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Campus San Juan del Río

VALORES DEL PROFESIONISTA

DECALOGO DEL ABOGADO


ANÁLISIS

Gallegos Neri Ulises Gabriel

Semestre: 7

Grupo: 1

MGT. Loredo Robles Brenda Leticia


1. DECÁLOGO DE SAN IVO DE KERMARTIN (1253-1303)
San Ivo de Kermartin (17 de octubre de 1253 en Kermartin, Francia – 19 de mayo de 1303 en
Louannec, Bretaña), quien es un santo francés, patrón de los abogados y de los niños
abandonados.
Fue llamado el abogado de los pobres. Se decía de él que, no contento con ayudar a los que
vivían en su región, se trasladaba a otras provincias a defender a los que no tenían con que
pagar, y a menudo él erogaba los gastos.
Se cuenta que un rico demandó a un pobre por que olía diariamente las sabrosas
emanaciones de su cocina señorial; Ivo, admitió la demanda y falló en su favor, condenando
al pobre a pagar una moneda de oro. Cuando la hizo sonar sobre la mesa y, el rico iba a
tomarla; decretó que el sonido de la moneda indemnizaba cumplidamente al señor por los
aromas percibidos por el pobre.

1. Ningún abogado aceptará la defensa de casos injustos, porque son perniciosos


para la conciencia y el decoro. (Un abogado no defenderá nunca un caso de
cuya justicia no esté firmemente convencido ni dará un consejo que en
cualquier aspecto sea contrario a la ley)

2. El abogado no debe cargar al cliente con gastos exagerados. (Cobrar


justamente el servicio de abogado, sin malbaratar el trabajo de éste)
3. Ningún abogado debe defender causas valiéndose de medios ilícitos o injustos.
(Realizar el trabajo con uso de la Ley, sin artimañas, trampas o
corrupción)
4. Debe tratar los casos de todos los clientes como si fueran propios. (Se debe
dar la importancia, pasión y dedicación al caso como si se tratara de un
asunto personal)
5. No debe ahorrar trabajo ni tiempo para obtener el triunfo del caso que le ha
sido encomendado. (Se debe realizar el caso de una forma correcta en
cuestión de trámites y cumplir con el tiempo establecido, ni apresurar
las cosas ni retrasarlas)
6. Ningún abogado debe aceptar más querellas de las que su tiempo disponible
le permita. (Ser coherentes en los casos de acuerdo a las capacidades y
tiempo manejado, ya que cada uno tiene su complejidad)
7. El abogado debe amar la justicia y la honradez, tanto como a las propias
niñas de sus ojos. (Ser honrado y justo, hacer las cosas por gusto no solo
por el lucro)
8. La demora y la negligencia de un abogado a menudo causa perjuicio al cliente,
y cuando esto acontece el abogado debe indemnizarlo. (Ser conscientes de
que, si por culpa de un mal proceso realizado se causa algún mal, se debe
enmendar ese problema)
9. Si un abogado pierde un caso debido a su negligencia, debe recompensar
debidamente al cliente perjudicado. (Reparar el daño causado por un mal
proceso, aun sabiendo que se podía causar éste)
10. Para hacer una buena defensa el abogado debe ser verídico, sincero y lógico.
(Ser claro y honesto al momento de defender, no usar falacias)
11. Un abogado debe pedir ayuda a Dios en sus defensas, pues Dios es el primer
protector de la justicia. (Encomendar su trabajo y proceder a una divinidad
suprema para realizar su trabajo de una forma exitosa)
12. Los principales requisitos de un abogado son: sabiduría, estudio, diligencia,
verdad y sentido de justicia. (Sabiduría para actuar con prudencia, estudio
para saber de lo que se habla y tener los fundamentos para realizar una
defensa apropiada, sentido de la justicia hacer las cosas con el ánimo de
ayudar y que las cosas sean lo mejor para ambas partes, verdad en lo que
se diga y en los métodos empleados para la defensa)

2. DECÁLOGO DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO (1696-1787)


Alfonso María de Ligorio (Nápoles, 27 de septiembre de 1696 – Nápoles, 1º de agosto de
1787), es el patrono de los abogados católicos, de los moralistas y de los confesores.
Se le otorgó el título de Doctor en Derecho y Abogado del foro de su ciudad natal,
comenzando una carrera en la que jamás perdió un juicio, defendiendo causas de gran
relieve. Redactó entonces lo que se ha dado en llamar su “decálogo”, aunque son doce
reglas de conducta, que demuestra lo delicado de su conciencia y el concepto que tiene de
los tribunales donde se aplica la justicia.

