Sei sulla pagina 1di 4

SESION DEL 01-08-19: Análisis de casos.

Instrucción: Forme grupos de dos personas y resuelvan los dos casos, de forma argumentativa,
empleando las normas y jurisprudencia de la CIDH.
Caso 1: “Indigente Rigoberto Pandolfo”.
Temas: pena de muerte a inimputados; medidas de seguridad; debido proceso.
Rigoberto Pandolfo, mayor de edad, es un indigente que es inimputable penalmente por tener
problemas mentales crónicos intermitentes. En uno de esos Estados, cometió un homicidio atroz en
contra de un indigente menor de edad por la disputa de un bollo de pan. Después del crimen, anduvo
arrastrando el cuerpo de la víctima por las calles de la ciudad sin afán alguno por ocultar la comisión
del delito. Pandolfo fue detenido, procesado y condenado a pena de muerte, ya que en ese país
(Panicapa), la pena por homicidio de menores de edad era dicha pena máxima, tal y como consta en
la reserva hecha en el instrumento de ratificación de la Convención Americana. Debido a este
homicidio, y a la imperante situación de inseguridad ciudadana que se vivía, algunos comités de
vecinos trabajando conjuntamente con cuerpos policiales, sin que ello fuera una política de Estado,
procedieron a hacer “limpieza” de los indigentes en la zona, emprendiendo actos violentos contra los
niños de la calle, lo que incluyó lesiones, torturas y muerte de tres menores de edad y dos más
resultaron con lesiones. Fue en uno de esos “operativos” en que detuvieron a Pandolfo. La ONG
“Unidos por la vida” lleva causas en favor de indigentes y representa el caso del señor Pandolfo ante
la Comisión Interamericana junto con el defensor público asignado. Dentro de los mismos hechos de
la demanda se incluyó la violación al derecho a la vida de las personas menores de edad indigentes
y lesionadas. En esa instancia, el Estado y la Defensoría Pública –como representante de la víctima–
suscribieron un pliego de solución amistosa en el que, en los términos del artículo 4 inciso 6 de la
Convención Americana, se le concede la conmutación de la pena de muerte al señor Pandolfo por
pena de prisión de 50 años, que es el tope máximo que permite la Ley. A pesar de la solución
amistosa, el caso llega a la Corte Interamericana, ya que la CIDH sostiene que ese arreglo no se
ajusta al objeto y fin de la Convención Americana. La Corte IDH señala la audiencia pública sobre
el fondo y posibles reparaciones, donde el Estado ha aceptado la responsabilidad parcial de los
hechos, pero únicamente por violación al debido proceso en contra del señor Pandolfo, no así por
violación a su derecho a la vida. Además, el Estado rechazó todos los hechos referidos al caso de las
personas menores de edad, por considerar que esos hechos no fueron parte de una política de
Estado y, especialmente, por no haberse violado el derecho a la vida de esas personas.
Cuestionario:
1. En su opinión, esa solución amistosa refrendada por la Comisión Interamericana ¿está de acuerdo
con el objeto y fin de la Convención Americana en los términos del artículo 48.f de la misma?
2. No se incluyó en la denuncia a los menores muertos porque los familiares de dichas víctimas se
opusieron. En el caso de las víctimas que no murieron, ¿cuáles son los derechos humanos que se
les violaron?
3. ¿Se les habrá violado el derecho a la vida aunque no hayan muerto?
4. ¿Cómo establecería la responsabilidad del Estado por actos de los particulares (el comité de
vecinos)?
5. ¿De qué jurisprudencia se nutriría para fundamentar la violación al derecho a la vida aunque la
víctima estuviera viva?
Caso 2: “Tortura psicológica”
Temas: debido proceso y tortura psicológica; efectos, nulidad.
