y que puede ser, al menos
PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN ... 133
132 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

sin ton ni son 1• De modo similar y por los mismos motivos, diez mil
potencialmente, titular de derechos y obligaciones. El procedimen-
individuos presenciando un concierto de los Rolli?g Stones no pue-
talismo ha sido una vía efectiva para que, por ejemplo, se pueda ha-
den configurar propiamente una voluntad colectiva que sea expre-
blar de una voluntad general como una realidad creíble, no como un
sión de un ente colectivo y, sin embargo, si los «fans» de esta band_a
artificio, como una entidad práctica diferenciada de una simple
se reúnen y acuerdan unos procedimientos para reunirse, h~blar, di-
suma de voluntades individuales.
fundir y apoyar la música de esta banda, entonce~ se po~na h~blar
En la legitimación (justificación razonada) y en la validez ética de un ente colectivo (el club «Rolling Stones»). Sm la existencia de
(bondad para un proyecto de vida individual y colectivo) de un pro- unos procedimientos de agregación y de funcionamiento no hay una
cedimiento que respeta, en última instancia, la sustancia de la indi- entidad colectiva.
vidualidad, se puede encontrar la consecuente legitimación de las Desde el punto de vista del derecho o de la justicia las ex~gencias
entidades colectivas y de sus decisiones (AARNIO).
procedimentales (constitutivas y orga_nizativas) de e~tes colectivos son
Aulis AARNIO destaca la importancia de los procedimientos. especialmente importantes, porque ~Irven para I?-anifestar el grad~ ?e
Una «voluntad colectiva» es epistemológicamente, dice AARNIO, el legitimidad de unas acciones colectivas. Y son 1mportantes tam~Ien,
resultado de un procedimiento político. Por ello es importante el porque no debe olvidarse la importancia de la certe_za y la segundad
análisis de estos procedimientos. Son determinados procedimien- en el derecho, más aun cuando una voluntad colectiva puede afectar
tos los que permiten hablar de motivos y creencias colectivas (co- a los individuos, que deben ser el último sentido que pu_ede ten_er una
llective motives) collective belie/s). No se puede conocer la existen- acción colectiva y que no deben ser dañados en su dignidad y liberta-
cia de una voluntad colectiva como una realidad comprensible des fundamentales. Además los procedimientos (constitutivos Y orga-
desde fuera, si no se presenta como un producto de determinados nizativos) son también importantes, porque permiten conocer cuál es
procedimientos que articulan (yo diría también, que superan) lo y cómo se ha constituido una voluntad colectiva.
que realmente existe, esto es, las voluntades individuales. Los pro- Los procedimientos tienen an_te todo un~ funciól_l constitut~va Y
cedimientos son algunas «formas» de coordinación de acciones in- declarativa. Los juristas saben meJor que nadie de la 1mportancia de
dividuales, que conforman lo realmente existente que son los indi- los procedimientos. Para comprender_lo 9ue _sign~ica .~na voluntad
viduos que piensan, se comunican y actúan, son aquellas formas colectiva, lo importante es el grado de mstituc10n~hzac10n d_e una ~e­
que permiten hablar de acciones colectivas e incluso de responsa- ríe de acciones individuales relacionadas procedimental e mtencio-
bilidad colectiva. Las voluntades individuales, cuando se articulan nalmente. Solamente cuando un conjunto de acciones individuales
procedimentalmente devienen un «producto», que no es estricta- está sometido a complejos sistemas de coordinación y éstos as~ vez
mente la mera suma de acciones individuales. Que los procedi- producen ciertos grados de insti~ucio~ali~a.ción d~ las accwnes
mientos determinan la existencia de acciones colectivas parece una individuales, solamente cuando acc10nes mdividuales Junto con pro-
tesis razonable. cedimientos complejos están orientadas a objetivo_s no intenc~onal­
Por ejemplo, sólo desde un punto de vista procedimental, se mente y exclusivamente individuales, o están I?-ot~v~das por mten-
puede entender lo que es un equipo de fútbol, que no es una enti- ciones 0 fines que superan lo absolutamente mdividual, se puede
dad individual, aunque sea una entidad formada por individuos. Es hablar de acciones colectivas. Que tres individuos empujen a un au-
una entidad colectiva porque funcionan según unos procedimientos tomóvil para que arranque, dice AARNIO, no es una acción colectiva
sin cuyo respeto no hay equipo de fútbol, no hay simplemente fút- interesante al derecho.
bol. Porque un partido de fútbol es precisamente una actividad con- El individualismo ontológico y metodológico, que en general
sistente en diversas acciones individuales sometidas a unos procedi- domina las doctrinas sobre los agentes morales, debería tener en
mientos. Si no hubiera unos procedimientos o unas reglas sobre las
voluntades, sobre las acciones individuales, no habría una voluntad
colectiva ni unas acciones colectivas, no se podría hablar ni de equi- 1 A. .AARNro, «Ün collective Actions. Sorne Remarks on the Theory of Legal

