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Coseriu, Eugenio. Introducción a la lingüística. Madrid: Gredos. 1986. Web.

20
dic. 2016.

La definición que plantea de entrada Eugenio Coseriu:

"La lingüística, llamada también ciencia del lenguaje, glotología o glosología y, con
menos propiedad, también filología, filología comparada, gramática comparada, es
la ciencia que estudia desde todos los puntos de vista posibles el lenguaje humano
articulado, en general y en las formas específicas en que se realiza, es decir, en los
actos lingüísticos y en los sistemas de isoglosas que, tradicionalmente o por
convención, se llaman lenguas" (8).

Asimismo, aclara los siguientes puntos:

1. No se debe confundir un lingüista con el conocimiento práctico de los idiomas o


con un políglota. El primero puede estudiar varias lenguas sin hablarlas o
conocerlas; el segundo, sí las habla, pero no sabrá por ejemplo realizar una
gramática científica del guaraní, como sí lo haría el lingüista sin hablar guaraní.

2. No se debe confundir con la filología. En Inglaterra, se emplea el término "filología


comparada" para designar a la gramática comparada y a veces incluso a toda la
lingüística. En Italia, donde a lingüística se llama "glottologia", las linguisticas
especiales se llaman a menudo filología, por ejemplo, "filología romanza" y "filología
germánica" a las asignaturas de lingüística románica y germánica. El autor sostiene
que "En sentido estricto, por filología se entiende hoy comúnmente la crítica de los
textos y, en un sentido más amplio, la ciencia de todas las informaciones que se
deducen de los textos, especialmente antiguos, sobre la vida, la cultura, las
relaciones sociales y familiares, económicas, políticas y religiosas, etc., del
ambiente en que los textos mismo se escribieron o a que se refieren" (10-11). Por lo
tanto, concluye que: "mientras que el lingüista considera generalmente los textos
sólo como hechos lingüísticos, como fenómenos del lenguaje, al filólogo los textos le
interesan como documentos de cultura e historia" (11). De ahí que sea una ciencia
auxiliar de la historia y de la historia literaria, pero también es una ciencia auxiliar de
la lingüística, "ya que proporciona a ésta todas aquellas informaciones que no se
pueden deducir exclusivamente del aspecto lingüístico de los textos y que, en
cambio, son indispensables para la interpretación exacta de ese aspecto" (11). En
todo caso, lo límites no son siempre claros para Coseriu, pues a veces el filólogo
recurre a hechos lingüísticos para cumplir con su tarea y viceversa. Entonces, el
lingüista tiene que ser un poco filólogo y viceversa.

Definición de lenguaje:

"cualquier sistema de signos simbólicos empleados para la intercomunicación social,


es decir, cualquier sistema de signos que sirva para expresar y comunicar ideas y
sentimientos, o sea, contenidos de la conciencia. Se puede concebir, por tanto, una
lingüística muy amplia, como ciencia de todo lenguaje posible. Pero no es ésta la
lingüística propiamente dicha: sería más bien la ciencia llamada por F. de Saussure
semiología, vale decir, ciencia general de los signos o de todos los lenguajes
simbólicos, de la cual la lingüística sería sólo una parte. En efecto, la lingüística, en
sentido estricto, se ocupa sólo en el estudio del lenguaje en que los "signos" son
palabras constituidas por sonidos, es decir, del lenguaje articulado" (13-14).

"En el lenguaje articulado distinguimos dos realidades básicas: el acto lingüístico y


la lengua, o sea, el sistema al que el acto corresponde" (14). Según Coseriu, los
actos lingüísticos nunca son enteramente idénticos entre los individuos, incluso en
un mismo sujeto, pero sí semejantes en una misma comunidad para que sea posible
la comunicación. Es justamente esto lo que "nos permite definir la lengua como
"conjunto de los actos lingüísticos comunes (isoglosas) de una comunidad de
individuos hablantes" (15). "La lengua es, pues, un sistema de isoglosas
comprobado en una comunidad de hablantes; sistema que puede ser más amplio o
más limitado, según el número de individuos de que se compone la comunidad y
según el mayor espacio o tiempo considerados" (15). Por otro lado, la filosofía del
lenguaje se encarga de preguntar qué es el lenguaje, su esencia, su relación con el
hombre y su pensamiento; en cambio, la lingüística estudia los fenómenos
lingüísticos concretos y trata de establecer sus características generales, después
de haberlos sistematizados.

II. El Lenguaje: los conceptos de signo y símbolo. Características del lenguaje


articulado.