I. Jamás es lícito aceptar causas injustas porque es peligroso para la conciencia y la


dignidad. (No se debe aceptar un caso que se nota la injusticia, ya que daña la
reputación del abogado debido a la situación planteada y daña moralmente al
abogado)
II. No se debe defender causa alguna con medios ilícitos. (No hacerse de pruebas,
ni usar recursos para conseguir el fallo a favor
III. No se debe imponer al cliente pagos que no sean obligatorios, bajo pena de
devolución. (Pedir el pago el trabajo realizado, no exigir pago “extra” o por
ayudas y de ser así se debe hacer el reembolso al cliente)
IV. Se debe tratar la causa del cliente con el mismo cuidado que las cosas propias.
(Defender al cliente como si se tratará de un ser cercano o como si fuera uno
mismo)
V. Es preciso entregarse al estudio de los procesos a fin de que de ellos se puedan
deducir los argumentos útiles para la defensa de las causas que le son confiadas.
(Estudiar bien el caso, conocer cada una de las partes de éste)
VI. Las demoras y negligencias de los abogados son perjudiciales a los intereses de
los clientes. Los perjuicios así causados deben, pues, ser reembolsados al cliente.
Si no se hace así, se peca contra la justicia. (no retrasar el procedimiento ni
hacer esperar al cliente, hacer las cosas bien y sin fallo)
VII. El abogado debe implorar el auxilio de Dios en las causas que tiene que defender,
pues Dios es el primer defensor de la justicia. (Encomendar su trabajo a una
Deidad)
VIII. No es aceptable que el abogado acepte causas superiores a su talento, a sus
fuerzas o al tiempo que muchas veces le faltará para preparar adecuadamente su
defensa. (Ser consciente de las habilidades que se tienen, no tomar casos
que de los cuales no se tiene conocimiento de la materia)
IX. El abogado debe ser siempre justo y honesto, dos cualidades que debe cuidar
como a las niñas de sus ojos. (Hacer las cosas con rectitud, ser claros en el
proceso, no usar medios que perjudiquen el curso, actuar con justicia,
aunque no sea lo mejor para el cliente)
X. Un abogado que pierde una causa por su negligencia es deudor de su cliente y
debe reembolsarte los perjuicios que le ocasione. (El abogado que pierda su
caso por errores cometidos, aun sabiendo el mal que puede producir, deberá
reparar el daño causado a su cliente)
XI. En su informe debe el abogado ser veraz, sincero, respetuoso y razonador, y;
(Debe actuar de manera correcta ante la autoridad y defensor, debe dirigirse
siempre con la verdad, ser coherente en sus argumentos y comprender lo
que se le está diciendo)
XII. Por último, las partes de un abogado han de ser la competencia, el estudio, la
verdad, la fidelidad y la justicia. (debe de prepararse para tener conocimiento
del caso para saber conducirse con honestidad y con un procedimiento
justo)

3. POSTULADOS DEL ABOGADO DE ÁNGEL OSSORIO Y GALLARDO


(1873-1946)
Don Ángel Ossorio y Gallardo, eminente jurista español, publicó en junio de 1919, un libro
que se volvería un clásico en la deontología jurídica, el alma de la toga.
En el capítulo final del libro, a manera de corolario, el autor escribió diez breves y profundas
sentencias. Fruto de la experiencia en el foro, estos consejos están dirigidos al profesional
del derecho, pero, sobre todo, a la juventud deseosa de hacer de la abogacía un camino de
vida. Dejemos que don Ángel Ossorio nos las comparta:

I. No pases por encima de un estado de tu conciencia. (Si sabes que no puedes


con ese caso, no lo tomes, no te engañes ni engañes al cliente)
II. No afectes una convicción que no tengas. (No tomar casos que sabe que no
domina, ni conoce la materia)
III. No te rindas ante la popularidad ni adules a la tiranía. (No decaigas porque el
contrario tiene más “prestigio” ni mucho te creas más ante el que no sabe)
IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente, y no el cliente par a ti. (Debes servir al
cliente, ayudarlo no beneficiarse de éste)
V. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no
consientas ser menos. (No alardees que sabes más que la autoridad, pero
tampoco se debe dejar que ella abuse de uno)
VI. Ten fe en la razón, que es la que en general prevalece. (Confiar en sus
conocimientos y confiar en su proceder correcto)
VII. Pon la moral por encima de las leyes. (Actuar de manera equitativa y justa,
aunque la norma no lo establezca como tal)
VIII. Aprecia como el mejor de los textos el sentido común. (Se debe actuar de manera
coherente)
IX. Procura la paz como el mayor de los triunfos. (Realizar el trabajo con delicadeza
y con orden, no caer en provocaciones al ganar)
X. Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las
de tu saber. (Se debe actuar con honestidad, actuar y hablar con verdad, para
así conseguir el triunfo de lo que corresponde a cada parte)

4. EL DECÁLOGO DEL ABOGADO, DE EDUARDO J. COUTURE (1904-1962)

I. Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás


cada día un poco menos abogado. (El derecho es una disciplina que regula a
las personas que han cometido faltas a la ley, las penas que son aplicadas
están estipuladas en nuestras leyes que rigen, en los códigos donde
encontramos los procedimientos que se llevan a cabo en las diferentes
ramas que de esta se desprende, etc. El autor Couture define de que las leyes
cambian, son modificadas con el paso del tiempo, de acuerdo a las
necesidades de la sociedad siguiendo así sus pasos para que con ello
forjemos abogados altamente competitivos en un futuro, actualizando
siempre nuestros conocimientos y saber interpretar las leyes podremos tener
la suficiente capacidad de asesorar a aquellas personas que hayan resentido
vulnerabilidad en sus derechos, además de aplicar los conocimientos dentro
de un juicio para lograr mejores resultados, basados siempre en leyes que
nos rigen actualmente. El autor predica que la abogacía se aprende con
sacrificio, porque cada ley nos enseña y abre el camino a un campo
especifico de conocimiento, el estudiar e interpretar las leyes será difícil pero
nunca imposible)
II. Piensa. El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
(El pensar es una capacidad de razonamiento que cada ser humano posee
por naturaleza, nos ayuda a analizar detalladamente una situación compleja
dentro de los roles de la sociedad. En el mundo de los abogados el pensar,
es un elemento esencial que nos permite analizar un supuesto, y no tomar
decisiones de forma arbitraria o por simple analogía, realizar y aplicar el
derecho sin pensar sin duda alguna conllevará a una aplicación inadecuada
de la norma jurídica que nos rige. El derecho es una disciplina compleja,
porque se aprende estudiando las normas jurídicas que amplían un
panorama que permitirá una aplicación exacta de la norma jurídica, de
nuestro pensar.
III. Trabaja. La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
(El autor manifiesta que debemos trabajar porque es una ardua jornada de
trabajo en el que la inteligencia del abogado es una destreza que diariamente
la encuentra por las normas, que rigen sus sistemas, diversas situaciones
sociales hacen que el abogado se enfrente a un reto diario en el ejercicio de
las actividades laborales inherentes a su profesión)
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en conflicto
el Derecho con la justicia, lucha por la justicia.
(El luchar es nuestro deber cotidiano, luchar es la labor que él abogado tiene
como defensor de las leyes que en una forma indirecta es la base de las
ideas que debe de profanar un abogado en sus enseñanzas como litigante en
alguna rama del derecho y en sus diversas formas al referirse al deber ser de
las normas que rigen a la sociedad como un ente jurídico. Por lo que el autor
nos recita, la lucha por la justicia la lucha por descubrir la verdad y sobre
todo utilizando de manera correcta las leyes que nos rigen y nos hacen como
personas en un ente jurídico)
V. Sé leal. Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que
comprendas que no es digno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea
desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo
que tú le dices; y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez, debe confiar en
el que tú le invocas.
(El abogado de acuerdo con el autor Couture debe ser leal para con la
confesión de sus clientes, discreto, sabio, pero sobre todo saber qué hacer
en determinada problemática social. Es una virtud el saber comprender y
entender a su cliente, sin divulgar lo confesado por el mismo. El mundo de la
abogacía, es el arte de la sabiduría, en las leyes, las asesorías y las
enseñanzas)

VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea
tolerada la tuya.
(La tolerancia es la capacidad que cada persona tiene de saber escuchar y
aceptar a los demás, valorando las distintas formas de entender y
posicionarse en la vida, esto lo relacionamos en la vida de abogacía, que nos
enseña a saber y aprender a tolerar a los demás, saber escuchar y aceptar
las opiniones que nos pueden ser de beneficio en el caso que nos
encontremos. El autor menciona que debemos aprender a tolerar un valor
muy esencial para nuestra vida práctica. La tolerancia es un valor ético, que
tiene que tener el abogado para saber cómo realizar un procedimiento)

VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
(Para criticar este mandamiento se toma en cuenta que la justicia no siempre
se aplicará, ya que cada procedimiento o juicio nunca se ha de basar en lo
real si no en lo que las partes ofrezcan con mayor prontitud, un ejemplo, de
ellos son las pruebas, ya que la mayoría de estas no son legales porque
lamentablemente son compradas. El autor menciona que el profesionista que
no tenga paciencia el tiempo jamás lo favorecerá, ya que para todo siempre
debe existir este elemento en virtud de que un juicio no se logra con
prontitud, si no que se tendrá que esperar que las etapas del procedimiento
se cumplan para cumplir de esta forma con lo establecido por las normas
jurídicas que nos rigen. Para culminar, la paciencia es uno de los requisitos
esenciales para que el abogado pueda tener éxito y lograr todos sus fines y
metas propuestas)

VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho como el mejor instrumento para la convivencia
humana; en la justicia, como destino normal del Derecho; en la paz, como
substitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo ten fe en la libertad, sin la cual
no hay Derecho, ni justicia, ni paz.
(Todos los abogados que ejercen su profesión han olvidado este
mandamiento, se guían por el poder y la economía más nunca por la justicia,
ya que esta no se aplica para quien se la merece sino para quien tenga más
dinero y poder. De igual forma menciona que una de los instrumentos del
abogado es la paz, pero como guiarnos de estas si no existe hoy en día ya
que constantemente cuando uno busca la razón y la justicia solo se
encuentra con intimidaciones ¿cómo el abogado podrá ejercer y respetar
este mandamiento? si cuando lo realiza encuentra barreras sociales)

IX. Olvida. La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando
tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el
combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
(La abogacía es un conflicto entre dos personas que al momento de estar en
litigio dentro de un juicio no solo deben pelear por sus intereses sino como
una oportunidad para demostrar su capacidad intelectual y conocimiento
tanto empírico como teórico y aplicarlo adecuadamente para hacer valer los
derechos de cierta persona y así conseguir justicia. En el segundo apartado
el autor dice “una vez concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria
como tu derrota” logramos la victoria o derrota solo debemos verla como un
fin o meta que logramos alcanzar, dentro de un proceso. Y estar conscientes
de seguir fortaleciendo nuestros conocimientos teóricos y prácticos para
abordar un nuevo procedimiento)

X. Ama tu profesión. Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que
tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que
se haga abogado.
(La profesión debemos de verla como una de las tantas profesiones que no
solo deben ejercerse, sino también sentirla para con orgullo podamos
decirles con toda seguridad a nuestros hijos que sigan el mismo ejemplo)

5. NORMAS DE ÉTICA PROFESIONAL DEL ABOGADO, DE HONORIO SILGUEIRA


(1952)
José Honorio Silguiera (Esquina, Corrientes, 2 de noviembre de 1870 – Buenos Aires, 29 de
junio de 1947) fue un jurista y activo político argentino. José Honorio Silguiera escribió un
célebre decálogo ético para la abogacía.