po de fútbol, sino de unos individuos pegando patadas a un balón Actions», en Ratio Juris, volume 11, Number 1, March, 1998, pp. 1-3.
134 NICOLÁS LÓPEZ CALERA
PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN ... 135
cuenta esta perspectiva nada metafísica sobre los sujetos colectivos puede hablarse de una razón colectiva, de unas razones colectivas.
y debería aceptar que la entidad del sujetocolectivo no puede ex- Según AARNro, no basta solamente un procedimiento para hablar de
plicarse por una referencia final a un modelo antropomórfico, sino acciones colectivas, sino que hace falta también considerar si en una
por referencia a unos individuos que actúan unidos por un procedi- acción colectiva hay también metas o intenciones. No es lo mismo
miento y que producen resultados (acciones) que superan y se dis- que doscientas personas paseen por un parque o por una estación,
tinguen de una mera suma de acciones individuales. Por eso dice que doscientas personas levanten el brazo en un Parlamento. «Es
AARNro que el individualismo se ve desbordado, por ejemplo, cuan- posible hablar de acción colectiva si y sólo si todo individuo que per-
do tiene que explicar cómo surge la «voluntad del Parlamento» (the tenece a un colectivo participa al menos en cierto grado de la misma
will o/ Parliament), ya que ésta supera el simple dato de una coexis- intención que los otros. Todo individuo es consciente de la intención
tencia de voluntades individuales. Las actuaciones de unos indivi- de los otros y también conoce que todo individuo en particular del
duos que actúan según unos procedimientos en el seno de lo que se grupo presupone que los otros están comprometidos con esa verda-
llama un Parlamento constituyen una acción colectiva que se llama dera intención. Un simple (ad hoc) número de gentes en la plaza o
«aprobar una ley»2 Solamente desde una perspectiva procedimental en la calle no constituyen un agente colectivo»6•
se puede hablar de que el Parlamento «actúa», «toma decisiones»,
«hace leyes», «tiene propósitos e intenciones»3•
Evidentemente un agente colectivo como el Parlamento finlan-
2. LA REPRESENTACIÓN
dés no es una entidad que exista en sí o por sí misma, sino que es un
colectivo de individuos que funcionan con ciertos roles sociales es-
Evidentemente los sujetos colectivos no tienen ni ojos, ni oídos,
tablecidos por la Constitución4• Este ejemplo confirma cómo el pro-
ni boca para comunicarse, para hacerse presentes. El segundo factor
cedimiento resta importancia a las voluntades individuales que cons-
que permite comprender mejor la subjetividad de los sujetos colec-
tituyen un ente colectivo. Un miembro del Parlamento puede estar
tivos es la representación. La cuestión de la representación es un as-
dormido durante una sesión. Incluso en los grupos parlamentarios
pecto fundamental de la constitución y funcionamiento democráti-
«una voluntad individual» no es significativa, porque normalmente
se siguen las órdenes del grupo. AARNro sostiene que es difícil o im- co de las colectividades.
posible identificar la «voluntad», «los objetivos» o los «propósitos» Debo reconocer que plantear la representación como una con-
del Parlamento reduciéndolos simplemente a actos volitivos indivi- dición sustancial de la subjetividad colectiva nos introduce en ese
duales. Pues bien, la «voluntad» parlamentaria es epistemológica- campo de minas que es el mismo concepto de representación que,
mente siempre un resultado de un procedimiento político (political por su importancia y complejidad, está siendo actualmente muy re-
procedure). Metodológicamente, es más importante analizar el pro- elaborado, porque precisamente una de las cuestiones más debati-
cedimiento por el que se formula la «voluntad colegial del Parla- das de la teoría democrática contemporánea es la crisis de la repre-
mento» (collegial will o/Parliament) que comprender las voluntades sentación7. Incluso PITKIN ha cuestionado el concepto en su
individuales de sus miembros5• conexión con la democracia: «En el transcurso de su historia, tanto
el concepto como la práctica de la representación han tenido poco
Como venimos afirmando, si difícil es aceptar que los sujetos co-
que ver con la democracia y la libertad»8• Y añade: «Representación
lectivos tienen voluntad (collective will), más difícil puede resultar
no tiene por qué significar gobierno representativo», aunque en las
reconocerles que tienen razón, capacidad de pensar. Sin embargo, la
revoluciones francesa y americana la representación vino a significar
exigencia procedimental puede servir para aceptar que también