"Lo que entendemos comúnmente por signo es un "instrumento" que está por una
idea, un concepto o un sentimiento, con los cuales el signo mismo no coincide: un
instrumento que evoca, en particular, un concepto en virtud de una "convención" y
de acuerdo con una tradición determinada, pero que no tiene con el concepto
evocado ninguna relación necesaria de causa a efecto o viceversa" (19).

Menciona la teoría behaviorista que ve a los signos como hechos (estímulos, que
provocan imágenes), de acuerdo a su concepción de contexto como conjunto de
hechos en relación necesaria.

Karl Buhler en su Teoría del lenguaje: "el signo linguistico es un síntoma como
expresión del hablante, es decir, en cuanto manifiesta algo acerca de quien lo
produce; es señal en relación con el oyente, o sea, con su receptor; y es símbolo en
relación con su significado "real", es decir, en cuanto designa a través de un
concepto (o, desde el punto de vista psicológico, a través de una "imagen") algo que
pertenece a una realidad que es, o por lo menos se considera, independiente tanto
del hablante como del oyente" (20). Por ello, el lenguaje animal que no tiene esa
propiedad simbólica, solo corresponder a impulsos elementales, sería una
seudolenguaje o simplemente signos animales o expresiones. Así, "el lenguaje
humano tiene siempre valor simbólico, es decir, un valor que no reside en los signos
materiales como tales y al que éstos sólo se refieren" (21). Sin embargo, anota
Coseriu que esta definición es demasiada amplia "sistema de signos
convencionales", pues se puedo aplicar a una variedad de sistemas que la
humanidad utiliza: sistemas de señalamiento (banderitas, luces luminosas del
tráfico) hasta las variedades del arte. De ahí que concluya: "La lingüística no puede
ser, por tanto ciencia general de los "lenguajes" —que constituyen más bien el
objeto de la llamada semiología—, sino que trata exclusivamente, en primer lugar,
del lenguaje articulado y, en segundo lugar, de los demás sistema que sólo
reproducen a éste" (23).

III. El acto lingüístico

En forma concreta, no existen lenguas, sino solo actos lingüísticos de expresión y


comunicación, distintos en cada individuo y también en el mismo individuo: "Ningún
signo lingüístico tiene exactamente la misma forma y el mismo valor (significado)
para todos los individuos que lo emplean y en todos los momentos en que se
emplea" (24). "Siendo siempre expresión de una intuición inédita y única, el acto
linguistico es acto de creación, acto singular que no produce exactamente ningún
acto linguistico anterior y que sólo por los límites que le impone la necesidad de la
intercomunicación social se "parece" a actos linguisticos anteriores, pertenecientes
a la experiencia de una comunidad" (24-25).

El concepto de acto lingüístico el más importante quizás de la lingüística moderna y


al mismo tiempo el más complejo. Desde los gramáticos griegos y hasta el siglo XIX,
se hablaba de lenguas como sistemas rígidos y como "hechos". Incluso, en el XIX
se hablaba de lenguas como organismos vivos que nacen, se desarrollan y mueren.

"La valoración del acto lingüístico como aspecto fundamental del lenguaje se debe,
en primer lugar, a W. von Humboldt, a quien se considera, justamente, fundador de
la lingüística general" (26). Distingue los dos aspectos fundamentales del lenguaje
en su obra póstuma sobre la lengua kawi de la isla de Java (1836): como "energeia"
(continua creación de actos lingüísticos individuales) y como "ergon" (producto o
cosa hecha, sistema históricamente realizado: lengua).

"Solo mucho más tarde (…) Ferdinand de Saussure destacó nuevamente los dos
aspectos esenciales del lenguaje llamándolos, respectivamente, parole (habla, acto
lingüístico) y langue (lengua). Asi, según Coseriu: "un positivista (Saussure) y un
idealista (Vossler) llegaban, por vías diversas, a establecer nuevamente la distinción
entre lengua y acto lingüístico que hoy se reconoce como imprescindible" (28).

"Además, Vossler insistía, entre otras cosas, en la importancia de un factor hasta


entonces casi ignorado por los lingüistas: el oyente" (28). Esto supone por lo menos
dos participantes: hablante y oyente. Incluso cuando "nos" hablamos a nosotros
mismos. Pues utilizamos la lengua de nuestra comunidad para decirnos algo. Esto
implica que el acto lingüístico es un hecho individual, pero también social. No
pertenece exclusivamente al individuo como pensaba Saussure (28).

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