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CLASIFICACIÓN:

La clasificación es un instrumento científico y clínico para agrupar la conducta anormal y


facilitar su tratamiento. Las ventajas de seguir un sistema de clasificación es que es
posible uniformar los criterios de tratamiento de acuerdo con la información con la que se
cuente y permite dar un seguimiento puntual al tratamiento por distintos especialistas.
La clasificación consiste situar a un individuo de interés en un sistema de agrupaciones
convencionales basado en las similitudes de los síntomas que presentan, dichos sistemas
están organizados jerárquicamente.
Los sistemas de clasificación permiten unificar criterios de clasificación de la conducta
anormal y permiten contar con información estadística para conocer la frecuencia de
determinadas patologías.
Entre las desventajas se encuentra que el proceso de clasificación puede resultar
arbitrario, que el etiquetar a una persona con cierto trastorno puede dificultar su
integración social y su calidad de vida y que es posible que algunas personas sean
clasificadas de manera errónea debido a la similitud de síntomas con otros trastornos,
aunque las causas de las conductas sean distintas.
Para Sarason y Sarason (1996) la conducta anormal debe ser entendida teniendo en
cuenta el contexto de los distintos acontecimientos estresantes por lo que atraviesa una
persona, su vulnerabilidad y herramientas de afrontamiento. Por lo anterior, la
clasificación debe permitir conocer el problema de una persona así como el contexto del
problema y vislumbrar los alcances de la terapia.
En la actualidad el enfoque de clasificación más empleado es el multiaxial, el cual fue
diseñado para resumir la información diversa importante para el caso de un individuo, más
que para ofrecer una simple etiqueta y permite describir a los individuos en función de un
conjunto de factores o ejes. El sistema de clasificación multiaxial por excelencia lo
constituye el Manual de Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) el cual
ha sido objeto de varias reediciones y revisiones. El DSM incluye los siguientes ejes:

 Eje I: Clasificación primaria o diagnóstico del problema que requiere atención.


 Eje II: Clasifica trastornos del desarrollo o de la personalidad cuya raíz se
encuentra en la niñez o la adolescencia y que, por lo general, continúan de
manera estable hasta la edad adulta.
 Eje III: Contempla trastornos físicos que parecen ser pertinentes para un caso.
 Eje IV: Califica la severidad de los causantes psicosociales de estrés en el pasado
inmediato del paciente que pueden haber contribuido al problema clínico y, quizá
tengan una influencia sobre el curso del tratamiento. También se hace notar si el
estrés es agudo o crónico.
 Eje V: Evaluación global del funcionamiento psicológico, las relaciones sociales y
las actividades ocupacionales que presenta el paciente. Se califican tanto el
funcionamiento actual como el nivel más elevado del funcionamiento durante el
año anterior.

EVALUACIÓN:
Para poder situar a un individuo dentro de la clasificación de la conducta anormal, el
especialista debe realizar una evaluación, para ello los clínicos se valen de distintas
herramientas como son entrevistas, pruebas psicológicas y evaluación de la conducta.
Cabe señalar que mediante la entrevista es posible recabar gran cantidad de primera
mano.
Debido a que en la actualidad no existe un solo método de evaluación infalible, es que los
especialistas recurren a dos o más métodos y con ello contar con una descripción más
completa del individuo.

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