I. Trata de ser honesto como preparado en el ejercicio de tu profesión: Tuyo será así
el camino del éxito. (Actuar con honestidad y conducirse con la verdad en
cada paso del procedimiento)
II. No engañes al cliente ni le hagas concebir vanas esperanzas. Háblale con
franqueza, no le ocultes ninguno de tus pensamientos, dile toda la verdad.
(Siempre hablar con honestidad al cliente, explicarle la situación en la que se
encuentra, no mentirle para conseguir un lucro)
III. No transijas ni con las malas causas, ni con los malos jueces, ni con los malos
litigantes. ¡Baldón para ellos! (No lidiar con aquellos que nos pueden causar un
prejuicio y un mal para con el cliente)
IV. Ten confianza en la justicia y fe en la rectitud de los magistrados. No te consueles
con la derrota pensando mal de la una y de los otros. (No culpar a otros por la
derrota, ser coherentes con el trabajo de la autoridad)
V. No hagas uso de la inmoralidad o injusticia de la ley, sino cuando te exijan
ineludiblemente la fuerza de las cosas o las necesidades imperiosas de la defensa.
(No usar medios ilícitos para conseguir la victoria)
VI. Se prudente, firme y culto en todos tus actos. No desciendas nunca, ni para lanzar
improperios o recoger inmundicias. (No caer en provocaciones del contrario, ni
caer “en su juego”, ser coherente)
VII. No juzgues mal de las intenciones o conducta del contrario, ni menoscabes la
preparación de tus colegas, ni de nadie, sin tener motivo fundado para ello.
Dignifica la profesión por todos los medios. (No desconfiar del trabajo de la
autoridad ni del contrario, no calumniar ni levantar falsos sin tener pruebas)
VIII. No cristalices tu conciencia en la rutina. Estudia y consulta siempre. Ten cuidado
con el error, que es humano. (Prepararse para el caso, no tener conocimientos
vagos de la materia)
IX. Ocupa útilmente tu tiempo. No suscribas escritos indebidos, ni acumules montañas
de papel en los juicios, ni uses dilaciones o procedimientos maliciosos, que no te
acarrearán sino deshonor o descrédito. Cuida tu título, acuérdate de que has
jurado. (No trates de ganar tiempo con cosas innecesarias para tu caso)
X. Empuja siempre dentro de tu oficio y en tu medida la obra de nuestra evolución
sociológica. No olvides el precepto bíblico: “No solo de pan vive el hombre”. (No
malbarates tu trabajo, se justo pero con lo necesario)

6. DECÁLOGO DE RUY BARBOSA (1954)


Ruy Barbosa de Oliveira (Salvador de Bahía, 5 de noviembre de 1849 – Petrópolis, 1 de
marzo de 1923) fue un importante jurista y político brasileño. Estudió la carrera de derecho
en la Universidad de Sâo Paulo. Fue diputado, senador, ministro de finanzas e impuestos y
diplomático. Por su participación distinguida en la Conferencia de la Haya de 1907, se ganó
el apodo de Águila de La Haya. Se postuló sin éxito para la presidencia de Brasil en 1910 y
nuevamente en 1919.
Ruy Barbosa es autor de un famoso decálogo de ética profesional, conocido como las
Tablas. En ellas se encierra el pensamiento del maestro sobre nuestra profesión. Lo
compartimos:

I. Legalidad y libertad son las tablas de la ley del abogado. En ellas se encierran para
él la síntesis de los mandamientos. (Se debe actuar confirme a la ley y en
libertad de actuar sin presión alguna)
II. No desamparar la justicia, ni cortejarla. (No dejar de lado la legalidad)
III. No fallar al cliente en la fidelidad debida, ni negar el consejo. (Siempre apoyar a
nuestro cliente y ser sincero con él)
IV. No desertar de la legalidad hacia la violencia, ni cambiar el orden por la anarquía.
(No provocar peleas con el contrario ni con las partes, actuar con
prudencia9)
V. No preferir poderosos a desvalidos, ni rehusar el patrocinio de éstos contra
aquéllos. (No actuar a favor del que tiene mejores recursos)
VI. No servir a la justicia sin independencia, ni torcer la verdad ante el poder. (No
vender al cliente por temor al poder del contrario)
VII. No colaborar en persecuciones o atentados, ni patrocinar la iniquidad o la
inmoralidad. (No permitir a las partes tener discusión y caer en las
provocaciones)
VIII. No rehusar la defensa de causas impopulares o peligrosas cuando ellas son justas.
Allí donde pueda verificarse, aunque solo sea un mínimo de justo derecho, no
negar al afligido el consuelo con la imparcialidad de un juez y de una sentencia.
(Siempre jurar defensa a la causa que sea, todos merecen ser defendidos,
aunque su caso, no tenga defensa)
IX. No convertir el estrado en mostrador, ni el saber en mercancía. (No ejercer la
abogacía solo por tener un fin lucrativo)
X. No mostrarse sumiso con los grandes, ni arrogante con los miserables. Servir al
opulento con altivez y a los indigentes con caridad. Amar a la patria, amar mucho
al prójimo, guardar la fe en Dios, en la verdad y en el bien. (No dejarse de los
grandes abogaos, pero tampoco ser como ellos ante los litigantes que
apenas inician)

7. DECÁLOGO PARA ABOGADOS CRIMINALISTAS, DE EDUARDO TORRES


BAS (1962)

El jurista don Raúl Eduardo Torres Bas, doctor en derecho y ciencias sociales, catedrático de
derecho procesal penal de las Universidades Nacional y católica, ambas de Córdoba,
República de Argentina y miembro del Instituto de Derecho Procesal de la misma primera
institución, es un reconocido penalista argentino.
En 1962, el doctor Torres Bas escribió un puntual decálogo para los abogados que se
dedican a la materia penal, mismo que transcribimos a continuación:

I. No aceptes nombramientos de defensa sin tener plena conciencia o seguridad de


que, por tus conocimientos y diligencias, la situación del imputado o los intereses
confiados a tu custodia estarán perfectamente garantizados. (No aceptar los
casos que desconocemos de la materia y aun sabiendo que se puede perder,
hacemos como que sabemos y lo tomaos)
II. No te hagas cargo de una defensa cuando con anterioridad ha intervenido un
colega, sin poner a éste en conocimiento de ello, a fin de subsanar cualquier
inconveniente que se oponga al normal ejercicio de tu ministerio. (No tomar el
trabajo de tu compañero, que el haya abandonado por equis razón, sin darle
aviso)
III. No hables nunca con un detenido que ya tenga abogado defensor, sin que éste
conozca ello, y aquel en forma expresa requiera tus servicios, y menos para
proponerle la revocación del nombramiento anterior, alegando una mejor defensa o
disminución en el cobro de honorarios. (No tener contacto con la parte contraria
sin el conocimiento de su defensor, se puede malinterpretar)
IV. No propongas, ofrezcas o hagas declarar en el proceso a testigos falsos, que no
solo se colocan en situación de ser acusados criminalmente, sino que con su
actitud ofenden el decoro y la dignidad de la justicia. (No hacerse vale de
testimonio de gente ajena al caso, puede generar una mala imagen para ti
como abogado)
V. No tergiverses los hechos o hagas argumentaciones inexactas tendientes a
confundir al juez alejándolo de la verdad, aunque con ello creas mejorar la posición
jurídica de tu defendido. (no te hagas de discursos innecesarios para ganar
tiempo y ganar el criterio a tu favor del juez)
VI. No hables al magistrado sobre la situación legal de tu cliente, máxime si la causa
está a resolución, o entrevistes a técnicos o peritos tratando de obtener informes
favorables. (No trates de generar lastima al juzgador sobre la situación del
cliente, no es necesario)
VII. No subrayes palabras o frases en declaraciones o constancias de los autos,
pretendiendo destacar circunstancias que estimes convenientes, en un afán de
impresionar o determinar una posición a priori del tribunal. (no generar ese
sentido de lastima o de importancia sobre cosas irrelevantes)
VIII. No trabajes con agentes judiciales a comisión, los que para obtener mayores
ganancias hacen de la profesión un comercio, formulando proposiciones a menor
precio o quitando defensas a tus propios colegas. (No trabajar con gente que
lucre la profesión más allá de lo cotizable)
IX. No des propina o tanto por ciento de tus honorarios a empleados policiales o de las
cárceles, a fin de que te procuren nuevos clientes, pues, aparte de denigrar la
profesión, que solo debes enaltecer, relajas la corrección y disciplina de la
administración pública. (No aplicar sobornos a las autoridades con el afán de
conseguir más clientela)
X. No llegues nunca al despacho de los jueces respaldado en la fuerza de la coacción
política, si así lo haces, traicionas y agravias impunemente a la justicia. (Si se
hace visita al juzgador, hacerlo solo, nunca con el apoyo de la fuerza policial)