2
!bid.) pp. 7-8.
6
!bid.) p. 5.
7
3 !bid.) p. 7. P. COSTA, «El problema de la representación política: una perspectiva históri-
ca», en La representación en el derecho, Madrid, Anuario de la Facultad de Derecho
4 !bid.) p. 8.
5 !bid.) pp. 9-10. de la Universidad Autónoma de Madrid, 2004, núm. 8, pp. 57-61.
8
H. F. PITKIN, El concepto de representación, Madrid, CEC, 1985, p. 2.
136 NICOLÁSLÓPEZCALERA PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN ... 137

representación popular, auto-gobierno 9• También Giovanni SARTORI presentación. Según PITKIN quizás la cuestión más polémica para
ha dicho que el concepto de representación (política) es un concep- una generosa afirmación de los sujetos colectivos, sea la existencia o
to muy cuestionado por los directistas, por los partidarios de la de- no, y en qué grado o medida, de una institucionalización de la re-
mocracia directa, pero también por causa de sus inadecuaciones y presentación, esto es, la existencia de modos reglados de estableci-
carencias, concretamente porque cuanto mayor es el número de per- miento de la representación. La representación puede ser un modo
sonas a representar y más numerosos son los asuntos a gestionar la de «actuar en interés de los representantes de una manera sensible
representación pierde autenticidad 10 • ante ellos», pero cuando se trata de validar las actuaciones hacia
Cuando justifico la representación como elemento constitutivo dentro (controlar la sintonía y, en última instancia, la responsabili-
del concepto de sujeto colectivo, es porque entiendo que una colec- dad ante los representados) y hacia fuera (efectos frente a terceros),
tividad no puede expresarse ni actuar como tal sino por medio de la necesidad de un estatuto validador de las actuaciones representa-
representantes. Los representantes han de ser concebidos como los tivas se hace más exigente o determinante 13 • «Sin la institucionali-
sujetos individuales que dicen algo o hacen algo que tiene que ver zación, como ha dicho Martín DRATH, el ideal de representación no
con lo que la colectividad diría y haría por sí misma y directamente pasaría de ser un sueño vacío» 14 •
si ello fuero posible. La representación tiene ese alcance que Hanna El estudio de PITKIN es ante todo «analítico». PITKIN reconoce
Fenichel PITKIN ha puesto de relieve con enorme agudeza de la su simpatía por la «filosofía de Oxford», por el «análisis lingüístico»
mano de la misma etimología de la palabra: re-presentar, dice es «un y por ello tiene una especial preocupación, atención sobre «el ma-
hacer presente otra vez». Representar quiere decir, pues, hacer pre- rasmo verbal» en que nos encontramos atrapados cuando tratamos