Ricardo Arriola, cometió un delito de asalto y está siendo interrogado por la Policía dentro del plazo
de ley. Todavía no ha sido puesto a la orden del juez competente porque no hay pruebas suficientes
para ello, aunque los policías que lo están entrevistando están seguros de que su cliente era
parte de la banda de asaltantes. Arriola está tranquilo porque sabe que no hay pruebas ni
indicios suficientes para iniciarle una causa penal, según lo aprendió en el curso de derecho procesal
penal cuando era estudiante aventajado de Derecho antes de que dejara los estudios formales.
Arriola incluso empieza a bromear con los investigadores y los reta a que le demuestren su
responsabilidad. En ese momento, Arriola observa que al lado de su ventana pasan su esposa y sus
dos hijas, las cuales fueron llamadas por los investigadores para que lo fueran a recoger; sin
embargo, la intención era otra (utilizarlas como mecanismo de coacción psicológica). En ese
instante, uno de los investigadores inicia el siguiente diálogo: “¿Son esas sus hijas y esposa?
Bonita familia. Lástima… ¿Por qué no les manda a decir que le traigan ropa para dormir?. Usted
sabe que a una familia parecida a la suya le sucedió un percance lamentable la semana
pasada. Da la casualidad que el esposo también estaba siendo interrogado como usted y era parte
de una banda de asalta bancos. Que lacra de personas esas. Lástima la familia… Ojalá no les
suceda nada…”.
Su cliente es una persona sumamente nerviosa y sobreprotectora de su familia. Ante esa situación
confesó, ante la Policía Administrativa, con lujo y detalles el delito que efectivamente había cometido.
Después de su confesión, Arriola es exhibido ante la prensa en traje de rayas aún cuando todavía no
había sido condenado (Corte IDH, Caso Loayza Tamayo contra Perú, Sentencia de Fondo). La
sentencia condenatoria se basó en la declaración hecha por el señor Arriola ante la Policía, la cual
luego corroboró ante autoridad judicial y en presencia de su abogado. No obstante, su Defensa alegó
en el recurso de casación, y antes durante el juicio penal, que esa prueba era absolutamente nula
porque había sido rendida con un vicio en la voluntad, para lo cual demostró que en la fecha en que
la realizó, efectivamente su familia había sido convocada para que llegara al edificio donde Arriola se
encontraba detenido. Explicó cómo se había dado un cambio en la actitud de su cliente, ya que antes
de esa visita él se había comunicado con su cliente, quien se encontraba muy tranquilo porque sabía
que no había ninguna prueba en su contra. Según la Defensa eso demuestra que en ese ínterin hubo
tortura psicológica y que los efectos de la misma, además de ser una violación a la integridad
psíquica, derivan en una nulidad de esa prueba confesional por ser espúrea, es decir, obtenida por
medios ilegales, que violan el debido proceso. La sentencia de casación confirmó la condena contra
el señor Arriola, motivo por el cual el caso fue enviado a la Comisión Interamericana y está lo remitió
luego a la Corte Interamericana.
Cuestionario:
1. Esa conducta de los investigadores ¿fue tortura o trato cruel e inhumano? Explique la
diferencia entre una y otra.
2. ¿Qué derechos humanos vulnera el uso de la coacción psicológica?
3. ¿Es legítimo emplear la coacción psicológica o tortura para salvar la vida de una persona?
4. ¿Cómo impugnaría usted esa declaración de su cliente para efectos de nulidad?
5. ¿Cuál sería la posición del Estado?
6. Si usted fuera agente del Estado, ¿cómo justificaría la utilización de uniforme dentro
de las cárceles y con qué fines?
Prof. Luis Robles Trejo