8. HEPTÁLOGO DEL ABOGADO, DEL DOCTOR JOSÉ MARÍA MARTÍNEZ VAL


(1981)

I. Ama la justicia como virtud y norte de tu profesión. (Has tu trabajo de manera


honesta)
II. Busca siempre la verdad en los hechos y en sus pruebas. (No busques cubrir las
deficiencias con falacias)
III. Orienta tu conocimiento, la interpretación y aplicación de la ley con ánimo crítico de
perfección. (Tener conocimiento amplio de la materia y ser perfeccionista en
el trabajo a realizar)
IV. Guarda respeto al juez, puesto por la sociedad para realizar la paz por el Derecho.
(Dirigirse al juzgador de manera amable y respetuosa, él es la máxima
autoridad)
V. Auxilia con decisión, lealtad y secreto a tu cliente, que deposita en ti su confianza.
(Ser honesto la expresar el caso al cliente, ser reservado en lo que se ha
confiado)
VI. Da a tus compañeros la estimación que merecen: luchan como tú mismo por el
derecho y la justicia. (No importa quién gana o quien pierda, se debe aplaudir
el trabajo del contrario)
VII. Ordena tu ejercicio profesional con dignidad, valor, independencia y libertad.
(Hacer el trabajo de la mejor manera, estar orgulloso de ejercer esta
profesión)

9. DECÁLOGO DE IVES GRANDA DA SILVA MARTINS (1987)

Ives Granda Da Silva Martins (São Paulo, 12 de febrero de 1935) es un reconocido jurista
brasileño. Es licenciado en derecho por la Universidad de São Paulo y doctor en derecho por
la Universidad Mackenzie.
El doctor Ives Granda Da Silva ejerce profesionalmente la abogacía. En la página web de su
despacho nos presenta un preciso catálogo de deberes del abogado, escrito en 1987.