sente lo que no está presente al menos aparentemente: una voluntad el concepto de representación.
colectiva 11 •
Sin embargo, en mi opinión, conviene asumir aquí un sentido
Debo reconocer las dificultades teóricas y prácticas para conve- de la representación que se aleje en alguna medida de una concep-
nir un concepto de representación razonablemente aceptable desde ción excesivamente «analítica». No se puede olvidar que quizás los
distintas perspectivas teóricas y desde diferentes intereses. El libro grandes problemas sean pragmáticos. Así uno de los problemas,
de PITKIN es una de las pruebas más contundentes de esas dificulta- nada analítico, es que los sujetos colectivos suelen tener en la vida
des. Son tanto los sentidos que se han dado y se da a la representa- política una existencia inicial «a-legal» a través de sujetos indivi-
ción, que por otra parte no es sólo un concepto propio del ámbito duales que se llaman representantes, sin que se sepa exactamente
jurídico y político, que resulta imposible decir nada como definiti- cómo (procedimiento) han sido elegidos. Esta existencia pre-legal,
vo. Por tanto no voy a entrar, porque ni puedo ni quiero, a estudiar a-legal o i-legal plantea obviamente problemas prácticos importan-
a fondo este concepto, pero sí hay algunas ideas o principios en la tes ¿Cuál es la voluntad del pueblo saharaui? ¿Cómo presenta y le-
obra de PITKIN que me sirven para trazar un perfil elemental del gitima su reivindicación de autogobierno? Esa voluntad sólo podría
concepto y para entender, consecuentemente, mejor la problemática comunicarse a través de representantes, pero ¿con qué procedi-
ontológica y ético-política de los sujetos colectivos. miento de representación? ¿Un procedimiento reglado y conocido?
Quizás el sentido más propio de representación sea el de «tener O ¿un procedimiento fáctico que expresa solamente la fuerza real
autorización», esto es, un representante, dice PITKIN, es alguien que de unos representantes? Por la cuestión de la representación los su-
ha sido autorizado para actuar en nombre de otro 12 • Esta perspecti- jetos colectivos sufren numerosas críticas y denuncias deslegitima-
va se fija particularmente en las formalidades que permiten una re- doras.
En todo caso y en principio la representación debe ser concebi-
9
!bid., pp. 2 y 4. da desde una perspectiva ontológica no reduccionista. Esto es, debe
10
G. SARTORI, «En defensa de la representación política», en CLAVES de la ra-
zón práctica, núm. 91, 1999, pp. 22 y ss.
u H.F.PITKIN, El concepto de representación, op. cit., p. 10. 13 Jbid., pp. 233 y SS.
12
Ibid., p. 41. 14 !bid., pp. 262 y 265.
138 NICOLÁS LÓPEZ CALERA PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN ... 139