1. La conducta de los investigadores fue de tortura porque de conformidad con el artículo 1º


de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes, la tortura debe entenderse como todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión,
de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de
intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en
cualquier tipo de discriminación. En otras palabras, la tortura es todo acto que
produzca dolor o sufrimiento deliberado. La tortura también incluye todo método que
busque anular la personalidad de la víctima o disminuir su capacidad física o mental,
incluso si no causa dolor físico o angustia psíquica. La tortura daña a la persona en su
esfera física o mental y menoscaba la dignidad humana de la persona. En ese sentido,
diversos instrumentos internacionales y regionales consagran el derecho inderogable a
no ser torturado y expresan la prohibición de la tortura en todo tiempo y circunstancia
Según el Artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; artículo 1 de la
Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, artículos 7 y 10 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos; y artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, los
tratos crueles e inhumanos Son actos que agreden o maltratan intencionalmente a una
persona. Estas acciones buscan castigar o quebrantar la resistencia física o emocional
de una persona.

2. La doctrina mayoritaria entiende que se afecta el aspecto psicológico de la libertad


(bien jurídico protegido) o, lo que es lo mismo, la fase de formación de la voluntad;
esto es, se trata de la pérdida de libertad en el proceso de toma de la decisión.
Algunos autores, sin embargo, consideran que son dos los bienes jurídicos protegidos:
el sentimiento de tranquilidad del sujeto y la libertad personal en la fase de formación
de la voluntad.

3. Pese a que la tortura está prohibida, y perseguida– en los ordenamientos jurídicos


actuales, queda patente que su uso como método de investigación para salvar vidas
abre una puerta a su posible legitimación moral. Las sociedades democráticas actuales
deben velar por la salvaguarda de las vidas de cientos de personas, incluso miles, como
sucedió en los atentados del 11 de septiembre de 2001, justificando así el empleo de
las prácticas de tormento en unos pocos individuos. Tal y como apoya Dershowitz50,
en la elección del mal menor, o Silva Sánchez51 que exige la mínima perturbación del
“status quo”, el uso de la tortura sería la solución idónea para la resolución con éxito
del TBS. Si bien no es un método inequívoco y a veces podrá no dar un resultado
moralmente aceptable, pero desde el punto de vista moral tenemos el deber de
intentar salvaguardar ese bien jurídico protegido por todo los medios a nuestro
alcance aun cuando conlleve el daño de otro que objetivamente tiene un menor valor.
Así, las situaciones que conduzcan a un resultado inaceptable moralmente, deben
valorarse en el conjunto con las demás, prevaleciendo la generalidad sobre pequeños
casos aislados. Debemos hacer un cálculo utilitario de la práctica de la tortura y
observar que los beneficios son superiores a los costes. De esta forma, debemos
considerar la legitimidad del uso de la tortura, como método de investigación, en la
lucha antiterrorista. Si bien, mantener una postura férrea sobre la problemática es un
tanto pretencioso, dado que ni los argumentos de los detractores de la tortura son
inexpugnables, ni los esgrimidos por aquellos que abogan por su legitimación se
mantienen en ocasiones, debemos mantener a la vista la posibilidad de su legitimación
y continuar con el debate siempre que nos sea posible.

4. Yo impugnaría argumentando que ese accionar de los investigadores atentó con derechos
fundamentales de mi cliente, que esa tortura, afecta la personalidad y la libertad psicológica,
y es capaz de cambiar las decisiones de las personas porque se está coaccionando, y el
cliente ya no tiene su propia voluntad al momento de haber rendido la manifestación. Pediría
la nulidad de la manifestación porque esta se hizo cuando mi cliente estaba coaccionado y
no tenía libertad y voluntad para rendir esa manifestación, estaba con miedo a que pase
algo malo con su familia.
5. La posición del estado sería la de defender el accionar de los investigadores con el
argumento de que se lucha contra la delincuencia y se busca erradicarla, que el derecho al
libre tránsito, tranquilidad emocional de los ciudadanos está en peligro y para ello es
necesario que el estado haga respetar el derecho de los ciudadanos afectados

6. Si fuera agente del estado justificaría el uso de uniformes a los reos argumentando
que, en casi todos los países de la región, los privados de libertad usan uniforme.
Sirven para la disciplina y evitar conflictos por la ropa. No puede haber diferentes
status dentro de la cárcel.

Los delincuentes que comienzan su carrera delictiva gastan más de lo que gasta un
trabajador. Eso tiene que ver qué celulares compra, qué ropa compra, se crean status en las
cárceles.

Potrebbero piacerti anche