I. El derecho es la más universal de las aspiraciones humanas, pues sin él no hay


organización social. El abogado es su primer intérprete. Si no considerases tu
profesión como la más noble sobre la tierra abandónala, porque no eres abogado.
(Se debe ejercer con orgullo y pasión la profesión, amar los ideales de la
abogacía)
II. El derecho abstracto apenas gana vida más cuando es practicado. Y los momentos
más dramáticos de su realización ocurren en el consejo de las dudas que suscrita
y en el litigio de los problemas que provoca. El abogado es el promotor de las
soluciones. Sé conciliador, sin transigencia de principios y batallador, sin treguas ni
liviandades. Cualquier gestión solo se cierra cuando es fallada en el tribunal y,
hasta que esto ocurra, el cliente espera de su abogado dedicación sin límites. (Se
debe realizar la defensa y lograr un acuerdo entra ambas partes)
III. Ningún país es libre sin abogados libres. Considera tu libertad de opinión y la
independencia de juicio los mayores valores del ejercicio profesional, para que no
te sometas a la fuerza de los poderosos y del poder o desprecies a los flacos e
insuficientes. El abogado debe tener el espíritu del legendario Cid Campeador
español, capaz de humillar a los reyes y de dar de beber a los leprosos.
(Defender con pasión tus ideales, no ser forzado a callar algo ni ser obligado
a decir lo que otro quiere)
IV. Sin el poder judicial no hay justicia. Respeta a los jueces como deseas que los
jueces te respeten. Solo así, en un ambiente noble y de altura, las disputas
judiciales revelan, en su momento conflictual, la grandeza del derecho. (Ser
respetuoso con la autoridad, el cliente, el contrario y la otra parte, para que
así se dirijan a tu persona con respeto)
V. Considera siempre a tu colega adversario imbuido de los mismos ideales de que tú
te revistes. Y trátalo con la dignidad que la profesión que ejerces merece ser
tratada. (No por ser el contrario se debe enemistar, se debe aplaudir y
reconocer su trabajo, ambos buscan un mismo ideal)
VI. El abogado no recibe salarios, sino honorarios, porque los primeros causídicos,
que vivieron exclusivamente de la profesión, eran de tal forma considerados que el
pago de sus servicios representaba honra admirable. Sé justo en la determinación
de tus servicios, justicia que podrá llevarte incluso a no pedirles nada, si es legitima
la causa y sin recursos el lesionado. Pero es tu derecho recibir justa paga por tu
trabajo. (Se presta un servicio por el cual se paga, no se debe lucrar de más
con los bienes y/o pago del cliente, se debe ser justo)
VII. Cuando los gobiernos violentan el derecho no tengas recelo en denunciarlos,
incluso cuando persecuciones sigan a tu postura y los pusilánimes te critiquen por
la acusación. La historia de la humanidad solo se acuerda de los valientes que no
tuvieron miedo de enfrentarse a los más fuertes, y olvida y estigmatiza a los
cobardes y aprovechados. (No tener miedo de pelear por las violaciones del
Estado)
VIII. No pierdas la esperanza cuando la arbitrariedad prevalece. Su victoria es solo
temporal. En cuanto fueses abogado y o luchares por recomponer el derecho y la
justicia, cumples tu deber y la posteridad será agradecida a la legión de pequeños
y grandes héroes que no cedieron a las tentaciones del desánimo. (No decaer
por perder por una mala decisión y por el acto de corrupción, realízate tu
trabajo dignamente, tarde o temprano se pagan las cosas)
IX. El ideal de la justicia es la propia razón de ser del derecho. No hay derecho formal
sin justicia, sino solo corrupción del derecho. Hay derechos fundamentales innatos
en el ser humano que no pueden ser negados sin que sufra toda la sociedad. Que
el ideal de la justicia sea la brújula permanente de tu acción, abogado. Para esto
estudia siempre, todos los días, a fin de que puedas distinguir qué es lo justo de lo
que solo aparenta ser justo. (Regirse bajo la legalidad de la norma y actuar de
manera que todo sea bajo el precepto mencionado)
X. Tu pasión por la abogacía debe ser tanta que nunca admitas dejar de abogar. Y si
lo hicieres temporalmente, mantente en la aspiración al retorno a la profesión. Sólo
así podrás decir a la hora de la muerte: “Cumplí mi tarea en la vida. Perseveré en
mi vocación. Fui abogado”. (Ser orgulloso de ejercer la abogacía)

CONCLUSIÓN
Los llamados mandamientos del abogado nos ayudan a reflexionar acerca de la vida práctica
que un abogado debe ejercer dentro de su campo laboral, para que en una larga trayectoria
profesional, la problemática social que enfrente en su camino, no deje consecuencias que
marquen la vida emocional del representante legal, resolviendo con satisfacción y con los
elementos de moral y conciencia, buscando ante todo la justicia y la razón antes que el
derecho consagrado en una norma jurídica emitida por cuerpo legislativo carente de un
estudio de campo y de sensibilidad humana.

Los mandamientos buscan proteger y salvaguardar la moral y la integridad física de un


abogado, imponiendo con ello un conjunto de valores que consagran la ética profesional del
individuo. Consiguiendo con ello que la aplicación de los derechos humanos sobre pasen la
rigidez de las leyes en la actualidad, ya que todo derecho es una ley, pero no toda la ley
consagra un derecho.

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