afirmarse que la representación es un elemento constitutivo de las dica, y cuyo comportamiento es atribuido al grupo, es designado
entidades colectivas. Con otras palabras, no puede haber sujeto co- como órgano de la asociación». Por ello, dice, uno de los problemas
lectivo sin alguna clase de representación. La representación «hace» de las personas jurídicas es «establecer bajo qué condiciones se in-
al sujeto colectivo, si puede hablarse así, porque la representación terpretará la conducta de un hombre como conducta de un grupo
implica la posibilidad de comunicar y de objetivar las razones, los como persona jurídica» 18 • Ahora bien, dado que las obligaciones ju-
deseos y la responsabilidad de una colectividad. En tiempos medie- rídicas y los derechos subjetivos, según KELSEN, sólo pueden tener
vales, como recuerda PITKIN, los juristas empezaron utilizar el tér- por contenido la conducta humana, las obligaciones y derechos de
mino «representación» para personificar la vida colectiva. Una co- la asociación son obligaciones y derechos de determinados hombres,
munidad, aunque no es propiamente un ser humano, debía ser aunque interpretados como de la asociación, por lo que al final hay
contemplada como una persona (persona repraesentata). Por ello se que excluir que sean obligaciones y derechos de las personas físicas,
pone el énfasis en la naturaleza ficticia de la relación: no se trata de como dice la teoría tradicional 19 • En este sentido, según KELSEN, po-
una persona real, sino sólo de una persona en representación (per- dría hablarse de derechos y obligaciones colectivas.
sona non vera sed repraesentata) 15 • KELSEN alababa la representación y por ello afirmaba que la re-
Sin embargo, no creo que se pueda dar a la representación un presentación parlamentaria ha significado el logro del equilibrio po-
sentido puramente simbólico, sino ha de tenerse como un modo ne- lítico, de la mesura democrática y, sobre todo por lo que aquí inte-
cesario o inevitable para la existencia y particularmente para la co- resa, la posibilidad de que la voluntad colectiva esté bien orientada.
municación de las colectividades. Representar es «hablar y actuar KELSEN no discutía la posibilidad de una voluntad colectiva, sino
por alguien» que no puede hablar o actuar, pero que tiene algo que que su preocupación en este punto se centraba en cómo evitar que
decir y que hacer. La representación es el modo más efectivo para vi- una supuesta voluntad colectiva sea la expresión unilateral del inte-
sualizar las razones y la voluntad de un ente colectivo. Ya Carl ScH- rés de un grupo. La voluntad colectiva sólo puede consistir en la re-
MITT había dicho que «representar significa actualizar y hacer per- sultante o transacción de intereses divergentes, así como «la crea-
ceptible, a través de un ser público presente, aquél ser que no es ción de las condiciones orgánicas que hagan posible aquella
perceptible» 16 • Los pueblos o las naciones no pueden hablar ni ac- transacción y permitan a la voluntad colectiva orientarse en una di-
tuar como tales. Hablan y actúan sus representantes. Los viejos ide- rección equitativa»20 •
ales de la democracia directa que podían haberse dado en la Grecia En principio mi tesis inicial es afirmar la necesidad fuerte (on-
clásica e incluso en los pequeños cantones suizos referidos por tológico-constitutiva), sin entrar ahora en el problema de la legiti-
RoUSSEAU son ya ensoñaciones para el mundo de hoy. Puede haber midad, de que haya una «representación funcional» en los entes co-
colectividades sin representación, en razón de su simplicidad cons- lectivos para que puedan ser tenidos como sujetos. Es decir, sin una
titutiva y en razón del ínfimo número de sus miembros. Sin embar- representación los entes colectivos no pueden cumplir ninguna fun-
go, la representación es una necesidad para las colectividades com- ción. Ahora bien, es evidente que esta clase de representación no
plejas, al menos para aquellas que se mueven en el ámbito de la puede quedar escindida de la «representación democrática». La re-
política y del derecho 17 • presentación en los entes colectivos no es sólo, que lo es, una exi-
No invento argumentos. Ya KELSEN decía que la persona jurídi- gencia de la comunicación de entes colectivos (representación fun-
ca como ente colectivo actúa por medio de un hombre determina- cional), sino también una cuestión de legitimidad.
do. «El hombre, a través del cual el grupo actúa como persona jurí- Los diversos proyectos de representación que se han dado, en la
teoría y la práctica, desde Grecia y Roma hasta nuestros días, han te-
15
Ibid., p. 270.
16
C. SCHMITT, Ver/assunglebre, 9. Aufl. (Neusatz auf Basis der 1928 ersch. l.
18
Aufl.), Berlin, Duncker & Humblot Verlag, 2003, p. 209. H. KELSEN, Teoría Pura del Derecho, op. cit., p. 185.
19
17
R. A. DAHL, La democracia y sus críticos, Barcelona, Ediciones Paidós, 1992, !bid., pp. 185-186.
20
pp. 40-41, y pp. 272-273. H. KELSEN, Esencia y valor de la democracia, Madrid, Guadarrama, 1977, p. 43.
140 NICOLÁS LÓPEZ CALERA PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN ... 141

nido siempre que afrontar el reto de cómo garantizar que la voz del los miembros de una colectividad compleja es un invento moderno.
representante fuera la vox populi, la voz de la misma, la totalidad so- La mejor representación es la democrática, porque es la que dice
cial como tal. La cuestión de la legitimidad siempre será una cues- más de las libertades individuales. Sin una legitimación democrática
tión irresuelta porque hay factores inevitables integrados en toda co- es difícil aceptar que haya propiamente razones e intereses colecti-
lectividad medianamente compleja, como son la pluralidad, la vos dignos de ser tenida en cuenta. La persona humana es en última
disp~rsión de convicciones y deseos, la no-unanimidad de ideas e in- instancia la razón de ser de toda colectividad. Pienso que uno de los
tereses individuales. Es imposible reducir a la unidad las dinámicas grandes problemas que debe afrontar una teoría de los sujetos co-
diversas, plurales y contradictorias que engendran los individuos en lectivos es justificar que los representantes sean auténticos comuni-
el seno de una colectividad. Por eso la representación manifiesta cadores de los intereses y las ideas de los individuos que los integran.
siempre graves dificultades para transmitir la voz de la totalidad.
Sin embargo, lamentablemente a veces hay una representación
Pero hay representaciones y representaciones. Quizás la única fáctica y operativa que no ha pasado por controles democráticos y
manera de que el sujeto colectivo se mantenga como tal y no como que sirve en momentos políticos confusos, difusos o conflictivos
una suma caótica de individuos liderada por los más fuertes o más para que los sujetos colectivos puedan hacerse presentes inicialmen-
astutos es que los representantes expresen, al menos, lo que piensa te, en el ámbito de las relaciones políticas. Tal fenómeno social re-
y quiere la mayoría, esto es, que sean democráticos. La vida de los vela graves contradicciones. Por un lado hay una necesidad urgente
sujetos colectivos, sobre todo para que no sean descalificados por de que el presunto o naciente sujeto colectivo se haga presente y, por
otra clase de sujetos humanos, está pendiente y dependiente de que otro lado, suele haber una simultánea falta de legitimación demo-
tengan una vida democrática. Todo ello quiere decir que, en gran crática de sus supuestos representantes, lo cual suele conducir a que
medida, la existencia de los sujetos colectivos está (o, mejor dicho, otros sujetos colectivos ya reconocidos y legitimados nieguen al su-
debe estar) vinculada) si se pretende que sean razonablemente acep- jeto naciente. Esto es, la cuestión de la representación deviene toda-
tados, a que respondan a los principios más elementales del para- vía más problemática cuando se refiere a sujetos colectivos que es-
digma democrático que hoy, con todos sus déficits y contradiccio- tán naciendo o que están al margen o más allá (no sólo en contra,
nes, han asumido las sociedades más civilizadas y más desarrolladas como a veces puede suceder) del orden jurídico establecido.
de nuestro mundo. La racionalidad de los sujetos colectivos está vin-
culada, pues, al mismo ideal democrático. Cuando se trata de sociedades políticas establecidas como Esta-
dos o de otros entes colectivos establecidos y reglados por un orden
Además, abundando en esta argumentación a favor de la repre- jurídico en una democracia avanzada (personas jurídicas), no se
sentación democrática, entiendo que la representación funcional, cuestiona en principio su constitución y representación. Sin embar-
que expresa un punto de vista pragmático u operativo, tiene que go, los sujetos colectivos en .gestación, aquellos que inician sus ac-
(debe) comprometerse con el respeto de los intereses y las ideas de tuaciones en la escena política y que no están conformados todavía
los individuos que integran una colectividad. Esto es, no basta que según las reglas de un orden jurídico establecido, plantean graves
haya un portavoz que hable en nombre del grupo. Es necesario, al problemas en relación con la legitimación de los que se llaman sus
menos éticamente hablando, que haya garantías de una cierta representantes, unos representantes que operativamente suelen es-
concordancia entre lo que dice el «portavoz de la colectividad» y lo tar dotados de enorme eficiencia, que fácticamente pueden tenerse
que realmente quieren los individuos que integran una colectividad como representantes de una colectividad (nación), aunque al mismo
y que, en última instancia, son su razón de ser. tiempo puede haber fuertes y fundadas dudas de que no represen-
En definitiva, la representación implica inevitablemente proble- tan adecuadamente la colectividad que dicen representar. Esto su-
mas de legitimación. Una cosa es que la representación sea un ele- cede con especial gravedad e importancia en todos los movimientos
mento constitutivo (fáctico o casi ontológico) de toda colectividad o grupos nacionalistas cuando tratan de afirmar una entidad na-
medianamente compleja, y otra cosa es la legitimidad de una repre- cional frente a un Estado e incluso frente al orden internacional. En
sentación. Como dice PITKIN, representación siempre ha habido, estos casos difíciles hay que tener una especial sensibilidad de lo co-
pero una representación que respete las libertades individuales de lectivo, una cierta intuición política para evaluar cuándo se está en
142 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

presencia de representantes con enorme déficits de legitimación o


en presencia de simples impostores a fin de no ahogar demandas de
colectividades que por circunstancias de muy diversa clase o tal vez
por una propia inmadurez interna no pueden lógicamente garanti-
zar (falta el cumplimiento de procedimientos preestablecidos) la au-
tenticidad de sus reivindicaciones y obviamente la de sus provisio-
nales representantes que las plantean21 • Punto final
Cuando una colectividad tiene sus propios estatutos constitu- AVISO PARA NAVEGANTES:
yentes, sus procedimientos de cambio y de representación reconoci-
dos por otros sujetos colectivos u órdenes normativos superiores o, ¿POR QUÉ LOS LEVIATANES?
si se quiere decir más llanamente, por otros sujetos o agencias más
poderosos, no hay especiales dificultades para afirmar su existencia
e incluso de reconocerle además derechos y obligaciones (colecti-
vos). Sin embargo, cuando esos estatutos y esos procedimientos no Más allá de teorizaciones el dato incuestionable es que existen
existen, o no existen con el reconocimiento de los más poderosos, o grupos, colectividades, entes colectivos y, si se quiere, sujetos colec-
existen tan sólo hacia el interior del grupo, el reconocimiento de la tivos que mandan mucho. Por ejemplo, la «maldita trinidad» 1 (Ban-
entidad de un sujeto colectivo se hace especialmente difícil. co Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial
del Comercio) manda mucho y de mala manera, por mucho que se
Esta vinculación del concepto de sujeto colectivo al de repre- quieran valorar positivamente sus intervenciones para un «buen or-
sentación lo coloca, pues, en el centro del huracán de los principa- den económico internacional». Son entidades que piensan (planifi-
les debates y polémicas sobre la democracia hoy en un mundo trans- can) e imponen su voluntad (ejecutan órdenes). Esas entidades que
formado y en transformación. No es mi propósito reconducir el mandan mucho y en general bastante mal tienen escasa y a veces
concepto de sujeto colectivo al interior de esa compleja problemáti- nula legitimidad para actuar, fenómeno que se da sobre todo en las
ca que tiene planteado hoy el paradigma democrático y particular- de ámbito internacional y, como estamos en época de globalización,
mente el concepto de representación. Pero creo que vincular los en- la cosa es especialmente grave.
tes colectivos a la democracia y a la representación democrática es el
mejor argumento para su reconocimiento como sujetos, así como Que haya colectividades que piensan y actúan no debe escandali-
también es el mejor camino para asegurar el respeto de la dignidad zar, pues responden a la propia naturaleza de la cosa humana. Es de-
y libertades de los individuos, que son en definitiva los que dan el cir, los sujetos humanos individuales necesitan «fundar» sujetos co-
último sentido a la existencia de los sujetos colectivos. lectivos por una razón simple y conocida: la necesidad de alcanzar
unos objetivos inalcanzables con el esfuerzo de un individuo o con la
simple suma no coordinada de esfuerzos individuales. Esa necesidad
no es simplemente pragmática u operativa, sino que responde tam-
bién a una necesidad de los sujetos individuales por alcanzar objetivos
21
El problema de la representación de los grupos va mucho más allá de estas si- que tienen que ver con su «sentido de la vida». Los sujetos colectivos
tuaciones extremas que presentan sobre todo las naciones sin Estado. Iris Marion
YOUNG se ha referido a la falta de representación de grupos estructuralmente en
responden a la socialidad más profunda del ser humano, esto es, a la
desventaja, como pueden ser la mujeres o determinadas minorías, minorías étnicas o necesidad de realizar afectos, deseos o ideales morales básicos que
raciales. Es la cuestión que Y OUNG llama «Special Representation of Marginalized sólo se actualizan por la vida con otros. Sin una vida en común orga-
Groups». Los grupos no tienen sólo derecho a su autogobierno, sino también a es- nizada (colectividades) el individuo quedaría disminuido, inacabado.
tar representados como tal en las tomas de decisiones y en los diversos niveles de la Estos sujetos responden, pues, no a una simple necesidad pragmática.
política. Los compromisos de una política de igualdad obligan a demandar tal pre-
sentación de los grupos. Vd. I. M. YOUNG, Inclusion and Democracy, Oxford Uni-
versity Press, 2000, pp. 141-148. 1
R. PEET, La maldita Trinidad, op. cit.

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
BIBLIOTECA CENTRAL
144 NICOLÁS LÓPEZ CALERA

Del dato ontológico se puede pasar al dato sociológico. Cada


vez hay más entes colectivos en la vida económica y política, porque
cada vez son más los objetivos que trascienden los poderes indivi-
duales. Y muchos de ellos son entidades que no han alcanzado el
grado de organización funcional y de legitimación jurídica y política
que tienen los Estados. Y son Leviatanes, porque tienen mucho po-
BIBLIOGRAFIA
der y mucho poder incontrolado y sobre todo porque pueden hacer
daño. Sin embargo, legitimados y reglados pueden ser capaces de
proporcionar a los sujetos individuales mejores cotas de libertad,
igualdad e incluso bienestar. Por sus bienes o por sus males los su-
jetos colectivos deben ser tenidos en consideración por la teoría y las AARNIO, A., «Ün collective Actions. Sorne Remarks on the Theory of Legal
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prácticas sociales.
BARBERIS, J. A., «Nouvelles question concernant a la personalité juridique
Soy consciente de las carencias de este estudio. Son ya muchos internationale», RCADI, 983/, en especial con respecto a las personas
años de investigaciones en el campo de las ciencias sociales para que privadas, y con relación a organizaciones internacionales.
no me dé cuenta de los muchos déficits de este trabajo. Como ten- BARTH, H. «Volonté générale et volonté particuliere chez}.-J.Rousseam>, en
go ya menos tiempo, siento la urgencia de comunicar mis reflexio- Annales de philosophie politique/5, «Rousseau et la philosophie politi-
que», Paris, PUF, 1965.
nes sobre este tema. Estoy convencido de que o prestamos atención
CAPILLA RONCERO, F., La persona jurídica. Funciones y disfunciones, Ma-
a los que aquí se han llamado «sujetos colectivos» o mal van a ir las drid, Tecnos, 1984.
cosas para las gentes de nuestro tiempo desde la perspectiva de la CASSIRER, E., «Freiheit und Form: Studien zur deutschen Geistesgeschich-
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ÍNDICE

Pág.

Avisos.-NI COMUNISTA NI COMUNITARISTA ........................................ . 9


Capítulo primero.-LOS PODEROSOS DE NUESTRO TIEMPO: LOS SU-
JETOS COLECTIVOS ................................................................................. . 13

Capítulo segundo.-LOS NUEVOS LEVIATANES ....................................... .. 17


Capítulo tercero.-LOS PRIMITIVOS LEVIATANES: LOS ESTADOS ...... . 21
Capítulo cuarto.-MULTINACIONALES Y GLOBALIZACIÓN ................ . 27
Capítulo quinto.-LOS SUJETOS COLECTIVOS EN LA CIENCIA DEL
DERECHO .................................................................................................... . 33
l. Algunos argumentos de la jurisprudencia clásica: JHERING ................. . 34
2. El organicismo de Otto VON GIERKE y las críticas de Francesco FE-
RRARA ....................................................................................................... . 36
3. Los sujetos colectivos como sujetos de derecho según el normativismo
de Hans KELSEN ..................................................................................... . 45
4. Más allá del sujeto individual ................................................................. . 49
A) El derecho privado y las personas jurídicas ..................................... . 49
B) El derecho procesal y los intereses colectivos ................................... . 52
C) El derecho internacional: los Estados, los pueblos y las naciones ... . 56
Capítulo sexto.-LOS SUJETOS COLECTIVOS NO RECONOCIDOS
POR LAS LEYES: LAS NACIONES SIN ESTADO ................................ . 61
Capítulo séptimo.-EL CONCEPTO DE SUJETO COLECTIVO ................ . 69
l. Construcción y des-construcción del sujeto .......................................... . 69
2. Los amigos de lo colectivo: del romanticismo al comunitarismo, pa-
sando por HEGEL y MARx ..................................................................... .. 75
3. El sujeto colectivo: entre una ontología débil y un neoliberalismo hi-
pócrita ..................................................................................................... . 84
A) HARTNEY y el valor de las colectividades ......................................... . 84
B) Una concepción personal, quizás no original .................................. .. 88
C) Una valoración final ........................................................................ . 95
150 ÍNDICE

Pág.

4 ¿Existe el Quijote? ¿Existen los sujetos colectivos?.................................. 96


Capítulo octavo.-RAZÓN, VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD DE LOS
SUJETOS COLECTIVOS............................................................................. 103
l. ¿Hay una razón colectiva? ¿Hay una voluntad colectiva?.................... 103
2. ¿Hay una responsabilidad colectiva?...................................................... 112
A) Cinco décadas de debates doctrinales ..... .......... ........ ...... ... ........... .... 112
B) Para una filosofía de la responsabilidad colectiva............................. 120
Capítulo noveno.-PROCEDIMIENTO Y REPRESENTACIÓN EN LOS
SUJETOS COLECTIVOS............................................................................. 131

l. El procedimiento..................................................................................... 131
2. La representación.................................................................................... 135
Punto finaL-AVISO PARA NAVEGANTES: ¿POR QUÉ LOS LEVIA-
TANES?.......................................................................................................... 143
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................. 145

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